| Cristo Raul.org | 
|  |  |  |  |  | 
| 
 | |||
|  | EDAD APOSTOLICADESDE LOS ORÍGENES A SAN GREGORIO MAGNOPROFESOR J. DANIÉLOU DESDE LOS ORIGENES AL CONCILIO DE NICEAPROFESOR H.I. MARROU DESDE EL CONCILIO DE NICEA HASTA LA MUERTE DE SAN GREGORIO MAGNO
           
           CRONOLOGÍAACONTECIMIENTOS POLITICOS EN LA HISTORIA DE LA IGLESIA
 LA BATALLA CONTRA EL JUDEO-CRISTIANISMOC1.—La Iglesia primitiva.C2.—La Iglesia fuera de JerusalénC3.—La crisis del judeo-cristianismoC4.—Efeso, Edesa, Roma.C5.—Los orígenes del Judeo-CristianismoC6.—Costumbres e imágenes judeo-cristianasLA BATALLA CONTRA EL IMPERIOC7.—La Iglesia y el ImperioC8.—Heterodoxia y ortodoxiaC9.—La comunidad cristiana
        C10.—Alejandría
                C11.— Occidente bajo los Severos
        C12.—La sociedad cristiana en el siglo III      
        LA BATALLA CONTRA EL PAGANISMOC13—Orígenes, Mani, CiprianoC14.—El final del siglo IIIC15.—El cristianismo en vísperas de la gran persecuciónC16.—La última perseución y la paz de la IglesiaC17.—La Iglesia en la primera mitad del siglo IVCUARTA PARTENICEA. LA VICTORIA CONTRA EL ANTICRISTOC18.—Arrio y el concilio de Nicea C19.—Las peripecias de la crisis arriana C20.—Orígenes y primera expansión del monacato C21.—La expansión del cristianismo fuera del mundo romano C22.—Los progresos del cristianismo en el interior del Imperio C23.—La Edad de Oro de los Padres de la Iglesia C24.—La vida cristiana a finales del siglo IV C25.—Christiana témpora 
 VICTORIA DEL CRISTIANISMO. VICTORIA DE LA IGLESIA CATÓLICAC26.—El Oriente cristiano.—La suerte de las Iglesias exteriores LA IGLESIA EN EL IMPERIO ROMANO DE ORIENTEC27—La vida eclesiástica en el Imperio romano oriental C28.—El Occidente latino 
 PROLOGO
           
           
           
           Lo cual
          no quiere decir que haya desaparecido todo margen de incertidumbre: éste irá
          disipándose poco a poco. Pero, al menos, el método existe. Y por lo mismo
          resulta posible presentar una imagen más viva y más real de los primeros pasos
          del cristianismo. Evidentemente, habrá que esbozar antes de fijar
          definitivamente los rasgos. Y con frecuencia no podremos aspirar a más. Pero,
          aunque podamos y debamos precisar todavía muchos pormenores, cabe decir que es
          posible una distribución de los principales volúmenes que nos permita formar
          una visión de conjunto.
           |  | |