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HISTORIA DE MURCIA MUSULMANA

por

Mariano Gaspar Ramiro

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CAPÍTULO PRIMERO.- Invasión de la tierra de Todmir: Opiniones de los histo- riadores; versión más exacta de los que la refieren al tiempo de la venida de Muza. —Derrotero seguido por Abdelaziz en su conquista de Todmir, y tiempo preciso en que pudo realizarla. —Oposición y derrota de Teodomiro, jefe de la región. —Noticias sobre la participación de Teodomiro en la batalla del Barbate, y en la luclia interior del país. —Observaciones sobre el relato de la crónica denominada del moro Rasis

CAPÍTULO II.- Sitio de Orihuela: el tratado de capitulación de Teodomiro: Crítica de las versiones del texto escurialense en que se contiene dicho tratado. —Teodomiro no tuvo reino independiente, ni siquiera autónomo en el sentido propio de esta palabra: verdadera situación en que dejaron los dominadores musulmanes a Teodomiro y los suyos; razones que confirman la certeza de nuestra narración sobre el particular

CAPÍTULO III.- Ciudades cuyos habitantes fueron comprendidos en la ca- pitulación de Todmir: Examen de las diversas interpretaciones de nuestros historiadores respecto del asunto. —Breves noticias acerca de los personajes que suscribieron la capitulación acordada a Teodomiro y los suyos. —Término de la campaña de conquista de Todmir

CAPITULO IV.- La tierra de Tudmir durante el gobierno de los emires independientes del califa de Damasco: Salida de Muza hacia Damasco y sus sustitución por Abdelaziz . —Teodomiro marcha con otros señores de España en compañía de Muza a la corte del califa de Oriente. Política de Abdelaziz y su muerte. —Breves noticias suministradas por el Anónimo latino acerca de Atanahildo , de las cuales no se desprende que fuese éste rey o príncipe de Todmir. — El emir Abuljafar: establecimiento de una parle de los sirios de Balj en la refilón de TodmirAbderráman Abenuadah y otros rebeldes de Todmir.

CAPÍTULO V.- La cora de Todmir durante el gobierno de los emires in- dependientes de Córdoba: Lucha civil entre yemeníes y modaríes. —Abderraman I. —Insurrección del Eslavo en tierra de Todmir.—Guerra de sucesión entre los emires Hixem y Alhaquem y los príncipes Solaiman y Abdala el Valenciano. —Abderraman II: nuevo alza- miento de Abdala el Valenciano y su muerte. —Lucha de los siete años entre jemeníes y modaríes de la tierra de Todmir.—Fundación de la ciudad de Murcia. — Rebelión de Mohamed, hijo de Sabic. —Sorpresa de Orihuela por los piratas normando

CAPÍTULO VI.- Murcia durante el gobierno de los emires independientes de Córdoba (continuación): Insurrección general en tiempo de los emires Mohámed y Abdála. —Daisam, rebelde de la cora de Todmir: sus relaciones con Abenhafsun. —Campaña de Todmir dirigida principalmente contra Daisam; derrota de éste entre Aledo y Lorca; sitio de esta ciudad y retirada del ejército del emir. — Muerte de Daisam. —Abderráman Abenuadah y otros rebeldes de Todmir.—Noticias de Mohámed, hijo de Abderráman, el Jeque, rebelde en Callosa y Alicante. —Pacificación y prosperidad de Todmir en los días de Abderráman III y sus sucesores en el gobierno. — Varones ilustres de Todmir que florecieron en este tiempo

CAPITULO VII.- Murcia y la desmembración del califato cordobés : consideraciones generales. —Gobierno de los eslavos Jairan y Zohair en Murcia. —Lucha de Zohair con Almotamid de Sevilla: ídem con Habus y Badis, señores de Granada.—Sorpresa y muerte de Zohair

