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PREHISTORIA Y FUNDACIÓN DEL CRISTIANISMO

 

 

PREHISTORIA Y FUNDACIÓN DEL REINO DE DIOS

CR

Y&S

 

PRÓLOGO

 

CAPÍTULO 1 ORÍGENES

CAPÍTULO 2 CREACIÓN DE LOS CIELOS

CAPÍTULO 3 DE NOÉ A ABRAHAM

CAPÍTULO 4 DE ABRAHAM A DAVID

CAPÍTULO 5 DE DAVID A CIRO EL GRANDE

CAPÍTULO 6 CIRO EL GRANDE

CAPÍTULO 7 DE CIRO A CRISTO

 

EPÍLOGO

 

 

 

PRÓLOGO

 

La Historia es Universal, o no existe. Y si existiera fuera de su universalidad sería a la manera de un miembro arrancado del cuerpo, y arrojado a la Muerte.

Es necesario afirmar que fuera del Universo por Dios creado nada puede existir indefinidamente. Un hombre puede crearse una burbuja, darle materia, encerrarse en ella, encerrarse en sí mismo, creerse un dios por un día dentro de las paredes de un destino creado por él mismo para avanzar al encuentro de su muerte. ¡Demencia! ¡Simple demencia! Y nada más que demencia. Ignorancia la llamaríamos si desconociésemos las causas y las consecuencias de un tal comportamiento. Afortunadamente gracias a JESUCRISTO REY y a YAVÉ DIOS, su Padre, conocemos el Origen del Universo. (Leer La Creación del Universo según el Génesis. Introducción de Cristo Raúl a la Cosmología del Siglo XXI”). Este Conocimiento nos lleva a todos, dirige nuestra inteligencia a la Necesidad de entender que la Verdad Universal es una sola y única. No podemos aislarnos de todo, y de todos,  darle la espalda al Hecho Incontestable de la Naturaleza Social de la Vida Inteligente.

La Vida existe desde la Eternidad, la Vida desplegó su Árbol Cosmológico por todo el Infinito antes de producirse la Revolución Divina que dejo atrás la Muerte y elevó la Vida Creada a la Inmortalidad Natural a nuestro Creador.

La serie de indagaciones sin fundamentos del Ateísmo Científico sobre la soledad del Hombre en el Universo es un proceso terminal esquizoide fratricida que impuso su Quijada de Asno en las universidades del Siglo XX, imponiéndole a la Bestia Política su Ley el Derecho y el Deber de aplastar toda oposición a su Necesidad Individual. ¿Resultado?: Las Guerras Mundiales.

La Historia Política del Género Humano no miente. Muchas son las lecciones que deducimos, inferimos y extraemos de sus leyes. Entre ellas el atentado contra el Futuro de la Humanidad que la transformación de la Ciencia Histórica en Memoria Democrática, no importa su naturaleza política, representa, presupone un ataque directo, frontal, fratricida-suicida contra la Salud Mental e Intelectual del Ser Humano; atentado que vivieron las generaciones de la primera mitad del Siglo XX en su forma más infernal imaginable. Porque cuando la Verdad Universal no se tiene, ni se quiere, el recurso a las Armas de Destrucción Masiva es la garantía que ilumina el cerebro de la Bestia Política Humana y le hace entender su superioridad sobre la Muerte de las clases débiles.

Muchas son las formas y métodos que en la batalla por abrazar la Sabiduría y vivir en el Conocimiento de todas las cosas, los pueblos, cerrado el acceso a la Plenitud del Conocimiento de la Vida en el Universo, se abandonaron a una fuerza animal, no existente en el mundo de las especies no humanas, basada en la muerte del hermano, del vecino, del prójimo, y por extensión, en la destrucción de todas las especies, animales y vegetales, tal cual estamos viviendo en nuestros Siglo XXI, heredero de Siglo XX, encaminado a la destrucción de toda vida en la Tierra. Es decir, siendo la inteligencia la que determina la estructura de la Mente, la pregunta es: ¿Cómo puede disfrutar de una mente plenamente sana quien tiene una inteligencia enferma? ¿O acaso la Ignorancia no es una Enfermedad del Intelecto? ¿Hubiera podido darse Redención del Alma humana de no ser la Ignorancia la raíz de la Patología Intelectual que arrastró a Caín a matar a su hermano Abel?

En su día un hombre eligió dejar de caminar de la Mano de Dios, eligió buscar la Sabiduría por sí mismo. Desde entonces, como quien ha perdido la cabeza, las Milenios anduvieron mirando al suelo queriendo encontrar en la Tierra lo que gratuitamente le diera el Cielo. ¿Orgullo? ¿Error? ¿Locura? ¿Cómo pudo sobrevivir el Homo Sapiens al mundo de bestias gigantes de no haberse reconocido su Humanidad en todas y cada una de las familias humanas? Humanidad y Sapiens vinieron unidas. ¿Qué fue primero la Humanidad o la Sabiduría? Si la Humanidad fue primero entonces la Sabiduría es un invento humano; pero si la Sabiduría fue primero la Humanidad es la cualidad de lo Humano; de manera que donde no se halla esta cualidad no vive el Ser Humano. Y siendo la Sabiduría el Origen de la Naturaleza de todos los seres el Hombre, teniendo en su Intelecto su fuerza, y en la Palabra su Poder, nuestra Vida y Existencia depende de la dimensión Universal integrada en nuestra Alma, exclusiva del Ser Humano, que se sobrepone a la Individualidad para transformar los logros de cada hombre en una victoria de toda su Sociedad. El Hecho de la disolución de esta Sociedad Universal que comprende en su Edificio a todos los seres, es innegable. Arrojados al infierno del dominio del hombre sobre el hombre, a la imagen y semejanza de Caín sobre Abel, la Fuerza de la Bestia impuso su ley criminal contra la Naturaleza de nuestra Inteligencia.

La Historia es una Ciencia y como tal sus leyes son determinantes y determinativas de comportamientos pasados, presentes y futuros. Heretizarla, exorcizarla, amputarla asta reducirla a una Memoria Temporal Limitada o Democrática, esclavizada a los intereses de organizaciones de Partidos Políticos Animales es, como se entiende, un Atentado Criminal contra el Género Humano, a quien, un vez, extraído de su ser la Inteligencia Natural a la Imagen y Semejanza de la Divina, se le priva de la Humanidad que hizo del Sapiens el Hombre.

No hay en todo el Universo Justicia con Poder legítimo que bendiga semejante reducción del Hombre a la condición de las bestias, ni con Poder suficiente para impedir el Levantamiento de los pueblos contra los intereses de seres animales que renunciando a la Humanidad enterraron en ellos al Hombre. De donde se deduce y se infiere que no hay Humanidad donde no hay Sabiduría, y no habiendo Humanidad no existe el Hombre. Realidad final de la que es testigo el Libro de la Historia Universal del Género Humano, escrito con sangre sobre un papel creado con la piel de las naciones.

Aquí entra la cuestión, ¿quién tiene la Sabiduría: El Cristianismo, el Islam, el Ateísmo Científico, el Hinduismo….? Que precede interrogantes tan esenciales para nuestra Civilización en el Tiempo tal cuales:

¿Por qué no nos reconocemos una Rama del Árbol de la Vida en el Cosmos por Dios creado?

¿Qué nos ha hecho Dios para cerrarle el acceso a nuestra Alma e Inteligencia?

¿Qué Argumento puede legitimar la Invasión Pro-Genocidio de un pueblo pacífico delante de la Inteligencia de los Pueblos y de la Justicia Universal?

En definitiva: ¿Qué es la Verdad? ¿La Verdad es lo que se nos dice, o lo que se nos oculta? ¿La Verdad es la enemiga número uno de los intereses del Poder del Individuo o es la raíz del Edificio de la Vida Universal? ¿Vida a imagen y semejanza de las bestias políticas racionales creadoras de guerras mundiales, pandemias masivas, hambrunas internacionales, genocidios raciales… o vida a imagen y semejanza del Hijo de Dios? La Lectura es libre: “Hagamos al Hombre a nuestra imagen y a nuestra semejanza”; e inmediatamente en la Eternidad: “El Verbo se hizo carne”. SÍ: quien abrió la boca para hacer del Hombre un hijo de Dios : se hizo Hombre. TÚ :“Dios con Nosotros”, JESÚS. ECCE HOMO; “he aquí al Hombre”: CRISTO. Lo tomas o lo dejas. Tu Vida en la Eternidad está en juego. ¿Quieres vivir o no quieres existir para siempre? Decisión personal. Regresar al polvo o permanecer como hijos de Dios en el Cosmos. Hay una tercera opción: Ser desterrado de la Vida, entregado a la Muerte, existencia en un mundo llamado el Infierno. Esta es la elección que consciente y en uso de sus plenas facultades mentales e intelectuales quiso para sí un  hijo de Dios llamado Satanás, porque cuando se odia con todas las fuerzas del Alma la Cualidad que hace de todo ser vivo inteligente un ser especial delante de los ojos Dios: Amor a la Justicia, a la Paz, a la Libertad, a la Ciencia, a la Sabiduría, a la Creación, al Reino de su Hijo… una vez perdida esta pasión por la Verdad Universal Divina no queda otra cosa que un Demonio inmundo, una Bestia abominable cuya pasión es la Guerra Fratricida, el Poder Absoluto, la Corrupción Universal.

¿Cristianismo, Islam, Hinduismo, Ateísmo Científico?

Respuesta: La Verdad Universal vive en Dios, Padre de Jesucristo, y viviendo el Hombre en el Universo: desde el momento que su verdad entra en contradicción con la Verdad Universal la verdad humana abandona su naturaleza divina para transmutarse en semilla de locura.

¿Pruebas sobre la Veracidad Universal de la verdad Jesucristiana? O dicho de otro modo: ¿Se inventó Jesucristo su Verdad?

A estas alturas de la Historia del Cristianismo únicamente el Amor a la Vida de nuestros semejantes humanos nos pide olvidarnos del cansancio que toda discusión  socrática implica y poner sobre la mesa los testimonios de los Dos milenios pasados a favor de la Naturaleza Divina, por Jesucristiana, de la Iglesia y su Fe. Pero primero habrá que  levantar la mesa y llamar a Diálogo a quienes encadenados al Muro de las tradiciones religiosas y científicas de sus pueblos se ven imposibilitados para  encontrar la puerta de  la libertad. Recordando siempre que sin Verdad no hay Libertad. 

Nadie puede negar, y no seré yo quien lo haga, que la Libertad que viene de la Verdad trae consigo el Poder de rechazar el Fruto de la Revolución Universal que el SEÑOR YAVÉ DIOS CREADOR abrió en el Cosmos. De hecho, la Traición, relatada en el Episodio de la Caída del Primer Rey de Mesopotamia, Adán, tuvo su raíz en el rechazo de una parte de la Casa de los hijos de Dios al Modelo de Civilización que el Creador de sus universos de origen le levantó a su UNIGÉNITO y PRIMOGÉNITO.

El Espíritu de la Ley, sujeto a la VERDAD de YAVÉ DIOS, que es la Verdad de su HIJO JESUCRISTO, de aquí que la Verdad Jesucristiano sea la Verdad Divina, realidad todopoderosa que le lleva a decir: YO SOY LA VERDAD. Pero aquí abajo en la Tierra como allí Arriba en los Cielos. La Creación entera existe en la Verdad Jesucristiana Divina. La Cualidad por la que el ser humano recibe la Humanidad en su Ser tiene su Origen en Dios nuestro Creador. El amor a la Paz, al Derecho, a las Artes, a la Ciencia, a la Civilización, a todo lo que le es bueno y bello a la Inteligencia nace en la Verdad de Jesucristo. El Cosmos entero existe en la Verdad del Creador; la Eternidad y el Infinito  viven en la Verdad de Dios, Padre de Jesucristo. El Rechazo a la Verdad del Espíritu Creador estuvo en la  cuna de la Caída del Primer Hombre que llamó Padre a Dios.

Arrojados de la Verdad Universal “por el delito de un único hombre”, los pueblos buscaron la Sabiduría en la Ignorancia sobre la Causa que determinó aquella Caída desde la edad de oro de un Paraíso perdido hasta las profundidades más tenebrosas de un infierno que nunca buscamos pero que nos encontramos sin haberlo cocinado ni aliñado. Imposibilitados para alcanzar la Verdad tras aquella Sentencia  tan abrumadoramente  terrible contra todas las naciones, “por el pecado de una sola y única generación humana”, la ignorancia sobre la razón por la que un Padre, de quien se dice “Dios es Amor”, le dio la espalda a su hijo pequeño, vino a envolver a todos los siglos en un océano de sangre y fuego de cuyo abismo de tinieblas infernales nos disponemos a salir, de una vez y para siempre. Lo intentaron los Primeros filósofos, correr tras aquella Sabiduría en cuyo pecho encerró Dio la respuesta a aquel misterioso “¿Por qué me has abandonado Dios mío?” que emergió de la boca de Adán, padre de Cristo, y su hijo, el hijo del Hombre, rescató para todos, llamando a los sabios del futuro a  abrir el Sello con el que Dios, su Padre y Él, su Hijo, cerraron la Respuesta a las generaciones que le sucederían a la primera generación de los hijos de Dios, de la Casa de Abraham, hasta que naciese la Segunda Generación de hijos de Dios, de la Casa de Cristo.

¿Quién abrirá si Dios cierra” ¿Quién cerrara si Dios abre?

Cual venía sucediendo antes del Nacimiento de nuestra Era, obligados a vivir en la ignorancia sobre la Plenitud del Conocimiento, los pueblos se crearon burbujas en las que preservar sus vidas a costa de la muerte de los demás. Como en la Antigüedad a fin de justificar sus crímenes los pueblos encontraron refugio contra sus delitos en religiones zoomórficas, primero, y antropomórficas, finalmente, para hacer el pan de cada día de los pueblos de la Antigüedad la Guerra, la masacre de tribus y pueblos, el genocidio de reinos y ciudades enteras; sumidos de nuevo en la Ignorancia tras la salida de los hijos de Dios de la Casa de Abraham, el Futuro se descubrió frente a un Dilema Sobrenatural: Creer sin Ver.  

La Historia del Género Humano, por consiguiente, forma parte de la  HISTORIA UNIVERSAL DIVINA, seno del que nace el Cristianismo. Creado el Cristianismo en la dimensión de la Guerra entre Dios y la Muerte, y abandonado nuestro Mundo a la Ignorancia, esta Ignorancia permaneció hasta la Venida del hijo del Hombre, el hijo de Eva, quien, recogiendo el Hacha con la que se le declaró la Guerra al Reino del Hijo de Dios, nos  trajo la Sabiduría, esa misma Sabiduría tras la que corrieron los sabios de la Antigüedad, sin alcanzarla, y que nos vino en la Fe, como se ve en los Hechos de los Apóstoles. Como Madre que acoge con los brazos abiertos a los hijos que creyó perdidos, unos pescadores y algún recaudador de impuestos se encontraron con la Sabiduría que a los sabios les negó sus secretos. ¡Obra Divina, obra excelsa!

Sabios por la Fe, pero ignorantes en la Ciencia, la Inteligencia de los hombres ha ido creciendo por etapas. Las diferentes Edades del Cristianismo se corresponden al Crecimiento de un Hombre Universal que nace, tiene Infancia, Adolescencia y Madurez. Durante los Dos Mil años de Edad del Hombre Cristiano sus batallas, gestas, evoluciones, guerras internas y externas han escrito un Libro de proporciones épicas cuyo Conocimiento es tan vital para todos los hombres como lo es la Memoria para cada individuo en particular. Aunque formamos parte del mismo Árbol de la Vida del Género Humano, siendo, y porque lo es, cada persona es un ente vivo  completo: la Memoria de los hechos de cada ser es vital para el desarrollo de su cuerpo y de su mente.

El estudio de la Historia de las Religiones nos previene: En CRISTO tenemos encarnada la Imagen y Semejanza a la que fue llamado el Hombre. Separarse de esta Imagen y Semejanza es  abrir la marcha hacia el Suicidio.

Quiere decir esto que Dios no nos desterró de su Vida, sino que castigados por un Delito que extendió su efecto sobre la Creación entera, una vez consumada la Victoria de Cristo contra su Enemigo nuestra Historia y la Suya volverían a ser Restauradas para la Gloria del Rey y de Dios, su Padre.

Es verdad, no miento, las miles de religiones que la Caída diluvió sobre todos los pueblos del mundo nos enseñan algo vital: la Verdad de Jesucristo, de aquí lo de Jesucristiana, y la Verdad Del Hombre son una sola y única Realidad Cosmológica. Desterrar la Historia de la Biblia de la Historia Universal es romper con Dios y aliarse con la Muerte; realidad que vivimos durante  el Siglo XX.

Mientras más se aleja el hombre de Dios más se acerca a la Muerte; mientras más aborrece el hombre la Imagen de Dios en Jesucristo, con más fuerza emerge en él la Bestia.

La Ciencia del Siglo XIX no sólo aborreció a Jesucristo, además de declararle la Guerra a la Fe y llamar Neuróticos a todos los Cristianos, hundió al ser humano en  los estratos más bajos de las bestias. A tal punto el Ateísmo Científico del XIX hizo descender al XX a los infiernos de aquellas dos bestias diabólicas, Gog y Magog = Stalin y Hitler, que incluso la existencia de una rata tiene en el XXI más valor que la vida de un hombre.  

No satisfecho con semejante perversión de la Naturaleza del Universo y del Hombre el Fantasma del Comunismo ha regresado  de la tumba para hacer que el Derecho de las bestias sea consagrado sobre el derecho de los hombres. Reducidos a la igualdad con las bestias, la libertad para  devorarnos se impone como Progreso. Así que no nos queda más que darle la Bienvenida al Regreso, animado por el espíritu del Diablo, al Fantasma  del Comunismo. Y es así como se cumple la Ley del Bien y del Mal : “Quiero el bien, pero es el mal el que se me apega”. Planta rosas y criarás cardos.

Desterrar la Historia Universal del Género Humano de  la Biblia fue el Principio de todos los males del Siglo XX. Traer de vuelta a la Ciencia al Universo de la Sabiduría Jesucristiana es uno de los frentes sobre los que la Inteligencia de nuestra Generación proyectará todo su Poder, en razón del Deber, eliminando la Ley del bien y del mal de las generaciones futuras.

En lo que se refiere a la Historia como Sabiduría Viva, siempre que  el pensamiento desee viajar libre a los siglos pasados y entrar en los secretos de los acontecimientos, el Pensador debe  tener delante de sus ojos la máxima por excelencia “la historia la escriben los vencedores”. ¿Ejemplos? ¿Son necesarios? El archiasesino Enrique VIII de Inglaterra, por ejemplo, impuso su ley de hierro al cuello contra todos los historiadores, universidades y teólogos, si es que hubo teólogos en Inglaterra durante su reinado, de manera que ni sus crímenes fueron crímenes ni fueron tantos como en el día a día semejante  abominación  de hombre ejecutó a la salud de su divinidad; tal cual; Enrique VIII, para todos los historiadores ingleses, fue y sigue siendo un santo. Quienes no somos ingleses nos quedamos alucinados frente a quienes  acusando al Papa de actuar como un dios en la Tierra acabarojn doblando sus rodillas ante quien  no se comportó “!como un dios” sino que actuó como como Dios: Cabeza de la iglesia de Inglaterra.

Quiero decir, un Historiador que le da la espalda a la máxima suprema de la ciencia histórica: “los vencedores escriben la historia del Pasado a fin de ocultarle al Futuro sus crímenes”, puede que sea un historiador según las universidades que formaron su mente para  desterrar el Pensamiento Libre Investigador de su frente, pero delante de la Verdad ese individuo no es más que un defensor del Crimen de su amo. Todos confiamos en que la Palabra se haga carne y “todo lo oculto venga a conocerse”. Sobre este campo se mueven mis manos. Abrirle a la Historia la Puerta del Pasado desde los Orígenes de la Creación de los Cielos y la Tierra choca con unas conclusiones establecidas sobre errores infalibles, a quienes se les dio la apariencia de omnipotencia y omnisciencia con el objetivo siniestro de legitimar la conducta y comportamiento de las naciones, tal cual. Incapaz el Ateísmo Científico de reconocer su falibilidad, precisamente ellos, los mismos que se rebelaron contra la infalibilidad de la Doctrina Católica, curiosamente ellos, siguiendo al Fantasma del Comunismo, copiaron el Modelo Divino dado por Dios a su Iglesia en la fe de levantar una Cosmología Global en la que ni Dios, ni el Hombre, una vez reducido a la naturaleza de las bestias salvajes gobernadas por la ley del Imperio más poderoso, encontrásemos espacio en el Universo. De aquí la famosa y terrible Guerra que la Razón le declaró a la Fe. Siguiendo la máxima histórica, y creyendo haber vencido a la Iglesia, la Ciencia comenzó a escribir una Historia cuya grandeza residió en la maravilla de haber creado un castillo en el aire, un castillo llamado Cosmología del Siglo XX. Echada esta plancha no dudaron en levantar columnas, cerrar las paredes, y ponerle un techo al cielo. Hablando en cristiano, la Lengua de Dios: “el cielo dejó de ser el techo”. Todo el que no viva bajo este falso techo y se niegue a adorar el castillo en el aire de una Cosmología Maligna, Madre de Dos Guerras Mundiales, es un hereje. Sellados por ese mundo de hipocresía y falsedad, quienes le declararon la Guerra a la Iglesia bendijeron el Genocidio, la Guerra y la Masacre del Débil por el Fuerte, no dudaron en vender su alma al Poder del más fuerte, trabajando lo mismo para amigos y enemigos, una vez la conciencia cristiana desterrada de sus mentes.

Venir Hoy con la Verdad en el Ser, rechazando cualquier sumisión a reyes, científicos y políticos enemigos de la Libertad de Pensamiento, establecidos sobre una falacia maligna creadora de las guerras mundiales del Siglo XX, y porque la Libertad obliga a alzarse hasta lo más alto: “La imagen y semejanza del Hijo de Dios en el Hombre”; venir y poner la Verdad sobre la mesa por lógica implica un contraataque sin tregua ni cuartel contra los creadores de aquella Cosmología  Genocida en la que se fundieron Biología y Astronomía, y abriendo sus brazos asesinos acogieron en sus pechos benignos tanto a Stalin como a Hitler.  Así que si “por las obras nos conocemos” de nuestros manos una única frase para la eternidad emerge: “VADE RETRO SATANÁS”. Caiga la Cosmología del Siglo XX, sea estudiada por las generaciones futuras como quien disecciona un veneno maligno buscando para hacer imposible el Regreso del Fantasma del Diablo, vestido de Ciencia, a los próximos siglos.

 

CAPÍTULO  PRIMERO

1

Orígenes.

 

Así pues, todas las cosas que nos afectan y componen la Historia de la Plenitud de las Naciones tuvo su principio en otro Mundo, en otro lugar del Cosmos, en un Mundo situado más allá de las estrellas de nuestros Cielos, justo en el corazón del reino de las galaxias. Allí justamente en el centro de su Creación se creó Dios para sí mismo un Mundo; el Mundo desde el que bajó su Hijo al nuestro, y al que regresó tras su Resurrección.

Muchas veces lo dijo el Hijo de Dios, pero sus palabras no encontraron oídos que le prestaran atención ni inteligencias que comprendiera su mensaje. Una de las veces que con más claridad habló sobre su Mundo de procedencia lo hizo en presencia de sus jueces: “Mi Reino no es de este Mundo, si de este mundo fuese mi Reino mis ministros habrían luchado para que no fuera entregado a los judíos, pero mi Reino no es de aquí”.

En otras ocasiones Jesucristo volvió al tema de su Procedencia y no dudó en dejar claro que Él no era de nuestro Mundo, que dejó su Mundo y bajó al nuestro para liberarnos de la Ignorancia y conducirnos a la Verdad. Sin la Verdad Universal el juicio critico de la inteligencia no tiene el Poder de abrirse un Futuro en un mundo sujeto a la Ley de la Muerte. La Libertad únicamente se ejerce cuando el Pensamiento, con pleno conocimiento de causa y en plena posesión de las facultades intelectual y mentales, tiene el Poder de juzgar y elegir la dirección de movimiento siguiendo la cual su Vida evitará la Muerte. Sin esta Verdad Universal el futuro de la Vida se deja al azar, a las circunstancias, a las coincidencias, al karma, al caos creador de la perfección Suprema, o sea, la falacia de las falacias en el mundo de las quimeras. ¿Su autor? ¡El Ateísmo de la Ciencia!

2

La Verdad Universal es Divina tanto porque Dios la ha hecho Suya, se ha hecho una cosa con la Verdad, cuanto porque es Universal en sí misma. “Polvo eres y al polvo volverás” fue la Ley del Cosmos durante la Eternidad de las eternidades. La Vida y la Muerte fueron las dos caras de esa Realidad Cosmológica que llamamos “La Increación”. El salto del Ser Divino Increado de ser la Causa Metafísica del Movimiento Cósmico a ser Causa Física del Universo, su Creador, abrió la Revolución en la Eternidad y el Infinito que en el Tercer Capítulo del Corazón de María desplegué. La Increación pasó, la Creación se hizo. La Muerte y la Vida fueron separadas. La Vida fue elevada a la Naturaleza Existencial del Creador. Dios no sólo  se hizo una sola realidad con la Verdad Universal, acogió también en su seno a la Vida, de manera que siendo engendrada en su Ser los Mundos surgimos para  gozar de la vida eterna. Es Su Gloria, Su Libertad Creadora no tiene techo, su Omnisciencia eleva SU Fuerza hasta el Todopoder y la Omnipotencia. Porque como todos sabemos el Poder que nace de la fuerza sin  la intervención de la Inteligencia concluye su  existencia en la línea de la destrucción. De lo cual somos testigos absolutamente todos. La bestia encuentra su Humanidad en la Guerra y Masacre de las demás especies humanas, de las que, bajo la máscara de las razas, o de la religión, se presupone la Raza Superior, el pueblo elegido, el Caín bendecido por el Patriarca que se lanza contra su hermano Abel, ejemplo vivo: Rusia Versus Ucrania.

No solamente Dios, en el espacio infinito de su eternidad, por su Fuerza Natural Increada, Indestructible, viajó hasta el núcleo de las estrellas, de las galaxias, de la Vida y de la Muerte, creciendo en todas las ciencias, deviniendo Omnisciente. El paso último que consagró a YAVÉ DIOS como EL CREADOR, Causa Física del Nuevo Cosmos, fue el hacerse una sola cosa con la Sabiduría Creadora de todos los Mundos que fueron durante la Increación. La misma Fuerza que puede reducir galaxias a polvo puede transformarse en Poder Creador de Universos. La Sabiduría vino a ser su Esposa. Y de Ella tuvo un Hijo. Y ese Hijo fue quien  vino de su Mundo al nuestro para dándonos a conocer la Verdad engendrar en nosotros el todopoderoso Deseo de la Libertad.

En la Historia Universal Divina de Jesucristo  desplegué el tema del Origen de ese Mundo del que vino el Hijo de Dios. Intenté traer a la memoria en la medida de lo posible sus Crónicas y le seguí la pista a sus Guerras hasta el punto que nos afecta directamente a nosotros.

