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SEXTA PARTE
CREACION DEL SISTEMA SOLAR
CAPÍTULO 21
SISTEMOLOGÍA FINÍSTICA APLICADA (ESTRUCTURA DINÁMICA DEL SISTEMA SOLAR
173. La respuesta al enigma expuesto en la sección anterior,
a saber, ¿qué tipo de freno automático mantiene la velocidad de
crucero del Sistema Solar igual a sí misma contra la ley gravitatoria
que expone la necesidad de una aceleración constante en razón de
la disminución de las distancias entre el Sol y cualquier punto
al que se aproxime? - la respuesta a este dilema es inequívoca.
Ahora bien, y confieso mi falta, el deber exige especificar más
la naturaleza del problema. Quiero decir, estamos y hemos sido acostumbrados
a trabajar con una photo finish del Sistema Solar. Aquí la tenemos:
174. Por inercia y previa simulación virtual implantada
durante los años de nuestra formación intelectual tendemos a ser
omniscientes y nos basta la aplicación de las leyes de Kepler a
la foto imaginaria para sentirnos como dios. La implantación viene
de siglos y la imagen se hereda en las vísceras con tal sutileza
que a los profesionales de la formación intelectual sólo les basta
imponer el orden con la batuta de sus regímenes estatales para cerrar
el problema. El hecho es que hoy día esta simplona imagen del movimiento kepleriano es propia de mentes retardadas
y de inteligencias sin ninguna actividad independiente con nula
capacidad para el juicio crítico. Lo cierto es que el resultado
queda bien y hasta bonito y consigue su objetivo: hacer que hasta
el más idiota se siente más grande que un Santo Tomás y un San Agustín
juntos. A la hora de la correspondencia con la Realidad esta foto
de un Sistema Solar congelado en el tiempo es lo más contrario a
la Física de Sistema Solar que se mueve entre astros a escasos años
luz y con los que forman, a todas luces, - ¿cacofonía? - un Cúmulo
Estelar Abierto. Hagamos un sencillo ejercicio de inteligencia mental
y pongamos en posición vertical el plano clásico representativo
del Sistema Solar, y veamos volando en movimiento desde atrás
hacia adelante a los Planetas, y en ese centro un Sol con velocidad
propia. ¿Qué nos da? Parece obvio que la imagen que
vemos en nuestra mente es la de un campo magnético en movimiento,
creado por el Sol y alrededor de los cuales los planetas se mueven
hacia adelante dibujando en el espacio una onda. En la imagen de
abajo poned el Sol en el centro e imaginad que la cinta marrón
es el movimiento de un planeta a su alrededor. Mutiplicad esta cinta
por nueve a distintas distancias y moviéndose todas en persecución
de la misma estrella mientras esta se mueve en el espacio a velocidad
propia. Una vez hecho esto, haced que la trayectoria del Sol sea
la de una estrella dotada de movimiento relativo, es decir dentro
de un espacio-tiempo cerrado; el resultado será una nutación.
El siguiente problema será saber cuáles son los miembros
del Cúmulo Estelar Solar.
175. Si tomamos por medida los parámetros de los cúmulos
estelares abiertos de nuestros Cielos, y combinamos las de los sistemas
estelares binarios y múltiples, donde las distancias entre los astros
de un Sistema Estelógico Individualizado
superan en muchas ocasiones la distancia existente entre el Sol
y Alfa Centauri, por ejemplo, yo me pregunto
¿dónde queda esa foto para niños recién iniciados en la Astrofísica
que salió del taller de Kepler en los días de María Castaña? Dicen
que la ley opera a distancias infinitas ¿y se niega que esa misma
ley actúe entre cuerpos situados a escasos cuatro o cinco años luz
de distancia? Alguien, además del sentido común, perdió la Razón
a lo largo del Siglo XIX, y nadie del siglo XX, lanzada la Academia
a la aventura de la Búsqueda del Origen del Cosmos, acomodados ya
en la nave del Tiempo que había de conducir a los sabios hasta el
Núcleo del Origen y de ahí saltar hasta el Fin mediante un pliegue
del Espacio ... a nadie se le ocurrió darle al botón y poner en
marcha la foto del Sistema Solar congelado en el tiempo que Kepler
lanzó al futuro. Ni siquiera para divertirse un rato. El dogmatismo
de los discípulos de la revolución einsteiniana demostró ser tan primitivo y fuerte que ni aún con los cálculos
dinámicos más actuales sobre la mesa se atrevió astrónomo alguno
a arrimar el dedo al botón y ver el Sistema Solar tal cual existe
en el Espacio y el Tiempo, incrustado en un Cúmulo Estelar Local
y dotados sus miembros planetarios de estructura sólida. Es, por
tanto, deprimente hasta la carcajada más rotunda abrir un Manual
de Astronomía, escrito por Catedráticos, como por ejemplo el Manual
de la Complutense de Madrid, por no perderme en otras Lenguas más
sutiles, y leer que Plutón sea un cuerpo gaseoso. Porque uno es
bien educado aguanta el vómito. Sigamos pues.
