CRISTO RAÚL CONTRA EL ANTICRISTO
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EL VENENO DE
LA SERPIENTE
REFUTACIÓN DE
LAS 67 TESIS DE ULRICO ZWINGLIO SOBRE “LA INTERPRETACIÓN SOLA”
C.R.Y.&.S
ESTA ES LA
VOLUNTAD PRESENTE DE DIOS:
“UNIFÍQUENSE
TODAS LAS IGLESIAS EN UNA SOLA Y ÚNICA”
En el nombre de Jesucristo:
Con el fin de que todos los hombres
conozcan a su Creador la inteligencia es el Poder con el que Dios ha vestido a
su Creación, de manera que no pueda el Hombre volver a ser engañado ni la
Tentación tenga Poder sobre la voluntad de sus hijos.
Desgraciadamente este Poder Divino
con el que el Creador ha vestido a su Creación es usado por muchos para hacer
todo lo contrario; en lugar de rechazar la Mentira se sirven de este Poder para
hacer de la Mentira el medio por excelencia para esclavizar la voluntad de sus
congéneres. Siguen el camino de Satanás, quien conociendo las leyes de la
Ciencia del Bien y el Mal usó su inteligencia para arrastrar al Género Humano
lejos de su Creador; y lo que es más monstruoso, para hacer del Hombre un
enemigo de Dios, y declararle la Guerra a su Reino.
Arrastradas a este campo de batalla
las naciones de todas las épocas hemos estado luchando, desde la Caída y Ruina
del Primer Reino del Mundo, cuyo rey fue Adán, padre de Noé, padre de Abraham,
padre de David, padre de Jesús, hijo de María de Nazaret, hija de Sara, hija de
Eva, en el ejército equivocado.
El Poder Divino que nos fue dado
para crear un Mundo establecido sobre la Verdad, la Justicia y la Paz, por el
Odio y la Envidia de Satán hacia el Rey de los Cielos, cuyo Trono deseaba hacer
suyo: ese Poder Divino vino a transformarse en nuestros padres antiguos en lo
que las garras y la fuerza bruta les son a las bestias. En nuestros padres la
Inteligencia dejó de ser un Poder Creador para transformarse en un Poder
Destructor. El ser humano vino a emparentarse con las bestias, ente ellas la
más letal, la más peligrosa, para sí mismo, para todas ellas, y para la propia
Tierra.
A la altura del Segundo Milenio de
nuestra Era, en especial en el Siglo XVI, la Inteligencia buscó liberarse de la
Ley por la que ese Poder Creador había estado buscando su Camino hacia su
verdadera Naturaleza. La Civilización Cristiana, una vez descubierto el Nuevo
Mundo, se halló al borde de dar un gran salto cualitativo en la Historia. Así
que no miento diciendo que a principios del Siglo XVI el Mundo Cristiano
Europeo se halló en la misma posición, aunque las circunstancias fuesen
distintas, en las que se halló el Reino Mesopotámico bajo Adán, su primer Rey,
el Alulim de la Lista Real Sumeria. Aquel
Primer Rey de los hombres se halló al borde de dar un Salto Histórico
Maravilloso: la Proyección de las fronteras geográficas naturales de su Reino a
las Cuatro Regiones de la Tierra. Es decir, extender su Civilización a la
plenitud de las familias del mundo.
No pudo ser. Intervino en aquel
Proyecto un factor antinatural, extraño, que se había mantenido en el alma de
un “Dios Oculto”, quien manipulando las circunstancias de la Adolescencia
Ontogénica que vivía el Hombre se aprovechó de su Inocencia para conquistar su
Pensamiento y emparentarlo con el del Príncipe de las Tinieblas, ese mismo
“Dios Oculto” que sobreviviendo a su propia decadencia hizo suya la Mente de
otro hombre, Lutero por nombre. Esclavizado por este “Dios Oculto” se vino
a imponer en el Siglo XVI no la Ley de la Fraternidad Universal en Dios
Creador, sino la Ley de la Dictadura de los príncipes elevada a condición
divina como camino a la Civilización de la Plenitud de las Naciones.
Para ganarse la Voluntad de aquel
Primer Rey, hijo de Dios, Adán, otro hijo de Dios, Satán, se enfundó las
vestiduras de un ángel Enviado por Dios para abrirle al Reino de Adán la puerta
de la Guerra Santa. No por el Amor sino por la Guerra el Primer Rey extendería
las fronteras de su Reino a todas las familias de la Tierra. Acorde a aquel
“Dios Oculto” que vive en Satanás tal era la Voluntad de Dios, y así debía
cumplirse.
Miles de años después, la Redención
ya acometida, la Europa Cristiana ya afirmada, aunque bajo ataque mortal, y
habiendo puesto sus pies en la otra orilla del Océano, cumplida la Profecía del
Señor y Rey Jesucristo: sus piernas a ambas orillas del Océano, Satanás volvió
a la carga, y vistiendo a su siervo de enviado de Dios sembró en el Reino
Cristiano Europeo la Semilla de la Guerra Civil Fratricida que, si todo le
saliera bien al Enemigo del Rey Divino y del Hombre, desde dentro le abriría al
enemigo la puerta a Roma. Una vez destruido el Reino de Jesucristo en Europa el
trabajo de miles de años sería reducido a polvo, y la Civilización, hundida
para siempre jamás en el bestialismo, ya nunca volvería a renacer. Dios,
Creador del Género Humano, habría perdido la Batalla por la Salvación del
Hombre, y el Rey de los Cielos, Jesucristo, tendría que arrodillarse delante de
Satán, su Enemigo.
Sobra decir que un Plan de
Destrucción de esa magnitud no fue planeado de la noche a la mañana. Satanás
llevaba siglos planeando esa Batalla. El Sueño de los Obispos Católicos tras la
Victoria sobre las convulsiones medievales de los dos siglos precedentes relajó
la Vigilancia de los Cardenales, y regalándose la confianza de la
Invencibilidad se entregaron a todos los vicios y perversiones contra los que
Cristo entregó su Vida. La perversión del pensamiento en que se establecieron,
que mientras permaneciesen dentro de la sotana ni el mismo Juez Todopoderoso
podría pedirles cuentas de sus delitos, pensamiento que fue el Origen de la
Reforma cuando fue usado precisamente contra ellos, fue la causa del grito de
Guerra contra la Iglesia que se oyó lo mismo en Alemania que en Italia e
Inglaterra.
Pero si los Siervos de la Iglesia
fueron perversos y en el convencimiento de que ni aunque violaran a la Madre de
Cristo podrían ser juzgados por Cristo mientras cometiesen sus crímenes ad maioren dei gloriam; la
maldad en la que se establecieron los Rebeldes Protestantes fue confundir a los
siervos con la Esposa del Señor.
Los siervos del Señor son los
siervos de su Esposa. El Sacerdote es Siervo de la Iglesia; pero la Iglesia es
la Esposa del Señor. ¿Y desde cuándo el Señor y su Esposa pueden ser condenados
por la perversión de sus siervos?
Los siervos responderán ante su
Señor de los delitos por los que la Gloria de su Santa Esposa fue manchada. Los
siervos, no la Esposa, es la que se sentará ante el Tribunal del Señor para
responder de sus crímenes y delitos.
Esta Realidad diferencial entre el
sacerdote y la Iglesia fue la que cegados por Satanás los Rebeldes Protestantes
no supieron comprender. Ya se lo dijo el Señor y Rey a su Pueblo: “Si tu brazo
o tu ojo te escandaliza, sácatelo, córtatelo, que mejor te será entrar en el
Reino de Dios manco o tuerto que con el brazo y el ojo enfermo ser arrojado al
Infierno”.
Desde el Obispo de Roma al
sacerdote más humilde todos son sacerdotes, y como tales sacerdotes todos son
siervos de la Iglesia, y en cuanto tales forman parte de su Cuerpo, pero
mientras que el Sacerdote está bajo la Ley del Señor, y si enfermo con malignidad
debe ser amputado del Cuerpo, la Iglesia es la Esposa del Rey de los Cielos y
como tal permanece por la Eternidad al lado de su Señor, de quien es su Cuerpo
Visible delante de su Reino Universal Sempiterno.
No decimos nada más. Ni digo nada
menos. La Pornocracia maligna en la que los
siervos de la Iglesia cayeron mientras el Rey de los Cielos le abría a su Reino
en la Tierra las fronteras al Nuevo Mundo, es conocida de todos.
El historiador que pasa por alto la
inmundicia que aquellos siervos arrojaron sobre la Gloria de la Esposa del
Señor no es un historiador, es un miserable. Pretender anular la Ley del Señor
sobre su Cuerpo en razón del servicio a siervos instalados en el delito,
haciendo de la Sotana un Exorcismo contra el Propio Señor y Juez de toda su
Casa, no es de historiadores, es de esclavos sin moral, sin ley, ni honor ni
dignidad.
El Dilema en que el Dios Oculto de
la llamada Reforma Protestante encerró a unos y otros tiene su Reflejo Original
en la Caída de Adán y Eva, y en el consecuente Fratricidio entre sus
hijos. ¡Recuérdese la Guerra de los Treinta Años!
Obviamente si los siervos fueron
delincuentes y sirvieron al Diablo en la creencia de servir a Cristo, los otros
creyendo servir a Cristo sirvieron al Diablo al ofrecerle la Cabeza de la
Esposa de Cristo en una bandeja a los príncipes de este mundo.
Ciertamente Dios Padre previno esta
Contienda desde antes de Liberar al Diablo de su Prisión a principios del
Segundo Milenio de nuestra Era. Su Hijo conoció esta Contienda interna y la
profetizó en la Parábola de la Siembra Maligna. Recordémosla:
“Les propuso el Hijo de Dios otra
parábola, diciendo: Es semejante el reino de los cielos a uno que sembró en su
campo semilla buena. Pero, mientras su gente dormía, vino el enemigo y sembró
cizaña entre el trigo y se fue. Cuando creció la hierba y dio fruto, entonces
apareció la cizaña. Acercándose los criados al amo, le dijeron:
Señor, ¿no has sembrado semilla
buena en tu campo? ¿De dónde viene, pues, que haya cizaña?
Y el Hijo de Dios les contestó: Eso
es obra de un enemigo.
Dijéronle:
¿Quieres que vayamos y la
arranquemos?
Y el Hijo de Dios les dijo: No, no
sea que, al querer arrancar la cizaña, arranquéis también el trigo. Dejad que
ambos crezcan hasta la siega; y al tiempo de la siega diré a los segadores:
Tomad primero la cizaña y atadla en haces para quemarla, y el trigo recogedlo
para encerrarlo en el granero”.
Complementando esta Doctrina el
propio Hijo de Dios envió a uno de sus ministros para anunciarle a su Iglesia
el Decreto de Liberación del Sembrador Maligno, el Diablo, pasado un Milenio,
en la Tierra. Pues se entiende que la parábola viene de Dios, y siendo el
espíritu de Jesús el espíritu de la Profecía, en la Parábola Dios anunciaba SU
Sentencia ad eternum contra Satanás en
el Juicio Final del Mundo Antiguo, que sería seguida por un Decreto de
Liberación temporal hasta su Destierro de la Creación. Cuando es dada la
Parábola el C ampo Cristiano aún no existía, de manera que la Siembra del
Maligno no podría realizarse sino cuando ese Campo incluyese en sus
límites al Cristianismo, y de aquí que conociendo el Hijo por la Profecía en la
Parábola el Decreto del Padre continuamente le pidiese a sus siervos los
Obispos de la cristiandad que se mantuviesen vigilantes. Vigilancia que a
la vez no podría impedir su caída en ese Sueño que sería aprovechado por el
Sembrador Maligno para sembrar su Cizaña Fratricida.
Ahora bien, la Profecía siendo
verdadera, cual se ve en los acontecimientos de la División de las iglesias,
nosotros comprendemos que como Dios no hace nada en el mundo sin los hombres, y
todo lo hace en los hombres, el Diablo no podría hacer su Siembra Maligna
sino en los hombres. Para lo cual, como ya lo hiciera en el Edén, tendría
que tentar y conquistar para su proyecto de destrucción de la
Cristianismo, destrucción necesaria para destruir al Género Humano, como se ve
que estuvo a punto en el Siglo XX durante la Segunda Guerra Mundial, donde de
nuevo volvió Alemania a prestarle su cuerpo para que obrase esa destrucción; en
orden a realizar su Siembra Maligna durante la Noche de los Obispos tendría
Satán que ganarse para su Siembra a un puñado de hombres.
La Cuestión es porqué Dios liberó
al Diablo, cuestión que ya he respondido en La Historia Divina de
Jesucristo. Regresando a la respuesta, digo que dadas las
circunstancias de la Liberación y estando en el Horizonte la Bandera de la
Salvación de la Plenitud de las naciones, Dios vio necesario, de un sitio,
recrear en el Siglo de Lutero el acontecimiento que tuvo lugar en el Siglo de
Adán, a fin de que el Futuro pudiese liberarse y vestido del Poder de la
Inteligencia Jesucristiana nuestro Siglo
blindase la Voluntad del Género Humano con el Pensamiento de Dios; y del otro
sitio, mostrarle al Cielo y a la Tierra el porqué de la Sentencia ad eternum contra Satán y sus generación de rebeldes a la
Ley del Creador, quienes ni habiendo sido condenados y teniendo la Oportunidad
de pedir Misericordia a su Juez delante de la Creación entera prefirieron, una
vez más, ser desterrado al Infierno de las Tinieblas Exteriores a seguir
viviendo en un Mundo donde la Luz de la Verdad es el sol que le da Vida a todos
los seres.
El juicio que a los hombres
les merezca esta Libertad de YAVÉ DIOS PADRE para hacer según su Sabiduría lo
que le es mejor al universo de los pueblos que, como hijos de su Poder Creador
y Ciudadanos del reino de su Hijo, vivimos de su Amor por la Vida, no
tiene respaldo por la Inteligencia, es
decir, no puede ser sometido a juicio crítico alguno, ni por parte de hombre ni
por parte de cualquier otro ser creado, del mundo que fuere; y no por miedo a
la Libertad de Juicio, si no porque la Sabiduría del Creador es perfecta en todas
las dimensiones de su Naturaleza. Pensar que la Criatura puede juzgar la Sabiduría
de su Creador es en sí un abominación, máxime cuando no hablamos de un Creador
que se mantenga alejado de su creación como bestia que pare a su cachorro y lo
abandona a la ley de la selva; en absoluto, nuestro Creador se nos presenta como Padre, nos inviste de todos Los
derechos de un hijo de dios, y nos hace participes de todas las garantías naturales
implícitas en la Ciudadanía de su Reino. Nuestro Creador no se relaciona con su
Creación de Poder a Poder, sino desde el Amor de Padre a Hijo. Sujetar, por
consiguiente, su Sabiduría a la potencia de nuestra Inteligencia es retar a
Dios desde el Poder; mayor demencia no puede darse. Desde el amor de un hijo de
Dios dicha demencia se eleva a la categoría
de abominación cuando el pensador reclama como derecho innato a su ser juzgar los pilares del espíritu de Dios.
Dios, en Jesucristo, juzgará a
todos, siervos de la Iglesia y siervos del Diablo.
Ciñéndonos a nuestra casa, hemos de
decir que nosotros no somos nadie para juzgar a los hombres que protagonizaron
los acontecimientos del Pasado. Pero la Inteligencia nos ha sido dada para
descubrir la Mentira, y deshacer cadenas pintadas de oro por el Diablo y la
Muerte para atraer a todos los ignorantes a la misma prisión en la que será
encerrado por la Eternidad el autor y “Dios Oculto” de la Reforma, Satanás por
nombre.
Las 67 tesis de Zwinglio acompañaron
a las de Lutero en el esquema general que el Diablo se hizo mirando a la
Destrucción de la Iglesia Católica y la Conquista de Europa Cristiana por el
Imperio Otomano. Ya conocemos en qué quedó aquel Plan Maligno. El Imperio
Otomano ha desaparecido de la Tierra. La Esposa del Señor y Madre de su
Descendencia está más viva que nunca, y, aunque en su Vejez, le ha engendrado
Descendencia a su Señor.
Lo que pasó, pasado está. No somos
quienes para juzgar a nadie, pero sí que somos quienes para combatir las
Mentiras que les han sido legadas a las naciones cristianas, a fin de que,
liberadas de ellas, encuentren abierta la Puerta a la Fraternidad Universal
perdida. Y en la Unidad descubran las naciones la Imagen del Hombre en
Dios que de sus almas fue borrada por la Caída de Adán y la Traición de Satán.
Zwinglio, siervo del Diablo, aunque
en su ignorancia, pues tanto él como sus hermanos de armas contra la Iglesia creyeron
estar sirviendo a Dios; Zwinglio (anticristiano, como demostraré en
el análisis de las tesis que publicó y defendió pisando el cadáver de todo el
que se le opuso) basó su Pensamiento anticatólico en las 67 frases lapidarias
que siguen y que abriré en canal para que arrancada la máscara se le vea el
rostro al verdadero autor y productor de la Rebelión Protestante contra la
Esposa del Señor, su Esposo Jesucristo y Dios, Padre de ambos Esposos.
PRIMERA
PARTE
“LA
ESPADA Y LA PALABRA”
CAPÍTULO UNO
1.-Yerran y ofenden a Dios todos
los que dicen que nada vale el Evangelio si no es confirmado por la Iglesia.
Comenzamos.
Y pregunto: ¿De qué evangelio está
hablando el autor de esta tesis? ¿Ha existido acaso algún otro evangelio fuera
del que selló con su Sangre el Espíritu Santo, y que, legado por Cristo a su
Esposa Católica en herencia sempiterna, Ella defendió durante los XVI siglos
que transcurrieron desde el Nacimiento a la Reforma, ha seguido defendiendo en
su Pureza Original desde el Siglo XVI a nuestros días, y seguirá defendiendo
con su Existencia por la Eternidad?
Porque el Evangelio de la Iglesia
Católica tiene un único Espíritu: A saber: el Hijo Primogénito de Dios es el
Unigénito de YAVÉ DIOS PADRE, engendrado de su Naturaleza Increada, Dios
Verdadero de Dios Verdadero, es ese mismo Jesús que se encarnó en María, esposa
de José, y quien recibiendo de su Padre Divino un Nombre Nuevo,
Cristo, subió a los Cielos para sentarse en el Trono del Rey Universal con
el nombre Sagrado de JESUCRISTO.
Este es el Evangelio de Dios, que
habiendo sido negado desde el principio por muchos, fue atajado en el Concilio
de Nicea con el Santo Credo Católico. Victoria Eterna que más tarde volverían a
negar los hombres, incluso salidos de la Fe, no frontalmente para no ser
acusados de herejes, pero sí subliminalmente, hasta que con la
Reforma Arrio volvió a salir de la Tumba para infectar la mente
cristiana con su Negación de ser Jesucristo Dios Hijo Unigénito.
La Historia y los hijos de Dios
sabemos que Evangelio que el Señor Jesús en su Testamento le legó a
su Esposa, la Iglesia Católica, fue confirmado por YAVÉ DIOS PADRE en el
Concilio de Nicea, reunido por el Espíritu Santo en el Nombre del Hijo de Dios
para ser proclamado el CREDO ROMANO el Signo de la Confesión Cristiana
Universal. Y quien no lo Confiesa niega a Dios, Padre e Hijo, negando que el Espíritu
Santo vive en ambos, y de aquí que Él dijera: “Quien me ve a mi, ve al Padre”,
y: “¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros
y aun no me habéis conocido?”. Pues, en
efecto, el Espíritu que vive en el Padre vive en el Hijo, por lo cual se
confiesa: “Dos personas un único Espíritu”, por obra y gracia del cual se encarnó
Dios en la Persona del Hijo confirmando lo cual, antes de sucederse la Encarnación
del Espíritu Santo que vive en el Padre y en el Hijo, el Padre dijera: “Se
llamará Dios con nosotros”, porque, efectivamente Dios se hizo Hombre, y
naciendo Cristo ese Espíritu se hizo carne para que todo el mundo vea a Dios, y
hecho Hombre convive con su Creación por la Eternidad. Pues antes de Cristo la Ausencia del Creador causó aquel vacío
en su Creación, origen de las Guerras que conmovieron los cimientos de su Reino,
contra cuya causa abrió la Creación a todos sus hijos, que vinieron a ser espectadores y partícipes en el Acto
Creador de la Vida. Frustrada aquella medida revolucionaria, delante del Acontecimiento
de la Caída del Primer Hombre y la Declaración de Guerra contra el Espíritu de Dios, la Respuesta de la Sabiduría
Divina fue darle Carne a su Espíritu, y carne de Hombre, engendrando a la
tercera Persona de la Trinidad: Cristo, Cabeza de la Casa de los hijos de Dios,
Esposo de la Iglesia Católica, Siervo de Dios, Él mismo “Dios con Nosotros”.
Así pues, habiendo quedado en ese
Concilio establecido por YAVÉ DIOS PADRE: que el Evangelio Verdadero y Único
que descendió del Cielo es el que recibió en Herencia la Esposa de Cristo
de la mano de los Apóstoles: ¿Cómo entonces puede existir otro evangelio que el
confirmado por Dios en el Concilio de Nicea en propiedad exclusiva y sempiterna
de la Santa Madre Iglesia Católica Romana y Apostólica?
Pregunto: ¿Cuántos evangelios
conocieron su edad de oro desde que fue escrito el primero de todos por el
Espíritu Santo?
Los llamaron los Apócrifos. Éstos
fueron escritos por magos y judeocristianos que buscaron unos manipular a las
masas, y los otros confundir a los verdaderos cristianos. La lectura de
tales panfletos anticristianos no dio fruto más allá de permanecer en
círculos gnósticos sin futuro. En el Concilio de Nicea el Espíritu Santo, que
vive en la Esposa del Señor, echó al fuego aquellos evangelios de la infancia, y
demás historias de seudo apóstoles que se vistieron la máscara de ángeles de
luz, imitando a la Serpiente Antigua, Satanás, el Diablo, padre de toda mentira.
Haciéndolo, Dios confirmó como Verdadero y Único Evangelio suyo el Canon
Bíblico Católico, Herencia de la Iglesia según el Testamento de su Esposo y
Señor
Igualmente el evangelio
de Arrio fue echado al fuego por Dios. Y con ese evangelio
arriano lo fueron los distintos evangelios que, envueltos en sotanas
angelicales, pretendieron venir de Dios. De tal forma y manera que una vez
entrada en su Herencia, “pues donde hubo Testamento era necesaria la muerte del
Testador”, la Iglesia recibió de Dios la Confirmación del Evangelio que le fue
legado por su Esposo, y nadie puede venir con otro evangelio que el que posee
en Herencia la Esposa del Señor y Madre de su Descendencia: a no ser que venga
del Diablo, el Enemigo de la Corona de Jesucristo, su Esposo y Cabeza
Espiritual sempiterna. De manera que cuando Ella dice: “El Cuerpo de
Cristo”, y el Pueblo responde “Amén,” el Pueblo cree y vive que Ella es
ese Cuerpo, del que el Sacerdote es parte viva.
Por consiguiente: ¿Quién y quiénes
fueron aquellos ladrones que pretendieron levantar a los hombres para
desheredar a la Esposa de quien al Señor Dios, nuestro Rey Jesucristo, le
debía Descendencia?
¿Acaso le dio Dios al Hijo de su
Corazón una Esposa con entrañas estériles, tierra seca que nunca daría fruto?
Entonces ¿por qué el Espíritu Santo dijo?: “La Creación entera aguarda con el
corazón en un puño el nacimiento de los hijos del Señor, la Gloria de la
Libertad de los hijos de Dios por Herencia”.
De nuevo: ¿De quiénes fue la sangre
que se vertió en Italia, España, Francia y Grecia durante los tres siglos que
fueron desde la Resurrección al Concilio de Nicea? ¿No fue ese el precio que la
Iglesia Católica y sus pueblos pagaron por el evangelio en propiedad
sempiterna? Pues aunque recibido en propiedad por el Testamento de su Señor, el
precio de conservarlo en sus manos y preservarlo hasta el fin de los tiempos en
su Poder fue pagado con la sangre italiana, española, francesa y griega. Así
que habiendo Confirmado el Evangelio al precio de la Sangre Católica Romana,
¿quién era aquel ladrón que venía a robarle a la Iglesia su Herencia?
No ofende quien dice la verdad. La
verdad ofende a quien ama la mentira. No yerra Dios, yerra quien cree que puede
enfrentarse a Dios y poner de rodillas al Creador del Universo.
En esta Primera Tesis un ladrón de
almas descubrió sus cartas, sus intenciones. La magnitud de la hipocresía con
la que firmó sus tesis se descubre en la que sigue:
2.- He aquí resumido el Evangelio:
Nuestro Señor Cristo Jesús, el verdadero Hijo de Dios, nos ha dado a conocer la
voluntad de su Padre celestial y con su muerte inocente nos ha redimido y
reconciliado con Dios.
La hipocresía del lobo bajo la piel
del cordero no puede ser más transparente. La bestialidad de la inteligencia
del pueblo al que se dirige, no es menos cristalina.
El que escribe presenta la tesis
como si durante 16 siglos ninguna nación ni ningún hombre hubiesen escuchado
semejantes palabras, como si el Espíritu Santo en los Apóstoles no hubiese
regado las naciones de la Europa Romana con este Evangelio.
El que escribe, Zwinglio, tuvo
al que leía por un animal incapaz de comprender una sola letra, y que prefería
justificar su discapacidad intelectual sacándose voluntariamente los ojos. El
lector no quería ver que quien firmaba era un ladrón de almas que ,para
bendecir su robo, se apropiaba del evangelio confirmado por la Iglesia Católica
en el Concilio de Nicea, recibido de las manos del Espíritu Santo, quien a su
vez lo recibió de las manos del Hijo de Dios, a quien le fue confiado por Dios,
su Padre, y por ambos, Hijo y Espíritu Santo sellado con Sangre y entregado en
heredad a la Esposa del Señor Jesús, de quien tendría Descendencia, la espera
de la cual la creación entera mantendría su corazón en un puño: el Puño de
Dios.
Hipocresía que el Suizo vestía de
sabiduría y contando con el analfabetismo y la ignorancia del lector al que
escribía, el Suizo, afirmando lo que sabía ocultaba lo que no decía. Porque si
de verdad Zwinglio hubiese creído en lo que afirmaba y hubiese
conocido el origen de la Semilla Fratricida que estaba sembrando, antes se
hubiera cortado las manos que seguir esparciendo la Semilla del Diablo en
Suiza.
Cristo Jesús es el Modelo de
Sacerdocio que bajó de Dios para abolir el sacerdocio aaronita y llevar a su
Perfección eterna la Adoración del Creador. De aquí que sea llamado por la
Iglesia “El Señor”, pues en Ella se cumplió la Escritura que desde la Caída fue
anunciada con la Redención: “Buscarás con ardor a tu Esposo, que te dominará”.
Y encontrado, celebrada la Boda Eterna, se consumó la Palabra del Creador en la
Unidad de las dos personas en el Matrimonio, deviniendo una sola cosa, en este
caso, siendo un Matrimonio Espiritual: Cabeza y Cuerpo. Y de aquí que el
Espíritu Santo no se cansara de repetir que “Cristo Jesús es la Cabeza de la
Iglesia”, y el Colegio de los Sacerdotes, la Iglesia, su Cuerpo.
Mas los hijos tenemos en el
Hijo de Dios a nuestro Rey, de manera que para su Esposa es Cristo Jesús: “el
Señor”, y para sus hijos, nacidos de este Matrimonio Espiritual Eterno, es
Jesucristo; “el Rey”.
Este es el Fruto del Evangelio del
Espíritu. Y no sólo no hay otro “evangelio” sino el Confirmado por Dios y por
Él testado a la Esposa de su Hijo, nuestro Rey Jesucristo, sino que quien
predica otro evangelio viene del Diablo, y su rey y señor es Satanás, bajo cuya
bandera, como se verá durante este análisis, cabalgó el firmante de este
evangelio anticatólico. Su anticristianismo es flagrante cuando dice:
3.- Por eso es Cristo el único
camino de salvación para todos los hombres que fueron, son y serán.
Declaración tras la que ocultó el
Suizo su verdadero rostro. Zwinglio no anunciaba al Cristo de Dios,
de quien el Espíritu Santo, firmando su Declaración con su Sangre, dijo una vez
y otra que Cristo Jesús es la Cabeza de la Iglesia, Su Cuerpo, según el Decreto
Omnisciente y Todopoderoso de YAVÉ DIOS PADRE: “Serán los dos un solo Ser, una
única Realidad: Cristo”.
De manera que siendo el Esposo el
Camino no puede haber Camino fuera de la Iglesia Católica, Su Esposa. ¿O se
puede seguir a la Cabeza pero no al Cuerpo de Aquel a quien se
sigue? ¿Acaso los Apóstoles no sellaron la Unidad sempiterna entre
Cristo y su Esposa, a cuya Boda fueron invitados estando el Señor entre Ellos?
¿No le dieron Ellos a la Esposa el Testamento de su Esposo, cuyo Evangelio ha
sido el de Ella desde ese Día hasta el Nuestro?
¿Lo que Dios unió con la Sangre del
Espíritu Santo puede ser separado por el Diablo?
¿Una Criatura se atreve a retar a
su Creador a un duelo a muerte y cree en su demencia poder vencer al Señor del
Infinito y de la Eternidad, YAVÉ DIOS, Padre de Jesucristo?
La hipocresía del firmante es la de aquella Serpiente Maligna que se acercó a Eva con palabras envenenadas encerradas en una botella dorada. Zwinglio escribe: “Cristo es
el único camino de salvación”. ¡Aleluya! Palabras jamás oídas en las montañas
de los cantones helvéticos, palabras que jamás conocieron eco entre las
grandes cimas de los Alpes suizos. “Señoras y señores: El Camino es Cristo,
ayer, hoy y siempre”, y el pueblo salvaje de las montañas dobla sus rodillas y
dice:
“Amén amén amén, Lutero es
Dios, y Zwinglio su profeta”.
4.-Cualquiera que busque o indique
otra puerta yerra e incluso es un asesino de las almas y un ladrón.
En efecto, el mismo Zwinglio al
cerrar la Puerta de la Iglesia, el Cuerpo de Cristo Jesús, se denuncia a
sí mismo como asesino y un ladrón de almas. Porque ¿de quién está
hablando y a quién está denunciando al decir eso?
