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GUERRA DE
LA INDEPENDENCIA.
1808-1814
SR. CONDE DE TORENO
Guerra de la Independencia : historia del levantamiento, guerra y revolución de España
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Carlos IV de España, llamado «el Cazador» (Portici, 11 de noviembre de 1748-Nápoles, 19 de enero de 1819), hijo y sucesor de Carlos III y de María Amalia de Sajonia fue rey de España desde el 14 de diciembre de 1788 hasta el 19 de marzo de 1808. Accedió al trono poco antes del estallido de la Revolución francesa, y su falta de carácter solía hacer que delegase el gobierno en manos de su valido, Manuel Godoy, de quien se decía que era amante de su esposa María Luisa de Parma. La Revolución Francesa de 1789 marcó su reinado, pero eso no le impidió seguir con la línea de reformas ilustradas, impulsadas tanto por el monarca como por Godoy, truncado por la injerencia napoleónica y la inestabilidad interna que esta provocó. Su reinado acabó abruptamente el 19 de marzo de 1808 cuando, como consecuencia del motín de Aranjuez, abdicó en favor de su hijo, el príncipe Fernando. El 6 de mayo del mismo año el ya rey Fernando VII devolvió el Trono a su padre aunque este, a su vez, había cedido sus derechos a la Corona a Napoleón Bonaparte el día anterior en lo que se conocería como las abdicaciones de Bayona. En 1814 Carlos cedería nuevamente sus derechos al Trono a su hijo Fernando por medio de un convenio firmado en Roma, ciudad donde vivía exiliado. Tras el Motín de Aranjuez, Carlos IV recuperó únicamente el trono de manos de Fernando VII, en las abdicaciones de Bayona, después de haber cedido los derechos al trono a Napoleón Bonaparte la víspera. Cedió por segunda vez la corona a a su hijo en 1814, por el convenio de Roma, aunque este la había recuperado ya de manos de Napoleón por el Tratado de Valençay.
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José Moñino y Redondo, conde de Floridablanca (Murcia, 21 de octubre de 1728-Sevilla, 30 de diciembre de 1808). En 1773, el rey Carlos III le concedió el título del condado de Floridablanca como reconocimiento a sus servicios. Inició sus estudios en el Seminario Mayor de San Fulgencio de Murcia y después en Orihuela, donde se graduó en Leyes en la Universidad de dicha ciudad. Posteriormente se doctoró en derecho en la Universidad de Salamanca, profesión que ejerció junto a su padre durante algún tiempo. Sus contactos como abogado con personajes influyentes, como el duque de Alba o Diego de Rojas y Contreras, le facilitaron la entrada en el Consejo de Castilla como fiscal de lo criminal en 1766. Allí estableció una relación estrecha con Campomanes, consagrándose ambos en la defensa de las prerrogativas de la Corona frente a otros poderes y en particular contra la Iglesia (regalismo). En 1767 actuó contundentemente contra los instigadores del motín de Esquilache en Cuenca y colaboró con Aranda y Campomanes en la expulsión de los jesuitas de los territorios de la corona española ese mismo año. En 1772 fue nombrado embajador plenipotenciario ante la Santa Sede, donde influyó en Clemente XIV para obtener la disolución definitiva de la Compañía de Jesús, objetivo que alcanza en 1773. En premio a estos servicios, Carlos III le nombró conde de Floridablanca ese mismo año.El 19 de febrero de 1777 tomó posesión como titular de la Secretario del Despacho de Estado, cargo que ostentaría hasta el 27 de febrero de 1792, ocupando interinamente la Secretaría de Estado y del Despacho de Gracia y Justicia entre 1782 y 1790. Floridablanca orientó la política exterior de Carlos III hacia un fortalecimiento de la posición española frente al Reino Unido, motivo por el que interviene en la Guerra de Independencia de los Estados Unidos junto a Francia y las colonias rebeldes en contra de Inglaterra (1779-1783), gracias a lo cual consiguió recuperar Menorca (1782) y Florida (1783). Sin embargo, no fue capaz de tomar Gibraltar tras el Gran Asedio. Potenció también la amistad con los príncipes italianos de la Casa de Borbón y con Portugal (con la que firma un tratado de amistad en 1777, el tratado de San Ildefonso, por el que obtuvo las islas africanas de Annobón y Fernando Poo). Pronto se vio enfrentado al partido aragonés que encabezaba el conde de Aranda, pues Floridablanca pretendía reequilibrar las instituciones de la monarquía dando más peso al estilo de gobierno ejecutivo de las Secretarías de Estado y del Despacho, mientras que Aranda defendía el estilo tradicional que representaban los Consejos. En esa línea creó en 1787 la Junta Suprema de Estado (presidida por él mismo), que respondía a la idea de coordinar las distintas secretarías en una especie de Consejo de Ministros, obligando a todos los secretarios a reunirse una vez por semana. Ante esta situación, Floridablanca quiso abandonar su cargo, sin resultado, puesto que el testamento real estipulaba que el hijo y sucesor del rey Carlos III debía mantener su confianza en él. En 1789 el pueblo de Madrid, en múltiples panfletos, acusaba a Floridablanca de robo y de deslealtad a la Corona. Este quiso dimitir, decisión no admitida por Carlos IV, el cual creó varias secretarías (Gracia y Justicia, Real Casa y Patrimonio) para aliviar los trabajos de Floridablanca.Antaño reformista, los sucesos de la Revolución francesa hicieron cambiar de forma radical su punto de vista político, convirtiéndose en abanderado de una fuerte reacción, que lleva al encarcelamiento de Francisco Cabarrús y la caída en desgracia de Jovellanos y Campomanes. El 18 de junio de 1790 sufrió un atentado, del que escapó ileso. Dos años más tarde Carlos IV le destituyó y fue apresado en su casa de Hellín. La subida al poder de Aranda le llevó a la cárcel en la ciudadela de Pamplona, bajo acusaciones de corrupción y abuso de autoridad. A la caída de Aranda, sustituido por Manuel Godoy, fue liberado (1794). Sin embargo, Floridablanca no volvió a intervenir en asuntos políticos y se retiró a su ciudad natal, Murcia.
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María Luisa de Parma (Parma, 9 de diciembre de 1751 - Roma, 2 de enero de 1819) fue reina consorte de España como esposa de Carlos IV, de quien era prima carnal por el lado paterno. Era nieta de Luis XV de Francia, hermana de Fernando I de Borbón-Parma y también prima carnal de los reyes franceses Luis XVI, Luis XVIII y Carlos X. Se la considera la última reina del Antiguo Régimen en España. Era hija de Felipe I, hermano de Carlos III de España y duque de Parma y de la princesa Luisa Isabel de Francia, hija del rey Luis XV.
A los ocho años quedó huérfana y pasó una infancia bastante solitaria. Recibió una educación más francesa que italiana debido a la influencia de su madre.
Estuvo bajo influencia de la marquesa Grigny y del controvertido abad Étienne Bonnot de Condillac, quien defendía ciertas libertades en cuanto a moralidad como las enseñanzas empíricas de la doctrina sensualista que en aquella época resultaban impropias de las damas nobles.
A los 12 años fue comprometida y a los 13 en 1765, contrajo matrimonio con el príncipe de Asturias, futuro Carlos IV; eran primos carnales por vía paterna y parientes cercanos por la vía materna de María Luisa. En 1788 se convirtió en reina consorte de España tras producirse la muerte de su suegro el rey Carlos III y ser reconocido como rey de España su esposo, Carlos IV. María Luisa de Parma ejerció una gran influencia sobre su marido. Sufrió un ostensible deterioro físico por los numerosos embarazos y partos. Un problema que tuvo María Luisa fue que varios de sus hijos tenían problemas de salud y de crecimiento: de niña la infanta Carlota Joaquina era demasiado pequeña para su edad; la infanta María Amalia también era demasiado pequeña y estaba constantemente enferma; el príncipe Fernando era muy enfermizo y físicamente inmaduro (llegó a rasurarse por primera vez a los 18 años); de niña la infanta María Isabel era demasiado pequeña para su edad. Esto provocó fuertes rumores en la corte que decían que una maldición pesaba sobre María Luisa y que por eso sus hijos eran enfermizos y físicamente inmaduros.
