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CREACION DEL UNIVERSO SEGUN EL GÉNESIS
LA HISTORIA DIVINA DE JESUCRISTO
 
 

LA SAGRADA BIBLIA

ANTIGUO TESTAMENTO

PARALIPÓMENOS O CRÓNICAS

SEGUNDA PARTE - HISTORIA DE DAVID
Capítulo 10 Muerte de Saúl
1
Los filisteos dieron la batalla a Israel, y los hombres de Israel huyeron ante los filisteos, y cayeron muchos muertos en el monte de Gélboe.
2
Los filisteos persiguieron a Saúl y a sus hijos, y mataron a Jonatán, Abinadab y Malquisúa, hijos de Saúl.
3
El peso de la batalla cargó sobre Saúl, y le descubrieron los arqueros, de los que fue herido.
4
Entonces dijo Saúl a su escudero: “Desenvaína tu espada y traspásame con ella, para que no vengan esos incircuncisos y me escarnezcan”; pero su escudero no quiso por temor. Entonces tomo Saúl su espada y se dejó caer sobre ella.
5
El escudero de Saúl, viéndole muerto, se echó también sobre su espada y murió.
6
Así perecieron Saúl y sus tres hijos, pereciendo con ellos toda su casa.
7
Todos los de Israel que estaban en el valle; viendo que habían huido los hombres y que Saúl y sus hijos eran muertos, dejaron sus ciudades para ponerse también en fuga; vinieron luego los filisteos y se asentaron en ellas.
8
Al día siguiente vinieron los filisteos para despojar a los muertos, y hallaron a Saúl y a sus hijos caídos en el monte de Gélboe.
9
Los despojaron y se llevaron su cabeza y sus armas, e hicieron pregonar las buenas noticias por toda la tierra de los filisteos, a sus ídolos y al pueblo.
10
Pusieron las armas de Saúl en el templo de su dios, y colgaron su cabeza en el templo de Dagón.
11
En Jabes Galaad, al saber lo que los filisteos habían hecho con Saúl,
12
se levantaron todos los hombres útiles, y tomaron el cuerpo de Saúl y los de sus hijos y los transportaron a Jabes, y allí los sepultaron bajo la encina de Jabes, y ayunaron por siete días.
13
Murió Saúl porque se había hecho culpable de infidelidad hacia Yavé, cuyas palabras no guardó, y por haber preguntado y consultado a los evocadores de los muertos.
14
No consultó a Yavé, quien le hizo morir, transfiriendo el reino a David, hijo de Isaí.
   
Capítulo 11 David, rey
1 Todo Israel se congregó en torno a David en Hebrón, diciendo: “Mira: tú eres hueso de nuestro hueso y carne de nuestra carne”.
2 Ya antes, aún reinando Saúl, eras tú el que sacabas y volvías a Israel; Yavé, tu Dios, te ha dicho: “Tú apacentarás a mi pueblo Israel y tú serás el jefe de mi pueblo Israel”.
3
Así todos los ancianos de Israel vinieron al rey, a Hebrón, y David hizo con ellos alianza en Hebrón ante Yavé. Ungieron a David por rey de Israel, según la palabra de Yavé pronunciada por Samuel.
4 Marchó David con todo Israel contra Jerusalén, que es Jebús. Habitaban allí los jebuseos;
5 y los de Jebús dijeron a David: “No entrarás tú aquí.” Pero David se apoderó de la fortaleza de Sión, que es la ciudad de David.
6 David había dicho: “El que primero hiera al jebuseo será jefe y príncipe.” Y fue el primero en subir Joab, hijo de Sarvia, y fue hecho jefe.
7 David se estableció en la fortaleza, que por esto se llamó la ciudad de David.
8 Edificó la ciudad en derredor, desde el terraplén, y Joab reconstruyó el resto de la ciudad.
9
David vino a ser de día en día más grande, y Yavé Sebaot estaba con él.
