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CRISTO RAÚL DE YAVÉ & SIÓNLACREACIÓN DEL UNIVERSO SEGÚN EL GÉNESISUNA INTRODUCCIÓN A LA COSMOLOGÍA DEL SIGLO XXI
Al Principio
creó Dios los Cielos y la Tierra.
La Tierra
estaba confusa y vacía, y las Tinieblas cubrían el haz del Abismo,
Pero el
espíritu de Dios se cernía sobre la superficie de las aguas.
Dijo Dios:
“Haya Luz”, y hubo Luz.
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ASTRONOMIA"DE YAVE" / ASTRONOMIA GENERAL DE LA CREACION Bienvenidos a las Puertas del Universo//Welcome to the Doors of the Universe |
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PRÓLOGO A LA INTRODUCCIÓN DE LA CREACIÓN DEL UNIVERSO SEGÚN EL GÉNESIS
He aquí el secreto mejor guardado del mundo. Durante
los 3.500 años que han pasado desde Moisés a Cristo Raúl a ningún ser humano se
le permitió abrir el Sello con el que YAVÉ DIOS dispuso que la Historia de la
Creación de los Cielos y de la Tierra permaneciese fuera del alcance de la
inteligencia de los milenios; hasta el Día en su Presciencia fijado, se
entiende
Abierto este Sello, expuesto el Jeroglífico escrito
por Moisés a la lectura delante de todas las naciones, la Inteligencia de YAVÉ
DIOS CREADOR, queda magnificada hasta el infinito, tanto más cuanto que los
sabios y genios de todos los siglos intentaron abrir este Sello, leer su
Contenido, y no pudieron. La Inteligencia de YAVÉ DIOS CREADOR queda tanto más
alta e inaccesible cuando se ve que el hombre a quien se le ha dado la gloria
de abrir este Sello y leer su Contenido a todas las naciones no es sino un
varón sin más estudios que los elementales naturales a su época y pueblo.
Obviamente la fuerza a vencer por esta Introducción se
multiplica por ese número de hombres que, frustrados por su incapacidad para
abrir el Sello del Génesis, convinieron consigo mismos en proceder dicha
imposibilidad del hecho de no ser otra cosa el Relato bíblico del Génesis más
que “una metáfora sin ningún contenido científico”.
Creada la inteligencia humana para elevarse a la
imagen de la inteligencia divina, según se lee, “hagamos al hombre a nuestra
imagen y a nuestra semejanza”, esa frustración no podía sino traer a luz una
visión sobre el origen del Universo nacida para ahogar la ignorancia humana y
mantener a flote “el todopoder de la Razón
científica”. El fruto de esta dualidad emocional trajo al mundo una cosmología
sin Dios, defensiva en primera instancia, y ofensiva, es decir, anti-creacionista, más tarde, con el objeto de salvar la
grandeza humana sobre “la muerte de Dios”.
Ahora bien, Dios no miente; no en vano dijo de Sí
mismo: “Yo soy la Verdad”. Así que habiendo Él escrito en forma de Jeroglífico
la Memoria de la Creación de nuestro Universo, en la misma razón de
Imposibilidad de penetrar en su Texto, sin contar con la Mano de su Autor, y
porque la Imposibilidad se manifiesta en la Caída de la Ciencia del Siglo XX en
los abismos del Nazismo y del Estalinismo, esta Imposibilidad vino a
convertirse en Promesa de Apertura, a cumplirse, gracias a Cristo, en fecha
conocida exclusivamente por Él.
En suma, que el Sello había de abrirse y el Misterio
de su Contenido venir a luz.
Ahora bien, habiendo el Ateísmo Científico del Siglo
XIX evolucionado hacia la Cosmología del Siglo XX, y habiéndole construido el
Siglo XX una estructura artificial al edificio irreal de su imagen
ficticia del Universo en el Tiempo y en el Espacio, por lógica el choque entre
tal versión artificial y ficticia y la verdadera imagen del Universo, aquí
abierta, ha de hacer saltar chispas.
Digamos que la necesidad de fundar sobre principios
seudocientíficos una imagen cosmológica sin ningún apoyo en la estructura de la
Realidad levantó, alrededor de ese castillo en el aire que fue la CSXX,
una religión neopagana, las universidades por templos y la Academia de las
Ciencias por Vaticano, con esto demostrando, aun en su ateísmo, que cualquier
estructura humana que aspire a ser invencible debe seguir el modelo que Cristo
puso en vida: La Iglesia Católica.