Creo haber dicho entonces que Dios creó el Mundo desde el que nos enviara a su Hijo para ser su Casa, su Patria, su País, su Propiedad, su Paraíso. Y lo creó en todo a su medida. Por fronteras le dio el Orto que vuela sobre las alas del Infinito, por futuro le dio la Mañana que siempre amanece y vive para siempre en los ojos de la Eternidad. Es decir, lo creó a imagen y semejanza de la Idea que bullía en su Mente sobre la Naturaleza y Constitución del Nuevo Cosmos que se dispuso a levantar inmediatamente después de finalizar la creación de su Casa.

La Idea del Cosmos que Dios tuvo en Mente antes de meterle mano a la Realidad Universal podemos definirla mediante dos notas principales. Una, expansión ad infinitum de sus fronteras; y dos, evolución ad eternum de su futuro.

Decidido a ser el Origen de esta Nueva Realidad Universal, fruto de la fusión del Espacio y el Tiempo en un Núcleo material, centro geográfico del Nuevo Cosmos, Dios le dio a ese Núcleo un cuerpo, lo dotó de una naturaleza propia, con su propia especificidad singular, única e irrepetible.

Nacido para ser el corazón geográfico de su Creación, el punto de intersección entre los dos vectores increados, Infinito y Eternidad, Dios materializó su existencia y dotó a su cuerpo de la Indestructibilidad natural a su propio Ser. También de la capacidad de crecimiento material connatural al Espacio y al Tiempo. Aquel Mundo iba ser su Mundo, su Casa, su Patria, su Paraíso, su Propiedad, su País, su Tierra, su Todo, lo que ÉL nunca tuvo. Dios fue siempre un nómada en la Eternidad, un aventurero en el Infinito. Ahora se iba a crear lo que nunca tuvo, su Casa, su Mundo, y lo iba a crear sin límites de medios ni falta de imaginación.

La Historia es Universal, o no existe. Y si existiera fuera de su universalidad sería a la manera de un miembro arrancado del cuerpo, y arrojado a la Muerte.

Es necesario afirmar que fuera del Universo creado por Dios nada puede existir indefinidamente. Un hombre puede crearse una burbuja, darle materia, encerrarse en ella, encerrarse en si mismo, creerse un dios por un día dentro de las paredes de un destino creado por él mismo para avanzar al encuentro de su muerte. ¡Demencia! ¡Simple demencia! Y nada más que demencia. Ignorancia la llamaríamos si desconociésemos las causas y las consecuencias de un tal comportamiento. Afortunadamente gracias a JESUCRISTO REY y a YAVÉ DIOS, su Padre, conocemos el Origen del Universo. (Leer La Creación del Universo según el Génesis. Introducción de Cristo Raúl a la Cosmología del Siglo XXI”). Este Conocimiento nos lleva a todos, dirige nuestra inteligencia a la Necesidad de entender que la Verdad Universal es una sola y única. No podemos aislarnos de todo, de todos,  y darle la espalda al Hecho Incontestable de la Naturaleza Social de la Vida. La Vida existe desde la Eternidad, la Vida desplegó su Árbol Cosmológico por todo el Infinito antes de producirse la Revolución Divina que dejo atrás la Muerte y elevó la Vida Creada a la Inmortalidad Natural a nuestro Creador. La serie de indagaciones sin  fundamentos del Ateísmo Científico sobre la soledad del Hombre en el Universo es un proceso terminal esquizoide fratricida que impuso su Quijada de Asno  en  las universidades del Siglo XX, imponiéndole a la Bestia Política su Ley el Derecho y el Deber de aplastar toda oposición a su Necesidad Individual. ¿Resultado?: Las Guerras Mundiales.

La Historia Política del Género Humano no miente. Muchas son las lecciones que  deducimos, inferimos y extraemos de sus leyes. Entre ellas el atentado contra el Futuro de la Humanidad que la traducción de la Ciencia Histórica en Memoria, no importa su naturaleza política, representa, presupone  un ataque directo, frontal, fratricida-suicida contra la Salud Mental e Intelectual del Ser Humano; atentado que vivieron las generaciones de la primera mitad del Siglo XX en su forma más infernal imaginable. Porque cuando la Verdad Universal no se tiene, ni se quiere, el recurso a las Armas de Destrucción Masiva es la garantía que  ilumina el cerebro de la Bestia Política Humana y le hace entender su superioridad sobre la Muerte de las clases débiles.

Muchas son las formas y métodos que  en la batalla por  abrazar la Sabiduría y vivir en el Conocimiento de todas las cosas, los pueblos, cerrado el acceso a la Plenitud del Conocimiento de la Vida en el Universo, se abandonaron a una fuerza animal, no existente en el mundo de las especies no humanas, basada en la muerte del hermano, del vecino, del prójimo, y por extensión, en la destrucción de todas las especies, animales y vegetales, tal cual estamos viviendo en nuestros Siglo XXI, heredero del  Siglo XX, encaminado a la destrucción de toda vida en la Tierra. Es decir, siendo la inteligencia la que determina la estructura de la Mente, la pregunta es: ¿Cómo puede  disfrutar de una mente plenamente sana quien tiene una inteligencia enferma? ¿O acaso la Ignorancia no es una Enfermedad del Intelecto? ¿Hubiera podido darse Redención del Alma humana de no ser la Ignorancia la raíz de la Patología Intelectual que arrastró a Caín a matar a su hermano Abel? En su día un hombre eligió dejar de ir de la Mano de Dios, eligió buscar la Sabiduría por sí mismo. Desde entonces, como quien ha perdido la cabeza, las Milenios anduvieron mirando al suelo queriendo encontrar en la Tierra lo que gratuitamente le diera el Cielo. ¿Orgullo? ¿Error? ¿Locura? ¿Cómo pudo sobrevivir el Homo Sapiens al mundo de bestias gigantes de no haberse reconocido su Humanidad en todas y cada una  de las familias humanas? Humanidad y Sapiens vinieron unidas. ¿Qué fue primero la Humanidad o la Sabiduría? Si la Humanidad fue primero entonces la Sabiduría es un invento humano; pero si la Sabiduría fue primero la Humanidad es la cualidad de lo Humano; de manera que donde no se halla esta cualidad no vive el Ser Humano. Y siendo la Sabiduría el Origen de la Naturaleza de todos los seres el Hombre, teniendo en su Intelecto su fuerza, y en la Palabra su Poder, nuestra Vida y Existencia depende  de  la dimensión Universal integrada en nuestra Alma, exclusiva del Ser Humano, que se sobrepone a la Individualidad para transformar los logros de cada hombre en una victoria de toda su Sociedad. El Hecho de la disolución de esta Sociedad Universal que comprende en su  Edificio a todos los seres, es innegable. Arrojados al infierno del dominio del hombre sobre el hombre, a la imagen y semejanza de Caín sobre Abel, la Fuerza de la Bestia impuso su ley criminal contra la Naturaleza de nuestra Inteligencia.

La Historia es una Ciencia y como tal sus leyes son determinantes y determinativas de comportamientos pasados, presentes y futuros. Heretizarla,  exorcizarla,  amputarla  hasta reducirla a una Memoria Temporal Limitada o Democrática, esclavizada a los intereses de organizaciones de Partidos Políticos Animales es, como se entiende, un Atentado Criminal contra el Género Humano, a  quien, un vez, extraído de su ser la Inteligencia Natural a la Imagen y Semejanza de la Divina, se le priva de la Humanidad que hizo del Sapiens el Hombre.

No hay en todo el Universo Justicia con Poder legítimo que bendiga semejante reducción del Hombre a la condición de las bestias, ni con Poder suficiente para impedir el Levantamiento de los pueblos contra los intereses de seres animales que renunciando a la Humanidad enterraron en ellos al Hombre. De donde se deduce y se infiere que  no hay Humanidad donde no hay Sabiduría, y no habiendo Humanidad no existe el Hombre. Realidad final de la que  es testigo el Libro de la Historia Universal del Género Humano, escrito con sangre sobre un papel creado con la piel de las naciones.

Aquí entra la cuestión, ¿quién tiene la Sabiduría: El Cristianismo, el Islam, el Ateísmo Científico, el Hinduismo….? Que precede interrogantes tan esenciales para nuestra Civilización en el Tiempo tal cuales:

¿Por qué no nos reconocemos una Rama del Árbol de la Vida en el Cosmos por Dios creado?

¿Qué nos ha hecho Dios para cerrarle el acceso a nuestra Alma e Inteligencia?

¿Qué Argumento puede legitimar la Invasión Pro-Genocidio de un pueblo pacífico delante de la Inteligencia de los Pueblos y de la Justicia Universal?

En definitiva: ¿Qué es la Verdad? ¿La Verdad es lo que se nos dice, o lo que se nos oculta? ¿La Verdad es la enemiga número uno de los intereses del Poder del Individuo o es la raíz del Edificio de la Vida Universal? ¿Vida a imagen y semejanza de las bestias políticas racionales creadoras de guerras mundiales, pandemias masivas, hambrunas internacionales, genocidios raciales… o vida a imagen y semejanza del Hijo de Dios? La Lectura es libre: “Hagamos al Hombre a nuestra imagen y a nuestra semejanza”; e inmediatamente en la Eternidad: “El Verbo se hizo carne”. SÍ: quien abrió la boca para hacer del Hombre un hijo de Dios : se hizo Hombre. TÚ :“Dios con Nosotros”, JESÚS. ECCE HOMO; “he aquí al Hombre”: CRISTO. Lo tomas o lo dejas. Tu Vida en la Eternidad está en juego. ¿Quieres vivir o no quieres existir para siempre? Decisión personal. Regresar al polvo o permanecer como hijos de Dios en el Cosmos. Hay una tercera opción: Ser desterrado de la Vida, entregado a la Muerte, existencia en un mundo llamado el Infierno. Esta es la elección que consciente y en uso de sus plenas facultades mentales e intelectuales quiso para sí un  hijo de Dios llamado Satanás, porque cuando se odia con todas las fuerzas del Alma la Cualidad que hace de todo ser vivo inteligente un ser especial delante de los ojos Dios: Amor a la Justicia, a la Paz, a la Libertad, a la Ciencia, a la Sabiduría, a la Creación, al Reino de su Hijo… una vez perdida esta pasión por la Verdad Universal Divina no queda otra cosa que un Demonio inmundo, una Bestia abominable cuya pasión es la Guerra Fratricida, el Poder Absoluto, la Corrupción Universal.

¿Cristianismo, Islam, Hinduismo, Ateísmo Científico?

Respuesta: La Verdad Universal vive en Dios, Padre de Jesucristo, y viviendo el Hombre en el Universo: desde el momento que su verdad entra en contradicción con la Verdad Universal la verdad humana abandona su naturaleza divina para transmutarse en semilla de locura.

¿Pruebas sobre la Veracidad Universal de la verdad Jesucristiana? O dicho de otro modo: ¿Se inventó Jesucristo su Verdad?

A estas alturas de la Historia del Cristianismo únicamente el Amor a la Vida de nuestros semejantes humanos nos pide olvidarnos del cansancio que toda discusión  socrática implica y poner sobre la mesa los testimonios de los Dos milenios pasados a favor de la Naturaleza Divina, por Jesucristiana, de la Iglesia y su Fe. Pero primero habrá que  levantar la mesa y llamar a Diálogo a quienes encadenados al Muro de las tradiciones religiosas y científicas de sus pueblos se ven imposibilitados para  encontrar la puerta de  la libertad. Recordando siempre que sin Verdad no hay Libertad.  

Nadie puede negar, y no seré yo quien lo haga, que la Libertad que viene de la Verdad trae consigo el Poder de rechazar el Fruto de la Revolución Universal que el SEÑOR YAVÉ DIOS CREADOR abrió en el Cosmos. De hecho, la Traición, relatada en el Episodio de la Caída del Primer Rey de Mesopotamia, Adán, tuvo su raíz en el rechazo de una parte de la Casa de los hijos de Dios al Modelo de Civilización que el Creador de sus universos de origen le levantó a su UNIGÉNITO y PRIMOGÉNITO.

El Espíritu de la Ley, sujeto a la VERDAD de YAVÉ DIOS, que es la Verdad de su HIJO JESUCRISTO, de aquí que la Verdad Jesucristiano sea la Verdad Divina, realidad todopoderosa que le lleva a decir: YO SOY LA VERDAD. Pero aquí abajo en la Tierra como allí Arriba en los Cielos. La Creación entera existe en la Verdad Jesucristiana Divina. La Cualidad por la que el ser humano recibe la Humanidad en su Ser tiene su Origen en Dios nuestro Creador. El amor a la Paz, al Derecho, a las Artes, a la Ciencia, a la Civilización, a todo lo que le es bueno y bello a la Inteligencia nace en la Verdad de Jesucristo. El Cosmos entero existe en la Verdad del Creador; la Eternidad y el Infinito  viven en la Verdad de Dios, Padre de Jesucristo. El Rechazo a la Verdad del Espíritu Creador estuvo en la  cuna de la Caída del Primer Hombre que llamó Padre a Dios.

Arrojados de la Verdad Universal “por el delito de un único hombre”, los pueblos buscaron la Sabiduría en la Ignorancia sobre la Causa que determinó aquella Caída desde la edad de oro de un Paraíso perdido hasta las profundidades más tenebrosas de un infierno que nunca buscamos pero que nos encontramos sin haberlo cocinado ni aliñado. Imposibilitados para alcanzar la Verdad tras aquella Sentencia  tan abrumadoramente  terrible contra todas las naciones, “por el pecado de una sola y única generación humana”, la ignorancia sobre la razón por la que un Padre, de quien se dice “Dios es Amor”, le dio la espalda a su hijo pequeño, vino a envolver a todos los siglos en un océano de sangre y fuego de cuyo abismo de tinieblas infernales nos disponemos a salir, de una vez y para siempre. Lo intentaron los Primeros filósofos, correr tras aquella Sabiduría en cuyo pecho encerró Dio la respuesta a aquel misterioso “¿Por qué me has abandonado Dios mío?” que emergió de la boca de Adán, padre de Cristo, y su hijo, el hijo del Hombre, rescató para todos, llamando a los sabios del futuro a  abrir el Sello con el que Dios, su Padre y Él, su Hijo, cerraron la Respuesta a las generaciones que le sucederían a la primera generación de los hijos de Dios, de la Casa de Abraham, hasta que naciese la Segunda Generación de hijos de Dios, de la Casa de Cristo.

¿Quién abrirá si Dios cierra” ¿Quién cerrara si Dios abre?

Cual venía sucediendo antes del Nacimiento de nuestra Era, obligados a vivir en la ignorancia sobre la Plenitud del Conocimiento, los pueblos se crearon burbujas en las que preservar sus vidas a costa de la muerte de los demás. Como en la Antigüedad a fin de justificar sus crímenes los pueblos encontraron refugio contra sus delitos en religiones zoomórficas, primero, y antropomórficas, finalmente, para hacer el pan de cada día de los pueblos de la Antigüedad la Guerra, la masacre de tribus y pueblos, el genocidio de reinos y ciudades enteras; sumidos de nuevo en la Ignorancia tras la salida de los hijos de Dios de la Casa de Abraham, el Futuro se descubrió frente a un Dilema Sobrenatural: Creer sin Ver.  

La Historia del Género Humano, por consiguiente, forma parte de la  HISTORIA UNIVERSAL DIVINA, seno del que nace el Cristianismo. Creado el Cristianismo en la dimensión de la Guerra entre Dios y la Muerte, y abandonado nuestro Mundo a la Ignorancia, esta Ignorancia permaneció hasta la Venida del hijo del Hombre, el hijo de Eva, quien, recogiendo el Hacha con la que se le declaró la Guerra al Reino del Hijo de Dios, nos  trajo la Sabiduría, esa misma Sabiduría tras la que corrieron los sabios de la Antigüedad, sin alcanzarla, y que nos vino en la Fe, como se ve en los Hechos de los Apóstoles. Como Madre que acoge con los brazos abiertos a los hijos que creyó perdidos, unos pescadores y algún recaudador de impuestos se encontraron con la Sabiduría que a los sabios les negó sus secretos. ¡Obra Divina, obra excelsa!

Sabios por la Fe, pero ignorantes en la Ciencia, la Inteligencia de los hombres ha ido creciendo por etapas. Las diferentes Edades del Cristianismo se corresponden al Crecimiento de un Hombre Universal que nace, tiene Infancia, Adolescencia y Madurez. Durante los Dos Mil años de Edad del Hombre Cristiano sus batallas, gestas, evoluciones, guerras internas y externas han escrito un Libro de proporciones épicas cuyo Conocimiento es tan vital para todos los hombres como lo es la Memoria para cada individuo en particular. Aunque formamos parte del mismo Árbol de la Vida del Género Humano, siendo, y porque lo es, cada persona es un ente vivo  completo: la Memoria de los hechos de cada ser es vital para el desarrollo de su cuerpo y de su mente.

El estudio de la Historia de las Religiones nos previene: En CRISTO tenemos encarnada la Imagen y Semejanza a la que fue llamado el Hombre. Separarse de esta Imagen y Semejanza es  abrir la marcha hacia el Suicidio.

Quiere decir esto que Dios no nos desterró de su Vida, sino que castigados por un Delito que extendió su efecto sobre la Creación entera, una vez consumada la Victoria de Cristo contra su Enemigo nuestra Historia y la Suya volverían a ser Restauradas para la Gloria del Rey y de Dios, su Padre.

Es verdad, no miento, las miles de religiones que la Caída diluvió sobre todos los pueblos del mundo nos enseñan algo vital: la Verdad de Jesucristo, de aquí lo de Jesucristiana, y la Verdad Del Hombre son una sola y única Realidad Cosmológica. Desterrar la Historia de la Biblia de la Historia Universal es romper con Dios y aliarse con la Muerte; realidad que vivimos durante  el Siglo XX.

Mientras más se aleja el hombre de Dios más se acerca a la Muerte; mientras más aborrece el hombre la Imagen de Dios en Jesucristo, con más fuerza emerge en él la Bestia.

La Ciencia del Siglo XIX no sólo aborreció a Jesucristo, además de declararle la Guerra a la Fe y llamar Neuróticos a todos los Cristianos, hundió al ser humano en  los estratos más bajos de las bestias. A tal punto el Ateísmo Científico del XIX hizo descender al XX a los infiernos de aquellas dos bestias diabólicas, Gog y Magog = Stalin y Hitler, que incluso la existencia de una rata tiene en el XXI más valor que la vida de un hombre.  

No satisfecho con semejante perversión de la Naturaleza del Universo y del Hombre el Fantasma del Comunismo ha regresado  de la tumba para hacer que el Derecho de las bestias sea consagrado sobre el derecho de los hombres. Reducidos a la igualdad con las bestias, la libertad para  devorarnos se impone como Progreso. Así que no nos queda más que darle la Bienvenida al Regreso, animado por el espíritu del Diablo, al Fantasma  del Comunismo. Y es así como se cumple la Ley del Bien y del Mal : “Quiero el bien, pero es el mal el que se me apega”. Planta rosas y criarás cardos.

Desterrar la Historia Universal del Género Humano de  la Biblia fue el Principio de todos los males del Siglo XX. Traer de vuelta a la Ciencia al Universo de la Sabiduría Jesucristiana es uno de los frentes sobre los que la Inteligencia de nuestra Generación proyectará todo su Poder, en razón del Deber, eliminando la Ley del bien y del mal de las generaciones futuras.

 

 

CAPÍTULO  1

1

Orígenes.

 

Así pues, todas las cosas que nos afectan y componen la Historia de la Plenitud de las Naciones tuvo su principio en otro Mundo, en otro lugar del Universo, en un Mundo situado más allá de las estrellas de nuestros Cielos, justo en el corazón del reino de las galaxias. Allí justamente en el centro de su Creación se creó Dios a sí mismo un Mundo; el Mundo desde el que bajó su Hijo al nuestro, y al que regresó tras su Resurrección.

Muchas veces lo dijo el Hijo de Dios, pero sus palabras no encontraron oídos que le prestaran atención ni inteligencias que comprendieras su mensaje. Una de las veces que con más claridad habló sobre su Mundo de procedencia lo hizo en presencia de sus jueces: “Mi Reino no es de este Mundo, si de este mundo fuese mi Reino mis ministros habrían luchado para que no fuera entregado a los judíos, pero mi Reino no es de aquí”.

En otras ocasiones Jesucristo volvió al tema de su Procedencia y no dudó en dejar claro que Él no es de nuestro Mundo, que dejó su Mundo y bajó al nuestro para liberarnos de la Ignorancia y conducirnos a la Sabiduría.

En el Tercer Capítulo del Corazón de María toqué el tema del Origen del Cielo, ese Mundo del que viniera el Hijo de Dios. Intenté traer a la memoria en la medida de lo posible sus Crónicas y le seguí la pista a sus Guerras hasta el punto que nos afecta directamente a nosotros.

Creo haber dicho entonces que Dios creó el Mundo desde el que nos enviara a su Hijo para ser su Casa, su Patria, su País, su Propiedad, su Paraíso. Y lo creó en todo a su medida. Por fronteras le dio el Orto que vuela sobre las alas del Infinito, por futuro le dio la Mañana que siempre amanece y vive para siempre en los ojos de la Eternidad. Es decir, lo creó a imagen y semejanza de la Idea que bullía en su Mente sobre la Naturaleza y Constitución del Nuevo Cosmos que se dispuso a levantar inmediatamente después de finalizar la creación de su Casa.

La Idea del Cosmos que Dios tuvo en Mente antes de meterle mano a la Realidad Universal podemos definirla mediante dos notas principales. Una, expansión ad infinitum de sus fronteras; y dos, evolución ad eternum de su futuro.

Decidido a ser el Origen de esta Nueva Realidad Universal, fruto de la fusión del Espacio y el Tiempo en un Núcleo material, centro geográfico del Nuevo Cosmos, Dios le dio a ese Núcleo un cuerpo, lo dotó de una naturaleza propia, con su propia especificidad singular, única e irrepetible.

Nacido para ser el corazón geográfico de su Creación, el punto de intersección entre los dos vectores increados, Infinito y Eternidad, Dios materializó su existencia y dotó a su cuerpo de la Indestructibilidad natural a su propio Ser. También de la capacidad de crecimiento material connatural al Espacio y al Tiempo. Aquel Mundo iba ser su Mundo, su Casa, su Patria, su Paraíso, su Propiedad, su País, su Tierra, su Todo, lo que ÉL nunca tuvo. Dios fue siempre un nómada en la Eternidad, un aventurero en el Infinito. Ahora se iba a crear lo que nunca tuvo, su Casa, su Mundo, y lo iba a crear sin límites de medios ni falta de imaginación.

 

2

Y así se hizo.

 

Cómo creó Dios su Mundo  no importa. En el caso de la creación de nuestro Universo, el “cómo” sí importa. En la Introducción a la Cosmología del siglo XXI toqué este tema. En la Historia de Jesucristo dije que ya tendremos la vida eterna entera para conocer este Mundo sobre cuyo Origen estamos tratando. Lo cual me lleva a declarar lo que ya declaré antes en alguna otra parte, que hay cosas que están dentro de nuestra esfera de conocimiento y otras, como el Nacimiento del Hijo, la creación de este Mundo nacido para ser la Patria de su Creador… que escapan a la comprensión de nuestra inteligencia.

Afirmar al estilo de los antiguos, aunque ellos prefirieron que los llamasen modernos, que lo que no podemos comprender no existe, es una declaración de guerra a la Verdad.

Somos criaturas, animadas con inteligencia en razón de la Inteligencia de quien nos creó, y a pesar de haberle dado nuestro Creador por límite a nuestra inteligencia su Omnisciencia no debemos olvidar que hay cosas que están más allá del dominio de las ciencias físicas, que únicamente a la experiencia vital le corresponde su existencia. En este caso hablamos de Sabiduría. El error, principio de la locura de los antiguos, por mucho que ellos exigiesen que se les llamase modernos, fue querer poner de rodillas a la Sabiduría delante de la Ciencia.

Entonces, y para no perdernos, levantó Dios en el corazón de su Mundo un Monte. Y en su cumbre levantó una Ciudad. Pero sabiendo que no son doce muros los que hacen una Casa, sino los que viven dentro, soñó con Hermanos, Amigos, Hijos. Tal es el origen de los dioses del Cielo.

 

3

Creación del Cosmos

 

Acercando a la velocidad infinito el tiempo de existencia de las galaxias que rodeaban su Mundo, redujo YAVÉ DIOS las galaxias a energía luminosa, creando una explosión de fuegos artificiales de naturaleza cósmica, que hemos convenido en llamar Big Bang por razones de sencillez comunicativa.

Comparemos  esta conversión, la reducción de galaxias  en luz, a la transformación de una galaxia en un cañón de   haces de energía cuántica atravesando campos  “eternos” a velocidad  “infinito”. La diferencia entre la velocidad de partida, igual a la de la luz, y la velocidad infinito, hacia la que es derivada en un campo de espacio-tiempo, transforma esta diferencia en masa.

La permanencia de la velocidad luz  durante el proceso de transformación de la energía en masa astrofísica, en respuesta al volumen  global de los haces cósmicos creados por la reducción de la materia astrofísica a energía cósmica,  crea un Big Bang  de salida extendiendo sobre el Espacio Infinito una multiplicación ad eternum del número de galaxias presentes en el Nuevo Cosmos. Proceso de producción de haces cósmicos, y su consiguiente trasformación en estrellas y galaxias, que, habiendo YAVÉ DIOS importado el Infinito y la Eternidad en los campos de energía que rodean esta Creación, expande sus dimensiones absorbiendo en su cuerpo las tinieblas  a que fuera reducido el Cosmos Antiguo Increado.

Evidentemente la transformación de la energía cósmica en materia estelar no se extiende hasta el infinito en razón del limite de Implosión Astrofísica Natural a este proceso cosmológico de creación de Materia a partir de la Energía creada por la propia Materia.

La Omnisciencia Creadora se hizo una sola cosa con la Sabiduría Increadora mediante la integración del Infinito y la Eternidad en  un campo gravitatorio, haciendo así posible que  la Creación de galaxias partiendo de una sola no requiera el espacio infinito abierto y un tiempo eterno para ser alcanzada la velocidad infinito a partir de la cual  la energía cinética se transforma en masa.

Hubo un Big Bang Original, de entrada y otro de salida, (reducción de la materia astrofísica a energía cósmica, y transformación de la energía cósmica creada en materia astrofísica). Y este proceso creador se repite en las fronteras del Cosmos, de aquí que los astrofísicos sigan descubriendo continuamente nuevas galas y cúmulos galácticos. La Expansión del Cosmos, por Dios Creado en el seno del Cosmos Increado Antiguo, es una Realidad Universal Eterna.

YAVÉ DIOS tiene Testigos de esta Creación. También de la Destrucción del Cosmos Antiguo sus Hermanos, los dioses, son sus Testigos. Pero este Tema ha sido relatado en la HISTORIA UNIVERSAL DIVINA DE JESUCRISTO.

 

4.

Los dioses antiguos

 

Conforme el tiempo fue pasando el Cielo se transformó en un Reino, el Reino se transformó en Imperio. La Casa de Dios se llenó de hijos, todos hermosos, todos príncipes, cada uno de ellos rey de su Pueblo. Pues creado el Universo, Dios sembró la semilla del Árbol de la Vida en sus aguas, y de sus profundidades constelacionales la Vida le concibió un Mundo, dos Mundos, tres Mundos, cuatro Mundos, y hasta Cinco fueron los Mundos creados antes del Sexto Día de la Primera semana de la Creación. Al Sexto creó Dios al Hombre.

