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Sapienciales
EL
LIBRO DEL ECLESIASTICO
Capítulo
31 |
Las
riquezas |
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1 |
El
desvelarse por las riquezas consume la carne, y la preocupación
por ella aleja el sueño. |
2 |
Los
cuidados de la vida quitan el sueño, y más que una enfermedad
impiden dormir. |
3 |
El
rico se fatiga por acumular riquezas, y si descansa, es para
saciar sus ansias de placer. |
4 |
Fatígase
el pobre por sus necesidades, y si descansa, es para verse en
la indigencia. |
5 |
El
que ama el oro no vivirá en justicia, y el que se va tras el
dinero pecará por conseguirlo. |
6 |
Muchos
cayeron por amor del oro, y les sobrevino la perdición ante
su vista. |
7 |
Y
es una trampa para los que le sacrifican, y todos los insensatos
son atrapdos en ella. |
8 |
Dichoso
el rico que es hallado irreprensible y no corrió tras el oro. |
9 |
¿Quién
es éste, que le alabemos porque hizo maravillas en su pueblo? |
10 |
¿Quién
fue probado en esto y resultó perfecto? Ello redundará en su
gloria. ¿Quién pudo prevaricar y no prevaricó, hacer el mal
y no lo hizo? |
11 |
Sus
bienes serán consolidados, y la asamblea pregonará sus limosnas. |
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|
|
Los
banquetes |
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12 |
¿Estás
sentado a la mesa suntuosa? No abras sobre ella tus fauces. |
13 |
Y
no digas: "¡Muchas cosas hay sobre ella!" |
14 |
Acuérdate
de que es malo el ojo codicioso. |
15 |
¿Qué
cosa creada hay peor que los ojos? Pues llora delante de todo
lo que se le presenta. |
16 |
No
tiendas la mano a cuanto veas, |
17 |
y
no tropieces con tu vecino en el plato. Ten con tu vecino las
atenciones que para ti deseas. |
18 |
Piensa
del prójimo como si fueras tú y pon reflexión en cuanto hagas. |
19 |
Come
decentemente lo que te sirvan y no comas vorazmente e incurras
en desprecio. |
20 |
Sé
el primero en dejar de comer por cortesía, y no te muestres
insaciable, no sea que choques con alguno. |
21 |
Si
te sientas en medio de muchos, no extiendas el primero tu mano. |
22 |
Con
poco le basta al hombre bien criado, y así no se siente molesto
en su lecho. |
23 |
Sueño
tranquilo es el del estómago no cargado; se levantará por la
mañana dueño de sí. |
24 |
Dolor,
insomnio, fatiga y retortijón son la parte del intemperante. |
25 |
Si
te viste obligado a comer demasiado, levántate, vete a vomitar
y te sentirás aliviado. |
26 |
Escúchame,
hijo, y no me desprecies, pues al fin verás confirmadas mis
palabras. |
27 |
Sé
moderado en todas tus obras y no vendrá sobre tí la enfermedad. |
28 |
Al
suntuoso en los banquetes le alaban los labios, y darán testimonio
de su generosidad. |
29 |
Pero
del tacaño en los festines murmurarán en la ciudad, y y el testimonio
sobre su tacañería es exacto. |
30 |
No
te hagas el valiente con vino, porque a muchos perdió la bebida. |
31 |
La
fragua templa la obra del herrero, y el vino, el corazón de
los arrogantes pendenciosos. |
32 |
El
vino es la vida para el hombre si se bebe con moderación. |
33 |
¿Qué
vida es la de los que del todo carecen de vino? |
34 |
Fue
creado para alegría de los hombres. |
35 |
Alegría
del corazón y bienestar del alma es el vino bebido a tiempo
y con sobriedad. |
36 |
Amargura
de espíritu produce el vino bebido con exceso, acompañado de
contiendas y desafíos. |
38 |
La
embriaguez excita la razón y hace tropezar, quita las fuerzas
y añade heridas. |
39 |
En
los banquetes en que corre el vino no reproches al prójimo,
y no le tengas a menos en su alegría. |
40 |
No le ultrajes ni le apremies con reclamaciones. |
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Capítulo
32 |
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1 |
¿Te
han hecho presidente de un banquete? No te engrías; y pórtate
entre los convidados como uno de tantos. |
2 |
Cuida
primero de ellos y luego siéntate; y cuando hayas cumplido con
tu deber , recuéstate, |
3 |
para
alegrarte con ellos, para que consigas la corona por el buen
ordenamiento. |
4 |
Habla,
anciano, pues esto te corresponde. |
5 |
Pero
con discreción exacta, sin impedir la música. |
6 |
Donde
se escucha no te des a charlar ni te hagas el sabio a destiempo. |
7 |
Como
sello de rubí engastado en oro es concierto de músicos en un
festín. |
8 |
Como
anillo de oro con esmeralda engastada, la melodía de la música
en el festín. |
9 |
Habla,
joven, si fuera necesario, pero no mucho; |
10 |
y
si dos veces fueres preguntado, resume el discurso, no hables
si no te vieres obligado; |
11 |
Dí mucho en pocas palabras, |
12 |
y
sé como quien, sabiendo mucho, con todo, procura callar. |
13 |
En
medio de los grandes no pretendas igualarte a ellos, y cuando
habla otro, no digas muchas palabras. |
14 |
Como
al trueno precede el relámpago, así a la modestia precede la
gracia. |
15 |
Levántate
