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CRISTO RAÚL CONTRA EL ANTICRISTO

El que tenga oídos, que oiga lo que el Espíritu dice a las Iglesias. Al que venciere le daré del maná escondido y le daré una piedrecita blanca, y en ella escrito un nombre nuevo, que nadie conoce sino el que lo recibe. Yo le haré columna en el templo de mi Dios, y no saldrá ya jamás fuera de él, y sobre él escribiré el nombre de Dios, y el nombre de la ciudad de mi Dios, de la nueva Jerusalén, la que desciende del cielo de mi Dios, y mi nombre nuevo.

CRISTO RAUL DE YAVÉ Y SIÓN

 

EL VENENO DE LA SERPIENTE

REFUTACIÓN DE LAS 67 TESIS DE ULRICO ZWINGLIO SOBRE “LA INTERPRETACIÓN SOLA”

C.R.Y.&.S

 

ESTA ES LA VOLUNTAD PRESENTE DE DIOS:

“UNIFÍQUENSE TODAS LAS IGLESIAS EN UNA SOLA Y ÚNICA”

 

En el nombre de Jesucristo:

Con el fin de que todos los hombres conozcan a su Creador la inteligencia es el Poder con el que Dios ha vestido a su Creación, de manera que no pueda el Hombre volver a ser engañado ni la Tentación tenga Poder sobre la voluntad de sus hijos.

Desgraciadamente este Poder Divino con el que el Creador ha vestido a su Creación es usado por muchos para hacer todo lo contrario; en lugar de rechazar la Mentira se sirven de este Poder para hacer de la Mentira el medio por excelencia para esclavizar la voluntad de sus congéneres. Siguen el camino de Satanás, quien conociendo las leyes de la Ciencia del Bien y el Mal usó su inteligencia para arrastrar al Género Humano lejos de su Creador; y lo que es más monstruoso, para hacer del Hombre un enemigo de Dios, y declararle la Guerra a su Reino.

Arrastradas a este campo de batalla las naciones de todas las épocas hemos estado luchando, desde la Caída y Ruina del Primer Reino del Mundo, cuyo rey fue Adán, padre de Noé, padre de Abraham, padre de David, padre de Jesús, hijo de María de Nazaret, hija de Sara, hija de Eva, en el ejército equivocado.

El Poder Divino que nos fue dado para crear un Mundo establecido sobre la Verdad, la Justicia y la Paz, por el Odio y la Envidia de Satán hacia el Rey de los Cielos, cuyo Trono deseaba hacer suyo: ese Poder Divino vino a transformarse en nuestros padres antiguos en lo que las garras y la fuerza bruta les son a las bestias. En nuestros padres la Inteligencia dejó de ser un Poder Creador para transformarse en un Poder Destructor. El ser humano vino a emparentarse con las bestias, ente ellas la más letal, la más peligrosa, para sí mismo, para todas ellas, y para la propia Tierra.

A la altura del Segundo Milenio de nuestra Era, en especial en el Siglo XVI, la Inteligencia buscó liberarse de la Ley por la que ese Poder Creador había estado buscando su Camino hacia su verdadera Naturaleza. La Civilización Cristiana, una vez descubierto el Nuevo Mundo, se halló al borde de dar un gran salto cualitativo en la Historia. Así que no miento diciendo que a principios del Siglo XVI el Mundo Cristiano Europeo se halló en la misma posición, aunque las circunstancias fuesen distintas, en las que se halló el Reino Mesopotámico bajo Adán, su primer Rey, el Alulim de la Lista Real Sumeria. Aquel Primer Rey de los hombres se halló al borde de dar un Salto Histórico Maravilloso: la Proyección de las fronteras geográficas naturales de su Reino a las Cuatro Regiones de la Tierra. Es decir, extender su Civilización a la plenitud de las familias del mundo.

No pudo ser. Intervino en aquel Proyecto un factor antinatural, extraño, que se había mantenido en el alma de un “Dios Oculto”, quien manipulando las circunstancias de la Adolescencia Ontogénica que vivía el Hombre se aprovechó de su Inocencia para conquistar su Pensamiento y emparentarlo con el del Príncipe de las Tinieblas, ese mismo “Dios Oculto” que sobreviviendo a su propia decadencia hizo suya la Mente de otro hombre, Lutero por nombre. Esclavizado por este “Dios Oculto” se vino a imponer en el Siglo XVI no la Ley de la Fraternidad Universal en Dios Creador, sino la Ley de la Dictadura de los príncipes elevada a condición divina como camino a la Civilización de la Plenitud de las Naciones. 

Para ganarse la Voluntad de aquel Primer Rey, hijo de Dios, Adán, otro hijo de Dios, Satán, se enfundó las vestiduras de un ángel Enviado por Dios para abrirle al Reino de Adán la puerta de la Guerra Santa. No por el Amor sino por la Guerra el Primer Rey extendería las fronteras de su Reino a todas las familias de la Tierra. Acorde a aquel “Dios Oculto” que vive en Satanás tal era la Voluntad de Dios, y así debía cumplirse.

Miles de años después, la Redención ya acometida, la Europa Cristiana ya afirmada, aunque bajo ataque mortal, y habiendo puesto sus pies en la otra orilla del Océano, cumplida la Profecía del Señor y Rey Jesucristo: sus piernas a ambas orillas del Océano, Satanás volvió a la carga, y vistiendo a su siervo de enviado de Dios sembró en el Reino Cristiano Europeo la Semilla de la Guerra Civil Fratricida que, si todo le saliera bien al Enemigo del Rey Divino y del Hombre, desde dentro le abriría al enemigo la puerta a Roma. Una vez destruido el Reino de Jesucristo en Europa el trabajo de miles de años sería reducido a polvo, y la Civilización, hundida para siempre jamás en el bestialismo, ya nunca volvería a renacer. Dios, Creador del Género Humano, habría perdido la Batalla por la Salvación del Hombre, y el Rey de los Cielos, Jesucristo, tendría que arrodillarse delante de Satán, su Enemigo.

Sobra decir que un Plan de Destrucción de esa magnitud no fue planeado de la noche a la mañana. Satanás llevaba siglos planeando esa Batalla. El Sueño de los Obispos Católicos tras la Victoria sobre las convulsiones medievales de los dos siglos precedentes relajó la Vigilancia de los Cardenales, y regalándose la confianza de la Invencibilidad se entregaron a todos los vicios y perversiones contra los que Cristo entregó su Vida. La perversión del pensamiento en que se establecieron, que mientras permaneciesen dentro de la sotana ni el mismo Juez Todopoderoso podría pedirles cuentas de sus delitos, pensamiento que fue el Origen de la Reforma cuando fue usado precisamente contra ellos, fue la causa del grito de Guerra contra la Iglesia que se oyó lo mismo en Alemania que en Italia e Inglaterra.

Pero si los Siervos de la Iglesia fueron perversos y en el convencimiento de que ni aunque violaran a la Madre de Cristo podrían ser juzgados por Cristo mientras cometiesen sus crímenes ad maioren dei gloriam; la maldad en la que se establecieron los Rebeldes Protestantes fue confundir a los siervos con la Esposa del Señor.

Los siervos del Señor son los siervos de su Esposa. El Sacerdote es Siervo de la Iglesia; pero la Iglesia es la Esposa del Señor. ¿Y desde cuándo el Señor y su Esposa pueden ser condenados por la perversión de sus siervos?

Los siervos responderán ante su Señor de los delitos por los que la Gloria de su Santa Esposa fue manchada. Los siervos, no la Esposa, es la que se sentará ante el Tribunal del Señor para responder de sus crímenes y delitos.

Esta Realidad diferencial entre el sacerdote y la Iglesia fue la que cegados por Satanás los Rebeldes Protestantes no supieron comprender. Ya se lo dijo el Señor y Rey a su Pueblo: “Si tu brazo o tu ojo te escandaliza, sácatelo, córtatelo, que mejor te será entrar en el Reino de Dios manco o tuerto que con el brazo y el ojo enfermo ser arrojado al Infierno”.

Desde el Obispo de Roma al sacerdote más humilde todos son sacerdotes, y como tales sacerdotes todos son siervos de la Iglesia, y en cuanto tales forman parte de su Cuerpo, pero mientras que el Sacerdote está bajo la Ley del Señor, y si enfermo con malignidad debe ser amputado del Cuerpo, la Iglesia es la Esposa del Rey de los Cielos y como tal permanece por la Eternidad al lado de su Señor, de quien es su Cuerpo Visible delante de su Reino Universal Sempiterno.

No decimos nada más. Ni digo nada menos. La Pornocracia maligna en la que los siervos de la Iglesia cayeron mientras el Rey de los Cielos le abría a su Reino en la Tierra las fronteras al Nuevo Mundo, es conocida de todos.

