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EL ÁRBOL DE LA VIDA

 

CONTINUACION DE LAS CREACIÓN DEL UNIVERSO SEGÚN EL GENESIS

 

CRISTO RAÚL Y&S

 

 

PRIMERA PARTE

 

DIA CUARTO

 

CREACIÓN DEL ÁRBOL DE LAS ESPECIES

 

I

En la Historia Divina de Jesucristo, y de especial forma en la Creación del Universo entré en las raíces de estos dos grandes problemas filosóficos. Es hora de entrar en ellos no tanto desde el Origen de la Vida y de la Ciencia del Bien y del Mal cuanto desde su realidad aplicada a la estructura de la Historia Universal del Género Humano.

Según se lee, siempre siguiendo la Línea de Tiempo marcada por el Génesis, el Árbol de la Vida en la Tierra surge bajo las aguas. Pero recapitulemos brevemente la secuencia creacional a fin de no comenzar desde un punto en el vacío.

Creada la Tierra, Dios procede a crear el primero de todos los elementos naturales, el Hielo. Una vez rodeada la Esfera Terrestre de ese Manto de Hielos, Dios procede a su ruptura en dos grandes bloques, de cuya sublimación y descongelación surgen el Agua y el Aire.

El Calentamiento del Núcleo produce el Fuego que expande el Radio de la Esfera Terrestre y levanta las Plataformas Continentales, produciendo Dios la creación de los océanos y mares. El levantamiento de los continentes y el descenso de las aguas traen a flote la primera gran rama del Árbol de la Vida, el Reino de las Plantas.

Estamos en el Día Tercero, en el Tercer Acto de la Creación del Género Humano.

Humanamente hablando digamos antes de dar a luz es necesario crear el alimento del que esa criatura vivirá. En lo que se refiere a la Creación de la Célula Madre de la que nacerá el Árbol de la Vida, esta Acción es una realidad cuyo Conocimiento es exclusivo del Poder y Sabiduría de Dios.

No se debe confundir Desconocimiento con Ignorancia. Ni se puede pretender negar la Realidad de la Participación de la Inteligencia Natural en la Divina en razón de estos límites que separan al Creador de su Creación. Negar a Dios por el Hecho de esta Línea de Demarcación entre Creador y Creación es un suicidio; su extensión al prójimo es un homicidio; su imposición a nivel de poblaciones es un genocidio.

Por Amor, el Creador del Universo le abre su Inteligencia a su Creación, pero negarle por no crear un “dios” en nosotros es una rebelión con razón en la locura.

Existen límites de Conocimiento que pertenecen exclusivamente a la Naturaleza Divina, y debemos contemplar los Hechos de su Acción desde la Historia, jamás desde la óptica de quien “o descubro cómo se crea la Vida o Niego a Dios”. Este encuentro con Dios sobre la Plataforma de la Historia es el que he adoptado de siempre, y es el camino en el que me mantengo.

Así pues, el Reino de las Plantas fue el primero de los reinos que el Árbol de la Vida trajo a luz en la Historia de nuestro Universo. Su nacimiento se produjo bajo las aguas, sobre el propio lecho oceánico, de manera que conforme las aguas bajaron, el Océano Madre se multiplicó y trajo de la mano de los océanos y los mares los grandes Bosques Marinos, que, expuestos en las costas a la luz del Sol, comenzaron su Adaptación a la Vida en tierra firma.

La existencia de restos de vida marina en las alturas de los continentes no se debe interpretar desde un levantamiento posterior al descenso de las Aguas del Océano. El acto de la creación de las Raíces del Árbol de la Vida y el Descenso de las Aguas del Océano que Dios creó en el Segundo Día, producto de la Ruptura del Manto de Hielos y la Creación de la Atmósfera Primaria, estos dos Acontecimientos Históricos fueron de la mano. De manera que cuando los océanos y los mares equilibran su nivel con los continentes, la Vida llena ya las aguas.

Bajo las aguas las primeras ramas, de las que emergerían todas las especies terrestres del reino vegetal, llenaban los lechos marinos; las plantas se habían hecho bosques de algas prehistóricas cubriendo las inmensidades de los lechos contiguos a las costas.

Al término de este Tercer Día el reino de las Plantas Marinas expuestas al Sol se había adaptado a la vida terrestre. Los Prehistóricos Bosques de Algas Marinas, origen de la Flora de la Tierra, dieron a luz la Primera generación del Bosque Prehistórico Terrestre, cuyo ejemplar individual era el de un árbol gigantesco entre millones de árboles gigantes unidos en una misma Naturaleza y Función Histórica: La Transformación de la Química de la Atmósfera Primaria.

Recordemos que la Creación de la Atmósfera Primaria tuvo por Fuerza Motriz la Reactivación del Núcleo de la Tierra. El Transformador astrofísico puso en acción la Fuerza de Expansión del Radio de la Tierra, productora del Levantamiento de las Plataformas Continentales mediante una Actividad Vulcanológica Global que, sin romper el Anillo Litosférico, sí le dio a la Atmósfera primaria una Naturaleza Química en la que la Vida tal cual la conocemos hubiese sido imposible. La Habilitación, por Biosíntesis, de aquella Atmósfera Primaria en una Nueva sería el trabajo por Dios encomendado al reino del Bosque Prehistórico.

Observamos entonces que Dios se refiere en su Jeroglífico Bíblico al Principio Motor de sus Actos, dejando el Tiempo a su Naturaleza, pues nadie creerá que la Transformación de la Atmósfera Primaria, producida como efecto de la expansión del Radio Geofísico por fuerzas Magmáticas, fuera a ser cosa de aquí te pillo y aquí te mato. Estamos hablando de un Creador de Naturaleza Vital Eterna para quien el Tiempo de su Existencia Increada tiene el Infinito por Medida. Su vista no abarca los horizontes entre los cuales nuestros sentidos y nuestro pensamiento desarrollan su existencia.

La Creación de Universos implica un Conjunto de Leyes Naturales con raíz en la Eternidad y nada ni nadie puede saltarse esas leyes. La Ciencia de la creación no se basa en la manipulación de ese Árbol de leyes que vienen de la Eternidad y gobiernan el Movimiento en el Cosmos desde el Infinito en el Tiempo. La Relación de Dios con el Espacio, el Tiempo la Materia procede y se basa en la Perfecta Integración de la Naturaleza Divina en este Árbol de Leyes. La Naturaleza tiene un Curso y Dios ama ese Curso. Tiene la Eternidad por delante. ¿Dónde están las prisas?

Así pues, cuando hablamos de la Creación debemos siempre tener en pensamiento este Factor. El Creador actúa acorde a su Naturaleza Divina, jamás acorde a la naturaleza de la Criatura. Pero volvamos a la Tarde del Día Tercero. Porque en Día Cuarto se produce una Maravilla.

Como ya dije, antes de parir al niño la naturaleza dispone el alimento del que vivirá, creando la leche en el cuerpo de su madre. Siguiendo esta regla Dios mira al fruto final de esta Creación del Reino de las Plantas: Alimentar a la Vida Animal, de todas las especies que más tarde saldría de las Aguas.

El Creador asume como natural la Función Geohistórica del Reino del Bosque Prehistórico. Su Pensamiento está puesto más allá, en la Creación del Hombre, y de aquí que refiriese la Creación del Universo a la Historia del Género Humano.

Acabó este Tercer Día dejando Dios que el reino del Bosque Prehistórico, único habitante de la Tierra bajo el Sol, hiciese su trabajo, que no era poco.

También tenemos nosotros que ver que dada la estructura química de aquella Atmósfera Primaria la naturaleza genómica o celular de la Primera generación del Árbol Prehistórico y la del árbol actual sean dos secuencias muy diferentes.

Uno de los grandes defectos de los hijos de las universidades es su incapacidad manifiesta para abrir la serie de transformaciones que la Vida ha experimentado desde su Origen a nuestros días. Aun cuando hablan de una creación de la Biosfera partiendo de una Vulcanología Global, pasan de largo por la naturaleza química de esa Atmósfera Primaria y su relación con las primeras generaciones de la Vida en la Tierra.

Es el mismo defecto que padecen los Historiadores de las distintas disciplinas históricas a la hora de la recreación de los escenarios naturales en los que se desarrollaron los tiempos antiguos; proyectan las condiciones naturales existentes en la actualidad a los tiempos más remotos, pasando por alto que miles de guerras han asolado la faz del planeta y provocado una desertización contra natura de los hábitats en los que tuvieron lugar los acontecimientos referidos a las civilizaciones de la Antigüedad.

La Imposición Ideológica de la Universidad al Pensamiento del ser humano en pro del Ateísmo Científico, natural a la Mediocridad Académica Mundial y contrario del Cristianismo, ha sido uno de los grandes males padecidos por el Siglo XX contra el que este Siglo luchará sin descanso.

Entonces, regresando al tema principal, al término del Día Tercero del Génesis, el Acontecimiento Universal en curso tiene en la Transformación por Biosíntesis de la Atmósfera Primaria, altamente enrarecida por su Origen Vulcanológico, su trabajo de coloso. Mas para comprender un poco mejor este escenario debemos pasar al Día Cuarto.

 

II

 

Vista la secuencia geohistórica extendida por el Génesis ante nuestros ojos, podríamos aventurarnos a predecir que al Alba del Día Cuarto diría Dios: “Brote la tierra seres animados según su especie, ganados, reptiles, bestias de la

Aguas”. A su Voz, el Reino de las Plantas sale a flote, coloniza las tierras bajo el Sol, transforma la Atmósfera Primaria en una Secundaria, apta para la vida animal, y la explosión de vida animal de toda especie comienza su andadura. ¡Qué más natural!

Pero no. El Hombre no es Dios. De repente, cuando nadie se lo esperaba, y todos los presentes predecían el siguiente Acontecimiento: el Salto de la Vida del seno de las aguas a tierra firme, el Hijo de Dios abre su Boca y dice: “Haya en el Firmamento de los cielos lumbreras para separar el día de la noche y servir de señales a estaciones, días y años; y luzcan en el Firmamento de los cielos, para alumbrar la Tierra.”

Todo el mundo se queda perplejo. Los hijos de Dios, desde el Principio testigos de nuestra Creación, se miran unos a otros. Miran al Hijo de Dios. ¿Qué? ¿Qué está pasando?

Que el Verbo se hizo carne, que la Palabra se hizo Hombre, que el Hijo de Dios es Jesucristo y que este Jesús es el Dios que dijo “Haya Luz”, y la Tierra se vistió de un Manto de Hielos cubriendo su Globo de Polo Norte a Polo Sur; y luego dijo: “Haya Firmamento en medio de las aguas, que separe unas de otras”, y hubo Atmósfera Primaria y Océano Madre; y después abriendo su Boca dijo: “Júntense en un lugar las aguas de debajo de los cielos y aparezca lo seco”, y las aguas del Océano Madre, por la presión del Manto Magmático, creador del levantamiento de la Litosfera, siguieron bajando hasta dividirse en nuevos océanos y mares; y diciendo el Hijo de Dios después: “Haga brotar la tierra hierba verde, hierba con semilla y árboles frutales, cada uno con su fruto según su especie y con su simiente, sobre la tierra”, las Plantas Marinas saltaron a tierra firme, elevaron su Tronco hasta las alturas y colonizando el mundo comenzaron su Reino, el Reino del Bosque Prehistórico, su sentido existencial expuesto en dos brazos:

Uno: la Transformación por Biosíntesis de la Química del Aire entonces en vigor,

y Dos: su propia transformación genómica a medida que se producía la transformación química de la Atmósfera.

