PRIMERA PARTE CREACION DE LA LUZ DEL GÉNESIS
CAPÍTULO 1 DECLARACIÓN
DE PRINCIPIOS
1. Para empezar, y pues que siempre se debe elegir un buen punto de partida, diré que este estudio sobre la Memoria de la Creación del Universo (Cielos y Tierra) tiene su origen en la necesidad de abrir la Fe a los principios científicos de la Naturaleza. No pretendo fundar la Fe en tales principios; la Fe ha sido y está fundada sobre los principios sobrenaturales de los que los Evangelios son su Tratado Eterno. Siendo Encarnación y Resurrección las
dos columnas del Templo de la Fe, a la hora de las preguntas sobre
el Origen del Universo la única explicación que nos pudieron
dar nuestros padres, y nosotros mismos les podíamos dar hasta
ahora a nuestros hijos es el Relato de la Creación del Universo
según el Génesis. Es decir, “Dios creó los Cielos y la Tierra”...
Y lo demás, el “cómo” y el “cuándo” son aspectos de la Actividad
Creadora que podemos conocer o desconocer, pero que no le añaden
ni le quitan nada a la Fe.
2. El trabajo que me he fijado en este libro es superar la primera de las dos incógnitas: “el Cómo”. Pues, aunque la Fe sea invencible, nadie puede negar que la Fe sin la Inteligencia sea corruptible, como bien se ha demostrado a lo largo de los siglos. A la ignorancia debemos, entonces, remitir todos los errores del Cristianismo. Por consiguiente, en este libro voy a ir directo a la Verdad; y la verdad es que el Universo, esta estructura de ingeniería astrofísica dentro de cuyas paredes orbita nuestro Sistema Solar, ha sido creado por el Dios del Génesis. Lo contrario, el presunto hecho circunstancial de haberse producido este conjunto final de belleza impresionante que llamamos “el Universo” a partir de una serie caótica de elementos no le produjo al materialismo científico conflicto de ninguna clase en la medida que la Ciencia negó la existencia de una Estética Natural. Este tema de la Estética de los Cielos
y su función estimulante de la Inteligencia es un asunto que el
ateísmo científico declaró ser fruto de una serie de casualidades,
todas con origen en el Caos. Sobre lo demás: cómo es posible que
el Caos produzca unos Cielos de una belleza tan impresionante, este
es un punto que se negaron a responder. O respondieron con el desprecio
que se merece la pregunta de un necio. No en vano el padre de la
Etología y premio Nobel Konrad Lorenz relacionó Conocimiento y Comportamiento
en su clásica ecuación: “Verdad = Supervivencia; Falsedad = Destrucción”.
3. Los ejemplos que el sabio Konrad Lorenz nos puso delante de los ojos son infinitos, pero en suma vienen a unificarse en una conclusión universal; esta: el Comportamiento Evolutivo de todo ser vivo es el fruto de su Conocimiento verdadero sobre la Naturaleza; información que adquiere a través de sus sentidos de un lado; y de su herencia filogenética del otro; de tal manera que por la naturaleza del Comportamiento Vivo de una especie podemos definir la naturaleza del conocimiento que le sirve de base para moverse en el espacio y el tiempo. Es decir, si le suministramos a un individuo una información falsa sobre el escenario en el que se mueve, la consecuencia será ir dando bandazos. Ejemplo: Si a un individuo en marcha con su vehículo le transferimos una información falsa sobre su proximidad a una brecha en su ruta, que según se acerca debe ir preparándose para salvarla, dándole más espacio a su aproximación cuando la verdad es que es menos, la validación de esta falsedad le acarreará la ruina. En los animales son los sentidos, cualesquiera que sean, los que recogen la información según el movimiento se produce. En el ser inteligente, caso humano, la información procede de la comunicación, y por tanto el individuo queda expuesto a una manipulación fáctica externa, que, dirigiendo su comportamiento, puede o no puede buscar su destrucción. Ahora bien, cuando es toda la especie, todo el género
humano en este caso, el que se mueve sobre una ruta autodestructiva
por lógica debemos hablar de una patología intelectual que, afectándoles
a todos los hombres, por fuerza debe arrastrarlos a todos al abismo
de su extinción. Y pues que la Cosmología se refiere a la Estructura
de la Naturaleza, origen de toda vida en la Tierra, el Comportamiento
Global Autodestructivo que vive el Género Humano debe buscarse en
una Patología del Intelecto para recrear intelectualmente la naturaleza
del mundo en el que vive, existe y es el Hombre.
4. Volviendo al tema metafísico, el hecho es que tampoco la Ética está implicada en la Genética, y sin embargo su manifestación se produce a todos los niveles históricos conocidos. De manera que siendo innata la necesidad, el Conocimiento forma parte de nuestra estructura genética. O lo que es lo mismo, no reaccionaríamos a la Estética del Universo si nuestra estructura genética no estuviese preparada para responder a las chispas que los Cielos hacen saltar en nuestro cerebro. Así pues, negando la relación: Inteligencia Natural - Estética Universal, lo que el materialismo científico hizo y sigue haciendo es dirigir hacia una vía muerta el tren de la investigación cosmológica creacionista. Contra el intento hay que decir que la historia de las civilizaciones, desde sus días más tempranos, mantiene un registro de las respuestas de las distintas culturas a este estímulo natural (Inteligencia Natural - Estética Universal) respecto al cual el Género Humano, hallándose como se hallaba en su Infancia Ontológica, no tenía capacidad de manipulación ni dominio. O lo que es igual, el ser humano reacciona frente a la Belleza del Universo con la naturalidad de los árboles a la llegada de la primavera y de los vientos al invierno. Siendo “la Admiración la madre del Pensamiento
Filosófico, el Pensamiento Filosófico de la Ciencia y la Vivencia
de la Sabiduría”, es la propia Naturaleza la que llevando en su
Estructura Universal la impronta de la Inteligencia de su Creador:
el efecto sobre la Vida no puede ser otro que una Criatura Inteligente
“a la imagen y semejanza de su Creador”.
5. En cuanto a la Creación de Vida Inteligente sobre la faz de la Tierra, a la sazón (hablando del Homo Sapiens Adanensis) el ser humano en su Infancia Ontológica, la respuesta del Hombre al estímulo del Universo en su Cerebro fue la Palabra. Es decir, si en el hecho de la admiración tiene la Ciencia su Pasado, ese mismo hecho revolucionó mucho antes el Futuro del Hombre abriéndole la boca para articular su Primera Palabra. La Primera Palabra, la palabra admirativa por antonomasia, qué otra podía ser sino “¡Dios!”. De hecho, el Relato bíblico sobre
la Creación del Universo tiene su origen en la satisfacción de aquel
estímulo que despertó en el Hombre la búsqueda del Conocimiento
del Origen de todas las cosas. En el seno de esas respuestas que
las distintas naciones de la Antigüedad le dieron al estímulo (Estética
Celeste-Inteligencia Natural) la Respuesta Bíblica abrió entre Moisés
y sus contemporáneos una distancia tan insalvable como imposible
le fuera al Faraón cruzar el mar Rojo.
6. En efecto, en comparación al relato de la Creación del Universo de Moisés, los relatos cosmogónicos de los pueblos antiguos llevaron el sello del trauma histórico vivido por sus padres en alguna parte al otro lado del Diluvio. Dioses, demonios, océano, cielo, tierra, semidioses... Todas las paranoias de aquellos hombres se mezclaron en un caos mítico de cuyas entrañas no podía salir nada bueno excepto la justificación del comportamiento social que era su patrimonio histórico. Razón por la que en este libro prefiero dejar para otra ocasión un análisis sobre la génesis de las respuestas de la Antigüedad al desafío del cosmos. Ni tampoco voy a perderme en el análisis y refutación de las teorías cosmológicas modernas, pues, aunque bajo un ropaje diferente, las respuestas de la Edad Atómica a las viejas preguntas clásicas sobre el Origen y la Estructura del Universo tuvieron sus raíces en la misma actitud psicológica que arrastró al hombre antiguo a la Edad de los mitos y de las leyendas. A su tiempo, cuando la ocasión se presente, ya iré desmenuzando sus esqueletos hasta dejar al descubierto la naturaleza de sus hipótesis. (No siendo esta Nueva Cosmología el desarrollo de una hipótesis
anterior, y no siendo deudora de ninguna de ellas, la teoría histórica
que pone en movimiento este libro no tiene porqué seguir el mismo método de registro y refutación
de todas las hipótesis que desde los días del Mundo Clásico a la
Edad Atómica han intentado satisfacer la
necesidad de conocimiento del ser humano. Y considerando que la
libertad de expresión se une a la libertad del pensamiento para
crearse su propio método he preferido seguir como línea de acción
la plataforma que en el Génesis traza Moisés).