El historiador que pasa por alto la inmundicia que aquellos siervos arrojaron sobre la Gloria de la Esposa del Señor no es un historiador, es un miserable. Pretender anular la Ley del Señor sobre su Cuerpo en razón del servicio a siervos instalados en el delito, haciendo de la Sotana un Exorcismo contra el Propio Señor y Juez de toda su Casa, no es de historiadores, es de esclavos sin moral, sin ley, ni honor ni dignidad.

El Dilema en que el Dios Oculto de la llamada Reforma Protestante encerró a unos y otros tiene su Reflejo Original en la Caída de Adán y Eva, y en el consecuente Fratricidio entre sus hijos. ¡Recuérdese la Guerra de los Treinta Años!

Obviamente si los siervos fueron delincuentes y sirvieron al Diablo en la creencia de servir a Cristo, los otros creyendo servir a Cristo sirvieron al Diablo al ofrecerle la Cabeza de la Esposa de Cristo en una bandeja a los príncipes de este mundo.

Ciertamente Dios Padre previno esta Contienda desde antes de Liberar al Diablo de su Prisión a principios del Segundo Milenio de nuestra Era. Su Hijo conoció esta Contienda interna y la profetizó en la Parábola de la Siembra Maligna. Recordémosla:

“Les propuso el Hijo de Dios otra parábola, diciendo: Es semejante el reino de los cielos a uno que sembró en su campo semilla buena. Pero, mientras su gente dormía, vino el enemigo y sembró cizaña entre el trigo y se fue. Cuando creció la hierba y dio fruto, entonces apareció la cizaña. Acercándose los criados al amo, le dijeron:

Señor, ¿no has sembrado semilla buena en tu campo? ¿De dónde viene, pues, que haya cizaña?

Y el Hijo de Dios les contestó: Eso es obra de un enemigo.

Dijéronle:

¿Quieres que vayamos y la arranquemos?

Y el Hijo de Dios les dijo: No, no sea que, al querer arrancar la cizaña, arranquéis también el trigo. Dejad que ambos crezcan hasta la siega; y al tiempo de la siega diré a los segadores: Tomad primero la cizaña y atadla en haces para quemarla, y el trigo recogedlo para encerrarlo en el granero”.

Complementando esta Doctrina el propio Hijo de Dios envió a uno de sus ministros para anunciarle a su Iglesia el Decreto de Liberación del Sembrador Maligno, el Diablo, pasado un Milenio, en la Tierra. Pues se entiende que la parábola viene de Dios, y siendo el espíritu de Jesús el espíritu de la Profecía, en la Parábola Dios anunciaba SU Sentencia ad eternum contra Satanás en el Juicio Final del Mundo Antiguo, que sería seguida por un Decreto de Liberación temporal hasta su Destierro de la Creación. Cuando es dada la Parábola el C ampo Cristiano aún no existía, de manera que la Siembra del Maligno no podría realizarse sino cuando ese Campo incluyese en sus límites al Cristianismo, y de aquí que conociendo el Hijo por la Profecía en la Parábola el Decreto del Padre continuamente le pidiese a sus siervos los Obispos de la cristiandad que se mantuviesen vigilantes. Vigilancia que a la vez no podría impedir su caída en ese Sueño que sería aprovechado por el Sembrador Maligno para sembrar su Cizaña Fratricida.

Ahora bien, la Profecía siendo verdadera, cual se ve en los acontecimientos de la División de las iglesias, nosotros comprendemos que como Dios no hace nada en el mundo sin los hombres, y todo lo hace en los hombres, el Diablo no podría hacer su Siembra Maligna sino en los hombres. Para lo cual, como ya lo hiciera en el Edén, tendría que tentar y conquistar para su proyecto de destrucción de la Cristianismo, destrucción necesaria para destruir al Género Humano, como se ve que estuvo a punto en el Siglo XX durante la Segunda Guerra Mundial, donde de nuevo volvió Alemania a prestarle su cuerpo para que obrase esa destrucción; en orden a realizar su Siembra Maligna durante la Noche de los Obispos tendría Satán que ganarse para su Siembra a un puñado de hombres.

La Cuestión es porqué Dios liberó al Diablo, cuestión que ya he respondido en La Historia Divina de Jesucristo. Regresando a la respuesta, digo que dadas las circunstancias de la Liberación y estando en el Horizonte la Bandera de la Salvación de la Plenitud de las naciones, Dios vio necesario, de un sitio, recrear en el Siglo de Lutero el acontecimiento que tuvo lugar en el Siglo de Adán, a fin de que el Futuro pudiese liberarse y vestido del Poder de la Inteligencia Jesucristiana nuestro Siglo blindase la Voluntad del Género Humano con el Pensamiento de Dios; y del otro sitio, mostrarle al Cielo y a la Tierra el porqué de la Sentencia ad eternum contra Satán y sus generación de rebeldes a la Ley del Creador, quienes ni habiendo sido condenados y teniendo la Oportunidad de pedir Misericordia a su Juez delante de la Creación entera prefirieron, una vez más, ser desterrado al Infierno de las Tinieblas Exteriores a seguir viviendo en un Mundo donde la Luz de la Verdad es el sol que le da Vida a todos los seres. 

El juicio que a los hombres les merezca esta Libertad de YAVÉ DIOS PADRE para hacer según su Sabiduría lo que le es mejor al universo de los pueblos que, como hijos de su Poder Creador y Ciudadanos del reino de su Hijo, vivimos de su Amor por la Vida, no tiene respaldo por la Inteligencia,  es decir, no puede ser sometido a juicio crítico alguno, ni por parte de hombre ni por parte de cualquier otro ser creado, del mundo que fuere; y no por miedo a la Libertad de Juicio, si no porque la Sabiduría del Creador es perfecta en todas las dimensiones de su Naturaleza. Pensar que la Criatura puede juzgar la Sabiduría de su Creador es en sí un abominación, máxime cuando no hablamos de un Creador que se mantenga alejado de su creación como bestia que pare a su cachorro y lo abandona a la ley de la selva; en absoluto,  nuestro Creador se nos presenta como Padre, nos inviste de todos Los derechos de un hijo de dios, y nos hace participes de todas las garantías naturales implícitas en la Ciudadanía de su Reino. Nuestro Creador no se relaciona con su Creación de Poder a Poder, sino desde el Amor de Padre a Hijo. Sujetar, por consiguiente, su Sabiduría a la potencia de nuestra Inteligencia es retar a Dios desde el Poder; mayor demencia no puede darse. Desde el amor de un hijo de Dios dicha demencia  se eleva a la categoría de abominación cuando el pensador reclama como derecho innato a su  ser juzgar los pilares del espíritu de Dios.    

Dios, en Jesucristo, juzgará a todos, siervos de la Iglesia y siervos del Diablo.

Ciñéndonos a nuestra casa, hemos de decir que nosotros no somos nadie para juzgar a los hombres que protagonizaron los acontecimientos del Pasado. Pero la Inteligencia nos ha sido dada para descubrir la Mentira, y deshacer cadenas pintadas de oro por el Diablo y la Muerte para atraer a todos los ignorantes a la misma prisión en la que será encerrado por la Eternidad el autor y “Dios Oculto” de la Reforma, Satanás por nombre.

Las 67 tesis de Zwinglio acompañaron a las de Lutero en el esquema general que el Diablo se hizo mirando a la Destrucción de la Iglesia Católica y la Conquista de Europa Cristiana por el Imperio Otomano. Ya conocemos en qué quedó aquel Plan Maligno. El Imperio Otomano ha desaparecido de la Tierra. La Esposa del Señor y Madre de su Descendencia está más viva que nunca, y, aunque en su Vejez, le ha engendrado Descendencia a su Señor.

Lo que pasó, pasado está. No somos quienes para juzgar a nadie, pero sí que somos quienes para combatir las Mentiras que les han sido legadas a las naciones cristianas, a fin de que, liberadas de ellas, encuentren abierta la Puerta a la Fraternidad Universal perdida. Y en la Unidad descubran las naciones la Imagen del Hombre en Dios que de sus almas fue borrada por la Caída de Adán y la Traición de Satán.

Zwinglio, siervo del Diablo, aunque en su ignorancia, pues tanto él como sus hermanos de armas contra la Iglesia creyeron estar sirviendo a Dios; Zwinglio (anticristiano, como demostraré en el análisis de las tesis que publicó y defendió pisando el cadáver de todo el que se le opuso) basó su Pensamiento anticatólico en las 67 frases lapidarias que siguen y que abriré en canal para que arrancada la máscara se le vea el rostro al verdadero autor y productor de la Rebelión Protestante contra la Esposa del Señor, su Esposo Jesucristo y Dios, Padre de ambos Esposos.

