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CREACION DEL UNIVERSO SEGUN EL GÉNESIS
LA HISTORIA DIVINA DE JESUCRISTO
 
 

LA SAGRADA BIBLIA

ANTIGUO TESTAMENTO

 

PARALIPÓMENOS O CRÓNICAS

Capítulo 21 Reinado de Joram
1
Josafat se durmió con sus padres y fue sepultado en la ciudad de David. Le sucedió Joram, su hijo.
2
Joram, hijo de Josafat, tuvo por hermanos a Azarías, Jejiel, Zacarías, Azarías, Micael y Sefatías, todos hijos de Josafat, rey de Judá.
3
Habíales hecho su padre grandes donaciones de plata, oro y objetos preciosos, con ciudades fuertes en Judá; pero dejó el reino a Joram, por ser el primogénito.
4
Cuando Joram se posesionó del reino y se afirmó en él, pasó a cuchillo a todos sus hermanos y a algunos jefes de Israel.
5
Tenía Joram treinta y dos años cuando comenzó a reinar, y reinó ocho años en Jerusalén.
6
Anduvo por los caminos de los reyes de Israel, como había hecho la casa de Ajab, pues tuvo por mujer a una hija de Ajab, e hizo lo malo a los ojos de Yavé.
7
Pero no quiso Yavé destruir la casa de David por la alianza que había hecho con David y la promesa que le hizo de darle siempre una lámpara a él y a sus hijos.
8
En su tiempo se rebeló Edom contra el dominio de Judá y se dio un rey.
9
Marchó Joram con sus jefes y todos sus carros, y levantándose de noche, derrotó a los de Edom, que le tenían cercado a él y a los jefes de sus carros.
10
Sin embargo, la rebelión de Edom contra el dominio de Judá dura hasta hoy. También se rebeló contra su dominio Libna porque había dejado a Yavé, Dios de sus padres.
11
Joram se hizo altos en los montes de Judá, incitó a los habitantes de Jerusalén a la prostitución idolátrica e impelió a ella a Judá.
12
Recibió un escrito del profeta Elías, que decía: “He aquí lo que dice Yavé, Dios de David, tu padre: Por no haber andado por los caminos de Josafat, tu padre, ni por los de Asa, rey de Judá,
13
antes bien por los de los reyes de Israel; por haber hecho fornicar a Judá y a los moradores de Jerusalén, como fornica la casa de Ajab, y por haber dado muerte a tus hermanos, a la casa de tu padre, que eran mejores que tú,
14
Yavé castigará a tu pueblo con una plaga muy grande, y a tus hijos, y a tus mujeres, y a tu hacienda,
15
y a ti con una violenta enfermedad, con enfermedad de tus entrañas, que aumentará de día en día, hasta que las entrañas se te salgan por la fuerza del mal.”
16
Despertó entonces Yavé contra Joram el espíritu de los filisteos y de los árabes, que habitan cerca de los cusitas,
17
los cuales subieron contra Judá, invadieron la tierra y pillaron toda la hacienda que hallaron en la casa del rey, y se llevaron a sus hijos y a sus mujeres, no quedándole otro hijo que Joacaz, el menor de todos.
18
Después de esto le hirió a él Yavé en las entrañas de una enfermedad incurable,
19
que fue creciendo de día en día, hasta que al fin del año segundo se le salieron a Joram las entrañas por la violencia del mal. Murió en medio de los más acerbos dolores, y su pueblo no quemó perfumes en su honor, como lo había hecho con sus padres.
20
Treinta y dos años tenía cuando comenzó a reinar, y reinó ocho años en Jerusalén. Se fue sin ser llorado de nadie y le sepultaron en la ciudad de David, pero no en los sepulcros de los reyes.
 