¿Qué más natural y lógico, dados estos pasos, que Dios dijera?: “Hiervan de animales las aguas y vuelen sobre la tierra las aves bajo el Firmamento de los Cielos”, pero no, el Hijo de Dios, para sorpresa de todos los hijos de Dios, rompe la predicción científica que todos se habían hecho en sus cabezas y levantando su Voz a los Cielos dice: “Haya en el Firmamento de los cielos lumbreras para separar el día de la noche y servir de señales a estaciones, días y años; y luzcan en el Firmamento de los cielos, para alumbrar la Tierra.”

Entendamos por qué esta apertura entre la Sabiduría Todopoderosa de Dios y la capacidad de su Criatura para ponerse a la altura de su Creador.

 

III

 

La Creación de los Cielos parte de un Principio Cosmológico Natural. Cuando Dios se levantó como el Creador del Nuevo Cosmos, Materia, Espacio y Tiempo comenzaron a moverse al ritmo de Dios. Las galaxias fueron transformadas en canteras de estrellas en número infinito de las que extraer por Dios todo la Materia necesaria para la Creación de universos.

En términos naturales podemos decir que la ley de los gases es la ley que gobierna la relación materia-energía dentro del espacio gravitatorio de una galaxia. La matera astrofísica interna está sujeta a una presión termodinámica de los que proceden por efecto unos parámetros visibles cambiantes en el espacio y el tiempo. La masa astrofísica y el valor del campo gravitatorio le dan a una galaxia su forma y su tamaño. El denominador común cósmico es esta presión gravitatoria que equipara una galaxia a un globo de gas caliente cambiando su forma externa acorde al juego de fuerzas astrofísicas internas. Si a este globo le abrimos un agujero el efecto será un río de estrellas hacia el exterior propulsado al espacio cosmológico libre. Es el efecto que obtenemos al pinchar un globo caliente. El efecto en la galaxia será igual al de propulsión reactiva ocasionado en un globo. Lo que a nosotros en este caso nos interesa es el chorro de aire caliente en forma de río de estrellas disparada hacia el campo intergaláctico como consecuencia del pinchazo en una galaxia concreta. Soltando nuestra imaginación al aire podemos decir que tendríamos ríos de estrellas recorriendo el espacio libre entre las galaxias cual águilas brillantes haciendo un fabuloso viaje de una alta montaña a la otra.

En el caso que nos ocupa, Dios transforma las galaxias en altas cordilleras desde las que hacer emerger ríos de estrellas que bajando desde las alturas ÉL dirige por lechos Gravitatorios abiertos en el campo de la Creación hacia un Océano Gravitatorio que previamente Él ha creado. Así es cómo Dios, Padre de Jesucristo, creó nuestros Cielos.

Ahora comprendamos lo siguiente.

La Creación de un Universo desde este Principio de Acción pertenece al Espíritu del Creador. Quiero decir, dimensiones gravitatorias, masa astrofísica, son parámetros abiertos a la Inteligencia Creadora Divina en razón de la Naturaleza del Árbol de la Vida que se dispone a levantar.

Entendemos que una vez extendida una Plancha Gravitatoria, en un Espacio Abierto Libre de Materia, los Ríos de estrellas que Dios puede dirigir desde distintas Cumbres en el Cosmos a ese Lecho Oceánico serán tantos como en su Espíritu Creador Él lo disponga. Lo que tenemos que ver, en la entrada de estos ríos en un Lecho Gravitatorio, es el encuentro de distintas corrientes salvajes en un mismo lecho. Viniendo desde distintos puntos en el Espacio pondrán en movimiento rotatorio ese Lecho; esto de un sitio. Del otro, acorde al valor de la Densidad Gravitatoria de este Campo la presión termodinámica sobre la masa astrofísica final será de un valor o de otro.

Este es el Origen de nuestros Cielos. Cuando Dios le cedió a su Hijo la Palabra tales fueron los Cielos en los que se produjeron los acontecimientos descritos. La Masa Astrofísica General estaba en equilibrio pero sujeta aún a la Presión Gravitatoria Original. Quiero decir, el Radio de los Cielos era Inferior al actual. El Nivel de Energía Gravitatoria en el seno del cual la Tierra vive su Historia, desde el Segundo hasta el Cuarto Día, vino definido por la estructura astrofísica derivada de la ley termodinámica natural al encuentro entre esos ríos y el lecho gravitatorio que Dios levantó como Plancha para la Creación del Edificio de los Cielos. La cantidad de masa por unidad astrofísica de espacio, el año luz, era superior a la actual. La radiación que llegaba a la Tierra durante estos dos Días era superior a la que gozamos al presente. Ese nivel de radiación, de haber prevalecido, hubiese extinguido en su matriz la vida sobre tierra firme. Bajo aquel Nivel de energía estelógica el Árbol de la Vida no hubiese podido dar el Salto de la vida en el Agua a la Vida Mamífera. Los Cielos y la Tierra necesitaban un Nuevo Equilibrio de Energía que permitiera este Salto. Es la Acción que el Hijo de Dios puso en acto cuando abrió su boca.

 

IV

 

En este orden tenemos que desechar la adaptación que la Cosmología del Siglo XX hizo de la Cosmología Newtoniana.

Newton padeció el defecto de todos los genios de todos los tiempos. La Historia de la Ciencia nos enseña cómo cada vez que una ley era descubierta el descubridor adaptaba todo el universo a su ley. Se descubría la ley de la Música y todo el universo era una sinfonía. Se descubre la ley de la mecánica cuántica y todo el cosmos es un artilugio cuántico.

Esto, sumado a la limitación de conocimiento Astronómico de que disponía, condujo a Newton a la proyección de una ley local al universo en su conjunto, de donde se derivaría, y se derivó, una Cosmología abierta a la fantasía de cada uno, siendo más o menos verdad el castillo en el aire por su cerebro imaginado dependiendo del soporte matemático sobre el que se anclaron sus cimientos, y válido, científicamente hablando, independientemente de la negación de la realidad astronómica, una realidad astronómica sin valor delante de los números, y privada de cuerpo sin ninguna  realidad física en función de esos números. Dado que Newton extendió las fronteras del cosmos al infinito su derivación, expansión o contracción, quedó al arbitrio del astrónomo de turno. Derivación ficticia que consumo su patología cuando un simple matemático, sin haber puestos jamás sus ojos en un telescopio se atrevió a crear un universo de bolsillo. Ese día en que Einstein se coronó rey de los cosmólogos la astronomía se convirtió en la ramera de lux al servicio del poder de turno.

Si la raíz es antinatural, el árbol dará frutos envenenados.

No había que ser un genio para llevar a su última consecuencia antinatural la ley de la Gravedad Universal de Newton.

Lo que tiene valor en un área local no puede ser proyectado al universo sino después de una comprobación de ese valor sobre todas las áreas locales. Así pues, saltándose este principio era fácil asumir que puesto que todas las masas se atraen, independientemente de la Gravedad, toda la Masa del Cosmos se encuentra en Expansión o en Contracción. La Cosmología del Siglo XX se decidió por la Contracción. La Revolución de la Radioastronomía negó esta conclusión. Pero la Universidad se niega a cambiar su Doctrina Ideológica.

El hecho es que el Cosmos no se contrae, y por tanto la ley universal de Newton es una falacia. Las masas no se atraen por el hecho de ser masa. El valor de la Gravedad y la naturaleza de la Materia determinan que se atraigan o se repelan y con qué valor se realiza esta acción.

Parece más que evidente que de aplicarse la Ley de la Gravedad Universal a un cúmulo globular su propia existencia es una herejía contra la cosmología infantil del Siglo XX.

Parece más que evidente que de ser legal la Ley de la Gravedad Newtoniana aplicada a la cosmología, la contracción de los Cielos debiera haber ya borrado del Firmamento el Mapa de las Constelaciones del que se ha servido toda vida en el Aire para sus Migraciones durante miles y millones de años.

Sin necesidad de ir más allá en una crítica contra una cosmología pueril, que sería como ponerse a discutir con un niño, la ley universal que rige el comportamiento de la Materia y las Energía en el Espacio es la ley de la Transformación de la Gravedad en Fuerzas físicas por las Estrellas. Esta Transformación es la que gobierna el equilibrio en el Universo.

Pero como esta ley ya ha quedado resuelta en la CREACIÓN DEL UNIVERSO SEGÚN EL GÉNESIS, dejo aquí el tema y recupero el camino por la Noche del Tercer Día a la Mañana del Cuarto Día.

 

V

 

Ni el Cielo fue Azul durante el Tercer Día, ni las Constelaciones brillaban en el Firmamento. Primero, porque el color del cielo depende de la composición química del aire. Y segundo, porque Dios nos había actuado sobre la masa astrofísica celeste desde que la creara.

Ciertamente el encuentro de ríos salvajes sobre un lecho produce una primera acción giratoria alrededor de un centro común, pero conforme pasa el tiempo las aguas se calman y el mar creado se estabiliza. Sin embargo la presión gravitatoria es fuerte en este Origen, y se entiende que con el paso del tiempo igualmente esa presión se iría reduciendo a medida que la masa trasformase la Gravedad en fuerzas, y cayendo la presión interna se produjera una nueva redimensión del radio de las distancias interestelares acorde a la naturaleza de las fuerzas producidas.

Esta secuencia natural implica una cantidad de años a contar en términos astrofísicos. Menor la presión gravitatoria mayor la expansión, hasta alcanzar un nuevo equilibrio final. ¿Pero qué pasará si aceleramos la transición a esta nueva presión creadora de ese equilibrio final? Y lo más importante ¿cómo lo haríamos?

Físicamente hablando, una vez conocida la ley universal que gobierna la relación materia-energía en el Cosmos, tendríamos que acelerar el proceso de transformación de la Gravedad en fuerzas estelógicas. Es decir, en un Acto de Omnipotencia y Todopoder subiríamos la producción de luz y energía cósmica haciendo que la reducción de la presión gravitatoria que en tiempo natural se produciría en millones astrofísicos de años se produjese en años naturales. La consecuencia sería una Iluminación Masiva de los Cielos, provocando como efecto la Expansión de Equilibrio Final que sólo se obtendría mediante el paso de los Años medidos en tiempo Astrofísico. Esta Acción Creadora es la que emprendió el Hijo de Dios al Amanecer del Cuarto Día de la Historia del Género Humano.

Las consecuencias que esta Acción tuvieron en nuestra Historia Universal la veremos en el Día que sigue.

