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CREACION DEL UNIVERSO SEGUN EL GÉNESIS
LA HISTORIA DIVINA DE JESUCRISTO
 
 

LA SAGRADA BIBLIA

 

ANTIGUO TESTAMENTO

LIBRO DE JOSUÉ

PRIMERA PARTE
CONQUISTA DE LA TIERRA PROMETIDA
Capítulo 1
La orden de partida
   
1
Después de la muerte de Moisés, siervo de Yavé, habló Yavé a Josué, hijo de Nun, ministro de Moisés, diciendo:
2
“Moisés, mi siervo, ha muerto. Álzate ya, pues, y pasa ese Jordán, tú y tu pueblo, a la tierra que yo doy a los hijos de Israel.
3
Cuantos lugares pise la planta de vuestros pies, os los doy, como prometí a Moisés.
4
Desde el desierto hasta el Líbano y el río grande, el Eufrates, y hasta el mar grande, a occidente, será vuestro territorio.
5
Nadie podrá resistir ante ti, por todos los días de tu vida; yo seré contigo como fui con Moisés; no te dejaré ni te abandonaré.
6
Esfuérzate y ten ánimo, porque tú has de introducir a este pueblo a posesionarse de la tierra que a sus padres juré darles.
7
Esfuérzate, pues, y ten gran valor para cumplir cuidadosamente cuanto Moisés, mi siervo, te ha prescrito. No te apartes ni a la derecha ni a la izquierda, para que triunfes en todas tus empresas.
8
Que ese libro de la Ley no se aparte nunca de tu boca; tenlo presente día y noche, para procurar hacer cuanto en él está escrito, y así prosperarás en todos tus caminos y tendrás buen suceso.
9
¿No te mando yo? Esfuérzate, pues, y ten valor; nada te asuste, nada temas, porque Yavé, tu Dios, irá contigo adondequiera que tú vayas.”
10
Dio, pues, Josué a los oficiales del pueblo esta orden:
11
“Recorred el campamento y dad esta orden al pueblo: Preparaos y proveeos, porque dentro de tres días pasaréis ese Jordán para ir a ocupar la tierra que Yavé, vuestro Dios, os da en posesión.”
12
A los rubenitas y gaditas y a la media tribu de Manasés les dijo:
13
“Acordaos de lo que os mandó Moisés, siervo de Yavé, diciéndoos: Yavé, vuestro Dios, os ha concedido el reposo, dándoos esta tierra.
14
Vuestras mujeres, vuestros niños y vuestros ganados quedarán en la tierra que Moisés os dio de este lado del Jordán; pero vosotros, armados, iréis delante de vuestros hermanos, todos vuestros hombres fuertes y valientes, y los auxiliaréis,
15
hasta que Yavé haya dado a vuestros hermanos el reposo, como a vosotros, tomando también ellos posesión de la tierra que Yavé, vuestro Dios, les da. Después volveréis a la tierra que Moisés, siervo de Yavé, os dio al lado de acá del Jordán, a oriente.”
16
Ellos respondieron a Josué, diciendo: “Cuanto nos mandas lo haremos, y adondequiera que nos envíes iremos.
17
Como en todo obedecimos a Moisés, así te obedeceremos a ti. Que quiera Yavé, tu Dios, estar contigo, como estuvo con Moisés.
18 Quien rebelándose contra tus órdenes te desobedezca, morirá. Esfuérzate y ten valor.”
 
Capítulo 2
Espías a Jericó. Rahab
   
1
Josué, hijo de Nun, mandó en secreto dos espías desde Setim, diciéndoles: “Id a explorar la tierra y Jericó.” Puestos en camino, llegaron los dos hombres a Jericó y entraron en la casa de una cortesana de nombre Rahab y pararon allí.
2
Al rey de Jericó le dieron noticia, diciendo: “Hombres de entre los hijos de Israel han llegado aquí durante la noche para explorar la tierra.”
3
El rey mandó decir a Rahab: “Saca a esos hombres que han venido a ti y han entrado en tu casa, porque han venido para explorar toda la tierra.”
4
Tomó ella a los hombres y los escondió en el terrado, y dijo: “Cierto que han venido hombres a mí, pero yo no sabía de dónde eran,
5
y cuando esta tarde se iban a cerrar las puertas, han salido y no sé adonde han ido; daos prisa a perseguirlos y de seguro los alcanzaréis.”
6
Pero ella los había subido al terrado y los había escondido debajo de tascos de lino que para ello dispuso en el terrado.
7
Aquellos hombres fueron en su persecución por el camino que va a los vados del Jordán, y, una vez que salieron, se cerraron las puertas.
8
Antes de que los espías se acostasen, subió Rahab al terrado y les dijo:
9
“Yo sé que Yavé os ha entregado este país y que vuestro terror ha caído sobre nosotros de tal forma que todos los moradores del país han sentido pánico ante vuestra presencia,
10
pues hemos sabido cómo Yavé, a vuestra salida de Egipto, secó las aguas del mar Rojo y cómo habéis tratado a los dos reyes de los amorreos del lado de allá del Jordán, Seón y Og, que disteis al anatema.
11
Al saberlo, nuestro corazón ha desmayado, y todos se han acobardado ante vosotros; porque Yavé, vuestro Dios, es Dios arriba, en los cielos, y abajo, sobre la tierra.
12
Ahora, pues, os pido que me juréis por Yavé que, como yo he tenido misericordia de vosotros, la tendréis vosotros también de la casa de mi padre
13
y dejaréis la vida a mi padre, a mi madre, a mis hermanos y hermanas y a todos los suyos, y que nos libraréis de la muerte.”
14
Los hombres le dijeron: “Te juramos por nuestra vida que, si no nos denuncias, cuando Yavé nos entregue esta tierra, haremos contigo misericordia y fidelidad.”
15
Ella los bajó con una cuerda por la ventana, pues su casa estaba adosada a la muralla. Antes les dijo:
16
“Idos al monte, no sea que los que os persiguen den con vosotros; estad allí escondidos durante tres días, hasta que aquéllos estén de vuelta, y luego id vuestro camino.”
17
Dijéronle los hombres: “Nosotros daremos ciumplimiento al juramento que nos has obligado a hacer en este supuesto:
18
Cuando entremos en esta tierra, ata este cordón de hilo de púrpura a la ventana por la cual nos has descolgado y reúne contigo en tu casa a tu padre, a tu madre, a tus hermanos y a toda la casa de tu padre.
19
Si alguno sale fuera de la puerta de tu casa, su sangre será sobre su cabeza y nosotros seremos inocentes; pero si alguien pone la mano sobre alguno de los que contigo estén en tu casa, su sangre sea sobre nuestra cabeza.
20
Si nos denuncias, seremos libres del juramento que nos has pedido.”
21
Ella respondió: “Sea como decís.” Luego los despidió y se fueron, y ella ató el cordón de púrpura a la ventana.
22
Los espías se fueron al monte y se estuvieron escondidos allí tres días. Los que los perseguían los estuvieron buscando por el camino, sin hallarlos.
23
Los dos espías, bajando del monte, repasaron el Jordán, se fueron a Josué, hijo de Nun, y le contaron todo lo sucedido, diciendo:
24
“Cierto es que Yavé ha entregado en nuestras manos toda esa tierra, pues los habitantes de ella están acobardados de nosotros.”
   