 

 

PRIMERA PARTE

“LA ESPADA Y LA PALABRA”

 

CAPÍTULO UNO

1.-Yerran y ofenden a Dios todos los que dicen que nada vale el Evangelio si no es confirmado por la Iglesia.

Comenzamos.

Y pregunto: ¿De qué evangelio está hablando el autor de esta tesis? ¿Ha existido acaso algún otro evangelio fuera del que selló con su Sangre el Espíritu Santo, y que, legado por Cristo a su Esposa Católica en herencia sempiterna, Ella defendió durante los XVI siglos que transcurrieron desde el Nacimiento a la Reforma, ha seguido defendiendo en su Pureza Original desde el Siglo XVI a nuestros días, y seguirá defendiendo con su Existencia por la Eternidad?

Porque el Evangelio de la Iglesia Católica tiene un único Espíritu: A saber: el Hijo Primogénito de Dios es el Unigénito de YAVÉ DIOS PADRE, engendrado de su Naturaleza Increada, Dios Verdadero de Dios Verdadero, es ese mismo Jesús que se encarnó en María, esposa de José, y quien recibiendo de su Padre Divino un Nombre Nuevo, Cristo, subió a los Cielos para sentarse en el Trono del Rey Universal con el nombre Sagrado de JESUCRISTO.

Este es el Evangelio de Dios, que habiendo sido negado desde el principio por muchos, fue atajado en el Concilio de Nicea con el Santo Credo Católico. Victoria Eterna que más tarde volverían a negar los hombres, incluso salidos de la Fe, no frontalmente para no ser acusados de herejes, pero sí subliminalmente, hasta que con la Reforma Arrio volvió a salir de la Tumba para infectar la mente cristiana con su Negación de ser Jesucristo Dios Hijo Unigénito.

La Historia y los hijos de Dios sabemos que Evangelio que el Señor Jesús en su Testamento le legó a su Esposa, la Iglesia Católica, fue confirmado por YAVÉ DIOS PADRE en el Concilio de Nicea, reunido por el Espíritu Santo en el Nombre del Hijo de Dios para ser proclamado el CREDO ROMANO el Signo de la Confesión Cristiana Universal. Y quien no lo Confiesa niega a Dios, Padre e Hijo, negando que el Espíritu Santo vive en ambos, y de aquí que Él dijera: “Quien me ve a mi, ve al Padre”, y: “¿Tanto tiempo hace que  estoy con vosotros y aun  no me habéis conocido?”. Pues, en efecto, el Espíritu que vive en el Padre vive en el Hijo, por lo cual se confiesa: “Dos personas un único Espíritu”, por obra y gracia del cual se encarnó Dios en la Persona del Hijo confirmando lo cual, antes de sucederse la Encarnación del Espíritu Santo que vive en el Padre y en el Hijo, el Padre dijera: “Se llamará Dios con nosotros”, porque, efectivamente Dios se hizo Hombre, y naciendo Cristo ese Espíritu se hizo carne para que todo el mundo vea a Dios, y hecho Hombre convive con su Creación por la  Eternidad. Pues antes de Cristo la Ausencia del Creador causó aquel vacío en su Creación, origen de las Guerras que conmovieron los cimientos de su Reino, contra cuya causa abrió la Creación a todos sus hijos, que vinieron a  ser espectadores y partícipes en el Acto Creador de la Vida. Frustrada aquella medida revolucionaria, delante del Acontecimiento de la Caída del Primer Hombre y la Declaración de Guerra contra  el Espíritu de Dios, la Respuesta de la Sabiduría Divina fue darle Carne a su Espíritu, y carne de Hombre, engendrando a la tercera Persona de la Trinidad: Cristo, Cabeza de la Casa de los hijos de Dios, Esposo de la Iglesia Católica, Siervo de Dios, Él mismo “Dios con Nosotros”.

Así pues, habiendo quedado en ese Concilio establecido por YAVÉ DIOS PADRE: que el Evangelio Verdadero y Único que descendió del Cielo es el que recibió en Herencia la Esposa de Cristo de la mano de los Apóstoles: ¿Cómo entonces puede existir otro evangelio que el confirmado por Dios en el Concilio de Nicea en propiedad exclusiva y sempiterna de la Santa Madre Iglesia Católica Romana y Apostólica?

Pregunto: ¿Cuántos evangelios conocieron su edad de oro desde que fue escrito el primero de todos por el Espíritu Santo?

Los llamaron los Apócrifos. Éstos fueron escritos por magos y judeocristianos que buscaron unos manipular a las masas, y los otros confundir a los verdaderos cristianos. La lectura de tales panfletos anticristianos no dio fruto más allá de permanecer en círculos gnósticos sin futuro. En el Concilio de Nicea el Espíritu Santo, que vive en la Esposa del Señor, echó al fuego aquellos evangelios de la infancia, y demás historias de seudo apóstoles que se vistieron la máscara de ángeles de luz, imitando a la Serpiente Antigua, Satanás, el Diablo, padre de toda mentira. Haciéndolo, Dios confirmó como Verdadero y Único Evangelio suyo el Canon Bíblico Católico, Herencia de la Iglesia según el Testamento de su Esposo y Señor

Igualmente el evangelio de Arrio fue echado al fuego por Dios. Y con ese evangelio arriano lo fueron los distintos evangelios que, envueltos en sotanas angelicales, pretendieron venir de Dios. De tal forma y manera que una vez entrada en su Herencia, “pues donde hubo Testamento era necesaria la muerte del Testador”, la Iglesia recibió de Dios la Confirmación del Evangelio que le fue legado por su Esposo, y nadie puede venir con otro evangelio que el que posee en Herencia la Esposa del Señor y Madre de su Descendencia: a no ser que venga del Diablo, el Enemigo de la Corona de Jesucristo, su Esposo y Cabeza Espiritual sempiterna. De manera que cuando Ella dice: “El Cuerpo de Cristo”, y el Pueblo responde “Amén,” el Pueblo cree y vive que Ella es ese Cuerpo, del que el Sacerdote es parte viva.

Por consiguiente: ¿Quién y quiénes fueron aquellos ladrones que pretendieron levantar a los hombres para desheredar a la Esposa de quien al Señor Dios, nuestro Rey Jesucristo, le debía Descendencia?

¿Acaso le dio Dios al Hijo de su Corazón una Esposa con entrañas estériles, tierra seca que nunca daría fruto? Entonces ¿por qué el Espíritu Santo dijo?: “La Creación entera aguarda con el corazón en un puño el nacimiento de los hijos del Señor, la Gloria de la Libertad de los hijos de Dios por Herencia”.

De nuevo: ¿De quiénes fue la sangre que se vertió en Italia, España, Francia y Grecia durante los tres siglos que fueron desde la Resurrección al Concilio de Nicea? ¿No fue ese el precio que la Iglesia Católica y sus pueblos pagaron por el evangelio en propiedad sempiterna? Pues aunque recibido en propiedad por el Testamento de su Señor, el precio de conservarlo en sus manos y preservarlo hasta el fin de los tiempos en su Poder fue pagado con la sangre italiana, española, francesa y griega. Así que habiendo Confirmado el Evangelio al precio de la Sangre Católica Romana, ¿quién era aquel ladrón que venía a robarle a la Iglesia su Herencia?

No ofende quien dice la verdad. La verdad ofende a quien ama la mentira. No yerra Dios, yerra quien cree que puede enfrentarse a Dios y poner de rodillas al Creador del Universo.

En esta Primera Tesis un ladrón de almas descubrió sus cartas, sus intenciones. La magnitud de la hipocresía con la que firmó sus tesis se descubre en la que sigue:

2.- He aquí resumido el Evangelio: Nuestro Señor Cristo Jesús, el verdadero Hijo de Dios, nos ha dado a conocer la voluntad de su Padre celestial y con su muerte inocente nos ha redimido y reconciliado con Dios.

La hipocresía del lobo bajo la piel del cordero no puede ser más transparente. La bestialidad de la inteligencia del pueblo al que se dirige, no es menos cristalina.

El que escribe presenta la tesis como si durante 16 siglos ninguna nación ni ningún hombre hubiesen escuchado semejantes palabras, como si el Espíritu Santo en los Apóstoles no hubiese regado las naciones de la Europa Romana con este Evangelio.

