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CREACIÓN DEL UNIVERSO SEGÚN EL GÉNESIS |
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GÉNESIS DE LA SALVACIÓN DE LA PLENITUD DE LAS NACIONES.ENSAYO BÍBLICO Capítulo 2
EL PARAÍSO
Al tiempo de hacer Yavé los Cielos y la Tierra,
no había aún arbusto alguno en el campo, ni germinaba la tierra hierbas, por no
haber todavía llovido Yavé Dios sobre la tierra ni haber todavía hombre que la
labrase, y sacase agua de la tierra para regar toda la superficie del
suelo. Formó Yavé Dios al hombre del polvo de la tierra y le inspiró en el
rostro aliento de vida, y fue así el hombre ser animado. Plantó luego Yavé
Dios un jardín en Edén, al oriente, y allí puso al hombre a quien
formara. Hizo Yavé Dios brotar en él de la tierra toda clase de árboles
hermosos a la vista y sabrosos al paladar, y en el medio del jardín el árbol de
la vida y el árbol de la ciencia del bien y del mal….
I.
La Victoria de Dios sobre la Muerte, elevando la Vida
a Su Naturaleza Inmortal e Indestructible, haciéndonos partícipe de la Vida
Eterna que le es Natural a Él, en nosotros es Sobrenaturaleza.
En el seno de esta Victoria venía implicado el nacimiento de una
Sociedad entre Creador y Creación en cuya estructura la Verdad Divina es la
Columna Central sobre la que descansa todo el Edificio. Si se ataca esta
Columna se ataca al Edificio en su conjunto.
La Sociedad entre Creador y Creación existe por Su
Voluntad. El origen de esta Sociedad, como he escrito en el Segundo Libro
de la Historia Divina de Jesucristo, tiene su Raíz en la
Necesidad del Ser Divino de esta misma Sociedad en la que ÉL deviene Cabeza
Espiritual y Fuente de todo Poder. El Nacimiento de JESÚS, TÚ-Dios, “Dios con
Nosotros”, enriqueció esta Sociedad trayendo a esta Sociedad al REY, sentado a
la Derecha del Trono de Dios, investido de la Corona Natural al Señor, en cuyas
manos Dios ha puesto el Gobierno de su Reino.
Dios de Dios, la Personalidad del Padre es la
Personalidad del Hijo. El Espíritu de Dios vive en el Padre y en el Hijo, “Dos
Personas, un solo Dios” en palabras de la Esposa de Cristo.
La Personalidad de Dios le da Impronta Espiritual a su
Reino.
SU Espíritu es la Fuente de la Naturaleza de la
Justicia, de la Paz, de la Libertad, de la Civilización de la Sociedad de la
Plenitud de las Naciones de su Creación.
SU Espíritu es la Fuente de una Ley Universal cuyas
aguas riegan y alimentan los cuerpos legislativos de las naciones de su Reino.
Con independencia de sus orígenes en el espacio y el
tiempo, siendo el Principio de todos el Verbo Creador, el futuro de todos los
pueblos de la Creación está en la Ley.
NO hay una Ley para mí y otra Ley para tí. La participación de todas las naciones en un mismo
Reino nos implica a todos en el mismo Espíritu de Justicia.
La Verdad de Dios es la Verdad Universal Sempiterna a
la luz de cuya Dimensión Espiritual vivimos todos los Ciudadanos de su Reino,
con independencia de nuestra localización regional en su Mundo. Por ejemplo:
“NO matarás”, en su versión universal : “No harás la Guerra”, es Ley sujeta su
Transgresión a la misma Sentencia de Destierro eterno de la Vida con
independencia del Transgresor.
NO hay una Ley para el príncipe y otra para el pueblo.
NO existen dos códigos de Justicia, uno para el Poder
y otro para el Ciudadano.
NO; en absoluto.
No hay regiones, no hay pueblos sino dentro del mismo
Árbol de las Naciones del Reino de Dios; y todos somos alimentados por la misma
savia del Espíritu de la Sabiduría de quien Cultiva el Árbol de la Vida de los
Mundos.
Creado el Poder a la Imagen y Semejanza de Dios, el
Rey de los Cielos tiene la Misión de cultivar el árbol de las vida de las
naciones, regando su tierra con el Agua del Espíritu, y con el Fuego de su
Gloria extirpar la Cizaña que, de ser dejada a su naturaleza, cercaría a la
Vida hasta pudrir las ramas de su árbol.