a tiempo y no te retrases, corre a casa y no te descuides. |
16 |
Diviértete
allí y obra a tu placer, sin pecar con palabras insolentes. |
17 |
Y
después bendice a tu Hacedor, que te colnó de sus bienes. |
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|
La
Ley |
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18 |
El
que teme al Señor acepta la disciplina, y los que le buscan
encontrarán favor. |
19 |
El
que busca la Ley se llenará de ella; pero el que se opone encontrará
en ella ocasión de caída. |
20 |
Los
que temen al Señor encontrará la decisión y harán brillar como
luz los juicios. |
21 |
El
pecador rehuye la corrección y conforme a sus caprichos encontrará
excusas. |
22 |
El
hombre juicioso no encubre la sabiduría; el orgulloso y petulante
no conoce el temor. |
23 |
No
hagas nada sin consejo, |
24 |
y
después de hecho no tendrás que arrepentirte. |
25 |
No
vayas por camino en que hay trampas, para no tropezar con las
piedras. |
26 |
No
te fíes del camino por el que no se va bien, y guárdate de tus
hijos. |
27 |
En
todas tus obras ten confianza en tí mismo, pues en esto consiste
la guarda de los mandamientos. |
28 |
El
que confía en la Ley guarda preceptos, y el que confía en el
Señor no sufrirá menoscabo. |
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Capítulo
33 |
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|
1 |
Al
que teme al Señor no le saldrá lo malo al encuentro, y aun en
las pruebas será librado. |
2 |
No
es sabio quien no observa la Ley, y será agitado como nave en
la tormenta. |
3 |
El hombre sensato confía en la Ley, y la Ley es para él fiel
como respuesta del oráculo |
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|
El
necio |
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4 |
Prepara
el discurso, y así serás escuchado; reúne los conocimientos
que tengas, y luego responde. |
5 |
Rueda
de carro son las entrañas del necio, y como eje que gira, su
razonamiento. |
6 |
El amigo burlón es como caballo semental: relincha cualquiera
que sea quien lo monte. |
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|
|
Diversas
condiciones de los hombres |
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|
7 |
¿Por
qué un día dura más que otro día, cuando toda la luz del día
durante el año procede del sol? |
8 |
Se
diferencian por la ciencia del Señor. |
9 |
Y
muda los tiempos y trae las fiestas. |
10 |
A
unos los distinguió y los santificó, a otros los puso en el
número de los días comunes. Todo hombre viene del polvo, y de
la tierra fue creado Adán. |
11 |
Pero
con su gran sabiduría los distinguió el Señor, diversificando
los caminos. |
12 |
A
unos los bendijo y ensalzó, los santificó y allegó a sí; a otros
los maldijo y los humilló, y los derribó de su lugar. |
13 |
Como
el barro en manos del alfarero, |
14 |
todos
sus caminos son conforme a su complacencia; así son los hombres
en las manos de quien los hizo, quien les otorga según su estimación. |
15 |
Enfrente
del mal está el bien, y enfrente de la muerte, la vida; así,
enfrente del piadoso, el pecador. De este modo considera todas
las obras del Altísimo, de dos en dos, una enfrente de la otra. |
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Epílogo
del autor |
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16 |
Yo
también, el último, me he desvelado, como quien anda al rebusco
después de la vendimia. |
17 |
Con
la bendición del Señor aventajé a otros y llené, como los vendimiadores,
mi lagar. |
18 |
Considerad
que no he trabajado para mí solo, sino para todos los que buscan
la sabiduría. |
19 |
Oídme,
pues, los grandes del pueblo; los que presidís la asamblea,
prestadme atención. |
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|
|
De
no ceder los bienes hasta la muerte |
|
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20 |
Ni
a tu hijo, ni a tu mujer, ni a tu hermano, ni a tu amigo des
poder sobre tí en toda tu vida, ni entregues a otro tus bienes,
no sea que luego tengas que pedirles a ellos. |
21 |
Mientras
en tí hay aliento de vida, no te entregues a nadie; |
22 |
porque
mejor es que te rueguen tus hijos que no verte en manos de ellos. |
23 |
En
todo lo que haces sé el dueño. |
24 |
No
eches manchas en tu honor. Al fin de los días de tu vida, al
tiempo de la muerte, distribuye tu heredad. |
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|
El
siervo |
|
|
25 |
El
forraje, el palo y la carga para el asno; el pan, la corrección
y el trabajo, para el siervo. |
26 |
Haz
trabajar a tu siervo y tendrás descanso; dale mano suelta y
buscará la libertad. |
27 |
Como
el yugo y las coyundas hacen doblar el cuello, |
28 |
así
al siervo malévolo el azote y los tormentos; hazle trabajar
para que no esté ocioso. |
29 |
Que
la ociosidad enseña muchas maldades. |
30 |
Impónle
el trabajo conveniente, y si no obedeciere, métele en el cepo.
