LA HISTORIA DIVINA DE JESUCRISTO |
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CREACIÓN DEL UNIVERSO SEGÚN EL GÉNESIS |
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GÉNESIS DE LA SALVACIÓN DE LA PLENITUD DE LAS NACIONES. ENSAYO BÍBLICOCAPÍTULO 3
TENTACIÓN, CAÍDA Y PRIMERA PROMESA DE REDENCIÓN
Pero la serpiente, la más astuta de cuantas bestias
del campo hiciera Yavé Dios, dijo a la mujer: “¿Conque os ha mandado Dios que
no comáis de los árboles todos del paraíso?”. Y respondió la mujer a la serpiente:
“Del fruto de los árboles del paraíso comemos, pero del fruto del que está
en medio del paraíso nos ha dicho Dios: “No comáis de él, ni lo toquéis
siquiera, no vayáis a morir” . Y dijo la serpiente a la mujer: “No,
no moriréis; es que sabe Dios que el día que de él comáis se os abrirán
los ojos y seréis como Dios, conocedores del bien y del mal”
Expulsó al hombre y puso delante del jardín de
Edén un querubín que blandía flameante espada para guardar el camino del árbol
de la vida…….
I
La trascendencia existencial de este Capítulo tanto
para entender nuestro Pasado como Mundo, refiriéndonos a la Historia Universal
como la Historia del Género Humano, cuanto al Futuro de la Plenitud de las
Naciones del Reino de Dios en la Tierra, esta trascendencia biohistórica me pide pausar la marcha que hasta aquí
he conducido.
Expuestos los dos Capítulos anteriores al libro
engendrado desde su Texto, LA CREACIÓN DEL UNIVERSO SEGÚN EL GÉNESIS,
quiero enfatizar en la Divinidad del Autor del Texto, una vez abierto el Sello
por el Heredero de Cristo a quien su Padre le ha legado la Llave de David, para
desde la Inteligencia de su Autor calificar de aberraciones las
Interpretaciones que al ser traducido el Libro de Dios a las lenguas de sus
enemigos, hijos de la Reforma, han producido. Esas Biblias son en sí la
aberración; no porque se hallen traducidas a las lenguas de las naciones sino
porque sus primeros traductores, siervos de Satanás, ante la
imposibilidad de abrir el Sello por YAVÉ DIOS predestinado para ser
abierto por el Heredero de su Hijo, se hicieron pasar por Ministros de Cristo y
adaptando el Texto a la Barbarie de la inteligencia de sus lectores arrasaron
con el Texto Original para adecuarlo a la miserable capacidad de pensamiento de
sus pueblos.
El Texto Divino dice: Creó Dios los Cielos
y la Tierra. La Tierra estaba “confusa” y vacía. Así pues, y
aunque ya he desarrollado esta CONFUSIÓN en el Libro LA
CREACIÓN DEL UNIVERSO, puestos delante de los Acontecimientos descritos en este
Capítulo, y porque la Ignorancia de los Antiguos devino Maldad en los
Reformadores, quienes aduciendo en su defensa amor por sus pueblos quitaron y
añadieron al Libro de Dios, aun teniendo contra esta Abominación Sentencia
Divina :
“Al que quitare o añadiere palabra a este Libro, las
plagas descritas en este Libro caerán sobre sus cabezas”,
sin miedo a Dios, como Satán cuando penetró en el
Reino de Adán, y creyéndose superior al propio Rey de los Cielos, poniendo sus
pies sobre el Cuello del mismo Creador del Género Humano, fieles siervos de
Satán desde la cuna a la tumba, su Dios Escondido, se atrevieron a quitar esta
Palabra “Confusión” alienando el resto del Texto para Ocultar su Ignorancia, de
un sitio, y su Maldad, del otro.
Ahora bien, Confusión es una palabra referida al
Tiempo. Una persona, cualquier persona, está confusa cuando esperando que
suceda algo que se le ha prometido que ha de pasarle, pero debe esperar hasta
que el tiempo sea propicio, ve cómo pasa el tiempo, y no sólo pasa sino que
pasando su propia vida se ve en peligro, tanto peligro como para temer por su
propia existencia. Y sin embargo la promesa es firme, la palabra dada a su
persona es la columna a la que se agarra su ser; contra la desesperación que le
rodea, se mantiene firme en su esperanza, Dios ha dicho, y Dios no miente; Dios
dice, y así se hace.
Pero la persona es un viento que sopla en verano, su
existencia depende de su Creador, y si su Creador no regresa a
inspirarle en el rostro nuevo aliento de vida su existencia dejará de ser. La lucha
entre la esperanza y la desesperación de quien espera se retorna en
“Confusión”. Es una lucha entre la Fe que vive y la Muerte que le rodea. Su
Victoria está en la Palabra de su Creador, pero si éste no regresa su
existencia será reducida a polvo por la Muerte.
La presión de la Muerte es cada vez mayor, y cada vez más
potente es el brazo que se agarra a la Columna de su Fe.
“Él regresará”, se dice. “La Palabra de mi Creador es
el Verbo de Dios, y el Verbo es Dios; Su Omnisciencia y su Todopoder, desde su Corazón su Fuerza Divina se derrama en
su Criatura, la mantiene firme como una Columna frente a la presión de la
Muerte que cada día hace a su alrededor más fuerte sus tinieblas. ¿Puede Dios
decir y no hacer? ¿Prometer y no cumplir?”.
