LA HISTORIA DIVINA DE JESUCRISTO |
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CREACIÓN DEL UNIVERSO SEGÚN EL GÉNESIS |
ANTIGUO TESTAMENTOPENTATEUCO GÉNESIS
Esto dice el Santo, el Verdadero, el que tiene la llave de David,que abre y nadie cierra, y cierra y nadie abre:
(I-XI) (XII-XXIV) HISTORIA DE ISAAC Y SUS DOS HIJOS (XXVI-XXXVI) HISTORIA DE JOSE Y SUS HERMANOS (XXXVII-L)
INTRODUCCIÓN AL GÉNESIS
La Cuestión
Histórica: MOISÉS
El primer problema a resolver
es el Histórico. Nadie ignora que tanto la persona de Moisés como su
autoría sobre el Génesis fue cuestionada en el XIX y resuelta en negaciones diversas.
Todo hijo de Dios que se precie tiene el deber de conocer lo más perfectamente
posible todo lo que concierne a la Creación de Dios, en tanto que satisfacción
personal, y el deber de combatir la ignorancia impuesta entre los cristianos
por los intereses de unos y las ignorancias de los otros, en cuanto
objetivo universal. A primera vista, y es algo que en las introducciones
a las biblias de todas las iglesias se lee, se observa el desconocimiento
de todas las iglesias sobre la Historicidad de Moisés. Con aquello de
“la Palabra sola” los unos, y “el dogma de la infalibilidad” los otros,
la cuestión de la Historicidad del autor del Génesis, nuestro Moisés,
desaparece y pierde importancia, siendo, sin embargo, este vacío,
como fortaleza asediada que presenta muro sin vigilancia contra el que
se lanzan los enemigos de la Biblia para, destrozando esta parte de
la muralla, entrar y saquear las riquezas del Cristianismo.
Ya sabemos que la primera parte del siglo XIX fue de negación total y rotunda de la Historicidad del Génesis en particular y de la Biblia en general. De la lectura de una Historia de la Ciencia y la Filosofia del XIX se observa hasta qué de extremaa ignorancia llegaron “los intelectuales” cuando a finales del mismo siglo, y para cerrarles la boca a tales profetas del futuro, los muertos que nunca existieron y sus ciudades de antiguo que jamás fueron: salieron de las tumbas del no-ser que se les atribuyeron. La Nínive de las leyendas
bíblicas, la Ur de las memorias abrahámicas, incluso la crónica del
Asirio por excelencia, Tiglat Pileser III, cuyas existencias y vidas
la primera parte del XIX tiró a la papelera como cuentos de viejas,
de repente, y para asombro de todos, comenzaron a salir de sus Nadas
sin existencia, asistiendo el mundo científico de antes de las Dos Guerras
Mundiales a la resurrección de una Civilización contra
la que la clase intelectual científica se había alzado con voces patéticas
de negación : Precisamente y especialmente porque fue el Mundo del Génesis.
La Bibliografía existente
sobre la Epopeya del Descubrimiento de la Civilización de Mesopotamia
y la Aventura del Desciframiento de sus Lenguas pertenece más al mundo
de habla Inglesa y Francesa que al Mundo Hispanoparlante. Al tiempo
presente, para gozo de todos, y porque pertenece a un siglo libre de
copy-right, la puerta al conocimiento a esa Epopeya y Aventura es
de libre acceso. El caso es que la obligada imprecisión procedente del
período de aprendizaje en suma al background cultural de los
protagonistas dieron por igualdad una Cronología, referida al Mundo
Bíblico, no compacta, siempre basculante, jamás finalmente decidida.
La Historicidad de Moisés, en consecuencia, quedó en el aire entre los
siglos XVI y XIII, sin atreverse ningún autor a cerrar la cuestión haciendo
del problema su tema principal básico.
Decir es necesario, en descargo de todos, que las Dos Grandes Guerras Mundiales alejó a los posibles candidatos del escenario, y una vez desaparecida la generación de los Rawlinson y Maspero del tablero de la Cultura, esclavizada la clase científica en general a la tercera fase de la Lucha por el Imperio del Siglo, la Historia, como la Filosofía, pasaron a mejor vida. Alienada de toda Filosofía Moral, desconexa de toda Razón Histórica, la Ciencia se entregó por completo al Poder, abandonando la Existencia del Hombre en cuanto hombre en las manos de su nuevos amante. Las iglesias, que hubieran
debido recoger el Problema en sus manos, no lo hicieron; divididas entre
ellas y entregadas al culto del Dinero como fuente de Poder, la socavación
de los cimientos de la Biblia en cuanto Historia se dejó en las manos
de su Autor.