Observamos que si por una parte Dios descubre la Plenitud de la Naturaleza Divina de su Hijo delante de todos sus hijos, cuyo Omnipotente y Todopoderosa Palabra es el Principio a cuya Ley se sujeta la Creación entera, por la otra parte abre la inteligencia de todos a la Unidad de Acción en el Acto Creador del Hijo de Dios con su Padre, en quien tiene toda Omnisciencia y Sabiduría, para darle a los Cielos la Nueva Forma que entonces adquirió: la de ser una Carta Constelacional de Vuelo para las Migraciones de todas las Aves que habrían de ser creadas, de un sitio, y de otro servirle a todos los seres vivos terrestres en la Estabilidad de los Cielos una Referencia de Estabilidad en su propia existencia.

La Creación de esta Magnífico y Maravilloso Árbol de las Constelaciones, cuya belleza despertó en nuestra Inteligencia la Idea de la perfección Divina, no debe hacernos olvidar el Fin Metafísico natural a las Dimensiones de nuestro Universo: “Separar la Luz de las Tinieblas”.

El Campo Cósmico Abierto está sujeto a grandes corrientes de materia nebular flotante. Atraídas por los campos gravitatorios estas Nubes de Materia Cósmicas se abalanzan sobre las galaxias, moviéndose libremente entre unas y otras. Su combustión hace que las galaxias aumenten su brillo, de donde descubrimos su naturaleza cósmica de grandes hornos astrofísicos en los que esas Nubes son reducidas a materia microcósmica, de un sitio, y del otro son transformadas en cunas de planetas.

Creado nuestro Universo no se podía esperar que, tarde o temprano, estas grandes Nubes que sobrevuelan el espacio cósmico abierto fueran a pasar de largo por nuestros Cielos.

Dios cuenta con este encuentro desde el Principio de la Creación de un Nuevo Universo, y articula el Edificio Astrofísico que sustentará la Nueva Vida acorde a la naturaleza de las materia nebular flotante entre las galaxias.

En el caso de nuestro Universo seguía operativa la misma Ley. Tarde o temprano las Nubes intergalácticas descenderían sobre los Cielos.

Ergo: Las dimensiones de nuestros Cielos fueron creadas acorde a este encuentro que habría de producirse y que elevaría la temperatura interna del Campo acorde a la distribución de masa en su interior. En un campo altamente concentrado de materia la elevación de la temperatura será más alta que en otro campo de menor concentración. En fin, las variables con las que el Hijo de Dios jugó durante este Cuarto Día fueron muchas y no menos impresionantes de la primera a la última. El Resultado Final es su Victoria, y esta Victoria suya somos Nosotros.

Queda la cuestión del Tiempo. ¡¡Cuánto duró esta Configuración de los Cielos en el Árbol de las Constelaciones!!

Cabe decir lo que dije. Dios no mide el tiempo acorde a nuestra naturaleza. Él tiene una Alma Creadora, la Creación es su Pasión. Esto se ve en la belleza con la que vistió el Árbol de las Constelaciones y en la Inmensidad de los dos Muros de Defensa que le dio a los Cielos. Los Doscientos Guerreros que lucen el Escudo Globular son un Diálogo de Todopoder y Omnipotencia, pero también de Amor y de Pasión por la Vida, el Fruto Final de toda su Acción. Los miles de Cúmulos Estelares que defienden las Fronteras entre el Campo del Árbol de las Constelaciones y los Guerreros Globulares son el Libro de Ciencia más hermoso y profundo que pueda inteligencia alguna abrir.

Finalmente, ¡cómo hacer posible el Viaje entre las Estrellas sin esta Carta de Constelaciones levantando en el Espacio un Paisaje Fijo, que le da al Campo del Universo una geografía propia en la que las estrellas son montañas y las distancias entre ellas valles y llanuras, caminos hacia el Universo de los universos, el Mundo que Dios creó para ser su Casa, su Tierra, su Paraíso, su Reino!

 

VI

 

En efecto, en el Universo del Tercer Día el desplazamiento por los Cielos suponía meterse en un laberinto en el que la salida sería una odisea perdida. La concentración de materia y su distribución al alimón, sujeta la masa astrofísica globas a las fuerzas naturales producto de la agrupación caótica en un lecho común de ríos de estrellas procedentes de diferentes galaxias, el movimiento en ese bosque cerrado en movimiento sin punto de referencia estático era un suicidio. Únicamente Dios podía internarse en ese laberinto y desde dentro darle una Nueva Forma, crear desde el Caos una Armonía Perfecta, convertir los caminos sin salida en autopistas de vuelo perfectamente cartografiadas hasta el punto de poner el piloto automático rumbo a la constelación que se quiera.

Obra perfecta, obra maravillosa en todas sus partes declarando la Divinidad de su Autor, Jesucristo, el Hijo de Dios, la Palabra que se hizo Hombre, la Palabra que estaba al Principio, cuyo Verbo es el de Dios, porque Dios está en El. El hizo todas las cosas y sin El nada de lo que existe existiría. Y lo que existe por El existe, pues su Padre todo lo hace por Amor a Él, y sin El nada puede permanecer en la existencia, pues todo el que no ama al Hijo no puede permanecer en la Creación de su Padre, YAVÉ Dios, el Autor de la Biblia, Señor del Infinito y de la Eternidad, quien con su Poderoso Brazo Increado le dio al Cosmos la Nueva Forma que mantiene Su Creación. Y nada ni nadie puede vivir en esta Creación de Dios si no tiene a su Hijo por Rey y Señor.

Como Ayer, así Hoy, y por siempre.

 

 

SEGUNDA PARTE

 

DIA QUINTO

PRINCIPIO DE UNA NUEVA ERA

 

Justo es que reemprendiendo este camino recuerde la necesidad de liberarse de la imagen estática del Hijo de Dios grabada en nuestra mente por los siglos pasados, y alcemos la cabeza para mirar de frente al Rostro Vivo de nuestro Creador. ¿Tendré que recordar las palabras del Espíritu Santo?: “ ¿Quién os enseñó a ver al Señor como muerto? ”

Él es la Vida. El recibió un Nombre Nuevo: “Cristo”, el Nombre del Mesías, el Campeón elegido por Dios para ser el Vengador de la sangre de su hijo Adán. ¡El Mayor vengó la muerte del Menor!

Pero Aquel hijo de Dios que se hizo Hombre para que la Ley se cumpliera, pues dice: “De la sangre de un hombre por la mano de otro hombre reclamaré justicia”, cumplimiento de Obligación Moral Divina que implicaba la Encarnación de Aquel Hijo nacido de la Naturaleza Increada de Dios. Este Elegido para ser el Campeón del Hombre y enfrentarse en un Duelo a Muerte al Diablo, Este Hombre era Aquel Dios quien con su Todopoderosa Palabra dijera: “Haya estrellas en el Firmamento de los Cielos para separar la Luz de las Tinieblas ”.

Pues, en efecto, la misma Ley que llamaba en el Día de YAVÉ, “Día de Venganza”, a Victoria al hijo del Hombre, hijo de David, hijo de Adán, hijo de Dios, abría la Puerta de la Justicia a cualquiera de los hijos de Dios, de este o no de este Mundo, del Cielo o de la Tierra, pues siendo hijo de Dios el muerto, cualquier hijo de Dios, cumpliendo el primer aspecto, ser hombre, podía ser levantado para ser el Campeón de Dios y el Vengador del Hombre.

Quiso Dios que su Unigénito, Aquel mismo que con su Todopoderosa Palabra y Omnipotente Brazo nos creó, se levantara para vengar la Muerte de su hermano Menor.

No creía el Homicida que la Encarnación del Hijo de Dios en el seno de una Virgen fuese posible, y ya se jactaba el Asesino de su victoria sobre el hijo del Hombre cuando la Encarnación se hizo. Y aquí nació el dilema de la visualización de Jesucristo “ como muerto ” contra cuya imagen se levantó el Espíritu Santo para recordarles a todos los Fieles que el Señor Vive, y es ante El, el Hijo de Dios en persona que debemos acercarnos y vivir en su Presencia.

Es natural que la Distancia en el Tiempo haya levantado de nuevo esta Imagen Estática, de la que ahora debemos desprendernos. El Hijo de Dios está tan vivo como yo y como tú, que aunque no nos veamos nos manifestamos el uno al otro, uno escribiendo y el otro leyendo. La carne no debe cegarnos los ojos reduciendo la mirada a una estatua enmarcada en una Cruz. El Hijo de Dios Vive.

Aquel Jesús, Dios Hijo, que se hizo Hombre contra la creencia en la Concepción Inmaculada de Cristo en el seno de una Virgen por obra y gracia de Dios Padre, Señor del Infinito y de la Eternidad, quien con su Todopoderoso Brazo redujo un Cosmos a Polvo vagando por un Abismo de un Pozo sin Fondo, Ese mismo Jesús hecho Hombre por nuestra Causa y Vida, y porque su Imagen es la de un hombre en nuestra mente no debe hacernos olvidar que Este Jesús es el Verbo de Dios quien con su Todopoderosa Palabra “Hizo los dos grandes luminares, el mayor para presidir el día, y el menor para presidir la noche, y las estrellas, y los puso en el Firmamento de los cielos para alumbrar la Tierra, y presidir el día y la noche, y separar la Luz de las Tinieblas. Y vio Dios ser bueno, y hubo tarde y mañana, día cuarto”.

Estamos hablando de Dios, y de aquí que anunciando su Encarnación dijera su Padre: “Dios con Nosotros”.

 

EL ÁRBOL DE LA VIDA

 

Dijo luego Dios: “Hiervan de animales las aguas y vuelen sobre la tierra las aves bajo el Firmamento de los Cielos.” Y así fue. Y creó Dios los grandes monstruos del agua y todos los animales que bullen en ella, según su especie, y todas las aves aladas, según su especie. Y vio Dios ser bueno, y los bendijo diciendo: “Procread y multiplicaos, y henchid las aguas del mar, y multiplíquense sobre la tierra las aves.” Y hubo tarde y mañana, día quinto.

Recogemos el hilo de la narración de la Historia del Género Humano.

Resumamos lo expuesto.

La Creación del Árbol de la Vida en la Tierra se produce bajo las aguas “que estaban debajo del Firmamento que separa las aguas que están debajo del firmamento de las aguas que están sobre el firmamento”. Sería bajo las aguas del Océano que las raíces de todas las especies comienzan su Evolución en creciente desde el barro a las primeras Plantas, que colonizan los fondos marinos y según las aguas se retiran se adaptan a la existencia en tierra firme.

Las condiciones térmicas de aquella Tierra dominada por aquellos Dos Grandes Bloques de Hielo en retirada hacia los Polos Geográficos, la Química de aquella Atmósfera surgida de un proceso de Vulcanismo Global, sumadas a la elevada presión gravitatoria a que estaba sujeto el Sistema Solar en el seno de aquellos Cielos, nos plantan delante de un escenario sin conexión ninguna con los presupuestos contra natura forjados por la fantasía de los cosmólogos del Siglo XX, y su mitología pseudo-científico cretino-ficticia haciendo nacer la Tierra en la barriga de una Vaca Sagrada devorando polvo hasta parir la Vida.