En sus aspiraciones a la inmortalidad, tanto el Tercer
Reich cuanto el Partido Marxista-Leninista-Estalinista no dudaron en adaptar la
estructura católica a sus partidos. El ateísmo anti-creacionista de
la CSXX no iba a ser menos, ni dejar de llevar a su perfección esa copia, tanto
más cuanto que entre sus albañiles se contaron los genios que parieron la Edad
Atómica.
La tarea de Dios en este siglo no es pequeña, ni poca.
Pero es en la imposibilidad donde la Omnisciencia y la
Omnipotencia Divinas se manifiestan en su verdadera naturaleza infinita y
eterna.
En cuanto al aspecto literario, a mí se debe achacar
todos los defectos que tuviere esta Introducción. Siendo una Introducción no
implica infalibilidad ni dogma. Sin embargo habiendo sido sus
fundamentos puestos por el propio Creador de los Cielos y de la Tierra
cualquier ruptura con estos fundamentos es volver a abrir la puerta de las
Guerras Mundiales.
Con el paso de los años mi pensamiento ha ido
creciendo. El sustrato original permanece.
La lectura de esta Introducción no es fácil, ni
tampoco compleja; ni yo pretendo acomodar mi estilo a las leyes del comercio.
Tanto menos fácil lo tengo, cuanto patológica ha sido la estructura artificial
con la que la Cosmología del Siglo XX blindó la Patología Intelectual del
Ateísmo Científico.
Fueron muchos los genios que usaron las espaldas de
Newton como palanca hacia la Demencia Cosmológica de Einstein.
Pasando por alto las revoluciones tecnológicas y
científicas vividas por los dos siglos pasados, los herederos de aquel Sistema
Cosmológico, fundado en una Hipótesis cuya grandeza consistió en haber
inventado un Universo existente únicamente en sus cabezas, los Astrónomos de
nuestros días han preferido seguir trabajando con los ojos cerrados a la Data
Tecnológica de la Radioastronomía Contemporánea : a comprometer el futuro de
aquel Maravilloso Edificio Cosmológico creado en su demencia por el genio anticreacionista Pro
Guerra Mundial del Siglo XX. El resultado fue una decisión suicida; a saber:
mejor vivir bajo los escombros que, bajo el peso de las evidencias, tener que
firmar la Demolición de la Religión del Ateísmo del Siglo XX.
Sin embargo la Verdad Divina es Invencible. No a este
nivel solamente, sino a todos los niveles, lección que los genios del XIX y del
XX hubieran debido aprender abriendo las páginas de los libros de la Historia
del Cristianismo. Lamentablemente prefirieron abrir el Libro de las Guerras y
sumarle Dos Guerras Mundiales a la salud y gloria del Ateísmo Científico Materialista Anticristiano, cuya permanencia ideológica por fin da sus frutos finales : Guerra Fatricida Global.
No obstante las evidencias sobre la Indestructibilidad
de la Verdad Bíblica, en su Patología del Intelecto las comunidades científicas
del Siglo XX prefirieron la libertad que procede de la demencia a la Libertad
que viene de la verdad Divina. Contra los fundamentos mismos de la Lógica del
Pensamiento elevaron la Imposibilidad de demostración de una falsedad a la
categoría de "Evidencia Todopoderosa de su Veracidad". Y en esta
Consagración de la estupidez científica, elevada al Altar de las universidades,
los padres de la Edad Atómica bendijeron la Guerra como Derecho Natural del
Fuerte contra las masas de los Débiles.
Los sucesores de aquellos que se levantaron contra el
yugo de una Iglesia, en su amor por la verdad Divina demasiado protectora, no
dudaron en entregar su cuello al collar de los Estados, a quienes como fieles
perros sirvieron hasta conducir a los campos de guerra a las naciones del Siglo XX.
Aborrecida la carne y la sangre de Cristo como Banquete que alimenta el
espíritu humano, las clases científicas, en servicio de esclavizaje devoto a sus amos políticos, eligieron la carne y la sangre de los cientos de
millones de seres humanos que fueron sacrificados a la verdad patológica del
Siglo XIX.
Buenos Amos, engordaron a sus Canes y afilaron sus
colmillos para prepararse a devorar cientos de millones de cabezas humanas en
el Siglo XXI. De donde se ve que si la demencia no es detenida en sus orígenes,
y es alimentada en su infancia, el Can se transforma en Dragón, y de la boca
que se esperaba sabiduría sale fuego infernal.
