CORONAS
Y CRUCES VISIGODAS DE GUARRAZAR
Hace
muchos años , en el 711 d. c. , cuando los árabes
invadieron Hispánia, parte de las ricas coronas que
adornaban las iglesias visigodas de Toledo, fueron escondidas
en el cementerio de Guarrazar, cerca de Guadamur. Al continuar
la dominación árabe, esas coronas siguieron
escondidas, el último conocedor del secreto murió
sin contarlo. Pasaron los siglos y en 1858, unos paisanos
de Guadamur, encontraron, en lo que parecía una tumba
de un antiguo cementerio, abandonado desde hace centenares
de años, un rico tesoro de coronas, cadenas y cruces.
Con nocturnidad lo retiraron de su centenario aposento. Pero
cegados por tanta riqueza, no descubrieron todo, al día
siguiente un labrador de la huerta próxima, descubrió
otro nicho con igual o mayor riqueza.
Los
avatares del tesoro de Guarrazar desde que fue descubierto,
son varios, unos afortunados y otros todo lo contrario. De
esta índole fue la desaparición de la corona
de Suintila en abril de 1921, que estaba depositada en la
Armería Real de Madrid desde que Domingo la entregase
a la reina. Más afortunado fue retorno, en el verano
de 1940, de parte del tesoro que había sido vendido
en Francia, seis de las nueve coronas, gracias al empeño
personal de D. Eugenio D´Ors y a las facilidades políticas
del momento. Así pues la dispersión, al parecer
consolidada, al menos por el momento, del Tesoro de Guarrazar
es la siguiente : La mayor parte en el Museo Arqueológico
de Madrid en donde se encuentran seis coronas, entre esta
la más famosa la de Recesvinto y cinco cruces, contándose
entre estas los dos fragmentos de cruz profesional atribuida,
también a Recesvinto por su parecido estilístico
con la corona de este rey. En el Museo de Cluny de Paris,
quedaron tres coronas, la llamada de Sonnica, una de estructura
calada y una pequeña de decoración de arquillos
también calados y dos cruces además de la R
pinjante de la corona de Recesvisnto y algún fragmento
de cadena.En el Palacio Real de Madrid quedaron la corona
de Teodosio y la Cruz de Lucecio.Es a partir de la vuelta
de las coronas desde Francia al Museo Arqueológico
Nacional de Madrid en 1940, cuando la historiografía
visigoda vuelve a tomar nuevo auge, impulsada también
desde los idealos políticos del momento, que ven en
aquella época el germen y los comienzos del primitivo
estado español. La investigación sobre aquellos
años de la monarquia y en concreto sobre el tema de
Guarrazar, se ha visto respaldada a mi modesto entender, desde
entonces, por tres fundamentales corrientes historiográfica,
una la nacional fundamentada en D. Pedro Palol, García
Moreno, Orlandis etc. Otra desde los investigadores toledanos
agrupados en torno a esta Real Academia y el Instituto Visigótico-Mozárabe
que siempre han tenido como suyo, todo lo concerniente al
sitio arqueológico de Guarrazar y otra desde tiempos
Helmut Schlunk en 1943, por los investigadores del Instituto
Arqueológico.
guadamur.net
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