Liberados de aquella ciencia-ficción, tejida a medida de la mediocridad de la Universidad del Siglo XX, smoking que la Astronomía debió asumir como propio aun cuando su Revolución Tecnológica le metiera fuego, que lo hizo, a aquel Cosmos existente únicamente en la cabeza de los Ciegos, Einstein su prototipo, castillo en el aire cuyas ruinas, momificadas en maravillosos iconos ante los que arrodillarse, o quedar fuera del Sacerdocio Universitario, dogmas infalibles desde los que medir lo que es herejía y lo que es servidumbre; liberados de esa religión para ciegos, abrimos la Puerta y nos adentramos en la Verdadera Historia del Universo, Cuna del Género Humano, cogidos de la Mano del REY.

El Árbol de las Constelaciones creado, el Árbol de la Vida en su Primera forma: el Reino de las Plantas cubriendo ya las grandes extensiones de tierras que la retirada de los Grandes Bloques de Hielo fueron dejando a medida que el Cuarto Día fue pasando, este Quinto Día comienza sobre un Nuevo Escenario.

Primero: la Presión Gravitatoria sobre el Sistema Solar se ha aligerado en razón de la Expansión del Diámetro de los Cielos por el Hijo producida.

Segundo: la cantidad de energía estelógica, en todo el espectro, que llega de las estrellas a la Tierra ha descendido.

Tercero: la naturaleza química de la Atmósfera ha experimentado una transformación profunda como efecto de la Fotosíntesis.

Cuarto: la disminución de la densidad de gases enrarecidos en la atmósfera le ha dado un nuevo color al cielo. Las condiciones climatológicas a cielo abierto han cambiado.

La suma de estos efectos causa una densidad gravitatoria menor a nivel de superficie terrestre, que incide directamente en el Reino de las Plantas, elevando sus magnitudes físicas en esta misma proporción.

Así pues, independientemente de los detalles que este ensayo deje en el aire, que serán muchos según el área desde el que se penetre en su visión general, durante todo el Día Cuarto el Árbol de la Vida había seguido creciendo bajo las aguas de los océanos y mares en que se dividió el Océano Madre.

La explosión de vida fue enorme. Dadas estas nuevas condiciones gravitatorias la propia vida experimentó esta transformación de estado, surgiendo, como dice el Texto Divino, los grandes monstruos del agua, cepas de las que luego emergería el Mundo de los Dinosaurios.

Sobre las dimensiones de estas primeras cepas vivientes bueno es decir unas palabras.

La disminución de la presión gravitatoria en los Cielos bajó la densidad de la gravedad en la superficie de la Tierra, cierto, pero aparte de este Dato nosotros sabemos que las primeras generaciones de todo sistema basado en una organización compleja suele edificarse sobre el gigantismo. Recordemos los primeros ordenadores y comparemos con los nuevos. Los primeros y antiguos teléfonos con los actuales. Esta ley de reducción del tamaño acorde a la perfección de la tecnología procede de la propia vida. Es siguiendo esta ley que Dios habla de Monstruos. Se trata de las primeras formas gigantes que pueblan las aguas en razón de la simplicidad de sus formas orgánicas. Tenemos en los cetáceos sus descendientes actuales; tomando como punto de referencia a estos parientes lejanos podemos hacernos una idea del tamaño de sus primeros padres, “ los monstruos del agua y de todos los animales que bulleron en ella ” durante la Mañana de este Quinto Día.

Aquella explosión de las primeras ramas del Árbol de la Vida vino acompañada de un Descenso constante del Nivel de las Aguas del Planeta.

Dios había creado un Nuevo Equilibrio Geofísico entre Núcleo y Litosfera cuyos parámetros le sirvieran de marco al Crecimiento del Árbol de la Vida a través de las distintas Eras Biohistóricas. La Retirada de los Dos Grandes Bloques de Hielo hacia los Polos geográficos siguió su Curso, de manera que la presión biológica se fue haciendo mayor según la Evaporación de la aguas fue creciendo por la elevación de la Temperatura Biosférica. Menor la masa de Hielos Terráqueos mayor la temperatura de la Biosfera. Esta Presión Biológica creció hasta sacar el Árbol de la Vida su Tronco sobre la superficie de las aguas y la Gran Rama de las Primeras Aves dio el Gran Salto de la Vida acuática a la Vida aérea. La Vida Marina transformó sus Aletas en Alas.

La Otra Gran Rama del Árbol de la Vida dio su Salto de las Aguas directamente a tierra firme: comenzó con este Gran Doble Salto su Historia el Mundo de los Dinosaurios.

La secuencia que se debe seguir es el Principio y el Fin. La contradicción en la Palabra parece grande, pero es pura apariencia. El Principio es “hiervan de animales las aguas”, y el Fin “Procread y multiplicaos, y henchid las aguas del mar, y multiplíquense sobre la tierra las aves”.

Es decir, Dios sitúa el origen de las especies animales de todos los géneros en la vida marina, que saldrá vía aérea, de un sitio, transformación de aletas en alas; y del otro, costa marina arriba transformando las aletas en patas, proceso de evolución que se llevó en Eras los años que se llevara.

No quiero insistir en el tema del Tiempo; quien está siendo la Estrella de la Historia es el Hijo de Dios, cuya Naturaleza Increada tiene un Reloj de Tiempo acorde a su realidad Divina.

Entendemos que los pasos de aquella transformación de aletas en pata y de aletas en alas, maravilla aparte, no se produjo en una generación, sino que dibujó en la Historia una trayectoria ascendente continua.

Observamos que existen aún peces alados, resquicio final de aquel proceso que tuvo principio y fin, y vida marina mamífera conviviendo sobre los dos elementos, agua y tierra, igualmente resquicios de la última generación con la que se cerró el Gran Salto de la Vida Animal Marina a la Vida Animal terrestre.

Y ya estamos en el Aire, volando sobre la tierra bajo el firmamento de los cielos. El mundo que vemos desde las alturas es un Bosque Prehistórico cuyos árboles siguen la misma ley de gigantismo natural a las primeras especies de los sistemas complejos. Este Bosque Prehistórico cubre toda la tierra que vemos desde el aire. Es un Bosque que produce semilla y fruto, y de cuyo fruto se alimentan todas las Aves de esta Era.

Antes de crear la Vida provee Dios de Alimento; proveyó de alimento con las Cepas de este Bosque a la Vida Marina, y ahora vuelve a proveer a toda vida de Alimento con el fruto y la semilla de este Bosque.

El cielo tiene un Nuevo Color pero no es todavía el Azul.

El Bosque Prehistórico fue el primer hábitat de todas las Especies que saltaron del Agua al Aire. Hacen del Bosque su Hogar y desde el Bosque comienzan a ver cómo el Gran Salto de la Vida Animal, de todos los Géneros, se abre camino desde las costas, y alimentándose del Bosque dan inicio a la Era de los Dinosaurios, aquellos Grandes Leñadores de Bosques, cuyas mandíbulas eran hachas y cuyas dentaduras eran sierras mecánicas derribando árboles, gigantes herbívoros hambrientos cuyo manjar era el árbol.

La reproducción de estos gigantes llenan las tierras que ellos mismos liberan. Reproduciéndose sin cesar, con alimento sin fin para vivir holgadamente, Los leñadores de los Bosques Prehistóricos tienen una Era por delante para crear Valles y Llanuras en los que las Aves acabarán poniendo sus Huevos. Pero entre el Principio, el Gran Salto, y el Fin: reproducirse en tierra firme, la Biosfera vive una Nueva Revolución.

La Fibra Vegetal va un paso por delante de la Evolución de toda vida. En primeras instancia transformó la Química de la Atmósfera, haciendo posible así la vida en ella para todas las especies y sus géneros. Esta Transformación le afectó a su propia fibra, de manera que cuando se produce el Gran Salto la Fibra Vegetal había evolucionado para adaptarse a la Atmósfera que ella misma había producido. La Fotosíntesis sólo había hecho empezar su Trabajo.

En el Día del Gran Salto la composición química de la Atmósfera tenía en el Carbono su elemento fundamental básico. Y el Bosque seguía Respirando.

La Nueva Dinámica, transformación a toda potencia del Carbono como elemento atmosférico rey, dando paso al Oxígeno vino a lomos de un Bosque Prehistórico todopoderoso.

No menos todopoderosos fueron los Leñadores del Bosque, creando Valles y Llanuras en los que sus especies, todos herbívoros, se multiplicaron hasta el infinito. Dieta herbívora sobre la que es necesario decir algo.

Desgraciadamente para el Género Humano la Ciencia se lavó las manos en lo que le concierne a la Verdad, y haciendo de Pilatos entregó la Historia a los intereses ideológicos y políticos de una Universidad entregada a la servidumbre en razón de su universal mediocridad.

Para ocultar esta naturaleza de sierva del Poder la Universidad se creó ídolos, los vistió de números y letras y se los dio a los pueblos por nuevos dioses. Creó una Mitología Cosmológica tocando todos los sectores del Árbol de las ciencias, entre los cuales la Dieta Carnívora del Mundo de los Dinosaurios fue otra más de los ritos a cumplir para llegar a tener un sitio en el templo de los esclavos del Poder del Ateísmo Científico.

El segundo mito que se creó fue el de la Extinción del Mundo de los Dinosaurios por la caída de una estrella del abismo.

De donde se ve, se deduce y se entiende que lo que le es común a todos los intelectos mediocres es la ficción, no la Ciencia, y montando la primera sobre la segunda hacen vivir a todo el mundo en una fantasía insalubre y desgraciada cuya meta es, como se viera en el Siglo XX: la Aniquilación del Género Humano por conflicto insuperable entre la Realidad y la Ciencia-Ficción de la Universidad.

Es verdad que habiendo Dios reducido la Historia de la Creación del Universo a un Jeroglífico, de esta manera omnisciente cerrando el acceso a su Memoria, el efecto fue la frustración de la inteligencia, que habiendo sido creada para elevarse a la Imagen y Semejanza de la Divina se vio discapacitada y disminuida a la de las bestias. Ahora bien, lo uno no justifica lo otro. Al ignorante lo que le conviene es cerrar la boca. Máxime habiéndonos Dios dado por Maestro a su propio Hijo.

Y pues que debe distinguirse entre Desconocimiento e Ignorancia, diré que la Fe con el Desconocimiento conduce a la Ciencia verdadera de todas las cosas, porque donde hay Fe hay lucha, esperanza en la victoria; pero la ignorancia sin la Fe conduce a la Ciencia-Ficción de la Guerra como Arma biológica, verdad que el Siglo XX puso en Acción y este Siglo XXI quiere superar.

Los datos están sobre la mesa de aquellos pocos científicos verdaderos que ya han defendido la Dieta Herbívora del Mundo de los Dinosaurios. En razón de la lobotomización intelectual de los pueblos, y la reducción del ser humano común a la condición de bestias dispuestas para el sacrificio, la mitología universitaria ha exportado a los mass media la imagen carnavalesca de un mundo carnívoro y caníbal inter-dinosáurico del que extraer, como si se tratase de las minas de salomón, una población intelectualmente discapacitada para comprender la patología del aparato intelectual de la ciencia.

Pero con la verdad no se puede jugar sin correr el riesgo de correr hacia los brazos del depredador.

Pero desde la defensa a ultranza de la Universidad de las dos naturalezas humanas, las de los elegidos y las de los comunes, se entiende la transformación final del Ateísmo Científico en Religión.