Tratadas las naciones como ganados, la Bestia Política
amenaza de nuevo al Género Humano con el Can de la Comunidad Científica Mundial
a su lado; hambriento y sediento de sangre y carne humana, el Poder ha comenzado
a extender su Sombra de Muerte sobre la Plenitud de las Naciones. Incapaz de
ver el Futuro de la Vida sobre la Tierra sobre Fundamentos Nuevos, el Amo y su
Perro Infernal han invocado a la Muerte como puerta al Siglo XXII. La Nube de
la Extinción de cientos de millones de seres humanos, como medida de
reequilibrio de la masa poblacional, ha comenzado.
Pero no es nada nuevo ni nada de lo que debamos
asustarnos. La Historia del Cosmos cuenta en su haber la existencia de mundos
sin número que cayeron en el Polvo cuando en su demencia creyeron poder
contener a la Muerte aliándose con ella como instrumento de supervivencia.
Este el Horizonte que en el escenario de los Milenios nos trajo la Caída del
Mundo del Primer Hombre.
Creada libre, aquella Primera Generación Humana quiso
hacer de su libertad un hacha de guerra contra Dios en la creencia de ser la
Libertad Divina unas tijeras de represión de su libertad. Odiando al que le dio
la Vida, obtuvo para todos el Abandono del Mundo por su Creador, quien viendo
el fin al que conduce semejante demencia, le dio a conocer ese fin: “Polvo
eres, y al polvo regresarás”.
Tal ha sido la Hoja de Ruta que ha seguido el
crecimiento de la Vida Humana en la Tierra desde aquel día hasta el nuestro.
Las guerras han sido sin número, los genocidios han superado toda cuenta, las
masacres superan nuestra imaginación. La demencia de la Guerra Civil Mundial
Fratricida ha sido el pan nuestro de cada día desde que una Generación creyó
que la Libertad del Creador es un Poder Represor que coarta, cohíbe y anula la
Libertad de su Creación. Según esta demencia, Dios Padre crea a sus hijos para
devorarlos y alimentarse de su carne y de su sangre.
La Patología Maligna en el Ateísmo del Siglo XX no fue
más que la transformación de las religiones demoníacas antiguas en versión
científica. Esclava la Ciencia del Siglo XX del Poder Político sus doctrinas e
ideologías arrojaron a las naciones en los hornos de las Guerras Mundiales.
Alienado el Hombre de su Origen Divino lo que quedó fue un animal sujeto a la ley de una
Selva Infernal que ni en el mundo de las bestias tiene lugar.
Esta fue la Gloria del Ateísmo Científico del Siglo
XX: El Instrumento de Genocidio y Geocidio más
poderoso que jamás fue puesto contra las naciones en las manos del Poder de Partidos y Sindicatos políticos.
En este Siglo XXI el fin lógico y natural a que el
Ateísmo Científico Mundial conduce es a la Extinción de toda vida sobre la
Tierra; en este Acto Final el Can y su Amo elevarán su terror social anticristiano a la Tiranía Global Absoluta de esa Alianza de Civilizaciones que ha sido inceptada en la ONU con este objetivo.
Quienes que no pueden elevar su Inteligencia a la
altura del Acto Creador Divino, han encontrado en el Acto Destructor su
verdadera vocación, su nueva naturaleza : la creación de un hombre a la imagen
y semejanza de Satán.
En esta Introducción se verá el Origen Verdadero de
nuestro Universo y la Naturaleza Astrofísica de su Edificio constelacional.
Nadie crea que habiendo Dios levantado al Hombre a la Imagen de su Hijo el fin
hacia el que conduce la Religión del Ateísmo Científico vaya a ser alcanzado.
Esta Introducción es el Principio de la Extinción
Todopoderosa del Ateísmo Científico del Siglo XX. La Generación de los hijos de
Dios del Siglo XXI tenemos por Abominación y en consecuencia aborrecemos la
herencia del Siglo XX en todos sus aspectos y formas, tanto a nivel de Ciencias
Cosmológicas cuanto al nivel de Ciencias Políticas e Históricas. En el terreno
de las primeras, la Data almacenada en la Memoria Astronómica del Siglo XXI se
levanta para darle un manotazo y echar abajo ese castillo en el aire que fue la
CSXX.
