CRISTO RAUL DE YAVÉ Y SIÓN |
LA BIBLIA SOLARespuesta de un hijo de Dios a la Declaración de Guerra de Westminster contra la Unidad de la Plenitud de las Naciones Cristianas
SÉPTIMA PARTE
VADE RETRO SATANÁS
Los siguientes y últimos Artículos de esta Confesión
Prehistórica presbiteriana se limitan a ejercer, una vez sacada de la lavadora
el cerebro de los brutos, a asentar la tiranía de los lavanderos. Después de
haber negado que la luz de la naturaleza no es suficiente para conocer a Dios,
dice ahora:
Primer Amén
“La luz de la naturaleza demuestra que hay un Dios, que
tiene señorío y soberanía sobre todo, que es bueno y que hace bien a todos, y
por lo tanto, debe ser temido, amado, alabado, invocado, creído, servido y en
quien se debe confiar, con todo el corazón, con toda el alma y con todas las
fuerzas. Sin embargo, la forma aceptable de adoración al Dios verdadero, está
instituida por Él mismo, y está de tal manera limitada por su propia voluntad
revelada, que no debe ser adorado según las imaginaciones e invenciones de los
hombres, o según las sugerencias de Satanás; bajo ninguna representación
visible, o en alguna otra forma que no esté prescrita en la Biblia”.
Al tirano le incumbe regular hasta la forma
de acostarse y levantarse de sus esclavos. No ha parado de confesar que
Dios es un demonio repartiendo infiernos a diestro y siniestro, excepto a
la Nueva Raza Superior de los Elegidos del Norte y Centro de Europa, a los que
le regala el caramelo del Paraíso por sus bellas caras, y ahora nos viene
diciendo que Dios es bueno y que hace el bien a todos. ¿Se ha se suponer
que crear para mandar al infierno es un bien? De camino niega que
Jesucristo fuera la Imagen Visible de Dios, condena la Adoración de su Imagen y
la declara producto de Satanás. De lo cual se entiende que quien tiene fotos de
sus seres queridos es un discípulo del Diablo. Pero los hombres no teniendo
cámaras hasta hace muy poco suplieron esta carencia mediante la representación
Ideal que permite el Genio de la Pintura. ¿Justificación? Ninguna. Es obra del
Diablo. Amén.
Segundo Amén
“La adoración religiosa debe ser dada a Dios, Padre, Hijo
y Espíritu Santo, y solamente a Él; no a los ángeles, ni a los santos, ni a
ninguna otra criatura. Desde la caída, la adoración es a través de un Mediador,
pero por la mediación de ningún otro, sino solamente por la de Cristo”.
Parece decir el Abogado del Diablo que antes de la Caída,
y debe inferirse que el Confesor estuvo allí en ese tiempo, que antes de la
Caída los hombres adoraban a otros seres. No es fácil saberlo. El Confesor
padece de la locura de quienes sin haber salido jamás de su planeta se atreven
a hablar de mundos desconocidos, y a hacerlo con el absolutismo de quien
o escuchas y asientes o te corta la cabeza.
De camino el Confesor condena el Amor y la Adoración por
la persona amada.
Natural. De un soldado sangriento para el que el odio es
la fuente de su fuerza no debe esperarse que ensalce las virtudes del Amor.
Todo debe hacerse según su el Pensamiento de su Espada. ¿Hay algo más natural
que adorar a la persona que se ama? Esto hablando a lo humano. Invocando a Dios
la malignidad del artículo es procedente. ¿Ignora acaso que el Espíritu Santo
se hizo hombre? Y haciéndose hombre y teniendo un nombre ¿hay algo más natural
que adorar este Nombre? Si la Santidad es cosa de Dios y se llama a “santos” a
Pedro y a Pablo, se quiere decir que la Adoración debida al Amor debe negársele
a estos Hombres que son al Espíritu Santo lo que los miembros a nuestro cuerpo?
¿Entonces adorar a Cristo, la Cabeza del Espíritu Santo, no es un acto del
Diablo, pero adorar a su Cuerpo, sí lo es? La esquizofrenia homicida de este
Confesor Prehistórico es un fenómeno psicopatológico único en la Historia de
Europa. Un Guerrero Sangriento con las vestiduras llenas de sangre se sienta a
hacer de Teólogo, y lo hace a sabiendas que todo el mundo ve la sangre
chorreándole por la espada, con la que escribe esta Confesión en al que se
afirma en la declaración de guerra contra el Mundo Católico Latino a las
vísperas del Tratado de Westfalia que cerraría la Guerra de los Treinta Años.
