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CREACION DEL UNIVERSO SEGUN EL GÉNESIS
LA HISTORIA DIVINA DE JESUCRISTO
 
 

LA SAGRADA BIBLIA

ANTIGUO TESTAMENTO

 

PARALIPÓMENOS O CRÓNICAS

SEGUNDA PARTE-2-LAS GUERRAS DE DAVID

Capítulo 17 Proyecto de David de edificar el templo
1
Una vez que David se hubo establecido en su casa, dijo a Natán, profeta: “Yo estoy habitando una casa de cedro, mientras que el arca de la alianza de Yavé está bajo una tienda”.
2
Natán respondió a David: “Haz lo que tienes en tu corazón, pues Dios está contigo”.
3
Pero aquella noche fue dirigida a Natán la palabra de Dios:
4
“Ve y dile a David, mi siervo: Así habla Yavé: No serás tú quien a mí me edifique casa para que more en ella.
5
Nunca, desde que saqué a Israel hasta hoy, he habitado en casa, sino que anduve de una parte a otra en una tienda.
6
Por dondequiera que he caminado con Israel, ¿dije yo a ninguno de los jueces de Israel, a quienes mandé apacentar a mi pueblo: Por qué no me hacéis una casa de cedro?
7
Di, pues, ahora a mi siervo David: Así habla Yavé Sebaot: Yo te tomé de la majada, de detrás del ganado, para que fueras jefe de mi pueblo, Israel;
8
he estado contigo por dondequiera que tú has andado; he exterminado ante ti a todos tus enemigos y he hecho tu nombre semejante al de los grandes que hay en la tierra;
9
he dado un lugar de habitación a mi pueblo Israel, y le he plantado para que se fije y no sea ya conmovido, ni los hijos de la iniquidad lo destruyan, como al principio,
10
cuando establecí jueces sobre mi pueblo Israel. He humillado a todos tus enemigos y te anuncio que Yavé te edificará a ti casa.
11
Cuando se cumplan tus días y vayas a reunirte con tus padres, yo alzaré tu descendencia, después de ti, a uno de entre tus hijos, y yo afirmaré su trono.
12
El será quien me edifique casa, y yo afirmaré para siempre su trono.
13 Seré padre para él, y él será para mí un hijo, y no apartaré de él mi gracia, como la aparté del que te precedió.
14
Le estableceré para siempre en mi casa y en mi reino, y su trono será firme por toda la eternidad.”
15
Natán transmitió a David todas estas palabras y toda la visión,
16
y el rey David fue a ponerse ante Yavé y dijo: “¿Quién soy yo, Yavé Dios, y qué es mi casa para que tú me hayas traído a donde estoy?
17
Y todavía esto, ¡oh Dios!, es poco a tus ojos. Hablas de la casa de tu siervo para tiempo lejano y te dignas mirarme como un hombre de excelencia, ¡oh Yavé, Dios!
18
¿Qué más podrá decirte David de la gloria que concedes a tu siervo? Tú conoces a tu siervo, ¡oh Yavé!
19
Y por amor de tu siervo y conforme a tu corazón has hecho todas estas grandes cosas, revelando todas estas grandezas, ¡oh Yavé!
20
No hay semejante a ti, no hay otro Dios como tú, como con nuestros oídos hemos oído.
21
¿Hay sobre la tierra una sola nación que sea como tu pueblo, Israel, cuyo Dios fuese a rescatar un pueblo para hacerse nombrar con tantos milagros y prodigios, y arrojando a naciones delante de tu pueblo, al que redimiste de Egipto?
22
Tú has hecho de tu pueblo Israel, tu pueblo para siempre, y tú, ¡oh Yavé!, tú eres su Dios.
23
Ahora, pues, ¡oh Yavé!, que la palabra que has dicho de tu siervo y de su casa sea perdurable por la eternidad y cúmplela.
24
Que perdure, para que tu nombre sea glorificado por siempre y se diga: Yavé Sebaot, Dios de Israel, es en verdad un Dios para Israel. Y que la casa de David, tu siervo, sea firme ante ti,
25
pues que tú mismo, Dios mío, has revelado a tu siervo que le edificarás casa. Por eso ha osado tu siervo orarte así.
26
Ahora, pues, ¡oh Yavé!, tú eres Dios y tú has prometido a tu siervo este bien.
27
Ahora, pues, dígnate bendecir la casa de tu siervo, para que subsista para siempre delante de ti. Porque tú, ¡oh Yavé!, la has bendecido y bendita será por la eternidad".
   
