CONCILIO
VATICANO SIGLO XXI
CONCILIO
UNIVERSAL DE ADORACIÓN DEL HIJO DE DIOS
Esta es la Voluntad
Presente de Dios:
“Unifíquense todas las
iglesias en una sola y única"
CRISTO RAÚL Y & S
I
JESUCRISTO,
Cabeza UNIVERSAL de la
Iglesia
“He aquí lo que les dice el Vencedor, el
que tiene una piedrecita con un nombre escrito que sólo conoce el que la
recibe, el que tiene el nombre de Dios y el nombre de la ciudad de Dios, a
todas las iglesias”:
1
Todos los Obispos de las iglesias de la
Plenitud de las naciones católicas, sin excepción, se congregarán en sus
naciones para la Adoración del Hijo de Dios, Cabeza Universal de las iglesias,
declarando ante los Cielos y la Tierra a Jesucristo: “Sumo Pontífice Universal,
quien con su Todopoder y Sabiduría sostiene la Fe de su Casa y de su Reino en
la Veracidad de Dios: Padre e Hijo: “Dos Personas Divinas Verdaderas”, en quienes
vive “un único espíritu”, cuya Encarnación fue gozada por los Cielos, porque la
división que el Diablo quiso abrir entre Padre e Hijo no pudo siquiera hacer saltar
una chispa en la Unidad del Padre y del Hijo en el Espíritu Santo de Dios. Pues
así dice Dios a sus siervos, del Nuevo Templo: “Sed santos porque vuestro Señor
es Santo”. Santidad que nunca pudieron alcanzar los sacerdotes del Viejo Templo,
a quienes dijo Dios: “Sed santos porque yo soy santo”. Mas esa Santidad no la
vio nunca nadie; de aquí que Dios quisiese encarnar a su Hijo, en quien vive este
“espíritu santo”, a fin de que los siervos del Nuevo Templo pudiesen ver en su
Señor al Siervo creado a su imagen y semejanza, nacido para ser hijo de Dios a
la imagen y semejanza del Primogénito de todos los miembros de la Casa de Dios.
Pues Dios dirigió toda la Historia del Mundo
Antiguo al Encuentro de aquel Acontecimiento gracias al cual la Creación pudo
ver cara a cara a su Creador, y quedando absorbida por el Alma de la Criatura la Imagen Verdadera a la que fue
llamado el Hombre, cuando el Hijo de Dios Hijo: “Hagamos al hombre a nuestra
imagen y semejanza”, esta Imagen: JESUCRISTO, volase por los siglos hasta
llegar a nosotros: siendo Señor para unos, Padre para todos, Rey Universal Sempiterno,
investido de los Poderes de Dios, su Padre,
en quien Él lo tiene todo, para gobernar los Pueblos de su Mundo y Universo desde el Amor del Creador a su Creación.
Observamos en las Escrituras que la destrucción
del Viejo Templo vino a cuenta de los delitos contra la Santidad a la que fueron
llamados, pues los siervos, acorde a la Ley de Moisés, se pusieron el vestido
de la santidad para encubrir los crímenes perpetrados por sus pasiones. Lección
de Sabiduría que debe hacer temblar a quienes desde el Nuevo Templo reproducen
esos mismos delitos, pues se ve que el Contrato entre el Siervo y el Señor está
en el cumplimiento de la Adoración, que se manifiesta en el Sacerdocio a la imagen
y semejanza de Cristo, la visión de cuya
Santidad vive escrita en el Corazón del alma de quienes son llamados a servirle
aquí en la Tierra y en los Cielos por la eternidad, sin cuya Imagen Viva en
ellos los rebaños no podríamos acceder a vivir en nosotros la Semejanza de Dios
acorde a nuestra humanidad, y, por consiguiente, la consciencia del espíritu, por la que devenimos Ciudadanos
del Reino del Hijo de Dios, Herencia de nuestro Padre de los Cielos, no podría existir en nosotros. De donde se ve que la
vida de los rebaños depende de la santidad de los pastores; de manera que siendo
los pastores malos siervos, las ovejas y los corderos, vendidos a los lobos y
los ladrones, devorados sin misericordia, enciende en el Señor el fuego de su Celo
por la Creación de su Dios, y una vez desatado no se consume hasta no dejar piedra sobre piedra, hecho histórico
del que se desprende que ante Dios todos los seres somos Iguales, y por el
mismo delito responde ante su Justicia, desnudo, el delincuente, sea judío, sea
católico. Dios no tiene dos medidas, una para el ciudadano y otra para sus
gobernantes, una para el pastor y otra para la oveja; creer esto es una Abominación
Maligna. ¿O acaso no era Satán un hijo de Dios antes de declararle la guerra al
Espíritu Santo? La Personalidad del que escribe: “Sed santos porque yo soy santo,
sed santos porque vuestro Señor es santo”, ha sido forjada en los fuegos del Infinito
y de la Eternidad, sobre lo cual dice la Sabiduría: “Yo soy Dios, Yo he sido formado,
y no habrá otro después de mi”. Creer
que con este Dios se puede jugar al descubrimiento de un talón de Aquiles
lanzando contra el cual la flecha se pueda obtener el SEÑOR YAVÉ DIOS su bendición
para situarse mas allá de la Justicia en
razón de quién sea el delincuente, rompiendo de esta manera la Igualdad del
Creador al que somos alzados todos los Ciudadanos del Reino de su Hijo, la sola
idea de ese pensamiento es Cizaña del Infierno, semilla del Diablo, la lluvia
de la que se alimenta este árbol Maldito viene de la Muerte.
A Dios nadie le vio jamás, y no conociéndolo
era imposible que el Templo Antiguo y el Hombre Viejo pudiesen agradar al Dios de
quien sólo conocieron el Nombre. La relación
con un Dios Invisible únicamente podía conducir a los siervos de aquel Templo a
su destrucción, horizonte en el que se movieron todos los Profetas, pero si los
siervos fueron cegados y los reyes se sacaron los ojos la deducción de la culpabilidad
divina en la destrucción de su templo y reino había que buscarla en la
Necesidad de la Muerte de Cristo. Necesidad de la que se desprende que el Hombre
no es el centro del universo ni la medida de todas las cosas. La Creación entera
fue puesta en situación de jaque mate por una generación de hijos rebeldes que
creyeron poder arrastrar a Dios a declarar a sus hijos más allá de la Justicia,
de la Ley y de la Sabiduría misma; generación malvada y perversa que quiso desterrar
de Dios la Santidad que vive en el Creador de Cielo y Tierra.
