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Sapienciales
EL
LIBRO DEL ECLESIASTICO
Capítulo
11 |
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1 |
La
sabiduría yergue la cabeza del humilde y le da asiento en medio
de los magnates. |
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El
juicio según las apariencias |
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2 |
No
alabes al hermoso por su hermosura ni afrentes al feo por su
fealdad. |
3 |
Pequeña
entre los volátiles es la abeja, pero el fruto de su labor es
riquísimo. |
4 |
No
escarnezcas al que está vestido de harapos ni afrentes al que
pasa un día desgraciado, porque las obras del Señor son admirables
y secreto su modo de actuar con los hombres. |
5 |
Muchos
príncipes acabaron por sentarse en el suelo, y quien menos se
pensaba se ciñó la corona. |
6 |
Muchos
potentados fueron muy afrentados, y asimismo gentes ilustres
fueron entregados en manos de otros. |
7 |
Antes
de informarte no reprendas; explora primero y luego corrige.
Antes de oír no respondas, y no interrumpas el discurso ajeno. |
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Moderación
de los negocios |
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8 |
No
contiendas en lo que no te importa ni te mezcles en pleito de
pecadores. |
9 |
Hijo
mío, no te metas en muchos asuntos, pues si los multiplicas
no quedarás impune. |
10 |
Y
si los persigues, no les darás alcance, y, aunque huyeres, no
escaparás. |
11 |
Hay
quien trabaja, se fatiga y se apresura, y, con todo, queda más
atrás. |
12 |
Hay
quien es débil y sin salud, que está falto de fuerzas y abunda
en pobreza. |
13 |
Pero los ojos del Señor lo contemplan para bien, y lo levanta
de su humillación. |
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De
Dios viene la riqueza y la pobreza |
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14 |
Los
bienes y los males, la vida y la muerte, la pobreza y la riqueza,
vienen del Señor. |
15 |
Del
Señor vienen la sabiduría, la ciencia y el conocimiento de la
Ley; el amor y los caminos de bien obrar vienen de El. |
16 |
El
error y las tinieblas son obras de los pecadores; los que en
el mal se complacen, en el mal envejecen. |
17 |
El
don de Dios a los piadosos es permanente, y su benevolencia
asegura para siempre su prosperidad. |
18 |
Hay
quien se enriquece a fuerza de afán y de ahorro, y con esto
ya se cree recompensado; |
19 |
y
se dice: “Hallé el reposo, ahora voy a comerme lo mío.” |
20 |
Pero
no sabe qué tiempo le queda y si morirá dejando a otros lo suyo. |
21 |
Sé
constante en tu oficio y vive en él y envejece en tu profesión. |
22 |
No
admires las obras del pecador; confía en el Señor y persevera
en tu trabajo. |
23 |
Porque
fácil cosa es al Señor enriquecer al pobre en un instante. |
24 |
La
bendición del Señor es la recompensa del piadoso; en un instante
hace florecer su bendición. |
25 |
No
digas: ¿Qué necesito y qué necesidad tengo ya de nada? |
26 |
No
digas: Tengo bastante, y ¿qué calamidad podrá venir sobre mí? |
27 |
La
dicha presente hace olvidar la desdicha, y la presente desventura
hace olvidar la ventura. |
28 |
Porque
es fácil al Señor, en el día de la muerte, retribuir al hombre
según sus caminos. |
29 |
La
aflicción de una hora hace olvidar el placer, y el fin del hombre
descubre lo que él es. |
30 |
Antes
de la muerte no alabes a nadie, que sólo al fin se conoce quién
es cada uno. |
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La
hospitalidad |
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31 |
No
introduzcas a cualquiera en tu casa, porque son muchas las intrigas
del astuto. |
32 |
Como
reclamo de perdiz en su jaula es el corazón del soberbio, y
como lobo que acecha la presa; |
33 |
pues
pagando el bien con mal, pone asechanzas, y a las cosas mejores
les pone tacha. |
34 |
Una
chispa enciende las brasas, y el malvado acecha la sangre. |
35 |
Guárdate
del malvado, porque maquina maldades, no sea que te eche una
mancha imborrable. |
36 |
Mete
en tu casa al forastero y te descompondrá con tumultos, y te
enajenará el ánimo de los tuyos. |
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Capítulo
12 |
Beneficencia
hacia el bueno |
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1 |
Si
obras el bien, mira a quién lo haces, y tendrás recompensa en
tus bienes. |
2 |
Haz
bien al piadoso y encontrarás correspondencia; si no de él,
a lo menos del Altísimo. |
3 |
No
será dichoso el que alienta al impío, y no hace con ello cosa
buena.
