web counter
el autor, Cristo Raul, abre acceso a sus libros en las distintas versiones de lenguas superiores internacionales, español, inghles, francés e italiano

cristoraul.org//El Vencedor Ediciones

MIS LIBROS / MY BOOKS / MI TRABAJO / MY WORKS

CRISTO RAUL DE YAVÉ Y SIÓN

 

 

EL DIARIO DE LA VICTORIA

2025

EL DIARIO DE LA VICTORIA

SEGUNDA PARTE

TERCERA PARTE

 

 

03/2/2025

¿QUÉ ES LA VERDAD?

 

El Conocimiento es la fuente del comportamiento del ser animado, dotado de vida inteligente a la imagen y semejanza de Dios.  Hubo Redención porque hubo Ignorancia. No puede haber redención del delito cuanto la Transgresión de la Ley se comete en el uso de la plenitud de las facultades intelectuales y mentales, excepto si la Justicia es cómplice del Delincuente.

En el Caso Adán contra Satán hubo redención para el primero en respuesta a su Ignorancia sobre el Conocimiento de la Causa por la que el segundo le declaró la Guerra a Dios. Para este segundo no hubo redención porque su Homicidio fue ejecutado en el pleno uso de sus facultades mentales e intelectuales; el Homicida tuvo Conocimiento pleno de las consecuencias del Delito que cometió. Satán conocía que el Homicidio de Adán, fuese quien fuese el que lo cometiese, significaba firmar con su sangre la declaración de Guerra contra el espíritu Santo de la Sabiduría.

La Jurisprudencia Divina, fuente de toda Justicia en los Cielos, desde aquel mismo momento diluvió sobre Satán su Sentencia de Destierro Eterno de la Creación, marcando la diferencia entre Ignorancia y Conocimiento. Quien engaña, quien miente, quien traiciona su palabra, quien hace de la Mentira su escalera al Poder, cae desde la altura ascendida al Infierno. Quien es engañado, quien es movido por la Mentira y conducido a su propia ruina por un discípulo de  Satán, responde ante la Justicia acorde al mal producido a sus semejantes, mas su condena queda abierta a redención en razón de su Ignorancia sobre la verdadera  diana contra la que su enemigo, hasta entonces hermano de armas, disparó la Flecha de su ambición de Poder sin límites, a cuyos pies debe ponerse el Estado en su plenitud.

En el Caso Satán vemos reproducida la demencia absoluta en el cuadro de las Tentaciones de Jesús. El Homicida quiso poner de rodillas a Dios.  Poniendo a Dios de rodillas la consecuencia directa seria  disponer de su Reino a su antojo.

En el caso moderno, trasladado el Cuadro a la Política Socialista Internacional, copartícipe en la Autoría Intelectual de la Alianza de las Civilizaciones con Sede en la ONU, desde donde se pontifica la Agenda 2030, cuyo fin es  quitarle al ser humano su Libertad, es decir, su Alma, el Poder Socialista, puesto que en el Mundo Islámico el fin ya viene dado en su Agenda Religiosa, busca poner el Cuerpo del Estado de rodillas delante del Gobierno en funciones : paso necesario para poner sus botas sobre el cuello de la Nación y coronar la Dictadura, haciendo de la Democracia  la palanca de asalto al Poder.

La ONU ofrece compartir el Poder sobre todo el mundo, a los hermanos de armas de la Agenda 2030, a cambio de poner de rodillas a sus respectivas naciones. Ahora es el Pueblo el que debe arrodillarse o levantarse; acobardarse o  seguir el ejemplo de Cristo: “Vade Retro  Satanás”.

La Verdad está en la Vida, viene con la Vida, es la Fuerza Universal que levanta el Ser desde el  polvo a la Inteligencia.

La Misión de la Justicia es descubrir la Verdad. Un Estado que vive de rodillas ante un Gobierno es una Organización Criminal; ha despreciado, ha negado la existencia de la Ley como la garantía de la Convivencia entre los pueblos; y es (una Organización Criminal) por en cuanto  su Esclavitud al Gobierno es una Necesidad Fundamental para quien concibe el Poder de la Democracia como palanca de acceso a la Dictadura.

Alguien lo dijo, no recuerdo su nombre: “Dadme una palanca y moveré el universo”. La ONU ha puesto la Palanca de la Agenda 2030 para  garantizar la transformación de la Democracia en Dictadura: democráticamente. Ahora es cada Nación la que debe decidir ponerse de rodillas o levantarse, como Cristo, para expulsar de su trono al Diablo.

Regresando a la Cuestión Cristiana por excelencia, la Caída, la Prohibición de transgredir la Ley bajo pena de Destierro de la Vida la vemos escrita en el Cántico de Moisés, donde leemos que Dios colonizó la Tierra distribuyendo entre sus hijos las distintas Primeras Familias de las que vino a crearse el Género Humano. “Pero la porción propia de Dios es Israel”, hijo de Abraham, hijo de Noé, hijo de Adán, hijo de Dios.

La formación y crecimiento del Primer Reino de la Mesopotamia del Edén, se la reservó Dios para sí mismo; exclusivamente al Dios de los dioses le correspondía elegir al Primer Rey de la Tierra. La Crónica Sumeria es indiscutible en su autoridad cuando informa: “La corona bajó del Cielo”. Intervenir  en la formación del Rey y su reino  era firmar contra la propia cabeza una sentencia de pena de muerte.

De manera que quien tiene conocimiento de la naturaleza de su Delito y lo ejecuta en la plenitud de sus facultades mentales e intelectuales firma sobre sí mismo y su cuerpo político la Sentencia debida contra una Organización Criminal. Todo el que se halle al servicio de esa cabeza, formando parte de ese cuerpo, queda sujeto a  condena.  Caso de no proceder el Estado y el Pueblo a seguir el ejemplo de Cristo, sobre sus cabezas y la de sus hijos el peso de la Dictadura Criminal de quien usó la Democracia como palanca para mover el universo de la Constitución Madre.

La Verdad es el camino por el que la Ciencia y la Justicia  se mueven en el Tiempo. Pero si no existiese la Inteligencia en el Hombre ni la Justicia ni la Ciencia hubiesen sido concebidas como parte fundamental de nuestra Civilización. Ambas, Justicia y Ciencia, reconocieron desde su nacimiento que la Verdad es el horizonte hacia el que se mueven.  Cuando ambas, Justicia y Ciencia, no responden a este Criterio Objetivo Universal, y  quedan definidas por el Poder, ambas abren su marcha hacia su participación en la Organización Criminal de un Estado arrodillado ante un Dictador en potencia, cuya meta, la propia naturaleza la señala, es usar el Poder para que la potencia se haga acto.

Dios no dobló las rodillas delante de la Muerte. Cristo, el Hombre, tampoco se puso de rodillas delante del demente que se atrevió a querer poner de rodillas al Hijo de Dios. “De tal Padre, tal Hijo”.

Discípulos y familiares de Cristo abrirnos el alma para mostrar en nuestro Ser nuestra Respuesta. Cual viene de por sí que todo enloquecido a muerte por su ambición sin límites de Poder y Riquezas,  busque su victoria conduciendo todos los poderes públicos a su servicio contra los enemigos de su transformación en dictador vitalicio. “A dictador muerto, dictador puesto”. Quien ignora esta ecuación, se hace parte del Delito una vez consumado.

Hablando sobre la Verdad y la Historia, nosotros podemos comparar la Caída del Mundo de Adán con una hipotética caída apocalíptica del nuestro mundo actual en un colapso total y absoluto de las energías que lo mueven :  electricidad, petróleo… Nos vamos a la cama una noche, y nos levantamos en un amanecer de oscuridad comunicativa absoluta. Caen todos los satélites, se hunden en el abismo todas las tecnologías existentes. Amanecemos en un mundo de regreso a las cavernas. Guerra civil entre Caín y Abel. Desaparecen todos los que conocían cómo funcionaban las cosas, quedan exclusivamente los que las usaban sin conocimiento de cómo lo hacían; el único orden mundial posible es el fundado sobre el Poder Militar.

Realidad que vemos descrita en la Historia Antigua de Mesopotamia, donde el renacimiento de la civilización comenzó a abrir su carrera sobre las espaldas de imperios fundados sobre una clase militar exclusivamente dedicada a la Guerra como medio de mantener el Poder.

La Historia es una de las ramas del Árbol de la Ciencia de la Vida. Negar la búsqueda de la Verdad Objetiva Universal en pro del interés personal del Poder es traicionar su naturaleza; es trasladar a la Memoria del Hombre el mal causado a la Sociedad por una Justicia entregada a la Corrupción.

La Memoria es la Placa Madre desde la que la Inteligencia analiza, edifica, y crea el  Reflejo en su Mente de la Verdadera  Imagen del Universo en el que vive y existe en el Espacio y el Tiempo. Desde el momento en que la Placa Madre es tocada para borrar funciones y redirigir su trabajo en una dirección establecida, no predeterminada por su creador,  las consecuencias de esta manipulación se verán, a corto plazo, en el espacio y el tiempo.

Borrar la Historia Viva con el fin de reescribirla para generaciones futuras que no existieron ni vivieron los tiempos de los que se habla es producir  a nivel nacional y universal el efecto maligno que en el individuo produce la amnesia patológica, pérdida de memoria, temporal o absoluta.

El Cerebro sin la Memoria pone en acto un cadáver sobre dos piernas animadas de existencia, pero no de vida. La Inteligencia sin la Verdad Histórica reproduce en las naciones este efecto maligno. De aquí que cualquier asalto a la Verdad en el terreno de la Historia agudice más y descubra mejor la naturaleza de la Organización Criminal que mintiendo y engañando conquistó el Poder con la intención original de poner de rodillas al Estado, necesidad incondicional e indiscutible para poner sus botas sobre el cuello de la Nación.

