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Cristo Raul.50 AÑOS ANTES
02/3/2025¿QUÉ ES LA VERDAD?
El Conocimiento es la fuente del
comportamiento del ser animado, dotado de vida inteligente a la imagen y
semejanza de Dios. Hubo Redención porque
hubo Ignorancia. No puede haber redención del delito cuanto la Transgresión de
la Ley se comete en el uso de la plenitud de las facultades intelectuales y
mentales, excepto si la Justicia es cómplice del Delincuente.
En el Caso Adán contra Satán hubo
redención para el primero en respuesta a su Ignorancia sobre el Conocimiento de
la Causa por la que el segundo le
declaró la Guerra a Dios. Para este segundo no hubo redención porque su
Homicidio fue ejecutado en el pleno uso de sus facultades mentales e
intelectuales; el Homicida tuvo Conocimiento pleno de las consecuencias del
Delito que cometió. Satán conocía que el Homicidio de Adán, fuese quien fuese
el que lo cometiese, significaba firmar con su sangre la declaración de Guerra
contra el espíritu Santo de la Sabiduría.
La Jurisprudencia Divina, fuente de toda
Justicia en los Cielos, desde aquel mismo momento diluvió sobre Satán su
Sentencia de Destierro Eterno de la Creación, marcando la diferencia entre
Ignorancia y Conocimiento. Quien engaña, quien miente, quien traiciona su
palabra, quien hace de la Mentira su escalera al Poder, cae desde la altura
ascendida al Infierno. Quien es engañado, quien es movido por la Mentira y
conducido a su propia ruina por un discípulo de Satán, responde ante la Justicia acorde al mal producido a sus
semejantes, mas su condena queda abierta a redención en razón de su Ignorancia
sobre la verdadera diana contra la que
su enemigo, hasta entonces hermano de armas, disparó la Flecha de su ambición
de Poder sin límites, a cuyos pies debe ponerse el Estado en su plenitud.
En el Caso Satán vemos reproducida la
demencia absoluta en el cuadro de las Tentaciones de Jesús. El
Homicida quiso poner de rodillas a Dios. Poniendo a Dios de rodillas la consecuencia directa seria disponer de su Reino a su antojo.
En el caso moderno, trasladado el Cuadro
a la Política Socialista Internacional, copartícipe en la Autoría Intelectual
de la Alianza de las Civilizaciones con Sede en la ONU, desde donde se
pontifica la Agenda 2030, cuyo fin es quitarle al ser humano su Libertad, es decir, su Alma, el Poder
Socialista, puesto que en el Mundo Islámico el fin ya viene dado en su Agenda
Religiosa, busca poner el Cuerpo del Estado de rodillas delante del Gobierno en
funciones : paso necesario para poner sus botas sobre el cuello de la Nación y
coronar la Dictadura, haciendo de la Democracia la palanca de asalto al Poder.
La ONU ofrece compartir el Poder sobre
todo el mundo, a los hermanos de armas de la Agenda 2030, a cambio de poner de
rodillas a sus respectivas naciones. Ahora es el Pueblo el que debe
arrodillarse o levantarse; acobardarse o seguir el ejemplo de Cristo: “Vade Retro Satanás”.
La Verdad está en la Vida, viene con la Vida, es la Fuerza Universal que levanta el Ser desde el polvo a la Inteligencia. La Misión de la
Justicia es descubrir la Verdad. Un Estado que vive de rodillas ante un
Gobierno es una Organización Criminal; ha despreciado, ha negado la existencia
de la Ley como la garantía de la Convivencia entre los pueblos; y es (una Organización Criminal) por en
cuanto su Esclavitud al Gobierno es una
Necesidad Fundamental para quien concibe el Poder de la Democracia como
palanca de acceso a la Dictadura.