Europa daría por terminada esa Guerra, pero el Reino Unido mantendría por la
eternidad su Guerra contra Europa. La Historia de Europa demuestra con Hechos
lo que las Palabras pusieron en activo.
Amén Tercero
“Siendo la oración, con acción de gracias, una parte
especial de la adoración religiosa, Dios la demanda de parte de todos los seres
humanos. Pero para que sea aceptada debe hacerse en el nombre del Hijo, con la
ayuda de su Espíritu, conforme a su voluntad, con entendimiento, reverencia,
humildad, fervor, fe, amor y perseverancia; y cuando la oración se hace en
forma oral, debe ser en un idioma conocido”.
El Puritano se declara ultra-beato.
Y como buen hipócrita no tiene reparos en acusar de beato a su enemigo
católico. Pareciera que toda la contienda anglicana se refiriera a ver quién
era más beato. Lo más alucinante es la referencia a la oración oral; ¿en qué
parte del cuerpo estaría pensando? Pudiera ser que los Britones hubiesen descubierto como orar con la punta de los
dedos de dos pies. Y claro, como a las pulgas, había que amaestrarlos.
Por otra parte el Confesor da por status quo de facto que los britones hablaban lenguas desconocidas, cuyo ejercicio
bueno fuera que se privasen a fin de que todos pudiesen decir el Padre Nuestro
pero no el de Ellos, en la Lengua Común de los Anglo Sajones.
¡Qué más dulce que el Odio!
La venganza.
Cuarto Amén
“La oración debe hacerse por cosas lícitas, y por toda
clase de personas que están con vida y por quienes vivirán más adelante, pero
no por los muertos, ni por aquellos de quienes se sepa que han cometido el
pecado de muerte”.
El Odio a los Vivos debe ser acompañado del Olvido de los
Muertos. Padres, madres, abuelos, hijos, hermanos, todos deben ser enterrados
en la tierra y una vez enterrado deben ser enterrados en la memoria.
Desterrados del mundo y de los corazones. Sea maldito, dice el Confesor, quien
ore por el alma de sus padres, de sus hermanos, de sus hijos.
El espíritu de la tiranía le sale por los poros a este
Confesor sangriento. Si se limitase a decir que no es conveniente que se ore
por el alma de los padres, ni se tenga viva su memoria en los corazones, pues
venga, un pase. Pero el tirano maldice el amor por los padres, por los hermanos,
por los hijos. ¿Es demoníaco orar por el alma de los padres?
Cuál sea ése “pecado de muerte” se sobrentiende. Negarse
a ponerse de rodillas ante los divinos, por supuesto. Atentos pues a las
normas de los nuevos dioses:
Amén Quinto
“Son partes de la normal adoración religiosa a Dios: La
lectura de la Biblia con temor piadoso, la sana predicación, y el escuchar la
Palabra conscientemente, en obediencia a Dios, con entendimiento, fe y
reverencia; el canto de los salmos con gracia en el corazón; así como también
la debida administración y digna recepción de los sacramentos instituidos por
Cristo. Además, deben usarse, de una manera santa y religiosa, en sus
diferentes tiempos y oportunidades: los juramentos religiosos, los votos, los
ayunos solemnes y acciones de gracias en ocasiones especiales”.
Y ay de aquellos que abran la boca para decir esta boca
es mía:
Sexto Amén
“Actualmente, bajo el Evangelio, ni la oración, ni
ninguna otra parte de la adoración religiosa están atadas a algún lugar, ni son
más aceptables según el lugar donde se realizan, o hacia el cual se dirigen.
Pues, Dios debe ser adorado en todo lugar, en espíritu y en verdad,
diariamente; tanto privadamente en las familias, y en lo secreto cada uno por
sí mismo. Así, también, mucho más solemnemente, en las reuniones públicas, las
cuales no deben abandonarse u olvidarse voluntariamente o por descuido, pues
Dios por medio de su Palabra o providencia nos llama a ellas”.
Hay que ser un burro para creer que Jesucristo cambió el
último día de la semana por el primero.
Amén Séptimo
“Así como es ley de la naturaleza que, en general, una
debida proporción de tiempo sea separada para la adoración a Dios; así también,
en su Palabra, mediante un mandamiento positivo, moral y perpetuo, que obliga a
todo ser humano, en todos los tiempos, Dios ha establecido específicamente un
día de cada siete, como un reposo, para ser guardado santo para Él. Desde el
principio del mundo hasta la resurrección de Cristo, este día era el último de
la semana, pero desde la resurrección de Cristo, fue cambiado al primer día de
la semana, el mismo que en la Biblia se llama Día del Señor, el cual debe
continuar hasta el fin del mundo como el Sábado cristiano”.
