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Sapienciales
EL
LIBRO DEL ECLESIASTICO
Capítulo
21 |
La
huida del pecado |
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1 |
Hijo,
¿has pecado? No vuelvas a pecar más y ora por los pecados anteriores. |
2 |
Como
de la serpiente, huye del pecado, porque si te acercas, te morderá. |
3 |
Dientes
de león son los suyos, que dan muerte a los hombres. |
4 |
Toda
iniquidad es como espada de dos filos; no hay medicina para
su llaga. |
5 |
Violencia
y soberbia aniquilan la hacienda, y será asolada la casa del
orgulloso. |
6 |
La
oración del pobre va de su boca a los oídos de Dios, y su juicio
viene prestamente. |
7 |
El
que aborrece la reprensión va por los pasos del pecador; el
que teme al Señor se convierte de corazón. |
8 |
Desde
lejos se conoce al lenguaraz en el hablar; pero el sensato sabe
cuando resbala. |
9 |
El
que edifica su casa con los bienes ajenos es como quien amontona
piedras para el invierno. |
10 |
Montón
de estopa es banda de impíos; la llama del fuego será su fin. |
11 |
El
camino de los pecadores está enlosado, pero su fin es la sima
del hades. |
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|
Sabiduría
y necedad |
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12 |
El
que guarda la Ley domina sus pensamientos. |
13 |
Y
el fin del temor de Dios es la sabiduría. |
14 |
No
es educado el que no es hábil; |
15 |
pero
hay una habilidad que aumenta la amargura. |
16 |
La
ciencia del sabio crece como una inundación, y su consejo es
como una fuente de vida. |
17 |
El
corazón del necio es como un vaso roto, no retiene la sabiduría. |
18 |
El
discreto si oyere una palabra sabia, la alabará y le añadirá
algo más; pero la oye el libertino, le desagrada y lo echa sobre
sus espaldas. |
19 |
La
explicación del necio es como carga en el camino, pero en los
labios del prudente se encuentra complacencia. |
20 |
El
parecer del prudente es requerido en la asamblea, y a lo que
dijere pondrán mucha atención. |
21 |
Como
casa en ruina es la sabiduría para el necio; y la ciencia para
el insensato es palabra ininteligible. |
22 |
Grillos
en los pies es la disciplina para el insensato, y como esposas
en su mano derecha. |
23 |
El
necio, al reírse, levanta su voz; en cambio, el inteligente
apenas sonríe quedamente. |
24 |
Como
adorno de oro es para el prudente la disciplina, como brazalete
en su brazo derecho. |
25 |
Los
pies del necio son ligeros para entrar en las casas, pero el
varón discreto se recela de entrar. |
26 |
El
necio desde la puerta se asoma a la casa, pero el educado se
detiene fuera. |
27 |
Es
de mala educación escuchar a la puerta; al prudente se le caería
la cara de vergüenza. |
28 |
Los
labios de los necios dicen necedades; las palabras del prudente
pesan en la balanza. |
29 |
En
la boca de los necios está su corazón; y el corazón de los sabios
es su boca. |
30 |
Cuando
el impío maldice a su enemigo, se maldice a sí mismo. |
31 |
El
murmurador se mancha a sí mismo y es aborrecido de la vecindad. |
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Capítulo
22 |
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|
1 |
Se
asemeja el perezoso a una pella de barro; todos silban sobre
su infamia. |
2 |
Se
parece a una bola de estiércol; quien la coge se sacude las
manos. |
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|
El
hijo mal educado |
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3 |
Es
deshonra del padre haber engendrado un hijo indisciplinado;
pero si es una una hija, nace en menoscabo suyo. |
4 |
La
hija prudente se convierte en herencia para su marido; pero
la desvergonzada sirve de tristeza para el que la crió. |
5 |
Al
padre y al marido avergüenza la descarada, y por ambos será
desestimada. |
6 |
Música
en el duelo es cuento fuera de tiempo, pero los azotes y la
educación son sabios en todo tiempo. |
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|
El