7. Del estudio de la Historia de las Ciencias, en general, y de la Astronomía, en especial, se ve en qué manera y medida la Ignorancia fue el lote que dejara por herencia al Género Humano la generación de aquellos forjadores míticos de las primeras ciudades estados construidas por los hombres, cuya edad de oro fue alcanzada cuando “la corona bajó del cielo”, y las ciudades se erigieron en cuerpo del Primer Rey de la Tierra, aquel Adán que desafiando la Ley y despreciando la Paz en tanto en cuanto camino hacia la civilización de la plenitud de las naciones del género humano hizo de la Guerra Santa su ley de hierro; herencia que llevó a todos a la Muerte. Destrucción en donde se aprecia mejor que en ninguna otra parte la delicada relación entre Conocimiento y Comportamiento. Una Información “falsa” sobre la Identidad y Personalidad del Creador,
asumida como verdadera y cierta, desencadenó la primera guerra civil
mundial, escenificada en el fratricidio Caín versus Abel; información
que, de no haber sido asumida, habiendo el Hombre emprendido un
Camino directo a la Civilización Universal, le hubiese ahorrado
el Género Humano tanta desgracia. Pero como no estamos en este librito
para enmendarles la plana a los historiadores de la Antigüedad,
bueno es que aparquemos por ahora el tema de la Caída a la luz de
las ciencias históricas, y ya tendremos tiempo, cuando Dios lo disponga,
para viajar al Séptimo Milenio antes de Cristo y recrear, a la luz
de las evidencias, el Mundo antes de la Caída de aquel primer reino
cuyo rey recibiera la corona “que bajó del Cielo”, Adán para nosotros,
“Alulim” para los herederos de aquél mundo
perdido … ¡por una manzana!
8. Siguiendo con el tema, de forma introductoria, y aunque parezca que no viene a cuento una breve reseña general, la entrada de Moisés en la Historia revolucionó la estructura del Futuro de la Humanidad por muchas razones. Fue el primer legislador que abolió los sacrificios humanos. Una vez depurado por Jesucristo de las penas relacionadas al delito bíblico, el Código Mosaico de Justicia sigue siendo la base de nuestra Ética Social, permaneciendo su “NO matarás, NO robarás, NO adulterarás, NO levantarás falso testimonio”... los pilares sobre los que el Palacio de la Justicia mantiene su estructura básica. Obviamente el mundo sigue siendo tal cual en función de la batalla a muerte que la semilla de Caín lleva librando contra Cristo. Desde los orígenes del Mundo Renacido de las cenizas
del mundo antiguo precristiano el objetivo de reinos e imperios,
tiranos y dictadores no fue, ni es otro, que legalizar el Robo,
el Adulterio, el Crimen, el Falso Testimonio, el Sexo contra natura,
etc. La Historia de esta lucha entre la ley de la Naturaleza, escrita
por Dios Creador en el corazón de todas las primeras familias de
la Tierra, y la ley del Delito, cuya meta era y es la legalización
de esa Transgresión (en nombre del Estado, de la Casta, de la Democracia,
de dios incluso), tuvo y tiene por líneas maestras conducir a las
naciones a la Aceptación de la Guerra en tanto en cuanto way of life.
9. De muchas maneras, entonces, la Revolución de Moisés nos sigue afectando tres mil quinientos años después de su nacimiento. Sin contradecir en absoluto nuestra Dogmática sobre la Trinidad, su monoteísmo sigue siendo la Roca sobre la que Cristo levantó su Iglesia. (De la oposición entre aquella fuerza Antigua estancada
en su inercia, que se negaba a dar el salto hacia adelante, y la
Nueva, que reclamaba nacimiento, surgió el gran conflicto que, con
su explosión, le devolvió a la Sagrada Escritura la naturaleza revolucionaria
que tuvo en sus orígenes, y a la que nunca renunciara. Gracias a
Jesucristo, aún al precio de ser considerado “traidor a su patria”,
por querer convertir la Sagrada Escritura en patrimonio universal
de la Humanidad, la Inteligencia Natural Clásica encontró la puerta
abierta al estudio de la Creación. Y lo que es más importante, Jesucristo
le dio a la Biblia un Pueblo que la protegería de la Caída del Imperio
Romano, que se avecinaba).
10. El pueblo judío, es cierto, había llevado la Sagrada Escritura contra el viento de los siglos. Pero lo había hecho como quien lleva una carga de la que uno no se puede liberar. Sus períodos de idolatría, sus épocas de corrupción, tan habituales en su historia, no eran más que eso, la manifestación de esa imposibilidad para quitarse aquella carga de las espaldas. Moisés firmó un Contrato entre Dios y el Pueblo Hebreo por el que Israel no sería jamás destruido, pero que, al obligar a las dos partes, y estar el Ojo de Dios en todos los sitios, había de crear, y creó, en la conciencia del pueblo judío la necesidad de no sentirse vigilado de aquella manera tan constante y omnipresente. El efecto de aquella necesidad de liberación fueron aquellos períodos de idolatría y corrupción de los que la Biblia está tan sobrada. (Fue esta relación de naturaleza sadomasoquista, por cuanto Dios sabía que le era imposible al hombre no pecar, y el hombre sabía que a Dios le era imposible dejar de castigar, la que condujo al pueblo judío a la situación final que mediante su enfrentamiento con los poderes sacerdotales de Jerusalén nos descubrió Jesucristo). Después de un milenio y medio estudiando la Sagrada
Escritura, viviéndola en sus carnes -diría yo- tal fue el modelo
de relación entre Dios, el Universo y el Hombre que Jerusalén y
sus hijos se formaron. Sus ritos litúrgicos, sus prescripciones
legislativas, el way of life judío en general, salvando excepciones, mantuvo las manos del resto
del mundo lejos de la Sagrada Escritura, y las del pueblo judío,
salvando raras excepciones, lejos de los libros de la Edad de Oro
de la Filosofía y de las Ciencias Clásicas. Esta situación, este
muro psicohistórico insalvable en las dos direcciones, Jesucristo
se dispuso a echarlo abajo. Y lo echó. La necesidad era vital. Depositarios
de la Sagrada Escritura los judíos no podían ignorar que la Historia
Universal seguía en evolución y a su alrededor había otro pueblo
en el que Dios había depositado otro tipo de “escritura sagrada”.
Si la Sagrada Escritura fue el fruto del amor de Dios al Hombre,
el fruto del amor del Hombre a la Sabiduría sería la Filosofía,
madre de la Ciencia.
11. Largo fue el camino de la Ciencia por los siglos.
Como no podía ser de otra forma. Pues habiendo sido creado el Hombre
para ser partícipe de la Omnisciencia creadora, la inteligencia
humana, reflejo vivo de la Inteligencia Divina, no podía ni puede
dejar de aspirar a vivir su crecimiento dentro de la dimensión omnisciente
natural a la Fuente de su existencia. La consecuencia directa y
maligna que la Caída legó a todas las familias del mundo fue esta
desconexión; de manera que teniendo el hombre “en sí la potencia
de ser” se encontró, tras la Caída, con la imposibilidad de pasar
del “dicho” al “hecho”, lo que en Filosofía se llama: pasar de la
“potencia” al “acto”. Esta imposibilidad natural se tradujo en mitologías
y cosmogonías, una por una, y todas en su conjunto, impulsoras del
Delito contra una Naturaleza que portando en su seno la ley Divina
se vio impotente para reconectar la Criatura Humana con su Creador.
La Ignorancia fue el lote del género humano (sobre cuya naturaleza
ya entraremos en su momento, pero no aquí, dispuesto como está este
libro para permanecer exclusivamente en el terreno del conocimiento
de Dios en cuanto Creador de los Cielos y la Tierra)... Ignorancia
contra la que se levantó el Pensamiento Filosófico, y, aunque esclavizada
la inteligencia humana a la ley de la razón animal, por el hecho
de portar el ser humano en su seno la semilla de la inteligencia
divina por disposición Creadora ésta habría de dar su fruto.
12. Así pues, mil quinientos años después del Nacimiento
le llegó a la Ciencia la hora de su libertad. La tutela que había
ejercido sobre su cuerpo la Teología llegaba a su fin. Sólo que
la situación no era la misma. No se puede comparar el mundo mil
quinientos años después de Moisés, con Galileo mil quinientos años
después de Jesucristo. Pero en lo concerniente al fin de la tutela
de la Teología sobre la Ciencia, la Hora sí que había llegado. Las
manecillas del reloj del Tiempo habían estado caminando hacia esa
Hora. Si los teólogos se escandalizaron de Galileo no fue porque
Dios hubiese dejado de ser el espíritu que le inspira en el rostro
aliento de vida a sus criaturas. Yo diría que fue por todo lo contrario;
fue porque la Teología había intentado monopolizar ese aliento de
vida y, al no conseguirlo, tenía por lógica que escandalizarse de
Dios. Pero estas cosas ya habían sido predichas. El verdadero problema
en el fondo de la independencia de la Ciencia nació cuando de los
roces surgió aquella sensación de libertad de quien se libera, por
fin, de la protección de una madre exageradamente, como diría yo, Madonna. Sensación creciente que, alimentada por la crítica
de la razón independiente hacia una iglesia anclada en sus comportamientos
medievales, acabó por convertir el Mundo Moderno a los distintos
tipos de materialismos científicos. ( Dado el condicionamiento intelectual
adquirido por la Ciencia Moderna difícilmente el progreso del conocimiento
físico del Universo podía converger hacia el encuentro de su Creador ).