El que escribe, Zwinglio, tuvo al que leía por un animal incapaz de comprender una sola letra, y que prefería justificar su discapacidad intelectual sacándose voluntariamente los ojos. El lector no quería ver que quien firmaba era un ladrón de almas que ,para bendecir su robo, se apropiaba del evangelio confirmado por la Iglesia Católica en el Concilio de Nicea, recibido de las manos del Espíritu Santo, quien a su vez lo recibió de las manos del Hijo de Dios, a quien le fue confiado por Dios, su Padre, y por ambos, Hijo y Espíritu Santo sellado con Sangre y entregado en heredad a la Esposa del Señor Jesús, de quien tendría Descendencia, la espera de la cual la creación entera mantendría su corazón en un puño: el Puño de Dios.

Hipocresía que el Suizo vestía de sabiduría y contando con el analfabetismo y la ignorancia del lector al que escribía, el Suizo, afirmando lo que sabía ocultaba lo que no decía. Porque si de verdad Zwinglio hubiese creído en lo que afirmaba y hubiese conocido el origen de la Semilla Fratricida que estaba sembrando, antes se hubiera cortado las manos que seguir esparciendo la Semilla del Diablo en Suiza.

Cristo Jesús es el Modelo de Sacerdocio que bajó de Dios para abolir el sacerdocio aaronita y llevar a su Perfección eterna la Adoración del Creador. De aquí que sea llamado por la Iglesia “El Señor”, pues en Ella se cumplió la Escritura que desde la Caída fue anunciada con la Redención: “Buscarás con ardor a tu Esposo, que te dominará”. Y encontrado, celebrada la Boda Eterna, se consumó la Palabra del Creador en la Unidad de las dos personas en el Matrimonio, deviniendo una sola cosa, en este caso, siendo un Matrimonio Espiritual: Cabeza y Cuerpo. Y de aquí que el Espíritu Santo no se cansara de repetir que “Cristo Jesús es la Cabeza de la Iglesia”, y el Colegio de los Sacerdotes, la Iglesia, su Cuerpo.

Mas los hijos tenemos en el Hijo de Dios a nuestro Rey, de manera que para su Esposa es Cristo Jesús: “el Señor”, y para sus hijos, nacidos de este Matrimonio Espiritual Eterno, es Jesucristo; “el Rey”.

Este es el Fruto del Evangelio del Espíritu. Y no sólo no hay otro “evangelio” sino el Confirmado por Dios y por Él testado a la Esposa de su Hijo, nuestro Rey Jesucristo, sino que quien predica otro evangelio viene del Diablo, y su rey y señor es Satanás, bajo cuya bandera, como se verá durante este análisis, cabalgó el firmante de este evangelio anticatólico. Su anticristianismo es flagrante cuando dice:

3.- Por eso es Cristo el único camino de salvación para todos los hombres que fueron, son y serán.

Declaración tras la que ocultó el Suizo su verdadero rostro. Zwinglio no anunciaba al Cristo de Dios, de quien el Espíritu Santo, firmando su Declaración con su Sangre, dijo una vez y otra que Cristo Jesús es la Cabeza de la Iglesia, Su Cuerpo, según el Decreto Omnisciente y Todopoderoso de YAVÉ DIOS PADRE: “Serán los dos un solo Ser, una única Realidad: Cristo”. 

De manera que siendo el Esposo el Camino no puede haber Camino fuera de la Iglesia Católica, Su Esposa. ¿O se puede seguir a la Cabeza pero no al Cuerpo de Aquel a quien se sigue? ¿Acaso los Apóstoles no sellaron la Unidad sempiterna entre Cristo y su Esposa, a cuya Boda fueron invitados estando el Señor entre Ellos? ¿No le dieron Ellos a la Esposa el Testamento de su Esposo, cuyo Evangelio ha sido el de Ella desde ese Día hasta el Nuestro?

¿Lo que Dios unió con la Sangre del Espíritu Santo puede ser separado por el Diablo? 

¿Una Criatura se atreve a retar a su Creador a un duelo a muerte y cree en su demencia poder vencer al Señor del Infinito y de la Eternidad, YAVÉ DIOS, Padre de Jesucristo?

La hipocresía del firmante es la de aquella Serpiente Maligna que se acercó a Eva con palabras envenenadas encerradas en una botella dorada. 

Zwinglio escribe: “Cristo es el único camino de salvación”. ¡Aleluya! Palabras jamás oídas en las montañas de los cantones helvéticos, palabras que jamás conocieron eco entre las grandes cimas de los Alpes suizos. “Señoras y señores: El Camino es Cristo, ayer, hoy y siempre”, y el pueblo salvaje de las montañas dobla sus rodillas y dice:

“Amén amén amén, Lutero es Dios, y Zwinglio su profeta”.

4.-Cualquiera que busque o indique otra puerta yerra e incluso es un asesino de las almas y un ladrón.

En efecto, el mismo Zwinglio al cerrar la Puerta de la Iglesia, el Cuerpo de Cristo Jesús, se denuncia a sí mismo como asesino y un ladrón de almas. Porque ¿de quién está hablando y a quién está denunciando al decir eso?

¿No está escrito en el Evangelio confirmado por la Iglesia que la Puerta es Jesús, y que Jesús es el Cristo de Dios?

¿Estaba acusando el ponente a la Iglesia por haberle mentido al mundo y decirle que la Puerta a Dios, y por consiguiente a la Vida eterna, era y es su Esposo, Jesucristo? ¿O lo que pretendía este Zwinglio era poner otra puerta a la vida eterna que no era ni podía ser otra que él mismo?

Pues sabemos que la Puerta es el Verbo, que bajó del Cielo y se hizo Hombre, Obra Maravillosa de Dios, que en sus Profeta ya la anunciara diciendo: “Haré una Obra Maravillosa tal que si os la contara no os la creeríais”. En efecto, la vieron y no la creyeron.

En lugar de hablar, Dios le dio a su Doctrina un Cuerpo que se podía tocar, ver, hablar con Él. Cristo Jesús era esa Obra Maravillosa anunciada en sus Profetas. La Doctrina era Él. Él era la Puerta. Una Puerta Viva, Divina. Y quien trae otra doctrina y separa a la Esposa del Esposo, es un asesino de almas, un ladrón al servicio del Infierno.

Lógico por tanto que el ladrón denuncie a su enemigo de lo que precisamente él es, con el fin de confundir a quien lee y alejándole de la Puerta del Paraíso, que es Cristo Jesús, lo conduzca a la puerta del Infierno.

La fuente de la astucia de aquel siervo del Sembrador Maligno se descubre en la siguiente tesis.

5.-Por consiguiente, todos cuantos enseñan falsas doctrinas diciendo que son iguales al Evangelio o que valen más que éste ignoran lo que es el Evangelio.

¿Y qué es lo que estaba haciendo este siervo del Sembrador Maligno si no enseñar una falsa doctrina según la cual Dios no le dio Esposa a su Hijo?

¿Acaso incluso en las traducciones de estos siervos malignos no se lee que el Esposo estaba entre los Invitados, sus Discípulos? ¿Quién era su Esposa?

¿No lo dijo el Espíritu Santo? : “Cristo es la Cabeza de la Iglesia”. Y si Cabeza de la Iglesia, la Iglesia es ese Cuerpo en el que se cumple la Palabra del Todopoderoso y Omnisciente Creador del Cosmos: “Buscarás con ardor a tu Esposo, que te dominará”, es decir, “será tu Señor”. En cuya Unión cobra Vida la Todopoderosa Palabra de YAVÉ DIOS PADRE cuando dice: “Serán los dos, Esposa y Esposa, una sola cosa: un Ser Único, una Realidad Indivisible Sempiterna”.

¿No fue ésta la Doctrina del Espíritu Santo que haciéndose Apóstol a la Imagen y Semejanza del Señor sembró la Semilla de la Vida eterna en las naciones romanas? ¿Qué falsedad enseñó la Esposa de Cristo a las naciones europeas? ¿Qué Evangelio distinto al que le fue Testado por su Esposo defendió Ella durante los 16 siglos transcurridos desde la Resurrección? ¿De qué estaba acusando este siervo del Sembrador Maligno a la Esposa del Señor? ¿Estaba manipulando la pornocracia de los siervos para matar a la Esposa del Señor?

En verdad esos siervos responderán de sus conductas, por cuyos actos fue blasfemado el Nombre de la Esposa, y el Juicio del Señor será acorde a Justicia. Pero el Juicio sobre quienes usaron esa perversión de los siervos para entrar en la Casa del Señor buscando Matar a su Esposa, ¿cómo será? ¡Que Dios los coja confesados ese Día, porque es de justicia que el amo y sus siervos sean sujetos de la misma condenación! 

¿Quién es pues el que ignora lo que es el evangelio sino quien no entiende que Cristo es el Espíritu y la Doctrina de Dios Hecha Hombre, cuya Carne es la Iglesia Católica?, su Santa Esposa y Madre de su Descendencia, según lo dispuesto por Dios Padre desde antes de ser ambos concebidos, según lo escrito: “Tu Descendencia se apoderará de las puertas de sus Enemigos”.