Capítulo 3
Paso del Jordán
   
1
Josué, levantándose bien de mañana, partió de Setim, él y todos los hijos de Israel; y llegados al Jordán, hicieron allí alto y pasaron allí la noche antes de atravesarlo.
2
Al cabo de tres días, los oficiales recorrieron el campamento
3
y dieron al pueblo esta orden: “Cuando veáis el arca de la alianza de Yavé, vuestro Dios, llevada por los sacerdotes, hijos de Leví, partiréis de este lugar donde estáis acampados y os pondréis en marcha tras ella;
4
pero dejando entre vosotros y ella una distancia de dos mil codos, sin acercaros a ella, para que podáis ver el camino que habéis de seguir, pues no habéis pasado nunca por él.”
5
Y Josué dijo al pueblo: “Santifícaos, porque mañana Yavé hará prodigios en medio de vosotros.”
6
Después habló Josué a los sacerdotes, diciendo: “Llevad el arca de la alianza e id delante del pueblo.” Ellos llevaron el arca de la alianza, adelantándose al pueblo.
7
Yavé dijo a Josué: “Hoy voy a comenzar a engrandecerte a los ojos de todo Israel, para que sepan que yo estoy contigo, como estuve con Moisés.
8
Tú da esta orden a los sacerdotes que llevan el arca de la alianza: Cuando lleguéis al borde de las aguas del Jordán, os paráis en el Jordán.”
9
Josué dijo a los hijos de Israel: “Acercaos y oíd las palabras de Yavé, vuestro Dios.”
10
Y dijo Josué: “En esto vais a conocer que el Dios vivo está en medio de vosotros y que no dejará de arrojar delante de vosotros a los cananeos, los jéteos, los jeveos, los fereceos, los guergueseos, los amorreos y los jebuseos.
11
El arca de la alianza del dueño de toda la tierra va a entrar delante de vosotros en el Jordán.
12
Tomad doce hombres de entre las tribus de Israel, uno por cada tribu;
13
y cuando los sacerdotes que llevan el arca de la alianza del dueño de toda la tierra pongan la planta de sus pies en las aguas del Jordán, las aguas del Jordán se partirán, y las que bajan de arriba se pararán en montón.”
14
Cuando hubo salido el pueblo de sus tiendas para pasar el Jordán, precedidos por los sacerdotes que llevaban el arca de la alianza,
15
en el momento en que los que llevaban el arca llegaron al Jordán, y los pies de los sacerdotes que llevaban el arca se mojaron en la orila de las aguas — pues el Jordán se desborda por todas sus orillas al tiempo de la siega —,
16
las aguas que bajaban de arriba se pararon, se amontonaron a mucha distancia, desde la ciudad de Adam, que está cerca de Sartán, mientras las que bajaban hacia el mar del Arabá, el mar de la Sal, acabaron por desaparecer, y así la gente pudo pasar frente a Jericó.
17
Los sacerdotes que llevaban el arca de la alianza de Yavé se estuvieron en seco a pie firme en medio del Jordán, mientras todo Israel pasaba en seco, hasta que todo el pueblo hubo acabado de pasar el Jordán.
   
Capítulo 4
Monumento conmemorativo del paso del Jordán
   
1
Cuando toda la gente hubo acabado de pasar el Jordán, Yavé dijo a Josué:
2
“Tomad de entre el pueblo doce hombres, uno por cada tribu,
3
y dadles esta orden: De ahí, del lecho del Jordán, donde los sacerdotes han estado a pie firme, coged doce piedras, traedlas y depositadlas en el lugar donde acampéis esta noche.”
4
Josué llamó doce hombres, que eligió entre los hijos de Israel, uno por tribu;
5
les dijo: “Id al medio del Jordán, ante el arca de Yavé, vuestro Dios, y echaos al hombro una piedra cada uno, según el número de las tribus de los hijos de Israel,
6
para que sea señal en medio de vosotros. Cuando un día os pregunten vuestros hijos: ¿Qué significan para vosotros estas piedras?,
7
les responderéis: Las aguas del Jordán se partieron ante el arca de la alianza de Yavé; cuando ella pasó el Jordán, las aguas del río se dividieron; y esas piedras serán para siempre jamás un memorial para los hijos de Israel.”
8
Los hijos de Israel cumplieron la orden de Josué. Tomaron del medio del Jordán doce piedras, como se lo mandó Yavé a Josué, según el número de las tribus de los hijos de Israel, y, llevándolas consigo al lugar donde pasaron la noche, las depositaron allí.
9
Josué alzó doce piedras en el lecho del Jordán, en el lugar donde habían estado a pie firme los sacerdotes que llevaban el arca de la alianza, y allí han estado hasta hoy.
10
Los sacerdotes que llevaban el arca se estuvieron a pie quieto en medio del Jordán, hasta que se hizo todo cuanto Yavé había mandado a Josué decir al pueblo, conforme a todo cuanto Moisés había ordenado a Josué, y el pueblo se apresuró a pasar.
11
Cuando el pueblo hubo acabado de pasar, el arca de Yavé y los sacerdotes se pusieron al frente del pueblo.
12
Los hijos de Rubén, los de Gad y la media tribu de Manasés, armados, iban en vanguardia delante de los hijos de Israel, como se lo había mandado Moisés.
13
Unos cuarenta mil hombres de ellos, armados en guerra, pasaron ante Yavé a los llanos de Jericó.
14
Aquel día engrandeció Yavé a Josué a los ojos de todo Israel, y éstos le respetaron, como habían respetado a Moisés, todos los días de su vida.
15
Yavé habló a Josué, diciendo:
16
“Manda a los sacerdotes que llevan el arca del testimonio que salgan del Jordán”;
17
y Josué dio a los sacerdotes esta orden: “Salid del Jordán”;
18
y en cuanto los sacerdotes que llevaban el arca de la alianza de Yavé salieron del medio el Jordán y asentaron la planta de su pie en la tierra seca, las aguas del río volvieron a su lugar y se desbordaron, como antes estaban, por todas las orillas.
19
El pueblo salió del Jordán el día diez del mes primero, y acampó en Gálgala, al límite oriental de Jericó.
20
Josué alzó en Gálgala las doce piedras que habían cogido del Jordán,
21
y dijo a los hijos de Israel: “Cuando un día os pregunten vuestros hijos: ¿Qué significan esas piedras?,
22
instruid a vuestros hijos, diciendo: “Israel pasó este Jordán a pie enjuto;
23
porque Yavé, vuestro Dios, secó delante de vosotros las aguas del Jordán, como lo había hecho Yavé, vuestro Dios,
24
con las aguas del mar Rojo, que secó delante de nosotros hasta que hubimos pasado,
25
para que todos los pueblos de la tierra sepan que es poderosa la mano de Yavé y vosotros conservéis siempre el temor de Yavé, vuestro Dios.
   
