BIBLIOTECA DE HISTORIA UNIVERSAL DEL CRISTIANISMOY DE LA IGLESIA |
INTRODUCCIÓN A LA HISTORIA UNIVERSAL DEL CRISTIANISMO
Entender el desarrollo de Historia de las Naciones sin la presencia de la Iglesia Católica y de la Europa Cristiana es suponer que la Tierra puede existir sin su núcleo, los animales sin el instinto y el hombre sin la inteligencia. Es mucho suponer. Verdad es que la Ciencia ha impuesto en la conducta del pensamiento moderno la omnipotencia de su Razón, de manera que no existe lo que es sino lo que ella dice que existe, y aunque no exista lo que dice ella que es no tiene ninguna importancia lo que pueda decir, diga o quiera decir quien no es de profesión un científico. Pasaba en el mundo del ateísmo científico lo que pasa en el Globo de laPolítica Progresista, donde el político tiene secuestrada la voluntad del pueblo, secuestro legal al que llaman Democracia, y quien no es político no tiene derecho a la palabra, negación que se enmascara en eso que llaman Voto Democrático. Hablando de la Inteligencia, núcleo del ser humano que es al hombre lo que el instinto a los animales, sin la cual su existencia en la Tierra se hubiese colapsado durante la Naturaleza Salvaje de las Eras Prehistóricas, por ausencia de garras, colmillos y la fuerza natural a las bestias; ingteligencia cuyo norte, horizonte y sentido de ser es la Verdad, todo hay que decirlo: ni al científico ni al político les interesa la Verdad más allá de su relación con el Poder. Hubo un tiempo, durante la Infancia de la Ciencia y de la Política,
cuando la Ciencia tuvo la Verdad por emblema y la Política la Revolución por bandera, cuando el político y el científico buscaron la Verdad por la Verdad… en fin, esto
es hoy por hoy cuento de viejas. El hecho es que con la muerte de Sócrates la Verdad fue enterrada en los
calabozos de los intereses de la Política. La Historia del Imperio
Romano lo confirma, la Inteligencia pasó a ser la esclava de lux del Poder. La
Ciencia humana se hundió en los abismos de su esclavitud a la Política, y su
libertad vino a depender de la calidad de su servicio al Amo, sin importarle
valor moral o ético alguno excepto el que el Poder tuvo por natural al Imperio
de su voluntad.
La Historia del Mundo antes del
Nacimiento del Cristianismo está escrita. El hombre no era hombre, aquel hombre
fue una bestia depredadora carnicera que alimentaba a sus animales domésticos con
carne humana. Desde el Oriente Lejano al África Salvaje, desde Alaska a la
Patagonia el sacrificio humano a la salud de los dioses había echado sobre la tumba de la Verdad una montaña de piedras en el lecho
de un mar de sangre de cuyo fondo nadie creía que fuese posible traerla a
superficie, y menos que extendiera su Luz sobre las naciones de la Tierra.
A la altura del Nacimiento del
Cristianismo no había hombre que buscase el Bien Universal; todos tuvieron por verdad un único propósito, sobrevivir a costa de la sangre de su prójimo.
La ley del más fuerte desplazó a la Verdad el mismo día en que un hermano dejó
caer sobre el cráneo de su hermano la fuerza de su brazo criminal. Todos los
hombres fueron criminales, y quien no lo era pagaba el precio con el derramamiento de la suya . La
mentira, la traición y el odio fueron el pan de cada día; quien no se sentaba
alrededor de la mesa que Satán levantó entre los pueblos para que los demonios
se emborrachasen con la sangre de los humanos… ése … perecía.
Los historiadores modernos rompieron una lanza a la salud de aquel Mundo Antiguo, y sin honor ni vergüenza glorificaron la Civilización de aquel infernal Imperio Romano, cuya ley devino el Modelo a cuya imagen y semejanza levantó su civilización el Imperio Islámico. Terror y Miseria fueron los dos brazos de aquel Mundo Antiguo perdido en las tinieblas de una inteligencia que vendió la Verdad al Poder. Y si hablamos del Imperio Romano, en tanto en cuanto la degradación que mejor explica lo que el hombre devino a la altura del Nacimiento del Cristianismo, no es porque las demás civilizaciones hubiesen sido mejores, simplemente es lo que más cerca tenemos y cuya Historia, por mejor documentada, mejor conocemos. Ya sabemos que lo lógico en un criminal es ocultar las
huellas de sus crímenes; siguiendo esta norma los imperios anteriores al Romano
se preocuparon de borrar el horror de sus Memorias. De hecho, en el
presente tenemos quienes en su pasión sin limites por el Poder glorifican la civilización sangrienta de la que fueron liberados los pueblos aborígenes mesoamericamos por el
Imperio Español.
Sí, es cierto, el Cristianismo
cometió muchos errores durante su Historia. Pero comparando sus aciertos y sus
errores con los de las civilizaciones del mundo antiguo podemos afirmar que el
peor de sus errores fue infinitamente más positivo para el crecimiento del
mundo actual que el mejor de los aciertos de aquellos pueblos sumidos en las tinieblas de imperios
y reinos cuya ley fue el Terror sobre el pueblo propio y el Odio contra los
pueblos vecinos.
Fue aquel Día en que la Verdad fue enterrada que sucedió el Acontecimiento que vino a macar el Futuro del Hombre en la Eternidad. La Esperanza de un pueblo, pequeño y sin Poder, de nombre Israel, se hizo Carne. No que ese pueblo se rigiese por otra ley que el fuego y la sangre. Hijo de hombre y mujer, Israel se había adaptado a la ley del mundo, y tampoco entre sus hombres se hallaba quien hiciese el Bien. Hablando con la verdad en los dedos: aquella Esperanza, que había estado viajando durante milenios en el pueblo nacido de Adán, Abraham, Noé y Jacob, la verdad sea dicha, se había hundido en las cloacas del Templo de Jerusalén. El reino universal del hijo de David se había desvanecido en las brumas de un sueño sin cuerpo. La realidad le había impuesto a Israel su ley; la Restauración del Paraíso Perdido por obra y gracia del Dios del rey David, Señor de Moisés, que haría descender del Cielo la corona imperial sobre el hijo de David, legítimo heredero de la corona universal de su padre Adán, a la altura del Nacimiento de Jesús era pura fantasía. La verdad era que todo estaba perdido para el Hombre a la imagen y semejanza de Dios. El hombre se había metido en la piel de una bestia, la más depredadora, salvaje y sangrienta jamás nacida de las entrañas de la Tierra. ¿Qué lugar podía tener aquella Esperanza de Noé, Abraham, Jacob y David abandonada a buscarse la vida en aquella selva de monstruos devorándose los unos a los otros por el Poder Imperial? Jerusalén había renunciado a mantener
vivo en su Templo y su pueblo aquel sueño de redenciòn mundial de unos patriarcas y héroes nacionales
cuya naturaleza ya nadie podía discernir. Los ojos del pueblo Judío estaban ciegos, su inteligencia,
como la de los demás pueblos al del Poder, era un arma de dominio al servicio del Templo.
Los historiadores modernos,
liderados por las escuelas anglosajonas, enemigos a muerte de la Iglesia
Católica, maquillaron el rostro de aquel Mundo Antiguo, fundado sobre hierro y
fuego, y no teniendo otro Modelo para edificar su Imperio prefirieron glorificar
el Romano acusando al Cristianismo de haber sido la causa directa de su Destrucción.
La barbaridad que esta acusación supone da cuenta de la barbarie que los
imperios construidos sobre esa Traición al Espíritu de Cristo sellaron con sus
guerras internas y sus genocidios externos. Pero el juicio sobre esos Imperios
es asunto exclusivo del Juez Divino.
Volviendo al Principio, el
Cristianismo existe porque un Hombre resucitó aquella Esperanza que Israel
arrojó de su alma, y la legó en
Testamento a su Casa en el Espíritu. Todos sabemos su Nombre, quién fue, y lo
más importante “de dónde vino”.
Porque, en efecto, la primera
corona que posó su gloria sobre cabeza humana “bajó del Cielo”. No lo digo yo,
está escrito en los documentos sumerios, ajenos al Antiguo Testamento,
documentos hasta ayer mismo desconocidos. La restauración de aquel reino perdido
contaba con un restablecimiento, a imagen y semejanza de aquel descenso de la
corona universal, de aquel “descenso” que al principio posó su gloria sobre la
cabeza del padre de Israel. Nadie podía imaginarse que no ya la Corona sino el
propio Rey en Persona “descendiese del Cielo”. A nadie le cupo en la cabeza la
posibilidad de un semejante “descenso del Cielo”. Pero es lo que vino a
suceder: El Rey del Cielo descendió en Persona a la Tierra para hacer de los pueblos de la Tierra Ciudadanos
de su Reino.
Está escrito en el Libro de
Dios. Este acontecimiento para la eternidad, y digo por la eternidad porque
transformó la misma estructura del Reino de su Padre, fue sellado con la sangre
de los Primeros Cristianos, siendo el Primero de todos el propio Cristo, hijo
de David, cuyo Nacimiento fue Encarnado por el Hijo de Dios, según todos
sabemos y la Iglesia católica ha venido defendiendo durante los dos mil años
que han pasado desde entonces hasta nuestros días. La Historia del Cristianismo
es la Historia de estos dos mil años de Defensa de este Acontecimiento contra todas las fuerzas que la Muerte y
su hijo, Satán, levantaron en guerra de destrucción absoluta de la Iglesia
Católica, edificada por los Apóstoles sobre la Piedra que Dios fundó delante de
todos los pueblos.