Y bueno, puesto que en su Presciencia Aquel que dibujara los Planos del Universo escribió una Fecha para cada tiempo, es solo natural que cumpliéndose los tiempos cada momentum tenga su Siglo. Observamos cómo una Nueva Batalla por el Imperio del Siglo XXI ha comenzado.
Cómo las fuerzas luchan por la
conquista de posiciones claves desde la que dominar la batalla que
se aproxima; el Siglo XXI está siendo desgarrado. Pero a diferencia
del XX, cuyo momentum estuvo
dominado por la Ley de Intervención Limitada de Dios en la Historia
del Futuro, predominante desde la Caída, en este Siglo la Ley es de
Intervención sin Límites, quedando sujeto el Mundo a las consecuencias
de la Gloria de la Libertad del Hijo de Dios sobre la Estructura de
la Historia de la Plenitud de las Naciones.
Como al Principio al Final,
brillando la estrella de la mañana todo hombre ve que la Noche se acaba
y nace el Día.
Así pues, centrando la
cuestión, una vez procesada la Data, hay que decir que la Cronología
del Segundo Milenio a.C. no admite en su línea de tiempo otra fecha
para el Exodo que el año de la Caída de los Hicsos. En términos generales
ese año tiene por número los propios del 1550.
La Arqueología ha desmentido
ya, y para siempre, la conexión entre Moisés y los ramsésidas. La opinión
de quienes quisieron hacer posterior Moisés a Tutankamón se cae por
su propio peso. Que los Egipcios conquistasen su Independencia por sí
mismos no consta en ninguno de los Anales escritos, siendo un misterio
tanto la Caída de los Hicsos como la Reconquista del Trono de los Faraones
por sus legítimos dueños.
El hecho de la Supremacía
de la Dinastía que siguió a la Reconquista hasta los Ramsés hace imposible
cualquier Exodo durante su tiempo. Para cuando este momentum decae, un acontecimiento ha tenido lugar que hace imposible la Conquista
de la Palestina Bíblica acorde a los Hechos: los Griegos de la Ilíada
han destruido el Reino de los Hititas, se han desbocado hacia el sur
de los Tauros y, en forma de Filisteos, han impuesto su ley de hierro
en Siria y Líbano, trayendo a luz un escenario en el que los Hechos
de Josué y los Jueces no tienen cabida ni presentación.
Finalmente, la Destrucción de Jericó IV en sucesión a la Caída de los Hicsos, siendo un Misterio sin resolver porque no se ha querido ver a los Hebreos de Josué y era preferible la ignorancia a darle la razón a la Biblia, conecta en el tiempo ambos acontecimientos: Caida de Hicsos y Destrucción de Jericó IV, con el Exodo de Moisés y la Conquista de Palestina. Dado que no quisieron aceptar
la conexión de la Destrucción de Jericó IV con Josué, y la alternativa
Josué-Jericó se les iba al Siglo XII, un tiempo imposible de aceptar
a la hora de conjugar la Conquista de Palestina con el Imperio de los
Filisteos-Helenos autores de la Destrucción de Troya (conjugación
imposible porque para el Siglo XII a.C. Jericó ya no existía)
los neo-historiadores de finales del XX se decidieron por la ambiguedad,
prefiriendo dejar la Cronología de Moisés en el limbo a reconocer la
Trascendencia del Exodo: de un sitio la Caída
de los Hicsos, y del otro la Reconquista de la Independencia de los
Egipcios, y como consecuencia: la Destrucción de Jericó IV marcando
el Inicio de la Conquista de Palestina por los Hebreos.
Entrando ya en materia,
teniendo Moisés ochenta años cuando regresa a Egipto, y siendo el 1550,
aproximadamete, la fecha de la Caída de los Hicsos, la resta nos da
el 1670 a.C. por año de nacimiento del Profeta. Y siguiendo con la suma,
habiendo vivido 120 años, nos da el 1510, aproximadamente, por feliz
año de su entrada en el Paraíso.
Que Moisés fuera príncipe
es tan cierto como que llueve para arriba. Que los Egipcios fuesen los
autores del decreto Infanticida contra todos los varones hebreos recién-nacidos
es tan real como que no hay verano.
Situando la entrada de Jacob y sus hijos en Egipto para los
principios del Segundo Milenio, época de grandes hambrunas en el Oriente
Medio, que obligara a los palestinos de todas las razas a bajar a Egipto
a comprar trigo, siendo el Egipto el Granero de la Región, y del Mundo luego bajo
el Imperio de los Romanos, hay que ser un ciego para atribuirle a los
Egipcios del Siglo XIII ó XII un decreto de tal calibre infanticida
contra un Pueblo que después de un Milenio era tan nativo del suelo
como ellos mismos. Un decreto contra los varones hebreos sólo es concebible
en el Siglo de la Caida de los Hicsos, es decir, muy atrás en el tiempo,
cuando los Egipcios se han retirado al Sur, desde donde mantienen su
Reconquista y los Hebreos habiendo perdiendo su condición de Pueblo
Libre pasaron a ser esclavos “bajo un faraón que no conoció a
José”, es decir, un Rey Hicso.