Este Acontecimiento es el que describe el Texto de la
Revelación cuando dice “la Tierra estaba confusa…”. En efecto, Dios crea
la Tierra en las Tinieblas, pues una vez creada la Luz “Separó Dios la Tierra
de las Tinieblas”; la creó entonces en las Tinieblas, y la dejó en las
Tinieblas por un tiempo. En la HISTORIA DE LA INCREACIÓN Y DE LA
CREACIÓN, Tercera Parte de CORAZÓN DE MARÍA, Libro Primero de la HISTORIA
DIVINA DE JESUCRISTO, abrí la inteligencia al Espacio referido
en el Texto cuando dice que creó Dios la Tierra, y creada la Luz la
separó de las Tinieblas, así que no voy a repetirme. El Acontecimiento es que
al ver que el Tiempo pasaba y la presión de las Tinieblas amenazaba su
existencia la “CONFUSIÓN” se apoderó de la Tierra.
Incapaces para abrir el Sello del Génesis, los siervos
de Satán, aduciendo la necesidad de adaptar el Texto a la barbarie intelectual
de sus naciones, prefirieron quitar y donde quitaron Palabra de Dios pusieron
palabras de Satán, cometiendo la Abominación que, creciendo, sentó en
Inglaterra al Anticristo como rey, y finalmente condujo a este nuevo Caín a
levantarse no contra su hermano Abel sino contra la mismísima Esposa del Señor
Jesús, la Iglesia Católica.
Así pues, esto sentado, habiendo descubierto la
Ignorancia del pueblo, de un sitio, en LA CREACIÓN DEL UNIVERSO SEGÚN
EL GÉNESIS, y del otro la Maldad Satánica, en CRISTO RAÚL CONTRA EL
ANTICRISTO, de quienes se vistieron, como lo hizo Satán en el Edén, de
Ministros de Dios enviados con la Misión de Declararle la Guerra a la Casa del
Señor Jesús y bendecir el Fratricidio de la Guerra de los 30 Años, la Luz de la
Inteligencia extiende sus rayos sobre la Verdadera Historia de la
Caída del Primer Hombre.
Los mitos nacidos de la Ignorancia deben caer.
Siguiendo la Sabiduría del Espíritu Santo de los hijos de Dios de la Casa de
Abraham, se entiende que como Cristo Jesús es la cabeza del Nuevo Hombre, en
cuyo Ser Divino todos somos, y de su Veracidad Divina recibimos todos la Vida
Eterna, de manera que si Él no fuera Verídico el Hecho de ser nosotros hijos de
Dios no sería Verdadero; de esta manera Adán fue la cabeza del
Primer Hombre; y cual el Último Hombre es la Cabeza de pueblos sin números, así
Adán fue la Cabeza de los pueblos que le aclamaron Rey: “Cuya Corona bajó del
Cielo”, entendiendo con esto nosotros lo que los pueblos que confesaron esta
Verdad entendieron, que no por la Guerra ni por la Violencia, sino por la
Voluntad de Dios fue Adán proclamado Rey de Mesopotamia. El primero y el último
que el Género Humano hubiera tenido de no haber sucedido el Acontecimiento de
la Caída de su Reino, a recrear desde Dios en este Capítulo.
Pero antes de poner nuestros pies en el
Edén especificaré porqué implico aquí a la Lista Real Sumeria. Quien no sepa
siquiera de qué estoy hablando puede dirigirse a PREHISTORIA Y
FUNDACIÓN DEL REINO DE DIOS, donde encontrará su Traducción al Español
realizada de mi propia mano a partir del texto Inglés según los Traductores del
Sumerio a su Lengua madre.
Desgraciadamente y como era de esperar el Ateísmo Científico
no tardó en pervertir el Descubrimiento del Mundo de Adán, negando, primero,
cualquier relación entre la Resurrección de ese Mundo, para finalmente,
después, hacer derivar la Biblia de esos textos. Este asunto lo
tocaré más tarde, tiempo habrá una vez nos echemos a andar por el
Mundo de Adán desde la Caída hasta su Desaparición bajo las aguas.
Así pues, el Amor de Dios por el Primer Hombre tan
grande como para enviarnos a su Hijo Amado, el Hijo de sus entrañas, en cuyo
Amor lo tiene todo: Plenitud, Felicidad, Alegría; aquel Amor por su hijo Adán
era tan grande como para elegirnos por Campeón de nuestra Causa, aun cuando su
Victoria sería proclamada desde el Gólgota, a ese Hijo Amado en el que la Vida
de YAVÉ DIOS ha encontrado su Plenitud. Habiéndonos Dios en la Persona del
Espíritu Santo dado esta Verdad como el más preciado tesoro que
podemos albergar en nuestro ser, el hecho maligno
de haber “caído” los pueblos en el Satanismo de la Reforma
Calvinista, acorde a cuya doctrina maligna desde la Eternidad escribió Dios el guión de la Tragedia de ese hijo a quien amó tanto, ésta
sola afirmación le arranca del rostro a Calvino y sus discípulos la máscara
detrás de la que se ocultó aquel Dios Escondido de Martín Lutero que le inspiró
a su siervo en el rostro aliento de muerte.
O se niega al Espíritu Santo en la Persona del
Hijo cuando dice “Tanto amó Dios al Hombre que le dio a su Hijo
Unigénito para que el mundo no perezca sino que tenga vida”, o se afirma el
origen satánico de la doctrina de la Reforma de Calvino cuando contra Dios Hijo
firmó sobre la sangre de sus enemigos, que Dios Padre es un Demonio Maligno
cuyas Manos manejan los hilos de la Eternidad; pariendo demonios para el
infierno y ángeles asesinos para su paraíso.
Habiendo en CRISTO RAÚL CONTRA EL ANTICRISTO tocado
este asunto con la Necesidad y amplitud debida, aquí lo que toca es abrir la
Puerta que nos conduce a la Mente de este Dios Nuestro que es Amor. Ahora bien,
quien no sepa lo que es el Amor, que vuelva a proclamar el Odio como su Nuevo
Evangelio.