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4 |
Da
al piadoso y no socorras al pecador. |
5 |
Haz
bien al humilde y no des el impío. |
6 |
Porque
el Altísimo aborrece a los pecadores, y a los impíos les hará
experimentar su venganza. |
7 |
No des armas al impío, no te haga con ellas la guerra; hallarás
al tiempo de tu necesidad males duplicados por los bienes que
le hubieres hecho. |
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|
Desconfianza
del enemigo |
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8 |
No
es en la prosperidad cuando se conoce al amigo, ni en la desgracia
cuando se oculta el enemigo. |
9 |
En
la dicha, hasta el enemigo es amigo; en la desgracia, hasta
el amigo se retira. |
10 |
No
te fíes jamás de tu enemigo, pues como el ácido que destruye
el hierro, así es su maldad. |
11 |
Aunque
se humille y ande cabizcajo, ponte sobre aviso y guárdate de
él. Haz con él como quien pule un espejo, y que la herrumbre
no resiste hasta el fin. |
12 |
No
le pongas junto a ti, no te derribe y ocupe tu puesto. No le
sientes a tu derecha, no sea que te quite tu silla y al fin
reconozcas la verdad de mis palabras y te compunjas al recordar
mis advertencias, |
13 |
¿Quién
se compadecerá del encantador a quien muerde la serpiente y
del que anda con fieras? Así del que busca la compañía del pecador
y se mezcla en sus pecados. |
14 |
Mientras
estés en pie, no se descubre; pero si titubeas no se contiene. |
15 |
El
enemigo no tiene más que dulzura en sus labios, pero en su corazón
medita cómo echarte en la fosa. |
16 |
Derramarán
lágrimas sus ojos, pero, si hallare oportunidad, no se hartará
de sangre. |
17 |
Si
la desgracia te alcanza, lo encontrarás delante de ti. |
18 |
Y
fingiendo socorrerte, te echará la zancadilla |
19 |
Moverá la cabeza y batirá palmas, y murmurando mudará muchas
veces el semblante. |
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Capítulo
13 |
Elección
de las amistades |
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1 |
El
que con pez anda se mancha, y el que trata con soberbios se
hace semejante a ellos. |
2 |
No
tomes sobre ti peso superior a tus fuerzas ni trates con los
que son más poderosos y ricos que tú. |
3 |
¿Qué
le dará el caldero a la olla? Chocar con ella y quebrarla. |
4 |
El
rico hace injusticias y se gloría de ello; el pobre recibe una
injusticia y pide excusa. |
5 |
Mientras
le seas útil se servirá de tí; cuando no valgas nada, te abandonará. |
6 |
Si
tienes bienes, vivirá contigo, pero te empobrecerá sin dolerse. |
7 |
Si
le eres necesario, te adulará, te sonreirá y te dará esperanzas,
te hablará bellas palabras y te dirá: “¿Qué quieres?” |
8 |
Te
confundirá con sus festines hasta despojarte por dos y tres
veces, y al fin se burlará de tí. Después de esto, al verte,
pasará de largo, moviendo la cabeza sobre tí. |
9 |
Mira
no te engañen y te derribe tu necedad. |
10 |
Si
un poderoso te llama a sí, aléjate, y con mayor insistencia
serás llamado. |
11 |
No
te acerques tú, no seas rechazado; pero no estés demasiado lejos,
para no ser olvidado. |
12 |
No
te aventures a intimar con él y no des fé a sus muchas palabras,
porque con su mucha charla te pondrá a prueba y sonriendo te
sonsacará. |
13 |
Es
un infame quien falta a su palabra y sin miramientos forja enredos. |
14 |
Estáte
atento y guárdate mucho, porque la desgracia te ronda. |
15 |
Todo
animal ama a su semejante, y el hombre a su prójimo. |
16 |
Toda
carne se une a los de su especie, y el hombre a su semejante. |
