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LA CREACIÓN DEL UNIVERSO SEGÚN EL GÉNESIS

 

QUINTA PARTE

CREACIÓN DE LA ECOSFERA

 

CAPÍTULO 20 TEORÍA DEL SISTEMA SISMOLÓGICO DE FLOTACIÓN

 

163. Aunque parezca un ejercicio gratuito, recomencemos. En el primer Día nuestro Creador dobló la densidad de energía por unidad cúbica astrofísica del campo gravitatorio terrestre. La respuesta del Núcleo, en ese momento en estado frío, fue activarse y proceder a la transformación de ese suministro en calor. Inmediatamente el Manto se licuó y la corteza Primaria se fundió. Estos trabajos realizados el Núcleo se enfrió de nuevo, de manera que la Corteza se solidificó y se convirtió en el anillo geofísico que llamamos Litosfera. De haber permanecido la Tierra en la región donde estos trabajos se llevaron a cabo el enfriamiento de su Núcleo hubiese arrastrado al Manto a su solidificación. La Biblia dice que esto no pasó porque Dios separó la Tierra de su región de origen y la introdujo en un campo gravitatorio de densidad estable, el Sistema Solar.

 

164. Una vez dentro del campo de acción del Sol: el transformador geonuclear se reactivó y adquirió una temperatura constante, igual a la temperatura externa del astro alrededor del que orbita. Creo que son unos seis mil grados Celsius. Esta integración en el Sistema Solar detuvo la solidificación del Manto y al mismo tiempo mantuvo la solidez del anillo litosférico, que rotaría desde entonces con movimiento propio sobre el anillo magmático. Grosso modo.

 

165. Constante la producción de calor por el Núcleo la física obliga a dibujar entre Manto y Núcleo una especie de zona cromosférica, dentro de cuyo espacio el propio Núcleo pendula, ocasionando esta pendulación -sujeta a las alteraciones de gravedad de la que antes hablé- el achatamiento de los polos que el Globo manifiesta. (En este sentido la pendulación del Núcleo dentro del cuerpo geofísico depende de su propia mecánica de producción de calor y de su reacción a las ondas termonucleares en el origen de los volcanes. En cuanto a la morfología del Núcleo la reacción del propio cuerpo geofísico a su acción pendular nos da ciertas claves. Pero esto ya se establecerá en otro momento desde otras bases).

 

166. Esta estructura geofísica es la que nos lleva a preguntarnos lo siguiente: ¿Cómo libera la Tierra el almacenamiento de calor interno a que da lugar el anillo litosférico? La respuesta, más que teorías pide hechos, y bueno, aunque estamos hablando de una litosfera con ángulo de rotación fijo sobre una superficie magmática, su cuerpo está dotado de un complejo sistema de tubos de flotación a través de los cuales el calor geonuclear es continuamente liberado. Hablar de los volcanes es hablar de toda la dinámica sismológica que acompaña la creación de esta arquitectura geofísica, impresionante en su manifestación y perfecta en su ejecución. Ahora: ¿Por qué las bocas del sistema de flotación corren sobre los límites de las grandes cordilleras?

 

167. La correspondencia entre las líneas sismológicas y las líneas de las grandes cordilleras se explica desde la física del tirón gravitatorio, sobre cuya fenomenología cualquier experto puede aclarar las dudas. Y ya puestos, la objeción a la arquitectura geofísica que el continuo aumento de temperatura de una litosfera sujeta a la ley del Substrato Ecosférico Autónomo presentaría, la barre de un plumazo la temperatura constante de los fondos oceánicos, gracias a la cual la superficie más expuesta de la litosfera frena esa elevación natural, que sin ese equilibrio acabaría por hacer reventar este edificio de ingeniería geofísica. Creo que los reactores nucleares se sirven de esta misma teoría para frenar el calentamiento de sus motores.

 

168.  Este sistema geofísico autónomo, en el origen de tantos quebraderos de cabeza, se completa con una estructura planetaria sui géneris, especial, aplastantemente maravillosa, cuyas bases me honro presentaros. Pero quiero partir de un hecho. Mejor aún de una ley: A saber, si todo sistema astrofísico es un transformador de energía universal en luz y calor su velocidad de trabajo dependerá de la densidad gravitatoria de su campo y del número de revoluciones por siglo de su astro. Esto de un sitio.