Leemos, acorde a este Principio, que Dios engendró a
su hijo Adán para cultivar el paraíso del Edén, a imagen de la Corona del Hijo
de Dios, su Hermano Jesús, el Rey de reyes y Señor de señores a cuyo Trono
entre los hombres servía Adán cultivando en los pueblos del Género Humano
la Justicia y la Paz que nacen de la Verdad Divina, a saber :
Todos somos Ramas del mismo Árbol de la Vida de los
Mundos de la Creación;
todos somos un mismo Pueblo, alimentado por una misma
Savia, fortalecidos por una misma Sabiduría, unidos por un mismo Espíritu.
Conociendo a Dios sabemos que la Guerra entre los
Pueblos de su Reino es una Abominación.
Que la Corrupción en los Gobiernos sobre los que el
Rey Divino descansa su Corona es una Declaración de Guerra contra Dios en
persona.
Que el Poder NO HA SIDO EDIFICADO por Dios para que
todos los recursos Humanos y Naturales sean puestos al Servicio Privado de
quienes han accedido al Gobierno.
Que esta transmutación del Poder al Servicio Privado
del Gobierno es una declaración de Guerra Civil contra la Justicia de la
nación.
Que el Poder del Estado ha sido instaurado por Dios y
es administrado por el Gobierno para ser cumplir un Servicio Público y debe
rendir cuentas del ejercicio de ese Poder delante de la Nación.
Porque hemos vivido bajo la Transgresión a esta Ley
Universal, aceptando la Transgresión como modus vivendi, privilegio del Gobierno,
sabemos que :
La Dictadura es aquel ejercicio del Gobierno
que pone todos los recursos del Estado al Servicio Privado de quien lo
ostenta y se da por Poder el mantenerse en el Gobierno como a quien le
pertenece todas las instituciones y las riquezas de la Nación.
Sabemos que una vez instalado este tipo de Gobierno
sobre el Estado, al que esclaviza a su Interés Personal, el Servicio Público
que le es natural al Estado es corrompido y puesto al servicio Privado de ese
Interés Personal cuya misión es mantenerse en el Poder; pervirtiendo todas las
instituciones aun al precio de una Colisión Civil.
Pero esto, que sabemos Hoy, no lo sabía Ayer el Primer
Hombre.
Su Ignorancia sobre la Maldad de quien encuentra en el
Espíritu de Dios el enemigo de su Ambición Personal, le era desconocida a la
Generación de Adán.
Imaginar la existencia de un pensamiento fundado
en una Guerra contra el Espíritu del Creador no existía en aquella cabeza.
El Verbo es Dios. San Juan no escribió nada que no
supiera Adán.
San Juan no dijo nada nuevo que no supiera la
Generación del Primer rey de la tierra. “El Verbo es Dios” “la Palabra de Dios
es Ley” “Dios dice, y así se hace”.
La sola Idea de Transgredir la Palabra de Dios : “No
comas, porque morirás” le era a aquel hijo de Dios un imposible existencial
absoluto. Dios lo había formado a la Imagen y Semejanza de su Espíritu. Su
Verdad era la Verdad de Dios; su amor por la Justicia, la Paz y la Libertad
eran sin límites.
La Sociedad que aquel Adán, hijo de Dios, nacido para
ser el primer rey y último de nuestro mundo, concebía era el Reino de Dios,
cuya Corona y Señorío Dios ha depositado en la cabeza de su Hijo Primogénito,
Jesús, Rey de reyes y Señor de señores, el Príncipe de los príncipes de la Casa
del Dios de dioses, YAVÉ Dios.
La Ley existe para garantizar la Libertad del Creador
y la de su Creación. Pues el Creador : ni puede quedar esclavizado a su
Creación, ni su Creación vivir en dependencia absoluta de su Creador. La
Victoria del Creador sobre la Muerte se basa precisamente en levantar la Vida,
antes sometida a la Muerte, a la Existencia de quien tiene Vida en sí mismo a
Imagen y Semejanza de su Creador.
Los Principios Fundamentales de la Personalidad del
Creador impregnan la Creación, de cuyo Suelo emerge el Árbol de la Vida de los
Mundos, que siendo alimentados por la misma Savia Espiritual produce el fruto
Natural debido a su Realidad y Origen: EL Amor a Dios, su Creador, a Su Reino y
a nuestro Rey, su Hijo UNIGÉNITO JESÚS, por Su Padre investido de Poder Divino
para Gobernar los Pueblos de su Creación en el Espíritu de Fraternidad, natural
a quien es el Primogénito de los hijos de Dios, y de Paternidad en razón de
quien es el Señor, CRISTO, de cuya Esposa le engendra Descendencia a Dios.