Tanto más excelente el Nuevo Templo, según
leemos en las epístolas del Espíritu Santo, por cuanto el Viejo fue sujeto a la
Ley de la Muerte, mientras que el Nuevo recibió de Dios la vida eterna, según leemos:
“Las puertas del infierno no prevalecerán contra tus muros”. Y no será porque sus
muros no hayan sido atacados, de lo cual la Historia Universal del Cristianismo
es testigo delante de todos. Victoria de Dios, no de los hombres, porque según leemos,
desde dentro de la Casa le salieron enemigos a la Esposa del Señor, arrastrando
su Cuerpo a las mazmorras de sus pasiones, cumpliéndose en ellos la palabra del
espíritu Santo: “Por vuestra causa es blasfemado el nombre de Dios entre las
naciones”. Pero ni la Muerte ni el
Diablo pudieron arrojar a la Esposa del Señor Jesús al fuego del Infierno, cumpliéndose
en su Victoria la Palabra Todopoderosa de la Verdadera Sabiduría:
“No todo el que dice: ¡Señor, Señor!
entrará en el Reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre,
que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: ¡Señor, Señor! ¿no
profetizamos en tu nombre, y en nombre tuyo arrojamos los demonios, y en tu
nombre hicimos muchos milagros? Yo entonces les diré: Nunca os conocí; apartaos
de mí, obradores de iniquidad. Aquel, pues, que escucha mis palabras y las pone
por obra, será el varón prudente, que edifica su casa sobre roca Cayó la
lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos y dieron sobre la casa;
pero no cayó, porque estaba fundada sobre roca. Pero el que me escucha estas
palabras y no las pone por obra, será semejante al necio, que edificó su casa
sobre arena Cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos y
dieron sobre la casa, que se derrumbó estrepitosamente.”
En efecto, lluvias, torrentes, vientos,
terremotos y maremotos, ¿Qué combates y asedios no ha resistido la Esposa del
Señor? ¿De su existencia no se deduce la Sabiduría de quien la edificó? Visto
lo leído y aprendido, ¿de quien será la gloria de la Victoria de la Casa de Dios,
de los siervos o de su Señor?
Por esto:
2
Cada iglesia de cada nación, con la plenitud
su pueblo, se reunirá en el Espíritu Santo para realizar la Adoración del Hijo
de Dios, en Unión con el Jefe de los Pastores del Señor Jesús en la Tierra; esta
Congregación de los Santos elegirá y enviará un Portavoz de la iglesia nacional,
quien permanecerá en Roma hasta la Consumación del Concilio de Adoración del
Señor Jesús realizado en nombre de la Plenitud de las Naciones Cristianas.
La Congregación Universal de los Obispos
de la Plenitud de las Naciones declarará a Jesucristo: Dios Hijo Unigénito: “Rey
Universal Sempiterno del Género Humano”. La iglesia que se niegue a la
Adoración Universal del Hijo de Dios será cortada del Árbol de la Vida, y
arrojada al fuego.
Todos los Sacerdotes y Obispos de las
naciones católicas se congregarán en las capitales de sus provincias, con sus
pueblos, para la Adoración del Hijo de Dios en el Día de la Proclamación de
Jesucristo por todos los obispos de la Iglesia de la Plenitud de las Naciones
Cristianas.
La Congregación Universal de los Obispos
abrogará el Poder de Santificación del Vaticano. Sólo el Señor conoce los
secretos de todos los hombres y sólo a Él le compete declarar quién es quién. La Santidad del Hombre no viene del hombre,
sino de Dios, y no necesita quien es santo por voluntad divina que nadie aclame
su Gracia: ser familia de Dios es su Gloria.
La Congregación Universal de los Obispos
de la Plenitud de las Naciones Católicas abrogará todo Juramento de Obediencia
por parte de las Ordenes hacia hombre o mujer alguno; todo Obispo, todo
sacerdote, todo hombre abandonará relaciones de Juramento que atentan contra la
Obediencia Divina debida del Siervo a su Señor, del Ciudadano del Reino de Dios
a su Rey Sempiterno, Jesucristo.
Todo Juramento es Pecado:
“No perjurarás, antes cumplirás al Señor
tus juramentos. Pero yo os digo que no juréis de ninguna manera: ni por el
cielo, pues es el trono de Dios; ni por la tierra, pues es el escabel de sus
pies; ni por Jerusalén, pues es la ciudad del gran Rey. Ni por tu cabeza jures
tampoco, porque no está en ti volver uno de tus cabellos blanco o negro. Sea
vuestra palabra: Sí, sí; no, no; todo lo que pasa de esto, de mal procede”.
Ergo:
La Obediencia Primera y Final del
Sacerdote es debida al Señor Jesús. La Orden que se rebele contra la Obediencia
Suprema y Directa al Señor Jesús, prefiriendo la esclavitud del Juramento a
hombre, sea abolida, los rebeldes sean expulsados de la Iglesia.
Los Pastores de los Rebaños del Señor
Jesús, rendidos a la Adoración de Dios Padre en Dios Hijo por el Espíritu Santo,
a quienes su existencia y vida está consagrada, deben Obediencia directa a su
Señor; cualquier sujeción de esta Obediencia Suprema al Señor a una Mediatura,
sea papal o monárquica, es rebelión contra Dios, quien compró con la sangre de
su Hijo un Cuerpo de Sacerdotes cuyas almas son una sola cosa con el Espíritu
Santo de su Sabiduría.
La Jefatura de Pedro no se relaciona con
una teocracia ni con la tiranía del Siervo contra sus hermanos los pastores del rebaño del Señor al que
sirven. No fue Pedro, ni es el sucesor de Pedro quien abre la puerta por la que
sus Rebaños hacen su camino al Encuentro del hijo del Hombre. El Señor Jesús es
la Puerta y el Camino. El Señor quita y el Señor pone. El Obispo que cree que
tiene el Poder de su Señor sobre sus hermanos en el sacerdocio de los Pastores
de Cristo es un necio. Todo sacerdote es elegido de Dios Padre para ser templo
del espíritu Santo al servicio de Dios Hijo. Terribles males les sobrevinieron a
los Rebaños del Señor Jesús por una generación de obispos necios que arrojaron a
la Santa Madre Iglesia a las mazmorras de sus pasiones criminales; sus sueños
de grandeza devinieron la pesadilla de las naciones.