No te excedas con nadie y no hagas nada sin discreción. |
31 |
Si
tienes un siervo, trátale como a tí mismo, porque con sangre
lo has adquirido. Si tienes un criado, trátale como a tí mismo,
porque necesitas de él como de tí mismo. |
32 |
Si
le maltratas y maldiciéndote huye, ¿por qué camino lo buscarás? |
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|
Capítulo
34 |
Vaciedad
de los sueños |
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|
1 |
Vanas
y engañosas son las esperanzas del insensato, y los sueños exaltan
a los necios. |
2 |
Como
quien quiere apresar la sombra o perseguir el viento, así es
el que se apoya en sueños. |
3 |
Eso
tras aquello; tal es la visión de los sueños; frente a un rostro,
el parecido de un rostro. |
4 |
De
lo impuro ¿qué puede salir puro? Y de la mentira ¿puede salir
verdadero? |
5 |
Cosa
vana son la adivinación, los agüeros y los sueños. Es como lo
que imagina el corazón de mujer encinta. |
6 |
A
no ser que sean enviados del Altísimo en su visita, no entregues
tu corazón a ellos. |
7 |
A
muchos extraviaron los sueños, y cayeron los que esperaron en
ellos. |
8 |
Cumple la Ley sin regateos, que la sabiduría perfecta está en
la boca fiel. |
|
|
|
La
experiencia |
|
|
9 |
El
hombre instruido sabe muchas cosas y el muy experimentado puede
enseñar. |
10 |
El
que no ha sido probado sabe muy poco y el que ha corrido mucho
es rico en experiencia. |
11 |
Yo
he visto mucho en mis correrías |
12 |
y
sé mucho más de lo que digo. |
13 |
Muchas
veces estuve en peligro de muerte, pero me salvé gracias a estas
cosas. |
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|
Dios,
protector de los que le temen |
|
|
14 |
Vivirá
el espíritu de los que temen al Señor, |
15 |
porque
su esperanza se apoya en quien salva. |
16 |
El
que teme al Señor no puede estar descuidado, y no se desalentará,
porque El es su esperanza. |
17 |
Dichosa
el alma que teme al Señor. |
18 |
¿En
quién se apoya y quién es su sostén? |
19 |
Los
ojos del Señor están puestos sobre los que le aman. Es su fuerte
escudo, su apoyo poderoso, abrigo contra el solano, contra el
ardor del mediodía. |
20 |
Guarda
contra el tropiezo, auxilio contra la caída; eleva el alma y
alumbra los ojos, da la salud, la vida y la bendición. |
|
|
|
El
culto grato a Dios |
|
|
21 |
El
que sacrifica de lo mal adquirido hace una oblación irrisoria,
y no son gratas las oblaciones inicuas. |
22 |
No
se complace el Altísimo en las ofrendas de los impíos, |
23 |
ni por la muchedumbre de los sacrificios perdona los pecados. |
24 |
Como
quien inmola al hijo a la vista de sus padres, así el que ofrece
sacrificios de lo robado a los pobres. |
25 |
Pan
escaso es la vida de los indigentes, y quien se la quita es
un hombre sanguinario. |
26 |
Mata
al prójimo quien le priva de la subsistencia, |
27 |
y
derrama sangre el que retiene el salario al jornalero. |
28 |
Si
uno edifica y otro destruye, ¿qué provecho sacan ambos si no
es la fatiga? |
29 |
Si
uno ora y otro maldice, ¿a cuál de los dos va a escuchar el
Señor? |
30 |
Si
uno se lava por un muerto y vuelve a tocarlo, ¿qué le aprovecha
su lavatorio? |
31 |
Como
si uno ayuna por sus pecados y luego vuelve a cometerlos, ¿quién
oirá su oración y qué le aprovecha el haber ayunado? |
|
|
Capítulo
35 |
|
|
1 |
Quien
observa la Ley, multiplica sus ofrendas. |
2 |
El
sacrificio saludable es guardar los preceptos. |
3 |
Ser
agradecido a Dios es ofrecer flor de harina, |
4 |
y
practicar la limosna es ofrecer sacrificio de alabanza. |
5 |
Se
complace al Señor apartándose del mal y se obtiene el perdón
apartándose de la injusticia. |
6 |
No
te presentes ante el Señor con las manos vacías, |
7 |
porque
así te está mandado. |
8 |
La
ofrenda del justo hace pingüe el altar, y su buen olor llega
ante el Altísimo. |
9 |
El
sacrificio del justo es acepto, y su memoria no será olvidada. |
10 |
Honra
al Señor con buenos ojos y no disminuyas las primicias de tus
manos. |
11 |
Ofrece
todos tus dones con rostro alegre y con alegría consagra los
diezmos. |
12 |
Da
al Altísimo según lo que El te da, y da con ánimo generoso lo
que puedas; |
13 |
que
el Señor es generoso en recompensar, y te pagará el séptuplo. |
14 |
No
pienses en sobornar al Señor, porque no recibirá tus dones. |
15 |
Y
no confíes en sacrificios injustos, porque justo es el Señor,