Alguien lo dijo, no recuerdo su nombre:
“Dadme una palanca y moveré el universo”. La ONU ha puesto la Palanca de la
Agenda 2030 para garantizar la
transformación de la Democracia en Dictadura: democráticamente. Ahora es cada
Nación la que debe decidir ponerse de rodillas o levantarse, como Cristo, para
expulsar de su trono al Diablo.
Regresando a la Cuestión Cristiana por
excelencia, la Caída, la Prohibición de transgredir la Ley bajo pena de
Destierro de la Vida la vemos escrita en el Cántico de Moisés, donde leemos que
Dios colonizó la Tierra distribuyendo entre sus hijos las distintas Primeras Familias de las que vino a
crearse el Género Humano. “Pero la porción propia de Dios es Israel”, hijo de
Abraham, hijo de Noé, hijo de Adán, hijo de Dios.
La formación y crecimiento del Primer
Reino de la Mesopotamia del Edén, se la reservó Dios para sí mismo; exclusivamente al Dios de los dioses le correspondía elegir al Primer Rey de la
Tierra. La Crónica Sumeria es indiscutible en su autoridad cuando informa: “La
corona bajó del Cielo”. Intervenir en la
formación del Rey y su reino era
firmar contra la propia cabeza una sentencia de pena de muerte.
De manera que quien tiene conocimiento
de la naturaleza de su Delito y lo ejecuta en la plenitud de sus facultades
mentales e intelectuales firma sobre sí mismo y su cuerpo político la Sentencia
debida contra una Organización Criminal. Todo el que se halle al servicio de
esa cabeza, formando parte de ese cuerpo, queda sujeto a condena. Caso de no proceder el Estado y el Pueblo a seguir el ejemplo de Cristo,
sobre sus cabezas y la de sus hijos el peso de la Dictadura Criminal de quien
usó la Democracia como palanca para mover el universo de la Constitución Madre.
La Verdad es el camino por el que la
Ciencia y la Justicia se mueven en el
Tiempo. Pero si no existiese la Inteligencia en el Hombre ni la Justicia ni la
Ciencia hubiesen sido concebidas como parte fundamental de nuestra Civilización.
Ambas, Justicia y Ciencia, reconocieron desde su nacimiento que la Verdad es el
horizonte hacia el que se mueven. Cuando
ambas, Justicia y Ciencia, no responden a este Criterio Objetivo Universal, y quedan definidas por el Poder, ambas abren su
marcha hacia su participación en la Organización Criminal de un Estado
arrodillado ante un Dictador en potencia, cuya meta, la propia naturaleza la
señala, es usar el Poder para que la potencia se haga acto.
Dios no dobló las rodillas delante de la
Muerte. Cristo, el Hombre, tampoco se puso de rodillas delante del demente que
se atrevió a querer poner de rodillas al Hijo de Dios. “De tal
Padre, tal Hijo”.
Discípulos y familiares de Cristo abrirnos el alma para mostrar en nuestro Ser nuestra
Respuesta. Cual viene de por sí que todo
enloquecido a muerte por su ambición sin límites de Poder y Riquezas, busque su victoria conduciendo todos los
poderes públicos a su servicio contra los enemigos de su transformación en
dictador vitalicio. “A dictador muerto, dictador puesto”. Quien ignora esta
ecuación, se hace parte del Delito una vez consumado.
Hablando sobre la Verdad y la Historia,
nosotros podemos comparar la Caída del Mundo de Adán con una hipotética caída
apocalíptica del nuestro mundo actual en un colapso total y absoluto de las
energías que lo mueven : electricidad,
petróleo… Nos vamos a la cama una noche, y nos levantamos en un amanecer de oscuridad
comunicativa absoluta. Caen todos los satélites, se hunden en el abismo todas
las tecnologías existentes. Amanecemos en un mundo de regreso a las cavernas.
Guerra civil entre Caín y Abel. Desaparecen todos los que conocían cómo
funcionaban las cosas, quedan exclusivamente los que las usaban sin
conocimiento de cómo lo hacían; el único orden mundial posible es el fundado
sobre el Poder Militar.