17 |
¿Para
qué unir el lobo con el cordero? Pues lo mismo es unir al pecador
con el piadoso. |
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¿Qué
paz puede haber entre hiena y perro? Pues así entre el rico
y el pobre. |
18 |
El
asno salvaje es presa del león en el desierto; así también los
pobres son pasto de los ricos. |
19 |
Abominable
es para el soberbio la humildad, lo mismo que el pobre para
el rico. |
20 |
El
rico, si vacila, es sostenido por los amigos; pero el pobre,
si cae, es rechazado aun por los amigos. |
21 |
Si
tropieza el rico muchos le reciben, y aunque diga despropósitos,
lo justifican |
22 |
Pero
si resbala el pobre, se le reprocha, y si proclama cosas razonables,
no hay lugar para él. |
23 |
Habla
el rico, y todos callan y ponen por las nubes su discreción. |
24 |
Pero
habla el pobre y dicen: ¿Quién es éste? Y si se propasa, todos
se le echan encima. |
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Uso
de la riqueza |
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25 |
Buena
es la riqueza en la que no hay pecado, y mala es la pobreza
en las bocas de los impíos. |
26 |
El
corazón del hombre se refleja en su rostro, ya para bien, ya
para mal. |
27 |
Rostro
alegre es señal de corazón satisfecho; rostro triste, de preocupación
y afán. |
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Capítulo
14 |
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1 |
Dichoso
el varón que no peca con su boca y no siente el remordimiento
del pecado. |
2 |
Dichoso
aquel a quien no condena su corazón; no verá defraudada su esperanza. |
3 |
El
hombre tacaño, ¿para qué quiere la riqueza? y al avaro, ¿de
qué le sirve el oro? |
4 |
El
que se impone privaciones amontona para otros, y con sus bienes
otros se darán buena vida. |
5 |
El
que para sí mismo es malo, ¿para quién será bueno? Ni él disfruta
de sus tesoros. |
6 |
No
hay peor hombre que el que se denigra a sí mismo, y éste es
el salario de su iniquidad. |
7 |
Si
hace algún bien, es sin darse cuenta, y al fin viene a descubrir
su maldad. |
8 |
Es
malo el de ojos envidiosos, el que vuelve su rostro y desprecia
a las personas. |
9 |
El
ojo del codicioso no se sacia con su parte, y la iniquidad deseca
el alma. |
10 |
El ojo malvado es envidioso de pan, y hay penuria en su mesa. |
11 |
Hijo
mío, según tus facultades, hazte bien a tí mismo y ofrece al
Señor ofrendas dignas. |
12 |
Acuérdate
de que la muerte no tarda y que la decisión del hades no se
te ha manifestado. |
13 |
Antes
de tu muerte haz bien al enemigo, y según tus posibilidades
extiende tu mano y dale. |
14 |
No
te prives del bien del día y no dejes pasar la parte de goce
que te toca. |
15 |
¿No
vas a dejar a otro tu fortuna y tu hacienda no va a ser distribuida
a suerte? |
16 |
Da
y toma, y satisface tus deseos, |
17 |
que
en el hades no hay que buscar placer. |
18 |
Como
vestido se envejece toda carne porque ésta es la ley desde el
principio: que has de morir. |
19 |
Como
las hojas verdes de un árbol frondoso, que unas caen y otras
brotan, así es la generación de la carne y de la sangre: unos
mueren y otros nacen, |
20 |
Toda
obra corruptible perece, y el que la realiza se va tras ella. |
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|
Ventajas
de la sabiduría |
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21 |
Dichoso
el hombre que medita la sabiduría y atiende a la inteligencia. |
22 |
Que
estudia en su corazón sus caminos e investiga sus secretos.