Los laureados de David
10
He aquí los primeros de los valientes que siguieron a David y que le ayudaron con todo Israel a asegurar su dominación y hacerle rey de Israel según la palabra de Yavé.
11
He aquí por sus nombres los valientes que siguieron a David. Jasobán, hijo de Jacmoni, jefe de los treinta. Blandió su lanza contra trescientos hombres, que derrotó de una vez.
12
Después de él, Eleazar, hijo de Dodó, ajojita, otro de los tres.
13
Estaba éste con David en Pas Damim, donde los filisteos se habían reunido para la lucha; había allí una haza de cebada, y huyendo ya el pueblo ante los filisteos,
14
se puso en medio de la haza y la defendió, derrotando a los filisteos y otorgando así Yavé una gran victoria.
15
Tres de los treinta bajaron a donde estaba David, a la roca de la caverna de Odulam, cuando estaban acampados los filisteos en el valle de Refaím.
16
Estaba David en la fortaleza y los filisteos tenían una guarnición en Belén.
17
Se le antojó a David decir: “¡Quién me diera poder beber agua de la cisterna que está a la puerta de Belén!”.
19
Y entonces los tres, pasando a través del campamento de los filisteos, recogieron agua de la cisterna que hay a la puerta de Belén, y, llevándola, se la presentaron a David; pero David se negó a beberla y la derramó en libación ante Yavé,
19
diciendo: “Líbreme Dios de hacer tal cosa. ¿Voy a beber yo la sangre de estos hombres, que a riesgo de su vida han ido allá?” Porque era ciertamente con riesgo de la vida como la habían traído, y no quiso beberla. Esto hicieron los tres valientes.
20
Abisaí, hermano de Joab, era jefe de los treinta. Blandió su lanza contra trescientos, que mató, y tuvo renombre entre los treinta,
21
y era el más considerado entre los treinta, llegando a ser jefe de ellos, pero no llegaba a igualarse con los tres.
22
Benaya, hijo de Joyada, hombre de mucho valor y célebre por sus hazañas, de Cabsiel, mató a dos valientes de Moab, y un día de nieve, bajando a una cisterna, mató a un león.
23
Mató también a un egipcio que tenía cinco codos de estatura, y cuya lanza era como un enjullo de tejedor. Bajó contra él con un palo y le arrancó de la mano la lanza, con la que le mató.
24
Esto hizo Benaya, hijo de Joyada, que tuvo gran renombre entre los treinta.
25
Fue muy considerado entre los treinta, pero no llegaba a los tres primeros; David le puso al frente de su guardia.
26
Los valientes del ejército: Azael, hermano de Joab; Elcana, hijo de Dodó, de Belén;
27
Samot, de Haror, y Eles, pelonita;
28
Ira, hijo de Iques, tecuita; Abiezer, de Anatot;
29
Subcai de Jusá; Ilai, ajusita;
30
Maharai, netofatita; Jeled, hijo de Baña, netofatita;
31
Itai, hijo de Ribai, de Guebá, de los hijos de Benjamín; Banayas, de Piratón;
32
Jurai, de los valles de Gas; Abiel, arbatita;
33
Azmavet, bajarumita; Eliajba, salbonita;
34
Jasem, agunita; Jonatán, hijo de Sague, de Haror;
35
Ajiam, hijo de Sacar, de Haror; Elifal, hijo de Ur;
36
Efer, de Mequera; Ajiya, de Palón;
37
Jesro, del Carmel; Narai, hijo de Esbaí;
38
Joel, hermano de Natán; Mibjar, hijo de Hagri;
39
Selec, amonita; Najrai, de Berot, escudero de Joab, hijo de Sarvia;
40
Ira, de Jeted; Garet, de Jeter;
41
Urías, jeteo; Zabad, hijo de Ajlai;
42
Adina, hijo de Siza, rubenita, jefe de los rubenitas, y treinta con él;
43
Janán, hijo de Maacá; Josafat el mitnita;
44
Ozías, de Astarot; Sarna y Yeiel, hijos de Jotam, de Aroer;
45
Jediael, hijo de Simri; Joja, su hermano, tisaíta;
46
Eliel, de Majavim; Jeribaí y Josavía, hijos de Elnaam; Jitma, moabita;
47
Eliel, Obed y Joasiel, de Mesobia.