No hay historia perfecta de los
hombres de la Iglesia y del Cristianismo. El Mundo Antiguo fue borrado y un
Mundo Nuevo tuvo su Comienzo. Y aunque un hombre espiritual había sido
engendrado, su carne procedía de aquella
bestia bárbara que sacrificaba sus hijos
a los árboles del bosque y se emborrachaba con la sangre de sus enemigos servida en cráneos pulidos. Olvidar
este detalle y creer que de la roca bruta se puede crear una estatua
de belleza perfecta, sin el trabajo y la paciencia de un genio único, es creer
que los burros vuelan y que Enrique VIII fue un santo. Esta creencia para
mentes sin inteligencia es la que los
historiadores modernos, hijos de las Rebelión Anglicano-Protestante, vinieron a
imponer en sus escuelas.
I
De hecho si Dios soporta una
oposición a Su Iglesia es por darle a todos los hombres una oportunidad final
de deponer las armas y abrazar la Verdad como Origen y Fuente de la Justicia y
de la Paz. La verdad es que su Hijo es el Dios Verdadero que dijo “Haya Luz”, y
la Luz se hizo. Conociendo esta Verdad
el Apóstol escribió:
“El Verbo, la Palabra, el Hijo
de Dios se hizo Hombre, y hemos visto su Gloria, la Gloria del Hijo Unigénito
de Dios”.
Basta ya, pues, de medias
tintas y de timideces. Dios no quiere que nadie muera. La Creación está basada
en el Principio de la Vida Eterna a imagen y semejanza de su Hijo, y nada le es
más grato al Creador que toda su Creación corra a adquirir la Ciudadanía de su
Reino. Pero el que elija no querer vivir, ni mortal ni eternamente a la luz de
la Verdad y prefiera declararse el enemigo de Su Reino, que así sea, nos
limpiaremos el polvo de nuestros pies y seguiremos nuestra Camino hacia la
Adhesión de la plenitud de las naciones de la Tierra al Reino del Hijo de Dios.
Este es el Fin Divino para el que hemos sido engendrados, e investidos de la
Invencibilidad del Espíritu de la Palabra, aquel Mañana anunciado desde el
Principio: “La Creación entera aguarda expectante la manifestación de la gloria
de la Libertad de los hijos de Dios”, es Hoy.
El Día de la Libertad ha
amanecido, Dios lo ha anunciado dando a conocer su Voluntad Unificadora.
Así pues, y tal cual hemos
recibido de los labios de la Esposa del Señor Jesús, Nuestro Padre que está en
los Cielos, el Creador no se relaciona con Su Creación desde el Poder. Su
relación con la Vida Creada a la Imagen y Semejanza de su Hijo se funda en el
Amor, y Amor de Padre a hijos.
El mero hecho de medirse con su
Criatura en el terreno del Poder es un insulto a Su Persona. Y desde la
Criatura, una locura. Nadie pues se crea que por el Poder o por la Ciencia
puede ganar el Corazón de Dios. Mas, como todos sabemos, y lo sabemos porque el
Libro de la Historia está para que lo recordemos, en tiempos de grandes
acontecimientos como los que vamos a vivir en este Siglo, en la tierra de la
ignorancia brotan fanatismos que, en su patología espiritual, en lugar de acercar
a Dios conducen a las gentes a las filas de su Enemigo. Es por esto que la
Memoria Histórica del Cristianismo es Vital para no caer en los errores del
Pasado.
Un hombre sin Memoria,
digámoslo todo, es un enfermo. Un hombre con una Memoria mutilada o manipulada
es un discapacitado. Ambos son carne de cañón para quienes buscan la
transformación del ser humano en una bestia esclava a su servicio. A donde
conduce esta transformación lo sabemos todos; quienes la buscan, niegan que la conversión del hombre en un esclavo al servicio de sus
intereses y ambiciones sea una abominación; quienes la abominamos, preferimos la muerte a
devenir esclavos de aquellos hijos de Dios que eligieron ser reyes en el
infierno antes que simples ciudadanos en el Reino del Hijo de Dios. Porque en
definitiva de esto es de lo que se trata, sobre esta renuncia o aceptación a la
Ley Universal es de lo que va la Guerra
entre Satán y Cristo que lleva viviendo en sus carnes el Género Humano.
Así pues, la Inteligencia
Divina no puede permitir que la Materia prime sobre el Espíritu, ni la Muerte
sobre la Vida. Estirar sobre la mesa de los ojos la Historia Completa de esta
Guerra entre lo que estamos llamado a ser y somos, y lo que quiere el mundo que
seamos y nos negamos a ser, supera los trámites de una Introducción de la
naturaleza que me he propuesto. Las Edades del Cristianismo están escritas y
desplegadas delante de los ojos de todos.
La riqueza de las victorias del
Cristianismo han enriquecido el progreso de la civilización. Desde los Orígenes
Bárbaros de las grandes naciones cristianas creadoras de la Edad Moderna a
nuestros días una Biblioteca sin par, ni igual entre las bibliotecas de las
civilizaciones no cristianas, ha sido escrita. Bajo el Signo de Cristo han
crecido todas las joyas de las que al presente nos gloriamos de haber conocido
y amado: Ciencias, Artes, Derecho,
Organizaciones Internacionales… Todo lo que consideramos bueno y digno de ser
cultivado encontró en la Civilización Cristiana primero su refugio, luego su
casa, y finalmente un terreno en el que construirse un futuro libre.
Lamentablemente la razón humana
valora más un error que mil aciertos, perdona un genocidio pero no absuelve un
homicidio; tolera la corrupción y no soporta la honestidad de quien ama la
verdad sobre todas las cosas. Así que, en cuanto ese futuro se hizo, las
Ciencias, las Artes, el Derecho y las Organizaciones Internacionales mediante
el subterfugio de Guerra entre la Razón y la Fe, se declararon en Rebelión
Abierta contra el Espíritu Cristiano que las rescató del sepulcro. La Historia
del Cristianismo es también la Historia de aquella Guerra de la Fe por
sobrevivir a las fuerzas que la Razón, creyéndose todopoderosa, levantó contra
la Iglesia.
II
Más allá de esta realidad
visible los hijos de Dios nos enfrentamos a un Acontecimiento Histórico Maravilloso:
el Fin de los Tiempos durante los cuales la Historia de nuestro Mundo estaría
encadenada a la Ley de la Ciencia del Bien y del Mal. La Victoria de su Hijo
sobre el Enemigo de su Reino cambió el Fin al que su Enemigo quiso conducirnos
a todos los pueblos, término al que aún no ha renunciado y como vemos al
presente sigue buscando desesperadamente. Es decir, toda la Historia del Mundo
es Historia del Cristianismo, porque,
como dije antes, sin la Existencia del Cristianismo no existiría Mundo sobre el
que escribir Historia alguna; y, evidentemente, sin la Vida de la Iglesia
Católica no existiría Cristianismo. De tal forma que si la Iglesia Católica
pereciera el Cristianismo se hundiría en el polvo, y una vez el Cristianismo se extinguiese cesaría la Vida del hombre en la
Tierra. No hablo en vano. Basta abrir la Memoria de Europa para ver cómo la
Iglesia Católica ha sido esa Ciudad de Dios continuamente asediada por enemigos
externos e internos, Historia que demuestra la veracidad de la conclusión unos
segundos antes expuesta. Si alguien quiere destruir el Cristianismo primero debe
echar abajo a la Iglesia Católica; una vez ésta reducida a escombros el Cristianismo se
hundiría en la memoria de los siglos,
siendo el resultado final buscado por el Enemigo de Dios y del Hombre la
extinción de la vida en la Tierra, horizonte que los conjurados en la
actual Alianza de Civilizaciones
no ven, porque no ven que quien los ha reunido alrededor de una misma mesa es el mismo a quien el Hijo de
Dios le dijo: “Vade retro Satanás”.
Sobran las palabras cuando el
Libro de las Victorias de la Iglesia Católica, y del Cristianismo en general,
sobre toda las fuerzas que la Muerte y su Príncipe Maligno le suscitaron a través de los siglos está abierto, y
su lectura es libre.
III
Pero regresando al Principio,
el Fin Natural al que es conducido todo Mundo encadenado al Muro de la Ley de
la Ciencia del Bien y del Mal es su regreso al polvo : extinción y
desaparición de la faz del Universo. Buscándonos un Camino a la Vida,
Jesucristo conquistó el Corazón de Dios abriendo la Puerta de la que nadie excepto Él posee la Llave, el Amor a Dios, en tanto que Padre y en cuanto el
Dios que dice de Sí mismo: “YO SOY EL QUE SOY”.
Llega siempre para todo hijo
ese momento de ver a su padre como hombre, y sin dejar de ser su hijo ver al
hombre. Esta visión puede ser dramática, y en muchos casos crear una muralla
contra la personalidad humana del hombre que lo trajo al mundo.
No menos rendido que cayó Dios
ante este Hijo por Amor al cual el Fin Natural a la Condena de la Transgresión
del Hombre fue revolucionada de tal manera que el Epílogo de la Tragedia del
Género Humano vendría a ser el Prólogo de una Historia Feliz. ¡ Contra natura,
la Tragedia del Genero Humano tendría un Final Feliz!
Esta es la Victoria de
Jesucristo, celebrada en el Cielo por toda la Casa de Dios, según leemos en el
Epílogo de Su Libro; celebrada por siglos de generaciones cristianas, y a ser
ensalzada por los hijos de Dios en la Tierra durante los siglos que vienen, y
por la Eternidad será la Memoria de la Iglesia Universal, que en este Siglo
destruirá la Obra de la Muerte y su Príncipe.