Este es el origen de los hijos de Dios, los dioses de muy antiguo.

 

5.

La Cuna del Hombre.

 

Fueron Cinco los mundos que creó Dios y  trasladó, de sus lugares de origen en el Universo, a su Mundo, a su Paraíso. El Hombre no había sido aún creado. Ni estaba aún en la Mente del Creador la idea del Hombre.

A quienes se preguntan si hay vida en el Universo le diremos que sí; estamos nosotros. A quienes se preguntan si hubo vida antes de nosotros, les diremos igual, sí, no hemos sido los primeros ni seremos los últimos. Si entonces nos preguntan en qué estrella, en qué parte de los Cielos moran esos otros Pueblos del Universo, les diremos que tienen sus Moradas en el Mundo que Dios se construyó para sí, el que está Arriba y en el Centro de su Creación. También nosotros tendremos nuestra Morada en ese Mundo, indestructible, y allí Arriba nos veremos todos y compartiremos la vida eterna para la que fuimos creados. Sin embargo noticias obligan, así que del Futuro volveremos al Pasado, a los Días cuando el Infierno sembró la semilla de la Guerra en el Paraíso.

Fueron dos las Guerras Universales que arrasaron el Paraíso, mas el Cielo nunca fue conquistado. Las grandes batallas por el Trono del Rey de reyes y Señor de señores están escritas en el Libro de la Vida; en sus páginas se describen cómo los Hermanos y los Hijos de Dios e se mantuvieron fieles a la Corona del Unigénito, destrozaron la fuerza del Eje de los Rebeldes, abrieron el Sello de la Fidelidad y los mismísimos elementos de la Naturaleza se pusieron al servicio de sus Brazos, bellos, invencibles, sabios y fuertes. Como quien le toma prestado al relámpago el resplandor y con sus destellos en los ojos avanza contra las tinieblas, o como quien al trueno le da por tienda su garganta y convierte el cielo de su boca en el firmamento por el que corre el caballo de los vientos, o como quien por látigo le pide prestado al rayo su misterio y con sus cuerdas eléctricas golpea el lomo de la Bestia, así, así fue el contraataque masivo y fulminante de los Príncipes del Cielo contra las huestes del Infierno que, en ausencia de Dios, se habían alzado contra su Imperio.

Dos veces el Dragón fue reducido y capturado; y otras tantas fueron perdonados los Rebeldes. Pues en su amor de Padre creyó Dios que con el tiempo sus hijos rebeldes cambiarían y conforme crecieran y maduraran esa tendencia a hacer la guerra se apagaría. Mas viendo que los hechos ocurridos urgían de Él una toma de decisiones revolucionarias: al Sexto Día de la Primera Semana de la Creación del Universo concibió Dios en Su mente al Hombre.

 

 

 

CAPÍTULO  2

6

CREACIÓN DE LOS CIELOS

 

Pasó luego que Dios engendró de su Ser; y en la Paternidad halló su mente y su corazón la felicidad perfecta. Presentó su Hijo a los dioses, y éstos le adoraron.

Al cabo comenzó Dios a crear nuestro Universo. Las Galaxias pusieron sus campos de estrellas al servicio de su Señor, desde las cumbres de sus cordilleras ríos de soles se abrieron paso por las llanuras siderales. Como quien al caudal impetuoso, fresco y alegre le da por cabeza de máquina un frente de onda gravitatoria aquellos lechos luminosos comenzaron a bajar desde las alturas de las galaxias del Cúmulo local.

Este es el origen del Universo. Como cuerdas gravitatorias arrastrando un tren de soles, de todas las magnitudes y colores, aquellos ríos de estrellas desembocaron en el océano de las constelaciones de los Cielos. Así fue nuestro Universo creado.

Comparemos   las galaxias con altas cordilleras contra cuyas cumbres un cañón gigantesco dispara obuses colosales hasta hacer que de sus profundidades surjan ríos de agua luminosa. Ahora dirigimos esos ríos hacia un lecho marina creado para embolsar ese volumen de agua procedente de diferentes galaxias. Este proceso es el acontecimiento que los hijos de Dios vivieron durante la Creación  de nuestros Cielos. Si comparamos ahora las galaxias con globos calientes que al ser pinchados  disparan parte de su aire,  y mezclamos los procesos obtenemos cuerdas gravitatorios haciendo de lechos de ríos de estrellas  desembocando en el Lecho Gravitatorio  de antemano dispuesto para albergar en su  área esos ríos de estrellas. YAVÉ DIOS crea el Lecho Gravitatorio y pincha las galaxias de las que emergen los ríos de estrellas que crujan los espacios y van a desembocar en el Mar de Energía Gravitatoria de la que se alimentará  por la eternidad, si recordamos que la Revolución Cosmológica consumada por YAVÉ DIOS fue integrar en el Proceso de Creación de Materia Astrofísica el Infinito en el Campo Gravitatorio Universal. Espectáculo Maravilloso, nunca visto por criatura alguna, espectáculo divino al que hemos sido invitados por YAVÉ DIOS, según leemos en el  Evangelio de su Hijo: “Y creará mayores obras que esta, de suerte que vosotros quedéis maravillados”.

 

7

Creación de la Tierra

 

En cuanto Padre consideró YAVÉ DIOS que de no abrirle la Creación a sus hijos con el paso del Tiempo éstos podrían creer que su Paraíso no es más que un Zoológico en el que ellos son una especie más, especie inteligente pero especie animal al fin y al cabo. Encerrados entre los límites del Mundo de los Hermanos de YAVÉ DIOS desde la creación de sus pueblos, y al parecer  encerrados entre esos muros por la eternidad,  Dios quiso desterrar del pensamiento de sus hijos semejante futuro infernal. Así que YAVÉ DIOS revolucionó su propio Mundo abriendo el Acto de la Creación de Mundos y Universos, reservado hasta entonces para su HIJO JESÚS, a todos sus hijos.

El Espectáculo de la Creación siguió su curso. Creados nuestros Cielos  abrió Dios la Navegación a través del Océano de las Galaxias. Lo que es imposible a la Criatura, navegar por el bosque de las galaxias, la aproximación a sus cuerpos a la velocidad Divina reduce millones de años a minutos, creando un Bosque donde los árboles se abren para dejar paso y se cierran una vez el navegante  sigue su camino. Únicamente el Ser Divino Increado para quien el Infinito es su Universo tiene el Poder de alcanzar las fronteras del Cosmos y regresar al punto de partida sin perderse por el trayecto de ida y vuelta. Galaxias que corren, vuelan, se reúnen, se separan… Espectáculo maravilloso, indescriptible,  inolvidable. Y al final de este Viaje: “las Tinieblas que  cubren la haz del Abismo”, cuya existencia conocían por la boca de los dioses. 

Los Hermanos de YAVÉ DIOS les habían dicho a los hijos de Dios que una vez creado el Big Bang Original y haber levantado un Muro Transformador de la Energía Cósmica en Materia Astrofísica, el Primogénito de los dioses destruyó el Cosmos Antiguo, lo redujo a polvo, a Tinieblas cubriendo un Abismo  que se extiende por los espacios infinitos, desde entonces privados de la energía necesaria para la Conversión de la materia en energía y la transformación de la energía en materia. Es sobre ese Abismo que el Nuevo Cosmos se expande hasta el Infinito por las Eternidad absorbiendo toda la materia nebular procedente de la destrucción del Cosmos Antiguo. Visión sobrecogedora para los ojos para quien  de pronto se figura siendo arrojado a sus profundidades sin fondo: he ahí el Infierno, “donde habrá llantos y crujir de dientes”.

YAVÉ DIOS siguió adentrándose en aquellas Tinieblas hasta donde el Nuevo Cosmos se transforma en un  Océano saliéndose de madre por sus cuatro costados. Fue entonces cuando dirigiendo un haz de energía luminosa hacia el campo creador por ÉL mismo generado comenzó el viaje de la energía a la materia, producto final del cual fue la Implosión Astrofísica  que dio origen al Sol y los planetas y satélites que contiene su Sistema. Maravilla para los ojos y gozo para la inteligencia. Lección de Omnisciencia Creadora y Revelación en vivo de la Naturaleza del Creador Divino para no ser olvidada jamás. Pues como dije en la HISTORIA UNIVERSAL DIVINA quiso Dios mostrarles el Origen de la Creación cuanto el lugar de Destierro al que serían arrojados quienes  volviesen a incendiar con el fuego de la Guerra su Mundo.

Esto hecho, el Sistema Solar creado, YAVÉ DIOS apartó un planeta de su familia, lo abandonó en las Tinieblas como quien se deshace de un cuerpo sin futuro, y trasladó  el Sol y su Sistema a los Cielos. Aquí, en medio de un  medio astrofísico aun sin carta de navegación interestelar, le abrió al Sistema Solar su propio campo de movimiento relativo dentro de un cúmulo estelar abierto. Su localización en aquel cúmulo globular cerrado parecía  un imposible una vez  fuera de los Cielos. Esto es lo que de pronto hizo YAVÉ DIOS. Abrió Dios de nuevo la Navegación por el Bosque de las Galaxias en dirección al Abismo Exterior en el que abandonó a aquel planeta, en principio un desecho, como aborto producido durante la gestación del Sistema Solar.

 

8.

La Luz.

 

Creó Dios nuestro mundo haciendo emerger del seno de las aguas del océano estelar los Cielos. Luego creó la Tierra. Pero primero fue la Idea.

En su Omnisciencia el Creador no hace nada sin tejer antes en su Inteligencia el Edificio a construir. Primero planea, resuelve, tira líneas, calcula, supera problemas, despeja incógnitas, ve en movimiento virtual el fin al que tiende su proyecto, se deja llevar por su Sabiduría y luego pasa a la acción. Confía en su experiencia para mantener bajo control todos los procesos. Si sobre la marcha algún elemento parece que se le escapa de las manos actúa en consecuencia, improvisa, toma las decisiones al caso y, sin desfigurar la Idea, mantiene el movimiento en la dirección original establecida.

Así pues, creó la Tierra en las fronteras del Cosmos, lejos del Cielo y de los Cielos, en las Tinieblas. Le dio a la Tierra por esposo el Sol y por hermanos y hermanas los Planetas.

Sol, Tierra y Luna, y toda la familia planetaria, fueron creados de un único núcleo.

Creada la familia solar abandonó Dios la Tierra en las Tinieblas a aquella soledad tan total y absoluta que la causara sentirse “confusa y vacía”, según nos lo cuenta en su Libro. Pues pasó que, contra toda expectativa, cuando fue a la Tierra a la que le hizo todas las promesas de futuro, su matrimonio con el Sol firmado desde el mismo Origen, sellado con besos en la Cuna, Dios se llevó a toda su familia lejos, muy lejos del Abismo cubierto por las Tinieblas, y la abandonó a ella, la Tierra, a merced de las fuerzas del Abismo. La oscuridad gélida de una soledad invencible se le metió a la Tierra en los huesos, y de frío los dientes le castañearon.

Ay la Tierra, nacida entre promesas de maternidad a la luz de risas, aplausos y exclamaciones de los hijos de Dios. Bella en su desnudez, hermosa en su pequeñez. Ay el sueño concebido para ella, como el del niño que vive del sueño de su madre mientras se tejen sus huesos y su carne. Ay del sueño aquél. El frío le helaba los huesos, los vientos que recorren las Tinieblas sacudían su carne trémula. Ay mi sueño, ay mi vida, que se me ha ido mi Dios y me ha abandonado en las Tinieblas sin nadie que me defienda. ¿Por qué me has abandonado, Dios mío? ¿Por qué me prometiste el océano, porqué me hiciste soñar con el Este, el Oeste, el Norte y el Sur, porqué me soñaste madre de tantos hijos, mis manos con alas, mis cabellos coronados por diadema de nubes preñadas de vida, mis pies de nieve respirando primavera sobre verdes valles, porqué me alimentaste con miel si me tenías destinado por alimento este veneno agrio y espeso? Ay que me muero, ay que prefiero la muerte a vivir sin tu sueño.

Así que cuando su Gran Espíritu regresó a buscarla “la Tierra estaba confusa y vacía” porque su Creador no aparecía por ninguna parte. Cuando regresó, la Luz se hizo. Fue así.

Extendió Dios un campo de fuerzas que rodeó la Tierra y su superficie se transformó en un mar de lava viva. Estamos hablando de la Fusión de la Corteza Primaria de nuestro planeta. De las entrañas de aquel mar de lava viva surgió la Atmósfera Primigenia. Al cabo la corteza terrestre se enfrió y aquella atmósfera se convirtió en un Manto de Hielos que cubrió la esfericidad entera de nuestro planeta de polo norte a polo sur. Tal Manto de Hielos es “la luz”.

Este es el origen de la escalera de los elementos naturales. (En la Introducción a la Cosmología del siglo XXI el tema de la Física Creadora de la Biosfera se toca con la profundidad debida). Esta es la Historia de la Tierra.

 

9.

El Firmamento.

 

El abrazo del Omnipotente. Oh, el cálido abrazo del Omnipotente. El calor de tus músculos, oh Dios, es el calor del primer beso entre los esposos vírgenes, el calor de la primera palabra del padre a su bebé; envuélveme en tu aliento, Dios mío… Ay la Tierra, cuántos versos, cuántas líneas escribió en su soledad, cada una una paloma blanca cruzando las aguas en busca de la ramita de olivo que le mantuviera viva a Noé la esperanza. ¡Su alegría, su corazón desbocado, su pulso desatado, sus nervios vibrantes el día que la luz del Gran Espíritu de su Creador brilló fulgurante, atravesando el campo de las galaxias a la velocidad de Su pensamiento! Su Voz cálida, su Verbo tierno, ay hermanos y hermanas, me muero por rociar mis orejas con el bálsamo del eco de sus cuerdas, cuando su Palabra rompa el Silencio.

Y así fue. El Gran Espíritu regresó, la abrazó, se la comió a besos, le habló, y su Confusión desapareció al momento.

Envuelta en aquel Manto de Hielo forjado a temperaturas bajo ceros absolutos, Manto de Hielos producto de la Fusión de la Corteza Primaria y Sublimación de la consecuente Atmósfera Primigenia, separó Dios a la Tierra de las Tinieblas y la introdujo en los Cielos. La condujo al encuentro del Sol y los Planetas. En el calor del encuentro el hielo se derritió y se transformó en Aire y Agua. Bajo el Firmamento que separó Aguas de Aguas, los dos bloques de hielo comenzaron su repliegue hacia los polos Norte y Sur. Y desde entonces el Firmamento sigue ahí, separando las Aguas de los mares de todos los días de las Aguas gravitatorias que llenan el espacio exterior.

El Firmamento en el Verbo del Génesis es la Atmósfera resultante de esta manera creada. Firmamento al que llamó también “cielo”, el cielo de todos los días, azul, rojo, blanco, amarillo, naranja, violeta, púrpura. Firmamento sobre cuya arquitectura ya tendremos tiempo de entrar, y hablando de la cual tocamos su génesis, dejando para otro sitio los fundamentos de la Biosfera, fundamentos que han de conducirnos a la definición de los elementos constitutivos de la Ecosfera. 

 

10.

La Mano de Dios.

 

Siguieron bajo el Sol bajando las aguas del océano madre. Y continuaron bajando hasta alcanzar el nivel de los mares. Entonces, cuando las aguas se retiraron para dejar que la Vida siguiera su curso, la huella de la Mano Creadora quedó grabada en la piedra de las dorsales oceánicas, y sobre la superficie de la huella de sus cinco dedos el árbol de las especies echó sus raíces.

Este es el origen de la vida en la Tierra.

 

11.

El mundo de las aves.

 

Los mares se llenaron de criaturas, tantas que no cabían en la inmensidad de aquéllas aguas que le dieron la vuelta al mundo.

El nivel de las Aguas que están debajo del Firmamento siguió bajando y por tanto la presión subiendo. Entonces el Árbol de la vida atravesó la frontera entre el agua y el aire y el firmamento de los cielos se llenó de criaturas con alas y picos.

Otras ramas tocaron tierra firme directamente del agua a la tierra; pero el mundo era de las aves, que ponían sus huevos en tierra y se extendían tierra adentro hasta los confines de las cordilleras. Así que cuando los anfibios comenzaron a internarse más allá de las orillas y se dieron por alimento huevos de aves prehistóricas la necesidad de vigilar la propiedad generó la transformación revolucionaria de las alas en brazos.

Este es el origen de todas las bestias que paren.

 

12.

Los hijos de Dios.

 

Vive que evolucionando crecieron los hombres y sus familias en los bosques, desde cuyas fronteras con el mundo de los Dinosaurios vieron bajar del cielo a los dioses. Los hijos de Dios se distinguían de las demás criaturas porque caminaban sobre sus piernas. Y el poder que su palabra ejercía sobre todas las bestias era muy grande. Se despertó entonces en los hombres un instinto sui géneris, el de la inteligencia, y encontraron en la capacidad natural para imitar a los dioses el camino hacia el dominio del mundo. Fue por entonces cuando los hijos de Dios adoptaron a los hombres como discípulos.

 

13.

Mesopotamia. La tierra del paraíso terrenal.

 

Dios le dio a cada uno de sus hijos una zona de influencia en la Tierra. Según el Sello que cada pueblo hubiera recibido de su preceptor la Formación de los Cinco Pueblos originales de los que procede todo el género humano daría lógico lugar a cinco culturas diferentes. El Proyecto Divino era unificar esas cinco culturas en una sola, de la que emergería la concepción de un reino mundial, patria original de todos los pueblos futuros del género humano. La corona de ese reino se la daría Dios al Primer Hombre que lo llamaría Padre, y nadie podría otorgarse este poder.

Así que este proceso de formación de los pueblos de la Tierra en marcha, viniendo de diferentes lugares se encontraron en Mesopotamia, llámese Irak en los días corrientes, un número indeterminado de familias. Crearon sociedad, levantaron ciudades, establecieron constitución social. Pero jamás se otorgaron el poder de elegirse un rey y comenzar por ellos mismos la obra de unificación de todos los pueblos de la Tierra en un gran reino. Dios daría.

 

14.

Adán y Eva.

 

Y dio. Movido por el Dios de los dioses abandonó su casa y su familia un joven ciudadano de aquella Primera Mesopotamia. Acabó su andadura en un rincón virgen de aquélla tierra regada por cuatro ríos.

Dios le dio un nombre nuevo a su elegido: Adán. Y estando allí le descubrió el Futuro de la Humanidad según en su Presciencia la había tejido en Su Mente.

Fuera del Edén la voz del Gran Espíritu había extendido el mensaje. La elección divina se había producido. La entrada del rey en escena era una visión en verdad para corto tiempo. Un grupo de jóvenes dejó sus hogares y salió a buscarle. Entre aquéllos se halló Eva.

Este es el origen de Abraham, padre de Israel.

15.

El talón de Aquiles de Adán.

 

La sociedad original humana no había sido establecida sobre la propiedad, la mentira, o la conquista del Poder. Todo le pertenecía a Dios y sus sacerdotes almacenaban el fruto del trabajo en el Templo para su distribución según las necesidades de las familias.

La palabra de un hombre era ley. El hombre, a imagen y semejanza de su Creador, no hablaba jamás en vano.

Aquí era donde residía la fuerza del Hombre a los ojos de su Creador, en esa inocencia que lo empujaba a creer en la palabra de su prójimo como si fuera la suya propia. Hasta que llegó el hijo de la perdición y convirtió esa fuerza en diana para la certera flecha de su traición.

 

16.

Más dura sería la venganza.

 

¡Ay! Ay de la Serpiente cuando el Padre de aquel niño volviera. El Dragón sería desterrado de los límites de la Creación donde el no-ser vive una muerte que nunca llega, ni se va. Sus planes para obligar al Gran Espíritu a convertir el paraíso en un mundo de dioses más allá del bien y del mal estaban condenados al fracaso más absoluto.

En Dios el Padre y el Juez son un todo indivisible. Justicia y Amor son los dos Brazos de su Gran Espíritu. ¡Al Infierno quien ama el Infierno! Bendito sea Dios y su santo espíritu de justicia. Él no puede soportar la visión de todo lo que hemos visto y oído, y por eso la Creación entera ha estado expectante soñando con el Día de la gloria de la libertad de sus hijos, cuando al frente de su Casa el Rey del Paraíso se alce contra lo que el Infierno sembró entre los hijos de la Tierra.

Bailad, guerreros, la danza de la victoria en honor del Invencible. Batid palmas vientos del Norte, recorred los mares con la noticia vientos del Oeste, llevadle el grito de la esperanza a los que viven en las sombras del Este: Viene el Rey, lo rodean príncipes que brillan como soles, el ejército del paraíso de los Buenos vuelve a cantar al término de la Noche.

Sí, hijos de la Tierra, ¡ay! de los Rebeldes por tercera vez, porque colmaron el vaso de la paciencia divina; en su locura quisieron transformar el agua no en vino sino en veneno. Juró entonces el Gran Espíritu que no retiraría su espada hasta que su hoja cayera sobre la cabeza del asesino y sus cómplices malditos. Juró por su honor y su gloria que un niño nacido de aquella Eva heredaría su espada, la del Gran Espíritu, y con ella se cumpliría la Palabra de Dios: “Él te aplastará la cabeza”.

¿No veis hijos del Gran Espíritu la visión que el Guerrero Eterno tuvo? ¿Qué brazo surgido del barro podría levantar con su puño la espada del Héroe de las galaxias que recorren alegres el infinito? La respuesta está en vosotros porque estuvo entre nosotros: El Brazo de Dios, el Brazo de su Hijo, el Brazo de Yavé.

Viendo la visión de su Padre, Adán se levantó del suelo y bailó sobre los restos de su desesperación la danza de los héroes en honor del Campeón que el Gran Espíritu les había elegido a los hijos de la Tierra.

Este es el origen de Cristo.

 

17.

Al Este del Edén.

 

En la amargura de la desesperación que le rajó el alma y le desgarró la mente, Adán vio la historia de la humanidad desde el fratricidio a la última bomba que reventó la Tierra y la redujo a montañas de piedra desvaneciéndose en el humo de las estrellas. Los horrores que vio le espantaron de tal manera que se le hizo imposible creer que su Dios y Padre fuera a permitir semejante tragedia.

Pasó entonces que Adán no se equivocó.

Dios sintió la traición de Satanás cual puñalada en la espalda, como un lanzazo en pleno corazón. Muerto su elegido la Tierra quedaba a merced de un Dragón loco por imponer su imperio desde un confín al otro del mundo, pero por su Omnisciencia y Todopoder que la Serpiente Antigua acababa de firmar su sentencia de destierro ad eternum del Cielo, de la Tierra y del Cosmos entero. Por su salud que un hijo de ese mismo Adán se levantaría hasta las nubes, alzaría su brazo y dejaría caer el Martillo de la Venganza sobre la cabeza del asesino de Adán.

Adán y Eva también fueron desterrados lejos de su patria. Adonde nadie pudiera encontrarlos y mataran al Niño de la Profecía. Fue como si se los hubiera tragado la tierra. Los escondió Dios de la cólera de sus hermanos entre los pueblos de las montañas, moradores de cuevas, los montañeses cazadores de pieles del Este.

Este es el árbol genealógico de los hijos de Noé.

 

18.

La primera guerra civil mesopotámica.

 

Inmediatamente después de la Caída las Ciudades de muy antiguo, Ur, Lagash, Kish, Umma... los hombres se dieron reyes y cada rey se lanzó a hacer realidad la utopía del reino universal empleando la fuerza.

Los ángeles rebeldes abrieron la Caja de Pandora, le dieron nuestro mundo por campo de acción, y la larga mano de sus tentáculos alcanzó a todas las naciones. Alcanzó también a Caín, que mató a Abel en un intento desesperado de obligar a Dios a entregarle la gloria del príncipe de los vengadores.

Consolados por la Sabiduría, Adán y Eva educaron a Set en la Doctrina Mesiánica de los Patriarcas. Nadie excepto el propio Dios conocía el tiempo del Nacimiento del hijo de Eva.

Cuando terminaron aquellas primeras guerras fratricidas los hijos de Set regresaron a la patria perdida y aprendieron a convivir con las demás familias en igualdad, sin olvidar jamás la situación de guerra declarada entre el Cielo y el Infierno, y la parte que se les había asignado en el encuentro.

El Primer Hombre que llamó Padre a Dios fue Adán; pero de ninguna manera Adán iba a ser el último a quien Dios llamaría Hijo delante de su creación entera.

Este es el origen mitológico del rey David

 

19.

Hacia el diluvio universal.

 

Las crónicas conocidas para el periodo de la Caída de las Ciudades-Estado y la Era antes del Diluvio nos vienen dadas de una forma arcana en los archivos descubiertos en los yacimientos arqueológicos del Oriente Medio. Hablan de crónicas reales, del origen divino de la realeza. Coinciden con el Génesis Hebreo en el acontecimiento del Diluvio.

Según se deduce de la historia de aquel mundo de mitos y héroes, las Ciudades-Estado compraron la paz a un precio muy alto. La No-Ley por Ley, uniendo el ser y el no-ser en una bomba le entregó al imperio de los dioses antiguos el cetro de las Cuatro Regiones. Estos, los dioses malvados y malditos que sembraron la cizaña de sus mentiras de un confín al otro del mundo, sin miedo ni honor ni vergüenza en sus entrañas, no habiéndoles bastado con haberle declarado la guerra al que aún seguían llamando Padre, le ofendieron hasta el infinito pisando una ley sagrada, inviolable, contra cuyo delito insoportable su Gran Espíritu sufrió en silencio lo indecible. Pero tragándose su orgullo, quemándole la sangre, aguantó el Divino Guerrero el sufrimiento, almacenando en su alma el fuego en el que se quemarían eternamente aquellos demonios perversos y malditos.

Porque si un padre por amor a un hijo permite que ese hijo mate a sus demás hermanos, ese padre es el demonio malvado y perverso de cuyo seno surgiera tal malvado hijo. ¡Lejos de la Paternidad Divina semejante conducta criminal!

Callado, con los dientes apretados, los nervios en tensión, Dios sufrió lo indecible el día que pisaron su ley sagrada sobre la prohibición del cruce de razas cósmicas. Uniéndose Satán y sus hermanos malditos a las hembras humanas parieron de ellas criaturas medio hombre medio demonios que, arrasadas sus entrañas por una inmortalidad que se les negaba, sembraron el mundo de destrucción, convirtiendo las tierras en un campo de devastación donde obtener de sus padres demoníacos, a base de sacrificios humanos, la inmortalidad que se les negaba.

Ellos, los héroes de muy antiguo, fueron los fundadores de las religiones sangrientas que asolaron las tierras y compararon a nuestros padres con las bestias, y los sacrificaron en el altar de sus pasiones imposibles tras la búsqueda de la fuente de la juventud eterna. Enloquecidos por su condición ni divina ni humana sembraron el mundo de aquellas guerras y violencias gratuitas que en sus cuentos y leyendas recogieron los Antiguos, cuando por el amor de una hembra un hombre era capaz de meterle fuego a toda una ciudad, como si en el mundo aquella Helena hubiera sido la última mujer sobre la faz de la tierra. Salvajes, monstruos paridos de semillas malditas, los héroes de muy antiguo nacieron para morir arrastrando con ellos a la tumba a todos los que le rodeaban, como se manifiesta en las tumbas de los Ra y los Amones del Egipto.