Capítulo 22 Reinado de Ocozías
1
Los habitantes de Jerusalén proclamaron sucesor de Joram a Ocozías, el menor de sus hijos, porque la tropa que había venido al campo con los árabes había dado muerte a todos los mayores que él. Así, Ocozías, hijo de Joram, fue rey de Judá.
2
Tenía Ocozías veintidós años cuando comenzó a reinar, y reinó un año en Jerusalén. Su madre se llamaba Atalía, hija de Omrí.
3
Anduvo por los caminos de la casa de Ajab, pues su madre le aconsejaba impíamente.
4
Hizo lo malo a los ojos de Yavé, como la casa de Ajab, que después de la muerte de su padre le sirvió de consejero para su perdición.
5
Llevado de sus consejos, fue con Joram, hijo de Ajab, rey de Israel, a la guerra contra Jazael, rey de Siria, a Ramot Galaad, y los sirios hirieron a Joram.
6
Volvióse éste a Jezrael para curar las heridas que los sirios le habían hecho en Ramot cuando luchaba contra Jazael, rey de Siria. Bajó Ocozías a ver a Joram, hijo de Ajab, a Jezrael, donde estaba herido;
7
y por voluntad de Dios, para su ruina, bajó Ocozías a ver a Joram; pues, llegado allí, salió con Joram al encuentro de Jehú, hijo de Nimsi, a quien Yavé había ungido para exterminar a la casa de Ajab;
8
y mientras Jehú hacía justicia con la casa de Ajab, dio con los jefes de Judá y con los hijos de los hermanos de Ocozías que estaban al servicio de Ocozías, y los mató:
9
buscó a Ocozías, que fue hallado en Samaria, donde se había escondido; le apresaron y llevaron a Jehú, que le dio muerte; sepultáronle, porque dijeron: “Es hijo de Josafat, que buscó a Yavé de todo corazón.”
Atalía, reina de Judá
10
No quedaba de la casa de Ocozías persona en edad de reinar, y Atalía, madre de Ocozías, viendo que era muerto su hijo, se alzó y exterminó a toda la estirpe real de la casa de Judá;
11
pero Josabat, hija del rey, tomó a Joás, hijo de Ocozías, y le arrebató de en medio de los hijos del rey cuando los mataban, escondiéndole a él y a su nodriza en la alcoba. Así, Josabat, hija del rey Joram, mujer del sacerdote Joyada y hermana de Ocozías, le escondió de Atalía, que no pudo matarle.
12
Seis años estuvo escondido con ellos en la casa de Dios, y era en tanto Atalía la que reinaba en la tierra.
 
Capítulo 23 Proclamación de Joás y muerte de Atalía
1
Al séptimo año revistióse Joyada de valor, y se concertó con los jefes de centenas: Azarías, hijo de Jerojam; Ismael, hijo de Jojanán; Azarías, hijo de Obed, Masaya, hijo de Adaya, y Elisafat, hijo de Zicri.
2
Recorrieron Judá y reunieron a los levitas de todas las ciudades de Judá y a los jefes de las familias de Israel, que vinieron a Jerusalén,
3
y toda la asamblea hizo alianza con el rey en la casa de Dios. Joyada les dijo: “Ahí tenéis al hijo del rey que reinará, como lo ha dicho Yavé, de los hijos de David.
4
Mirad lo que habéis de hacer: el tercio de vosotros que el día del sábado entra de servicio, sacerdotes y levitas, hará la guardia en los atrios;
5
otro tercio estará en el palacio del rey, y el otro, en la puerta del Fundamento. Todo el pueblo se reunirá en el atrio de la casa de Yavé.