La Sabiduría del Creador de los Cielos y de la Tierra
engendró en su Corazón al Hombre pasa ser hijo Suyo, un Nuevo Miembro de su
Casa, y con el nacimiento de esta Nuevo hijo de Dios Nueva Alegría para Dios en
cuanto Padre y para su Hijo Primogénito en cuanto le venía a la Vida un nuevo
Hermano. El Proyecto que Dios concibió en su Mente antes
de inspirarle aliento en el rostro al Hombre lo tenemos en descrito
en el Cántico de Moisés cuando dice que “distribuyó YAVÉ DIOS las familias de
los hombres entre los hijos de Dios, pero su porción fue Jacob”. Y de aquí que
la Corona bajara del Cielo, pues a nadie sino al propio Dios le tocaba
engendrar en el Hombre al rey de cuya Mano conduciría Dios su Reino desde
Mesopotamia hasta los confines del mundo.
Aquí tocamos la caída de otro mito: La soledad del
Hombre en el Universo.
Debemos navegar siempre por la Palabra como por océano
de Sabiduría que nos dirige a las costas de la Omnisciencia Creadora y nos
descubre el Mundo del Pensamiento de Dios. Pues quien no tiene el Pensamiento
de Dios no tiene el de Cristo, y viceversa, quien no tiene el Pensamiento de
Cristo no puede tener el Pensamiento de Dios. Mas quien nace de Cristo tiene
por Herencia el Pensamiento de Dios; así que naveguemos hasta las costas del
Corazón de YAVÉ DIOS.
El Hombre y su Universo no es el Primer Universo ni el
primer Mundo que Dios crea en los Cielos de los cielos que rodean Su Mundo, ese
Mundo del que bajó su Hijo y al que subió tras su Victoria sobre la Serpiente
Satánica. Nuestro Mundo no es el primero ni será el último. Dios es
Creador por Vocación. El Acto Creador está en su Naturaleza. ÉL tiene el Cosmos
entero a su disposición por Cantera para la Creación de universos. Cada
Creación es distinta, cada universo es único en sí mismo; cada universo es un
campo donde ÉL siembra el Árbol de la Vida, cosecha un Nuevo Mundo sobre el que
extiende su Paternidad, eleva sus Pueblos a la Ciudadanía de su
Reino y los conduce en la Etapa Final a su Mundo, donde la Vida es eterna para
todos sus moradores.
Inútil decir que, como creación que somos, querer
penetrar en el Espíritu del Creador hasta el punto de atrevernos a diseccionar
su Naturaleza es una Abominación. En el Amor lo tenemos todos, más allá de esta
medida comienza la transformación de un hijo en un demonio. Y esta Medida es la
que traspasó uno de los hijos de Dios, el llamado Satán, quien haciéndose pasar
por un Mensajero de Dios usó la muerte de Adán para declararle la Guerra al
Espíritu Santo de YAVÉ DIOS, padre de ambos.
Veamos lo que pasó.
Antes de seguirme en este viaje al Día de la Caída os
aconsejo que leáis la HISTORIA DIVINA. El Proyecto Adán, en definitiva, entra
en su Fase Revolucionaria Final cuando el Hijo de Dios dice : “Hagamos al
Hombre a nuestra Imagen y a nuestra semejanza, es decir, un hijo de Dios”. Esta
era la Voluntad de su Padre. Y acorde a esta Voluntad los hijos de Dios, no de
nuestro Mundo, se desplegaron por la Tierra, adoptando las primeras familias de
cuyas entrañas emergerían todas las naciones de nuestro mundo.
La Distribución entre esos hijos de Dios de otros
mundos de nuestro primeros padres genéticos tuvo por Fin Metafísico la
proyección de sus Culturas sobre nuestro Género, de manera
que creciendo nuestros pueblos en número del encuentro entre
nuestras naciones surgiera una Civilización fruto de la Unificación de esas
Culturas ya existentes en el Paraíso de Dios.
Culturas que no habían asimilado sus diferencias como
partes de un mismo Árbol de la Vida, y mantenían esas diferencias regionales
como signo de Identidad, fueron la causa en el Paraíso Divino de las Guerras
del Cielo descritas en la HISTORIA DIVINA. El Hombre fue engendrado en la Mente
Divina para ser el Alma Viviente cuya existencia sería el Discurso del Padre
Creador sobre la Necesidad de echar abajo esos Muros y ver con sus ojos lo que
había al otro lado.
Es por esto que todos los pueblos conservan en sus
Mitologías un trato con dioses, de quienes recibieron los primeros rudimentos
de Civilización. Cuando la Caída se produce y los “dioses” por
Voluntad del Dios de dioses se retiran de la Tierra, entregando la pluma de la
historia del Género Humano a su nuevo autor, Satán, éste se encargó de borrar
de la Memoria de los pueblos la verdadera realidad, que, finalmente se hundió
bajo las aguas del Diluvio, como veremos en el capítulo correspondiente.
En este capítulo lo que nos interesa saber es que
pasó, cómo pudo atreverse un hijo de Dios, de otro mundo, a alzarse contra la
Sabiduría de Dios, desafiando al Creador del Cosmos a una guerra a muerte.
¿Locura? ¿Demencia de un hijo que basa su maldad en el
amor de su padre para permitirse todo lo que le venga en gana?
Que “ese toro ya había acorneado” lo demuestra la Ley
que Dios le da a su hijo Adán, Ley que comprende en su Mandato a todos sus
hijos, sean del mundo que sean, creados en nuestros Cielos o en otros
universo-galaxias: “No comas, porque morirás”.