No pudiendo soportar más la presencia de aquel mundo donde el bestialismo impuso su norma, optó Dios por dar por finalizada aquella obra, echarla abajo y empezar una nueva. Si afectó el Diluvio a todos los continentes de la misma manera y en el mismo momento es un cantar de otra materia. Si fue así cada pueblo lo sufrió a su manera.

 

 

CAPÍTULO 3

 

20

De Noé a Abraham.

 

Las pruebas del carbono dicen que la fecha del Diluvio debemos situarla hacia el principio del tercero y finales del cuarto milenio antes de Cristo. La reconstrucción de la historia desde la arqueología se suma al testimonio.

Se salvaron muchos del desastre y volvieron a empezar de cero. Durante aquel proceso de reconstrucción internacional los hijos de Noé tuvieron la parte del guerrero que baja de las montañas al anfiteatro de las vanidades babilonias. La estructura del Mito Acadio una copia de la estructura del Mito Hebreo, no es en vano que muchos historiadores hayan creído descubrir en el Gilgamesh del Mito sumerio la Conexión Judía.

Recordemos que Dios les prometió a los hijos de Noé la invencibilidad por norma.

“Se apoderará tu descendencia de las puertas del Infierno”, les dijo. Promesa maravillosa y fantástica en la que el Padre de Adán se ratificaba en su juramento de venganza contra los príncipes del averno.

Estaban ya los demonios malditos que un día fueran ángeles benditos celebrando la destrucción del mundo, y se festejaban ya con la victoria final sobre el “hijo de Eva”, del que ya se reían antes de ver su Nacimiento, cuando Aquél Rey silencioso y desconocido, cuyo Gran Espíritu no demostraba sentimiento de fracaso alguno, levantó la cabeza y abriendo su boca, para vergüenza y confusión de quienes ya celebraban la victoria no conseguida, repitió su juramente bendito: “El hijo del Hombre te aplastará la cabeza; baila mientras puedas, maldito”.

Noé y sus hijos bajaron de las Montañas del Este en formación de ejército. (No olvidemos que al guerrero de los guerreros, Gilgamesh, se le adjudica un origen montañés en los textos cuneiformes). Los hijos de Noé vivieron en las ciudades, crecieron y se multiplicaron. El clan original se expandió por las ciudades de Nippur, Uruk, Ebla, Kish, Lagash, Umma, Ur.

En esta Ur de la III dinastía vivían los padres de Abraham cuando la locura ególatra arrastró al rey de Ur a otorgarse la inmunidad constitucional que se les suponía a los dioses. Pero reconfiguremos en líneas maestras la sucesión de aquellos acontecimientos.

Según los elementos arqueológicos a nuestra disposición podemos situar la fecha del Diluvio a finales del Cuarto Milenio y principios del Tercero. El llamado Periodo Protodinástico sitúa su origen en el 2.900. Esta ubicación obliga a situar entre la catástrofe y el renacimiento de las poblaciones un par de siglos por medio.

La ciudad de Kish fue la primera en salir de las aguas y darse un rey. Al poco la ciudad de Uruk entró en la dinámica, aportando a la historia las aventuras de su héroe y rey, Gilgamesh.

Tras la muerte de Gilgamesh la ciudad de Kish volvió a recoger la Vara del Imperio, actuando su rey entre las ciudades vecinas como árbitro y juez de sus disputas. Poder que pasó a Ur, y después a la ciudad de Lagash, situándonos así en el siglo XXV a.C. Para finalmente caer en manos de la ciudad de Umma, cuyo rey héroe reclamó para sí el imperio del Edén.

Imperio que le duraría a Umma poco tiempo. Se lo arrancó de las manos el joven Sargón, copero del rey de Kish. Sargón se rebeló contra su rey, se fundó su propia ciudad imperial, Acad, y desde Acad salió a conquistar el mundo.

Lo conquistó.

Sus hijos reinaron desde el 2278 hasta el 2193 aproximadamente, cuando los Primeros Bárbaros cayeron sobre el imperio del Edén y extendieron su anarquía desde un extremo al otro de las Cuatro Regiones.

La caída del imperio de Acad le devolvió el protagonismo a las ciudades clásicas, entre las que Lagash volvió a saltar a primer plano bajo la jefatura del famoso y legendario Gudea. Pero no fue este Gudea quien liberó al País del imperio de los Bárbaros sino la coalición de las ciudades del Sur lideradas por el rey de Uruk, bajo cuya bandera debemos situar a los abuelos de Abraham.

Pasó, pues, que tras la derrota de los Bárbaros Gutis, el jefe Utukhegal quiso proclamarse emperador, lo que al jefe Nammu y su consejo de príncipes de Ur no les gustó nada, y le declararon la lógica guerra de independencia. Bajo esta bandera, en efecto, podemos situar a los padres de Abraham.

Nos hallamos en la frontera entre los dos milenios, Tercero y Segundo a.C.

Observemos, sin embargo, que antes del descubrimiento de las Ciudades Perdidas Sumerias, en la segunda parte del siglo XIX, hablando de Nínive, Ur, Kish, Akkad, Lagash, etcétera, estas Ciudades y su Mundo, que forman parte del Mundo Profético-veterotestamentario, esas ciudades y su mundo, en opinión de la Ciencia del XVIII y principios del XIX, jamás existieron, siendo el Génesis de Moisés y los libros de los Profetas, tratando desde Nabucodonosor hacia atrás, pura invención literaria, un cuento de viejas mitológicas que los Israelitas se habían sacado de la manga, y los Cristianos habían rescatado a fin de mantener en las tinieblas a las naciones, de las cuales la Ciencia las iban a sacar a todas, especialmente a las alturas del siglo XX, fecha que los científicos firmaron como la fecha de la muerte del Cristianismo.

Pero por uno de esos acontecimientos que jamás debieran producirse, pero que se producen, una generación de científicos locos, como investidos del poder de Jesucristo para resucitar muertos, se pusieron a resucitar las Ciudades Perdidas de Sumeria que, hasta entonces, fueron sólo cuentos de viejas.

Los Sayce, Maspero, Rawlingson, etc, reventaron la dialéctica del materialismo histórico del siglo XIX con la Nueva Ciencia de la Interpretación de las Lenguas rescatadas de la Tumba: El Sumerio, el Hitita... donde descansaron Nínive, Ur, Kish, Lagash, Acad, etc, etc, las ciudades protagonistas de la Lista Real Sumeria. La relación entre los años de vida de las Genealogías Bíblicas y los años de vida de los reyes de esta Lista fue y sigue siendo uno de esos fenómenos que dejan con la boca abierta.

Recordemos:

 

LISTA REAL SUMERIA

 

La corona descendió del Cielo. Eridú fue la ciudad real elegida por los dioses.

Alulim, (Adán), el primero de los reyes de la Tierra, reinó durante 28.800 años.

Alalyar, el segundo de los reyes de la Tierra, reinó durante 36.000 años.

En total estos 2 reyes reinaron durante 64.800 años.

Recordemos que el ciclo hindú y la tradición precolombina le da 65.000 años al llamado “día del Sol”. Se lee esto:

El manvântara está equiparado a 2 veces y media la precesión de los equinoccios, que posee 25.920 años (64.800 años), o en números redondos, por ejemplo en la Tradición Precolombina, 65.000 años, o sea, también, 5 periodos de 13.000 años, e igualmente se le suele llamar un día del sol.

De donde se debe deducir quela Edad Bíblica de los Patriarcas, y de los reyes de la Lista Sumeria  tiene conexión con el día del Sol.

Rescatada la Lista Sumeria de los hipogeos de la Historia la coincidencia de la cifra sumeria, 64.800 años,  con los tiempos astronómicos nos abre una puerta hacia una Civilización Prediluvial plenamente establecidas en el conocimiento del Universo, transmitido oralmente, y perdido una vez que aquella civilización fue arrojada a los hipogeos de la Historia.

La coincidencia sobrenatural de la tradición precolombina y la Lista Sumeria, dando 64.800 años, nos deja perplejos a la vez que admirados. Encerrados en su ateísmo anticristiano absoluto los sabios de finales del XIX y principios del XX  le volvieron la espalda a este hecho y prefirieron ignorar cualquier coincidencia entre  el ciclo hindú, la tradición precolombina y los años de la vida de Adán, (Alulim) y su sucesor en el trono del Edén.  Nosotros no podemos ignorar esta conexión, si bien su interpretación no está a nuestro alcance actualmente. De cualquier forma y siguiendo los hechos:

Al cabo Eridu cayó y la corona pasó a Bar Tibirá.

Aquí Enmenluana reinó por 43.200 años. 

Enmengalanna lo hizo después por otros 28.800 años. 

Dumuzi el Pastor, durante 36.000.

Estos 3 reyes sumaron un total de 108.000 años. Cuando Bar Tibirá cayó la corona pasó a Larsa.

Ensipadzidana reinó en Larsa durante 28.800 años. Enseguida Larsa cayó y cogió el relevo Sippar

Enmendurana se alzó con la corona y reinó durante durante 21.000 años. Sippar cayó a su vez y Churrupag le sucedió.

Ubar Tutu reinó en Churrupag durante 18.600 años. 

8 reyes para cinco ciudades durante un periodo de 241.200 años. Inmediatamente el Diluvio Universal los borró del mapa. 

 

Volviendo al tema del descubrimiento de esta Lista real Sumeria es necesario decir, tratando el tema de la Recreación de los tiempos históricos derivados de la Revolución Arqueológica de finales del siglo XIX, revolución con mucha diferencia más grande que la Darwinista, por centrar el tema, de cuyo campo vendría a luz el Nazismo Ideológico, del que surgirían el Nacionalsocialismo Hitleriano y el Socialismo Stalinista como sus dos hijos putativos más dignos de la estructura guerracivilesca a nivel de especie global que el Darwinismo ideológico portó en su formulación extra científica; Revolución Arqueológica que precisamente los dos monstruos hijos del Darwinismo, sin quererlo, pero haciéndolo, enterraron en el silencio bajo el estruendo de las dos guerras mundiales que sacudieron el cuerpo del Siglo XX, y precisamente por ese silencio a que se vio sometida la Arqueología : la Continuación de aquella Revolución de finales del Siglo XX quedó en manos de una escuela cuyos prejuicios quedaron en evidencia, uno de ellos durante la última de las dos guerras, cuyas propiedades podemos enumerarlas en una palabra clave: Antisemitismo, y el otro que venía operando en la escuela germano-anglosajona desde la Reforma: el Anticatolicismo; prejuicios que condujeron a la admisión de errores fundamentales que debieron haber sido corregidos, pero que, gracias al interregno de las guerras mundiales, no sólo no lo fueron sino que además fueron apuntalados a nivel de Universidades. Bajo esta ley de antisemitismo toda línea de investigación que condujese a una relación Hebraico-Mesopotámica fue condenada al exilio en razón de su derivación argumentativa a favor del Catolicismo. Siguiendo esta línea anticientífica los sucesores de la escuela arqueológica decimonónica cerraron los ojos a todos los datos abiertos a la conexión Hebraico-Mesopotámica, en su irracionalidad invirtiendo los presupuestos, tal que no fueron los otros pueblos los que derivaron sus tradiciones de la Memoria Hebrea sino que serían los Hebreos los que construyeron sus Mitos a partir del sustrato mesopotámico-babilónico.

El caso del Diluvio es el ejemplo más patético servido. No sólo negaron, y siguen negando la existencia de semejante Catástrofe, aun cuando su memoria sea corroborada por fuentes extrabíblicas, sino que haciendo gala de una capacidad nula para el genio anularon el testimonio de esas fuentes corroboradoras de la Biblia aduciendo que la Biblia se basó en esa Mitología Sumeria, de esta manera pervirtiendo el significado y la naturaleza de la Metodología Científica. En lugar de servirse de ambas fuentes como jambas de la puerta por donde entrar y abrirse paso hacia el interregno entre el Primer Reino Mesopotámico, fundado por la Generación de Adán, el Alulim de la Lista real Sumeria, la Nueva Escuela Histórica surgida de las Dos Grandes Guerras Mundiales se limitó a dar por bueno el Error de sus maestros, asumiendo como agujero negro y laguna insondable el Milenio que fue desde la Caída del Reino de los Cuatro Ríos al Primer Reino de las Cuatro Regiones.

En cuanto a la identificación de la Caída del Adán bíblico con la Guerra Civil en que se enzarzó el Primer Reino Mesopotámico no se puede decir más de lo que se deriva de la relación Biblia-Arqueología por en cuanto la Escuela Germano-Anglosajona, negándose a querer ver relación alguna entre el Mundo Bíblico y la Mesopotamia Neolítica, que deriva en la Edad de Oro de la que surge la Concepción de la Civilización como un proyecto de Futuro, a edificar sobre la estructura de un Reino, que sería el primer Reino Mesopotámico, cuyo rey sería el Alulim de la Lista Real Sumeria; y porque no quiso y sigue negándose a reunir las dos partes del Enigma, las pruebas materiales que proceden a la Identificación de ambos sujetos Alulim-Adán, y conllevan a la recreación Interpretativa de la Biblia desde la Historia Universal, limitando la teología a las cosas de la Doctrina de la Iglesia, no se ha producido todavía.

Ahora bien, se entiende, desde la Historia Universal, que el crecimiento de la Humanidad desde el genio Mediterráneo Ibérico-Galo que se observa en Las Cuevas y sus Monumentos Megalíticos, es el que desemboca en Mesopotamia, y deja sus huellas desde Andalucía hasta el sur de Turquía, para finalmente, integrando su genio con el que procede de Asia y África, dar lugar a la Creación de una Población Interracial Abierta que adquiere Consciencia del Ser y se proyecta al Futuro mediante la Fundación de un Reino, cuyo Rey, Adán o Alulim, según las Listas, se hundiría en el Delito contra la Humanidad que, habiéndose introducido como norma en su Mundo, lo conduce a la Política de Expansión de su Corona mediante la Guerra. Es esta Política la que Dios juzga de acuerdo a la Ley Eterna y procede al abandono del Género Humano a sus propias fuerzas, que, andando el tiempo, y de acuerdo a la Ley, se hunde en el Diluvio que entierra las Ciudades Perdidas de Sumeria, y desentierra la Revolución Arqueológica del XIX de debajo del mar de lodo del Diluvio.

Ésta debiera haber sido la base desde la que, debiendo haber adoptado la Lista Real Sumeria como Testigo de y no como Fuente de la Biblia, la Recreación de la Historia Antigua del Milenio IV antes de Cristo hubiera debido abrirse paso hacia la Edad de Oro del Neolítico Sumerio.

No sólo no se hizo, sino que se adoptó por método borrar de la Investigación cualquier huella que pudiera conducir a una relación de los Héroes Bíblicos con los Héroes Sumerios. El caso más patético es el del egiptólogo Breadsted cuando afirma que Moisés se sirvió de la línea monoteísta del Faraón Hereje para crear su Religión. Entre el genio y el loco ha habido siempre una línea muy estrecha, en este caso pisada, borrada y activada en beneficio del loco, bajo cuya esfera el genio se transformó en un discapacitado intelectual, sin poder existencial para seguir haciendo uso de la Palabra en el Ágora de la Sabiduría.

En descargo de las Ciencias Históricas digamos que la obsoleta incapacidad de la Teología, encerrada en sus dogmas de la Creación del Hombre desde una pareja y ella desde la costilla de él, para dar paso a una investigación propia sobre las descubrimientos desde el que combatir el anticristianismo, hizo imposible dicha apertura de la Historia a la Biblia.

Este Siglo verá la Corrección de los errores pasados y pondrá a cada cual en su sitio. Mientras tanto observemos cómo cuando los hombres comenzaron a multiplicarse de nuevo los mismos males que condujeron a las Ciudades Estados Sumerias a la Guerra Civil y finalmente a su destrucción, volvieron a resurgir.

Enseguida tenemos el Primer Periodo de los Grandes Jefes. Es decir, los hombres vuelven a enfrentarse y se dan Jefes Militares con los que atacarse y defenderse. Este Periodo culmina con la fundación del primero de los reinados, sujetos a continuas revoluciones palaciegas, pasando la corona de una familia a la otra, siguiéndose en esto la ley más general de la Historia, el despotismo da lugar al absolutismo, el absolutismo a la revolución. Vuelve el despotismo, vuelve el absolutismo, y así hasta que la Guerra deviene el modus vivendi de las clases aristocráticas que se van creando durante las vueltas del tiempo. En términos concretos el primero de los sujetos historizados es Enmenbaragesi, del cuarto periodo monárquico, rey de Kish, situado hacia el 2700 A.C., derrocado por Dumizid el Pescador, sucesor de Lugalbanda el Pastor.

 

Primer Período Monárquico:

 

En E-ana el hijo de UtuMeskiacgacer, se proclamó señor y rey y gobernó por 324 años. Meskiajgacer desapareció al otro lado del mar.

Enmerkar, su hijo, rey de Uruk, que construyó Uruk, se coronó rey en lugar de su padre Meskiacgacer, y reinó por 420 años. La dinastía de Meskacgacer reinó durante 745 años. 

 

Período de Grandes Jefes:

 

Lugalbanda el Pastor lo hizo durante 1.200 años. 

Dumuzid el Pescador, de la ciudad de Kuara, reinó durante 100 años. El solo capturó a Enmebaregesi

 

Segundo Periodo Monárquico:

 

Gilgamés, cuyo padre fue un fantasma, señor de Kulaba, reinó durante 126 años. 

Ur Nungal, hijo de Gilgamesh, durante 30. 

Udul kalama, hijo de Ur Nungal, por 15 años. 

Labacum, 9 años. 

Ennuntarahana, 8 años.

Meche el Herrero, lo hizo 36 años. 

Melenana, 6. 

Lugalkitun, 36.

En total 12 reyes; que reinaron por un periodo de 2.310 años. Por aquel entonces la ciudad de Uruk fue destruida y la corona pasó a Ur (Primera Dinastía).

En la ciudad de Ur reinó por 80 años Mesannepada.

Meskiac Nanna, hijo de Mesannepada, gobernó la ciudad 36 años. 

Elulu, 25. 

Balulu, 36. 

4 reyes en total, 171 años su tiempo. La ciudad de Ur fue tomada y el reino pasó a la ciudad de Awan.

En Awan 3 reyes gobernaron durante 356 años. Al cabo Awan fue vencida y el reino volvió a la ciudad de Kish

 

Segundo Período de Grandes Jefes:

 

En kish reinó durante 201 años Susuda el Tramposo. 

Dadasig, 81 años. 

 

Período Monárquico:

 

Mamagal el Barquero, 360 años. 

Kalbum el hijo de Mamagal, 195 años. 

Tuge, 360. Mennuna, hijo de Tuge, 180. 

 

Tercer Período de Grandes Jefes:

 

Ibbi-Ea, reinó 290. 

Lugalju, 360. 

8 reyes en total para un periodo de 3.915 años. Entonces Kish fue vencida y la corona pasó a la ciudad de Hamazi.

En Hamazi reinó durante 360 años Hadanish. Al cabo Hamazi fue vencida y la corona volvió a Uruk.

En Uruk gobernó durante 60 años Enshakanshanna

Lugalure lo hizo por 120 años. Argandea por 7.

En total 3 reyes para 197 años. Uruk fue vencida y el reino volvió a Ur.

UR (

Segunda Dinastía)

 

Nani gobernó Ur por 120 años. 

Meshkiac Nanna, el hijo de Nani, lo hizo durante 48 años.

Su hijo, 2. 

3 reyes durante 170 años. Al cabo Ur fue vencida y el reino pasó a la ciudad de Adab.

Lugal Anemundu reinó en Adab durante 90 años y después el reino pasó a la ciudad de Mari.

En Mari gobernó por 30 años Anbu

Anba, el hijo de Anbu, lo hizo por 17 años. 

Bazi el Batanero, fue rey 30 años. 

Zizi el Tramposo, 20. 

Limer el Sacerdote Gudu, 30.

Charrumiter, 9.

En total 6 reyes en un periodo de 136 años. Mari cayó y el poder pasó a Kish.

Ku Bau la Tabernera gobernó Kish durante 100 años. La ciudad fue vencida y el poder pasó a Akchak.

Aquí Unzi se coronó y reinó durante 30 años. 

Undalulu durante 6. Urur otros 6.

Puzur Nirac, 20. 

Ishu Il, 24. 

Chu Sin, hijo de Ishu Il, 7. 

6 reyes durante 99 años. Akchak fue vencida y el reino regresó a Kish.

Puzur-Sin, el hijo de Ku Bau la Tabernera se coronó rey de Kish y la gobernó por 25 años. 

Ur-Zababa, el hijo de Puzur Sin, reinó por 400. 

131 fueron los años de la dinastía de Ku Bau. 

Simudarra reinó 30. 

Usiwatar hijo de Simudarra, 7. 

Ishtar Muti, 11. 

Ichme-Chamas , 15. 

Naniya el Cantero, 7. 

7 reyes en total para 491 años. Al cabo la corona pasó de Kish a Uruk.

Lugalzagesi reinó en Uruk por 25 años. Fue vencido y el trono pasó a Acad

Sargón, cuyo padre fue jardinero, y él mismo fue copero de Ur Zababa, rey de Kish, se independizó y fundó Acad, desde donde reinó por 56 años. 

Rimush, su hijo, lo hizo durante 9. 

Manitushu, su hermano mayor, reinó después durante 15. 

Naran Sin, hijo de Manitushu, reinó otros 56. 

Sharkalisharri, hijo de Naram Sin, 25.

El total de años de la dinastía de Sargón, 157.

¿Quién fue rey después?

Irgigi era rey, Imi era rey, Nanum era rey, Ilulu era rey y los cuatro reinaron 3 años en total. 

Dudu lo hizo durante 21.

Shu Dudul, su hijo, 15.

Fueron 11 reyes, 181 años el total. Al cabo Acad fue destruida y el poder pasó a Uruk.

En Uruk fue rey Ur Nijin por 7 años. 

Ur Gigir, su hijo, por 6. 

Kuda, otros 6. 

Puzurili, 5. 

Ur Utu, 6.

5 reyes, 30 años. Uruk fue destruida y el poder pasó a los Gutis.

 

LOS GUTIS

 

Entre los Gutis no había reyes, tenían sus jefes por 3 años. 

Imta fue rey por 3 años. 

Inkishush por 6.

Sarlabag por otros 6. 

Shulme, 6 también. 

Silulumesh otros 6.

Inimbakesh, 5. 

Duga e Igeshaush, 6 años cada uno. 

Iarlagab, 15. 

Ibate, sólo 3. 

Iarla otros 3. 

Kurum sólo 1 año. 

Apil kin, 3. 

Laerabum, 2. 

Irarum, 2. 

Ibranum, 1. 

Hablum, 2.

Puzur Sin, hijo de Hablum, 7. 

Iarlaganda, 7. 

Tiriga, 40 días. 

21 reyes; 124 años y 40 días. Los Gutis fueron vencidos y el poder pasó a Uruk.

En Uruk, Utukhegal reinó por 7 años, 6 mesess y 15 días. Al cabo fue vencido y el reino pasó a Ur

 

UR (Tercera Dinastía)

 

En UrUr Nammu reinó por 18 años.

Shulgi, su hijo, por 46 años.

Amar Sin, su hijo, 9 años. 

Shu Sin, otros 9. 

Ibbi Sin, 24. 

4 reyes, 108 años. Al cabo Ur fue destruida, los cimientos de Sumer temblaron y la corona pasó a Isín.

Ishbi Erra reinó en Isín por 33 años. 

Shu Ilishu por 20.

Iddin Dagan, 21. 

Ishme Dagan, 20. 

Lipit Istar, 11. 

Ur Ninurta, 28 años. 

Bur Sin, 5. 

Lipit-Enlil, 5. 

Erra Imitti, 8.

Enlil Bani, 24. 

Zambiya, 3. 

Iter Pisha, 4. 

Urdul kuga, 4. 

Sin Magir, 11. 

14 reyes, 203 años.

Un total de 39 reyes para 14.409 años, 3 meses y 3 días y medio, 4 veces en Kish.

Un total de 22 reyes para 2.610 años, 6 meses y 15 días, 5 veces en Uruk.

Un total de 12 reyes para 396 años, 3 veces en Ur.

Un total de 3 reyes para 356 años una sola vez en Awan.

Un total de 1 rey para 420 años una sola vez en Hamazi.

Un total de 12 reyes para 197 años, de una vez en Acad.

Un total de 21 rey para 125 años y 40 días entre los Gutis.

Un total de 11 reyes para 159 años en Isín.

Fueron 11 las ciudades reales.

Un total de 134 reyes para 28.876 años.

 

 

CAPÍTULO 4

 

 21.

Abraham.

 

La estructura de los hechos nos permite creer que Najor, abuelo de Abrám, fue uno de los jefes de Ur que bajo la jefatura de Utukhegal de Uruk liberaron al País de la anarquía en la que lo sumieron los Bárbaros.

Pero detengamos esta relación para destacar el fenómeno del tiempo. Se habla de miles de años para una dinastía y reinado. Es el mismo fenómeno que observamos en las genealogías bíblicas de los Patriarcas antes de Noé.

Fenómeno que nos muestra dos cosas; la primera, que el método de contar el tiempo de aquellas generaciones del Cuarto Milenio y Quinto Milenio a.C. no es el Método que durante el Tercer Milenio y en adelante hemos conocido, y bajo el que nos regimos actualmente.

Y la segunda cosa es: que derivando de esta conexión se comprende que el Primer Reino que conoce nuestro Mundo, cuya corona se posó en Adán, el Alulim sumerio, padre de Noé, y los Sumerios fueron el mismo Pueblo, del que la Descendencia de Noé se desgajó hasta crear su propia Nación.

Dicho esto, regresamos a la línea del Tiempo.

Derrotados los Gutis por la coalición dirigida por Utukhegal, Teraj, padre de Abrám, siguiendo esta línea, participó en la coalición de los príncipes de Ur que bajo la jefatura de Nammu se alzó contra la tiranía a la que después Utukhegal se abandonó.

La victoria de la coalición de Ur les permitió a los hijos de Nammu alzarse con la corona. Una corona que no tardó en sucumbir al paroxismo de la perversidad cuando su sucesor, Shulgi, declaró ser dios en la tierra.

Digamos que se regresó de repente a los días anteriores al Diluvio, cuando los héroes de muy antiguo proclamaron ser auténticos y genuinos hijos de los dioses y reclamaron para sí todos los derechos de la divinidad. ¿No fueron sus religiones y sus hazañas las que condujeron a las naciones a la ruina?

Bajo el reinado de los hijos de Nammu, reinando en Ur Shulgi y sus hermanos nuestro Abraham abandonó su ciudad natal. No pudiendo soportar por más tiempo aquella egolatría Abraham abandonó Ur. Curiosamente sin encontrar resistencia.

Poco espacio para la duda dejan los hechos. Por la fuerza que posteriormente demostró el ejército de soldados ganaderos al mando de Abraham, todo indica que el hijo de Teraj estuvo en el ojo del huracán de la guerra civil que la divinización de Shulgi puso sobre la mesa. De no haber mediado su Dios el hijo de Teraj seguramente hubiera liderado el golpe de Estado contra el hijo de Nammu. Otro gallo habría contado entonces en Ur. El ejército del hijo de Teraj habría decidido la suerte de la ciudad.

