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EL EVANGELIO DE CRISTO SEGÚN SAN PABLO

PARTE MORAL

28

Sentimientos de modestia

 

Por la gracia que me ha sido dada, os digo a todos y a cada uno de vosotros: No os sobreestiméis más de lo que conviene estimaros, sino estimaos moderadamente, cada uno según Dios le repartió la medida de la fe.

 

Inútil importar actitudes propias de la Noche de los Obispos, cuando creerse más que nadie en razón del hábito, tanto en el mundo eclesial como en el laico, despertó en las tinieblas monstruos de cuyo nombre ni quiero ni acordarme. ¿La estimación del hombre dónde está sino en Dios, y todos en El, siendo todos el mismo y único Ser, que esta en Cristo, el Hombre que El creara y que amó tanto que por ese amor nos entregó a su propio Hijo? El hábito es nada, y todo lo es el espíritu de hijos de Dios que bulle en nuestro ser para alegría de todos y gozo de uno.

 

Pues a la manera que en un solo cuerpo tenemos muchos miembros, y todos los miembros no tienen la misma función

 

El Hombre es el conjunto resultante formado por todos los pueblos del Género Humano, de aquí que al decir hagamos al Hombre a nuestra Imagen y Semejanza titulase la Historia de este Proyecto de Formación: Historia del Género Humano. Es con este Hombre Universal que el Hijo se hizo una sola cosa, de manera que al unirse a nosotros y atrayendo al Padre a nosotros hizo de nuestra Historia la suya, Cabeza de nuestro Cuerpo, mediante esta Unidad Espiritual garantizándonos la vida eterna en la participación de la Indestructibilidad de Dios.

 

así nosotros, siendo muchos, somos un solo cuerpo en Cristo, pero cada miembro está al servicio de los otros miembros.

 

He aquí la Renovación de la Mente que en este Nuevo Día se abre con todo el esplendor de una luz invencible y ha de extenderse, sobre los cristianos primero, pues que son la primicia del mundo nacida de la Fe, y sobre las naciones finalmente, para alegría de todas las almas de la Humanidad, pasadas, presentes y futuras. Sólo hay un Hombre, Cristo, del que todos somos su Cuerpo, y siendo nuestra Cabeza de Origen Divino en su Naturaleza nos hace Dios partícipes de la inconmensurable Riqueza de su Espíritu.

 

Así todo tenemos dones diferentes, según la gracia que nos fue dada; ya sea la profecía, según la medida de la fe;

 

Y cual un cuerpo está compuesto de infinitas células y las células se reúnen en órganos y miembros, pero todos tienen y comparten una misma vida, así todos los hombres, empezando por los cristianos y las iglesias, somos una sola vida, que en el Espíritu de Dios se articula y desde su Voluntad se mueve en la dirección s establecida desde el Principio de la Creación de nuestro Mundo.

 

ya sea el ministerio para servir; en que enseña en la enseñanza;

 

Somos muchos y cada cual, sin embargo, es uno, sui géneris, especial, indivisible, lleno de fuerza y existencia, que se derraman en actividad propia y que Dios hace confluir para el bien de todos. La frágil mariposa poliniza el campo y la delicada flor riega con su rocío el campo de los árboles del que se alimenta el hombre. Ninguno de nosotros es pequeño ni ninguno de nosotros es grande, somos una sola cosa, un solo cuerpo en el que cada uno de nosotros, semejante a una célula, trabaja en lo suyo sabiendo que la suma del trabajo de todos produce el bien de todos.

 

el que exhorta, para exhortar; el que da, con sencillez; quien preside, presida con solicitud; quien practica la misericordia, hágalo con alegría.

¿Se queja el pie de no ser mano? ¿O la célula blanca de no ser roja? ¿El hígado de no ser oreja? Únicamente el ser humano se queja de lo que es, y su queja procede de la desvirtuación infernal a que nuestra Naturaleza fue sujeta por efecto de la guerra que le declarara a nuestro Creador uno de los hijos de Dios, sobre lo cual no consta decir más de lo que todos sabemos. Basta decir “la Caída” para saber de qué estamos hablando.

 

Vuestra caridad sea sincera, aborreciendo el mal, adhiriéndoos al bien,

 

Nos corresponde a nosotros ahora, una vez libres de la ignorancia, renovar nuestra mente para unir las manos y devenir un sólo ser, Cuerpo de una sola Cabeza, Jesucristo, nuestro Rey, Señor, Padre, Maestro, Salvador, Héroe, Sumo Pontífice, Creador y Dios. El lo es todo para nosotros y sin El no somos nada. Según lo escrito: “En Él está la vida del hombre, y sin El no se hizo nada de cuanto ha sido hecho”.