y no hay en él acepción de personas. |
16 |
No
toma partido contra el pobre y escucha la oración del oprimido. |
17 |
No
desdeña el gemido del huérfano ni a la viuda si ante El derrama
sus quejas. |
18 |
¿No
corren las lágrimas de la viuda por sus mejillas y su clamor
no se dirige contra el que las hace correr? |
19 |
El
que sirve al Señor devotamente halla acogida |
20 |
y
su oración subirá hasta las nubes. |
|
|
|
Castigo
de los opresores de Israel |
|
|
21 |
La
oración del humilde traspasa las nubes y no descansa hasta llegar
a su destino; ni se retira hasta que el Altísimo fija en ella
su mirada, y juzga con justicia, ejecutando la decisión. |
22 |
Y
el Señor no tardará, ni se mostrará magnánimo sobre ellos hasta
que no haya machacado los flancos de los inmisericordes. |
23 |
Y
hará venganza en las gentes hasta aniquilar al ejército de los
prepotentes y romper el cetro de los inicuos; |
24 |
hasta
dar al hombre según sus obras y remunerarle conforme a sus intenciones; |
25 |
hasta
defender la causa de su pueblo y alegrarlos con su misericordia. |
26 |
Hermosa
es la misericordia en el tiempo de la tribulación, como las
nubes cargadas de agua en tiempo de sequía. |
|
|
Capítulo
36 |
Oración
por la restauración de Israel |
|
|
1 |
Ten
piedad de nosotros, Señor, Dios del universo, y míranos; |
2 |
infunde
tu temor en todas las naciones; |
3 |
levanta
tu mano sobre los pueblos extraños para que conozacan tu poder. |
4 |
Como
a su vista te santificaste en nosotros, así a vista nuestra
santifícate en ellos, |
5 |
para
que te conozcan como nosotros te conocemos y sepan que no hay
Dios, Señor, fuera de tí. |
6 |
Renueva
los antiguos prodigios y repite los portentos; |
7 |
glorifica
tu mano y tu brazo derecho; |
8 |
despierta
tu ira y derrama tu cólera; |
9 |
destruye
al adversario y aplasta al enemigo; |
10 |
apresura
el tiempo y acuérdate de los juramentos, y sean celebradas tus
hazañas. |
11 |
En
ira de fuego sea engullido quien intente escapar, y encuentren
la ruina los que hacen mal a mi pueblo. |
12 |
Aplasta
las cabezas de los príncipes enemigos, que dicen: “No hay nadie
fuera de nosotros.” |
13 |
Congrega
a todas las tribus de Jacob y dales su heredad como de antiguo. |
14 |
Ten
piedad, Señor, del pueblo que lleva tu nombre, de Israel, al
que has igualadado al primogénito. |
15 |
Compadécete
de tu ciudad santa, de Jerusalén, la ciudad de tu morada. |
16 |
Llena
a Sión de tu majestad, y el templo de tu gloria. |
17 |
Da
testimonio a los que creaste desde el principio y cumple las
promesas hechas en tu nombre. |
18 |
Da
su recompensa a los que en tí esperan y resulten verídicos tus
profetas. Escucha, Señor, la plegaria de tus servidores; |
19 |
según
la bendición de Arón sobre tu pueblo, y conozcan todos los moradores
de la tierra que tú, Señor, eres Dios por los siglos. |
|
|
|
Elección
de mujer |
|
|
20 |
El
estómago recibe todos los manjares, pero hay unos manjares mejores
que otros. |
21 |
El
paladar reconoce por los gustos las carnes de caza, así el corazón
discreto las palabras mentirosas. |
22 |
El
corazón perverso causa dolor, pero el hombre muy probado lo
calma. |
23 |
La
mujer acepta cualquier marido, pero hay doncellas mejores que
otras. |
24 |
La
belleza de la mujer alegra el rostro y es el mayor de todos
los deseos del hombre. |
25 |
Y
si en su boca hay compasión y mansedumbre, su marido es el más
dichoso de los hombres. |
26 |
El
que tiene una mujer tiene un gran bien, ayuda a él conveniente
y es columna en que apoyarse. |
27 |
Donde
no hay valla es depredada la hacienda, y donde no hay mujer
anda el hombre gimiendo y errante. |
28 |
¿Quién
se fía de banda armada, que corre de ciudad en ciudad? Así sucede
al hombre que no tiene nido y duerme donde le sorprende la noche. |
|
|
Capítulo
37 |
El
verdadero y el falso amigo |
|
|
1 |
Todo
amigo dice: “Soy tu amigo”; pero hay muchos que no lo son más
que de nombre. |
2 |
¿No
es una pena mortal cuando un compañero o amigo se torna en enemigo? |
3 |
¡Oh
perversa inclinación! ¿Para qué ha sido creada? Para llenar
la tierra de engaños. |
4 |
El
compañero del amigo se alegra en tiempo de la euforia, pero
en el tiempo de la tribulación se vuelve en contra. |
5 |
El
compañero sufre con el amigo por razones de estómago, y embraza
el escudo frente al enemigo. |
6 |
No
olvides al amigo de tu alma, ni pierdas su recuerdo en medio