La Ley vino dada por el propio Dios, la Palabra de
Dios es el Verbo, el Verbo es Dios. El Verbo es Ley Todopoderosa ante cuya
Trasgresión no cabe apelación al Padre Divino.
Quien desafía a Dios en cuanto Creador le declara la
Guerra a Dios en tanto que Padre. No hay División en el Ser de Dios. Por esto
la Esposa de Cristo confiesa, “Tres Personas, un solo Dios”. El Espíritu del
Padre vive en el Hijo, y el espíritu del Hijo vive en los hijos de Dios. Es por
esto, igualmente, que la iglesia ortodoxa rusa está bajo la condenación divina
que asume su destrucción absoluta de la faz de nuestro mundo, pues negando que
venga el Espíritu Santo del Hijo niega que la Creación del Hombre a la Imagen y
Semejanza de Dios sea en el Hijo. Y de aquí que se haya dado en nuestros días,
año 2022 de nuestra era, al hijo de Satán por señor.
Dado que Satán ya había acorneado antes, es decir,
sumido al Imperio del Hijo de Dios en el infierno de la Guerra,
Dios le puso Fin a la invocación al Padre contra el Creador
levantando esta Ley por la que la Guerra es una Abominación a sus ojos, la
Sentencia contra quien Transgrede la Ley es el Destierro Eterno de la Creación.
Habiéndole mostrado ya Dios a sus hijos, (esa vida extraterrestre que tanto ha
andado buscando la Ciencia, ciega de orgullo y maligna en su declaración de
Ateísmo, madre de los dos monstruos del Siglo XX), dónde se encuentra la tierra
del Destierro a que el Transgresor será desterrado para cumplir la Sentencia
por la Eternidad: al otro lado de las Costas de la Creación
del Océano de las Galaxias del Nuevo Cosmos, donde habrá “castañear
de dientes”, a fin de que desde las Tinieblas viesen el Infierno que supone ser
arrojado a ese Abismo en caída libre por la eternidad, Dios
Padre escribió la Ley y la dio para conocimiento de todos delante
del Hombre a fin de que si no por Amor si por Temor todos sus hijos desterrasen
de sus mentes volver a invocar la Guerra como “privilegio de dioses”.
NO le dio a su hijo pequeño Adán la Ley para que
tentado por ella cayese. Esta doctrina de Satán dada al mundo de la Reforma por
la mano de Calvino es una abominación a los ojos de Dios. Y como tal
Abominación quien la confiese en este Día será arrancado del Árbol de la vida y
amontonado fuera como ramas preparadas para el fuego.
Pero la Libertad es Suprema, como ya dije en el DIARIO
CORINTIO. La Libertad que los hijos de Dios recibimos es la Libertad de
nuestro propio Padre Divino. Mas Dios no puede impedir que al darse la vuelta
cada cual haga según lo que le venga en gana. Pues Dios no puede esclavizar a
quien engendra en el seno de la concepción de la Libertad que ÉL ama y tiene
por propia, ni puede ser esclavo de esa Libertad en sus hijos.
La Decisión de amar la Ley o de despreciarla es una
Decisión que cada hijo de Dios debe tomar en el ejercicio de su Libertad,
asumiendo todas las consecuencias de la Obediencia o la Transgresión. Sabemos
que el fruto de la Obediencia es tenerlo todo, absolutamente todo en Dios,
quien como Padre abre su Mundo a sus hijos para que disfrutemos de todos sus
bienes. Sabemos que por la Transgresión Dios se levanta como Juez para proceder
a firmar la Sentencia :“DESTIERRO ETERNO DE LA CREACIÓN”.
Era necesario, pues, que Dios dejase la Historia del
Género Humano seguir su curso. Una vez dada la Ley desterrar del ser aquella
conducta que arrastró a sus hijos a la
Guerra debía producirse AQUÍ y AHORA.
Cualquiera que se atreviese a intervenir en la historia del Hombre abandonando
el Proyecto Divino para imponer el suyo propio le declaraba la
Guerra al Padre de Adán.
Esto dejado en claro en la Naturaleza de la Ley, Dios
Padre y Dios Hijo regresaron a su Mundo para prepararle al Reino de Adán una
Morada en SU Mundo.
Este Hecho, dejar al Hombre bajo la Tutela de los
hijos de Dios, sus hermanos, los dioses, nos revela la Confianza de Dios en el
Poder de la Ley, sujetando el Amor al Temor, pues cuando el Temor aplastó al
Amor lo hizo porque no hubo Ley, y tomando la Paternidad Divina como Razón de
Privilegio asumieron que el Amor podía desterrar el Temor, y en
consecuencia arrogarse condición de dioses verdaderos, y como tales no estar
bajo ninguna ley excepto la de la voluntad propia.
La Ley dada en el Edén quiso desterrar de sus cabezas
semejante discurso maligno. La Ley viene a hacer de los príncipes:
“siervos”. Por la Ley todos los hijos de Dios, la Casa entera de Dios, sirve al
Rey en el Gobierno del Reino de su Padre. La Ley trae consigo la Igualdad de
todos los Ciudadanos del Reino del Hijo de Dios. Todos los Ciudadanos de su
Reino, independientemente de su posición en él, vivimos en el seno
de la luz de la Ley; ni sobre ella ni bajo ella, sino en ella.
La Ley es la Luz del Corazón de Dios la Puerta de la
Vida eterna al Paraíso que Él le ha creado a su Hijo. En la Ley lo tenemos todo
en Dios: Padre, Maestro, Rey, Amigo, Hermano, Sabiduría, Inteligencia, Ciencia,
Arte, Libertad, Justicia, Paz, todo lo que es bueno, maravilloso y nos alimenta
con la Fuerza Divina necesarias para vivir la Eternidad y el
Infinito.