6
Que no entre ni salga nadie de la casa de Yavé, fuera de los sacerdotes y levitas que están de servicio; éstos podrán entrar porque están consagrados.
7
Todo el pueblo hará la guardia de Yavé, y los levitas rodearán al rey por todas partes; cada uno tendrá las armas en su mano, y quienquiera que entrare en la casa, morirá. Estaréis con el rey cuando éste entre y salga.”
8
Los levitas y todo Judá hicieron todo lo que el sacerdote Joyada había mandado, y cada uno tomó a los suyos, los que entraban en servicio y los que salían de servicio el sábado, pues el sacerdote Joyada no exceptuó a ninguna de las divisiones.
9
El sacerdote Joyada entregó a los jefes de centenas las lanzas y los escudos grandes y pequeños, que provenían del rey David y se hallaban en la casa de Dios.
10
Hizo que rodeasen al rey, poniendo a todo el pueblo cada uno con las armas en la mano, desde el lado derecho hasta el lado izquierdo de la casa, junto al altar y por toda la casa,
11
y adelantando al hijo del rey pusieron sobre su cabeza la diadema y el testimonio y le proclamaron rey. Joyada y sus hijos le ungieron y gritaron: “¡Viva el rey!”
12
Atalía oyó el estrépito del pueblo, que corría y aclamaba al rey; vino a donde estaba el pueblo en la casa de Yavé
13
y miró. Estaba el rey sentado en su estrado, a la entrada, y los jefes y las trompetas estaban junto al rey, y todo el pueblo de la tierra daba muestras de gran alegría, y sonaban las trompetas, y los cantores, con los instrumentos de música, entonaban cánticos de alabanza. Atalía rasgó sus vestiduras y gritó: “ ¡Conspiración, conspiración!”.
14
Entonces el sacerdote Joyada, llamando a los jefes de centena que estaban al frente de las tropas, les dijo: “Sacadla de las filas, y a quienquiera que la siga, le matáis.” Pues el sacerdote dijo: “No la matéis en la casa de Yavé”.
15
Hízosele lugar y se encaminó al palacio real por la entrada de la puerta de los Caballos, y allí la mataron.
16
Joyada hizo alianza entre Yavé, el pueblo todo y el rey, de ser el pueblo de Yavé.
17
Después de esto entró todo el pueblo en el templo de Baal y lo derribaron, echando por tierra sus altares, haciendo pedazos sus imágenes, y mataron delante del altar a Matán, sacerdote de Baal.
18
Luego ordenó Joyada los oficios en la casa de Yavé por mano de los sacerdotes y levitas, según la ordenación hecha por David en la casa de Yavé, para ofrecer a Yavé holocaustos, como está escrito en la Ley de Moisés, en medio de cantos de júbilo, conforme a la ordenación de David.
19
Puso también los porteros a las puertas de la casa de Yavé para que por ninguna entrase ningún inmundo.
20
Y tomando luego a los jefes de centena, a los jefes del pueblo y al pueblo todo de la tierra, llevaron al rey de la casa de Yavé, y, llegados al medio de la puerta principal de la casa del rey, sentaron al rey sobre el trono del reino.
21
Todo el pueblo de la tierra estaba lleno de júbilo, y la ciudad se estuvo tranquila. Atalía había sido muerta a espada.
 