necio |
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7 |
Como
quien compone un cacharro roto es el que enseña a un necio; |
8 |
es
despertar a un dormilón que duerme profundo sueño. |
9 |
Es
hablar con un dormido el hablar con un necio, que al fin acabará
por decir: "¿Qué pasa?" |
10 |
Llora
al muerto, pues se extinguió su luz, y llora al necio, pues
se extinguió su inteligencia. |
11 |
No
llores demasiado por un muerto, pues ha logrado el reposo. |
12 |
La
vida del necio es peor que la muerte. |
13 |
El
duelo por un muerto dura siete días, pero el duelo del necio
y del impío, todos los días de su vida. |
14 |
Con
el necio no hables demasiado, ni vayas con el insensato. |
15 |
Guárdate
de él si quieres evitar el fastidio, y no te manchará con su
contacto. |
16 |
Apártate
de él y tendrás descanso, y no tendrás que sufrir por su falta
de inteligencia. |
17 |
Que
es más pesado que el plomo; ¿y cómo llamarle sino necio? |
18 |
Carga de arena, de sal, de hierro, son más fáciles de sobrellevar
que un necio. |
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La
fortaleza |
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19 |
El
maderamen bien ensamblado de un edificio no lo desencaja un
terremoto, así el corazón afirmado en consejo bien maduro. |
20 |
No
vacila en tiempo alguno. Corazón que se apoya en pensamiento
sabio es como revoque mezclado con arena en muro liso. |
21 |
Estocadas
colocadas en lugar alto no se sostienen ante el viento. |
22 |
Así
el corazón tímido, apoyado en necios pensamientos, no resiste
al temor. |
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|
La
amistad |
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23 |
Quien
los ojos se frota saca lágrimas, |
24 |
y
el que se punza el corazón descubre sus sentimientos. |
25 |
Quien
tira una piedra a los pájaros los espanta; el que afrenta al
amigo rompe la amistad. |
26 |
Si
desenvainaste la espada contra el amigo, no desesperes, porque
hay posibilidad de retorno. |
27 |
Si
has abierto la boca contra el amigo, no temas, que hay posibilidad
de reconciliación. Pero los ultrajes y la soberbia, así como
revelar secretos y traicionar, son cosas que espantan a todo
amigo. |
28 |
Guarda
fidelidad al prójimo en la pobreza, para que puedas gozar con
él de sus bienes en la prosperidad. |
29 |
Permanece
con él en el tiempo de la tribulación, para que tengas parte
en su herencia. |
30 |
Antes
del fuego sale el vapor del brasero y el humo; así antes de
la efución de sangre hay insultos. |
31 |
No me avergonzaré de defender a mi amigo ni me ocultaré de él,
que si algún mal me sucede por él,
|
32 |
así, todo el que oiga su guardará de él. |
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|
Oración
pidiendo preservación del mal |
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33 |
¡Quién
pusiera un guarda en mi boca y un sello de prudencia en mis
labios para que por ellos no caiga y no me pierda mi lengua! |
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Capítulo
23 |
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|
1 |
Señor,
Padre, Soberano de mi vida, no me abandones al capricho de ellos
ni me dejes caer por ellos. |
2 |
¿Quién
aplicará azotes contra mis pensamientos, y la instrucción de
la sabiduría sobre mi corazón, sin compasión a mis errores y
sin que escapen mis pecados?, |
3 |
Para
que no se multipliquen mis ignorancias y se acrecienten mis
pecados, y venga a caer ante los adversarios, y se regocije
mi enemigo contra mí. |
4 |
Señor,
Padre y Dios de mi vida, no me des ojos altaneros. |
5 |
No
me haga altivo de ojos; y aparta de mí la envidia. |
6 |
No
se adueñen de mí los placeres del vientre y de la lujuria, y
no me entregues al espíritu lascivo. |
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|
Disciplina
de la lengua |
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7 |
Escuchad,
hijos míos, la disciplina de la boca, pues el que la guarde