176. Dije arriba que la respuesta al por qué la velocidad
del Sistema Solar escapa al imperio de la ley gravitatoria bajo
cuya fuerza es gobernado el universo entero, debe ser una respuesta
inequívoca, sencilla y lógica. Reconozco ahora que las expresiones
verbales, a diferencia de las matemáticas, poseen una ambigüedad
de una naturaleza tan profunda como para ser capaz de tragarse en
su abismo la pureza de no importa qué montaña de números. Y quisiera
explicar este enigma. La palabra, en definitiva, es un vehículo
capaz de transportar en su seno distintos viajeros y sucede que
dependiendo del viajero una palabra puede dejar de significar una
cosa para venir a tener un nuevo significado. Los políticos son
maestros en este arte. Pero no sólo ellos, no seamos crueles con
esos animalitos. El número, por ejemplo, es un ente perfecto, su
significado es intransferible, divino en su incorruptibilidad, y
de aquí la adoración pagana, salvaje que los matemáticos sienten
por estos entes. Un cuatro es un cuatro y se aplique a bananas o
a ratones la esencia y sustancia del cuatro, en tanto que ente abstracto,
puro, inmaculado, permanece a pesar de los cambios. Yo, que soy
un capullo, y siéndolo sirvo de ejemplo, pues lo mismo puedo ser
un cretino que una flor, de donde se ve la ambigüedad de la palabra,
confusión a la que no se presta bajo ninguna excusa el número, y
porque defiendo la necesidad de darle al botón del Movimiento Sistemológico Solar a fin de superar los traumas keplerianos y los complejos heredados de los siglos pasados, me reservo para
mí la risa que me produce ver en la Red la defensa a ultranza de
este sistema sistemológico antiguo que,
si en su día nació para revolucionar, al presente es el sistema
más reaccionario que conozco. Ignoro por qué los astrónomos no cumplen
con su oficio y no procesan la montaña de datos con la que de haber
trabajado Kepler y Newton la imagen terminada del sistema heredado
habría ya pasado a engrosar la larga lista de errores, necesarios
como paso adelante, pero enemigos de la Civilización por su negación
a pasar a mejor historia.
177. Pero que una respuesta pueda ser inequívoca no quiere
decir que no deba ser compleja. Todo dependerá del modelo con el
que se trabaje. Si el razonamiento choca con una inteligencia anclada
en la imagen arquetípica que identifica los planetas con bolas de
gases, a la postre se llegará al puente de los suspiros, para sobre
las aguas escribir un melancólico: ¡Pobrecito! Este problema superado
y dando por sentado que el banco de datos a nuestro servicio hace
imposible que mantengamos en activo una respuesta obtenida desde
una serie de datos sin peso a los pies de la montaña de conocimientos
desde cuya cima volvemos a mirar el Universo, el Cosmos y el Sistema
Solar, la decisión es nuestra, y en nuestras manos se ha dejado
el procesado de este cúmulo de parámetros cuya igualdad final, y
porque está basado en una nueva serie de datos, por lógica ha de
ponernos delante de los ojos una Arquitectura Estelógica Local respecto a la cual - sin renegar de la photo finish kepleriana - esta Sistemología Finística Aplicada
no quiere ser más que la acción de apertura y jamás el punto y final
a la cuestión eje madre de esta Sección: ¿por qué la velocidad del
Sol es estable y se desvía de la ley de la gravitación universal,
acorde a la cual y a medida que el Sol se aproxima a un sistema
astrofísico debe doblar su velocidad dependiendo de la distancia?
178. Se ve que por el mero hecho de su complejidad una
respuesta tampoco deja de ser sencilla. Hay que situarla en su verdadero
contexto. Precisar la naturaleza del problema que encarna. Definir
qué ley incita. Abrir espacio y dibujar en la pantalla de nuestra
inteligencia la naturaleza de la cuestión a la que buscamos respuesta.
Hay un momento en que son los expertos quienes deben intervenir,
pues son ellos quienes tienen ese banco de datos procesando el cual
puede demostrarse o refutarse, si cabe, la Integración del Sol dentro
de un Cúmulo Estelar, más o menos abierto y más o menos poblado
en razón de la Arquitectura Gravitatoria a que esos datos den lugar.
Tomemos una nueva ampliación estelógica local a 20 años luz:
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179. ¿Cuántos cúmulos estelares abiertos podrían servirnos
de modelo astrofísico? Obviamente estamos hablando de una verdadera
revolución a nivel de conceptuación sobre qué sea un cúmulo estelar.