La Verdad es esta: La Estructura Dinámica de nuestros
Cielos, este Firmamento de los Cielos que todas las noches nos abre los ojos a
las inmensidades de su Creación, por razones de Barbarismo Social Histórico los
hombres alienados de la libre contemplación, esclavos como son de un Sistema
Social Animal fundado precisamente sobre aquel Sistema
Cosmológico de cuyo seno nacieron todos los Males del Siglo XX;
cuando estudiada esa Data Física que la Astronomía Natural nos sirve, se nos
descubre un Edificio de Belleza infinita cuyos Fundamentos nos abren a la
Existencia de una Sabiduría Creadora establecida sobre la Omnisciencia sin
límites de un Ser Todopoderoso cuya Fuerza ha sido puesta al Servicio del Árbol
de las Ciencias de la Creación de Universos, en cuya Actividad su Ser adquiere
las Propiedades Naturales que le son propias al Creador del Cosmos: Sabiduría y
Omnipotencia.
Es lógico, pues, que delante del “ser o no ser” de la
CSXX como Religión de la Ciencia, los astrónomos de nuestros días sigan con los
ojos cerrados a la evidencia que la Data Astrofísica Universal pone sobre la
mesa. En este contexto mi trabajo consiste en hacer sencillo lo difícil y hacer
ver que la Luz que ciega los ojos es la Luz que abre la Inteligencia de la
criatura humana a la Imagen de la Inteligencia Divina de su Creador.
La verdad es que, arrastrada la comunidad científica,
por la inercia de las ideologías de los siglos pasados, al abismo de la
deshumanización de la realidad humana, se sigue prefiriendo trabajar bajo
condición animal en razón del miedo que provoca vivir la Libertad a
Imagen y Semejanza de la Divina; una Libertad que lo vence todo y se enfrenta a
los problemas del Espacio y del Tiempo con la consciencia victoriosa del que ha
aprendido que Vivir es una Aventura, una Epopeya en avance constante
y continua hacia un Horizonte que descubre su naturaleza según uno se acerca a
la Meta. En palabras de nuestro Creador, Dios Hijo Unigénito, nuestro Rey y
Señor, nuestro Padre y Maestro: “Cada día trae su afán”.
Comprendo que habiendo trabajado en este Terreno de la
Creación de nuestro Universo con la constancia de quien le ha dedicado su vida
a recrear la Verdadera Imagen de nuestros Cielos en y con el Cosmos, formada mi inteligencia para
trabajar con imágenes sencillas,
comprendo que sea necesario partir de un Principio Universal claro que no deje
lugar a dudas y sirva de Puente entre la CSXX y esta Introducción a la CSXXI.
Para satisfacer esta necesidad diré desde ahora mismo
que esta Introducción es lo que su título indica “Una Introducción”.
Quien abre la Puerta cumple su trabajo; le corresponde
a quienes entran seguir trabajando e ir actualizando el Pensamiento Cosmológico
y Astrofísico para que las Nuevas Generaciones se muevan en los próximos siglos
por un terreno alimentado por un Árbol de Ciencias Creadoras cuyo Fruto viva
bajo la Ley de la Vida, y no bajo la Ley de la Muerte.
En lo tocante al Origen del Cosmos, estableciendo aquí
el Principio de Nuestro Universo como una Obra posterior a la Creación del
Cosmos, y un Cosmos que fue creado para ser el Campo de Materia Prima del que
su Creador se sirve para la Creación de Nuevos Universos, este Origen
Cosmológico tuvo lugar en una Transformación Masiva de materia astrofísica en
energía cósmica; energía global que, siendo redirigida hacia campos de energía
espacio-tiempo, comenzó su Viaje de regreso a la materia astrofísica.
Básicamente este Big-Bang Original
sigue produciéndose en las Fronteras del Cosmos, donde la energía cósmica
creada por las Galaxias es recogida por campos de energía espacio-tiempo
transformadores de energía en materia. Así hasta el infinito y por la
eternidad; de aquí la Expansión ad eternum et
ad infinitum natural al Cosmos.
La Creación de Galaxias es un continuum sin
fin que el Creador del Big-Bang Original
alimenta extendiendo el Espacio de las Fronteras de su Creación a medida que el
Tiempo recorre la Eternidad.
No es, pues, casualidad que la Revolución
Radioastronómica que estamos viviendo sume, y continúe sumando nuevas galaxias
a las ya detectadas, expanda las fronteras del Cosmos a medida que esta nueva
suma nos abre los ojos a una Expansión ajena a una Contracción Cosmológica
Final.