El Judeo-Cristianismo a la inversa, el cristiano se hace
judío. Todos beatos, todos santísimos. La Hipocresía elevada a la Trono de
Dios. Quitan Papa para ponerse ellos. Y seguir el ejemplo del hijo de Salomón,
“Mi padre os gobernó con puño de hierro, mi dedo gordo es más grueso que el
puño de mi padre”.
Y Amén Octavo
“El Sábado Cristiano es, pues, guardado santo para el
Señor, cuando los seres humanos, después de una debida preparación de sus
corazones y arreglando con anticipación sus asuntos comunes, no solamente
observan todo el día un santo reposo de sus propias labores, palabras y
pensamientos acerca de sus empleos y recreaciones seculares, sino que también
se ocupan, todo el tiempo, en el ejercicio de la adoración pública y privada, y
en los deberes de necesidad y misericordia”.
Ahora viene el Aleluya.
Jesucristo dijo “Pero yo os digo que no juréis de ninguna
manera: ni por el cielo, pues es el trono de Dios; ni por la tierra, pues es el
escabel de sus pies; ni por Jerusalén, pues es la ciudad del gran Rey, Ni por
tu cabeza jures tampoco, porque no está en ti volver uno de tus cabellos blanco
o negro. Sea vuestra palabra: Sí, sí; no, no; todo lo que pasa de esto, de mal
procede”. Estos santísimos divinos abolen las Palabra de Dios y declaran
la suya Divina.
Primer Aleluya
“Un juramento lícito es parte de la adoración religiosa.
Por medio del él, una persona, en una ocasión justa, al jurar solemnemente,
invoca a Dios como testigo de lo que afirma o promete; y para que le juzgue
según la verdad o falsedad de lo que jura.
Las personas deben jurar únicamente por el nombre de
Dios, el cual debe ser usado con toda reverencia y santo temor. Por lo tanto,
jurar en vano o precipitadamente por este nombre glorioso y terrible, o jurar
en alguna manera por cualquier otra cosa, es pecaminoso y debe ser detestado.
Además, así como en asuntos de peso y de importancia, un juramento está
autorizado por la Palabra de Dios, tanto bajo el Nuevo Testamento como bajo el
Antiguo; de modo que, cuando una autoridad legítima demanda un juramento lícito
para tales asuntos, dicho juramento deberá hacerse.
Cualquiera que hace un juramento, debe considerar
debidamente la importancia de tan solemne acto, y por lo tanto, no deberá
afirmar nada más que aquello de lo cual está plenamente persuadido ser la
verdad. Tampoco, debe persona alguna, obligarse mediante juramento a cosa
alguna, sino solamente a lo que es bueno y justo, y a lo que cree que lo es, y
a lo que es capaz y está decidido a cumplir. Además, es pecado rehusar un
juramento tocante a algo bueno y justo cuando es requerido por una autoridad
legítima.
Un juramento debe hacerse en el sentido claro y común de
las palabras, sin ambigüedad o reservas mentales. Dicho juramento no puede
obligar a pecar; pero en todo lo que no sea pecaminoso, habiéndolo hecho, su
cumplimiento es obligatorio, aun cuando sea en perjuicio propio, tampoco debe
violarse aunque se haya hecho a herejes
El voto es de naturaleza semejante a la del juramento
promisorio, y debe hacerse con el mismo cuidado religioso y cumplirse con la
misma fidelidad
El voto no debe hacerse a criatura alguna sino únicamente
a Dios. Por lo tanto, para que sea acepto, debe hacerse voluntariamente, con fe
y conciencia del deber, de manera grata por la misericordia recibida, o para la
obtención de lo que queremos. Por medio de aquel voto nos obligamos más
estrictamente a cumplir los deberes necesarios, u otras cosas en tanto y cuanto
nos conduzcan al adecuado cumplimiento de ellas.
Nadie deberá jurar que realizará cosa alguna prohibida
por la Palabra de Dios, o que impida algún deber mandado en ella, o a lo que no
está en su capacidad y para cuyo cumplimiento no tenga promesa alguna o talento
de parte de Dios. En este sentido, los votos monásticos papistas referentes a
la perpetua vida célibe, de pobreza profesa y de obediencia regular, están tan
lejos de ser grados de perfección superior, y son más bien lazos supersticiosos
y pecaminosos en los cuales ningún cristiano debe enredarse”.