Cuando por tanto Abraham abandonó Ur el hijo de Nammu vio partir a su enemigo más peligroso. El destierro voluntario del hijo de Teraj reducía la oposición a su dinastía a la mínima expresión posible.

Y así fue cómo al frente de un poderoso ejército de guerreros-pastores Abraham subió por las orillas del río Occidental sin nadie que le osara hacerle frente. Entró en Siria por el Norte, tierra de nadie abierta al pastoreo y al bandidaje.

Dice la Biblia que guerreó Abraham hasta contra cinco reyes juntos. Y siempre triunfó. Y siguió triunfando. Tampoco el Faraón se atrevió a consumar su audacia. ¿En qué se quedó su anunciada boda con la mujer del Hijo de Noé? Un ejército de hombres curtidos en el campo de batalla que se mueve al sonido de la palabra de un solo hombre ¿de cuándo fue lo que se dice un enemigo fácil.

En cuanto a la fecha aproximada del peregrinaje de Abraham y su hijo Isaac por las tierras del Oriente Medio, las hambrunas de las que habla la Biblia y las hambrunas que asolaron el reinado de los hijos de Nammu, especialmente durante el reinado de Ibbi Sin, entre el 2028 y el 2004, nos sirven de punto de su localización en la línea del tiempo.

La presencia de Abraham y su hijo entre los Amorreos, pueblo enemigo de Ur, con los que las relaciones de Abraham fueron las típicas del enemigo de mi enemigo es mi amigo, nos abre los ojos a la situación geopolítica en la que se movió el padre de Isaac. Amén de confirmarnos en los límites cronológicos entre los cuales hemos situado a Abraham y su hijo.

 

22.

Israel.

 

Incomprensible una decisión que pudo haberle manchado su reputación con la fama de los cobardes, Abraham prefirió la sabiduría de su Dios a la de los hombres. Su posición teológica no admitía mutilaciones ni revisiones. El tiempo del hijo de Eva no había llegado. Esta era su verdad. Lo otro, creer que la historia del Paraíso Perdido era sólo eso, una historia de viejas, fue para Abraham una tentación de Satanás.

En efecto, la impaciencia fue la madre del pecado del Caín. La ignorancia, no la sabiduría, fue el motor de su delito. Quien juró venganza se conservó el derecho de ponerle número al día del combate a muerte entre el hijo de Eva y Satanás. A Dios le tocaba decir el cuándo y el cómo. Él dice y la creación entera escribe: “Y así se hizo.” En su palabra está la vida.

“Cuenta las estrellas del cielo si puedes, así de numerosa haré que sea tu descendencia”.

¿Dónde están los descendientes de la Casa de Nammu?

Después de la muerte de Isaac, en vida de Jacob, padre de José, la hambruna volvió a golpear las tierras del Oriente Próximo Antiguo. Durante aquellas hambrunas que asolaron el universo conocido nos ha sido descubierto en los papiros el asentamiento de un poderoso Clan Hebreo en el Nilo.

La Conexión Judía introduce a José en los movimientos sociales que las hambrunas causaron en la Corte del Faraón.

Con José entró en Egipto la Providencia. Se entiende que en agradecimiento el Faraón y su Corte les permitiesen a los hermanos de la Providencia instalarse en la orilla del Nilo que más les gustase.

Con la Providencia en casa adiós a los malos tiempos.

 

23.

Moisés.

 

Hemos localizado el periodo abrahámico durante la III Dinastía de Ur, entre los dos puntos extremos del siglo XXI. Y hemos visto cómo en los registros faraónicos del Imperio Medio, en el reinado de Amenemhat II, entre el 1929 y el 1895, las tribus asiáticas empezaron a internarse en el Egipto, desplazándose cada vez más hacia el sur.

Fue en las crónicas de Sesostris II, sucesor del anterior, que ya queda constancia firme de esta inmigración de tribus asiáticas en el imperio. Pero el punto de interés que atrae nuestra atención son las hambrunas que asolaron el Egipto durante el reinado de Mentuhotep III. Hambrunas que nos conectan con la Historia de José, permitiéndonos situar la entrada de los hebreos en el País del Nilo al principio del Segundo Milenio.

La importancia de esta conexión radica en la respuesta que exige el acontecimiento del asentamiento de tribus ganaderas en el reino de los faraones, agricultores. El hecho de la ruptura con la cultura tradicional faraónica, de rechazo hacia los pueblos nómadas, ganaderos, nos abre los ojos a un cambio que sólo se explica por la revolución que supuso la presencia de José en la Corte del Faraón. Sin ir más lejos será durante este periodo cuando el Faraón adquirirá todas las notas clásicas, tan típicas a las estructuras imperialistas asiáticas

Es de comprender, pues, que hasta que no llegó aquel faraón que no conoció a José, los Hebreos disfrutaron de una política de amistad privilegiada, disfrutando de la cual al crecer extendieron sus asentamientos más al sur, al precio, claro está, de abandonar la tradición ganadera de sus padres.

¡Qué pronto, pues, se olvidan los malos tiempos! Al volver la esquina los hijos de los salvadores se convirtieron en los padres de los esclavos que hicieron grande al Imperio del Faraón, y, con el paso del tiempo y otras vueltas de esquina, le acabó significando a los egipcios su ruina. Pero vayamos por partes.

La política de amistad hacia las tribus del Oriente Próximo que los faraones de las dinastías XII y XIII ejercieron atrajo a su imperio a otro pueblo. Estamos hablando de los Hicsos. Y será en el golpe de Estado que estos Hicsos dieron donde debemos buscar al faraón que no conoció a José, y que les pagó a los hebreos su negativa a secundar el asalto al Poder ¡con la esclavitud!.

La decadencia que experimentó la corte faraónica durante la dinastía XIV le abrió las puertas al poder al pueblo que se hallaba entre ellos, los Hicsos, poder que no recuperarían los egipcios sino después de perecer el ejército hicso ahogado en las aguas del mar Rojo.

De esta forma mirada la línea del tiempo si la entrada de los Hebreos la hemos situado en alguna parte del siglo XX, su salida, cuatro siglos más tarde, la situaremos hacia la mitad del siglo XVI, fecha, precisamente, en la que se produjo la Caída de los Hicsos y la conquista del trono perdido por los Ramsés.

 

24.

Josué.

 

La inocencia, digámoslo todo, no fue el talón de Aquiles de Josué. Como en la Edad del Bronce los metales eran los que hablaban, conocedor perfecto de la lengua de las armas, Josué dirigió la Conquista de la Tierra Prometida de victoria en victoria.

-En ese espacio de tiempo, siglos XVI y XV a.C., una marea de pueblos en movimiento revolucionó el status quo del Oriente Próximo Precristiano -con sus palabras, con su forma de negar sin dejar de afirmar, de afirmar negando, nos dice la Historia Oficial Moderna.

Lo que pasó fue que Josué y sus hebreos arrasaron. La Conquista de Palestina Bíblica por una marea de guerreros-esclavos hubo por necesidad de desatar el terror que precedió a la estampida.

La noticia de la Liberación de los Hebreos había de extender y extendió el terror al Oeste del Jordán.

Desde nuestra cómoda posición, tres mil quinientos años después, resumimos la noticia diciendo que los esclavos egipcios se habían rebelado contra el Faraón, se habían vengado de la muerte de sus niños y habían derrotado a las orillas del mar Rojo a los ejércitos del señor del Nilo. Habían pasado a este lado del Sinaí y venían a la conquista de las tierras del Jordán dirigidos por un Jefe militar que no conocía la misericordia. Su mensaje para todas las Ciudades-Estados al Oeste del Jordán era inequívoco: Huir o ser destruido.

Esto desde nuestra óptica. Pero desde la mentalidad de aquellos pueblos de la Palestina Bíblica las noticias fueron otras.

Como si se tratasen de los descendientes de la Desaparecida Atlántida un Pueblo había salido de las profundidades del mar. Aquellos hijos del océano habían acabado con el imperio de los faraones hicsos y ahora se habían dado la vuelta y dirigían su conquista hacia el Este con un único propósito: Destruir por destruir. ¿Pues quién es el que vence a un ejército imperial y en lugar de apoderarse de su reino se da la vuelta? Habían cruzado el Sinaí para arrasar, destruir y devastar.

Entonces, la marea conquistadora hebrea transformada en el impacto de la roca sobre las aguas, de sus profundidades emergieron los Filisteos. Sin embargo la entrada de los Filisteos en el escenario no se produciría sino al final de la leyenda, cuando por fin los pueblos medio asiáticos descubrieron que los hebreos no eran monstruos hijos de la Atlántida sino hombres como todos los demás.

Recapitulemos cómo estaba el mundo cinco siglos después de Abraham.

El hundimiento de la Dinastía de Nammu, IIIª de Ur, dejó la Vara del Imperio a merced del aventurero más osado. Mientras José revolucionaba las estructuras estatales egipcias, al otro lado del Sinaí, en la ciudad de Larsa, su rey Gungunum se puso a la cabeza de los Estados mesopotámicos, dominando su figura el último tercio del siglo XIX.

Su muerte les dio alas a los reyes de Isín, que vieron fracasar su intento de recuperar la hegemonía perdida y tuvieron que sufrir la divinización de los hijos de Gungunum. Teocracia sui géneris, tan típica de las edades mesopotámicas, que acabaría por conducir al primer plano a la Babilonia de Hammurabi.

Durante un tiempo, siempre en el siglo XVIII, la Asiria de Shamsi Adad, la Larsa de Rim Sin y la Babilonia de Hammurabi guerrearon entre ellas y con el resto del mundo por el Imperio. Al alcanzar la mitad de siglo Hammurabi impuso su ley, y de nuevo el País del Edén estuvo en el puño de un solo hombre. Dominio imperial de breve extensión numérica, ya que en el 1595 la dinastía de Hammurabi pasó a mejor vida y el País regresó a la anarquía que le era tan típica.

La sucesión de un nuevo pueblo en el Poder, los Cassitas, nos sirve para abrir el horizonte y ver en la escena geopolítica la existencia de un reino fuerte, el Hitita, que junto al Mitannio y al Egipcio se repartirán los papeles que hasta entonces habían estado interpretando las Ciudades Estados.

El detalle que nos llama la atención y nos da cuenta de la importancia de la Conquista de la Tierra Prometida nos lo prueba el hecho de no haber podido cruzar ninguno de estos tres reinos las fronteras trazadas por Josué. De hecho, los famosos “Hapirus”, o hebreos, se ganaron la fama de terribles adversarios en las fronteras del reino Mitannio. Situación que cambiaría con la avalancha filistea, que no sólo reventó los muros del reino Hitita y echó abajo las lindes del desaparecido reino de Mitanni, sino que fueron los primeros ejércitos conocidos en plantarse delante de los Hebreos con la esperanza en la victoria.

Los ejércitos del famoso rey asirio Tiglat Pileser I, aun llegando a las costas fenicias, tampoco se atrevieron, o no pudieron conseguir traspasar las Lindes de Josué. Sería en el siglo XI cuando, destruidos los reinos clásicos de esta segunda mitad del segundo milenio, esas lindes serían pisoteadas y el propio pueblo Hebreo puesto al borde de su destrucción por los mismos destructores de los Hititas. La natural intención filistea de apoderarse del tercer reino del momento, el Egipcio, tenía que pasar por el cadáver de los Hebreos. Cosa difícil de hacer mientras el Dios de Moisés estuviese con ellos.

Si en su día los hebreos liberaron a los egipcios de los Hicsos, ahora los salvarían de los Filisteos.

 

CONCORDANCIA ENTRE LOS ACONTECIMIENTOS DEL PRÓXIMO ORIENTE DURANTE LA SEGUNDA PARTE DEL SEGUNDO MILENIO A.C., A FAVOR DEL EXODO EN EL SIGLO XVI A.C.

 

1750. los hicsos conquistan Avaris

1595. fin de la primera dinastía de babilonia. Murshilish I, nieto de Khattushilish I, destruye Aleppo y Babilonia en este año

1573-1550 . los egipcios expulsan a los hicsos, Éxodo y Caída de Jericó

La Cronología final de la época Medio-Oriental en relación a la Historia de la Biblia nos permite dibujar los Acontecimientos desde una nueva perspectiva. La desmembración de la Cronología del cuerpo de la Arqueología en orden a apartar a la Historia Universal de la Historia Divina causó a finales del XIX d.C. un desplazamiento de los Hechos que condujo a situar el Éxodo en el siglo XIII a.C.

La imposibilidad de armonizar los acontecimientos relatados en la Biblia y nuestro conocimiento de la Civilización y Cultura Monárquica Egipcia nos aparta de darle viso de trascendencia histórica a una cronología oficial cuyo origen es antibíblico por el mero hecho de ser sus autores antieclesiásticos.

El primer factor que anula semejante desplazamiento del nacimiento de Moisés al siglo XIII a.C. tiene en la Endogamia Monolítica de la Casa Faraónica su llave maestra. Creer que una Dinastía Imperial fundada en la Endogamia ultra cerrada de la Familia Faraónica pudiese admitir en su seno al hijo de una esclava, caso Moisés, es proceder a una lobotomización del intelecto, es negar todos los conocimientos almacenados sobre la Mentalidad de la Dinastía Faraónica.

Los románticos, en desprecio a la verdad histórica, pueden llamar a su favor las telenovelas de nuestro tiempo de la misma manera que los románticos entre los arqueólogos invocaron los derechos humanos para defender una barbaridad tan grande como es la adopción del hijo de una esclava por una princesa de sangre faraónica.

En verdad que hay que tener los pies bien hundidos en el anticristianismo más feroz para contra la propia inteligencia cegarse los ojos y pasar por alto semejante barbarismo.

Inútil sería meterse en una reconstrucción de la mentalidad endogámica faraónica que vimos en su aspecto más brutal en la historia de Cleopatra VII.

El Racismo es cosa nueva. Los pueblos antiguos no entendían de racismo tal cual nosotros lo entendemos. Se ve en las Artes Escultóricas y Pictóricas de los Monumentos Egipcios que el fenotipo del Egipto faraónico y el fenotipo del Israelita Hebreo eran realidades que puestas delante de un espejo únicamente un ciego podía asimilar el original y su reflejo en tanto que las dos caras del mismo sujeto.

Creer que un Israelita Hebreo, hijo de esclavos, podía ser adoptado, en pleno siglo XIII a.C, por la Casa Faraónica como príncipe es en verdad exigirnos que nos cortemos la cabeza o que nos desprendamos del cerebro.

La diferencia de fenotipo entre el Egipcio Faraónico y el Israelita Hebreo, amén de que a la mentalidad imperial dinástica dicha adopción le resultaba una abominación impensable de ser acometida, por príncipe o princesa de la época, hecho que jamás se registró en los Anales, Crónicas o Historias Fabulosas del Imperio de los Faraones; dicho fenotipo hubiese delatado al niño salvado de las aguas delante de la Corte apenas la princesa hubiese intentado colarle al Faraón y a sus hijos tal abominación.

Bajo la naturaleza endogámica faraónica que permanecería vigente durante la era ptolemaica hasta dar su último coletazo en Cleopatra VII, no cabe abrirle al Moisés del Éxodo las puertas de la Corte del Faraón. Así que bajar el Éxodo del siglo XVI al siglo XIII de los Ramsésidas es retornar a la petición de dejarnos arrancar el cerebro. O bien se le niega Realidad alguna a la Historia de este Héroe Bíblico, o se niega la Cronología Oficial para el Éxodo que sitúa el Paso del Mar Rojo en algún punto del Siglo XIII.

Frente a la Mentalidad Endogámica Faraónica no cabe otra elección.

Un Hecho semejante, la adopción de un esclavo por una princesa faraónica únicamente podía caber en la Corte de los Faraones Hicsos. Procedentes ambos, el Israelita Hebreo y el Pueblo de los Hicsos del mismo Tronco, dos ramas del mismo fenotipo, la adopción por una princesa hicsa del hijo de una esclava israelita venía a quedar al nivel de una española en plena adopción de un niño francés o italiano.

Del otro lado, la Endogamia de la dinastía hicsa se reducía al carácter militar típico de todo acto de invasión y conquista. Aquella reacción del poder hicso al crecimiento de la población israelita no fue registrada jamás, en ninguna época, como propia de la corte egipcia nativa; y no existen registros de semejante medida, en general, y en especial contra los Israelitas, por la sencilla razón de que no le cabía al Egipcio semejante barbarismo. Únicamente una corte no nativa, la Hicsa, que se sentía invasora y siempre alerta de que el golpe de Estado que dieron contra sus anfitriones, los Egipcios, se les volviera como boomerang de mano de los Israelitas, podía dar su bendición a semejante Medida genocida.

Esto de un sitio.

Del otro, regresemos al Golpe de Estado que los Hicsos dieron contra sus anfitriones, los Egipcios, en el 1750 a. C.

Desde este año, 1750, hasta el año de su Caída, allá por el 1550, década arriba o década abajo está en el aire, los Hicsos tienen dos siglos de dominio absoluto durante los cuales los Egipcios se retiraron al Sur y desde el Sur esperaron su momento. ¿Qué acontecimiento les permitió de golpe y porrazo lanzarse contra un Invasor que durante dos siglos habían impuesto su ley en el Nilo? Las fuerzas militares egipcias durante el periodo anterior a la Caída de los Hicsos se nos descubre nula.

También está Jericó, la ciudad amurallada que no pudo resistir el asedio de las trompetas de Josué. Los Arqueólogos reconocen que en fue en esa fecha que sus murallas cayeron … pero que lo hicieron por efecto de un terremoto.

No sabemos en qué data se basan para decir que la región sufrió un terremoto. A menos que el terremoto se centrara exclusivamente bajo los pies de Jericó es de creer que el prejuicio antibíblico cegó el pensamiento de los Padres de la Arqueología del Próximo Oriente Antiguo, y, aun teniendo la concordancia de las fechas, anclados en el antibiblicismo se negaron a relacionar entre sí los acontecimientos.

Primero :

en el 1750, aproximadamente, entra en Egipto el pueblo que no conoció a José, los Hicsos.

Durante otros dos siglos, hasta el 1550, aproximadamente, con lo que van cuatro los siglos desde José a Moisés, los Hicsos dominan todopoderosos el Imperio de los Faraones.

En este mismo siglo, el XVI a. C., los Hititas se rearman y se lanzan a la conquista de Siria y Babilonia.

Políticamente hablando el Faraón Hicso tenía que enfrentarse a este problema de expansión del imperio Hitita. De hecho, una vez caído el Poder Hicso, el Faraón Egipcio entabló relaciones con el Nuevo Poder del Norte.

Quiero decir, los Israelitas fueron una población esclava que hubiese podido ser utilizada como caballo de Troya por los Hititas. Una población de esclavos suspirando por la Libertad es siempre un peligro interno predispuesto a la revolución, si cuenta con apoyo externo. El Faraón Hicso no podía lanzarse a la guerra con el Rey Hitita dejando a sus espaldas este ejército de esclavos. El Decreto de Asesinato de todos los niños hebreos venía a hundir el dedo en la llaga sangrante del peso de la esclavitud, y a la vez marcaba cualquier insurrección con el hierro del exterminio. De hecho los Hititas no cruzaron la Línea Roja de Influencia Hicsa sobre las ciudades estados de la Palestina Bíblica.

Los Egipcios estaban a la expectativa. El ascenso del Poder Hitita podía ser usado por el Egipcio contra el Poder Hicso. Atrapado entre el Norte y el Sur quedaba en medio un ejército de esclavos a la espera de un Libertador por su Dios enviado para conducirlos a la tierra de sus padres.

El Infanticidio en masa sería una buena medida política en aras de mantener a raya a ese ejército de esclavos forjados en el trabajo desde la cuna a la tumba. Es de creer, tomando como termómetro el parón de los Hititas y el silencio de los Egipcios, que el Hicso supo frenar la amenaza y crear una nueva balanza de poder internacional.

Fue precisamente entonces, cuando el Hicso se encontraba afianzado en su trono, que, sin venir a cuento, sale de la nada aquel niño salvado de las aguas, en mala hora, se diría el Hicso, para pagarle al Hicso con la moneda que el Hicso le había pagado al Hebreo : la muerte de todos los primogénitos hicsos.

Dios hizo lo que le es natural a Dios cuando Dios quiere mostrarse como Dios, hundió hasta el abismo el trono Hicso y regresó a la Corte al Egipcio.

Ahora empieza el problema. ¿Cayó Jericó por un terremoto aislado en el espacio, que no dejó sentir sus ondas sino exclusivamente sobre las murallas de Jericó?

La Concordancia Cronológica no puede ser más firme.

En el Siglo XX-XIX a.C., aproximadamente, José es Virrey del Faraón.

Dos siglos más tarde, XVIII, los Hicsos conquistan el trono de los Faraones.

Dos siglos después, XVI, Moisés libera a los Hebreos y le pasa el mando a Josué.

Mientras éste abre la Conquista de la Palestina, el Egipcio regresa a su Casa. Un regalo del Cielo, una Gracia del Dios de Moisés.

Jericó se hunde en el 1550 aproximadamente. El Terror se apodera de todos los reinos de la Palestina. Comienza una reestructuración del Mundo Antiguo en dirección a la Venida del Redentor, cuyos principales actores serán David, Salomón, Nabucodonosor y Ciro el Grande, Alejandro Magno y Octavio Augusto.

Regresaremos a esta Concordancia en otra fecha

Pero en esto como en tantas cosas otras se trata de ir contando gotas del océano. Sin ir más lejos vemos cómo las zonas de influencia entre el Hicso y el Hitita, establecidas a raíz de la conquista de Aleppo y Babilonia por el Hitita, es respetada por el Hebreo. Josué extiende la expansión de las tribus dentro de ese marco geopolítico. Poniendo el Jordán como frontera nacional Josué impide una confrontación directa con un reino hitita en su momento imperial más dulce. No se puede olvidar que en la ciencia de la guerra de campos de batalla el Hebreo, que acababa de salir de cuatro siglos de aislamiento, era un guerrero bisoño. Un enfrentamiento directo con el reino Hitita era lo último que podía regalarse Josué.

Quiero decir, la estructura geopolítica de la región y la conquista de Palestina por los Hebreos concuerdan en el Tiempo con una precisión que no deja lugar a dudas a la hora de enmarcar este Acontecimiento, de carácter y valor universal del siglo XVI antes de Cristo. Primero provoca la Caída de la Dinastía Hicsa en Egipto y la Restauración de la Dinastía Faraónica Nativa; y después deviene el epicentro causante del terremoto que hundió las Murallas de Jericó y expansión del terror entre las ciudades estados a este lado del Jordán.

Observamos además que los Hititas respetaron el marco geopolítico establecido tras su conquista de Aleppo y Babilonia, una conquista que le preparó al Hebreo su entrada en la Tierra Prometida, y nosotros vemos como la acción Divina preparatoria del Éxodo. Absurdo es creer, conociendo el hambre de imperio de la Babilonia de aquellos tiempos, que de no haberle dado fin el Hitita a su reino, Babilonia se hubiese mantenido con los brazos cruzados ante las consecuencias del Éxodo.

Si al contrario se nos quiere hacer creer en un asunto de coincidencias, nuestra respuesta no puede ser sino la que le conviene a quien se ha arrancado los ojos de la inteligencia y sólo ve en las tinieblas lo que imagina ver. El hecho es que entre la imaginación subjetiva y la realidad objetiva existe una muralla a un lado de la cual está la ignorancia y al otro lado la locura. En este siglo las ciencias históricas, al igual que el conjunto de las ramas del Árbol de las ciencias tendrán que elegir a qué lado se sitúan; dependiendo de esa decisión se tomarán las medidas correspondientes y necesarias para situar ese Árbol en el Jardín que por naturaleza le pertenece : el Jardín de la Verdad.

 

25.

Jueces.

 

Con el asentamiento en la Tierra Prometida nacieron en las tribus hebreas los males del sedentarismo antiguo. “Repítemelo otra vez abuelo”. ¡Las escrituras sagradas, siempre las escrituras sagradas!

“Pregúntaselo a los ancianos y te lo dirán”. “Escucha Israel…”

Con el tiempo los oídos se cansaron de oír la misma historia contada mil veces.

Que sí. Que ya está. Adán y la manzana prohibida, Noé y el Diluvio, Abraham e Isaac, José y sus hermanos…

Las generaciones futuras hebreas se amoldaron a lo que había, sus vecinos, el progreso. Cada vez que lo hacían las cosas se les ponían cuesta abajo. La Excepción de Moisés. Pero no aprendían.

Así que cuando aquella fe que movía montañas llegó al ring de Goliat, la verdad sea dicha, ya no movía nada, ni siquiera sus piernas, de miedo clavadas en el suelo viviendo sus últimas horas de vida, de libertad en el mejor caso.

La manera que tenían los Filisteos de tratar a los vencidos les ponía los pelos de punta a todo el mundo. Y encima aquel Goliat poniéndolo bonito. Muerte o esclavitud, ¿o es que ya no se acordaban de cuando los echaron a todos de su tierra al grito de Huida o Muerte?

Ahí es donde se equivocó el faraón. Muerto el perro se acabó la rabia - se burló Goliat en sus caras.

 

 

CAPÍTULO 5

26.

David.

 

¿A Josué le iba a hablar un hombre en la manera que lo hizo Goliat a Saúl? Los de Jericó se escondieron detrás de muros altos y gordos como una Muralla China. ¿De qué les sirvió? ¿Cuánto tiempo decían que podrían resistir? ¿Hasta que les saliera barbas a los que estaban amamantando? Jajaja.

¿No produjo Dios un milagro cuando los sacó de Egipto? ¿Por qué no iba a hacer ahora otro?

“Salvarte la vida, por ejemplo” - graznó Goliat cuando descubrió la estatura del que había soltado aquellas paridas, propias de un niño chico.

Le habían elegido por aspirante al título a un mocoso larguirucho, una fregona de pie pegando botes entre el gigante y la primera línea enemiga. ¿No era para reírse? Jo jo jo.

“Calla, perro pagano. No sabes nada. Eres tonto cual inmenso eres. Dios va a hacer una obra tan grande como aquélla. Quienes la escuchen no se lo creerán. Se dirán los unos a los otros: ¿Has oído el último chiste hebreo?:

Va un pastorcillo de tres al cuarto con su rebaño por el monte y le sale al encuentro un gigante armado cual Hércules redivivo, de tres metros por lo menos. Todo hambriento, el gigante va y le mete mano a una oveja rolliza. El pastorcillo lo coge in fraganti. ¿Qué crees que le dijo el pastorcillo al gigante?.

Esto será lo increíble. Tú tampoco te lo creerás.

El pastorcillo era un león encantado por un brujo. No hablaba, rugía. No rugía como un cachorrillo, rugía como el mismísimo rey de la selva.

El pastorcillo encantado siguió dando vueltas y más vueltas alrededor del gigante de hierro al ritmo de los tambores de guerra. Sobre su cabeza una honda con su chinarro giró a velocidad vertiginosa. Los enemigos jadearon a su perro de pelea y se echaron para atrás cuando el brujo corría hacia la línea del frente filisteo clavándoles en el cerebro aquél rugido embrujado que les desgarraba los sentidos.