Siguiendo con la misma
manía persecutoria contra la Biblia los historiadores no dudaron en
hacer el ridículo, por eso tal vez de estar llenos de Gracia también,
cuando constando en los Anales la “entrada de Asiáticos” en Egipto quisieron
ver en esta conexión la entrada de los Hebreos en el Nilo, determinando
por esta fecha tardía la cronología de la Entrada de José el Hebreo
en el Imperio de los faraones. Ahora bien, aunque existe el trono de
los Hicsos, y porque existió, no se ha descubierto ninguna Crónica de
una Invasión Violenta del Reino del Nilo; ¿¡de repente aparecen
los Hicsos en el trono!?
Y si aparecen como por
arte de magia es porque estaban ya en Egipto, y fueron ellos “los Asiáticos”
que entraron en fecha tardía, siguiendo la Emigración Hebrea, al amparo
de la Hospitalidad de los Faraones del Nilo para con los Extranjeros
que pacíficamente venían a instalarse bajo su Corona. Pero si los Hebreos
le pagaron al Faraón con Gloria, los Nuevos Emigrantes le pagaron con
Ruina; de la que fueron salvados por el Moisés que destruyó el Ejército
de los Hicsos bajo las aguas del Mar Rojo.
Si la aparición de los
Hicsos en el Trono del Nilo es un secreto sobre el que los historiadores
pasaron de largo para no enfangarse en las aguas bíblicas, el secreto
de la Reconquista del Cetro del Faraón es uno de esos enigmas por el
que se prefiere pasar de largo diciendo: No sabemos cómo, porque no
hay registro de ninguna batalla final por el poder; sólo sabemos que
un día estaban los Hicsos, y al siguiente estaban los Egipcios.
La Prueba Final, sin embargo,
espera bajo las aguas del Mar Rojo. Este Siglo verá surgir de esas aguas
el Ejército del Último Faraón Hicso, y la fecha dada por los historiadores
más atrevidos, el 1550, quedará como el año que Dios rescató a su Pueblo
de la Esclavitud.
La conclusión que importa,
ya recogida por algunos historiadores, desoida por la vieja guardia
del Ateísmo Científico, es que el Exodo determinó la Caída de los Hicsos,
la Reconquista de la Independencia por los Egipcios y la Destrucción
de Jericó IV, las tres caras de una misma pirámide edificada por el
Dios de Moisés entre el 1550 y el 1500 a.C.
Esto dicho, el Registro de los Milenios que recoge este Primer Libro, cuando los Historiadores no habían nacido, ni ciencia histórica había venido a luz, es de una importancia existencial absoluta en lo que concierne a la Salud y Vitalidad de nuestra Memoria Histórica Universal en tanto que Género Humano, Ser Vivo habitante de un Planeta entre las estrellas de unos Cielos cuyas dimensiones nos han sido descubiertas hace apenas un siglo. A diferencia de los Libros de los Antiguos que trataban el Origen de todas las cosas desde dioses, héroes y mitos, la Biblia nos planta delante de una Memoria Histórica de la que participa todo el Género Humano, que le concierne a todas las naciones, sin la cual se abre en la Mente un agujero negro arrastrando a los hombres a la demencia natural en quien ha perdido su Memoria, ignora su Pasado y debe construir su Futuro sobre unas bases no correspondientes con su verdadera naturaleza. Este es, en suma, el diagnóstico científico de la Historia de la Humanidad. Abandonado el Género Humano a su suerte, dejado de la Mano de Dios, por asi decirlo, la Pérdida de la Memoria sobre la Causa que provocó semejante Abandono creó una laguna en la Memoria del ser humano que, andando el tiempo, se fue llenando con Mitologías y Religiones sobre las que justificar el Comportamiento de las Nuevas Naciones. Esta reacción no es ajena al Mundo Moderno. La inteligencia de los siglos modernos siguió buscando esa Respuesta en la que el hombre pudiese encontrar la causa real y justificadora de su comportamiento cainita. Entre la división de los hombres puros y parias de las religiones antiguas, en esclavos y libres de los primeros filósofos del mundo antiguo precristiano, y la división de los pueblos en fuertes y débiles de los primeros científicos del mundo moderno se percibe la misma pauta de interrelación del Ser con la Historia Universal. La laguna creada en la Inteligencia Universal a causa de la Pérdida de la Memoria Histórica sobre la Causa de aquella situación de ruptura entre el Creador y su Creación