La gloria de la Santa Madre Iglesia no
está en el oro y en la fuerza de las armas, su Fuerza vive en el Amor de su
Esposo, y Padre de sus hijos, a quienes Dios, estando ellos en el seno de su Padre,
le dijo: “Tu Descendencia se apoderará de las puertas de sus enemigos”. Palabra
Invencible, según vemos todos en la Herencia de Dios a la Esposa de su Hijo a
quien vistiéndola con su Verbo: “Las puertas del infierno no prevalecerán
contra mi Iglesia”, la hizo Invencible, según se nos informa leyendo la
Historia universal del Cristianismo.
La Congregación de los Obispos de la
Plenitud de las Naciones cristianas abrogará la Administración de la Confesión
a los Menores de Edad. El Poder de Perdón de los Pecados conferido por el Señor
Jesús a sus hermanos en el Obispado es respecto a la Conciencia de la Criatura
para con su Creador; estando sujeto el Procreado a la Tutela del Procreador, su
Conciencia no tiene capacidad de Juicio para comprender qué es Ofensa a Dios, y
por consiguiente no tiene Consciencia de Pecado. La Confesión será administrada
sólo al Cristiano libre de la Tutela de la Procreación, cuando la Criatura
entra en relación directa con su Creador.
El Poder de la Confesión termina donde
comienza el Delito. La Absolución del delito contra las leyes humanas sólo
encuentra absolución tras la puerta de la sujeción a las consecuencias penales
del acto delictivo consumado. Todo acto de absolución confesional sobre delito
penal es una rebelión abierta contra la Justicia de Dios en los hombres, que se
manifiesta en la Tierra en las leyes para el Crecimiento de las Naciones en la
Paz y la Libertad.
El Poder de las Llaves del Reino de los
cielos es referido al Cuerpo de Cristo, que es la Iglesia. Su referencia al
Juicio Eterno es un Error Medieval por el que se anula la Gloria del Juez
Todopoderoso y Omnipotente, Jesucristo. La Congregación Universal de los
Obispos depondrá su Error.
Aquí está el Poder conferido por el
Señor a sus siervos en las Llaves del Reino de los cielos:
Todo sacerdote, del rango jerárquico que
fuese, que sea hallado en delito contra las leyes, rompe su Contrato con Dios;
debe abandonar inmediatamente la Propiedad del Señor, entregar todos los
poderes eclesiásticos y buscar su absolución en la satisfacción penal que el
acto delictivo requiere; de negarse a abandonar la propiedad de la Iglesia la
congregación sacerdotal acudirá a las leyes llevando al rebelde a los
tribunales por invasión de la propiedad de la Iglesia. Pues, si quien salva un
alma limpia la suya de una multitud de pecados, quien con sus pecados condena a
muchas almas, apartándolas de Dios ¿de qué castigo será merecedor? Cual su
nombre indica: “las llaves del reino de los cielos”, su Poder se refiere a las
cosas de la Iglesia. El Juicio Final por el que el alma es admitida o rechazada
en el Paraíso de Dios es un Poder que le pertenece exclusivamente a Dios Hijo
Unigénito.
Las Congregaciones de los Obispos, en
Adoración del Señor Jesús, llamarán a las iglesias de las naciones a
congregarse en Unidad para la Adoración del Hijo de Dios. Los Obispos y
Pastores de las iglesias que no acudan a la Llamada del Señor serán borrados
del Libro de la vida, no son iglesia, el pueblo que los sigue queda expuesto al
Juicio de Dios.
En la Adoración que viene de la
Obediencia a la Voluntad de Dios, todo anatema y sentencia contra la
declaración de separación de las iglesias quedará abrogado por la Unidad
restablecida en Jesucristo. La Congregación Permanente, en unión con su Cabeza
Suprema, Jesucristo, permanecerá en Roma hasta que la Unidad Universal se
consume
II
JESUCRISTO,
REY UNIVERSAL SEMPITERNO
La Congregación Permanente Universal de
los Obispos de la Plenitud de las Naciones, siguiendo la Proclamación que se
realizara en el Cielo: “Dios Hijo Unigénito y Primogénito Jesucristo ¡Rey
Universal Sempiterno!”, proclamará la Coronación de Jesucristo sobre todas las
Naciones del Reino de Dios en la Tierra, llamando a las casas monárquicas que
secularmente ejercen potestad sobre las naciones cristianas, a depositar a los
pies del Señor sus coronas y cetros; quedando por la Obediencia absueltos del
delito de Rebelión contra la Corona del Rey Universal que pesa sobre sus casas,
pasando libremente a la vida privada cristiana como Ciudadanos del reino de
Dios.
La Proclamación, como la Adoración, será
realizada por los pueblos en su plenitud, en las capitales de provincias de las
naciones cristianas, al frente sus Obispos, sacerdotes y pastores, en alto
proclamando el Pueblo su Condición de Ciudadano del Reino del Hijo de Dios,
sujeto a Obediencia al Rey Sempiterno, Jesucristo.
Las casas monárquicas que ejercen corona
sobre las naciones cristianas, que se nieguen a poner a los pies del Trono de
Dios sus coronas y cetros, serán declaradas en rebeldía contra el Reino de
Dios; sus miembros serán declarados fuera de la Iglesia y su entrada en la
Propiedad del Señor será prohibida a todos los efectos.
Los Gobiernos Cristianos declararán
abolidas las monarquías; si los Gobiernos sobre las naciones cristianas se
alzan en rebelión contra el Rey, sirviendo al rey rebelde a Dios, los ejércitos
del pueblo cristiano se levantarán para deponer a los Rebeldes, depositarán a
los pies del Señor corona y cetro, y proclamarán la Adhesión sempiterna de la
Nación al Reino de Dios, borrando de sus banderas los emblemas rebeldes e
inscribiendo el Signo de la Victoria, la Cruz de la Resurrección.
La Plenitud de las Naciones Cristianas
realizará Proclamación Universal en Día Señalado, para que su Voz suene al
unísono en toda la Tierra y sea recogida en el Cielo para la Misericordia del
Juez Universal sobre las Naciones de la Tierra en el Día del Juicio Final.
Al cierre del Concilio Universal, la
Unidad Cristiana restablecida, en Día señalado por la Congregación de los
Obispos, la Plenitud de las Naciones cristianas se reunirá alrededor de sus
Obispos, en sus ciudades, para clamar en alto la Gloria de su Rey y Señor,
Jesucristo.