Los historiadores del Siglo XIX pecaron de anticristianismo porque en sus genes nacionales vivió el Protestantismo. Aun con las pruebas sobre la mesa que la Revolución Arqueológica de la segunda parte del siglo XIX puso al servicio de las universidades europeas y americanas, mantuvieron sus ojos cerrados a cualquier conexión entre Historia  y Biblia. A pesar de su predeterminada negación a admitir la existencia del Diluvio Bíblico, a pesar de la laguna histórica descubierta entre los siglos a los dos lados del 3.000 antes de Cristo y las últimas ciudades del Neolítico, allá entre el 4.000 y el 5.000 a.C., los Cirujanos de la Memoria Histórica del Género Humano prefirieron saltarse esa laguna, olvidarse de la Revolución del Neolítico y  volar directos al Paleolítico, más romántico, más abierto a la ciencia ficción que a la Verdad. El Daño causado al Siglo XX por la conjunción fulgurante determinada por la fusión de la Cosmología y la Antropología en una Ideología Científica Mundial, desde la que volver a empezar a situar el lugar del mundo en el universo; ese Daño ni es necesario nombrarlo, bastan pocas letras para decirlo todo: GMI, GMII.

El Daño persiste. La puerta que da acceso a las orillas de esa laguna entre finales del Milenio Tercero y principios del Cuarto Milenio a.C. se halla en la Historia de José, hijo de Jacob, hijo de Isaac, hijo de Abraham; pero no en esa que desde su ignorancia, los unos, y desde su rechazo a la Biblia, los otros, han hecho vagar como fantasma a la deriva al otro lado de las aguas de ese mar del olvido. La Historia de José es la puerta a la verdadera cronología de la estancia de Abraham en la Tercera Dinastía de la Ciudad de Ur.

Ningún historiador hasta el presente quiso pringarse en la búsqueda del omnipotente y todopoderoso Ministro Hebreo del Faraón.

¿La excusa para inteligencias sin un dedo de frente? La más estúpida concebible: No se han hallado en los registros egipcios ningún Ministro con el nombre de José.

Yo ignoro si son  necios por capricho o les viene de los genes ser unos inútiles. Pretender hallar un José en los registros egipcios sería como negar la existencia del profetas Daniel por la ausencia de un todopoderoso jefe de los magos de Babilonia llamado Daniel. La integración de un extranjero en la estructura de Poder de un reino antiguo iba con el cambio de nombre por orden real, acomodando el nuevo a la sociedad reinante. Buscar al todopoderoso y omnipotente Ministro del Faraón de Egipto que transformó su reino en imperio, y hacerlo buscando al hijo de Jacob con su nombre de cuna no es únicamente una demostración de necedad integral, es además descubrir en una cátedra universitaria de tal envergadura y trascendencia para Memoria de la Humanidad: a un verdadero imbécil.

Es imposible admitir que entre  el primero de los reyes históricos  de las ciudades después del Diluvio, Megabarasi, (2631-2601 a. C.), y el último de los reyes  antes del Diluvio, Ziusudra, nuestro Noé Bíblico, (3100 a.C.) pueda negarse este vacío histórico legal necesario después del Acontecimiento que hundió, como quien dice, la Atlántida del momento en las aguas del Mediterráneo.

Un mundo no se rehace de la noche a la mañana. Ni es de sabios leer la Biblia sin mirar a Dios, su Autor, negando que la “letra sola mate”. Quiero decir, la Biblia tiene un único horizonte y camino: La Casa de Adán, desterrada de su trono, y el seguimiento de su Herencia Profética a través de los Milenios. El Autor no entra en ningún momento en la condición social de  los héroes de sus libros. Pero la inteligencia nos ha sido dada para abrir su Palabra, entrar y ver en su exposición lo que Dios, en cuanto Dios, no cuenta.

Aquel Noé no fue un pastor cualquiera, ni un agricultor más. ¡Cómo construir el Arca  de las proporciones  escritas y salvar a todas las especies animales de su tiempo y región  sin ver a un Patriarca de la  especie de aquel Abraham que se enfrentó  solo a cinco reyes, cabeza de muchas familias, entre las cuales los príncipes fueron sus hijos! El Autor Bíblico centra toda su Obra en el seguimiento de la Línea Profética de la que nacerá el hijo de Eva: el Vengador de la sangre de Adán, y Redentor del Mundo. Todo lo demás no cuenta a sus ojos; cuenta a los nuestros.

Perseguida la Casa de Cristo por  el Homicida que le robó el trono a su padre patriarcal primero, creer que en aquellos tiempos de salvajismo y barbarie, cual se ve en  la causa por la que Dios decidió acabar con aquella civilización perversa, para la que la Ley de la Naturaleza Reproductora de la Creación había sido desterrada del Código Civil, y la Ley del Hombre a la imagen y semejanza de su Creador pisada como uva en un lagar de sangre; creer que la Casa de la que habría de nacernos “un niño, un hijo que tiene sobre los hombros la soberanía, y que se llamará maravilloso consejero, Dios fuerte, Padre sempiterno, Príncipe de la paz”, sería abandonada por Dios a sus fuerzas solas: es creer mucho.

 En unos tiempos en los que matar es un juego abierto a la fuerza bruta de los más malvados, creer que un hombre sin poder real hubiese podido edificar aquel Arca sin ser Príncipe entre los Patriarcas de su tiempo, en compañía de quien se salvaron del Diluvio todas las familias de su Casa, no es de sabios. “Entra en el arca tú y toda tu casa”, lo dice todo. Esta  “casa” comprende las casas de sus tres hijos, y las casas de las casas de sus hijos. Hizo falta un ejército para construir aquel Arca, otro ejército para reunir todas las especies de las que renacería la vida animal en la Nueva Mesopotamia.

En aquel mundo ser guerrero y pastor, guerrero y agricultor, fue la ley. Desterrados por la Caída de la Civilización entre los pueblos de la Mesopotamia del Edén, el hombre devino una bestia asesina para el hombre. La ley de la supervivencia devino la orden del día. Pero puesto que no existen registros  documentales  que  resuciten los  siglos entre  la Caída y el Diluvio, debiendo todos remitirnos a las Mitologías Sumerias, Babilónicas, Acadias y Asirias… la Cronología de Abraham únicamente puede reescribirse desde el Descubrimiento de José, hijo de Jacob, el todopoderoso ministro del Faraón.

Las evidencias hablan a las claras sobre la relación entre la Tercera Dinastía de Ur y el destierro de Abraham. Tras la derrota de los Gutis por las casas patriarcales de Mesopotamia dirigidas por Utukhegal, sentado en el trono Ur-Nammu (c. 2112-2095 a. C.), la divinización del hijo de éste causó  la salida de un Abraham que no estuvo dispuesto a  dirigir la coalición de los Patriarcas que le dieran a Utukhegal el trono, ni a permanecer en una ciudad en la que un simple mortal se había  autoproclamado divino. Costumbre insana que viajaría por el Oriente Antiguo hasta el Occidente del imperio Romano. Abraham tuvo a Isaac, Isaac tuvo a Jacob, Jacob tuvo a José.

Recordemos los hechos:

Las pruebas del carbono dicen que la fecha del Diluvio debemos situarla hacia el principio del tercero y finales del cuarto milenio antes de Cristo. La reconstrucción de la historia desde la arqueología se suma al testimonio. Se salvaron muchos del desastre y volvieron a empezar de cero. Durante aquel proceso de reconstrucción internacional los hijos de Noé tuvieron la parte del guerrero que baja de las montañas al anfiteatro de las vanidades babilonias.

La estructura del Mito Akadio una copia de la estructura del Mito Hebreo, no en vano muchos historiadores han creído descubrir en el Gilgamesh del Mito sumerio una Conexión Judía.

Noé y sus hijos bajaron de las Montañas del Este en formación de ejército. (No olvidemos que en los textos cuneiformes al guerrero de los guerreros, Gilgamesh, se le adjudica su origen en las montañas de Armenia). Los hijos de Noé vivieron crecieron y se multiplicaron. El clan original se expandió por las ciudades de Nippur, Uruk, Ebla, Kish, Lagash, Umma, Ur. En esta Ur de la III dinastía vivían los padres de Abraham cuando la locura ególatra arrastró al rey de Ur a otorgarse la inmunidad constitucional que se les suponía a los dioses. Pero reconfiguremos en líneas maestras la sucesión de aquellos acontecimientos.

Reciclemos.

El llamado Periodo Protodinástico sitúa su origen en el 2.900 a.C. Esta ubicación obliga a situar entre la catástrofe diluvial y el renacimiento de las poblaciones un par de siglos, al menos. La ciudad de Kish fue la primera en salir de las aguas y darse un rey. Al poco la ciudad de Uruk entró en la dinámica, aportando a la historia las aventuras de su héroe y rey, Gilgamesh. Tras la muerte de Gilgamesh la ciudad de Kish volvió a recoger la Vara del Imperio, actuando su rey entre las ciudades vecinas como árbitro y juez de sus disputas. Poder que pasó a Ur, y después a la ciudad de Lagash, situándonos así en el siglo XXV a.C. Para finalmente caer en manos de la ciudad de Umma, cuyo rey héroe reclamó para sí el imperio del Edén. Imperio que le duraría a Umma poco tiempo. Se lo arrancó de las manos el joven Sargón, copero del rey de Kish. Sargón se rebeló contra su rey, se fundó su propia ciudad imperial, Akkad, y desde Akkad salió a conquistar el mundo. Lo conquistó. Sus hijos reinaron desde el 2278 hasta el 2193 aproximadamente; entonces los Primeros Bárbaros, los Gutis, cayeron sobre el imperio del Edén y extendieron su anarquía desde un extremo al otro de las Cuatro Regiones de la Nueva Mesopotamia.