13. Aunque suene a crítica destructiva -que no lo es- es un hecho que el fracaso de la Edad Moderna se halla escrito en su legado a la Edad Atómica. Muchas ideas sobre modelos cosmológicos posibles, cada uno la pieza de un rompecabezas que se entreveía maravilloso, pero que nadie podía ordenar. Al genio de Einstein y a su generación les tocó elevar el Número a la condición de la Palabra, y con su poder omnívoro ordenar el Cosmos. (El loco que -según ellos- había en el genio condujo a los sabios de la Edad Atómica a creerse que estaban en una carrera de relevos y les había llegado su turno de correr. Con la fidelidad de los sabios a una causa perdida, los genios de la primera parte del siglo XX saltaron a la pista que conducía al infierno de las guerras mundiales con la alegría del psicópata que cree que todo el mundo está loco menos él. Cuando se dieron cuenta, cuando quisieron parar el tren, ya era demasiado tarde, y la inercia hizo el resto). Ellos saltaron del tren, y, cual Pilatos lavándose las manos, se quitaron de en medio. ¡Nosotros, cómo no implicarlos en el nacimiento del monstruo al que alimentaron con la leche de la ley del más fuerte, y el pan de la guerra como instrumento de progreso y evolución! Alimentados por la doctrina del materialismo científico el monstruo nazi y el monstruo bolchevique crecieron hasta convertirse en los ejércitos de aquel infierno que hizo del Siglo XX el período más maligno vivido hasta entonces por el Género Humano. Cierto, la Caída del Imperio Romano no fue menos infernal,
pero el hecho de haber contado el Siglo XX con todos los medios
necesarios para impedir la hecatombe apocalíptica, y sin embargo el hecho de haber
visto en la Guerra el único medio posible para salir de la Crisis
Ideológica y Económica que le afectaba a todas las naciones por igual, transformó la Caída del Mundo Moderno en la Tragedia más
grande jamás conocida, tanto por el número de almas atrapadas en
la hecatombe apocalíptica cuanto por el Odio y la Maldad que se
liberaron en las Contiendas Mundiales del Siglo XX. Es decir, desde
el evangelio del más fuerte la Guerra Mundial era legítima. Debía
comenzar. Y comenzaron.
14. Afortunadamente para nosotros todo lo que tiene un
principio tiene un fin, y la más grande de las guerras vividas por
el Género Humano también llegó a su fin. Acabó; pero huyendo de
la derrota del Fuerte los atletas de la Ciencia corrieron en todas
las direcciones, y les entregaron el testigo de la energía atómica
a las dos grandes potencias vencedoras del conflicto. Vino a luz
la Guerra Fría. Una Guerra Fría que tuvo su origen en la decisión
de Dios de armar a Caín y a Abel con la misma quijada, con objeto
de detener el fratricidio mediante el miedo a la destrucción de
ambos. Política maravillosa de la que ahora todos gozamos de su
fruto. No que la Edad Atómica sea, o haya sido, un paraíso de conciertos
el pensamiento puesto en la salvación de las naciones y la redención
de la Madre Tierra. ¡Para nada! Pero la revolución tecnológica tenía
que seguir su curso. Y, por una de esas decisiones Maravillosas
de la Providencia, los ojos de la Inteligencia humana se abrieron;
comenzaron a penetrar en las distancias astronómicas. Y, según se
fue extendiendo el campo universal a los ojos telescópicos de la
Civilización, aquel Universo del más Fuerte se fue evaporando, esfumándose
como lo hace la pompa de jabón que según sus creadores fuera. Atónitos,
con los ojos incrédulos del que ve cómo sus ídolos se tambalean
en su pedestal y no pueden aguantar el peso del terremoto que sacude
los cimientos de la tierra, las últimas generaciones de la Guerra
Fría vieron cómo la religión de Einstein y su doctrina cosmológica
temblaban en su altar, y no había nada que sus sacerdotes pudieran
hacer para impedir su caída. Una vez más la Realidad negó, niega y seguirá
negando, la ideología del materialismo científico. Primero negó
su evangelio del más fuerte; luego negó su doctrina de la necesidad
de la guerra como instrumento biológico de civilización, y ahora
hace temblar los cimientos del Cosmos según la Ciencia.
15. Pero mejor que perderme en una crítica del comportamiento
científico prefiero pasar directo a resaltar el desarrollo de la
Civilización como resultado de la evolución del lenguaje humano,
caballo de batalla que nos ha conducido a la victoria sobre aquella
ausencia de conocimiento de la que el Hijo de Dios se lamentara,
diciendo: “Si no comprendéis las cosas de la Tierra, cómo vais a
comprender las del Cielo”. No es un ejercicio de retórica afirmar
que el sentido, el objetivo, el fin hacia el que han caminado estos
dos milenios pasados ha sido la superación de aquella tara intelectual.
Recordemos que Dios había hablado como profeta, Dios había hablado
como legislador, Dios había hablado como rey y señor, finalmente
Dios habló como Padre, pero nunca nos habló Dios como la Inteligencia
Creadora de Aquel que, abriendo su boca, dijo: “Haya Luz”. Y sin
embargo habiendo afirmado que creó el Universo en el seno de esta
afirmación estaba la promesa de hacerlo. Así pues, en el lamento
del Hijo de Dios esta promesa palpitaba en forma de Futuro que
había de llegar, que a Él le hubiera gustado ver para ya, pero que
lamentablemente estaba por llegar. Y es que mucho debería crecer
la inteligencia del Hombre Clásico para poder comprender las leyes
de la Ciencia de la Creación. El Camino de la barbarie al alba de
nuestro tiempo sería largo y estrecho; pero ese Día vendría. La
Historia le abriría su horizonte, y la Estrella de la Mañana que
anuncia la llegada del Nuevo Día haría brillar su luz sobre la Plenitud
de las Naciones.
16. Viéndola venir, desde la distancia en los siglos,
uno de los Discípulos de Jesús la saludó, diciendo: “La expectación
ansiosa de la Creación está esperando la manifestación de la gloria
de la libertad de los hijos de Dios”. Hijos de Dios que eran todos
los Apóstoles de Jesucristo, al afirmar este Pablo que “la Creación
entera” estaba esperando la “Manifestación de la gloria de la libertad
de los hijos de Dios”, a su forma, a la manera tan inteligente que
San Pedro le reconociera, San Pablo profetizó el Nacimiento de este
Día cuando Dios nos hablaría cual ese Creador del Universo que se
reconoció al principio de su Libro. Es más, los dos primeros pasos
en esta dirección habían sido dados ya. Estaban la Revelación y
la Ciencia. Aun siendo cierto que entre las dos existía un muro,
el Cristianismo, como se vería en la primera mitad del primer milenio,
lo echó abajo, y a la luz de su Magisterio la Teología y la Ciencia
aprendieron a convivir, a crecer juntas. Obviamente la Civilización
aun tendría que vivir horas amargas y críticas; planeaban sobre
su camino las Invasiones, la División de las iglesias, la batalla
entre la Fe y la Razón, y, al término de los dos milenios, las Guerras
Mundiales. Sólo al final el espíritu de Inteligencia entraría en
escena.
CAPÍTULO 2
AL PRINCIPIO CREÓ DIOS…
17. Entramos de lleno en el tema estrella de este libro:
la Creación de nuestro Universo. Y, para empezar, pues no podía
ser de otra manera, he elegido la Revelación Bíblica como camino
al descubrimiento del Origen y Constitución de nuestros Cielos y
de nuestra Tierra. Por el mero hecho de haberse apartado el pensamiento
científico de la Revelación el derecho a fabricarse un Universo
a la medida de cada cual no queda, para nada, legitimado. La legitimación
de los modelos de universo, “siempre y cuando en su construcción
se use como ladrillos las ciencias de los números”, no es sino una
forma sutil de reconocer en privado, sin afirmarlo en público, la
incapacidad de la Ciencia para desatarle a quien es el Origen de
todas las Ciencias la correa de sus sandalias. ¿Pero acaso podía
ser de otra forma? Nacidos, como quien dice, Ayer, ¿pretendemos
negar a Dios para que nuestro orgullo se salva de la quiebra?
18. Curiosamente la Teología, contagiada por el atrevimiento del Ateísmo Científico, cayó engañada por la impostura de la Cosmología del Siglo XX; y, participando de la imposibilidad para acceder al Pensamiento de Dios, vino a hacerle creer a la Iglesia que el Relato Creacional del Génesis no es sino otra metáfora sin contenido científico alguno; y que el único objetivo de la Revelación del Génesis consiste en relacionar la experiencia del Universo con la Idea de un Creador Divino. Así pues, de aquí a promover un constante aggiornamento del Texto adaptándolo a la mentalidad e inteligencia de los siglos, ¡¿qué?! Al orgullo de la intelligentzia le será siempre más útil negar su incapacidad para ponerse a la
altura del Dios Creador del Cosmos, que la admisión de la imposibilidad
de ponerse a la altura de la suela de los zapatos del Creador de
tanta maravilla como adorna el Vestido de nuestro Universo.
19. Unos por una razón y los otros por la otra, el hecho es que al entrar en el terreno de la Omnisciencia Creadora todos lo hacemos como quien pisa territorio virgen. Que los unos y los otros, los unos nieguen la existencia de un Dios Creador del Universo y del Cosmos, y los otros afirmen la imposibilidad para entrar en Palabra Creadora mediante el artilugio teológico de ser el Relato una Metáfora; más allá de las creencias y opiniones de unos y otros, el Relato de la Creación del Universo ha cumplido su función histórica de introducir el Hombre a su Creador. En la Mano de Dios el Derecho a la Intervención en su propia Creación, la Revelación fue dada para descubrir la vanidad de toda inteligencia natural. Pero pues que Dios no se gloría en reírse de sus criaturas, máxime cuando se ha unido a su Creación en tanto que Padre, y siendo la Sabiduría lo contrario de la Ignorancia, en el cuerpo literario de la Revelación venía sellada la Promesa Todopoderosa del Acceso, en el espíritu de la Fe, de la Inteligencia del Hombre a la Omnisciencia Creadora Divina. Alegría entonces,
y dejemos que el río de los siglos arrastre al mar del Pasado los
argumentos que nacieron para enmascarar el fracaso de todos: científicos
y teólogos, para abrir la Puerta, entrar y ver.