de tus riquezas. |
|
|
|
Los
buenos y los malos consejeros |
|
|
7 |
El
consejero mantiene su consejo, pero hay quien aconseja en interés
propio. |
8 |
No
te fíes de consejeros; mira antes de qué necesitan, no te aconsejen
en provecho suyo: |
9 |
No
sea que echen suertes sobre tí |
10 |
y
te digan: “Este es el buen camino,” y se te opongan luego, causando
tu desgracia. |
11 |
No
te aconsejes de quien te envidia ni descubras tus planes a tu
émulo. |
12 |
Con
mujer no trates de su rival, ni de guerra con el tímido, ni
del cambio con el comerciante, ni de venta con el comprador,
ni de agradecimiento con el envidioso, |
13 |
ni
de magnanimidad con el inmisericorde, ni de obra alguna con
el perezoso, |
14 |
ni
del producto cosechado con el ajustado por año, ni de mucho
trabajo con el criado perezoso; ni te apoyes en éstos para aconsejarte
sobre cualquier cosa. |
15 |
Trata
más bien con un varón piadoso, de quien sabes que guarda los
preceptos; |
16 |
cuya
alma es semejante a la tuya, pues si cayeres, se dolerá contigo. |
17 |
Y
mantén la decisión del corazón, porque nada será para tí más
fiel que ella. |
18 |
El
alma del hombre anuncia esas cosas mejor que siete centinelas
puestos en atalaya. |
19 |
Y
en todas ellas ora al Altísimo para que enderece tu camino por
la verdad. |
|
|
|
La
verdadera y la falsa sabiduría |
|
|
20 |
El
principio de toda obra es la razón, pues a toda empresa precede
el consejo. |
21 |
La
raíz de los pensamientos es el corazón y de él surgen cuatro
ramas: el bien y el mal, la vida y la muerte; mas quien las
domina es siempre la lengua. |
22 |
Hay
varón sagaz, maestro de muchos, pero inútil para sí mismo. |
23 |
Y
hay sabihondo que se hace odioso con sus palabras, al que le
faltará toda comida. |
24 |
Porque
no recibió del Señor la gracia, ha sido privado de toda sabiduría. |
25 |
Hay
quien es sabio en su apreciación, y los frutos de su sabiduría
son para su cuerpo. |
26 |
El
varón sabio instruye a su pueblo, y los frutos de su sabiduría
son fidedignos. |
27 |
El
varón sabio es colmado de bendiciones, todos cuantos le ven
le bendicen. |
28 |
La
vida del hombre se contabiliza en días, pero los días de Israel
no tienen número. |
29 |
El
sabio en su pueblo heredará la confianza, y su nombre vivirá
por los siglos. |
|
|
|
La
templanza |
|
|
30 |
Hijo,
durante tu vida pruébate a ti mismo; mira lo que te es perjudicial
y no te entregues a ello; |
31 |
porque
no todo conviene a todos, ni a todos les gusta todo. |
32 |
No
seas insaciable ante cualquier clase de comida, y no seas glotón
al comer, |
33 |
porque
en los muchos manjares anida la enfermedad, y la intemperancia
provoca los cólicos. |
34 |
A
muchos acarreó la muerte su intemperancia, pero el que se refrena
prolonga la vida. |
|
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Capítulo
38 |
El
médico |
|
|
1 |
Honra
al médico antes que lo necesites, porque también a él lo creó
el Señor. |
2 |
Pues
del Altísimo tiene la ciencia de curar y el rey le hace mercedes. |
3 |
La
ciencia del médico le hace andar con la cabeza erguida y es
admirado delante de los poderosos. |
4 |
El
Señor hace brotar de la tierra los remedios y el varón prudente
no los desecha. |
5 |
¿No
endulzó el agua amarga con el leño para dar a conocer su poder? |
6 |
El
dio a los hombres la ciencia para mostrarse glorioso en sus
maravillas. |
7 |
Con
los remedios el médico cura y quita el dolor; el boticario hace
sus mezclas, para que no perezcan sus obras, |
8 |
y
por él se difunde la paz sobre la tierra. |
9 |
Hijo,
en tus enfermedades, no te impacientes; sino que ruega al Señor
y El te curará. |
10 |
Aléjate
del pecado, de las faltas, y endereza las manos, y purifica
el corazón de todo pecado. |
11 |
Ofrece
el incienso y la oblación de flor de harina; inmola víctimas
pingües, las mejores que puedas. |
12 |
Y
llama al médico, porque el Señor le creó, y no le alejes de
tí, pues te es necesario. |
13 |
Hay
ocasiones en que la salud está en sus manos, |
14 |
porque
también él oró al Señor para que le dirigiera en procurarles
el alivio y la salud para conservar la vida. |
15 |
El
que peca contra su Hacedor caerá en manos del médico. |
|
|
|
El
culto de los muertos |
|
|
16 |
Hijo,
derrama lágrimas sobre el muerto y, corresponde al que sufre,
entona lamentaciones, amortaja su cuerpo según le corresponde