El Decreto de Dios contra la
Muerte y Satanás proclama su Destierro de la Tierra. La Llamada a todos los hijos
de Dios, de los Cielos y de la Tierra, a Unidad y Obediencia al Rey
Todopoderoso, para juntos destruir la Obra que el Enemigo del Reino de Jesucristo
ha levantado en nuestro Mundo durante estos siglos pasados, es una Llamada
viva. Aquel que no obedezca la Voluntad Unificadora de Dios y permanezca de
rodillas ante las tradiciones y las iglesias nacionales será como el polvo que
el Viento del Espíritu levanta y arrastra lejos del Camino.
El enemigo del Dios y del
Hombre hará lo que le es natural, intentar conducir a la Extinción a todo el
Género Humano antes de ser desterrado de la Tierra. La ignorancia sobre sus
métodos y sus mentiras es su arma para agarrarse a la Tierra y permanecer en el
Mundo, pues a él le fue dada la corona del Mundo el día que se la arrebató a
Adán.
El Hijo de Dios rechazó la
corona sobre todos los reinos de la Tierra que el Maligno le ofreció,
con su Rechazo manifestando ,delante de la Creación entera, cuyos ojos estaban fijos en Él, que
su Reino no está basado en el terror a la Omnipotencia de un Ser Divino al sonido
de cuya Voz el Espacio y el Tiempo se pliegan como si fuesen sus más fieles
esclavos.
El Reino del Creador del
Universo, en orden al cual el Infinito y la Eternidad se hicieron una sola cosa
con el Ser Divino, está basado en el Amor de Dios a la Vida.
Dios no quiere esclavos, Dios
no busca gloria en sus criaturas, Dios no crea para ser aplaudido.
Dios crea por Amor, y sólo ante
el Amor abre su Ser.
“Vade retro Satanás” es el rechazo Absoluto y Eterno del Hijo de Dios a una Relación del Creador con su Creación en base al terror al Infinito Poder de su Padre. De aquí que al Final de su Creación dijera: “Hagamos al hombre a nuestra imagen y a nuestra semejanza”, ergo: un hijo de Dios. Contra cuya Verdad sempiterna levantó el Diablo la Tormenta de aquella Rebelión Protestante, que proclamó ser Dios el Señor del Terror ante cuyo Poder todo el mundo debe plegar sus rodillas o morir. El
Anticristianismo del Manifiesto Protestante no podía ser más satánico.
Teniendo pues delante el
Decreto de Dios por el que se consuma “el Tiempo de la Expectación angustiosa
de la creación”, y concluyen los tiempos durante los cuales “el Rey debía
permanecer sentado a la Diestra de su Padre hasta que sus enemigos estuviesen
en el escabel de sus pies”, siendo aquel Mañana nuestro Hoy, y conociendo el
Odio del Enemigo del Hombre, es bueno que la Memoria Histórica del
Cristianismo, en la que el Infierno ha estado operando para destruir a la
Iglesia y al Género Humano, sea abierta a todos los cristianosn: para no dejarse
arrastrar hacia los errores en los que una vez cayeron nuestros pueblos. Pues
la Muerte reaggiorna sus Mentiras,
para que vestidas con una máscara diferente conduzcan al abismo a los
ignorantes que, engañados por ella, se dejan arrastrar al bando contrario de
Cristo en la creencia de estar luchando por la causa de Dios.
La Necesidad de destruir a la
Iglesia Católica fue de primer orden para el Diablo y la Muerte, a fin de que
siendo destruida no diera a luz a los hijos de su Señor, cuya Herencia no es
otra que la Gloria de la Libertad de los hijos de Dios,a la Imagen y Semejanza
del Primogénito de todos, y Padre Nuestro. El Espíritu de Inteligencia Divina
es nuestra Herencia, y por Él somos conducidos a la Batalla Abierta contra el
Enemigo de Nuestro Dios y Rey, en la consciencia de nuestra Invencibilidad
llamando a todos los hombres a abandonar sus posiciones y venir todos a Su
Reino.
Dos líneas de acción son las
nuestras: Combatir el Mal y Hacer el Bien, y ambas a Imagen y Semejanza de
quien llamándonos a Su Vida y, habiendo perdido nuestro Mundo el norte del
sentido de su existencia, se hizo Hombre para decirnos “HE AQUI AL HOMBRE”.
IV
Ya en el terreno de la Lectura
de la Historia Universal del Cristianismo en Lengua Española y una vez
introducidos en la Herencia Intelectual que debiera ser Libre, y obligatoria
esta Libertad para todos los pueblos, observo dos detalles. El primero es que
la Lengua Inglesa ha vertido en su Biblioteca Historias del Cristianismo mucho
más amplias que las que la Lengua Española ha vertido a la suya. Para suplir
este defecto he importado algunas de ellas, que he convertido a Word y HTML
para que su lectura complemente esta Biblioteca, a la vez que desarrollo una
Bibliografía en Lengua Inglesa para quien desee convertir a Word y expandir su
conocimiento en bien propio y en el de todos.
El segundo detalle que observo
en las Historias en Lengua Española es su carácter apologético de la Curia. La
Odisea de las Naciones cristianas es casi invisibilizada. La amplitud del
tema excusa este apocamiento, reducido casi al status quo de esos historiadores
de los reyes contratados para ensalzar a sus amos y borrar todos sus defectos.
Y no digo esto para criticar a la Iglesia Católica; siendo mi Madre queda muy
lejos de mi espíritu una actitud de deshonra. Pero haciéndolo así, reduciendo
la Historia Universal del Cristianismo a las peripecias de la Curia y de los
reyes, los historiadores del Cristianismo cometen el error de dejar fuera de
esta Odisea a quien sin él, el Pueblo cristiano, no hubiese habido ni Curia ni
reyes cristianos. En fin, esperemos que en este Siglo se escriba la Historia
Universal del Cristianismo para ser Asignatura Natural al Edificio de la
Formación del Ser Humano a la Imagen y Semejanza de los Ciudadanos del Reino de
Dios. Entretanto estas historias extraídas de la tierra de la libertad cumplen
a la perfección su objetivo, especialmente en lo que se refiere al conocimiento
de los errores y mentiras que entre los cristianos existieron y existen en lo
que toca al Conocimiento Perfecto del Hijo de Dios.
V
De la otra parte y ya centrados
en la Vida Eterna en la que caminamos, la Historia del Cristianismo es un
encuentro en espíritu con quienes vamos a convivir por la Eternidad. Los
hombres y mujeres que han escrito sus nombres en el Libro de la Historia del
Cristianismo son hombres y mujeres con los que compartiremos Ciudadanía Eterna.
Todos hemos sido creados para ser herederos de esa Ciudadanía. Todos hemos sido
creados para participar en la Vida del Dios de la Eternidad y del Infinito como
Ciudadanos de su Mundo. El conocimiento de quienes han portado la Llama de la
Fe a través de los Siglos y nos la han pasado a nosotros para que la Carrera no
se detenga, pues sólo Dios sabe cuándo la Historia del Género Humano empezará a
escribirse desde el Mundo Eterno que nos aguarda; ésos hombres y mujeres nos
quitan el Miedo, el Temor a dar un paso adelante y cruzar la Puerta de la Vida
Eterna.
Insisto: La Creación no es un
Acto de Terror concebido por un Dios Maligno ocultando su designio infernal a sus
Criaturas, quienes engañadas para vivir en el Paraíso se encuentran de pronto
arrojadas al abismo. El Hijo de Dios en persona vino para quitarnos de la
cabeza ese Miedo, esa Duda. Él no fue un fantasma, un dios oculto luterano-calvinista seduciendo a
una generación para enseguida entregarla al matadero de los circos romanos.
Todo lo contrario. Y ningún Discurso puede ser más convincente, definitivo y
maravilloso que la Vida de sus Discípulos. Lo cual nos da fuerza para volver a
levantarnos cuando caemos y seguir corriendo a pesar de los malos momentos.
Ellos nos enseñan que la Vida Eterna comienza aquí.
Somos eternos. Hemos sido
creados para serlo. Y hemos hecho esta elección libremente. Nuestros padres nos
condujeron a la Puerta, pero cruzarla es un ejercicio de Poder sujeto
exclusivamente a la Libertad de cada hombre y mujer. Quienes la cruzamos vivimos
en la Eternidad, y en esta Razón nuestro comportamiento se rige por una Ley
infinitamente superior a las leyes nacidas de la Ciencia del Bien y del Mal.
Todas las leyes creadas para justificar el Crimen Fratricida van a pasar; han
gobernado el mundo temporalmente hasta Nuestra Llegada.
Somos Ciudadanos de un Reino
cuyo Rey es Dios. La Gloria de nuestra Libertad nace en su Libertad
Todopoderosa. Por este Poder resurgimos de las cenizas y creamos un Mundo en el
que las Ciencias, el Derecho y las Artes pusieron los Fundamentos de nuestra Civilización,
que proyectamos a las Cinco Regiones del Mundo, y sin Nosotros, el Pueblo
Cristiano, las naciones que hoy levantan orgullosas sus brazos para acometer
nuestro Genocidio se habrían hundido en el mundo de las bestias.
No conocer Nuestra Historia es
un delito contra la inteligencia. Si hay un hombre que en la Tierra puede lucir
su orgullo con la bendición de Dios, ése Hombre somos nosotros: el Hombre Cristiano.
Y el que esté limpio de pecado
que tire la primera piedra. Ésos que apartaron a los pueblos de su Historia
Universal y les pusieron Orejeras Nacionalistas a ambos lados de los ojos para
que sólo vieran la Biblia, como si antes de ellos no hubiesen habido
San Ambrosios y Agustines por cientos, y héroes de la Fe
por miles, ésos padres de Nazis y Comunistas sembraron un odio entre los
pueblos cristianos que de guerra en guerra los condujo a las Guerras Mundiales.
Siendo Dios Amor, ellos sabrán de dónde les vino el Odio.