La Eternidad, el Infinito y Dios no
tienen Principio ni Fin : la Creación ha venido para permanecer por
siempre.
Lo contrario, negar la Expansión hasta el Infinito del
Cosmos, afirmar una Contracción a comenzar en algún punto de la
línea de la Eternidad, es entregarse a la ciencia-ficción; es regresar a la
Edad de la Falacia de la CSXX, cuando una Hipótesis fue Ley mientras no se
demostrara su Falsedad. Habiendo la Falsedad de la CSXX regado los campos de la
Tierra durante dos guerras mundiales la persistencia en semejante Falacia es
declararse en Guerra Abierta contra el Género Humano, contra la Vida y contra
Dios.
Y concluyendo este Prólogo, la observación en vivo de
la evolución que las ciencias astronómicas, y físicas en general, han
experimentado en estos últimos 40 años, es una fuente de estudio de recursos
intelectuales favorables a la edificación de un Pensamiento nítido y sin
fisuras sobre la Imagen Natural que le corresponden a nuestros Cielos y a
nuestra Tierra. No se puede dudar a estas alturas de nuestra Historia que la
imagen que las ciencias geológicas y astronómicas proyectan al Género Humano le
afecta a nuestra posición frente a la Civilización y a nuestra actitud ante el Universo.
Querer arrojar balones afuera, culpar de los males
propios a una fuerza exterior al propio sistema es un recurso patológico que,
según se desprende de la realidad histórica en que nos encontramos actualmente,
no conduce a ningún sitio, o mejor dicho, sí que conduce a un sitio
muy preciso: la Destrucción del Género Humano.
La parte que las ciencias naturales tuvieron en la
eclosión de la Segunda Guerra Mundial es un mea culpa que pesa
en el aire como losa sobre tumba.
La relación entre Conocimiento y Comportamiento es una
ley perfectamente asumida por las ciencias desde los días más preclaros de la
Etología, por no extendernos demasiado atrás en el tiempo; preguntarse ahora
cuál fue la parte que el Ateísmo Científico tuvo en los Conflictos Mundiales
del Siglo XX no es un argumento clave que nos sirva para la construcción del
Nuevo Modelo Social que pide paso y diálogo.
La parte del Ateísmo científico en la estructura
mental del Siglo XX, determinante de las grandes guerras mundiales, está fuera
de toda duda. A no ser, claro está, que ahora además de ciegos nos quieran a
todos descerebrados.
Personalmente no creo que la Maldad haya sido
consciente. Pero una vez la Consciencia adquirida, las consecuencias de la
Libertad no pueden ser adjudicadas a la Imposibilidad de abrir un Sello que
Dios mantuvo cerrado en razón de una Sabiduría predestinada para este Siglo. No
hay, pues, Condena; ni mi trabajo consiste en juzgar a los Pensadores de los
últimos siglos.
La Verdad está más allá del juicio sobre los otros; en
su Naturaleza está hacer libres a quienes vivieron encerrados en las tinieblas
de un Silencio con Origen en una Necesidad de Salvación Universal.
Así pues, abro la Puerta que durante 3.500 años ha
permanecido cerrada para que los hombres veáis con los ojos de la Inteligencia
la Gloria de nuestro Creador Divino, a Imagen de cuya Inteligencia es creada
toda Vida en el Universo; y a la salud de la Liberación de la Plenitud de las
Naciones de las fuerzas que la Ignorancia nacida de la Caída del Primer Hombre
desató sobre los primeros padres de todos los pueblos de la Tierra.
Pero antes importaré a este Prólogo algunas imágenes
con las que sostener el argumento arriba expuesto sobre la Expansión constante
del Cosmos; Expansión que a su vez pone de relieve el pensamiento de la
Astronomía del Siglo XXI sobre un Cosmos ajeno a cualquier medida humana, y
esclavo de ecuaciones matemáticas nacidas para matar el tiempo de sus autores.