Sal en pos de ella como siguiéndole los pasos y ponte al acecho
en sus caminos. |
23 |
Mira
por sus ventanas y escucha a sus puertas; |
24 |
vigila
cerca de su casa, y en sus muros fija las cuerdas de su tienda;
planta su tabernáculo junto a ella y habita en su buena morada; |
25 |
pone
sus hijuelos entre su follaje y mora bajo sus ramas. |
26 |
Se
protege allí, a su sombra, del calor y termina en su gloria. |
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Capítulo
15 |
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1 |
Así
hará quien teme al Señor, y quien se adhiere a la Ley logrará
la sabiduría. |
2 |
Como
madre le saldrá al encuentro y como esposa virginal le acogerá. |
3 |
Le
alimentará con el pan de la inteligencia y le dará a beber el
agua de la sabiduría. |
4 |
En
ella se apoyará y no vacilará, a ella se adherirá y no será
confundido. |
5 |
Le
levantará por encima de sus compañeros, en la asamblea le abrirá
la boca. |
6 |
Hallará
en ella gozo y corona de alegría, recibirá en herencia nombre
eterno. |
7 |
Los
insensatos no la logran, ni la verán los pecadores. |
8 |
Se
aleja de la soberbia y los mendaces no se acuerdan de ella. |
9 |
No
puede alabarla el malvado, porque Dios no le dio parte en ella; |
10 |
porque la alabanza ha de estar en la boca del sabio, y el que
la posee será maestro en ella.
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|
El
pecado no viene de Dios |
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11 |
No
digas: “Mi pecado viene de Dios,” que no hace El lo que detesta. |
12 |
No
digas que El te ha seducido, pues no necesita de hombres malos. |
13 |
El
Señor aborrece toda abominación y evita que en ella incurran
los que le temen. |
14 |
Dios
hizo al hombre desde el principio y le dejó en manos de su albedrío. |
15 |
Si
tú quieres, puedes guardar sus mandamientos, y es de sabios
hacer su voluntad. |
16 |
Ante
tí puso el fuego y el agua; a lo que tú quieras tenderás la
mano. |
17 |
Ante
el nombre están la vida y la muerte; lo que cada uno quiere
le será dado. |
18 |
Porque
grande es la sabiduría del Señor; es fuerte, poderoso y todo
lo ve. |
19 |
Sus
ojos se posan sobre los que le temen y conoce todas las obras
del hombre. |
20 |
Pues
a nadie ha mandado ser impío ni le ha dado permiso para pecar. |
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Capítulo
16 |
Dios
es justo |
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1 |
No
desees tener muchos hijos inútiles, ni te complazcas en hijos
impíos. Por muchos que tengas, no te alegres de ellos si no
tienen el temor del Señor. |
2 |
No
confíes en la vida de ellos ni tengas esperanza en su destino. |
3 |
Porque
más vale uno que mil. |
4 |
Y
más morir sin hijos que tenerlos impíos. |
5 |
Porque
por un solo sensato prospera una ciudad, y una tribu de inicuos
la devasta. |
6 |
Mucho
de esto he visto con mis ojos, y aun cosas más graves oyeron
mis oídos. |
7 |
En
la asamblea de los pecadores se encenderá el fuego y en la nación
rebelde se inflama la ira. |
8 |
No
perdonó a los antiguos gigantes, que, confiados en su fuerza,
se rebelaron; |
9 |
ni
perdonó a los vecinos de Lot, quienes se hicieron abominables
por su orgullo. |
10 |
No
se compadeció del pueblo destinado a la ruina, de los que por
sus pecados fueron exterminados. |
11 |
Ni
de los seiscientos mil infantes que se dejaron llevar de su
corazón rebelde. Uno solo que endurezca su cerviz, será maravilla
si queda impune; |
12 |
porque
hay en El misericordia y cólera; es poderoso en perdonar y derramar
su ira. |
13 |
Como