¿No está escrito en el Evangelio
confirmado por la Iglesia que la Puerta es Jesús, y que Jesús es el Cristo de
Dios?
¿Estaba acusando el ponente a la
Iglesia por haberle mentido al mundo y decirle que la Puerta a Dios, y por
consiguiente a la Vida eterna, era y es su Esposo, Jesucristo? ¿O lo que
pretendía este Zwinglio era poner otra puerta a la vida eterna
que no era ni podía ser otra que él mismo?
Pues sabemos que la Puerta es el
Verbo, que bajó del Cielo y se hizo Hombre, Obra Maravillosa de Dios, que en
sus Profeta ya la anunciara diciendo: “Haré una Obra Maravillosa tal que si os
la contara no os la creeríais”. En efecto, la vieron y no la creyeron.
En lugar de hablar, Dios le dio a
su Doctrina un Cuerpo que se podía tocar, ver, hablar con Él. Cristo Jesús
era esa Obra Maravillosa anunciada en sus Profetas. La Doctrina era Él. Él era
la Puerta. Una Puerta Viva, Divina. Y quien trae otra doctrina y separa a la
Esposa del Esposo, es un asesino de almas, un ladrón al servicio del Infierno.
Lógico por tanto que el ladrón
denuncie a su enemigo de lo que precisamente él es, con el fin de
confundir a quien lee y alejándole de la Puerta del Paraíso, que es Cristo
Jesús, lo conduzca a la puerta del Infierno.
La fuente de la astucia de aquel
siervo del Sembrador Maligno se descubre en la siguiente tesis.
5.-Por consiguiente, todos cuantos
enseñan falsas doctrinas diciendo que son iguales al Evangelio o que valen más
que éste ignoran lo que es el Evangelio.
¿Y qué es lo que estaba haciendo
este siervo del Sembrador Maligno si no enseñar una falsa doctrina según la
cual Dios no le dio Esposa a su Hijo?
¿Acaso incluso en las traducciones
de estos siervos malignos no se lee que el Esposo estaba entre los Invitados,
sus Discípulos? ¿Quién era su Esposa?
¿No lo dijo el Espíritu Santo? :
“Cristo es la Cabeza de la Iglesia”. Y si Cabeza de la Iglesia, la Iglesia es
ese Cuerpo en el que se cumple la Palabra del Todopoderoso y Omnisciente
Creador del Cosmos: “Buscarás con ardor a tu Esposo, que te dominará”, es
decir, “será tu Señor”. En cuya Unión cobra Vida la Todopoderosa Palabra de
YAVÉ DIOS PADRE cuando dice: “Serán los dos, Esposa y Esposa, una sola
cosa: un Ser Único, una Realidad Indivisible Sempiterna”.
¿No fue ésta la Doctrina del
Espíritu Santo que haciéndose Apóstol a la Imagen y Semejanza del Señor sembró
la Semilla de la Vida eterna en las naciones romanas? ¿Qué falsedad enseñó la
Esposa de Cristo a las naciones europeas? ¿Qué Evangelio distinto al que le fue
Testado por su Esposo defendió Ella durante los 16 siglos transcurridos desde la
Resurrección? ¿De qué estaba acusando este siervo del Sembrador Maligno a la
Esposa del Señor? ¿Estaba manipulando la pornocracia de
los siervos para matar a la Esposa del Señor?
En verdad esos siervos responderán
de sus conductas, por cuyos actos fue blasfemado el Nombre de la Esposa, y el
Juicio del Señor será acorde a Justicia. Pero el Juicio sobre quienes usaron
esa perversión de los siervos para entrar en la Casa del Señor buscando Matar
a su Esposa, ¿cómo será? ¡Que
Dios los coja confesados ese Día, porque es de justicia que el amo y sus
siervos sean sujetos de la misma condenación!
¿Quién es pues el que ignora
lo que es el evangelio sino quien no entiende que Cristo es el Espíritu y la
Doctrina de Dios Hecha Hombre, cuya Carne es la Iglesia Católica?, su Santa
Esposa y Madre de su Descendencia, según lo dispuesto por Dios Padre desde
antes de ser ambos concebidos, según lo escrito: “Tu Descendencia se apoderará
de las puertas de sus Enemigos”.
Evidentemente esa Descendencia no
se refería a la Casa de Abraham, pues su nación fue destruida por sus enemigos.
Pero Sí a la Casa de Cristo, a Cuya Descendencia Legó en su Testamento la
Victoria sobre los Enemigos de su Reino.
Este es el Evangelio de Dios por el
que su Hijo entregó su Vida. Y siendo Todopoderoso dobló sus Rodillas ante la
Sabiduría de su YAVÉ DIOS, su Padre, en cuyo Corazón la Esperanza de Salvación
de la plenitud del Género Humano le fue confiada en Testamento a su
Esposa, la Iglesia, de quien le vendría, como a Sara en su Vejez, esa
Descendencia engendrada para Vencer.
Obra Maravillosa desde el principio
al Fin es la de Dios en su Hijo. Obra contra la que el Sembrador Maligno se
levantó y contratando a siervos, a los que escondió bajo sotana, puso en sus
bocas el veneno del Odio con el que conducirían a las naciones cristianas a la
Guerra Civil Fratricida en la que han vivido desde la Rebelión Protestante
hasta finales del Siglo XX.
Si Zwinglio y sus
hermanos en el Anticristo hubiesen conocido la Sabiduría de Dios se hubiesen
cortado la lengua antes de proferir una sola palabra contra la Iglesia
Católica, la Esposa del Señor, Cristo Jesús: el Verbo hecho carne, el
Evangelio, la Doctrina Viva de Dios en Cuerpo de Hombre.
6.-Porque Cristo Jesús es el jefe y
capitán por Dios prometido a los hombres y por Dios enviado
Los siervos del Sembrador Maligno
hacían suya la Cristología de la Iglesia para lanzándola contra la propia
Iglesia levantarse como héroes delante de un pueblo de ignorantes y brutos,
discapacitados intelectuales en las cosas del Cielo y de Dios.
La sotana fue la máscara que el
Diablo les dio a sus siervos para Ocultar el origen de la luz infernal que
iluminó sus rostros. Y aun así en sus palabras se descubre el desprecio al Hijo
de Dios, cuya Gloria Divina reducen a ser un mero capitán y jefe de
los ejércitos de Dios.
La Gloria del Rey Todopoderoso que
Dios le ha dado a su Reino, a cuyos pies ha puesto toda su Creación y en cuyas
Manos ha depositado YAVÉ DIOS PADRE la vida y la muerte de todos los pueblos de
Su Creación, Jesucristo: Dios Hijo Unigénito, el Señor que con su Omnipotente
Palabra le ordenó a las infinita estrellas de los Cielos que ocupasen sus
lugares en las Constelaciones del Firmamento… la Gloria del Señor de todo lo
que existe en la Tierra reducida a la de un mero jefe y capitán…. La
Gloria del Todopoderoso Hijo de Dios que con su Brazo le aplastó la Cabeza al
Príncipe de las Tinieblas y nos abrió el Camino al Árbol de la Vida Eterna,
cuyo Fruto es el AMOR…. la Gloria del Hijo por el que el Corazón de Dios late,
y su Espíritu vive en la Felicidad… reducida a la mera gloria de
un capitán y jefe.
He aquí el evangelio del Zwinglio.
A todo esto y a nada más que esto se redujo el nuevo evangelio de este siervo
del Sembrador Maligno. El orgullo de los brutos y salvaje montañeses alpinos
fue salvado, ensalzado, y glorificado gracias a este apóstol de este nuevo
evangelio que bajó de su Trono al Hijo de Dios y lo rebajó a la altura de
cualquier otro hombre, un mero capitán y jefe ... Eso
sí, prometido a los hombres y enviado por Dios …
7.-… para que él fuese la salvación
eterna y la cabeza de todos los creyentes. Estos son su cuerpo que, sin Él,
sería un cuerpo muerto, incapaz de emprender nada.
En verdad únicamente quien jamás
leyó a los Padres de la Iglesia podía asumir una sola palabra de este mensajero
de las tinieblas como si este apóstol maligno estuviese predicando una doctrina
jamás oída. Visto esto no es de extrañar que estos mensajeros cegasen a todos
los pueblos que les siguieron cerrando la Puerta a los Padres de la Iglesia
mediante el subterfugio de “la Biblia Sola”.
Evidentemente la Prensa apenas si
se había inventado, y apenas un 1% de la población europea del momento sabía
leer y escribir. Este detalle es ocultado por todos los historiadores del Siglo
XVI. El analfabetismo de la población europea del siglo XVI era absoluto. Y no
solo en las clases sociales bajas, sino que muchas de las casas pertenecientes
a las clases aristocráticas firmaban con una X.
El Renacimiento, hoy tan célebre,
fue un fenómeno de élites. Hoy nos maravillamos de los Miguel Ángel, Rafael,
Galileo, y congéneres, pero en aquellos días, sobre el terreno, el
Renacimiento como el Humanismo fueron movimientos elitistas. La inmensa mayoría
de la población europea era analfabeta, ignorante y, en consecuencia, bruta.
La Rebelión Anticatólica le cerró
las puertas al Renacimiento en las naciones que aplastadas por
el Puritanismo Protestante cegaron las vías a la Difusión del Conocimiento
de los Padres de la Iglesia, de un sitio, y del otro a la Herencia Filosófica y
Científica Clásica. Tenían la Biblia, ya no necesitaban leer ningún otro libro.
El Delito contra la Civilización
que, una vez la Imprenta descubierta, cometió la Rebelión Protestante cegando
esas vías y reduciéndolo todo a la Biblia, como si la Biblia hubiese sido
descubierta y nunca antes conocida, es un delito contra la Humanidad que,
dando por fruto la Guerra de los Treinta Años, pesa sobre la Conciencia de las
naciones que cultivando en el futuro aquella ceguera y el odio correspondiente
pusieron las bases de las Guerras Mundiales del Siglo XX.
El Cultivo de las Lenguas Clásicas
que el Renacimiento con tanto esmero entregó al Humanismo, cultivo del que se
esperaba producir una elevación de la Inteligencia Europea mediante el acceso
de las naciones a la Herencia de los Padres y Ciencias Clásicas, fue
traicionado por una Rebelión Anticatólica que se sirvió de la inmoralidad de
unos siervos blasfemos para seguir encerrando a los pueblos cristianos en la
brutalidad que procede de la ignorancia.
La manipulación contra Humanidad de
quien tiene por Guerra Santa la destrucción del enemigo que se crea en su
cabeza, y hace depender la vida de todo el universo de la suya propia, sembró
el Odio a las Naciones Católicas, Fanatismo que andando el tiempo las
conduciría a todas al campo de batalla de Gog y Magog, en el que
el Amo de tales Rebeldes confió destruir la Civilización Cristiana bajo las
botas de Stalin e Hitler.
Parece natural que unos listos se
aprovechen de la ignorancia de tanto analfabeto para montarse un sistema de
vida en el que ellos serán los nuevos dioses, vivirán como tales y como tales
matarán a todo el que se levante para arruinarles el negocio. Esto ha sido
siempre así.
Los Elegidos del “Dios Oculto” de
la Reforma Protestante mataron a muchos, y murieron descansando sobre las olas
del mar de sangre que derramaron a la salud de sus egos psicópatas.
Psicopatología que no admitía que nadie les dijera qué es la verdad y qué es la
mentira. Psicopatología por la que ellos estaban en comunicación directa con
Dios, y de Dios recibían la orden de matar a todos los que se opusieran a
sus designios de llevar a cabo la destrucción de la Iglesia Católica.
Del Diablo no se podía esperar otra
cosa, pero de hombres criados por esa Iglesia…
El que nace de un Traidor se
convierte en traidor. El Amo traicionó a Dios, sus siervos traicionaron a la
Esposa del Señor. Como dijo el sabio: “Nada nuevo bajo el sol”. Porque decir
que sin Jesucristo todo hombre está muerto, y pretender hacer creer que se dice
algo nuevo diciendo “para que él fuese la salvación eterna y la cabeza de
todos los creyentes. Estos son su cuerpo que, sin Él, sería un cuerpo muerto,
incapaz de emprender nada”… suena a imbecilidad tan enorme que
derivando de ella comprendemos la enormidad de la ignorancia en la que vivieron
los pueblos del Siglo XVI.
En verdad Jesucristo es la Cabeza
de toda la Creación por Disposición de su Padre. Él es Rey Sempiterno
Todopoderoso, Juez Universal Omnisciente, Señor Omnipotente y Sumo Sacerdote
Universal, Cabeza de la Casa de los hijos de Dios, de manera que todo lo que
existe tiene vida por Amor a Él.
En fin, esta es la Doctrina del
Espíritu Santo de “los Padres de la Iglesia”. Antes de que la Siembra Maligna
comenzara en Alemania esta Doctrina ya estaba escrita; era el Legado de los
llamados “Padres de la Iglesia”.
Sin embargo esta Tesis no está
refiriéndose a esta Doctrina. Para nada. El ponente está desafiando al Espíritu
Santo. Zwinglio no se refiere a la Gloria del Hijo de Dios, sino a la
de Cristo, Cabeza de la Iglesia, Iglesia de la que adjura, y negando a Dios
afirma que todos los hombres, siguiendo la demencia de Lutero y de sus
discípulos, todos los hombres son sacerdotes.
¿Perdone?, ¿quiere decir que todos
los Israelitas eran sacerdotes?
El Antiguo Templo de Jerusalén dio
lugar a uno Nuevo, que bajó del Cielo. Cristo es este Templo. El Nuevo sigue
recibiendo el Nombre del Antiguo, “la Jerusalén que bajó del Cielo” porque ese
Antiguo fue el Prototipo del Nuevo.
El Antiguo Templo de Jerusalén fue
el Corazón y el Alma de una Religión. Dios le dio forma a fin de que el
Prototipo fuese el Original a cuya Imagen se levantaría el Nuevo.
Y así se hizo. El Servicio
Aaronita pasó y cedió su Lugar al Sacerdocio Católico, es decir Universal. Pues
sabemos que el sacerdocio Aaronita se limitaba al pueblo de Israel; pero el
Cristiano se refiere al Universo de las naciones, tanto de este mundo como del
mundo del que bajó el Hijo de Dios, y de aquí que dado a conocer el
Evangelio a los hijos de Dios de la Tierra subiese a su Mundo a predicarlo
a los hijos de Dios del Cielo, en sus Palabras: “Tengo otros Rebaños que es
necesario que vengan a mí”.
Siguiendo con el hilo, en el
Antiguo Templo el Sumo Pontificado pasaba de padres a hijos. En el Nuevo
Sacerdocio Dios instaura un Sumo Sacerdote Eterno, que no pasando deviene Sumo
Sacerdote Universal, Cabeza de todos los Sacerdotes Cristianos, todos siervos
de Dios, un Cuerpo Santo al Servicio del Nuevo Templo, Templo Vivo, Eterno, en
el que se adora a Dios y ante el cual únicamente el Sumo Sacerdote Divino puede
mantenerse de pie ante Su Presencia.
Es este Nuevo Templo del que Cristo
Jesús es la Cabeza de todos los sacerdotes que suceden al sacerdocio aaronita
por Disposición Divina: y este Templo es el Templo que el Sembrador Maligno se
dispuso echar abajo. Y contrató “al hijo de la perdición” a fin de que
atacando su Edificio desde distintos puntos echasen abajo sus muros, abriesen
puertas por donde entrar y acabasen con la Esposa de Cristo.
Muerto el Cuerpo, acabada la
Cabeza.
Muerto el Cuerpo, Cristo quedaría
impotente para seguir obrando en el mundo. En palabras de este discípulo del
hijo de la perdición: Dios, sería un cuerpo muerto, incapaz de emprender
nada. Que es lo que precisamente estaba buscando el “Dios Oculto” de
la reforma, amo y señor de este siervo, tanto del Suizo como del Alemán, del
Inglés cuanto de sus otros hermanos de armas en el Anticristo.
La demencia consiste en echarle un
pulso a Dios. Retar a Dios fue la perdición de aquel quien un día fue llamado
hijo de Dios, por nombre Satán.
CAPÍTULO DOS
Es lo propio de las serpientes
escupir veneno. No en vano Dios llamó Serpiente a quien hasta entonces llamó
hijo, y a quien vemos más tarde, aun habiendo soltado su veneno, presentarse
ante Dios como si nada hubiese pasado.
Los sabios de todos los tiempos en
su ignorancia tomaron la palabra de la Escritura al pie de la letra y
donde Dios llamó “Serpiente” a Satán ellos vieron “una serpiente”. Y aun cuando
está demostrado por los milenios vividos que las bestias no hablan, los sabios
de todos los tiempos para salvar su ignorancia afirmaron que todo fue una
mentira, que jamás existió un sitio llamado el Edén… ni Dios existe… ni existe
el Diablo.
Mas los hijos de Dios sabemos que
la condición natural de los elegidos según el mundo es ponerse aquella máscara
del Diablo que ocultó su verdadero rostro para presentarse como ángel que viene
en nombre de Dios. Siguiendo esta política maligna, los apóstoles del evangelio
del Odio incapaces para ver su verdadero rostro en el Espejo del Hijo de Dios,
que el Diablo escondió tras la máscara de sabiduría bajo la que “ocultó”
sus ignorancias, estos elegidos del Sembrador Maligno para llevar a cabo su Siembra
de la División de las iglesias, medio para conducir a las naciones a las
Guerras Mundiales de Gog y Magog, no reconocieron más
Verdad que la propia, y por ella se juraron meterle fuego al mundo, siguiendo
en todo el ejemplo de Satanás, “su maestro, rey y señor”.
Zwinglio fue otro más entre
los muchos que por su conducta fueron la antítesis de Cristo. Donde Cristo puso
su vida antes que tomar la de sus enemigos, ellos pisaron el cadáver de sus
críticos; donde Cristo puso Misericordia con el pecador, ellos pusieron la pena
de muerte para todos los pecadores... Y basta: “Por su obras los conoceréis”. Y
por sus obras digo que fueron miembros del Anticristo, su Señor y Amo. Y en
obediencia a su Amo éste siervo del Sembrador Maligno escribió lo que sigue:
8.-De aquí se colige: Primero:
Todos los que viven en Cristo como cabeza son sus miembros e hijos de Dios, o
sea, la Iglesia o comunión de los santos, la esposa de Cristo, la «Ecclesia Catholica», es
decir, universal.
La Doctrina del Dios es esta: Su
Hijo es la Cabeza de todos los Poderes de su Reino. Jesucristo es la Cabeza de
los ejércitos de YAVÉ DIOS PADRE; Jesucristo es la Cabeza del Tribunal de
Justicia de Dios; Jesucristo es la Cabeza del Sacerdocio del Templo Universal
en el que se Adora a Dios. Jesucristo es Rey, Juez y Señor. Unos son
sacerdotes, otros son soldados, otros son ministros, otros somos Ciudadanos de
su Reino. Así que ¿de dónde procede este veneno por el que cada hombre es un
dios, a la vez soldado, ministro, sacerdote y ciudadano del su Reino? ¿Cada
hombre es rey, señor y sumo sacerdote de la Casa de Dios? ¿Es esto lo que
significa ser hijo de Dios?
Necios, sabios de infinita
ignorancia a quienes vuestro Amo y Señor OS VISTIÓ DE ENVIADOS DE DIOS, eso
mismo que decís que sois es lo que pidió Satanás y le negó Dios, y en
rebelión, Satán, la Serpiente Maligna, le declaró la Guerra a su
Reino.
¿En qué cabeza cabe que YAVÉ DIOS
PADRE, Creador del COSMOS, cuya Perfección supera la imaginación y la
ciencia de todo hombre, conciba un Edificio Social sobre las bases de un
Individuo que al mismo tiempo es rey, juez, sacerdote, ministro, pastor, y
ciudadano? ¿Habéis perdido el juicio? ¿Acaso merece la pena discutir semejante
tesis?
Si estuviésemos entre aquella masa
de bestias brutas que llenaron los Alpes suizos en el siglo XVI ciertamente la
pena de muerte sería nuestra condena. Es el pago del Diablo contra sus
enemigos. Que pagaríamos con gusto, pues la gloria de los santos es el Paraíso;
pero el pago del Diablo a sus siervos es el Infierno. Así que si aún hay algún
demente que se cree rey, señor, juez, sacerdote, ministro y ciudadano, es
decir, un clon del Hijo de Dios en persona, que dé un paso adelante.
Discutir esta tesis es hablar con
un demente. Sigamos analizando su demencia:
9.- Segundo: Así como los
miembros corporales nada pueden si no son regidos por la cabeza, tampoco puede
nadie nada si está en el cuerpo de Cristo sin su cabeza, que es Cristo.
En efecto, por esto la Destrucción
de la Iglesia, del Sacerdocio Católico, del Cuerpo de Cristo: fue la prioridad
del Diablo, matando al Cuerpo hacía de su Cabeza, Dios Hijo Unigénito, un Poder
sin fuerza en la Tierra.
Y aquéllos enviados del Infierno
cumplieron a la perfección con su trabajo al servicio del Sembrador Maligno, su
Amo.
Si no consiguieron su objetivo no
fue por las ganas que pusieron los esclavos de la Serpiente, por cuyas bocas el
Veneno se esparció en abundancia por toda Europa, conducida como una bestia a
la Guerra Fratricida de los Treinta Años.
¿Necios de infinita sabiduría, cuál
será sobre vosotros el Juicio del Todopoderoso y Omnisciente Jesucristo en el
Día de vuestro Juicio?
Necios enviados del Diablo que os
hicisteis pasar por Enviados del Señor Jesucristo, ese Enemigo al que
pretendisteis destruir destruyendo su Cuerpo en la Tierra, queriendo salvar el
Honor de Cristo os comportasteis como el loco que para acabar con su dolor de
cabeza se decapita.
Yo digo que temblareis de espanto
cuando el Señor cuya Esposa buscasteis destruir, y a cuyo pueblo condujisteis a
la Guerra Civil, os despierte de los muertos y os llame a responder de vuestro
servicio al Diablo.
Y ay de vosotros todos los que
acogisteis en vuestros pueblos el Veneno de la Serpiente como Miel bajada del
Cielo. Si a vuestros descendientes les queda aún un gramo de inteligencia os
arrancarán de la lista de sus ancestros.
Pero el delito de los siervos del
Sembrador Maligno, dando por muerto el Cuerpo descolgada de la Cabeza, se
consumó cuando en su locura se plantearon crear un nuevo cuerpo a la
medida de cada uno, de los que ellos serían sus cabezas... Y la cabeza de ellos
sería Cristo, elevándose de esta manera a la condición de los dioses a la
manera que la Serpiente le dijo a Adán: “Serás como los dioses”.
Adán lloró en gritos que subieron
al Cielo cuando comprendió el Engaño y la Traición de la que fue sujeto.
Aquellos siervos del Diablo no lloraron sino que bailaron el baile del Infierno
sobre los millones de cadáveres de Cristianos sobre los se edificaron cuerpos,
y sobre los que ellos serían sus cabezas ... y las cabezas de ellos serían
Cristo, y la Cabeza de Cristo es Dios... Ergo, ellos eran dioses y como tales
tenían en sus manos el Poder de la Vida y de la Muerte. Y en ejercicio de esta
divinidad alcanzada en vida este siervo de Satanás hablaba así:
10.-Si ya actúan los hombres
neciamente cuando sus miembros obran sin contar con la cabeza y en consecuencia
se hieren entre sí y salen perjudicados, igualmente obran neciamente los
miembros de Cristo si intentan emprender algo sin su cabeza: Cristo. Lo que
hacen es herirse a sí mismos y sobrecargarse con leyes imprudentes.
¿Quién es este que sujeta el
Comportamiento de quien es Dios Hijo Unigénito a la conducta de seres que no
somos más que un pedazo de barro cuya existencia depende de la Palabra de Dios?
¿Quién es este necio que habla de
Dios como si fuese un simple mortal al que se le puede encadenar y poner de
rodilla?
En lugar de seguir el ejemplo del
Cristo del que habla, en lugar de gritar VADE RETRO SATANÁS, este necio,
como Lutero, como Enrique VIII, como Calvino, se puso de rodillas al precio de
ser dios por un día. En su vanidad exenta del poder de la cabeza, escribió:
11.-De aquí procede el que veamos
cómo los preceptos promulgados por gente que llamamos «clérigos», referentes a
su boato, sus riquezas, su rango, sus títulos y leyes son la causa de toda
necedad; porque no concuerdan con la cabeza.
En verdad de la serpiente es el
veneno.
CAPÍTULO TRES
No es un fenómeno de hoy el que la
Fuerza de la Opinión Pública ejerza una influencia decisiva en el
comportamiento de los individuos, las naciones y el mundo. A lo largo de los
siglos de la Europa Moderna la Fuerza de la Opinión Pública ha sido una realidad
tan importante como para llegar a ser incluso determinante en nuestros
días.
Tiempo atrás hubiera sido difícil
descubrir la fuente de dónde comenzó a surgir este fenómeno, al día de hoy el
mejor aliado de los Poderes Privados y Públicos.
El estudio de la psicología de los
pueblos nos conduce a creer que la Opinión Pública como Fuerza al servicio de
los Individuos y Estados es un producto peculiar inherente a la naturaleza de
la génesis de la Sociedad. El sistema social creado se ha basado de siempre en
una expresión inmediata explicativa de los movimientos internos y de las
expectativas que nuestra inteligencia levanta a raíz de nuestra comprensión de
la naturaleza del Tiempo.
Podemos creer, y no nos
equivocaríamos, que la Opinión Pública brotó de fuentes antisociales ligadas a
los intereses ocultos de Individuos y Grupos a cargo de la Administración de
los Poderes del Estado. Con el fin de identificar su Gobierno con el Estado
Creado por todos y ligar el Futuro de la Sociedad al futuro de la relación con
el Poder que se les ha confiado para su Administración, los Partidos Políticos
y Organizaciones Privadas sobre las que se sostienen esos cuerpos, en
defensa de su status quo, alimentan y siembran ideas que se apoderan de los
corazones, nublan el pensamiento, esclavizan a los espíritus y los
transforman en medios anónimos sobre cuyas cabezas alcanzar esos fines privados
que los Administradores escriben para ser su historia, su epopeya, su
odisea, su épica.
Creada la semilla de la Opinión
Pública sus propiedades y características tienen relación exclusivamente con
sus creadores, quienes sirviéndose de los Poderes del Estado expanden su
creación hasta alcanzar círculos cada vez mayores. La magnificencia de su
fuerza se medirá por su victoria sobre la oposición que habrá de vencer la
Opinión Pública hasta arrastrar a las masas al punto de ponerse de rodilla ante
la Imagen Artificial sobre la realidad creada en beneficio de sus
autores. La realidad de la imagen que inyectan en los pueblos no necesita
tener una concordancia con la Realidad que esconden de nuestros ojos aquéllos
que le dieron forma para de conseguir por todos los medios el fin que buscan.
Una vez la bomba desatada su Fuerza se extiende sobre infinitos círculos hasta
moldear el comportamiento de un modo planificado y exponencialmente
teledirigido hasta alcanzar el fin deseado.
Aunque el Poder se enriquece a
medida que va creciendo y se alimenta constantemente de la experiencia de
mentes cada vez más libres y fuertes, que, si bien a su vez son permeables al
bombardeo de las transformaciones de los tiempos, la existencia de espíritus
independientes le permite a la Sociedad contar con hombres que no sólo no se
dejan influir por esas bombas sin núcleo natural, sino que además por la
propia fuerza de sus inteligencias reaccionan contra ellas con invencible
energía. Gracias a su batalla contra los intereses privados de esos grupos de
Poder que hacen de los Estados palancas a su servicio para alcanzar el olimpo
de sus utopías egocéntricas, la Civilización se mueve sobre un campo de acción
en metamorfosis incesante. Gracias a ellos lo que en un principio fue creado y
lanzado para moldear el comportamiento de pueblos y naciones aborta como
doctrina para convertirse en burbujas sin consistencia histórica.
Siendo la Opinión la razón de los
ignorantes el fenómeno de su manipulación, en lugar de combatirla y elevar la
razón al estadio de la Inteligencia, no puede suponer ni deja de ser un delito
de los Poderes Privados y Públicos contra el Futuro de la Civilización y el
Bienestar de la Sociedad.
Obviamente la Fuerza de la Sociedad
para enfrentarse a la deriva de la Civilización en manos de Grupos de
Poder estacionados en egos ajenos al Tiempo Universal ha ido creciendo en
la medida que lo ha ido haciendo ese Poder. La Historia de la Civilización es
un libro abierto del que aprender cómo se ha ido formando este Fenómeno
que llamamos la Opinión Pública. Pero es en el Siglo XVI, con la ayuda de la
Imprenta, recién salida de la fragua de Prometeo, que con más
potencia y claridad podemos detectar la influencia y el uso de esta Fuerza.
Innecesario es afirmar que la
Imprenta fue el Motor sin el cual lo que hubiera podido quedarse en la rabieta
de un abogado frustrado metido a fraile se transformó en una verdadera Rebelión
de Masas. Y aunque personalmente yo dude mucho de la Opinión de las
Universidades sobre haber sido la rebelión Luterana el Principio de la Edad
Moderna, que, pinchando esa burbuja debe verse y veo en el Descubrimiento de
América, no deja de ser cierto que la Edad Moderna, centrada en el Nuevo Mundo,
al enajenar de los acontecimientos europeos la Plenitud de la Fuerza del
Ejército y Estado más Poderoso del momento, el Estado y Ejército Español, hizo
posible lo imposible, que una rebelión aislada se convirtiera en un maremoto de
proporciones fratricidas colosales.
El Descubrimiento de la Imprenta al
servicio de la Opinión Pública Europea, y el Descubrimiento de las Américas al
servicio de la Civilización, privando a Europa de los mejores teólogos y
capitanes del momento, fueron los brazos que le abrieron las puertas a una
Europa sin Núcleo Divino.
Ahora bien, quien impone su idea,
sea por las buenas o por las malas, es quien escribe la Historia de los
acontecimientos vividos. Y así fue que una Opinión Pública basada en una
reacción sangrienta contra la Curia Vaticana desencadenase un Mal Mayor que el
Mal que pretendió curar.