Evidentemente esa Descendencia no se refería a la Casa de Abraham, pues su nación fue destruida por sus enemigos. Pero Sí a la Casa de Cristo, a Cuya Descendencia Legó en su Testamento la Victoria sobre los Enemigos de su Reino.

Este es el Evangelio de Dios por el que su Hijo entregó su Vida. Y siendo Todopoderoso dobló sus Rodillas ante la Sabiduría de su YAVÉ DIOS, su Padre, en cuyo Corazón la Esperanza de Salvación de la plenitud del Género Humano le fue confiada en Testamento a su Esposa, la Iglesia, de quien le vendría, como a Sara en su Vejez, esa Descendencia engendrada para Vencer. 

Obra Maravillosa desde el principio al Fin es la de Dios en su Hijo. Obra contra la que el Sembrador Maligno se levantó y contratando a siervos, a los que escondió bajo sotana, puso en sus bocas el veneno del Odio con el que conducirían a las naciones cristianas a la Guerra Civil Fratricida en la que han vivido desde la Rebelión Protestante hasta finales del Siglo XX.

Si Zwinglio y sus hermanos en el Anticristo hubiesen conocido la Sabiduría de Dios se hubiesen cortado la lengua antes de proferir una sola palabra contra la Iglesia Católica, la Esposa del Señor, Cristo Jesús: el Verbo hecho carne, el Evangelio, la Doctrina Viva de Dios en Cuerpo de Hombre.

6.-Porque Cristo Jesús es el jefe y capitán por Dios prometido a los hombres y por Dios enviado

Los siervos del Sembrador Maligno hacían suya la Cristología de la Iglesia para lanzándola contra la propia Iglesia levantarse como héroes delante de un pueblo de ignorantes y brutos, discapacitados intelectuales en las cosas del Cielo y de Dios.

La sotana fue la máscara que el Diablo les dio a sus siervos para Ocultar el origen de la luz infernal que iluminó sus rostros. Y aun así en sus palabras se descubre el desprecio al Hijo de Dios, cuya Gloria Divina reducen a ser un mero capitán y jefe de los ejércitos de Dios.

La Gloria del Rey Todopoderoso que Dios le ha dado a su Reino, a cuyos pies ha puesto toda su Creación y en cuyas Manos ha depositado YAVÉ DIOS PADRE la vida y la muerte de todos los pueblos de Su Creación, Jesucristo: Dios Hijo Unigénito, el Señor que con su Omnipotente Palabra le ordenó a las infinita estrellas de los Cielos que ocupasen sus lugares en las Constelaciones del Firmamento… la Gloria del Señor de todo lo que existe en la Tierra reducida a la de un mero jefe y capitán…. La Gloria del Todopoderoso Hijo de Dios que con su Brazo le aplastó la Cabeza al Príncipe de las Tinieblas y nos abrió el Camino al Árbol de la Vida Eterna, cuyo Fruto es el AMOR…. la Gloria del Hijo por el que el Corazón de Dios late, y su Espíritu vive en la Felicidad… reducida a la mera gloria de un capitán y jefe.

He aquí el evangelio del Zwinglio. A todo esto y a nada más que esto se redujo el nuevo evangelio de este siervo del Sembrador Maligno. El orgullo de los brutos y salvaje montañeses alpinos fue salvado, ensalzado, y glorificado gracias a este apóstol de este nuevo evangelio que bajó de su Trono al Hijo de Dios y lo rebajó a la altura de cualquier otro hombre, un mero capitán y jefe ... Eso sí, prometido a los hombres y enviado por Dios …

7.-… para que él fuese la salvación eterna y la cabeza de todos los creyentes. Estos son su cuerpo que, sin Él, sería un cuerpo muerto, incapaz de emprender nada.

En verdad únicamente quien jamás leyó a los Padres de la Iglesia podía asumir una sola palabra de este mensajero de las tinieblas como si este apóstol maligno estuviese predicando una doctrina jamás oída. Visto esto no es de extrañar que estos mensajeros cegasen a todos los pueblos que les siguieron cerrando la Puerta a los Padres de la Iglesia mediante el subterfugio de “la Biblia Sola”.

Evidentemente la Prensa apenas si se había inventado, y apenas un 1% de la población europea del momento sabía leer y escribir. Este detalle es ocultado por todos los historiadores del Siglo XVI. El analfabetismo de la población europea del siglo XVI era absoluto. Y no solo en las clases sociales bajas, sino que muchas de las casas pertenecientes a las clases aristocráticas firmaban con una X.

El Renacimiento, hoy tan célebre, fue un fenómeno de élites. Hoy nos maravillamos de los Miguel Ángel, Rafael, Galileo, y congéneres, pero en aquellos días, sobre el terreno, el Renacimiento como el Humanismo fueron movimientos elitistas. La inmensa mayoría de la población europea era analfabeta, ignorante y, en consecuencia, bruta.

La Rebelión Anticatólica le cerró las puertas al Renacimiento en las naciones que aplastadas por el Puritanismo Protestante cegaron las vías a la Difusión del Conocimiento de los Padres de la Iglesia, de un sitio, y del otro a la Herencia Filosófica y Científica Clásica. Tenían la Biblia, ya no necesitaban leer ningún otro libro.

El Delito contra la Civilización que, una vez la Imprenta descubierta, cometió la Rebelión Protestante cegando esas vías y reduciéndolo todo a la Biblia, como si la Biblia hubiese sido descubierta y nunca antes conocida, es un delito contra la Humanidad que, dando por fruto la Guerra de los Treinta Años, pesa sobre la Conciencia de las naciones que cultivando en el futuro aquella ceguera y el odio correspondiente pusieron las bases de las Guerras Mundiales del Siglo XX.

El Cultivo de las Lenguas Clásicas que el Renacimiento con tanto esmero entregó al Humanismo, cultivo del que se esperaba producir una elevación de la Inteligencia Europea mediante el acceso de las naciones a la Herencia de los Padres y Ciencias Clásicas, fue traicionado por una Rebelión Anticatólica que se sirvió de la inmoralidad de unos siervos blasfemos para seguir encerrando a los pueblos cristianos en la brutalidad que procede de la ignorancia.

La manipulación contra Humanidad de quien tiene por Guerra Santa la destrucción del enemigo que se crea en su cabeza, y hace depender la vida de todo el universo de la suya propia, sembró el Odio a las Naciones Católicas, Fanatismo que andando el tiempo las conduciría a todas al campo de batalla de Gog y Magog, en el que el Amo de tales Rebeldes confió destruir la Civilización Cristiana bajo las botas de Stalin e Hitler.

Parece natural que unos listos se aprovechen de la ignorancia de tanto analfabeto para montarse un sistema de vida en el que ellos serán los nuevos dioses, vivirán como tales y como tales matarán a todo el que se levante para arruinarles el negocio. Esto ha sido siempre así.

Los Elegidos del “Dios Oculto” de la Reforma Protestante mataron a muchos, y murieron descansando sobre las olas del mar de sangre que derramaron a la salud de sus egos psicópatas. Psicopatología que no admitía que nadie les dijera qué es la verdad y qué es la mentira. Psicopatología por la que ellos estaban en comunicación directa con Dios, y de Dios recibían la orden de matar a todos los que se opusieran a sus designios de llevar a cabo la destrucción de  la Iglesia Católica.

Del Diablo no se podía esperar otra cosa, pero de hombres criados por esa Iglesia…

El que nace de un Traidor se convierte en traidor. El Amo traicionó a Dios, sus siervos traicionaron a la Esposa del Señor. Como dijo el sabio: “Nada nuevo bajo el sol”. Porque decir que sin Jesucristo todo hombre está muerto, y pretender hacer creer que se dice algo nuevo diciendo “para que él fuese la salvación eterna y la cabeza de todos los creyentes. Estos son su cuerpo que, sin Él, sería un cuerpo muerto, incapaz de emprender nada”… suena a imbecilidad tan enorme que derivando de ella comprendemos la enormidad de la ignorancia en la que vivieron los pueblos del Siglo XVI.

En verdad Jesucristo es la Cabeza de toda la Creación por Disposición de su Padre. Él es Rey Sempiterno Todopoderoso, Juez Universal Omnisciente, Señor Omnipotente y Sumo Sacerdote Universal, Cabeza de la Casa de los hijos de Dios, de manera que todo lo que existe tiene vida por Amor a Él.