Capítulo 5
   
1
Cuando todos los reyes de los amorreos, a occidente del Jordán, y todos los reyes de los cananeos de cerca del mar supieron que Yavé había secado las aguas del Jordán hasta que ellos pasaron, desmayó su corazón, y perdieron todo su valor ante los hijos de Israel.
   
 
Circuncisión
   
2
Entonces dijo Yavé a Josué: “Hazte cuchillos de piedra y circuncida a los hijos de Israel.
3
Hízose Josué cuchillos de piedra y circuncidó a los hijos de Israel en el collado de Aralot (collado de los Prepucios).
4
He aquí por qué los circuncidó Josué: Todos los salidos de Egipto, los varones, todos los hombres de guerra, habían muerto en el desierto, durante el camino, después de la salida de Egipto.
5
El pueblo que salió estaba circuncidado; pero los nacidos en el desierto durante el camino después de la salida de Egipto no habían sido circuncidados;
6
pues los hijos de Israel anduvieron durante cuarenta años por el desierto, hasta que perecieron todos los hombres de guerra salidos de Egipto, por no haber escuchado la voz de Yavé. Yavé les había jurado que no les dejaría ver la tierra que conjuramento había prometido a sus padres darles, la tierra que mana leche y miel.
7
Los hijos de aquéllos les sucedieron en su lugar, y éstos son los que circuncidó Josué, porque estaban sin circuncidar, pues no habían sido circuncidados durante el camino.
8
Cuando todos se circuncidaron, quedáronse en el campamento hasta curarse;
9
y Yavé dijo a Josué: “Hoy he quitado de sobre vosotros el oprobio de Egipto.” Y aquel lugar fue llamado Caígala hasta hoy.
   
 
La Pascua
   
10
Los hijos de Israel acamparon en Gálgala; y allí, el día catorce del mes, celebraron la Pascua, a la tarde, en los llanos de Jericó.
11
Comieron de los frutos de la tierra desde el día después de la Pascua: panes ácimos y trigo tostado ya aquel mismo día;
12
y el día siguiente de comer de los frutos de la tierra, no tuvieron ya el maná, y comieron ya aquel año de los frutos de la tierra de Canán.
   
 
Aparición a Josué
   
13
Estando Josué cerca de Jericó, alzó los ojos y vio que estaba un hombre delante de él, en pie, con la espada desnuda en la mano; y Josué se fue hacia él y le dijo: “¿Eres de los nuestros o de los enemigos?”
14
Y él le respondió: “No; soy un príncipe del ejército de Yavé, que vengo ahora.”
15
Entonces Josué se prosternó rostro a tierra, y adorando, dijo: “¿Qué es lo que manda mi señor a su siervo?”
16
El príncipe del ejército de Yavé dijo a Josué: “Descalza tus pies, pues el lugar que pisas es santo.” Hízolo así Josué.
   
Capítulo 6
Toma de Jericó
   
1
Tenía Jericó cerradas las puertas y bien echados sus cerrojos por miedo a los hijos de Israel, y nadie salía ni entraba en ella.
2
Yavé dijo a Josué: “Mira, he puesto en tus manos a Jericó, a su rey y a todos sus hombres de guerra.
3
Marchad vosotros, todos los hombres de guerra, en torno a la ciudad, dando una vuelta en derredor suyo. Así haréis por seis días;
4
siete sacerdotes llevarán delante del arca siete trompetas resonantes. Al séptimo día daréis siete vueltas en derredor de la ciudad, yendo los sacerdotes tocando sus trompetas.
5
Cuando ellos toquen repetidamente el cuerno potente y oigáis el sonar de las trompetas, todo el pueblo se pondrá a gritar fuertemente, y las murallas de la ciudad se derrumbarán. Entonces subirá el pueblo, cada uno enfrente de sí.”
6
Josué, hijo de Nun, llamó a los sacerdotes y les dijo: “Llevad el arca de la alianza, y que siete sacerdotes vayan con siete trompetas resonantes delante del arca de Yavé.”
7
Dijo también al pueblo: “Marchad y dad también una vuelta a la ciudad, yendo los armados delante del arca de Yavé.”
8
Así que Josué hubo hablado al pueblo, los siete sacerdotes con las siete trompetas resonantes iban tocando las trompetas delante de Yavé, y el arca de la alianza de Yavé iba en pos de ellos.
9
Los hombres de guerra iban delante de los sacerdotes que tocaban las trompetas, y la retaguardia, detrás del arca. Durante la marcha se tocaban las trompetas.
10
Josué había dado al pueblo esta orden: “No gritéis ni hagáis oír vuestra voz, ni salga de vuestra boca una palabra hasta el día en que yo os diga: Gritad. Entonces gritaréis.”
11
El arca de Yavé dio una vuelta en derredor de la ciudad, una vuelta sola, y se volvieron al campamento, donde pasaron la noche.
12
Al día siguiente se levantó Josué bien de mañana y los sacerdotes llevaron el arca de Yavé.
13
Los siete sacerdotes que llevaban las siete trompetas resonantes delante del arca de Yavé se pusieron en marcha tocando las trompetas. Los hombres de guerra iban delante de ellos, y detrás la retaguardia seguía al arca de Yavé; y durante la marcha iban tocando las trompetas
14
Dieron el segundo día la vuelta en derredor de la ciudad y se volvieron al campamento; esto mismo hicieron por siete días.
15
Al día siguiente se levantaron con el alba, y dieron del mismo modo siete vueltas alrededor de la ciudad.
16
A la séptima, mientras los sacerdotes tocaban las trompetas, Josué dijo al pueblo: “Gritad, porque Yavé os entrega la ciudad.
17
La ciudad será dada a Yavé en anatema, con todo cuanto en ella hay. Sólo Rahab, la cortesana, vivirá, ella y cuantos con ella estén en su casa, por haber escondido a los exploradores que habíamos mandado.
18
Guardaos bien de lo dado al anatema, no sea que, tomando algo de lo que así habéis consagrado, hagáis anatema el campamento de Israel y traigáis sobre él la confusión.
19
Toda la plata, todo el oro y todos los objetos de bronce y de hierro serán consagrados a Yavé y entrarán en su tesoro.”
20
Los sacerdotes tocaron las trompetas, y cuando el pueblo, oído el sonido de las trompetas, se puso a gritar clamorosamente, las murallas de la ciudad se derrumbaron, y cada uno subió a la ciudad frente de sí.
21
Apoderándose de la ciudad, dieron al anatema todo cuanto en ella había, y al filo de la espada a hombres y mujeres, niños y viejos, bueyes, ovejas y asnos.
22
Pero Josué dijo a los dos exploradores: “Entrad en la casa de Rahab, la cortesana, y sacad a esa mujer con todos los suyos, como se lo habéis jurado.”
23
Los jóvenes, los espías, entraron y sacaron a Rahab, a su padre, a su madre, a sus hermanos y a todos los suyos, y los pusieron en lugar seguro, fuera del campamento de Israel.
24
Los hijos de Israel quemaron la ciudad con todo cuanto en ella había, salvo la plata y el oro y todos los objetos de bronce y de hierro, que pusieron en el tesoro de la casa de Yavé.
25
Josué dejó la vida a Rahab, la cortesana, y a la casa de su padre, que habitó en medio de Israel hasta hoy, por haber ocultado a los enviados por Josué a explorar a Jericó.
26
Entonces juró Josué, diciendo: “Maldito de Yavé quien se ponga a reedificar esta ciudad de Jericó. Al precio de la vida de su primogénito ponga los cimientos; al precio de la de su hijo menor ponga las puertas.”
27
Yavé fue con Josué, y su fama se extendió por toda la tierra.
   