Entre la Palabra de Dios o la de estos sangrientos
confesores, cada cual elija su posición. La mía, no discutir con el
Abogado del Diablo. Sigo la Ley: “Vade retro Satanás”
Segundo Aleluya:
“Dios, el supremo Señor y Rey de todo el mundo, ha
instituido a los magistrados civiles, para estar, bajo Él, sobre el pueblo,
para su propia gloria y para el bien público. Para dicho fin los ha armado con
el poder de la espada, para la defensa y estímulo de los que son buenos, y para
castigo de los malhechores.
Es lícito que los cristianos acepten y desempeñen el
oficio de magistrado cuando son llamados para ello. En la administración de
este oficio, ellos deberán mantener especialmente la piedad, la justicia y la
paz, de acuerdo a las leyes sanas de cada Estado; así que para tal fin, pueden
legalmente ahora, bajo el Nuevo Testamento, hacer guerra en ocasiones justas y
necesarias.
El magistrado civil no debe arrogarse la administración
de la Palabra y de los sacramentos, o el poder de las llaves del reino de los
cielos. Sin embargo, tiene la autoridad, y es su deber, velar para que la
unidad y la paz sean preservadas en la iglesia, para que la verdad de Dios se
conserve pura y completa, para suprimir todas las herejías y blasfemias, para
impedir o para reformar todas las corrupciones y abusos en la adoración y
disciplina, y para que todas las ordenanzas de Dios sean debidamente
establecidas, administradas y cumplidas. Para el mejor cumplimiento de todo lo
anterior, el magistrado civil tiene el poder de convocar Sínodos, y estar
presente en ellos, y asegurar que todo lo que en éstos se acuerde, esté
conforme con la mente de Dios.
El pueblo tiene el deber de orar por los magistrados,
honrar sus personas, pagarles tributos y otros derechos, obedecer sus mandatos
legítimos y estar sujetos a su autoridad por causa de la conciencia. La
infidelidad o la diferencia de religión no invalida la justa y legítima
autoridad del magistrado, ni exime al pueblo de debida obediencia a él; de la
cual las personas eclesiásticas no están exentos, y mucho menos tiene el Papa
poder alguno o jurisdicción sobre los magistrados, sobre sus dominios o sobre
alguno de los de su pueblo; y aún menos para privarlos de sus dominios, o sus
vidas, ya sea porque los juzgue que son herejes, o por cualquier otro
pretexto”.
Todos de rodillas. Al tirano le conviene la tiranía. Así
que todos a callar.
Tercer Aleluya
“El matrimonio ha de ser entre un hombre y una mujer. No
le es lícito a ningún hombre tener más de una esposa, ni a una mujer tener más
de un esposo, al mismo tiempo
El matrimonio fue instituido para la mutua ayuda entre el
esposo y la esposa, para la multiplicación de la humanidad por generación
legítima, y de la iglesia con una simiente santa; y para la prevención de la
impureza.
Es lícito para toda clase de personas que poseen la
capacidad de entendimiento dar su consentimiento para casarse. Sin embargo, es
deber de los cristianos casarse solamente en el Señor; y por lo tanto, los que
profesan la verdadera religión reformada no deben casarse con infieles, ni con
católicos romanos u otros idólatras. Los que son piadosos, tampoco deben unirse
en yugos desiguales casándose con quienes sean notoriamente malvados en su
vida, o sostengan herejías detestables.
El matrimonio no debe contraerse dentro de los grados de
consanguinidad o afinidad prohibidos en la Palabra de Dios. Ni pueden, tales
matrimonios incestuosos, legitimarse jamás por ninguna ley humana ni por el
consentimiento de las partes, para que tales personas vivan juntas como esposo
y esposa. [El hombre no debe casarse con ningún familiar de propia sangre, ni
con un familiar de su esposa que sea la más cercana en sangre. La mujer tampoco
debe casarse con sus familiares de su propia sangre, ni algún familiar de su
esposo que sea el más cercano en sangre.]
El adulterio o la fornicación cometidos después del
compromiso, si son descubiertos antes del matrimonio, dan ocasión justa a la
parte inocente para disolver el compromiso. En el caso de adulterio después del
matrimonio, es lícito para la parte inocente presentar demanda de divorcio, y
después del divorcio casarse con otra persona como si la parte ofensora
estuviese muerta.
Aunque la corrupción del ser humano sea tal, que le dé
aptitud para estudiar argumentos para separar indebidamente a aquellos que Dios
ha unido en matrimonio; sin embargo, nada excepto el adulterio, o la deserción
obstinada que no pueda ser remediada por la iglesia o el magistrado civil, es
causa suficiente para la disolución del lazo matrimonial. Si este fuese el
caso, debe observarse un procedimiento público y ordenado, y las personas
involucradas en éste no deben ser dejadas a su propia voluntad y discreción en
su propio”
Más papistas que el Papa. Natural que ordenasen la Muerte
de la Iglesia Católica. El Tirano no puede aceptar vivir a la sombra de nadie.