Capítulo Joás, rey de Judá
1
Siete años tenía Joás cuando comenzó a reinar, y reinó cuarenta años en Jerusalén. Su madre se llamaba Sibyá, de Berseba.
2
Hizo Joás lo que es recto a los ojos de Yavé todo el tiempo de vida del sacerdote Joyada.
3
Joyada tomó para Joás dos mujeres, y Joás engendró hijos e hijas.
4
Después de esto vino a Joás el pensamiento de reparar la casa de Yavé,
5
y, reuniendo a los sacerdotes y levitas, les dijo: “Salid por todas las ciudades de Judá y recoged cada año de todo Israel dinero para reparar la casa de vuestro Dios, y poned en esto gran diligencia.” Pero los levitas no se dieron prisa,
6
y llamando el rey a Joyada, sumo sacerdote, le dijo: “¿Por qué no has cuidado de que los levitas trajesen de Judá y de Jerusalén el tributo impuesto por Moisés, siervo de Dios, a toda la congregación de Israel para el tabernáculo del testimonio?
7
Pues la impía Atalía y sus hijos han saqueado la casa de Dios, empleando para servir a los baales todo lo consagrado a la casa de Yavé.”
8
Mandó entonces el rey que se hiciera un arca y la pusieran fuera, a la entrada de la casa de Yavé;
9
y se pregonó por Judá y Jerusalén que trajesen a Yavé el tributo que Moisés, siervo de Dios, había impuesto a Israel en el desierto.
10
Todos los jefes y el pueblo todo se complacieron en ello, y traían y echaban en el arca lo que había de pagarse.
11
En el momento oportuno, cuando los levitas veían que en el arca había mucho dinero, que había que entregar a los intendentes del rey, el secretario del rey y el comisario del sumo sacerdote venían a vaciar el arca y luego volvían a ponerla en su sitio, haciendo así todos los días y tomando dinero en abundancia.
12
El rey y Joyada se lo entregaban a los encargados de hacer las obras en la casa de Yavé para pagar a los canteros y carpinteros para la reparación de la casa de Yavé, así como a los herreros y broncistas para reparar la casa de Yavé.
13
Los oficiales trabajaron e hicieron las reparaciones necesarias, restituyendo a su estado la casa de Dios y consolidándola.
14
Cuando se terminaron las obras, llevaron al rey y a Joyada el resto del dinero, y de él se hicieron utensilios para la casa de Yavé, los utensilios para el servicio, copas para los holocaustos, copas y otros utensilios de oro y de plata; durante toda la vida de Joyada se ofrecieron continuamente holocaustos en la casa de Yavé.
15
Murió Joyada viejo y harto de días; tenía al morir ciento treinta años.
16
Fue sepultado en la ciudad de David, con los reyes, pues había hecho mucho bien por Israel, por Dios y por su casa.
Idolatría y castigos
17
Después de la muerte de Joyada comenzaron los príncipes a adular al rey, y éste los escuchó,
18
y dejando la casa de Yavé, Dios de sus padres, sirvieron a las aseras y a los ídolos; y vino la ira de Dios sobre Judá y sobre Jerusalén, porque se habían hecho culpables.
19
Yavé les mandó profetas para reducirlos a sí, pero no escucharon sus advertencias.
20
El espíritu de Dios descendió sobre Zacarías, hijo del sacerdote Joyada, que, presentándose ante el pueblo, dijo: “Así habla Dios: ¿Por qué quebrantáis los mandamientos de Yavé? No os vendrá bien por ello, pues si vosotros dejáis a Yavé, Yavé os dejará a vosotros”.
21
Conjuráronse contra él y de orden del rey le lapidaron en el atrio de la casa de Yavé.
22
No se acordó el rey Joás del bien que le había hecho Joyada, padre de Zacarías, y dio muerte a su hijo. Zacarías dijo al morir: “Vea Yavé y El lo demande.”
23
A la vuelta del año subió contra él el ejército de Siria, que vino a Judá y Jerusalén. Mataron de entre el pueblo a todos los príncipes de él y llevaron todos sus despojos al rey de Damasco.
24
El ejército de Siria había venido con poca gente; pero Yavé entregó en sus manos un ejército muy considerable, porque habían abandonado a Yavé, Dios de sus padres.
25
Los sirios hicieron justicia a Joás, y, una vez que se retiraron dejándole en gran dolor, conspiraron contra él sus servidores para vengar la sangre de los hijos de Joyada, sacerdote, y le dieron muerte en su lecho. Murió y fue sepultado en la ciudad de David, mas no en los sepulcros de los reyes.
26
Los que conspiraron contra él fueron Zabud, hijo de Simat, la amonita, y Jozabad, hijo de Simrit la moabita.
27
Lo que toca a sus hijos, a las grandes amenazas que hubo de soportar y a las reparaciones hechas en la casa de Dios, escrito está en el Midrás del libro de los Reyes. Le sucedió Amasías, su hijo.
 