Capítulo 7
Pecado de Acán
   
1
Los hijos de Israel cometieron una prevaricación en lo del anatema. Acán, hijo de Jarmi, hijo de Zabdi, hijo de Zare, de la tribu de Judá, se apropió objetos de los dados al anatema, y la cólera de Yavé se encendió contra los hijos de Israel.
 
 
Desastre en Hai
 
2
Josué mandó desde Jericó hombres hacia Hai, que está al oriente de Betel, y les dijo: “Id a explorar la tierra.” Llegaron y reconocieron Hai.
3
De vuelta a Josué, le dijeron: “No se necesita que el pueblo todo se ponga en marcha contra esa ciudad. Dos o tres mil hombres que suban bastarían para tomar a Hai, pues sus habitantes son pocos en número; no es preciso que todo el pueblo se fatigue.”
4
Pusiéronse, pues, en marcha unos tres mil hombres, que emprendieron la fuga ante los hombres de Hai.
5
Las gentes de Hai les mataron unos treinta y seis hombres y los persiguieron desde la puerta hasta Sebarim, batiéndolos en la bajada. El corazón del pueblo desmayó y perdió todo valor.
 
 
El castigo de Acán
 
6
Josué rasgó sus vestiduras, y se postró rostro en tierra ante el arca de Yavé, hasta por la tarde, él y los ancianos de Israel, y echaron polvo sobre sus cabezas.
7
Josué dijo: “¡Oh Señor, Yavé! ¿por qué has hecho pasar el Jordán a este pueblo, para entregarnos en manos de los amorreos y que nos aniquilen? ¡Ojalá hubiéramos intentado quedarnos al otro lado del Jordán!
8
Por favor, Yavé, ¿qué voy a poder decir yo después de haber vuelto Israel las espaldas ante los enemigos?
9
Lo sabrán los cananeos y todos los habitantes del país, y nos envolverán, haciendo desaparecer nuestro nombre de la tierra. Y ¿qué harás entonces por tu gran nombre?”
10

Yavé dijo a Josué: “Levántate; ¿por qué te echas sobre tu rostro?

11
Israel ha pecado y ha llegado a traspasar mi alianza, la que yo le he mandado guardar, hasta tomar cosas de las dadas al anatema, robarlas, mentir y guardarlas entre sus enseres.
12
Por eso los hijos de Israel no han podido resistir ante sus enemigos y les dieron las espaldas, porque han venido a ser anatema. Ya no estaré yo en adelante en medio de ellos si no quitáis de en medio de vosotros el anatema.
13
Levántate, santifica al pueblo, y diles: Santifícaos para mañana, porque así dice Yavé, Dios de Israel: Hay en medio de ti, ¡oh Israel!, un anatema, y no podrás resistir ante el enemigo mientras no hayas quitado el anatema de en medio de vosotros.
14
Os presentaréiss mañana por tribus; y la tribu que Yavé designe, se acercará por clanes; y el clan que Yavé señale, se acercará por familias; y la familia que determine Yavé, se acercará por varones.
15
El que fuere sorprendido en anatema, será quemado al fuego con cuanto tiene por haber traspasado la alianza de Yavé y haber cometido en Israel una infamia.”
16
Al día siguiente, de mañana, Josué hizo que se acercara Israel por tribus, y fue señalada la tribu de Judá.
17
Hizo acercarse a las familias de Judá, y fue señalada la familia de Zare. Hizo acercarse a la familia de Zare, por casas, y fue señalada la casa de Zabdi.
18
Hizo presentarse a la casa de Zabdi, por varones, y fue designado Acán, hijo de Carmí, hijo de Zabdi, hijo de Zeraj, de la tribu de Judá.
19
Dijo entonces Josué a Acán: “Hijo mío, da gloria a Yavé, Dios de Israel, y tribútale alabanza, manifestándome lo que has hecho, sin ocultármelo.”
20
Acán respondió a Josué, diciendo: “Es cierto, soy yo el que ha pecado contra Yavé, Dios de Israel. He aquí lo que he hecho:
21
Vi entre los despojos un hermoso manto de Senaar, doscientos siclos de plata y una barra de oro de cincuenta siclos de peso; y codicioso los tomé, y los enterré en medio de mi tienda, poniendo debajo el dinero.”
22
Josué mandó entonces comisionados, que fueron corriendo a la tienda y vieron los objetos enterrados en la tienda de Acán, y debajo el dinero.
23
Tomáronlo de en medio de la tienda y se lo llevaron a Josué y a los hijos de Israel, y lo depositaron ante Yavé.
24
Tomó entonces Josué a Acán, hijo de Zeraj; la plata, el manto, la bara de oro, sus hijos, sus hijas, sus vacas, sus asnos y todo lo que le pertenecía, y, acompañado de Israel en pleno, los hizo subir al valle de Acor.
25
Dijo entonces Josué: “¿Por qué nos atrajiste la adversidad? ¡Que Yavé hoy te traiga la desgracia!” E Israel en pleno le lapidó, prendiéndole luego fuego y lanzándole piedras,
26
y echaron sobre Acán un gran montón de piedras, que todavía hoy subsiste. Yavé aplacó el ardor de su cólera. Por eso se llamó a aquel lugar valle de Acor, hasta el día de hoy.
   