Pero independientemente de estas
fuerzas naturales los historiadores de la Reforma cerraron los ojos a la Gran
Verdad en juego. La Reforma Protestante tuvo por objetivo existencial la
Ruptura y Destrucción de una Civilización fundada sobre la Religión Universal
que durante quince siglos moldeó el pensamiento de las naciones europeas. Éste
y no otro fue el fin hacia el que fue puesto en movimiento la Rebelión
Protestante del Siglo XVI.
Y al cerrar los ojos a la Gran
Verdad, que el Movimiento teledirigido hacia la Guerra Fratricida de los
30 Años, tuvo al Cristianismo por Castillo a derrumbar, los historiadores,
tanto Católicos como de las iglesias nacidas de aquella Rebelión contra la
Civilización Católico-Europea, se olvidan de un detalle fundamental, de
primerísimo orden: El Cristianismo fue fundado por Dios y su Hijo, así que la
pregunta es de Necesidad: ¿Cómo pudieron unos y otros alienar a Dios de la
Contienda? ¿Cómo se ha podido escribir una Historia del Siglo XVI sin comenzar
su Viaje contando con la Presencia del Dios Creador de la Civilización
Cristiana, y tratar los acontecimientos como si el Hijo de Dios estuviese
muerto y su Resurrección hubiese sido sólo eso, una leyenda?
Ergo, asumida como Realidad la
Historia del Género Humano en cuanto que un Capítulo en la Historia de la
Creación del Universo, y la Fundación del Cristianismo y de la Iglesia en tanto
que un Capítulo en la Historia de la Vida del Hijo de Dios, ¿bajo qué
presupuestos se puede penetrar en el misterio del Origen de la Reforma
alienando de sus fuentes la existencia del Enemigo de Dios y de su Reino?
¿Después de la Resurrección dejó de
existir el Enemigo contra quien se escribieron estas palabras? : “VADE RETRO
SATANÁS”.
Infiriendo: ¿Mintió el Hijo de Dios
en su Revelación Final, ese librito apocalíptico con el que cerró Dios su
Libro, profetizando la Liberación de ese Satanás en forma de Sembrador Maligno?
¿Mintió YAVÉ DIOS PADRE en su Hijo
profetizando la Siembra Maligna?
Recuérdese que “el espíritu de
Jesús es el espíritu de la profecía? …
… Y después de Él no ha conocido el
mundo más profeta.
La Profecía es un Atributo del Ser
de Dios. Ningún profeta habló jamás en nombre propio. Hablar en nombre propio
hubiese sido una acción esquizofrénica egolatrizante maligna. El
Profeta fue y es YAVÉ DIOS PADRE. ÉL fue el Señor de los Profetas. Sea porque
siendo Todopoderoso y Omnipotente puede anunciar lo futuro en presente, sea
porque siendo Omnisciente e infinitamente Sabio conoce los efectos en el futuro
de las causas presentes, no existe Profeta fuera de YAVÉ DIOS PADRE. La
profecía es un Atributo de su Espíritu. De aquí que cuando con toda Naturalidad
el Siervo de Dios escriba: “El espíritu de Jesús es el espíritu de la
profecía”, no esté hablando de un profeta por encargo, sino de un Profeta por
Espíritu, es decir, de la misma Naturaleza de YAVÉ DIOS, su Padre.
Con “Jesús” los Profetas pasaron a
la Historia.
No será la profecía lo que
distinguirá a la Nueva Religión; será el espíritu de Inteligencia, que comienza
inmediatamente a manifestarse y alcanza su status natural cristiano en San
Agustín. La propiedad, el atributo que le será la esencia y sustancia al
Cristianismo será el espíritu de inteligencia. No en vano todas las ciencias y
las artes, el derecho y la jurisprudencia encontraron en la Civilización
cristiana campo fertilísimo, hasta el punto que podemos decir, sin complejo de
ningún tipo, que sin el Cristianismo el mundo no hubiera superado la Caída y
Destrucción de la Civilización Romana.
Sin la Iglesia el Viaje de la
Civilización desde Egipto, Sumeria, Babilonia e Israel al Renacimiento
Europeo nunca se hubiese producido.
Sin el Cristianismo aquella Carrera
de Relevos en el que la República Romana recogió de la Democracia Griega el
Testigo de la Civilización, sin la Intervención de la Iglesia Católica en la
Historia del Mundo la Civilización nunca hubiese superado la Caída del Imperio.
El Género Humano hubiese sido enterrado definitivamente bajo la piel de una
bestia suicida que no dejaría de matar hasta devorarse a sí misma.
Resulta pues un fenómeno
sorprendente que los actores de los acontecimientos religiosos del Siglo XVI y
sus historiadores, tanto de uno como de otro bando, dejasen de lado, alienasen
de la Contienda lo que hace del Cristianismo la Única Religión Verdadera del
Universo: La Presencia de Jesucristo a la Diestra de YAVÉ DIOS PADRE, y de SU
Imperio sobre el desarrollo de los acontecimientos que el Diablo, el Enemigo
del Hombre y de Cristo, estaba dirigiendo hacia el fin en su cabeza forjado :
La destrucción de la Casa que el Hijo de Dios fundó en la Tierra y sus Hermanos
en el Espíritu edificaron… hablo de la Iglesia Católica.
Iglesia contra la que Ulrico Zwinglio se
levantó, y dirigiéndose a sus paisanos con la misma astucia de aquella
Serpiente que se acercó a Eva afirmando venir en nombre de Dios, curiosamente
venía para destruir lo que Dios creó.
Porque en la cabeza de aquellos
enviados del Enemigo de Cristo estaba que Dios había decretado la destrucción
de la Casa Fundada por el Hijo de sus entrañas increadas, y elegía, para que le
edificaran casa acorde a sus mentes y naciones, a estos nuevos apóstoles,
quienes declaraban falso el Evangelio del Espíritu Santo, según el cual la
Iglesia Católica es la Esposa del Señor Jesús, ese mismo Jesús del que se lee
que su Espíritu es el de la Profecía, de manera que no hay Profeta después de
Él, y siendo el Hijo de Dios por su Palabra el Futuro deviene Presente. De aquí
que cuando se diga “Dijo Dios”, se escriba inmediatamente, “y así se hizo”, sin
importar el viaje de la Palabra a la Acción Consumada. Y aquí es donde está la
Fe: NO en el Conocimiento de cómo se hacen las cosas, sino en la Creencia
todopoderosa de que la Palabra de Dios es Ley para el Espacio, el Tiempo y
la Materia. ¡Cuanto mas para la vida creada!
El Conocimiento que conduce a la
Vida Eterna es el Conocimiento perfecto del Hijo de Dios. Que se hizo carne
para que el Evangelio no fuese una doctrina religioso-filosófica y sí una
contemplación en vivo de sus fundamentos. Este es el Evangelio del Espíritu
Santo que el Testador legó a su Esposa y sin cuya firma no puede haber otro, ni
lo hubo, ni lo habrá.
Saltándose este Conocimiento tanto
Lutero como Zwinglio y Calvino trajeron otros evangelios en lo que
ellos vinieron a ser la cabeza de sus iglesias, y quien tuviese la propia, es
decir, no pensase como ellos, eran ipso facto condenados a muerte.
La inteligencia de las naciones
europeas en aquel siglo no era precisamente muy elevada. El Renacimiento fue un
movimiento típico Latino que no llegó a Alemania. De haber seguido la Historia
su curso natural también hubiese llegado. El Odio contra la Civilización
Católica exorcizó esa influencia.
La Imprenta al servicio de la
Reforma, en razón del analfabetismo y la ignorancia de las masas hizo del
evangelio del Odio Protestante la Fuerza creadora de una Opinión
Pública descarnadamente expuesta a los bulos contra el Evangelio del
Espíritu Católico; fuerza y opinión que le sirvieron a Lutero y sus
consiervos de caballo de Troya.
Siguiendo con su ataque de
Separación de Cristo Jesús de su Iglesia, habiendo visto en las tesis
anteriores que el fin buscado por los Reformadores no era otro que crearse una
iglesia propia sobre la que erigirse cabezas de ellas, sueño que Enrique VIII
realizó, Zwinglio siguió escribiendo:
12.-Por eso obran neciamente,
aunque no por causa de la cabeza (ya se realizan esfuerzos, mediante la gracia
divina, para restablecer el valor de la cabeza), sino que decimos del obrar
necio porque ya no estamos dispuestos a soportarlo, sino que deseamos escuchar
solamente lo que la cabeza dice. (Hablando de los preceptos promulgados por
gente que llamamos «clérigos», referentes a su boato, sus riquezas, su rango,
sus títulos y leyes, causa de toda necedad)
La egolatría que expone en esta
tesis el Suizo no tiene desperdicio. La intención subliminal oculta
que descubre, no lo tiene menos.
Zwinglio sólo quiere
escuchar lo que la cabeza le dice, pero no esa Cabeza del
sacerdote, que él lo era, sacerdote, y que es Cristo Jesús; Zwinglio sólo
escuchaba lo que su propia cabeza le decía porque él daba por supuesto que su
Cabeza era Cristo, y en definitiva él era Cristo; y siendo su cabeza la del
Cristo todo el mundo debía escucharle a él, porque cual Cristo lo estuvo, él
también estaba en comunicación directa con Dios. No sabemos por cuál línea,
pero se entiende que Zwinglio sólo quería escuchar lo que su
cabeza tenía que decirle porque su cabeza era Cristo, y Cristo le decía
que tenía que destruir a la Iglesia Católica y condenar a muerte a todos los
católicos… si no se ponían de rodillas ante él. Al final de sus tesis, ya lo
veremos, el “divino Cristo Suizo” rebaja la pena de muerte a la condena de ser
reducidos los católicos a la condición de perros abandonados en las calles… en
ejercicio de caridad cristiana hacia esos herejes no reciclables.
De donde se ve que el Sembrador
Maligno Suizo daba por supuesto o bien que su cabeza era la de un dios, ergo:
infalible y omnisciente, o bien que alguien le hablaba a su cabeza y él
escuchaba y seguía la palabra de la Voz que le entraba por esa cabeza. Según su
parecer ,el obrar neciamente de la Curia procedía de no escuchar la
voz de quien le hablaba a su cabeza y le decía lo que debía hacer. Esa Voz era
la única que él quería escuchar, y siendo él el mensajero de esa “Voz Oculta”
que a nadie más que a él le hablaba, todo el mundo debía escucharle a él para
obrar rectamente. Porque:
13.-Oyéndola, se aprende a conocer
la voluntad de Dios en forma clara y precisa, y gracias al Espíritu de Dios el
hombre es atraído hacia Dios y transformado en ÉL.
Observemos que no dice
“leyéndola”. Zwinglio insiste: “oyéndola”.
Oyendo la Voz que le hablaba a su
cabeza Zwinglio se sentía en comunicación directa y viva con Dios,
quien le daba a conocer su voluntad, que era destruir la Fe Católica y ese
Evangelio de la Iglesia Romana que durante 16 siglos, comenzando su Viaje desde
y por el propio Jesucristo, se había extendido por todas las naciones del Viejo
Mundo y en esos días ponía sus pies en el Nuevo.
Los pies de la Iglesia son los pies
de Jesucristo, y en aquel Siglo por fin los ponía en el Nuevo Mundo, de cuyas
plantas nacieron las iglesias de la América Latina. ¿Acaso estaban
ciegos aquéllos Reformadores, o no querían ver el Milagro del Descubrimiento
del Nuevo Mundo?
¿Pero de qué evangelio estaban
hablando aquéllos siervos del Enemigo de Cristo? ¿De verdad creyeron que
mientras el Señor hacía suyo el Nuevo Mundo, Dios entregaba a su destrucción el
Mundo que tanto trabajo le costara levantar de las ruinas del Imperio Romano?
La Voz que les hablaba directamente
a los Reformadores y Divinos y los ponía en comunicación directa con ese “Dios
Oculto” del que recibían su Orden: destruir la Casa de Cristo en la Tierra, ¿no
era la Voz de aquella Serpiente que con su veneno convenció a Eva a decantarse
por la Guerra una vez disfrutado del Amor?
14.- Por esta razón todos los
cristianos deberían poner su máxima atención en que en todo el mundo sea
predicado únicamente el Evangelio.
En el Evangelio está escrito que la
Iglesia edificada por el Espíritu Santo de los Apóstoles es la Esposa del
Señor, Ese Jesús del que se dice que su Espíritu es el de la Profecía.
y cerrando Dios su Libro. una vez revelado que el Hijo de Dios es Dios
Verdadero de Dios Verdadero: se cerró la Edad de los Profetas. Ya nunca
jamás conocería el Mundo otro Profeta.
Este es el Evangelio de los
Apóstoles que la Iglesia heredó. Y vivió en el conocimiento verdadero de que
los Milagros y los Profetas pertenecían a la Biblia. En adelante era el
espíritu de inteligencia en el Hombre el que debía luchar por la
Civilización y la salvación del género humano. Lucha que no estaría exenta de
tensiones y revoluciones, que ya se manifestaron en la Edad de los Apóstoles.
San Pedro el primero en manifestarlo cuando dejó escrito “vuestra Fe
probada, más preciosa que el oro, que se corrompe aunque acrisolada por el
fuego”. Corrupción de la que la Historia de las Iglesias hace maravilla por su
continuidad “para alabanza, gloria y honor de Jesucristo”, su Fundador, el
mismo que abriendo su Fundación profetizó que su Casa sería expuesta a la
prueba de maremotos, terremotos, tormentas, diluvios y toda suerte de
tragedias, en cuya Victoria se celebrarían en alabanzas su gloria y su
honor.
¿Acaso no sabían esto quienes
tenían, como el Suizo, comunicación directa con Dios?
Declarándose Infalibles y
Omniscientes, pues si su Cabeza era Cristo y Cristo es Dios, siendo ellos su
cuerpo participaban de su Infalibilidad y Omnisciencia, según lo dice la
lógica, ¿no sabían Ellos leer con “la razón clara” lo que le había sido dado
a conocer Dios Padre a su Hijo, y para los Oyentes devenía en Profecía, a
saber, que su Iglesia, su Casa en la Tierra, la que ÉL construiría, sería
expuesta a toda clase de enemigos que se alzarían a muerte para echar abajo sus
muros, saquear sus tesoros y reducir a escombros el Edificio del Nuevo Templo?
La Historia del Cristianismo, de la
Civilización Cristiana, de Europa y del Mundo estaba escrita. La Memoria
de los 16 siglos pasados desde la Encarnación y la Resurrección hasta los días
de la Siembra Maligna estaban registradas y abiertas su lectura a todas las
universidades europeas. Bastaba abrir esos libros para ver en qué manera y de
qué forma la Casa fundada por Jesucristo había sido expuesta hasta entonces a
ataques mortales de necesidad. Todos los estudiantes de Teología del momento
estaban al corriente de la Historia de la Iglesia y de la Civilización Europea
desde el Siglo de Cristo al Siglo de los Reyes Católicos. Creer que lo que no
consiguiera el Imperio Romano ni el Imperio Musulmán durante siglos pudiera
conseguirlo la Liga de las Naciones Protestantes sólo le cabía en la cabeza al
Diablo. Obviamente por necesidad el Príncipe de la Muerte debía hacer lo que le
era natural, destruir la Casa de su Enemigo, Jesucristo. Su Demencia no tenía
cura. Creyó que podría poner de rodillas a Dios sobre el cadáver de su hijo
Adán, después creyó que podría poner de rodillas a su Hijo delante de los
reinos de este mundo, y seguía creyendo que podría destruir la Casa de Dios en
la Tierra mediante la División Fratricida de las naciones europeas gracias a la
Reforma. Todo natural en quien, por voluntad propia, había elegido ser príncipe
en el Infierno antes que Ciudadano en el Reino de Dios, y se negó, como todos
los hijos de Dios hicieron, a poner su corona a los pies del trono de Dios,
abdicando en Honor de la Gloria del Hijo Unigénito y Primogénito de YAVÉ
DIOS PADRE, Nuestro Rey Jesucristo; pero absolutamente antinatural en quienes
siendo hijos de hombres y mujeres se pusieron como objetivo de sus existencias
destruir lo indestructible: La Casa que el Hijo de Dios le edificó a su Padre
en la Tierra. Esta demencia, creer que podrían retar a Dios y a su
Hijo, fue la que el “Dios Oculto” de Lutero le comunico a sus “apóstoles
del Odio a Muerte”. Demencia contagiosa que se expandió por todas las naciones
europeas. La Semilla dio su fruto, y produjo la Guerra de los 30 Años,
herida incurable que, siempre abierta, acabaría conduciendo a las naciones
a la Guerra Mundial Absoluta, de la que esperaba obtener el Príncipe del
Infierno la destrucción del Género Humano.
El “Dios Oculto” necesitaba
mantener escondida su verdadera naturaleza a los ojos de sus siervos. Cegados
éstos por la gloria de quienes conseguirían vencer al Hijo de Dios
destruyendo lo que Él creó, siguieron adelante sin pararse a comprender
que Caín era el Modelo de cristiano que estaban implementando a medida que
desplazaban más y más a Cristo de la conciencia de Europa.
Buscando la salvación de unos
pocos, la de los Elegidos por Dios para el Cielo, predestinados DESDE ANTES DE
LA ETERNIDAD PARA LA VIDA ETERNA en el Paraíso, trabajaron para la destrucción
de muchos.
15.- Porque nuestra salvación
consiste en creer en el Evangelio y, por el contrario, nuestra condenación
consiste en la incredulidad. Y es que el Evangelio contiene claramente toda la
verdad.
Y la Verdad, toda la Verdad y nada
más que la Verdad es ésta: Que el Señor, Cristo Jesús, es el Esposo de la
Iglesia Católica. Y quien se alza contra la Esposa se alza contra su Esposo.
¿Acaso no está escrito? ¿O será que
el Suizo no sabía leer? Porque escrito está: “Donde hay Testamento es
necesaria la muerte del Testador”. De donde la pregunta siguiente: Quién no
tiene Esposa ni Hijos ni familiares a los que dejar Herencia ¿qué Testamento debe
firmar?
Luego si hay Testamento y hay Muerte
del Testador, hay Esposa y Descendencia. La primera a la manera que estuvo
Cristo en Eva, y la segunda a la manera que lo estuvo Isaac en Sara.
Sobre la primera dijo Dios: “No
prevalecerán contra Ella las puertas del Infierno”, y sobre el segundo: “Se
adueñarán de las puertas de sus enemigos”.
Quien testa es Dios, y como desde
el Principio existe el Fin, la Esposa como la Descendencia estaban en Presente
en el Ser del Esposo aunque en el Tiempo fuese Futuro.
Destruir a la Madre en la Esposa
era destruir a su Descendencia. El fuego de la Voz del “Dios Oculto” que
les hablaba a los Reformadores en sus cabezas tenía este destino: Matando a la
Esposa el Diablo mataría en las entrañas a esa Descendencia nacida para vencer
a todos sus enemigos, y cuyo Nacimiento “la creación entera aguardaba
expectante”
Lejos estaban los Reformadores de
este Evangelio del Espíritu Santo “hablado en privado entre los perfectos”.
16.-En el Evangelio y del Evangelio
se aprende que las doctrinas y los preceptos humanos no ayudan en absoluto para
salvación.
Contra esta Voz del “Dios Oculto”
de los Reformadores basta traer al frente la Voz del Dios Visible, cuando
dijo y dice: “Si no vierais las Obras que hago en nombre de mi Padre no
creeríais”.
¿Veis en qué manera las obras son
necesarias para la Salvación de las almas?
Cristo no vino a salvarse a sí
mismo, sino a salvar a los demás. Cristiano es aquel que sigue su Ejemplo y
acorde a su Evangelio realiza obras a Imagen y semejanza de las del hijo del
Hombre en beneficio de la salvación de las almas de quienes no lo han conocido,
y de quienes aún no creen. Quien niega el Valor de las obras realizadas en
Cristo para la Salvación del Género Humano niega a Dios, rechaza a Cristo y se
convierte en un Anticristo.
Cristo no necesitó de obra alguna
para ser salvado. El Cristiano no necesita de las obras propias para
ser salvado, ha sido salvado por las obras de Jesucristo. Siendo Su proyección
en la carne, el Cristiano vive según el mismo Principio de la
salvación por las obras realizadas por el Hijo de Dios en el Hombre. Este es el
Evangelio del Espíritu Santo. Es el Evangelio de la Iglesia desde su
Nacimiento. Y será su Evangelio por la eternidad.
Dicho esto: ¿Cómo podía al
anticristo sonarle a Palabra de Dios la Carta de Santiago Apóstol? : “La Fe sin
las obras de Cristo es fe muerta”.
¿Qué obras son esas sino? : “Dad de
comer al hambriento, vestid al desnudo, cuidad a los enfermos, socorred a los
huérfanos y viudas, no matéis, no adulterareis, no envidiéis, no juzguéis a
vuestro prójimo, perdonad, amad a vuestros enemigos, no robes, no testifiques
en falso, ama la paz y la justicia, sed misericordiosos, amad a Dios sobre
todas las cosas y a vuestro prójimo como a vosotros mismo, honra a tu padre y a
tu madre, santifica el domingo, ama a tus hermanos, conduce a la Fe a tus
hijos…”
Este es el Evangelio de la Iglesia,
heredado de su Esposo y defendido y expandido por las cuatro regiones de la
Tierra. Cada cual responde de sus obras.
Si por ellas se pierden las almas,
por ese delito serán juzgados, sean papas, cardenales u obispos.
Si por tus obras salvas el alma de
tu prójimo, por su alma serás honrado y alabado delante de Dios.
Y si por la salvación de un alma
son borrados los muchos pecados de un hombre, así está escrito, y acorde a esta
Palabra seremos juzgados todos los hombres, Siervos como pueblo de Dios, la
realidad es obvia: Por la condenación de tu prójimo a causa de tus obras,
pensamientos y palabras serás condenado tú. La sentencia contra ésos que
pierden a los demás y se creen blindados por la Fe está escrita: “Apartaos de
mí obradores de iniquidad”. Que cada cual pues se juzgue a sí mismo antes de
ser levantado de entre los muertos.
Y bienaventurado aquel a quien el
Señor no le imputa delito.
CAPÍTULO
CUATRO
Zwinglio dixit:
a) son las autoridades civiles y no
el obispo quienes deben detentar el poder aun en materias espirituales; y
la Biblia, y sola ella, ha de trazar la pauta de la reorganización de toda la
vida ciudadana.
Tras leer esta programa lapidario
contra la Libertad Social, el Crecimiento de la Civilización y el derecho del
Creador a dirigir su Creación en el Tiempo acorde a su Sabiduría y Amor
por la Vida que Él mismo crea, todo lo que queda es quemar las 67 Tesis de este
autor demente que quiso encerrar al Género Humano entre las pastas de un Libro
cuyo Fin Sagrado es levantarle la cabeza al Hombre, dirigirlo a su
Creador, y ahí cumple y consuma la Biblia su función Divina.
Una vez el Creador y su
Creación unidos por el Amor a la Vida de ambos, la Biblia alcanza su Gloria, su
Maravilla, su Divinidad. Porque no es sólo Dios quien ama la Vida del Hombre,
sino el Hombre quien ama la Vida de Dios. El Amor del Creador a su Creación y
de la Creación a su Creador es una Fuerza Viva de Poder eterno e infinito.
Quien ama al Creador y odia su Creación es enemigo de ambos. Una persona que
pretende levantar un Muro intraspasable entre Creador y Creación, haciendo de
la Biblia ese Muro, ese hombre no viene de Dios, ni habla en nombre de nuestro
Creador, ese hombre es un pobre diablo que en alguna parte de su recorrido
existencial perdió los papeles y para compensarlo reclamó Poder Absoluto,
pidiendo para él ese Poder que le corresponde a la Iglesia en el terreno del
Espíritu.
“A las autoridades civiles, dice,
les corresponde la Autoridad sobre el Espíritu”. Este pobre diablo, consciente
de que nunca podría detentar ese Poder Espiritual que le pertenece a Cristo y
sólo a Cristo, siendo Jesús su Cabeza y la Iglesia Católica su Cuerpo, quiere
alzarse con ese Poder mediante un golpe de estado religioso contra la Autoridad
Civil. Y una vez encumbrado en ella reclamar la Autoridad de Cristo para desde
el Poder de la espada condenar a muerte a todo el que se oponga a su Teocracia.
Esta es la Lectura del Programa del
Reformador Suizo. No hay otra. Lo dice letra por letra, su Intención era ser un
dios, y conocedor del bien y del mal, ser igual a los dioses de los que
hablándole a Eva quiso la Serpiente que Adán fuese.
El Suizo no se corta un
pelo, pero lo que más admira es ver la brutalidad de sus paisanos alpinos,
quienes teniendo este programa anticristiano delante de sus ojos se pasaron a
su bando y se entregaron a la guerra civil, emulando a Caín.
Se entiende que para alcanzar este
poder, ser un dios, el Suizo debiera lanzar un ataque frontal contra
quien recibió de Dios la Autoridad en el terreno religioso en el seno del mundo
cristiano. Su siguiente tesis lo confirma:
17.- Cristo es el eterno y
único Sumo Sacerdote. De esto colegimos que quienes se han proclamado «Sumos
Sacerdotes» no solamente se oponen a la gloria y el poder de Cristo, sino que
incluso le desechan.
Volvemos a lo mismo. ¿Si el
Sumo Sacerdocio, su propiedad existencial, cual se ve en el
Templo del Jerusalén Bíblico, se basa en ser el único sacerdote que
se acerca a Dios, a quién otro le podía corresponder este Sumo Sacerdocio
Eterno sino a quien está en Dios, su Hijo Amado?
Por Naturaleza Divina Jesucristo
es, en este orden, Sumo Pontífice Eterno. Pero los hombres, creemos, tal vez
los Protestantes no lo son, somos mortales. No que nuestro espíritu
pueda morir, pues habiendo sido Creados a la Imagen y Semejanza del Hijo de
Dios participamos en su Inmortalidad mediante la Vida Eterna. De haber
sido Aarón de la misma Naturaleza Divina que Jesucristo el sumo sacerdocio
hubiese sido suyo forever. Pero, siendo
la Religión una Adoración perpetua de Dios, a sumo sacerdote muerto, sumo
sacerdote puesto por el Templo. O en caso contrario la Adoración Perpetua de la
Creación a su Creador sería liquidada, y el pueblo se hundiría en la condición
de las bestias. Con el traspaso del Templo de Jerusalén a Roma la Naturaleza
Sagrada de la Religión permanece, y la Adoración Perpetua, por la Naturaleza
del Sumo Pontífice, Jesucristo, adquiere la propiedad de la Vida eterna.
Este Sucesión de Jesús a San Pedro
y de San Pedro al Obispo de Roma no anula ni le roba al Hijo de Dios su
Naturaleza de Sumo Pontífice Eterno, porque esto sería afirmar que el Hijo de
Dios ya no podría presentarse ante su Padre, argumento satánico en el que ni
siquiera me detendré. Siendo Cristo Jesús el Sumo Pontífice del Nuevo
Templo, su Naturaleza Divina se abre al Sacerdocio Universal Cristiano, de
manera que todos los Obispos, lo mismo el de Roma que sus hermanos en el
Templo, forman parte de su Cuerpo, y en razón de la Visibilidad de esta
Naturaleza Universal de su Sumo Pontificado Eterno el hijo de Dios levanta a
Pedro como Sucesor en el Cargo de “Sumo Sacerdote” que ostentó Aarón delante de
Israel a fin de que la Renovación del Género Humano sea Visible ante las
naciones de la Tierra y del Cielo por la Redención de Cristo.
Zwinglio habló mentira porque
venía del padre de todas las mentiras para hablar en su nombre y destruyendo la
Sucesión atacar el Templo de Dios al dejarlo sin Sumo Sacerdote de la Adoración
Perpetua del Hijo de Dios. Pues en efecto, Aarón se presentaba delante de Dios
en persona, pero San Pedro su Sucesor en la Adoración de Dios se presenta
delante del Hijo de Dios, de donde se ve que la Gloria de Jesucristo no sólo no
es disminuida sino ensalzada delante de toda la Creación. Por eso todos los
Poderes del Cielo, como vemos en el Epílogo del Libro de Dios, la
Biblia, proclaman la Gloria del Cordero de Dios, es decir, de su Hijo.
Cuando el Suizo dice que
desechan la gloria de Cristo quienes son llamados “sumos sacerdotes” por los
Poderes de la Iglesia, el Suizo habló mentira, estaba mintiendo, y habló
mentira porque su fuente fue el padre de toda mentira.
San Pedro y sus sucesores (Sumos
Sacerdotes) responden ante Jesucristo (Sumo Pontífice Universal Eterno), y
nadie sino Jesucristo permanece de pie delante de YAVÉ DIOS PADRE.
La Adoración del Hijo por el Padre
deviene en el Templo Católico: Adoración por el Hijo y el Padre. Como
Jesucristo ama a Dios con Amor de Hijo, la Iglesia ama a Jesucristo con Amor de
Esposa, de esta forma el Amor es el Vínculo Todopoderoso y Eterno que engendra
el Misterio de la Trinidad, donde el Padre es YAVÉ DIOS, Señor de los Profetas
de Israel, el Hijo es Jesús, Señor de la Iglesia, y el Espíritu Santo es
Cristo, cuyo Cuerpo es la Iglesia. Y siendo Jesús y Cristo la misma Persona,
que todos conocemos como Dios Hijo Unigénito, el Sacerdocio Católico se levanta
en la Eternidad para la Adoración Perpetua del Hijo de Dios, pues “quien no
adora al Hijo no adora al Padre que le envió”.
Una mentira no puede sostenerse en
pie sino es apoyándose en otras mentiras. La siguiente lo demuestra:
18.- Cristo se sacrificó a sí
mismo una vez y su sacrificio vale eternamente como actuante y expiatorio y
acontecido por los pecados de todos los creyentes. Esto permite reconocer que
la misma misa no es ningún sacrificio, sino un memorial del sacrificio y, a la
vez, la confirmación de la redención que Cristo ha realizado en bien nuestro.
Cristo fue sacrificado por Dios, su
Cordero Expiatorio: y fue ofrecido por los pecados del Mundo cometidos en
la Ignorancia de la Naturaleza Íntima de los Acontecimientos anteriores a la
Creación de nuestro Universo que desencadenaron, Traición de Satán
mediante, la Caída del Primer Hombre.
¿Acaso un Cordero puede
sacrificarse a sí mismo? ¿No le corresponde a su Señor y Dueño realizar ese
Sacrificio?