La correspondencia diplomática de diversos embajadores acreditados en España revela los rumores que corrían en la corte madrileña sobre la mala salud de los hijos de María Luisa, particularmente en la década de 1780, que es cuando los rumores tomaron mayor fuerza tras la muerte de los infantes gemelos en 1784.En vista de que todos los hijos de María Luisa nacían enfermizos, en 1785 el rey Carlos III decidió concertar el matrimonio del infante Gabriel con la infanta portuguesa Mariana Victoria de Braganza para así poder asegurar la sucesión a la corona española. María Luisa detestaba a Mariana Victoria porque el hijo primogénito de esta, el infante Pedro Carlos, nació completamente sano, a diferencia de todos los suyos. De cualquier modo, Gabriel y Mariana Victoria fallecieron de viruela en 1788 y Pedro Carlos se fue a vivir a la corte portuguesa, donde fue criado por su abuela materna. Tras el matrimonio en 1802 del príncipe Fernando con María Antonia de Nápoles, que mantuvo una mala relación personal con ella —la animadversión era mutua; María Luisa le escribió al favorito Manuel Godoy: «¿Qué haremos con esa diabólica sierpe de mi nuera y marrajo cobarde de mi hijo?»—, el llamado «partido napolitano» formado alrededor de los príncipes de Asturias lanzó todo tipo de insidias contra ella y contra Godoy, que la reina madre de Nápoles María Carolina, instigadora de las acciones de su hija, se ocupaba de difundir por toda Europa. Entre otras calumnias se llegó a decir que Godoy era el verdadero padre de la infanta María Isabel de Borbón y del infante Francisco de Paula de Borbón. La reacción de Godoy fue fulminante: en septiembre de 1805 ordenó la expulsión de la corte de varios nobles del entorno de los príncipes de Asturias y más tarde expulsó de España al embajador de Nápoles y su esposa, poco después de que en febrero de 1806 el reino de Nápoles fuera conquistado por Napoleón y la reina María Carolina destronada, con lo que desaparecía la que había sido el principal referente político del «partido napolitano».
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Manuel Godoy y Álvarez de Faria (Badajoz, 12 de mayo de 1767-París, 4 de octubre de 1851) fue un noble y político español, favorito y primer ministro de Carlos IV entre 1792 y 1798, y hombre fuerte en la sombra de 1800 a 1808. Fue duque de la Alcudia y de Sueca y príncipe de la Paz por su negociación de la Paz de Basilea en 1795, título que años después Fernando VII declaró ilegal y que Godoy reemplazó, ya en el exilio, por el italiano de príncipe de Bassano. La compra del feudo de Bassano di Sutri, cerca de Roma y Viterbo, le dio derecho a este título, tras concesión del papa Pío VIII. De origen hidalgo, fue elevado de forma meteórica al poder por Carlos IV, quien lo colmó de títulos y honores, lo casó con una prima suya, lo dotó de una inmensa riqueza y le confió los más altos cargos del Estado, ante la incapacidad de las camarillas cortesanas del inicio de su reinado, encabezadas por el conde de Floridablanca (secretario de Estado de 1777 a 1792) y el conde de Aranda (ídem en 1792), para hacer frente a las turbulencias del momento. Como secretario de Estado (1792-1798) y generalísimo (1801-1808) estuvo al frente del Gobierno de España durante la crisis europea provocada por la Revolución francesa y las ambiciones de Napoleón Bonaparte, que culminó con la invasión francesa de 1808 y la guerra de Independencia, pocos meses después de la caída de Carlos IV y el propio Godoy a causa del motín de Aranjuez. A lo largo de su valimiento, lleno de luces y sombras, logró mantener la situación de España ante el poderío de Francia con una política exterior pragmática —en tanto que otras potencias como Austria, Prusia y Holanda eran humilladas o anexionadas—, mientras que en el interior trató de llevar a cabo un programa reformista ilustrado que generó un profundo rechazo en muchos grupos sociales, en especial entre la nobleza y el clero. Godoy, uno de los personajes más vilipendiados de la historia de España, ha sido objeto en los últimos tiempos de una serie de estudios rehabilitadores coincidentes con el 150º aniversario de su muerte.
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VENTURA CARO FONTES Valencia, 1731-1808.
Era hijo de José Caro Maza de Lizana y Roca( Elche 1690), I Marqués de la Romana, Vizconde de Benaesa, Señor de Mogente y Novelda, Coronel de Dragones, Clavero y Comendador de la Orden de Montesa, casado con Patricia Leandra Fontes de Albornoz Bienvengud (1691 Murcia). Tuvieron 9 hijos.
Tenía diez años de edad cuando fallece su padre (1741); cadete de Reales Guardias Walonas (1747); alférez de fusileros en las Reales Guardias Walonas (1752); segundo teniente de Reales Guardias Walonas (1760), participa en la campaña de Portugal a las órdenes del Conde de Aranda (1762); ascendido a primer teniente de Reales Guardias Walonas (1767).