Habrá que borrar conceptos antiguos y trabajar desde los sistemas
binarios hasta abrir en el espacio universal campos gravitatorios
regionales dentro de cuyos perímetros los astros se comportan como
átomos dentro de una molécula astrofísica. Esto explicaría el porqué
de la constancia óptica de las formaciones estelógicas en el firmamento de los cielos, la constancia
en distancias y velocidades de los sistemas estelares dentro de
la Red Universal Láctea, y nos pondría delante de un Universo que
se comporta como un Cuerpo Cristalino, alimentado por corrientes
gravitatorias, en función de las cuales el consumo de la energía
total se mantiene en el tiempo dentro de una franja de máximos y
mínimos. De aquí las fluctuaciones de las intensidades luminosas
estelares. Esto implica a Dios, por supuesto, pero en este Sistema
Cosmológico Dios está dado por supuesto, así que puntuemos ya la
respuesta local al problema de la constancia de la velocidad del
Sol.
180. Al presente tengo que corregirme a mí mismo
y después de haber destacado el punto verdaderamente importante:
la existencia del Sol como Miembro de un Sistema Sideral, mi propio
pensamiento me conduce a definir la transformación de la masa planetaria
en Mecanismo De Corrección de la Órbita Solar, por cuya acción la
Fuerza Centrífuga a que está sujeta el Sol en respuesta al Movimiento
de su Sistema dentro de un Campo Gravitatorio Cumular es anulada
y queda sujeta a una constante específica. Si antes dije que “No
tenemos más que transformar la masa total de la familia planetaria
en masa de arrastre, y ya tenemos el freno estabilizador de la velocidad
de crucero del Sol”, ahora pienso que esta transformación concentra
su peso en la Ecuación Correctora de la Órbita del Sol, por la cual,
según he dicho, la fuerza centrífuga a que está sujeto el Sol es
vencida mediante la transformación de la masa planetaria en Control
de Dirección por Mecanismo Remoto. (Si la objeción os viene a la
cabeza pensad en echaros a correr tirando solamente de vuestros
cuerpos y luego repetid la misma operación echándoos a las espaldas
un saco de arena. Esto de entrada. Mas antes de echarnos a la espalda
no el Globo, a semejanza de aquel titán, sino los nueve planetas
con sus satélites y los cinturones de anillos solares, antes de
coger la palanca para mover el universo tendréis que abandonar el
lastre de la visión decadente de los planetas como inmensas bolas
de gases flotando entre los hilos electromagnéticos del campo del
Sol).
181. Quiero insistir en este tema porque creo que es
importante. La declaración académica de ser los planetas bolas de
gases comprimidos bajo presión gravitatoria es uno de esos argumentos
seudocientíficos primitivos, típicos del fundamentalismo del siglo
XX que no se sostienen por su propio pie de ninguna manera, pero
que se mantienen en el siglo XXI como símbolo de sumisión de las
universidades al genio del ateísmo científico. ¿Hasta cuándo la
idiotez y el genio irán juntos a ambos lados de la misma moneda?,
no es cosa fácil de asegurar. Hasta ayer mismo, un ejemplo, Marte
era una bola de gas, como Venus, Mercurio, Júpiter, Saturno y los
demás miembros de nuestro Sistema. Y así sigue reseñándose en los
manuales elaborados por las más prestigiosas cabezas del planeta
para consumo de las masas. Las fotos y las expediciones a Marte
y vecinos nos sirven de prueba tocando este tema -el de la absurda
visión gaseosa de los planetas-. Con todo, las pruebas no son suficientes
para borrar de los manuales de Astronomía y de los libros de Ciencias
Naturales esta vergonzosa patraña. Resulta por tanto gracioso hasta
la payasada ver a los eminentes genios de los Observatorios astronómicos
de todo el mundo seguir predicando el evangelio de la naturaleza
gaseosa de los planetas. Alguna razón oculta deben tener para confesar
con sus labios lo que sus orejas tienen por herejía. Ahora bien,
si hay algún super sabio eminente en alguna de las universidades
del mundo que pueda demostrar que Marte es una bola de gas, no se
quede quieto y exorcícenos, que cumpliendo la voluntad de tal megadios
al tártaro de los tontos nos iremos. Vergüenza ajena -digo- engendra
ver en los manuales de Astronomía palabras que sólo en boca de un
idiota podrían ser excusadas; vergüenza ajena porque quienes las
escriben son eminencias todas ellas, dueñas de cátedras y cosas
por el estilo. ¿Se merece el siglo XXI la mente típica de un necio
por maestro y guía del conocimiento del universo? La cuestión sigue
siendo: ¿bajo qué tipo de filosofía le concederemos a una Cosmología
para el suicidio la palabra sabiendo que sus efectos sobre las naciones,
esta vez con medios de destrucción infinitamente más mortíferos
a su alcance, serán los mismos? Recordemos que no mató Satanás a
espada, sino con la palabra, porque, aunque haya aún quien no lo
crea, el arma definitiva, para el bien y para el mal, es la palabra.