Realidad que vemos descrita en la
Historia Antigua de Mesopotamia, donde el renacimiento de la civilización
comenzó a abrir su carrera sobre las espaldas de imperios fundados sobre una
clase militar exclusivamente dedicada a la Guerra como medio de mantener el Poder.
La Historia es una de las ramas del
Árbol de la Ciencia de la Vida. Negar la búsqueda de la Verdad Objetiva
Universal en pro del interés personal del Poder es traicionar su naturaleza; es
trasladar a la Memoria del Hombre el mal causado a la Sociedad por una Justicia
entregada a la Corrupción.
La Memoria es la Placa Madre desde la
que la Inteligencia analiza, edifica, y crea el Reflejo en su Mente de la Verdadera Imagen del Universo en el que vive y existe en el Espacio y el Tiempo. Desde
el momento en que la Placa Madre es tocada para borrar funciones y redirigir su
trabajo en una dirección establecida, no predeterminada por su creador, las consecuencias de esta manipulación se
verán, a corto plazo, en el espacio y el tiempo.
Borrar la Historia Viva con el fin de
reescribirla para generaciones futuras que no existieron ni vivieron los
tiempos de los que se habla es producir a nivel nacional y universal el efecto maligno que en el individuo
produce la amnesia patológica, pérdida de memoria, temporal o absoluta.
El Cerebro sin la Memoria pone en acto
un cadáver sobre dos piernas animadas de existencia, pero no de vida. La
Inteligencia sin la Verdad Histórica reproduce en las naciones este efecto
maligno. De aquí que cualquier asalto a la Verdad en el terreno de la Historia
agudice más y descubra mejor la naturaleza de la Organización Criminal que
mintiendo y engañando conquistó el Poder con la intención original de poner de
rodillas al Estado, necesidad incondicional e indiscutible para poner sus botas
sobre el cuello de la Nación.
Los historiadores del Siglo XIX pecaron
de anticristianismo porque en sus genes nacionales vivió el Protestantismo. Aun
con las pruebas sobre la mesa que la Revolución Arqueológica de la segunda
parte del siglo XIX puso al servicio de las universidades europeas y
americanas, mantuvieron sus ojos cerrados a cualquier conexión entre
Historia y Biblia. A pesar de su
predeterminada negación a admitir la existencia del Diluvio Bíblico, a pesar de
la laguna histórica descubierta entre los siglos a los dos lados del 3.000
antes de Cristo y las últimas ciudades del Neolítico, allá entre el 4.000 y el
5.000 a.C., los Cirujanos de la Memoria Histórica del Género Humano prefirieron
saltarse esa laguna, olvidarse de la Revolución del Neolítico y volar directos al Paleolítico, más romántico,
más abierto a la ciencia ficción que a la Verdad. El Daño causado al Siglo XX
por la conjunción fulgurante determinada por la fusión de la Cosmología y la
Antropología en una Ideología Científica
Mundial, desde la que volver a empezar a situar el lugar del mundo en el
universo; ese Daño ni es necesario nombrarlo, bastan pocas letras para decirlo
todo: GMI, GMII.
El Daño persiste. La puerta que da
acceso a las orillas de esa laguna entre finales del Milenio Tercero y
principios del Cuarto Milenio a.C. se halla en la Historia de José, hijo de
Jacob, hijo de Isaac, hijo de Abraham; pero no en esa que desde su ignorancia, los unos, y desde su
rechazo a la Biblia, los otros, han hecho vagar como fantasma a la deriva al
otro lado de las aguas de ese mar del olvido. La Historia de José es la puerta
a la verdadera cronología de la estancia de Abraham en la Tercera Dinastía de
la Ciudad de Ur.
Ningún historiador hasta el presente quiso pringarse en la búsqueda del omnipotente y todopoderoso Ministro Hebreo del Faraón. ¿La excusa para inteligencias sin un dedo de frente? La más
estúpida concebible: No se han hallado en los registros egipcios ningún Ministro
con el nombre de José.