La caída del imperio de Akkad le devolvió el protagonismo a las ciudades clásicas, entre las que Lagash volvió a saltar a primer plano bajo la jefatura del famoso y legendario Gudea. Pero no fue este Gudea quien liberó al País del imperio de los Bárbaros sino la coalición de las ciudades del Sur lideradas por el rey de Uruk, bajo cuya bandera debemos situar a los abuelos de Abraham.

Pasó, pues, que tras la derrota de los Bárbaros, el jefe Utukhegal quiso proclamarse emperador, lo que al jefe Nammu y su consejo de príncipes de Ur no les gustó nada, y le declararon la lógica guerra de independencia. Bajo esta bandera, en efecto, podemos situar a los padres de Abraham.

Nos hallamos en la frontera entre los dos milenios, Tercero y Segundo a.C.

Observemos que antes del descubrimiento de las Ciudades Perdidas Sumerias, en la segunda parte del siglo XIX, hablando de Nínive, Ur, Kish, Akkad, Lagash, etcétera, estas Ciudades y su Mundo, que forman parte del Mundo Profético-veterotestamentario, esas ciudades y su mundo, en opinión de la Ciencia del XVIII y principios del XIX, jamás existieron, siendo el Génesis de Moisés, tratando desde Nabucodonosor hacia atrás, pura invención literaria, un cuento de viejas mitológicas que los Israelitas se habían sacado de la manga y los Cristianos habían rescatado a fin de mantener en las tinieblas a las naciones, de las cuales la Ciencia nos iban a sacar a todas, especialmente a la altura del siglo XX, fecha que los científicos firmaron como fecha de la muerte del Cristianismo.

Pero por uno de esos acontecimientos que jamás debieran producirse, pero que se producen, una generación de científicos, como investidos del poder de Jesucristo para resucitar muertos, se pusieron a resucitar las Ciudades Perdidas de Sumeria que, hasta entonces, fueron sólo cuentos de viejas. Los SayceMasperoRawlingsonetc, reventaron la dialéctica del materialismo histórico del siglo XIX con la Nueva Ciencia de la Interpretación de las Lenguas rescatadas de la Tumba: El Sumerio, el Hitita... donde descansaron Nínive, Ur, Kish, Lagash, Akkadetc, las ciudades protagonistas de la Lista Real Sumeria. La relación entre los años de vida de las Genealogías Bíblicas y los años de vida de los reyes de esta Lista fue y sigue siendo uno de esos fenómenos que dejan con la boca abierta.

Regresando a la línea divina: La estructura de los hechos nos permite creer que Najor, abuelo de Abraham, fue uno de los jefes de Ur que bajo la jefatura de Utukhegal de Uruk liberaron al País de la anarquía en la que lo sumieron los Bárbaros Gutis. Derrotados los Gutis por la coalición dirigida por UtukhegalTeraj, padre de Abrám, siguiendo esta línea, participó en la coalición de los príncipes de Ur que bajo la jefatura de Nammu se alzó contra la tiranía a la que después Utukhegal se abandonó. La victoria de la coalición de Ur les permitió a los hijos de Nammu alzarse con la corona. Una corona que no tardó en sucumbir al paroxismo de la perversidad cuando su sucesor, Shulgi, declaró ser dios en la tierra. Digamos que se regresó de repente a los días anteriores al Diluvio, cuando los héroes de muy antiguo proclamaron ser auténticos y genuinos hijos de los dioses y reclamaron para sí todos los derechos de la divinidad. ¿No fueron sus religiones y sus hazañas las que condujeron a las naciones a la ruina? Bajo el reinado de los hijos de Nammu, reinando Shulgi en Ur, nuestro Abraham abandonó su ciudad natal. No pudiendo soportar por más tiempo aquella egolatría Abraham abandonó Ur. Curiosamente sin encontrar resistencia. Poco espacio para la duda dejan los hechos. Por la fuerza que posteriormente demostró el ejército de soldados ganaderos al mando de Abraham, todo indica que el hijo de Teraj estuvo en el ojo del huracán de la guerra civil que la divinización de Shulgi puso sobre la mesa. De no haber mediado su Dios, el hijo de Teraj seguramente hubiera liderado el golpe de Estado contra el hijo de Nammu. Otro gallo habría contado entonces en Ur. El ejército del hijo de Teraj habría decidido la suerte de la ciudad

Cuando por tanto Abraham abandonó Ur el hijo de Nammu vio partir a su enemigo más peligroso. El destierro voluntario del hijo de Teraj redujo la oposición a su dinastía a la mínima expresión posible. Y así fue cómo al frente de un poderoso ejército de guerreros-pastores Abraham subió por las orillas del río Occidental sin nadie que le osara hacerle frente. Entró en Siria por el Norte, tierra de nadie abierta al pastoreo y al bandidaje. Dice la Biblia que guerreó Abraham hasta contra cinco reyes juntos. Y siempre triunfó. Y siguió triunfando. Tampoco el Faraón se atrevió a consumar su audacia. ¿En qué se quedó su anunciada boda con la mujer del Hijo de Noé? Un ejército de hombres curtidos en el campo de batalla que se mueve al sonido de la palabra de un solo hombre ¿de cuándo fue lo que se dice un enemigo fácil.

En cuanto a la fecha aproximada del peregrinaje de Abraham y su hijo Isaac por las tierras del Oriente Medio, las hambrunas de las que habla la Biblia y las hambrunas que asolaron el reinado de los hijos de Nammu, especialmente durante el reinado de Ibbi Sin, entre el 2028 y el 2004, nos sirven de punto de su localización en la línea del tiempo. La presencia de Abraham y su hijo entre los Amorreos, pueblo enemigo de Ur, con los que las relaciones de Abraham fueron las típicas del enemigo de mi enemigo es mi amigo, nos abre los ojos a la situación geopolítica en la que se movió el padre de Isaac. Amén de confirmarnos en los límites cronológicos entre los cuales hemos situado a Abraham y a su hijo. Incomprensible una decisión que pudo haberle manchado su reputación con la fama de los cobardes, Abraham prefirió la sabiduría de su Dios a la de los hombres. Su posición teológica no admitía mutilaciones ni revisiones. El tiempo del hijo de Eva no había llegado.

En efecto, la impaciencia fue la madre del pecado del Caín. La ignorancia, no la sabiduría, fue el motor de su delito. Quien juró venganza se conservó el derecho de ponerle número al día del combate a muerte entre el hijo de Eva y Satanás. A Dios le tocaba decir el cuándo y el cómo. Él dice, y así se hace.

“Cuenta las estrellas del cielo si puedes, así de numerosa haré que sea tu descendencia”.

¿Dónde están los descendientes de la Casa de Nammu?

 Después de la muerte de Isaac, en vida de Jacob, padre de José, la hambruna volvió a golpear las tierras del Oriente Próximo Antiguo. Durante aquellas hambrunas que asolaron el universo conocido nos ha sido descubierto en los papiros el asentamiento de un poderoso Clan Hebreo en el Nilo. La Conexión Judía introduce a José en los movimientos sociales que las hambrunas causaron en la Corte del Faraón.

Con José entró en Egipto la Providencia. Se entiende que en agradecimiento el Faraón y su Corte les permitiesen a los hermanos de la Providencia instalarse en la orilla del Nilo que más les gustase. Con la Providencia en casa adiós a los malos tiempo.

Hemos localizado el periodo abrahámico durante la III Dinastía de Ur, entre los dos puntos extremos del siglo XXI. Y hemos visto cómo en los registros faraónicos del Imperio Medio, en el reinado de Amenemhat II, entre el 1929 y el 1895, las tribus asiáticas empezaron a internarse en el Egipto, desplazándose cada vez más hacia el sur. Fue en las crónicas de Sesostris II, sucesor del anterior, que ya queda constancia firme de esta inmigración de tribus asiáticas en el imperio. Pero el punto de interés que atrae nuestra atención son las hambrunas que asolaron el Egipto durante el reinado de Mentuhotep III (c. 2010-1998 a. C.) Hambrunas que nos conectan con la Historia de José, permitiéndonos situar la entrada de los hebreos en el País del Nilo al principio del Segundo Milenio. La importancia de esta conexión radica en la respuesta que exige el acontecimiento del asentamiento de tribus ganaderas en el reino de los faraones, agricultores. El hecho de la ruptura con la cultura tradicional faraónica, de rechazo hacia los pueblos nómadas, ganaderos, nos abre los ojos a un cambio que sólo se explica por la revolución que supuso la presencia de José en la Corte del Faraón. Sin ir más lejos será durante este periodo cuando el Faraón adquirirá todas las notas clásicas, tan típicas a las estructuras imperialistas asiáticas. Es de comprender, pues, que hasta que no llegó aquel faraón que no conoció a José, los Hebreos disfrutaron de una política de amistad privilegiada, disfrutando de la cual al crecer extendieron sus asentamientos más al sur, al precio, claro está, de abandonar la tradición ganadera de sus padres.

¡Qué pronto, pues, se olvidan los malos tiempos!

Ahora faltan las pruebas. La recreación cronológica desde el conocimiento de las condiciones sociales e históricas de aquellos siglos le basta a quien tiene inteligencia. A los sabios les corresponde buscar las pruebas.