El hecho que nos descubre la Revolución
Radioastronómica de finales del último Cuarto del Siglo XX y primer cuarto de
nuestro Siglo es este: la multiplicación de la Materia Cosmológica es una
realidad constante que no presenta Fin, realidad que con cada década que pasa nos
afirma en la Creación de Materia que tiene lugar en las fronteras del Nuevo
Cosmos, un Cosmos Nuevo cuyo Origen es Dios, Padre de Jesucristo, la irrupción
de cuyo Brazo Creador en el Movimiento Cosmológico determinó la actual
estructura de Expansión por la Eternidad de los Cúmulos Galácticos, de esta
manera sembrando galaxias infinitas el Espacio Infinito natural al Viejo Cosmos,
contra el que, según se cuenta en la Historia Divina de Jesucristo,
YAVÉ DIOS, PADRE DE JESUCRISTO, se alzó para darle Fin y reducir el Cosmos Antiguo a "las Tinieblas que llenan el Abismo", y que el Nuevo Cosmos transforma en Nebulosas Intergalácticas movidas por los vientos gravitatorios que circulan entre los Grupos Y Cúmulos de Galaxias.
Con objeto de basar las palabras en imágenes os dejo
aquí el Link al Catálogo
Abell de Cúmulos de Galaxias, paseo visual del que se
deduce que la estructuración del Cosmos en cajones geométricos planificados
cerrados, aunque sujetos los cúmulos al Movimiento Browniano, es únicamente una
conveniencia mental, necesaria para una cartografía de bolsillo, pero en ningún
caso sujeta a leyes nacidas en el seno de la medida humana. El Hombre no es la
Medida del Universo, la Medida de la Creación es Dios, su Creador, a cuya
Naturaleza Increada se ajusta el Origen del Nuevo Cosmos. Pero ya volveremos
sobre este Tema en un Capítulo más adelante.
En La Sección dedicada a la Astronomía Visual, tenéis
cientos de fotos clasificadas en Catálogos
Astronómicos; ASTROMUSEO
DE YAVÉ , Galeria Y&S "Las Maravillas del
Universo", según su Belleza.
El Hubble ha colocado en Internet imágenes que valen
cada una mil palabras; imágenes que nos ofrecen una espectacular descripción de
la Expansión hasta el Infinito que está viviendo la Creación. Cualquier
argumentación sobre el Origen de esta Expansión que aliene a su Creador Divino
como su Fuente conduce nuestro pensamiento al abismo de una locura que, tarde o
temprano, como ya se hizo antes, volverá a conducirnos a Guerra Mundial.
Lo repetiré una vez más: El Hombre no es la medida del
Universo. Tenemos que abrir los ojos a la Realidad de un Universo creado a la Medida de su Creador. Este fenómeno patológico según el cual el
Hombre cree que puede reconfigurar el Universo para que responda a la medida de
su naturaleza animal está en el origen de su interrelación negativa con la
Naturaleza. Los Casquetes Polares pierden Masa desde el Principio de los
Tiempos Geológicos; su actual estado se debe a su consumo por la Ecosfera.
La línea del Tiempo Geológico no miente ni quiere
ocultar ninguna verdad. Ningún Mundo puede mantener Vida sobre su superficie
indefinidamente. El Sistema Cosmológico está fundado sobre este Hecho Capital.
La Relación de la Materia con el Espacio y el Tiempo está sujeta a un proceso
de nacimiento, crecimiento y agotamiento.
Todo Planeta que es transformado por la creación del
Árbol de las especies en un Mundo se abre a un espacio de tiempo durante el
cual todo su sistema físico es puesto al servicio de la Vida. Pero este servicio
consume sus fuerzas, sus recursos, y lenta pero gradualmente todo el edificio
levantado para albergar la Vida comienza a agotarse, su edificio se debilita y
finalmente se colapsa. Es durante este tiempo entre Principio y Fin que la Vida
tiene que elevarse sobre su Origen, mirar a los Cielos y lanzarse a la Gran
Aventura Final, buscar un Nuevo Hogar en el Universo.
Política e históricamente hablando esto significa que
si la Vida es atrapada en las leyes de su propia autodestrucción, mediante la
División de sus Fuerzas bajo intereses de bestias salvajes que se niegan a
formar una Unidad Universal Ontológica Única, ese Mundo verá reducida a polvo
el Árbol de las Naciones y caído al suelo el Fruto que debiera darle a los
Cielos, su Fin Metafísico buscado: un Mundo para la Eternidad, se pierde y se
desvanece como fruta podrida. El Epitafio no puede ser otro que : Aquí yace lo
que pudo ser, pero no quiso serlo, porque creyó que no podía hacerlo.
La Política, en consecuencia, no puede alienarse de la
Historia, ni de la Religión ni de la Ciencia. Por desgracia el Siglo XX trajo
un modelo de Política alienadora y alienante en cuyo desarrollo la Historia no
cuenta, la Religión debe ser eliminada y la Ciencia sometida al interés del
Poder de la Bestia Política. Y fue sobre esta base de un Poder Político
omnímodo, depredador y bestializador que el Siglo XX
fue conducido al Matadero de las Guerras Mundiales.
