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EL EVANGELIO DE CRISTO
PARTE MORAL
Sentimientos de modestia
Por la gracia que me ha sido dada, os digo a todos y a cada uno de vosotros:
No os sobreestiméis más de lo que conviene estimaros, sino estimaos
moderadamente, cada uno según Dios le repartió la medida de la
fe.
Inútil importar actitudes propias
de la Noche de los Obispos, cuando creerse más que nadie en razón
del hábito, tanto en el mundo eclesial como en el laico, despertó
en las tinieblas monstruos de cuyo nombre ni quiero ni acordarme.
¿La estimación del hombre dónde está sino en Dios, y todos en
El, siendo todos el mismo y único Ser, que esta en Cristo, el
Hombre que El creara y que amó tanto que por ese amor nos entregó
a su propio Hijo? El hábito es nada, y todo lo es el espíritu
de hijos de Dios que bulle en nuestro ser para alegría de todos
y gozo de uno.
Pues a la manera que en un solo cuerpo tenemos muchos miembros, y todos los
miembros no tienen la misma función
El Hombre es el conjunto resultante
formado por todos los pueblos del Género Humano, de aquí que al
decir hagamos al Hombre a nuestra Imagen y Semejanza titulase
la Historia de este Proyecto de Formación: Historia del Género
Humano. Es con este Hombre Universal que el Hijo se hizo una sola
cosa, de manera que al unirse a nosotros y atrayendo al Padre
a nosotros hizo de nuestra Historia la suya, Cabeza de nuestro
Cuerpo, mediante esta Unidad Espiritual garantizándonos la vida
eterna en la participación de la Indestructibilidad de Dios.
así nosotros, siendo muchos, somos un solo cuerpo en Cristo, pero cada miembro
está al servicio de los otros miembros.
He aquí la Renovación de la
Mente que en este Nuevo Día se abre con todo el esplendor de una
luz invencible y ha de extenderse, sobre los cristianos primero,
pues que son la primicia del mundo nacida de la Fe, y sobre las
naciones finalmente, para alegría de todas las almas de la Humanidad,
pasadas, presentes y futuras. Sólo hay un Hombre, Cristo, del
que todos somos su Cuerpo, y siendo nuestra Cabeza de Origen Divino
en su Naturaleza nos hace Dios partícipes de la inconmensurable
Riqueza de su Espíritu.
Así todo tenemos dones diferentes, según la gracia que nos fue dada; ya sea
la profecía, según la medida de la fe;
Y cual un cuerpo está compuesto
de infinitas células y las células se reúnen en órganos y miembros,
pero todos tienen y comparten una misma vida, así todos los hombres,
empezando por los cristianos y las iglesias, somos una sola vida,
que en el Espíritu de Dios se articula y desde su Voluntad se
mueve en la dirección s establecida desde el Principio de la Creación
de nuestro Mundo.
ya sea el ministerio para servir; en que enseña en la enseñanza;
Somos muchos y cada cual, sin
embargo, es uno, sui géneris, especial, indivisible, lleno de
fuerza y existencia, que se derraman en actividad propia y que
Dios hace confluir para el bien de todos. La frágil mariposa poliniza
el campo y la delicada flor riega con su rocío el campo de los
árboles del que se alimenta el hombre. Ninguno de nosotros es
pequeño ni ninguno de nosotros es grande, somos una sola cosa,
un solo cuerpo en el que cada uno de nosotros, semejante a una
célula, trabaja en lo suyo sabiendo que la suma del trabajo de
todos produce el bien de todos.
el que exhorta, para exhortar; el que da, con sencillez; quien preside, presida con solicitud; quien practica la misericordia, hágalo con alegría.
¿Se queja el pie de no ser mano?
¿O la célula blanca de no ser roja? ¿El hígado de no ser oreja?
Únicamente el ser humano se queja de lo que es, y su queja procede
de la desvirtuación infernal a que nuestra Naturaleza fue sujeta
por efecto de la guerra que le declarara a nuestro Creador uno
de los hijos de Dios, sobre lo cual no consta decir más de lo
que todos sabemos. Basta decir “la Caída” para saber de qué estamos
hablando.
Vuestra caridad sea sincera, aborreciendo el mal, adhiriéndoos al bien,
Nos corresponde a nosotros ahora,
una vez libres de la ignorancia, renovar nuestra mente para unir
las manos y devenir un sólo ser, Cuerpo de una sola Cabeza, Jesucristo,
nuestro Rey, Señor, Padre, Maestro, Salvador, Héroe, Sumo Pontífice,
Creador y Dios. El lo es todo para nosotros y sin El no somos
nada. Según lo escrito: “En Él está la vida del hombre, y sin
El no se hizo nada de cuanto ha sido hecho”.
amándoos los unos a los otros con amor fraternal, honrándoos a porfía unos
a otros.