Ciertamente en la Historia del
Cristianismo hay luces y sombras, como la hay en la vida de todo hombre. Hemos
nacido en un campo de batalla. Todos, sin excepción, lo mismo los Papas que los
carpinteros, lo mismo los reyes que los albañiles, todos hemos nacido en un
mundo sujeto a una Ley Infernal que bendice el Genocidio, el Crimen, la Guerra,
la Transgresión de las Leyes de la Creación, y premia al Corrupto y al
Psicópata como amo que alimenta a su siervo, ignorando éste que cuando cumpla
su trabajo hallará su recompensa en ser devorado el último.
VI
Hablando sobre el Origen diré
que la Historia Universal del Cristianismo tiene su Principio en Jesucristo.
Nuestra Prehistoria es la Historia del Pueblo Hebreo. Como el alfarero que al
volver a su taller se lo encuentra destrozado, recoge todos los tiestos, y una
vez todo organizado recomienza su trabajo, la Historia de la Formación del
Hombre a la Imagen y Semejanza de los hijos de Dios comenzó de nuevo, pero esta
vez el Modelo Original se hizo Hombre, y no fue un hijo de Dios cualquiera
quien vino a Encarnar este Original, fue el Propio Primogénito de los Hijos de
Dios quien vino a mostrarnos al Hombre que llevamos en el Ser desde el origen
de la creación del Universo.
Por lógica este Hombre cuya Ley
Natural tiene su Fuente en la Ley Sobrenatural del Amor de Dios a la Vida tenía
que chocar con la ley del mundo, escrita a sangre y fuego. Consciente de este
shock Jesucristo formó a sus Discípulos mostrándoles la respuesta que deben
darle a esa ley. La Verdad es eterna, no se compra ni se vende. La Vida que
viene de la Verdad es Invencible, no puede ser destruida por la Muerte ni
vencida por el Diablo. Frente al mundo edificado sobre el Fratricidio sólo cabe
una respuesta: Victoria o Muerte.
En el caso de la Primera
Generación de Cristianos la Victoria estaba en la Muerte. Así comenzó a ser
escrito el Libro de la Historia Universal del Cristianismo.
El Primero fue el Siglo de
Cristo. Todos los Apóstoles y su generación dieron su Testimonio de lo que
vieron y oyeron, tocaron y amaron. Con su Sangre firmaron ese Testimonio. Y
nadie más fue llamado a ser Testigo de lo que Ellos vieron y oyeron, tocaron y
amaron. Y quien se declara Testigo de Dios lo hace en nombre de su propia
ignorancia, no en el nombre del Dios que engendró a sus Testigos y los invistió
de la Fuerza de su Predestinación para no vacilar ni temblar en la Hora de las
tinieblas que sobre Ellos caería con la fuerza del
Infierno.
VII
Es extraño observar cómo los
historiadores del Siglo de Cristo pasan por esta Odisea única en la Historia de
la Tierra como quien camina pisando huevos, justificando al perseguidor
mediante la reducción de la gloria de los perseguidos a simples escaramuzas,
que tampoco fueron para tanto – dicen-, y debiera adjudicársele más a un efecto
cuasi psicópata enfermizo por el martirio, que al acto histórico fundacional de
la Civilización.
La degeneración absoluta del
ser humano que el imperio romano representó, y que aun siendo el más alto
estado de sociedad existente para la fecha, nos descubre el bestialismo que
precede a la ruina final, ruina que estaba en el aire, y el Cristianismo retardó;
esta degeneración de un ser humano que come carne y bebe sangre, asentado en la
superioridad que procede de la ciencia de la guerra, que no reconoce más ley
que la del hierro y el fuego, y no acepta más moral que la del depredador
salvaje imponiendo su ley sobre cientos de miles de cadáveres, arrasando
pueblos, devastando territorios; esta degeneración masiva del género humano,
que venía siendo cultivada desde que un hermano quiso poner de rodillas a su
hermano y éste prefiriera morir de pie, degeneración que fue llevada por el imperio
romano a su grado más alto de justificación, por aquella degeneración del
comportamiento humano los historiadores, tanto cristianos como anticristianos,
pasan de puntillas. Los primeros porque no quieren reabrir las heridas, los segundos
porque la bestia que llevaban dentro les hacía añorar aquellos viejos días de
gloria. Convertir a aquel hombre, antes de que llegase su ruina y el viento
infernal de la Muerte transformase el Barro en polvo, fue el Horizonte que
abrió el Hijo de Dios al precio de su Sangre y de la Sangre de sus Hermanos de
la Casa de Abraham.
VIII
El Camino estaba abierto. Desde
el Inicio a la Victoria la Conversión de Europa al Cristianismo habían de
pasar tres siglos más. Siglos difíciles.
El Genocidio Anticristiano fue
firmado. El Imperio Romano se había sumido en una espiral de suicidio glorioso que le
impedía ver su ruina en razón de los siglos de su existencia. ¡Roma era Eterna! En este
terreno los historiadores vuelven a dividirse. Los unos quieren ignorar la
existencia y la influencia trascendental del Cristianismo en la Historia de los
siglos II y III. Los otros quieren reducir al mínimo la Batalla del Imperio
contra la Religión Divina a la salud de Italia, como si aquel pueblo romano
muerto y el pueblo italiano vivo tuviesen conexión moral o espiritual de
naturaleza alguna. Y sin embargo aquellos siglos fueron el semillero de santos
y sabios de cuyas manos y obras la Inteligencia Humana fue regenerada y el
pensamiento humano reedificado sobre los fundamentos nuevos de la Verdad
Eterna. Gracias a esta regeneración del Pensamiento por el Espíritu Cristiano
la transformación revolucionaria de la Moral se hizo. El Derecho evolucionó a
la luz de la bandera del Espíritu de los Obispos. Muerta la Filosofía Pagana,
el Filósofo Cristiano alcanzó lo que sin la Fe le fuera imposible al hombre,
abrazarse y ser abrazado por la Sabiduría.
En aquellos primeros siglos la
regeneración de la Inteligencia no vino de las escuelas oficiales subvencionadas por el Estado. Fueron los Obispos, todos Católicos, quienes en
Defensa de la Fe y buscando el Fin del Genocidio Anticristiano, recogieron el
pensamiento Humano del barro y liberándolo de la esclavitud al Estado le dio
Libertad y Horizonte, sin límites de crecimiento. Imposible por tanto pasar por
la Historia Universal del Cristianismo sin plantar la tienda al lado de los
llamados Padres de la Iglesia, encender el fuego y dejarse llevar por sus
palabras ante la Presencia de Aquel Señor Suyo desde el que se irradiaba el Amor
a Dios que chispeante animaban todos sus discursos.
IX
En el Siglo IV asistimos a la
Victoria Final de la Conversión de Europa. Trascendental para el Futuro porque
fue por esa Victoria que Europa devino Invencible.
Y deviniendo Cristiana, por
lógica, tendría que convertirse en la Vanguardia de la Civilización contra la
que la Muerte habría de lanzar durante los siglos siguientes todas sus fuerzas.
Es también en este Siglo IV donde el problema de las divisiones doctrinales
internas, que llevaban sacudiendo a las iglesias desde aquel Simón el Mago
hasta Arrio, alcanzó su punto más anticristiano. El
Arrianismo, negación de la Naturaleza Increada del Hijo de Dios, que más tarde
tendría en Mahoma su revival, se declaró en estado de guerra fratricida. La
Iglesia Católica devino su Abel, contra el que era de santo alzar la
espada y acabar con su vida. Pero Dios, que es quien dirige la Historia de su
Reino, antes de que se consumara el Crimen dio luz a su Campeón, Constantino,
luego llamado el Grande.
En este Capítulo de la
Biografía del Campeón Divino los historiadores oficiales siguen siendo unos
incompetentes, tanto los que describen su Imperio como los
que narran la Victoria del Cristianismo. Ambas escuelas ignoran a
Dios. Ambas escuelas separan a Dios de la Historia Universal del Cristianismo,
y reflejan en sus posiciones intelectuales una timidez y una inconsistencia
para con los Hechos tal que los lleva a descalificar al Campeón y crear entre
él y Dios un abismo, como si este Campeón hubiese salido de la nada.
En el terreno Católico se
mantuvo esta Conexión Divina... hasta que la hegemonía de las escuelas
históricas nacidas del protestantismo se encargaron de desconectar a Dios de la
Historia Universal y reducir los Acontecimientos Históricas a simples causas y
efectos circunstanciales. Andando por este camino era igualmente natural que
terminasen desconectando sus naciones del Reino de Dios, poniendo sus pueblos
al servicio de dinastías forjadas a base de hierro y fuego, un lenguaje que
parecía entender a la perfección quienes habiendo venido a la Civilización
seguían añorando aquel estado de bestias depredadoras en las que once upon a time vivieron felices y comieron
perdices en las profundidades de sus bosques de hielo.
Pero no sólo la Victoria del
Cristianismo se hizo. Como no podía ser de otro modo en el Siglo IV por
primera vez en la Historia del Universo se proclamó a Voz Viva y en Alto la
Verdad que el Infinito y la Eternidad recogieron en sus Brazos de las manos de
su Hija la Sabiduría, Esposa del Señor Dios Eterno.
Con la emoción del Vencedor
Sobrenatural que había superado Cuatro siglos de Persecuciones Genocidas, y
poniendo Fin a toda discusión futura sobre la Verdad de la Naturaleza Divina de
Jesucristo, el Género Humano, representado delante de Dios por la Iglesia
Católica, Esposa de su Hijo, proclamó Dogma esta Verdad. De tal forma que quien
niega su Enunciado niega a Dios, y quien niega a Dios no vivirá para siempre.