   
Capítulo 12 Guerreros que se unieron a David ya en tiempos de Saúl
1
Estos son los que vinieron a unirse a David en Siceleg, cuando estaba alejado de Saúl, hijo de Quis, y fueron parte de los valientes que le prestaron su ayuda durante la guerra.
2
Eran arqueros y tiraban piedras lo mismo con la mano derecha que con la izquierda, y disparaban flechas con el arco. Eran de Benjamín, del número de los hermanos de Saúl.
3
Los jefes eran Ajiezar y Joás, hijo de Sema, de Guebá; Jeriel y Pelet, hijos de Azmavet; Beraca; Jehú, de Anatot;
4
Jismaeya, de Gabaón, valiente entre los treinta y jefe de los treinta; Jeremías, Jajaziel, Jojanán, Jozabad, de Gueder;
5
Eluzai, Jerimot, Bealia, Semarías, Sefatías, de Jarif;
6
Elcana, Jissiyahu, Azazel, Joezer y Jesobam, descendientes de Coré;
7
Joela y Zebadías, hijos de Jerojam, de Guedor.
8
También entre los gaditas fueron hombres valientes a unirse a David, en la fortaleza del desierto, soldados diestros en la guerra, armados de escudo y lanza, semejantes a leones y ligeros como cabras monteses.
9
Ezer, el jefe; Abdías, el segundo; Eliab, el tercero;
10
Mismana, el cuarto; Jeremías, el quinto;
11
Ataí el sexto; Eliel, el séptimo;
12
Jojanán, el octavo; Elzabad, el noveno;
13
Jeremías, el décimo; Macbanai, el undécimo.
14
Eran hijos de Gad, jefes del ejército. Uno solo, el menor de todos, valía por ciento; el mayor, por mil.
15
Estos fueron los que pasaron el Jordán en el mes primero, cuando se desbordaba por todas sus márgenes, y pusieron en fuga a todos los habitantes de los valles, a oriente y a occidente.
16
Hubo también de entre los hijos de Benjamín y de Judá quienes se unieron a David en la fortaleza.
17
David les salió al encuentro y les dijo: “Si venís a mí con buenas intenciones, para ayudarme, mi corazón se apegará a vosotros; pero si es para engañarme en provecho de mis enemigos, estando mis manos limpias de iniquidad, véalo el Dios de nuestros padres y que El os lo demande”.
18
Entonces se revistió del espíritu Amasai, que era el jefe de los treinta, y exclamó: “A ti y a tu pueblo, hijo de Isaí, paz. Paz, paz a ti y paz a cuantos te ayudan, pues te ayuda tu Dios.” David los recibió y los hizo jefes de bandas.
19
También de los hijos de Manasés vinieron a unirse a David cuando vino con los filisteos a la batalla contra Saúl, aunque no combatió, porque los príncipes de los filisteos, habido consejo, le despidieron diciendo: “Se pasaría a Saúl, con peligro de nuestras cabezas”.
20
Cuando se fue a Siceleg, éstos fueron los que de Manasés se le unieron: Adná, Jozabad, Jediael, Micael, Jozabad, Eliú y Siltai, jefes de millares de Manasés.
21
Ayudaron a David contra las bandas de ladrones, pues eran todos hombres valerosos y vinieron a ser jefes del ejército.
22
De día en día llegaban gentes a unirse a David, hasta que vino a tener un gran ejército, como un ejército de Dios.
Guerreros de las doce tribus que vinieron a Hebrón para hacer rey a David
23
He aquí el número de hombres de guerra que armados vinieron a David, a Hebrón, para transferirle el reino de Saúl, según el mandato de Yavé:
24
Hijos de Judá armados de escudo y lanza, seis mil ochocientos hombres de guerra.