Yo ignoro si son necios por capricho o les viene de los genes ser unos inútiles. Pretender hallar
un José en los registros egipcios sería como negar la existencia del profetas Daniel
por la ausencia de un todopoderoso jefe de los magos de Babilonia llamado
Daniel. La integración de un extranjero en la estructura de Poder de un reino
antiguo iba con el cambio de nombre por orden real, acomodando el nuevo a la
sociedad reinante. Buscar al todopoderoso y omnipotente Ministro del Faraón de
Egipto que transformó su reino en imperio, y hacerlo buscando al hijo de Jacob
con su nombre de cuna no es únicamente una demostración de necedad integral, es
además descubrir en una cátedra
universitaria de tal envergadura y trascendencia para Memoria de la Humanidad: a
un verdadero imbécil.
Es imposible admitir que entre el primero de los reyes históricos de las ciudades después del Diluvio, Megabarasi, (2631-2601 a. C.), y el último de los
reyes antes del Diluvio, Ziusudra, nuestro Noé Bíblico, (3100 a.C.) pueda negarse
este vacío histórico legal necesario después del Acontecimiento que hundió,
como quien dice, la Atlántida del momento en las aguas del Mediterráneo.
Un mundo no se rehace de la noche a la
mañana. Ni es de sabios leer la Biblia sin mirar a Dios, su Autor, negando que
la “letra sola mate”. Quiero decir, la Biblia tiene un único horizonte y
camino: La Casa de Adán, desterrada de su trono, y el seguimiento de su
Herencia Profética a través de los Milenios. El Autor no entra en ningún
momento en la condición social de los
héroes de sus libros. Pero la inteligencia nos ha sido dada para abrir su
Palabra, entrar y ver en su exposición lo que Dios, en cuanto Dios, no cuenta.
Aquel Noé no fue un pastor cualquiera,
ni un agricultor más. ¡Cómo construir el Arca de las proporciones escritas y
salvar a todas las especies animales de su tiempo y región sin ver a un Patriarca de la especie de aquel Abraham que se enfrentó solo a cinco reyes, cabeza de muchas
familias, entre las cuales los príncipes fueron sus hijos! El Autor Bíblico centra
toda su Obra en el seguimiento de la Línea Profética de la que nacerá el hijo
de Eva: el Vengador de la sangre de Adán, y Redentor del Mundo. Todo lo demás
no cuenta a sus ojos; cuenta a los nuestros.
Perseguida la Casa de Cristo por el Homicida que le robó el trono a su padre
patriarcal primero, creer que en aquellos tiempos de salvajismo y
barbarie, cual se ve en la causa por la
que Dios decidió acabar con aquella civilización perversa, para la que la Ley
de la Naturaleza Reproductora de la Creación había sido desterrada del Código
Civil, y la Ley del Hombre a la imagen y semejanza de su Creador pisada como
uva en un lagar de sangre; creer que la Casa de la que habría de nacernos “un
niño, un hijo que tiene sobre los hombros la soberanía, y que se llamará
maravilloso consejero, Dios fuerte, Padre sempiterno, Príncipe de la paz”,
sería abandonada por Dios a sus fuerzas solas: es creer mucho.
En unos tiempos en los que matar es un juego
abierto a la fuerza bruta de los más malvados, creer que un hombre sin poder
real hubiese podido edificar aquel Arca sin ser Príncipe entre los Patriarcas
de su tiempo, en compañía de quien se salvaron del Diluvio todas las familias
de su Casa, no es de sabios. “Entra en el arca tú y toda tu casa”, lo dice
todo. Esta “casa” comprende las casas de
sus tres hijos, y las casas de las casas de sus hijos. Hizo falta un ejército
para construir aquel Arca, otro ejército para reunir todas las especies de las
que renacería la vida animal en la Nueva Mesopotamia.