A la Victoria sobre el Mundo le
sumó Dios a su Iglesia la Victoria sobre la Muerte. Al grito de Arrio:
Jesús es un profeta, hijo de mujer y hombre como cualquiera, respondió Dios con
su Palabra Eterna:
“Hijo mío, Tú Dios, Dios
verdadero de Dios verdadero, engendrado de mi Naturaleza Increada, quien no
incline su cabeza ante Tu Corona no entrará en Mi Paraíso”.
De la mano de su siervo
Teodosio, conocido como el Grande, esta Declaración Divina articuló la relación
del Estado con la Iglesia. Desde entonces y a partir de entonces Europa
Cristiana estaba lista para vivir la Caída del Imperio Romano, la Invasión de los
Bárbaros y su Conversión al Cristianismo.
X
En el Siglo V comenzó la Gran
Aventura. Hasta entonces la Batalla del Cristianismo había sido una preparación
para este Acontecimiento Final: la Muerte del Imperio y la Resurrección de
Europa a una Nueva Civilización fundada sobre el espíritu de Inteligencia, que
en los Padres de la Iglesia desarrolló su primera potencia ontológica. Era el
Crecimiento de una Nueva Criatura. La fuerza en la Invencibilidad de la Fe
había quedado fuera de toda duda. Dios mismo había estado preparando este
momento mediante la adhesión de Visigodos y Francos a la Defensa del Imperio.
De hecho estos dos pueblos serían los pilares sobre los que la Europa sería
fundada.
Nacida para ser Invencible en
razón de la Naturaleza Invencible de la Fe, la Primera Gran Batalla entre la
Muerte y Dios por el Género Humano Cristiano se escribió en los Campos Catalaúnicos. Visigodos y Francos se repartieron las
tierras de las que andando el tiempo surgirían las dos grandes potencias de
primer orden del mundo: España y Francia, sin las cuales comprender la Historia
del Mundo Moderno sería imposible.
Los siglos VI y VII serían de
consolidación del Papado de la mano de Gregorio I Magno, gloria de una línea de
obispos romanos que con León I el Grande elevó el Pontificado Católico a la
Primacía que le confiriera Jesús a Pedro. También de reconfiguración de la
Europa Latina y de Conversión de las Islas Británicas, la Tercera de las
Grandes Potencias Europeas nacidas del Cristianismo sin la cual entender la
Historia del Segundo Milenio de nuestra Era sería imposible.
XI
La Segunda Gran Batalla entre
la Muerte y Dios por el Futuro de la Europa Cristiana no se hizo esperar. El
Siglo VIII fue un siglo de consolidación de las estructuras levantadas sobre la
Victoria. Mas ya nada podía ser lo mismo. El Estado Imperial había pasado.
Había que reconstruir el Modelo de Estado desde las bases del Derecho
Cristiano, pero sujetos los pueblos a códigos nacionales bárbaros por
lógica ese trabajo habría de ser un trabajo arduo.
Las raíces nacionales mantenían
separados racialmente a Invasores e Invadidos. Derribar ese muro
de consanguinidad nacionalista y hermanarlos mediante la Libertad de
Matrimonio, y por el Amor llevarlos a abandonar los códigos bárbaros nacionalistas
por el Código del Derecho Romano-Cristiano no sería una perita en dulce. Los
Francos, (Francia en definitiva), llegaron pronto a este nuevo status social
galorromano. Con Clodoveo la fusión entre los dos pueblos se hizo.
En el caso de los Visigodos,
(España en suma), el arrianismo visceral que profesaban los Invasores impidió
esa fusión temprana, de manera que al declararse la Segunda Gran Batalla entre
la Muerte y Dios por el Género Humano la corona de los Visigodos aún se hallaba
en guerra civil entre arrianos y católicos. Siendo la mayoría del Poder del Estado Visigodo de origen arriano, la
conquista de Hispania por los ejércitos del segundo Arrio, Mahoma, fue
aceptada por el pueblo porque, a fin de cuentas, ambas religiones, la
arriana y la musulmana, representaban la misma confesión de Negación de la
Divinidad de Jesucristo acorde al Dogma Católico. Aspecto éste que los historiadores dejaron de lado. Asumiendo la teoría bárbara de que la
religión del rey es la religión del pueblo, los historiadores, tanto nacionales como extranjeros, gustaron pasar de largo por este hecho en base a la confluencia en la visión sobre Jesucristo que musulmanes y
arrianos tuvieron.
Desbordada pues la Península
Hispano-Visigótica los ejércitos de la Muerte avanzaron contra el Reino
Cristiano de los Francos. El Futuro de Europa, y en consecuencia del Género
Humano, se libró a vida o muerte en la Batalla de Poitiers. De nuevo la Invencibilidad
del Cristianismo se hizo hombre en Carlos Martel. Y finalmente quedó
establecida para siempre en el reinado de Carlo Magno. El establecimiento de
la Marca Hispánica, la conquista de la Alemania Salvaje Pagana y la extinción
del reino de los Lombardos, sus tres grandes líneas políticas ante Dios y los
hombres, determinó que se le haya llamado el Fundador Político de Europa. De
hecho los cimientos sobre los que el Reino Carolingio edificó el futuro europeo
han permanecido estables a pesar de las tormentas que ha sufrido.
XII
La Historia Universal del
Cristianismo devino Historia del Papado durante los siglos IX y X. La elevación
de la Curia Romana a la Política Imperial, rompiendo la ley de “al César lo que
es del César y a Dios lo que es de Dios”, implicó al obispado romano, en
especial, y al europeo, en general, en la corrupción. Ser Papa, obispo,
arzobispo dejó de ser visto como un Servicio a Dios acorde al Modelo que Cristo
expuso en vivo, y pasó a ser vivido como una puerta a los privilegios que los
reyes y sus cortes disfrutaban.
El efecto perverso fue la
sujeción de las iglesias a las familias de la aristocracia. Perversión que en
el caso del obispado romano concluyó escribiendo en la Historia del Papado un
Capítulo de Pornocracia por cuyas páginas
los historiadores oficiales solían pasar de puntillas, en silencio, no fuera
que se rompiera algún huevo, y lo más rápido posible.
Siglos de glorias fueron
manchados con el descrédito de un Capítulo vergonzoso que lejos de ser
comprendido levantó en la Iglesia Ortodoxa Bizantina un desprecio abierto hacia
la Curia Romana, base psicológica desde la que se debe entender el Cisma de Oriente,
firmado por aquel magnicida frustrado llamado Miguel Cerulario. De
cualquier forma la Historia de ambas iglesias llevaba ya recorriendo caminos
diferentes desde que se introdujo el FILOQUE en la Teología. No que
los roces no hubiesen sido constantes. La política imperial de Justiniano en
Italia no le hizo ningún favor a la amistad entre ambas confesiones.
El Cesaropapismo bizantino encontró en el Papa Gregorio I y sus
sucesores un firme enemigo. El Bizantino fue el primero en romper la línea de
“a Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César”.
La Separación Iglesia-Estado
mantenida en Occidente, incluso por Teodosio el Grande, se vino abajo en
Constantinopla, donde unas veces era el Patriarca Ortodoxo quien se metía en el
terreno del César y otras era el emperador bizantino quien se metía en el terreno
de Dios. En el emperador León III y el Movimiento Iconoclasta esta tensión
rompió muros y arrastró a Bizancio a la guerra civil entre Emperador y
Patriarca. Ambos Siervos de Dios, Papado y
Patriarcado, se miraron con recelo, a la caza de la Supremacía, desde los inicios
de la Fundación de Constantinopla. El hecho de la Caída del Imperio de
Occidente dejó, en opinión de la Iglesia Católica Bizantina, sin punto de apoyo
a la Iglesia Católica Romana. Opinión insana que acabó convirtiéndose en su
desgracia, pues al apoyar su existencia en un hombre, aunque emperador,
despreció a su Señor, en quien siguió apoyándose el Obispado Romano. Y uniendo
su futuro al futuro del Imperio era natural que al caer el Imperio la Iglesia
Ortodoxa Bizantina pereciera en sus escombros. Una Caída que le anunciara el
Señor de ambas iglesias profetizándoles la Caída de Babilonia la
Grande, es decir del Imperio Romano, antes de que Constantino el Grande naciese
y antes de que Teodosio dividiese el Imperio entre sus hijos.
La Iglesia Católica Bizantina
creyó que, uniendo el Imperio a su Futuro, por amor a Bizancio Dios retiraría su Decreto de
Destrucción contra el Imperio. Y viceversa, Constantinopla creyó que uniendo su
Futuro al de la Iglesia Imperial Bizantina salvaría su Caída por amor a su
Sierva. Lo que demuestra que la forma que tienen de engañarse los hombres son
muchas, y de aquí la Necesidad de mantener fresca y viva la Memoria de nuestra
Historia, en la que se reflejan las políticas de la Muerte y nos enseña a
prevenir sus movimientos en el campo de la Batalla Final que se nos abre en
este siglo.
XIII
La revolución cultural
carolingia fue fundamental para sacar de los conventos el legado de la
Civilización Clásica y Patrística. En su Siglo quedó fijado el Programa de
Educación que seguiría la Edad Medieval hasta la Edad Moderna. Con el paso de
los siglos y bajo el patrocinio de la Iglesia, de aquí la sujeción de las
Ciencias a la Teología, las primeras universidades comenzaron su andadura. Mas
el Capítulo que marcó una Nueva Leyenda entre Iglesia e Imperio, antes de las
Cruzadas, fue la Guerra de las Investiduras. Ésta Cuestión fue el proceso
lógico natural derivado de la corrupción antes referida.