Como lo dijo el padre de la Etología: del comportamiento
en acción se deducen las raíces del pensamiento.
Si alguien cree aún que las Guerras Mundiales fueron
un ejercicio civilizador saludable entonces la puerta a la tercera guerra
mundial está abierta. El Hecho es que el comportamiento Fratricida suicida del
Siglo XX descubrió una raíz patológica intensamente activa en el Género Humano,
que afectándole a su aparato intelectual lo condujo al Genocidio de las Guerras
Mundiales. En términos etológicos esta afirmación se tradujo en la negación de
la naturaleza positiva de la Información que las ciencias le estaban
suministrando al Género Humano. Falsa la información teleonómica suministrada a las naciones, sobre la estructura del Universo, el
comportamiento de las naciones tenía, por lógica, que poner rumbo a la
depredación fratricida masiva que le fue natural al Siglo XX.
Volviendo al ejemplo del conductor en ruta, si
manipulamos el GPS que debe conducirle a un punto y desviamos su ruta hacia un
precipicio, el conductor, basando su confianza en la veracidad de la
información suministrada, irá directo al abismo.
Desde el momento que la Ciencia alienó del Futuro del
Siglo XIX la Información sobre la que la Civilización cristiana le edificó el
Mundo Moderno, impedir la Caída de las naciones en el abismo de las guerras
mundiales era imposible. La Fuerza fratricida que la Reforma Protestante
desencadenó fue alimentada por la Guerra de la Razón contra la Fe. Una vez que
el Ateísmo Científico conquistó las Universidades, la Política de los reyes del
Siglo XX metió el pie en el acelerador. La inercia hizo el resto. ¡¡¡Esas
fuerzas siguen en activo!!!
La Política Mundial de este Siglo XXI debe corregir
ese Mal mediante la Creación de un Consejo de la Plenitud de las Naciones cuya
función Histórica Universal será la de impedir la Manipulación de la
Información Teleonómica de la que depende el
Comportamiento del Ser Humano. Pero esto no puede hacerse sin causar y poner en
activo un Movimiento Revolucionario Intelectual que dé por cesado aquel Modelo
de Política Alienante que condujo al Siglo XX al Abismo de las Guerras
Mundiales y Hoy, bajo presupuestos distintos, está imponiendo la Dictadura del
sálvese el que pueda como Factor de Supervivencia.
Señoras y señores, la Biosfera no ha sido creada para
subsistir eternamente. Están ustedes viviendo en un mundo que existe únicamente
en sus cabezas. El proceso de Agotamiento de las Fuerzas de la Naturaleza ha
entrado en su línea recta final. Este es el fenómeno al que estamos asistiendo
en la actualidad. Hemos perdido miles de años devorándonos.
Que el Hombre ha intervenido durante la Edad Atómica
en el proceso de Agotamiento de la Biosfera, por supuesto.
Que este Proceso es Irreversible, igualmente se da por
supuesto.
El Hecho vital es que el Reloj Geológico está agotando
su Tiempo. Ante el Ser Humano, fruto del Árbol de la vida en la Tierra, se
abren dos puertas:
El Género Humano puede levantarse y recuperar el
sentido de su existencia, dar el último Gran Salto en la Evolución de su
Historia, y plantarse en la Eternidad como hijo de Dios, con acceso a
Inteligencia sin límites a imagen y semejanza de la de su Creador...
... o puede preferir hundirse en la condición de las
bestias y ser tragada por la Biosfera en su colapso.
La elección está delante de nosotros. Cada cual debe
abrir su boca y pronunciarse. La Creación del Hombre no ha concluido. La
Formación del Hombre a la imagen y semejanza del hijo de Dios sigue su curso, y
el hombre-bestia será dejado atrás como cualquier otra bestia del Pasado.
Señoras y señores, dejen de llorar y pasen a la
acción. La Cosmología del Siglo XIX fue la Raíz de la que surgieron todos los
núcleos de información que enloquecieron a las naciones del siglo XX. Basta ya
de Izquierdas y de Derechas, de Ateísmos y de Materialismos. El Género Humano
es el Hombre, de quien la Cabeza Espiritual Intelectual es su Creador. Hemos
sido creados para elevarnos a la Naturaleza de los hijos de Dios y abandonar
nuestra Cuna, la Tierra, y participar por la eternidad en la Vida de nuestro Creador.