En aquel mundo ser guerrero y pastor,
guerrero y agricultor, fue la ley. Desterrados por la Caída de la Civilización
entre los pueblos de la Mesopotamia del Edén, el hombre devino una bestia
asesina para el hombre. La ley de la supervivencia devino la orden del día.
Pero puesto que no existen registros documentales que resuciten los siglos entre la Caída y el
Diluvio, debiendo todos remitirnos a las Mitologías Sumerias, Babilónicas,
Acadias y Asirias… la Cronología de Abraham únicamente puede reescribirse desde
el Descubrimiento de José, hijo de Jacob, el todopoderoso ministro del Faraón.
Las evidencias hablan a las claras sobre
la relación entre la Tercera Dinastía de Ur y el
destierro de Abraham. Tras la derrota de los Gutis por las casas patriarcales de Mesopotamia dirigidas por Utukhegal,
sentado en el trono Ur-Nammu (c. 2112-2095 a. C.),
la divinización del hijo de éste causó la salida
de un Abraham que no estuvo dispuesto a dirigir la coalición de los Patriarcas que le dieran a Utukhegal el trono, ni a permanecer en una ciudad en la que
un simple mortal se había autoproclamado
divino. Costumbre insana que viajaría por el Oriente Antiguo hasta el Occidente
del imperio Romano. Abraham tuvo a Isaac, Isaac tuvo a Jacob, Jacob tuvo a
José.
Recordemos los hechos:
Las pruebas del carbono dicen que la
fecha del Diluvio debemos situarla hacia el principio del tercero y finales del
cuarto milenio antes de Cristo. La reconstrucción de la historia desde la
arqueología se suma al testimonio. Se salvaron muchos del desastre y volvieron
a empezar de cero. Durante aquel proceso de reconstrucción internacional los
hijos de Noé tuvieron la parte del guerrero que baja de las montañas al
anfiteatro de las vanidades babilonias.
La estructura del Mito Akadio una copia de la estructura del Mito Hebreo, no en vano muchos historiadores han creído descubrir en el Gilgamesh del Mito sumerio una Conexión Judía. Noé y sus hijos bajaron de las Montañas
del Este en formación de ejército. (No olvidemos que en los textos cuneiformes al
guerrero de los guerreros, Gilgamesh, se le adjudica su origen en las montañas
de Armenia). Los hijos de Noé vivieron crecieron y se
multiplicaron. El clan original se expandió por las ciudades de Nippur, Uruk,
Ebla, Kish, Lagash, Umma, Ur. En esta Ur de la III dinastía vivían los padres de Abraham cuando
la locura ególatra arrastró al rey de Ur a otorgarse
la inmunidad constitucional que se les suponía a los dioses. Pero
reconfiguremos en líneas maestras la sucesión de aquellos acontecimientos.
Reciclemos. El llamado Periodo
Protodinástico sitúa su origen en el 2.900 a.C. Esta ubicación obliga a situar
entre la catástrofe diluvial y el renacimiento de las poblaciones un par de
siglos, al menos. La ciudad de Kish fue la primera en salir de las aguas y
darse un rey. Al poco la ciudad de Uruk entró en la dinámica, aportando a la
historia las aventuras de su héroe y rey, Gilgamesh. Tras la muerte de
Gilgamesh la ciudad de Kish volvió a recoger la Vara del Imperio, actuando su
rey entre las ciudades vecinas como árbitro y juez de sus disputas. Poder que
pasó a Ur, y después a la ciudad de Lagash,
situándonos así en el siglo XXV a.C. Para finalmente caer en manos de la ciudad
de Umma, cuyo rey héroe reclamó para sí el imperio del Edén. Imperio que le
duraría a Umma poco tiempo. Se lo arrancó de las manos el joven Sargón, copero
del rey de Kish. Sargón se rebeló contra su rey, se fundó su propia ciudad
imperial, Akkad, y desde Akkad salió a conquistar el mundo. Lo conquistó. Sus hijos reinaron desde el 2278
hasta el 2193 aproximadamente; entonces los Primeros Bárbaros, los Gutis, cayeron sobre el imperio del Edén y extendieron su
anarquía desde un extremo al otro de las Cuatro Regiones de la Nueva
Mesopotamia.