no será sorprendido. |
8 |
Que
por los labios es atrapado el pecador y vienen a tropezar el
maldiciente y el soberbio en ellos. |
9 |
No
habitúes al juramento a tu boca, |
10 |
ni
te acostumbres a pronunciar el nombre del Santo. |
11 |
Pues
como el criado sometido continuamente al examen no le faltarán
cardenales, así el que siempre jura y profiere el nombre del
Señor no estará limpio de pecado. |
12 |
Hombre
que mucho jura se llenará de iniquidades, y el azote no se apartará
de su casa. |
13 |
Si
uno peca, el pecado pesará sobre él, y si no tiene cuenta, pecará
doblemente. |
14 |
El
que jura en vano no está exento de culpa, y su casa estará llena
de penas. |
15 |
Hay
modos de hablar que llevan a la muerte; lejos estén de la descendencia
de Jacob. |
16 |
Pues
todo esto debe estar muy lejos del varón piadoso, y así no se
verá enredado en el pecado. |
17 |
No
habitúes tu boca a torpes groserías, pues en ellas hay palabras
pecaminosas. |
18 |
Acuérdate
de tu padre y de tu madre cuando te sientes en medio de los
grandes; |
19 |
no
sea que te olvides en su presencia y, llevado de tu costumbre,vengas
a hacer el necio, y querrías entonces no haber nacido, maldiciendo
el día de tu nacimiento. |
20 |
El
hombre avezado a los insultos no se educará en todos los días
de su vida. |
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|
El
adulterio |
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21 |
Dos
suertes de hombres multiplican los pecados y una tercera atrae
la cólera: |
22 |
Un
alma fogosa, como fuego ardiente, no se apaga hasta consumirse
del todo. |
23 |
El
hombre impúdico consigo mismo, que no cesará hasta que su fuego
se extinga. |
24 |
El
hombre fornicario, a quien todo pan le es dulce, que no se cansará
mientras no muera. |
25 |
El
hombre infiel al propio lecho conyugal, que dice para sí: “¿Quién
me ve? |
26 |
La
oscuridad me cerca y las paredes me ocultan; nadie me ve, ¿qué
tengo que temer? El Altísimo no se da cuenta de mis pecados.” |
27 |
Sólo
teme los ojos de los hombres. |
28 |
Y
no sabe que los ojos del Señor son mil veces más claros que
el sol y que ven todos los caminos de los hombres y penetran
hasta los lugares más escondidos. |
29 |
Antes
que fueran creadas todas las cosas, ya las conocía El, y lo
mismo las conoce después de acabadas. |
30 |
Será
aquél castigado en las plazas de la ciudad, y capturado donde
menos lo pensaba. |
31 |
Así
también la mujer que engaña a su marido |
32 |
y
de un extraño le da un heredero; |
33 |
porque
en primer lugar desobedeció a la Ley del Altísimo, y en segundo
faltó a su marido; y en tercer lugar cometió adulterio, teniendo
un hijo de varón extraño. |
34 |
Esta
será llevada ante la asamblea, y, respecto de sus hijos, se
hará investigación. |
35 |
Sus
hijos no echarán raíces ni sus ramas darán fruto. |
36 |
Dejará
una memoria de maldición, y su deshonra no se borrará. |
37 |
Y los supervivientes conocerán que nada hay mejor que el temor
del Señor y nada más dulce que atenerse a sus mandamientos. |
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Capítulo
24 |
Elogio
de la Sabiduría |
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1 |
La
sabiduría se alaba a sí misma y se gloría en medio de su pueblo: |
2 |
En
la asamblea del Altísimo abre su boca y en presencia de su majestad
se gloría. |
3 |
Yo
salí de la boca del Altísimo, |
4 |
y
como niebla cubrí toda la tierra. |
5 |
Yo
establecí mi tienda en las alturas |
6 |
y
mi trono en una columna de nube. |
7 |
Sola
recorrí el círculo de los cielos y me paseé por las profundidades
del abismo. |
8 |
Por
las ondas del mar y por toda la tierra. |
9 |
En
todo pueblo y nación imperé; |
10 |
tras todas estas cosas busqué donde descansar, buscando una
herencia para instalarme en ella. |
11 |
Entonces
el Creador de todas las cosas me dio una orden, y el que me
creó reposó en mi tienda, y me dijo: |
12 |
Pon
tu tienda en Jacob |
13 |
y
sea tu heredad en Israel. |
|
|