Aleluya Cuarto:
“La iglesia católica o universal, la cual es invisible,
consiste en el número total de los elegidos que han sido, son, y serán reunidos
en uno, bajo Cristo su cabeza; y es la esposa, el cuerpo, la plenitud de Aquél
que lo llena todo en todo.
La iglesia visible, que bajo el evangelio también es
católica o universal (no está confinada a un país, como lo estaba bajo la ley),
consiste de todos aquellos, en todo el mundo, que profesan la verdadera
religión, juntamente con sus hijos; y es el reino del Señor Jesucristo, la casa
y familia de Dios, fuera de la cual no hay posibilidad ordinaria de salvación.
A esta iglesia universal visible, Cristo le ha dado el
ministerio, los oráculos y las ordenanzas de Dios, para la reunión y perfección
de los santos en esta vida y hasta el fin del mundo; y por su presencia y
Espíritu, según su promesa, los hace eficaces para ello.
La iglesia universal ha sido algunas veces más y otras
veces menos visible. Las iglesias locales, las cuales son parte de la iglesia
universal, son más puras o menos puras, según como sea enseñada y abrazada la
doctrina del Evangelio, se administren los sacramentos, y se celebre en ellos
con mayor o menor pureza la adoración
Las iglesias más puras bajo el cielo están sujetas tanto
al error como a la impureza, y algunas se han degenerado tanto que han llegado
a ser, no iglesias de Cristo, sino sinagogas de Satanás. Sin embargo, siempre
habrá una iglesia en la tierra, para adorar a Dios conforme a su voluntad.
No hay otra cabeza de la iglesia excepto el Señor
Jesucristo; ni puede el Papa de Roma, en ningún sentido, ser cabeza de ella.
[..., sino que es aquel anticristo, aquel hombre de pecado, e hijo de
perdición, que se exalta así mismo en la iglesia contra Cristo, y contra todo
lo que es]”
1.500 años arrojados a la basura.
Aquel, pues, que escucha mis palabras y las pone por
obra, será el varón prudente, que edifica su casa sobre roca. Cayó la lluvia,
vinieron los torrentes, soplaron los vientos y dieron sobre la casa; pero no
cayó, porque estaba fundada sobre roca. Pero el que me escucha estas palabras y
no las pone por obra, será semejante al necio, que edificó su casa sobre arena.
Cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos y dieron sobre la
casa, que se derrumbó estrepitosamente.
Nada pudo destruir la Obra del Sabio, la Iglesia
Católica. Pero nadie pido porque no habían nacido Lutero, Calvino y Cromwell.
Quinto Aleluya:
“Todos los santos que están unidos a Jesucristo, su
Cabeza, por medio del Espíritu, y por medio de la fe, tienen comunión con Él en
sus gracias, sufrimientos, muerte, resurrección y gloria. Y estando unidos unos
con otros en amor, tienen comunión unos con otros, en los dones y gracias, y
están obligados al cumplimiento de tales deberes, públicos y privados, que conducen
a su bien mutuo, tanto en el hombre interior como en el exterior.
Los santos, por su profesión, están obligados a sostener
un compañerismo santo y comunión en la adoración a Dios, y a cumplir los otros
servicios espirituales que sirvan a su edificación mutua; como también a
socorrerse unos a otros en las cosas externas, de acuerdo a sus diversas
capacidades y necesidades. Esta comunión debe extenderse, según se ofrezca la
oportunidad, a todos aquellos que, en todo lugar, invocan el nombre del Señor
Jesús.
Esta comunión que los santos tienen con Cristo, de
ninguna manera los hace partícipes de la sustancia de su divinidad, ni los hace
iguales a Cristo en modo alguno, y el afirmar cualquiera de estas dos cosas es
impío y blasfemo. Tampoco su comunión mutua, como santos, quita o infringe el
título o propiedad que cada uno tiene sobre sus bienes y posesiones”.
El cuerpo no participa de la naturaleza de la cabeza.
Tenemos la cabeza de un hombre y el cuerpo de una bestia. Natural. En el caso
de la Reforma, a la inversa: cabeza de bruto y cuerpo de humano.
Sexto Aleluya:
“Los sacramentos son signos y sellos santos del pacto de
gracia, directamente instituidos por Dios, con el propósito de representar a
Cristo y sus beneficios, y para confirmar nuestra participación en Él: y
también para establecer una diferencia visible entre los que pertenecen a la
iglesia y el resto del mundo; y para comprometerlos solemnemente en el servicio
a Dios en Cristo, en conformidad con su Palabra.