La integración de José en  el siglo XX antes de Cristo y la penetración de los Hicsos, faraones que no conocieron a José,  nos da el siglo XVI para el Éxodo, y mediados de ese mismo siglo para la Destrucción de Jericó.

Falta la ultima pieza del puzle, el ejército del Faraón. Conociendo a Dios es de creer que su Mano rescatará de las profundidades del Mar Rojo la prueba que determinará la Cronología  de la Salida de Egipto, la Destrucción de Jericó y la Reconquista del Egipto por sus verdaderos  habitantes, refugiados en el Sur desde  la conquista de su reino por los Hicsos.

La Verdad es la Madre de la Civilización. Durante estos últimos 50 años nuestra Civilización, basada en el Conocimiento, ha avanzado más que en los últimos cinco mil años de existencia. Todo indica que en los próximos 50 años la revolución de todas las ramas del Árbol de las Ciencias atravesará el mar rojo de las tinieblas que la Agenda 2030 ha levantado sobre el futuro de la plenitud de las naciones. Nuestra parte no es la del que ve, es la del que participa. Nuestro Deber es legarles a nuestros hijos todas las herramientas que les permitirán seguir avanzando sin romper jamás la Ley de la Paz y de la Salud del Rey de los Cielos.

No hemos tenido Paz y Salud porque le estuvimos buscando como quien cultiva una tierra enferma regada con sangre. Al Principio la Corona bajó del Cielo; y regresó al Cielo en la Cabeza del Rey, Jesucristo; desde quien veremos con nuestros ojos bajar su Ley de Paz y Salud sobre todas las naciones de la Tierra.

La Batalla Final entre la Muerte y la Vida es vieja; la Victoria será nuestra.

 

01 / 02 / 2025

EVANGELIO DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD

 

“Si hablándoos de cosas terrenas no creéis, ¿cómo creeréis si os hablase de cosas celestiales?”

 

Nadie debe sentirse avergonzado por ser un ignorante delante de Dios. Todo aquel que se cree que puede quitarle o añadirle una coma o una tilde al Libro de Dios, arrancarle libros a la Biblia del Espíritu Santo, cerrada y sellada con la sangre de los Santos Apóstoles y sus Discípulos en el Concilio Constantiniano de Nicea, juzgar a su Autor por efectos de causas que Dios ha mantenido en el Silencio mirando a nuestra Salvación Universal hasta nuestro Día, creer a quienes niegan la Existencia de Nuestro Creador para alzar la Ignorancia de su Negación a la categoría de Ciencia Creadora, ésos sí deben avergonzarse de hacerse pasar por sabios delante de Dios, pues aunque ellos estén ciegos y se hayan arrancado los ojos a fin de estarlo de verdad y no parecerlo, el Día en que mi Padre, el Rey y Señor de la Tierra  que está en los Cielos, los lleve ante la presencia de su Dios: ese Día será demasiado tarde para pedir perdón.

Cada persona es responsable de sus palabras. El hombre que ignora las consecuencias de sus palabras, conociendo el Poder de la Palabra en la Historia, origen de todas las revoluciones que hemos vivido, y aun pretende hacerse el loco desentendiéndose de la naturaleza de los efectos que con sus palabras pone en movimiento, ese hombre ¿cómo podrá abogar por su inocencia sobre un cementerio de cadáveres hundidos en el polvo por sus palabras, escritas y manifiestas? ¿No fueron las palabras el origen de todas las guerras? ¿No es la Palabra la diferencia universal divina que marca la distancia entre la vida del Hombre y la existencia de las bestias? ¿Y pretenden hacer los hombres de la Lengua un arma de Odio y Guerra? ¿Qué le responderán ésos a Nuestro Padre que está en los Cielos cuando les pida cuentas delante de su Dios por cada una de sus palabras de Odio hacia su prójimo, hermano de Historia y de Sangre? ¿Acaso el Dios de mi Padre no juzgó al Mundo Antiguo mostrándole a su Hijo Naturaleza de la verdadera Justicia? ¿No fueron hijos de Dios quienes oyeron contra ellos la Sentencia de Destierro Eterno de la Vida?

¿Acaso puede permitir un padre que un hijo mate a sus hermanos y transforme su casa en un mausoleo de almas en las tinieblas? Por esto también serán juzgados por crimen de terror quienes no se levantaron contra esos demonios en carne humana, les dieron refugio desde donde regresar a aterrorizar al mundo, deviniendo ellos los padres del Terror. ¿No ha sido hecho el Hombre a la imagen y semejanza de Dios? ¿Acaso se creen esos padres ser mejores padres que quien se alzó contra un hijo criminal sin remisión y lo ha estrelló por la eternidad arrojándolo  al Abismo cubierto por las Tinieblas?

Yo adoro al Dios de mi Padre por su Justicia Incorruptible, Roca Indestructible sobre la que Él le ha levantado a la Justicia Universal un Palacio Inviolable, en el que no entra ningún asesino, y del que sale el homicida, el terrorista, el ladrón y el corrupto, enemigos de la Ley de la Vida, para  ser ejecutada sobre su cabeza la Sentencia del Juez Sempiterno Divino, Rey y Señor Jesucristo. Es Este Rey y Señor Jesucristo la Fuente del Cuarto Evangelio, fuera de cuyos Cuatro no fue escrito ningún otro por la mano del Espíritu Santo. Ay de aquéllos que llaman “verdaderos” a los cuentos para analfabetos escritos por los enemigos de la Iglesia, y despreciando la Palabra Divina  edifican sobre la Historia Divina de Jesucristo novelas sin ningún valor científico, excepto el del beneficio que aporta el escándalo. Escrito está: “escándalos los ha habido siempre, pero ay de aquel por el que viene el escándalo”.

El Siglo XX tomó la deriva del escándalo; su moral fue simple, todo lo que da dinero es bueno, el escándalo aporta mucho dinero, hagamos del escándalo nuestra sabiduría. Verdad es, a nadie le deseamos el Infierno del Destierro de la Vida por la eternidad; el Hijo de Dios en persona bajó del Cielo para que no únicamente cerrásemos nuestra inteligencia a la Mentira y al Escándalo de quienes se creen superiores a Dios y lo suficientemente poderosos para desterrarlo de su Creación, sino también los combatamos con todas las armas de la Sabiduría, como escribe el Espíritu Santo: revestida nuestra mente de la Armadura de Cristo Jesús, cuya Imagen se refleja en el espejo de nuestra Alma, vivificándola y edificando en nosotros hijos para su Padre.

Naturalmente nadie ignora que la Libertad que hereda de Dios el Hombre por ser creado a la Imagen y Semejanza de su Hijo pone a los pies de todos un Camino, y aquel que quiera no seguirlo es libre para irse al Infierno, pero el Camino que conduce al Paraíso lo conocemos: “YO SOY el Camino”. Cada cual elige libremente qué camino escoger, el que lleva al Árbol de la Vida o el que conduce directamente al Árbol de la ciencia de bien y del mal, cuyo fruto es el Odio y la Guerra.

Toda la casa de los hijos de Dios quisiéramos que todo el Género Humano fuese absuelto por las guerras sin número cometidas en la Ignorancia de la Causa que  hizo que el Infierno cayera sobre la Tierra en lugar de la Tierra subir al Cielo. Mas sobre los labios del Juez Divino reposa la Paz y la Salud de todos los Pueblos de su Reino. Y en su Sabiduría y Misericordia,  el hijo del Hombre hará lo que deba hacer y considere Bueno para la Creación de su Dios. Este Espíritu es la Fuente de la que manaron las aguas de los Evangelios.

Queremos el Bien para todos, pero no todos aman más la Vida de su prójimo que los frutos del Árbol del Infierno: sentirse un dios, inmunidad e inviolabilidad ante la Ley, más allá del brazo de la Justicia, conducir a las naciones a la miseria y a la ruina, levantarse como un dios de la guerra y amenazar al mundo entero con destrucción de no hincar las rodillas delante de su presencia. Ésos hombres eligieron, a la imagen de Jesús, reflejar en el espejo de sus almas la imagen de Satán. Es lo que sabemos, y lo sabemos porque lo vemos;  la pasión por las riquezas y el poder derrumba los muros de la Moral, de la Ética, de la humanidad, y admirados por gentes sin conciencia conquistan  el mundo que quieren para ellos: La dictadura, la tiranía, la teocracia, la autocracia. De donde se ve que la Ignorancia conduce a la demencia, contra la que Dios envió a su Hijo a la Tierra para proteger a los pueblos de quienes tienen en el derrumbe del Derecho y la Ley su universo, su paraíso; quien no tiene Fe está desnudo frente a tales hombres-bestias; por esto quienes  le robaron la Fe a los pueblos que  la Iglesia, Nuestra Madre, le conquistó a su Señor, Nuestro Padre, serán juzgados acorde a los efectos de quien  cerró el Camino que conduce al Árbol de la Vidas y los puso en la dirección del Árbol de la Muerte.

La Ignorancia no es excusa ni argumento para quienes habiendo conocido el Espíritu de la Justicia en el Dios de Jesucristo se rebelaron contra la Sabiduría de la Fe. Es del todo evidente que quienes no conocieron  a Cristo pudieron acogerse a esta Ignorancia. Verdad es, la Ignorancia fue la Causa de la Redención, de manera que no de no haber existido y haberse dado Conocimiento pleno sobre las causas de la Caída no habría habido lugar para el Sacrificio Expiatorio del Cordero de Dios, en cuya Sangre  se descubrió la Ignorancia  de todos los pueblos anteriores al Nacimiento de Cristo “sobre las cosas celestiales”, es decir, la Historia del Mundo del que bajó al nuestro el Hijo de Dios.  De aquí que creemos firmemente que Su Padre juzgó el Mundo Antiguo acorde a la Misericordia debida a quienes, sin conocer la verdadera causa de su Destierro de la Vida de Dios, fueron arrojados del Paraíso de la Paz y la Salud al infierno de las Enfermedades y la Guerra, por el Delito de un hijo de Dios.