|
Mora
en Israel |
|
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14 |
Desde
el principio y antes de los cielos me creó y hasta el fin no
dejaré de ser. En el tabernáculo santo, delante de él ministré, |
15 |
y
así tuve en Sión morada fija y estable: reposé en la ciudad
de El amada, y en Jerusalén tuve la sede de mi imperio. |
16 |
Eché raíces en el pueblo glorioso, en la porción del Señor,
en su heredad. |
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|
|
Sus
gracias |
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17 |
Como
cedro del Líbano crecí, como ciprés de los montes del Hermón. |
18 |
Crecí
como palma de Engadí, como rosal de Jericó. |
19 |
Como
hermoso olivo en la llanura, y he crecido como un plátano. |
20 |
Como
la canela y el bálsamo aromático exhalé mi aroma y como mirra
escogida dí suave olor. |
21 |
Como
gálbano, estacte y alabastrino vaso de perfume, como nube de
incienso en el tabernáculo. |
22 |
Como
el terebinto extendí mis ramas, ramas magníficas y graciosas. |
23 |
Como
vid eché hermosos sarmientos y mis flores dieron sabrosos y
ricos frutos. |
24 |
Yo
soy la madre del amor, del temor, de la ciencia y de la santa
esperanza. |
25 |
Venid
a mí |
26 |
cuantos
me deseáis y saciaos de mis frutos. |
27 |
Porque
recordarme es más dulce que la miel, y poseerme más rico que
el panal de miel. |
28 |
Los
que me coman quedarán con hambre, |
29 |
y
los que me beban quedarán sedientos. |
30 |
El
que me obedezca no se avergonzará, y los que obren por mí no
pecarán. |
|
|
|
Está
en la Ley |
|
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31 |
El
libro de la alianza del Dios Altísimo es todo esto, |
32 |
la
ley que nos dio Moisés en heredad a la casa de Jacob. |
33 |
Llena
de sabiduría |
34 |
como
de agua el Pisón, |
35 |
y
como el Tigris en los días de los nuevos frutos. |
36 |
Llena
de inteligencia como de agua el Eufrates, y como el Jordán en
los días de la mies. |
37 |
Que
rebosa de instrucción como el Nilo, y como el Guijón en los
días de vendimia. |
38 |
El
primero no acabó de conocerla ni igualmente el último dará con
sus huellas. |
39 |
Porque
su pensamiento es más profundo que el mar y su consejo más profundo
que el gran abismo. |
40 |
Así
yo, como canal derivado el río, |
41 |
como
acueducto que conduce al paraíso. |
42 |
Díjeme:
Yo regaré mi jardín e inundaré mis bancales. |
43 |
Y
mi canal se hizo un río, y mi río se hizo un mar. |
44 |
Todavía
haré brillar la educación como la aurora, y la haré aparecer
a lo lejos. |
45 |
Quiero
derramar mi doctrina como profecía |
46 |
y
legarla a las generaciones remotas. |
47 |
Ved
que no trabajo sólo para mí, sino para todos los que la buscan. |
|
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Capítulo
25 |
Tres
cosas gratas |
|
|
1 |
Con
tres cosas me adorno y me presento, hermosas ante el Señor y
ante los hombres: |
2 |
la
concordia entre hermanos, la amistad entre prójimos y la armonía
entre mujer y marido. |
3 |
Tres
suertes aborrece mi alma en la gente, cuya vida me indigna sobremanera: |
4 |
pobre
soberbio y rico embustero, y anciano adúltero y menguado de
inteligencia. |
|
|
|
La
corona de la ancianidad |
|
|
5 |
Si
no cosechaste en la juventud, ¿cómo lo hallarás en la vejez? |
6 |
¡Cuán
bien sienta a los cabellos blancos el juicio, y a los ancianos
el consejo! |
7 |
¡Qué
bien dice la sabiduría a los ancianos, y la inteligencia y el
consejo a los nobles! |
8 |
La
corona de los ancianos es su rica experiencia, y el temor del
Señor, su gloria. |
|
|
|
Cosas
laudables |
|
|
9 |
Nueve
conjeturas considero felices en el corazón, y la décima la declararé
con la lengua: |
10 |
El
varón que se alegra en los hijos, y el que en vida contempla
la caída de los enemigos. |
11 |
Dichoso
quien convive con mujer discreta, quien no peca con su lengua,
y quien no sirve a un amo indigno de él. |
12 |
Dichoso
el que halló la prudencia y el que enseña a oídos que escuchan. |
13 |
¡Qué