Entonces ¿por qué Satán se vistió de Ministro de Dios,
ángel de luz, y desterrando de su ser la Ley vino a enterrar el Futuro del
Hombre a los pies de la Muerte del reino de Adán?
Acudimos a la Palabra de Nuestro Rey Amado : “Él es
homicida y padre de la Mentira”.
II
En consecuencia siendo el acontecimiento bíblico del
Paraíso el origen de la Tragedia del Género Humano, visibles sus efectos en
toda su infernalidad en nuestros
tiempos, regresar a sus causas y desarrollo es fundamental para regenerar
en nuestro mundo el alma que fue privada de espíritu; y arrojada al
abismo de la guerra vino la Ciencia Moderna a lavar su conciencia afirmando que
el ser humano es una bestia caníbal por naturaleza, no hay nada de extraño en
la guerra, y sí lo en los derechos humanos, concesión del fuerte al débil que
hace débil al depredador y fuerte a su presa.
Desde la religión también vino las interpretaciones de
las diferentes escuelas teológicas tradicionales a dar distintas
versiones, sin fundamentos antropológicos, todas con raíz en la Ignorancia de
quienes sabiendo nada necesitaban hacerse pasar, en nombre de
Dios, por quienes lo sabían todo. Pero si los primeros de verdad lo
hubieran sabido todo antes se hubiesen sacado la lengua que mover los labios
contra el Hijo de Dios, y los segundos se hubiesen cortado las manos antes que
escribir una sola palabra contra la Esposa del Señor Jesús. Pues ya en el
Episodio de las Negaciones de Pedro dejaba claro Dios que sus Sucesores en el
Obispado de Roma quedarían sujetos a la corrupción natural a la que quedó
sujeto el mundo nacido de la Caída.
Esa misma falsa sabiduría de quienes no
sabiendo nada se hacen pasar por quienes lo saben todo infectó el Pensamiento
de la Ciencia sobre el Origen y la Constitución del Universo, y creándose un
universo de bolsillo, comprensible incluso para quien no tiene ciencia, vino
con su teoría de ser el hombre una bestia homicida y asesina por naturaleza, de
manera que, siendo así, no hay que buscar en un Trauma Histórico la raíz de
su esquizofrenia fratricida mundial: la Guerra es su
Religión Natural, el hombre es un ángel o un demonio dependiendo si
vence pierde la batalla, no hay ni Bien ni Mal, la inteligencia
científica no debe situarse en una dimensión de qué es lo bueno o qué es lo
malo, el bien y el mal depende de quien vence o fracase en el uso de sus
inventos de destrucción masiva de seres humanos, el científico, como
Pilatos, debe lavarse las manos en la sangre de los caídos, siempre.
Es pues necesario apartarse del pensamiento legado a
las escuelas académicas por teólogos tradicionales e historiadores
universitarios y acercarnos exclusivamente a la inteligencia del Autor del Libro
Sagrado, quien siendo Dios nos causa un dilema apoteósico por en cuanto siendo
este Autor el Ser Omnisciente Creador del Cosmos, el hecho actual de entender
su Lenguaje es en sí un Milagro. Creer lo contrario, después de 3.500 años en
la oscuridad absoluta sobre el Contenido de su Historia de la Creación del
Género Humano es regresar al bestialismo de quien necesita hacerse pasar por
quien lo sabe todo, sin parar en declararse un dios, reencarnación de un Alma
esotérica existente únicamente en su imaginación, fantasía que no libera a su
pueblo de la tragedia pero a él le permite vivir a cuerpo de rey.
El Milagro hecho carne en Cristo Jesús, de quien
su Casa hereda su Pensamiento, libres ya del Silencio que trajo la Caída y de
la Maldición que arrojó sobre nuestro Mundo la Transgresión de aquel Primer
Hombre, podemos quitarnos del rostro el Velo que no les permitió a nuestros
predecesores ver la Verdadera Naturaleza de la Fuerza causante del
Acontecimiento de la Caída del Primer Rey que tuvo el Género Humano.
El primer punto que debemos tocar se refiere a la
mitología del sexo como causa de la Caída. Digo “tocar”, no me
refiero a perderse en una discusión sin futuro. Baste citar la
Bendición de Dios antes de siquiera de tener existencia el Hombre en la Historia.
“Y creó Dios al hombre
a imagen suya, a imagen de Dios le creó, y los creó macho y hembra; y los
bendijo Dios, diciéndoles: Procread y multiplicaos, y henchid la tierra;
sometedla y dominad sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo y sobre
los ganados, y sobre todo cuanto vive y se mueve sobre la tierra”.
El nivel de inteligencia de las
escuelas sacerdotales judías queda al descubierto al sonido de esta Bendición,
y siendo nula nos permite comprender la degeneración sacerdotal que se atrevió
a sentenciar al Hijo de Dios a muerte. Antes de elegirle a la Humanidad un rey,
que le “serviría” extendiendo su Reino por las Cuatro Regiones de la Tierra,
Dios procede a bendecir “la reproducción sexual humana”; no que este tipo de
reproducción fuese exclusiva del ser humano, todas las especies mamíferas, a
cuya Rama del Árbol de la vida pertenece el ser humano, tienen en la unión
sexual del macho y la hembra su dinámica de reproducción.
Acusando al Sexo de ser la causa de la Caída las escuelas judías precristianas
cerraron con pena de muerte cualquier crítica al nivel de
inteligencia de sus maestros; reacción asesina que dejaba
al descubierto la Maldad de la casa de Aarón al no admitir que el Sacerdocio no
le legó Dios la Inteligencia sino la Adoración; esclavizar la Adoración por el
Crimen es lo que condujo al Templo de Jerusalén a la ruina.