Desesperado, harto de ver a aquél payaso bailar como una estúpida marioneta, Goliat comete el imperdonable error de arrancarse el casco y espachurrarlo contra el suelo.

Iba a hablar, quiso decir algo, abrió la boca para decir algo. Pero no le dio tiempo para más. El enano soltó el misil. Bingo. Diana perfecta. Entre los ojos. Un visto y no visto. Como un saco de patatas el gigante cayó para atrás.

“Esto es lo que hará el hijo de Adán con el Diablo. Observad, guerreros. Alzará la espada y le cortará la cabeza de un tajo”- gritó triunfante David.

Un pastorcete de nada se enfrentó a aquel bocazas y le cortó la cabeza de un tajo. ¿No es gracioso?

 

27.

La Corte del Rey Profeta.

 

Saúl reinó del 1025 al 1010. David desde el 1010 al 955.

La coronación de Saúl nos abre los ojos a la anarquía en la que sumieron el mundo los filisteos. Hititas, Mitannios, Asirios, Babilonios, sombras de lo que fueron, el futuro de la Civilización quedó en manos de los Hebreos. Quienes tampoco hubieran podido resistir su hundimiento de no haber mediado el Dios de David, el verdadero artífice de la victoria hebrea frente a los ejércitos que el Infierno se había suscitado en su particular Guerra contra el Cielo. Pero no nos detengamos en lo que es Historia Divina.

Durante el transcurso de su reinado conoció David qué pasó en el Edén. También le descubrió Dios su Plan de Salvación Universal.

Viendo en espíritu el final de la batalla entre el Hijo de Dios y la Bestia el rey David saltó de alegría. No era él hombre de confesarse todos los días sin embargo, y entre que él era puro secreto y su Dios lo tenía entre unos que querían matarlo y otros que lo buscaban para quitarle la vida, David calló todo lo que había conocido, y publicó lo que su Dios le inspiró para ser leído.

La idea del rey Mesías caló pronto en el espíritu bélico de los jóvenes. Y no paró de crecer hasta encontrar en Absalón su príncipe valiente.

Absalón no podía ni iba a permitir que el partido de Salomón se aprovechase de la vejez del rey en beneficio de la concesión de los derechos de la primogenitura a la marioneta que se habían creado. Así que se impuso como top priority matar a Salomón

 

28.

Salomón.

 

“El primer pensamiento no es siempre el último; por el contrario casi siempre suele ser el primer eslabón de una arquitectura de sucesos.

La sabiduría nunca exige la vejez como condición sine qua non para dejarse alcanzar.

La última palabra no la tiene el más viejo, sino el más sabio. Pero hasta los sabios desconfían de la omnipotencia de su razón.

El rey tiene en Dios su pensamiento, y en Su voluntad tiene su fuerza.

El pensamiento del hombre es bruma en las tinieblas; el espíritu de la Sabiduría es el que anima la inteligencia y la eleva hasta la respuesta del que conoce todas las cosas porque Dios se las mostró.

Dios dice y Dios hace; aquí tiene el hombre el principio de su inteligencia”.

Salomón se crió bajo una lluvia de palabras de este género. En la corte de su padre Dios había difundido su espíritu. El profeta Natán por ejemplo, entraba y salía del palacio del rey más custodiado del mundo como si fuese su propia casa. La verdad es que si Natán se hubiese callado nadie hubiera descubierto el delito tan grande que cometió David matando al marido para quedarse con la viuda.

Natán se presentó en palacio como si se tratase del mismísimo Moisés entrando en el salón del trono de Egipto. No había en el mundo hombre capaz de cruzar sin permiso las siete murallas de guerreros invencibles que protegían al rey de Jerusalén ¿Entrar en pleno salón del Trono de Israel persona non-grata? ¿De qué, cómo y cuándo?

Natán irrumpió en la casa del rey dominado por el vértigo que le provocó el conocimiento del delito. El hombre que tenía a sus órdenes las mujeres más bellas del universo se había dejado llevar por la pasión más juvenil y la había llevado a sus últimas consecuencias.

El hecho de matar a un hombre para robarle es delito suficiente para pagar vida por vida; el robo de la mujer de tu prójimo al precio de la sangre de tu hermano, ¿qué será?- le preguntó Natán al rey de los profetas.

El rey había pecado tanto más cuanto que al haber sido ungido por Dios le hacía más difícil a Dios cobrar venganza de la sangre derramada ¿Había atrapado David a Dios en el dilema de Satán? ¿Condenaría Dios a todo el pueblo por el pecado de un sólo hombre?

¿Qué hombre de la Corte del rey David se hubiera atrevido a levantarse como profeta delante del rey profeta de no haber sido su propio hijo? ¿A qué profeta le hubiera aceptado David que le dirigiera la palabra sino a un hijo nacido de sus entrañas?

Su Dios, que tanto lo amaba tanto lo conocía, le sacó de su muslo un hijo nacido para atarle la lengua.

29.

El Nacimiento del Judaísmo.

 

“Él da las órdenes, hijo mío, le decía Salomón a su hijo Roboam. Sus ejércitos se mueven a la voz de su Verbo. Ningún jefe de su pueblo debe asumir las competencias del Señor de los ejércitos; Él nunca está ausente. Él no deja a sus ejércitos solos a la derrota. Él conoce el cuándo y el cómo. El Rey mira por la paz y el bien de su pueblo; el pueblo del Señor Dios es su creación entera. En su omnisciencia Él dirige el curso de la historia de las naciones. Suya es la victoria; Él elige a los jefes de su pueblo desde el vientre de sus madres. Sé sabio, hijo mío.”

¡Lo que el viento se llevó!

A espaldas de su padre Roboam se pasó al Judaísmo.

La tribu de Judá se había conjurado para abrir la era mesiánica el día después de la muerte de Salomón; tras la muerte de Salomón las demás tribus aceptarían consumado el hecho y se unirían al proyecto.

“Hijo mío, no te dejes halagar por los que se sientan a la mesa del rey, porque hablan sus intereses no la sabiduría de Dios por sus bocas.

¿De qué vale anillo de oro en hocico de puerco?; ¿no será la codicia la ruina del avaricioso?”

¡Qué padre aquél si hubiera tenido un buen hijo!

Detrás de las lindes salomónicas el cocodrilo del Nilo estaba al acecho. Al otro lado de los grandes ríos el oso asirio empezaba a salir de su letargo.

“No seas loco, hijo mío…”

¡Palabras de sabio en orejas de borrico!

A la muerte del Rey Sabio el Cocodrilo del Nilo invadió Jerusalén, le arrancó las piedras de plata a sus calles, desmanteló las tejas de oro de sus palacios, el marfil de sus cúpulas, y se dejó atrás al hijo del rey Sabio llorando como una mujer lo que no supo defender como un hombre. Esto pasó en el 930 aproximadamente.

Pero recordemos:

La verdadera ruptura determinante de una alienación del Judío frente al Hebreo tuvo su origen inmediatamente después de la muerte del rey Salomón. Si nosotros tomamos a los Hebreos como un único ser en tanto que fruto de las carnes de Abraham, entonces tenemos que decir que la ruptura entre Judíos y Galileos-Hebreos abrió un proceso de esquizofrenia violenta, incurable, el progreso de cuya patología no podía ser otro que la destrucción del cuerpo nacional. En efecto, en el 722 Sargón II destruye el reino de Israel, es decir, la Galilea y la Samaria, y en el 607 Nabucodonosor hace lo mismo con el reino de Judá. Ni Dios, podemos nosotros afirmar, puede hacer nada cuando la locura es abandonada a sus propias fuerzas. Sin embargo más que satirizar sobre procesos que son cosas de libro lo que aquí nos interesa es a cuento de qué los Hebreos de David y Salomón rompieron el Pacto de Unidad entre las Tribus de Israel, provocando el principio del fin de los Hebreos como Nación y Pueblo, que ya jamás volvería a la escena, ocupando en lo sucesivo su lugar los Judíos.

A raíz de la lectura de los libros históricos de la Biblia se ve que el choque de fuerzas entre Judá y el resto de las tribus de Israel vino como consecuencia del mismo error que arrastró a Caín a matar a su hermano Abel. Caín se dejó llevar por el deseo de venganza y restauración del destino divino de su padre Adán. Y pues que el único que se interponía entre Dios y su deseo era su hermano Abel la respuesta era elemental; una vez muerto Abel y habiendo Dios determinado que uno de los hijos de Adán vengaría su Caída y heredaría su Gloria perdida, una vez muerto Abel y no teniendo más hijos Adán, Caín obligaba a Dios a ungirle como su campeón y heredero de la corona perdida de Adán. El error de Caín estaba en sus músculos. No pensaba con la cabeza, pensaba con los biceps. No veía a Dios como Dios se ve a sí mismo. Y desde este error, viendo a Dios como un hombre mira a otro hombre, creyó que su pensamiento y el de Dios tenían el mismo fin y principio.

En el caso Judío el error tuvo el mismo esquema de raciocinio. Dios le había prometido a un hijo de David el reino universal y sempiterno (pues que somos ciudadanos de la civilización cristiana y estamos al corriente de la existencia de los Salmos de David no tengo necesidad de importar aquí el maremágnum de profecías al respecto).

Traducida esta promesa a la mentalidad del siglo de Salomón, la Profecía venía a decir que Dios le había prometido a los Judíos el Imperio. Amén, Aleluya, Dios es Grande. El próximo Imperio en extender su bandera sobre Mesopotamia, y desde aquí a los confines de la Tierra sería el Imperio de los Judíos. La lógica de los hechos así lo decía. Con David los Hebreos habían levantado el mayor ejército del momento. Con Salomón el reino de los judíos había almacenado lo que es más necesario para llevar adelante una Guerra de Conquista, oro y plata en cantidades infinitas. El heredero de este ejército y tesoro sería el primer rey Mesías, el heredero de la Promesa del reino universal, cuya descendencia se alzaría como Dinastía hasta el fin del mundo, y su reino se extendería sobre la superficie de toda la Tierra.

Jeroboam sólo tenía que seguir este argumento lógico para abrir la Guerra por el Imperio, sacar los ejércitos de sus cuarteles, desparramarlos sobre Egipto, Asiria, Babilonia, Fenicia, y sus hijos se encargarían de Creta, Chipre, Grecia, Italia, Libia, Media, Persia, y sus nietos en el futuro de la India, Escitia, Iberia, Abisinia, Arabia... El sueño del Imperio de los Judíos que aún en nuestros días suena en la cabeza de un resto de los locos de Jeroboam, y que, como se ve en la propia Red, la esquizofrenia paranoide belicista es idéntica a la que provocara la ruptura de las Doce Tribus, quedándose solas las de Judá y Benjamín con su sueño de dominio universal.

La Galilea, por aquel entonces parte del reino salomónico, comprendió que Judá, es decir, los Judíos, tras la muerte del rey Salomón habían perdido el juicio y cometían el mismo error de Caín, no ver a Dios como el que es, y caer en el error de creer que es Dios quien sirve al hombre, que Dios está para hacer la voluntad del hombre. ¿Acaso el grandísimo rey Salomón, dotado de toda sabiduría y fuerza, no hubiera podido abrir la marcha de haber considerado que la Profecía se refería a él, el hijo de David?

Para detener el proceso de destrucción del cuerpo nacional hebreo hubiera bastado que Jeroboam hubiese seguido el consejo de los ancianos. Pero el consejo de los Judíos le pareció mejor; él mismo se había criado mamando esa leche, y, tropezando en la piedra de Caín, levantó su brazo contra Abel creyendo que el miedo a la destrucción que la división levantaría en el horizonte obligaría a los todos los Hebreos a aceptar la política de hechos consumados que pretendía imponerles la Corte de los Judíos. Error que les costaría a unos y otros acabar como acabaron.

Si pues los Judíos culparon de su suerte a las demás tribus de Israel, la relación con las cuales fue de odio hasta la Caída de Jerusalén, haciéndolas culpables de su suerte. Las tribus del reino de Israel les devolvieron la gracia a los judíos en forma de guerras constantes y continuas. Durante tres siglos largos los Judíos y los Hebreos-Galileos tuvieron tiempo de abrir entre ellos un muro de enemistad tal que ya jamás volvería a desaparecer de la estructura mental judía, siendo desde este lado del odio que los judíos miraron con el desprecio que se merecía un Hebreo -por ser Galileo- al Jesús de nuestra Historia Divina. Escupitajo en rostro por ser Galileo del que, por supuesto, San Pedro no se libró y sufrió hasta el fin de sus días. Y esto aun siendo lo mismo San Pedro que nuestro Jesús de la sangre de David, es decir, por la sangre más judíos que la mismísima Jerusalén.

 

30

La Caída de Samaria la Blanca.

 

Si el reino del Norte disfrutó viendo cómo era saqueada Jerusalén, el precio de la división del reino de David no tardaría en cobrarlo Samaria de manos del rey de Nínive. Cosa que sucedió en el 721. Pero veamos antes cómo pudo Nínive elevarse a tal altura sobre las ciudades clásicas de las Edades del Bronce y del Hierro.

El reino Mitannio desapareció de la escena geopolítica en el 1350 a consecuencia de la pinza entre hititas y asirios.

Para mejor entendernos digamos que los hititas reinaban sobre Turquía Occidental; los mitanios sobre el norte de Siria, y los asirios sobre el norte de Irak.

La destrucción de Mitanni vino en mal momento. Al poco los Filisteos - posiblemente los Griegos Antiguos que después de caer sobre el Imperio de Troya siguieron camino abajo - derrumbaron el reino hitita y frenaron la expansión asiria hacia el Oeste.

En un apartado anterior dejamos a los Cassitas reinar sobre las ruinas del imperio de Hammurabi. Cassitas y asirios en guerra, el control sobre la región del Sur del Edén se le fue yendo a Babilonia de las manos, hasta que en el 1310, aproximadamente, los antiguos persas -los elamitas- se independizaron y se pusieron a la altura de sus vecinos.

Hundida posteriormente Babilonia por el asirio Tukulti Ninurta I, éste extendió su poder hacia el Elam, pero sólo esporádicamente, pues al rayar el 1215 Susa se independizó y se alzó como potencia militar. Su rey aprovechó entonces las circunstancias de la entrada de los Filisteos para sustraerle a Nínive el control de Babilonia, que cayó en el 1159 y arrastró en su caída al último rey de los Cassitas.

Desatada la guerra por el control del antiguo reino cassita entre asirios y elamitas, el final alcanzó un rumbo inesperado cuando un tal Nabucodonosor I se alzó como rey de Babilonia y liberó a su país de los dos enemigos clásicos de su nación. Cosa que sucedió en el 1110. Y mantuvo la cuestión entre babilonios y asirios en la guerra de desgaste que diera como resultado final la hegemonía de Nínive. Hegemonía relativa sin más fuerza en la estructura geopolítica impuesta por la invasión de los Filisteos que la de mantener viva en Nínive sus aspiraciones imperialistas. Que, si en un principio se vio frenada por los Bárbaros del Oeste, después fue contenida entre las fronteras del actual Irak gracias a la expansión del reino de Salomón por todo el Oriente Próximo.

Al dividirse el reino salomónico y venirse abajo toda la infraestructura sobre la que edificó su Paz Internacional el rey sabio, Nínive aprovechó el vacío de poder al Oeste del Jordán para crear su imperio. Si en un principio Adad Nirari I dirigió sus ejércitos contra Babilonia, sus sucesores, comprendiendo la pérdida de esfuerzo que estaban haciendo, abrieron el frente Norte, conquistando la Media. Cambio de rumbo que con Salmanasar III fijó su objetivo en el Oeste, donde la división del reino de Salomón dejó la Siria a merced de su ejército.

La entrada a este lado del Jordán no se produciría sino después de un proceso de desestabilización interna. Que, cerrada por el legendario Tiglat-Pileser III, invade Babilonia, la somete, y vuelve sus ojos hacia el Oeste, adonde llegan los ejércitos de Nínive bajo Salmanasar V.

El encuentro con el reino de Israel redujo a escombros el orgullo de los Israelitas, Samaria la Blanca, como la llamaban. Lo que sucedió en el año 721.

 

31

La Caída de Jerusalén la Santa.

 

Ahora, si el reino de los judíos disfrutó conociendo la noticia de la destrucción del reino de sus hermanos, no lo sabemos. Lo que sí sabemos es que, pronunciado el decreto contra la división del reino, Jerusalén no se salvaría de vivir el mismo destino que su hermana Samaria.

No fueron en esta ocasión los asirios, sino los Caldeos de Babilonia, destructores de Nínive, quienes le dieron a Jerusalén la paga.

Los acontecimientos generales fueron los siguientes:

Los reyes de Nínive abrieron su imperio al Norte y al Sur, conquistando la Media y la Babilonia.

Salmanasar III, Adad Nirari III, Tiglat-Pileser III y Sargón II, Senaquerib y Assurbanipal sus reyes más sonados, el odio que sembraron al Norte y al Sur del Edén se volvió contra ellos cuando Nabopolasar, padre de Nabucodonosor II, rey de Babilonia, y Ciaxares, padre de Fraortes II, rey de Ecbatana, capital de Media, se unieron para destruir al rey de Nínive, objetivo que alcanzaron en el 612.

La repartición del mundo que hicieron dejó las tierras del Oeste en las manos de Babilonia. Al llegar al trono el hijo de Nabopolasar, Nabucodonosor II cruzó el Jordán y destruyó Jerusalén en el 587. Hechos todos descritos en el Antiguo Testamento.

Destruidas Jerusalén y Samaria, el decreto divino: “Todo reino en sí dividido será destruido”, se cumplió, quedando su juicio como ejemplo para todo reino que en el futuro pretendiese sortear su destino.

32

El Maligno.

 

La Serpiente Antigua pegó botes de alegría entre los muros de su silencio cuando cayó Jerusalén. ¿En qué cabeza puede caber que Dios necesite gafas de rayos X para radiografiar de una mirada el interior de, ¡Señor!, sus propias criaturas?

La Caída de Jerusalén fue otro tanto a favor de los que abogaban por la destrucción del Hombre y creían que el Mesías de las profecías lo tenía todo de antemano perdido. Dios debía aceptar de una vez los hechos, creando al hombre se le torcieron las cosas.

El género humano no franquearía ya jamás la frontera entre las bestias y los hijos de Dios; demostraba una tendencia instintiva tan lógica en su especie que la sola idea de ver al hijo de un hombre retando a duelo a muerte al Jefe de los Rebeldes podía tomarse por una ofensa si no fuera por lo ridículo de la idea.

 

33

Las Tres Columnas del Mundo.

 

Durante aquellos días, en la Babilonia de los Caldeos, cinco siglos antes del Nacimiento, vivieron tres niños prodigiosos.

El primero nació para ser profeta y dejar boquiabierto a todo el mundo. Lo llamaron sus padres Daniel, pero Nabucodonosor le dio otro nombre.

La doctrina mesiánica de Daniel les cortó la risa a los judíos ortodoxos que seguían creyendo en el advenimiento inmediato del Mesías. Según Daniel, el Profeta-Mago, la profecía era para largo incluso cinco siglos después de haber sido escrita por el rey David.

 

34

Zorobabel.

 

El segundo niño nació para liderar la caravana de la libertad, conducir a su pueblo a la Patria Perdida, resucitar a Jerusalén de las cenizas de la Historia y levantarle a la Sabiduría un Templo. Sus amigos lo llamaban Zoro, pero el rey de Babilonia lo llamaba de otra forma. Zoro era el príncipe heredero de la corona de Judá.

 

 

 

CAPÍTULO 6

 

35

Ciro el Grande.

 

El tercer niño se llamaba Ciro. Este Ciro fue el hijo de la princesa meda casada por Herodoto con el príncipe de los persas. Herodoto no pudo resolver el enigma del origen de Ciro por escasez de conocimiento sobre las estructuras sucesorias de las monarquías mesopotámicas.

Gracias a nuestro conocimiento actual de las estructuras de poder clásicas durante la Era Precristiana nosotros estamos en posición de reconstruir la arquitectura de las relaciones internacionales típicas de la época neobabilónica. La verdad que brilla al fondo del túnel nos ilumina el camino al encuentro de los dispositivos imperiales que se debieron adoptar para llevar al Trono Imperial al Príncipe Ciro.

La mujer de Nabucodonosor fue la hija de Ciaxares, rey de los Medos. Este Ciaxares fue el aliado de Nabopolasar, padre del príncipe Nabuco. Ciaxares y Nabopolasar encerraron al rey de Nínive en su palacio y lo enterraron bajo los escombros de su imperio. Para felicitarse por la gran victoria casaron a sus hijos. Ciaxares le dio su hija al hijo del rey de los Caldeos; y éste le dio su hijo a la hija del rey de los Medos.

El hermano de la mujer de Nabuco heredó el trono de Media y casó a su hija con el príncipe de Persia, padre de Ciro. Ciaxares fue, según esto, el bisabuelo materno de Ciro, y Nabucodonosor su tito abuelo -el tito de la madre es tito abuelo para sus hijos.

Si Nabucodonosor era yerno de Ciaxares, Fraortes y él eran cuñados. Y si cuñado del hijo de Ciaxares, Nabucodonosor era tito de la madre de Ciro.

Conclusión: Ciro fue sobrino nieto del rey de Babilonia, y nieto del rey de Media.

Un juego de probabilidades gordianas de esta naturaleza llevó a Carlos V al trono de Alemania.

Un príncipe persa podía aspirar a unir en sus manos las tres coronas “cuando las gallinas paran perras” - decía el proverbio popular babilónico.

Tenían que coincidir muchos cálculos para que la posibilidad cobrase forma. O podía suceder que fuera invitado a formar parte de un proyecto de unificación del mundo en una corona única y…

Redifinamos:

A la luz de las conclusiones que se han ido elaborando a partir de las traducciones de las Bibliotecas desenterradas del Oriente Medio Precristiano, sabemos positivamente, y desde este conocimiento podemos recrear la verdadera estructura de las relaciones internacionales que le permitieron a Ciro el Persa conquistar un imperio. Las Historias de Herodoto, sin quitarle por ello su valor, fueron escritas desde la ignorancia de la importancia del elemento Bíblico en el desarrollo de los acontecimientos mundiales del momento. Es hasta cierto punto gracioso ver cómo aquéllos que a sí mismos se han llamado historiadores, cegados por su odio antisemita y sus prejuicios anticatólicos, fueron incapaces de penetrar tras la tela de fábulas que Herodoto recogió como norma de verdad y transmitió al futuro envuelta en el paño de oro de la Edad Clásica. No siendo un Historiador de nuestros días, sino sólo eso, un escritor de su tiempo, no se le puede pedir al autor de las Historias otra cosa que reflejar en sus escritos la ignorancia en curso en su día sobre las cosas del Pasado. Desde nuestro conocimiento del Poder y de la Historia, es necesario decirlo, a estas alturas hay que ser un perfecto memo para creerse que el general en jefe de las fuerzas militares del reino de Media le entregó la corona de Ecbatana al rey de Persia, hasta entonces un reino de segunda importancia en el juego político, por su cara bonita, la de Ciro.

Y desde la luz del conocimiento sobre la mesa hay que ser algo más que un memo para creer que el rey de Babilonia, la superpotencia del momento, se mantuvo al margen del paseo triunfal del Persa, con su inactividad regalándole el Imperio a quien hasta entonces era su vasallo, por la cara guapa de Ciro. En un mundo donde el hierro era la ley y la verdad la tenía la fuerza, las tonterías que escribiera Herodoto sobre el ascenso al poder de Ciro sólo podían tener sitio en la mente de un pastor analfabeto, lo que, a la postre, bien pensado, era la inmensa mayoría del mundo, un pueblo analfabeto, su analfabetismo más referido al conocimiento de las leyes del Poder que al de las letras que componen el abecedario. Fue contando con este analfabetismo del pueblo sobre las leyes del Poder que Herodoto escribió la sarta de tonterías que, en lo referente a Ciro, llamó él “Historias”.

Los hechos son los que ponen sobre la mesa su testimonio y borran la escritura en la pared por sabios de la condición de Herodoto grabada en nuestra memoria. Sabemos positivamente que en los días de Nabónido las ciudades imperiales de las fronteras del reino de Babilonia de los Caldeos estaban en manos de oficiales judíos. Cualquier historiador profesional puede avalar esta información, que, si dicha por un amante de la verdad es una simple suposición, en las manos de un mercenario de la información histórica suena a eso, a conocimiento. Pero lo que se hace del todo increíble es que estos mercenarios al servicio del Poder no le hayan dedicado jamás una sola línea al fenómeno tan singular que ante nuestros ojos se presenta cuando se nos descubre que un pueblo de esclavos se levanta hasta tener las llaves del reino de su amo y señor.

El culpable de esta situación tan atípica y fenomenológica, sin duda alguna, el profeta Daniel, Jefe del Consejo Privado de Nabucodonosor. Mas lo que a mí personalmente me fascina es ver cómo los expertos en estructura imperial, el pueblo británico, siendo uno de los artífices del desenterramiento de las Bibliotecas del Oriente Medio Antiguo, estos expertos se hayan comportado como pastores analfabetos sobre lo que es un Imperio y la serie de fuerzas estructurales que mueven, ellos que tuvieron en sus manos el Imperio más grande que jamás haya conmovido la Tierra durante más tiempo que jamás nación alguna lo haya tenido en sus manos. Suena a payasada, por tanto, que precisamente los imperialistas por excelencia, el pueblo británico, ante la sarta de memeces de Herodoto sobre el ascenso de Ciro el Persa haya reaccionado como el pastor de la fábula.

El hecho de que los ejércitos de las fronteras del reino de los Caldeos estuviesen en las manos de generales judíos sólo se explica partiendo de la Biblia. Unificando la cual con la Historia Verdadera del Reino de los Caldeos se ve que el golpe de Estado que llevó a Nabónido al poder, tuvo lugar inmediatamente tras la orgía de Baltasar, golpe de Estado liderado por Daniel, profeta y jefe de los Magos de Babilonia, golpe de Estado que venía cociéndose desde hacía un tiempo y al que le sirvió de señal de partida el famoso relato de la escritura en la pared. 

Observamos en la historia del reino de Nabónido que este delegó todas las funciones imperiales en su corte, dedicándose él, en cuanto rey títere, a desenterrar ciudades perdidas en el desierto. Sería bajo esta corte, dominada por el jefe del Consejo Privado de Nabucodonosor, que los hasta entonces esclavos saltarían a la dirección de los ejércitos de las fronteras, que más tarde les abrirían las puertas a Ciro, conquista pacífica que el nuevo rey de Babilonia pagaría, no con oro, sino con la libertad, como bien se ve del famosísimo, pero desconocido a nivel histórico internacional, Edicto de Libertad Religiosa de Ciro, cuyo contenido traduciré a lo largo de esta sección.