CAPÍTULO VIII.- Murcia bajo la autoridad de Abdelaziz Almanzor, señor de Valencia, y de Mochéhid, de Denia, Independencia de Lorca y Murcia: Abenxabib y los Benitáhir

CAPÍTULO IX.- Murcia bajo la autoridad de Almotamid, rey de Sevilla: Gobiernos de Abenammar y de Abenraxic.—Prog-reso de Murcia durante el período de los reyes de Taifas

CAPÍTULO X.- Murcia bajo el gobierno de los almorávides; Circunstancias que motivaron la invasión : batalla de Zalaca. — Expedición de Almotamid de Sevilla a tierra de Lorca y Murcia.—Campaña y sitio de Aledo. —Movimiento de opinión favorable al dominio de los almorávides en España. —Resolución de Yúsuf, hijo de Texufín, de apoderarse de los reinos de Taifas. —Abenaixa: anexión de Murcia , Denia y Játiva al imperio almoravide. — Acontecimientos de Valencia hasta su absorción por los almorávides. —Albarracín y Zaragoza reconocen su autoridad

CAPÍTULO XI.- Murcia y sus gobernadores almorávides (continuación) : Abenaixa; su intervención en la lucha contra los cristianos del Norte , especialmente en la jornada de Uclés. —Descalabro del Congost de Martorell. —Gobierno de Abentefiluit. —ídem de Abuishac Ibrahim. — Toma de Zaragoza por Alfonso el Batallador. —Gobierno de Yahya Abengania en el Oriente de España. — Victoria de Fraga; muerte de Alfonso el Batallador. — Varones ilustres que florecieron en Murcia durante este tiempo

CAPÍTULO XII.- Murcia y la insurrección general contra los almorávides: Consideraciones sobre el carácter y extensión de ese acontecimiento. —Régulos ó arráeces murcianos; Abumohámed Abenalhach á nombre del cadí de Córdoba Abenhamdin; el Zegrí a nombre de Zafadola Abenhud; el cadí Abenabicbáfar a nombre del mismo Zafadola. — Expedición funeísta y muerte de Abenabichafar en Granada. —Proclamación de Mohámed Abentáhir en Murcia a nombre de Zafadola. —Sustitución de Abentáhir por Abeniyad 161

CAPÍTULO XIII.- Murcia y Valencia bajo el mando de Abeniyad en nombre de Zafadola. — Abenijad rey independiente de Murcia y de todo el Oriente de la España árabe. —Abdala el Zegrí se hace dueño del principado de Murcia por segunda vez; derrota y muerte del Zegrí; restauración de Abenijady su muerte

CAPÍTULO XIV.- Abuabdála Mohamed, hijo de Saad, hijo de Mohamed, hijo de Saad Abenmardenix , rey independiente de Murcia y de todo el Oriente de la España árabe. — Abenhamusco, suegro y lugarteniente de Abenmardenix.—Relaciones de éste con los estados cristianos. — Aspiración de Abenmardenix contra el poderío de los almohades

CAPÍTULO XV.- Conquistas de Abenmardenix, rey de Murcia y del Oriente de España, en Andalucía; su muerte; anexión de sus estados al imperio de los almohades

CAPÍTULO XVI.- Noticia acerca de los principales varones que tlorecieron en el reino de Murcia desde la insurrección contra los almorávides hasta la dominación almohade

CAPITULO XVII.- Murcia bajo la dominación de los almohades

CAPÍTULO XVIII.- Varones que por sus altos cargos e instrucción florecieron en la región murciana durante el mando de los almohades.