grande es el que encuentra la sabiduría!; pero nadie aventaja
al que teme al Señor. |
14 |
A
todo sobrepuja el temor del Señor. |
15 |
El
que no tiene, ¿a quién compararle? |
16 |
Prefiero
cualquier llaga, a llaga del corazón. |
17 |
Y
cualquier maldad, a la maldad de la mujer. |
18 |
Cualquier
intervención, excepto a la de los que odian. |
19 |
Y
cualquier venganza, a venganza de enemigo. |
20 |
No
hay veneno sobre el veneno de la serpiente |
21 |
y
no hay cólera sobre la cólera de la mujer. |
22 |
Prefiero
morar con un león o un dragón a habitar con una mujer maligna. |
|
|
|
La
mujer mala |
|
|
23 |
La
maldad de la mujer demuda su rostro y hace su semblante como
de oso; |
24 |
su
marido, sentado entre amigos, sin quererlo solloza amargamente. |
25 |
Ligera
es toda maldad comparada con la maldad de la mujer; |
26 |
caiga sobre ella la suerte de los pecadores. |
27 |
Lo
que una cuesta arenosa para los pies del anciano, es la mujer
deslenguada para un marido comedido. |
28 |
No
sucumbas a la belleza de la mujer ni la desees. |
29 |
Digno
de cólera, de reproche y de vergüenza |
30 |
es
que una mujer mantenga a su marido. |
31 |
Abatimiento
del ánimo, tristeza del rostro y llaga del corazón es la mujer
malvada. |
32 |
Manos
flacas y rodillas débiles tiene el marido a quien su mujer no
hace dichoso. |
33 |
Por
la mujer tuvo principio el pecado y por ella morimos todos. |
34 |
No
dejes que se te escape el agua ni des autoridad a la mujer mala. |
35 |
Si no va de tu mano, sepárala de ti. |
|
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Capítulo
26 |
La
mujer mala y la virtuosa |
|
|
1 |
Dichoso
el marido de una mujer buena; el número de sus días será doblado. |
2 |
La
mujer de valer alegra a su marido, cuyos años se colmarán en
paz. |
3 |
La
mujer buena es una fortuna; y será dada en lote a los que temen
al Señor. |
4 |
Y
sea rico, sea pobre, su corazón será feliz y en todo tiempo
mostrará rostro alegre. |
5 |
De
tres cosas tiene miedo mi corazón, y de una cuarta palidece
mi rostro: |
6 |
la
maledicencia en la ciudad, motín de la muchedumbre |
7 |
y
la calumnia; todas tres son peores que la muerte. |
8 |
Dolor
de corazón y duelo es la mujer celosa de otra, |
9 |
y
un azote de lengua para cuantos viven con ella. |
10 |
Yunta
de bueyes inquietos es la mujer mala; tocarla es como agarrar
un escorpión. |
11 |
Del
todo enojosa es la mujer borracha, que no ocultará su vergüenza. |
12 |
La
liviandad de la mujer se muestra en el descaro de su mirada
y en el pestañear de sus ojos. |
13 |
Sobre
la hija indócil redobla tu vigilancia, no sea que encontrando
laxitud se aproveche de ella. |
14 |
Guárdate
de la de ojos imprudentes, y no te maravilles si te falta. |
15 |
Cual
viajero sediento que abre la boca a toda agua que encuentra,
así ella se sienta en cualquier parte y abre su carcaj a cualquier
flecha. |
16 |
La
gracia de la mujer es el gozo de su marido. |
17 |
Su
saber le vigoriza los huesos. |
18 |
Un
don de Dios es la mujer callada, y no tiene precio la discreta. |
19 |
Gracia
sobre gracia es la mujer honesta; |
20 |
y
no tiene precio la mujer casta. |
21 |
Como
sol que se levanta en las alturas del Señor es la belleza de
la mujer buena en su casa ordenada. |
22 |
Como
lámpara que brilla en el candelero santo es la de hermoso rostro
sobre ella, esbelta. |
23 |
Columnas
de oro sobre basas de plata son las piernas sobre firmes talones
en la mujer bella. |
24 |
Hijo,
conserva sana la flor de tu edad |
25 |
y
no entregues a extraños tu vigor. |
26 |
Teniendo
tú un fértil campo, conténtate con sembrar en él; |
27 |
así
tus retoños serán tuyos y no derramarás tu simiente por doquier. |
28 |
La
mujere mercenaria es el desecho; la casada es torre de muerte
para quien se le acerca. |
29 |
La
mujer impía es el castigo del indigno; la piadosa, el premio
del que teme al Señor, |
30 |
La mujer desvergonzada desconoce la verguenza; la honesta tiene
verguenza aun de su marido.