y no dejes de darle sepultura. |
17 |
Llora
amargo llanto, suspira ardientemente. |
18 |
Y
según su condición haz el duelo: un día o dos para no ser puesto
en lenguas, y luego consuélate por la tristeza; |
19 |
porque
la tristeza origina la muerte y la tristeza del corazón consume
el vigor. |
20 |
Pasados
los funerales debe cesar la tristeza, pues el dolor trae mal
al corazón. |
21 |
No
te acuerdes ya más de él, aléjalo de la memoria y piensa en
lo por venir. |
22 |
No
olvides que no hay retorno, que al muerto no le aprovecha y
a tí te daña. |
23 |
Piensa
en su destino, pues el suyo será el tuyo; el suyo ayer, mañana
el tuyo. |
24 |
Con
el descanso del muerto descanse su memoria, y consuélate de
él al salir su espíritu. |
|
|
|
El
escriba y el artesano |
|
|
25 |
La
sabiduría del escriba se adquiere con el ocio, pues el que no
tiene quehaceres llegará a ser sabio. |
26 |
¿Cómo
podrá hacerse sabio el que empuña el arado y se gloría en baldir
la aguijada, que conduce los bueyes, ocupándose en sus trabajos
y siendo su trato con los hijos de los toros? |
27 |
Pone
su atención en trazar surcos y su desvelo en procurar forraje
para los novillos. |
28 |
Igualmente
digamos de todo obrero y artesano que trabaja día y noche, del
que graba los sellos y se aplica en variar diseños, poniendo
su atención en reproducir el modelo, y se desvela por rematar
su obra. |
29 |
Lo
mismo del herrero, que junto al yunque considera el hierro bruto,
a quien el calor del fuego tuesta las carnes, y que resiste
perseverante el ardor de la fragua. |
30 |
El
ruido del martillo ensordece sus oídos, y sus ojos están delante
del modelo de su obra. |
31 |
Su
atención está está en rematar su obra, y se desvela en adornarla
perfectamente. |
32 |
Lo
mismo también del alfarero, que, sentado a su tarea, da vueltas
al torno con los pies, tiene siempre la preocupación de su obra
y de cumplir la tarea fijada. |
33 |
Con
sus brazos modela la arcilla y con sus pies ablanda su dureza. |
34 |
Pone
la atención en perfilar el barnizado, y su desvela por limpiar
el horno. |
35 |
Todos
éstos tienen su vida fiada a sus manos, y cada uno es sabio
en su arte. |
36 |
Sin
ellos no podrá edificarse una ciudad; |
37 |
pero
no viajan por el extranjero ni se pasean, ni en la asamblea
tienen puesto honorífico; |
38 |
ni
se sientan en la silla del juez, porque no entienden las ordenanzas
de las leyes; ni son capaces de interpretar la justicia y el
derecho, ni se cuentan entre los que inventan parábolas. |
39 |
Pero ellos sostienen la fábrica del universo, y su plegaria
es por la realización artística. Muy de otro modo que el que
aplica su espíritu a meditar en la ley del Altísimo. |
|
|
Capítulo
39 |
|
|
1 |
Este
investiga la sabiduría de todos los antiguos y dedica sus ocios
a la lectura de los profetas. |
2 |
Guarda
en la mente las historias de los hombres famosos; penetra en
lo intrincado de las parábolas. |
3 |
Investiga
el sentido recóndito de los enigmas y se ocupa en descifrar
las sentencias oscuras. |
4 |
Sirve
en medio de los grandes, se presenta ante el príncipe. |
5 |
Recorre
tierras extrañas para conocer lo bueno y lo malo de los hombres. |
6 |
Madruga
de mañana para dirigir su corazón al Señor que le creó, para
orar en presencia del Altísimo. |
7 |
Abre
su boca en la oración y ruega por sus pecados. |
8 |
Y
si le place al Señor soberano, le llenará el espíritu de inteligencia. |
9 |
Como lluvia derrama palabras de sabiduría y en la oración alaba
al Señor. |
10 |
Dirige
su voluntad y su inteligencia a meditar los misterios de Dios. |
11 |
Publica
las enseñanzas de su doctrina y se gloriará en conocer la Ley
y la divina alianza. |
12 |
De
muchos será alabada su inteligencia y jamás será echado en olvido. |
13 |
No
se borrará su memoria, y su nombre vivirá de generación en generación. |
14 |
Los
pueblos cantarán su sabiduría, y la asamblea pregonará sus alabanzas. |
15 |
Mientras
viva, su nombre será ilustre entre mil, y si descansa le aprovechará. |
|
|
|
Bondad
de las obras de Dios |
|
|
16 |
Después
de haber meditado, quiero exponer mis reflexiones, pues me siento
repleto, como luna llena. |
17 |
Oídme,
hijos santos, y floreceréis como rosal que crece junto al arroyo. |
18 |
Derramad
suave aroma como incienso. |
19 |
Y
floreced como el lirio, exhalad perfume suave y entonad cánticos