CAPÍTULO XIX.- Murcia y la sublevación general de los musulmanes es- pañoles contra los almohades. —Abenhud, rey de Murcia y de casi toda la España árabe; su política. —Lucha entre Abenhud y Zejan de Valencia. —Rebeldías de Abenalahmar y del Bechí contra Abenhud.—Relación varia de Abenhud con los reyes cristianos. —Reconquista de Córdoba. —Asedio de Valencia por Don Jaime de Aragón.—Muerte de Abenhud; sus consecuencias; fundación del reino nazarita de Granada

CAPÍTULO XX.- Sucesores de Almotauaquil Abenhud: Abubéquer Mohamed Aluátec Bilá : Aziz Abenjatab Diaodaula : Zeyan destronado de Valencia por D. Jaime el Conquistador: Mohamed Abenhud Bahaodaula; vasallaje en favor de Castilla; Abuchafar, hijo de Bahaodaula; Mohamed, hijo de Abuchafar Abenhud. — Restauración de Aluátec: ruptura del vasallaje á favor de Castilla: reconocimiento de la soberanía de Abenalahmar en Murcia. — Nueva restauración de Aluátec. — Reconquista de Murcia por D. Jaime de Aragón.—Personajes murcianos que florecieron en este tiempo. —Conclusión.

 

ADVERTENCIA PRELIMINAR

Es difícil escribir hoy la historia detallada de la dominación musulmana en cualquiera de nuestras regiones; se lucha todavía con la falta o suma escasez de documentos particulares, y las obras históricas debidas a los autores cristianos, unas, los cronicones, son muy deficientes, especialmente para la parte árabe, y las posteriores al siglo XV, sin que sean más abundantes en noticias de sustancia, adolecen de graves errores y de frecuente confusión y exageración al narrar los hechos de nuestros musulmanes. Es verdad que para tal empresa se cuenta con obras históricas legadas por los mismos musulmanes, las cuales son más copiosas en noticias, más exactas y escritas con mayor conocimiento de la realidad, y además con otras muchas, que aunque revisten un carácter eminentemente literario, suministran datos de suma importancia respecto de hechos particulares o de personajes; pero, por desgracia, las primeras de éstas son de carácter general y algunas limitadas a períodos más o menos largos de la España árabe, y las segundas, a más de ser escasas, están todavía en estudio, y han de pasar bastantes años para que pueda sacarse de ellas todo el material histórico que indudablemente contienen.

Añádase a esto que , como ha dicho un ilustre académico, «dificulta la tarea de puntualizar lo verdadero en este lenguaje de obras, el habérselas el historiador a la continua con testimonios discordes, asaltándole casi siempre la duda de que el disentimiento sea originado por variantes y oscuridades paleográficas de los textos, las cuales se explican con cierta probabilidad por lo que toca a los nombres propios conservados en una escritura como la arábiga, que descuida el expresar las vocales y cuyos caracteres, destinados a la designación de crecido número de consonantes, son en realidad pocos y de configuración análoga, cuando no absolutamente idéntica, en términos de distinguirse solamente las representaciones de sonidos muy diversos, por ápices o puntos redondos ligeramente trazados encima o debajo de las letras, adelantados o retrasados por lo común respecto del sitio que les corresponde, muy fáciles de desaparecer y a menudo olvidados por el amanuense. Agregúense a esto las variedades ortográficas de mogrebinos y orientales, el alternativo uso de distintos cómputos, la diferencia de usos, de cultura, de nociones geográficas e históricas y hasta de religión , aún no contada la parcialidad nacional, ni el carácter del escritor, y será obvio el entender que existen obstáculos de momento para conseguir los fines historiales en el camino que han de recorrer los arabistas. Aliéntales, sin embargo, la esperanza de acertar, y, ¿por qué no decirlo?, la persuasión, asimismo, de haber frecuentemente acertado, estímulo grande para toda investigación, aun en la esfera más modesta».