es grande su misericordia, así es severo su castigo; juzgará
al hombre según sus obras. |
14 |
No
escapará el pecador con sus rapiñas, ni se frustrará la paciencia
del piadoso. |
15 |
Recompensa a todos los misericordiosos, y cada uno recibirá
según sus obras. |
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|
|
De
Dios nadie se esconde |
|
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16 |
No
digas: “Me esconderé del Señor; allá en las alturas, ¿quién
se acordará de mí? |
17 |
En
muchedumbre no seré reconocido; ¿qué soy en la creación inmensa? |
18 |
He
aquí que el cielo y los cielos de los cielos es de Dios; el
abismo y la tierra se agitan ante su visita. |
19 |
Igualmente
los montes y los fundamentos de la tierra se estremecen cuando
los mira. |
20 |
Y
en ellos no se para mientes. |
21 |
¿Quién
se interesa en sus caminos? Y la tempestad ninguno la ve. |
22 |
La
mayor parte de sus obras están ocultas. Las obras de justicia
¿quién las anunciará? ¿Quién aguantará? Porque la decisión está
lejos. |
23 |
Esto
piensa el falto de cordura, porque el insensato y el exctraviado
piensan locuras. |
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|
|
Dios,
creador de todo |
|
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24 |
Óyeme,
hijo mío, y aprende sabiduría, y pon dentro de tu corazón mis
palabras. |
25 |
Con
comedimiento expondré la instrucción, y con cuidado proclamaré
la doctrina. |
26 |
Cuando
al principio el Señor creó sus obras, las distribuyó por partes
desde el comienzo. |
27 |
Las
ordenó para siempre y les asignó su oficio según su naturaleza.
No pasan hambre ni se fatigan y no interrumpen su trabajo. |
28 |
Ninguno
molesta al otro |
29 |
Y
jamás desobedecerán sus mandatos. |
30 |
Después
de esto miró el Señor a la tierra y la llenó de sus bienes. |
31 |
Cubrió la superficie de la tierra de animales de toda especie,
que a ella han de volver. |
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Capítulo
17 |
Dios,
Creador del Hombre |
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1 |
El
Señor formó al hombre de la tierra. |
2 |
Y
de nuevo le hará volver a ella. |
3 |
Le
señaló un número contado de días y le dio el dominio sobre ella.
Le vistió de la fortaleza a él conveniente y le hizo según su
propia imagen. |
4 |
Infundió
el temor de él en toda carne y sometió a su imperio las bestias
y las aves. |
5 |
Le
dio capacidad de elección, lengua, ojos y oídos y un corazón
para entender. |
6 |
Llenóle
de ciencia e inteligencia y le dio a conocer el bien y el mal. |
7 |
Iluminó
sus corazones para mostrarles la grandeza de sus obras, |
8 |
Para
que alabara su nombre santo y pregonara la grandeza de sus obras. |
9 |
Y
añadióle ciencia, dándole en posesión una Ley de vida. |
10 |
Estableció
con ellos un pacto eterno y les enseñó sus juicios. |
11 |
Contemplaron
sus ojos la grandeza de su gloria, y sus oídos oyeron su gloria
de su voz, y les dijo: “Guardaos de toda iniquidad.” |
12 |
Y
les dio mandatos acerca de su prójimo. |
13 |
El
mira siempre sus caminos y nada se esconde a sus ojos. |
14 |
Dio
a cada nación su jefe; |
15 |
pero Israel es la porción del Señor. |
16 |
Todas sus obras están ante El como está el sol, y sus ojos están
de continuo sobre sus caminos |
17 |
Sus
injusticias no se le ocultan, y todos sus pecados están delante
del Señor. |
18 |
La
limosna del hombre es como sello ante El, y tiene cuenta del
beneficio hecho al hombre como de la propia pupila. |
19 |
Luego
se alzará para darle su recompensa, y echará sobre la cabeza
de cada uno el pago de sus obras. |