La caída del imperio de Akkad le devolvió el protagonismo a las ciudades clásicas,
entre las que Lagash volvió a saltar a primer plano bajo la jefatura del famoso
y legendario Gudea. Pero no fue este Gudea quien liberó al País del imperio de
los Bárbaros sino la coalición de las ciudades del Sur lideradas por el rey de
Uruk, bajo cuya bandera debemos situar a los abuelos de Abraham.
Pasó, pues, que tras la derrota de los
Bárbaros, el jefe Utukhegal quiso proclamarse
emperador, lo que al jefe Nammu y su consejo de
príncipes de Ur no les gustó nada, y le declararon la
lógica guerra de independencia. Bajo esta bandera, en efecto, podemos situar a
los padres de Abraham.
Nos hallamos en la frontera entre los dos milenios, Tercero y Segundo a.C. Observemos que antes del
descubrimiento de las Ciudades Perdidas Sumerias, en la segunda parte del siglo
XIX, hablando de Nínive, Ur, Kish, Akkad, Lagash, etcétera, estas Ciudades y su Mundo, que
forman parte del Mundo Profético-veterotestamentario, esas ciudades y su mundo,
en opinión de la Ciencia del XVIII y principios del XIX, jamás existieron,
siendo el Génesis de Moisés, tratando desde
Nabucodonosor hacia atrás, pura invención literaria, un cuento de viejas
mitológicas que los Israelitas se habían sacado de la manga y los Cristianos
habían rescatado a fin de mantener en las tinieblas a las naciones, de las
cuales la Ciencia nos iban a sacar a todas, especialmente a la altura del
siglo XX, fecha que los científicos firmaron como fecha de la muerte del
Cristianismo.
Pero por uno de esos acontecimientos que
jamás debieran producirse, pero que se producen, una generación de científicos, como investidos del poder de Jesucristo para resucitar muertos, se
pusieron a resucitar las Ciudades Perdidas de Sumeria que, hasta entonces,
fueron sólo cuentos de viejas. Los Sayce, Maspero, Rawlingson, etc, reventaron la dialéctica del materialismo histórico
del siglo XIX con la Nueva Ciencia de la Interpretación de las Lenguas
rescatadas de la Tumba: El Sumerio, el Hitita... donde descansaron Nínive, Ur, Kish, Lagash, Akkad, etc, las ciudades protagonistas de la Lista Real Sumeria.
La relación entre los años de vida de las Genealogías Bíblicas y los años de
vida de los reyes de esta Lista fue y sigue siendo uno de esos fenómenos que
dejan con la boca abierta.
Regresando a la línea divina: La
estructura de los hechos nos permite creer que Najor,
abuelo de Abraham, fue uno de los jefes de Ur que bajo la jefatura de Utukhegal de Uruk liberaron al País de la anarquía en la que lo sumieron los Bárbaros Gutis. Derrotados los Gutis por
la coalición dirigida por Utukhegal, Teraj, padre de Abrám, siguiendo
esta línea, participó en la coalición de los príncipes de Ur que bajo la jefatura de Nammu se alzó contra la
tiranía a la que después Utukhegal se abandonó. La
victoria de la coalición de Ur les permitió a los
hijos de Nammu alzarse con la corona. Una corona que
no tardó en sucumbir al paroxismo de la perversidad cuando su sucesor, Shulgi, declaró ser dios en la tierra. Digamos que se
regresó de repente a los días anteriores al Diluvio, cuando los héroes de muy
antiguo proclamaron ser auténticos y genuinos hijos de los dioses y reclamaron
para sí todos los derechos de la divinidad. ¿No fueron sus religiones y sus
hazañas las que condujeron a las naciones a la ruina? Bajo el reinado de los
hijos de Nammu, reinando Shulgi en Ur, nuestro Abraham abandonó su ciudad
natal. No pudiendo soportar por más tiempo aquella egolatría Abraham abandonó Ur. Curiosamente sin encontrar resistencia. Poco espacio
para la duda dejan los hechos. Por la fuerza que posteriormente demostró el
ejército de soldados ganaderos al mando de Abraham, todo indica que el hijo de Teraj estuvo en el ojo del huracán de la guerra civil que
la divinización de Shulgi puso sobre la mesa. De no
haber mediado su Dios, el hijo de Teraj seguramente
hubiera liderado el golpe de Estado contra el hijo de Nammu.