El Fin marca los medios. Pero el Fin no justifica los medios sino a ojos de un criminal.

En el caso del Creador el Fin era la creación de grandes llanuras y valles, ecosistema global en el que se produciría el Gran Salto de la Vida del Mundo de los Dinosauros al Mundo de los Mamíferos. Dos mundos que no podían coexistir. Uno tenía que dejar paso al otro, lo viejo a lo nuevo.

Este paso se produjo naturalmente. No por colapso ni por tragedia.

Los Pulmones del Nuevo Reino de las Plantas estaban transformando la Atmósfera a ritmo todopoderoso.

El Nuevo Elemento, el Oxígeno, comenzó a ser primario. Y como había venido sucediendo y seguiría sucediendo, a medida que el Reino de las Plantas transformaba su Hábitat, adaptaba su Fibra a este nuevo medio biosférico.

Estos dos factores, la elevación del Oxígeno a Elemento Fundamental Básico de la Atmósfera, y la transformación de la Fibra del Árbol, determinaron paulatina y escalonadamente la Desaparición, por incapacidad de reproducción, de todos los géneros componentes del mundo de los Dinosaurios.

La Falacia de la Cosmología del XX suponiendo que la Atmósfera es igual a sí misma desde el Origen de la Vida en la Tierra a nuestros días dice todo lo que me callo sobre el nivel de la inteligencia de la Universidad. No ser capaz de recrear un proceso tan simple como la necesidad de transformación química de una atmósfera con origen en un proceso de fusión de la Corteza de la Tierra demuestra que la Universidad del siglo XX fue dirigida por verdaderos discapacitados intelectuales, cuya herencia sigue aún gobernando el mundo de la Ciencia.

Desde el Aire y desde el Bosque, pues, vimos crecer el Mundo de los Dinosaurios, extenderse, dominar, reinar, gozar, vestir la Tierra de una explosión maravillosa de Vida de todos los géneros y especies, un Paraíso de Vida en abundancia, regalo de Dios para los ojos de sus hijos.

Los Grandes Leñadores talaron los Bosques Prehistóricos de Fibra Dulce cuyos restos podemos contemplar en el Bosque Prehistórico de Piedra en los Estados Unidos de América. Abrieron Valles y Llanuras. Parecía que la Tierra fuera a ser de aquellos todopoderosos leñadores hasta el fin del mundo. Y en verdad lo fueron, hasta el fin de su Mundo fueron los reyes del Planeta.

Innecesario es hacer números. Lo que no vemos con los ojos no es bueno que lo pintemos con las manos. La Era de los Dinosaurios no fue creada para hacer de la Tierra su Paraíso por la eternidad. Aquella Tierra era un gran jardín de vida del que trasplantar sus especies a un Paraíso, este Sí, creado para subsistir eternamente y llenarse de Especies y sus géneros de todos los Mundos creados por Dios, Creador de Universos.

“Los dioses”, sus hijos, iban y venían de su Mundo al nuestro llevándose de la Tierra familias de Animales y Aves de todas las especies y géneros con las que Dios viste su Paraíso.

Pero volviendo a nosotros, con el paso del Tiempo el Oxígeno reinó la Atmósfera, y marcó el Fin del Mundo de los Dinosaurios y el Principio del Mundo de los Mamíferos.

Las Aves y la vida que se había refugiado en el Bosque ante el avance de la tala de su Hábitat Natural, libres las llanuras y los Valles de sus reyes y señores durante aquel reino de millones de años, comenzaron a bajar a tierra firme y a reproducirse en contacto directo con el suelo. En este Nuevo Escenario se reprodujeron, y se multiplicaron durante los millones de años que Dios dejó al Árbol de la Vida seguir su curso, extender sus ramas, dar origen a nuevas generaciones, y proceder éstas a la adaptación final a esta Nueva Biosfera en la que el Oxígeno vino a ser el elemento rey, y la nueva fibra del Árbol se internaba en su fase final de transformación para ser su Fruto el Plato preferido de la Dieta de toda Vida una vez estos procesos se consumasen durante la Noche del Día Quinto.

“Así fue: Y vio Dios ser bueno ... Y hubo tarde y mañana, día quinto”.

Entendemos que al Hablar de tarde y mañana se habla de Noche, es decir un Tiempo en el que las leyes naturales toman el gobierno de todo el Cuerpo de la Tierra. El telón cae, los hijos de Dios se retiran. Baste a cada día su afán. La Creación de un Mundo es un espectáculo inolvidable.

Desde el Origen Astrofísico del Nuevo Universo a la Expectación de la Belleza de su Árbol Constelacional, desde el Misterio de la Naturaleza de las Raíces del Árbol de la Vida en el Mundo donde plantará Dios su Semilla hasta el descubrimiento de la línea filogenética que recorrerá el tronco del árbol de las especies hasta dar a luz vida para ser formada a la Imagen y Semejanza de los hijos de Dios, el Misterio se perpetúa de Noche en Noche, se revela de Día en Día.

Dios pone todas las leyes en marcha, dirige durante el Día el Movimiento Universal y una vez todas las claves y factores en sus sitios, deja que la Sabiduría trabaje a sus anchas y sorprenda a todos los hijos de Dios para cuando al Alba regresen al Escenario.

Este es el Espectáculo de la Creación a que el Género Humano ha sido invitados a asistir cuando, delante de todos, Dios dijo: “ Mi Padre hará mayores Obras que ésta, de suerte que quedéis maravillados ”. Esta fue la Revolución que tuvo su Comienzo con la Creación de nuestro Universo. Y que fue amenazada de colapso a raíz de la Tragedia que supuso convertir la Tierra en campo de batalla donde aquellos “ hijos rebeldes”, de los que habla Moisés en su Cántico, decidieron jugarse contra destierro Eterno la Conversión del Reino de Dios en un Imperio de dioses más allá del Bien y del Mal.

Semejante Acto de Locura dejó perplejo a Dios Hijo y encendió en Cólera a Dios Padre. Porque habiendo Dios alzado una Pena de Destierro Eterno contra quien volviera a poner sobre la mesa esa Ambición, propia de quien quiere hacer del Paraíso un Infierno, y diciendo “ El que coma, morirá ”, creyendo esos “ hijos rebeldes ” que tentando a Dios Hijo podrían obligar a Dios Padre a ceder y bendecir la Tiranía de los dioses como Forma de Gobierno, vinieron a encontrarse con la Unidad en el Espíritu Santo del Padre y del Hijo, de aquí que el Apóstol y Evangelista escribiera “ encarnado por Obra y Gracia del Espíritu Santo ”. Escribiendo esto dejó Dios claro que la Tentación había fracasado. Y fracasó porque nunca tuvo Futuro, pues como vuelve a decir el Apóstol y Evangelista : “ Al principio era en Verbo ... y el Verbo es Dios ” .

Victoria que el propio Dios Padre declaró en Moisés, antes del Nacimiento al escribir en su Génesis : “Y creó Dios... Y dijo Dios… y Dios hizo… Y Dios vio ser bueno… ”, de esta forma declarando el Dios del Infinito y de la Eternidad, Padre de ese que decía “ Haya Luz ”, que la Unidad entre Padre e Hijo está sellada por el Espíritu de Dios, de aquí que su Sierva, la Iglesia Católica, reunida en Concilio por el Espíritu Santo, confesara esta Unidad diciendo : “ Dos personas distintas y un solo Dios Verdadero ”. Declaración Universal Eterna expresada en el Texto del Génesis, en el que si el que habla es el Hijo y Él es el Brazo de la Acción, la Omnisciencia que mueve ese Brazo es el Padre, de esta forma siendo dos Personas y un único Dios. A cuya Unidad vino a sumarse el Espíritu Santo hecho Hombre, es decir, Cristo, Cabeza de una Casa, formada por todos los hijos de Dios, de la Tierra y del Cielo, su Esposa y Madre de su Descendencia, y esta Descendencia, todos en El una sola cosa, un solo Cuerpo, una sola realidad, un solo ser que recibe de El Naturaleza Divina, cumpliéndose así el Fin de esta Creación, “ hagamos al Hombre a nuestra Imagen y nuestra Semejanza ”.

Mas como: baste a cada día su afán, aquí dejo este trabajo por hoy. En cuyo terreno entraremos el día que viene.

 

 

 

TERCERA PARTE

 

DIA SEXTO

EL ENIGMA DEL PRIMER HOMBRE

 

I

 

El Día Sexto fue un gran día. Un misterio envuelto en un enigma estaba a punto de encontrar la clave que permitiría ver de qué rama y qué línea filogenética sería la que llevaba en su seno la vida inteligente.

La expectación era inmensa, maravillosa, sublime. La Creación es un milagro en vivo, un acontecimiento Divino abierto a seres para quienes por nuestro origen en la Materia es en realidad un vestido demasiado grande, pero que nos hace sentir de maravilla en razón de quien habiendo creados a sus hijos a su Imagen y Semejanza comprendió que mantenerlos lejos de este Escenario sería una negación de su propio Origen Divino.

¿Se puede ser hijo de Dios y tener cerrada la Puerta a la Contemplación de la Creación de Universos? ¿Por muy maravilloso que un Mundo sea de verdad no se convierte en una cárcel infernal si sus fronteras cierran sus muros a la libertad de quienes han sido creados para ser hijos de Dios?

¿Somos hijos del Dios Creador de todas las cosas y en cuanto tales hemos nacido para disfrutar viendo a Nuestro Padre levantando Universos con sus Mundos, o no somos sino un animal más de un Paraíso que en realidad no es sino una especie de Zoológico Cósmico creado por ese mismo Dios que nos llama hijos para que nos quedemos tranquilos en nuestra jaula divina?

La respuesta a esta cuestión ha sido ya respondida. La Presencia de los hijos de Dios durante los Días de la Semana de nuestra Creación lo dice todo. Nunca estuvo en el Corazón de Dios crear un Zoológico de proporciones cósmicas en el que sus hijos vivirían en jaulas maravillosas, anchas como Mundos, pero jaulas al fin y al cabo para quienes teniendo sus Almas en el Espíritu de Dios necesitan vivir la Libertad en el marco de esa Razón.

Ninguna retórica, discurso, sabiduría, dialéctica o ciencia puede dar mayor cuenta de la Veracidad y Pureza del Corazón de Dios que el Argumento de la Presencia de sus hijos a su Alrededor cuando abriendo su Hijo su Boca, dijo : “Hagamos al Hombre a nuestra Imagen y a nuestra Semejanza”.

¿Invitados a contemplar a Dios en su salsa? ¿Únicamente eso, “invitados”?

¡Más! Mucho más. Invitados a contemplar y a participar. Pero vayamos por partes.

Aquéllos que estuvieron presentes, y son testigos de la Creación de nuestro Universo y de nuestro Mundo, después de haber visto todo lo que vieron en los Días anteriores, y comprendiendo que lo mejor estaba por venir, aguardaron el Alba de este Nuevo Acto con el corazón en un puño como quien no puede dormir porque se le hace imposible la espera del día que ha de nacer.