¿Cómo creer entonces en estos días que Plutón sea una bola de gas?
A estas alturas hay que ser un verdadero patán para enseñar semejante
absurdo, y un idiota para creérselo. El que escribe, y el que lee,
fuera de ese círculo mortal típico del siglo XX, lo que a nosotros
nos interesa ahora es descubrir cómo la suma de la masa planetaria
total entra en juego a la hora de la estabilización correctora de
la velocidad de crucero del Sol. Regresemos entonces al problema
en cuestión, que en otra ocasión las circunstancias mismas nos conducirán
de vuelta a la panza de este agujero negro en cuya barriga lavan
los cerebros de la juventud mundial, en los que contra natura se
escribe que los planetas son bolas de gases. Y yo soy Caperucita,
está claro.
182. Retomemos entonces el hilo. Navegando a velocidad
de crucero X tenemos entre las constelaciones de los Cielos una
estrella llamada el Sol. El rozamiento de esta nave contra la superficie
de vuelo es insignificante para frenar su velocidad; y lo que es
más natural, el empuje de la fuerza centrífuga a que está sujeto
su órbita impulsa esta nave hacia el exterior del campo gravitatorio
al que pertenece. Nuestro problema es saber por qué no aumenta su
velocidad de aproximación respecto a la estrella hacia la que se
mueve a medida que pasa el tiempo. Con independencia ahora de si
el Sol vuela en línea recta o siguiendo una línea curva, mientras
el Sol navega en el espacio interestelar las distancias entre él
y el punto aparente de aproximación: se acortan. Es de cajón. Y
en cuanto que se acorta la distancia entre el Sol y punto aparente
de aproximación la fuerza de atracción entre el Sol y ese punto estelógico sube. La ley de la gravedad
es la que impera. Al subir la atracción entre el Sol y el sistema
estelar de referencia puntual sube la velocidad de aproximación.
En consecuencia, la velocidad de crucero de nuestro Sistema sube.
Y sigue sumando. Más corta se hace la distancia entre dos astros
más alta deviene la velocidad del menor de los dos. Podemos estar
hablando o no del Sol. Sea el Sol el astro más grande o el más pequeño
de la pareja en juego el hecho es que se produce una variación en
su velocidad de crucero. Pero puesto que estamos hablando del Sol....hablemos.
183. Creo que la distancia del Sol al sistema estelar
más cercano es de unos cuantos escasos años luz. Próxima Centauri está a unos cuatro años del Sol. Se han descubierto estrellas más
próximas incluso. A la velocidad que se mueve el Sol, unos 600 kilómetros
por segundo, el choque entre el Sol y el sistema de Próxima Centauri,
contando desde ahora mismo, tendría lugar dentro de 500 años, aproximadamente.
Nos preguntamos a bocajarro ahora: ¿Cuántos miles de años lleva
el Sol navegando entre las constelaciones de los Cielos? ¿Y de estos
millones de años durante los que la vida en la Tierra ha seguido
su camino sin experimentar una alteración letal no podemos deducir
nosotros la estabilidad de la velocidad de crucero del Sol? ¿Y no
estamos en nuestro derecho de creer que la velocidad del Sol es
una constante? ¿Y siendo una constante no obliga esta constante
a corregir la fenomenología de la gravedad, no en tanto que ley
sino en cuanto a su naturaleza? Apuntillo este fragmento especificando
que mis cuestiones intentan abrir campo, jamás cerrar vías. En la
medida de mis conocimientos hago lo posible por condensar a fin
de ver el proceso desde un puesto dinámico. No admito en mi cabeza
la photo finish kepleriana y si a algo
relaciono el movimiento de los planetas alrededor del Sol es a una
corriente eléctrica sobre de una barra de metal, tipo solenoide.
La propia angulosidad de las órbitas proyectadas a un espacio tridimensional
expone la necesidad de un vuelo en ondas de corriente donde el Sol
ocupa el lugar de la barra de metal. Más o menos así:
184. Trabajando desde esta imagen la cuestión tridimensional
se simplifica y se deducen las irregularidades nutacionales de algunas órbitas externas. En otro apartado,
dedicado exclusivamente al Sistema Solar, volveré al tema intentando
definir más la imagen mediante la importación de datos físicos.
No pretendo con esta imagen solenoidal sino desplazar la imagen
congelada en el tiempo que circula desde los tiempos de Kepler,
Galileo y Newton, y que ha venido a ser un muro en estos tiempos,
un ídolo barato ante el que todo dios se cree un genio, y doblando
sus rodillas se va tranquilo a su casa porque ya lo sabe todo.