20. Dicho esto, en mente el Pensamiento de Dios, el Texto
Original del Génesis dice que:
“la Tierra estaba
… ¡confusa!”.
“Al principio la Tierra estaba confusa y vacía”, es la
frase completa.
En la inmensa mayoría de las traducciones del original
bíblico, especialmente desde los días de la Rebelión de Lutero y Calvino contra
la Unidad de la Iglesia Universal fundada por el Señor Jesús, Rey
Dios Hijo Unigénito, quien con su Poderoso Verbo trajo a existencia
la Luz, el Firmamento y toda vida con la que fue preñada por su
Creador la Madre Tierra, las palabras: “La Tierra estaba confusa
y vacía”, no son exactamente las mismas. Y se comprende. Los propios
traductores modernos se encontraron atrapados en la razón científica
y, para evitarles a sus lectores “la confusión”, prefirieron adaptar
la Palabra de Dios a la mente de los tiempos. Aquí, con total independencia
de los complejos y prejuicios de los tiempos y sus adaptaciones,
pues que considero que Dios es Eterno, he preferido mantener
el Texto original y trabajar a partir de su información. “Al principio
creó Dios los Cielos y la Tierra. La Tierra estaba confusa y vacía…”.
21. Ahora bien, que la Tierra haya vivido un período geohistórico caracterizado por una vacuidad planetaria (en
lo que se refiere a la Biosfera) es un dato tan elemental y evidente
como que nacemos desnudos. Desde la óptica de la geología clásica
no se habla de un período histórico de vacuidad cortesaria al estilo que nos lo presenta el autor del Génesis. Pero
si nosotros debiéramos atenernos al criterio de la Geohistoria moderna
tampoco sería correcto hablar de una vacuidad para la superficie
de la Tierra a imagen y semejanza de la que vemos en la superficie
de la Luna. Y precisamente de este tipo de vacuidad cortesaria es de la que nos habla el Autor de la Revelación.
22. La Luna, por ejemplo; hablando de la Luna sí podemos
decir y decimos “que está vacía”. Por razones evidentes. En la Luna
no hay plantas; la Luna no tiene atmósfera; la Luna no tiene océanos;
la Luna no tiene nada sobre su Corteza Externa en razón de cuyas propiedades
nos podamos permitir el lujo de afirmar que la Luna tuvo, o está
en camino de tener, una Biosfera. De la Corteza de la Luna, en especial,
aparte de no ser más que un interminable desierto que por no tener
no tiene siquiera restos de alguna civilización perdida en los pliegues
de uno de esos cataclismos asimovianos que tanto les gustaba a los lectores del siglo XX; y de la Luna,
en general, sí podemos afirmar y afirmamos que “la Luna está vacía”.
Sin atmósfera, sin océanos, sin continentes, sin vida de ninguna
clase, ni vegetal ni animal, la Luna está Hoy tan vacía como Ayer
lo estuvo la Tierra antes de abrir el Hijo de Dios su boca
y decir: “Haya Luz”.
23. No hay necesidad de insistir, y volver a insistir
en la imagen geohistórica desde cuyo cuadro
el Verbo, abriendo su Boca, con su Todopoderosa Palabra vistió la
Desnudez de la Madre Tierra con el Manto de Hielos que Él llamó
“la Luz”. Cuando, pues, el Autor Divino nos Revela de la Tierra
que “al Principio estuvo vacía”, la foto científica que nos quiere
transmitir y nos hace llegar su Creador, Dios Padre, es ésta, la
de una Luna supergigante llamada La Tierra. Y sería a este Planeta
en su Infancia, “desnudo” y expuesto a su destrucción, que Dios
Hijo se acercó, para maravilla de todos los hijos de Dios, “no de
esta Creación”, y abriendo su Boca dio Comienzo a la Creación del
Género Humano.
24. Así pues, y para ir abriendo horizontes, la escalera de los elementos naturales que el Génesis nos invita a escalar nos planta delante de una Tierra sin océanos, sin atmósfera, sin continentes, sin casquetes polares, sin plantas, sin animales, sin aves ni peces. En una palabra, sin Biosfera. Y desde esta retrospectiva, con toda la tranquilidad del mundo, un hombre de hace 35 siglos le preguntaba a todos los sabios de todos los tiempos y lugares, nacidos y por nacer: Señoras y señores, partiendo de aquel planeta vacío, tan vacío como la superficie de la Luna: ¿cómo creó Dios el agua, el hielo, el aire, la tierra, el fuego? Es decir, los océanos, los continentes, la atmósfera, los casquetes polares, las plantas, las aves, los peces y toda vida. Desde entonces la pregunta del Autor
de la Revelación ha estado pendiendo sobre la inteligencia de los
milenios.
25. A estas alturas en la distancia entre el autor divino
y el lector del siglo XXI la respuesta oficial, en boca de teólogos
y científicos, es que Moisés se limitó a fabricar una metáfora basada
en una especie rara de hipérbole mística. Personalmente no sé cómo
llamar un fracaso que niega la posibilidad de cualquier victoria,
y en la afirmación de la Nada espera ahogar en el mar del olvido
su derrota. Puede que algún día llegue a encontrar la respuesta.
Mientras tanto la primera tarea de este libro es demostrar, contra
Descartes, que Dios no miente. La segunda, que los genios se creyeron
más listos de lo que en realidad fueron. Y la tercera, dar respuesta
correcta a la pregunta hacia la que ha caminado la Civilización:
“¿Cómo creó Dios el Universo?”.
26. La necesidad que obliga a empezar por algún sitio
nos ha plantado delante de la Información Bíblica al caso:
“Al principio creó Dios los Cielos y la Tierra. La Tierra
estaba confusa y vacía, y las Tinieblas cubrían la faz del Abismo,
pero el espíritu de Dios se cernía sobre la superficie de las Aguas.
Dijo Dios: Haya Luz; y la Luz se hizo”.
¿Cuántas veces ha sido leída esta Información? ¿Cuántas veces ha sido comentada esta Revelación? ¡Cuántas generaciones han intentado arrancarle su secreto! ¿Y cuántos pensadores fueron honestos consigo mismos y los demás y reconocieron que el coeficiente intelectual de quien creó estos Cielos y esta Tierra está tan lejos del coeficiente intelectual humano como lo está el Infierno del Cielo? (En este
libro el tiempo se entenderá siempre a escala geológica. Sobre la
marcha ya se irán abriendo horizontes. El Principio es el problema.
Y el problema está en la elección de la plataforma).
CAPÍTULO 3 CREACIÓN DE LA TIERRA
27. La Información bíblica nos planta sobre una plataforma
geológica específica. En concreto, la Revelación extiende a nuestros
pies un período geohistórico. Si desde
su Información (“la Tierra estaba vacía”) miramos alrededor, y borramos
de la superficie del Globo todos los elementos clásicos de la Naturaleza:
atmósfera, continentes, océanos y casquetes polares; ¿qué es lo
que nos queda? ¡Nos queda un planeta vacío el día antes del Nacimiento
de su Biosfera! Mas el punto hacia el que la inteligencia ha sido
puesta en marcha se centra en la búsqueda de la respuesta tras
la cual se perdieron tantos esfuerzos. Quiero decir: partiendo de
un planeta de esas características geológicas, con una corteza primaria
carente de cualquier elemento natural con el que empezar a hacer
algo, la imagen más cercana a su estado primario la visión de la
superficie de la Luna, partiendo de este estado primario la pregunta
es: ¿Cómo se las arregló Dios para crear la Biosfera? Esta sería
la forma antigua de enfocar el tema. Pero hay otra.
28. Enfoquemos el tema desde una perspectiva nueva. ¿Por qué no nos hacemos a nosotros mismos la pregunta? A saber: ¿Qué serie de procesos físicos tendríamos que desencadenar, controlar y dirigir para trabajando con una plataforma geológica en dicho estado de vacuidad poder crear la Biosfera? ¡Ver para creer! En el futuro veremos con los ojos de
la cara a Dios en acción, y nos maravillaremos contemplando cómo
hace Dios sus Obras. Hablando sobre las cuales su Hijo, mientras
nos lanzó una Invitación a asistir al Espectáculo de la Creación,
nos maravilla diciéndonos “que su Padre hará Obras más grandes que
ésta”. De lo cual también entendemos que esa Invitación fue la Causa
de la Participación de los hijos de Dios en esta Obra, la Creación
de nuestros Cielos y de nuestra Tierra; Invitación que llegó a su
felicidad suprema cuando llamando a sus hijos los hizo partícipes
de nuestra Formación, y diciendo “Hagamos al Hombre nuestra Imagen
y a nuestra Semejanza”, la Invitación fue abierta a la Participación
en el Acto Creador. Dicho lo cual, y para no perdernos en caminos
paralelos, y pues que el Origen de nuestro Universo no puede ser
visto por nosotros sino con los ojos de la Inteligencia, será con
estos ojos de la inteligencia que vamos a ver cómo Dios creó la
Luz, y todas las cosas.