 

Crónicas Medas

Observemos cómo el odio antisemita de los historiadores de la Edad Moderna y su fanatismo anti eclesiástico tararon sus inteligencias hasta el punto de cegar sus ojos cuando ante lo increíble, que el general en jefe de la segunda superpotencia del momento, Media, le entregara la corona de su rey y señor a un príncipe vasallo, y esto sin mediar una sola batalla, se limitaron a decir: Amén. Sería la primera vez en la historia de la humanidad que un ejército superior se rinde a otro inferior por la cara bonita del enemigo asaltante, en este caso Ciro el Persa. Herodoto, siendo lo que fue, un hombre de su tiempo, en ningún caso un historiador de nuestros días, se limitó a escribir la sarta de memeces que corría en sus días sobre el ascenso de un príncipe de segundo rango a la cumbre del imperio, fenómeno inexplicable que únicamente desde una perspectiva mítica era capaz de entender el pueblo, y que él, un simple escritor, se limitó a reflejar años pasados de los sucesos, demostrando tener poca madera de historiador y sí mucha de lo que fue, eso, un escritor.

Era imposible que el príncipe de Persia no hubiese estado sujeto a vasallaje en la corte de Babilonia. Recordemos que tras el reparto del mundo por Ciaxares y Nabopolasar, fruto de la destrucción del imperio de Nínive, Persia quedó relegada a lo que había venido siendo, una potencia oscura, con la diferencia que esta vez a su alrededor, Norte y Oeste, se habían alzados dos reinos fuertes, frente a los cuales sólo le cabía al príncipe de Susa el vasallaje.

Es cierto que por convenio Ciaxares sujetó Persia a la influencia de su cetro y que Nabopolasar cedió esta influencia a cambio de la frontera occidental, más rica, y más necesitada de su atención si tenemos en cuenta que al otro lado del Jordán y al oeste del Sinaí se hallaba Egipto. Pero no es menos cierto que Media y su rey tenían en su frontera occidental otro enemigo potencial de mucha altura en los pueblos helenísticos.

Persia quedó relegada en el trastero del imperio, en teoría dependiente del rey de Media pero en la práctica expuesta a los pies del rey de Babilonia. Si le es respetada a Persia la independencia es debido a un acuerdo entre vencedores que sirve de símbolo de amistad perpetua entre Ecbatana y Babilonia. Cualquier levantamiento militar por la independencia real de Susa podía ser aplastada en cualquier momento, lo mismo por el Caldeo que por el Medo. De aquí que si Ecbatana buscaba alianza con Susa para mantener sobre Babilonia cerrada la frontera, Susa buscaba la alianza con Babilonia a fin de mantener su autonomía frente a Ecbatana, cosa que se firmaba, como era normal en esos días, mediante la entrega, en calidad de “huésped-rehén” de un heredero de la corona, en este caso Ciro.

Tenemos pues que Astiages el Gordo, heredero de Ciaxares y rey de Ecbatana, casa a una de sus hijas con el padre de Ciro, en alianza contra Babilonia, que Susa toma como garantía de autonomía frente a la corte de Nabucodonosor. Y a su vez el padre de Ciro entrega en “rehenato” un hijo suyo al rey de Babilonia en gesto de sumisión a la corona de Nabucodonosor, obligando a Babilonia a servirle de muro frente a cualquier invasión de las competencias firmadas entre Ciaxares y Nabopolasar sobre el status de Persia.

A fin de ocultar la tela de relaciones que hicieron posible el ascenso del príncipe persa al trono imperial y que desentrañaremos hasta el final, se expandió el cuento para niños de la persecución del hijo de la princesa meda entregada por esposa al padre de Ciro, la salvación mítica de su hijo por un pastor, y la conquista prodigiosa de Media y Babilonia sin librar siquiera, o al menos, una batalla. ¡Qué menos que una batalla! Pero no, ninguna. Y lo más curioso, asombroso y fascinante no es que un escritor de las cosas fantásticas de su tiempo no se extrañase ante el cuento, lo más alucinante de todo es que los mismos que pretenden darnos lecciones de Historia Universal se hayan tragado esta bola. Y lo que más risa produce es ver que esas gargantas tan profundas fueran capaces de afirmar las Historias y negar la Historia: afirmando en el Siglo de las Luces, Dios nos libre de sus luces, de no haber existido jamás una Nínive, ni una Troya. Afirmaciones para tarados que si bajo las Luces de la Edad Moderna fueron tomadas en el XVIII como palabra de Dios, en el XIX Dios hundió sus manos en el barro y le refregó a tales genios Nínive por la cara. No es ninguna acusación, y sí quitarles la máscara de infalibilidad que reclamaron para sí los Historiadores del XX.

Los hechos cantan. Primero Media. El general en jefe del reino de los Medos se baja de su caballo y pone sus fuerzas militares a las órdenes del príncipe de un reino vasallo. ¡Por la cara! Acto increíble que la leyenda firmada por Herodoto establece en los celos del general en jefe de las fuerzas medas, quien, despechado porque la madre de Ciro, un día su prometida, le fuera arrebatada por su rey y suegro en potencia para ser entregada por esposa al rey de Persia, bla bla bla...una historia propia de los cuentos de una Noche de verano de Shakespeare ... porque el rey Astiages tuvo un sueño en el que veía rota su dinastía por el fruto de su hija con el jefe de sus ejércitos, ¡oh la la!, y aterrorizado la da su hija, la prometida del jefe de sus ejércitos, por mujer al rey de Susa, alejando el peligro de Ecbatana, pelota que con el tiempo regresaría a su tejado para hundir todo el edificio ... Pues eso, ¡por la cara!, después de entregarle el reino a un príncipe vasallo, también Babilonia entera le abre las puertas a este mismo príncipe de segunda... ¡por la cara! En verdad hay que ser un tarado para escuchar este cuento y darle la atención que se merece tales Crónicas de la Verdadera Historia de la Humanidad.

Y todo esto de arriba después de haber contenido Babilonia a Egipto, cerrándole al faraón el camino a Lidia; un faraón quien, aun estando en las antípodas de estos sucesos, se había levantado y le metía caña al rey de Babilonia para levantarse y hacer algo, unirse a Creso y devolverle a Astiages el trono que su criado le había robado para Ciro, ¡por la cara!

Creo yo que hay que ser un verdadero tarado para no ver, en aquél paseo triunfal de un príncipe de segunda clase en las relaciones del Poder del momento, una tela de fuerzas internacionales unidas por una misma razón, núcleo pensante y dirigente de las acciones de todos los que le entregaron a Ciro el Imperio, que él pagó con el Edicto de Libertad, que se alza como nuestra Prueba principal y más poderosa sobre la Conexión del mundo judío con el cambio trascendental que la Civilización entera dio a raíz de la ascensión al trono imperial de Ciro.

 

El Misterio de Dioces el Medo

Otra de las Historias que los eminentes Historiadores de la Edad Moderna recogieron sin inmutarse, es decir, sin deseo alguno y menos capacidad todavía para desentrañar, se refiere al misterio de la milagrosa formación del reino de los Medos. La leyenda vuelve otra vez a elevarse a los altares de la Historia y deja el misterioso viaje del Dioces fundador del reino de los Medos, tras el que regresó con las llaves de la que sería luego Ecbatana, su capital, en las nieblas del suculento universo de los Mitos.

La estructura histórica es inequívoca y no se presta a fábulas. Pero no olvidemos que si Herodoto no tenía ni idea de la existencia de la Biblia, los historiadores modernos, cegados por sus prejuicios antisemitas, hicieron mutis total sobre la revolución que hizo posible el salto de una nación compuesta por tribus en estado bárbaro a una sociedad sujeta a estructura monárquica. Y hacen el mutis porque esta revolución tuvo lugar a raíz de la deportación de los Israelitas a las Montañas del Este.

Desde los días de Tiglat-Pileser I, allá en el siglo XII a.C., los Asirios ya conocían la existencia de los pueblos bárbaros del Norte. Pero no sería hasta los días de Salmanasar III, en el IX, que la confrontación con estos bárbaros de las montañas al norte de Asiria devendría periódica. Salmanasar encontró un conjunto de unas 27 tribus sujeta cada una a su propio príncipe, y cuya estructura militar y social era la típica de todas las naciones indoeuropeas en sus principios, es decir, anárquica, fruto de la teoría de la libertad que le ha sido siempre natural a todos los bárbaros.

Que aquéllas 27 tribus del Norte procedían de otros lugares del mundo y que entre ellos se encontraba el pueblo de los Medos, a su vez dividido en tribus, es cosa molida. El problema es que los historiadores modernos tendieron a moldear todos los datos con objeto de regalarse una Historia a la medida de su mentalidad: que, sin embargo, siendo su escuela de mentalidad imperial dicha reconstrucción no obedeció en ningún caso a la Ley del Poder. De todos modos hay datos que les era imposible sortear y, mal que les pesara, debían dar por hechos. La conexión entre Medos y Persas, reflejada en las relaciones comerciales entre esos pueblos del Norte y las naciones al sur de Asiria, es uno de ésos datos molestos que evitaron en la medida de lo posible a fin de no corregir las Historias de su maestro.

El hecho es que durante los días de Salmanasar III los Medos seguían siendo tan salvajes como lo fueron durante los días de Tiglat-Pileser I, dos y tres siglos antes. Entendiendo por salvajes en este caso el no saber estructurar un Estado ni proceder a definir una Civilización propia. Samshi Adad IV y Adad Nirari III - siempre en el siglo IX - impusieron tributo a los Medos y pueblos aliados de las montañas, pero sin lograr jamás ni reducirlos al yugo de Asiria ni conquistarlos para su civilización. La ley de la libertad de los bárbaros era preferible a la ley de la esclavitud que imperaba desde Nínive. Y bajo esa ley siguieron multiplicándose y creciendo.

Tanto que cuando Tiglat-Pileser III, a mediados del VIII, se lanzó a la conquista de gloria y fama para la eternidad, e irrumpió en el país del Norte, se enfrentó a los caudillos bárbaros, y los derrotó uno por uno: condujo de regreso a Asiria una caravana de esclavos que se contó por decenas de miles de cabeza. Un poco más adelante la generación siguiente se rebeló contra el yugo asirio, pero sin más consecuencia que el aplastamiento de la revuelta y la aniquilación de una población ya diezmada por la primera guerra contra Tiglat-pileser III.

Así pues, cuando Sargón II, en el 722, arrasó el reino de Israel, y destruyó Samaria la Blanca, cuyas cúpulas de marfil brillaron al sol de los siglos, para desesperación del Dios de Abraham, Isaac y Jacob, que viera hundirse en la idolatría al pueblo elegido, cosas ya descritas en la Biblia, y deportó a los supervivientes de Israel a la tierra de los Medos, la nación de los bárbaros del Norte experimentó una transfusión de sangre guerrera, bajo cuya presión, ya caliente por el deseo de venganza de la nación que recibiera este nuevo aliento, se alzó en rebelión contra el enemigo común, viviendo juntos la derrota y el destierro del líder de la revuelta, el misterioso y enigmático Dioces de la Leyenda.

Debemos computar a la vergüenza de los historiadores del Próximo Oriente Medio Antiguo no haber querido jamás abrir los ojos a este encuentro de dos pueblos en un mismo tiempo y lugar, el uno altamente evolucionado, el Israelita, cuyo origen como Reino y Estado se remontaba a los días de David y Salomón, y el otro en su estado más salvaje, ambos sujetos al mismo despotismo imperial, y que cierran su unión mediante la sangre que derraman en la revuelta de la que Dioces fuera el caudillo. Tales historiadores de la escuela de Herodoto, enemigos por sistema de la todopoderosa influencia del elemento semita en la Historia de la Civilización, por en cuanto el semita es el judío, cierran el capítulo de la confluencia de estos dos pueblos, el Israelita y el Medo en la revuelta contra el enemigo común, Sargón II, diciendo que las tribus bárbaras volvieron a poner su cabeza bajo el yugo, enterrando así sus eminencias en el olvido la Conexión Israelita.

Esta Conexión Israelita en el futuro del Pueblo Medo llegó a ser tan decisiva y trascendental que lo imposible hasta entonces, hacer de todas las tribus una sola nación, se hizo realidad y de la noche a la mañana los bárbaros se dieron un rey, se construyeron una capital y se organizaron bajo la estructura de un Estado. Ahora bien, la explicación de la creación de un Estado de la noche a la mañana tiene dos salidas. Una es para inteligencias taradas, la otra es la expresión de la realidad. La Edad Moderna prefirió la primera. La realidad es que la evolución durante el curso de una generación, la de Dioces, del paso de una estructura bárbara a otra estatal, implicaba una verdadera revolución. Y para que ésta se consumara la misma debía contar con expertos en la materia, un pueblo altamente civilizado, criado en la estructura de Poder que representa la formación de un Reino.

Esta revolución se produjo justamente cuando el Pueblo Israelita entró en la Media. Y cualquier explicación de este paso revolucionario por el que un pueblo de muchas tribus bárbaras, en estado anárquico durante siglos, se funde en una Corona y Estado protoimperial que no pase por esta Conexión da por resultado una Historia para pastores analfabetos, que sería la historia que Herodoto recogiera hablando de Ciro.

La formación del Imperio de Ecbatana tenía un único fin, la destrucción de Nínive. Fue bajo la fuerza de la venganza perpetua, sellada con sangre durante la revuelta que ahogara Sargón II entre Israelitas y Medos, que el nieto de Dioces, el Ciaxares de la Historia Universal, y padre de la que sería esposa de Nabucodonosor, que la nueva nación producto de la unión del Pueblo Israelita con la Nación de los Medos se lanzaría contra Asiria y arrancaría de cuajo Nínive de la superficie de la Tierra.

 

Caída de Nínive

En aquella revolución madre en el origen de la formación del reino Medo, y como es de entender desde la lógica del Poder, para darle cohesión a su corona militar Dioces cerró el cuadro de su estado mayor con el elemento Israelita, ahora una tribu unida por la sangre a la Nación de los Medos y por el Estado a la Corona del rey de Ecbatana. Era el establecimiento de una monarquía civilizada sobre un sustrato bárbaro, en el que la jefatura era conservada por el elemento bárbaro, y su consistencia se apoyaba sobre el elemento extranjero, altamente evolucionado, pero por su condición de nueva tribu imposibilitada para ceñirse la corona. Y esta estructura de obediencia al monarca, en el elemento Israelita algo natural, pero ajena a la sangre bárbara, sería la columna fundamental sobre la que la dinastía de Dioces basó su poder militar.

Que la sed de venganza movía a ambos pueblos, el Israelita y el Medo, y fue el seno en el que ambas sangres se unieron para concebir la Corona de Ecbatana, se ve en la fogosidad con la que el heredero de Dioces, Fraortes el Chico, se lanzó contra el enemigo común. La culpa como siempre, el Asirio.

Durante el reinado de Senaquerib el Bibliotecario, el yugo de Nínive pesó criminalmente sobre todas las naciones al Oeste del Eufrates. Preocupado con ahogar en sangre el grito de libertad de los pueblos al Oeste del Eufrates, Senaquerib se despreocupó de los bárbaros del Norte, y Dioces aprovechó esta despreocupación para consolidar su revolución y legar a su dinastía un ejército fuerte preparado para saciar la sed de venganza de la Nueva Nación. Gracias a la aventura de Senaquerib en el Oeste, Dioces extendió su influencia a las espaldas de Nínive, cerrando con el pueblo de los Persas la alianza típica entre amigos por enemistad hacia un enemigo común.

Muertos Senaquerib y Dioces los hijos de ambos se enfrentaron en el campo de batalla. Pero Asurbanipal demostró ser un rival demasiado fuerte para Fraortes el Chico, cuyo reino aún no había madurado lo suficiente para equiparar su estructura a la propia de un imperio. Así que su sucesor, Ciaxares, se replegó sobre su reino a fin de darle el último toque.  Que como todos sabemos alcanzó su apoteosis en el 606, el año en que la sed de venganza de la Nación del Norte se emborrachó de sangre del enemigo odiado, el Asirio, cuya capital fue arrancada de la superficie de la Tierra para no volver a ser habitada por los siglos de los siglos, según lo anunciara Dios en su Libro.

Entre la ascensión de Ciaxares al trono y la destrucción de Nínive tenemos la invasión de la Media por los bárbaros de las estepas siberianas, que retrasó la Hora Final, pero que no pudo impedir que el designio divino se cumpliera a rajatabla. En el fragor de aquel grito de victoria quien tiene oídos para oír oye la lengua del Hebreo alzarse junto a la del Medo, ambas almas ebrias del placer de los dioses, a una alzando a sus dioses la misma acción de gracias.

No tenemos que olvidar que Herodoto, un Griego, desconocía la Biblia, y por tanto su capacidad para descubrir la existencia del elemento Israelita en el Origen de la Revolución Meda queda ampliamente justificada; ni tampoco debemos dejar de ver que los historiadores modernos, conociendo la Biblia y la Historia del Oriente Medio Precristiano, se taparon las orejas y se arrancaron los ojos antes que reconocer el poder de la influencia del elemento semita, encarnado en el Pueblo Israelita, hablando de la irrupción en la Historia Universal del reino de los Medos. Será desde esta Conexión que se explique cómo un estado mayor, compuesto por el elemento Israelita, dispuso el traspaso de la corona, que creara, de las manos de la casa de Dioces a la de la casa de Ciro. Razón que se explicará siguiendo esta misma estructura de razonamiento.

 

Crónicas Babilonias

Pero si el Asirio sembró en el Norte la semilla de un odio todopoderoso que a su tiempo daría su fruto, al sur de Nínive ese odio era ya un hecho que, agazapado como la leona que contempla sentada a su víctima, el gobernador de Babilonia esperaba su momento. Este momento le llegaría a Babilonia con Nabopolasar.

Al tanto del avance del rey de Ecbatana, Nabopolasar se lanzó contra el rey de Nínive, empleando con el rey de Nínive la misma ley que éste le aplicara a todas las naciones. Aplastado el Imperio Asirio, Nabopolasar subió al trono, cerrando entre él y Ciaxares una alianza de paz mutua, sellada con la boda entre la hija del rey del Norte y el hijo del rey del Sur.

Y enseguida el reparto del mundo.

El rey de Babilonia se quedó con el mundo al sur de los Montes Tauros, dejando todo el norte, y desde ahí hasta los confines del Oeste Anatólico, al rey de Media. El rey de Media le dejaba al rey de Babilonia el mundo al sur de los Tauros, y desde ahí hasta los confines de Palestina, Arabia y Egipto. A las espaldas de ambos reinos quedaba Persia, región autónoma sujeta en principio al vasallaje de la corona de Ecbatana, pero sujeta a la influencia política de Babilonia. Persia, región sin verdadero ejército ni fuerza estatal unificada propia, su poder como enemigo quedaba reducido al de una provincia fronteriza al servicio de los intereses mutuos de ambos reinos. Por la alianza matrimonial entre Ecbatana y Babilonia cualquier revuelta de Susa chocaría contra un muro imposible de traspasar. Ahora bien, cualquier traspaso de los límites de influencia sobre Persia dictados por ambas potencias podría decantar la relación de fuerzas y pasar la dependencia de Susa de una corona a otra. Desequilibrio que no le interesaba ni a las coronas aliadas, ambas lanzadas a las conquistas del Oeste, una por el Norte y otra por el Sur, ni a la propia corona de Persia, demasiado débil para resistir un ataque conjunto de las fuerzas de Ecbatana y Babilonia.

Por el Norte Ciaxares llegó hasta el reino de Lidia, cuya conquista no se consumó, y por el sur el rey de Babilonia llegó hasta el Mar Grande, donde el hijo de Nabopolasar destruyó el reino de Judá, según está escrito.

Al igual que antes el reino de Israel había sido borrado de la faz de la Historia, ahora le tocó el turno al reino de Judá. Y al igual que antes el Asirio deportó la crema de la juventud israelita superviviente a tierra extranjera, pensando en humillar su orgullo y abatir para siempre el peligro de una revuelta, ahora Nabucodonosor hacía otro tanto con los supervivientes de Jerusalén y su reino, deportando a la tierra de los Caldeos la crema y nata de la nación superviviente.

Si en el primer caso la deportación no significó esclavitud, y sí compartir el mismo odio y deseo de venganza con la población de la tierra a la que los israelitas fueron deportados, uniéndose a la cual, de la fusión vino a luz una Nueva Nación, con capital en Ecbatana, en este caso la deportación de los judíos significó esclavitud en el seno de la tierra de los mismos que destruyeron su reino.

¡Qué revolución podía llevar al Poder a este pueblo de esclavos cuyo amo tenía tanta y más experiencia que el propio pueblo judío en la naturaleza estructural de un Estado e Imperio! Ninguna. A no ser que… En efecto, Dios elevase un judío a la cabeza suprema del Consejo Privado del rey de Babilonia. Y aun así y sólo si este hombre de Dios lograse superar todas las intrigas contra su persona que habían de plantarle en el camino los miembros del Consejo privado del rey.

Los historiadores de la Edad Moderna, más preocupados en tocarles las narices a la Iglesia Católica que en penetrar en las estructuras del Pasado, se despreocuparon de la Influencia y Poder de los Magos en la Corte de Nabucodonosor. El odio al elemento semita, por ser judío, se manifestó siempre más fuerte que su sentido de la verdad y donde vieron cualquier posible Conexión Hebreo-Judía se dieron la vuelta y pasaron olímpicamente de hacer Historia, limitándose a hacer periodismo del Pasado: Año tal, rey tal, guerra tal. Punto y muerto.

Pero que a la altura del gobierno de Nabónido, el último de los Caldeos, de origen asirio para más inri, las llaves de las grandes ciudades fronterizas estuviesen en manos de generales judíos, dato que cualquier historiador puede confirmar, pone de relieve que el poder del jefe de Consejo Privado del rey, y Jefe de los Magos de Babilonia, fue de un alcance extraordinario. Tanto más extenso cuanto más poderosa fuera la figura del momento. En el caso del profeta Daniel este poder debemos multiplicarlo a su potencia máxima si tenemos en cuenta su supervivencia tras la muerte de Nabucodonosor y su presencia en el complot que derrocó su dinastía y le entregó la corona a un príncipe extranjero, el Nabónido de la Historia. ¿O acaso se produce un cambio dinástico sin revolución mediante? La inocencia de los historiadores modernos para no ver revolución alguna en un cambio de dinastía es tan grande como su perversidad para darle la espalda a la verdad si con ello satisfacían la pasión que los llevaba a tocarles las narices a la Iglesia con tal de demostrar que ellos y no Dios son los verdaderos artífices de la Historia, si no de la que es al menos sí de la que fue.

De manera que tenemos dos elementos de un mismo cuerpo tocándose al final del extremo para darle la Corona del Imperio a un desconocido, nuestro Ciro. De un lado el elemento Israelita en el Origen de la Corona de Ecbatana, y del otro el elemento Judío al frente de las ciudades fronterizas del reino de Babilonia.

Nos queda definir la naturaleza de la revolución que condujo a Nabónido al poder, a Ciro al Imperio y a Zorobabel al regreso a la Patria Perdida.

 

Crónicas Persas

Podríamos dar curso libre a todo un libro enciclopédico tratando este tema de la ascensión de Ciro al Imperio y su Edicto de Libertad Religiosa. Los ángulos son tan ricos en suculentos misterios que apenas se podría dar de lado una nueva versión, haciendo de espejo de la Historia. Primero por la serie de imposibilidades anteriormente expuestas, saltándose las cuales un príncipe de segunda se enfrenta a las tres superpotencias del momento y triunfa, escribiendo lo que el Julio de la Casa del César firmara: Vini, vidi, vincit, pero este Julio de la Casa de los Aqueménidas sin tener que librar una batalla que se mereciera este nombre, excepto la que lidiara con Creso el Lidio; y segundo, porque ¡de cuándo en la Cultura de la Nación de los Persas, figuró la libertad religiosa como emblema! Aún en nuestros días la genética traiciona a los que se proclaman sucesores de aquel Ciro defensor de las libertades religiosas y que, diciéndose sucesores suyos, entienden por libertad religiosa la destrucción de todos los infieles, especialmente si son judíos.

En aquel juego de fuerzas entre superpotencias del momento era natural que las alianzas matrimoniales abriesen y cerrasen direcciones. Desde esta razón que el hijo de Ciaxares, Astiages el Gordo, casare una hija de su barriga con el príncipe de Persia no implicaba ningún derecho de Susa a la Corona de Ecbatana, a la manera que la boda entre la hija de Ciaxares y el hijo de Nabopolasar no entregaba derecho alguno al rey de Ecbatana sobre la corona de Babilonia. Absolviendo a Herodoto por su ignorancia, cualquier historiador sabe que la princesa entregada en matrimonio de alianza pasaba directamente a vivir bajo la corona del príncipe consorte. La fábula del príncipe Ciro, hijo de este matrimonio, siendo expuesto a decreto de muerte y salvado por un pastor, no tiene ningún valor, excepto el de querer salvar de alguna forma el derecho de Ciro al trono de Media y revestir su increíble ascenso al Imperio con el manto de la providencia de los dioses. Era imposible que un príncipe de segunda, como dije antes, soñase con la conquista de todas las coronas de las superpotencias del momento, y lo que es más fantástico, sin ni siquiera tener que librar una sola batalla. ¡Oh la la!

Superando pues a Herodoto volvemos a la realidad. Y la realidad es que si Astiages casó una hija de entre sus hijas con el príncipe heredero de Persia, como suele suceder en todo matrimonio de esta clase: esta alianza tenía por fin mantener la autonomía de Susa frente a Babilonia, recordándole Ecbatana a Babilonia que cualquier adhesión que superase su influencia política sobre Susa daría origen a una guerra legitimada por la sangre entre las coronas.

Por la parte de Susa, mientras el rey de los Persas se aseguraba el apoyo del rey de los Medos gracias a la boda entre su heredero y la princesa de Ecbatana, jugando a dos bandas, ¡cosas del Poder!, el rey de los Persas mantenía su independencia política frente al rey de Ecbatana: vasallaje mediante al rey de Babilonia, firmando con el Caldeo el clásico rehenato de su heredero, por el cual el primero, un reino de segunda fila, obtenía del segundo, un reino de primera magnitud, cobertura y asistencia al fuero de su independencia respecto al rey de los Medos. Sería en esta Corte, y no en la choza de pastor alguno, donde se criaría Ciro.

Recordemos que para las fechas cuando Ciro hubo de ser entregado - y de aquí la leyenda de su desaparición de la vista de Ecbatana y Susa - en las manos de la Corte Caldea, la Jefatura de la Casa de los Magos, y Jefe del Consejo Privado del Rey de Babilonia, y por tanto al mando de los rehenes reales, este Poder estaba en manos de un Judío llamado Daniel.

Observemos además que el mismo proceso que Nabucodonosor realizó con Jerusalén, destruyendo la ciudad y llevándose con él a sus príncipes supervivientes, este mismo proceso fue el que realizó su padre, Nabopolasar, con Nínive, destruyendo la ciudad y deportando a su reino sus príncipes supervivientes, de los cuales, a la manera que de los judíos supervivientes saldría el príncipe Zorobabel, ambos criados en la corte de Nabuco bajo la mano del mismo Jefe de la casa del rey, Mago y profeta Daniel, saldría luego Nabónido, el futuro rey tras el golpe de Estado que derrocó a la dinastía de Nabuco.

Ciro, cerrando esta incursión, estaba emparentado por su madre con la corona de los Medos, y por su abuelo materno, al mismísimo Astiages, hijo de Ciaxares. Astiages, hermano de la mujer de Nabucodonosor, siendo el abuelo materno de Ciro, emparentaba a su nieto, sin quererlo, con la Corona de Babilonia. La oportunidad de unir estas tres coronas, la Persa, la Caldea y la Meda en una misma cabeza era extraordinaria. 