Evidentemente, siendo un Cordero
Espiritual, Jesús hubiese podido negarse a ser ese Cordero ofrecido por Dios en
expiación de los pecados del Mundo cometidos en la Ignorancia. Que tuvo este
Poder de Libre Albedrío lo vemos en el Huerto de Getsemaní, donde Jesús abre su
Corazón y le pide a su Padre que si podía pasar de aquella Copa, que se lo
permitiese. Mas en su Adoración Eterna de Dios se inclina delante de
su Padre y ofrece su Sangre para que por su Sangre sea consumada la Redención
de la Transgresión de Adán, cometida en su Ignorancia, pues de no haber habido
Ignorancia no hablara el Espíritu Santo de Transgresión sino de Traición a la
manera de la de Satán.
No ofreció Cristo su Sangre por los
creyentes y sólo y únicamente POR LOS CREYENTES. Esto sí es “desechar la
Gloria de Jesucristo”. Dios ofreció su Cordero por los pecados de todo el
mundo, pues todos los hombres fueron encerrados en el Pecado por la Ignorancia,
y en razón de esta Ignorancia todos son redimidos.
Así que miente el autor suizo
cuando afirma que Dios sacrificó Su Cordero en bien de los creyentes. Esta
mentira Desecha el Poder Universal de la Redención de Dios, quien comprendió en
su Gloria a todo el mundo. El Espíritu Santo lo afirma a pecho descubierto:
“Tanto amó Dios al mundo que le dio a su Hijo Amado para que se salve”. El
Espíritu Santo no miente. El reformador sí miente cuando afirma que la
redención por la Sangre del Cordero de Dios se derramó exclusivamente a la
salud de los elegidos protestantes. Diciendo esto el Reformador desprecia a
Dios, desecha la Gloria de su Hijo y ataca frontalmente al Espíritu Santo.
Pero rápidamente la serpiente
oculta en el Reformador se pone la máscara, y dice:
19.-Cristo es el único Mediador
entre Dios y nosotros.
¡Aleluya! Europa descubría las
Américas, el Cuarto de los Nuevos Apóstoles encargados de sembrar el nuevo
evangelio descubría la piedra filosofal que le permitiría a su “Dios Oculto”
destruir la Casa que Jesucristo y sus Hermanos Edificaron.
El Orgullo, dice Dios, es el
principio del pecado. Los reformadores eran dioses y se presentaban delante de
Dios sin pedir permiso ni llamar a la puerta. Según su doctrina Cristo es una
Persona y Jesús es otra. Cristo no es Jesús, afirman. Cristo no es Dios, dicen.
Así que no siendo Jesús el Cristo no necesitaban de Jesús para llegar a Dios.
Así, afirmando a Cristo negaban a Jesús, a quien apartan de en medio en su
camino a Dios.
Mas por el Espíritu Santo
sabemos esto:
El Hijo es Dios,
el Hijo es Jesús,
y Jesús es el Cristo.
Cristo es Dios.
¿En qué demencia argumentativa
estaba atrapando este siervo del Sembrador Maligno al pueblo suizo? ¿Acaso
alguien cree que la Semilla del Sembrador Maligno sería un grano se cizaña
diferente a la Mentira?
Dios estableció a su Sumo
Sacerdote, primero Aarón, hasta que llegase Cristo, y después a Jesús, para
permanecer por la Eternidad en su Presencia, y éstos apóstoles del evangelio de
la Mentira dicen que no necesitan a nadie para presentarse delante de Dios.
¡¡Qué orgullo infernal, tener en la sangre de Satán el corazón!!
Pretenden presentarse delante de
Dios de igual a igual, usar a Cristo como portero encargado de anunciar su
entrada en el Santuario Santísimo, en el Tabernáculo del Todopoderoso Señor del
Infinito y de la Eternidad, Creador del Cosmos y de todos los Mundos que llenan
su Reino del Cielo. ¡Cómo se puede ser tan bruto!
En fin:
20.- Dios quiere concedernos
todas las cosas en el nombre de Cristo y de esto se deduce que tampoco
necesitamos de otro Mediador en el Más Allá.
Del bruto es la brutalidad. El
Reino de Dios, dice este bruto, no está basado en un Edificio Social cuya
Núcleo de Poder Universal es la Corona de su Hijo. “Para nada”, dice este
cuarto apóstol del evangelio de la Mentira. El Creyente Suizo y sus colegas
protestantes entrarán en el Templo del Altísimo delante de cuya Presencia el
mismo Cosmos dobla rodillas, y charla que te charla con el propio Dios Hijo
Unigénito chocarán la mano del Creador del Universo.
La demencia se seguía poniendo
nombres. En esta ocasión se dio el de Zwinglio. Y con este nombre firma
que “Cristo no vive en Nosotros”, Cristo es un Mediador en cuyo
Nombre nos es concedido absolutamente todo. Y si todo, que Jesús se
quite de en medio, todos a invadir Su Ciudad, y a bajarlo de su Trono. No hay
más autoridad que la del Pueblo.
Amén.
Con su aleluya:
21.- Si aquí, en este mundo, oramos
los unos por los otros, lo hacemos confiando en que solamente por Cristo todo
nos será concedido.
No oréis por los enemigos, (están
todos predestinados a la hoguera del infierno), ni por los pecadores (lo están
porque son unos pecadores), ni por los que no creen para que crean (no creen
porque así lo ha establecido Dios desde la eternidad y no vais a ir en contra
del decreto del Todopoderoso); orad por los unos por los otros, todos santos,
todos maravillosos, todos dioses.
“Hipócritas, si no superáis la
justicia de los fariseos no entrareis en el reino de Dios”. La Sangre de Cristo
no fue derramada por todos los hombres, sólo por vosotros, los Creyentes,
pues antes de que existiera el Pecador de Adán ya estaba predispuesta la Sangre
del Cordero de Dios para que en ella cocinaseis la carne de vuestros enemigos:
¡esos papistas inmundos!
22.- Cristo es nuestra
justicia y de ello colegimos que nuestras obras, siempre que sean buenas, es
decir, realizadas en Cristo, son buenas obras; pero no lo son si las realizamos
por cuenta propia.
¿Cristo es vuestra justicia?
¿Vosotros sacrificasteis al Cordero de Dios? ¿Vosotros lo enviasteis del Cielo
para que en su Sangre el amor de Dios por el Mundo entero se manifestase? ¿Y
cómo es que siendo vosotros ese Dios que es Amor en vosotros el Amor se
convirtió en Odio?
La Historia de los crímenes de los
Reformadores está escrita. Que Dios creó al Hombre a la imagen y semejanza de
su Hijo, también. ¿Quién fue el Original a cuya imagen y semejanza los
Reformadores cometieron sus matanzas, sus genocidios contra los campesinos, sus
crímenes contra sus oponentes? ¿Fue Jesucristo ese Original? ¿O lo fue Satán,
padre de toda mentira y de los Homicidios cometidos en la Tierra desde la Caída
a nuestros días?
La hipocresía de los reformadores
fue absoluta. Afirmaron que sus crímenes y homicidios estaban hechos en Cristo.
Afirmaron que Cristo asesinó a sus enemigos, mató a sus oponentes, derramó
sangre a raudales, y, siguiendo Su Ejemplo, ellos fielmente le dieron gloria
sobre los cadáveres de sus enemigos papistas.
Pero en la tesis siguiente la
hipocresía se hace divina:
23.- Cristo dejó a un lado el
provecho y las glorias de este mundo y de ello deducimos que aquellos que en
nombre de Cristo atesoran riquezas, le perjudican sobremanera; porque le
invocan como pretexto de su avaricia y arbitrariedad.
¿Estaba hablando de Suiza?
Y a la hipocresía se le
suma la imbecilidad más patológica cuando escribe:
24.- Como ningún cristiano
está obligado a hacer obras no ordenadas por Dios… puede tomar en cualquier
tiempo los alimentos que le plazcan. Y de esto deducimos que el permiso del
gustar del queso y la mantequilla son un engaño papista.
No sé por qué cuerno agarrar a este
toro. Si hubiese sido Minotauro, merecería la pena la aventura. Pero era cabra,
de las que dan queso y mantequilla. Hasta en la sopa veían al diablo, pero no
era el diablo, era el Papa.
¡Qué locura!
25.- El cristiano no depende
de fechas o lugares determinados, sino al contrario. Por consiguiente, quienes
señalan fechas y lugares privan al cristiano de su libertad.
Tanta estupidez puede conmigo.
Baste a cada día su afán. La moraleja de esta tesis: Todos a trabajar los siete
días de la semana, los 354 días del año, y maldito el que se mueva de su lugar
y se regale una peregrinación a Santiago, a Jerusalén, a Roma, a la China. Y
maldito el que descanse en Navidad, Semana Santa, y fiestas religiosas de
guardar. Todos esclavos, hasta la muerte.
Aleluya.
CAPÍTULO CINCO
El Pensamiento es la fuente de la
que procede la energía que mueve los labios para producir eso que llamamos “la
Palabra”. Todos los mamíferos tienen boca y garganta, pero el único mamífero en
el que se manifiesta este Poder, “la Palabra”, es en el ser humano. Quiero
decir, la existencia de la Palabra no tiene que ver tanto con el hecho de tener
boca y garganta, y sí tiene que verlo todo con el cerebro del Mamífero
Sapiens, en el que las cuerdas vocales se desarrollan con un solo fin, darle al
Pensamiento “poder de manifestación”. Este Poder es “la Palabra”.
Este “hecho”: la Palabra como Poder
Natural del Ser Humano, fue el Verdadero Descubrimiento del Mundo Griego
Clásico. Desde Solón a Aristóteles la Palabra experimentó una evolución
maravillosa, única en la Historia del Mundo Antiguo, en la que el Poder del
Pensamiento se hizo Realidad y conformó la estructura de la Sociedad y del
Estado. La base de aquel Acto Histórico que le marcó a la Civilización su rumbo
en dirección al Nacimiento del Cristianismo basó su Potencia en lo que hoy
llamamos Real Politik. O lo que es
lo mismo, el Pensamiento Individual y del Cuerpo Social Clásico no estaban
encajonados entre las los Muros de una Ideología. Esta Libertad les permite a
los pensadores abrirle horizonte a su Pensamiento y entre todos determinar
la dirección de los acontecimientos que nos toca vivir y poner en activo
El Mundo Griego fue una Sociedad
creada por y para Políticos Filósofos. Por el contrario el Mundo Romano basó su
Poder no tanto en el Pensamiento cuanto en la Fuerza de la Espada. Donde el
Mundo griego puso el Pensamiento el Mundo Romano puso la Espada, la Palabra
tenía que servir a la Espada.
Observando la evolución desde la
Roma Antigua a la República observamos que el Crecimiento del Estado Romano se
basó en la lucha por el Derecho. Todas las revoluciones de la Edad Medieval
Romana se basaron en la conquista de la Igualdad de Derechos entre las clases
sociales. A la altura de la Edad Imperial Romana la Palabra se limitó a servir
al Imperium de la Espada.
Con el Cristianismo renace el
Pensamiento como fuente de la Palabra. “La Palabra es Dios”. Dios se hace
la Fuente de la que procede el Pensamiento. Se me dirá que este Renacimiento
fue de necesidad. Contra la Espada desenvainada en la mano del César,
el Cristiano tuvo que hacer de la Palabra su “espada”.
Esta Revolución fue la que activó
el Hijo de Dios. El Poder del Hombre no está en la espada, está en su Palabra.
La palabra es lo que define al Hombre. Y fue por esto que los Padres de la
Iglesia y los Historiadores del Cristianismo vieron en la Victoria de la
Civilización Clásica la Preparación del Advenimiento de Cristo.
En adelante en la Guerra entre el
Paganismo y el Cristianismo éste le opondría a la Fuerza de la Espada el
Poder de la Palabra. Los Padres de la Iglesia Católica no cejaron hasta que
el Paganismo cayó a sus pies, y Dios, como Fuente del Pensamiento
Humano, fue reconocido por la Civilización como la Fuente Única que le
abre al Pensamiento del Hombre un Horizonte sin límites.
Esta fue la Esperanza que
animó el espíritu Cristiano, y en San Agustín encontró la manifestación
más visible del Pensamiento Cristiano, a saber, vencer sin la espada a todos los sistemas
ideológicos que bajo una máscara religiosa pretendieron encadenar el
pensamiento de los hombres a los muros de sus intereses privados. En términos
literarios se conoce más las Confesiones y la Ciudad de
Dios que los escritos de guerra contra el paganismo en los que basó su
gloria esta Columna del Templo Cristiano.
Vinieron las Invasiones y la Caída
de la Civilización a los pies del caballo de Atila. La Civilización encontró su
refugio en los brazos de la Iglesia. El Derecho, la Teología, el Estado,
encontraron en Ella su Cueva de Invierno donde pasar la Larga Noche que se
avecinaba hasta su Renacimiento. El advenimiento de Santo Tomás fue el canto
del Gallo de la Mañana que anuncia el nuevo Día. Desde las cumbres del Cielo,
Dios había abierto su Pensamiento con la Fuerza de un río que bajando de altas
cumbres al tocar el valle extiende majestuoso su caudal, vivificando campos
secos y baldíos. La Palabra y Dios se hicieron Hombre una vez y para siempre.
Había que seguir bebiendo de ese Río de la Vida de la Inteligencia Divina,
porque en sus aguas tiene el Pensamiento toda Ciencia y Sabiduría.
Ésta es la Doctrina Cristiana por
excelencia: “Dios es la Fuente, Principio y Origen del Pensamiento Cristiano”.
“La Palabra y sólo la Palabra es la esencia y la sustancia del Ser Humano”. “El
recurso a la espada es un acto de Negación de Dios, por el que se niega que el
Hombre haya sido creado a su Imagen y Semejanza”.
La cuestión que aquí nos llama a
refutar las tesis de este apóstol del Evangelio de la Mentira, que el
Protestantismo hizo suyo, es la siguiente: ¿Qué “Dios” fue la Fuente del
Pensamiento Protestante?
Desde el primer momento el primero
de los Cuatro Apóstoles del Evangelio de la Reforma le reveló al mundo que su
Fuente era un “Dios Oculto”. Ahora bien, vemos que Dios no se oculta jamás
del Hombre sino que se descubre en la Plenitud de su Amor y
Poder a quien le busca.
¿Quién fue ese “Dios Oculto” de los
Apóstoles del Evangelio de la Reforma? ¿En cuáles de los hijos de Dios, tanto
Apóstoles como Padres de la Iglesia, leemos que Dios Padre sea un “Dios
Oculto”? ¿En cuáles de los hijos de Dios en los que el Verdadero Espíritu del
Hijo de Dios vivió leemos que Ellos llamasen a la Espada para vencer al
anticristianismo en el que se encerró el Paganismo?
Si pues Dios engendra a todos sus
hijos acorde a la Imagen y Semejanza de su Unigénito ¿cómo es que los Apóstoles
del Evangelio de la Iglesia Católica prefirieron morir a matar, y en cambio los
Apóstoles del Evangelio de la Reforma eligieron matar a morir?
“Por sus Obras los conoceréis”. Y
éstas se refieren a la Palabra. Porque si la Palabra es la Manifestación
mediata del Pensamiento, las Obras son el resultado final de su existencia. De
manera que quien no vive como Cristo, no es de Cristo, y quien mata, como el
Diablo mató a Adán, es de Satán. En esto no hay términos medios. Entre morir o
matar la elección es la de Cristo.
Como dije antes, la historia de los
homicidios de los Apóstoles del Evangelio de la Reforma están escritos. Sabemos
que sus discípulos usando las Universidades intentaron borrarlos y
justificarlos en la identificación de la Iglesia con el Anticristo, la Babilonia
del Apocalipsis, etcétera, palabras muy propias del Sembrador Maligno, fuente
de Odio sin límites de cuyas aguas bebieron sus siervos como si leche fuese. Si
había que prenderle fuego al mundo, adelante.
Entrando ya en materia, observamos
además que todos los Apóstoles del Evangelio de la Reforma fueron hijos de la
burguesía del momento. Sin ser la élite del Renacimiento, que ninguno de ellos
conoció, ni tampoco del Humanismo, aunque el Humanismo los jaleara, los Cuatro
Apóstoles de la Reforma Maligna se alimentaron de la inteligencia más actual
del momento, pan reservado para los poderosa naciente clase
burguesa. Engordados con ese pan manipularon a las masas analfabetas del
momento. La ignorancia, en este caso de los pueblos alpinos, se nos descubre en
su discapacidad intelectual para analizar unas tesis en las que Zwinglio desplegó
su Odio contra la Iglesia fundada por Cristo, de cuyo análisis hubiesen podido
descubrir la identidad del Dios Oculto al que tanto el Suizo como el
Alemán sirvieron.
Es de retórica acusar al enemigo de
los males en los que el acusador se gloría. La mejor defensa ha sido de siempre
el contraataque acusando al enemigo de padecer los males de los se le acusan.
Puesto que nadie mejor que el propio acusado conoce la intimidad de los males
de los que se le acusa nadie mejor que él para desplegar esos males en toda su
virulencia contra quien se siente escandalizado.
Zwinglio, lo mismo que Lutero, hizo
de esta regla su altar mayor. Leamos su Vigésimo Sexta Oración Sagrada:
26.- Lo que más desagrada a
Dios es la hipocresía. Por lo tanto, todo cuanto el hombre haga para aparentar
ser mejor que los demás es pura hipocresía y merece ser puesto en entredicho.
En esto van incluidos los hábitos o ropajes, los signos (cruces, etcétera)
cosidos a la vestimenta, la tonsura, etc.
¿Ser mejor que los demás es ser
hipócrita? ¿El corredor que corre, en cualquier rama de las ciencias, de las
artes, del derecho, de la Religión, para ser el mejor delante de los tribunales
de los hombres y de Dios, es un hipócrita?
Ya con estas dos cuestiones no
merece la pena siquiera seguir comentando la hipocresía que extiende Zwinglio.
Pero concedamos. ¿Qué es la Creación y la Civilización sino un movimiento
de superación constante en el Tiempo y el Espacio? Ser mejor cuando lo que se
ve es malo o peor, es un Deber Sagrado.
Nadie puede ser mejor que Dios pero
todos tenemos el deber de ser mejor que quienes nos precedieron porque todos
estuvieron encadenados a la Mentira, a la Corrupción y a la Ignorancia. “Ser
mejor” en el campo del Bien es un Deber Cristiano. Hay que ser mejor Papa,
mejor Obispo, mejor Creyente, mejor Pensador, mejor Político, mejor Científico,
mejor Defensor de los derechos del Hombre, de la Vida. ¿Es esto ser hipócrita?
El hipócrita de Zwinglio blinda
su hipocresía tras la máscara de las vestiduras. Bien sabemos que a nadie le
deseamos la suerte del Diablo, pero no podemos permitir que la Semilla de los
Apóstoles del Evangelio de la Reforma siga en activo. Este es el Día en el que
se hará Viva la Profecía: “El Señor le dirá a sus siervos: Recoged la Cizaña y
reunidlas en haces para quemarla”.
Ser mejor “en el campo del Bien” es
el Motor de la Civilización. Esta Tesis no sólo va contra Cristo y la
Iglesia sino que ataca a la propia Civilización. No menos que la siguiente
proclama anticristiana:
27.- Todos los cristianos son
hermanos de Cristo y hermanos entre sí y ninguno debe considerarse superior a
otros delante de Dios. Esto quiere decir que las Órdenes Religiosas, las sectas
y los movimientos revolucionarios cristianos no tienen razón de ser.
Mentira. El Evangelio del Espíritu
Santo es que todos los Cristianos somos hijos de Dios, de donde la segunda
parte de la primera frase no tiene sentido, pues Dios ama a todos sus
hijos con amor de Padre. Pero Dios a unos los engendró para ser los Hermanos de
Cristo, (sus Apóstoles) y a Ellos los sentó a su lado como los Ministros
Todopoderosos de su Reino; a otros los hace sacerdotes y les da el espíritu de
Esposa para que vivan sempiternamente en la Adoración a Dios, a otros los hace
hijos del Rey para trabajar en su Casa en la Libertad que viene del Amor a su
Padre, y a todos nos hace Ciudadanos de su Reino para disfrutar y gozar de la
Libertad sin límites de quienes vivimos para disfrutar de la vida de los hijos
de Dios y Ciudadanos de su Reino.
En cuanto a la segunda frase, el siervo
maligno vuelve a repetir su ataque contra la Civilización.
El Cristianismo es Revolución en
esencia y sustancia. En el seno de la Historia de la Civilización Jesucristo es
la Revolución. Condenados a vivir por la Espada, el ser humano fue rescatado
para la Palabra que viene del Pensamiento de Dios. La Inteligencia Divina se
derrama en el Hombre y lo dirige hacia las Ciencias, las Artes, el Derecho,
siempre en avance, siempre en lucha, siempre victorioso. Es en la Era de Cristo
donde tienen lugar todas las revoluciones que han hecho del Mundo Contemporáneo
el que es, y es en este Campo donde sigue viviendo el Espíritu de la Revolución
Cristiana que marcó un Antes y un Después. Todos, incluso los enemigos, han
sido vencidos por la Era de Cristo. ¿De qué estaba hablando entonces este
Apóstol de la Mentira?
¿Innecesarias, dice, que fueron las
Órdenes religiosas Medievales en las que el Tesoro de las Letras encontró
Refugio?
¿No fueron ellas las que recogieron
el testigo del Apostolado y llevaron el Evangelio a las regiones europeas
aún salvajes? Los Anskar, Bonifacio, Francisco de Asís, etcétera,
¿fueron innecesarios? ¿Lo serían los que le sucedieron y llevaron el
Evangelio a las Américas y al Lejano Oriente?
¿Quién se creyó ser este Zwinglio para
decirle a Dios lo que era o no era necesario para el Bien de la Salvación del
Género Humano?
Y sin embargo, en su siguiente
oración, diciendo “justo es todo lo que Dios ha permitido y no ha prohibido”,
el hipócrita se niega a sí mismo: niega enseguida lo que acaba de
negar.
28.-Justo es todo lo que Dios ha
permitido y no ha prohibido. Por consiguiente, el matrimonio es cosa lícita
para todos los hombres.
Pues si Dios permitió la creación y
existencia de las órdenes religiosas, de las que se sirvió para expandir su
Evangelio, hechos escritos en los libros de Historia, ¿quién es quién, llámese
como se llame, para abolir lo que Dios bendijo?
Y es que cuando la Hipocresía y el
Orgullo van juntos de la mano no se puede esperar nada bueno. A quien bendice
le toca dar por finalizada la ocasión, y quien quita a Dios y maldice lo
que Él bendijo, lo hace a nombre propio y deberá responder delante de Dios de
su maldición contra lo que Dios puso en Movimiento.
En la Civilización dos son las
Fuerzas Motoras que actúan en su seno, Dios y el Diablo.
Quien ama a Dios, ama su Creación;
quien odia su Creación, ama al Diablo. No hay otra regla, “con Dios o contra
Dios”.
En cuanto al Matrimonio de los
Sacerdotes la controversia vino de un alma hipócrita: Dios bendijo la
Procreación y la Multiplicación de las familias humanas antes de llamar a Adán
y Eva. Primero Bendice y luego Engendra. Adán fue el Primer Hombre que llamó
Padre a Dios, el Primer Hombre al que Dios llamó “hijo mío”. Su Nacimiento no
se produjo por Encarnación sino por la Bendición. El Sexo Reproductor fue
bendición para todas las familias humanas. Así que el Primer Hombre,
contrariamente al Evangelio de la Reforma, que recogió el Judaísmo contra el
que Jesucristo se levantó, no cayó por la Concupiscencia. Estando bendito
el Acto Sexual reproductor no podía ser la Carne bajo la Ley de la bendición la
causante de la Maldición. Hacer de la Concupiscencia, que surge tras la Caída,
la raíz del Pecado que se mereció la Maldición, doctrina judía que la
Reforma hizo suya, es Negar a Cristo y rechazar a Jesús.
Observamos que siendo la Muerte de
Jesucristo Prototipo de la Muerte de Adán, por proyección divina vemos en la
Virginidad del Hijo de María el Discurso de Dios sobre la Causa de la Caída de
Adán, su hijo menor, que en nada y para nada tuvo que ver con esa
Concupiscencia que hallando campo en los Reformadores los arrastró en este
terreno a resucitar de su tumba la doctrina judía sobre el Origen del Pecado de
Adán. Si el Amor era y es el fruto del Árbol de la Vida, la Guerra es y era el
fruto del Árbol de la ciencia del bien y del mal, del que comiendo, siendo
natural a la Guerra la Muerte, moriría el que comiese; hecho que el Hijo de
Dios dejó claro cuando le dice a Pedro “El que a hierro mata, a hierro muere”.
El matrimonio le es cosa lícita a
todos los hombres y mujeres en razón de la Bendición de Dios: “Procread y
multiplicaos y henchid la Tierra”. Si alguno sabe cómo podía operarse esta
Multiplicación sin el concurso del Acto Sexual reproductor, que lo diga.
Nacidos Adán y Eva de sus padres
vivieron bajo la Ley de la Bendición, no de la Concupiscencia. Ésta entra en el
mundo como efecto de la Caída.
Ahora bien, ¿condenaban los
Reformadores a Jesucristo por su Virginidad Sagrada y lo despreciaban por no
acogerse a la Ley de la Bendición?
Parece más que evidente que en
Jesucristo tiene el Género Humano ese Modelo Original Divino en el
que se cumple “Hagamos al Hombre a nuestra Imagen y a nuestra Semejanza”: Sin
embargo en Jesucristo tenemos al Todopoderoso Dios Hijo Unigénito. Y únicamente
a un demente puede ocurrírsele ser quien ÉL es: Sacerdote, Rey, Señor, y Juez
Universal. Desde el principio el Espíritu Santo dijo que Dios a unos los hace
sacerdotes, a otros maestros, sabios, etcétera. Y en ser lo que es cada cual
encuentra su felicidad. El Sacerdote tiene en la Virginidad de Cristo su
Modelo. El Sacerdocio Católico es un Pueblo aparte, como lo fuera la Casa de
Aarón entre las Tribus de Israel; Dios aparta y reserva el Sacerdocio Cristiano
para la Adoración de su Hijo, y por este deviene Inmaculado a la Imagen y
Semejanza de su Señor.
No menos verdad es que el Espíritu
Santo dijo: “Quien se abrase, que se case”. Mas hacer de esta Ley de
Misericordia una Ley de Maldición contra el Sacerdocio Católico es Maldecir al
Señor a cuya Imagen y semejanza engendró Dios a la Iglesia Sacerdotal. Ergo,
los Apóstoles del evangelio de la reforma odiaron a Cristo y amaron al Diablo,
su verdadero señor, cuya única meta es la destrucción de la Casa de quien le
aplastó la cabeza, nuestro Rey y Padre Jesucristo.
29.-… y de aquí colegimos
que aquellos que se denominan «clérigos» pecan si habiendo advertido que Dios
no admite su continencia no la remedian casándose.
El hipócrita tiene en la hipocresía
su gloria, y habla del Dios al que no ama, y porque no LE ama descubre que no
LE conoce, pues quien conoce a Dios LE ama por razón natural de su alma. Y
desde su maldad, (pues nadie que se llame cristiano puede justificar sus
pecados en la ignorancia una vez producida la Redención), y pretendiendo
darse de sabio da por maligno a Dios al acusarle de llamar al Sacerdocio para
después despreciar a quien llama en razón de la Virginidad a que fue llamado.
Incontinencia se refiere al estado
civil o casado del que teniendo libre acceso a la acción natural se mantiene
por voluntad -o por circunstancias- ajeno al contacto con el otro sexo. Llamar
a la Virginidad Consagrada de Cristo “incontinencia” es poner en boca
propia las palabras del Diablo, y maldecir a Dios por haberle dado al Hombre
el Poder y la Fuerza de ser Semejante a Cristo en el Sacerdocio Divino, al
que se consagra libremente en el uso de la plenitud de sus facultades
físicas y mentales.
Mas quien no es nacido de este
Espíritu y se declara sacerdote opera como aquel maldito hijo de Dios que
haciéndose pasar por Enviado de Dios Padre arrastró al Primer Hombre a la
Muerte.
La Virginidad de Cristo es de sus
Sacerdotes, pues siendo ÉL su Cabeza y Ellos su Cuerpo, en todo son Una sola
cosa, la Esposa y el Esposa, unidos en Santo Matrimonio sempiterno por Dios.
Tal fue la Doctrina del Espíritu Santo. Así que ¿de qué estaba hablando este
necio? cuando escribía:
30.- Quienes hacen voto de
castidad realizan una promesa ingenua o neciamente. Y por eso los que tales
votos hacen obran alevosamente para con los hombres piadosos.
¿Quién se creía ser este necio para
entrar en el reino de Dios, callar al Rey y a Dios, su Padre, y decirles a la
cara lo que debe ser y lo que no debe ser, lo que es bueno o lo que es malo, lo
que es pecado o lo que es cristiano?
¿Cómo aquella nación de guerreros
admirados en Europa pudieron llegar a ser tan cobardes como para
ponerse de rodillas delante de un hipócrita de esta especie?
Todos los historiadores que
merecieron ser llamados maestros en esta Ciencia han observado la Incontinencia
Concupiscente de los Reformadores. Lutero, Enrique VIII, Calvino, Zwinglio,
fueron invenciblemente dominados por la fuerza sexual, que ellos levantaron
hasta el extremo de convertirla en la razón de sus vidas, la causa por la que
prenderle fuego al mundo entero.
El Voto de Castidad es un acto de
renuncia temporal que puede ser terminado a voluntad en bien de la salvación
del alma. Cualquiera puede hacer un Voto de Castidad en razón de una causa
humana o sagrada. Nada hay de malo en ello. Ni por contraerlo ni por
superarlo, cum laude o sin cum laude. “El que se abrase,
que se case”, que su miedo a reconocer su debilidad no se lleve su alma por
delante. Dios ama a todos sus criaturas, unas son más fuertes y otras más
débiles, lo que cuenta es su Amor de Padre.
El Voto de Castidad es un Acto que
se contrae voluntariamente y queda sujeto a la razón natural. La Virginidad del
Sacerdote es un Acto de Llamada de Dios por el que el Hombre nace del Espíritu
de Santidad de su Señor para vencer y ser invencible.