Si por las mismas razones que dejamos apuntadas, como ha dicho recientemente otro ilustre académico, no se ha escrito hasta hoy una buena historia general árabe de España , ni siquiera se está en condiciones de poderla escribir; ¿qué de particular tiene que sea más difícil publicar la de una provincia o ciudad determinada? Por esto, en el presente trabajo no pretendemos decir, ni mucho menos, todo lo que importa saber respecto de Murcia musulmana; no hacemos en él más que presentar respecto del particular el fruto de nuestra investigación durante el tiempo fijado en el concurso abierto por la Real Academia de la Historia. Durante dicho tiempo hemos trabajado con empeño buscando aquellas fuentes, que no teníamos a nuestro alcance, en las bibliotecas de los maestros y en las más notables del Estado para este género de estudios, visitamos las principales ciudades de la región, objeto de esta historia, y leímos cuanto de las crónicas regionales cayó en nuestras manos, todo con el único fin de contribuir, en la medida de nuestras fuerzas, al esclarecimiento del tema de la obra.

De los trabajos históricos de la región muy poco hemos podido aprovechar, serán excelentes y útilísimos para otros períodos de nuestra historia; mas tratándose del período árabe, dejan muchísimo que desear en cuanto a veracidad y exactitud en la narración de los hechos, incluso la conocida obra del ilustre Cáscales, utilizable únicamente para el tiempo de la reconquista, e igualmente la que respecto del mismo tema que informa nuestro trabajo, publicó D. Félix Ponzoa y Cebrián en 1845 con el título de Historia de la dominación de los árabes en Murcia, sacada de los mejores autores y de una multitud de códices y documentos auténticos de aquella época que existen en las bibliotecas y archivos del reino. No somos nosotros los llamados a juzgar dicha obra, ni es preciso que lo hagamos; dejó ya estampado su fallo D. Pascual Gayangos en un artículo publicado en la Antología Española, del cual copiamos aquí la parte más sustanciosa, guiados tan solo por el interés de la verdad histórica.

«Al leer título tan pomposo y retumbante, dice el Sr. Gayangos, acerca de la obra de referencia, desde luego creímos que el Sr. Ponzoa había topado cuando menos con la obra de Mohammad ben Mohammad ben Al-háge, sabio alfaquí que escribió hacia mediados del siglo decimocuarto una descripción histórico-geográfica de Murcia y su reino; y como casualmente la historia de dicha provincia, constituida en reino independiente y separado de Córdoba, es la que presenta más escasos materiales, nosotros que somos naturalmente aficionados a éstas que el vulgo llama antiguallas, nos pusimos a ojear la obra del Sr. Ponzoa, con la curiosidad y avidez que son consiguientes. Juzgue, pues, el lector cual sería nuestra sorpresa al encontrarnos con que la decantada Historia de la dominación de los árabes en Murcia no era en su mayor parte más que un vaciado de las obras de Cáscales y Lozano; que lo poco que en ella hay tomado de Casiri y de Conde (autores que el Sr. Ponzoa debiera haber leído con detención , antes de engolfarse en un laberinto que para él ha sido el de Creta), está mal comprendido y peor expresado: que no hay siquiera un nombre propio que esté bien escrito, ni un solo suceso narrado conforme a la verdad histórica, ni una sola fecha que no esté equivocada ; y por último , que de los dieciocho gobernadores o reyes que sabemos hubo en Murcia , tan solo se citan por el autor ocho; y éstos, o no fueron tales reyes, o si lo fueron, se hallan de tal manera disfrazados con los nombres que al Sr. Ponzoa plugo darles, que el mismo Mahoma, si al mundo viniera, se guardaría de reclamarlos como suyos....»

El mismo Sr. Gayangos en el citado artículo, á la vez que destruye la obra del Sr. Ponzoa, hace una ligera reseña de la historia de Murcia durante la dominación árabe, la cual si bien pudo prestar grande utilidad, cuando fué dada a luz, hoy que ya tenemos mayor número de textos y mejor estudiados, resulta insuficiente y no siempre exacta aun dentro de las líneas generales en que se halla escrita. Con todo, hemos aprovechado su parte útil, haciéndola fuente predilecta de nuestro estudio, juntamente con los textos árabes impresos y manuscritos y los trabajos de los modernos y autorizados arabistas, Dozy, Codera, Fernández y González y Saavedra, de que nos hemos servido, como echará de ver el lector en la lectura de este libro.