29. Ni que decirse tiene que la recuperación para la
Memoria de la Humanidad de una Realidad Histórica a la que se le
negó al Género Humano el acceso, por lógica ha de chocar con los
sistemas cosmológicos que, para llenar ese vacío, el Mundo Moderno
se creó. Irrelevantes los detalles sobre los orígenes de los sistemas
cosmológicos del siglo XX, a los que para darles mayor veracidad
virtual se les asignó el tiempo incluso en nanosegundos, la entrada
en juego del verdadero sistema histórico en el origen del Universo
tiene que noquear la inteligencia de todos aquellos cuyo pensamiento
está anclado aun en el océano bajo cuyas aguas murió el Mundo Moderno.
Por mi parte, acostumbrado a navegar libremente por el Conocimiento
de las Memorias del Universo, siempre corro el peligro de avanzar
a más velocidad de la que el lector pueda seguirme. Confío en poder
superar este problema. Al menos yo así lo espero. La plataforma geohistórica de la que vamos a partir
la he dibujado. Al alba del Primer Día del Génesis la Tierra estaba
vacía, desnuda, sin Biosfera, ni océanos, ni continentes, ni atmósfera,
ni casquetes polares. Ninguno de los elementos naturales vestía
la desnudez de la Tierra el día después de su nacimiento.
30. De hecho, Dios creó la Tierra en las Tinieblas, pues
el Autor escribe que una vez creada la Luz, Dios separó la Luz de
las Tinieblas; y luego dice, que “creó Dios las estrellas para separar
la Luz de las Tinieblas”. De aquí la pregunta: ¿Dónde quedaban,
y quedan, esas Tinieblas “que cubrían la Haz del Abismo” entre las
cuales Dios creó la Luz? Esta cuestión recibirá a su tiempo su debida
respuesta. De lo que se lee se ve, así, a ojo de águila, que dondequiera
que se hallasen esas Tinieblas entre las que creó Dios la Luz, en
su Origen la Tierra no fue creada en el seno de las estrellas de
nuestros Cielos. Afirmación temprana avanzando sobre alas de aurora,
pero que se la verá cubriendo el firmamento del Siglo con la potencia
del Sol apartando la Noche del Día. Basta coger papel y lápiz, animar
la información partiendo del Principio, relacionar Luz con Tierra
y hallarse con una imagen revolucionaria en la plenitud de su grandeza.
31. En verdad mi trabajo en esta Introducción consistirá en hacer dicha Relación, integrarla en la Historia de la Tierra y, partiendo de este cuadro, abrir la Puerta de la Luz de la Inteligencia a todas las ciencias. ¡¿Hay algo más natural que conocer de dónde venimos?! Por lo pronto, una vez sobre el papel situado el Mar de las estrellas de nuestros Cielos entre la Luz y las Tinieblas, la Admiración no sólo se despierta, sino que nos abre los ojos a un Escenario Creador rayano en la incredulidad: “¿La Tierra fue creada al otro lado del Mar de las estrellas de nuestros Cielos?”. Pero
dejemos que la Luz nos despierte, nos abra los ojos, y la “potencia”
ahogada, creada para devenir “acto”, esta Vocación de una Inteligencia
nacida para crecer en la Omnisciencia natural a su Creador, realice
esa Naturaleza tan nuestra, por culpa de una Rebelión ahogada en
el abismo de la Ignorancia, madre de todas los Crímenes, entre cuyos
ríos de sangre la Madre Tierra se siente morir de vergüenza y tristeza
ante los ojos del Cielo. Por ella levanto yo mi alma del polvo,
y quiera Dios hacer de nuestras lágrimas de horror, ante un odio
que no cesa, ríos de alegría que jamás se sequen .
32. En lo que a la inteligencia de la Creación se refiere ¡qué padre no les descubrirá a sus hijos sus más íntimos secretos! Creada fue la Tierra allá, en las Tinieblas, al otro lado de las estrellas del Firmamento. Sí, ¿ pero por qué ? Desde la distancia vista, en su Origen la Tierra dibujaba en el espacio un planeta con toda la cara de un satélite, tipo Luna, sólo que muchas veces más grande. Planeta “vacío” sobre ese Abismo cuya Haz estaba cubierta por las Tinieblas, ¡¡cómo no sentirse confusa?! ¿La creó su Dios para abandonarla en las Tinieblas? ¿Dónde estaba ese esposo estelar que le había dado su Creador para ser ella su esposa celestial? Desde su nacimiento Tierra y Sol habían sido prometidos en matrimonio perpetuo; de su abrazo, la Vida a Imagen de Dios emergería para alegría de todas las estrellas. Separada de sus hermanos los planetas, abandonada
en las Tinieblas que cubren la Haz del Abismo al otro lado del Mundo
de las estrellas, la Muerte rodeándola, su futuro pendiendo de un
hilo bajo un puente de piedra, ¡cómo no sentir la Confusión rajando
el alma!
33. ¿Promete Dios aleluyas que enloquecen de alegría
y una vez consumado el nacimiento le da la espalda a su criatura,
la entrega a su destrucción, y vamos a otra cosa? Ay, el corazón
de la Tierra, ese corazón tierno en su esperanza más fuerte que
el rayo y la tormenta, entregado a la soledad perpetua que precede
a la desintegración de la consciencia y de la razón. “Ay, mi alma,
que se me parte en pedazos ante la indiferencia de mi Creador”, llora
descompuesta la Madre que nunca parió, y en su Confusión siente
creer que nunca parirá. Se anunció la boda, se la eligió una dama de
honor, bella como sola ella, esa Luna que espera en silencio con
su ramo de flores la llegada de su señora y reina, y al poco se
vio la Tierra abandonada en las Tinieblas....
34. “Vacía y confusa”, abandonada en las Tinieblas al
otro lado del mundo de las estrellas, la Tierra se encoge, brazos
alrededor de rodillas, esperando la Muerte. Ya la rodea. Ya se deja
caer sin fuerzas. El sueño que todo lo cura, arrojándola de la Creación
como piedra que se rompió al golpe del escultor, se la llevará al
polvo del que la sacó su Creador. La Tierra respira sin aliento.
Se tumba alrededor de la última chispa de calor. Es la Sabiduría
que abrazándola la cubre con una manta, y al oído le susurra palabras
de confianza y amor: “Aguanta, hija mía, ya llega tu Creador”. Este
era el escenario; y esta será la plataforma desde la que empezaremos
a subir la escalera de los elementos naturales.
CAPÍTULO 4
CREACIÓN DE
LA BIOSFERA
35. Tenemos, pues, dos realidades: la Tierra de un lado,
y del otro tenemos a Dios. Aquí se trata de saber, cómo partiendo
de aquella plataforma geológica, “vacía”, creó Dios la Biosfera.
Dije antes que esta pregunta nos la podríamos hacer a nosotros mismos.
Pues conocedores de las ciencias de la materia y su comportamiento
siempre podríamos poner sobre la mesa una secuencia geofísica que
se aproxime lo más posible al modelo histórico real. Y lo dije porque
este es el mismo problema al que se enfrentó Dios y debería resolver.
Y resolvió. Sobre lo cual no es necesario explayarse ni machacar
más de la cuenta. Los resultados saltan a la vista y llenan todo
lo que contiene la Tierra.
36. El hecho es que “Él conocía la respuesta”
y porque la conocía Dios resolvió el problema de la creación de la Biosfera partiendo
de aquella estructura geológica en apariencia informe. Y Él conocía
la respuesta porque Dios conocía todas las igualdades que las ecuaciones
geofísicas le ponen sobre la mesa. Perfecto conocedor de esas
ecuaciones y sus soluciones, Dios se levantó, subió al escenario,
abrió su boca y dio a conocer su Verbo: “Haya Luz”.
37. Hablamos de la Fusión del cuerpo geofísico externo.
Y aquí podríamos lanzarnos a la redacción de una fusión por fuego
desde el exterior, o bien traer a estrado una fusión causada por
una compresión desde afuera hacia adentro, tal cual si el campo
gravitatorio se colapsase en sí mismo hasta reducir su radio a la
mínima expresión posible. De mantenernos la Ignorancia esclavizados
al Muro de la Muerte la elección estaría abierta. No es este el
caso, y en consecuencia paso al grano.
38. El primer paso que Dios dio para proceder a
la fusión del cuerpo geofísico fue “la elevación de la densidad
por unidad cúbica astrofísica del campo gravitatorio terrestre”.
El efecto inmediato fue el que sigue: Enseguida la Tierra comenzó
a girar sobre su eje a velocidad cada vez más alta. Bajo la presión
gravitatoria generada, como una ráfaga de viento le comunica a todo
lo que está en los bordes de su trayectoria un movimiento acelerado,
el Globo terrestre comenzó a rotar sobre su eje a velocidades cada
vez más elevadas. Este fue el primer efecto.