Dios se encerró en sí mismo; ante el hecho consumado de la Rebelión de su hijo Satán y la muerte de su hijo Adán, YAVÉ DIOS blindó su Pensamiento. Miles de años habrían de pasar hasta que su Espíritu de Inteligencia volviese a llenar la Tierra. Hasta este Día le dio Dios a nuestros pueblos la Fe en su Hijo JESÚS, el Testador que con su Sangre selló el Testamento de Dios a la Casa de Cristo, Testamento que no ha sido abierto sino hasta  el nacimiento del Vencedor: hijo de Cristo, hijo de Dios. Descendencia heredera del Espíritu de Inteligencia a la Imagen y Semejanza de su Padre, Dios, Rey y Señor, sobre cuya Herencia dispuso el Dios de Nuestro Padre un Regalo Divino: La Invencibilidad sobre todos nuestros enemigos.

No fue un héroe mitológico el Héroe del Evangelio; era necesario que todos los pueblos de la Creación viesen con sus ojos el Espíritu que vive en el Padre y en el Hijo: Dos Personas Eternas, un Único Espíritu. Por Obra y Gracia de este Espíritu se hizo Hombre  el Verbo, Aquel que abriendo su boca dijo: “HAYA LUZ”. Aquél es de quien dice Dios Padre: DIJO DIOS, Y ASÍ SE HIZO. Sobre este Hijo escribió el Espíritu Santo:

“Al principio era el Verbo, y el Verbo estaba en Dios, y el Verbo era Dios. El estaba al principio en Dios. Todas las cosas fueron hechas por El, y sin El no se hizo nada de cuanto ha sido hecho”.

Palabras que engtendemos una vez abierto el Testamento de Cristo, abierta la Puerta de la Creación de Universo, Luz del Génesis. Creador de Creador,  Dios y su Hijo obran juntos, pues el Padre le muestra al Hijo todo lo que hace, y todo lo que hace Dios lo hace por su Hijo, de manera que sin Él no existiría nada de lo que existe.

“En Él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres”.

Verdad incuestionable, criminal la Duda, pues el Hombre fue creado a la Imagen y Semejanza del Hijo de Dios, en quien tenemos la Vida. Como el Padre vive en el Hijo, el Hijo vive en el Hombre, y esta Vida es la que nos hace ser hijos de Dios, nacidos para disfrutar de la Paz, la Justicia, la gloria de la Libertad de quien es hijo del Señor y vive en la Casa de su Padre por Derecho de Nacimiento. El Espíritu que vive en el Padre y en el Hijo vive en el Hombre, y por Él todos somos hijos de Dios. Y no hay en la Creación quien siendo hijo de Dios no viva en el Espíritu Santo de su Creador.

“La luz luce en las tinieblas, pero las tinieblas no la acogieron”.

Es lo que sucedió en el Cielo. El espíritu del Creador fue rechazado por una parte de su Creación. Una parte de la casa de los hijos de Dios, ésos mismos que viendo hermosas a las hijas de los hombres se acostaron con ellas y tuvieron una descendencia atormentada por su mortalidad, los héroes de las mitologías antiguas, ésos mismos entre quienes distribuyó Dios las familias humanas para formarlas en la Civilización, quedando en la Historia su presencia en registros  firmes, ésos mismos se conjuraron contra la Ley del Creador y queriendo vivir en un mundo sin ley, únicamente regido por la Ley de la Absoluta Inmunidad de los reyes y sus ministros, levantaron una idea del Imperio acorde a la cual Dios se había hecho Viejo y debía dejar paso a la Ley de la Voluntad de sus hijos. ¡La Demencia se hizo! Quisieron transformar un Reino edificado sobre el Derecho y la Paz en un olimpo de dioses sin ley absueltos de los crímenes de guerra entre cuyas tinieblas desearon vivir, al precio incluso de declararle la Guerra al mismísimo Creador del Cosmos, Señor del Infinito y la Eternidad, YAVÉ DIOS.

No es de extrañar que atrapados en una Guerra entre hijos de Dios, no de nuestro Mundo, abierta la puerta de nuestro Mundo a la Muerte, la Tierra comenzase a convertirse en un Cementerio de naturaleza Apocalíptica cuyo Poder había de enterrar a todas las naciones en el polvo  del olvido. Tal es la Naturaleza de la Muerte; donde entra lo reduce todo a cenizas. Únicamente una Fuerza la detiene: la Ley de Dios, Creador del Universo y de todo lo que existe en el Cosmos; “y sin Él no existiría nada de lo que existe” dice el Espíritu Santo en Juan, de donde se ve que el Espíritu que en forma de lenguas de fuego descendió en Pentecostés sobre los Apóstoles les abrió los ojos a la HISTORIA DE YAVÉ DIOS narrada en la Tercera Parte del Libro Primero de la Historia Divina de Jesucristo: EL CORAZÓN DE MARÍA. Este “ÉL” es Aquel de quien se afirma:  “y sin Él no se hizo nada de cuanto ha sido hecho”, descubriéndonos así la Revolución Ontológica que el  Señor Dios YAVÉ vivió al hacerse PADRE; revolución que en nuestro ser conocemos cuando devenimos padres. Como en nosotros el nacimiento de nuestro hijo se trasforma en la fuerza que nos hace vivir en plenitud, la creación entera renació en la Vida del Hijo de YAVÉ, en quien la Vida de Dios se hizo plena.

 Extrañó mucho a los hombres que en únicamente Treinta Años una Doctrina Religiosa que hubiera debido morir enterrada en la Cueva donde arrojaron el cuerpo del Mesías Rey, únicamente en Treinta Años esa Doctrina hubiese conquistado el Imperio Romano, hasta el punto de ordenarse por Decreto Ley la muerte de todos los Cristianos, para la fecha esparcidos por todo el orbe romano. Extrañó, pero no maravilló.

Crucificaron al Cristo, de la noche a la mañana nacieron Doce “Cristos” en el que el Espíritu del Maestro se hizo carne y sangre. ¿Qué valen las palabras sin las obras? Si por las Palabras solas el Caso de Jesús de Nazaret no hubiese pasado de un secta nueva que con la muerte del fundador habría desaparecido, como desaparecieron tantas y tantas sectas y religiones en la nada antes de su NACIMIENTO, ¡cómo creer que donde, con las palabras solas, habría fracasado el Hijo de Dios en Persona: hubiesen podido triunfar por las palabras solas sus Discípulos!

Doce Hombres engendrados por Acto Divino a la Imagen y Semejanza de Cristo se repartieron el mundo romano. En esto volvemos a recordar las palabras de Moisés sobre el principio de la civilización en el mundo:

“Distribuyó Dios las familias de la Tierra entre sus hijos”.

Los Discípulos recibieron de su Maestro, en vida, el Poder propio que le vieron ejercer, que ellos ejercieron limitadamente. En Pentecostés recibieron el Poder sin límites que su Maestro ejerció, y lo más importante: heredaron la Plenitud del Pensamiento del Hijo de Dios. De aquí que inmediatamente Pedro se dirija a todas las naciones con el Poder sin límites de quien lo ejerce para la Gloria de Dios en la Salvación de todos los hombres.

Doce Hombres con el Poder de sanar todas las enfermedades  se dirigen a las distintas partes del Imperio que  su Señor Dios les abrió. Es el Poder de la Salud la llave que les abre las puertas de las familias, primero judías, después gentiles, semilla que habiendo sido enterrada en la tierra, siendo sus raíces divinas, comienza a hacerse un Árbol, el Árbol de la Vida, cuyo Fruto es la Fe, del que quien come no muere para siempre sino que resucitará para vivir eternamente.

La vivencia de esta Obra Creadora de nuestra Civilización fue tan poderosa que incluso los niños preferían morir antes que perder la vida eterna. Esos niños habían visto sanar a sus padres, condenados a muerte por enfermedades incurables; habían visto a familias enteras comer de una sola torta de pan. ¡JESÚS VIVE.

Crucificaron al Primero, y nacieron Doce. Y de estos Doce nacieron aquellas Ramas que dieron fruto al mil por uno, todos santos, todos puros, todos inocentes, todos el reflejo en sus almas de la Imagen del Jesús que sus Discípulos alumbraron.

Esta Obra Divina los historiadores modernos la pasaron por alto. Unos porque no quisieron verla, otros porque se levantaron en enemistad perpetua contra la Iglesia Católica Romana, es decir, contra Dios; los unos y los otros acabaron describiendo el Nacimiento del Cristianismo como un fenómeno incomprensible, fruto de una neurosis  antisocial contra la que el Imperio hizo bien en levantarse. La cuestión es: ¿Cómo una Neurosis Antisocial pudo ser el caldo de cultivo donde vino a renacer el Derecho y la Ley?

Así pues, El Evangelio de San Juan marcó, marca y marcará por la Eternidad la Visión que el Ser Humano y la Creación entera tiene del Hijo de Dios. San Juan se ciñe a los Hechos de Jesús en cuanto el hijo del Hombre, de los que él fue Testigo Personal Vivo. Pero inmediatamente, desde el mismo Prólogo de su Evangelio deja en claro que va a hablar del Hijo de Dios, del Verbo hecho carne.