185. La Academia, siempre tan brillante, sabe buscarse
en cada momento la explicación que mejor le conviene para mantener
intacta su gloria frente a la crítica del futuro. Y es que, al parecer,
el Sol navega siguiendo una trayectoria atípica, tal que rehúye
el contacto gravitatorio con las demás constelaciones. Haciéndose
la ignorante, al estilo de aquél Sócrates que sólo sabía que no
sabía nada, pero sabiéndolo todo, la Academia le prohíbe a las Universidades
el permiso para borrar de los Manuales de Astronomía las falsedades
sobre la que se basa su idea sobre el Sistema Solar y su lugar en
el Universo. Porque claro, si el Sol no sigue una trayectoria natural
a un cuerpo que está sujeto a la ley de la gravedad universal: ¿qué
tipo de trayectoria dibuja el Sol entre los demás sistemas estelares
de su vecindario? El cálculo infantil que arriba establecí entre
Próxima Centauri podemos extrapolarlo
a los quinientos millones de años últimos y habiendo estado estas
quinientas mil veces el Sol al borde de la colisión, que no lo haya
hecho me da cuerda para quitar del mapa la idea feliz de un Sol
solitario, miembro de ningún Cúmulo. Y a vosotros os debería frenar
en seco y mirando para arriba sentir bajo vuestros pies las vibraciones
del motor estelógico. Preguntaos a vosotros
mismos cómo es posible que el Sol, en los millones de años que lleva
navegando a 600 kms por segundo, no haya
colisionado con ninguno de estos caballeros de su vecindario. ¿No
os parece lógico pensar que no podía ni puede porque sencillamente
el Sol pertenece a este Cúmulo? Insisto en la imagen:
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186. Realmente esta es una pregunta interesante, que
por la sencillez de su declaración puede sonar a nimiedad sin importancia.
Error grave. ¿O acaso al pasajero que se sube al avión no le interesa
para nada la mecánica de la nave, sabiendo como sabemos que uno
se juega la vida en el aire? ¿No es en todo el Sol una nave eternamente
en el aire, repleta de pasajeros? En cuanto al mantenimiento de
la velocidad autónoma de la nave solar nosotros podemos deducirlo
mediante la transformación de la fenomenología fotosférica solar en el quemado del combustible necesario
para mover un cuerpo en el espacio. ¿En qué no se parecen las grandes
fulguraciones solares al chorro del reactor que mueve una nave en
dirección contraria a su emisión? ¿Ambos fenómenos no están sujetos
a la misma ley de acción-reacción? Supongamos por un momento que
así es. Y puesto que conocemos el ciclo de once años por el que
se gobierna la temperatura del cuerpo fotosférico solar, ya que este ciclo de calentamiento fotosférico está sujeto a un ciclo estable ¿no podemos deducir
nosotros de su constancia la mecánica de propulsión controlada que
rige la velocidad de crucero del Sol, mecánica a su vez sujeta a
la ley de transformación de la energía gravitatoria en energía luminosa?
La respuesta es difícil pero no imposible.
187. Tomemos la reacción del Sol al paso del cometa Hale Boop. ¿Lo recordáis? La llamarada extraordinaria
que se viera sobre la superficie solar inmediatamente tras el paso
del cometa Hale Boop ¿no es fenómeno suficiente
para abrirnos la inteligencia a la conexión entre temperatura, densidad
gravitatoria y velocidad de transformación, en este caso provocada
por un frente de onda con cabeza sólida? Y si la conexión entre
el paso del Hale Boop y la llamarada extraordinaria
observada es un hecho científico ¡cómo seguir manteniendo dentro
de los mismos parámetros de comportamiento la relación entre el
Sol y los planetas cuando un minúsculo cuerpo se basta para acelerar
durante un tiempo equis la velocidad de transformación de toda una
estrella!
188. Uno de los pilares básicos del desarrollo del pensamiento
humano se refiere a la búsqueda de las causas a raíz de los efectos
observados, y al contrario, descubrir los efectos partiendo de las
causas dadas. Gracias a la capacidad de la inteligencia para servirse
de los instrumentos de la lógica la aventura del pensamiento pudo
alcanzar cotas inesperadas. Pero andando el tiempo y muchas hazañas
los pensadores en su día revolucionarios cometieron el crimen nefasto
que se define por matar la causa origen del efecto observado en
razón de no convenirle a sus intereses subjetivos y emociones irracionales
el descubrimiento. Perdido el siglo XX en la red de un ateísmo científico
que borró causas y puso razones contra la lógica de la realidad,
es de creer que los herederos de aquellos genios sepan cómo retorcer
el camino entre efecto y causa y conducir a los ignorantes al abismo
de una irracionalidad pasada de moda. Pues, aunque y por muy difícil
que sea creerlo, la Ciencia se hizo atea para demostrarse a sí misma
que sabía más que Dios. Que terminara su discurso a los pies de
la Gran Guerra no la hizo recapacitar durante la Guerra Fría sobre
la patología en la que su inteligencia había deslizado su lógica.