Humana, que diera lugar al Abandono del Hombre bajo las botas de la Muerte, demostró con el tiempo ser un campo de arenas movidizas en las que una vez puesto el pie no había salida. La creencia en lo Divino una impronta genéticamente creada se imponía la Necesidad de dar a luz un sistema de pensamiento racional que armonizase la guerra entre la Muerte y la Vida y restaurase en el alma humana la paz interior. Así surgieron las Mitologías y las Religiones de la Antigüedad, algunas de las cuales aún continúan en vigor. El Génesis rompe con los sistemas antiguos de recuperación de la Memoria Histórica Universal hasta entonces vigentes. Hasta Moisés los sistemas religiosos se basaron en encontrar la justificación perfecta al comportamiento cainita de los pueblos; era un sistema desde abajo hacia arriba. En Moisés la Causa se invierte: la Respuesta viene de Arriba a Abajo. Es Dios quien se Manifiesta. Es Dios quien le abre la Puerta de su Memoria Histórica al Género Humano. El Creador y su Criatura Humana comparten el mismo Acontecimiento Creacional, el uno como Causa, el otro como Efecto. Dios creó los Cielos, el Sol y la Luna, la Tierra, sembró en ella la Semilla de la Vida, se hizo árbol, lo cultivó, amó su Fruto, formó al Hombre a su Imagen y Semejanza en el espíritu de inteligencia. Dios estuvo desde el Principio de la Creación del Género Humano como Padre que deja en Estado de Luz a su mujer y asiste al parto de su hijo, lo cuida, lo mima, lo alimenta, lo fortalece, lo protege, lo ve crecer y finalmente, alcanzada su mayoría de edad, lo deja libre para que disfute de su existencia y goze de su vida en la Tierra hasta que los tiempos de la eternidad se cumplan y procediera el Creador a trasladar a su Criatura del paraíso terrestre al Paraíso Celestial. De pronto, de repente ... las tinieblas, el abandono, la confusión. ¿Dónde estaba Dios? ¿De dónde procedía aquella Serpiente? ¿No había sido el Hombre creado para gozar de la Inmortalidad de los hijos de Dios? De pronto, de repente, donde se esperaba gloria, encuentra el género humano infierno, donde esperaba felicidad descubre miseria, donde esperaba bendición tiene maldición. ¿Qué había pasado? ¿Donde estaba ese Dios Maravilloso, amantísimo de su Creación hasta el punto de adoptar al Hombre por hijo? Cuando se esperaba recoger una cosecha de Paz, Libertad y Sabiduría sin límites los pueblos se encontraron con un tsunamis de veneno maligno devorando todo amor fraternal, toda amistad, toda idea de justicia y ley. Caín mata a Abel. La Guerra Civil se ha hecho. La Caída del primer rey del Mundo, Adán, arrastra a su reino a la Guerra Civil, y a su Mundo, al cabo de los próximos siglos, a su Destrucción bajo las aguas del Diluvio. Que Adán fue el Alulim de la Lista Real Sumeria, y por consiguiente el primer rey de la Mesopotamia Histórica, es un hecho reconocido por los forjadores de la Arqueología del Próximo Oriente Medio. La Caída de Alulim y el traspaso de la Corona de Adán, que en un principio hubiera debido ser intraspasable, es seguida por la Lista Real Sumeria a través de un estado de Guerra Perpetua entre las Primeras Ciudades sobre cuya Unidad Monárquica fue establecido el Trono del Primer Hombre, es decir, de la primera Civilización que Dios levantó sobre la faz de la Tierra. Paralelamente a esta sucesión de dinastías urbanitas, hasta la destruccion de aquel Mundo bajo las aguas del Diluvio, la Biblia sigue los pasos de la Casa de Adán, representada por Set, a lo largo de ese mismo tiempo, a la par que nos dibuja la caída de la moral humana al ritmo del hundimiento de su Memoria según se alejan los pueblos en el tiempo del Acontecimiento Motor de la Tragedia Apocalíptica a la que todos habían sido arrastrados y de cuyo fin ninguno podría escapar. Las Lección para la Creación entera, no ya de este Mundo nuestro, sino para todos los Mundos de todos los Universos creados y por crear, no puede ser más directa. A saber : la Vida y la Existencia de todos los Vivientes dotados de vida Inteligente a la Imagen y Semejanza de su Creador está en la Ley Divina, y fuera de la Ley Divina a la que toda Vida está sujeta no existe sino la Destrucción.
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