III
EL CRISTIANO
He aquí lo que le dice el que tiene el
espíritu de Inteligencia a los cristianos de la Plenitud de las Naciones:
1
Toda asociación humana que no reconoce
al Hijo de Dios, “Dios con nosotros”, hecho hombre, encarnación realizada por
“obra y gracia del Espíritu Santo”, dichas asociaciones no son iglesia, son sectas,
sus sacramentos no son sacramentos. Aquéllos que no fueron bautizados por
la Iglesia, deben serlo, y si lo fueron y pecaron formando parte de esas
seudo-iglesias, les basta la Confesión para recibir la Gracia del retorno del
hijo pródigo al reino de Dios.
Toda iglesia que se dio y tiene por
cabeza de “su cuerpo” a un hombre, rey, Estado o grupo de “divinos”, renegando
de la Cabeza Divina: “Jesucristo”, dejó de ser iglesia, no es iglesia; sus
sacramentos no son sacramentos.
Todos los pueblos bajo la seudo-fe de
tales seudo-iglesias fueron privados de la Gracia por la que “el que cree no es
juzgado”. El Bautismo limpiará sus almas, restablecerá la Gracia por la que “el
que cree no es juzgado, sino que tiene la vida eterna”, y serán acogidos en el
Contrato del Señor con sus Siervos. Pues si la sola fe basta, siendo la fe
conocimiento de la Divinidad, también el Diablo sabía que el Señor Jesús es
Dios Hijo Unigénito, y sin embargo esta “sola fe-conocimiento” no operó la
Gracia de la Adoración que conduce a la Salvación.
El Sacerdocio, a imagen y semejanza del
Sacerdocio de Cristo, es exclusivo del varón. Porque Dios se descubre en unos
como Señor, en otros como Rey, y todos somos ciudadanos de su Reino. Y según la
Imagen que Dios engendra en cada uno, unos ven en Cristo al Sacerdote, a cuya
imagen y semejanza son llamados, y en ellos debe verse reflejada la Santidad de
su Señor; otros vemos al Rey, nuestro Padre de los Cielos, en quien hallamos
toda Sabiduría e Inteligencia, Entendimiento y Fortaleza, consejo y Temor de Dios.
Mas lo mismo los siervos que los hijos todos vivimos del Amor del Creador a su Creación,
que se manifiesta en su Paternidad Universal de Dios Padre sobre toda la Casa
de su Hijo Amado.
En el Sacerdote, por consiguiente, ha
querido Dios que sea visible ante la creación entera la Santidad de su Hijo
Amado, el Señor Jesús. De aquí que:
El sacerdote, del rango jerárquico que
fuere, hallado en pedofilia, adulterio, asociación secreta, sea expulsado de la
iglesia, el pueblo no tendrá contacto ni pisará la iglesia aquélla en la que
resida quien usa la Fe para hacer repugnante a Cristo ante Su creación. Quienes
oculten y den cobijo a semejantes enemigos de la Imagen de Cristo sean
depuestos de sus cargos. Aunque el Diablo se vista de Papa, los sacramentos
administrados por el Diablo no son del Cielo.
El Cristiano sólo tiene un Padre, Dios.
El Cristiano sólo reconoce como Santo a
Jesucristo.
El Cristiano no se arrodilla ante
ninguna imagen fabricada por los hombres, sea de palo, piedra, preciosa o
vulgar. El Cristiano sólo se arrodilla ante Dios en Cristo, lo mismo ante el
Altar que en el Confesionario.
Lo mismo sacerdote que pueblo, todos
somos hijos de Dios, todos somos hermanos en Dios por la Redención de Cristo
Jesús.
Los Cristianos abolimos la Guerra, y
adoptamos el Decreto Divino contra sus adoradores, en todo sujetando la
transgresión al Juicio del Dios de la Paz : Destierro de la Vida contra todo el
que la declare, la instigue y la emplee como instrumento de poder, sea para
alcanzarlo sea para mantenerse en él.
Todos los ejércitos de la Plenitud de
las Naciones del Cielo tienen por Cabeza Suprema sempiterna al Rey de la
Creación de Dios, nuestro Rey, Jesucristo.
La Plenitud de las Naciones Cristianas de la
Tierra estamos en el Deber de Edificar nuestra Civilización según el Modelo
Divino.
Todos los ejércitos de la Plenitud de
las Naciones Cristianas se acogerán a la Alianza Universal Cristiana, firmada
con la Sangre de Jesucristo, entre Dios y el Hombre; por cuya Sangre elevó Dios
a su Hijo al Trono de su Reino, Investido de todos los poderes de Su Padre para
gobernar acorde al espíritu de la Sabiduría de la que Dios Padre nos dice:“ YO
soy Dios, YO solo fui formado y no habrá otro después de mi”.
Jesucristo, Rey Universal Sempiterno de la
Creación entera, por quien todos los Ejércitos de la Plenitud de las naciones del
Reino de Dios vivimos a la luz de la Ley de Obediencia Primera y Final debida a
la Cabeza del Estado Mayor: Jesucristo, a cuya Voz responden todos los ejércitos
de SU Reino en pro de la Defensa de la Paz entre las Naciones. Esta Alianza entre
el Hombre y Dios, firmada por la Sangre de su Hijo, es eterna. En esta Alianza el espíritu Invencible del Rey
,“Dios con nosotros”, se transmite a todos sus ejércitos, por su Rey y Señor dispuestos
en el campo de batalla contra el mundo creado por el Diablo y la Muerte, cuyo
horizonte es el Infierno. así ha dispuesto Dios Padre que no vuelva a tener lugar
en el espacio y el tiempo un replay de la Tragedia vivida por el Género Humano.
La Victoria del Rey sobre las fuerzas
del Diablo y la Muerte, operando al presente, visiblemente en Ucrania, alrededor
de cuyos campos se van sumando las fuerzas del Infierno, es inminente. ¿Pues quién
puede creerse tan esquizofrénicamente todopoderoso y omnisciente para
enfrentarse a Dios en duelo a muerte?
La creación de Dios es Indestructible; Dios
ha creado la Civilización Cristiana Universal y nada ni nadie en este mundo puede
poner de rodillas a los ejércitos del Rey de los Cielos. Ni Ayer ni Hoy. Ni aquí
en la Tierra ni allí en los Cielos.
La Alianza Universal Cristiana invitará
a Israel a formar parte de su Cuerpo.
Las Naciones debatirán sus problemas y sus
diferencias en tanto que organizaciones vivas “desnudas”, sin armas ni bajo ni sobre
la mesa.
Quien invoque la Guerra como palabra de
paz sea expulsado de la mesa y desterrado de la vida de los hombres. En la Palabra está el Poder y la Gloria del
Hombre.