20 |
Sin
embargo, perdona a los que se arrepienten y consuela a los que
pierden la esperanza. |
21 |
Vuélvete
al Señor y deja los pecados. |
22 |
Suplícale
y enmienda las ofensas. |
23 |
Conviértete
al Altísimo y apártate de la iniquidad, y aborrece de corazón
todo lo abominable. En el hades, ¿quién alabará al Altísimo |
24 |
por
los vivos que le tributan alabanzas? |
25 |
El
muerto, como el que no existe, ya no alaba; |
26 |
el vivo y el sano, ése alabará al Señor. |
27 |
¡Cuán
grande es la misericordia del Señor y su piedad para los que
se vuelven a El! |
28 |
Pues
no es posible que todas las cosas estén en los hombres, porque
el hijo del hombre no es inmortal. |
29 |
¿Qué
más refulgente que el sol? Con todo, se eclipsa. La carne y
la sangra sólo traman lo malo. |
30 |
El
sol preside al ejército de los altos cielos, pero el hombre
es polvo y ceniza. |
|
|
Capítulo
18 |
|
|
1 |
El
que vive eternamente creó juntamente todas las cosas. Sólo el
Señor es justo. |
2 |
A
nadie le es dado anunciar sus obras. |
3 |
¿Quién
investigará sus grandezas? |
4 |
El
poder de su majestad, ¿quién podrá calcular? ¿Y quién podrá
narrar sus misericordias? |
5 |
Nada
hay que quitar a su obra, nada que añadir, y nadie es capaz
de investigar las maravillas del Señor. |
6 |
Cuando
el hombre cree acabar, entonces comienza, y cuando se detiene
se ve perplejo. |
7 |
¿Qué
es el hombre y de qué sirve? ¿Qué tiene de bueno y qué de malo? |
8 |
El
número de los días del hombre, a más tirar, son cien años; como
una gota de agua en el mar, como un grano de arena, así son
sus pocos años a la luz del día de la eternidad. |
9 |
Por
eso el Señor es magnánimo con ellos y derrama sobre ellos su
misericordia. |
10 |
Ve
y conoce que su fin es desventurado. |
11 |
y
por eso multiplica sus piedades. |
12 |
La
misericordia del hombre es para con su prójimo; la del Señor,
para con toda carne. |
13 |
Arguye,
instruye y enseña, y reduce como pastor a su rebaño. |
14 |
Tiene piedad de quien recibe su enseñanza, de quien es diligente
en cumplir sus preceptos. |
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|
|
La
buena conversación |
|
|
15 |
Hijo
mío, tus beneficios no los acompañes de reproches, ni tus obsequios
de palabras amargas. |
16 |
El
rocío refresca los ardores del sol, y así la buena palabra es
mejor que el don. |
17 |
Una
buena palabra es mejor que un obsequio, pero el hombre benéfico
une la una al otro. |
18 |
El
necio hace groseros reproches, y el don del envidioso hace mal
a los ojos. |
19 |
Antes
de hablar, aprende, y antes de la enfermedad, cuídate. |
20 |
Antes
del juicio examínate a tí mismo, y en la hora de la visitación
hallarás piedad. |
21 |
Antes
de enfermar, humíllate, y si pecas, conviértete. |
22 |
No
dejes de cumplir a su tiempo tus votos, no aguardes a la muerte
para ello. |
23 |
Antes
de hacer un voto, míralo bien, no seas como quien tienta al
Señor. |
24 |
Acuérdate
de la cólera del día postrero, del día de la venganza, cuando
Dios aparta su rostro |
25 |
Al
tiempo de la abundancia acuérdate del hambre, de la pobreza
y de la necesidad en los días de la riqueza. |
26 |
Como
cambia el tiempo desde el amanecer hasta la tarde, así todo
pasa rápidamente ante el Señor. |
27 |
El
hombre sabio en todas las cosas está prevenido, y en los días
de pecado se guarda de las faltas. |
28 |
Del
sensato es aprender sabiduría y alabar a quien la halla. |
29 |
Los
prudentes en palabras se hacen sabios y derraman como lluvia
los proverbios oportunos. |
|
|
|
Moderación |
|
|
30 |
No