39. En lo que se refiere a los fundamentos de esta Naturaleza de los campos gravitatorios implicados en un espacio tridimensional específico, tal que la densidad puede elevarse, o reducirse acorde a la ley de la transformación de la energía, estando esta Naturaleza de los Campos en la raíz de la relación entre la energía universal y la materia astrofísica, la Creación no hubiera podido tener nacimiento sin ser Dios un Conocedor hasta el infinito de esta Relación Cosmológica en la base de la Expansión del Cosmos y de la Construcción de Universos. La transformación de la energía gravitatoria en fuerzas físicas
materiales: Campos eléctricos, luz, energía cósmica, etcétera, es,
en efecto, el puntal maestro sobre el que todo el edificio de la
Creación basa su estructura. Ya se verá en lo que viene lo que esta
Relación implica y significa. Pero sigamos.
40. Por consiguiente, de rotación cero, cual le es natural
a todo cuerpo astrofísico cuyo Núcleo se halla al borde del colapso,
la Tierra comenzó a girar sobre su eje a velocidad cada vez mayor.
Velocidad de rotación que Dios calculó acorde a la necesidad. La
elevación cinética del cuerpo de la Tierra debía estar en correspondencia
con la densidad gravitatoria por unidad cúbica astrofísica que la
había de producir. Esta correspondencia entre densidad gravitatoria
de un campo y los parámetros termodinámicos de los cuerpos astrofísicos
es una de las leyes fundamentales del comportamiento de la Materia
Astrofísica.
41. Este fue, pues, el primer tramo de la secuencia geohistórica en el Origen de nuestra Biosfera. Y es que el efecto de Fusión del cuerpo geofísico externo: Manto y Corteza, en respuesta a la Activación del Núcleo Astrofísico de la Tierra, no se hizo esperar. Veamos si podemos entrar en el cuadro y desde el interior del lienzo sentir el Movimiento que por ser Memoria se encuentra como objeto de decoración colgado en la Pared de nuestra Historia Universal. Dado que sabemos que la Materia que reacciona
a la Gravedad de forma directa es la Materia Astrofísica, y por
los efectos llegando a la causa comprendemos que los parámetros
cinéticos de un cuerpo estelar proceden de esta relación de correspondencia
con las propiedades del campo gravitatorio en que se ubica, podemos
abrir nuestra inteligencia a la aceleración rotativa del Núcleo
de la Tierra como efecto de la elevación de la Densidad del Campo
Gravitatorio de la Tierra que Dios creó.
42. Creada esta Activación del Núcleo Astrofísico de
la Tierra por la que el Transformador Geo-Nuclear se dio a la producción
de Fuerzas Físicas Naturales a su Cuerpo, a saber, fuerzas electromagnéticas
y calor, el pulso sismológico de la estructura geofísica interna
se disparó, viviendo en el Acto tanto el Manto como la Corteza de
la Tierra el efecto natural a su sujeción al proceso de expansión
del Núcleo físico desatado por Dios, de un lado, y su elevación
térmica, del otro.
43. Como el rugir del rey de la selva cuando se despierta, como los ecos de los primeros rayos de la tormenta, como una estrella en el día de su Implosión, como un terremoto de proporciones astronómicas sacudiendo el Manto bajo el que el Núcleo había estado durmiendo, ambos, Manto y Corteza, comenzaron a calentarse y a crujir bajo una sinfonía de terremotos y volcanes. El espectáculo del despertar de aquél gigante que yacía dormido en el corazón de la Tierra transformó la superficie terrestre en un mar de lava viva sacudida por un proceso vulcanológico de indescriptible poder y belleza. Como el soldado que obedece a su rey y señor y a la orden de batalla pega un brinco, agarra la espada y el escudo y sin pensárselo se lanza al combate rugiendo con la voz de un volcán, y con el poder de unas piernas que levantan terremotos hace crujir el suelo bajo sus pies, de esta manera maravillosa, en unas horas geológicas aquella Tierra “confusa y vacía” se convirtió en un océano de lava viva, bajo cuyas corrientes pareciera moverse un ejército de volcanes luchando contra las olas magmáticas de un Manto que había roto los diques exteriores y campeaba alegre por la superficie de la Tierra. Maremotos, gigantescos tsunamis
de lava sacudieron la superficie terráquea; de sus crestas salieron
despedidos a la estratosfera islas de magma, que, enfriándose, se
convirtieron en roca y volvieron a caer al océano de fuego con el
estruendo del meteorito, del cometa.
CAPÍTULO 5
FUSIÓN DE LA
CORTEZA
44. Vemos pues, que tomando de lo que se ve lo que se
deduce, tal cual la inercia por sí misma propone, que partiendo
de lo que se tiene las consecuencias a las que conducen los hechos
no admite incongruencias, si bien es cierto que el que tiene no
suele valorar lo que otro pierde; es siguiendo esta línea de pensamiento
que la respuesta de orden físico al enigma bíblico pone en movimiento
una serie geofísica cuyas principales estaciones de recorrido son:
1º-Fusión de la Corteza Primaria y 2º-Sublimación de la Proto-Atmósfera
resultante.
45. El motor de esta serie geohistórica fue el Núcleo. La energía necesaria para provocar este cambio de estado la produjo Dios mediante la aceleración del ritmo de trabajo del Núcleo; aceleración revolucionaria efecto de la elevación de la Densidad Gravitatoria por Unidad Cúbica Astrofísica del Campo Gravitatorio Terrestre. En términos prácticos, comparando ahora el Cuerpo Geofísico con una Máquina, digamos que Dios llenó el tanque (Campo Terrestre) de energía (Gravedad), ocasionando de esta manera la elevación automática de los parámetros del Motor Geonuclear al Punto Crítico de Implosión Astrofísica. (El hecho de que este Punto Crítico no fuera rebasado se ve por los efectos causantes de la Sublimación de la Proto-Atmósfera, a su vez origen de los casquetes polares, sin los cuales el Sistema Biosférico no hubiese nacido, y cuya desaparición presupone su caída irrecuperable). Así pues, una vez que la Corteza Primaria se hubo transformado en
un mar de lava viva, abarcando sus costas de un polo al otro polo
del Globo, y la Proto-Atmósfera (Primigenia) levantó su cuerpo hasta
el techo del Planeta, el cuerpo geonuclear comenzó a ralentizar su número de revoluciones
por unidad geológica de tiempo.
46. Era ya el Mediodía cuando los gases producidos por la fusión cortesaria se habían acumulado alrededor del Globo y dado origen a una Atmósfera Planetaria, primitiva, pero que contenía en su volumen todos los elementos necesarios para dar a luz a nuestra Biosfera. Aquella Atmósfera siguió creciendo durante toda la Mañana y con el paso de las Horas empezó a ocultar bajo su volumen enrarecido el mar de magma que le diera origen. (Siempre hablando a grandes rasgos, grosso modo, en líneas generales,
concentrando la atención en el todo en preferencia a los detalles.
Estas cosas pasaron durante la Mañana del Día Primero. Todavía quedaba
una Tarde por delante).
47. Teniendo en cuenta la mecánica de la fusión de los
sólidos, una lección para parvulitos que se suele dar en todas las
clases desde tiempos muy antiguos, y que nos ahorraremos su meollo,
obviando el conocimiento íntimo de las estructuras cristalinas y
la manipulación a que se presta desde la química como desde la física,
y entendiendo que esta mecánica elemental fue la que Dios le aplicó
a la Corteza Primaria de la Tierra, podemos afirmar sin miedo a
una caída en el absolutismo de la todopoderosa razón de la ciencia,
y menos aún en la trampa nobelesca de la dogmática de la Academia, que la estabilización dinámica del
edificio geofísico externo de aquella Tierra Primaria surgió como
consecuencia del decrecimiento de la actividad sismológica de su
cuerpo interno. Digamos que la Fuerza que empleó Dios para jugar
con la Tierra como si se tratase de una batería de volcanes con
la que componer una sinfonía única, espectacular, maravillosa y
alucinante, y después de haberle sacado chispas y truenos a los
platillos, bien porque se hubiera cansado y no pudiera más, bien
porque destrozó las baquetas, el hecho es que la Fuerza cayó, y
se hizo el silencio. Traducido al cristiano:
48. Siguiendo la ley de la inercia, la energía causante
de la fusión de la Corteza Primaria una vez cumplido su trabajo,
regresó al estado de equilibrio anterior al momento de abrir Dios
su boca y dar a conocer su Palabra: “Haya luz”. De manera que según
el silencio se fue haciendo más espeso, hasta igualar la espesura
de la Atmósfera Primaria así creada, el color rojo y amarillento
volcánico de la Corteza Primaria empezó a difuminarse, a caer, y
a adquirir el color de la materia sólida volcánica. Y así al entrar
en la recta de la Tarde del Primer Día del Génesis, la Tierra comenzó
a regresar a su estado natural de equilibrio entre las diferentes
partes que componen su cuerpo geofísico.
49. La estación terminal de este proceso (creación de la Atmósfera Primigenia mediante) era la Sublimación de esa Proto-Atmósfera cuya composición química primaria podemos compararla a la de los planetas “gaseosos” cuya evolución no fue sometida a este acontecimiento especial, si bien no olvidando la fenomenología única a que Dios sometió la formación de la Corteza Primaria de la Tierra, asunto que se tocará cuando le toque y le convenga al ritmo de esta Introducción. Por lo tanto, y siguiendo, una vez aislada la Tierra de una fuente
de energía externa con la que entablar un chat de energía, por introducir
caracteres diarios en el tema, el Núcleo de la Tierra, a raíz de
la transformación del campo gravitatorio en fuerzas mecánicas, el
Núcleo entró en una peligrosa recta de colapso astrofísico (asunto
éste que se tocará igualmente cuando convenga y venga a cuento.