Capítulo 25 Amasías, rey de Judá
1
Veinticinco años tenía Amasías cuando comenzó a reinar, reinando veintinueve años en Jerusalén; su madre se llamaba Jehoadán, de Jerusalén.
2
Hizo lo recto a los ojos de Yavé, pero no con un corazón perfecto del todo.
3
Luego que se afirmó en el trono, dio muerte a los siervos que habían asesinado a su padre,
4
pero no mató a sus hijos, conforme a lo que está escrito en la Ley, en el libro de Moisés, donde manda Yavé: “No morirán los padres por los hijos, ni los hijos por los padres, sino que cada uno morirá por su pecado.”
5
Reunió Amasias a Judá y constituyó, según las casas paternas, jefes de millares y de centenas por todas las ciudades de Judá y Benjamín. Hizo el censo desde los veinte años arriba, y fueron hallados trescientos mil aptos para la guerra, armados de lanza y escudo.
6
Tomó de Israel a sueldo cien mil hombres valientes por cien talentos de plata.
7
Vino a él un hombre de Dios y le dijo: “¡Oh rey!, que no vaya contigo el ejército de Israel, pues no está Yavé con Israel, con todos esos hijos de Efraím.
8
Si vas con ellos, aunque tú hagas en el combate esfuerzos de valor, Dios te hará caer ante el enemigo, porque tiene Dios poder para levantar y para derribar”.
9
Amasías dijo entonces al hombre de Dios: “¿Qué será, pues, de los cien talentos que he entregado a las tropas de Israel?” Y el hombre de Dios le respondió: “Mucho más que eso puede darte Yavé”.
10
Entonces Amasías apartó la tropa que había venido de Efraím, para que se volvieran a sus casas; ellos se irritaron fuertemente contra Judá, y se volvieron a sus casas enfurecidos.
11
Amasías se esforzó, y a la cabeza de su pueblo vino al valle de la Sal y deshizo a diez mil hombres de los hijos de Seir.
12
Los hijos de Judá apresaron vivos a diez mil, y, llevándolos a la cresta de una Roca, los despeñaron, y todos se hicieron pedazos.
13
Los de la tropa que Amasías había despedido para que no fuesen con él a la guerra se derramaron por las ciudades de Judá desde Samaria hasta Betorón, y mataron a tres mil personas y tomaron muchos despojos.
14
Al regresar Amasias de la derrota de los edomitas, trajo también consigo los dioses de los hijos de Seir, y se los puso por dioses, prosternándose ante ellos y quemándoles perfumes.
15
Encendióse el furor de Yavé contra Amasías, y le mandó un profeta, que le dijo: “¿Por qué has buscado los dioses de esas gentes, que no pudieron librar a su pueblo de tus manos?”.
16
Cuando esto le dijo el profeta, respondió él: “¿Y quién te ha hecho a ti consejero del rey? Quítate de ahí. ¿Es que quieres que te haga azotar?” El profeta se retiró, diciendo: “Yo sé que Dios ha decretado destruirte por haber hecho eso y no haber escuchado mi advertencia.”
17
Amasías, después de haber tenido consejo, mandó a decir a Joás, hijo de Joacaz, hijo de Jehú, rey de Israel: “Ven, que nos veamos las caras”.
18
Entonces Joás, rey de Israel, envió a decir a Amasías, rey de Judá: “El cardo del Líbano mandó a decir al cedro del Líbano: Da tu hija por mujer a mi hijo. pero vinieron las fieras del Líbano, pisaron y hollaron el cardo.
19
Tú te dices: He derrotado a Edom; y tu corazón se ha ensoberbecido. Quédate en tu casa. ¿Para qué has de meterte en una empresa desgraciada que será tu ruina y la ruina de Judá?”.
20
Pero Amasias no le escuchó, porque había resuelto Dios entregarle en sus manos por haber buscado a los dioses de Edom.
21
Subió pues, Joás, rey de Israel, y viéronse las caras él y Amasías, rey de Judá, en Betsames, que está en Judá;
22
y cayó Judá delante de Israel y huyeron cada uno a su casa.
23
Joás, rey de Israel, apresó en Betsames a Amasías, rey de Judá, hijo de Joás, hijo de Joacaz, y le llevó a Jerusalén, donde abrió una brecha de cuatrocientos codos desde la puerta de Efraím hasta la puerta de la esquina.
24
Tomó el oro y la plata y todos los vasos sagrados que había en la casa de Dios al cuidado de Obededom, y los tesoros del palacio real, y a los rehenes, y se volvió a Samaria.
25
Amasías, hijo de Joás, rey de Judá, vivió quince años después de la muerte de Joás, hijo de Joacaz, rey de Israel.
26
El resto de los hechos de Amasías, los primeros y los postreros, ¿no está escrito en el libro de los reyes de Judá y de Israel?
27
Después que Amasias se apartó de Yavé, tramaron una conjuración contra él en Jerusalén; y como huyera a Laquis, mandaron tras él a Laquis los conjurados, y le mataron allí.
28
Trajéronle en caballos y le sepultaron con sus padres en la ciudad de David.
 