25
De los hijos de Simeón, hombres valerosos para la guerra, siete mil cien.
26
De los hijos de Leví, cuatro mil seiscientos;
27
y Joyada, príncipe de Arón, y con él tres mil setecientos;
28
y Sadoc, joven valeroso, con veintidós de los principales de la casa de su padre.
29
De los hijos de Benjamín, hermano de Saúl, tres mil, pues hasta entonces la mayor parte de ellos habían permanecido fieles a la casa de Saúl.
30
De los hijos de Efraím, veinte mil ochocientos hombres valientes, gentes de renombre, según las casas de sus padres.
31
De la media tribu de Manasés, dieciocho mil, que fueron nominalmente designados para ir a proclamar rey a David.
32
De los hijos de Isacar, expertos en conocer los tiempos para saber lo que se debía hacer en Israel, doscientos de entre sus jefes, con todos sus hermanos bajo sus órdenes.
33
De Zabulón, cincuenta mil, en estado de tomar las armas y provistos de toda clase de armas para el combate, prestos a librar batalla con ánimo resuelto.
34
De Neftalí, mil jefes, y con ellos treinta y siete mil soldados, que llevaban escudo y lanza.
35
De Dan, armados para la guerra, veintiocho mil seiscientos.
36
De Aser, hombres de guerra prestos para el combate, cuarenta mil.
37
Y del otro lado del Jordán, de los rubenitas, gaditas y de la media tribu de Manasés, ciento veinte mil armados de todas armas.
38
Todos estos hombres, gente de guerra, prestos para el combate, llegaron a Hebrón con leal corazón para hacer a David rey de todo Israel, y todo el resto de Israel estaba igualmente unánime en querer a David por rey.
39
Estuvieron allí tres días con David, comiendo y bebiendo, pues sus hermanos los habían provisto de víveres,
40
y aun los que habitaban cerca, hasta Isacar y Zabulón y Neftalí, trajeron, en asnos, camellos, mulos y bueyes, pan, harina, masa de higos y pasas, vino, aceite, bueyes y ovejas en abundancia, porque Israel estaba en alegría.
   
Capítulo 13 El arca, depositada por David en la casa de Obededom
1
Tuvo David consejo con los jefes de millares y de centenas, con todos los príncipes,
2
y dijo a toda la asamblea de Israel: “Si os parece bien, y que la cosa viene de Yavé, nuestro Dios, vamos a mandar a todas partes a nuestros hermanos que están por todo Israel, a los sacerdotes y a los levitas que habitan en las ciudades, para que vengan a reunirse con nosotros,
3
y traigamos el arca de nuestro Dios, pues no nos hemos cuidado de ella en los tiempos de Saúl”.
4
Toda la asamblea resolvió hacer así, pues la cosa pareció conveniente a todo el pueblo.
5
Reunió, pues, David a Israel en pleno, desde Sijor de Egipto hasta la entrada de Jamat, para traer de Quiriat-Yearim el arca de Dios;
6
y subió David con todo Israel a Baalá o Quiriat-Yearim, que está en Judá, para hacer subir de allí el arca de Dios, Yavé, que se sienta entre los querubines, en la que se invoca su nombre.
7
Pusieron el arca de Dios sobre un carro nuevo y la llevaron de la casa de Abinadab. Conducían el carro Uza y Ajio.
8
David y todo Israel danzaban delante de Dios con todas sus fuerzas y cantaban y tocaban arpas, salterios y tímpanos, címbalos y trompetas.
9
Cuando llegaron a la era de Cidón, Uza tendió la mano para coger el arca, porque los bueyes recalcitraban;
10
se encendió la cólera de Yavé contra Uza, y Yavé le hirió por haber tendido la mano sobre el arca. Uza murió allí ante Dios.