Capítulo 8
Toma de Hai
   
1
Yavé dijo a Josué: “No temas ni te acobardes. Toma contigo a todos los hombres de guerra, levántate y sube contra Hai. Mira, pongo en tus manos al rey de Hai, a su pueblo, su ciudad y su territorio.
2
Trata a Hai y a su rey como trataste a Jericó y a su rey; pero el botín y el ganado tomadlo para vosotros. Pon una emboscada detrás de la ciudad.”
3
Josué se dispuso a subir con todos los hombres de guerra contra Hai. Escogió treinta mil, todos ellos hombres valerosos, y los hizo partir de noche, dándoles esta orden:
4
“Estad sobre aviso; poneos en emboscada detrás de la ciudad, sin alejaros mucho, y estad todos prontos.
5
Yo, con la gente que llevo conmigo, nos acercaremos a la ciudad, y cuando salgan a nuestro encuentro como la primera vez, huiremos ante ellos.
6
Ellos saldrán en persecución nuestra; y cuando los hayamos atraído lejos de la ciudad, porque se dirán: Huyen delante de nosotros, como la primera vez;
7
entonces, saliendo vosotros de la emboscada, os apoderáis de la ciudad. Yavé, vuestro Dios, la entregará en vuestras manos.
8
Cuando la hayáis tomado, la incendiaréis. Haced según lo que ha dicho Yavé. Ved, ésas son mis órdenes.”
9
Josué los hizo partir; y ellos fueron a ponerse en emboscada entre Betel y Hai, al occidente de Hai. Josué pasó la noche en medio del pueblo.
10
Levantóse Josué bien de mañana; y después de revisar al pueblo, avanzó a la cabeza de él, él y los ancianos de Israel, contra Hai.
11
Todos los hombres de guerra que estaban con él subieron y se acercaron; llegados frente a Hai, se detuvieron al norte de la ciudad, teniendo el valle entre ellos y Hai.
12
Tomó Josué unos cinco mil hombres, y los puso en emboscada entre Betel y Hai, al occidente de la ciudad.
13
Luego que todo el pueblo hubo tomado posiciones al norte de la ciudad, y la emboscada al occidente de ella, avanzó Josué durante la noche al medio del valle.
14
Cuando el rey de Hai vio esto, se levantó de prisa, bien de mañana, para combatir a los hijos de Israel. Y sin saber que detrás de la ciudad había una emboscada contra ella, el rey con todo su pueblo se dirigió a un cierto lugar del llano.
15
Josué y todo Israel, fingiéndose derrotados por ellos, huyeron por el camino del desierto;
16
se reunió toda la gente que había en la ciudad, para perseguirlos con gran griterío, y persiguieron a Josué, que los alejó así de la ciudad.
17
No hubo ni uno de Hai que no saliera tras de Israel y le persiguiera, dejando abierta la ciudad.
18
Yavé dijo a Josué: “Tiende hacia Hai el dardo que llevas en la mano, porque voy a poner en tu poder la ciudad.” Josué tendió hacia la ciudad el dardo que tenía en la mano,
19
y las gentes de la emboscada se levantaron prestamente del lugar donde estaban, y, corriendo, entraron en la ciudad, se apoderaron de ella y le pusieron fuego.
20
Cuando los de Hai miraron atrás y vieron el humo que de la ciudad subía al cielo, ya no pudieron ponerse en salvo por ningún lado; pues el pueblo, que huía camino del desierto, se volvió contra los que le perseguían.
21
Josué y todo Israel, viendo que la ciudad había sido tomada por los emboscados y cómo subía el humo de la ciudad, se volvieron y derrotaron a los de Hai;
22
los otros salieron de la ciudad a su encuentro; los de Hai se vieron envueltos por los de Israel, de un lado por unos, del otro por otros; y los de Israel los batieron, sin dejar ni un superviviente ni un fugitivo;
23
cogieron vivo al rey de Hai y se lo llevaron a Josué.
24
Cuando Israel hubo acabado de exterminar en el campo a todos los habitantes de Hai, camino del desierto, por donde los habían perseguido, y todos hasta el último hubieron sido pasados a filo de espada, todo Israel se volvió a la ciudad y la pasaron también a filo de espada.
25
El número de muertos aquel día fue de doce mil hombres y mujeres, todas las gentes de Hai.
26
Josué no retiró la mano que tenía tendida con el dardo hasta que no hubo dado el anatema a todos los habitantes de Hai
27
Los de Israel sólo reservaron para ellos el ganado y el botín de esta ciudad, como Yavé se lo había mandado a Josué.
28
Josué quemó a Hai, convirtiéndola en un montón de ruinas, que todavía hoy subsiste.
29
Hizo colgar de un árbol al rey de Hai y le dejó allí hasta la tarde; a la puesta del sol dio orden de tomar el cadáver y arrojarlo a la puerta de la ciudad, echando sobre él un gran montón de piedras, que todavía subsiste hoy.
   