Desgraciadamente el Sacerdocio
Medieval arrastró a la Aristocracia a apoderarse de la Casa del Señor, encerrar
a la Esposa de Cristo en las mazmorras de sus maldades, y no pararon hasta
expulsarla de su Casa y apropiarse de sus bienes. Los Apóstoles del Evangelio
de la Reforma se unieron a aquella Aristocracia Malvada y sirviendo al Enemigo
de Cristo les abrieron la Puerta a aquella banda de ladrones que no dudaron en
levantar el hacha de Guerra y sacrificar en el campo de batalla los millones de
seres sepultados a sus Credos Malignos desde aquel 1517 al 1647.
La fama de violador que
persiguió a Zwinglio se merecía bien la muerte de todos los testigos
que pudieran levantar su voz contra su conducta perversa y malvada.
SEGUNDA
PARTE
LA
DOCTRINA DE LA EXCOMUNICACIÓN
Dice el Evangelio del Espíritu
Santo que a la edad de 12 años Jesús se presentó en el Templo con la sana
intención de descubrirse y ser investido como rey acorde a su herencia
Davídica. Sigue el Espíritu Santo escribiendo posteriormente sobre la Necesidad
de la Muerte de Cristo, ya profetizada por Dios desde los días de ese mismo rey
David cuya Corona fue a reclamar el Niño Jesús al Templo. La conclusión de
ambos Capítulos nos conduce a la Palabra que Dios le dirige a su Hijo desde su
Libro, cuando escribe: “No seas como caballo sin brida”, de donde se ve que
antes que su Hijo viniese del Cielo ese Padre ya había visto esta irrupción en
el Templo de su Hijo Jesús. Hasta ese punto conocía Dios a su Hijo. Y porque le
conocía ÉL podía predecir que Su irrupción en la Historia de nuestro Mundo se
realizaría bajo el signo de la Cólera contra el enemigo del Hombre. Jesús entra
en nuestro mundo, acorde a lo Escrito, como Rey de reyes y Señor de señores
sobre su Caballo de Guerra, y dispuesto a lanzarse contra los ejércitos del
Enemigo de su Padre. No era ése el Plan de Salvación Universal que Dios
concibió tras la Caída.
Pero más allá de este detalle el
punto en el que debemos fijarnos tratando el Capítulo del Niño en el Templo se
refiere a su Edad. El Niño tenía 12 años. Ya de por sí un fenómeno extraño, que
los niños abriesen la boca delante de los Ancianos, y más extraño aún que se le
permitiese hablar entre los Ancianos del Templo, es el punto sobre el que
debemos centrar nuestra inteligencia. Ciertamente a partir de los 14 años los
hijos de Israel eran considerados adultos. Y como adultos se les permitía
hablar delante de los Adultos. Estamos hablando en caso de que a los 14 años,
la edad legal en la que el Israelita adquiría su mayoría de edad delante de su
pueblo, tuviese algo que decir. No se registró jamás caso semejante y
precisamente esta excepcionalidad fue la que le permitió hacer uso de la
Palabra al hijo de José y María.
De esta Libertad que Jesús hizo uso
entendemos dos cosas:
La primera que por su físico todos
los Ancianos y presentes dieron por descontado que ese Niño había cumplido los
14 años.
La Segunda: que se le permitiese
seguir hablando nos descubre el Hecho que el hijo de María y José fue a
revelarles, que Él era el Mesías, Él venía de Dios, su Padre, y conocía todas
las cosas. Y acorde a su Inteligencia hablándoles de las cosas del Cielo y de
la Tierra los dejó a todos boquiabiertos hasta el punto de permitirle un Tercer
Día, en el que habiéndoles demostrado que Él era el hijo de David de las
Escrituras, debían tomar la Decisión Final de investirle como el Heredero
Legítimo del Reino de Israel.
Ya conté en La Historia Divina
de Jesucristo en qué manera aquél Fenómeno llamó la atención del mismo
Simeón que le tuvo en sus brazos apenas recién nacido, y lleno del Espíritu
Santo vino al Templo a decirle al Hijo de Dios que proclamarse rey de Israel
acorde a las leyes de los hombres no era la Voluntad de Dios, su Padre. Era Él,
el Hijo de Dios, quien debía retirarse hasta que la Plenitud de los tiempos
llegase, pues la Necesidad de la Muerte del Cordero de Dios era de Ley.
Quiero decir, durante la Gran
Batalla que la Esposa del Señor … discurseado por el Espíritu Santo en el
Templo, y ante el que se inclinó Jesús en Obediencia a Dios Padre, de cuyas
cosas fuera a ocuparse… olvidando que no hay dos personas, un Cristo por aquí y
un Jesús por allá, los teólogos de los primeros siglos cayeron en la herejía
porque quisieron poner a Jesús en un sitio y a Cristo en otro: mientras
afirmaban que las Escrituras son la Fuente única del Pensamiento Cristiano, se
sacaron los ojos y donde se está escrito y se lee que Cristo es el Nuevo Nombre
de Jesús, y de aquí que hablemos de Jesucristo, y el Espíritu Santo para
reafirmar este Nombre Nuevo dado por Dios a su Hijo le llama Cristo Jesús;
contra la Escritura siguieron viendo en el Mesías y Redentor dos personas,
Cristo por un lado y Jesús por el otro. Esta Razón Herética es la
que rescató el Diablo de la tumba en la que la enterrara la Iglesia por
Designio del Espíritu Santo, y acorde a esta fuente anticristiana observamos en
todas las tesis de los Apóstoles del Evangelio Maligno de la Reforma
Protestante que todos ellos hablaban siempre de Cristo, pero que de Jesús se
servían sólo de referencia, olvidando que Cristo es el Nombre Nuevo que le dio
Dios a su Hijo Jesús, de manera que de no haber habido Jesús no hubiera podido
nacer el Cristo.
Sabemos por la Doctrina de nuestra
Santa Madre Iglesia Católica que el Hijo y el Espíritu Santo
se hicieron un único Ser. Porque antes de su Encarnación se puso en
Duda que el Espíritu Santo del Padre viviera en el Hijo. Más aún, toda la Tama
de la Caída, la Traición de Satán y sus aliados en el Homicidio de Adán, hijo
de Dios, tuvo en esta Duda su fuente. ¿Cuál sería la respuesta del Hijo Amado
de su Padre a la Prohibición y Pena de Muerte correspondiente contra todo el
que hiciese de la Guerra, Fruto del Árbol Prohibido, su pan de cada día?
La Creación entera mantuvo durante
los próximos milenios su corazón en un puño, el aliento contraído hasta
ahogársele el pulso, a la espera de la respuesta del Hijo Amado de su Padre. La
RESPUESTA de Jesús la conocemos, y fue decir delante de Cielo y Tierra: “YO SOY
JESUCRISTO, quien me ve a mí ve al Padre”. De aquí que la Iglesia escribiese:
El Espíritu Santo es Dios. Ergo: El Hijo es Dios, el Padre es Dios; dos
Personas, un Único Dios Verdadero.
Borrando esta Unidad Perfecta entre
el Padre y el Hijo en el Espíritu Santo, en razón de lo cual todo lo que viene
de Dios viene del Hijo, Unidad cuya Inteligencia no fue entendida por la
Iglesia de Bizancio, que quiso en su orgullo para llegar a Dios quitar de en
medio a su Hijo, siguiendo cuya regla herética, que le costara a la Iglesia
ortodoxa Bizantina su Destrucción, el nuevo evangelio protestante, más sutil en
su potencia retórica, repitió el mismo argumento pero separando a Jesús de
Cristo, de tal forma que el hombre tiene por Modelo a Cristo, el hombre, pero
no a Jesús, el Hijo de Dios, olvidando de esa manera maligna que no hay
división en el Hijo, pues ÉL es Jesucristo.
Es por esto que en sus Tesis se
habla siempre de Cristo, pero nunca, o lo menos posible, de Jesucristo. Esta
razón herética la hemos visto en las Tesis precedentes del apóstol protestante
suizo, y la seguiremos encontrando en nuestro camino como piedra maligna cuya
naturaleza es hacernos caer a los pies del Sembrador Maligno.
Siguiendo con su evangelio herético
el sembrador suizo de la Cizaña del Odio en cuyas ramas permanecería Europa
hasta la Segunda Guerra Mundial, escribe en su 31 tesis:
31.-La excomunión no puede ser
dictada por una sola persona, sino por la Iglesia, es decir, por la comunión de
aquellos con quienes convive el posible excomulgado juntamente con el que
vigila, o sea, el pastor.
El Origen de la Excomunión reside
en el Testamento del Señor a su Esposa, a quien le da el Poder de “perdonar los
Pecados”. Las palabras son: “Lo que ates en la Tierra será atado en el Cielo, y
lo que desates en la Tierra será desatado en el Cielo”. De donde se ve la
Unidad que Dios engendra entre Esposo y Esposa, que los Apóstoles del Evangelio
de los Santos traducirá en la Unidad entre Cuerpo y Cabeza. Cual
Cuerpo y Cabeza son una sola realidad, así entre el Señor y su Casa.
Este Poder Supremo le es dado al
Jefe de los Pastores de sus Rebaños, San Pedro. No sin antes Unir a todos sus
Hermanos en el Sacerdocio a Él, Jefe de todos. Y será por esto que la
Excomunión en la Historia es firmada y sellada por el Sucesor de San Pedro pero
en la Unidad con todos sus Hermanos en el Sacerdocio Pastoral. Y solamente
es firmada contra quien haciendo del Poder del Perdón de los pecados su panacea
cae en el delito del templo que Dios destruyó. A saber, “pago el precio del
delito antes de cometerlo, y, con el precio, compro el perdón”.
La Hipocresía Maligna en la que se
instaló el Templo Antiguo no podía ser más escandalosa. No sólo delante de
Dios, sino también delante de los hombres, como se ve en el episodio de Antíoco
IV Epífanes. Porque independientemente de la malignidad en la
reacción del Seleúcida, la repugnancia que a los pueblos gentiles le
provocó la existencia de un sacerdocio que se proclamaba santo y único
verdadero entre las naciones, y ver que entre esos santos se devoraban vivos
por ser el administrador del tesoro del Templo…
Luego el Poder de Atar y Desatar,
es decir, de la Excomunión, siendo Sentencia que liga al Cielo con la Tierra,
al Señor con el Jefe de sus Pastores, pues es a San Pedro y a sus Hermanos en
la Jefatura del Cuerpo Pastoral a quien se le Lega este Poder Infinito, de ser
puesto en las manos de cada pastor daría como efecto la desintegración absoluta
de ese Cuerpo, pues una vez que cada uno se sirviera de un Poder que ata a la
Eternidad cada cual lo usaría acorde a sus intereses y nunca a los de Dios, que
es la Salvación del Género Humano.
De otro lado observamos que al
Legarle este Poder a Pedro lo hace el Señor en cuanto Jefe de sus Pastores, es
decir, este Poder de Atar y Desatar, la Excomunión, se refiere exclusivamente a
la Actividad Pastoral, es decir, a la Unidad de la Doctrina del Evangelio que
bajó del Cielo para la Salvación de la Tierra. De donde se ve que la siguiente
tesis no bajó de Jesucristo, que en ningún caso fue el “Dios Oculto” de la
Reforma. Leamos
32.- Solamente puede ser
castigado con la excomunión quien cause escándalo pública y notoriamente.
El Despotismo tiránico
que reclama para sí el autor de estas tesis no tiene límites. Pretende
hacer del pecado de los hombres causa de Condenación Eterna. Pide para sí este
apóstol de la Cizaña maligna el Poder de condenar a muerte aquí en la Tierra
por pecados que el Sacerdote de Cristo tiene el Poder de absolver, y
quiere condenar al Infierno a quien por pecados de conducta, que no se refieren
a la doctrina pastoral, por la Absolución sacerdotal son perdonados.
Zwinglio aleja al rebaño de
Jesucristo de sus Pastores legítimos y le niega al Hijo de Dios el Poder de
Absolver o Condenar a los hombres en razón de sus pecados cometidos no contra
la Doctrina que vino del Cielo sino contra sus propias almas.
La Excomunión se refiere a la
Sentencia de Dios contra Satán y sus hermanos en la rebelión contra el Espíritu
de la Doctrina Divina sobre la Igualdad en la Fraternidad de todos sus hijos.
El Perdón de los pecados se refiere a las ofensas que por nuestra conducta nos
causamos un mal contra nosotros mismos. Y por esto vemos que la Excomunión en
la Historia de la Iglesia se produce siempre en respuesta a las doctrinas
teológicas que pretendieron suplantar o modificar la Doctrina del Cielo. Jamás
se firmó contra los pecados a los que todos estamos sometidos por las
circunstancias del mundo. Estos pecados dependen de la absolución del pastor de
casa. La Excomunión sólo puede venir del Pastor de los pastores en comunión con
sus hermanos en la Preservación Apostólica sempiterna de la Doctrina de
Jesucristo. De manera que quien sea levantado en el Día del Juicio bajo esa
Sentencia será sentenciado por ella a la sentencia contra Satanás.
Innecesario decir que un Poder tan
infinito que implica a la Eternidad no podía ser dejado en las manos de un
Individuo, y de aquí que el Señor ligara a San Pedro como Jefe de sus Hermanos
en el Espíritu, a la vez que a todos les daba por Comunicación ese Poder que
los une a Jesucristo y hacen de Ellos en ÉL un Único Ser con Dios.
Para desgracia de los suizos el
Poder Absoluto de un Tirano le fue otorgado a Zwinglio y Calvino,
quienes no dudaron en condenar a muerte a todos los que se opusieron a su
Siembra Maligna, por cuya doctrina anticristiana se merecieron la Excomunión
que el Espíritu Santo lanzó contra los Enemigos de la Doctrina de Jesucristo
TERCERA
PARTE
LA
SEGUNDA MUERTE: INFIERNO Y PURGATORIO
57.- La verdadera Sagrada Escritura nada sabe de un Purgatorio después de la muerte. 58-. El juzgar sobre los muertos le corresponde exclusivamente a Dios. 59.- Cuanto menos Dios nos ha dado a conocer de estas cosas tanto más hemos de guardarnos de intentar saber algo acerca de ellas”… La Tragedia que la Caída del
primero de los hijos de Dios nacidos en la Tierra exportó a todos los hombres,
con su Transgresión abriéndole a la Muerte la puerta del Futuro de las
naciones, (en las mitologías de nuestros antiguos recogido este acontecimiento
como Caja de Pandora,) fue una tragedia de enormidad tan absoluta que el Cosmos
entero se vio arrastrado al filo del Abismo de su Destrucción. La
elevación del Homo Sapiens a la Filiación Divina se hizo desde un estado
natural de alta dimensión sobre cuyo terreno el Hombre plantó sus pies como
señor entre y sobre todas las bestias y todas las especies vivas. Su corazón y
su mente tocaban las estrellas cuando los hijos de Dios “no de esta
creación” (en términos modernos científicos: seres inteligentes de
otros mundo), bajaron del Cielo, se acercaron a los Hombres y
sembraron en sus alma la Semilla de la Inmortalidad. Nada había que hacer para
recibir la Inmortalidad de la que ellos mismos ya disfrutaban, era un
Regalo de Dios a sus hijos, del Creador de los Cielos a los hijos de la Tierra.
Estas palabras: Infierno, Purgatorio, no entraban en el Vocabulario de aquellos
hijos de Dios, ni en el Diccionario de los hijos de los hombres.
Con la Coronación del Primer Hombre
que llamó Padre a Dios y quien de Dios recibió su Nombre Nuevo: Adán, la Muerte
quedó atrás. La Inmortalidad era un Hecho. No había marcha atrás. La pérdida de
la Inmortalidad sólo podía venir como efecto de una Rebelión contra la Ley del
Reino de Dios. Obviamente en el corazón y la mente de la Generación de Adán,
hijo de Dios, rey, semejante Transgresión no le entraba en la cabeza, su Mundo
era una Creación Maravillosa y el Futuro de su Reino era Divino.
Pero no sólo en el Vocabulario y el
Diccionario de los hijos de Dios, incluyendo a nuestro Adán, las palabras
Purgatorio e Infierno no cabían: en el Ser de uno de entre todos ellos, cuyo
Nombre era Jesús, y cuya Cabeza vestía la Corona del Rey de reyes y Señor de
señores de todos los hijos de Dios, cada uno rey de su Mundo, semejantes
Palabras no existían siquiera en gestación.
¿El Infierno, qué era eso? Y sin
embargo en la Sentencia que Su Padre Amado firmó contra Satán, la cabeza de la
Serpiente, se dicta el Destierro por la Eternidad de la Creación de Dios.
¿Adónde iría este Condenado? ¿A qué lugar de las Tinieblas Exteriores que
rodean al Cosmos será desterrada la Serpiente Satánica por siempre jamás? ¿Por
qué esa Sentencia tan dura? ¿Qué estaba sucediendo? ¿Qué había sucedido? ¿Por
qué no tenía Perdón haber tentado a Adán? ¿Qué evento se había producido para
ser comprendido en el término de Imperdonable por la Eternidad ante los
ojos de Dios, que es Amor? ¿Qué había hecho Satán para merecer del Padre
Amado semejante Condena de Destierro por la Eternidad de los términos del
Cosmos?
En La Historia Divina de Jesucristo
narré la Historia de las Guerras de los hijos de Dios durante los Días de la
Creación y cómo queriendo Dios Padre darle un Fin a aquella
Situación revolucionó el Acto Creador mirando a la Participación de todos
sus hijos en el Espíritu del Creador. No fue en vano que los condujo a todos al
otro lado de las Fronteras del Campo de las Galaxias y les descubrió el Abismo
cubierto por las Tinieblas producto de su destrucción del Cosmos Increado por
ÉL mismo. Estas Tinieblas cubren el Infinito en las tres dimensiones naturales.
En su Centro el Cosmos Creado por Dios se expande como un océano animado de
existencia propia duplicando sus dimensiones por la Eternidad. En el
Exterior a estas Costas la materia está muerta, un cosmos reducido a escombros
extiende su cementerio hasta el infinito. ¿Cómo sería ser arrojado a ese Abismo
cubierto por las Tinieblas, cayendo eternamente hasta poner los pies en el
Infinito?
El Terror se apoderó de los hijos
de Dios. La palabra Infierno entró en el Diccionario de aquéllos por cuya causa
se vio obligado Dios Padre a enfrentarles a una Condena de Destierro
de esa Naturaleza. En la del Primogénito de todos esta palabra no halló
casa; Su Corazón y su Mente estaba en la Creación de la Tierra, y diciendo
“HAYA LUZ”, la luz se hizo, acontecimiento que he narrado en el Libro
Tercero de la Historia Divina de Jesucristo.
Una vez separada la Tierra de las
Tinieblas y creada la Bóveda de las Constelaciones, Dios cerró la Historia de
las Guerras de sus hijos levantando la Ley de la Prohibición, bajo Pena de
Muerte, es decir, de Destierro Eterno de su Creación, contra quien se levantase
contra su Imperio y se atreviese a comer de la Fruta del Árbol de la Ciencia
del bien y del mal, esto es, hacer de la Guerra un modus vivendi.
Pasó lo que pasó. Y todos sabemos
lo que pasó.
Creyendo aquellos hijos
rebeldes (sobre quienes le dijo Dios a Moisés que se acostaron con
las hijas de los hombres y de ellas parieron a los héroes de muy antiguo,
produciendo del cruce de razas de distintas creaciones los consiguientes males correspondientes);
en la creencia de que el Amor de Padre en Dios sería más fuerte en el Creador
que el Juez en Dios, se alzaron contra la Ley, y usaron al primer Hombre como
hacha de guerra. Cuando el Hombre comprende esto, su manipulación, en su
desesperación implora Venganza a Dios, y Dios, como Padre y como Juez, no sólo
la concede sino que jura Sentencia de Destierro Eterno contra “aquella
generación de hijos rebeldes”.
El Antiguo Testamente registra
los Acontecimientos de la Guerra entre Dios y esos hijos rebeldes por evitar
que llegase a reunirse este Tribunal en el que la Sentencia sería Firmada
Oficialmente. La salvación del Homicida y Fratricida Satanás estaba
en vencer al hijo de Eva por cuya mano Dios dría satisfacción a la
Venganza clamada por Adán.
Ya sabemos lo que pasó. La Venganza
se consumó. El Tribunal del Cielo, bajo la Presidencia del Juez, Dios Padre, se
reunió, como vemos en el Apocalipsis, y la Sentencia fue firmada. El Mundo
Antiguo fue juzgado. La Palabras que de sus profetas se realizó. El Primer
Juicio y la Primera Muerte alcanzaron a las naciones del mundo
antiguo.
Pero la Sentencia Final de ese
Mundo fue dejada en las Manos del Hijo de Dios, Jesucristo.
Luego, cerrando la cuestión del
Purgatorio, las Naciones del Mundo Antiguo juzgadas por aquel Tribunal
presidido por Dios Padre, duermen en su temblor a la espera de la
Celebración del Juicio Final, en el que la Segunda Muerte les alcanzará
o….
Tremenda Responsabilidad la que
Dios depositó en su Hijo Amado: Condenar a Destierro Eterno a un Mundo cuya Herencia
fue el Pecado, y arrojado a los pies de los caballos de la Muerte vio su alma
transformada en campo maldito en cuyo suelo la Cizaña Maligna del Odio
encontró suelo bendito y parió el árbol de la Guerra.
Sin embargo Su Padre no podía ni
quería dejarle de dar a conocer a su Hijo Amado la verdadera Dimensión
Monstruosa de la Prisión en la que serían encerrados en el Infinito por la
Eternidad los hijos de la Tierra que fuesen condenados a la Segunda Muerte.
Este Juicio Final sería Suyo.
El Juicio celebrado contra los
hijos “no de esta creación” ya estaba sellado. Y aunque liberado el
Maligno durante un tiempo en la Tierra, la Sentencia de Destierro
Eterno era Irrevocable y se cumpliría a su tiempo.
Esto dicho, ¿puede un Juez ser
Perfecto si no conoce la naturaleza de la Condena que dicta?
He aquí por tanto que quiso Dios
conducir de la Mano a su Hijo Amado para que conociese la Naturaleza de ese
Infierno, natural al Destierro de la Creación por la Eternidad. Y he aquí por
lo que el Espíritu Santo que vino del Hijo, en Nombre de Dios, bajó como Lengua
de Fuego y les comunicó a sus hermanos, nuestros Apóstoles, el
Conocimiento que vive en su Espíritu, y viviendo desde entonces en Ellos los
condujo a vivir y morir por la Salvación del Género Humano.
Al irse Ellos su Sabiduría,
hablada en privado entre los perfectos, permaneció en sus últimos discípulos, y
engendró en la Iglesia el Concepto de Infierno y Purgatorio, sobre los cuales
no teniendo Imagen Perfecta, pero siendo su Raíz de naturaleza Divina,
permanece a través de las generaciones para que todos luchemos por
conquistar el Corazón de este Juez Universal, pues la Vida en la Inmortalidad
está en las Manos de nuestro Salvador, Señor, Rey y Padre, y las almas de
nuestro prójimo en las nuestras, con nuestras obras, de pensamiento, palabra y
acción, buscando conquistarlas para el Amor de Dios.
Cuando la Reforma y
sus insensatos apóstoles escribieron que…
“La verdadera Sagrada Escritura
nada sabe de un Purgatorio después de la muerte. El juzgar sobre los
muertos le corresponde exclusivamente a Dios. Cuanto menos Dios nos ha
dado a conocer de estas cosas tanto más hemos de guardarnos de intentar saber
algo acerca de ellas”…
… no hablaba en ellos el
Espíritu que descendió de Dios, Padre e Hijo, y desde Pentecostés extendió su
Mensaje de Salvación Universal por toda la Tierra.
El Mundo Antiguo, en la dimensión
de la Primera Muerte aguarda el Juicio Final en el que se decidirá
su Absolución o su Segunda Muerte: reunirse con el Maligno en el Infierno.
Hasta este Juicio ha querido Dios que la Plenitud de las Naciones se levante e
inclinando su Rodilla ante el Juez Universal implore Misericordia para un Mundo
arrojado al Imperio de la Muerte por la Maldad de quienes habiendo alcanzado la
Vida Eterna prefirieron vivirla sin Dios a vivirla a la Luz de su Ley.
Que siervos corruptos y malvados
usasen sus obispados y papados para comprar esa salvación con metal,
aprovechándose de la ignorancia de los pueblos, no le quita ni le añade nada al
Acontecimiento del Sueño en que esperan la Segunda Muerte quienes vivieron
el Primer Juicio. No conocieron al Redentor y durmieron en sus
faltas. Este mismo Redentor será quien los levante para dar a conocer
su Sentencia Final.
Quiera Dios que hallemos Gracia a
sus ojos y la Plenitud de las Naciones vengamos a ser Un solo Pueblo, y
Unidos en un solo Reino Divino alcancemos la Victoria más Maravillosa a que
podemos aspirar: Conquistar el Corazón de nuestro Creador para que su Palabra,
origen de la Vida del Ser Humano, en su Misericordia le dé al Género Humano, su
Creación, la Vida Eterna en su Absolución.
CUARTA
PARTE.
EL
CONFLICTO DE LAS DOS AUTORIDADES : LA CIVIL Y LA ECLESIÁSTICA
I
Delante de Dios no hay necesidad de
abrir el libro de la vida de quienes diciendo venir en Su Nombre con los frutos
de sus obras demuestran la falsedad de su pretendido origen. Desde que la
Inteligencia en su forma primaria de Filosofía se elevó el pensamiento
analítico, los pensadores fuimos potenciados por el espíritu cristiano
para concentrar nuestra fuerza en las palabras y sin necesidad de penetrar
en la vida íntima de sus autores, resolver la Verdad que proyectaron sobre la
Historia.
Nadie debe olvidar que todo lo que
se hace en el Presente repercute en el Futuro. Caminamos y vivimos en la
Dimensión de la Historia Universal. Una obra escrita permanece dando su fruto
en el Tiempo. A la Inteligencia que mana de Dios le toca entrar en su núcleo
y ver su naturaleza. Si su fruto es el Odio y la Guerra, esa obra no viene de
Dios; si es de Paz y Fraternidad, su Origen está en el Creador de toda Vida.
Así pues, y aunque en la cuestión
de la vida íntima de Zwinglio, como en las vidas de los demás
apóstoles de la Rebelión Protestante, los intereses de sus herederos
predominasen sobre la Verdad, transmitiendo al mundo unas biografías en las que
la paja fue arrojada y se nos presentó a los sembradores de los Odio
y de las Guerras que sembraron Europa en los siglos XVI y XVII
como mensajeros del Amor Divino; esta manipulación perversa de la verdad
Histórica dejada por ahora de lado, el hecho fundamental sobre el Origen
de sus Declaraciones Históricas, si de Jesucristo o del Maligno, sin
necesidad de echar mano de esos cuentos para discapacitados intelectuales que
son las biografías oficiales de Martín Lutero, Enrique VIII, Calvino y Zwinglio,
por las palabras solas podemos abrirnos paso hasta ese núcleo y determinar
la verdadera fuente de la que manaron.
Los frutos están contenidos en las
semillas. Las semillas son el origen de dichos frutos. Independientemente de la
mano que firme sus declaraciones llevan en su seno una realidad histórica
propia: abrir la cáscara y ver el núcleo que hace de esa semilla un germen
maligno o divino es la función de todo espíritu de Inteligencia.
Fuese Zwinglio o
cualquier otro sujeto quien firmase las palabras que siguen, siendo la autoría
un asunto intrascendente en la relación a sus frutos, basta confrontarlas con
la Sabiduría por Dios desplegada en su Hijo para quitarle la máscara al cordero
y ver en su monstruosa realidad al lobo.
Leamos:
34.- El boato que ostentan las
«autoridades eclesiásticas», como suele decirse, no tiene ningún fundamento en
la doctrina de Cristo; 35. pero, por el contrario, las autoridades civiles
y seculares tienen poder y fundamento en la doctrina y los hechos de
Cristo. 36. Ese poder autoritativo que pretende ejercer la autoridad
eclesiástica le pertenece, en realidad, a las autoridades seculares, siempre
que éstas sean cristianas.
En la primera frase, la 34, el
autor se viste de beato invocando la sencillez de los Apóstoles. Innecesario
decir que la Rebelión Protestante se basó en una Corrupción de los Siervos de
la Esposa del Señor, corrupción visible a todos los ojos y expuesta al
escándalo en la contiende de Savonarola contra Alejandro VI. De
tontos es decir que de haberse el Colegio de los Pastores Romanos sometido
a la Reforma que el Espíritu Santo le pidió en los Concilios de Basilea y
Constanza dicha situación de corrupción perversa no hubiese degenerado en
la Pornocracia de los Obispos de finales
del XV y principios del XVI. Más de necios es todavía creer que aquella Pornocracia fue exclusiva de la Curia Italiana.
La Pornocracia de los Obispos Alemanes
superó con creces a la de los Obispos Italianos. Lutero hubiera
debido quitarse la Viga del ojo antes de escandalizarse por la paja en el
ojo ajeno. Pero nadie es perfecto cuando el verdadero motor de su vida es la
ambición. Ambición de ir a más que en Lutero tocó techo con su puesto de
Profesor Universitario, y en el caso de Zwinglio con su puesto de
párroco alpino. ¡Demasiada estrecha la camisa para tanto músculo!
El boato de las «autoridades
eclesiásticas», no fue en absoluto un invento del Obispado. Vino con la
propia Civilización Medieval. El Vestido y sus adornos descubría la posición de
cada cual en una Sociedad Medieval estructurada en tres clases perfectamente
delimitadas, a las que luego se uniría la Burguesía, viniendo con ella a luz la
Edad Moderna. Cada cual se metía en el corsé natural que le correspondía a la
posición social propia de la época. Un rey sin su corona no era un rey; un
obispo sin su mitra no era un obispo. Los gremios obreros tenían igualmente su
propia parafernalia. La única clase social exenta de todo boato externo era la
clase pobre; es decir, la inmensa mayoría.
Aun en nuestros días la vestimenta
marca la posición social. Un militar sin su gorro no se entiende. Un juez sin
su toga no es de justicia. Un Papa sin su anillo no es Obispo de Roma.
Sobra decirlo pero hay que decirlo:
De aquella disposición contra natura a hacer del oro y la plata el fundamento
de la posición social vino la corrupción en todas las clases sociales del
Medioevo. Los hombres perdieron el sentido divino de su existencia.