11
David se irritó porque había aniquilado Yavé a Uza;, y aquel lugar se llamó hasta hoy Peres-Uza.
12
David entonces empezó a sentir temor de Dios, diciendo: “¿Cómo voy a traer a mí el arca de Dios?”.
13
Y no llevó el arca de Dios con él a la ciudad de David, sino que la hizo llevar a la casa de Obededom, de Gat.
14
Y permaneció el arca de Dios en la casa de Obededom tres meses; por lo que Yavé bendijo la casa de Obededom y cuanto tenía.
   
Capítulo 14 Victoria de David sobre los filisteos
1
Hiram, rey de Tiro, mandó embaj adores a David, y le proporcionó madera de cedro, canteros y carpinteros para que edificaran su casa.
2
Conoció David que Yavé afirmaba su dominio sobre Israel y que ensalzaba su reino por amor de Israel, su pueblo.
3
David tomó entonces mujeres en Jerusalén, y tuvo hijos e hijas.
4
Los nombres de los que le nacieron en Jerusalén son: Samúa, Sobab, Natán, Salomón,
5
Jibjar, Elisúa, Elifelet,
6
Noga, Nefeg, Jafia,
7 Elisama, Beeliada y Elifelet.
8
Cuando los filisteos supieron que David había sido ungido rey de todo Israel, subieron todos en busca suya, y David, que lo supo, les salió al paso.
9
Llegaron los filisteos y se desparramaron por el valle de Refaím.
10
David consultó a Dios, preguntando: “¿Subiré contra los filisteos y los entregarás en mis manos?” Y Yavé le dijo: “Sube, y los entregaré en tus manos”.
11
Subieron ellos a Baal Perasim, donde David los derrotó. Luego dijo: “Dios ha dispersado por mi mano a mis enemigos, como rotura de aguas que se derraman.” Por eso se dio a aquel lugar el nombre de Baal Perasim.
12
Se dejaron allí sus dioses, que por orden de David fueron quemados en el fuego.
13
Los filisteos invadieron de nuevo el valle,
14
y David consultó de nuevo a Dios, y Dios le dijo: “No subas contra ellos. Rodéalos y échate sobre ellos desde delante de las balsameras.
15
Cuando por las cimas de las balsameras oigas un estruendo, sal luego y atácalos, que irá Dios delante de ti para derrotar el campo de los filisteos”.
16
Hizo David como Dios le mandara, y derrotó a los filisteos desde Gabaón hasta Guezer.
17
La fama de David se extendía por todas aquellas tierras, y puso Yavé sobre todas las gentes el temor de David.
   
Capítulo 15 Traslado del arca a Jerusalén
1
David hizo casa para sí en la ciudad de David y preparó un lugar para el arca de Dios, alzando para ella una tienda.
2
Entonces se dijo: “El arca de Dios no debe ser transportada sino por los levitas, porque son los que eligió Yavé para trasladarla y para hacer su servicio por siempre”.
3 Reunió, pues, David a todo Israel en Jerusalén para subir el arca de Yavé al lugar que le había dispuesto.
4 Reunió a los hijos de Arón y a los levitas.
5 De los hijos de Caat, a Uriel, el jefe, y sus hermanos, ciento veinte;
6 de los hijos de Merarí, Asaya, jefe, y sus hermanos, doscientos veinte;
7 de los hijos de Gersón, Joel, jefe, y sus hermanos, doscientos;
8 de los hijos de Elisafán, Semeya, jefe, y sus hermanos, doscientos;
9 de los hijos de Hebrón, Eliel, jefe, y sus hermanos, ochenta;
10 de los hijos de Uz6iel, Aminadab, jefe, y sus hermanos, ciento doce.
11 David llamó a los sacerdotes Sadoc y Abiatar, y a los levitas Uriel, Asaya, Joel, Semeya, Eliel y Aminadab,
12
y les dijo: “Vosotros sois los jefes de familia de los levitas; santifícaos vosotros y vuestros hermanos para subir el arca de Yavé, del Dios de Israel, al lugar que yo le he preparado.