En fin, esta es la Doctrina del Espíritu Santo de “los Padres de la Iglesia”. Antes de que la Siembra Maligna comenzara en Alemania esta Doctrina ya estaba escrita; era el Legado de los llamados “Padres de la Iglesia”.

Sin embargo esta Tesis no está refiriéndose a esta Doctrina. Para nada. El ponente está desafiando al Espíritu Santo. Zwinglio no se refiere a la Gloria del Hijo de Dios, sino a la de Cristo, Cabeza de la Iglesia, Iglesia de la que adjura, y negando a Dios afirma que todos los hombres, siguiendo la demencia de Lutero y de sus discípulos, todos los hombres son sacerdotes.

¿Perdone?, ¿quiere decir que todos los Israelitas eran sacerdotes?

El Antiguo Templo de Jerusalén dio lugar a uno Nuevo, que bajó del Cielo. Cristo es este Templo. El Nuevo sigue recibiendo el Nombre del Antiguo, “la Jerusalén que bajó del Cielo” porque ese Antiguo fue el Prototipo del Nuevo.

El Antiguo Templo de Jerusalén fue el Corazón y el Alma de una Religión. Dios le dio forma a fin de que el Prototipo fuese el Original a cuya Imagen se levantaría el Nuevo.

Y así se hizo. El Servicio Aaronita pasó y cedió su Lugar al Sacerdocio Católico, es decir Universal. Pues sabemos que el sacerdocio Aaronita se limitaba al pueblo de Israel; pero el Cristiano se refiere al Universo de las naciones, tanto de este mundo como del mundo del que bajó el Hijo de Dios, y de aquí que dado a conocer el Evangelio a los hijos de Dios de la Tierra subiese a su Mundo a predicarlo a los hijos de Dios del Cielo, en sus Palabras: “Tengo otros Rebaños que es necesario que vengan a mí”.

Siguiendo con el hilo, en el Antiguo Templo el Sumo Pontificado pasaba de padres a hijos. En el Nuevo Sacerdocio Dios instaura un Sumo Sacerdote Eterno, que no pasando deviene Sumo Sacerdote Universal, Cabeza de todos los Sacerdotes Cristianos, todos siervos de Dios, un Cuerpo Santo al Servicio del Nuevo Templo, Templo Vivo, Eterno, en el que se adora a Dios y ante el cual únicamente el Sumo Sacerdote Divino puede mantenerse de pie ante Su Presencia.

Es este Nuevo Templo del que Cristo Jesús es la Cabeza de todos los sacerdotes que suceden al sacerdocio aaronita por Disposición Divina: y este Templo es el Templo que el Sembrador Maligno se dispuso echar abajo. Y contrató “al hijo de la perdición” a fin de que atacando su Edificio desde distintos puntos echasen abajo sus muros, abriesen puertas por donde entrar y acabasen con la Esposa de Cristo.

Muerto el Cuerpo, acabada la Cabeza.

Muerto el Cuerpo, Cristo quedaría impotente para seguir obrando en el mundo. En palabras de este discípulo del hijo de la perdición: Dios, sería un cuerpo muerto, incapaz de emprender nada. Que es lo que precisamente estaba buscando el “Dios Oculto” de la reforma, amo y señor de este siervo, tanto del Suizo como del Alemán, del Inglés cuanto de sus otros hermanos de armas en el Anticristo.

La demencia consiste en echarle un pulso a Dios. Retar a Dios fue la perdición de aquel quien un día fue llamado hijo de Dios, por nombre Satán.

 

CAPÍTULO DOS

 

Es lo propio de las serpientes escupir veneno. No en vano Dios llamó Serpiente a quien hasta entonces llamó hijo, y a quien vemos más tarde, aun habiendo soltado su veneno, presentarse ante Dios como si nada hubiese pasado.

Los sabios de todos los tiempos en su ignorancia tomaron la palabra de la Escritura al pie de la letra y donde Dios llamó “Serpiente” a Satán ellos vieron “una serpiente”. Y aun cuando está demostrado por los milenios vividos que las bestias no hablan, los sabios de todos los tiempos para salvar su ignorancia afirmaron que todo fue una mentira, que jamás existió un sitio llamado el Edén… ni Dios existe… ni existe el Diablo.

Mas los hijos de Dios sabemos que la condición natural de los elegidos según el mundo es ponerse aquella máscara del Diablo que ocultó su verdadero rostro para presentarse como ángel que viene en nombre de Dios. Siguiendo esta política maligna, los apóstoles del evangelio del Odio incapaces para ver su verdadero rostro en el Espejo del Hijo de Dios, que el Diablo escondió tras la máscara de sabiduría bajo la que “ocultó” sus ignorancias, estos elegidos del Sembrador Maligno para llevar a cabo su Siembra de la División de las iglesias, medio para conducir a las naciones a las Guerras Mundiales de Gog y Magog, no reconocieron más Verdad que la propia, y por ella se juraron meterle fuego al mundo, siguiendo en todo el ejemplo de Satanás, “su maestro, rey y señor”.

Zwinglio fue otro más entre los muchos que por su conducta fueron la antítesis de Cristo. Donde Cristo puso su vida antes que tomar la de sus enemigos, ellos pisaron el cadáver de sus críticos; donde Cristo puso Misericordia con el pecador, ellos pusieron la pena de muerte para todos los pecadores... Y basta: “Por su obras los conoceréis”. Y por sus obras digo que fueron miembros del Anticristo, su Señor y Amo. Y en obediencia a su Amo éste siervo del Sembrador Maligno escribió lo que sigue:

8.-De aquí se colige: Primero: Todos los que viven en Cristo como cabeza son sus miembros e hijos de Dios, o sea, la Iglesia o comunión de los santos, la esposa de Cristo, la «Ecclesia Catholica», es decir, universal.

La Doctrina del Dios es esta: Su Hijo es la Cabeza de todos los Poderes de su Reino. Jesucristo es la Cabeza de los ejércitos de YAVÉ DIOS PADRE; Jesucristo es la Cabeza del Tribunal de Justicia de Dios; Jesucristo es la Cabeza del Sacerdocio del Templo Universal en el que se Adora a Dios. Jesucristo es Rey, Juez y Señor. Unos son sacerdotes, otros son soldados, otros son ministros, otros somos Ciudadanos de su Reino. Así que ¿de dónde procede este veneno por el que cada hombre es un dios, a la vez soldado, ministro, sacerdote y ciudadano del su Reino? ¿Cada hombre es rey, señor y sumo sacerdote de la Casa de Dios? ¿Es esto lo que significa ser hijo de Dios?

Necios, sabios de infinita ignorancia a quienes vuestro Amo y Señor OS VISTIÓ DE ENVIADOS DE DIOS, eso mismo que decís que sois es lo que pidió Satanás y le negó Dios, y en rebelión, Satán, la Serpiente Maligna, le declaró la Guerra a su Reino. 

¿En qué cabeza cabe que YAVÉ DIOS PADRE, Creador del COSMOS, cuya Perfección supera la imaginación y la ciencia de todo hombre, conciba un Edificio Social sobre las bases de un Individuo que al mismo tiempo es rey, juez, sacerdote, ministro, pastor, y ciudadano? ¿Habéis perdido el juicio? ¿Acaso merece la pena discutir semejante tesis?

Si estuviésemos entre aquella masa de bestias brutas que llenaron los Alpes suizos en el siglo XVI ciertamente la pena de muerte sería nuestra condena. Es el pago del Diablo contra sus enemigos. Que pagaríamos con gusto, pues la gloria de los santos es el Paraíso; pero el pago del Diablo a sus siervos es el Infierno. Así que si aún hay algún demente que se cree rey, señor, juez, sacerdote, ministro y ciudadano, es decir, un clon del Hijo de Dios en persona, que dé un paso adelante.

Discutir esta tesis es hablar con un demente. Sigamos analizando su demencia:

9.- Segundo: Así como los miembros corporales nada pueden si no son regidos por la cabeza, tampoco puede nadie nada si está en el cuerpo de Cristo sin su cabeza, que es Cristo.

En efecto, por esto la Destrucción de la Iglesia, del Sacerdocio Católico, del Cuerpo de Cristo: fue la prioridad del Diablo, matando al Cuerpo hacía de su Cabeza, Dios Hijo Unigénito, un Poder sin fuerza en la Tierra.

Y aquéllos enviados del Infierno cumplieron a la perfección con su trabajo al servicio del Sembrador Maligno, su Amo.

Si no consiguieron su objetivo no fue por las ganas que pusieron los esclavos de la Serpiente, por cuyas bocas el Veneno se esparció en abundancia por toda Europa, conducida como una bestia a la Guerra Fratricida de los Treinta Años.

¿Necios de infinita sabiduría, cuál será sobre vosotros el Juicio del Todopoderoso y Omnisciente Jesucristo en el Día de vuestro Juicio?