La Fe se basa en un Principio : El
Conocimiento que el hombre tiene de Dios es un Milagro; no nos vino por la
Inteligencia… sino por la Encarnación del Hijo de Dios. Querer comprender,
conocer a Dios por “la Razón sola” es el método que usó la escuela
judía precristiana, en el que persistiendo a pesar de la destrucción
de su nación arrastró al “resto” que Dios dejó vivo a las cámaras de gas en el
Siglo XX. Descubierto ese método por el alemán Martín Lutero, “su razón sola”
le abrió a las guerras de religión las puertas de Europa, entrando por la cual
su “dios escondido”, Satán, celebró a la luz del día su banquete de
la Guerra Fratricida de los 30 Años.
Luego el Sexo como causa de la Caída es el fruto del
Orgullo Maligno de una inteligencia que incapaz de comprender a Dios por “la
razón sola” ocultó su impotencia haciendo de lo que le es más
natural al ser humano y a toda especie en la Tierra, la Reproducción Sexual, la
diana contra la que dirigir su potencia maligna.
Desgraciadamente con el tiempo la clase sacerdotal
cristiana, sujeta a la misma ley de ignorancia, pero salvada por la Fe de su
ruina, hizo de su impotencia intelectual causa, rescatando del mundo
judío, por Dios demonizado ya, parte de su estructura mental eclesiástica.
¿Acaso no sabían leer quienes les enseñaron a leer a las naciones nacidas de
los pueblos bárbaros?
Veamos si lo entienden:
“Y creó Dios al hombre
a imagen suya, a imagen de Dios le creó, y los creó macho y hembra; y los
bendijo Dios, diciéndoles: Procread y multiplicaos, y henchid la tierra;
sometedla y dominad sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo y sobre
los ganados, y sobre todo cuanto vive y se mueve sobre la tierra”.
¿Qué parte de esta Palabra es la que
no se entiende? ¿En qué letras esta Bendición esconde la Maldición? Porque si
la escondiera entonces la Reforma Calvinista que llevó al Anticristo a sentarse
en el trono de Londres tendría razón, Dios sería el “dios escondido”
de Lutero, un Monstro según Calvino, padre del Diablo, otro actor
secundario suyo en el gran juego de matar el tiempo que se apodera
de quien vive la Eternidad y necesita distraerse con algún tipo de Juego, y
¿qué juego más digno de un dios que hacerte soñar con una Futuro Paradisiaco
para levantarte por la Mañana en un Mundo infernal?
A este tipo de discursos satánicos
conduce la inteligencia sin espíritu de quien no aceptando el
Entendimiento como Milagro Divino, ante la Imposibilidad de vivir el
Conocimiento de Dios como legado del Pensamiento de Cristo prefiere vivir el de
Satán, “la razón sola”, como armadura de omnisciencia y sabiduría
delante de pueblos analfabetos y naciones sin sesos.
Y también esto es consecuencia de la propia
Caída, de aquí que debamos penetrar en sus fundamentos históricos, partiendo
siempre desde el Pensamiento de Cristo.
III
La clave maestra de este Episodio se encuentra en el
Descanso de Dios.
“Así fueron acabados los Cielos, y la Tierra, y todo
su cortejo. Y, rematada en el día sexto toda la obra que había hecho, descansó
Dios el día séptimo de cuanto hiciera; y bendijo el día séptimo y lo
santificó, porque en él descansó Dios de cuanto había creado y hecho. Este
es el origen de los Cielos y la Tierra cuando fueron creados”.
Dios da por finalizada su Obra. Una obra que, como en
la HISTORIA DIVINA está escrito, tiene por objeto ponerle Fin a las Guerras que
asolaron su Reino antes de crear nuestro Cielos y nuestra Tierra.
Haciendo Dios partícipes a sus hijos, primero como espectadores del Creador en
Acción Universal, y después haciéndoles partícipes del Acto Creador llamándoles
a formar parte de la Formación Civilizadora de nuestro Mundo, ante la
Obediencia y la Diligencia que “los dioses” pusieron en hacer su Voluntad, Dios
como Padre se sintió satisfecho.
Les había mostrado las Tinieblas y lo que supondría el
Destierro sin Regreso en ese Abismo cuyo fondo era el Infinito; una Caída en
ese Pozo sin fondo sería el Infierno. Todos habían comprendido. Todos bajaron a
la Tierra y tutelaron a los pueblos a cada uno asignado para impregnar con sus
culturas específicas las mentes de cada pueblo que les tocó en la
“Distribución”, de la que escribió Moisés.
Así pues, el triunfo de Dios como Padre era perfecto,
pero como Legislador de cuya Palabra depende el Futuro de su Reino Universal
este Triunfo debe consolidarse mediante la Ley Todopoderosa que, deviniendo
Columna Maestra suporta el Edificio de la Paz del Árbol de la Vida de los
Mundos: LA LEY CONTRA LA GUERRA.
“Cualquiera que la haga, sin excepción, desde el hijo
más grande al más pequeño, desde el siervo más alto al más humilde, desde el
primer Ciudadano hasta el último, cualquiera que le declare la guerra a su
hermano, prójimo o vecino será desterrado por la Eternidad de la Creación”.
En Palabras del propio Dios: “No comas, o morirás”.
EN términos actuales: “NO hagas la Guerra, porque
serás ejecutado”.
La Sentencia contra la Guerra es la Muerte.