Alegría al despertar; la Noche del Día Quinto fue larga, y también fue sencillamente Divina. Las cuestiones volaban por las arterias desde el corazón a la cabeza, se hacían pensamientos : ¿Qué grandiosos despliegue de nuevas especies sin número activaría el Árbol de la Vida en la faz de la Tierra? La experiencia con sus Mundos propios, cada uno una Rama del Árbol de la Vida de la Creación, les descubría a todos que la Vida Inteligente es el Fruto final de la Creación de cada Nuevo Universo, y que cada Rama, aunque saliendo del mismo Tronco Cósmico de la Vida en el Cosmos y siendo todas regadas por la misma Savia Universal, cada Rama despliega un Nuevo número infinito de nuevas especies. El Amor a la Creación es Amor a la Vida. Y la Vida y Dios comparten la Eternidad desde la Increación. Si pues las Ramas del Árbol de la Vida son infinitas ¡cómo entonces atreverse a predecir el curso que estaba siguiendo la Línea Filogenética portadora de la Inteligencia! Era un misterio que descubrirían en este Nuevo Día.

Y sin embargo la experiencia que Dios le había invitado a vivir ¿a qué podría compararse?

¡Cuál de aquellos hijos de Dios que siguieron a su Padre al otro lado de las Murallas del Cosmos no recordaba, aun Hoy, aquella Tierra abandonada en las Tinieblas, al otro lado de las Costas del Océano de las Galaxias! Señor, una imagen en la penumbra, un recuerdo vagando en la oscuridad, hundiéndose en el pozo sin fondo de la memoria donde acaban desapareciendo esos cosas que no queremos recordar o no merecen la pena ser tenidas en cuenta.

Una Planeta sin apariencia, un pedrusco más en el Abismo, el planeta Tierra, perdido en la inmensidad de una escombrera, golpeado por inmensas moles a la deriva, resistiendo los golpes de restos de estrellas muertas, ruinas de galaxias flotando en la niebla del infinito, una vez orgullo del Espacio ahora fantasmas rocosos sin hermosura privados del menor átomo de energía. ¿Cuánto tiempo tardarían los muros de aquel Planeta en venirse abajo? ¿Qué futuro era el suyo?

A su lado un soldado grande como un gigante mitológico levanta su escudo protegiendo a su señora. Era la Luna. Contra su escudo se estrellan las grandes moles en su camino al Océano de las Galaxias, a su paso cubriendo su piel de esas cicatrices heroicas de miles de cráteres, como viruela en el rostro del coloso.

¿Cuál de los hijos de Dios se acordaba ya, al alba de este Día Sexto, de aquella reina y de su escudero, abandonadas por Dios en aquel cementerio sobre el que los dioses les habían contado su existencia, pero que hasta entonces nunca conocieron? Sólo eso, la palabra de los dioses.

En eso, al Alba del Día Cero de la Semana de nuestra Creación, Dios conduce a sus hijos a aquel Cementerio “del Abismo que estaba cubierto por las Tinieblas”, restos de un Cosmos contra el que Dios desplegó su Infinita Fuerza hasta convertir la Materia a polvo y piedra vagando por el Espacio Vacío, privado por la Eternidad de Energía.

La Obscuridad absoluta, el Silencio de los muertos. El Pozo del Abismo, ¿quién quiere caer en su fondo, al fondo del infinito? Mal sitio para ser condenado a Destierro Eterno, una Caída sin fin en el Abismo. La temperatura es cero absoluto. No hay luz. No hay Vida.

Allí, flotando en aquel Abismo cubierto por las Tinieblas, en la mente el terror ante la idea de ser desterrados de la Creación y arrojados a ese Abismo, estaban todos, antes del Principio de nuestro Universo, arropados todos por el Calor del Corazón de Padre del Creador de la Luz y de las Tinieblas, YAVÉ Dios, el Brazo cuya Fuerza desplegara los rayos de energía antimateria que redujo a polvo galaxias sin número.

En la distancia un Océano luminoso, el Nuevo Cosmos, rugiendo con la alegría de una tsunami creadora extendiendo las aguas de la Creación del Nuevo Cosmos hasta el horizonte que nunca se acaba; una fuente de luz, sólo eso, ¡pero qué luz!

La idea del Destierro perdiéndose en sus venas, Dios hizo una Maravilla y desde la Nada, si visto con los ojos de la cara, creó Dios un Sol y Nueve Planetas, con sus Lunas. En la medida que cada inteligencia capta las leyes de la Ciencia

de la Creación y las adapta a su naturaleza, todos los hijos de Dios presentes en el Acto de la Creación del Sistema Solar se maravillaron conforme en sus inteligencias iba Dios haciendo vivibles a sus ojos los procesos del Salto de la Energía generada por el Cosmos desde la Materia Microfísica a la Astrofísica.

La transformación de la energía dinámica en materia dentro de un campo dividido en unidades de vuelo tal que las multiplicación de la masa al fin de la unidad recorrida dobla su velocidad original por sí misma, siendo el número de unidades de vuelo un infinito pone en ejecución una producción hasta el infinito de masa tras un tiempo de viaje controlado cuyo término es la implosión astrofísica en el origen de las estrellas. Este proceso elevado al infinito es la raíz de las galaxias.

En bruto parece siempre más sencillo esta creación general. Reducimos una galaxia a energía cósmica mediante la aceleración hasta el infinito de su tiempo de existencia; rodeamos esta cañón de energía cósmica de un campo gravitatorio o de espacio-tiempo donde la velocidad se multiplica y con ella la masa de los haces. En campo abierto esto supondría una producción de materia hasta el infinito; pero este proceso de crecimiento hasta el infinito de masa tiene por límite la Implosión Astrofísica. De aquí la geometría original de las galaxias.

Su Origen es una Explosión en cadena una vez alcanzado este Límite de Crecimiento. Mas en el caso de la Creación del Sistema Solar, Dios ejecuta este proceso general sobre un haz especifico, es decir, para que sus hijos entiendan el Proceso General Autónomo en el Origen de la Expansión del Nuevo Cosmos, Dios reproduce el proceso de Creación de las Galaxias a nivel Local.

Sin El no existe Expansión. Él es la Fuente de Energía de la que se alimentan las Murallas de la Creación. A este Nivel las galaxias son cañones disparando gigantescos rayos de haces, todopoderosamente cargados de energía potencial, que al ser absorbidos por este Campo Transformador de Materia Microfísica en Materia Astrofísica hace de Ciclotrón con paredes que no se agrietan y en cuyo Anillo Espiral la materia es conducida al Punto de Implosión Astrofísica. He ahí el Gran Big Bang. Y he aquí el Sistema Solar.

Este Pequeño Big Bang genera el Sol y Nueve Planetas, con sus Lunas. La Implosión Astrofísica expande el Campo de energía creadora, lo hace suyo y la luz Solar viste de color el espacio que le es propio.

La Física de este Proceso es tan infinitamente compleja que únicamente reduciendo a la expresión más sencilla puede dibujarse en la inteligencia. El origen de los Planetas y sus Lunas está en este Campo Creador de Materia Astrofísica. La transformación de la energía cósmica en materia astrofísica ejecuta una traducción de los distintos valores naturales de los miembros componentes del rayo inducido al Salto de una dimensión a la otra. Esto de un sitio.

Del otro lado, el Campo Creador del Sistema Solar fue extendido en un espacio donde la materia flotante a la deriva era atraída por su naturaleza Gravitatoria hacia su interior de la forma que es absorbida el agua por un agujero abierto en el lecho que la sostiene. Esta materia flotante acompaña en el viaje a la energía cósmica derivada y se hace un cuerpo con los distintos núcleos que se van produciendo en el Viaje de una dimensión a la otra. Este Viaje acaba cuando el núcleo mayor alcanza su Implosión Astrofísica, se libera de toda la materia, la expulsa de su cuerpo y hace suyo el campo gravitatorio. Los demás núcleos se relacionarán en adelante con este Astro.

Durante el Viaje de la materia fundamental a la materia astrofísica unos planetas han adquirido un Núcleo más caliente, otros más fríos, unos más densos, otros menos sólidos, dependiendo de la densidad de su Núcleo, densidad que define la reacción particular de su cuerpo con la Densidad Gravitatoria del Campo creado, reacción que determina la potencia de Transformación de esa Energía en Materia Astrofísica. Y por tanto determina el tamaño de todos los cuerpos resultantes.

Este Salto es Invisible, y sólo detectable a nuestros ojos por el remolino que forma en el campo el descenso en espiral de la materia cósmica atraída hasta su Puerta Interdimensional. Aquí en este Puerta se produce la Implosión Astrofísica. Un Pequeño Big Bang en el caso de nuestro Sistema Solar, un Big Bang de dimensiones cósmicas cuando son cientos de millones de estrellas las que cruzan esta Puerta de Implosión Astrofísica.

¡Maravilla para los ojos! ¡Gozo para la Inteligencia! Admiración. Este es el principio de la Vida de todos los hijos de Dios: la Aplicación controlada desde su Principio hasta su Fin por Dios de las Leyes del Universo .

Hasta aquí lo que nos concierne sobre el Origen del Sistema Solar. Así fue creada la Tierra.

 

II

 

No hay palabras en el diccionario ni la lengua puede articular frases que puedan definir la grandeza de este Espectáculo, su belleza, su magnificencia. Es necesario vivirlo para entenderlo. Invitación que el Hijo de Dios nos ha dado y mantiene abierta para todo hombre de toda raza y condición.

Nosotros, volvamos al misterio envuelto en un enigma cuya llave nos ha sido dada por su Creador.

¡Cosa curiosa, pues! Dios recoge en su Mano su creación, el Sol y su Familia, y deja a la Tierra y su Luna en las Tinieblas. ¿Es el desecho que no cuadra en la ecuación? ¿Se ha equivocado Dios en sus números? ¿Le ha salido una hija nacida para ser abandonada a su suerte en las tinieblas al otro lado de las Costas de la Creación?

Dios es Dios, quién se atreverá a preguntarle ¿no la quieres? Dios calla. Dios se va. La Tierra y su escudero se quedan atrás, ¿Dios no vuelve?

Pasa el tiempo. Un cuerpo astrofísico se nutre de su propio campo gravitatorio, en este caso compartido por ambos, Tierra y Luna. Es la fuente de energía que mantiene sus núcleos activos, la fuente de su calor, de su pulso. Como toda energía, su transformación constante reduce su nivel en el tiempo y debilita su escudo en el espacio. Si Dios no vuelve este escudo se y ambas, Tierra y Luna, serán arrastradas a la deriva hasta finalmente ser reducidas a escombros. No es por tanto un término arbitrario ni metafórico el que Dios emplea cuando escribe, hablando de ella:

Al Principio la Tierra estaba “confusa y vacía”.

Respecto a esta VACUIDAD ya lo he dicho todo en la Creación del Universo según el Génesis. En esta Sección toca hablar de la CONFUSIÓN, que ya he hecho.

Las razones que Dios tuvo para dejar a la Tierra en las Tinieblas se relacionan con la necesidad de multiplicar el peso de su Corteza y de acelerar la Sublimación de su Atmósfera, al máximo natural a la temperatura del Cero Absoluto a que estaba expuesta la Tierra.