 
Confirmación de la alianza
   
30
Entonces Josué edificó un altar a Yavé sobre el monte Ebal,
31
según la orden que Moisés, siervo de Dios, había dado a los hijos de Israel, como está escrito en el libro de la Ley de Moisés; un altar de piedras brutas, a las cuales no había tocado el hierro. Ofrecieron en él holocaustos a Yavé y sacrificios eucarísticos.
32
Allí, sobre las piedras, escribió Josué una copia de la ley que Moisés había escrito delante de los hijos de Israel.
33
Todo Israel, sus ancianos, sus oficiales y sus jueces estaban a los dos lados del arca, ante los sacerdotes hijos de Leví que llevaban el arca de la alianza de Yavé; los extranjeros, lo mismo que los hijos de Israel, una mitad del lado del monte Garizim, otra mitad del lado del monte Ebal, según la orden que Moisés, siervo de Dios, había dado antes, para comenzar a bendecir al pueblo de Israel.
34
Leyó después Josué todas las palabras de la Ley, la bendición y la maldición, conforme a todo lo que está escrito en el libro de la Ley.
35
Ni una palabra de cuanto había prescrito Moisés se omitió en la lectura que hizo Josué, en presencia de toda la asamblea de los hijos de Israel, de mujeres y niños, y de los extranjeros que iban en medio de ellos.
   
Capítulo 9
Estratagema de los gabaonitas
   
1
Cuando supieron estos sucesos todos los reyes del lado de acá del Jordán, los de la montaña y los del llano y los de las costas del mar Grande, frente al Líbano, los jeteos, los amorreos, los cananeos, los fereceos, los jeveos y los jebuseos,
2
se unieron todos para combatir a Josué y a Israel de común acuerdo.
3
Los habitantes de Gabaón, al saber cómo había tratado Josué a Jericó y a Hai,
4
recurrieron a la astucia y se pusieron en camino, llevando provisiones para el viaje. Tomaron sacos viejos sobre sus asnos, cueros viejos de vino, rotos y remendados;
5
zapatos viejos y recosidos para sus pies, y se pusieron vestidos viejos; todo el pan que traían para el camino estaba duro y hecho migas.
6
Llegaron a Josué, al campamento de Gálgala, y le dijeron a él y a los de Israel: “Venimos de muy lejanas tierras para hacer alianza con vosotros; hagámosla, pues.”
7
Y los de Israel respondieron a aquellos jeveos: “Quizá vosotros habitáis en medio nuestro; ¿cómo vamos a poder hacer alianza con vosotros?”
8
Ellos respondieron a Josué: “Somos siervos tuyos.” Y Josué les dijo: “¿Quiénes sois y de dónde venís?”
9
Respondieron ellos: “Tus siervos vienen de muy lejanas tierras, por fama de Yavé, tu Dios, pues hemos oído hablar de cuanto hizo en Egipto
10
y de lo que ha hecho a los reyes de los amorreos de la otra parte del Jordán, Seón, rey de Hesebón, y Og, rey de Basán, que habitaba en Astarot.
11
Por eso nuestros ancianos y todos los habitantes de nuestra tierra nos han dicho: Tomad con vosotros provisiones para el camino, e id a su encuentro y decidles: Somos siervos vuestros, haced alianza con nosotros.
12
Aquí tienes nuestro pan; estaba caliente cuando lo cogimos en nuestras casas para el camino, el día en que partimos para venir a vosotros; y ahora, como veis, está seco y en migajas;
13
estos odres de vino eran nuevos cuando los llenamos; y ya los veis, rotos; nuestros vestidos y nuestros zapatos se han hecho viejos por lo largo del camino.”
14
Los de Israel tomaron de sus provisiones, y sin consultar a Yavé,
15
Josué les otorgó la paz y concertó con ellos que les dejaría la vida, y también los príncipes de la asamblea les juraron.
16
Tres días después de concertada la alianza supieron que eran vecinos suyos y que habitaban en medio de ellos.
17
Los hijos de Israel partieron y llegaron a sus ciudades al tercer día. Eran sus ciudades Gabaón, Cafirá, Beriot y Quiriat-Jearim.
18
No los destruyeron, por el juramento que los príncipes de la asamblea les habían hecho por el nombre de Yavé, Dios de Israel; pero toda la asamblea murmuraba contra los príncipes.
19
Los príncipes dijeron a la asamblea: “Nosotros les hemos jurado por Yavé, Dios de Israel; no podemos, pues, tocarlos;
20
pero he aquí cómo los trataremos: les dejaremos la vida, por no atraer sobre nosotros la cólera de Yavé, por el juramento que les hemos hecho”;
21
y añadieron los príncipes: “Que vivan, pues, pero que sirvan de leñadores y aguadores para toda la congregación”; y se hizo como los príncipes dijeron.
22
Josué hizo llamar a los gabaonitas, y les habló así: “¿Por qué nos habéis engañado, diciendo: Estamos muy alejados de vosotros, cuando habitáis en medio de nosotros?
23
Ahora, pues, malditos sois, y no dejaréis de ser esclavos, para cortar la leña y sacar el agua para la casa de mi Dios.”
24
Ellos respondieron a Josué, diciendo: “Es que supimos la orden que Yavé, tu Dios, había dado a Moisés, su siervo, de que toda la tierra se os entregara y de que todos sus habitantes fueran exterminados delante de vosotros. Por eso tuvimos gran miedo por nuestras vidas y por eso hemos hecho esto.
25
Estamos en tus manos; trátanos como te parezca bueno y justo tratarnos.”
26
Josué hizo de ellos lo que había dicho, y los libró de la mano de los hijos de Israel, para que no los matasen;
27
pero los destinó desde entonces a cortar la leña y a sacar el agua para la asamblea y para el altar de Yavé, en el lugar que Yavé eligiese, lo que hacen todavía hoy.
   