1775
Voluntario en la Expedición de Argel donde asiste a la muerte en combate de su hermano mayor Pedro Caro, II Marqués de la Romana.
1776-1778
Como segundo comandante de un Cuerpo de Dragones formado al efecto, interviene en la expedición de don Pedro de Cevallos a la isla de Santa Catalina tomando los castillos en manos portuguesas. Posteriormente, pasaron a Montevideo, allí entrenó por orden de Ceballos, un regimiento de 600 paisanos montados que fue muy ótil, destacando en el sitio de la Colonia Sacramento y otras comisiones. Finalmente se firmó el Tratado de San Ildefonso y un año después todas las fuerzas expedicionarias habían regresado a la Península.
1778-1783.
Regresado a la Península, es nombrado Coronel de Dragones de Almansa.
En 1781 participa brillantemente, a las órdenes del duque de Crillón, en el desembarco y toma de Menorca, desalojando a los ingleses del monte de la Mola.
Ascendido a Brigadier, en el mes de marzo de 1782 se le concede la Encomienda de Piedrabuena en la Orden de Calatrava.
A las órdenes del duque de Crillón participa en el bloqueo de Gibraltar donde tiene una muy destacada actuación hasta el levantamiento del sitio en 1783.
Promovido al empleo de Mariscal de Campo
Asistió voluntario al bombardeo de Argel al lado de D. Antonio Barceló.
1786-1788.
Promovido al empleo de Teniente General de los RR.EE., es designado Gobernador de La Habana y Capitán General de Cuba, de las Floridas y de la Luisiana, pero no llegó a tomar posesión por tener que asistir en París a la Comisión de los Límites entre España y Francia que realizó con entera satisfacción del Rey.
1790-1792.
Capitán General del Reino de Galicia y Presidente de su Real Audiencia, en primera instancia con carácter de interino y un año más tarde en propiedad.
1793-1794.
Designado General Jefe del Ejército de Navarra y Guipúzcoa en lucha contra los franceses, por R.O. de 4 de abril de 1794 es nombrado Caballero Gran Cruz de la Orden de Carlos III, y en el mes de junio es nombrado Capitán General de Guipúzcoa. Aquel mismo año, tras tres peticiones, dimite del cargo y se retira a su casa en Valencia.
1799-1800.
Contrae matrimonio con su sobrina María; nace su hijo mayor, José.
1801-1803.
En 1801, a pesar de su delicada salud, el Rey le confiere la Capitanía General y la Presidencia de la Real Audiencia de Valencia.
En 1802 es promovido a la dignidad de Capitán General, y nace su segundo hijo, Buenaventura. Continúa al frente de la Capitanía General de Valencia, hasta que por R.O. de 18 de marzo de 1803 es sustituido por el Teniente General don Domingo Izquierdo.
Sigue residiendo en Valencia donde fallece el día 19 de mayo de 1808.
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Pedro de Alcántara Téllez-Girón y Pacheco, IX duque de Osuna
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Descendiente de uno de los linajes nobiliarios más
importantes de España desde Enrique IV de Castilla, Pedro fue el
segundo hijo de Pedro Zoilo Téllez Girón y Guzmán, VIII duque
de Osuna, y María Vicenta Pacheco y Téllez Girón, hija de los duques de
Uceda y condes de la Puebla de Montalbán. Como la mayor parte de sus
antepasados se inició en la carrera militar, en este caso en el egimiento
de Reales Guardias Españolas. La muerte de su hermano mayor José María,
el 15 de octubre de 1771, lo convirtió en el nuevo marqués
de Peñafiel, por tanto en heredero del ducado de Osuna. Siendo heredero
del ducado, se pactó su matrimonio con María Josefa Pimentel, única
heredera de los condes-duques de Benavente y de todos los títulos
asociados. Significaba la unión de dos de las más importantes familias de
la aristocracia española. Del matrimonio nacieron nueve hijos, de los
cuales sólo le sobrevivieron cinco. Establecieron su primera residencia en el
palacio familiar de la calle Leganitos, aunque
en 1781 se trasladaron al Palacio de Benavente en la Cuesta de
la Vega, muy cerca del Palacio Real. En 1783 adquieron La
Alameda a las afueras de Madrid, donde crearon un
ambiente neoclásico como lugar de encuentro de los intelectuales y
personajes influyentes de la capital. En 1779 fue
nombrado coronel del Regimiento de Infantería de América. Con
ese grado y destino participó; en el sitio de Gibraltar (1779-1783). De
allí pasó a la toma de Menorca (1782), bajo dominio británico desde
1708. Destacó especialmente en la conquista del puerto y fuerte de Fornells, lo que le valió el ascenso a brigadier. Estando
destinado en Menorca conoció la muerte de su hijo de cuatro años Pedro. Su
esposa viajó a Menorca en julio de 1782;para encontrarse con él.