El Paraíso de Dios había bajado a la Tierra, y
habiendo cultivado su tierra, el Ser Humano, le había dado a Dios un hijo,
sobre cuya cabeza bajó la Corona del Cielo, y desde cuyo Trono la Sabiduría
extendería su Verdad, su Justicia y su Paz sobre todas las familias del Género
Humano, deviniendo todos los pueblos de la Tierra Ciudadanos del Reino del Hijo
de Dios.
Esta fue la Sabiduría que encontró Palacio y Templo en
el Alma del Primer Hombre y su Generación, los creadores del primer Reino de
Mesopotamia, quienes al Servicio de Dios y del Rey de reyes unieron las
ciudades en una Corona Mundial, abierta al Futuro, un Futuro en el que no
existía ninguna de las Consecuencias derivadas de la Posterior Transgresión, y
en el que el paraíso del Edén se extendería por todos los continentes, llamando
a todos a la Vida Eterna.
Dicho esto, pues necesario es que el Pensamiento sea
consciente de su Origen, la sabiduría Divina, es bueno entrar en la Historia de
la vida en la Tierra, pervertida en los siglos pasados, en cuyas páginas leemos
no palabras de Vida sino palabras de Muerte.
II.
Esta, en definitiva, es la Filosofía del Poder que
gobierna el Corazón y la Mente de todos los hijos de Dios; como Agua que baja
de la montaña, siendo Dios la Fuente, el río de la Verdad Divina se extiende
por todas las tierras vivificando sus suelos, manteniendo siempre fresca la
inteligencia y abundante sus frutos.
Dicho esto, en vista de la Negación a que ha estado
sujeta la Existencia de ese Segundo Capítulo en cuanto Acontecimiento
histórico, comencemos por el Descanso de Dios.
Dios se echa a descansar. Crear nuestros Cielos y
nuestra Tierra, sembrar la Semilla del árbol de las especies
y levantar del Polvo una Criatura, el hombre, para
engendrar en él un hijo de Dios, pasando de lo macrocósmico a
lo microcósmico, de la Razón Animal a la
Inteligencia a su Imagen y Semejanza, este Trabajo integra en el Libro de la
Creación una cantidad de tiempo que supera nuestros
cálculos, y supone poner en acción un despliegue de Fuerza e Inteligencia ante
las que como Creación suya, no podemos sino admirarnos,
maravillarnos, para finalmente caer rendidos en acto de Adoración.
El primer punto a tocar es “Formó Yavé Dios
al hombre del polvo de la tierra y le inspiró en el rostro aliento de vida, y
fue así el hombre ser animado”. Este “formó del polvo de la tierra” nos está
diciendo que el origen del ser humano está en la naturaleza animal propia de
todas las especies de nuestro planeta. Más tarde le dice a
Satán: “Te arrastrarás sobre el polvo todo el tiempo de tu vida”, es
decir, Dios retira su espíritu de quien fuera un hijo Suyo y no
reconociendo en él más a su Creación lo reduce a la condición animal.
Escribiéndonos “Formó Yavé Dios al hombre del polvo de
la tierra” nos está diciendo el Autor, Yavé Dios, que, antes de ser un hijo de
Dios, el Hombre fue una criatura animal. Mas esto ya lo he desarrollado en EL
LIBRO DE LA VIDA; CONTINUACIÓN DE LA CREACIÓN DEL UNIVERSO SEGÚN EL GÉNESIS,
razón por la que no me repetiré. Lo digo exclusivamente mirando a
quienes viven por voluntad propia en la Ignorancia, y prefieren creer que Dios
es un Mago derramando polvo mágico por el espacio, el tiempo y la materia, y la
Vida surge por arte de magia. Y por aquéllos otros que habiendo
descubierto este Hecho niegan a Dios, no precisamente por haber engendrado en
el Hombre un hijo de Dios, haciéndonos lo que somos, sino porque lo que ellos
fueron en relación a lo que ellos creyeron que Dios es o debe ser les produjo
un shock mental, del que no pudieron recuperarse y producto del cual
fue la demencia de bendecir la Guerra y levantar una imagen del ser
humano a la imagen y semejanza de Satán, que vimos en demonios como Stalin e
Hitler, imagen maligna actualmente viva esa en sus herederos, cual se ve en
los acontecimientos actuales.