de alabanza. Bendecid al Señor en todas sus obras. |
20 |
Ensalzad
su nombre y uníos en la confesión de sus alabanzas, en cantar
con vuestros labios y las arpas. Alabadle así con alta voz: |
21 |
Las
obras del Señor son todas buenas; sus órdenes se cumplen a tiempo,
pues todas se hacen desear a su tiempo. |
22 |
A
una palabra suya se amontonaron las aguas y a una orden de su
boca se formaron los depósitos de las aguas. |
23 |
A
un mandato suyo se cumple lo que El quiere, y no hay quien impida
su obra de salvación. |
24 |
Las
obras de todos los hombres están delante de El y nada se oculta
a sus ojos. |
25 |
Extiende
su mirada desde el principio al fin de los siglos, y nada hay
admirable para El. |
26 |
No
ha lugar a decir: “¿Qué es esto, para qué es esto?” Todas las
cosas fueron creadas para sus fines. |
27 |
Su
bendición es como Nilo desbordado. |
28 |
Y
como un diluvio embriaga la tierra seca, y del mismo modo derrama
su ira como herencia sobre las naciones. |
29 |
Y
torna las aguas en salinas. Sus caminos para los santos son
rectos, pero para los inicuos son tropiezos. |
30 |
Las
cosas buenas fueron creadas desde el principio para los buenos,
así como las malas para los pecadores. |
31 |
Las
cosas más necesarias para la vida del hombre son: el agua, el
fuego, el hierro, la sal, la harina de trigo, la leche y la
miel, el jugo del racimo, el aceite y el vestido. |
32 |
Todas
estas cosas son buenas para los piadosos, mas para los pecadores
se convierten en malas. |
33 |
Hay
vientos destinados a la venganza; descargan con furia sus azotes. |
34 |
En
el tiempo de la consumación derrmana su poder y aplacan la cólera
del que los hizo. |
35 |
El
fuego y el granizo, el hambre y la mortandad, todos son instrumentos
de venganza. |
36 |
Los
dientes de las fieras, los escorpiones, las víboras y la espada
vengadora son para exterminio de los impíos. |
37 |
En
cumplir los mandatos de Dios se gozan y se hallan prontos en
la tierra para su ministerio; cuando llega el día no traspasan
el mandato. |
38 |
Por
esto desde el principio me confirmé en este juicio y lo medité
y lo consigné por escrito. |
39 |
Las
obras del Señor todas son buenas, y, llegada la hora, todas
cumplen su destino. |
40 |
Y
no hay que decir: “Esto es peor que aquello,” porque a su tiempo
todas las cosas cumplirán su fin. |
41 |
Y ahora de todo corazón cantad con vuestra boca y bendecid el
nombre del Señor. |
|
|
Capítulo
40 |
Miseria
de la vida humana |
|
|
1 |
Una
penosa tarea se impuso a todo hombre y un pesado yugo oprime
a los hijos de Adán desde el día que salen del seno de su madre
hasta el día en que vuelven a la tierra, madre de todos. |
2 |
Sus
pensamientos y el temor del corazón y la espera reflexiva del
día de la muerte. |
3 |
Desde
el que glorioso se sienta en el trono hasta el humillado en
la tierra y el polvo; |
4 |
desde
el que lleva púrpura y corona hasta el que viste groseras pieles,
están sujetos a la cólera, la envidia, la turbación, el temor,
la ansiedad de la muerte, a las rivalidades y querellas. |
5 |
Y
al tiempo del descanso en el lecho, los sueños de la noche alteran
su mente. |
6 |
Apenas
descansa un poco, casi nada, y luego se queda dormitando como
en día de guardia. |
7 |
Se
siente turbado con las visiones de su corazón, como fugitivo
que huye del frente de la batalla. Cuando despierta y se ve
a salvo, se admira de los vanos temores. |
8 |
En
toda carne, desde el hombre hasta la bestia, se da esto; pero
siete veces más a los pecadores se les añade: |
9 |
muerte,
sangre, querella y espada, calamidades, hambre, tribulación
y plagas. |
10 |
Todas estas cosas fueron creadas por los inicuos y por ellos
vino el diluvio. |
|
|
|
Los
bienes de los impíos |
|
|
11 |
Todo
lo que viene de la tierra, a la tierra vuelve, y lo que viene
de las aguas retorna a la mar. |
12 |
El
soborno y la injusticia serán borrados, pero la honradez permanece
para siempre. |
13 |
Las
riquezas de los malvados se secarán como torrente, y como arroyo
caudaloso en el fragor de la tormenta. |
14 |
Al
abrir él sus manos se alegra, así los pecadores irán a la ruina. |
15 |
La
posteridad de los impíos no echará brotes, pues las raíces malvadas
están sobre roca escarpada. |
16 |
Como
berro que crece junto a las aguas y a orillas del río, será
arrancado antes que toda otra hierba. |
|
|
|
Lo
mejor |
|
|
17 |
La