El comportamiento que la Historia de nuestro Género ha
desplegado nos descubre a las claras que nuestros padres padecieron una
patología intelectual maligna que les impedía ser hombres y los mantuvo en
condiciones de bestias depredadoras homicidas. Esa patología maligna sigue
activa. La inercia de su actividad permanece. La etiología psicopatológica
determinante de las Guerras Mundiales pone a las claras que las Fuentes del
Conocimiento Civilizador son: La Religión y la Ciencia, y en el momento que
estas dos Fuerzas teleonómicas, la Fe y la Razón, se
lanzaron la una contra la otra la deriva del Comportamiento de las naciones
hacia el Suicidio Masivo que la Reforma Protestante puso en activo se hizo
inevitable.
Romper esta deriva será el trabajo de este Siglo XXI.
Desprenderse de la Bestia que lleva el Hombre dentro
será la Victoria del Género Humano a legar al Siglo XXII.
Más allá, Dios decidirá los movimientos de Nuestro
Mundo.
Hemos perdido un tiempo de milenios durante los cuales
a estas alturas de la Historia del Género Humano, de haber estado en nuestros
sentidos, ya deberíamos estar viajando por los Cielos. Todos sabemos qué pasó y
por qué no hemos podido recoger el hilo de nuestra Creación. Perder el tiempo
en acusaciones contra reyes, emperadores y dioses que edificaron sus imperios
sobre el cadáver de millones de seres humanos, no viene a cuento. Ahí están los
libros de Historia para cerrar toda boca. Lo que más allá de toda cuestión y
disputa es cierto es que el Hombre no puede recuperar el tiempo perdido sin
darle la Mano a su Creador. En nuestro Creador tenemos Inteligencia sin límites
para revolucionar todos nuestros conceptos sobre el Espacio, la Materia y la
Energía. La Puerta está abierta, sólo hay que cruzarla, dejarse revolucionar
por quien es por esencia Revolución Universal, y sin Miedo al Futuro levantar
la cabeza, desprenderse de las taras animales y los tics de bestia que nuestro
mundo ha heredado, y poner manos a la obra.
La Muerte es una fuerza ciega que cumple su destino,
no podemos vencerla sin Dios. Pero con Dios, su Invencibilidad es nuestra.
En esta Introducción a la Cosmología del Siglo XXI
siento las bases del Fin de la Cosmología del Siglo XX, y pongo al servicio de
los edificadores de la Nueva Cosmología los presupuestos que han de
revolucionar la Relación del Hombre con el Universo y su Creador. En la lectura
de esta INTRODUCCIÓN descubriréis la Verdadera Arquitectura de la Biosfera y la
Relación de la Ecosfera con el Sistema Astrofísico
del que ha dependido la Vida sobre la Tierra. El impasse en el que nos
encontramos tras la Edad Atómica no se arregla con parches y posturas
publicitarias ecologistas. La Necesidad del Género Humano de unirse en un Árbol
de Naciones, entroncadas a una Geopolítica en la que Ciencia, Historia y
Religión sostengan la Civilización durante los próximos siglos está más allá de
intereses económicos y principios ideológicos.
La Muerte viene buscando su presa. Es su naturaleza
increada. Le abrimos la puerta a nuestro Mundo hace Milenios. Todo Mundo que
surge del polvo debe regresar al polvo. Es la ley del Cosmos. Y es la Ley de
Dios que todo Mundo que se acoge a su Espíritu supere el Destino de la Materia
y permanezca en el Universo. Esta es la Alianza que fue firmada por Jesucristo
con su sangre, y en este Siglo debe traducirse en la Creación del Árbol de la
Plenitud de las Naciones, Vida con el espíritu puesto en los Cielos. Hemos sido
creados para ser eternos.
Los Cielos nos aguardan, pero no con las Tecnologías
antinaturales cuyo principio y fin es la destrucción natural a la Guerra, ni
con la Moral de Guerra Fratricida que ha estado devorando al ser humano durante
seis milenios, y sigue devastando vidas en nombre de ideologías, intereses
económicos y religiones incapaces de alzar sus ojos del suelo. Dios y el
Hombre, Creador y Criatura se han unido para darle Futuro a este Fin creando un
Nuevo Principio. Y así será.
C.R.Y.S. (RPI . Z-229-20 )
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