La Omnipotencia de Dios es referida a su Poder para producir un efecto en el mínimo tiempo natural admisible. Esto implica, científicamente hablando, un conocimiento hasta el infinito de todas las propiedades y parámetros tanto del cuerpo sobre el que se produce la acción cuanto del medio en el que se realiza dicha acción. Y evidentemente esta acción relacionada con el fin que se quiere crear. En este caso una Masa de Hielos dispuesta para subsistir durante las eras geológicas que el Árbol de la Vida en la Tierra pediría para dar su Fruto: Vida a Imagen y Semejanza del hijo de Dios.

Los resultados están a la vista.

Dios se fue. Introdujo el Sistema Solar en los Cielos, unos Cielos en reposo tras su Creación tal cual se vierta en la Sección Anterior, y Dios regresó al Abismo cubierto por las Tinieblas.

Aquí es el Hijo de Dios quien toma el Testigo de la Acción, deviene la Estrella del Espectáculo y abriendo su Boca dice : “Hágase la Luz”. Sobre lo cual ya he dicho todo lo que tenía que decir en la Introducción a la Cosmología del Siglo XXI.

 

III

 

Creada la Luz, el Hijo de Dios conduce a sus hermanos a través del Campo de las Galaxias e introduce Tierra y Luna en el Sistema Solar. Ya conocemos lo que sucedió. Su Núcleos fueron reactivados y fue creado el Firmamento que separa la Biosfera del Espacio Exterior. Fueron creados los mares y los océanos y el reino de las Plantas emergió de las aguas para colonizar las tierras bajo el Sol.

El Árbol de la Vida pone sus pies sobre los continentes, extiende sus raíces y pare el Árbol Prehistórico, ese Transformador de la Atmósfera Primaria que hará posible el Salto de la Vida Animal de las Aguas a la vida bajo el Sol.

Cuando ya parecía todo enfilado hacia la secuencia de este Salto, el Hijo de Dios maravilla a todos sus hermanos y mostrando su Brazo Todopoderoso, el Brazo de Dios, causa la Expansión de los Cielos, configura su Estructura y crea el Árbol de las Constelaciones. Rodea el Hijo de Dios a los Cielos de un ejército de Cúmulos Estelares Masivos, cuyos campos gravitatorios se entrelazan formando una red de hornos Estelógicos en los que la Materia Nebular Intergaláctica es atrapada y reducida a partículas. La materia flotante que escape a esta Barrera devendrá madre de Nebulosas.

Llega la Noche del Cuarto Día. Viene el Día Quinto. Es el Día del Mundo de los Dinosaurios. Toda la acción se produce en este Día entre los Trópicos, franja que será devorada y en la que en su subsuelo descansa el Bosque Prehistórico y todos los organismos que regresaron a la tierra de la que salieron. Al presente es la fuente del combustible basado en sus restos.

El Fin del Mundo de los Dinosaurios es el Principio del Mundo de los Mamíferos. El Oxígeno condujo al Mundo de los Dinosaurios a las páginas de la Historia.

La Noche extiende sobre el Quinto Día su manto de Tiempo. La Naturaleza gobierna los acontecimientos. Sus leyes son perfectas. Mantienen todos los cambios que tienen lugar en la Biosfera sobre la Autopista de la creación de Vida Inteligente, y Vida a Imagen y semejanza de la vida del Hijo de Dios, vida creada para gozar de la Existencia eterna natural a Dios.

El Alba del Día Sexto anuncia el Traspaso del Gobierno de las Leyes de la Naturaleza a las manos del Hijo de Dios, quien abriendo su Boca dice:

 “Brote la tierra seres animados según su especie, ganados, reptiles, bestias de la tierra según su especie.” Y así fue. Hizo Dios todas las bestias de la tierra según su especie, los ganados según su especie y todos los reptiles de la tierra según su especie. Y vio Dios ser bueno.

 

IV

 

Un Nuevo Día ha comenzado. Y como cada Día, este Día trae nuevas maravillas. El Espectáculo de la Creación pasó de lo macrocósmico a lo microcósmico: De las estrellas a las células.

En este Día se va a pasar de la Razón Animal a la Inteligencia Universal a la Imagen y Semejanza de la Divina.

El Mundo de los Dinosaurios pasó. Una Nueva Atmósfera ha sucedido a la Protohistórica. El color del cielo es azul. La Fibra Vegetal se ha adaptado a esta Nueva Atmósfera que ella misma transformara. En el Firmamento lucen las estrellas. Y la Luna, hasta entonces oculta por las condiciones meteorológicas naturales al Mundo de los Dinosaurios, luce alegre en la Noche. El Mundo de los Mamíferos ha nacido.

Los hijos de Dios se asoman a esta Nueva Era el pensamiento puesto en sus propios orígenes. Seres con origen en otras estrellas, en otros planetas, tal vez en otros universos vecinos, contemplan admirados el despliegue de Vida que el Árbol de las Especies extiende sobre la Tierra. Nuevas aves, nuevos, animales y bestias. Son sin número. La Tierra es un paraíso de Fauna y Flora, no inferior ni superior al que lo fueron sus Mundos, pero sí distinto. La Rama de la que procederá la Vida Inteligente marca la naturaleza de las especies que acompañará su Línea Filogenética durante el Viaje de los millones de años que transcurren desde la Razón Animal a la Inteligencia a imagen y semejanza de la del Creador.

Innecesario por su situación más allá de mi imaginación, el despliegue de especies que llenaron la Mañana de este Sexto Día, me centro exclusivamente en la Línea Filogenética de la que surgiría la Inteligencia.

Durante todo el tiempo que los Dinosaurios reinaron las líneas mamíferas existieron y compartieron un hábitat común, el Bosque Prehistórico. El peligro para todas esas especies no se basaba en la dieta carnívora de los gigantes leñadores, sino en su voracidad vegetariana. Su incursión en el Bosque suponía, como no podía ser de otra forma, una exposición constante a ser aplastados y devorados por mandíbulas cuyos paladar no tenían ojos para aquellos habitantes. Todo lo que caía en sus bocas o se encontraba bajo sus patas desaparecía. Era la ley del Bosque Prehistórico. No había ni bien ni mal. Sólo había que salir corriendo. El Dinosaurio no era un depredador, era un leñador.

Fue en aquel ambiente que la rama de los Simios, adaptada a la vida arborícola por evolución de las alas en brazos y piernas, comenzó su andadura entre los primeros mamíferos con origen en el Salto del Agua al Aire. Y entre ellos surgió una familia que se alzó con un lenguaje de comunicación universal anunciando el peligro. Era el Ántropos, el más viejo de todos los Mamíferos, cuya línea filogenética se remontaba a la primera ola que diera el Gran Salto. Los Simios fue la especie de acompañamiento entre cuyas familias el Ántropos encontró su pueblo. Éste creó un Lenguaje de Comunicación Racional anunciando el peligro; reconocido por todos los alejaba de las lindes del Bosque.

Una vez pasados los Dinosaurios los Mamíferos de todos los géneros salieron a campo abierto y llenaron los valles y montes. También emergieron los reptiles. El tamaño físico de todas las criaturas tenía ahora un nuevo patrón universal.

La Tierra seguía siendo un Paraíso. Los hijos de Dios bajaban y se llevaban al Mundo del que venían ejemplares de todas las familias, géneros y especies, pues la Puerta entre el Cielo y la Tierra estaba abierta.

Desde el Bosque, en el que el hijo del Ántropos, el Homo Sapiens, vivía aún como Jefe natural de la especie de acompañamiento con la que vivía desde los orígenes, el Homo Sapiens contemplaba a estos seres que aparecían y desaparecían en los valles bajando y subiendo del cielo. Estos seres tenían una particularidad que los hacía únicos en la Tierra. Caminaban a dos piernas. La Imitación, principio de la Inteligencia, se hizo en el Homo Sapiens. Y bajando el Homo Sapiens a tierra firme comenzó la adaptación de su cuerpo a la vida a dos piernas. Terminado este proceso de transformación de sus pies aerodinámicos antropoides a los pies humanos, dijo el Hijo de Dios:

“Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza, para que domine sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo, sobre los ganados y sobre las bestias de la tierra, y sobre cuantos animales se mueven sobre ella.”

 

V

 

Como en todas las cosas y vengo diciendo desde el principio, la cantidad de tiempo que un proceso de transformación natural a la Evolución implica “tiempo”. De vivir en el Bosque a ser el señor de las bestias había un camino muy largo por delante, que escribió en la Historia el Periodo que llamamos el Paleolítico.

En cuanto a la confusión de familias Sapiens tenemos que entender que las especies de acompañamiento antropoides siguieron a su Jefe Natural en su odisea fuera del Bosque, y que en el camino del Tiempo unas llegaron lejos y otras más aún, pero sólo la Línea del Homo Sapiens, hijo del Ántropos, siguió su curso hasta el Hombre.

La Aventura de este Homo Sapiens durante la Edad que llamamos del Paleolítico fue un movimiento in crescendo que lo condujo a la autoconsciencia de su propio Género, y cuya última etapa la vemos en los Museos de Pintura que nos han dejado en la Europa del Sur, en cuyas pinturas observamos cómo la Imitación de los hijos de Dios que una vez le sacara del Bosque ahora vuelve a sacarle de las Cuevas y de sus Montes, y le conduce al Valle, a campo abierto, donde comienza a imponer su Maravillosa Adaptación al Movimiento Bípedo natural a los dioses.

Este Homo Sapiens es consciente de ser una Línea única en sí misma, separada ya de los Simios, e igual sólo a sí misma.

Entre aquel Homo Sapiens entre Simios que abandona el Bosque y este Nuevo Homo Sapiens que baja de los montes, abandona sus Cuevas y se introduce en los valles y ríos a reclamar el mundo, existe un Mundo de aventuras y gozo. Protegido por la Impresión en el Instinto Animal de las Bestias que causa el Andar de aquel Homo Sapiens  propio de los dioses, el Homo Sapiens reina. Es el Animal más evolucionado del Planeta. Tanto por su Cerebro como por su Constitución Dinámica, el Homo Sapiens de esta época es el Animal con el potencial más poderoso del planeta.

Cuando el Hijo de Dios, en Obediencia a su Padre, les dice a sus hermanos, “Hagamos al Hombre a nuestra Imagen y semejanza”, el contacto entre dioses y hombres comienza.

 

VI

 

Aquí tendríamos que llamar a estrado la Historia de las religiones, poner sobre la mesa el testimonio de todas las mitologías al respecto del origen del Neolítico como el efecto sobrenatural del acercamiento de los dioses a los hombres.

El Neolítico es el Capítulo de la Historia Universal que abre el Verbo del Hijo de Dios, el Verbo que después vino a hacerse Hombre por las razones que la Santa Madre Iglesia Católica nos ha revelado y todos, con independencia de que unos crean y otros no, y otros duden, conocemos. El Origen del Neolítico, punto de inflexión hacia la Civilización, se genera en el acercamiento de los hijos de Dios a las distintas familias humanas.