Los Ejércitos no saldrán de sus
Cuarteles: 1: excepto en caso de Invasión de las Fronteras de la Alianza de la
Plenitud de las Naciones Cristianas, y 2: en Defensa de la vida de los pueblos
sometidos a seres que eligieron la imagen y semejanza del Diablo a la de
Jesucristo, nuestro Padre de los Cielos y Señor de la Tierra. Pues Él compró con
su Sangre las almas que la Muerte le arrebató a Dios en los días de Adán, pero
de la Tierra ÉL es el Señor, tanto porque Su Padre lo ha hecho Heredero Vivo de
toda su Creación, según leemos en SU Libro, cuando que por ser ÉL quien
abriendo su boca dijo, “Haya Luz, Haya Firmamento…”, etcétera, Él es su Creador.
De manera que pisamos su propiedad, vivimos en su propiedad, gozamos de los
bienes de su propiedad, de donde se entiende que viviendo en y de Su Propiedad todos debemos
vivir acorde a la Ley de su Casa. Porque si es un crimen dictarnos al pueblo la
ley por la que deben regirse nuestras casas, no menos crimen es abandonar la
casa de uno en las manos de sus hijos y siervos para que se destruyan entre ellos.
De donde se ve que todo acto de fuerza
contra el Pueblo por parte de los poderes públicos y privados es un Acto de
Guerra Civil, contra el que debe levantarse ipso facto el ejército del Rey, ejércitos
creados para mantener la Justicia y la Paz, independiente de su lugar y tiempo de origen en el universo, entre
todos los ciudadanos de su Reino. Caso de silencio y abandono del pueblo en las manos de sus asesinos y
delincuentes el juicio contra los Militares, desde ese momento declarados
Rebeldes, es el Destierro de la Vida.
Porque como ya he dicho, la Obediencia
de todo hombre tiene por raíz y fruto el
servicio al Rey y Señor Divino; de manera quien pone sobre esta Obediencia
Divina la obediencia a un hombre, sea por interés o por la corrupción que
procede del que adora el oro y quiere vivirse más allá del brazo de la Justicia,
se declara enemigo de Dios y del Hombre. El fruto de su demencia es la Guerra
Civil, contra la cual ha puesto Dios al servicio de la Corona de su Hijo un
Cuerpo de Defensa de la Paz y la Salud de su Creación, gobernada por su Casa,
con Poder Divino para desterrar de la Vida a quienes despreciando la Imagen
Divina del Hombre eligen la Imagen Infernal del Diablo, a quien le entregan su
alma para reflejar esa imagen y corromper y pervertir a todo el que se alucina
por los bienes que el servicio al Infierno llueve sobre ellos. Unos y otros, si
hallados en la misma hoya, todos serán desterrados de la vida de los hombres.
2
Los pueblos dirimen sus diferencias con
sus gobiernos políticos en la Paz y mediante la Palabra. La Palabra nos une a nuestro
Creador y nos separa de las bestias. Pero la palabra es una espada de dos
filos, un puñal que lo mismo sirve para cortar pan que para cortar cuellos. Y
sin embargo por el mal en potencia no se puede abolir ese bien activo que se
llama Libertad de Palabra. Y lo mismo, la Libertad de expresión no puede hacer
de la Ley la casa contra la que lanzar sus misiles. Creado el Hombre a la imagen y semejanza de su
Creador, la Palabra es Poder Creador en el Hombre, por el que vive en nosotros la
imagen del Verdadero Hombre concebido en el Ser de Dios. Y no tenemos otra Imagen
de Dios que la que vive en Jesucristo, y Jesucristo vive en nosotros. Y siendo Él
la Verdad, la Palabra del Hombre tiene su razón en su Verdad. Y no hay otra
Verdad a la que pueda el Hombre agarrarse. Y si un hombre se agarra a otra, no
es la Verdad Divina la que la de la mano, sino la del Infierno la que acoge en
su seno, y desde esa posición puede clamar, como Lutero, estar dispuesto a meter
el fuego al mundo entero en defensa de su verdad; que es lo que el Infierno hace,
incendiar las naciones con el fuego de la Guerra sin misericordia contra el
enemigo que en su demencia él se fabrica y contra el que dirige su proclama de
necesidad de destrucción absoluta.
Por la palabra viene la vida y por la
palabra viene la muerte.
La Primera nos abre el Futuro al Acontecimiento
del Encuentro con el hijo del Hombre, los siglos que deben los pastores
conducir sus rebaños hacia ese punto es la incógnita. “El Padre es mayor que yo”;
únicamente Dios conoce en qué punto de la Historia de este Milenio hombre y Dios
se citarán para el Día del Juicio Final.
La Segunda conduce a las naciones a la
Tercera Guerra Mundial. “Polvo eres y al polvo volverás”, palabras a las que se
han agarrado el Diablo y la Muerte, y hacia este fin alimentan todas las pasiones de las peores seres
humanos, animales sin inteligencia que no entienden que la Muerte no pacta con
nadie, como ha descubierto el Diablo, su hijo, a quien le prometió la corona
del Hijo de Dios, para encontrarse hoy desterrado del Cielo y hallarse todo dispuesto
para ser arrojado al Infierno, lejos de la Creación, que vino a odiar devorado
por la Envidia de la Gloria de Jesús, Rey de reyes y Señor de señores del Imperio
de los Cielos.
Dos caminos pues se abren ante las
iglesias, mundanizarse, es decir: suicidarse a la manera que lo hizo la iglesia
Ortodoxa Bizantina, cuya historia está sobre la mesa, porque el Patriarca de Constantinopla
no sólo quitó al Hijo, y reclamó ser ese sumo pontífice que se acerca cara a
cara a Dios, sino que perdido por su infinito orgullo quiso corromper a Dios pidiendo
que aboliera su Decreto contra el Imperio Romano a la salud de la iglesia
ortodoxa. Necia, por su orgullo conduciendo a Bizancio a su destrucción, la
iglesia ortodoxa bizantina no quiso saber nada sobre la Verdad. Y la verdad es
esta: El Decreto contra el Imperio Romano
fue dado antes de la fundación de Constantinopla. Y pues que el Verbo es Dios,
y el Verbo es la Palabra de Dios, la Palabra de Dios, ejecutada por Dios,
cierra su punto final después de un “Dios dijo, y así se hizo”. Y lo contrario hubiese
sido conseguir para el emperador bizantino
lo que no pudo el rey de Gog y Magog en
el Edén, obligar a Dios a abolir su Decreto contra la Ciencia del Bien y del
Mal debido al parentesco del Transgresor con el Juez. “Dios habló, y así se hizo”.