El traspaso de la corona
imperial de Francia a Alemania implicó a la nueva aristocracia semibárbara germana a superar o a copiar la relación bizantina
entre Iglesia y Estado. Se trataba de hacer de la Iglesia la Sierva del
Emperador. De hecho los Obispados y las grandes Sedes estuvieron en las manos de
la aristocracia germana. Romper la sujeción de éstas al Papado y hacerlas
dependiente del Emperador fue el sueño imperial, que de haberse conseguido
hubiese arrastrado a Alemania a una posición de anticristianismo abierto, y la Ley de Separación de Iglesia y Estado establecida por Dios hubiese sido
deliberadamente abolida. No quiso Dios que este Mal se consumase. Su
consumación, junto al Cisma de Oriente, hubiese dejado a la Europa Cristiana a
merced de las fuerzas que ya se preparaban para la Nueva Batalla.
A la altura del Siglo XI, en el
que la Liberación del Diablo estaba prescrita, la Reconquista de España para el
Cristianismo Universal había entrado ya en su fase de expansión sin límites
hasta la Victoria Final del 1492. Las fuerzas musulmanas se habían contraído
por el Oeste y se concentraban en el Medio Oriente en dirección hacia Bizancio.
Hasta entonces Dios había mantenido vivo el Imperio Romano de Oriente con el
fin de edificar la Europea Cristiana y prepararla para la Gran Batalla que se
celebraría en el Siglo XVI entre su Reino en la Tierra y el Imperio de la
Muerte. Éste, recuperado de la pérdida del Occidente Hispano se reafirmaba en el
Oriente Próximo alimentando su espíritu yihadista cin gritos de genocidio
contra el mundo cristiano. Cerrada la puerta de la Europa Cristiana por España, había que echar abajo era la Bizantina.
El movimiento del Diablo en el
tablero de las naciones era predecible a los ojos de Dios. El Cisma Ortodoxo
debilitó la Alianza entre el Occidente y Oriente cristiano, pero la victoria
del Siervo de Cristo, Gregorio VII el Grande, sobre el Imperio relanzó a su
altura original la gloria del Papado, de la que había descendido durante el
Siglo X de la mano de la “Divina Puta Marozia”.
Consciente del peligro que la
Caída de la Puerta Bizantina le significaría a una Europa, de proporciones
reducidas y aquejada de problemas internos, el Papado supo y pudo ponerse a la
altura de las circunstancias y a pesar de la ruptura teológica hizo causa común
con el Imperio. Dios tenía decidida la Caída del Imperio Romano de Oriente pero
ningún hombre puede ponerle fecha a las decisiones que Dios toma en el Tiempo.
Lo que le corresponde a los hombres es actuar acorde a sus tiempos y dejar en
las manos de Dios la ejecución de sus todopoderosos designios.
Tocando este Capítulo de la
Historia Universal del Cristianismo los historiadores han solido seguir métodos
de descripción de las causas, sin pies ni cabeza, hasta el punto de llegar a
considerar las Cruzadas una agresión de Occidente. En su profesionalidad
incompetente llegan los nuevos historiadores al servicio de causas
improcedentes a abolir la Legitimidad de una Causa de Defensa y Socorro
Procedente a favor de un Pueblo Hermano como fue el Bizantino.
Se automutilan el cerebro los dichos profesionales de la Historia
Esclava oficial moderna al olvidar que Bizancio existió antes de que el Islam
existiera. Que fue Mahoma quien se declaró en Yihad Genocida Mundial y atacó a
Bizancio sin causa belis que se
registre. Se olvidan que la Victoria de Heraclio salvó a Bizancio por un tiempo
pero jamás se firmó una paz definitiva, sino sólo treguas, que el Islam rompió
cuantas veces creyó encontrarse fuerte. Los siglos de guerra continua
debilitaron a Bizancio, así que cuando a la altura de la Primera Cruzada,
cerrada ya la división entre las dos iglesias, Bizancio lanza un mensaje de
socorro a Roma este mensaje no fue una bicoca. El peligro era real. Y si hubiese caido
Bizancio en aquel siglo XI la Invasión Musulmana de la Europa Balcánica hubiese tenido consecuencias devastadoras, poniendo en peligro lo creado durante el
Milenio pasado. Dios no podía permitir semejante delito. Tampoco podía
olvidarse de su Decreto contra el Imperio Romano. Pero cada cosa a su tiempo.
XIV
En aquellos tiempos que corrían,
al fuego había que oponerle fuego, al hierro había que responderle con hierro.
De esta manera mientras en la Europa Cristiana, estabilizada la Puerta
Bizantina, en el Siglo XII comenzaban a surgir las primeras Universidades, que
serían la gloria de su Historia Moderna y el semillero donde el árbol de las
ciencias, bajo el patrocinio de la Iglesia Católica, echaría sus raíces
formales, para crecer fuerte y más tarde convertirse en un monstruo devorando a
su propia Madrina, un monstruo surgió del lejano
Oriente, Gengis Khan, quien, a pesar de los pesares, debilitó las
fuerzas musulmanas de las que se nutría el Islam, lo
que permitió que Bizancio respirase hasta su caída en el 1453.
Dios está en guerra. Dios
avisa. Dios anuncia. Dios previene. Dios ofrece quitarse de en medio del campo
de batalla si no se está en sus filas. Pero cuando Dios avanza, Él no se
detiene. El que permanece entre los dos bandos, como si la Guerra entre Dios y
la Muerte no fuese con él, acaba bajo las ruedas del Destino que cada cual
elige para sí mismo. Si lo elige uno, bien está. Si son otros quienes te lo
escriben tu final no es necesario describirlo: ser usado como un soldadito de
plomo en una batalla cuyas causas y fines no entiendes.
XV
El siglo XIII fue al Segundo
Milenio lo que el Cuarto al Primero. El Cristianismo había vencido a todos sus
enemigos externos. Inglaterra se había afianzado como reino. España estaba ya a
las puertas de su victoria final. Francia se había hecho grande. Alemania,
incapaz de vivir en sociedad de Estado con sus vecinos, se había instalado en
una división de pequeños salvajes señores de la guerra bajo la autoridad de un
jefe militar imperial sin más realidad que la del título. Polonia había nacido.
Los Balcanes seguían siendo parte de Europa todavía. Rusia Cristiana había
comenzado su andadura desde Ucrania. Suiza vivía. Italia era. Y sobre todas las
naciones la Iglesia Católica Romana dirigía la
Civilización hacia un Renacimiento Internacional que haría de las naciones
europeas una Entidad Política, más allá de sus particularidades nacionales,
Unidas por un mismo Espíritu Divino. Esta Unidad fue la que combatió la
Reforma. Pero antes de que ésta se produjese dramáticos acontecimientos habrían
de confundir a la cristiandad.
El Cisma de Occidente, la Huida
de los Papas a Aviñón, fue el efecto de la voracidad de un obispado italiano que
rechazando el Poder de Dios quiso fundar el suyo sobre el Oro que le cobraba a las
naciones por el Oficio de los Sacramentos. Por su Poderío territorial se
comparaba al Obispo Romano a los grandes señores feudales, con los que se
enfrentaba en guerras constantes; sus guerras con las repúblicas italianas o
Ciudades-Estados Peninsulares acabaron por expulsarlo de la Península.
Las sucesiones de Papas y
Antipapas fueron devastadoras para la gloria de la Sucesión de Pedro.
El Dicho “por vuestra causa es difamado mi Nombre entre los paganos” pareció no haberse dado para los siervos, quienes despreciando a su Señor no dudaron en manchar su rostro con toda clase de males. Quisieron cerrar aquella Ignominia elevando el Obispado Romano a la condición del Señor, a quien despreció una vez más al declararse Infalible delante de Dios en el Concilio de Constanza. De aquella manera cerrada aquel Capítulo de la Verguenza, llamado para parecer gracioso: La Cautividad Babilónica de la Iglesia, la tragedia de la Segunda Pornocracia Romana vino servida. Quienes recibiieron el Poder de perdonar los pecados se entregaronal Crimen, y por el Poder de su Señor se absolvían de sus crímenes, haciendo de Dios un ídolo pagano sin Espíritu. Si el Siglo XIV puso las bases
para la tragedia, el Siglo XV le abrió la puerta con la sucesión de Papas Pornócratas que tiró a Pedro a los pies Alejandro VI.
Los segundos quisieron pasar por alto semejante delito de desprecio a su
Señor, y, sin darle más importancia de la debida a crimen tan horrible, renegaron
de la posición del Espíritu Santo por la que el sacerdocio aaronita fuera
abolido, que como todos sabemos lo fue por plantarse en una teología maligna de
hoy mato y mañana me absuelvo, o mejor me absuelvo hoy que mañana me voy a
llenar de sangre hasta las orejas. Acto inmundo a los ojos del Juez Divino que
le valió a la casa de Aarón la ruptura de su Contrato y la destrucción de su
Templo.
Lutero y Calvino actuando como
un dios de dos cabezas, sentenciaron a destrucción el Templo que Cristo levantó,
y declararon rota la Alianza por la que su Esposa recibió el Nuevo Sacerdocio
Divino. Engañados por el Diablo, que se puso la sotana para mejor ocultar su
rostro a las naciones, la Guerra Civil Cristiana se hizo.
Pero lo que se movía en el
Tablero de la Guerra entre Dios y la Muerte era una Nueva Batalla de proporciones
finales. O al menos eso pensó el príncipe del Infierno. La Guerra Civil
religiosa sacudiendo los cimientos de la Unidad Europea, y una vez volada la
Puerta Bizantina por la mano del Nuevo Imperio Islámico, la Muerte le ofrecería al
Turco-Otomano realizar el sueño que jamás pudo consumar ningún emperador del
Oriente: la Conquista de Europa.