benevolencia es como un paraíso de bendiciones y la limosna
permanece para siempre. |
18 |
La
vida con vino y licor es dulce; pero mejor que con estas dos
cosas, con hallar un tesoro. |
19 |
Los
hijos y la construcción de la ciudad perpetúan el nombre; pero
sobre ambos se conceptúa una mujer sin tacha. |
20 |
El
vino y la música alegran el corazón; pero sobre ambas cosas
está el amor de la sabiduría. |
21 |
La
flauta y el arpa hacen agradable el canto; pero sobre ambas
cosas está una lengua agradable. |
22 |
La
gracia y la belleza son delicia de los ojos; pero sobre ambas
cosas está el verdor del campo. |
23 |
El
amigo y el camarada se encuentran a su tiempo; pero sobre ambos
está una mujer con marido. |
24 |
Hermanos
y protectores son para el tiempo de la tribulación; pero más
que unos y otros es salvadora la limosna. |
25 |
El
oro y la plata dan firmeza a los pies; pero sobre ambas cosas
es estimado el consejo. |
26 |
Las
riquezas y la fuerza levantan el corazón; pero sobre ambas cosas
está el temor del Señor. |
27 |
No
hay penuria para el que teme al Senor, con El no hay necesidad
de buscar apoyos. |
28 |
El
temor del Señor es como un paraíso de bendiciones y como baldaquino
sobremanera glorioso. |
|
|
|
La
mendicidad |
|
|
29 |
Hijo,
no lleves vida de mendigo, mejor es morir que mendigar. |
30 |
El
hombre que mira a la mesa ajena vive una vida que no debe tenerse
por vida. Mancha su alma con manjares extraños. |
31 |
Un
hombre bien instruido y bien educado se guarda de ellos. |
32 |
En
la boca del que no tiene verguenza resulta dulce la mendicidad;
pero es fuego que abrasa las entrañas. |
|
|
Capítulo
41 |
La
muerte |
|
|
1 |
¡Oh
muerte, cuán amarga es tu memoria para el hombre que se siente
satisfecho con sus riquezas; |
2 |
para
el hombre que vive sin pruebas y dichoso en todo, que aun tiene
fuerzas para gustar los placeres! |
3 |
¡Oh
muerte!, hermoso es tu fallo para el indigente y falto de fuerzas; |
4 |
para
el viejo achacoso y con muchas pruebas, para el que se rebela
y ha perdido la paciencia. |
5 |
No
temas el fallo de la muerte: acuérdate de los que te precedieron
y de los que te seguirán, y que éste es el juicio del Señor
sobre toda carne. |
6 |
¿Por
qué rebelarte contra el fallo del Altísimo? Que vivas diez,
cien o mil años, |
7 |
en el hades no se hacen reproches sobre la vida. |
|
|
|
La
descendencia de los impíos |
|
|
8 |
Hijos
abominables son los hijos de los pecadores, que frecuentan la
vecindad de los impíos. |
9 |
La herencia de los hijos de los pecadores se arruinará, y lo
que quedará a su linaje es el oprobio. |
10 |
Al
padre impío le ultrajan sus hijos, que a causa de él viven ellos
en oprobio. |
11 |
¡Ay
de vosotros, hombres impíos, que abandonáis la Ley del Dios
Altísimo! |
12 |
Si tenéis prole, será para vuestro daño, y si engendráis, será
para tener que lamentarlo. |
13 |
Cuanto
viene de la tierra, a la tierra ha de volver; así los impíos
van de la maldición a la ruina. |
14 |
El
cuerpo del hombre es vanidad; el buen nombre no será borrado. |
15 |
Ten
cuidado de tu nombre, que permanece, más que de millares de
tesoros. |
16 |
Los
días de vida feliz son contados, pero la buena fama permanece
para siempre. |
17 |
Hijos,
guardad en paz la disciplina.¿Qué aprovecha la sabiduría escondida
y tesoro oculto? |
18 |
Mejor es quien oculta su necedad que quien oculta su sabiduría. |
|
|
|
La
verdadera y la falsa vergüenza |
|
|
19 |
Sed
pudorosos conforme a mis palabras. |
20 |
Pero
no es laudable avergonzarse de todo, ni todo pudor merece aprobación. |
21 |
Avergonzaos
de la fornicación ante el padre y la madre, y de la mentira
ante el jefe y el poderoso; |
22 |
de
un delito ante el juez y el magistrado, y de la iniquidad ante
la asamblea y ante el pueblo; |
23 |
de
la injusticia ante el compañero y el amigo, y del robo ante
el lugar que moras; |
24 |
de haber quebrantado un juramento y una alianza; de apoyar en
la mesa el codo sobre el pan, de ofender a alguno al recibir
o dar; |
25 |
de
no responder al saludo; de fijar la mirada en mujer pública; |
26 |
de
volver el rostro a un pariente; de apropiarte dones y obsequios; |
27 |
de mirar con fijeza a mujer que tiene marido, de indiscreciones
con su criada y de acercarte a su lecho. |
28 |
De las palabras de ultraje a los amigos, y de reprocharles después
de haberles dado algo. |
|
|
C.R.Y&S |
|