te dejes llevar de tus codicias y cohíbete tus deseos. |
31 |
Si
das a tu alma la satisfacción de tus apetitos, te harás la burla
de tus enemigos. |
32 |
No
te goces en la abundancia de delicias ni te entregues a tal
sociedad. |
33 |
No te empobrezcas festejando con dinero prestado, sin tener
nada en la bolsa. |
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|
Capítulo
20 |
La
discreción en el hablar |
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|
1 |
¡Más
hermoso es amonestar que irritarse! Y quien confiesa la culpa
evitará la falta. |
2 |
Como
eunuco que pretende desflorar a una doncella |
3 |
es
el que a la fuerza hace la justicia. |
4 |
Bueno
es que el corregido manifieste arrepentimiento; así huirá del
pecado voluntario. |
5 |
Hay
quien callando se muestra sabio, y quien se hace odioso por
su mucho hablar. |
6 |
Hay
quien calla porque no tiene qué responder, y hay quien calla
esperando su vez. |
7 |
El
sabio se calla hasta el momento oportuno; el necio no sabe aguardar
su tiempo. |
8 |
El
que mucho habla se hace aborrecible, y el que pretende imponerse
se hace odioso. |
9 |
Hay
éxito para un hombre en los males, y hay hallazgos que son para
pérdida. |
10 |
Hay
dones que de nada sirven, y hay otros cuyo provecho es doble. |
11 |
Hay
humillaciones a causa de la gloria, y hay quien de la humillación
levanta la cabeza. |
12 |
Hay
quien compra muchas cosas por poco, y hay quien las paga siete
veces. |
13 |
El
discreto en hablar se hace amable, pero las gracias del necio
se desprecian. |
14 |
Don
de necio no te aprovechará, porque sus ojos son muchos en vez
de uno. |
15 |
Da
poco y echa en cara mucho, y lo pregona a boca llena. |
16 |
Hoy
presta y mañana exigirá; semejante hombre es aborrecible. |
17 |
Dice
el necio: “Yo no tengo amigos, no hay gratitud para mis buenas
obras. |
18 |
Los
que comen mi pan son malas lenguas.” ¡Cuántos y cuántas veces
se burlarán de él! |
19 |
Mejor
es caer en el suelo que caer por la lengua. |
20 |
La
caída de los malos llega apresuradamente. |
21 |
Hombre
sin gracia, cuento a destiempo; está continuamente en boca de
los ineducados. |
22 |
De la boca del necio se rechaza la sentencia, porque no la dice
a su tiempo. |
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Sentencias
varias |
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23 |
Hay
quien de pobre no puede ni pecar, y no es perturbado en su reposo. |
24 |
Hay
quien por respetos humanos pierde su alma, y se da por perdido
ante la mirada de un necio. |
25 |
Hay
quien por respeto humano promete al amigo, y por una nonada
se le hace enemigo. |
26 |
Es
infamia en el hombre la mentira, que se halla siempre en los
labios de los insensatos. |
27 |
Es
preferible el ladrón al mentiroso; uno y otro tendrán por heredad
la perdición. |
28 |
La
costumbre del embustero es deshonrosa, y lleva siempre con él
su deshonor. |
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Parábolas |
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29 |
El
sabio en palabras se acredita a sí mismo, y el hombre prudente
agradará a los magnates. |
30 |
El
que cultiva la tierra aumentará sus parvas, y el que agrada
a los grandes se hará perdonar la iniquidad. |
31 |
Regalos
y dones ciegan los ojos de los sabios y son como bozal en la
boca para la reprensión. |
32 |
Sabiduría
oculta y tesoro escondido, ¿de qué sirven la una y el otro? |
33 |
Mejor
hombre el que esconde su necedad que el que oculta su sabiduría. |
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C.R.Y&S |
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