No debemos terminar esta advertencia, sin manifestar públicamente la parte que ha correspondido en la realización de nuestro empeño a los excelentísimos señores Marqués de Aledo y García Alix , al primero por su generosa iniciativa al instituir el premio, y al se- gundo por haber autorizado, siendo Ministro de Instrucción pública, que el autor pudiera ausentarse de su residencia oficial durante tres meses, á fln de hacer estudios en los manuscritos é impresos árabes, que se sabe existen en las bibliotecas Nacional, de la Real Academia de la Historia y del Escorial.

 

CAPITULO PRIMERO

No es unánime la opinión de los historiadores respecto al tiempo en que fue invadida por los musulmanes la parte del territorio español, a que ellos dieron el nombre de Cora de Todmir. Un autor árabe afirma que Táric, hijo de Zeyad, enseguida de apoderarse de Ecija, donde le habían resistido nuevamente las fuerzas godas que, menos quebrantadas, habían escapado del desastre del río Barbate o de Sidonia, envió una división de su ejército, que conquistó Granada, y que la misma división marchó inmediatamente a la región de Todmir, llamada así después en memoria de su gobernador Teodomiro.

Otros autores no hacen más que ampliar la misma versión del hecho que leemos en Abenadarí; pues dicen, que Táric desde Ecija, donde entró triunfante tras la empeñada lucha con los habitantes de la ciudad y los fugitivos del ejército de Rodrigo, dividió sus tropas enviando un destacamento a Córdoba, otro a Granada, otro a Málaga, y marchó él con el grueso de su ejército a Toledo de la que se apoderó sin combate, pues encontró la ciudad evacuada por el enemigo: reunidos los destacamentos enviados contra Granada y Málaga, luego de realizada su misión respectiva, dirigiéronse a la región de Todmir.

Los historiadores, que van citados, refieren la invasión de Todmir al año 711 , y seguidamente a la derrota del ejército de Rodrigo. Mas, no faltan otros que atribuyen la invasión y conquista de dicha región a Abdelaziz , hijo de Muza. Abenaljatib, después de referirnos la narración del hecho tal como aparece en el historiador Abenalcutia, aduce el testimonio de Moavia, hijo de Hixem, y de otros autores, los cuales aseguran que la conquista de Todmir, y a continuación de ella las de Elvira y Málaga, fueron emprendidas en el año 93 de la hégira (712 de J. C), tiempo en que vino a España Muza, hijo de Noseir, quien, al efecto, envió una división de su ejército capitaneada por su hijo Abdelaziz contra la región de Todmir, y se hizo dueño de ella, y después marchó a Elvira, y tomada esta ciudad, dirigióse á Málaga.

Almacarí luego de exponer, a semejanza de Abenaljatib, la narración de los que atribuyen la conquista de Todmir al tiempo de la venida de Táric, añade: «pero han dicho otros historiadores que Muza, hijo de Noseir, envió a su hijo Abdelaziz a tierra de Todmir, y la conquistó, y a Granada, Málaga y Reya de las cuales se apoderó también».

Además la crónica conocida por el Anónimo latino ó de Isidoro Pacense atribuye a Abdelaziz el tratado de capitulación, que dio por terminada la conquista de la región de Todmir, al decirnos que el califa de oriente confirmó a Teodomiio el pacto, que había recibido de Abdelaziz. Ante la fuerza de los testimonios que anteceden , todos los escritores modernos que han estudiado la conquista de España por los musulmanes, rechazan la versión de los cronistas que atribuyen la invasión de Todmir a tropas destacadas por Táric tras la derrota de los godos en Ecija, inclinándose más bien a creer que dicha invasión fué llevada a cabo más tarde por Abdelaziz, cuando ya se hallaba en España su padre Aluza, hijo de Noseir.