En cada sacramento hay una relación espiritual, o unión
sacramental, entre el signo y la cosa significada, de manera que los nombres y
los efectos del uno, se le atribuyen también al otro.
La gracia que se manifiesta en y por medio de los
sacramentos, correctamente usados, no se confiere por algún poder que haya en
ellos; la eficacia del sacramento tampoco depende de la piedad o la intención
del que lo administra; sino de la obra del Espíritu y de la palabra de la
institución, la cual contiene, junto con un precepto que autoriza su uso, una
promesa de beneficio a los que lo reciben dignamente.
En el evangelio hay sólo dos sacramentos instituidos por
Cristo nuestro Señor, que son el bautismo y la Santa Cena. Ninguno de ellos
debe ser administrado por alguien que no sea un ministro de la Palabra
legítimamente que se refiere a las cosas espirituales significadas y
manifestadas, eran, en esencia, los mismos que los del Nuevo Testamento”.
Heil, morituri te salutant.
Entre cinco y seis millones los asesinados en la Guerra
de los 30 años. Plus los crímenes cometidos desde el 1517 al 1617.
Y estos Divinos hablan de Oración, Santidad, Sacramentos.
Ahora viene la Gloria.
La cáliz de la Misa Presbiteriana se llena con la Sangre
de esos millones de muertos. Salud y larga vida.
Primera Gloria
“El bautismo es un sacramento del Nuevo Testamento,
instituido por Jesucristo, no sólo para admitir solemnemente a la persona
bautizada en la iglesia visible, sino también para que sea para ella un signo y
un sello del pacto de gracia, de haber sido injertado en Cristo, de la
regeneración, de la remisión de pecados y de su entrega a Dios mediante
Cristo Jesús, para andar en vida nueva. Este sacramento, por institución del propio
Jesucristo, debe continuar en su iglesia hasta el fin del mundo.
El elemento externo que debe usarse en este sacramento es
el agua, con la cual la persona debe ser bautizada, en el nombre del Padre, y
del Hijo y del Espíritu Santo, por un ministro del Evangelio legítimamente
llamado para ello. La inmersión de la persona en el agua no es necesaria,
pues, el bautismo es correctamente administrado mediante la aspersión o efusión
del agua sobre la persona.
No sólo deben ser bautizados los que realmente profesan
fe en, y obediencia a Cristo, sino también los infantes, hijos de uno, o de
ambos padres creyentes.
Aunque el menosprecio o descuido de este sacramento sea
un gran pecado, sin embargo, la gracia y la salvación no están tan
inseparablemente unidas al bautismo, como para que ninguna persona sea
regenerada o salvada sin el bautismo, o como para que todos los que son
bautizados sean indudablemente regenerados.
La eficacia del bautismo no está ligada al momento
preciso en que se administra. No obstante, mediante el uso correcto de esta
ordenanza, la gracia prometida no sólo es ofrecida, sino que realmente es
manifestada y conferida por el Espíritu Santo, a aquellos (ya sean adultos o
infantes) a quienes pertenece aquella gracia, según el consejo de la propia
voluntad de Dios, en el tiempo establecido por Él. El sacramento del bautismo
se administra una sola vez a cada persona”.
CONCLUSIÓN: El Bautismo es Innecesario para la Salvación.
La Redención fue inútil.
Segunda Gloria
“Nuestro Señor Jesús, la noche en que fue traicionado,
instituyó el sacramento de su cuerpo y sangre, llamado la Santa Cena. Este
sacramento debe ser observado en su iglesia hasta el fin del mundo con el
propósito de conmemorar perpetuamente el sacrificio de sí mismo en su muerte,
para sellar en los verdaderos creyentes todos los beneficios de la misma, para
su nutrición espiritual y crecimiento en Él, para mayor compromiso en y hacia
todas las obligaciones que a Él le deben, y para ser un lazo y una garantía de
su comunión con Él, y de los unos con los otros, como miembros de su cuerpo
místico.
En este sacramento, Cristo no es ofrecido a su Padre, ni
se hace un sacrificio real por la remisión de pecados de los vivos o de los
muertos. Es solamente una conmemoración de aquel único ofrecimiento de sí mismo
y por sí mismo en la cruz, una sola vez para siempre, y es una ofrenda
espiritual a Dios de la mayor alabanza posible por tal sacrificio. De manera
que el sacrificio papal de la misa (como ellos la llaman), es la injuria más
abominable al único sacrificio de Cristo, que es la única propiciación por
todos los pecados de sus elegidos.