Tanto más cuanto que nuestra
fraternidad es a eternidad y nuestra vida en común está llamada
a ser tan larga como el infinito mismo, todos los muros que levantaron
las tinieblas durante los tiempo determinados para la Liberación
del Diablo, nos corresponde a nosotros echarlos abajo, sin recriminaciones
ni desafíos, sin condiciones previas ni póstumas, sino sencillamente
como quienes dormidos cayeron en pesadilla y al levantarse se
sacuden el sudor y el miedo y mirándose a los ojos se ríen de
los tiempos pasados mientras caminan unidos hacia la vida eterna.
Sed diligentes sin flojedad, fervorosos de espíritu, como quienes sirven al
Señor.
¿Qué otra cosa cabe? ¿Acaso
el que se despierta de su pesadilla se queda en la cama a ver
si cae dormido, o no es verdad que se levanta y huye de la noche
como del diablo? Como del diablo tienen que huir todos los que
se hayan divididos en la Fe y siendo un solo cuerpo actúan como
si cada uno tuviera una cabeza distinta a la que Dios nos ha dado
a todos, Jesucristo. Porque sin flojedad y diligentemente se despierta
quien sirve a otro, con cuánta más diligencia habrá de hacerlo
quien sirve a Dios. El fervor en este terreno, por ver quién llega
ante a los pies de su Señor, es el único fervor sagrado y santo
que le conviene a todo cristiano; si es hijo porque es hijo, y
si es siervo porque es siervo. Pues, como está escrito: Cuando
la Puerta se cierre, el que sea hallado fuera, afuera se quedará.
Vivid alegres con la esperanza, pacientes en la tribulación, perseverantes
en la oración;
Una vez dentro la Esperanza
de Salvación Universal es el alimento que mantiene fuertes nuestras
almas y corajudos nuestros espíritus. Tribulaciones con paciencia
se vencen, y tentaciones con oraciones, ¿no es eso? Porque nadie
ha de creer que estando en la brecha la corrupción a que ha sido
sujeta la Naturaleza Humana desde hace milenios deje de la noche
a la mañana de hacer lo que le es natural. Y sin embargo el dolor
compartido es menos dolor y el apoyo de muchos hace más fuerte
al individuo. Divididos somos pastos de las fuerzas destructoras
que buscan la aniquilación del Género Humano. Unidos, somos el
resplandor de a luz que bate la oscuridad y pone en pie a todos
los que duermen.
subvenid a las necesidades de los santos, sed solícitos en la hospitalidad.
¿Quién es santo sino solo Cristo?
Es decir, aquél y aquéllos que dejándolo todo se han ido a tierra
donde se ha cebado el mal, en todas sus formas, a predicar la
Salvación con el ejemplo de su renuncia. El santo no es el que
se corona una mitra, sino la monja y el fraile y el hombre y la
mujer que se internan entre los desheredados y los abandonados
del mundo para compartir sus dolores y aliviar sus penas. Con
estos santos y a los pies de estos santos debemos poner nuestra
solicitud y compartir nuestras riquezas, para que de sus manos
el milagro de la multiplicación de los panes y los peces se repita
todos los días. Los otros santos ¿qué son, sino papagayos y loros
sirviendo la razón de sus propios designios, buscando la santidad
en los padrenuestros y los avemarías y los consejos que pesan
en sus bolsas como el oro del que despojan a los débiles de mente?
Porque teniendo yo a Cristo por Maestro para qué necesito a hombre
alguno en la Tierra para decirme que El es el Salvador del mundo.
Tres son los testigos que todo hombre tiene: La Biblia, la Iglesia
y los hijos de dios. Los demás, esos que aspiran a la santidad,
son impostores que desvían hacia sus bolsillos la solicitud debida
a los santos según Cristo. Sobre ellos el juicio de quien dicen
que es su Señor.
Bendecid a los que os persiguen, bendecid y no maldigáis.
Lo dijo el Maestro, lo dijo
el Discípulo. De tal palo, tal astilla.
Alegraos con los que se alegran, llorad con los que lloran.