Su patología se llamaba Ateísmo. Pero volvamos al tema de nuestro
Sistema Solar.
189. El primero que había de pensar en todos los factores
a tener en cuenta a la hora de la estabilidad dinámica del Sistema
Solar era el Ingeniero que se planteó su creación dentro de una
red molecular astrofísica llamada los Cielos. La dificultad más
grande a superar que Dios tenía se la plantaban delante los millones
de años que la Evolución del árbol de las especies exigía para su
nacimiento y crecimiento. Si en el caso de la creación de la Biosfera
los procesos podían ser acelerados sin ocasionar ningún conflicto
científico, en el caso de la Vida la ley era y es otra muy distinta.
En el terreno de la Vida, digámoslo así: las leyes son más rigurosas.
Los millones de años que la Evolución de la Vida en la Tierra le
exigía a Dios por necesidad tenían que plantarle delante de la mesa
un complejo sistema de ecuaciones sistemológicas.
Entre las cuales cómo mantener la velocidad de crucero del Sol constante
en el espacio y el tiempo, y cómo dotar a su Sistema de una ruta
de vuelo tal que planease entre las constelaciones sin integrarse
en sus sistemas, fueron los dos grandes y principales retos que
hubo de superar su Inteligencia. Y buscando aquí cómo lo hizo, en
esto estamos.
190. La autonomía de vuelo que a las estrellas les procura
su naturaleza de transformadores de la energía en luz y calor, fenómeno
muy similar con el comportamiento de una partícula excitada, que
se defiende radiando una subpartícula, es un aspecto que implica
la necesidad de corregir la hipótesis del movimiento astrofísico
a partir y sólo desde la ley de la gravedad universal. No se la
niega, sencillamente se corrige su definición. Si hasta ahora la
ley era la única fuerza, desde ahora tenemos una mecánica de transformación
de energía, uno de cuyos efectos genera la autonomía de propulsión
necesaria para mantener constante la velocidad del Sistema. En este
orden la fenomenología de la fotosfera solar nos sirve de cuadro
de referencia desde donde activar la imagen de un astro como nave
propulsada autónomamente mediante la transformación de su energía
en el combustible necesario para mantener el impulso inicial. Otra
cosa será que en su irracionalidad científica la Academia quiera
negar la aplicación de la ley acción-reacción a fulguraciones estelares
y velocidad sideral. El autor no ve cómo pueda demostrarse semejante
negación y en consecuencia prefiere seguir adelante con su exposición
sobre la relación entre los planetas y el giro del Sol durante su
trayectoria entre las constelaciones que marcan su órbita.
191. Pongámonos en el caso. Tenemos el Sistema en el
que vamos a cultivar el Árbol de la Vida. Sabemos positivamente
que desde que lo sembremos hasta que nos dé su fruto deberán pasar
millones de años naturales. También sabemos que el desarrollo de
la Vida exige que la Naturaleza mantenga su Estructura en las condiciones
que le son propias. Lo cual quiere decir que debemos evitar la interferencia
en el proceso evolutivo de factores cosmológicos externos. Esto
nos obliga a proteger el Sistema Biosférico de tal forma que sin dejar de estar dentro de un
Universo la existencia de este Universo no le suponga la creación
de una interferencia letal. ¿Cómo hacerlo? La propia velocidad de
crucero del Sol, unos 600 kilómetros por segundo, y su sujeción
a la ley de la Gravedad dice que según pase el tiempo esa velocidad
debe ir subiendo, que es lo que precisamente nosotros no queremos.
Y en consecuencia nos obliga a dotar al Sistema Solar de un freno
de seguridad que actúe automáticamente y se dispare reaccionando
a la elevación de su velocidad. Es lo que se busca. Veamos qué soluciones
prácticas encontró nuestro Creador.
192. La primera solución práctica era lógica: cargar
la nave solar de tal manera que la aceleración gravitatoria fuera
frenada por el trabajo de desplazamiento y obligase a la nave a
transformar esa aceleración exógena en la fuerza necesaria para
realizar el trabajo de desplazamiento de la carga de frenado. De
esta manera práctica la nave solar mantendría su velocidad de crucero
siempre constante, a la vez que vencería la tendencia inercial a
aumentar su velocidad con el tiempo. Pero traslademos este caso
al suelo. Imaginemos que tenemos la máquina cargada de combustible.