Capítulo 10
Coalición de los reyes del Mediodía y batalla de Gabaón
   
1
Al saber Adonisedec, rey de Jerusalén, que Josué se había apoderado de Hai y que la había dado al anatema — como había hecho con Jericó y su rey, así hizo con Hai y su rey — y que los habitantes de Gabaón habían hecho paces con los de Israel y moraban entre ellos,
2
temieron mucho, porque Gabaón era una gran ciudad, como una de las ciudades reales, más grande todavía que Hai, y sus hombres eran valientes.
3
Adonisedec, rey de Jerusalén, mandó decir a Oham, rey de Hebrón; a Faram, rey de Jerimot; a Jafia, rey de Laquis, y a Dabir, rey de Eglón:
4
“Subid a mí y prestadme vuestra ayuda para combatir a Gabaón, que ha hecho paces con Josué y con los hijos de Israel.”
5
Cinco reyes de los amorreos, el rey de Jerusalén, el rey de Hebrón, el rey de Jerimot, el rey de Laquis y el rey de Eglón, se juntaron y subieron con todos sus ejércitos, y acamparon cerca de Gabaón, asediándola.
6
Los de Gabaón mandaron a decir a Josué, al campamento de Gálgala: “No dejes de socorrer a tus siervos; sube prestamente a nosotros y socórrenos, porque se han coaligado contra nosotros todos los reyes de los amorreos que habitan en la montaña.”
7
Josué subió de Gálgala, él y todos los hombres de guerra con él, todos los valientes guerreros.
8
Yavé había dicho a Josué: “No los temas, porque te los entregaré en tus manos y ninguno de ellos podrá resistir ante ti.”
9
Josué se echó sobre ellos de improviso; habían hecho la marcha desde Gálgala, andando toda la noche.
10
Yavé arrojó en medio de ellos la turbación ante Israel, e Israel los derrotó junto a Gabaón; y persiguiéndolos por el camino que va a Betorón, los batió hasta Azeca y Maceda.
11
Cuando iban huyendo delante de los hijos de Israel en la bajada de Betorón, Yavé hizo caer sobre ellos grandes piedras del cielo hasta Azeca, y murieron muchos, siendo más los muertos por las piedras de granizo que los muertos por la espada de los hijos de Israel.
12
Aquel día, el día en que Yavé entregó a los amorreos en las manos de los hijos de Israel, habló Josué a Yavé, y a la vista de Israel, dijo: “Sol, detente sobre Gabaón; y tú, luna, sobre el valle de Ayalón.
13
Y el sol se detuvo, y se paró la luna, hasta que la gente se hubo vengado de sus enemigos.” ¿No está esto escrito en el libro de Jaser? El sol se detuvo en medio del cielo, y no se apresuró a ponerse, casi un día entero.
14
No hubo, ni antes ni después, día como aquel en que obedeció Yavé a la voz de un hombre, porque Yavé combatía por Israel.
15
Josué, con todo Israel, se tornó al campamento, a Gálgala.
16
Los cinco reyes huyeron y se refugiaron en la caverna de Maceda.
17
Se lo comunicaron a Josué, diciendo: “Han sido hallados los cinco reyes, escondidos en la caverna de Maceda.”
18
Josué dijo: “Rodad grandes piedras a la boca de la caverna, y poned a unos cuantos hombres que la guarden,
19
pero vosotros no os paréis; perseguid al enemigo y picadle la retaguardia; no los dejéis entrar en sus ciudades, porque Yavé, vuestro Dios, los ha entregado en vuestras manos.”
20
Cuando Josué y los hijos de Israel los hubieron enteramente derrotado y batido, hasta exterminarlos, y se refugiaron en las ciudades fuertes los que pudieron escapar,
21
se vino todo el pueblo tranquilamente al campamento, a Josué, en Maceda, sin que hubiera quien moviese la lengua contra los hijos de Israel.
22
Josué dijo: “Abrid la boca de la caverna, sacad a los cinco reyes y traédmelos.”
23
Lo hicieron así, llevando a los cinco reyes, que sacaron de la caverna: el rey de Jerusalén, el rey de Hebrón, el rey de Jerimot, el rey de Laquis y el rey de Eglón.
24
Una vez delante de Josué, llamó éste a todos los hombres de Israel y dijo a los jefes de los hombres de guerra que le habían acompañado: “Acercaos y poned vuestro pie sobre el cuello.” Ellos se acercaron y pusieron su pie sobre su cuello,
25
y Josué dijo: “No temáis y no os acobardéis; sed firmes y valientes, pues así tratará Yavé a todos vuestros enemigos, contra los cuales combatís.”
26
Después Josué hizo darles muerte y los mandó colgar de cinco árboles, y allí estuvieron colgados hasta la tarde.
27
Al ponerse del sol los hizo bajar de los árboles y echarlos en la caverna donde se habían escondido, y pusieron a la boca de la caverna grandes piedras, que todavía se ven hoy allí.
 
 
Conquista del mediodía
 
28
Aquel mismo día se apoderó Josué de Maceda y la destruyó con todos los vivientes que en ella había y su rey, pasándola a filo de espada. Dio al anatema la ciudad, y a todos los vivientes que en ella había, sin dejar uno solo, y trató a su rey como había tratado al de Jericó.
29
Pasó Josué con todo Israel de Maceda a Libna y la atacó.
30
Yavé la entregó también a las manos de Israel, con su rey; y la pasó a filo de espada a ella y a cuantos en ella había, sin dejar escapar uno, y a su rey le trató como había tratado al de Jericó.
31
Pasó luego Josué, y con él todo Israel, de Libna a Laquis, y la atacó, acampando ante ella.
32
Yavé entregó a Laquis en las manos de Israel, que la tomó al segundo día, y la pasó a filo de espada, con todos los vivientes que en ella había, como había hecho en Libna.
33
Entonces Horam, rey de Gazer, subió para socorrer a Laquis; pero Josué le derrotó a él y a su pueblo, sin dejar escapar a nadie.
34
Josué, y con él todo Israel, pasó de Laquis a Eglón; pusieron su campo junto a la ciudad y la atacaron.
35
Aquel mismo día la tomaron y pasaron a filo de espada a todos los vivientes que había en ella, y la dieron al anatema, como habían hecho con Laquis.
36
Josué, con todo Israel, subió de Eglón a Hebrón y atacaron la ciudad;
37
tomada, la pasaron a filo de espada a ella y a su rey, a todas las ciudades de ella dependientes y a todos los vivientes que en ellas se hallaban, sin dejar a nadie, como lo había hecho Josué en Eglón, y la dio al anatema con todos los vivientes que en ella había.
38
Josué, y todo Israel con él, se volvió contra Dabir y la atacó.
39
Tomada, con su rey y todas las ciudades de ella dependientes, las pasaron a filo de espada, y dieron al anatema a todos los vivientes que allí había, sin dejar escapar a nadie. Josué trató a Dabir y a su rey corno había tratado a Hebrón.
40
Josué batió toda la tierra, la montaña, el mediodía, los llanos y las pendientes con todos sus reyes, sin dejar escapar a nadie y dando al anatema a todo viviente, como lo había mandado Yavé, Dios de Israel.
41
Batiólos Josué desde Cadesbarne hasta Gaza y todo el territorio de Gosén hasta Gabaón.
42
Capturó Josué a todos sus reyes y toda su tierra en una sola expedición, porque Yavé, Dios de Israel, combatió por Israel.
43

Después Josué, y todo Israel con él, tornó al campamento, a Gálgala.