|
31 |
La
desvergonzada debe ser tratada como un perro; la que tiene verguenza
teme al Señor. |
32 |
La
mujer que honra a su marido es de todos tenida por sabia; la
que le desprecia es por todos conocida por impía. |
33 |
El
disputar de la mujer es pasajero, es una fiebre ligera.. |
34 |
La
mujer regañosa y ligera de lengua es como clarín de enemigo
que incita a la respuesta. Pero si el marido es como ella, regañón,
toda su vida se la pasarán en guerras. |
|
|
|
Tres
cosas tristes |
|
|
34 |
Dos
cosas entristecen mi corazón y una tercera excita mi cólera: |
36 |
Hombre
de guerra que desfallece de miseria y los hombres inteligentes
cuando son despreciados. |
37 |
El
que de la justicia cae en pecado, a quien destina el Señor a
la espada. |
|
|
|
Peligro
en los negocios |
|
|
38 |
Difícilmente
se libra de culpa el mercader, y el tendero no será sin pecado. |
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Capítulo
27 |
|
|
1 |
Por
amor del dinero, muchos incurren en pecado, pues el que busca
enriquecerse tuerce los ojos. |
2 |
En
huecos de piedra se fija el poste, y entre el comprar y el vender
se hinca el pecado. |
3 |
Si
no te ases fuertemente al temor de Dios, |
4 |
pronto
será derribada tu casa. |
5 |
Zarandeando
la criba, quedan las granzas; así los defectos del hombre cuando
se remueven sus pensamientos. |
|
|
|
Discreción
en el hablar |
|
|
6 |
El
horno prueba los vasos del alfarero; la prueba del hombre es
su conversación. |
7 |
El
árbol bien cultivado se conoce por sus frutos, y el corazón
del hombre por la expresión de sus pensamientos. |
8 |
Antes
de oírle hablar no alabes a nadie, porque la palabra es la prueba
del hombre. |
9 |
Si
persigues la justicia, la alcanzarás, y te la vestirás como
túnica de gloria. |
10 |
Las
aves se juntan con sus semejantes, y la verdad retorna hacia
los que la practican. |
11 |
El
león acecha la presa; lo mismo el pecado a los que hacen injusticia. |
12 |
La
conversación del piadoso es siempre sabia; el necio muda como
la luna. |
13 |
Este
aguarda la ocasión para irse con insensatos; aquel permanece
siempre con los reflexivos. |
14 |
La
conversación de los necios es detestable, y su risa resuena
en orgías licenciosas. |
15 |
El
lenguaje del blasfemo pone los pelos de punta, y cuando riñe
hay que taparse los oídos. |
16 |
La
riña entre soberbios trae sangre, y sus altercados no pueden
oírse. |
17 |
El
que revela secretos pierde la confianza y no encontrará un amigo
para sí.
|
18 |
Ama
a tu amigo y muéstrate fiel con él; |
19 |
si
descubres sus secretos, no vayas tras él. |
20 |
Porque
como hombre que mató a un enemigo, así has matado tú la amistad
de tu prójimo . |
21 |
Y
como quien soltó el pájaro de su mano, así dejaste partir al
prójimo, y no volverás a darle alcance. |
22 |
No
le sigas, que está lejos y huye como gacela escapada del lazo. |
23 |
Se
venda una herida y una injuria se repara, |
24 |
pero
el que reveló secretos no tiene esperanza. |
|
|
|
El
engaño |
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25 |
El
que hace guiños con los ojos urde males, y nadie podrá apartarle
de ello. |
26 |
Delante
de tus ojos endulzará las palabras de su boca, y hará que se
admira de tus palabras; pero al fin torcerá su boca y en tus
palabras pondrá tropiezos. |
27 |
Muchas
cosas aborrezco, pero nada tanto como a éste, y el Señor le
aborrece también. |
28 |
El
que tira la piedra a lo alto, la arroja sobre su cabeza, y el
golpe a traición causa heridas.
|
29 |
El
que cava una hoya caerá en ella, y el que tiende una red, en
ella quedará preso. |
30 |
El
que hace el mal, se le volverá contra él, sin que sepa de dónde
le viene. |
31 |
Sarcasmos
y ultrajes son patrimonio de soberbios, pero la venganza los
acecha como león. |
32 |
Serán
atrapados en el lazo los que se alegren de la caída del piadoso,
y el dolor los consumirá antes de la muerte. |
33 |
El
rencor y la cólera son detestables; y el hombre pecador los
posee. |
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Capítulo
28 |
Moderación
de la ira |
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1 |
El
que se venga será víctima de la venganza del Señor, que le pedirá
exacta cuenta de sus pecados. |
2 |
Perdona
a tu prójimo la injuria, y tus pecados, a tus ruegos, te serán
perdonados. |
3 |
¿Guarda
el hombre rencor contra el hombre, e irá a pedir perdón al Señor
curación? |
4 |
¿No
tiene misericordia de su semejante, y va a suplicar por sus
pecados? |
5 |
Siendo
carne, guarda rencor. ¿Quién va a tener piedad de sus delitos? |
6 |
Acuérdate
de tus postrimerías y no tengas odio. |
7 |
Y
guárdate de la corrupción y de la muerte y cumple los mandamientos. |
8 |
Acuérdate
de los mandamientos y no odies al prójimo. |
9 |
Acuérdate