Ciro tenía derechos legítimos de sangre sobre las tres coronas del momento. Obviamente para esto había que derrocar a la dinastía de Nabuco, poner en el trono un rey títere, Nabónido, sujetar las ciudades fronterizas a hombres fieles al Mago de Babilonia, judíos como él mismo, y superar el enfrentamiento con el rey de Ecbatana. Cosa no muy difícil de hacer si el Gran Mago de Oriente tenía en cuenta que el cuadro del Estado Mayor de la Corona Meda estaba en manos de descendientes de Israelitas, hijos todos del mismo Abraham, en cuyas orejas la Voluntad de Dios, que había dispuesto la ascensión al trono de rey de reyes de Ciro el persa, encontraría un alma bien dispuesta.

¿El precio que pagaría Ciro?

¡La Libertad!

 

Crónicas Judías

No es oro todo lo que reluce. Y en la envoltura de la imagen arquetípica antisemita haciendo del judío el clásico avaro, miserable criatura reptando entre los estratos del poder, el oro no sólo no reluce sino que es pura pintura. No sería sino tras la destrucción romana de Jerusalén y la convivencia del judío en el Islam y contra el cristianismo que esta pintura comenzó a fabricarse y se completó, deviniendo el judío la clase más abyecta de gusano, sin lealtad hacia nadie y capaz de traicionar al amigo de hoy si el enemigo de ayer llega al poder y su supervivencia en el mañana depende de la del enemigo de hoy, que fue el amigo de ayer. Mas en lo que respecta al Hebreo, Israelita o Judío, de los tiempos anteriores a Cristo, y especialmente durante los siglos del XVI al VI, es decir, todo un Milenio, el Hebreo fue un Guerrero nato forjado en el campo de batalla, cuya fama se consolidó a título mundial durante los días de David.

Pero creer que un guerrero nato es aplastado mientras el pecho tiene vida es un error, que al cabo del tiempo a Nínive le costó la existencia. Un guerrero sólo deja de existir, muerto. El mismo espíritu de Libertad opuso el reino de Judá al imperio de Babilonia. La imagen que el mundo de entonces tenía del Judío era la de un soldado valiente y bravo. Verdad que pone de relieve la puerta que se le abrió a la libertad mediante su entrada en el ejército babilonio, sirviendo en los cuales llegaron sus jefes a alcanzar los más altos puestos en las ciudades de las fronteras del reino. ¿Con la ayuda del jefe de los Magos? Pues sí, siempre: pero ninguna influencia tiene peso cuando de lo que se trata es de defender a cobardes, que, de haberlos sido, ni por diez como Daniel, el rey de Babilonia hubiera aceptado sus nombramientos para guardias de las Puertas del Reino.

El Edicto de Libertad que firmó Ciro al entrar en Babilonia fue redactado hacía mucho tiempo atrás y el Nuevo rey de Babilonia se limitó a poner su Sello. Este Edicto es la clave que abre la puerta a todo el Misterio de aquel Siglo: la ascensión de Ciro, la caída de Babilonia y Ecbatana, la complicidad de Babilonia frente a la Caída del reino de Lidia y su negativa a unirse a Egipto para apoyar a Lidia y detener la fundación del imperio de Ciro. Y a la par nos permite ver la naturaleza de la Caravana que lideró el príncipe Zorobabel desde Babilonia a Jerusalén.

Quiero decir, Zorobabel condujo un ejército armado, enriquecido por los tesoros de la Comunidad de la Gran Sinagoga del Oriente y exaltado por la tribu sacerdotal, pero ante todo y sobre todo Zorobabel era príncipe y quienes le acompañaron fueron los mismos generales y soldados que les abrieran las Puertas del Reino a Ciro, de los que felizmente Ciro se desembarazó pensando que tal cual habían desertado de su antiguo amo podían desertar del nuevo señor, y a su Imperio más le valía tener a tales siervos, leales sólo a su Dios, fuera del ejército que dentro del ejército.

El relato bíblico es suficiente prueba a la hora de confirmar la veracidad de la naturaleza armada de la Caravana del heredero de la corona de Salomón. Ya digo, la imagen arquetípica sobre el judío instalada en nuestra memoria durante los últimos siglos no puede ser exportada a los tiempos que estamos tratando. Zorobabel dirige un ejército de ocupación con plenos poderes de defensa armada frente a los ocupantes de la Patria Perdida. Que, como se lee, no tardaron en intentar destruirlos. Cosa que no consiguieron porque aquellos colonos albañiles, carpinteros y demás, bajo la capa de trabajo llevaban la espada del soldado. Y tenían permiso de Ciro para defenderse y hacer valer sus vidas. ¡Qué es la Libertad sin el derecho a la defensa!

Se sobreentiende de su Edicto que Ciro no les otorgó a los Judíos a una Libertad para invadir el País y hacer Zorobabel de Josué en plena Reconquista. Del Edicto se entiende que los Judíos compraron su Libertad para regresar a su Patria e instalarse en la tierra siguiendo las leyes del establecimiento pacífico, y sujeción de las nuevas poblaciones a los deberes imperiales. Bajo estas premisas, como vemos en el relato Bíblico, Zorobabel y sus hombres reconstruyeron Jerusalén, se instalaron y comenzaron a expandirse por la Heredad de los Hebreos.

 

            He aquí el famoso Edicto de Ciro

A.- Yo soy Ciro, Rey del Mundo, rey grande, rey poderoso, rey de Babilonia, rey de las tierras de Sumeria y Acad, rey de las Cuatro Regiones, hijo de Cambises, gran rey, rey de Ansán, nieto de Ciro, gran rey, rey de Ansán, descendiente de Teispes, gran rey, rey de Ansán, descendiente de una línea real sin término, cuya ley Bel y Nabu bendicen, cuyo reinado hace la complacencia de los dioses.

Cuando me hallé preparado, entré en Babilonia, y asenté mi reino en el palacio de los reyes entre el júbilo y la alegría. Marduk, el Dios Altísimo, dispuso el corazón de los habitantes de Babilonia hacia mí, y yo le adoraré todos los días.

Y continúa:

B.-Por mis actos Marduk, el Señor Todopoderoso, se alegró y a mí, Ciro, el rey que le rinde adoración, y a Cambises, mi hijo, la fuerza de mis muslos, y a todas mis tropas Él ha bendecido, y por esto con espíritu de gracia glorificamos en excelsitud su Altísima Divinidad.

Todos los reyes que se sientan en sus tronos desde un rincón al otro de las Cuatro regiones, desde el Mar del Norte al del Sur, que moran en ... todos los reyes del Occidente que habitan en tiendas, me rindieron tributo y vinieron a besarme los pies sobre Babilonia. Desde ... a las ciudades de Assur, Susa, Acad y Eshunna, las ciudades de Zamban, Meurnu, Der, hasta los confines de la tierra de los Gutis, yo hice volver los dioses a sus lugares de culto desde muy antiguo, a sus ciudades sagradas en ruina desde tiempos lejanos.

Reuní todos sus habitantes y restauré sus ciudades. Los dioses de Sumeria y Acad, que Nabónido, contra la cólera de los dioses, trajo a Babilonia, Yo, por la voluntad de Marduk, el Señor Dios, hice retornar a sus ciudades de culto.

Quieran todos los dioses rogar por mí delante de Bel y Nabu por todos los días de mi vida, y digan a mi Señor, Marduk: “Que Ciro, el rey, tu siervo, y Cambises, su hijo...”

Y concluye así:

C.- Ahora que soy rey de Persia, Babilonia y las naciones de las Cuatro Regiones con la ayuda de Marduk, declaro que respetaré las tradiciones, costumbres y religiones de las naciones de mi imperio, y no permitiré, mientras yo viva, que gobernador alguno bajo mi mando las insulte.

Desde ahora para siempre, mientras Marduk disponga el reino a mi favor, no impondré mi religión a nación alguna. Cada nación es libre para aceptarla, y si alguna la rechaza Yo jamás me alzaré contra su libertad para imponerle mi Creencia. Mientras Yo sea el rey de Persia y Babilonia, y de las Cuatro Regiones, Yo no permitiré la opresión religiosa de una nación sobre otra, y si ocurriera Yo castigaré al opresor y devolveré su derecho al oprimido.

Mientras Yo sea rey no permitiré a nadie tomar posesión y realizar expropiación de los bienes ajenos en razón de la fuerza o sin compensación. Mientras yo viva, prescribo el trabajo en condiciones de esclavitud.

Hoy, Yo declaro: que todo el mundo es libre para elegir su Religión; que todo el mundo es libre para elegir su sitio de morada, entendiendo que este derecho no anula el deber hacia la ley del prójimo; que Nadie podrá ser culpado por los delitos o faltas de sus familiares.

Prescribo la esclavitud y mis gobernadores tienen el deber de prohibir el cambio de personas por cosas dentro de sus dominios. Tal costumbre debe ser exterminada de la faz del mundo.

Ruego a Marduk que me conceda cumplir con mis obligaciones hacia las naciones de Persia, Babilonia y las demás de las Cuatro Regiones.

 

CAPÍTULO  7

 

36

El Cuarto Hombre.

 

¿Y qué diría el Príncipe Asirio Nabónido sobre la cesión del imperio de las manos del Caldeo a la del Persa?

¿Se apuntaría al bombardeo desde dentro de la fortaleza del enemigo?

¿Aceptaría Nabónido ser un peón en el Ajedrez del Profeta-Mago?

¿Qué podría ofrecerles Nabónido a cambio de la posibilidad de reconstruir Nínive en alguna parte del Sur? ¿Les daría a los Magos de Daniel las Llaves del Reino?

Nabónido movió la cabeza.

“Te retirarás a la Ciudad que elijas lejos de mí” - lo tranquilizó riendo Ciro.

Sabio, digno discípulo del Jefe de los Magos, Nabo se construyó su Ciudad en un oasis perdido en el corazón de un Edén sembrado por él mismo. Ciro se echó a reir. A Zoro no le cogió por sorpresa la astucia del Cuarto Hombre.

El misterio que viene a cuento es descubrir cómo un príncipe asirio se las apañó para subir al trono de Babilonia. Misterio cuyo secreto lo podemos deducir de la Caída de la dinastía de Nabucodonosor en los días de Baltasar. Aquel golpe maestro de estado que elevo a Nabónido al poder descubre la identidad asiria del peón movido por Daniel en la dirección del traspaso final del imperio a las manos de Ciro, cuando aquel peón se limitó a entregarle Babilonia al nuevo rey del mundo. Entrega que dejó en manos de su padrino hebreo desde el principio mismo de su reinado, y se tradujo al final del mismo en el hecho de hallarse los ejércitos babilonios en las manos de los judíos. Bien pudo Daniel haber usado el entramado que levantara para dar otro golpe de estado y poner en el trono al heredero de Judá. Pero no lo hizo.

 

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La Reconquista del Reino Perdido.

 

La doctrina profética de Daniel encontró en Zorobabel una estrella llena de vida. Se trataba de reconstruir Jerusalén, poner la primera piedra del Templo y comprar pacíficamente la tierra de Judá. Jerusalén haría de funciones de colonia madre. El gobernador de la Ciudad sería el jefe supremo de la Colonia; a su mandato los grupos elegidos se moverían hacia donde se hubiera dispuesto por el consejo de los sabios.

La segunda fase profética decía que en un par de siglos a lo sumo el rey de Grecia entraría en Asia y echaría abajo el Imperio de Ciro. La Conquista de Babilonia por Occidente iría seguida por la división del imperio del conquistador griego en cuatro reinos. Al poco nacería un reino que se extendería por todo el mundo y derrotaría a los cuatro reinos. En esos días el ángel de la libertad tocaría la trompeta y las colonias judías se levantarían en estado de guerra de independencia. Hasta entonces cada hijo de Israel debía atenerse al proyecto original.

 

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Bajo el Yugo de los Helenos.

 

Entre los historiadores del XX se impuso la teoría de la creación a posteriori de los libros bíblicos. Desde la óptica del ateísmo Alejandro Magno no conquistó el Asia después, sino que los judíos escribieron lo que pasó después de la muerte del griego.

Ajenos a las opiniones de todo el mundo, desde su torre en Seleucia del Tigris los Magos de Oriente siguieron el curso de los acontecimientos. Las sinagogas de todo el mundo les enviaban noticias de los lugares donde vivían, quiénes gobernaban, qué sistema político tenían, cambios de dinastía.

“Los problemas entre persas y griegos han comenzado. El rey del Norte, Filipo, ha sometido a toda la Grecia. El día de la Venganza por los hombres de Leónidas en las Termópilas empieza a alborear” - trajo en su pata a Seleucia del Tigris una paloma blanca.

La respuesta llegó rápida a Jerusalén. Decía:” Todos los hijos de Abraham deben prepararse para recibir al Conquistador con palmas y vítores. En breve, a la muerte del hijo de Filipo, su reino se hundirá en una guerra civil larga. Sobrevivirá a su destrucción dividiéndose en cuatro reinos.”

Y así fue.

No se había enfriado el cadáver de Alejandro sus generales ya se estaban matando. Al cabo le vieron los cuernos al diablo y dejaron de comerse vivos.

Fue Seleuco I el Invencible quien se quedó con el imperio de Ciro, más lo que Alejandro conquistó a este lado del río Indo. No reconstruyó Babilonia; en su lugar creó una ciudad nueva a orillas del Tigres. La llamó Seleucia del Tigres.

Seleucia del Tigris fue concebida para hacer las funciones de puerto comercial interior entre el Extremo Oriente y Occidente. No olvidemos que en su sabiduría para controlar el paso de caravanas y barcos del Oriente al Occidente tuvo sus Minas el rey Salomón.

 

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Jerusalén grita Libertad.

 

La parte del cocodrilo se la llevó Ptolomeo. Desde que vio los planos de Alejandro Magno para Alejandría del Nilo se apoderó del joven Ptolomeo la pasión por aquella Nueva Atenas que el hijo de Filipo pensaba construirse en las costas de Egipto.

Certero y silencioso como el cocodrilo cuando ataca, con los ojillos a los dos lados del hocico, avanzando por el agua sin soltar aire, sin mover un párpado, más tieso que un tronco, adelantó sus posiciones el joven Ptolomeo el día antes del entierro de su Héroe. Primero se proclamó dueño y amo del Egipto; después los dioses dirían.

 

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La codicia de los reyes.

 

La ambición sin límites de Seleuco fue el fantasma personal de la casa de los Seleúcidas. Se murió el hombre con el dolor de haber perdido Jerusalén en una apuesta de lagartos. Y su familia sin saber aceptar la derrota ante las fuerzas de los ptolomeos egipcios. Las guerras heleno-egipcias por la posesión de Jerusalén fueron la constante vital del Oriente Próximo desde la muerte de Alejandro al reinado de los hijos de los Macabeos.

El zarandeo, hoy tengo por ama a Antioquia, mañana tengo a Alejandría, le afectó a Jerusalén. Sus hijos, cansados, se echaron a dormir en los laureles del que ha conseguido desprenderse de sus fantasmas mesiánicos. Al despertar se encontraron atrapados en las garras de una solución final, que no fue la primera ni sería la última.

 

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El Segundo Reino de Israel.

 

Jerusalén vivió alucinada la persecución religiosa de Antíoco IV. Era algo que jamás se le había ocurrido pensar que pudiera pasarle. Las Escrituras decían que después de los cuatro reinos, la Libertad. Se quedaron de piedra tal como les cogió sentados la noticia. ¿En qué habían estado pensando? ¿En el nacimiento de un niño bajado del cielo que venía y les arreglaba todos los problemas?

¡Comerían perdices y serían felices!

De hecho algunos se las comían todas y los demás se las apañaban con gallinas. Por esto cuando Judas Macabeo volvió a su patria y se puso al frente de la resistencia con su escuadrón de desertores se unieron a él todos los que no tenían nada que perder y todo que ganar.

La línea del tiempo desde los Macabeos al Nacimiento fue la siguiente:

Judas Macabeo gobernó desde el 166 al 161. Judas dirigió por tanto los ejércitos del Señor de victoria en victoria durante cinco años. No se sabe muy bien o nunca se ha escrito la verdad sobre el origen de la formación militar de este caudillo. Es más que probable que, conociendo la estructura de los ejércitos imperiales seleúcidas, este Judas fuera el jefe del Escuadrón Judío, al frente del cual desertó al conocer los planes asesinos del rey, quien al partir para la gran aventura de la conquista del Asia perdida le ordenó al regente de su reino la solución final antijudía en el origen de la rebelión en curso.

Tal vez no sea fácil recrear la vida de Judas antes de su aparición como encarnación del Martillo de Dios. Pero como ya he dicho la estructura militar del imperio se basaba en el reclutamiento de Escuadrones de todas las provincias bajo la corona del rey. Entre ellos hubo de existir un Escuadrón Judío, que, sin ninguna duda, sirvió bajo la bandera imperial hasta que a su regreso de su frustrada invasión de Egipto el rey dejara correr su impotencia contra Jerusalén. Escandalizado el Escuadrón Judío por aquella acción es de creer que la deserción ya estaba servida, y se consumó cuando al dirigirse hacia Babilonia pretendió llevárselo consigo, dejando a merced de Lisias y sus generales la solución final judía.

Al corriente de lo que pretendía el rey, Judas, jefe del Escuadrón Judío, desertó con sus hombres. Llegado a la Judea se encontró con la matanza y, huyendo con su padre y sus hermanos, le declaró la guerra de guerrillas al Imperio. Cuando Apolonio, el general designado por Lisias para solucionar el problema judío, alcanzó la Judea se enfrentó a un caudillo que conocía perfectamente las tácticas y las estrategias militares del ejército imperial bajo cuya bandera el Macabeo sirviera toda su vida.

En el 161 sin embargo, abandonado por los suyos al frente de sus 800 Bravos, Judas cayó como vivió, vendiendo cara su vida. Las restantes hazañas bélicas de Judas están escritas en la Biblia.

Le sucedió en la jefatura militar de los ejércitos del Señor su hermano Jonatán. Jonatán gobernó el país desde el 161 al 143. Las aventuras militares de Jonatán también están escritas en la Biblia. Cómo recibió el sumo sacerdocio de las manos del rey Alejandro Balas, cómo se las apañó para prosperar jugando a dos bandas y cómo, finalmente, fue atrapado a traición y condenado a muerte.

Le sucedió en la jefatura del país su hermano Simón. Este gobernó desde el 143 al 135. Simón fue quien de verdad conquistó la Independencia. En recompensa por la cual los judíos en pleno le concedieron a sus herederos el gobierno a perpetuidad. Arrepentido el rey de Antioquia por la pérdida de la Judea le ordenó a su general Cendebeo reconquistarla. Simón y sus hijos, Judas y Juan, vencieron al invasor. La libertad no salvó a Simón de caer a traición como su hermano Jonatán.

Tras la muerte de Simón subió al Poder su hijo Juan. Juan Hircano I reinó desde el 135 al 105 (siempre a.C.). Si en un principio pareció que la invasión por la Judea del rey de Siria iba a acabar con todo lo conquistado por los Macabeos, el primero de los Asmoneos se las arregló para salir triunfante y además conquistar la Samaria, la Idumea y territorios al Este del Jordán incluso. Fue este Juan Hircano I quien al obligar a todos los no judíos de su reino a circuncidarse le preparó el camino al trono a Herodes.

Le sucedió su hijo Aristóbulo I, “el rey loco”. En un principio su padre le legó sólo el sumo sacerdocio, reservando el Gobierno para su madre. Juan se volvió loco, encarceló a su madre y a sus hermanos y se declaró rey. Al año murió.

De las profundidades de la tierra tomó Jerusalén rey. Se llamaba Alejandro. Reinó desde el 104 al 78. Bajo su reinado la sangre llovió a cántaros sobre Jerusalén. Fue durante su reinado que las estrellas de Abías, padre de Zacarías, esposo de Isabel, y tito abuelo de María, madre de Jesús, y Simeón el Babilonio, padre del Simeón que recogió en sus brazos al Niño en su presentación al Templo, los Semayas y Abtalión de la historia oficial judía, brillaron en todo su esplendor.

A la muerte del Asmoneo le sucedió su mujer Alejandra, llamada también la reina Salomé. Desde el 76 al 69 la reina Alejandra dirigió la paz del reino. Ella reinstauró el Sanedrín y fue durante su reinado que tuvo lugar la búsqueda secreta del Heredero de la corona de Salomón.

A su muerte sus hijos Hircano II y Aristóbulo II se declararon aquella guerra que en el 63 fuera atajada por Pompeyo el Grande. Hircano II quedó como etnarca durante todos los días de la vida de Pompeyo, y Antípatro, padre de Herodes, Idumeo de nacimiento, como general de los ejércitos de la Judea hasta su muerte. Fueron los partidarios de Pompeyo quienes asesinaron en Roma a Aristóbulo II, en el 49, y en el mismo año su hijo Alejandro lo fue en Antioquía por orden del propio Pompeyo. Durante estos años tuvo lugar el ascenso a la cumbre de los Archivos del Templo de Zacarías, hijo de Abías.

Por aquellos días los Partos invadieron la Judea y coronaron rey al otro hijo de Aristóbulo II, al que llamaban Antígono. Este le cortó la nariz y las orejas a su tío Hircano II y le desterró a la Nueva Babilonia. Con este aliado circunstancial de Zacarías y su Saga, en la Gran Sinagoga de los Magos de Oriente los correos entre los Magos y Zacarías y sus hombres aceleraron sus idas y venidas.

De todos modos eran malos tiempos para los Asmoneos. Aprovechando las guerras civiles romanas Herodes derrotó a Antígono, hijo de Aristóbulo II, sobrino de Hircano II, y lo decapitó (año 37).

La tragedia de los Asmoneos no había terminado aún. Sediento de sangre el rey Herodes asesinó al nieto de Aristóbulo II y al propio Hircano II, al que llamara de Babilonia con promesas de paz y salud. También asesinó a las asmoneas Alejandra y Mariana, la reina Mariana. Y finalmente a sus hijos Alejandro y Aristóbulo, hijos de la reina Mariana.

En el año 7 a.C. toda la estirpe del Asmoneo, según se lo profetizara Abías, había sido eliminada de la faz de la tierra. Herodes quedó como único dueño y señor de Jerusalén. Herodes fue el primer y el último rey que conoció el II Reino de Israel.

 

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El Rey Mesías.

 

José y María, padres de Jesús, nacieron durante los primeros años del reinado de Herodes. José debía tener unos cuarenta años cuando tuvo a su primogénito, y María unos pocos menos cuando dio a luz a su unigénito. Según este cómputo José murió a los sesenta años, aproximadamente, y María debía tener los mismos más los debidos durante los días de la Resurrección. A qué edad, según cuenta la leyenda, ascendió al Cielo en la Ciudad de Zaragoza la Madre, nadie lo sabe a ciencia cierta. El hecho es que las miserias que Herodes les hizo tragar a los judíos alimentaron en el pueblo oprimido el sueño del rey Mesías. Que como todo sueño nunca se haría realidad, por lo menos mientras estuviese en las manos de Herodes y sus hijos impedirlo. Sin embargo el rey Mesías vino a nacer lejos de la vista de la Corte, en un pesebre.

Avisados por “la paloma muda de las lejanías” los Magos salieron de su Torre de Oriente y corrieron a poner a los pies de la Sagrada Familia sus riquezas y su ciencia.

¿Precedieron a la Sagrada Familia al Egipto, financiaron la Carpintería del Judío y murieron viendo crecer al Niño?

 

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El Nacimiento de Cristo.

 

Estaba en el Niño. Pero el Niño no lo sabía. Lo descubriría entre los Doctores del Templo, a la edad de doce años aproximadamente.

Allí, entre los Doctores, a la edad de doce años, Jesús volvió a nacer. Dios le dio un nombre nuevo, Cristo, y su nombre, Yavé, y el nombre de la ciudad de su Dios, Sión. Él era Cristo Jesús De Yavé y Sión. Él era el Cordero que su Padre ofrecería por la expiación de los delitos de todo el mundo.

 

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La juventud del Mesías.

 

Una pregunta sin respuesta se llevó del Templo consigo el Niño a Nazaret. ¿Por qué su Dios lo iba a abandonar a merced de los enemigos de Cristo? ¿Cómo podría salvar al mundo de las garras del Infierno desde la Cruz que los romanos les reservaban a los malditos? ¿Qué esperaba conseguir Dios de acontecimiento tan trágico? ¿Por qué iba a convertirlo en piedra de escándalo para sus hermanos y sus amigos?

Durante toda su juventud Cristo Jesús no cesó de buscar la respuesta a este enigma: Dios iba a establecer la victoria del hijo de Eva sobre la sangre del hijo de David. ¿Por qué?

 

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La Doctrina del Reino de los Cielos.

 

La respuesta que encontró Cristo Jesús fue ésta. Dios abolía el Imperio y en su lugar fundaba un Reino Universal. Y les concedía a todas las criaturas la libertad para unirse o rechazar la adhesión ad eternum a su Reino. La Corona de ese único Reino se la daba a su Hijo Amado, Cristo Jesús De Yavé y Sión.

Quien cree en su Hijo es declarado ciudadano de su Reino aquí y ahora, y quien rechaza esta Revolución Divina queda sujeto al Juicio Final.

De todas las medidas que, a raíz de la Tercera Guerra Universal Dios adoptó contra el Infierno, ésta es la Piedra Angular. Las otras medidas se deducen de la propia Historia del Cristianismo.

 

 

 

 

EPÍLOGO

Así pues, Dios y la Ley son una Realidad Indivisible, Incorruptible.

Antes de establecer la Pena de Muerte, igual a Destierro de la Creación, quiso YAVÉ DIOS PADRE darles a conocer a sus hijos la Naturaleza del Infierno al que serían arrojados de  volver a declararse una Guerra entre hermanos. Elevando la Ley a la Naturaleza Divina creyó YAVÉ DIOS hacer más fuertes a sus hijos frente a la Muerte. Nadie puede olvidar que ÉL es el Único Ser Increado que conocieron la Eternidad y el Infinito antes de la Creación del Nuevo Cosmos. Nadie debe olvidar que Su Personalidad ha sido forjada en los Fuegos de la Ciencia del Bien y del Mal, frente a la Muerte, y haciendo su camino de la mano de la Sabiduría.

Su Deseo de Creación de Vida a su Imagen y Semejanza fue el Principio de la revolución que le condujo a ser el Creador de Galaxias, Universos y Mundos. Nadie puede olvidar que ÉL es el Señor del Infinito y la Eternidad; nadie debe permitir que el Amor del Creador por su Creación ciegue los ojos de quien siendo adoptado por hijo se cree con el derecho de ser un dios “a la imagen y semejanza” de su propio concepto de lo que es ser un hijo de Dios.

Abrirles a sus hijos el Cosmos, ver al Creador, PADRE e HIJO, en acción, tuvo además el sentido de abrirles los ojos a todos sobre la Naturaleza de su Unigénito, JESÚS, sobre cuya Naturaleza Divina se había levantado la Duda entre los hijos de Dios, Duda que debía ser callada viendo a Dios en su Hijo. “Dios Verdadero de Dios Verdadero” es la Confesión de la Creación entera, registrada por la Iglesia Católica Romana, nacida para ser el Templo en quien esta Verdad vive por la Eternidad.

 

 

PRE-HISTORIA DEL CRISTIANISMO