13 Por no estar vosotros allí la primera vez, Yavé, nuestro Dios, nos castigó, porque no fuimos a buscarle según la ley.”
14 Santificáronse los sacerdotes y los levitas para subir el arca de Yavé, Dios de Israel.
15 Los hijos de los levitas llevaban el arca de Dios en hombros, con sus barras, como lo había ordenado Moisés, según el mandato de Yavé.
16 David mandó a los jefes de los levitas que dispusieran a sus hermanos los cantores, que hiciesen resonar los instrumentos musicales, arpas, salterios y címbalos, en señal de regocijo;
17 y los levitas designaron a Hemán, hijo de Joel, y de entre sus hermanos, a Asaf, hijo de Baraquías, y de entre los hijos de Merarí, sus hermanos, a Etán, hijo de Cusaya;
18 después, con ellos, sus hermanos de segundo orden: Zacarías, Uziel, Semiramot, Jejiel, Uni, Eliab, Banayas, Maaseyas, Matatías, Elifele, Micneyas, Obededom y Jeiel, porteros.
19 Los cantores Hemán, Asaf y Etán llevaban címbalos de bronce para hacerlos resonar;
20
Zacarías, Uziel, Semiramot, Jejiel, Uni, Eliab, Maaseyas y Benaya llevaban salterios templados para voces de vírgenes;
21
y Matatías, Elifele, Micneyas, Obededom, Jeiel y Azazías, con cítaras acordadas a la octava, para dirigir el canto;
22
y Quenanías, jefe de los levitas, dirigía el canto, pues tenía mucho conocimiento de él.
23 Beraquías y Elcana eran los porteros del arca;
24
y Sebanías, Josafat, Natanael, Amasí, Zacarías, Benayas y Eliezer, sacerdotes, tocaban las trompetas delante del arca de Dios. Obededom y Jijías eran también porteros del arca.
25
David, pues, los ancianos de Israel y los jefes de millares, fueron a traer el arca de la alianza de Yavé desde la casa de Obededom, con gran alegría.
26
Y por haber asistido Dios a los levitas que llevaban el arca de la alianza de Yavé, se sacrificaron siete novillos y siete carneros.
27 David iba vestido de un manto de biso, lo mismo que todos los levitas que llevaban el arca, los cantores y Quenanías, jefe de la música entre los cantores. Llevaba David también sobre sí el efod de lino.
28
De esta manera llevó todo Israel el arca de la alianza de Yavé entre gritos de júbilo, al son de las bocinas, las trompetas, los címbalos, los salterios y las cítaras.
29
Cuando el arca de la alianza de Yavé llegó a la ciudad de David, Micol, hija de Saúl, mirando por una ventana, vio al rey David saltando y bailando delante del arca, y le menospreció en su corazón.
 
Capítulo 16 El arca en el tabernáculo
1
Traída el arca de Dios, pusiéronla en medio de la tienda que David había alzado para ella, y ofrecieron ante Dios holocaustos y sacrificios eucarísticos.
2
Cuando hubo acabado David de ofrecer los holocaustos y los sacrificios eucarísticos, bendijo al pueblo en nombre de Yavé,
3
y distribuyó a todo Israel, hombres y mujeres, a cada uno una porción de pan, de carne y de uvas pasas.
4
Puso levitas al servicio del arca de Yavé, para que invocaran, alabaran y ensalzaran a Yavé, Dios de Israel.
5
Fueron: Asaf, el jefe; Zacarías, el segundo después de él; Uziel, Semirarnot, Jejiel, Matatías, Eliab, Benaya, Obededom y Jejiel, con instrumentos, salterios y cítaras; y Asaf era el que hacía sonar los címbalos.
6
Los sacerdotes Benaya y Yajaziel tocaban continuamente las trompetas delante del arca de la alianza de Dios.