El Imperio Romano que aplastó a sus hijos bajo sus ruedas fue reducido a
escombros. Necia, la adúltera que prefirió al emperador de Constantinopla al
Rey de los Cielos, su Señor original, se arrancó los oídos y los ojos, prefiriendo
ser sorda y ciega a leer: “Apartaos de ella, Babilonia la Grande, la Ramera que
comerció con todos los pueblos del mundo la destrucción del Hombre creado y
formado a la imagen y semejanza de los hijos de Dios”.
Y el otro camino que le abre Dios a la
Vida es el Acontecimiento de todos los pastores del conduciendo los Rebaños al Encuentro
de su Señor, del hijo del Hombre. No hay división, no hay envidias, no hay intereses
personales: quien gobierna y vive en el ser de todos los pastores es el Señor.
Conscientes de su horizonte, la vida eterna en el Paraíso, los Rebaños recorren
los siglos al paso de sus pastores. La Paz será el pan de la Inteligencia de
los pueblos, y la Salud será la alegría de todos los seres humamos. El Diablo será
desterrado de la Tierra por el Señor Jesús, como lo ha sido del Cielo por su Padre
el Señor Yavé Dios.
3
La Paz es el escenario
histórico-político en el que florecen y crecen y viven todos los Bienes de la
Civilización; todo el que la hostigue, imponiendo por el terror de sus delitos sus
aspiraciones e ideas, sea desterrado de la vida de los hombres.
Toda la Industria de Armas será
nacionalizada y sujeta al control de la Civilización el movimiento de su
producción. Los Cristianos Prohibimos la Venta de Armas a ejércitos fuera de la
Alianza de la Plenitud de las Naciones y sujetamos a delito penal la transgresión
de este principio.
Los Cristianos creemos que la Vida y la
Naturaleza se rigen por la misma Sabiduría Creadora que engendra en el Hombre
el espíritu de Dios, en consecuencia, la Sociedad Humana debe regirse por la
Ley que gobierna ambas, Vida y Naturaleza; todo acto de repulsión de la Ley de
la Sabiduría es un ataque suicida contra la Vida y la Naturaleza.
El Matrimonio procede de la Naturaleza
en orden a la Multiplicación de la Vida, bajo cuya Ley el Ántropos hizo su
camino hacia el Sapiens, el Sapiens deviene Hombre, y el hijo de hombre deviene
hijo de Dios; la ruptura de esta Ley es un acto de repulsión de la Naturaleza
por parte de quienes creen que su sabiduría es superior a la Sabiduría Creadora
Divina que gobierna la creación entera; su imposición política, el
Matrimonio Homosexual, es un Delito contra los Derechos del Niño.
IV
CONSTITUCIÓN SEMPITERNA DE
LA IGLESIA
Nunca se puede decir bastante sobre la
Necesidad de la Muerte de Cristo, el Cordero de Dios en cuya sangre el HIJO
declaró delante de la Creación entera la Inocencia del PADRE en la fabricación
de la Caída de Adán.
Desde el mismo día después los hombres
de todas las naciones y tiempos buscaron la Respuesta a la pregunta vital más
trascendente jamás exhalada: ¿POR QUÉ?
En nuestra Era vinieron hijos de la
Mentira afirmando que Dios Padre fue el Autor Intelectual de la Caída de
nuestro Mundo en el Infierno, y por esa razón: el HOMICIDIO, el GENOCIDIO, el
CRIMEN, la GUERRA, en cualquiera de sus formas, Civil o Religiosa, es un acto
divino especialmente predestinado para sus elegidos al Paraíso.
Hijos de Satán, aquella Serpiente
Maligna que engañó al Rey de los hombres: aquel Adán cuya cabeza glorificó Dios
elevándole a la Casa de los hijos de Dios, tales apóstoles de la Muerte se
arrodillaron ante el Príncipe de la Mentira a cambio de todos los reinos del
mundo. Y Satán le construyó a su hijo, el Anticristo Luterano-Calvinista, un
Imperio.
Tal fue la respuesta que predicaron los
siervos de Satán: Acusaron a DIOS PADRE de ser un monstruo que se alimenta de
la sangre de las naciones y cocina sus carnes en los fuegos de la GUERRA.
El Hijo Unigénito de Dios vino y juró
por su Gloria Sempiterna que su Padre, YAVÉ, Creador de todas las cosas, no
creó la Muerte, no predestinó a la Guerra al Hombre, ni quiso jamás que su
Creación asistiera al Horror Inmundo e Infernal que el Fruto del Árbol de la
Ciencia del Bien y del Mal hace llover sobre todo Mundo que vive a la sombra de
las tinieblas que extienden sus ramas sobre todas las naciones que buscan
cobijo alrededor de su tronco.
¡DIOS ES AMOR!, y AMOR DE PADRE, el amor
más grande e imperecedero que existe. Únicamente un hijo de Satán puede señalar
a DIOS PADRE como autor intelectual de la Caída de nuestro Pueblo, el Género
Humano, en las garras de la Muerte.
La Inocencia del SEÑOR YAVÉ DIOS PADRE
quedó firmada por JESÚS con su sangre. Confesión Divina que el Espíritu Santo,
que bajó del Cielo en forma de lenguas de fuego y se hizo carne en la Casa de
los Hermanos de Cristo, selló con la Suya. ELLOS le edificaron a la ESPOSA DEL
SEÑOR JESÚS una Casa, Templo Vivo que, por los siglos, entre los hombres, y por
la Eternidad en el Paraíso del Reino de Dios, proclamará la VERDAD CATÓLICA
SEMPITERNA JESUCRISTIANA:
Artículo A
La Inocencia y la Libertad de Dios son
innegociables, incorruptibles e insobornables. En ellas tenemos todos sus
hijos, siervos y la Plenitud de las Naciones de la Creación nuestra Alegría,
nuestra Paz y nuestra Vida eterna.
Dios es Santo, Bendito sea su espíritu.
Los que amáis la verdad, la justicia y la paz bendecid su Santo Espíritu, que
no hace acepción de personas y ha hecho de la Igualdad en la Fraternidad entre
todas las Naciones de su Reino la estrella de la mañana.
La Voluntad Unificadora de DIOS PADRE es
la Voluntad de DIOS HIJO. Quienes rompieron la UNIDAD UNIVERSAL DEL ESPÍRITU
SANTO que vive en las iglesias encontrarán en la OBEDIENCIA A LA VOLUNTAD
UNIFICADORA DIVINA la Misericordia de la que se verán privados quienes
permaneciendo en la División se harían siervos de Satán y con su señor serían
arrojados al Abismo cubierto por las Tinieblas.