San Mateo y San Lucas centraron sus Evangelios en el Hijo de David e hijo del Hombre. San Juan delimita desde el Principio el campo revolucionario sobre el que el Pensamiento Cristiano se elevaría al Misterio y Dogma de la Santísima Trinidad. Tanto en San Mateo como en San Lucas Jesús permanece en la órbita del Mesías, hijo de David. Desde ellos se ve al Hijo de Dios pero no al Dios Hijo Unigénito, “Increado, no creado, engendrado de la misma Naturaleza Increada del Padre, Dios Verdadero de Dios Verdadero”.

No que los Apóstoles no lo conocieran, o que San Juan se inventase este Misterio. En absoluto. San Pablo fue muy claro en este terreno cuando dijo que entre ellos se hablaba una sabiduría apta sólo para los Perfectos, aquéllos Testigos que Dios se había elegido para dar Testimonio de la Encarnación y Resurrección de su Hijo.

En el seno de esa Sabiduría para los perfectos habiendo sido llamados por Dios para dar Testimonio de lo que habían visto, tocado y oído, de cara al exterior los Apóstoles se ciñeron a ser Testigos Fieles del Cumplimiento de las Profecías que habían tenido en Jesucristo su Consumación. Entre Ellos y en Ellos vivió el Conocimiento Verdadero y perfecto del Hijo de Dios, que sólo más tarde en el Concilio de Nicea, se haría Universal en el Dogma de la Santísima Trinidad.

Los Discursos de este Dios Hijo que descubre San Juan una vez que todos sus Hermanos en Dios se habían ido revolucionaron toda la Imagen que hasta entonces la Iglesia había recibido.

La Roca de los Primeros Cristianos tuvo en la Resurrección de Jesús su Templo, su Castillo, su Fortaleza Imbatible. Ninguna Persecución, ningún horror fue suficiente para robarles ese Testimonio que los Apóstoles les transmitieron: “Al que cree en Jesús le nace en el Alma una fuente de vida eterna”.

El Deseo de ser Inmortal fue superado por la Fuerza de esta Vida Eterna, Vida Indestructible, que no conoce la Muerte de los que duermen, sino que cerrando los ojos a este Mundo lo abren al Mundo de nuestro Rey y Dios.

“Locura” decían los Romanos. Pero una locura establecida sobre unos Hechos Invencibles, en Confirmación de cuya Veracidad los Apóstoles y todos los que vivieron el Acontecimiento de la Vida del Hijo de Dios en la Tierra rindieron sus vidas.

Esto nos llega a decir que de no haber escrito San Juan su Evangelio los fundamentos de la Santísima Trinidad no hubiesen podido ser alzados y, a falta de estos Discurso, con toda garantía el Arrianismo hubiese triunfado y la Historia del Jesús de los Evangelios de San Mateo y San Lucas hubiese quedado reducido a la de un Hombre que, amado como ninguno por Dios, fue alzado hasta la gloria más alta a que criatura alguna podía llegar, sentarse a Su Diestra como Rey y Señor de su Creación.

Los Evangelistas y los Apóstoles ya habían pasado cuando San Juan se sienta y escribe su Evangelio. Juan ya no es el muchacho adolescente al que desde la Cruz le dice el Hijo de Dios, “hijo, he ahí a tu Madre”. El Juan que se sienta a escribir el Evangelio es ya un Hombre criado y formado a la imagen y semejanza de Aquel quien dijera: “Hagamos al Hombre a nuestra Imagen y a nuestra Semejanza”. Pasado lo que pasó, Él mismo se hizo hombre para decirnos a todos : “He aquí al Hombre que yo creé”.

Y este Hombre, Juan, Imagen y Semejanza del Hijo de Dios, es quien se sienta, y siendo profeta y Hermano de este Jesús, el Primogénito de Dios, expone al Público de los Siglos el Dogma de aquella Sabiduría hablada entre los perfectos, que ninguno de los príncipes de aquel siglo conoció, porque de haberla conocido no hubiesen tocado jamás al Hijo de Dios.

Hasta entonces la Voluntad de Dios había sido que sus hijos, de la Casa de Abraham, se ciñesen a los Hechos determinados por los Profetas de Israel. Cuando el tiempo llegase en su Sabiduría Él mismo cogería la pluma y escribiría los Discursos que puso en palabras de su Hijo para ser escritos y sellados en Testamento. Ese tiempo había llegado. 

Este Juan había visto morir a todos sus Hermanos en Dios. Él era el Último. A él le tocaba revelar el Dogma de la Santísima Trinidad contenido en los Discursos de Jesucristo.

En lo que se refiere a los Hechos de Juan ya los he tocado en el Misterio del Rostro de la Madre de Jesús.

Resumiendo: Desde el momento en que Juan fue designado por Jesús como Querubín con espada de fuego con la misión de impedir que nadie se acercase a su Madre, Juan desaparece de la escena pública. Esa es su Misión Sagrada. Dios ya había elegido a Juan para ser ese Querubín todopoderoso protector de la Madre cuando Jesús le dijo a Pedro: “Si yo quiero que éste permanezca, ¿a ti, qué?”

Ya conocemos todos la Persecución que contra la Casa de la Madre tuvo lugar al poco. No menos conocido es el Celo que Jesús sentía por la Madre. Bien sabía Él que los Judíos buscarían a la Madre para matarla. Lapidándola por adúltera mancharían su Virginidad y probarían ser el Mesías un Bastardo, por esa adúltera tenido de alguien que no fue el José que estuvo a punto de despedirla pero acabó casándose con su prometida María de Nazaret.

Dios no podía permitir ni permitió que un solo cabello de esa Mujer fuese tocado por los enemigos de su Hijo.

Para protegerla de todo Mal, Dios le eligió a la Madre por Protector alguien a quien Ella quería como a un hijo, y quien la amaba a Ella como a una madre. Ése era Juan.

Juan, cual se ve en la Primera Misa, la Divina, es un adolescente cruzando la línea de los Adultos. Es un hombre en flor. Tanto más fogoso por su juventud, ese regalo del Cielo que en su Inocencia alberga la Fuerza más colosal del Universo.

Juan es el Menor de los dos hijos del Trueno. Para acceder a la Madre había que pegar en la Puerta, y esa Puerta era él. Para tocarla había que pasar antes sobre su cadáver. Desde su nacimiento estaba predestinado, creación de Dios personal, para la protección de la Madre, ahora su propia Madre.

En la Última Cena, la Primera Misa, la Divina, vemos a un chaval dejando atrás la línea de la adolescencia, queridísimo por su primo Jesús, que lo ama como se ama a un hermano pequeño, a quien conocía desde su nacimiento. La diferencia entre ambos no es tan enorme por la Edad cuanto por el Espíritu de este Jesús quien siendo aquel Dios que con su Palabra creó la Luz y todo lo que existe en la Tierra, recibía como Creador un Amor de la parte de su Creación que supera a la Muerte y tan puro como la Pureza de su Verbo.

Juan era joven, pero amadísimo. La Madre se quedaba sola en el mundo. ¿En quién si no en alguien a quien ella amaba como a un hijo, de su sangre, podría esa Mujer encontrar Consuelo y sentir su Corazón vivir como si su Hijo no se hubiese ido nunca? ¿En quién dejaría Dios la Protección de esa Mujer sino en la Mano de alguien que la amaba como a una Madre y por Ella sería capaz de ordenarle a la tierra que abriese su boca y se tragase a cualquiera que se acercase a Ella?

El Hecho de poner bajo la protección de este Joven, hijo del trueno, a una Mujer que siendo su Hijo de 33 años, Ella debería estar en sus 60s, nos revela firmemente el Misterio de su Rostro. Viéndola junto a Jesús nadie, excepto quien conoció a la Virgen de Nazaret, la relacionó nunca con la Madre del Nazareno. Viendo a aquella Mujer caminando junto a aquel muchacho nadie podía poner en duda, por el Rostro de Ella y el de él, que eran madre e hijo.

Así pues, desde Pentecostés, ambos, la Madre y el Discípulo Amado, desaparecen de la Escena. Juan se hace llamar Marcos. Su Misión en este mundo era proteger a la Madre. Los Judíos podían buscar a Juan, pero ¿quién lo relacionaría con este Marcos?

En los Hechos vemos incluso a Marcos como secretario de Pedro. Pedro camina con la Madre y Juan durante algún tiempo, pero la atención sobre Ella no debe jamás superar un límite crítico, y Juan se va a Alejandría, donde la Madre crió a su hijo Jesús y a los hijos de su hermano Cleofás. Hechos que ya he relatado en la el Primer libro de la Historia Divina de Jesús. Santiago el Justo, el Primer Obispo de Jerusalén, fue el mayor de esos hermanos de Jesús, hijos de María la de Cleofás, siendo este Cleofás el hermano pequeño de la Madre.

Publicado el Evangelio de Mateo, Juan escribe, bajo el nombre de Marcos, el suyo, a fin de que se cumpliera la Escritura, “sobre dos Testigos harás juicio”. En su primer evangelio Juan, “Marcos”, se limita a afirmar como verdadero todo lo que Mateo escribe. El hijo del Trueno mantiene un perfil invisible. No quiere ni debe sobresalir. Tampoco puede ni quiere mantenerse al margen. Lucas aún no había escrito el suyo. La necesidad de alzarse como Testigo Ocular de todo lo que escribe San Mateo impulsa al Joven Juan a escribir su Evangelio, posiblemente durante su estancia con Pedro.

