LA HISTORIA DIVINA DE JESUCRISTO |
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CREACIÓN DEL UNIVERSO SEGÚN EL GÉNESIS |
ANTIGUO TESTAMENTO. PENTATEUCOPRIMERA PARTE: HISTORIA DEL GÉNERO HUMANOCapítulo 2El Paraíso del Edén
1.
Así fueron acabados los Cielos, y la Tierra, y todo su cortejo.
2.
Y, rematada en el día sexto toda la obra que había hecho, descansó Dios el día
séptimo de cuanto hiciera;
3.
y bendijo el día séptimo y lo santificó, porque en él descansó Dios de cuanto
había creado y hecho.
4.
Este es el origen de los Cielos y la Tierra cuando fueron creados.
5
Al tiempo de hacer Yavé los Cielos y la Tierra, no había aún arbusto
alguno en el campo, ni germinaba la tierra hierbas, por no haber todavía
llovido Yavé Dios sobre la tierra ni haber todavía hombre que la labrase,
6
y sacase agua de la tierra para regar toda la superficie del suelo.
7
Formó Yavé Dios al hombre del polvo de la tierra y le inspiró en el rostro
aliento de vida, y fue así el hombre ser animado.
8
Plantó luego Yavé Dios un jardín en Edén, al oriente, y allí puso al hombre a
quien formara.
9
Hizo Yavé Dios brotar en él de la tierra toda clase de árboles hermosos a la
vista y sabrosos al paladar, y en el medio del jardín el árbol de la vida y el
árbol de la ciencia del bien y del mal.
10
Salía del Edén un río que regaba el jardín, y de allí se partía en cuatro
brazos.
11
El primero se llamaba Pisón, y es el que rodea toda la tierra de Evila, donde abunda el oro,
12
un oro muy fino, y a más también bedelio y ágata;
13
y el segundo se llama Guijón, y es el que rodea toda la tierra de Cus;
14
el tercero se llama Tigris, y corre al oriente de Asiria; el cuarto es el Éufrates.
15
Tomó, pues, Yavé Dios al hombre y le puso en el jardín del Edén para que lo
cultivase y guardase,
16
y le dio este mandato: “De todos los árboles del paraíso puedes comer,
17
pero del árbol de la ciencia del bien y del mal no comas, porque el día que de
él comieres, ciertamente morirás.”
18
Y se dijo Yavé Dios: “No es bueno que el hombre esté solo; voy a hacerle una
ayuda proporcionada a él.”
19
Y Yavé Dios trajo ante el hombre todos cuantos animales del campo y cuantas
aves del cielo formó de la tierra, para que viese cómo los llamaría, y fuese el
nombre de todos los vivientes el que él les diera.
20
Y dio el hombre nombre a todos los ganados, y a todas las aves del cielo, y a
todas las bestias del campo; pero entre todos ellos no había para el hombre
ayuda semejante a él.
21
Hizo, pues, Yavé Dios caer sobre el hombre un profundo sopor, y, dormido, tomó
una de sus costillas, cerrando en su lugar con carne,
22
y de la costilla que del hombre tomara, formó Yavé Dios a la mujer, y se la
presentó al hombre.
23
El hombre exclamó: “Esto sí que es ya hueso de mis huesos y carne de mi carne.
Esta se llamará varona, porque del varón ha sido tomada”.
24
Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre; y se adherirá a su mujer; y
vendrán a ser los dos una sola carne.
25 Estaban ambos desnudos, el hombre y su mujer, sin avergonzarse de ello.
Tentación,
caída y primera promesa de redención
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