La perversión de la naturaleza
humana alcanza su degradación más execrable cuando el dolor ajeno
se convierte en risa del público y la alegría del otro en envidia
de uno. El deber moral de todo hijo de Dios es darle la espalda
a cualquier medio que tenga por política el cultivo de semejante
moral para bestias. La perfección de la moral cristiana está sobre
toda ética social y sobre toda ley comunitaria. Las leyes son
referencia para quien vive según normas animales. El hijo de Dios
no necesita ley ninguna de referencia porque él es para sí ley,
y ley con raíces en la eternidad, es decir, la Mente del propio
Dios. Cultivar los frutos del espíritu es tan importante como
cultivar la tierra, si abandonas la labor acabas siendo un arbusto
salvaje, aunque plantado en la viña del Señor. Y si eres abonado
con fertilizantes no espirituales te acabarás asemejando a quien
necesita de la ley porque de por sí tiende a sujetarse a la ley
de la corrupción: Querer hacer el bien y acabar haciendo el mal.
¿Un hombre así para qué vale?
Procurad tener unanimidad de sentimientos unos para con otros; no seáis altivos,
mas allanaos a los humildes. No seáis prudentes en vuestra apreciación.
Siendo todos parte del mismo
cuerpo la teoría de encontrarse en la diferencia la individualidad
es una filosofía registrada exclusivamente para la esclavización
mental de las masas. La Unidad de Pensamiento y de Sentimiento
no anula la Personalidad, sino que la fortalece; no extingue el
Pensamiento del Yo, sino que lo enriquece. Pero quien busca dividir
a los hombres para dominarlos y convertirlos en esclavos tiene
por fuerza que ver en la Unidad Universal de Pensamiento y Sentimiento
el enemigo de su política y filosofía esclavista. ¿O acaso el
edificio ve en la Igualdad entre sus ladrillos un delito contra
la Individualidad de su partes? ¿O no es el pensamiento y el sentimiento
de todas las células de un cuerpo el mismo ante una herida, ante
un hecho? ¿Acaso porque el pensamiento y el sentimiento de células
infinitas sean el mismo hace que este cuerpo pierda personalidad?
¿O es que ya la locura no es el efecto de la división dentro del
propio cuerpo, en este caso centrado en la mente? ¿O es que el
hecho de la felicidad universal rompe la felicidad individual?
No volváis mal por mal; procurad el bien a los ojos de todos los hombres.
Nuestra Fuerza es nuestra Esperanza
y es desde ella que debemos articular nuestras acciones. Sabiendo
que nadie es malo por naturaleza y que la ignorancia es la madre
de todos los errores devolver bien por mal es nuestro Poder, tanto
más benefactor cuando más terribles son las circunstancias para
su ejercicio. Pues la Fe viene de las obras del que cree, hechas
por Dios en el que cree para la salvación del que no cree. ¡Y
qué obra más grande en nuestros tiempos de terror y corrupción
que devolver bien por mal! Las ocasiones son de cada cual.
A ser posible y cuanto de vosotros depende, tened paz con todos.
Siempre estableciendo los límites
que marca el derecho a la Vida y el Deber de Conservarla contra
quien al matarte se mata a sí mismo y ocasiona la muerte de quien
podría vivir gracias a la defensa de su vida por ti. Pues considerando
que la Necesidad de la Muerte de Cristo se consumó, y porque hubo
Necesidad hubo Muerte, los hijos de Dios, una vez consumado el
Sacrificio Expiatorio, no estamos obligado a más Necesidad que
la de llevar la Salvación hasta los confines del mundo, sin usar
la Violencia como recurso, delito que le costó a Adán la Caída
y a nuestros padres carnales el Castigo al pecado cometido por
aquél hijo de Dios. La Paz, no la Guerra, es el instrumento de
viento por el que nuestro Mensaje de Salvación Universal recorre
las naciones. Ahora bien, esta Paz no anula el derecho a la Defensa.
No os toméis la justicia por vosotros mismos, amadísimos, antes dad lugar
a la ira de Dios; pues escrito está: “A mí la venganza, yo haré
justicia, dice el Señor”.
Ni ser hijos de Dios arrastra
a tomarse la justicia por mano propia o ajena dirigida por nuestra
voluntad en nombre de Dios. A la Justicia le corresponde el juicio.
Y si ésta falla, más a menudo de lo que se pretende, allá con
el loco que quiso burlarse de todos creyendo escapar al Poder
de la Justicia Divina. Sufrir el mal con paciencia es la gloria
del fuerte en el espíritu y ayudar a quien es más débil a mantenerse
firme en esta fuerza, la gloria de Dios.
Por lo contrario, “si tu enemigo tiene hambre, dale de comer; si tiene sed,
dale de beber; que haciendo así amontonáis carbones encendidos
sobre su cabeza”.
Es de Deber, sin embargo, impedir
que el Mal se expanda y le eche brasas al fuego de la cólera divina.
Por lo cual:
No te dejes vencer del mal, antes vence al mal con el bien.
¿Y qué mayor bien puede hacer
el hombre para vencer al Mal que hacer la Voluntad de Dios?
29.Obediencia a los poderes públicos
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