Mas si bien pasa como hecho averiguado que la conquista de Todmir fue realizada por Abdelaziz, hijo de Aluza , cuando ya se hallaba éste en España, no lo es tanto el derrotero que siguió, ni el momento preciso en que se llevó a cabo. No admite controversia que el plan de operaciones confiado a la acción de Abdelaziz comprendía, además de la conquista de la región de Todmir, las de Granada, M álaga y Reya; así lo declaran todos los historiadores árabes mencionados que se ocupan de la conquista de España. Mas lo vasto de ese plan, el hecho no menos cierto de tener que acudir Abdelaziz a sofocar la insurrección de los sevillanos, los cuales auxiliados por la gente de Niebla y Beja se habían alzado aprovechando la ausencia de Aluza que se hallaba sitiando Mérida, y el tiempo relativamente breve, que se fija para la realización de dichas operaciones, han sido causa de que nuestros historiadores, en general, hayan divagado unos e incurrido en error otros, al querer precisar el itinerario y el tiempo en que Abdelaziz llevó a buen término la obra que le fue confiada por su padre Muza.

Hay quien afirma que Abdelaziz se dirigió primeramente á Málaga y Granada , y después a Todmir (Murcia); otros creen que marchó a este último lugar, después de haber sofocado la insurrección de los sevillanos.

Consta que la entrada de Muza en España tuvo lugar en Abril del año 712, y como el tratado de Abdelaziz, que trae Adabi, da por terminada la conquista de la región de Todmir en 5 de Abril de 713, resulta que Abdelaziz dispuso casi de un año para realizar dicha conquista. La intervención personal de Abdelaziz para sofocar la rebelión de Sevilla es compatible en el tiempo con sus conquistas de Todmir, Granada, Málaga y Archidona; pues los historiadores árabes nos dicen de un modo preciso que Muza mandó a su hijo Abdelaziz que sofocase la rebelión de los sevillanos, cuando ya se había apoderado él de la ciudad de Mérida. Ahora bien, dicha ciudad se rindió a Muza en 30 de Junio de 713, próximamente tres meses después de realizada la conquista de la región de Todmir. Pudo Abdelaziz, por consiguiente, proseguir su conquista por tierra de Granada, Málaga y Archidona durante los tres o cuatro meses de que, por lo menos, dispuso antes de recibir orden de su padre de emprender la sumisión definitiva de los sevillanos, y extender la conquista a las ciudades de Niebla, Beja y otras del Oeste de España.

Al avance de Abdelaziz hacia la tierra de Todmir por la antigua vía romana de Cástulo , como quieren los señores Cánovas Cobeño y Báguen, ó por camino distinto (pues ni los autores árabes, ni el Anónimo latino nos marcan el itinerario) , se opone obstinadamente como señor de dicha tierra el famoso Teodomiro, capitaneando hábilmente las fuerzas importantes de su mando , hasta que derrotado y perseguido en campo llano, sin accidentes de terreno que le protegiesen en la fuga, perdió la mayor parte de sus guerreros , muertos al filo de los sables mahometanos , y corrió precipitadamente con los que pudieron escapar ilesos a refugiarse en la ciudad de Orihuela.

De las palabras de Abenadarí , que acabamos de citar, confirmadas por el relato de otros historiadores, y del reconocimiento del lugar, saca el ilustre Sr. Cobeño que la derrota del enemigo ocurrió en el extremo de la llanura que comienza en los campos de Lorca, en contra de la opinión de los historiadores que la suponen acaecida en el llamadO campo de Sangonera.

Lo que aparece indudable es, según la narración de los historiadores árabes, especialmente de Abenadarí, que aunque emprendiesen Teodomiro y sus guerreros la fuga en los campos de Lorca, su persecución y matanza se extendió hasta las cercanías de Orihuela; pues los que pudieron escapar ilesos con su caudillo, corrieron a refugiarse en el recinto de dicha ciudad que enseguida quedó sitiada por las tropas de Abdelaziz.