Capítulo 18 Victoria de David sobre los filisteos, moabitas, sirios y edomitas
1
Después de esto batió David a los filisteos y los humilló, arrebatándoles de las manos Gat y las ciudades de su dependencia.
2
Batió a los moabitas, que quedaron sujetos a David, pagándole tributo.
3
Batió también David a Hadadezer, rey de Soba, en Jamat, cuando iba éste a establecer su dominio sobre el Eufrates.
4
Le tomó David mil carros, siete mil caballeros y veinte mil infantes; desjarretó a todos sus caballos de tiro, no conservando más que cien carros.
5
Vinieron los sirios de Damasco en socorro de Hadadezer, rey de Soba, y David derrotó a veinte mil sirios;
6
puso guarniciones en la Siria de Damasco, y los sirios quedaron sujetos a David, pagándole tributo.Yavé protegía a David por dondequiera que iba.
7
Tomó David los escudos de oro que llevaban los servidores de Hadadezer y los llevó a Jerusalén.
8
También se apoderó de una gran cantidad de bronce en Tebaj y en Cun, ciudades de Hadadezer. De él hizo Salomón el mar de bronce, las columnas y los utensilios de bronce.
9
Supo Toú, rey de Jamat, que David había derrotado a todo el ejército de Hadadezer, rey de Soba,
10
y le mandó como embajador a Hadoram, su hijo, para saludarle y felicitarle por haber atacado a Hadadezer, venciéndole, pues Toú estaba en guerra con Hadadezer. Mandóle también toda suerte de vasos de oro, de plata y de bronce,
11
que el rey David consagró a Yavé con el oro y la plata que había tomado a todas las naciones, a Edom, a Moab, a los hijos de Ammón, a los filisteos y a Amalec.
12
Abisaí, hijo de Sarvia, batió en el valle de la Sal a dieciocho mil edomitas,
13
puso guarniciones en Edom, y todo Edom quedó sometido a David. Yavé protegía a David por todas partes donde iba.
14
David reinó sobre todo Israel, haciendo derecho y justicia a todo el pueblo.
15
Joab, hijo de Sarvia, era jefe del ejército; Josafat, hijo de Ajilub, era cronista;
16
Sadoc, hijo de Ajitub, y Abimelec, hijo de Abiatar, eran sacerdotes; Sisa era secretario;
17
Banayas, hijo de Joyada, era jefe de los cereteos y peleteos. Y los hijos de David eran los primeros al lado del rey.
   