En este sacramento, el Señor Jesucristo, ha ordenado a
sus ministros que declaren al pueblo su Palabra de institución, que oren, que
bendigan los elementos del pan y del vino, y que los aparten así del uso común
para un uso santo; que tomen y partan el pan, que tomen la copa y que
(comulgando ellos mismos) ambos sean dados a los comulgantes; pero a ninguno
que no esté presente en ese momento en la congregación.
Las misas privadas, o el recibir a solas este sacramento,
de un sacerdote o por cualquier otro, así como la negación de la copa al
pueblo, la adoración de los elementos, el elevarlos, o el llevarlos de un lugar
a otro para adoración, y el reservarlos para cualquier pretendido uso
religioso, es contrario a la naturaleza de este sacramento y a la institución
de Cristo.
En este sacramento, los elementos externos, debidamente
separados para los usos instituidos por Cristo, tienen tal relación con Cristo
crucificado, como si verdaderamente fuesen el cuerpo y la sangre de Cristo,
aunque lo son sólo sacramentalmente y se les llaman, a veces, por el nombre de
lo que representan. No obstante, en sustancia y naturaleza, estos elementos
siguen siendo, verdadera y solamente, pan y vino, tal como eran antes.
La doctrina llamada comúnmente transubstanciación, la
cual sostiene que la sustancia del pan y del vino se convierte en la sustancia
del cuerpo y de la sangre de Cristo, por la consagración del sacerdote,
crucificado y de todos los beneficios de su muerte. Por lo tanto, el cuerpo y
la sangre de Cristo no están carnal y corporalmente en, con, o bajo el pan y el
vino; sino que están real pero espiritualmente presentes en aquella ordenanza
para la fe de los creyentes, tal como los elementos lo están para sus sentidos
externos.
Aunque los ignorantes y los malvados reciban los
elementos externos de este sacramento; sin embargo, no reciben la cosa
significada por medio de éstos. Más bien, al participar de ellos indignamente,
son culpables del cuerpo y de la sangre del Señor para su propia condenación.
Por esta razón, todas las personas ignorantes e impías, puesto que no son aptas
para gozar de la comunión con Él, son también indignas de la mesa del Señor, y
mientras permanezcan en tal condición, no deben, sin cometer un gran pecado
contra Cristo, participar de estos santos misterios, ni deben ser admitidos a
ellos.
CONCLUSIÓN: Todos los Católicos son hijos de Satanás. Es
deber asesinarlos para gloria del Señor de los Divinos
Tercera Gloria:
“El Señor Jesús, como Rey y Cabeza de su iglesia, ha
designado en ella, un gobierno en mano de los oficiales eclesiásticos,
distintos del magistrado civil. A estos oficiales se les ha encargado las llaves
del Reino de los Cielos, en virtud de lo cual, tienen poder, respectivamente,
para retener y remitir los pecados, para cerrar aquel Reino a los que no se
arrepienten, tanto por la Palabra como por las censuras; y para abrirlo a los
pecadores arrepentidos, por medio del ministerio del Evangelio, y mediante la
absolución de las censuras, según lo requieran las circunstancias.
Las censuras eclesiásticas son necesarias, para rescatar
y ganar a los hermanos ofensores, para disuadir a otros de ofensas similares,
para purificar de aquella levadura que puede infectar a toda la masa, para
vindicar el honor de Cristo y la santa profesión del Evangelio; y prevenir la
ira de Dios, que con justicia podría caer sobre la iglesia, si ésta consintiera
que el Pacto del Señor y sus sellos sean profanados por ofensores notorios.
Para el mejor logro de estos fines, los oficiales de la
iglesia deben proceder mediante la amonestación, a la suspensión del sacramento
de la Santa Cena por un tiempo, y mediante la excomunión de la iglesia, según
sea la naturaleza del crimen y el desmerecimiento de la persona”
CONCLUSIÓN: Hay que matar a la Iglesia Católica para
ocupar su lugar. ¿O alguien cree que se puede ser reina mientras la reina
legítima esté viva? El ejemplo del Asesino en serie, Enrique VIII, aplicado a
la Esposa de Cristo.
Cuarta Gloria
“Para el mejor gobierno, y para la mayor edificación de
la iglesia, deben haber asambleas tales como las que son comúnmente llamadas
Sínodos o concilios. Así como los magistrados pueden legítimamente convocar a
un Sínodo de ministros y otras personas idóneas, para consultar y recibir
consejo sobre asuntos religiosos de la misma manera, cuando los magistrados son
enemigos declarados de la iglesia, los ministros de Cristo, por sí mismos, en
virtud de su oficio, pueden reunirse en asambleas con otras personas idóneas
delegadas por sus iglesias.