Otro gallo habría contado entonces en Ur. El ejército
del hijo de Teraj habría decidido la suerte de la
ciudad
Cuando por tanto Abraham abandonó Ur el hijo de Nammu vio partir a
su enemigo más peligroso. El destierro voluntario del hijo de Teraj redujo la oposición a su dinastía a la mínima
expresión posible. Y así fue cómo al frente de un poderoso ejército de
guerreros-pastores Abraham subió por las orillas del río Occidental sin nadie
que le osara hacerle frente. Entró en Siria por el Norte, tierra de nadie
abierta al pastoreo y al bandidaje. Dice la Biblia que guerreó Abraham hasta
contra cinco reyes juntos. Y siempre triunfó. Y siguió triunfando. Tampoco el
Faraón se atrevió a consumar su audacia. ¿En qué se quedó su anunciada boda con
la mujer del Hijo de Noé? Un ejército de hombres curtidos en el campo de
batalla que se mueve al sonido de la palabra de un solo hombre ¿de cuándo fue
lo que se dice un enemigo fácil.
En cuanto a la fecha aproximada del peregrinaje de Abraham y su hijo Isaac por las tierras del Oriente Medio, las hambrunas de las que habla la Biblia y las hambrunas que asolaron el reinado de los hijos de Nammu, especialmente durante el reinado de Ibbi Sin, entre el 2028 y el 2004, nos sirven de punto de su localización en la línea del tiempo. La presencia de Abraham y su hijo entre los Amorreos, pueblo enemigo de Ur, con los que las relaciones de Abraham fueron las típicas del enemigo de mi enemigo es mi amigo, nos abre los ojos a la situación geopolítica en la que se movió el padre de Isaac. Amén de confirmarnos en los límites cronológicos entre los cuales hemos situado a Abraham y a su hijo. Incomprensible una decisión que pudo haberle manchado su reputación con la fama de los cobardes, Abraham prefirió la sabiduría de su Dios a la de los hombres. Su posición teológica no admitía mutilaciones ni revisiones. El tiempo del hijo de Eva no había llegado. En efecto, la impaciencia fue la madre del pecado del Caín. La ignorancia, no la sabiduría, fue el motor de su delito. Quien juró venganza se conservó el derecho de ponerle número al día del combate a muerte entre el hijo de Eva y Satanás. A Dios le tocaba decir el cuándo y el cómo. Él dice, y así se hace. “Cuenta las estrellas del cielo si puedes, así de numerosa haré que sea tu descendencia”. ¿Dónde están los descendientes de la Casa de Nammu?
Después de la muerte de Isaac, en vida de
Jacob, padre de José, la hambruna volvió a golpear las tierras del Oriente
Próximo Antiguo. Durante aquellas hambrunas que asolaron el universo conocido
nos ha sido descubierto en los papiros el asentamiento de un poderoso Clan
Hebreo en el Nilo. La Conexión Judía introduce a José en los movimientos
sociales que las hambrunas causaron en la Corte del Faraón.
Con José entró en Egipto la Providencia.