Tengamos en cuenta que los enemigos de los Apóstoles hubiesen estados encantados con un Judas que les delatase el paradero de la Madre del “Resucitado”. La muerte del hermano de Juan, Santiago, y las persecuciones judías pusieron en movimiento tanto a Pedro como a Juan. La Adoración de los Apóstoles por la Madre era compartida al mil por ciento por todos Ellos. La protegen rodeando su Existencia del más absoluto de los silencios. Tener acceso a la Madre significaba para Ellos tanto como tener acceso al Altar de los altares donde se adora al mismísimo Dios. Ya conocían Ellos el odio de aquéllos judíos contra la Casa de Jesús, y siendo profetas sabían que tarde o temprano se lanzarían, como Herodes lo hiciera al principio contra la casa de David en Belén, contra la casa de David en Nazaret.

No se equivocaron. Dios nunca se equivoca. La matanza de los hijos de David de Nazaret se hizo.

El Amor y el Deber quiso que el mejor lugar para ser mantenida la Madre al margen de los acontecimientos fuese Alejandría del Nilo.

La Leyenda dice que protegiendo a la Madre la gravedad de las circunstancias impulsó a Juan a traerse con él a la Madre a España. El deseo de San Pablo de conectar sus viajes con una Venida a España y su no hacerlo puede situarse en este contexto. No era conveniente que el Paradero de la Madre, tal como estaban las cosas en la Galilea, fuese descubierto por un Apóstol que perseguido a muerte, y cuyos pasos estaban seguidos muy de cerca por sus enemigos, condujese a éstos a la Presa más codiciada por el Diablo. No olvidemos que si para Nosotros los Cristianos Pablo es un Santo, para los judíos Saulo era un traidor.

La Leyenda de la Ascensión de la Madre tienen su Origen en la Palabra Divina. “No permitiré que tu carne vea la corrupción”, le dijo Dios a su Hijo. No la conoció el Hijo, no la conocería la Madre.

Independientemente de Hechos que derivamos del Amor, tenemos que decir que Aquel Siglo Primero, el Siglo de Cristo, ha sido historiado muy pobremente por los historiadores del Cristianismo. Como quien no quiere recordar un trauma sufrido, cuyas heridas las tienen delante de los ojos, los historiadores cristianos parecen haber buscado más excusar a los Romanos de Genocidio contra los Cristianos que glorificar a aquella Generación de Héroes que no vacilaron en prestar Testimonio cuando el precio fue el de los tormentos más horribles. Ciencia de las Torturas en la que el Pueblo Romano fue experto. Nosotros podemos imaginar cómo aquel Genocidio hubo de Afectarle a Juan, el HOMBRE en quien el Discurso de la Santísima Trinidad estuvo vivo. 

No es menos curioso que sus Discípulos no escribiesen su Vida, la de este Juan. Desde el Conocimiento del Espíritu de Cristo lo entendemos sin embargo. Quién era Importante y en quién se debía centrar todo era en JESÚS, DIOS HIJO UNIGÉNITO. No era en el Nombre de Ellos que la Salvación había sido Fundada. Todo el sentido de la Existencia de los Apóstoles tenía por norte la Estrella del Hijo de Dios. Jesús es el Héroe de los Evangelios, la estrella de su Historia, el Rey de la Salvación, el Verbo hecho carne, Dios con Nosotros. ¿Ante esta Obra Divina qué importancia tiene el hombre, sea Pablo, Pedro, o Juan? Toda Gloria, todo Honor, todo Poder y todo Amor es debido al Hijo de Dios.

Y desde este Espíritu, Juan, ya hecho Hombre, Testigo Vivo de la Ascensión de la Madre, en la que la Encarnación se le manifiesta en toda su Divinidad, abre su Evangelio diciendo:

Al Principio era Jesús,

y Jesús era Dios,

y Dios se hizo Hombre.

Todas las cosas fueron hechas por Jesús

Y sin Jesús no se hizo nada de cuanto ha sido hecho.

En Jesús está la Vida, en Jesús tiene la Vida el Hombre.

A Dios Padre nadie le ha visto jamás. Dios Hijo Unigénito nos lo ha dado a conocer, porque en Jesús vive el Padre.

Esta es la Semilla que creció contra vientos y terremotos, persecuciones y diluvios ,y haciéndose un árbol que en Promesa Divina ya extendía sus ramas hasta los confines del mundo, entregó su Fruto Maravilloso en el Concilio de Nicea, el 20 de Mayo del Año 325 de nuestra Era.

Como se recoge del Árbol de la Vida eterna el Divino Fruto y se reparte gratuitamente a todas los hombres que quieren vivir eternamente, porque creen que Dios es Amor, según hemos visto en su Hijo, la Fe Cristiana se ha expandido por las Cinco Regiones de la Tierra.

Contra la Caída de la Estrella del Evangelio en la fosa natural a la que Arrio la descendió escribió Juan su Evangelio de la Santísima Trinidad. 

Difícil de lectura, y por difícil su interpretación abierto al error de los ignorantes y brutos que queriendo corregir al Espíritu de Jesús que en Nicea reunió a su Cuerpo en la Tierra, cual Moisés recibió en Piedra el Decálogo, le dio a su Iglesia esta Ley Divina de la Unidad en Dios escrita en una Piedra que jamás se rompe, porque ha sido extraída de la Cantera del Ser del propio Dios.

Pues sabemos que la Piedra en la que se escribió el Diálogo siendo rota por el propio Moisés, anunciaba en esa ruptura el fin de aquella Alianza Temporal, a la vez que anunciaba una Nueva firmada por el propio Dios Hijo Unigénito para ser eterna e Inviolable, que en el Concilio de Nicea fue hablada en voz alta para que los siglos repitan por la Eternidad el Dogma de la Unidad en Dios.

Ignorantes como aquel Arrio que quiso corregir a Dios, y que saldrían del propio cristianismo, no habrían de faltarle a la Santa Madre Iglesia. Con el paso de los siglos se levantarían a resucitar de la tumba a Arrio, su maestro.

Atreverse a corregir a Dios, poniendo en Duda la Palabra del Evangelio de la Santísima Trinidad recibido por la Iglesia Católica Romana en Nicea, Unidad Divina reflejada para la Salvación de la Plenitud las naciones en la Unidad de las iglesias cristianas esparcidas por todo el mundo, fue el Delito de Rebelión cometido por la Reforma del Protestantismo Europeo. El Muro que levantaron entre los Cristianos es Enemigo de la Salvación de la Plenitud de las naciones del Género Humano. El enemigo de esta Salvación en la Unidad de las iglesias, reflejo vivo de la Unidad en Dios, es enemigo de Jesús.

Habiendo recibido de Dios su espíritu de inteligencia para responderle a los discípulos de aquellos ignorantes y brutos que se atrevieron a corregir a Dios y se alzaron contra sus sacerdotes en Concilio Universal, me es grato abrir los ojos a este Evangelio de la santísima Trinidad para que rebatáis por vosotros mismos los argumentos que por su Interpretación Irracional se han transformado en un mal para la Salvación del Género Humano, y levantando muros entre cristianos y cristianos han neutralizado por su división el Poder Salvador del Señor, Rey y Dios de todos los hombres, Jesucristo.

Pues todo lo que existe, existe por Él, y sin Él no se existiría nada de cuanto existe, de manera que siendo su Padre Dios, ha querido este Padre que su Hijo lo sea todo para todos los hombres: “nuestro Padre que está en los Cielos, Rey y Señor de la Plenitud de las naciones, ante quien toda rodilla debe doblarse y reconocer por Cabeza Suprema Universal de todo Poder Humano, quien con su Espíritu de Sabiduría gobierna todas las cosas para el Bien de todos los hombres”.

Cegados por quienes emborrachados de la sangre de sus hermanos, y enloquecidos por los privilegios del Poder, interpretaron la Palabra de este Evangelio para hacer, como aquellos judíos que mediante sus palabras anulaban la Palabra de Moisés, anular la Palabra de Jesús, “Dios con Nosotros”, abrid este Evangelio desde el Pensamiento de Cristo, que en Juan vive.

Engañados por los Arrios de la Edad Moderna, sin quererlo pero haciéndolo, se atrevieron a negar la Presencia de Dios en el Concilio Constantiniano de Nicea. Volved a leer este Evangelio poniendo Jesús donde está escrito el Verbo.

Juan está hablando de Jesús, el Dios que dijo “Haya Luz”, “Haya Firmamento en medio de las aguas que separen unas de otras”, “Brillen en los Cielos estrellas para separar la luz de las tinieblas”, y “Hagamos al Hombre a nuestra Imagen y a nuestra Semejanza”, y por esto dice Juan : “El verbo se ha hecho carne, Dios se ha hecho hombre”, y “en Jesús está la Vida del Hombre”, porque el Hombre vive en Dios y su Ser estuvo en su Corazón y Mente antes de ser creado.

Por eso Dios se hizo Hombre para decirnos “no sois el hombre que llamé a la Vida. He aquí al Hombre”. Pero los hombres atrapados en las leyes de la Ciencia del bien y del Mal han aprendido a sobrevivir en el infierno. Han sido cuatro largos milenios arrastrándose por los campos de la Guerra, sujetos al imperio de la Muerte, entregados como corderos para engordar el banquete de los reyes y sus dioses, cuyas imágenes monstruosas y demoníacas habían desplazado del corazón de las naciones el Dios que su Hijo vino a mostrarnos.

No fue fenómeno extraño que aquel Pueblo Europeo Latino en cuyo corazón la imagen de un Dios era la de un hombre Divino, encontrase abierta la puerta, y aunque hizo falta forzarla mediante el Martirio, una vez abierta la Imagen de Dios en Jesús encontró en el Pueblo Latino un Alma rendida a su Adoración.