Despreciaron la función providencial de su Labor en la Sociedad, donde nadie es
más que su prójimo porque cada cual tiene su labor providencial gracias a la
cual la Sociedad entera crece como árbol, fuerte, sano y robusto.
El mal no nació en
las autoridades eclesiásticas; se impuso en la Civilización durante
la última etapa del Imperio Romano, y fue recogido por el Imperio Bizantino,
que cultivó este boato en la Corte Constantinopolitana hasta hacer de él una
ciencia, la más sagrada de las artes.
No observamos en la época del
Obispado Romano de Gregorio I el Grande semejante boato a la Bizantina. El
rastreo de la caída del Obispado Italiano en esa curva de corrupción se detecta
en el Siglo X cuando las Familias Aristocráticas Italianas hicieron suyo el
Obispado; acción que más tarde las grandes familias alemanas imitarían y
conducirían al grado de perversión que descubrimos en la Alemania de Lutero.
Protesta, por consiguiente, muy
loable contra el boato de las autoridades eclesiásticas por
Mandato Divino obligadas a la Sencillez Apostólica, para la cual no existe el
oro sino Jesucristo, su Señor, de quien le viene la Grandeza y la Autoridad.
Pero si a esta protesta
contra el boato de las autoridades eclesiásticas se hubiese cernido
esta tesis nada podría decirse contra su autor. Desgraciadamente el autor suizo
utilizó este defecto, natural a todas las clases altas de su tiempo, para
enseguida lanzar un ataque frontal contra la Iglesia. Y decir contra la Esposa
es decir contra Su Esposo, Cristo Jesús, su Cabeza, ¿o es que se le puede
romper a una persona una pierna y no ofender a su cabeza?
Habló el cordero, enseguida habló
el lobo, diciendo:
pero, por el contrario, las
autoridades civiles y seculares tienen poder y fundamento en la doctrina y los
hechos de Cristo.
La astucia de la Serpiente es
venenosa. Quiere hacer creer que la autoridad eclesiástica tiene su Poder
y Fundamento en el boato de la Vestimenta y no en Cristo, y que habiendo
despreciado este Fundamento Divino las autoridades eclesiásticas pasaron a
basar su Poder y fundamento en ese boato. Lo cual es una falsedad
absoluta.
El fundamento y poder de
la Autoridad Eclesiástica es Cristo. Que el obispo lleve oro o no lleve ni le
añade ni le quita nada a la Autoridad que recibe de Cristo, y solamente un
bárbaro y un ignorante pueden creer que una mano con Anillo es más preciosa que
la Mano Desnuda de Cristo.
La causa de la Rebelión legítima
contra el boato de los Siervos de Cristo tuvo lugar cuando ellos mismos dieron
de lado la Mano Desnuda de Cristo y prefirieron la mano con anillo. Aquí sí
hubo legitimidad para una Protesta. Pero usar esta legitimidad para cortarle la
Mano a Cristo únicamente podía tener su Fuente en el Maligno.
La segunda parte de la
Sentencia, las autoridades civiles y seculares tienen poder y fundamento
en la doctrina y los hechos de Cristo, es de niños de teta. Basta recordar
lo escrito: “Dad al César lo que es del Cesar y a Dios lo que es de Dios”
Mas lo que este Rebelde
pretendió fue quitarle a Dios lo suyo, y en consecuencia escribió
inmediatamente:
Ese poder autoritativo que pretende
ejercer la autoridad eclesiástica le pertenece, en realidad, a las autoridades
seculares, siempre que éstas sean cristianas.
Ignoro si quien lee esta Tesis
tiene inteligencia o es simplemente un repetidor de doctrinas que le llegan y
toda su existencia se reduce a servir de esclavo a un poder
cuyo fundamento es la destrucción de la Edificación por Dios de un
Templo para la Adoración de su Hijo.
La Negación de la Doctrina de
Cristo que Zwinglio hace es Absoluta. El Rechazo a la Palabra Divina
que ordena la existencia de ambos poderes, el Civil y el Eclesiástico, en
Coexistencia Cristiana Pacífica, es Total.
Zwinglio estaba llamando a la
Teocracia, y aunque se negó a que se refiriera su doctrina a la de Lutero, en
este Capítulo ambos fueron hermanos de armas al servicio del Sembrador Maligno.
Únicamente al Maligno podía ser el Origen de una Doctrina por la que se
Niega el Evangelio de Jesucristo, que ordena la Coexistencia de ambos Poderes.
Observamos que si bien al principio
en Israel existieron ambos poderes, Rey y Sacerdote, al final de su historia el
pueblo Judío no reconoció más que una Autoridad : la Teocracia del Templo, en
cuya Autoridad se delegó el Poder Civil y el Poder Religioso. Esa Teocracia fue
la que causó el enfrentamiento a muerte con el Poder Seleúcida, y
determinó la Independencia con los Macabeos, para regresar a la Teocracia en su
forma Monárquica con los Asmoneos.
Dios no podía permitir semejante
invasión de un Poder por el otro, y decretó la destrucción del Templo de
Jerusalén.
Con el Advenimiento de Jesucristo
se procede a la Separación de ambos Poderes, que para siempre permanecerán
en Coexistencia en el seno del Reino de Dios, hablando para la Eternidad, y
quedaría sujeto en la Tierra a los conflictos naturales hasta que
finalmente se llegase a esa Coexistencia, enriquecedora para ambos
Poderes, el Civil y el Eclesiástico.
Vemos cómo la Historia de estos Dos
Milenios pasados ha sido una Transcripción de estas luchas anunciadas en la
Doctrina de Jesucristo. El Capítulo de la Reforma Protestante significó una
Negación de la Doctrina Jesucristiana a
favor del Poder Civil, y queriendo hacer de la Esposa de Cristo una esclava al
servicio de los príncipes de este mundo, y porque lo hizo, la Reforma degeneró
inmediatamente en una Rebelión contra Dios: Padre e Hijo.
Los genocidios contra los Católicos
acometidos por las teocracias monárquicas protestantes, una imitación de la
Teocracia Asmonea elevada al modelo imperial, están escritos;
su delirium tremens final fue la Guerra de los Treinta Años; sin
embargo la Apoteosis Suprema Protestante no se realizaría sino en el siglo XX,
en el que los Odios sembrados en aquellos dos siglos protestantes dieron por
fin su fruto maligno infernal: las Guerras Mundiales.
A estas alturas de la Historia
cualquier lector ve que la Separación de los dos Poderes, el Civil y el
Eclesiástico, y su Coexistencia Pacífica al Servicio de las Naciones son
la Base y el Fundamento de nuestra Civilización Cristiana. La Historia les ha
demostrado a las naciones de Origen Teocrático Protestante que aquella
Aniquilación de los Dos Poderes Divinos, el Civil y el Eclesiástico,
ni tiene ni tuvo ni tendrá más sentido que la Destrucción de la
Civilización.
La ambición de Zwinglio y
sus hermanos de armas por ser algo más que un profesor de teología y un
sacerdote de parroquia los condujo a la perdición.
II
Hablar de Poder Civil o Secular y
del Poder Eclesiástico nos implica en el Conocimiento Verdadero de la
Estructura del Reino de Dios en la Eternidad, Modelo de toda estructura social
en el Universo. Pero registremos su negación antes de proceder.
Escribió Zwinglio:
37.- Todos los cristianos sin
excepción deben obediencia a la autoridad secular, 38.- mientras ella
no ordene cosas que vayan contra Dios. 39.- Por eso, las leyes de la
autoridad secular en su totalidad han de estar en conformidad con la voluntad
de Dios, de modo que protejan al oprimido, aunque éste no levante la voz.
Resolviendo en positivo lo negativo
podemos decir:
“Todo cristiano le debe obediencia
a la autoridad eclesiástica… siempre que no vaya contra la Autoridad Civil
creada por Dios… de manera que procediendo ambas de Dios y estando ordenadas
para la coexistencia fraterna para la Paz de las Naciones ambas están sujetas
al mismo Espíritu Social Creador de la Civilización… que delega en la Autoridad
Civil la Administración de la Justicia y en la Autoridad Eclesiástica la
defensa de la Verdad Divina”.
Lo contrario: anular una de las dos
Autoridades levantadas por Dios para el Bien de Su Reino, es un acto maligno
cuyo fruto es la Guerra.
Así es, todo hombre es ciudadano
del reino de Dios y como tal, independientemente de su posición social,
pertenezca a la autoridad civil o eclesiástica, toda conducta está sujeta a la
Justicia, y viceversa, el pensamiento de todos está sujeto a la Verdad Divina,
de manera que quien se cree más allá de la Justicia, por pertenecer al cuerpo
eclesiástico, como quien se cree no sujeto a la Verdad Divina, por pertenecer
al cuerpo civil: ambos son reos de delito delante de Dios. Pues
la Justicia sin la Verdad es la puerta a la corrupción, a la dictadura y
finalmente a la guerra civil. Y la Verdad sin la Justicia conduce al despotismo
teocrático de quien se sitúa más allá del bien y del mal, y creyéndose igual a
Dios con su patología maligna pervierte la Imagen de Dios en el Hombre.
Que a la autoridad civil o secular
le corresponda ordenar las leyes acorde a la Voluntad de Dios, como dice el
Rebelde suizo, cuando ha sido abolida la Autoridad eclesiástica en la que esa
Verdad Divina vive y se manifiesta, y esto independientemente de la conducta de
sus representantes, en esto siguiendo siempre la Sabiduría Jesucristiana: “Haz lo que dicen, pero no imites lo que
hagan”; seguir esta tesis de concentración de las dos Autoridades Divinas por
anulación de una es levantar la Bandera de la Rebelión contra el Creador del
Reino de su Hijo, quien ha dispuesto una Autoridad Religiosa Universal o
Católica y una Autoridad Secular o Civil, haciendo descansar en una la Verdad y
en otra la Justicia. El fruto de la Coexistencia de ambas es la Paz Jesucristiana, es decir, sostenida por el Rey y Sumo
Pontífice Universal: Jesucristo, en quien ambas Autoridades se sustentan.
Por consiguiente, reducir ambas
Autoridades a Una, es alzarse en Rebelión Abierta contra la Corona del Hijo de
Dios, el Único en quien ambas Autoridades pueden existir y teniendo en EL su
Tronco y su Fuente ambas disfruten de la Vitalidad de su Naturaleza
Divina.
La malignidad del Rebelde suizo se
descubre en su siguiente e tesis, cuando escribe:
40.- Solamente la autoridad
civil tiene el derecho de condenar a muerte sin provocar la ira de Dios. Pero
puede sentenciar a muerte únicamente a aquellos que pública y notoriamente
escandalicen contra lo que Dios ha ordenado.
Tesis en la que se ve la Abolición
de la Doctrina de Jesucristo, quien abrogó la Pena de Muerte diciendo:
“Habéis oído que se dijo a los
antiguos: No matarás; el que matare será reo de juicio”. Pero yo os digo que
todo el que se irrita contra su hermano será reo de juicio, el que le dijere
“raca” será reo ante el sanedrín y el que le dijere “loco” será reo de la gehenna de fuego. Si vas, pues, a presentar una
ofrenda ante el altar y allí te acuerdas que tu hermano tiene algo contra ti,
deja allí tu ofrenda ante el altar, ve primero a reconciliarte con tu hermano y
luego vuelve a presentar tu ofrenda. Muéstrate, conciliador con tu adversario
mientras vas con él por el camino, no sea que te entregue al juez, y el juez al
alguacil, y seas puesto en prisión. Que en verdad te digo que no saldrás de
allí hasta que pagues el último centavo”.
Doctrina en la que se ve cómo la
Justicia es levantada entre hombre y hombre, y se deja la Pena de Muerte al
Tribunal de Dios, de manera que aquí en la Tierra el espíritu de la Fraternidad
sea el tribunal entre el ofendido y ofensor, y el tribunal de justicia el
que determine la causa dada la imposibilidad de reconciliación. Tribunal
Civil que es desposeído del Poder sobre la Vida, que únicamente le corresponde
a Dios, por cuya desposesión y reversión al Creador de la Vida la Condena de
Muerte queda abolida.
Restableciendo la Pena de Muerte
como Poder Divino en las manos de la Autoridad Secular los rebeldes
protestantes, jurando venir de Dios, se levantaron contra la Doctrina de su
Hijo, quedando así condenados ante Dios al seguir el ejemplo de Satanás, cuya
Rebelión tuvo por causa el rechazo de la Corona de Jesucristo.
No es en vano observar que en las
naciones europeas finalmente ganadas para la doctrina católica la Pena de
muerte viniese a ser abolida y permaneciese en las naciones donde la Rebelión
Protestante se erigió en Templo de la Autoridad Secular.
Mas donde realmente se descubre el
espíritu maligno, que en Zwinglio fue su fuente, es en la segunda
parte de su tesis, en la que dice que la Autoridad Secular debe alzarse como
brazo armado contra quienes se opongan a su doctrina rebelde. Copiemos:
… Pero puede sentenciar a muerte
únicamente a aquellos que pública y notoriamente escandalicen contra lo que
Dios ha ordenado.
Primero dice que únicamente la
Autoridad Civil tiene el Poder Legítimo paras condenar a muerte, con lo que
rechaza cualquier juicio contra él por hereje; e inmediatamente dice que
ese Poder Civil debe ser usado contra los herejes que rechacen su
Reforma Protestante. De donde se entiende que quien dictará qué sea o no sea
escándalo contra lo que Dios ha ordenado será él; él Zwinglio, será Dios
en la Tierra por un día, y será él, el Dios suizo, quien decretará quien debe
morir y quien debe vivir acorde a su doctrina de lo que sea o no escándalo para
Dios, ergo, para él.
El cielo que Zwinglio le
puso el techo de su ambición fue el trono de Dios. Él y sólo él decretaría la
Abolición de la Iglesia Milenaria Cristiana y se erigía como el Dios cuya
Palabra sería la Fuente sobre la que descansaría la Vida y la Muerte en los
territorios idólatras que le proclamarían su dios en la Tierra.
En este espíritu maligno seguía
avanzando hacia la suplantación del Hijo de Dios en el Trono de su reino,
diciendo:
41.- Si en forma justa la
autoridad civil aconseja y ayuda, consejo y ayuda de que rendirá cuentas ante
Dios, está también obligada a proporcionar el sustento corporal de quienes
hayan sido por ella juzgados. 42.- Mas si, por el contrario, las
autoridades civiles actúan al margen de la regla de Cristo es la voluntad de
Dios que sean destituidas. 43.- Resumiendo: El mejor y más firme
gobierno legislativo es el que rige conforme a la voluntad de Dios, mientras
que el peor y más débil gobierno es el que actúa sólo conforme a su propio
arbitrio.
Siendo la pretensión de su ambición
ser ese que dictaría qué es la voluntad de Dios o qué no es la voluntad de
Dios, tras echar mano de su veneno amable y generoso que cuida de los
condenados, inmediatamente levanta la bandera de la rebelión a muerte contra
quienes se opusiesen a su doctrina divina; caso de dejarse destituir
voluntariamente todos tan amigos, caso contrario hierro y fuego, que si el
Alemán estuvo dispuesto a prenderle fuego al mundo entero en defensa de su
verdad, el Suizo no lo iba a estar menos.
La tercera proposición permanece en
la misma onda maligna. El, Zwinglio, es el intérprete de la voluntad de
Dios, ergo, el mejor gobierno será el que se administre de acuerdo a su
criterio, y el que no, al infierno. ¡Un santo el hombre! Y cual
santo, siguió:
44.- Los verdaderos adoradores
invocan a Dios en espíritu y en verdad sin jactarse delante de los hombres.
45.- Los hipócritas realizan sus obras para que los hombres las vean; pero
ahora ya reciben su recompensa. 46-. Así pues, los cánticos en el
templo y el predicar mucho, pero sin devoción y solamente para ganar dinero,
son cosas hechas buscando la alabanza de los hombres o por mero afán de lucro.
Quien pretendía ser un dios, para
hacerlo debería robarle al Hijo de Dios sus palabras. Lo cual nos dice que
habiendo sido esas palabras repetidas durante 1.600 años hasta hacerse aburrido
el oírlas, que sonasen nuevas en las orejas suizas, no queriendo
calificarlas de orejas de burro, sí nos descubre el nivel de analfabetismo en
que los Alpes vivían en aquellos días. Analfabetismo que de un lado nos
explica la discapacidad intelectual necesaria para que esta semilla maligna
encontrase tierra fértil. Y del otro lado nos descubre la naturaleza de la cama de
corrupción sobre cuyo colchón se había echado a dormir el Colegio de los
Pastores del Rebaño del Señor. De no haber dejado de cumplir con sus
obligaciones de Vigilancia estos sembradores del evangelio del Odio no hubiesen
encontrado terreno donde plantar sus Guerras de Religión.
Pero ese Sueño de los Obispos fue
ya anunciado por el Hijo de Dios Jesucristo en la Parábola de la Cizaña Maligna
y luego confirmado por ÉL mismo como Profeta Divino en su Apocalipsis,
avisándoles que el Diablo sería Liberado en el Segundo Milenio.
Mas el Tiempo para los mortales
tiene un valor distinto al valor que se sostiene por la Eternidad. Si para Dios
un siglo es un día, para nosotros un siglo es una vida. Y si para aquel que es
Indestructible los avatares de las guerras de los siglos son episodios cortos,
a quien le basta un virus para ser destruido: una sola línea de ese episodio
puede ser una eternidad sufrida. Fue por esto que quiso Dios que su Hijo viese
esta realidad humana sujeta a la Ley de la Muerte. Pues ¿cómo poder depositar
en las manos de quien no ha sufrido en su propio Ser esta Realidad el Poder del
Juicio Universal Final?
En esto sucede lo que con todas las
cosas y todos sabemos por experiencia. Ya lo decimos todos, no sabemos lo que
es el dolor de la pérdida de un ser queridísimo hasta que la padecemos nosotros
mismos; hasta entonces observamos a los que la sufren como si fuesen seres de
otro mundo; de repente la muerte pega en tu puerta y se te cae ese mundo tuyo
tan perfectamente blindado contra el dolor de los otros.
No quiso Dios que su Hijo se
sentase en el Tribunal del Juicio Universal sin conocer qué es la Vida del
Hombre sujeto a la Ley de la Muerte. Y de aquí que el Espíritu Santo dijese que
“quiso Dios perfeccionar a su Hijo”, llevarlo a la Perfección. Pues si antes
dice Dios: “YO SOY DIOS y no será Formado otro después de Mí”, revelando así
como Padre que su Hijo no pasará por el Camino que Él vivió hasta SER EL QUE
ES, esta Determinación Eterna no implica que su Formación como Rey, Señor y
Juez fuese a quedar fuera del Amor del Padre que educa a su Hijo para su Bien y
el Bien de todo su Reino.
Y a la vez haciéndole Hombre nos
encarnó en vivo al Hombre que El creó al Principio y en orden a cuya Existencia
creó los Cielos y la Tierra. De manera que no puede haber Hombre si no es a la
Imagen y Semejanza de su Hijo, y en este orden la Educación de todos los
pueblos debe dirigir su Edificio a la Formación de este Hombre, Imagen y
Semejanza del Hijo de Dios, en cada uno de nosotros. Pues en quien Dios ve a su
Hijo, Dios ve a un hijo, y por este Amor disfruta de la Naturaleza de quien es
hijo de Dios a la Imagen que lo es su Hijo, por quien y en quien participa de
la Vida según su Naturaleza Indestructible.
Esta es la Doctrina con la que el
Espíritu Santo revolucionó la Historia, echó las bases de nuestra Civilización,
la impregnó de su Indestructibilidad y le comunicó su Invencibilidad. Si
nosotros no podemos ver la Imagen del Hijo de Dos en este Zwinglio, ¡cómo
podrá ver Dios en él a su Hijo Amado!
Basta leer la siguiente tesis para
verlo así:
47.- Todo hombre debe preferir
dejarse matar antes que escandalizar al cristiano o hacerle caer en desgracia.
De donde uno se pregunta: Pues que
él escandalizó a la cristiandad entera, ¿por qué no se dejó matar y en vez de
sacrificarse, siguiendo el ejemplo de Jesucristo, prefirió matar a todo el
que se le opusiese?
¿Eso es lo que hizo Jesucristo:
matar a sus enemigos?
Los crímenes de los Suizos están
escritos, y aunque justificados en que ésa era la Voluntad de Dios, matar a
todo el que se opusiese a sus ambiciones de ser “como los dioses”, el Día en
que sean llamados ante el Tribunal de su Hijo responderán de sus
delitos. Porque “Pedro, el que a hierro mata, a hierro muere”.
QUINTA
PARTE
LA
INSTITUCION DIVINA DE LA CENA SAGRADA DEL SEÑOR Y REY JESUCRISTO
Pues si tanto amó Dios al mundo que
le dio a su Hijo para que todo el que crea en El no perezca, sino que tenga la
vida eterna en el Amor a su Hijo; tanto amó el Hijo a Dios y al mundo que no
dudó en sacrificarse como Cordero para que en su Sangre todos hallasen en Él la
Puerta a la Vida Eterna abierta.
Y de no haberse Sacrificado como
Cordero nadie hubiese sido salvado. De no haber amado ese Hijo a Dios con
fuerza infinita su Juicio caería sobre todos los hombres sin ofrecer
misericordia ni tener piedad en razón de la ausencia total y absoluta de Esperanza
de hallar en Dios un Corazón Tierno y un Espíritu lleno de Compasión por
la Tragedia del Género Humano.
Este Corazón y este Espíritu es el
que el Hijo de Dios descubrió en su Padre y conquistado por su Ternura y
Compasión le glorificó delante del Cielo y de la Tierra poniendo su Vida en sus
Brazos.
Por esto dice el Salvador abriendo
la Sagrada Cena:
Padre, llegó la hora; glorifica a
tu Hijo,
para que el Hijo te
glorifique,
según el poder que le diste
sobre toda carne,
para que a todos los que tú le
diste les dé El la vida eterna.
Esta es la vida eterna,
que te conozcan a ti, único
Dios verdadero,
y a tu enviado Jesucristo.
Y en verdad la Imagen que se tenía
de Dios en el mundo de los Hebreos era la de un Legislador
Todopoderoso y Duro la Transgresión de cuya Palabra acarreaba la
correspondiente Pena. El Poder de Dios, no su Amor, era la pantalla que les
cegaba los ojos.
La experiencia milenaria les había
endurecido a los hijos de Abraham el corazón y la mente haciéndoles imposible a
Judíos y Paganos ver en Dios a ese Maravilloso Creador de Cielos y Tierra;
Cielos y Tierra en los que la Manifestación de su Amor por la Creación se hace
visible y llama a todas las Criaturas a su Paraíso.
Para esto, para descubrirnos ese
Corazón Divino en el Todopoderoso Creador del Cosmos, nos envió Dios a su Hijo,
quien siendo el Hijo de sus entrañas conocía esas entrañas como propias. Fue
por ello que Judíos y Paganos, ambos forjados en el fuego de los milenios de
las Guerras de los imperios, teniendo todos una piedra por corazón, el Amor de
Dios no podía penetrar en ese escudo sangriento detrás del que todos se
protegían de la Maldición, que sobre todas las naciones pesaba desde los días
de la Caída del primero de los reinos que conociera la Tierra.
Romper ese escudo, echar abajo ese
Muro, hacer que la Verdadera Luz del Conocimiento Verdadero del Creador Divino
llenase el vacío y exterminase las tinieblas de la ignorancia que la Muerte
había sembrado en todos los corazones del mundo, esta Victoria únicamente
el Hijo de Dios podía entregársela a ese Padre Amadísimo Suyo, por Amor al cual
ponía en sus Brazos su Gloria, la Gloria del Rey de reyes y Señor de señores de
su Imperio.
No es en vano pues que conociendo
este Amor Todopoderoso, de Hijo a Padre, Jesucristo dijera:
Ahora tú, Padre, glorifícame cerca
de ti mismo
con la gloria que tuve cerca
de ti antes que el mundo existiese.
Gloria, en efecto, que vemos
restituida y multiplicada delante del Cielo cuando todos los Poderes de la Casa
del Creador del Universo y del Cosmos proclamaron con una sola Voz:
Al que está sentado en el Trono y
al Cordero,
la bendición, el honor, la
gloria y el imperio
por los siglos de los siglos
Así pues, El Padre sienta al Hijo
en su trono como Dios y Señor, de manera que la Adoración debida al Padre sea
la debida al Hijo, y quien no adora al Hijo no adora a ese Padre que le sentó a
su Diestra para recibir la Misma Adoración y Gloria que el Dios Creador de los
Nuevos Cielos y la Nueva Tierra, Señor del Infinito y de la Eternidad.
Es pues la Cena del Señor la
Conmemoración de la Victoria que revolucionó y reestructuró el Universo tal
cual si a partir de Su Victoria hubiese sido fundado de nuevo y desde ella
reconfigurada en un Espíritu Maravilloso la Creación: Hacer del Amor del Creador
a su Hijo Jesucristo el Fundamento de la existencia de todas las cosas.
Y quien no ama al Hijo de Dios no
ama a su Padre, y no entrará en su Paraíso, pues solamente los Ciudadanos de su
Reino, cuyo Rey Universal Sempiterno es ese Hijo, Jesucristo, entrarán en el
Paraíso de Dios y disfrutarán de la Vida eterna.
Aquellos pues que abominaron y
abominan de la Cena del Señor, la MISA CATÓLICA, y declararon y declaran la
Misa ser una Abominación se Rebelan contra esta Victoria, y porque condujeron a
los Creyentes a las puertas del Infierno por esta Rebelión responderán ante el
Juez Universal, ese Jesucristo en cuyo nombre, según ellos, abolieron la Misa
y la declararon un Invento de su Esposa, la Santa MADRE Iglesia Católica.
La MISA CATÓLICA fue inaugurada
como Institución Sagrada por el Hijo Todopoderoso de Dios, Jesucristo, cuya Voz
Omnipotente fue obedecida por los Cielos y la Tierra, y siendo reconocida por
la Palabra del Hijo del Señor: Espacio, Tiempo y Materia se ordenaron según su
Palabra acorde a la Sabiduría Omnisciente de su Padre.
La Cena Sagrada fue el Canto de una
Victoria Eterna que la Creación entera celebró con Alegría infinita y será
Celebrada por la Eternidad por todos los que le aman. Quien no celebra esta
Victoria no entrará en el Paraíso de Dios. Porque aunque la Esperanza de
Salvación Universal es la Gracia del Padre al Género Humano, el Espíritu Santo
no dudó en decir: “Esperanza que se ve no es Esperanza”. Palabra que los
Enemigos de la Esposa del Señor conjuraron y se rebelaron contra su Sabiduría
sembrando en los corazones y las mentes la Cizaña de la “Salvación por
Predestinación” y por la “Fe sola”, tal cual aunque siendo discípulos del
Diablo por el conocimiento racional de ser Cristo hijo de Dios, Jesús debe
quitarse de en medio y dejar pasar al Paraíso incluso a los “que violen a la
Madre de la Iglesia, Santísima Virgen María”.
Contra la Sabiduría de Dios que nos
llama a mantenernos en lucha constante por la salvación propia y de todos,
creyéndose vencedores del Diablo y la Muerte esos rebeldes que se levantan
contra el Hijo de Dios invocando a Cristo, conducen a los que le siguen a las
puertas de su Condenación eterna. Pero la Puerta a la Vida eterna del Paraíso
es la Victoria de Jesucristo, cuya Gloria se celebra en el Acto Sagrado de La
Misa Católica, y el que abomina de este Acto de Alegría abomina de Dios.
El Juicio del Rey sobre todos los
que fuisteis y permanecéis desligados de esta Victoria es de Condenación. Cada
hijo conoce a su padre, y como tal os digo que si no aborrecéis a quienes os
condujeron a las puertas del infierno, y permanecéis declarando ser la Misa una
abominación, no entraréis en el Reino de mi Padre. El Reino del Hijo de Dios es
reino de Alegría y Honor, Dignidad, Fuerza y Sabiduría, en palabras de Dios:
de poder,
riqueza, sabiduría, fortaleza, honor, gloria y bendición.
Teniendo pues en el Tesoro de la
Palabra Escrita, que nos ha legado por Revelación la Joya del Conocimiento
Pleno de la Naturaleza de Aquel que se sienta a la Diestra de Dios como Rey
Todopoderoso, ¿quiénes fueron ésos y quiénes son éstos los que aún,
sabiendo que Dios ha glorificado a su Hijo Amado hasta sentarlo en su trono, se
atrevieron a confesar y confiesan para su Condenación Eterna y de los que les
siguen a las Puertas del Infierno, las siguientes palabras?:
50.- Sola y exclusivamente
Dios mismo perdona los pecados por Cristo Jesús, nuestro
Señor. 51.- Quien permita a la criatura humana perdonar pecados
despoja a Dios de su gloria para dársela a lo que no es Dios. Esto es en el
fondo pura idolatría. 52.- De aquí que la confesión de los pecados
hecha ante un sacerdote o simplemente ante el prójimo no deba considerarse como
perdón de los pecados, sino como solicitar prudente y buen consejo.
Necios, hijos de una piedra, de
inteligencia pervertida que sólo reconocéis ser verdad lo que brilla con el
color de las piedras, hijos de bárbaros sin amor a la Civilización ni a vuestro
prójimo, menos que vuestros padres de las cavernas y más animales que los
salvajes contra los que decretasteis exterminio en nombre de vuestras
confesiones malignas, puesto que como esos animales que repiten mecánicamente
las palabras que se les enseñan así vosotros los versículos de la Biblia, sin
entendimiento para comprender lo que con vuestros labrios pronunciáis, ¿no
habéis leído nunca lo que está escrito? :
“Lo que atéis en la Tierra será
atado en el Cielo”.
¿Acaso por unos siervos indignos,
que serán juzgados por sus delitos, puede ser abolido el Poder del Hijo de
Dios? ¿Queréis destronar al Todopoderoso Hijo del Creador del Cosmos en base a
vuestra perversa adoración sin límites hacia las piedras?
¿No sabéis que el Perdón de los
pecados le fue dado por Dios a Aarón y sus hermanos y sólo ellos podían
perdonar las ofensas contra el Cielo y la Tierra mediante un sacrificio
sangriento, y que ese Poder no podía ser abolido por la indignidad de los siervos
sino sólo por Dios?