Aventurado es afirmar, como hecho indudable, la asistencia de Teodomiro a la batalla del río Barbate o de Sidonia. Puede sospecharse únicamente que fuese así por lo que nos dice Almacarí, tomándolo de otro historiador: «que al tiempo de la invasión realizada por Táric, hallábase Rodrigo lejos de su corte, que había dejado de vicario suyo a Teodomiro , y que fué éste el que le avisó que habían invadido la península unos hombres, que ignoraba si procedían del cielo o de la tierra».

En análogo sentido se expresa el historiador granadino Abenaljatib, cuando refiere sobre el particular, que Teodomiro viendo que las fuerzas de Táric se multiplicaban en Gibraltar, como prefecto que era de aquella región , llamó en su auxilio a Rodrigo.

Dudoso es también todo cuanto se ha dicho respecto del partido seguido por Teodomiro en medio de la lucha civil del país. Lo que parece indudable es que ardía en España, al tiempo de la invasión árabe, gran lucha intestina entre los partidarios del usurpador Rodrigo y los de los descendientes de Vitiza. Bien claro lo da a entender el Anónimo latino : dum Híspania , dice, nimium nom solum hostili, verum etíam intestino fwurore confligeretur; el Ajhar Machmua, el Nouairi y otros autores árabes, al decirnos que durante la batalla de Sidonia se retiraron del campo los hijos de Vitiza y otros nobles que se habían confabulado al efecto, creyendo que los árabes no apetecían otra cosa que el botín de guerra, y que, un a vez dueños de éste, se volverían allende el estrecho, dejando el reino de España en favor de ellos.

¿Fué Teodomiro de los nobles que hicieron traición a Rodrigo? Las palabras de Almacarí, que hemos citado antes, y en las que éste nos dice que Rodrigo tenía de vicario a Teodomiro, y la resistencia que todavía sigue oponiendo el famoso jefe a los invasores, ocasionándoles no pocas pérdidas, como refiere el Anónimo latino, nos inclinan a creer que se mantuvo fiel a la causa de Rodrigo , y como tal , es muy probable que asistiese a la derrota del río Barbate o de Sidonia, después de la cual hubo de retirarse a la región de Todmir (Murcia) que se hallaba encomendada á su gobierno y defensa antes de la venida de los árabes, según se infiere de las siguientes palabras del Anónimo latino: que bajo el gobierno de Egica con Vitiza alcanzó merecido lauro rechazando una invasión de los griegos en la costa, como traduce muy bien el Sr. Saavedra.

Una observación, sin embargo, pudiera hacerse en contra del relato acerca de la invasión de Todmir, que dejamos hecho tal como se desprende de los más autorizados textos conocidos.

En la antigua crónica denominada del moro Rasis, se expone la versión de aquellos historiadores que refieren la conquista de Todmir al tiempo de la venida de Táric, con más la circunstancia de presentar a Teodomiro como jefe unido a los invasores y encargado por estos de dirigir la expedición contra Orihuelay su territorio: «et la hueste, dice, que embiaron con Tudemir aquel que fuera cristiano que embiaron sobre Orihuela , et quando los de Orihuela esto vieron , ante que á ella llegase salió gente de Orihuela et viniéronles tener el camino en una vega, et lidiaron con la gente de Tudemir et quiso Dios que venció Tudemir, et non fincaron de todos los de Orihuela sinon los que fueron et se acogieron á la villa; et pues que Tudemir venció fué cercada Orihuela. A continuación refiere la crónica lo que se lee en la generalidad de los autores respecto del sitio de Orihuela.