El tiempo durante el cual la máquina estará en la carretera dependerá,
además de la velocidad desarrollada, del peso con el que la carguemos.
Si cargamos el maletero al máximo reducimos el tiempo de trabajo
que puede desarrollar el tanque. A este tipo de freno lo llamaremos
exógeno.
193. Pero ahora imaginemos un tipo de freno exógeno aún
más sofisticado. Imaginemos que a medida que la máquina recorre
un espacio mayor la carga del maletero multiplicara su peso. ¿No
llegaría el momento en que la máquina se vería frenada, aplastada
bajo el peso adquirido por este freno exógeno? La cuestión es: ¿Está
dotado el Sol de este tipo de freno exógeno, de tal forma que el
peso de los planetas se multiplica por la energía potencial adquirida
durante el tiempo transcurrido? Y viceversa, ¿no es por esta ley
de la elevación de la energía potencial y su transformación en peso
que es frenada la tendencia del Sol a comportarse según la ley de
la gravitación universal?
194. Siendo falsas las ideas sobre la naturaleza de los
planetas deben serlo los números. Lo que me lleva a decir que no
puede llegarse a ningún sitio mientras la dictadura de la cosmología
del siglo XX siga imponiendo su ley dogmática y su absolutismo racionalista
a la inteligencia del siglo XXI. Hasta ayer mismo Marte -como dije
antes- era una bola de gas. Así que si hemos de esperar a que las
sondas lleguen a Plutón para traducir su cuerpo en masa geofísica
sentémonos y esperemos que la muerte llegue; antes llegará la muerte
que la sonda a Plutón. Una vez los cálculos correctos sobre la mesa
entonces podremos empezar a trabajar sobre hechos y no sobre razones
impuestas a base de premios. Pasando, pues, de la crítica destructiva
contra tales genios sigamos viajando a bordo de la nave solar y
sigamos preguntándonos cosas.
195. El Sol se está acercando a un sistema estelar y
en consecuencia su aceleración se va a disparar aún contra la operatividad
del freno exógeno. ¿Cómo vamos a superar este nuevo problema? En
el juego imaginativo que hemos abierto nosotros estamos al mando,
pilotamos la nave y por tanto su futuro depende de nosotros. Lo
que ahora debiéramos hacer es coger el volante y girar por ejemplo
a la izquierda. Esto o chocamos con los astros del sistema estelar
hacia el que nos arrastra la ley de la gravedad. Puede que no mañana
ni pasado mañana. Es lo mismo. Nuestra misión es encontrar la forma
de provocar el giro que nos conducirá lejos del choque inevitable
contra el sistema que se ha apoderado con su gravedad del control
de mandos de nuestra nave. Lo primero que se nos ocurre es buscar
el volante. ¿Dónde está? Porque haberlo, lo hay. Millones de años
y aún el Sol en ruta son la mejor prueba de haber dotado Dios a
la nave solar de un freno exógeno, que son los planetas y el juego
de las energías que los mueven, y de un volante que es movido por
un programa de control remoto que vence a la invencible aceleración interconstelacional obligando a la nave
a girar. Mi inteligencia me lleva a mirar a mi alrededor y preguntarme:
¿Qué tipo de fuerza endógena es capaz de hacer que el Sistema Solar
se comporte como una nave pilotada por un capitán inteligente? ¿Para
hacer posible este giro que el Sol lleva ejecutando desde el alba
de los tiempos y sin cuyo mecanismo la nave se hubiera integrado
en un sistema estelar cualquiera del vecindario: con qué tipo de
mecánica autónoma dotó Dios al Sol?
196. Como ayer y como siempre yo levanto mis brazos a
mi Creador y le dedico la alegría que levanta en mi inteligencia
mi admiración por la respuesta que le diera a estos problemas. El
programa de control remoto de ruta se llama Alineamiento Interplanetario.
Creado el freno exógeno ¿para qué se quiere un freno si no hay un
pie que lo pise? A esta acción del pie sobre el freno lo llamaremos
Mecánica Endógena de Giro. Si la acción exógena de frenado viene
como respuesta del Sistema en su conjunto al medio universal, esta
acción del pie sobre el freno viene dada como respuesta de los planetas
al comportamiento del Sol. Más o menos. Pero antes de entrar en
el efecto de los alineamientos planetarios sobre la trayectoria
solar, en este momento me gustaría traer a la memoria la multiplicación
de la fuerza del brazo bajo el agua y la reducción de peso de un
cuerpo bajo el mismo elemento. No os creáis que lo haga para despistar.
Al contrario, lo hago para abrir el medio natural en el que se mueve
el juego de fuerzas naturales a nuestro Sistema.
197. Pensad que el peso de un cuerpo está en relación
directa con la gravedad. La misma masa tiene una roca de un kilo
en la Tierra como en la Luna. ¿Y esa misma roca no tiene la misma
masa en el agua como fuera del agua? ¿Tienen el mismo peso sin embargo?