de la alianza del Altísimo y pasa por alto la ignorancia.. |
10 |
Aléjate
de contiendas y aminorarás los pecados. |
11 |
Porque
el hombre iracundo enciende las contiendas. El hombre pecador
siembra la turbación entre amigos y en medio de los que en paz
están arroja la calumnia. |
12 |
A
tenor del combustible se enciende y se alimenta el fuego, y
según el poder del hombre, así es su ira; según su riqueza crece
su cólera, y se enciende según la violencia de la disputa. |
13 |
Pendencia
súbita alumbra el fuego, y una riña apresurada hace correr la
sangre. |
14 |
Si soplas sobre brasas, las enciendes, y si escupes sobre ellas,
las apagas; y ambas cosas proceden de tu boca. |
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|
|
La
maledicencia |
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15 |
Maldice
al murmurador y al de lengua doble, porque han sido la perdición
de muchos que vivían en paz. |
16 |
La
lengua maldiciente ha desterrado a muchos y los arrojó de pueblo
en pueblo. |
17 |
Destruye
las ciudades fuertes y derriba los palacios de los grandes. |
18 |
La
lengua calumniadora echa de casa a la mujer fuerte |
19 |
y
la priva del fruto de su trabajo. |
20 |
Quien
a ella atiende no encontrará reposo ni podrá reposar con tranquilidad. |
21 |
El
golpe del azote hace cardenales; el golpe de la lengua quebranta
los huesos. |
22 |
Muchos
cayeron al filo de la espada, pero no tantos como los que cayeron
por la lengua. |
23 |
Feliz
el que está a cubierto de ella, no es víctima de su rabia y
no tiene que soportar su yugo ni se ve preso en sus cadenas. |
24 |
Porque
su yugo es yugo de hierro, y sus cadenas son cadenas de bronce. |
25 |
Muerte
espantosa es la muerte que da, y el hades es preferible a ella; |
26 |
pero
no tendrá imperio sobre los piadosos, y éstos no arderán en
sus llamas. |
27 |
Los
que abandonan al Señor caerán en ella y los abrasará sin extinguirse.
Sobre ellos se arrojará como león, y como leopardo los destrozará. |
28 |
Mira de poner a tu heredad cerca de espinos. |
29 |
y
guarda bien tu plata y tu oro. Haz para tus palabras balanza
y pesas, y para tu boca puerta y cerrojo. |
30 |
Atiende para no resbalar por ella, para que no caigas ante quien
te acecha. |
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|
Capítulo
29 |
La
misericordia |
|
|
1 |
El
misericordioso presta a su prójimo, y el que le sostiene con
su mano guarda los preceptos. |
2 |
Presta
a tu prójimo al tiempo de su necesidad y devuélvele a su tiempo
lo prestado. |
3 |
Manten
tu palabra, sé con él leal, y hallarás en todo tiempo lo que
necesites. |
4 |
Para
muchos el préstamo es un hallazgo, fastidian a quien los socorrió. |
5 |
Hasta
recibir, besan la mano del prójimo y con voz humilde le ponderan
sus riquezas. |
6 |
Pero
al momento de la devolución da largas, da vanas excusas y echa
la culpa al tiempo. |
7 |
Si
paga, apenas pagará la mitad, y tendrás que darlo por hallazgo. |
8 |
Y
si no paga, te quedarás sin tu dinero, y te habrás hecho, sin
buscarlo, un enemigo. |
9 |
Te
pagará con maldiciones e injurias, y en vez de honor devolverá
ultrajes. |
10 |
Muchos
por esto se niegan a prestar, pues temen ser tomados por tontos. |
11 |
Sin embargo, sé generoso con el desgraciado y no le hagas esperar
la limosna. |
12 |
Por
amor de la Ley acoge al pobre y en su necesidad no le despidas
de vacío. |
13 |
Por
amor del hermano y del amigo consiente en perder tu dinero,
no dejes que se te enmohezca bajo una piedra. |
14 |
Hazte
un tesoro según los preceptos del Altísimo, y te aprovechará
más que el oro. |
15 |
Encierra
la limosna en tus arcas, y te librará de toda miseria. |
16 |
Más
que un fuerte escudo |
17 |
y
una lanza poderosa, |
18 |
combatirá por ti contra el enemigo. |
|
|
|
La
fianza |
|
|
19 |
El
varón bondadoso fía a su prójimo, pero el que ha perdido la
vergüenza le deja en la estacada. |
20 |
No
olvides el beneficio de tu fiador, pues se empeñó por tí. |
21 |
El
malvado derrocha los bienes de su fiador, |
22 |
y el ingrato deja en el brete a quien le salvó. |
23 |
La
fianza ha perdido a muchos que estaban bien |
24 |
y
los sacudió como mar tormentoso. |
25 |
Sacó
de su casa a hombres ricos y los hizo peregrinar por tierras
extrañas. |
26 |
El
pecador, al fiar, se verá burlado, y persiguiendo ganancias,
se enredará en pleitos. |
27 |
Según
tus posibilidades, socorre a tu prójimo, y mira por tí, que
no caigas. |
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|
|
La
hospitalidad |
|
|
28 |
Necesarios
para la vida son el agua y el pan; el vestido y la casa, para
abrigo de la desnudez. |
29 |
Más
vale vivir pobre bajo un techo de tablas que banquetear en casa
extraña. |
30 |
Conténtate
con lo poco o con lo mucho, y no tendrás que oír que te reprochan
por forastero.