Y así lo proclamó dios en voz Alta delante de todos
sus hijos, de nuestro mundo como de los mundos cuyos príncipes fueron invitados
a vivir entre nosotros en calidad de dioses tutores hasta que nos fuese dado un
Rey nacido de hombre y mujer.
Aquí tenemos el segundo punto a desmitologizar, fruto de la anterior incapacidad
para aceptar que entre la inteligencia del hombre y la de Dios existe un
abismo. En realidad el hecho del Conocimiento de Dios es per se un Acto
Sobrenatural. Antes del Hijo de Dios no existió este Conocimiento, y de no
haber venido Jesús a nosotros el Conocimiento de Dios Padre no hubiese sido
nunca alcanzado. Dicho esto, leemos:
“Y le arrojó Yavé Dios del jardín de
Edén, a labrar la tierra de que había sido tomado”.
Es decir, conjugando la Bendición con
el resultado de la Transgresión se entiende que si de la primera la
Ignorancia Judía demonizó el Sexo, de la segunda no se hizo eco y
vino a imponer la teoría esquizoide de haber nacido todas las razas
de una primera pareja humana, sus padres carnales, Adán y Eva.
El Texto arroja al suelo
semejante conclusión cuando dice que ambos tuvieron origen en una
tierra exterior al propio Edén. En fin, basta con exponer la Ignorancia para
ensalzar la Sabiduría, sin avanzar más en el terreno estéril de la
teología esquizoide judaica ortodoxa antigua.
Dios crea las familias
origen de los primeros pueblos que habitaron las tierras durante el
Neolítico, éstos se dieron cita, de la mano de “los dioses, en
Mesopotamia, crearon las primeras ciudades, y en ellas inspiró Dios la creación
de un reino, perteneciendo la Elección del rey a ÉL, de aquí que YAVÉ dijera en
Moisés: “pero la porción propia de YAVÉ es Jacob”, y leamos en la
Lista Real Sumeria : “La corona bajó del Cielo”.
¿Qué pasó entonces? ¿Por qué, apenas
se echó a andar, el Reino del Edén se hundió en el polvo?
IV
En este Episodio no debemos dar ninguna
concesión a una violación de la Verdad en razón de una tolerancia equivocada a
favor del Mal. No se puede culpar a un padre por el amor devoto a sus hijos de
ser la causa de la maldad de alguno de ellos, cuando hizo todo lo que en su
poder estuvo para apartarlos del Mal. NI, contrariamente, demonizar a ese padre
amantísimo de sus hijos por acabar desterrando de su casa al hijo malvado
que queriendo usar el amor de ese padre se atreve incluso a matar a
sus hermanos. Todo lo contrario, el padre que se calla ante el terror
fratricida de un hijo deviene un demonio y como padre digno de ese
demonio maligno que devora la carne de sus hermanos inocentes la sentencia cae
sobre su cabeza, delante de Dios y de los hombres.
Dios sabía que su hijo Satán, hablando ahora en
términos bíblicos, “había acorneado antes”. La Ley contra la Guerra no miró a
ese hijo específicamente como si dejase a sus hermanos libertad para
hacerla sin sufrir la Sentencia de Muerte que decreta.
La Ley es Universal y Eterna, es Todopoderosa y
Omnisciente. Nadie se pone sobre ella. No se vende, no se compra. Estamos
hablando del Dios Señor de Cosmos para quien las Galaxias son la Cantera
Astrofísica con la que levanta Edificios como este nuestro, los Cielos, y
respecto a cuyo Espíritu Creador su hijo Dice “Y creará mayores obras que ésta,
de suerte que vosotros quedéis maravillados”.
Ya no se trata tanto de la Invitación a asistir al
Espectáculo de la Creación cuanto a visualizar la Omnipotencia Omnisciente de
esta Persona Divina en quien el Genio no tiene límites. ¿Cómo
imaginarse que una criatura suya, sacada del barro, extraída del polvo del
cosmos, se atreva a soñar siquiera a retar a un duelo a muerte al Señor de las
Galaxias, Creador del Cosmos? Es locura absoluta. Demencia total. Esquizofrenia
suicida maligna sin cura.
Fenómeno ante el que ese Señor de la Eternidad y de
Infinito, bajo el Poder de cuyo Brazo las galaxias devienen continentes
generando ríos de estrellas y recorriendo los espacios, como si fuesen gotas
luminosas con vida propia, llenan un lecho oceánico vacío por Dios extendido
entre las galaxias; fenómeno patológico de enfrentamiento, digo, ante el que
ese Dios abre los ojos y se queda primero aturdido, después, escandalizado, y
finalmente estalla en Cólera sin freno.
Primero es el Creador el que se queda pensativo ante
este fenómeno, inmediatamente es el Padre el que no da crédito a lo que ha
hecho un hijo suyo, y finalmente es el Juez quien pronuncia Sentencia firme y
sin apelación posible contra Satán. Su Sentencia revela todas estas cosas:
“Por haber hecho esto… ( no era la primera malignidad
que cometía, pero sí sería la última);
maldita serás entre todos los ganados y entre todas
las bestias del campo (Dios arranca de Satán la condición de hijo de Dios
creado a su imagen y semejanza, lo destierra de su SER).
Te arrastrarás sobre tu pecho y comerás el polvo todo
el tiempo de tu vida (limita su poder a “su razón sola” y le pone un número a
su estancia en la Tierra).
Pongo perpetua enemistad entre ti y la mujer, y entre
tu linaje y el suyo; éste te aplastará la cabeza, y tú le acecharás el
calcañal”.
Regresemos al primer momento. Dios dejó escrita la LEY
y una vez coronado Adán, su reino en marcha, dejó que las cosas continuasen por
sí solas. El Amor y el Temor a Dios tienen muchas facetas, pero la más
importante es la LEY.