Artículo B
La meta de la Rebelión de los “ángeles
rebeldes” consistió en levantar entre YAVÉ DIOS y su HIJO JESÚS un muro de
separación, suscitando así el desprecio del Hijo hacia el Espíritu Santo de su
Padre, cosa que esperaba aquella generación malvada de hijos rebeldes
conseguir, Satán a la cabeza, a fin de convertirle a la religión del Infierno,
mediante el conocimiento de la Ciencia del bien y del mal, cuyo fruto es la
Guerra.
La reclamación del Diablo: inmunidad
ante la justicia para la Casa de los hijos de Dios, fue el origen de la Guerra
que hizo de la Tierra el campo de la Batalla Final entre Dios y la Muerte.
¡Guerreros, hijos de Dios, bendecid a
vuestro Rey! Vuestro Rey no sucumbió a la tentación, amó a Dios y le adoró por
ser “el que es”: el Espíritu Santo en cuya vida tenemos todas las criaturas
nuestro escudo, nuestra fortaleza, nuestro protector, la fuente de amor sin
cuyo río el Árbol de la Vida se seca y perece bajo el fuego de los rigores del
infierno de tales demonios!
JESUCRISTO es el Nombre de vuestro rey.
Bendecid su Nombre, naciones de la Tierra.
Artículo C
La Caída de Adán le abrió los ojos a
YAVÉ DIOS PADRE, quien vio cara a cara a su verdadero enemigo, la MUERTE.
La Eternidad y el Infinito habían estado
esperando esta Batalla Final.
Siendo un acto de locura absoluta la
declaración de guerra de la criatura contra su Creador, Dios no podía seguir
cegado por el Amor a sus hijos y, en la Traición, la lanza clavada hasta Su
corazón de Padre vio YAVÉ DIOS la Fuerza que movía el brazo de la Serpiente.
Esta era su Guerra, el Infinito y la Eternidad se habían levantado contra el
Infierno que la Muerte les proponía por modelo de Creación, y llamaba a Dios y
Su Sabiduría a su lado.
YAVÉ DIOS PADRE, haciéndose una sola
cosa con el Infinito y la Eternidad, aceptó la declaración de Guerra
Apocalíptica contra las Fuerzas del Infierno. La MUERTE sería extirpada del
Cuerpo de la Creación y arrojada al Abismo cubierto por las Tinieblas.
Bendito sea YAVÉ, nuestro Padre. Guerreros, hijos de Dios, levantad conmigo el grito, aclamad su Nombre desde un confín al otro de la Tierra, gritad conmigo su Nombre: ¡YAVÉ DIOS PADRE!
Artículo D
Dios liberó a todas las Naciones de la
Obediencia debida a sus jefes y ha puesto la Obediencia de todos los Pueblos de
todas las Naciones a los pies del Rey que le ha dado a su Reino: su Hijo
Primogénito, DIOS HIJO UNIGÉNITO JESUCRISTO.
Toda persona que pone su Obediencia y
Vida a los pies de otra persona que no sea la del Rey y Señor JESUCRISTO comete
delito de rebelión contra YAVÉ DIOS PADRE. Toda la Gloria y todo el Honor del
Señor del Infinito y de la Eternidad, y Creador del Nuevo Cosmos, vive en SU
HIJO JESUCRISTO. Quienes rechacen vivir en esta Gloria del REY UNIVERSAL
SEMPITERNO y entreguen su Obediencia y vida a un hombre, Estado o Institución:
Laica o Seglar, comete delito contra su Alma y su Creador.
Todas la Creación de YAVÉ DIOS vive en
el REY JESUCRISTO; al REY y únicamente al REY DIVINO es la Obediencia del Alma
de todas las iglesias y de todos los Ciudadanos del Reino de DIOS.
Quien se declare Cabeza de una iglesia
se declara por Satán, deviene su hijo, es un Anticristo.
El pueblo que vive a los pies de un
Anticristo, cabeza de la iglesia de su nación, vive bajo la Condena contra
Satán firmada por YAVÉ DIOS antes de entregar todo el Poder del Juicio Final a
su Hijo. Quienes permanezcan en esa iglesia se exponen a la Segunda Muerte. El
pueblo y los siervos de esa iglesia rebelde, si quieren vivir, abandonarán esa
iglesia rebelde y se harán una sola cosa con la Iglesia MADRE, ESPOSA DE
CRISTO, la IGLESIA CATÓLICA fundada por DIOS, PADRE E HIJO, y edificada por los
DOCE APÓSTOLES.
Artículo E
El Señor Jesús es la Única Cabeza,
Visible e Invisible, de la Iglesia. Cualquier persona, sacerdote u obispo que
se declare cabeza universal de la Iglesia, comete Delito de Rebelión contra
YAVÉ DIOS PADRE. Todo aquel que se declare cabeza de la Iglesia de Dios entre
las naciones se declara Anticristo y se alza en Guerra contra JESUCRISTO: por
YAVÉ DIOS PADRE elevado al Sumo Pontificado Universal Sempiterno.
Sea Patriarca, Obispo o Pastor todo
siervo que esclaviza la Obediencia Divina debida al Señor y Rey JESUCRISTO a la
voluntad de intereses personales o ajenos: se alza contra la Sabiduría Divina:
Todos depondrán esa Obediencia Divina a los pies del Señor JESÚS; DIOS HIJO
UNIGÉNITO, DIOS VERDADERO DE DIOS VERDADERO, ENGENDRADO DE LA NATURALEZA
INCREADA DE YAVÉ DIOS PADRE.
Todo el Honor y toda la Gloria de DIOS
PADRE vive en DIOS HIJO: por Envidia de esta Gloria una Generación de hijos de
Dios, no de esta creación, engendrados por la Sabiduría en la Naturaleza de la
Nueva Creación, se alzó en Rebelión, le abrieron la Puerta del Paraíso a la
Muerte y extendieron el Infierno de las Guerras en el Cielo.
Dios Ha constituido a su Hijo en la
Puerta Invencible a Indestructible frente a la cual la Muerte no tiene Poder. A
ÉL solo y únicamente a Él, REY DIOS Y SEÑOR JESUCRISTO le pertenece la
Obediencia Debida de toda la Creación a DIOS CREADOR. Quienes exigen esa
Obediencia para su patriarcado, obispado o misión pastoral rechazan la GLORIA
DEL HIJO UNIGÉNITO DE DIOS. Todos los hombres se alzarán contra semejante acto
de Envidia de la Gloria del Hijo Primogénito de Dios, pues en la Veracidad de
esta primogenitura encontramos todas las Criaturas la Veracidad de nuestra
Filiación.