Ese recitado de la crónica del moro Rasis, fantaseado por otros historiadores nuestros y ampliado a su antojo, ha dado margen a que se hayan estampado versiones so- bre el particular tan desatinadas, que sería ocioso criticarlas , y de las cuales no se han visto libres autores de valía como Cáscales, quien, en su famosa obra Discursos históricos de Murcia y su reino, hace caudillos invasores de la tierra de Todmir, al lado de los musulmanes, al arzobispo D. Opas y al jefe Teodomiro, y como defensores del país a un tal Barbate y sus dos hijos, Tebar y Listaris.

Por lo que hace a las palabras de la crónica castellana, motivo de tales versiones, bastará advertir con su ilustre editor Sr. Gayangos, que es una traducción mala y llena de infinitos errores e interpolaciones de traductores y copistas de una historia compuesta por Ahmed Arrazí y continuada por su hijo Ysa, o algún otro autor árabe que siguió sus huellas , y que por la semejanza que dicha crónica tiene con el Anónimo de París « Ajhar Machmúa » se puede conjeturar que este códice árabe sea parte de la obra de Arrazí, tanto más cuanto termina en el reinado de Alhaquem II, época en que floreció y escribió Ysa, hijo de Ahmed Arrazí, y en que concluye también la crónica castellana; y en cuanto al pasaje sobre Teodomiro, en cuestión, es de creer con el mismo Sr. Gayangos, que en él perdió la brújula el traductor haciendo del godo Teodomiro, vencido en los campos de Orihuela, un lugarteniente de Táric, vencedor de los de su propia ley y nación.

Pero en la misma crónica del moro Rasis se añade , que Muza dio desde Mérida a su hijo Abdelaziz la orden de echarse sobre Sevilla. Et Abelançín (Abdelaziz), continúa diciendo , tomó de aquella gente que su padre le mandaba, et fuese lo más aijna que pudo, et lidió con gente de Origuela (Orihuela) et de Orta, et de Valencia, et de Alicante, et de Denia, et quiso Dios assi que los venció, et dieronse las villas por pleitesía.

En el nuevo pasaje de la sobredicha crónica, como se ve , se menciona una expedición contra la tierra de Todmir, realizada esta vez no por D. Opas y Teodomiro, sino por Abdelaziz, hijo de Muza. El Sr. Gayangos, que admite la versión de aquellos autores que dan por invadida la región de Todmir al tiempo de la venida de Táric, sorprendido por el segundo pasaje del moro Rasis, se expresa en los siguientes términos: es notable, dice, que ni el Anónimo parisiense, ni el Arzobispo D. Rodrigo, cuya historia parece calcada sobre el libro de aquél, digan nada acerca de esta expedición. Es de creer, sin embargo, que llegó á verificarse, ya sea que las ciudades aquí nombradas sacudiesen el yugo de los invasores, siguiendo en esto el ejemplo de Sevilla, Niebla y Beja, ya que Muza, poco contento con las capitulaciones concedidas al godo Teodomiro, buscase un pretexto para anularlas»

Después del estudio que se ha hecho anteriormente de los textos árabes relativos a la invasión de Todmir, entendemos que no puede ser aceptada la conjetura del sabio orientalista. Recuérdese que en los de Almacarí y Abenaljatib, copiados de otros antiguos historiadores, incluso de Arrazí , se echa de ver que se dan dos versiones distintas respecto de la conquista de Todmir, una refiriéndola al tiempo de la venida de Táric y seguidamente a la batalla del Barbate y otra que la creen realizada por Abdelaziz a poco de venir su padre Muza. Resulta, pues, que en todos los textos conocidos de autores árabes , nunca se hace mención de dos expediciones distintas , sino de una sola realizada en diferentes fechas. Cínicamente en la crónica del moro Rasis aparece el asunto expuesto como si se tratara de dos expediciones distintas, y es de creer que lo que quiso expresar su autor fué , como se lee en los otros textos , la doble opinión de aquellos que asignaban tiempo diferente á la expedición contra Todmir, que dio por consecuencia la conquista de la ciudad de Orihuela y su tierra.