La Línea Filogenética o Rama del árbol de las especie
que produjo al Homo Sapiens, padre del Hombre, al que Dios le abrió sus brazos,
conduciéndole a la Puerta de su Reino, está descrita en el Libro de la Vida,
como he dicho antes, así que paso al punto existencial trascendente. “Y le
inspiró en el rostro aliento de vida, y fue así el hombre ser animado”.
Declaración que nos conduce directamente a la Palabra de nuestro Rey delante de
Satán. “NO solo de pan vive el Hombre, sino de toda palabra que sale de la Boca
de Dios”.
En efecto, el Discurso de Dios Padre y Dios
Hijo es Uno. A saber, de no haberle hablado Dios al Hombre, es
decir, haberle inspirado en el rostro aliento de vida, el ser humano no hubiese
abandonado jamás la condición animal natural que le era propia
: Ántropos Sapiens y Mamífero. “La Razón Sola” propia y específica
del Homo Sapiens no le hubiera bastado para levantarse hasta la Inteligencia
Universal, a Imagen y Semejanza de la Divina.
¡Bajo ningún concepto! El Hombre, el Ántropos Sapiens
Mamífero, u Homo Sapiens, por su sola Razón no hubiese alzado su Razón, jamás
de los jamases, a la dimensión de la Inteligencia Creadora.
Esta Verdad la vemos en la Prehistoria del
Cristianismo. El Hombre no abandonó la Razón Animal, con la que trabajaron los
Antiguos, Helenos y Asiáticos, hasta que el Espíritu de Dios, a la imagen y
semejanza de Cristo, bajó de Dios, por Jesús, para hacer de la Iglesia su
Esposa, su Morada entre los hombres, y gracias a esta Obra de Dios, Padre, Hijo
y Espíritu Santo, Tres Personas actuando como un solo Dios, de su Casa
comenzaron a venir los San Pablos y San Agustines, hijos de la Sabiduría, esa
misma Sabiduría que dándole la espalda a quienes vivieron de la
Razón, amamantó a sus hijos, hijos de Dios, en los que la Razón se
elevó a la Inteligencia Espiritual que prepara en el Ser la tierra en que había
de nacer y nació el árbol de las ciencias.
EN ninguna otra parte sino en Europa, la tierra de
Cristo, se produjo este Milagro del Salto de la Razón a la Inteligencia. Y en
ninguna parte otra fue posible porque Europa recogió la Palabra de Dios en su
seno, y cumpliéndose en sus hijos la Escritura “le inspiró en el rostro aliento
de vida y así fue el hombre ser animado”, vivificado, la tierra del hombre
europeo por la Palabra de su Hijo se hizo rica en ciencias, que cultivada por
su Señor se transformó en un conjunto de naciones en acto revolucionario
constante.
Nada hubiera podido arrancar al hombre de las
tinieblas de la barbarie a que fue arrojado, privado del espíritu de hijo de
Dios, de no habernos Dios inspirado en el Rostro el aliento de Vida que vino a
nosotros de la Boca de su Hijo. De aquí que tranquilamente comprendemos
que en los días a los que se refiere este Capítulo, EL PARAÍSO, los
hijos de Dios, no de nuestro mundo, vida extraterrestre decimos Hoy, dioses
decían Ayer nuestros ancestros, y los hijos de Dios de nuestro
mundo, cuya cabeza coronada fue Adán, se relacionaron en plena
libertad en el Orden de la Obediencia debida al Decreto de Dios y su Hijo:
“Hagamos al hombre a nuestra imagen y a nuestra semejanza”.
Esta cuestión de la existencia de vida extraterrestre
tiene su origen en la Sentencia Divina por la que Dios, como consecuencia de la
Caída, retiró a sus hijos del mundo, de un sitio, y del otro, en el interés de
nuestra destrucción de aquel a quien le fue entregada la Corona de Adán, quien
para consumar nuestra destrucción, de la que dependió su salvación, debía
asumir el rol de un “dios escondido”, rol que ha mantenido hasta nuestros días,
y en el Siglo XVI como tal se nos descubrió en la Reforma Luterana, inyectando
en la Europa cristiana el veneno del odio natural a la Serpiente Maligna que en
el próximo Capítulo veremos reptar hasta el Edén.
CAPÍTULO 3TENTACIÓN, CAÍDA Y PRIMERA PROMESA DE REDENCIÓN
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