Artículo F
Los Siervos viven de la Mano de su
Señor. Toda persona que entra al Servicio de Cristo como Sacerdote venderá sus
propiedades y las repartirá entre los pobres. El sacerdote que use la riqueza
que procede de su Señor para enriquecerse a sí mismo o a su familia, rompe el
Contrato con Dios, será expulsado de la Iglesia. La Riqueza del sacerdote es
Cristo: su Gloria imperecedera, eterna, inmaculada, su Fuerza y su Sabiduría,
su Felicidad y su Dicha.
Quien usa el sacerdocio para su
enriquecimiento se hace siervo de Satán. Sea expulsado de la Casa de Cristo.
CRISTO es el Modelo sacerdotal,
universal sempiterno, consagrado entre las naciones por DIOS para mantener viva
en su REINO la Verdad que la Eternidad y el Infinito han proclamado en la
Tierra: el HIJO es la Vida del PADRE.
En esta VERDAD está la VIDA de toda la
Creación.
El Sacerdote es la Encarnación Viva de
esta VERDAD DIVINA. Engendrado en el hombre a la Imagen y semejanza de Cristo,
el Sacerdocio Católico es Cristo entre nosotros. La Carne no puede ocultar el
Espíritu. Bendito el sacerdote en quien esta Imagen es la Vida del pueblo; su
Gloria es eterna en el Padre y en el Hijo.
Artículo G
Todo aquel que entre a Perpetuidad al
Servicio del Señor en tanto que Sacerdote le pertenece a Cristo en cuerpo y
alma. Aquellos que estén casados permanecerán unidos en cuerpo a la mujer, mas
el Poder de Sucesión Sacerdotal no les pertenece, es Poder de Cristo en su
Esposa, la Iglesia Católica: que a través de sus Obispos hace Sacerdotes para
Dios a la Imagen de Cristo.
Artículo H
La Iglesia Católica es la Esposa de
Cristo, vive de la Mano de su Señor. Su propiedad es la Iglesia. Cualquiera que
imponga impuestos sobre la Iglesia, la Casa de Dios en la Tierra, comete delito
de rebelión contra Dios.
Toda propiedad aparte del Templo, Casa
del Sacerdote, que se halle del sacerdote procede de delito contra el Señor, el
sacerdote elegirá entra abandonar la Iglesia o abandonar la propiedad que le
pertenece en las manos de los hombres.
Artículo I
El sacerdote, imagen viva de Cristo
entre los hombres, que sea hallado en delito contra las leyes humanas: sea
expulsado de la Iglesia, entregado a la justicia de los hombres entre los que
deshonró la Gloria Inmaculada del Señor; si es contra las del Cielo, sea
expulsado sin apelación de entre los hombres de la Iglesia.
Artículo J
Cualquier sacerdote que unja por rey de
los cristianos a hombre alguno comete rebelión contra Dios, sea expulsado de la
Iglesia, y su acto declarado fruto de demencia.
Artículo K
Cualquier sacerdote que someta al pueblo
a juramento de obediencia a hombre alguno comete rebelión contra Dios, sea
expulsado de la Iglesia.
Artículo L
Cualquier cristiano que jure obediencia
a hombre alguno niega a Dios.
Artículo M
El sacerdote, imagen de Cristo, que
toque la espada de la muerte, sea expulsado de la Iglesia. Toda vida le
pertenece a Dios, su Señor, y de su sangre le pedirá cuentas a cualquiera que
la derrame, sea hijo o siervo.
Artículo N
El sacerdote o pastor que le ponga
condiciones a su Señor para hacer su Voluntad sea expulsado de la Iglesia,
rompió su Contrato con Dios.
Artículo O
La Iglesia es el Cuerpo de Cristo,
cualquiera que se oponga a su Voluntad, impidiéndole a su Señor la libertad, se
declara en rebelión contra Dios.
Artículo P
El SEÑOR JESÚS es la Cabeza de todas las
iglesias y el Jefe Universal de todos los sacerdotes y pastores de los Rebaños
de su Padre, el pastor o sacerdote que no acuda a su llamada rompe su Contrato
con el Señor.
Artículo Q
Las iglesias venderán todos sus bienes y
les darán el dinero a los pobres. Cristo es su bien eterno, su riqueza
imperecedera. La iglesia que no lo haga comete delito de rebelión contra Dios.
El Templo es la casa y la propiedad del sacerdote entre los hombres.
Artículo R
Las iglesias pondrán a los pies de su
Señor todas sus tesis, sus proposiciones, sus diferencias y glorificarán a su
Señor delante de la Plenitud de las Naciones haciendo su Voluntad.
Artículo S
La Iglesia Católica es la Esposa de
Cristo y la Madre de su Descendencia, ella es el tronco del Árbol cuyas ramas
son las iglesias, los miembros del Cuerpo de Cristo sin los cuales Cristo no
puede andar ni hacer y se encuentra tirado en el suelo como quien está muerto.
Todo sacerdote o grupo sacerdotal o comunidad de pastores que se interponga
entre el Tronco y las Ramas se declara en rebelión contra Dios.
Artículo T
Todo sacerdote o pastor al servicio de
Cristo trabaja para el Señor y a El sólo debe su Obediencia. A El por tanto
debe dirigirse para conocer cuál es su Voluntad Presente.
Artículo U
Toda iglesia que se haga cuerpo de una
cabeza humana le pertenece a esa cabeza, no es de Cristo. Los cristianos quedan
libres de cualquier juramento que hayan sido obligados a prestar por esa
iglesia rebelde al Rey de los Cielos y de la Tierra
Artículo V
Los cristianos: pueblo, siervos e hijos
de Dios, no tienen más Juez Eterno, Sumo Pontífice Universal, Maestro
Sempiterno, Salvador Divino, Rey y Señor que Jesucristo.
Artículo W
El sacerdote es la Imagen Viva de Cristo
entre los hombres y las naciones. El Sacerdocio le pertenece al Varón por
Disposición y Decreto Divino, la Hembra no tiene arte ni parte en el Altar; y
el Obispo vive a imagen y semejanza de Cristo.
Artículo X
Los cristianos no tienen más Dios que
Yavé Dios, Padre de Jesucristo.
Artículo Y
Todos los cristianos somos hijos de
Dios, Padre de Jesucristo.
Artículo Z
Todos nos veremos en el Paraíso.
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ue se llevó por delante el primer hombre que se |
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