¿En qué entonces revolucionó el
Hijo de Dios la Religión sino en que mediante el Sacrificio de un Cordero
Divino: permaneciendo el Poder se abolió la Necesidad de sangre animal?
¿Acaso sois bestias sin
inteligencia? ¿No leísteis nunca lo que está escrito? :
“A quien le
falte sabiduría pídasela a Dios”.
Pero vosotros ya erais sabios, y
para alcanzar la suprema felicidad sólo os faltaba el Poder, ¿y de quién
obtenerlo sino quitándoselo al Todopoderoso Hijo de Dios?
Vuestra locura corría pareja con
vuestra ambición, así os lo hará saber mi Padre el día que os llame a juicio
para escándalo de esos apóstoles vuestros que pretendieron abolir la Gloria de
Dios cruzándole la cara a su Hijo con el guante de la Fe Predestinada desde la
Eternidad para vuestra salvación y condenación de los demás.
Como bestias sin inteligencia esta
osadía maligna os alucinó el cerebro sin sesos que heredasteis de vuestros
padres, y aplaudisteis el orgullo de aquellos santones siervos
del Diablo que osaron abolir todo lo que el Hijo de Dios y su Padre edificaron
para la Salvación de todos los hombres.
Pero he aquí que el que no quiera
Salvación, así se haga su voluntad y siga a Satanás al Destierro, elegido por
voluntad propia en nombre de su Orgullo.
Mirad su locura, ¡un puñado de
barro aspirando a sentarse en el Trono de su Creador! Responderos a vosotros
mismos, ¿no es locura envidiar a Dios? ¿Qué tipo de patología se le debe
diagnosticar a quien sueña con arrebatarle al Hijo de Dios su Gloria?
El Hijo de Dios da y vosotros le
decís: ¿Vade Retro Jesucristo?
¿Acaso sois más grandes y sabios
que el Todopoderoso Hijo Unigénito del Creador del Cosmos quien sabiéndose
negado por Pedro no se atrevió ni por asomo a poner en duda la Sabiduría
de su Padre Omnisciente?
Sin embargo vosotros no sólo
pusisteis en duda esa Sabiduría delante de la cual el Espacio, el Tiempo y la
Materia se arrodillan, sino que en desprecio a los Sucesores de aquel Pedro le
negasteis y le negáis a Dios el Poder de mantener su Elección. ¿Qué le
responderéis al Hijo de Dios cuando os llame a Juicio, que Él es el culpable de
vuestro delito por no haberle quitado a Pedro su Gloria el día que le negó?
Hijos de la Reforma, vuestra madre
fue una perra bárbara que se prostituyó en los montes y en los bosques con los
que las violaban ¿y vinisteis hablando de Santidad, vosotros bastardos habidos
en la cama de una zorra?
Desde el principio negasteis al
Hijo de Dios y no parasteis de alzaros contra su Corona hasta por fin
declararos reyes sobre sus pueblos y señores sobre sus rebaños. Celebrasteis
vuestras orgias en guerras malditas en cuyos ríos de sangre metisteis el cáliz
que repartisteis hasta emborrachar entre vuestros adoradores. El Juicio de mi
Padre sobre vuestras congregaciones será el del fuego sobre los valles secos.
Vuestros pecados son como una
cordillera que baja hasta los infiernos. Mientras subís buscando destronar al
Rey de la Eternidad, os hundís hasta los abismos donde tiene su trono Satanás.
Así me ha dicho mi Dios, el Rey: “Les he dado un tiempo, tú, hijo, levanta la
Voz y que escuchen el cuerno de la salvación hasta que se dé la orden de cerrar
las puertas, las vírgenes que no sean halladas dentro serán entregadas
a las tinieblas”.
La Gloria del Hijo es la Gloria del
Padre y como el Padre le dio a Aarón y sus hermanos el Poder de perdonar los
pecados, sacrificio sangriento mediante, así el Hijo se la dio a Pedro y sus
hermanos, pues Nada hace el Hijo que no le sea mostrado por el Padre, y el
Padre le muestra al Hijo todo lo que hace, y según le ve hacer al Padre así
hace el Hijo.
Por esto hubo un Juicio del Mundo
Antiguo, y acorde a esa Ley habrá un Juicio Final. Y el que se crea limpio de
todo pecado que se presente delante de ese Hijo Todopoderoso a quien su Padre
le muestra el Hecho de ser Dios. El que no se crea un dios, y no padezca
la locura de Satán, creerse capaz de medirse a un duelo con el Rey del
Universo, que corra y se agarre a un hermano de Pedro y le pida la absolución.
La Santa Madre Iglesia tiene
abierta las Puertas del Cielo y el que no entre por ella no conocerá la Luz del
Paraíso de Dios.
¿Qué deciros? ¿NO leísteis lo que
está escrito?:
Yo les he dado tu palabra, y el
mundo los aborreció,
porque no eran del mundo, como
yo no soy del mundo.
Hijos de bárbaros sin cerebro de
hombres a la imagen y semejanza de los hijos de Dios, el Mandamiento lo
cumplisteis, y os será reconocido delante del tribunal de Dios, “Honrad a
vuestros padres” y en honor a ellos, como ellos aborrecieron a los Apóstoles,
así vosotros los aborrecisteis en sus sucesores. Vuestros padres os arrancarán
el corazón y os maldecirán por haberos rebelado contra quien tiene el Poder de
Salvarlos y por vuestro Orgullo maldito los condenasteis sin remisión.
Este Apóstol suizo, como
el Alemán y el Inglés y el otro Suizo serán llamados a Juicio,
acusados de venir de Satanás para conducir a las naciones a las puertas del
Infierno.
“El que esté limpio de pecado que
tire la primera piedra”. El que no, que corra, porque hay en la Tierra quien
tiene las Llaves del Cielo. Pues si grande es el delito por haber aborrecido a
quien os dio a conocer la Palabra de Dios, aún más grande se hace el delito por
haber roto la Unidad que en el Día de su Victoria el Creador de la luz que
le da vida a vuestros ojos le pidió a su Padre, diciendo:
Pero no ruego sólo por éstos, sino
por cuantos crean en mí por su palabra,
para que todos sean uno, como
tú, Padre, estás en mí y yo en ti,
para que también ellos sean en
nosotros,
y el mundo crea que tú me has
enviado.
Vuestro pecado no es únicamente de
ruptura de Unidad, vuestro delito es sin límites, pues por vuestra División le
habéis cerrado el Camino a la Puerta de la Vida eterna a quienes por vuestra
división despreciaron la Salvación en el Nombre de ese Señor al que decís
adorar. La Condena de esos desgraciados pesa sobre vuestras cabezas, y el día
que caiga y os aplaste no conoceréis otra luz que la de la gloria de Satanás en
los infiernos.
Yo, hijo de Dios, celebro la Gloria
de mi Rey y al Cielo levanto mi Canto. Qué bello fue tu Victoria, qué delicia
de los sentidos tener tu Corona delante. Como Oveja que corre tras su
Pastor, como guerrero que salta a la orden de su Rey, como pajarillo
que hace su nido en las ramas del Árbol de la vida, a nada le temo, nada
me asusta, nada me inquieta. Tu Nombre es la fuerza de todas las criaturas del
Paraíso de tu Dios, en tu Trono tienen todos los Ciudadanos de tu reino
su Alegría y su Libertad. Mi Felicidad es completa.
Tú, Rey, el Amor de Dios te
rodea, sus Brazos son tu Gloria, sus Ojos la fuente de tu Paz. ¿Qué queréis con
nosotros, hijos del Odio, adoradores de las piedras, señores de la guerra? No
necesitamos nada, lo tenemos todo. Vuestras pasiones y vuestras ambiciones son
ríos que van a parar al mar de los muertos. Sois fantasmas del Pasado,
cadáveres escapados de las fosas que se niegan a ser desterrados del valle de
los vivos. No hay lugar para vosotros en la casa de la Alegría. Odiáis la
Paz y amáis las Riquezas.
La Igualdad que viene del Amor a
Dios y al prójimo os detesta. Es para vosotros como ramera con enfermedad
mortal el gozo de la Fraternidad en Dios, nuestro Creador. Sois dioses, queréis
vivir como dioses, y como dioses estáis dispuestos a matar a todo el que se
levante contra vuestra gloria mortal.
Pero yo he oído de Dios mi Rey una
Voz llamando a la Celebración de una Victoria que la Eternidad ha acogido entre
sus brazos, y como madre que adora a su pequeño lo arrulla con besos que no se
agotan jamás, así el Hijo de Dios es su Niño, su Gloria, y he aquí que todos
los pueblos de la Creación corren a unirse a la Conmemoración de la Fundación
del Reino de Dios.
La Creación ha aguardado expectante
esta Fiesta por siglos y siglos. Ya nadie se acordará del Juicio. Las lágrimas
serán de gozo. Las palabras de dicha. De los Desterrados no se hará mención. No
vivirán sino en la memoria de los Santos.
Somos pajarillos en las
orillas del Río de la Vida. ¿Qué tiene que ver con nosotros la ambición y la
pasión de esos locos que sueñan con sentarse en el Trono del Hijo de Dios?
Abrid las alas, amigos, levantad el vuelo, hermanos, el Paraíso no tiene
fin y dondequiera que vayamos seremos bienvenidos. Todos somos Uno. Una
misma Creación. Ciudadanos del Reino del Hijo de Dios.
Mis pecados ya los lavé. Eran rojos
como la grana y ahora mi alma luce blanca como la lana. Jesucristo es la Puerta
del Paraíso y la Llave la tiene su Esposa, la Santa Madre Iglesia Católica. La
llaman el Perdón de los Pecados. Lo que Ella desata en la Tierra
queda desatado en el Cielo.
“Padre, he pecado de pensamiento
palabra y omisión”…
“Yo te absuelvo en el Nombre del
Padre, del Hijo y del Espíritu Santo”...
“Amén”.
Es el Poder que Dios les ha dado a
sus siervos. Pero el que esté limpio de pecado que tire la primera piedra.
Aquella que ha sido acusada de Adulterio es la Esposa del Señor. ¡Dios los coja
confesados!
Y baste a cada día su afán.
SEXTA
PARTE
LA
NATURALEZA SAGRADA DEL SACERDOCIO A LA IMAGEN Y SEMEJANZA DE CRISTO
53.- Si alguien ha acumulado
bienes de fortuna por medios injustos, dichos bienes no deben servir para
beneficio de los templos, los conventos, los frailes o las monjas, sino que
deben ser destinados a personas indigentes, o sea, necesitadas.
Es por tanto evidente que la
Justicia es cosa de Dios, y creo que fue su Hijo, es decir, Padre e Hijo,
quienes dijeron que muchos se sentarán en el reino de Dios mientras otros que creían
tener asegurado su sitio en la Mesa del Cielo serán expulsados. “Pues los hijos
del mundo son más listos que los hijos de la Fe”. Dicho esto, comencemos.
Lo primero es que toda riqueza que
procede del crimen es un delito delante del Tribunal de Dios. A Dios no se le
soborna. Dios no se deja comprar. Al contrario, quien lo intenta o cree que
puede, profundiza en su delito. Así que lo primero que se debe hacer es no
buscar la riqueza por medio ilícitos en los que la sangre y el delito
sean sus raíces. Matar con una mano y querer ser absuelto por la otra,
mientras la mano sangrienta permanece en su curso, es imperdonable delante de
Dios.
No fue absuelto de sus crímenes San
Pablo sino porque la mano criminal dejó su tarea homicida y se puso al
servicio de la Vida. Creer que se puede seguir matando y al mismo tiempo
sirviendo a Dios no es propio de los Santos, es cosa de bestias. Y las bestias
no tienen parte en la Mesa de Dios, porque en ésta sólo se sienta la Creación a
la Imagen y Semejanza del Hijo de Dios, el Modelo Sempiterno desde el que
toda Imagen adquiere su existencia. Y no creemos que esa conducta, con una mano
me condeno y con la otra me salvo, fuese lo que vimos en ese Hijo.
Observamos que esta conducta fue la
propia del Templo Antiguo, en el que el homicidio premeditado se pagaba por
adelantado, y con el sacrificio de un animal el verdugo se pagaba la
absolución. La perfección maligna de ese sistema causó que Dios abominase del
Templo de Salomón y ordenase la destrucción del Sacerdocio aaronita.
Luego venir diciendo que es
absuelto de sus delitos quienes con una mano se enriquecen mediante el crimen y
el delito en tanto que dejen a favor de los pobres el fruto de su conducta
malvada, es sin duda alguna restaurar en sus funciones el Templo Antiguo. La
Reforma niega a Cristo y resucita a Aarón.
La Santidad basa su Principio en el
Nacimiento del Espíritu de Cristo en el hombre.
En verdad comete un crimen inmundo
quien habiendo sido engendrads para mantener en vida
el Modelo a cuya Imagen y Semejanza debemos todos ser edificados, haciendo lo
contrario de lo que se debe se convierte en escándalo de muchos. “Por vuestra
culpa es blasfemada la Gloria de Dios”, y no se entiende que quien así hace
crea que podrá sentarse en la Mesa del Paraíso, lo mismo sacerdote que hijo de
Dios, pues toda la Creación entera, sin excepción entre unos y otros, ni por
origen ni por Oficio, estamos sujetos a la Ley Universal del Espíritu Creador
por el que todos, sin excepción, somos Ciudadanos del Reino de su Hijo, y como
tales Ciudadanos vivimos a la luz de la misma Justicia y Ley.
Querer ser la excepción a esta Ley
fue la Causa de la rebelión de la casa de los hijos de Dios liderada por Satán,
sobre los cuales dijo Moisés: “Generación de hijos rebeldes…”
La Justicia de Dios no se compra ni
se vende. Los muchos crímenes no pueden ser absueltos por Cristo en base a
treinta monedas de plata. Y no porque Cristo no tenga el Poder, sino porque su
Espíritu es el de Dios, y Dios ha hecho de su Verbo la Ley.
Únicamente abandonando el camino
del delito y el crimen como medio de conseguir riquezas puede el hombre
presentarse delante de su Juez confiando en alcanzar la Gracia del Perdón.
Y mientras se permanece en el delito, querer buscar la Gracia mediante el
ofrecimiento del fruto de la sangre, sea al templo o a los pobres, como sugiere
el autor de esta Tesis, no salva al delincuente de su condenación.
Esta salvación, que la Reforma
levanta, niega el Nuevo Templo y Restaura el Templo Antiguo.
Otra cosa será que, en base a la
maldad de unos siervos que eligieron el camino de Judas al de los Discípulos, y
por la participación en esa conducta maligna, la Reforma hiciese una causa bellis para levantarse en Rebelión contra quien
conociendo las Negaciones de Pedro bendijo la Elección de Dios. Bendición que
ese Hijo ya anunció al decir que su Padre era mayor que Él. Contrariamente
a esta Declaración los Reformadores se levantaron para declararse
Superiores al Hijo de Dios. ¿A quién le extraña, pues, que de esa semilla
naciera el Nazismo?
La Doctrina Divina dice que
únicamente abandonando el camino del delito puede el hombre reconciliarse con
su Creador y presentarse delante del Tribunal de su Hijo con la esperanza de
recibir la Gracia de la Absolución Final.
Lo que le conviene por tanto a ese
hombre que ganó sus riquezas de forma ilícita es ganarse el perdón haciendo de
esa riqueza la llave a su silla en la Mesa del Paraíso, o sea, haciéndola en
vida llover sobre quienes tienen necesidad de quien les proteja frente a
quienes siendo lo que él fue no tienen intención de acogerse a la Gracia de la
Fe.
Ahora bien es evidente que quien
premeditadamente se entrega a este camino se condena a sí mismo, pues querer
usar la Gracia de Dios para sembrar el mundo de sangre y desolación en las
almas no es propio de Cristo. Y precisamente es esta puerta de
hipocresía maligna la que abre la Reforma, o como diría su
primer apóstol:
“!Peca, mata, asesina, roba, viola,
y viola incluso a la madre de Dios, porque la Sangre de Cristo lava todos tus
delitos y crímenes”.
Si esto vine de Dios o del Diablo
que cada cual lo defina.
Yo sólo sé, porque en su espíritu
de Inteligencia me ha engendrado quien me ha concebido para Dios, que
sobre los tales pesa la Condenación escrita para Satán. Quien premeditadamente
busca las riquezas ilícitas la esperanza puesta en que comprará su Juicio
haciendo revertir parte en los pobres, o en el Templo, es objeto de Condenación
delante de Dios. Y como todos sabemos, el Hijo hace lo que el Padre le muestra,
y lo que el Padre le ha mostrado es lo que El hace. Como Dios es Incorruptible,
así su Hijo. ¿A quién le extraña pues que la nación de Suiza, fundada sobre
este evangelio maligno, se haya convertido en la tesorería de la riqueza
establecida sobre el Crimen y el Delito? Pues que vive de la Sangre Inocente,
esa Sangre Inocente se levantará en el Juicio para condenar a la nación
establecida sobre ese fundamento maligno.
55. Quien diga que al hombre
arrepentido no le es perdonado este o aquel pecado; quien tal cosa diga no obra
en lugar de Dios ni de Pedro, sino de Satanás.
El arrepentimiento que no pide
la Gracia de Cristo, es decir del Perdón de Dios, que sólo Dios puede ofrecer,
al no recibir la Gracia de la Absolución Divina, la sola que libera al alma de
los frutos del delito, no puede operar la resurrección del hombre al que mató
el delito. Por lo tanto, yo, hijo de Dios, afirmo, contra este apóstol de
Satanás, que el Arrepentimiento que no se confirma en el Perdón de Cristo, que
vive en el Templo de su Esposa, queda expuesto a Juicio. Porque quien
no acepta ni quiere el Perdón de Cristo en la Tierra no puede esperar la
Gracia de la Absolución Eterna delante del Juez que como hombre rechazó.
El Arrepentimiento es la Llamada de
Dios al Templo, donde vive Cristo, para recibir su Perdón, gratuitamente, en
razón del Poder que le dio Dios a su Siervo, el Nuevo Sacerdocio instaurado por
el mismo Jesús, su Sumo Pontífice Universal Sempiterno, quien siendo la Iglesia
su Cuerpo, toda Ella participa de su Poder, concedido por Dios a Él, su Esposo
y Señor.
Sin el Arrepentimiento la Gracia es
semilla que cae en tierra estéril, ciertamente. Pues quien busca el Perdón de
Cristo sin arrepentirse de su delito descubre ante Dios que permanecerá en su
comportamiento, y por la constancia en su delito se hace abominable a su
Justicia, de manera que engañando al Siervo no engaña a su Señor, que será
quien le juzgará finalmente, y ante Su Presencia deberá responder de la
constancia en el delito.
Al Siervo de Cristo le corresponde
administrar su Gracia. Es a su Señor a quien Dios ha investido de su Gloria
poniendo en sus Manos el Señorío sobre toda su Creación. Sin embargo, Dios no
ha creado al Diablo, ergo: los siervos del Sembrador Maligno no son su
Creación. De no caer de rodillas ante Cristo todo hombre se expone a la
Condenación de “esa generación de hijos rebeldes” de la que habló Moisés, y
nosotros sabemos que fueron hijos de Dios, Satán su Jefe, quienes creyendo que
podrían poner de rodillas a Dios en base a su Amor de Padre, fueron imitados
por sus discípulos de la Reforma, quienes, ganados para el Infierno, creyeron
que podrían poner de rodillas a Cristo en base al Conocimiento de ser Jesús el
Hijo de Dios.
La Lógica de la Reforma fue maligna
porque tomándole al Hijo la Palabra, cuando dice que “el que cree en Él no
es juzgado sino que pasa a la vida eterna”, ellos le cogieron la palabra y
predicaron que independientemente de los crímenes y genocidios y guerras
fratricidas libre y voluntariamente acometidas, mientras se confiese que Jesús
es el Señor anulan el Poder de Dios para juzgar al Mundo. Esta Lógica fue la
que condujo a aquella generación de hijos rebeldes, “no de esta creación” como
dijo luego San Pablo, a declararle la Guerra a Dios en la creencia que el Amor
del Padre por sus hijos anularía en Dios su Justicia.
De nada vale el arrepentimiento,
entonces, si no es confirmado por el Sacerdote de Cristo, que vive en el Templo
de su Esposa. El Arrepentimiento sin la Gracia del Perdón, que llueve sobre el
alma la Reconciliación con Dios, su Creador, no da el fruto del Amor por el que
la Vida eterna entra en el ser y le levanta la cabeza delante de su Rey Divino.
Esta Verdad Eterna la prueba la
alta criminalidad que los Reformadores pusieron en acto, el fruto de cuya
doctrina fue el Diluvio de Sangre que cayó sobre las naciones de Europa.
Concluyendo, el Arrepentimiento no
conduce a la Vida eterna si no recibe la Gracia del Perdón de Cristo. El
hombre no puede perdonarse a sí mismo ni perdonar a sus semejantes en lo que
atañe a la vida eterna. El hombre no es el Señor de la vida eterna, es
Jesucristo, a quien Dios ha sentado como Rey Todopoderoso en el Trono de su
Reino
56. Quien solamente por dinero
perdone ciertos pecados hace causa común con Simón y Balaam y es un
verdadero apóstol del diablo.
La blasfemia en esta tesis es
manifiesta. “Gratis lo recibís, dadlo gratuitamente”. El Perdón de Cristo
es ofrecido gratuitamente por sus sacerdotes.
Al Primero de todos los Sacerdotes
del Nuevo Templo, Jesús, lo vemos perdonando los pecados sin pedir nada a
cambio excepto aquel “Vete y No peques más”. Ya vemos que acorde a la
perversión de la Ley del Templo Antiguo, quien acababa de pagar su absolución
por un delito cometido con la sangre de un cordero apenas el sacrificio
consumado le pagaba al sacerdote la compra de otro cordero a fin de absolverse
del próximo delito. Esta abominación es la que Dios anunció que echaría abajo y
fue la abominación contra la que su Hijo se levantó y le puso fin.
La Santidad no está en perdonar la
multitud del pecado sino en que se cumpla la Palabra: “Vete y no peques
más”. De manera que quien perdona la multitud del pecado al pecador labra
su condenación tanto como el mismo bruto que confía en salvarse haciendo del
Perdón de Cristo una panacea del crimen.
Acusar a Cristo de vender su Perdón
es blasfemar contra Dios. Y esto lo hace exclusivamente el Diablo y sus
apóstoles.
Manipular la cuestión de las
Indulgencias para Negar el Poder de Cristo fue una Rebelión en toda regla
contra el Señor del que decían que mientras pronunciasen su Nombre podrían ser
más malos que el mismo Satanás: porque habiendo dado Dios su Palabra de que
quien creyese en su Hijo Jesús pasa de la Tierra al Cielo sin sufrir la criba
del Juicio Final, manteniendo en los labios Ese Nombre burlan a quien lleva ese
Nombre y habiendo dicho su Padre eso : ¡su Hijo no puede decir palabra contra
ellos!
La Malignidad diabólica de la
lógica de la Reforma se manifestó en su clímax supremo en la Guerra de los
Treinta años, pero no alcanzó su éxtasis glorioso sino con la Segunda Guerra
Mundial.
Las Indulgencias no miraron al
Perdón de Cristo a los vivos. Y por tanto que sus siervos perdonen los pecados,
haciendo lo que es debido, es independiente de que el pecador quiera satisfacer
su delito haciendo del fruto de su pecado una ofrenda a Cristo. Será Dios, en
su Hijo, quien juzgue a todos, siervos, hijos y pueblo. Ni el siervo puede
dejar de administrar el Perdón, ni el pueblo dejar de pedir esa Gracia. Quien
quiera usarla para burlarse de Dios, con Dios se enfrentará tras su Muerte. A
ningún hombre le toca juzgar a nuestros semejantes, cuanto menos
juzgar a Cristo.
60. No considero sea malo el
que una persona atribulada ruegue por los muertos la gracia de Dios. Pero
determinar que se ruegue en determinada fecha y con afán de lucro no es humano,
sino diabólico.
La primera pregunta que unos se
hace leyendo esta tesis, como las otras, es la siguiente: ¿Pero quienes se
creyeron que fueron ellos, los malamente llamados Reformadores, para juzgar 16
siglos de lucha cristiana por superar la ignorancia, salir de la barbarie y
seguir haciendo el camino a la perfección de quienes son conscientes de que han
nacido para ser el Reflejo Vivo de la Imagen del Hijo de Dios delante de todos
los hombres?
Leyendo las obras de aquellos
reformadores uno se queda maravillado porque siendo lo contrario a la Imagen
Viva de ese Hijo, como se ve por sus guerras, sus odios sangrientos y sus
condenas criminales contra quienes no tuvieron su Lógica, aun siendo ellos lo
contrario a aquel Jesús en el que el Amor en la Defensa a la Verdad y la Paz,
haciendo de la Palabra su única Fuerza; aun siendo su antítesis, predicando el
Odio, el Crimen, el Pecado, y las Guerra de exterminio de sus enemigos, aun así
exigieron ser llamados DIVINOS, y ser tenidos por SANTOS.
Dice este hipócrita: No
considero sea malo el que una persona atribulada ruegue por los muertos la
gracia de Dios.
¿Y quién se creía que era él para
determinar delante de Dios lo que es bueno y lo que es malo? ¿Tiene el Creador
que ponerse de rodillas delante de su Creación? Precisamente esto es lo que
quiso hacer Satán. Y creyendo que jugando con el Amor de Dios en tanto que
Padre podría conseguirlo se conjuró ad eternum a
rebelión abierta contra su Espíritu. Lo vemos en el encuentro de Jesús con ese
Satán. “Adórame de rodillas y te daré todos los reinos del mundo”.
Es lo que hizo Enrique VIII,
ponerse de rodillas delante de Satán y aceptar de su mano el Imperio que Jesús
rechazó. Porque sabemos que Su Imperio se lo otorgó Dios a los Reyes Católicos.
Ni a Inglaterra, ni a Francia ni a Alemania. Estas tres naciones se rebelaron
contra el Imperio de Dios en lucha contra el Imperio que el Infierno levantó
para destruir a Cristo en la Tierra mientras la Reforma lo mataba en el Hombre.
Así que ¿quiénes fueron estos
hipócritas que abominaron de sus padres y vinieron a prohibirnos a todos tener
a los nuestros en nuestras oraciones y pensando en que todos hemos sido
expuestos a la Ley de la Muerte : rogarle a Dios por sus almas?
¿Quién son estos hipócritas para
imponer su ley de abominación hacia sus padres y blasfemar contra la Iglesia
por determinar actos que sólo les competen a los hijos de quienes tenemos a
nuestros progenitores durmiendo a la espera del Juicio de la Eternidad? ¿Acaso
queremos ver a nuestros padres condenados al Destierro de la Creación? Parece
ser que estos hipócritas con el alma dura como una roca salida de las entrañas
del fuego de la tierra no permanecen en el amor a sus padres, y abominando de
quienes les dieron el ser una vez que los entierran borran de sus corazones su
existencia.
Corazones perversos forjados en las
fraguas del Odio de la Reforma contra Cristo y su Esposa no dudaron en invocar
sobre ellos la Maldición de Dios sobre quienes arrancan de su Libro parte o
capítulo:
“Yo atestiguo a todo el que escucha
mis palabras de la profecía de este libro que, si alguno añade a estas cosas,
Dios añadirá sobre él las plagas escritas en este libro; y si alguno quita de
las palabras del libro de esta profecía, quitará Dios su parte del árbol de la
vida y de la ciudad santa que están escritos en este libro”.
Estos hipócritas, hijos de bárbaros
en guerra con la Civilización Cristiana desde su mismo origen católico romano,
para justificar su maldad arrancaron del Libro de Dios partes y capítulos
enteros, entre ellos el de los Macabeos, sin el cual es imposible comprender
los Prolegómenos finales de la Prehistoria del Cristianismo, de un sitio, y de
la Oración por los padres que duermen, del otro. ¿No está escrito acaso? :
“Honrarás a tu padre y a tu madre”.
Y también:
“NO he venido a abrogar la Ley”.
Pero estos hipócritas SÍ vinieron a
abrogarla, y negando la Oración por los padres que duermen negaron el Honor y
la Honra debida a quienes nos pusieron en el Camino de la vida eterna y por
ellos pedimos a corazón abierto a quien nos ama como Padre Nuestro que como
Juez tenga Misericordia de los pecados que expuestos todos a la Ley de la
Ciencia del Bien y del Mal todos, ellos y nosotros, cometemos.
Cada cual, por consiguiente, conoce
a aquel que sirve, ¿y quién mejor puede conocer a su padre que un hijo?
No fue siervo de Dios y menos un
hijo quien escribió: Pero determinar que se ruegue en determinada fecha y
con afán de lucro no es humano, sino diabólico.
El siervo conoce a su Señor, y el
hijo a su Padre. Si al Señor y Padre lo acusaron de tener demonio y servir al
diablo, ¡qué se podía esperar de los siervos de Satanás!
Justo lo siguiente:
61.- La Sagrada Escritura nada
sabe de ese carácter especial que finalmente se han apropiado los sacerdotes.
Niega que Cristo sea Jesús. Y aun
siendo Jesús Dios Verdadero de Dios Verdadero, niega que Cristo, el Sumo
Pontífice del Nuevo Sacerdocio, Cabeza de la Iglesia de los Sacerdotes, de
quien recibe el sacerdote su Realidad; niega que este Sacerdocio tenga carácter
especial alguno.
Niega que la Sagrada Escritura
hable de este Nuevo Templo, de este Nuevo Sacerdocio.
¿Quién sino Satanás puede negar lo
que el Espíritu Santo escribe en su Carta a los Hebreos? ¿Quiénes sino
apóstoles de Satanás pueden negar que Cristo es la Cabeza de la
Iglesia y que siendo ÉL el Sumo Pontífice del Nuevo Templo su Cuerpo es un
cuerpo de sacerdotes a Su Imagen y Semejanza?
En esta Tesis no sólo se niega que
Cristo sea Jesús, se niega que Jesús sea el Cristo, el Sumo Pontífice Divino
que Dios le ha dado a su Nuevo Templo, y de cuyo Carácter Especial, “dice el
ignorante”, recibe su Ser todo su Cuerpo.