Corresponde a los sínodos y concilios, resolver
ministerialmente las controversias sobre fe y casos de conciencia; establecer
reglas e instrucciones para el mejor orden de la adoración pública y gobierno
de su iglesia; recibir reclamos en casos de mala administración y resolverlos
autoritativamente. Estos decretos y determinaciones, si están de acuerdo con la
Palabra, deben ser recibidos con reverencia y sumisión, no sólo por estar de
acuerdo con la Palabra, sino también por el poder con el cual son hechos, como
ordenanza de Dios instituida en su Palabra para este fin.
Todos los sínodos y concilios, desde el tiempo de los
apóstoles, ya sean generales o particulares, pueden errar; y muchos han errado.
Por lo tanto, no debe hacerse de ellos la regla de fe, o de práctica, sino que deben
usarse como una ayuda para ambas.
Los sínodos y concilios deben tratar y decidir solamente
asuntos eclesiásticos; y no deben entrometerse en asuntos civiles que
conciernen al Estado, a no ser por medio de humilde petición, en casos
extraordinarios, o por medio de consejo para la satisfacción de la conciencia,
si les es solicitado por el magistrado civil”.
NO COMMENTES. El lector presbiteriano es tan bruto
que discutir con él sobre el origen maligno de la semilla de la que nació
la Reforma es hacer de Jesucristo dialogando con el Diablo. “Vade retro
Satanás”
Quinta Gloria:
“Después de la muerte, los cuerpos de los seres humanos
vuelven al polvo y experimentan putrefacción; pero sus almas (que no mueren ni
duermen), al tener una subsistencia inmortal, inmediatamente vuelven a Dios
quien las dio. Las almas de los justos, siendo entonces hechas perfectas en
santidad, son recibidas en los más altos cielos, donde contemplan el rostro de
Dios, en luz y gloria, esperando la plena redención de sus cuerpos. Las almas
de los malvados son arrojadas al infierno, donde permanecen en tormentos y en
tenebrosidad totales, reservadas para el juicio del gran día. Aparte de estos
dos lugares para las almas separadas de sus cuerpos, la Biblia no reconoce ningún
otro.
Los que aún vivan en el día final, no morirán, sino que
serán transformados, y todos los muertos resucitarán con sus mismos cuerpos, y
no con otros, pero con diferentes cualidades, y estos cuerpos serán unidos otra
vez con sus almas para siempre.
Los cuerpos de los injustos, por el poder de Cristo,
serán resucitados para deshonra; los cuerpos de los justos, por el Espíritu de
Cristo, serán resucitados para honra; y serán hechos semejantes a Su propio
cuerpo”.
SABIDURÍA: Al demente su locura. Del Diablo la
negación de la doctrina de Dios.
Y Gloria Sexta:
“Dios ha establecido un día en el cual juzgará al mundo
con justicia por medio de Jesucristo, a quien todo poder y juicio es dado
por el Padre. En aquel día no solamente los ángeles apóstatas serán juzgados,
sino que de igual manera todas las personas que han vivido sobre la tierra se
presentarán ante el tribunal de Cristo para dar cuenta de sus pensamientos,
palabras y obras, y para recibir conforme a lo que hayan hecho mientras estaban
en el cuerpo, sea bueno o malo.
El propósito por el cual Dios ha establecido este día es
para la manifestación de la gloria de su misericordia, en la eterna salvación
de los elegidos; y la de su justicia, en la condenación de los reprobados que
son malvados y desobedientes. En aquel entonces los justos entrarán en la vida
eterna, y recibirán aquella plenitud de gozo y reposo, que procede de la
presencia del Señor; pero los malvados que no conocen a Dios, ni obedecen el
Evangelio de Jesucristo, serán arrojados de la presencia de la gloria del
Señor, y de la gloria de su poder, al tormento eterno, y serán castigados con
perdición eterna.
Así como Cristo quiso que estuviésemos ciertamente
persuadidos de que habrá un día de juicio, tanto para disuadir de pecar, a todo
ser humano, como para el mayor consuelo de los piadosos en tiempos de
adversidad; del mismo modo ha querido mantener ese día desconocido, para
que los seres humanos dejen toda seguridad carnal y estén siempre vigilantes,
porque no saben a qué hora vendrá el Señor, y para que estén siempre listos
para decir: Ven, Señor Jesús, ven pronto. Amén.”
JUICIO : Ese Día,
temblaréis de espanto.
CRYS5/6/20
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