 

amándoos los unos a los otros con amor fraternal, honrándoos a porfía unos a otros.

 

Tanto más cuanto que nuestra fraternidad es a eternidad y nuestra vida en común está llamada a ser tan larga como el infinito mismo, todos los muros que levantaron las tinieblas durante los tiempo determinados para la Liberación del Diablo, nos corresponde a nosotros echarlos abajo, sin recriminaciones ni desafíos, sin condiciones previas ni póstumas, sino sencillamente como quienes dormidos cayeron en pesadilla y al levantarse se sacuden el sudor y el miedo y mirándose a los ojos se ríen de los tiempos pasados mientras caminan unidos hacia la vida eterna.

 

Sed diligentes sin flojedad, fervorosos de espíritu, como quienes sirven al Señor.

 

¿Qué otra cosa cabe? ¿Acaso el que se despierta de su pesadilla se queda en la cama a ver si cae dormido, o no es verdad que se levanta y huye de la noche como del diablo? Como del diablo tienen que huir todos los que se hayan divididos en la Fe y siendo un solo cuerpo actúan como si cada uno tuviera una cabeza distinta a la que Dios nos ha dado a todos, Jesucristo. Porque sin flojedad y diligentemente se despierta quien sirve a otro, con cuánta más diligencia habrá de hacerlo quien sirve a Dios. El fervor en este terreno, por ver quién llega ante a los pies de su Señor, es el único fervor sagrado y santo que le conviene a todo cristiano; si es hijo porque es hijo, y si es siervo porque es siervo. Pues, como está escrito: Cuando la Puerta se cierre, el que sea hallado fuera, afuera se quedará.

 

Vivid alegres con la esperanza, pacientes en la tribulación, perseverantes en la oración;

 

Una vez dentro la Esperanza de Salvación Universal es el alimento que mantiene fuertes nuestras almas y corajudos nuestros espíritus. Tribulaciones con paciencia se vencen, y tentaciones con oraciones, ¿no es eso? Porque nadie ha de creer que estando en la brecha la corrupción a que ha sido sujeta la Naturaleza Humana desde hace milenios deje de la noche a la mañana de hacer lo que le es natural. Y sin embargo el dolor compartido es menos dolor y el apoyo de muchos hace más fuerte al individuo. Divididos somos pastos de las fuerzas destructoras que buscan la aniquilación del Género Humano. Unidos, somos el resplandor de a luz que bate la oscuridad y pone en pie a todos los que duermen.

 

subvenid a las necesidades de los santos, sed solícitos en la hospitalidad.

 

¿Quién es santo sino solo Cristo? Es decir, aquél y aquéllos que dejándolo todo se han ido a tierra donde se ha cebado el mal, en todas sus formas, a predicar la Salvación con el ejemplo de su renuncia. El santo no es el que se corona una mitra, sino la monja y el fraile y el hombre y la mujer que se internan entre los desheredados y los abandonados del mundo para compartir sus dolores y aliviar sus penas. Con estos santos y a los pies de estos santos debemos poner nuestra solicitud y compartir nuestras riquezas, para que de sus manos el milagro de la multiplicación de los panes y los peces se repita todos los días. Los otros santos ¿qué son, sino papagayos y loros sirviendo la razón de sus propios designios, buscando la santidad en los padrenuestros y los avemarías y los consejos que pesan en sus bolsas como el oro del que despojan a los débiles de mente? Porque teniendo yo a Cristo por Maestro para qué necesito a hombre alguno en la Tierra para decirme que El es el Salvador del mundo. Tres son los testigos que todo hombre tiene: La Biblia, la Iglesia y los hijos de dios. Los demás, esos que aspiran a la santidad, son impostores que desvían hacia sus bolsillos la solicitud debida a los santos según Cristo. Sobre ellos el juicio de quien dicen que es su Señor.

 

Bendecid a los que os persiguen, bendecid y no maldigáis.

 

Lo dijo el Maestro, lo dijo el Discípulo. De tal palo, tal astilla.

 

Alegraos con los que se alegran, llorad con los que lloran.

 

La perversión de la naturaleza humana alcanza su degradación más execrable cuando el dolor ajeno se convierte en risa del público y la alegría del otro en envidia de uno. El deber moral de todo hijo de Dios es darle la espalda a cualquier medio que tenga por política el cultivo de semejante moral para bestias. La perfección de la moral cristiana está sobre toda ética social y sobre toda ley comunitaria. Las leyes son referencia para quien vive según normas animales. El hijo de Dios no necesita ley ninguna de referencia porque él es para sí ley, y ley con raíces en la eternidad, es decir, la Mente del propio Dios. Cultivar los frutos del espíritu es tan importante como cultivar la tierra, si abandonas la labor acabas siendo un arbusto salvaje, aunque plantado en la viña del Señor. Y si eres abonado con fertilizantes no espirituales te acabarás asemejando a quien necesita de la ley porque de por sí tiende a sujetarse a la ley de la corrupción: Querer hacer el bien y acabar haciendo el mal. ¿Un hombre así para qué vale?