Lo importante son los hechos, y el hecho fue que:) Durante el recorrido
del “estado de fusión masiva” al “estado de equilibrio geofísico”
se solidificó la Corteza de la Tierra y la Proto-Atmósfera, como
resultado, entró en una fase de Sublimación Súbita.
50. Al caer la Noche del Primer Día, sin ir más lejos,
la Proto-Atmósfera se había transformado en un Manto de Hielo. Manto
de Hielo que cubrió la Tierra de polo norte a polo sur, y es la
Luz de la que habla el Génesis. Grosso modo: del Fuego al Hielo.
CAPÍTULO 6
CREACIÓN DE
LA ATMÓSFERA PRIMIGENIA
51. Naturalmente he pasado por este Primer Día lo más rápido posible pensando en trabajar desde una base sólida. No quería que sin saber de qué estoy hablando el lector se pierda en el intento de comprender la idea que le estoy dibujando. Fusión de la Corteza Primaria y Sublimación de la Atmósfera Primigenia, estos fueron los dos procesos principales que Dios produjo durante el Primer Día. (El factor tiempo se queda en la incógnita. No seré yo quien
le ponga números al tiempo de desarrollo que empleó Dios en cada
proceso. Por las razones que iremos viendo mi consejo al lector
es que tampoco se preocupe demasiado. Sobre todo, porque siendo
Dios omnipotente y una vez definida la potencia desde la relación
de la fuerza con el trabajo una de las cosas al alcance de la mano
del Creador es acelerar un proceso a su máxima expresión posible.
Cuando hablo de omnipotencia la entiendo desde esta óptica. Lógicamente
la materia pone unos topes, hacia arriba y hacia abajo. También
lo doy por sentado).
52. ¿Pero ¿qué hizo Dios para desencadenar la rotación acelerada del Globo en el origen de la fusión de su cuerpo geofísico? Muy bien, “Dios dijo y así se hizo”. Yo soy el primero en pasar olímpicamente de preocuparme de cómo lo hiciera o cómo hace Dios lo que quiere hacer. El caso es que creado a su imagen y semejanza mirar para otro sitio y despreocuparme de una respuesta sin la que mi ser se sentiría insatisfecho, no es lo mío. No me basta creer. Quiero decir, me sobra, pero si puedo ver, y como resulta que tengo ojos para ver, si veo, mejor todavía. Así que insisto: ¿Qué fuerza capaz de provocar semejante serie de procesos geofísicos puso Dios en acción para desencadenar de aquella manera la rotación acelerada del globo terráqueo? Lo que Dios llevó a cabo al alba del Primer
Día fue generar un campo de energía. (Ya veremos que la Naturaleza
Divina y la Esencia del espíritu Creador se encuentran en la sustancia
de esta declaración: “Dios es Energía”, sobre cuyo campo ya tendremos
tiempo de ir abriéndonos camino. De hecho, a medida que la inteligencia
se vaya abriendo camino a la contemplación de la Naturaleza Increada
del Ser Divino iremos viendo cómo la energía creadora se transforma
en las fuerzas naturales al cuerpo sobre el que el Acto Creador
se está realizando). Lo primero, por tanto, que Dios hizo al alba
de este Día Primero fue generar un campo de energía. Y lo segundo
proyectar ese campo de energía sobre la Tierra.
53. Decía yo que lo primero que hizo Dios al alba de
este Día Primero fue generar un campo de energía. Y lo segundo proyectar
ese campo de energía sobre la Tierra. Y declaré yo que Dios es Energía;
y que su manifestación física se produce mediante su transformación
en la naturaleza del campo del objeto sobre el que Dios proyecta
su Fuerza. En el caso que nos ocupa, la Tierra, el campo de energía
que Dios generó se transformó en energía gravitatoria.
54. De una forma más movida, para no perdernos en movimientos por su peso científico muy lentos, diré que el campo gravitatorio terrestre absorbió aquel río de energía y dobló su densidad media por unidad cúbica astrofísica. Esto de un sitio. Y del otro, que Dios dobló la densidad original del campo gravitatorio terrestre en razón de los cálculos estimados que había hecho para llevar el Núcleo de la Tierra a su Punto de Implosión Astrofísica, efecto de cuya implosión sería la fusión de la Corteza Primaria. La consecuencia
inmediata de la multiplicación de energía por unidad cúbica astrofísica
a que se vio sujeto el campo gravitatorio terrestre fue producir
el efecto de rotación orbital acelerada que emprendió la Tierra.
(Según vayamos avanzando ya se irá viendo en qué medida la velocidad
de transformación de la energía gravitatoria en masa y calor, y
la velocidad de rotación del cuerpo celeste considerado mantienen
una especie de relación semejante a la de cualquier máquina con
el combustible que le es necesario para su funcionamiento).
55. Ya sé, me imagino que enfocado el tema a esta velocidad no parece que comparar el campo gravitatorio con un tanque de combustible que se llene y se vacíe nos vaya a llevar a ninguna parte. Pero eso es lo que pasó, la respuesta automática de la Tierra a la multiplicación de la densidad media de su campo gravitatorio fue la aceleración instantánea del número de revoluciones a que se había estado moviendo hasta entonces su Núcleo. Y la respuesta del Núcleo a la elevación de sus revoluciones de trabajo fue la producción de calor. (Más
superficialmente o menos en profundidad, quien menos, quien más,
conoce cuál es el producto final de la fusión de los sólidos. Digo
esto hablando sobre la fusión de la Corteza Primaria. Los volcanes
son el mejor ejemplo que pueda yo llamar en mi ayuda. La asociación
entre erupción volcánica y masas de gases elevándose al cielo es
un clásico de la Naturaleza, y la foto nos ahorra tener que navegar
por entre las redes cristalinas y sus enlaces moleculares, viaje
placentero para algunos, bastante pesado para otros. A nivel industrial
los altos hornos nos ofrecen gratuitamente otro ejemplo. Pero si
lo que nos preocupa es conocer a fondo el tema lo mejor es servirse
de un experto en ciencias de la Naturaleza y preguntarle cómo se
las arregla la materia sólida para retardar lo peor; después de
todo el comportamiento de las redes cristalinas sometidas a una
fuente de calor en alza es un caso omnipresente en los manuales
más elementales de física).
56. Las preguntas que aquí nos traen de cabeza son las
siguientes:
¿Qué iba Dios buscando al poner a tope los motores del
transformador geofísico?
¿Qué pretendía al provocar la aceleración de las revoluciones
de trabajo del Núcleo de la Tierra y producir la fusión de la Corteza
Primaria?
(Las otras cosas que he dejado en el aire, la naturaleza
química de la Corteza Primaria y su formación son detalles que intentaré
recoger más adelante cuando entre en el capítulo de la Creación
de la Tierra. En su momento procuraré entrar también en la naturaleza
astrofísica del Núcleo y la relación que la materia estelar y los
campos gravitatorios mantienen y están en el origen de las propiedades
del cosmos. Apuntar, como he hecho, que esa relación energía-materia
se traduce en luz y calor no es una idea gratuita, sino simplemente
la forma más natural y sencilla de explicar el proceso básico en
el que las estrellas y las galaxias tienen su origen y acorde a
cuya fenomenología se distribuyen e interaccionan. Pero pues que
lo prometido es deuda espero acordarme más adelante, y si no lo
hiciera espero que el lector disculpe este tic psicológico que me
afecta a la hora de pagar “deudas”).
57. Regresemos entonces, recojamos el hilo y sigamos la senda que en las tinieblas del túnel la Luz nos marca. Iba diciendo que una vez activado el Núcleo, por la presión de la multiplicación de la densidad gravitatoria del campo terrestre, la transformación de la energía en calor precedió a la fusión del cuerpo geofísico. Y preguntaba luego qué es lo que esperaba Dios obtener de esta fusión. A raíz de la representación de la fusión de la Corteza Primaria la respuesta es la siguiente: Dios iba buscando la producción de una Atmósfera químicamente predeterminada. En otras palabras, el efecto final que Dios produjo al pisar el acelerador del transformador geonuclear tenía en la Atmósfera Primaria su estrella polar. (Obviaremos en esta sección todo lo referente a las matemáticas
de control de vuelo desde el estado inicial al final. La lógica
de la victoria alcanzada implica en su estructura y desarrollo la
superación de un complejo sistema de incógnitas. Los resultados
a la vista no sería justo arriesgarse a perder el hilo en base a
consideraciones específicas “sólo aptas para genios”. Pero sí sería
bueno dejar claro que la necesidad de atravesar ese mar de ecuaciones
tenía el futuro por premio. Cualquier error a la hora de doblar
la densidad gravitatoria por unidad cúbica astrofísica más allá
de un punto crítico hubiera conducido al sistema geofísico a su
transformación en una especie de supernova planetaria. En ese caso
la Tierra se hubiera desintegrado en un enjambre de meteoritos.
Pero regresemos al tema).
58. Iba diciendo que una vez alcanzado el Mediodía de
esta Jornada, la Tierra se encontró envuelta en una Atmósfera, super
saturada con uno de los elementos más abundantes en los espacios
exteriores, el Hidrógeno. En todos los demás aspectos la atmósfera
terráquea era semejante a las atmósferas de los demás planetas.