Necios enviados del Diablo que os hicisteis pasar por Enviados del Señor Jesucristo, ese Enemigo al que pretendisteis destruir destruyendo su Cuerpo en la Tierra, queriendo salvar el Honor de Cristo os comportasteis como el loco que para acabar con su dolor de cabeza se decapita.

Yo digo que temblareis de espanto cuando el Señor cuya Esposa buscasteis destruir, y a cuyo pueblo condujisteis a la Guerra Civil, os despierte de los muertos y os llame a responder de vuestro servicio al Diablo.

Y ay de vosotros todos los que acogisteis en vuestros pueblos el Veneno de la Serpiente como Miel bajada del Cielo. Si a vuestros descendientes les queda aún un gramo de inteligencia os arrancarán de la lista de sus ancestros.

Pero el delito de los siervos del Sembrador Maligno, dando por muerto el Cuerpo descolgada de la Cabeza, se consumó cuando en su locura se plantearon crear un nuevo cuerpo a la medida de cada uno, de los que ellos serían sus cabezas... Y la cabeza de ellos sería Cristo, elevándose de esta manera a la condición de los dioses a la manera que la Serpiente le dijo a Adán: “Serás como los dioses”.

Adán lloró en gritos que subieron al Cielo cuando comprendió el Engaño y la Traición de la que fue sujeto. Aquellos siervos del Diablo no lloraron sino que bailaron el baile del Infierno sobre los millones de cadáveres de Cristianos sobre los se edificaron cuerpos, y sobre los que ellos serían sus cabezas ... y las cabezas de ellos serían Cristo, y la Cabeza de Cristo es Dios... Ergo, ellos eran dioses y como tales tenían en sus manos el Poder de la Vida y de la Muerte. Y en ejercicio de esta divinidad alcanzada en vida este siervo de Satanás hablaba así:

10.-Si ya actúan los hombres neciamente cuando sus miembros obran sin contar con la cabeza y en consecuencia se hieren entre sí y salen perjudicados, igualmente obran neciamente los miembros de Cristo si intentan emprender algo sin su cabeza: Cristo. Lo que hacen es herirse a sí mismos y sobrecargarse con leyes imprudentes.

¿Quién es este que sujeta el Comportamiento de quien es Dios Hijo Unigénito a la conducta de seres que no somos más que un pedazo de barro cuya existencia depende de la Palabra de Dios?

¿Quién es este necio que habla de Dios como si fuese un simple mortal al que se le puede encadenar y poner de rodilla?

En lugar de seguir el ejemplo del Cristo del que habla, en lugar de gritar VADE RETRO SATANÁS, este necio, como Lutero, como Enrique VIII, como Calvino, se puso de rodillas al precio de ser dios por un día. En su vanidad exenta del poder de la cabeza, escribió:

11.-De aquí procede el que veamos cómo los preceptos promulgados por gente que llamamos «clérigos», referentes a su boato, sus riquezas, su rango, sus títulos y leyes son la causa de toda necedad; porque no concuerdan con la cabeza.

En verdad de la serpiente es el veneno.

 

CAPÍTULO TRES

 

No es un fenómeno de hoy el que la Fuerza de la Opinión Pública ejerza una influencia decisiva en el comportamiento de los individuos, las naciones y el mundo. A lo largo de los siglos de la Europa Moderna la Fuerza de la Opinión Pública ha sido una realidad tan importante como para llegar a ser incluso determinante en nuestros días.

Tiempo atrás hubiera sido difícil descubrir la fuente de dónde comenzó a surgir este fenómeno, al día de hoy el mejor aliado de los Poderes Privados y Públicos.

El estudio de la psicología de los pueblos nos conduce a creer que la Opinión Pública como Fuerza al servicio de los Individuos y Estados es un producto peculiar inherente a la naturaleza de la génesis de la Sociedad. El sistema social creado se ha basado de siempre en una expresión inmediata explicativa de los movimientos internos y de las expectativas que nuestra inteligencia levanta a raíz de nuestra comprensión de la naturaleza del Tiempo.

Podemos creer, y no nos equivocaríamos, que la Opinión Pública brotó de fuentes antisociales ligadas a los intereses ocultos de Individuos y Grupos a cargo de la Administración de los Poderes del Estado. Con el fin de identificar su Gobierno con el Estado Creado por todos y ligar el Futuro de la Sociedad al futuro de la relación con el Poder que se les ha confiado para su Administración, los Partidos Políticos y Organizaciones Privadas sobre las que se sostienen esos cuerpos, en defensa de su status quo, alimentan y siembran ideas que se apoderan de los corazones, nublan el pensamiento, esclavizan a los espíritus y los transforman en medios anónimos sobre cuyas cabezas alcanzar esos fines privados que los Administradores escriben para ser su historia, su epopeya, su odisea, su épica.

Creada la semilla de la Opinión Pública sus propiedades y características tienen relación exclusivamente con sus creadores, quienes sirviéndose de los Poderes del Estado expanden su creación hasta alcanzar círculos cada vez mayores. La magnificencia de su fuerza se medirá por su victoria sobre la oposición que habrá de vencer la Opinión Pública hasta arrastrar a las masas al punto de ponerse de rodilla ante la Imagen Artificial sobre la realidad creada en beneficio de sus autores. La realidad de la imagen que inyectan en los pueblos no necesita tener una concordancia con la Realidad que esconden de nuestros ojos aquéllos que le dieron forma para de conseguir por todos los medios el fin que buscan. Una vez la bomba desatada su Fuerza se extiende sobre infinitos círculos hasta moldear el comportamiento de un modo planificado y exponencialmente teledirigido hasta alcanzar el fin deseado.

Aunque el Poder se enriquece a medida que va creciendo y se alimenta constantemente de la experiencia de mentes cada vez más libres y fuertes, que, si bien a su vez son permeables al bombardeo de las transformaciones de los tiempos, la existencia de espíritus independientes le permite a la Sociedad contar con hombres que no sólo no se dejan influir por esas bombas sin núcleo natural, sino que además por la propia fuerza de sus inteligencias reaccionan contra ellas con invencible energía. Gracias a su batalla contra los intereses privados de esos grupos de Poder que hacen de los Estados palancas a su servicio para alcanzar el olimpo de sus utopías egocéntricas, la Civilización se mueve sobre un campo de acción en metamorfosis incesante. Gracias a ellos lo que en un principio fue creado y lanzado para moldear el comportamiento de pueblos y naciones aborta como doctrina para convertirse en burbujas sin consistencia histórica.

Siendo la Opinión la razón de los ignorantes el fenómeno de su manipulación, en lugar de combatirla y elevar la razón al estadio de la Inteligencia, no puede suponer ni deja de ser un delito de los Poderes Privados y Públicos contra el Futuro de la Civilización y el Bienestar de la Sociedad.

Obviamente la Fuerza de la Sociedad para enfrentarse a la deriva de la Civilización en manos de Grupos de Poder estacionados en egos ajenos al Tiempo Universal ha ido creciendo en la medida que lo ha ido haciendo ese Poder. La Historia de la Civilización es un libro abierto del que aprender cómo se ha ido formando este Fenómeno que llamamos la Opinión Pública. Pero es en el Siglo XVI, con la ayuda de la Imprenta, recién salida de la fragua de Prometeo, que con más potencia y claridad podemos detectar la influencia y el uso de esta Fuerza.

Innecesario es afirmar que la Imprenta fue el Motor sin el cual lo que hubiera podido quedarse en la rabieta de un abogado frustrado metido a fraile se transformó en una verdadera Rebelión de Masas. Y aunque personalmente yo dude mucho de la Opinión de las Universidades sobre haber sido la rebelión Luterana el Principio de la Edad Moderna, que, pinchando esa burbuja debe verse y veo en el Descubrimiento de América, no deja de ser cierto que la Edad Moderna, centrada en el Nuevo Mundo, al enajenar de los acontecimientos europeos la Plenitud de la Fuerza del Ejército y Estado más Poderoso del momento, el Estado y Ejército Español, hizo posible lo imposible, que una rebelión aislada se convirtiera en un maremoto de proporciones fratricidas colosales.

El Descubrimiento de la Imprenta al servicio de la Opinión Pública Europea, y el Descubrimiento de las Américas al servicio de la Civilización, privando a Europa de los mejores teólogos y capitanes del momento, fueron los brazos que le abrieron las puertas a una Europa sin Núcleo Divino.

Ahora bien, quien impone su idea, sea por las buenas o por las malas, es quien escribe la Historia de los acontecimientos vividos. Y así fue que una Opinión Pública basada en una reacción sangrienta contra la Curia Vaticana desencadenase un Mal Mayor que el Mal que pretendió curar.