El Homo Sapiens era el Animal más evolucionado del Planeta, pero seguía siendo un Animal. Su existencia en estado salvaje entre las bestias y animales del Mundo de los Mamíferos de todas las especies de la Era del Paleolítico, cual se deduce de las Pinturas en sus Hogares de Piedra y se infiere de sus construcciones megalíticas, fue una existencia maravillosa en un Planeta exultante de vida que había dejado atrás edades de Hielo y se había encaminado a una Edad Templada, ya presente, como se ve en el retrato que se hacen ellos mismos, siempre desnudos.

El Homo Sapiens lleva en sus genes la fuerza de la Vida. Él es el fruto del Árbol de la Vida que echó sus raíces en la Tierra, despegó su tronco de las Aguas y extendió sus ramas por todos los Continentes. La Evolución Natural había llegado a su Fin.

Pero la Meta de la Creación, no. Es el Creador quien recoge en sus manos el Movimiento, y desde este momento comienza la Historia Sobrenatural del Hombre.

 

VII

 

Dios reparte las primeras familias humanas entre sus hijos, los dioses de las primeras mitologías y religiones, estableciendo en la Tierra zonas de influencia con el fin de proceder a levantar en nosotros el concepto de Civilización, a la vez que proyecta las civilizaciones de origen de cada uno de sus hijos en los Pueblos Originales del Género Humano. Este fue el Proyecto que Dios puso en manos de sus hijos. Este fue el Principio del Neolítico.

El término de aquel Proyecto era unir a todos los pueblos de la Tierra en un Reino, cuya Corona se le daría Dios al Primer hombre a quien Él llamaría “hijo”. De aquí que los pueblos de aquellos tiempos dijeran que “la corona bajó del Cielo”, queriendo decir con esto que la elección del primer rey que conoció el mundo recibió la corona por elección Divina. Y el mismo Dios en el Cántico de Moisés dice “Distribuyo Dios las familias de los hombres entre sus hijos, pero Jacob es la porción de YAVÉ”. Siendo Jacob hijo de Adán se entiende que por el que estaba se refiriera Dios al que no estaba, su Elegido, para ser el rey de los hombres, el Primer Hombre: hijo de Dios, nuestro Adán, padre de Jacob, padre de David, padre de Jesús, hijo de María, hijo de Sara, hijo de Eva.

Observamos también que la proyección de las distintas Civilizaciones naturales a los hijos de Dios sobre nuestro Mundo es la causa de las particularidades que, después de la Caída, marcaron diferencias en las respuestas mentales y los comportamientos de los pueblos nacidos de aquella fase civilizadora, hasta el punto de levantar barreras de encuentro que conforme pasó el tiempo se hicieron verdaderos muros contra el entendimiento entre Miembros de una Misma Familia Biológica.

Como siempre, los milenios que se emplearon en la Edad del Neolítico se comprende desde la Naturaleza Sobrenatural de quien abriera nuestra Historia a su Mundo.

El éxito del Proyecto de Formación del Hombre a Imagen y Semejanza de los hijos de Dios contó con la bendición del Creador de la Tierra. De haber fracasado o de no haberle gustado el resultado no hubiese bendecido la multiplicación de los seres humanos en ella. La Ley de la reproducción es firme: creó Dios al hombre a imagen suya, a imagen de Dios le creó, y los creó macho y hembra; y los bendijo Dios, diciéndoles: “Procread y multiplicaos, y henchid la tierra; sometedla y dominad sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo y sobre los ganados, y sobre todo cuanto vive y se mueve sobre la tierra”. De donde se ve y se entiende que el ataque actual de los poderes contra el Macho de la especie Humano es un delito contra Dios y el Género Humano. Esto de un sitio, del otro que la reproducción procede de la unión del Macho y la Hembra y todo lo que traspase este límite y anule la Necesidad del Macho y de la Hembra en el Acto de Reproducción del ser humano es Delito contra el Hombre y contra su Creador.

E igualmente en el orden de la Reproducción, y en este orden, Macho y Hembra devienen Padre y Madre. Mas en el contexto de la Sobrenaturaleza Humana, es decir, en el orden de los hijos de Dios, el Hombre y la Mujer son dos seres personalizados, individualizados, que tienen su existencia consciente en cuanto Creación. De manera que tan delito es negar la existencia del Macho y de la Hembra como Dos seres que devienen una sola Realidad en el Acto de la Procreación, en el que se complementan y existen como si fueran una sola Vida, cuanto es delito negarle a ambos esa Personalidad Consciente, Autosuficiente e Individual a imagen de la Vida de nuestro Creador.

Como ya he dicho y se entiende del conocimiento de la vida en la Tierra, la llamada extinción de las especies procede de diferentes focos naturales, y uno de ellos es la pérdida de fuerza reproductora que todas las especies experimentan conforme el Tiempo pasa. Ninguna célula tiene por sí capacidad para reproducirse hasta el infinito.

Independientemente de las medidas, incluso los virus pierden fuerza de multiplicación hasta extinguirse por ellos mismos una vez alcanzado el número de multiplicación que le es natural a su cepa.

Este sentido de la extinción ha nublado la razón animal del ateísmo científico por en cuanto al querer proyectar la sobrenaturaleza reproductora de la especie humana a las demás especies sus genios tenían que concluir que la extinción procede de mecanismos violentos inscritos en la naturaleza. ¡Para nada! La extinción de las especies es un mecanismo natural en el orden de la Vida. La fuerza reproductora de las cepas de las especies no tiene el Infinito por fuerza. El Tiempo las consume y las especies comienzan de forma natural su cuesta hacia la extinción.

En el caso humano la Bendición Divina sobre la base de la Reproducción del Macho y de la Hembra elevó este número al Infinito. Ciertamente observamos que la multiplicación de los seres humanos a partir del Neolítico es exponencial. Las familias que viven aisladas y se mueven aisladas, comienzan a crecer, se hacen tribus, sus desplazamientos se amplían; su fuerza se hace mayor y su dominio de las tierras crece. Se atreven a dejar las cuevas y los montes, se construyen poblados y finalmente dan lugar a la creación de las primeras ciudades.

El ritmo de crecimiento de las familias humanas de las que descenderán Adán y Eva y su Pueblo fue imparable. Y con este crecimiento se hizo mayor el poder de movimiento.

Este Movimiento se consumó en Mesopotamia, la región en la que familias venidas de todas las regiones conocidas, África, Europa y Asia, se unieron en un solo pueblo, con sus ciudades. Sus dioses les inspiraron este movimiento hacia el Paraíso. Dios les dio un rey. Las Civilizaciones en las que han sido formadas las mentes de las distintas familias humanas se fundieron en una sola y única. El Hombre alzó su mirada a los siglos.

Hombres y mujeres de todas las familias se unen en el acto de reproducción en plena libertad, siempre bajo la ley de la Unión Sagrada del Macho y la Hembra en una sola realidad, la Familia, en cuyo seno ambos devienen Padre y Madre.

Es una Sociedad creada desde la bendición de Dios y alimentada por la Fuerza Divina. El Hombre, él y ella, es Alma Viviente. Su ser se rige por la ley natural en tanto que Creación, y por la ley divina en cuanto Persona a la Imagen y Semejanza de su Creador.

Elegido el Rey, el Primer Hombre, el nuevo hijo de Dios, Dios comienza a cerrar este Día, diciendo : “Ahí os doy cuantas hierbas de semilla hay sobre la haz de la tierra, y cuantos árboles producen fruto de simiente, para que todos os sirvan de alimento”.

La revolución Agrícola del Neolítico se cierra. La Dieta del Homo Sapiens, viviendo de las semillas y frutos del Bosque desde el Principio de los tiempos, amplía su Dieta al Cultivo de la tierra. La Agricultura deviene el pan de cada día.

El Rey cultiva la tierra, es un labrador. No hay Ocupación Social más general y elevada que ésta. El Cultivo de la tierra es la base de la existencia de la vida del Hombre, ¿qué otra ciencia o arte puede ser más digna y trascendente para la vida de la Humanidad que la del labrador, la del agricultor?

La tierra es bendecida con la Fuerza creadora con la que Dios invistiera el acto reproductor del Hombre. La tierra ve elevada su fuerza al infinito; le es dada fuerza para mantener seres vivos en esa misma proporción. La lucha por el sustento queda resuelta.

El Árbol de la Vida ha llegado a su Plenitud. La Revolución Agrícola del Neolítico no sólo le abre horizontes a la civilización del Hombre sino que la implica en las Alimentación de todas las especies. Con ella comienza la Domesticación de los Mamíferos.

El Reino del Hombre ha sido formado. Su reino extiende su cetro por las Primeras Ciudades de Mesopotamia y desde sus puertas Adán contempla los Milenios.

El Ser humano es consciente del Tiempo, de su Vida en el Tiempo, de su Acción en el Tiempo. El reino de los hombres, con su rey, Adán, formado a Imagen y Semejanza de los hijos de Dios, recibe la Misión Sagrada de Extender el Reino de Dios, al que su Corona sirve, a los confines de la Tierra.

Esto consumado, cae la Tarde, viene la Noche del Día Sexto. Dios deja las leyes de su Creación seguir su Curso.

 

DIA SÉPTIMO

 

El Día Séptimo es de Día de Descanso. Dios cree consumada la Revolución que puso en movimiento al abrir su Creación a todos sus hijos. Todos han visto lo que nunca vieron y creído lo que algunos pusieron en Duda, la Naturaleza Divina de Jesús, Rey de reyes y Señor de señores del Imperio de los hijos de Dios.

Todos han sido visto y todos han participado en la Creación de este Nuevo Reino, el Reino del Tercer Día de la Primera Semana de las Creación. Todos han obedecido y gozado siendo parte del Acto Creador. Pero ahora le toca a su Hijo Menor, Adán, y a su Pueblo coger el testigo de la Historia de su Mundo con la que se escribirá la Historia del Género Humano.

Todo ha sido perfecto. El Corazón de Dios descansa. Los ojos de Dios ven el Futuro del reino de Adán, su hijo Menor. Las ciudades se multiplicarán, las familias humanas de todos los rincones de las regiones se sumarán a la Civilización, vendrán a ser Ciudadanos del imperio del Hijo de Dios, cuya Corona en el Mundo ha puesto el Dios de los dioses en la cabeza de su hijo Adán. La Paz y el Amor que proceden de la Fraternidad Universal serán regadas por la Sabiduría, que le abrirá la Omnisciencia Creadora a la Inteligencia Humana, levantando su Mundo hasta alcanzar la gloria de la libertad de los hijos de Dios.

Es la visión de un Padre cuyo Corazón está exultante por el nacimiento de un hijo nuevo. No hay en su Pensamiento de Padre ningún acontecimiento fuera de este cuadro histórico. Las leyes de la sobrenaturaleza que Él le ha comunicado a su Creación harán su trabajo. Nada que temer, ninguna nube en el horizonte.

El paisaje desde el Edén cubre los Milenios con ciencias hasta entonces por descubrir y que Dios hará llover como lluvia de sabiduría regando la esperanza de vida Inmortal de todos los hombres.

 

FIN

Digitalizado por Raúl Palma Gallardo para

“EL VENCEDOR EDICIONES”

www.cristoraul.org

 

uw sólo le pertenece a quien es CDis Verdadero-