En colores digamos que del blanco y negro típico del cuerpo lunar
la Tierra pasó al rojo brillante y vivo de las fulguraciones solares,
sólo que, en líquido, para finalmente irse apagando y enfriarse
hasta desvanecerse su superficie en el seno de una nube espesa,
tan envolvente y enigmática como una nebulosa que orbitase alrededor
de un campo imaginario a la velocidad de crucero de un cometa de
Navidad. Digamos... Y dejémoslo ahí.
CAPÍTULO 7
CREACIÓN DE LA LUZ
59. Y seguimos. (Espero que me hayáis seguido el hilo
hasta aquí y la velocidad a la que mi pensamiento se ha lanzado
a recrear las Memorias de nuestro Universo no os haya supuesto ningún
inconveniente). Sigamos pues. Una vez que la Tierra transformó la
energía que su Creador le suministrara en fuerzas naturales a su
sistema geofísico, y la implosión geonuclear provocó en la arquitectura de su cuerpo los dos
procesos mecánicos descritos: Fusión de la Corteza Primaria y Producción
de la Atmósfera Primigenia; una vez esta primera secuencia materializada,
el motor geonuclear fue bajando sus revoluciones de trabajo hasta alcanzar
un nuevo estado de equilibrio.
60. Desde los manuales de Física se le puede seguir la
pista a este proceso. De hecho no hay más que invertir la secuencia,
bajar la velocidad de rotación del Globo, también la temperatura
del Planeta, y lo demás es un juego de niños, aunque todo hay que
decirlo: de niños, sí, pero de niños intelectualmente capacitados para
ver el juego de fuerzas que supone el Sistema de la Creación, en
el que Dios entra como “fuente universal de energía”, y donde el
campo gravitatorio se manifiesta acorde a los principios clásicos
de la energía, es decir, se transforma, en este caso en las fuerzas
naturales al cuerpo astrofísico determinado, transformación que
está en la raíz del movimiento universal y hace posible la existencia
tanto de estructuras sistemológicas astrofísicas
puntuales, bien abiertas o globulares, cuanto de estructuras estilo
el tipo de las galaxias; no en vano, tomando siempre el Verbo como
fuente de inspiración, verdad que se verá sobre la marcha cuando
entremos en la creación del Firmamento, Dios habla de la Gravedad
como de esas “aguas” “que están encima del Firmamento…”, abriéndonos
de esta manera nuestro Creador la inteligencia a la comparación
de la Gravedad con el elemento líquido, realidad a que Él mismo
está acostumbrado, le es natural y desde esta realidad : Gravedad
= combustible líquido, Él trabaja. Ciertamente Gravedad en cuanto
“energía líquida singular”, pero esto ya se verá con más detenimiento
sobre la marcha.
61. Así pues, una vez transformada la multiplicación extra del volumen original del campo gravitatorio que Dios causara diciendo “Hágase la Luz”, transformación de energía en el trabajo que implicaba de la Fusión del cuerpo geofísico externo, y una vez consumada la Fusión de la Corteza primaria y del Manto Geológico, esta serie consumada, bajó la velocidad de rotación del Núcleo del Globo terráqueo, y en su bajada arrastró la temperatura general del Planeta en su caída. Las dos consecuencias inmediatas del descenso de temperatura en todo el cuerpo geofísico fueron: 1º-Formación de la Litosfera y 2º- Sublimación de la Atmósfera.
62. Lo que dije antes, lo machaco ahora. Mi costumbre
de tratar con estos procesos como parte de mi Memoria Viva me lleva
por inercia a saltar por encima de tramos secuenciales que a los
ojos de los demás pudieran ser no tan obvios. Me explico. Si dije
que la velocidad de rotación y la velocidad de transformación de
la gravedad en luz y calor están en relación directa, y ahora digo
que la velocidad de rotación de la Tierra comenzó a bajar, se entiende
que este descenso le afectó al Núcleo. Sus revoluciones de trabajo
en caída vertical descendente una vez que el combustible suministrado
había sido consumido en el proceso de transformación de la gravedad
en calor, la temperatura geológica general comenzó a descender.
Primero la del Núcleo, luego la del Manto, y finalmente la de la
Corteza. Consecuencia de este enfriamiento sería la creación del
anillo litosférico y la sublimación de la Atmósfera. Sobre esta
sublimación vamos a tratar a continuación.
63. Y una vez más, hablando sobre la Fusión de la Corteza
Primaria, insisto en la elementalidad del conocimiento de la fusión
de los sólidos como línea de salida a la hora de entender el cambio
en la estructura cristalina que se produjo en la estructura de la
Tierra a raíz de la Fusión de su cuerpo geofísico primario. En este
orden el precondicionamiento artificial
existente, en lo universal, respecto al origen natural de los planetas
es un muro a superar por el lector. Esa imagen arquetípica para
ignorantes que todavía se mueven a ciegas en el túnel de las vergüenzas
del Siglo XX, donde una Gravedad que sale por arte de magia de la
Nada comprime un mar de materia flotante que sale del sombrero del
merlín de turno, y abracadabra produce un ente físico, esta imagen,
cual se desprende del propio discurso, le viene al dedo a un cuento
de Alicia en el país de la ciencia-ficción. Y nada más.
64. Toda inteligencia que se precie y trabaje con un
sistema donde los valores astrofísicos vienen determinados por la
relación entre la materia (estrella) y la energía (gravedad) alcanza
la conclusión, tomando la Astroiconografía como reflejo de la Realidad, que el enfriamiento temporal de los
cuerpos estelares provoca el estacionamiento de la materia nebular
sobre su cuerpo externo, siendo éste el Origen Natural de los Planetas.
En el caso del Origen del Planeta Tierra su Singularidad Cósmica
procede del hecho de ser su Origen una Aplicación directa de la
Inteligencia Creadora sobre el sistema materia-energía, (asunto este
en el que entraremos a su tiempo), y determinó tanto los parámetros
geofísicos primarios cuanto los efectos geohistóricos deducibles de dichas Aplicación Creativa. Aquí podríamos preguntarnos
por qué Dios no se limitó entonces a jugar con un Planeta con Origen
Natural; cuestión que será respondida conforme avancemos pero que
implica a la Teología, pues tiene que ver con el Porqué, siendo
el Cómo el terreno propio de las Ciencias Físicas.
65. Regresando a nuestro asunto estrella: Por sublimación
de los Gases se entiende el paso de la materia del estado gaseoso
al sólido sin pasar por el estado líquido. El ejemplo más cotidiano
de sublimación gaseosa nos lo ofrece la Naturaleza todos los inviernos.
Las nubes se transforman en nieve y granizo. A nivel de experiencia
casera el horizonte de experimentación se nos ofrece muy limitado,
pero a nivel de laboratorio los experimentos abiertos a la curiosidad
son numerosos. Como aquí no tenemos espacio ni medios para llevar
las palabras a las imágenes concluyo diciendo que: El Manto de Hielo
en que Dios transformó la Atmósfera Primigenia, estrella de este
Día Primero, era “la Luz” del Génesis.
66. Y dejo aquí a mis lectores reflexionar sobre el misterio
de los misterios el más increíble, ¿cómo un hombre de hace tres
mil quinientos años pudo hacerse una idea física tan moderna sobre
el Origen de la Biosfera?
A. Fusión de la Corteza primaria,
B. Producción de la Proto-Atmósfera,
C. Enfriamiento de la Corteza y Sublimación de la Atmósfera
Primigenia.
¿No es para quitarse el sombrero? Este es un punto sobre
el que debiera machacar, creo, o al menos eso debiera pensar. Imagino
que tendremos tiempo de regresar a este asunto de la relación cognoscitiva,
tal cual se describe en esta Introducción, del pensamiento de Moisés
respecto al Contenido del Jeroglífico que llamamos “el Génesis”.
67. De todas maneras la relación de Moisés el Hebreo con la Historia Universal no se operó a través del puente de la Ciencia sino sobre los raíles de la Omnipotencia y el Todopoder, dejando la Omnisciencia, entendida como Ciencia, a Dios, el verdadero Autor de este Jeroglífico, no siendo las manos humanas otra cosa que plumas moviéndose al ritmo que marca el Pensamiento de quien se planta delante de la Eternidad y dibuja Acontecimientos en el lienzo de los Milenios con la misma facilidad que otros planean sus delitos a la luz de todo el mundo. Dos asuntos, pues, la Omnisciencia y la Omnipotencia, platos distintos, y ya se servirán a su momento siguiendo las reglas de la buena mesa.
CONCLUSIÓN.
Bueno es dibujar de forma natural y sencilla la secuencia creadora de la Luz del Génesis, Hoy por fin identificada con el Anillo o Manto de Hielos en el Origen de los Casquetes Polares. La importancia de estos Casquetes Polares para el desarrollo y mantenimiento de la Vida sobre la Tierra no es necesario recalcarla. Las grandes discusiones y movimientos existentes en la actualidad sobre las consecuencias termofísicas globales a nacer de su desaparición revierten en la necesidad de su Existencia anterior a la Creación del Árbol de las especies. Un poco más adelante, hablando sobre el tema de la Configuración del Edificio Ecosférico, entraré en la verdadera gravedad de estas consecuencias. En lo que a este capítulo se refiere de lo que vemos podemos deducir lo que fue. Es decir, el Presente nos descubre su Origen.
CREACIÓN DEL FIRMAMENTO DE LOS CIELOS
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