Acabada la campaña en Menorca, su regimiento se retiró a Barcelona. Con el ascenso al trono de Carlos IV en 1788,
fue nombrado Mariscal de Campo, siendo destinado al puesto que había
tenido su padre como coronel y director general de las Reales
Guardias Españolas. Fue ascendido en 1791 a Teniente General. Su
participació en la guerra fue relevante, incluso sufragando la formación de
varias compañias de cazadores a su cuenta. Comenzó su
participación bajo las órdenes del general Antonio Ricardos en la
frontera con el Rosellón. Destacó en la batalla de Masdeu (20 de mayo de 1793), por lo que recibió
el agradecimiento expreso del Rey. Sin embargo, parece que su mala relación con
el secretario de Estado, Manuel Godoy, influyó en no obtener el
ascenso a Capitán General, algo extraño para un hombre de su estatus.
Parece que sus discrepancias provenían de la reforma de la Guardia Real,
de la que Osuna era director, y de la Guardia de Corps, a la que
pertenecía Godoy. Después del fracaso que supuso el sitio que se estableció
durante la batalla de Perpiñán(17 de julio de 793),
algunas voces culpabilizaron al duque de la derrota. Se le acusó de estar
celoso del general Ricardos por haber obtenido el mando del éjrcito
de Cataluña. La historiografía actual ha entendido mejor
que la derrota se debió a una falta de coordinación entre los generales
. Ello parece confirmarse con el relevante papel que Osuna tuvo en
la Batalla de Truillás (22 de
septiembre de 1793). En febrero de 1794 fue trasladado al
frente occidental, donde tuvo que enfrentarse a la contraofensiva francesa
de Bon-Adrien Moncey. Durante esta campaña tuvo
que combatir constantemente a la defensiva ante la superioridad francesa. Bajo
las órdenes del virrey de Navarra, el conde de Colomera,
centraron sus esfuerzos en la defensa de la capital navarra, Pamplona.
Siendo este objetivo prioritario de la invasión francesa, las tropas espñolas
consiguieron en este caso un éxito importante, obligando a los franceses a
replegarse a Guipuzcoa. El 9 de febrero de 1795, acudió
a Madrid a solicitar mayor respaldo y apoyo del gobierno, algo que ya
había provocado la dimisión en julio de 1794 de Ventura Caro.
Este hecho no hizo sino complicar aín más sus relaciones con Godoy. Una de
las consecuencias de la Paz de Basilea (1795) fue la firma
del Tratado de San Ildefonso (1796), que estableció la alianza de España
con el Directorio francés. Las malas relaciones entre Osuna y el gobierno
Godoy provocaron que este le alejara de la Corte nombrándole, a
finales del año 1798, embajador ante el Sacro
Imperio en Viena, para sustituir al conde del Campo de
Alange, Manuel Negrete de la Torre. La familia Osuna se instaló en enero
de 1799 en París, a la espera del placet del Gobierno
austriaco a su nombramiento. A pesar de haberse instalado en el palacio
del duque del Infantado en París, meses de espera en la capital
francesa conllevaron enormes gastos dado su estilo de vida aristocrático.
Durante el año 1799;pasaron apuros económicos y el duque tuvo que
endeudarse para sufragar su vida allí. Entre estas dificultades, el duque
sufrió una grave enfermedad hepática que lo acompañó el resto de su vida.
Finalmente el Gobierno de Viena se negó a concederle el permiso, ya
que la formación de la Segunda Coalición el 29 de
noviembre de 1798 contra la República
francesa convertía a España y Austria en enemigos, y
el gobierno austríaco temía que el duque pudiera actuar como espía. El
embajador español en París, José Nicolás de Azara, medió ante el gobierno
español para que se le concediera un nuevo destino. En junio
de 1799 fue nombrado inspector para que informase de los movimientos
del ejército francés en el Rhin. El duque
consideró el nombramiento como impropio para un hombre de su rango y expuso su
enfermedad como razón para no ejercerlo. A finales de ese mismo año recibió
permiso para volver a Madrid. No volvió a ser nombrado para ningún otro
cargo público. Falleció en Madrid el 7 de
enero de 1807.
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