 

169. Del otro sitio, es justo decir que la velocidad sideral de un sistema -sea constelación o galaxia- es una constante deducida de las fuerzas de la región astrofísica al que dicho sistema pertenece. En otras palabras, si el Sistema Solar no se interrelacionara con el Universo de las constelaciones su velocidad de crucero dependería exclusivamente de la cantidad de energía de su campo gravitatorio. Sujeto el Sistema Solar a la ley de atracción de la gravedad entre los cuerpos del universo, la propia ley nos dice que al disminuir la distancia entre las constelaciones por lógica ha de subir la velocidad de crucero de los sistemas estelares que las componen. Efecto universal este del que nosotros podemos inferir que si se acelera la velocidad del astro central de cuya velocidad dependen los cuerpos menores de un sistema todos los cuerpos dependientes de su física experimentarán dicha variación. De alguna forma, de alguna manera.

 

170. Y esto viene a cuento porque la pregunta no puede ser eludida ni dejada de lado en razón de ciertos contextos, especialmente una vez abierta la Evolución de la Vida en la Tierra a un complejo sistema de ecuaciones físicas sin cuya resolución el futuro de la vida no podía ser garantizado. La nueva pregunta que viene al caso es: ¿Cómo frenó Dios de antemano las posibles alteraciones que, en el futuro, y precisamente por estar sujeto nuestro Sistema a esta ley universal, la Tierra habría de experimentar? Para mejor captar las entrañas de la cuestión comparemos nuestro Sistema con una nave. Hecho, comparado el Sistema Solar con una nave en pleno vuelo, lo que aquí estamos tratando de descubrir es si esta nave fue dotada de un freno de seguridad, o simplemente navega por el mar de las constelaciones a la deriva, expuesta a los vientos gravitatorios y a los campos electromagnéticos siderales.

 

171. ¿Pero por qué tenía Dios necesidad de dotar al Sistema Solar de un freno de seguridad para mantener estable su velocidad de crucero? es la cuestión contraria a la anterior. Y bueno, pienso que la necesidad es tan obvia como la sujeción de todos los cuerpos del universo a las leyes que lo regulan. ¿Si las ruedas aceleran no lo hará el chasis al mismo tiempo? ¿Si el Sol mete el pie en el acelerador los planetas no sufrirán las consecuencias?

 

172. ¿Y en qué medida esta aceleración hipotética les afectará a los transformadores centrales de los planetas, y especialmente al de la Tierra una vez descubierta la relación directa entre velocidad y calor? ¿Pero y si ahora bajara bruscamente la velocidad solar por razones de interacción electrodinámica a distancia? O séase, ¿se partió Dios la cabeza para crearle un Sustrato Ecosférico Autónomo al Plano de Interrelación Biosférico y después iba a exponer toda la Arquitectura Geofísica a la destrucción a raíz de un golpe de timón constelacional? Tiró líneas, desplazó continentes de un hemisferio al otro, creó zonas sismológicas calientes, reguló la termodinámica geonuclear, no dejó nada al azar, ningún cabo suelto se le pasó por alto. Y ahora, cuando la aventura de la vida comenzaba, ¿ahora iba a dejar la nave solar a la deriva por las corrientes interconstelacionales? La necesidad de corregir trayectorias en el tiempo, controlar variaciones en el espacio y gobernar por control remoto la materia, obligaba a la Inteligencia Creadora a dotar al Sistema Solar de un freno de seguridad que mantuviese la velocidad de crucero del astro central dentro de una franja de máximos y mínimos. La cuestión es de qué tipo de freno automático ha de echar mano un Ingeniero Astrofísico a la hora de poner en órbita un Sistema del tipo Solar. Aunque claro, si no sabemos a qué tipo pertenece el Sistema Solar difícilmente podremos encontrar la respuesta. La respuesta está delante de nuestros ojos.

 

SEXTA PARTE

CREACION DEL SISTEMA SOLAR

 

 

 

 

LA CREACIÓN DEL UNIVERSO SEGÚN EL GÉNESIS