 

Procurad tener unanimidad de sentimientos unos para con otros; no seáis altivos, mas allanaos a los humildes. No seáis prudentes en vuestra apreciación.

 

Siendo todos parte del mismo cuerpo la teoría de encontrarse en la diferencia la individualidad es una filosofía registrada exclusivamente para la esclavización mental de las masas. La Unidad de Pensamiento y de Sentimiento no anula la Personalidad, sino que la fortalece; no extingue el Pensamiento del Yo, sino que lo enriquece. Pero quien busca dividir a los hombres para dominarlos y convertirlos en esclavos tiene por fuerza que ver en la Unidad Universal de Pensamiento y Sentimiento el enemigo de su política y filosofía esclavista. ¿O acaso el edificio ve en la Igualdad entre sus ladrillos un delito contra la Individualidad de su partes? ¿O no es el pensamiento y el sentimiento de todas las células de un cuerpo el mismo ante una herida, ante un hecho? ¿Acaso porque el pensamiento y el sentimiento de células infinitas sean el mismo hace que este cuerpo pierda personalidad? ¿O es que ya la locura no es el efecto de la división dentro del propio cuerpo, en este caso centrado en la mente? ¿O es que el hecho de la felicidad universal rompe la felicidad individual?

 

No volváis mal por mal; procurad el bien a los ojos de todos los hombres.

 

Nuestra Fuerza es nuestra Esperanza y es desde ella que debemos articular nuestras acciones. Sabiendo que nadie es malo por naturaleza y que la ignorancia es la madre de todos los errores devolver bien por mal es nuestro Poder, tanto más benefactor cuando más terribles son las circunstancias para su ejercicio. Pues la Fe viene de las obras del que cree, hechas por Dios en el que cree para la salvación del que no cree. ¡Y qué obra más grande en nuestros tiempos de terror y corrupción que devolver bien por mal! Las ocasiones son de cada cual.

 

A ser posible y cuanto de vosotros depende, tened paz con todos.

 

Siempre estableciendo los límites que marca el derecho a la Vida y el Deber de Conservarla contra quien al matarte se mata a sí mismo y ocasiona la muerte de quien podría vivir gracias a la defensa de su vida por ti. Pues considerando que la Necesidad de la Muerte de Cristo se consumó, y porque hubo Necesidad hubo Muerte, los hijos de Dios, una vez consumado el Sacrificio Expiatorio, no estamos obligado a más Necesidad que la de llevar la Salvación hasta los confines del mundo, sin usar la Violencia como recurso, delito que le costó a Adán la Caída y a nuestros padres carnales el Castigo al pecado cometido por aquél hijo de Dios. La Paz, no la Guerra, es el instrumento de viento por el que nuestro Mensaje de Salvación Universal recorre las naciones. Ahora bien, esta Paz no anula el derecho a la Defensa.

 

No os toméis la justicia por vosotros mismos, amadísimos, antes dad lugar a la ira de Dios; pues escrito está: “A mí la venganza, yo haré justicia, dice el Señor”.

 

Ni ser hijos de Dios arrastra a tomarse la justicia por mano propia o ajena dirigida por nuestra voluntad en nombre de Dios. A la Justicia le corresponde el juicio. Y si ésta falla, más a menudo de lo que se pretende, allá con el loco que quiso burlarse de todos creyendo escapar al Poder de la Justicia Divina. Sufrir el mal con paciencia es la gloria del fuerte en el espíritu y ayudar a quien es más débil a mantenerse firme en esta fuerza, la gloria de Dios.

 

Por lo contrario, “si tu enemigo tiene hambre, dale de comer; si tiene sed, dale de beber; que haciendo así amontonáis carbones encendidos sobre su cabeza”.

 

Es de Deber, sin embargo, impedir que el Mal se expanda y le eche brasas al fuego de la cólera divina. Por lo cual:

 

No te dejes vencer del mal, antes vence al mal con el bien.

 

¿Y qué mayor bien puede hacer el hombre para vencer al Mal que hacer la Voluntad de Dios?

 

29.Obediencia a los poderes públicos

Todos han de estar sometidos a las autoridades superiores, pues no hay autoridad sino bajo Dios; y las que hay, por Dios han sido establecidas,