Capítulo 19 Guerra contra los amonitas y sus aliados
1
Después de esto murió Najas, rey de los hijos de Ammón, sucedíéndole su hijo.
2
David dijo: “Voy a mostrar mi benevolencia a Janún, hijo de Najas, pues su padre se mostró conmigo benévolo”; y le envió una embajada para consolarle por la muerte de su padre. Cuando los enviados de David llegaron a la tierra de los hijos de Ammón y se presentaron a Janún para consolarle,
3
los jefes de los hijos de Ammón dijeron a Janún: “¿Crees tú que para honrar a tu padre te manda David consoladores? ¿No será más bien para reconocer la ciudad y destruirla y explorar la tierra para lo que han venido a ti sus servidores?”.
4
Entonces Janún, apresando a los servidores de David, les rapó y les cortó los vestidos por el medio hasta las nalgas, y luego los despachó.
5
Fuéronse ellos, y David, que supo lo que a sus hombres había sucedido, mandó gente que les salieran al encuentro, pues se hallaban en gran confusión, y les dijeran: “Quedaos en Jericó hasta que os crezca la barba, y volved luego.”
6
Los hijos de Ammón vieron que se habían hecho odiosos a David, y Janún y los hijos de Ammón mandaron mil talentos de plata para asoldar a los carros y a los caballeros de los sirios de Mesopotamia y de los sirios de Maacá y Soba.
7
Tomaron a sueldo treinta y dos mil carros y al rey de Maacá y su pueblo, que vinieran a acampar delante de Madaba. Los hijos de Ammón se reunieron en sus ciudades y salieron para combatir.
8
Al recibir David estas nuevas, mandó contra ellos a Joab y todo el ejército, hombres valerosos.
9
Salieron los hijos de Ammón y se ordenaron en batalla a la entrada de la ciudad; los reyes que habían venido tomaron posición aparte en el campo.
10
Viendo Joab que tenía contra quién combatir de frente y a la espalda, escogió de lo más selecto de Israel un cuerpo que oponer a los sirios,
11
y el resto del pueblo lo puso a las órdenes de su hermano Abisaí para hacer cara a los hijos de Ammón,
12
diciéndole: “Si los sirios son más fuertes que yo, vas tú en socorro mío, y si los hijos de Ammón son más fuertes que tú, iré yo en socorro tuyo.
13
Esfuérzate y esforcémonos por nuestro pueblo y por las ciudades de nuestro Dios, y haga Yavé lo que bien le parezca.”
14
Avanzó Joab con los suyos para atacar a los sirios, que huyeron ante él,
15
y los hijos de Ammón, cuando vieron que habían huido los sirios, se pusieron también en fuga delante de Abisaí, hermano de Joab, y se encerraron en la ciudad. Joab se volvió a Jerusalén.
16
Viendo los sirios que habían sido derrotados por Israel, mandaron a buscar a los sirios del otro lado del río, que vinieron al mando de Sofac, jefe del ejército de Hadadezer.
17
Súpolo David, y reunió a todo Israel, y pasando el Jordán, marchó contra ellos y se preparó a atacarlos. Ordenóse David en batalla contra los sirios,
18
y los sirios, después de haberse batido con él, se pusieron en huida delante de Israel, y David les mató siete mil hombres de los carros y cuarenta mil infantes. Mató también a Sofac, jefe del ejército.
19
Los hombres de Hadadezer, viéndose derrotados por Israel concertaron paces con David y se le sometieron. No volvieron más los sirios a socorrer a los hijos de Ammón.
   
Capítulo 20
1
Al año siguiente, al tiempo en que suelen los reyes salir a campaña, Joab, a la cabeza de un fuerte ejército, fue a talar la tierra de los hijos de Ammón, y puso sitio a Raba. David se quedó en Jerusalén; Joab se apoderó de Raba y la destruyó.
2
Quitó David la corona de Milcom de encima de su cabeza, y hallóla del peso de un talento de oro y que tenía una piedra preciosa, que fue puesta sobre la cabeza de David. Saqueó la ciudad y obtuvo de ella un gran botín.
3
Sacó de ella a los habitantes y los puso a serrar con las sierras y a los trillos y a las hoces. Lo mismo hizo con todas las ciudades de los hijos de Ammón. Volvióse luego David con todo el pueblo a Jerusalén.
Victorias contra los filisteos
4
Después de esto hubo en Guezer una batalla contra los filisteos. Entonces fue cuando Sibecai, jusatita, mató a Sipai, uno de los refaím. Los filisteos quedaron humillados.
5
También hubo otra batalla con los filisteos, en la que Eljanán, hijo de Jair, mató a un hermano de Goliat, Lajmi, de Gat, que llevaba una lanza cuya asta era como un enjullo de tejedor.
6
Hubo otra batalla más en Gat, en la que se halló un hombre de alta talla, que tenía seis dedos en cada mano y en cada pie, veinticuatro en todo, y que descendía también de Rafa.
7
Retó a Israel, y Jonatán, hijo de Simea, hermano de David, le mató.
8
Estos hombres eran hijos de Rafa, de Gat, y perecieron a manos de David y sus servidores.
   