   
Capítulo 11
Coalición de los reyes del Norte. Su derrota y conquista de los territorios
   
1
Al tener noticia de estos sucesos Jabín, rey de Jasor, mandó una embajada a Jobab, rey de Madón; al rey de Simerón, al rey de Acsaf,
2
y a los reyes que estaban al norte de la montaña, y en el Arabá, al sur de Queneret, en la llanura, y en las alturas de Dor, al occidente,
3
y a los cananeos de oriente y de occidente, a los amorreos, a los jeteos, a los fereceos, a los jebuseos de la montaña y a los jeveos del pie del Hermón, en el territorio de Masfa.
4
Salieron con ellos todos sus ejércitos, gente innumerable, como las arenas que hay a las orillas del mar, con una gran muchedumbre de caballos y carros.
5
Reuniéronse todos y vinieron a acampar concentrados junto a las aguas de Merom, para combatir a Israel.
6
Yavé dijo a Josué: “No los temas, porque mañana, a esta misma hora, yo te los daré traspasados delante de Israel: desjarretarás sus caballos y quemarás sus carros.”
7
Josué y todos los hombres de guerra llegaron de improviso cerca de las aguas de Merom, y se precipitaron sobre ellos.
8
Yavé los dio enteramente en manos de Israel, que los batió y persiguió hasta Sidón la grande, hasta las aguas de Misrefot y hasta el valle de Masfa, a oriente. Los batió, sin dejar escapar uno solo.
9
Josué los trató como Yavé se lo había dicho; desjarretó sus caballos y dio al fuego sus carros.
10
Entonces se volvió Josué y se apoderó de Jasor, pasando a su rey al filo de la espada. Jasor era antes la capital de todos estos reinos.
11
Pasaron a filo de la espada a todos los vivientes que en ella se hallaban, dándolos todos al anatema; nada quedó de cuanto vivía, y Jasor fue dado a las llamas.
12
Josué tomó todas las ciudades de estos reyes, y cogió a todos sus reyes y los pasó a filo de espada, dándolos al anatema, como se lo había mandado Moisés, siervo de Yavé.
13
Israel no quemó ninguna de las ciudades asentadas sobre montículos de ruina, fuera de Jasor, que incendió Josué.
14
Todo el botín de estas ciudades y sus ganados los tomaron los hijos de Israel para ellos; pero pasaron a filo de espada a todos los hombres, hasta exterminarlos, sin d-jar uno.
15
Lo que había mandado Yavé a Moisés, su siervo, lo mandó éste a Josué, que lo ejecutó sin quitar palabra de cuanto Yavé había mandado a Moisés.
16
Así se apoderó Josué de todo este territorio, de la montaña, de todo el mediodía, de todo el distrito de Gosen, de la llanura, del Arabá, de la montaña de Israel y de sus llanos,
17
desde la montaña desnuda que se alza hacia Seir hasta Baal Gad, en el valle del Líbano, al pie del monte Hermón. Cogió a todos sus reyes y les dio muerte.
18
La guerra que hizo Josué contra todos estos reyes duró largo tiempo;
19
no hubo ciudad que hiciese paces con los hijos de Israel, fuera de los jeveos que habitaban en Gabaón; todas las tomaron por la fuerza de las armas;
20
porque era designio de Yavé que estos pueblos endureciesen su corazón en hacer la guerra a Israel, para que Israel los diese al anatema, sin tener para ellos misericordia, y los destruyera, como Yavé se lo había mandado a Moisés.
21
En este tiempo se puso Josué en marcha y exterminó a los enaquim de la montaña de Hebrón, de Dabir y de Anab, de toda la montaña de Judá y de toda la montaña de Israel. Josué los dio al anatema con todas sus ciudades.
22
No quedó un enaquim en todo el territorio de los hijos de Israel; sólo quedaron en Gaza, en Gat y en Azoto.
23
Se apoderó Josué de todo el territorio, conforme a todo lo que Yavé había dicho a Moisés, y se lo dio en heredad a Israel por partes, según sus tribus, y la tierra descansó de la guerra.
   
Capítulo 12
Los reyes vencidos
   
1
He aquí los reyes de la tierra que batió Israel, apoderándose de sus territorios, al otro lado del Jordán, a oriente, desde el torrente del Arnón hasta el monte Hermón, y todo el Arabá, a oriente:
2
Seón, rey de los amorreos, residente en Hesebón; su dominio se extendía desde Aroer, a orillas del torrente del Arnón, y desde el medio de este valle, sobre la mitad de Galaad, hasta el torrente de Jacob, en la frontera de los hijos de Ammón;
3
sobre el Arabá hasta el mar de Queneret, a oriente, y sobre el mar del Arabá, el mar de la Sal, a oriente, hacia Betjesimot, y del lado del mediodía, al pie de las pendientes del Pasga.
4
El territorio de Og, rey de Basán, de los restos de los refaím, residentes en Astarot y en Edraí.
5
Su dominio se extendía sobre la montaña de Hermón, sobre Saleja, sobre todo Basán, hasta la frontera de Garur y de Macat y hasta la mitad de Galaad, territorio de Seón, rey de Hesebón.
6
Moisés, siervo de Dios, y los hijos de Israel los batieron; y Moisés, siervo de Yavé, dio sus territorios en heredad a los rubenitas y gaditas y a media tribu de Manasés.
7
Reyes de la tierra que batió Josué y los hijos de Israel, de este lado del Jordán, a occidente, desde Baal Gad, en el valle del Líbano, hasta la montaña desnuda que se alza hacia Seír, cuyos territorios dio Josué en heredad a las tribus de Israel, según sus familias,
8
en la montaña, en la llanura, en el Arabá, en las vertientes, en el desierto, en el Negueb; de los jeteos, de los amorreos, de los cananeos, de los fereceos, de los jeveos y de los jebuseos;
9
el rey de Jericó, el rey de Hai, cerca de Betel;
10
el rey de Jerusalén; el rey de Hebrón;
11
el rey de Jerimot; el rey de Laquis;
12
el rey de Eglón; el rey de Guezer;
13
el rey de Dabir; el rey de Gueder;
14
el rey de Jorma; el rey de Arad;
15
el rey de Libna; el rey de Odulam;
16
el rey de Maceda; el rey de Betel;
17
el rey de Tafuaj; el rey de Jefer;
18
el rey de Afeg; el rey de Sarón;
19
el rey de Madón; el rey de Jasor;
20
el rey de Simerón; el rey de Acsaf;
21
el rey de Tanac; el rey de Megiddo;
22
el rey de Cades; el rey de Janeam, en el Carmelo;
23
el rey de Dor, en las alturas de Dor; el rey de Goyim, junto a Galil;
24
el rey de Tirsa. En todo, treinta y un reyes.