|
31 |
Triste
es tener que andar de casa en casa; donde habites como extraño
no osarás abrir la boca. |
32 |
Habrás
dado hospedaje y habrás dado de beber sin que te sea agradecido,
y, a pesar de esto, habrás de oír palabras amargas: |
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|
|
Mira
si hay qué |
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33 |
“Entra,
forastero; prepara la mesa; y si tienes algo a mano, dame de
comer. |
34 |
Sal,
forastero; cede a uno más digno; viene mi hermano y necesito
la casa.” |
35 |
Duras palabras son éstas para un hombre sentido: la increpación
del amo de la casa y la injuria del usurero. |
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Capítulo
30 |
La
corrección de los hijos |
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1 |
El
que ama al hijo le habitúa a los azotes, para que al fin pueda
complacerse en él. |
2 |
El
que educa bien a su hijo se gozará en él y podrá gloriarse en
medio de sus conocidos. |
3 |
El
que enseña a su hijo será envidiado de su enemigo, y ante sus
amigos se regocijará en él. |
4 |
Si
muere su padre, como si no hubiera muerto, pues deja en pos
de sí uno igual a él. |
5 |
Durante
su vida le ve y se alegra, y al morir no siente pena. |
6 |
Frente
a sus enemigos deja un vengador, y a sus amigos quien les pague
con gratitud. |
7 |
El
que mima a su hijo tendrá luego que vendarle las heridas, y
a cada grito suyo sentirá que se le conmueven las entrañas. |
8 |
Caballo
no domado se hace indócil, y el hijo abandonado se torna díscolo. |
9 |
Halaga
a tu hijo, y te hará temblar; juega con él, y te dará pesares. |
10 |
No
te rías con él, no te haga sufrir y al fin rechines los dientes. |
11 |
En
su juventud no le des largas y no disimules sus faltas. |
12 |
Doblega
su cuello en la juventud y tunde sus espaldas mientras es niño,
no se te vuelva terco y desobediente. |
13 |
Educa
a tu hijo y aplícale al trabajo, no vengas a tropezar por su
torpeza. |
|
|
|
Sobre
la salud |
|
|
14 |
Mejor
es pobre sano y fuerte que rico achacoso en su cuerpo. |
15 |
La
salud y el bienestar valen más que el oro, y un cuerpo robusto,
más que una fortuna. |
16 |
No
hay riqueza que valga lo que la salud del cuerpo, y no hay bien
como el gozo del corazón. |
17 |
Preferible
es la muerte a una vida amarga, y el eterno reposo a un dolor
permanente. |
18 |
Manjares
esparcidos en boca cerrada son las ofrendas colocadas en un
sepulcro. |
19 |
¿Qué
le aprovecha al ídolo la ofrenda, pues no lo come ni lo huele? |
20 |
Así
es el rico que no puede disfrutar de su riqueza; |
21 |
la
ve con sus ojos y suspira, como eunuco que abraza a una doncella. |
22 |
No
te abandones a la tristeza, no te atormentes con cavilaciones |
23 |
La
vida del hombre es el gozo del corazón, y la alegría del varón
es su longevidad. |
24 |
Amate
a tí mismo y aconsuela tu corazón, y echa lejos de tí la tristeza; |
25 |
porque
a muchos mató la tristeza y no hay utilidad en ella. |
26 |
La
envidia y la cólera abrevian los días, y los cuidados traen
vejez prematura. |
27 |
El
sueño de un corazón contento es mejor que los más deliciosos
manjares y cuanto come le aprovecha. |
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|
C.R.Y&S |
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