¿Verdad que no? Ahora aplicamos esta realidad al propio Sol. Esto
sin pretender igualar en visión al genio que buscó una palanca para
mover el universo. Imaginemos entonces que ponemos el Sol a un extremo
de la palanca, nosotros nos ponemos al otro extremo y nos toca moverlo.
Lo primero que debemos preguntarnos será cuál es el valor de la
gravedad en el medio dentro del que nos hemos situado. Aunque parezca
truco mientras menor sea la gravedad menor será el peso del cuerpo
y mayor la eficacia de la fuerza del brazo contra la palanca. La
deducción es obvia. El peso del Sol y de cualquier cuerpo sideral
varía según la interacción gravitatoria del momento. Esto de un
sitio. Del otro, que a diferencia del Sol los planetas de nuestro
Sistema sí se mueven en un medio gravitatorio estable y por tanto
mantienen la igualdad entre la fuerza que desarrollan y el peso
que pueden levantar.
198. El Alineamiento Planetario, Total o Parcial, Múltiple
o Simple, actúa como un Brazo, y su acción sobre el Sol es el del
brazo contra la palanca. La ecuación sistemológica dice que la aceleración solar es frenada por el programa regulador
en que transformó Dios el alineamiento planetario. Los planetas
transforman el peso del único cuerpo en que el Alineamiento los
convierte: en fuerza, y, pues que toda fuerza tiene por naturaleza
realizar un trabajo, el trabajo que ejecutan es provocar el ángulo
de giro del que hablábamos, y mantenerlo constante. Este, en efecto,
es el volante que estábamos buscando.
199. En cuanto a la descripción físico-matemática de
esta nave estelar guiada por control remoto en vuelo autónomo en
el seno de las constelaciones de los Cielos se la dejo a otro más
experto en números, incógnitas y demás ecuaciones complejas. Resaltando
siempre las alineaciones planetarias parciales como las totales
en el cuadro de la Sistemología Astrofísica
Aplicada, las primeras actuando como un contrapeso a la velocidad,
y la segunda como el desplazamiento del morro del Sistema hacia
el hemisferio desde el que se realiza la carga. En suma, que antes
de sembrar bajo las aguas del gran océano la semilla del árbol de
las especies fueron muchas las ecuaciones que Dios hubo de resolver.
200. Concluyendo: Todo está por resolverse a nivel de
datos finales. Las ideas son la antesala de las investigaciones.
Y en este contexto yo he querido retocar mi primera idea sobre la
relación entre los Planetas y el Sol en el seno de un campo gravitatorio
compartido, en el que, así como el propio campo solar es causa de
una fuerza centrífuga que despide los cuerpos y produce los anillos
de asteroides externos; estando integrado en Sol en un campo multi-estelógico,
cuyo centro es gravitatorio, como si dijéramos que es un punto de
referencia alrededor del cual se produce el movimiento cumular,
este centro es causa de una fuerza centrífuga general, que el Sol
vence mediante la masa planetaria general que le corresponde a su
sistema. Lo que nos lleva, finalmente, a una estructura de Ingeniería
Astrofísica tan perfecta que dejarla al caos es, pura y llanamente,
de genio que incapaz de entender el complejo edificio de ecuaciones
que Este Ingeniero Divino resolvió al principio, y porque no es
capaz de aceptar el fracaso para por si solo emular, si no en tres
dimensiones al menos en el papel, la infinita Ciencia de esta Inteligencia
Creadora opta por la alternativa del loco: Dios no existe. Tomen,
pues, nota los astrónomos y matemáticos de este siglo.
201. Las cosas, pues, son lo que son, y no lo que parecen;
aunque a veces lo que parezcan sea lo que son. Estamos hablando
de una cantidad indefinida de millones de años, tiempo durante los
cuales el sistema biosférico exigía su integración en una estructura astrofísica
estable. Hasta el momento las cantidades de tiempo para las secuencias
geofísicas descritas no han entrado en el relato. Dejé estos números
a los desafíos que uno a uno Dios fue venciendo. Y creo haber dicho
que una vez relacionada la Omnipotencia Creadora con el concepto
físico de potencia los cálculos naturales se queman en el Fuego,
se congelan en el Hielo, se ahogan en el Agua y se evaporan en el
Aire. ¿En cuántos millones de años redujo Dios la sublimación y
descongelación del Manto de Hielos al integrar la Tierra en el Sistema
Solar mediante la parábola boreal? ¿De haber quedado expuesta la
descongelación del Manto de Hielo a la distancia correspondiente
a la tercera órbita cuántos millones de años hubiera durado la descongelación?
SEPTIMA
PARTE
CREACION
DELOS CIELOS
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