Se entiende que en agradecimiento el Faraón y su Corte les permitiesen a los
hermanos de la Providencia instalarse en la orilla del Nilo que más les
gustase. Con la Providencia en casa adiós a los malos tiempo.
Hemos localizado el periodo abrahámico
durante la III Dinastía de Ur, entre los dos puntos
extremos del siglo XXI. Y hemos visto cómo en los registros faraónicos del
Imperio Medio, en el reinado de Amenemhat II, entre el 1929 y el 1895, las
tribus asiáticas empezaron a internarse en el Egipto, desplazándose cada vez
más hacia el sur. Fue en las crónicas de Sesostris II, sucesor del anterior,
que ya queda constancia firme de esta inmigración de tribus asiáticas en el
imperio. Pero el punto de interés que atrae nuestra atención son las hambrunas
que asolaron el Egipto durante el reinado de Mentuhotep III (c. 2010-1998 a. C.) Hambrunas que nos conectan con la Historia
de José, permitiéndonos situar la entrada de los hebreos en el País del Nilo al
principio del Segundo Milenio. La importancia de esta conexión radica en la
respuesta que exige el acontecimiento del asentamiento de tribus ganaderas en
el reino de los faraones, agricultores. El hecho de la ruptura con la cultura
tradicional faraónica, de rechazo hacia los pueblos nómadas, ganaderos, nos
abre los ojos a un cambio que sólo se explica por la revolución que supuso la
presencia de José en la Corte del Faraón. Sin ir más lejos será durante este
periodo cuando el Faraón adquirirá todas las notas clásicas, tan típicas a las
estructuras imperialistas asiáticas. Es de comprender, pues, que hasta que no
llegó aquel faraón que no conoció a José, los Hebreos disfrutaron de una
política de amistad privilegiada, disfrutando de la cual al crecer extendieron
sus asentamientos más al sur, al precio, claro está, de abandonar la tradición
ganadera de sus padres.
¡Qué pronto, pues, se olvidan los malos
tiempos!
Ahora faltan las pruebas. La recreación
cronológica desde el conocimiento de las condiciones sociales e históricas de
aquellos siglos le basta a quien tiene inteligencia. A los sabios les
corresponde buscar las pruebas.
La integración de José en el siglo XX antes de Cristo y la penetración
de los Hicsos, faraones que no conocieron a José, nos da el siglo XVI para el Éxodo, y mediados
de ese mismo siglo para la Destrucción de Jericó.
Falta la ultima pieza del puzle, el
ejército del Faraón. Conociendo a Dios es de creer que su Mano rescatará de las
profundidades del Mar Rojo la prueba que determinará la Cronología de la Salida de Egipto, la Destrucción de
Jericó y la Reconquista del Egipto por sus verdaderos habitantes, refugiados en el Sur desde la conquista de su reino por los Hicsos.
La Verdad es la Madre de la Civilización.
Durante estos últimos 50 años nuestra Civilización, basada en el Conocimiento,
ha avanzado más que en los últimos cinco mil años de existencia. Todo indica
que en los próximos 50 años la revolución
de todas las ramas del Árbol de las Ciencias atravesará el mar rojo de las
tinieblas que la Agenda 2030 ha levantado sobre el futuro de la plenitud de las
naciones. Nuestra parte no es la del que ve, es la del que participa. Nuestro Deber
es legarles a nuestros hijos todas las herramientas que les permitirán seguir
avanzando sin romper jamás la Ley de la Paz y de la Salud del Rey de los Cielos.
No hemos tenido Paz y Salud porque le
estuvimos buscando como quien cultiva una tierra enferma regada con sangre. Al
Principio la Corona bajó del Cielo; y regresó al Cielo en la Cabeza del Rey,
Jesucristo; desde quien veremos con nuestros ojos bajar su Ley de Paz y Salud
sobre todas las naciones de la Tierra.
La Batalla Final entre la Muerte y la
Vida es vieja; la Victoria será nuestra.
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