La Sagrada Escritura está
impregnada de la Venida de este Cristo, del que en el Cielo como en la
Tierra nadie, excepto los confidentes de Dios, sabían quién sería. Ni el mismo
Satán, ese que se presentaba delante de Dios como quien anda por casa, lo
sabía, de aquí que cuando se encuentra con el Hijo de Eva no tiene ni idea de
que está delante de Jesús, el Hijo Primogénito de Dios, a quien él, Satán,
conocía como el Rey de reyes y Señor de señores del Imperio del Cielo en cuanto
él mismo, Satán, fue príncipe de ese Reino y tuvo por Rey de reyes a ese mismo
Jesús. El Maligno no tenía ni idea de quién era en verdad Ése que le dijo
“VADE RETRO SATANÁS”.
El Cristo, que por la carne debía
nacer de una hija de Eva, fue Encarnado por el Todopoderoso Hijo Unigénito del
Señor y Creador del Cosmos. Antes de empezar el Duelo de la Venganza el
homicida de Adán ya estaba muerto. No lo sabía y se creía que se estaba
enfrentando a un hombre nacido como otro cualquiera. Y sin embargo la Ley era
clara:
“De la sangre de un hijo de Dios,
Dios reclamará Venganza de la mano de otro hijo de Dios”.
He ahí el Misterio de la
Encarnación.
Así pues, de haber sido elevado al
Sumo Pontificado Universal Cristiano un hombre nacido de la carne de otro
hombre, el cuerpo sacerdotal católico no hubiese podido participar del Carácter
Sagrado de quien por el Amor de Dios a su Creación vino a recibir como Nombre
Nuevo : “Cristo”.
Porque tanto amó Dios al mundo que
nos dio a su Hijo para que por El fuésemos salvados. Y tanto amó el Hijo a su
Padre que tomó para sí ese Nuevo Nombre, para que en su Sangre, la Sangre de
Cristo, su Sangre, recibiese su Cuerpo Sacerdotal el Carácter Sagrado del Poder
de Perdonar los Pecados, el Poder más grande que existe sobre la faz la Tierra,
pues es el Poder de Dios de atar en el Cielo lo que se ata en la Tierra, y
desatar en el Cielo lo que se desata en la Tierra.
Negando al Cuerpo de Cristo este
Poder, la Reforma negó que Cristo fuese Jesús, y que no siendo Jesús el Cristo:
el poder de perdonar los pecados es cosa de hombres, no de Dios. Por lo que la
Confesión queda abolida como Sacramento y la Gracia que viene del Perdón Divino
es despreciada y blasfemada como una Abominación.
Lo dicho, de tal señor tales
siervos. Si el señor llamó al Esposo hijo de Satanás, ¿qué no iban llamar a la
Esposa los siervos de ese señor maligno?
Del Poder de Dios nadie se apropia. Dios los da a los que ama para que manifestar su Amor a todas sus criaturas. 49.- El mayor escándalo que
conozco es que se prohíba casarse a los clérigos y, en cambio, se les permita,
si abonan dinero, tener trato con rameras.
Condenar por un hombre a toda su
generación es creerse Dios Todopoderoso y Omnisciente. Querer maldecir a
toda una Civilización en crecimiento de despegue de la Barbarie más profunda
por una época de corrupción es de Juez Inmisericorde, de Historiador
sin humanidad.
Es por tanto curioso que en la
época del célebre Humanismo surgiesen la corriente más deshumanizadora y
deshumanizante conocida hasta entonces en la Civilización Cristiana, que
hizo del hombre la bestia más peligrosa, y en camino de convertirse en la
bestia más letal que conocerían los siglos por venir. No menos curioso es que
los líderes del Humanismo no se alzasen para desenmascarar a tales
maestros del Odio, del Crimen y de la Guerra Santa.
En esta Tesis este apóstol de la
Reforma, siguiendo la doctrina de sus hermanos en Satanás, niega una vez
más a Cristo como Cabeza de la Iglesia, niega que la Iglesia sea Creación de
Dios.
Niega la Doctrina del Espíritu
Santo, desde San Pedro y San Pablo hasta San Agustín y Santo Tomás.
Niega que Cristo sea la Encarnación
del Espíritu Santo, que vive en el Padre y en el Hijo.
Y niega la Creación a la Imagen y
Semejanza de Dios. En este caso la Creación del Sacerdocio Cristiano a la
Imagen de Cristo Jesús, Sumo Pontífice, a cuya Imagen y Semejanza es engendrado
en el hombre el Sacerdocio Católico.
La Imagen es el Modelo desde el que
se engendra el Reflejo que le da vida al hombre. Habiendo Dios dispuesto que el
Modelo del Nuevo Sacerdocio fuese el Sacerdocio de Cristo Jesús, la Virginidad
de Cristo es parte del Carácter de su Cuerpo por Dios engendrado para la
Adoración de su Hijo delante de la Creación entera. Pues la Adoración que el
Hijo le entrega al Padre, en cuerpo y alma, es la Adoración que su Esposa le
ofrece a Dios en su Señor y Esposo.
El Rechazo a la Virginidad del
Sacerdote es el rechazo a la Omnisciencia, Todopoder y
Sabiduría de Dios Padre e Hijo que han dispuesto la
Creación Sobrenatural de este Cuerpo Santo en el que la Veracidad de Dios
en el Hijo y del Hijo en Dios queda establecida delante de toda la Creación
para que la Mentira no vuelva jamás a encontrar en su Reino tierra fértil.
El Sacerdocio Católico un Cuerpo
Consagrado, Sobrenaturalmente engendrado en la Concepción Virginal de Cristo,
nacido para ser el Templo Vivo en el que la Veracidad Divina del Hijo, cuya
puesta en Duda niega la Veracidad del Padre, esté presente por la Eternidad delante
de todos los Pueblos de la Creación.
La Iglesia Sacerdotal Católica, a
la Imagen y Semejanza de su Cabeza Sagrada, es el Templo de la Veracidad
Divina.
Negar esta Sobrenaturaleza Sagrada
que hace del Sacerdote el Templo Vivo del Espíritu Santo, es negar el Poder de
Dios para engendrar este Cuerpo Sobrenatural que en alma y cuerpo le pertenece
a su Señor.
Lo demás, que haya quienes se
queman y es necesario dejarles que se casen, sin ser excluidos del Pueblo de
Dios pero sin participar de la Plenitud de Cristo, ya fue dicho por el Espíritu
Santo. Lo otro, que quienes se queman se declaren Enemigos del Modelo Divino
que le ha dado Dios al Cuerpo Sacerdotal de Cristo, esto es una Abominación que
no viene de Dios sino del Diablo.
Así que quienes caen tentados por
la Serpiente y quieren justificar su Debilidad blasfemando del Nombre de la
Esposa del Señor sepan que le declaran la Guerra a la Creación de Dios, quien
dispuso que el Sacerdote Cristiano tuviese en el Sacerdocio de Cristo Jesús su
Modelo Vivo.
Todo lo que sea salirse de este
Modelo no viene de Dios.
La Ordenación Divina mira a la
Eternidad, no queda disuelta una vez pasada la Tierra. El Sacerdote en la
Tierra permanece Sacerdote en el Cielo: Templo Vivo del Espíritu Santo en el
que se manifiesta la Veracidad de la Naturaleza Divina de Jesucristo, Rey y
Señor.
Efectivamente, el que se abrase,
que se case, pero no exija seguir participando de la Plenitud de Cristo. Ahora
bien, quien por Amor a Dios quiere seguir trabajando para la Salvación de
todos, tiene en el Señor un Rey que por siempre le amará como a Ciudadano de su
Reino.
Lo otro, que unos siervos ofendan
su Oficio, y sean escándalo para el pueblo, esto no le quita nada a la Creación
de Dios, y sólo a ellos se les debe imputar sus delitos. Ningún cristiano puede
ni debe sentir amenazada su Fe y la Fuerza de su Esperanza en razón de una
corrupción aislada, máxime cuando ya el Espíritu Santo nos dijo que la Fe,
aunque acrisolada, se corrompe. Esto hablando de aquellos en quienes se
corrompe, pues si fuera en todos no existiríamos ninguno de nosotros.
Asistimos en nuestro tiempo a la
lucha entre esa corrupción y la santidad. Que la Victoria sea del Señor, no lo
debemos dudar. Quienes deben temblar son aquellos que han usado el Oficio como
Muralla tras las que esconder sus crímenes.
Así que si malo es ofender a Cristo
imitando a los peores hombres, peor es levantarse contra Dios y rechazar a
Cristo como Modelo del Sacerdocio Cristiano. Estos tendrán y tendréis que
responder delante Dios cuando seáis llamados a Juicio.
Quiera Dios que os coja confesados,
porque de la Unidad que rompisteis tendréis que responder de las innumerables
almas que escandalizadas por vuestras guerras y crímenes fueron alejadas de la
Puerta de la Vida Eterna.
SÉPTIMA
PARTE
LA
DOCTRINA DEL ANTICRISTO
¿Qué es el Evangelio? ¿Es la
palabra de un hombre que se decide a moralizar por propia cuenta y riesgo y en
su propio nombre sobre la conducta moral de los demás hombres? ¿Fue Jesucristo
una nueva especie de Sócrates?
Las preguntas de esta especie
podrían almacenarse en nuestra mente. De hecho todas las respuestas que se
buscaron y se hallaron fuera de la Doctrina de la Iglesia Católica Apostólica
Romana se dieron a título particular, porque tomaron al Héroe del Evangelio por
un santo más, un hijo de Dios como otro cualquiera, o un sabio como tantos
otros con un mensaje particular y una visión muy concreta de lo que es el
hombre.
En los casos más psicodélicos lo
vieron como un mago, una especie de curandero, un brujo y hasta un siervo de
Satanás. El Espíritu Santo cortó de raíz esas visiones que convertían a
Jesucristo a sus intereses y pensamientos, olvidando, unos por necedad y otros
por estupidez, que no es Dios quien debe servir al Hombre sino el Hombre quien
es llamado a servir a Dios.
Cuando el autor de estas 67 Tesis
escribe:
48.- Si alguien por debilidad
o ignorancia se siente escandalizado, no se le debe dejar en su debilidad o
ignorancia, sino que es preciso fortalecerle, a fin de que no considere pecado
lo que no es pecado.
Escribiendo esto el autor, el
suizo Zwinglio, olvida que está hablando porque existe Jesucristo y al
hablar de esta forma se está refiriendo al Evangelio, reduciendo a ambos a la
categoría de simples productos de la realidad humana.
El Evangelio no es un producto
humano, ni Jesucristo fue, ni es ni será una producción del hombre. Jesucristo
no fue un santón, ni un mago, ni un sabio al estilo de los hombres. El
Evangelio de Jesucristo no es un Diálogo platónico, ni un tratado filosófico. Y
quien olvida esto cae en el abismo en el que cayeron los Reformadores; abismo
de necedad, ignorancia y estupidez en el que estas tesis se hundieron y
arrastraron con él a los analfabetos, brutos y en potencia, fratricidas en los
que esa potencia se hizo acto, como bien la Historia de los siglos XVI y XVII
demuestran y ponen en evidencia.
El Evangelio tiene su Origen en la
Boca de Dios Padre. Jesucristo, su Hijo, no paraba de decirlo, su Padre lo
había enviado para darnos a conocer la Doctrina de su Padre, que Él había
escuchado de su Boca y había guardado en su Ser durante los años de su vida en
la Tierra.
El Evangelio no es invento del
pensamiento del propio Jesucristo. EL Evangelio no es un compendio mortal
revolucionario que rompe con la moral veterotestamentaria. Dios le da un
Cuerpo a su Doctrina, la hace Hombre. Cristo Jesús es esa Doctrina hecha
Hombre, que habla con palabras de Hombre para que todos los hombres la
escuchen.
“El Verbo se ha hecho carne,
y el Verbo es la Palabra de Dios”.
Jesucristo es el Templo Vivo en el
que la Palabra de Dios vivió desde que le enviara a nuestro Mundo para darnos a
conocer la Doctrina de la Vida Eterna. Y antes de irse el Hijo le edificó a la
Palabra de su Padre un Cuerpo Vivo en el que esa Doctrina vivirá para siempre
por la Eternidad: es la Iglesia Católica, su Cuerpo, su Esposa, cuya Doctrina
será el Evangelio de Dios aquí en la Tierra y en la eternidad en el Cielo.
Diciendo lo que el Suizo dijo
arriba, el autor rompe con Dios y con su Hijo, reduce la Doctrina Divina a mera
doctrina de hombres y desde esa posición se alza como superior al propio
Jesucristo, a quien quita de en medio para ponerse él.
La Doctrina de Dios Padre es la
Doctrina de su Hijo: la Doctrina de Padre e Hijo es la Doctrina que vive en la
Iglesia, entre los hombres aquí en la Tierra, y entre los hijos de Dios en el
Mundo del que bajó Jesucristo, Rey y Señor sobre todos los pueblos de la
Creación de Dios.
Como hombre, sin invocar al
Espíritu de Dios, y hablando para hombres sobre la conducta moral, las palabras
del Suizo ni quitan ni añaden absolutamente nada al Evangelio, es el sonido de
un perro flauta que busca fama y a través de la fama Poder para hacer lo que de
siempre han hecho los poderosos, vivir a costa del sudor de los demás. ¡Nada
que objetar! Cada cual, dentro de la Ley Natural, es libre para, sin salirse de
la conducta cristiana entre cuyos principios se dice vivir, aspirar a ser más
perfecto. El Problema surge cuando se pretende apartar la Doctrina de la
Eternidad, dada por Dios para todos los pueblos de su Reino y sus hijos, y
sentar cátedra desde el Trono del Hijo de Dios, que es lo que hace en Suizo en
estas Tesis, para su Mal y el Mal de quienes le siguieron.
Lo que es Pecado y lo que no es
Pecado está Legislado en el Evangelio. Cualquiera que pretende añadirle a sus
Principios Divinos sus propios axiomas morales se rebela contra el Supremo
Legislador del Universo, cuya Ley tiene su Origen en el Amor por su
Creación.
Extraña forma fue la de los
Reformadores de ser la Manifestación Viva de ese Amor del Creador …. llamando a
la destrucción criminal de todos los Católicos. Por este Delito tendrán que
responder ante el Tribunal del Hijo de Dios.
De las Guerras que proclamaron
contra sus hermanos de Europa aquéllos Reformadores y príncipes que se
declararon cabezas de las iglesias nacionales, y desde ese status de
divinidades entre hombres se alzaron contra la Esposa de Cristo, ellos y sus
pueblos tendrán que rendir cuantas delante de un tribunal en cuya Ley el “NO
comas, que el día que comieres, morirás”, es Ley Sagrada. Porque aquéllos
orgullosos hijos de bárbaros aun conociendo que el Hijo de Dios prefirió morir
a matar, no siguieron Su ejemplo; prefirieron seguir el ejemplo de Caín, ser
discípulo de Satanás y matar a su propio hermano.
Nosotros sabemos que Dios es Amor,
y Dios vive en Jesucristo. Y no hay en este mundo ni la habrá en el mundo
eterno quien nos aparte de su Doctrina de Fraternidad sin límites entre todos
los pueblos de la Creación. Y cualquiera que siembre en el Reino de Dios la
Semilla del Odio a su prójimo es Enemigo de Dios y de su Creación.
Somos Creación de Dios, hijos del
Barro, que por su Infinito Poder ha levantado ÉL hasta hacernos partícipes de
su Naturaleza Eterna, y por su Amor de Padre Creador somos sostenidos en la
Eternidad de su Paraíso. Y cualquiera que levante el hacha de guerra contra su
prójimo es reo de Juicio.
Así pues, siguiendo con
su Complejo patológico de Superioridad Moral, no sobre los hombres, sino
sobre el propio Dios Hijo Unigénito, Creador y Padre Muestro, Jesucristo, el
Suizo siguió escribiendo:
54.- Cristo ha soportado todos
nuestros dolores y padecimientos. Quien atribuya a los actos de penitencia lo
que sólo es de Cristo yerra y ofende a Dios.
De donde vemos que uno que no
reconocía al Todopoderoso Hijo Unigénito del Creador del Cosmos y Señor de la
Eternidad, YAVÉ DIOS, como Verbo de Dios, su DOCTRINA HECHA CARNE, anula con su
Demencia Maligna la Palabra de ese Hijo : “Vete y no peques más”.
Al contrario, siguiendo un
Reformador a otro, queda abolida la Penitencia y en su lugar se alza la Nueva
Ley: “Peca, peca, peca, hasta que te salga por los ojos el pecado, pues por la
Fe todas tus inmundicias son absueltas por el Poder de la Sangre de del Cordero
de Dios”.
Y esta inmunda doctrina satánica se
levanta como Reforma contra la Sabiduría del Espíritu Santo que llama a
todos a Resurrección por la Gracia del Bautismo operada en el Alma y Ser de
todos los hombres.
La Doctrina es firme. La Penitencia
es el Acto de la Voluntad por el que la caída en la Ofensa a Dios, a sus hijos
y a los hombres queda desterrada del alma. Nacida en esta Doctrina, la Iglesia
Amada de su Señor absuelve del Pecado, y le abre por la Penitencia la Puerta de
quien gustando lo bueno que es su Salvador, y el Amor que sobre su corazón
en cuanto Dios Hijo reposa, se vuelve con todas sus fuerzas para corregir sus
pasos y seguir tras las huellas de quienes desbrozaron el campo y abrieron
el Camino al Paraíso.
Olvidando esta Doctrina, pero
conociendo a los brutos de los Alpes, el Suizo se atrevió a hablar de
Penitencia anulando la Doctrina del Espíritu Santo, y siguiendo el ejemplo de
sus hermanos de armas en la Siembra Maligna de la Guerra Fratricida Internacional
Europea, la de los 30 Años, quienes por “la Fe sola” se abrían a todos los
delitos, delitos a imputar a la Sangre de Cristo, este Zwinglio abolía
la Necesidad de la Penitencia como acto personal de superación de la debilidad
: en la Promesa de resistir la Tentación y no rendirse jamás ante el Pecado.
Dice el siervo del Sembrador
Maligno que la fuerza del Cristiano no vale para nada, que seguir la Doctrina
del “Vete y no peques más” no fue una institución Divina. Al contrario, la
Gloria de la Sangre de Cristo se manifiesta, según aquellos siervos del Maligno,
en volver a pecar, y pecar y pecar, sin Temor ninguno al Juicio de Dios, porque
la Sangre de Cristo le perdona al Bautizado todos los crímenes a cometer
después del Bautismo.
Jesucristo dijo “Vete y no peques
más”. Los Reformadores dijeron: NO seáis idiotas, ese Judío fue
un chalado, iros y volved a pecar, cuanto más, mejor. Porque mientras más
pequéis más se manifiesta la grandeza del Poder de la redención”.
Así hasta Adolfo Hitler.
Quien peca y no hace Penitencia, es
decir, no pone delante de Dios firme propósito de voluntad de no volver a caer
en el abismo que lo condujo a la Confesión, se expone al Juicio por Rebelión
contra la Doctrina del Evangelio.
A saber: el Bautismo es una
Resurrección a una Vida Nueva que engendra en la Creación un Hombre Nuevo en el
que el Pecado, (la Ofensa a Dios, a los hijos de Dios y a los hombres) queda
desterrada por la eternidad. El que Resucita por la Fe muere para el Pecado,
hace de la palabra de su Dios, “Vete y no peques más” su Ley, y tiene por Ley
su Palabra: “NO comas, el día que comas, morirás”.
Así pues, quienes habiendo sido
Resucitados a la Vida Eterna creen que la Fe los inmuniza contra el Fruto del
Árbol Maldito, que es el Odio, puerta al Fratricidio y la Guerra, se une a
Satanás.
A quienes os dejasteis seducir por
la Doctrina del Anticristo, quiera Dios cogeros confesados y superada la
Penitencia con Victoria en el Día del Juicio, porque de otro modo se os juzgará
conforme al Tentador Maligno, a quien os entregasteis en este mundo a cambio de
fama y gloria.
Los que tenéis inteligencia, juzgad
si hay alguna en la siguiente tesis:
62.- La Sagrada Escritura
tampoco reconoce otros sacerdotes fuera de aquellos que predican el Evangelio.
¿Qué está diciendo? ¿Qué el
sacerdocio no es una Obra de Dios Padre e Hijo? ¿Qué el Sacerdocio de
Jesucristo no fue Elección Santísima de Dios? ¿Que el Evangelio no es otra cosa
que una Moral Humana y en consecuencia puede cualquiera hacerla suya y desarrollarla
acorde a su entendimiento y tiempo?
¿Entonces el más perverso y maligno
puede predicar lo que lee y por esa predicación ser llamado Sacerdote a la
Imagen y Semejanza de Cristo?
¿Quiere decir que no fue Instaurado
un Nuevo Templo tras la Destrucción del Antiguo y que cada cual puede erigir el
suyo? Y que, ergo: ¿la Iglesia no fue Obra de Dios Padre, y no habiéndolo sido
cualquiera puede crear su propia iglesia una vez que Jesucristo hizo lo
propio?
¿Acaso no anunció Dios antes de que
sucediera la Obra Maravillosa que iba a realizar, tal que si se la contase a
quienes no la conocieron no podrían creerse la Obra que iba a hacer?
¿Qué parte de la Fundación del
Cristianismo desde la Encarnación a la Resurrección no entra dentro de aquella
Obra Maravillosa de la que la Iglesia Católica ha sido Testigo desde el
Principio a nuestros días y seguirá siéndolo por la Eternidad? ¿Rechaza el
Reformador la Encarnación, la Necesidad de la Elección del Hijo de sus Entrañas
Increadas para realizar esa Obra Maravillosa que siendo ese Hijo “Dios
Verdadero de Dios Verdadero” le tocaba a Él en persona realizarla en Unión con
su Padre?
Levanta Dios el Modelo del Nuevo
Sacerdocio, a Cristo Jesús, ¿y el Reformador rechaza este Modelo Divino?
¿No fueron elegidos uno por uno
todos los Predicadores del Evangelio por Dios en Persona? ¿Rechaza el
Reformador la Necesidad de la Elección Divina para el Sacerdocio a la Imagen y
Semejanza de Cristo Jesús, el Sumo Pontífice del Nuevo Templo para la Adoración
de Dios Padre?
Luego ¿Dios fue un Idiota absoluto,
porque habiendo podido dejar la predicación en las manos de
cualquiera, alienando de su Obra su Amor de Padre, entregó su Hijo a los
lobos?
Las consecuencias de esta tesis
eran inmundas, y su malignidad se desplegó sobre los campos europeos haciendo
diluviar sobre sus pueblos una guerra mundial abominable, por la que tendrán
que responder todos los príncipes y los Reformadores delante del Tribunal Final
del Todopoderoso Hijo de Dios.
Pero, el Reformador no era un
Idiota, aunque afirma serlo Dios cuando escribe:
63.- Acerca de estos últimos
ordena que se les honre, o sea, que se les proporcione lo necesario para su
sustento.
Como predicador de la Reforma, no
del Evangelio, el Suizo quería vivir del sudor ajeno. Y vivir como se
merecía un Divino Predicador de la Reforma protestante. Y como se vio, y
sabemos que cualquiera podía declararse “divino predicador del nuevo evangelio
del odio contra el hermano católico”, Caín vino a ser el Maestro a seguir, el
Modelo del Nuevo Sacerdocio Protestante.
En fin, el Infierno acepta en
su reino a todos los predicadores de las maravillas de la Guerra; mientras más
veneno en sus bocas, más grandes y gloriosos.
Así que desplegando el Infierno la
bondad de su veneno, regresa el Reformador a tirar en el barro la Doctrina de
Dios, Padre e Hijo, reduciéndola a una simple filosofía moral, diciendo:
64.- A todos cuantos
reconozcan sus errores no hay que castigarles, sino dejarlos que vivan y mueran
en paz, y por lo que respecta a los ingresos que como sacerdotes venían
disfrutando, mírese esta cuestión con cristiana caridad.
Como buen Suizo, para quien el Oro
era la Madre del Cordero de la Reforma, al sacerdote católico, si se reciclaba
y dejaba de ser basura a la imagen y semejanza de Cristo, no había necesidad de
matarlo, bastaba con dejarle que se muriera en paz, y una vez expulsado de su
Oficio tampoco había que dejarle morirse como a perro abandonado en la calle,
como buenos cristianos practicantes de la nueva caridad reformada, a ese hereje
confeso bastaría con echarle el pan duro que les sobraría a los “nuevos predicadores
divinos”, “cuestión de caridad cristiana”.
Al que no se reciclase, como lo
contrario del Anticristo es Cristo, y de la Vida es la Muerte: la tumba es lo
que le convenía.
No debía olvidar el predicador del
Evangelio del Odio que es Dios, según su Doctrina Maligna, quien desde la
Eternidad decreta la muerte y la vida de todos, y siendo Él el único Culpable
de la Muerte de todos, a ÉL y sólo a ÉL se le debe imputar el Crimen contra los
Católicos, de manera que el que muere lo hace porque ésa es su parte en el
Teatro de la Salvación, y quien mata no comete crimen sino que se revela en él
la mano de Dios para la gloria de sus siervos cainitas.
Así que:
65.- Por lo que atañe a
aquellos que no reconozcan sus errores, ya Dios los juzgará conforme a su
justicia divina. En consecuencia, no deben aplicárseles castigos corporales, a
no ser que se comporten tan desconsideradamente que no haya modo de tratarlos
de otra forma.
A medida que el Lobo se va
acercando al término de su “predicación” se va quitando la pelliza de oveja y
comienza a soltar por su Boca el Veneno de la Serpiente que condujo al Género
Humano a la Ruina con aquellas palabras malditas: “NO, no, que seréis como los
dioses, conocedores de la ciencia del bien y del mal”. Traduciendo. El que no
hace la Guerra no puede sentirse como un dios. Es en la Guerra y por la Guerra
donde el hombre es elevado a la condición de los dioses.
Innecesario decir que Jesucristo,
rechazando ese Fruto Maldito, dejó de ser “un dios”, estado eterno que los
Reformadores alcanzaron gracias a su Guerra de Odio a Muerte contra los
Católicos.
Y obviando esta Realidad dice el
predicador del Infierno que Dios juzgará a quienes se resistieron a comer de
aquella fruta maldita y en lugar de proclamarse Rey se dejó conducir al
Matadero del Calvario y de los Circos Romanos. El Reformador aplaude a Caín y
escupe sobre el cadáver de Abel. Satanás era su Maestro.
En fin, no bastándole quitar
sacerdocio y empujar a Cristo fuera de su camino, se levanta como profeta
también:
66.- Ahora ya han de
humillarse todos los jerarcas eclesiásticos y levantar la cruz de Cristo en
lugar de alzar el arca del dinero. Si así no lo hacen, se hundirán; porque el
hacha ya está puesta junto a las raíces del árbol.
En efecto, la Declaración de Guerra
contra el Sacerdocio a la Imagen y Semejanza de Cristo Jesús ya había sido
firmada por Alemania y los países de su órbita. Ahora le tocaba ser
firmada por Suiza y Francia. La Guerra era inevitable. El hacha ya había sido
alzada para destruir el Árbol de la Vida de la Iglesia Católica. El Reino
Unido, Alemania y los Países Bajos, los Países Escandinavos y Centroeuropeos,
todos unidos, con Suiza y Francia, contra el Sacerdocio a la Imagen y Semejanza
de Cristo; ni Dios podría impedir que la Liga de las Naciones Protestantes en
una Guerra de Treinta Años echase abajo lo que a ÉL le costó dieciséis largos
siglos levantar.
Tanto trabajo para nada. Tantos
mártires ¿para qué?
Ellos, el Cuerpo del Anticristo,
cuya Cabeza era Satanás, el Diablo, la serpiente antigua, el Dragón que
aterrorizó el Imperio del Paraíso de Dios en Dos Guerras Universales antes de
la Creación de nuestro Mundo, ellos, los Reformadores y sus príncipes, iban a
conseguir echar abajo el Templo Vivo del Espíritu Santo de donde se expandió
hacia todas las naciones de la Tierra el Nombre del Hijo Unigénito y
Primogénito de Dios: Jesucristo.
67.- Si alguno desea discutir
conmigo acerca de los intereses sobre el préstamo, el diezmo, los niños sin
bautizar o la Confirmación, me ofrezco gustoso a dar respuesta. Pero que nadie
intente discutir conmigo esgrimiendo argumentos sofísticos o aduciendo
charlatanerías humanas, sino que de antemano reconozca la Sagrada Escritura por
único juez, a fin de que se encuentre la verdad o se mantenga en pie, si, como
espero, ya ha sido hallada. Amén. ¡Que Dios sea con nosotros! Amén.
Jesucristo es el MAESTRO UNIVERSAL
de todos los hijos de Dios. ¿Acaso discutió ÉL con Satanás?
Sus Discípulos en el Espíritu de
inteligencia, formados a su Imagen y Semejanza, no discutimos con los siervos
de Satanás.
CONCLUSIÓN
El que quiera salvarse, que se
arrepienta y haga Confesión y Penitencia, pues para esto ha dado Dios a conocer
su Voluntad de unificación de todas las iglesias, para que todas las iglesias
hagan Confesión y Obedeciendo a Dios corran y dejando atrás las doctrinas con
las que fueron engañados por el Diablo, a quien acogieron como Maestro y Señor,
se hagan una sola cosa con la Iglesia Católica, Tronco del Árbol de la Vida,
cuyo fruto es la Fe de Jesucristo, cuya Doctrina se reduce a un único
Principio: “Ama a Dios sobre todas las cosas, y al prójimo como a ti mismo”.
Porque el que Odia al prójimo no ama a Dios, y quien no ama a Dios no entrará
en el Paraíso.
El que se quiera exponer al Juicio
del Todopoderoso Hijo Unigénito de Dios, que se exponga. Pero recuerde la
Doctrina de Dios:
“Señor hicimos en tu nombre muchos
milagros”.
La Respuesta fue:
“Apartaos de mí, hacedores de
maldad,
iros al Infierno con el Diablo”
El que ama a Dios, ama a su
prójimo. Y el Odio es lo contrario al Amor.
Dios es Amor, pero también es un
Fuego que en su Celo por su Creación devora todo lo que se acerca para
destruirla.
NO hay Salvación para las iglesias
fuera de la Obediencia a la Voluntad Unificadora de Dios. Las “vírgenes” que no
sean halladas dentro de la Casa del Esposo, sirviendo a la Esposa del Señor, no
entrarán en el Paraíso de Dios.
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