No es tampoco un fenómeno extraño que en los pueblos en los que la imagen de Dios es la de un monstruo de muchas cabezas, piernas, incluso la de dragones inmundos, serpientes horrorosas, el Dios de Jesús, Ser en el que el Hombre tiene su Seno Eterno, no encontrase, sino muy limitadamente la entrada.

En el caso del pueblo de Israel la Historia de su relación con ese Dios, Padre de Jesús, aunque no tuviese imagen predefinida, sí que estaba psicológicamente establecida. El Dios de Jerusalén era un Juez que no perdonaba sino después de masacrar al transgresor. En ese Juez el Dios Amor que Jesús lleva dentro es el producto de un loco.

¡Cómo creer que ese Dios es Padre y es Amor cuando por una manzana, teniendo el Poder de sanar cuerpo y alma, condenó a todo el mundo a vivir en el infierno!

Después de cuatro mil años en este infierno ¡qué más natural que tener el corazón duro como una piedra! Si él era el Hijo de David, el llamado desde el seno de Abraham para aplastarle la cabeza al Diablo y recoger la corona universal de su padre Adán, ¿a qué vino tanto “todo lo que necesitamos es Amor”? “Pues si Dios es Amor y tú eres el Hijo de Adán, declárate Rey y en lugar de ser salvador de mendigos y prostitutas vístete de Tal y danos el Imperio del Mundo”.

La Verdad estaba lejos de todos los hombres. De Judíos y Gentiles. La Creación entera estaba en pie de Guerra. La Tierra es el campo de batalla. Fuerzas que vinieron de la Eternidad libran su Batalla Final; el Hombre ha sido atrapado en el campo de batalla. Pero hasta que no fuese proclamado un Vencedor, Cristo o el Diablo, el mundo seguiría siendo ese cero a la izquierda que cae bajo las ruedas. Ya lo dijo el propio Jesucristo: “Si hablándoos de las cosas terrenas no entendéis ¡cómo comprenderéis las cosas de los cielos!”.

Muchos siglos habrían de pasar hasta que los hombres pudiésemos comprender las cosas de esta Batalla Final cuya Guerra remonta su Origen a la Eternidad.

Sin Este Evangelio de la Santísima Trinidad la Luz que nos conduce a esta Comprensión no sería posible. Y esta Luz es la declaración del Nicea en la que Dios declaró a su Hijo de su Misma Naturaleza, Dios Verdadero de Dios Verdadero, su Igual, su Familia: Tú-Dios, Jesús, su Hijo Amado. Quien ama a este Hijo, ama a Dios; quien no lo ama, no ama a Dios. Quien no dobla sus rodillas ante la Corona del Hijo de Dios, no entrará en el Reino de Dios. Quien cree, tiene la Puertas de la Vida Eterna abierta. Al que no cree, le espera el Juicio.

Tal es el espíritu del Evangelio de la Santísima Trinidad de Juan. En este simple resumen está contenida toda la esencia de las Palabras de Dios que recoge Juan en su Evangelio. “Sed niños, amad como los niños. ¿Acaso se preguntan los niños por qué aman a sus padres, o en lugar de amar y vivir se dedican a radiografiar qué es ese amor, de donde viene, qué sentido tiene?”

Ni las grandes obras, ni las grandes razones, el Amor es la Llave. Ni feo ni pequeño, el amor de un padre es incondicional, natural, no necesita detenerse qué amor es ese, o por qué ama.

“Dios no se piensa, Dios se ama”. Es el Grito de Victoria de Juan. Ese Amor se ha encarnado. Lo vemos, lo tocamos, lo sentimos. Los sabios se pierden persiguiendo una sabiduría que les da la espalda; los genios se hunden en la destrucción buscando la creación. La criatura corre a los brazos de su padre, y su padre es Dios.

Dios es Amor, pero es también Ley. “No tendrás más Rey que Dios, mi Hijo. No le declararás la Guerra a tus hermanos. Cuidarás de tus padres y los protegerás en su ancianidad como ellos te cuidaron y te protegieron durante tu niñez. La Verdad será la ley de tu alma y la amarás con todas las fuerzas de tu ser. La Libertad es sagrada, no se la robarás a ningún Ciudadano del Reino de Dios. Todo el oro y toda la plata, todos los recursos de la Creación le pertenecen al Señor, tu Rey, y los distribuiréis entre vosotros acorde a las necesidades de todos. No levantarás falso testimonio ni corromperás a la Justicia levantándote contra la Ley. En la Palabra está el Hombre, el que ama la Mentira se declara enemigo del Hombre. No busques el Poder por el Poder, porque la corrupción será tu aliado y la Muerte tu recompensa. Sed santos, porque Dios, vuestro Creador, es Santo. Ama a tu prójimo como a ti mismo, porque aquí vive la Santidad de Dios, a cuya Imagen y semejanza habéis sido creados”.

Difícil lenguaje de entender para quien tiene un corazón de piedra y un alma corrompida por el Poder que viene de la espada y del Oro. Pero este es Dios y este es su Evangelio

 

 

EL DIARIO DE LA VICTORIA

SEGUNDA PARTE

TERCERA PARTE

 

AMAZON EDICIONES

Este Libro contiene el Conocimiento de todas las cosas, las del Cielo y las de la Tierra. El Rey y Señor del Universo es quien da, y viendo buena su Obra, es Él quien envía a su hijo, como Él fue enviado por su Padre. Pasado, Presente y Futuro, he aquí las líneas sobre las que el espíritu de Inteligencia se mueve a través de los Libros que componen esta Obra

 5,69 €

Tapa dura 21,87 €

Tapa blanda 18,14 €

Los precios de los productos vendidos en Amazon incluyen el IVA. Dependiendo de tu dirección de entrega, el IVA puede variar al finalizar la compra.

Y sin embargo no hay precio en este mundo del que puedas arrepentirte una vez acabada la lectura de esta Obra Divina

 

 

amazon

LUTERO, EL PAPA Y EL DIABLO

Análisis psicohistórico de Cristo Raúl a las 95 Tesis de Martín Lutero contra la Unidad delas iglesias

 

 

A

M

A

Z

O

N

amazon

EL EVANGELIO DE CRISTO SEGÚN SAN PABLO

 

Análisis biohistórico de la Carta a los Romanos

 

AMAZON

AMAZON

Tapa dura: 17,66 € 

Tapa blanda: 13,95 € 

 

A

M

A

Z

O

N

 

 

 

APERTURA DEL TESTAMENTO UNIVERSAL DE CRISTO

VIDA E HISTORIA DEL SEÑOR DIOS YAVÉ

LIFE AND HISTORY OF THE LORD GOD YAHWEW

VIDA E HISTORIA DO SENHOR DEUS JAVÉ

VIE ET HISTOIRE DU SEIGNEUR DIEU YAHVÉ

VITA E STORIA DEL SIGNORE DIO YAVÈH

LEBEN UND GESCHICHTE DES HERRGOTTS JAHWE

CARTA MAGNA DE LOS DERECHOS DIVINOS DEL HOMBRE

MAGNA CARTA OF MAN’S DIVINE RIGHTS

MAGNA CARTA DES DROITS DIVINS DE L'HOMME

MAGNA CARTA DEI DIRITTI DIVINI DELL'UOMO

CARTA MAGNA DOS DIREITOS DIVINOS DO HOMEM

CARTA MAGNA DER GÖTTLICHEN RECHTE DES MENSCHEN

CONCILIO VATICANO SIGLO XXI

CONCILIO UNIVERSAL DE ADORACIÓN DEL HIJO DE DIOS

21ST CENTURY VATICAN COUNCIL. UNIVERSAL COUNCIL OF ADORATION OF JESUS CHRIST

CONSEIL VATICAN DU 21E SIÈCLE. CONSEIL UNIVERSEL D'ADORATION DE JÉSUS CHRIST

CONCILIO VATICANO DEL VENTUNESIMO SECOLO. CONSIGLIO UNIVERSALE DELL'ADORAZIONE DE GESÙ CRISTO

CONCÍLIO VATICANO DO SÉCULO XXI. CONSELHO UNIVERSAL DE ADORAÇÃO DO JESUS CRISTO

ENUNDZWANZIGSTES VATIKANISCHES KONZIL. UNIVERSALES KONZIL ZUR VEREHRUNG DES GOTTESSOHNES

LA ESPERANZA DE SALVACIÓN UNIVERSAL DEL GÉNERO HUMANO

L'ESPOIR DE SALUT UNIVERSEL DU FILS DE L'HOMME

A ESPERANÇA DE SALVAÇÃO UNIVERSAL DO FILHO DO HOMEM

DIE HOFFNUNG DES MENSCHENSOHNES AUF DAS UNIVERSELLE HEILSGESCHEHEN

EL ESPÍRITU DE YAVÉ.

Espíritu de Sabiduría e Inteligencia, de Entendimiento y Fortaleza, de Consejo y Temor de Dios

 

 

EN EL NOMBRE DE JESUCRISTO

“Que no sea hallado en la Tierra lugar para Satán”

 

L’HISTOIRE DIVINE DE JÉSUS CHRIST

THE DIVINE HISTORY OF JESUS CHRIST

LA STORIA DIVINA DI GESÙ CRISTO

ENSAYO CORINTIO. Sobre el Reino de Dios y La Libertad del Hombre 

 

 

EL

EVANGELIO DE CRISTO SEGÚN SAN PABLO

 

Análisis biohistórico de la Carta a los Romanos

 

 

 

 

Registro de la Propiedad Intelectual

Todos los libros de CRYS están registrados en el RPI de Málaga y Zaragoza, España, a nombre de Raúl Palma Gallardo, Único Propietario del Derecho de Autor sobre los mismos. Para la aquisición del derecho universal de producción contactar con

info@cristoraul.org