Capítulo 21 El censo del pueblo
1
Alzóse Satán contra Israel e incitó a David a hacer el censo de Israel.
2
David dijo a Joab y a los jefes del pueblo: “Id a hacer el censo de Israel, desde Berseba hasta Dan, y traédmelo, para que sepa yo su número”.
3
Joab respondió a David: “¡Ojalá hiciera Yavé a su pueblo cien veces más numeroso! Pero, rey y señor mío, ¿no son todos servidores tuyos? ¿Para qué pide esto mi Señor ? ¿Para qué hacer una cosa que será imputada como pecado a Israel?”.
4
El rey persistió en la orden que había dado a Joab, y Joab partió y recorrió todo Israel, y vino luego a Jerusalén.
5
Joab entregó a David el número del censo del pueblo, y había en todo Israel un millón cien mil hombres de guerra, y en Judá cuatrocientos setenta mil capaces de envainar la espada.
6
No hizo entre ellos el censo de Leví y Benjamín, porque abominaba Joab la orden del rey.
7 Desagradó la orden a Dios y castigó a Israel.
8
Entonces dijo David a Dios: “He cometido con esto un gran pecado. Perdona, te ruego, la iniquidad de tu siervo, pues he obrado como un insensato.”
9
Yavé habló así a Gad, el vidente de David:
10
“Ve a decir a David: Así habla Yavé: tres plagas te propongo para que elijas una con que te heriré”.
11
Gad vino a David y le dijo: “Así habla Yavé: Elige para ti:
12
tres años de hambre, o tres meses de derrota ante tus enemigos, dándote alcance la espada de tus enemigos, o tres días durante los cuales la espada de Yavé y la peste estarán sobre el país, y el ángel de Yavé llevará la destrucción a todo el territorio de Israel. Ve, pues, lo que he de responder al que me envía”.
13
David respondió a Gad: “En gran aprieto me veo. Pero caiga yo en las manos de Yavé, cuya misericordia es inmensa, y no caiga en las manos de los hombres.”
14
Mandó Yavé la peste sobre Israel, y cayeron setenta mil hombres de Israel.
15
Dios mandó un ángel a Jerusalén para destruirla, y, cuando ya estaba destruyéndola, miró Yavé y se arrepintió de aquel mal, y dijo al ángel destructor: “Basta, retira ya tu mano.” El ángel de Yavé estaba junto a la era de Ornán, jebuseo,
16
y David alzó los ojos y vio al ángel de Yavé entre la tierra y el cielo, teniendo en su mano, desnuda, la espada, vuelta contra Jerusalén. Entonces David y los ancianos, vestidos de saco, cayeron sobre sus rostros,
17
y David dijo a Dios: “¿No soy yo el que he mandado hacer el censo del pueblo? Yo soy quien ha pecado y ha hecho el mal; pero estas ovejas, ¿qué han hecho? ¡Yavé, Dios mío! Pese tu mano sobre mí y sobre la casa de mi padre y no haya plaga en tu pueblo”.
18
El ángel de Yavé dijo a Gad que hablase a David para que subiese a alzar un altar en la era de Ornán, jebuseo,
19
y subió David, cumpliendo la orden que Gad había dado en nombre de Yavé. .
20 Ornán, que estaba trillando el trigo, se volvió y vio al ángel y se escondió con sus cuatro hijos
21
Cuando llegó David cerca de Ornán, miró Ornán y vio a David, y, saliendo de la era se prosternó ante David rostro a tierra.
22
David dijo a Ornán” “Cédeme el campo de tu era para que yo alce en ella un altar a Yavé; cédemelo por su precio en plata, para que se retire la plaga de sobre el pueblo”.
23
Ornán respondió a David: “Tómala y que mi señor el rey haga en ella lo que bien le parezca; mira, te doy los bueyes para el holocausto, los trillos para leña y el trigo para la ofrenda. Todo te lo doy”.
24
Pero el rey dijo a Ornán: “No, quiero comprártela por su valor en plata, pues no voy a presentar yo a Yavé lo que es tuyo ni a ofrecerle un holocausto que no me cuesta nada”.
25
Y dio David a Ornán seiscientos siclos de oro por el lugar,
26
y edificó allí un altar a Yavé, y le ofreció holocaustos y sacrificios eucarísticos. Invocó a Yavé, y Yavé le respondió por el fuego que del cielo descendió sobre el altar del holocausto.
27
Entonces habló Yavé al ángel, que volvió la espada a la vaina.
28
Viendo David que Yavé le había oído en la era de Ornán, jebuseo, sacrificaba allí,
29
pues el tabernáculo de Yavé, que Moisés había hecho en el desierto, y el altar de los holocaustos estaban entonces en la altura de Gabaón,
30
y David no podía ir allá a buscar a Yavé, pues la espada del ángel le había llenado de espanto.
   