La Ley es el Principio de la Vida de toda Sociedad, el
sustento de su crecimiento, la fuente de la Paz y de la Justicia entre todos
los pueblos.
Es por la Ley que la Libertad viene a existencia y
derrama su gloria sobre todos los Ciudadanos del Reino de Dios.
La Ley es la columna sobre la que descansa la Igualdad
entre todas las personas, independientemente de su posición en la Sociedad a la
que pertenece.
La Ley hace de todos los pueblos uno sola
nación, un mundo sin fronteras abierto a la Comunicación en Libertad entre sus
miembros.
La Ley es un Muro contra el Mal, ensalza la Paz y la
Justicia y crea las condiciones sociológicas básicas y fundamentales para que
la Civilización crezca por la Eternidad.
Dios no está tentando; está creando, edificando,
abriendo, levantando, amando, y haciéndose amar. No busca el Amor por el Miedo
a su Poder. No hay Amor más vivo que el que ama por el Ser. Pero el
Temor a la Ley es de Necesidad a fin de que la sola Idea de violar los
Principios de la Convivencia entre Pueblos y Razas no se rompa y caiga en las
redes del Odio, de la Envidia, del Desprecio, de la Superioridad, entes
mentales malignos conductores a la Guerra. El Hecho de haber conocido SU
Creación el infierno de la Guerra traía la Necesidad de la Ley.
Verlo para creerlo, una criatura que
ÉL creó del polvo cósmico se atreve a retar a su Creador a un Duelo a Muerte.
¿Había perdido el Juicio? ¿De dónde sacaba Satán esa Fuerza que le hizo creer
que podría echar abajo la Formación del Género Humano a la Imagen y semejanza
de los reinos de los hijos de Dios?
Dios dice “Hagamos al Hombre a nuestra imagen y
semejanza”, y un hijo suyo le contesta : “sobre mi cadáver”
Aquí se produce un fenómeno. Dios no puede creer lo
que está escuchando. La impronta del espíritu Divino ha sido arrancada de cuajo
de ese hijo suyo. Se ha arrastrado como una “serpiente” hasta las orejas de la
reina del Edén, se hace pasar por un Mensajero del Dios de los dioses, la
engaña afirmándole que la Ley era una Prueba de Fidelidad, que Adán ha
superado, ellos son los nuevos dioses y éste era su momento.
El efecto de la Mentira del Diablo fue la divinización
de la Corona de Adán. Adán se proclamó dios al servicio del Dios de los dioses,
y como dios entre los hombres tenía poder sobre la vida y la muerte de todos
los ciudadanos de su reino.
Innecesario decirlo, se hizo la Guerra Civil. El
precio de la divinización, Pecado que será la herencia del mundo de Adán a
todos los pueblos del mundo antiguo, que vemos de nuevo alzarse del infierno de
las guerras civiles romanas en la divinización de la casa de Octavio Augusto, y
que regresará quince siglos más tarde a sentarse en el trono de Londres como
cabeza de la Iglesia “cuyo Cuerpo tiene por Cabeza a Dios” según lo escrito; el
precio que pagaron a Adán y Eva “les abrió los ojos” dice el Texto. Pero no
únicamente a ellos, también a Dios.
¿Qué Fuerza sino la Muerte había entrado en una creación
suya y convirtiendo su cuerpo en su Fortaleza estaba amenazando a su Creación
entera con Destrucción Absoluta?
La declaración de Guerra que Satán, la Serpiente
Antigua, escribió con la sangre de Adán, de ser una guerra entre hijos de Dios
devino desde ese momento una Guerra, cara a cara, entre el Ser Increado Divino
y otra Fuerza Increada: La Muerte.
Durante los Días anteriores a nuestra Creación, la
Muerte fue “el dios escondido” de cuya Fuerza Satán y sus aliados se armaron
para conquistar el Trono del Rey de reyes y Señor de señores, Jesús,
exigiendo la Regencia del Imperio del paraíso de Dios durante los Actos de la
Creación, entonces cerrada a todos los hijo de Dios. “El dios escondido” que
dirigió el Pensamiento y los movimientos de aquella Serpiente Satánica era la
Muerte. Fuerza Increada Natural a la Increación, desterrada de la Creación por
la Victoria de Dios sobre la Vida Mortal, la Muerte buscaba su integración en
el Nuevo Cosmos bajo la forma de “la Guerra”, habitando en los hijos de Dios
una vez elevados a la condición de dioses verdaderos, para lo cual debía echar
abajo el Muro del Espíritu Santo que vive en el Creador.
Habiendo visto lo que había visto, siendo Testigo de
la Divinidad del Verbo del Padre y del Hijo, Satán se había atrevido a hacer
propia la Causa de la Muerte. Pisado el Amor a Dios como Padre, el Temor a la
Ley como Palabra del Creador se había desvanecido. La Malignidad de Satán era
Absoluta. La Muerte había engendrado en él una Serpiente, y la Serpiente
pariría un basilisco, el Diablo, príncipe del Infierno, quien, en su demencia
se creyó de verdad que podría echarle un pulso al Señor de las
Galaxias, ponerlo de rodillas, exigirle la Abrogación de la Ley y la
conversión de su Mundo en un Olimpo de dioses infernales amantes de
la Guerra.
La Cólera de Dios se hizo. Su Destierro por la
Eternidad al Abismo cubierto por las Tinieblas en que Dios transformó el Cosmos
Antiguo estaba firmado. La Ejecución de la Sentencia se realizaría a su tiempo,
mientras tanto podía disfrutar creyéndose el rey de la Tierra.
Capítulo
4
CAÍN
Y ABEL
C.R.Y&S
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