Mientras el monstruo de doble
cabeza protestante hundía a Europa en la Guerra Civil los ejércitos de la
Muerte se preparaban para el asalto final a la Europa Cristiana. En la
Constantinopla de los Turcos habían estado rezando por una Guerra Civil Europea
que les sirviese romper la Línea de los Balcanes y meterse en el corazón del
Continente. Enloquecido por su demencia el monstruo de la doble cabeza luterano-calvinista bendijo la
invasión Otomana de Europa.
XVI
El Siglo XVI vio una maravilla.
La última de las naciones que salía de su postración, ¡España!, fue colocada de
repente a la cabeza de las naciones europeas. Antes de que las naciones
centrales luchasen por una Reforma, los reyes Católicos la realizaron por su
cuenta. Antes de que siquiera nadie se diese cuenta, España tuvo acceso al
tesoro con el que se debía financiar una guerra de las proporciones que se avecinaba. Antes de que nadie pudiera impedirlo, aquel emperador
alemán que era menos que un títere fue elevado por España a la cabeza de un
Imperio tan real como el Turco-Otomano. Antes que nadie lo viera venir dispuso
Dios al ejército invencible católico español a la vanguardia de los ejércitos
de ese Imperio. Y antes que al otro lado de los Balcanes lo comprendiesen, la
Batalla ya la habían perdido. Escenificarla era todo lo que quedaba. Carlos
puso las banderillas, Felipe II clavó el estoque.
Perdida la Gran Batalla en la
que el Diablo esperó a aplastar a la Europa cristiana, sólo le quedaba sumir a
Europa, su gran enemigo, en una Guerra Mundial Civil. La Guerra de los Treinta
Años se hizo. A sus forjadores divinos los juzgará Dios a su tiempo.
XVII
El Mal ya estaba hecho. Donde
se esperó recoger Unidad y Fraternidad se recogió Odio y Guerra. Al Monstruo le
salió una nueva cabeza, se coronó y se declaró Dios en la Tierra. La demencia
se vio elevada a su grado más alto cuando una prostituta real le sucedió a su
padre divino como Divinidad del Imperio. And God save the Queen. Mas como todo
en este mundo el vómito acaba haciendo devolver a quien lo venera, los mismos
que levantaron al ídolo británico huyeron de la crueldad de sus dioses y,
cruzando un Océano cubierto de rutas plantaron sus pies en el Nuevo Mundo, de
cuyo suelo nació la que sería una Vara de Hierro con la que destruir las
naciones como Vasijas de Alfarero en las manos del Rey de los Cielos. Tal es el Origen en Dios de los Estados
Unidos ¡God bless America!
XVIII
Desde Europa, pues, se extendió el Evangelio al Nuevo Continente. El Centro y el Sur fue ganado para la Iglesia Católica, y el Norte para las iglesias protestantes. El Diablo había perdido una Nueva Batalla. Con el tiempo las iglesias aprenderían a convivir pacíficamente. Aunque debilitado el Imperio Español frente al auge del Imperio Británico,
ambos Imperios extendieron sus brazos a todo el planeta, llevando a
todos el Nombre del Rey de los Cielos y Señor del Universo, Jesucristo
En Europa sin embargo el
Absolutismo inició su andadura. Junto a Luis XIV de Francia vemos a Isaac
Newton. El Siglo XVII fue el siglo del Renacimiento de las Ciencias. La
independencia de las Universidades abrió las puertas al pensamiento, y la Nueva
Configuración de las Naciones a establecer la antigua separación Iglesia-Estado
sobre bases perennes. Su legado al Siglo XVIII fue de entrada la Guerra de
Sucesión Española y de salida la Revolución Francesa.
XIX
El Siglo XIX comenzó con la Guerra
de Napoleón contra los reyes del Viejo Mundo, vivió la Revolución Industrial,
la Guerra Civil Americana, la Caída del Imperio Otomano y del Imperio Español,
el levantamiento del Imperio Ruso de Pedro I el Grande. Grandes acontecimientos
que en nada hicieron más felices a los pueblos. Al contrario, la deriva de las
ciencias y la filosofía hacia el Ateísmo no hizo sino alejar de la Moral Social
los Valores de la Civilización cristiana.
La Moral religiosa del
Capitalismo anclada en el protestantismo Calvinista más riguroso, según la cual
el pobre es pobre porque no goza del favor de Dios, y el favor de Dios se
traduce en oro, determinó que la crueldad moral del mundo antiguo regresase de
la tumba y los lazos de fraternidad que se forjaron durante los siglos de la
edad de oro del cristianismo fuesen cortados de forma salvaje.
Superadas la esclavitud
imperial romana y la servidumbre feudal los pueblos se vieron vendidos a la
fuerza del capital que los reducía a la condición de las bestias domesticadas,
aptas para el trabajo y una vez consumidas sus fuerzas a ser exterminadas por la propia
dureza del trabajo. Saludaron la libertad de pensamiento contra la fe para
verse encadenados al capitalismo científico ¡Qué maldad, Señor!
La angustia de los pueblos
traicionados por sus religiones liberadoras fue capitalizada por Marx y Engels.
El Fantasma del Comunismo había nacido
XX
La última Gran Batalla del
Diablo iba a comenzar. Su tiempo se acababa. Mil años le fueron dados para
destruir al Género Humano y proclamarse vencedor sobre y contra el mismísimo
Dios. Tal como estaban las cosas, a principios del Siglo XX declarar una Guerra
Civil Europea que se hiciera Mundial sería coser y cantar. Y sin embargo las
armas de destrucción masivas no habían sido inventadas. Confiar en una
destrucción absoluta del Género Humano en una guerra hecha a garrotazos sería
de ignorantes. Habría que confiarse a una Guerra dotada de dichas armas de
destrucción masiva.
Pero como los Estados Unidos
fue creada por Dios para ser una Vara de Hierro en su Mano, Alemania siempre
fue un arma letal en la mano del Diablo. Enemiga de la Civilización desde los
tiempos más oscuros de su existencia, el pueblo germano no aceptó jamás unirse
a Europa como un miembro más de la Gran Familia Cristiana. La Reforma no fue
más que la ocasión perfecta para hacer valer la monstruosidad de un alma que se
negaba a ser una más entre las demás. Parir a Hitler de esas entrañas sería un
trabajo muy doloroso, pero lo que no puede el hombre lo puede el Diablo: parió
a Lutero, pariría a Hitler. Pondría en sus manos el Arma Atómica y dándole el
Poder extendería su Odio a todos los Cristianos de Europa, comenzando así el
principio del fin del Cristianismo en la Tierra. La Ciencia, enemiga de la Fe
por principios filosóficos, pondría al servicio de su Campeón la Bomba Atómica.
No en vano fue en Alemania
donde se gestó la Edad Atómica, Werner von Braun, Eisenberg, Plank,
todos los genios de las ciencias de la Edad Atómica estuvieron bajo el paraguas de
la protección del Tercer Reich. La Victoria del Diablo estuvo a un paso de
conseguirse.
Pero de nuevo las Naciones se
unieron para vencer al Diablo y sus ejércitos. El Rey de los Cielos tomó en su
Mano la Vara de Hierro que para la ocasión su Padre le había creado para romper
las naciones como vasijas de alfarero, y se presentó en el Campo de Batalla. La
Gran Batalla entre Gog y Magog había acabado. Cierto es que
entre Hitler y Stalin los USA se encontraron confundidos. Mas no es al hombre a
quien le corresponde la decisión, sino a Dios. El Cristianismo había vuelto a vencer.
Al Diablo sólo le quedaba ya oír el Decreto de su Expulsión de la Tierra. A
partir de ese momento el Género Humano se enfrentaría a la Muerte, el Último
Enemigo, verdadero autor intelectual de la Caída.
XXI
Y aquí estamos. La Muerte ya ha
comenzado su obra de extinción de la Vida. Fue su trabajo durante la Eternidad.
Antes de que Dios iniciase su Odisea por la Inmortalidad de todos los seres,
extinguir, devolver al polvo lo que del polvo vino era su trabajo, es
su naturaleza.
Y está en la nuestra ser hijos
de Dios.
Y manos a la obra. Queriendo
decir solamente que los libros aquí pegados proceden de colecciones de libre
acceso en Internet. Los originales son PDFS. Yo simplemente me sirvo de ellos
para darle un formato Word y alimentar el deseo de dirigirse a las Librerías y
comprarse libros en el formato tradicional de siempre. He organizado esta
Biblioteca en secciones: Patrística, Historia de la Iglesia, Reforma, Teología,
Apologética, etcétera. Por lo demás el alimento es bueno; aquello que considero
no bueno no lo quiero para mí ni para nadie. Ser lector es saber elegir. Leer
para Matar el tiempo no es mi lema. Si alguno quiere aconsejarme un libro para
su acceso o convierte algunos de éstos en Word y los corrige y le da forma
HTML, puede enviarme el link o simplemente pasarme la corrección para su acceso
libre.