7
Aquel día dio David a Asaf y a sus hermanos por primera vez, para cantar las alabanzas de Yavé, este canto:
 
Cántico
8 “Alabad a Yavé, invocad su nombre, pregonad a los pueblos sus hazañas.
9 Cantadle, cantad salmos en su honor, cantad todos sus portentos.
10 Gloriaos en su santo nombre; alégrese el corazón de los que buscan a Yavé.
11 Buscad a Yavé y fortaléceos, buscad siempre su rostro.
12 Recordad cuántas maravillas ha obrado, sus prodigios, los juicios de su boca.
13 Descendientes de Israel, su siervo; hijos de Jacob, su elegido.
14 Es Yavé nuestro Dios. Por la tierra toda prevalecen sus juicios.
15 Acordaos siempre de su alianza, de lo que ha mandado a mil generaciones,
16 de lo que pactó con Abraham, de lo que juró a Isaac,
17 de lo que firmemente estableció con Jacob y con Israel como pacto eterno,
18 diciendo: "A ti te daré la tierra de Canaán como porción de vuestra heredad".
19 Eran entonces poco numerosos, poco numerosos y extranjeros en ella.
20 Iban de una gente a otra gente y de un reino a otro pueblo.
21 Pero no consintió que nadie los oprimiese, y por causa de ellos castigó a reyes.
22 "No toquéis a mis ungidos, no hagáis mal a mis profetas".
23 Cantad a Yavé, habitantes todos de la tierra; pregonad uno y otro día su salvación,
24 publicad entre las gentes su gloria, sus maravillas a los pueblos todos.
25 Porque Yavé es grande, digno de toda alabanza, temible sobre todos los dioses.
26 Porque los dioses de las gentes son ídolos, pero Yavé es el hacedor de los cielos.
27 Majestad y magnificencia sean ante El, fortaleza y belleza en su morada.
28 Dad a Yavé, ¡oh familias de los pueblos!, dad a Yavé la gloria y el poder.
29 Dad gloria al nombre de Yavé, traed ofrendas y entrad en sus atrios, adorad a Yavé en ornamentos santos.
30 Temblad ante El todos los de la tierra; El afirmó el orbe, y no vacila.
31 Alégrense los cielos y regocíjese la tierra, pregónese entre las gentes:Yavé reina.
32 Truene el mar con cuanto lo llena, salte de gozo el campo y cuanto hay en él.
33 Den gritos de júbilo los árboles de las selvas ante Yavé, pues viene para juzgar a la tierra.
34 Dad gracias a Yavé, que es bueno y es eterna su misericordia.
35 Decid: sálvanos, ¡oh Dios!, salud nuestra; reúnenos y líbranos de las gentes para que confesemos tu santo nombre y nos gloriemos alabándote.
36
Bendito Yavé, Dios de Israel, por eternidad de eternidades". Y diga todo el pueblo: "Amén. Alabad a Yavé.”
37 David dejó allí, delante del arca de la alianza de Yavé, a Asaf y a sus hermanos, para que constantemente ministrasen delante del arca, cada cosa a su tiempo,
38 y a Obededom y a sus hermanos en número de sesenta y ocho; y a Obededom, hijo de Jedutún, y a Josá como porteros.
39 Asimismo a Sadoc y a sus hermanos, sacerdotes, ante el tabernáculo de Yavé, en la altura de Gabaón.
40 Para que allí ofreciesen continuamente, mañana y tarde, a Yavé holocaustos y cumpliesen cuanto está escrito en la Ley de Yavé, dada por Yavé a Israel.
41 Con ellos estaban Hemán y Jedutún y los otros que nominalmente habían sido designados para alabar a Yavé: “Porque su misericordia es eterna”.
42
Estaban Hemán y Jedutún con ellos, y las trompetas y los címbalos para los que los tocaban, y los instrumentos para los cantos en honor de Dios. Los hijos de Jedutún eran los porteros.
43
Todo el pueblo se fue luego cada uno a su casa, y David se volvió a bendecir a la suya.