 

Capítulo 26 Ozías, rey de Judá
1
Todo el pueblo de Judá tomó a Ozías, de edad de dieciséis años, y le puso por rey en lugar de su padre, Amasías.
2
Ozías reconstruyó Elat y la restituyó al dominio de Judá después que el rey se durmió con sus padres.
3
Dieciséis años tenía Ozías cuando comenzó a reinar, y reinó cincuenta y dos años en Jerusalén. Su madre se llamaba Jecolía, de Jerusalén.
4
Hizo lo recto a los ojos de Yavé, enteramente como lo había hecho Amasías, su padre.
5
Se dio a buscar a Yavé durante la vida de Zacarías, que le educó en el temor de Dios; y mientras él buscó a Yavé, Dios le protegió.
6
Tuvo guerra contra los filisteos, y derribó las murallas de Gat, las de Jabne y las de Azoto, y reconstruyó ciudades en el territorio de Azoto y en el de los filisteos.
7
Dios le ayudó contra los filisteos, contra los árabes que habitaban en Gur Baal y contra los meonitas.
8
Los amonitas traían presentes a Ozías, y su fama se extendió hasta las fronteras de Egipto, pues llegó a ser muy poderoso.
9
Alzó en Jerusalén torres en la puerta del Angulo, y en la del Valle y en la de la Esquina, y las fortificó.
10
Construyó torres en el desierto y excavó muchas cisternas, porque tenía muchos ganados en los valles y en el llano, y labradores y viñadores en la montaña y en el Carmel, pues era muy aficionado a la agricultura.
11
Tuvo un ejército de soldados, que iban a la guerra por bandas, contadas según el censo que de ellas hicieron el secretario Jeiel y el comisario Maseya, a las órdenes de Jananía, uno de los jefes de rey.
12
El número total de los jefes de casas paternas, de guerreros valientes, era de dos mil seiscientos,
13
que mandaban un ejército de trescientos siete mil cinco soldados, capaces de sostener al rey contra el enemigo.
14
Ozías proveyó a todo el ejército de escudos, lanzas, cascos, corazas, arcos y hondas.
15
Construyó en Jerusalén máquinas inventadas por un ingeniero, destinadas a las torres y a los ángulos, para lanzar flechas y gruesas piedras. Su fama se extendió lejos, porque supo ayudarse maravillosamente hasta llegar a ser fuerte.
16
Mas cuando se hubo fortalecido, se ensoberbeció su corazón hasta corromperse, y se rebeló contra Yavé, su Dios, entrando en el templo de Yavé para quemar incienso en el altar de los perfumes.
17
El sacerdote Azarías entró tras él con ochenta sacerdotes de Yavé, hombres valerosos,
18
que se opusieron al rey Ozías y le dijeron: “Tú, Ozías, no tienes derecho a ofrecer perfumes a Yavé. Esto pertenece a los sacerdotes, hijos de Arón, que han sido consagrados para ello. Sal del santuario, porque estás prevaricando, y no te será esto de honor ante Yavé, Dios.”
19
Enfurecióse Ozías, que tenía un incensario en la mano; y en esta su ira contra los sacerdotes, brotó la lepra en su frente en presencia de los sacerdotes, en la casa de Yavé, cerca del altar de los perfumes.
20
El sumo sacerdote, Azarías, y todos los sacerdotes, pusieron en él sus ojos, vieron la lepra sobre su frente y le arrojaron precipitadamente fuera. El mismo apresuróse a salir, porque le había herido Yavé.
21
El rey Ozías fue leproso hasta el día de su muerte, y vivió apartado en una casa, excluido de la casa de Yavé. Jotam, su hijo, estaba al frente de la casa del rey y juzgaba al pueblo de la tierra.
22
El resto de los hechos de Ozías, los primeros y los postreros, fue escrito por Isaías, hijo de Amós, profeta.
23
Ozías se durmió y fue sepultado en el campo de los sepulcros, no con los reyes de Israel, por ser leproso. Le sucedió Jotam, su hijo.
Capítulo 27 Jotam, rey de Israel
1
Veinticinco años tenía Jotam cuando comenzó a reinar, y reinó dieciséis años en Jerusalén. Su madre se llamaba Jerusa, hija de Sadoc.
2
Hizo lo recto a los ojos de Yavé, enteramente como había hecho Ozías, su padre; pero no entró, como él, en el templo de Yavé. Seguía, sin embargo, la corrupción del pueblo.
3
Jotam construyó la puerta superior de la casa de Yavé e hizo bastantes edificaciones sobre los muros de Ofel.
4
Edificó ciudades en la montaña de Judá y fortalezas y torres en el bosque.
5
Hizo la guerra contra el rey de los hijos de Ammón y los venció. Los hijos de Ammón le entregaron aquel año cien talentos de plata, diez mil coros de trigo y diez mil de cebada, y siguieron pagándole el segundo y el tercer año.
6
Jotam llegó a ser poderoso, porque se afirmó en los caminos de Yavé, su Dios.
7
El resto de los hechos de Jotam, todas sus guerras, todo cuanto hizo, está escrito en el libro de los reyes de Israel y de Judá.
8
Tenía veinticinco años cuando comenzó a reinar, y reinó dieciséis años en Jerusalén.
 
Se durmió con sus padres y fue sepultado en la ciudad de David. Le sucedió Ajaz, su hijo.