CRYS
|
BIBLIOTECA DE HISTORIA UNIVERSAL DEL CRISTIANISMOY DE LA IGLESIA /Sala española |
HISTORY OF THE POPES FROM THE CLOSE OF THE MIDDLE AGESFROM MARTIN V TO CLEMENT VII,A.D. 1417 TO 1534 |
A HISTORY OF THE POPES FROM THE GREAT SCHISM TO THE SACK OF ROMEBOOK I THE GREAT SCHISM. 1378-1414 BOOK II THE COUNCIL OF CONSTANCE.1414-1418. BOOK III THE COUNCIL OF BASEL.1419-1447. BOOK IV. THE PAPAL RESTORATION.1444—1464.BOOK V. THE ITALIAN PRINCES. 1464—1518. BOOK VI. THE GERMAN REVOLT. 1517—1527 |
THE RENAISSANCE
|
THE REFORMATION
|
THE REFORMATION
|
THE MEDICI POPESLEO X AND CLEMENT VII
Julius II Improved position of the House of Medici—Leo Decimus Pontifex Maximus : Leo X—Adrian VI— Clement VII—The Sack of Rome— The Later Medici Popes: Gian-Angelo Medici of Milan, Pius IV— Alessandro de' Medici of Florence, Leo XI |
LUDWIG VON PASTOR'S
HISTORY OF THE POPES FROM THE CLOSE OF THE MIDDLE AGES
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MUCH has been written of the sufferings of foreigners in the recent Boxer uprising and correspondingly little of the conduct of the Chinese Christians. At a recent meeting of the North China Conference of the Methodist Episcopal Church it was decided to inquire minutely into the persecutions from the standpoint of the natives, in the belief that a more adequate understanding of their heroism would be a stimulant to the faith of the Church. A committee was therefore appointed, and the native pastors were requested to gather up and forward reports of such cases as might be considered representative of the persecutions as a whole. To these reports were added such incidents in the lives of certain of the members as would contribute to a proper estimate of their character, and thus enable the reader to see the persecutions in their proper settings. Some of these accounts were put in story form, others were strung together in the order in which they happened, and nearly all are given in the words of those who suffered. We need not add that all were not equally faithful; but as the world is not interested in human failure, but only in success, we felt safe in recording only the experiences of those who were true to the faith they professed, and assuring the reader that but a small proportion of the persecuted played the part of the coward— most of these under circumstances which would have tested the courage of either the reader or the writer. I. T. H. Peking, July, 1902 |
A.D. |
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THE CHURCHES SEPARATED FROM ROMECONTENTS I. The Church of England II. The Eastern Schisms - 1. The National Churches East of the Roman Empire 2. The Monophysite Schisms III. The Encyclical of the Patriarch Anthimius IV. The Roman Church before the Time of Constantine V. The Greek Church and the Greek Schism VI. Ecclesiastical Illyria VII. The Christian Missions South of the Roman Empire - 1. The Sahara 2. Nubia 3. Axoum and Himyar 4. The Arabs |
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A Select library of Nicene and post-Nicene fathers of the Christian churchVOL 1 / VOL 2 / VOL 3 / VOL 4 / VOL 5 / VOL 6 / VOL 7 / VOL 8 / VOL 9 / VOL 10 / VOL 11 / VOL 12 / VOL 13 / VOL 14v. 1. Eusebius: Church history, Life of Constantine the Great, and Oration in praise of Constantine //// v. 2. Socrates, Sozomenus: Church histories. ////.--v. 3. Theodoret, Jerome Gennadius, Rufinus: Historical writings, etc. ////.--v. 4. St. Athanasius: Select works and letters. ////.--v. 5. Gregory of Nyssa: Dogmatic treatises, etc. ////.--v. 6. St. Jerome: Letters and select works, ////.--v. 7. S. Cyril of Jerusalem. S. Gregory Nazianzen. ////.--v. 8. St. Basil: Letters and select works. ////.--v. 9. St. Hilary of Poitiers, John of Damascus, ////.--v. 10. St. Ambrose: Select works and letters. ////.--v. 11. Sulpitius Severus. Vincent of Lerins. John Cassian, ////.--v. 12. Leo the Great. Gregory the Great. ////.--v. 13. Part II. Gregory the Great. Ephraim Syrus. Aphrahat. ////.--v. 14. The seven ecumenical councils. ////
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NEOPLATONISM |
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150-215 |
CLEMENT OF ALEXANDRIA |
200-250 |
HYPPOLITUS AND CALLISTUS |
200-258 |
SAINT CYPRIAN |
272-337 |
CONSTANTINE THE GREAT |
300-400 |
HILARY OF POITIERS & SAINT MARTIN OF TOURS |
329-379 |
SAINT BASIL THE GREAT |
331-363 |
JULIAN THE APOSTATE Philosopher And Emperor |
340-397 |
SAINT AMBROSE |
347-407 |
SAINT JOHN CHRYSOSTOM |
347-420 |
SAINT JEROME |
354-430 |
SAINT AGUSTINE |
373-463 |
SAINT PATRICK |
389-477 |
GENSERIC, KING OF THE VANDALS |
395-453 |
ATTILA KING OF THE HUNS AND HIS PREDECESSORS |
450-528 |
JUSTIN THE FIRST |
454-726 |
THEODORIC THE GOTH |
d. 477 |
GENSERIC, KING OF THE VANDALS |
521-597 |
SAINT COLUMBA |
540-604 |
POPE GREGORY I THE GREAT |
560-636 |
ISIDORE OF SEVILLE |
700-781 |
LIFE OF ST. WALBURGE. |
748-814 |
CHARLEMAGNE. THE HISTORY OF THE FRANKS |
801-865 |
ANSKAR, THE APOSTLE OF THE NORTH |
806-882 |
HINCMAR |
841-870 |
SAINT EDMUND King And Martyr |
d. 877? |
The life of Saint Neot |
1015 –1085 |
THE LIFE AND TIMES OF HILDEBRAND , POPE GREGORY VII |
1046-1115 |
MATILDA OF TUSCANY |
1080–1134 |
SAINT NORBERT |
1094-1148 |
SAINT MALACHY O'MORGAIR |
1118-1170 |
THOMAS A BECKET |
1135–1140 |
SAINT HUGH OF LINCOLN |
1160-1216 |
POPE INNOCENT III THE GREAT |
1170-1221 |
St. DOMINIC Founder Of The Friars Preachers |
1182-1226 |
St FRANCIS OF ASSISI |
1191-1231 |
SAINT ANTHONY OF PADUA |
1192-1280 |
ALBERT THE GREAT |
1194-1253 |
SAINT CLARE OF ASSISI |
1207-1231 |
SAINT ELIZABETH OF HUNGARY, DUCHESS OF THURINGIA |
1216-1227 |
POPE HONORIUS III |
1347-1380 |
Catherine of Siena and her companions-v1 //// St Catherine of Siena and her companions-v2 |
1369-1415 |
JOHN HUS |
1375–1447 |
Cardinal Beaufort |
1380-1444 |
ST BERNARDINE OF SIENA |
1384-1440 |
ST. FRANCES OF ROME |
1386-1456 |
Saint John Capistran |
1412-1431 |
JOAN OF ARC_ THE MAID |
1420-1498 |
TOMAS DE TORQUEMADA |
1436-1517 |
Cardinal XIMENEZ |
1504-1572 |
PIUS V |
1519-1605 |
THEODORE BEZA |
1443-1513 |
POPE JULIUS II |
1452-1498 |
GIROLAMO SAVONAROLA |
1467-1519 |
JOHN COLET |
1471-1530 |
CARDINAL WOLSEY |
1474-1566 |
Bartolome de LAS CASAS |
1475-1564 |
Michelangelo Buonarroti-1 // Michelangelo Buonarroti-2 |
1478-1535 |
SAINT THOMAS MORE |
1480-1530 |
PRINCESS MARGUERITE OF AUSTRIA |
1480-1547 |
Saint Gaetan Founder Of The Order Of Théatins |
1483-1546 |
MARTIN LUTHER |
1490-1555 |
HUGH LATIMER |
1491-1545 |
HENRY VIII |
1491-1556 |
SAINT IGNATIUS OF LOYOLA |
1495-1507 |
LIFE AND TIMES OF CARDINAL XIMENEZ |
1500-1558 |
CHARLES V |
1514-1572 |
JOHN KNOX |
1515-1582 |
SAINT TERESA |
1517-1572 |
PETER RAMUS and the educational reformation of the sixteenth century |
1522-1534 |
ADRIAN VI AND CLEMENT VII |
1526-1581 |
SAINT LOUIS BERTRAND |
1527-1598 |
PHILIP II OF SPAIN |
1550-1568 |
SAINT STANISLAS KOSTKA |
1550-1614 |
SAINT CAMILLUS OF LELLIS |
1580-1654 |
ST PETER CLAVER |
1585-1642 |
CARDINAL RICHELIEU |
1602-1661 |
MAZARIN |
1651-1719 |
JOHN BAPTISTE DE LA SALLE : founder of the Brothers of the Christian Schools |
1721-1808 |
DAVID ZEISBERGER, Western pioner and apostle of the Indians |
1774-1849 |
Life Of Cardinal Mezzofanti |
1796-1859 |
HORACE MANN |
1801-1890 |
John Henry Cardinal-Newman-1 // John Henry CardinalNewman-2 |
1808-1892 |
Cardinal Manning archbishop of Westminster -1 // CardinalManning 2 / |
1810-1903 |
Pope LEO XIII |
The Complete Ante Nicene Nicene And Post Nicene Church Fathers |
Hilaire de Poitiers avant l'exil : recherches sur la naissance, l'enseignement et l'épreuve d'une foi épiscopale en Gaule au milieu du IVe siècle |
THE EARLY CHRISTIANS IN ROME |
EARLY CHRISTIAN DOCTRINES |
CHRISTIAN WORSHIP: ITS ORIGIN AND EVOLUTION, A STUDY OF THE LATIN LITURGY UP TO THE TIME OF CHARLEMAGNE, |
THE CONFLICT OF RELIGIONS IN THE EARLY ROMAN EMPIRE |
MANUAL OF UNIVERSAL CHURCH HISTORY (PDF) |
Patrology : the lives and works of the fathers of the church |
THE CAMBRIDGE HISTORY OF CHRISTIANITYV 1 / V 2 / V 3 /V 4 / V 5 / V 6 / V 7 / V8 / V 9---------------------- |
HISTOIRE DU CHRISTIANISME,DES PAPESETDES ÉGLISES
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