Capítulo 22 Preparativos de David para la construcción del templo
1
Y dijo David: “Esta será la casa de Yavé Dios y aquí estará el altar de los holocaustos para Israel.”
2
Mandó David que se reuniesen todos los extranjeros que había en la tierra de Israel, y encargó a los canteros que fuesen preparando piedras talladas para la construcción de la casa de Dios.
3
Preparó también hierro en abundancia para la clavazón de las puertas y para las grapas, y bronce en cantidad imponderable, y madera de cedro innumerable,
4
pues los sidonios y los tirios habían traído a David maderas de cedro en abundancia.
5
David se decía: “Mi hijo Salomón es todavía joven e inexperto, y la casa que ha de edificarse a Yavé ha de ser, por la grandeza, por la magnificencia, por la belleza, reputada en todas las tierras; por eso quiero hacer preparativos”; y los hizo, antes de su muerte, en abundancia.
6
David llamó a Salomón, su hijo, y le dio orden de edificar una casa a Yavé, Dios de Israel.
7
Le dijo: “Hijo mío, yo tenía el propósito de edificar un templo al nombre de Yavé, mi Dios;
8
pero Yavé me dijo: Tú has derramado mucha sangre y has hecho grandes guerras. No serás tú quien edifique una casa a mi nombre, porque has derramado ante mí mucha sangre sobre la tierra.
9
He aquí que te nacerá un hijo, que será hombre de paz y a quien daré yo paz, librándole de todos sus enemigos en derredor. Su nombre será Salomón, y durante su vida haré yo venir sobre Israel la paz y la tranquilidad.
10
Ese edificará una casa a mi nombre. Será para mí un hijo, y yo seré para él un padre, y afirmaré para siempre el trono de su reino en Israel.
11
Ahora, pues, hijo mío, que Yavé sea contigo, para que prosperes y edifiques la casa de Yavé, tu Dios, como él de ti lo ha declarado.
12
Quiera darte Yavé la sabiduría y la inteligencia para reinar sobre Israel en la observancia de la Ley de Yavé, tu Dios.
13
Prosperarás si cuidas de poner por obra los mandamientos y preceptos que mandó Yavé a Moisés para Israel. Esfuérzate, pues, ten ánimo y no temas ni desmayes.
14
Yo con mis esfuerzos he reunido para la casa de Yavé cien mil talentos de oro, un millón de talentos de plata y una cantidad imponderable de bronce y de hierro, en gran abundancia. He aprestado asimismo madera y piedra, que tú acrecentarás.
15
Tienes a la mano un gran número de obreros, de canteros, carpinteros y hombres expertos en toda clase de obras.
16
El oro, la plata, el bronce y el hierro son sin número. Levántate, pues; ponte a la obra y que Yavé sea contigo.”
17
Mandó también David a todos los principales de Israel que prestasen su ayuda a Salomón, su hijo.
18
“¿No está con vosotros Yavé, vuestro Dios, y no os ha dado El paz de todas partes? El ha puesto en mis manos a los moradores de la tierra, y la tierra está sometida ante Yavé y ante su pueblo.
19
Poned, pues, todo vuestro corazón y vuestro ánimo en buscar a Yavé, vuestro Dios; levantaos y edificad el santuario de Yavé, Dios, para traer el arca de la alianza de Yavé y los utensilios consagrados a Dios a la casa edificada al nombre de Yavé.”