Pero independientemente de estas fuerzas naturales los historiadores de la Reforma cerraron los ojos a la Gran Verdad en juego. La Reforma Protestante tuvo por objetivo existencial la Ruptura y Destrucción de una Civilización fundada sobre la Religión Universal que durante quince siglos moldeó el pensamiento de las naciones europeas. Éste y no otro fue el fin hacia el que fue puesto en movimiento la Rebelión Protestante del Siglo XVI.

Y al cerrar los ojos a la Gran Verdad, que el Movimiento teledirigido hacia la Guerra Fratricida de los 30 Años, tuvo al Cristianismo por Castillo a derrumbar, los historiadores, tanto Católicos como de las iglesias nacidas de aquella Rebelión contra la Civilización Católico-Europea, se olvidan de un detalle fundamental, de primerísimo orden: El Cristianismo fue fundado por Dios y su Hijo, así que la pregunta es de Necesidad: ¿Cómo pudieron unos y otros alienar a Dios de la Contienda? ¿Cómo se ha podido escribir una Historia del Siglo XVI sin comenzar su Viaje contando con la Presencia del Dios Creador de la Civilización Cristiana, y tratar los acontecimientos como si el Hijo de Dios estuviese muerto y su Resurrección hubiese sido sólo eso, una leyenda?

Ergo, asumida como Realidad la Historia del Género Humano en cuanto que un Capítulo en la Historia de la Creación del Universo, y la Fundación del Cristianismo y de la Iglesia en tanto que un Capítulo en la Historia de la Vida del Hijo de Dios, ¿bajo qué presupuestos se puede penetrar en el misterio del Origen de la Reforma alienando de sus fuentes la existencia del Enemigo de Dios y de su Reino?

¿Después de la Resurrección dejó de existir el Enemigo contra quien se escribieron estas palabras? : “VADE RETRO SATANÁS”.

Infiriendo: ¿Mintió el Hijo de Dios en su Revelación Final, ese librito apocalíptico con el que cerró Dios su Libro, profetizando la Liberación de ese Satanás en forma de Sembrador Maligno?

¿Mintió YAVÉ DIOS PADRE en su Hijo profetizando la Siembra Maligna?

Recuérdese que “el espíritu de Jesús es el espíritu de la profecía? …

… Y después de Él no ha conocido el mundo más profeta.

La Profecía es un Atributo del Ser de Dios. Ningún profeta habló jamás en nombre propio. Hablar en nombre propio hubiese sido una acción esquizofrénica egolatrizante maligna. El Profeta fue y es YAVÉ DIOS PADRE. ÉL fue el Señor de los Profetas. Sea porque siendo Todopoderoso y Omnipotente puede anunciar lo futuro en presente, sea porque siendo Omnisciente e infinitamente Sabio conoce los efectos en el futuro de las causas presentes, no existe Profeta fuera de YAVÉ DIOS PADRE. La profecía es un Atributo de su Espíritu. De aquí que cuando con toda Naturalidad el Siervo de Dios escriba: “El espíritu de Jesús es el espíritu de la profecía”, no esté hablando de un profeta por encargo, sino de un Profeta por Espíritu, es decir, de la misma Naturaleza de YAVÉ DIOS, su Padre.

Con “Jesús” los Profetas pasaron a la Historia.

No será la profecía lo que distinguirá a la Nueva Religión; será el espíritu de Inteligencia, que comienza inmediatamente a manifestarse y alcanza su status natural cristiano en San Agustín. La propiedad, el atributo que le será la esencia y sustancia al Cristianismo será el espíritu de inteligencia. No en vano todas las ciencias y las artes, el derecho y la jurisprudencia encontraron en la Civilización cristiana campo fertilísimo, hasta el punto que podemos decir, sin complejo de ningún tipo, que sin el Cristianismo el mundo no hubiera superado la Caída y Destrucción de la Civilización Romana.

Sin la Iglesia el Viaje de la Civilización desde Egipto, Sumeria, Babilonia e Israel al Renacimiento Europeo nunca se hubiese producido.

Sin el Cristianismo aquella Carrera de Relevos en el que la República Romana recogió de la Democracia Griega el Testigo de la Civilización, sin la Intervención de la Iglesia Católica en la Historia del Mundo la Civilización nunca hubiese superado la Caída del Imperio. El Género Humano hubiese sido enterrado definitivamente bajo la piel de una bestia suicida que no dejaría de matar hasta devorarse a sí misma.

Resulta pues un fenómeno sorprendente que los actores de los acontecimientos religiosos del Siglo XVI y sus historiadores, tanto de uno como de otro bando, dejasen de lado, alienasen de la Contienda lo que hace del Cristianismo la Única Religión Verdadera del Universo: La Presencia de Jesucristo a la Diestra de YAVÉ DIOS PADRE, y de SU Imperio sobre el desarrollo de los acontecimientos que el Diablo, el Enemigo del Hombre y de Cristo, estaba dirigiendo hacia el fin en su cabeza forjado : La destrucción de la Casa que el Hijo de Dios fundó en la Tierra y sus Hermanos en el Espíritu edificaron… hablo de la Iglesia Católica.

Iglesia contra la que Ulrico Zwinglio se levantó, y dirigiéndose a sus paisanos con la misma astucia de aquella Serpiente que se acercó a Eva afirmando venir en nombre de Dios, curiosamente venía para destruir lo que Dios creó.

Porque en la cabeza de aquellos enviados del Enemigo de Cristo estaba que Dios había decretado la destrucción de la Casa Fundada por el Hijo de sus entrañas increadas, y elegía, para que le edificaran casa acorde a sus mentes y naciones, a estos nuevos apóstoles, quienes declaraban falso el Evangelio del Espíritu Santo, según el cual la Iglesia Católica es la Esposa del Señor Jesús, ese mismo Jesús del que se lee que su Espíritu es el de la Profecía, de manera que no hay Profeta después de Él, y siendo el Hijo de Dios por su Palabra el Futuro deviene Presente. De aquí que cuando se diga “Dijo Dios”, se escriba inmediatamente, “y así se hizo”, sin importar el viaje de la Palabra a la Acción Consumada. Y aquí es donde está la Fe: NO en el Conocimiento de cómo se hacen las cosas, sino en la Creencia todopoderosa de que la Palabra de Dios es Ley para el Espacio, el Tiempo y la Materia. ¡Cuanto mas para la vida creada!

El Conocimiento que conduce a la Vida Eterna es el Conocimiento perfecto del Hijo de Dios. Que se hizo carne para que el Evangelio no fuese una doctrina religioso-filosófica y sí una contemplación en vivo de sus fundamentos. Este es el Evangelio del Espíritu Santo que el Testador legó a su Esposa y sin cuya firma no puede haber otro, ni lo hubo, ni lo habrá.

Saltándose este Conocimiento tanto Lutero como Zwinglio y Calvino trajeron otros evangelios en lo que ellos vinieron a ser la cabeza de sus iglesias, y quien tuviese la propia, es decir, no pensase como ellos, eran ipso facto condenados a muerte.

La inteligencia de las naciones europeas en aquel siglo no era precisamente muy elevada. El Renacimiento fue un movimiento típico Latino que no llegó a Alemania. De haber seguido la Historia su curso natural también hubiese llegado. El Odio contra la Civilización Católica exorcizó esa influencia.

La Imprenta al servicio de la Reforma, en razón del analfabetismo y la ignorancia de las masas hizo del evangelio del Odio Protestante la Fuerza creadora de una Opinión Pública descarnadamente expuesta a los bulos contra el Evangelio del Espíritu Católico; fuerza y opinión que le sirvieron a Lutero y sus consiervos de caballo de Troya.

Siguiendo con su ataque de Separación de Cristo Jesús de su Iglesia, habiendo visto en las tesis anteriores que el fin buscado por los Reformadores no era otro que crearse una iglesia propia sobre la que erigirse cabezas de ellas, sueño que Enrique VIII realizó, Zwinglio siguió escribiendo:

12.-Por eso obran neciamente, aunque no por causa de la cabeza (ya se realizan esfuerzos, mediante la gracia divina, para restablecer el valor de la cabeza), sino que decimos del obrar necio porque ya no estamos dispuestos a soportarlo, sino que deseamos escuchar solamente lo que la cabeza dice. (Hablando de los preceptos promulgados por gente que llamamos «clérigos», referentes a su boato, sus riquezas, su rango, sus títulos y leyes, causa de toda necedad)

La egolatría que expone en esta tesis el Suizo no tiene desperdicio. La intención subliminal oculta que descubre, no lo tiene menos.

Zwinglio sólo quiere escuchar lo que la cabeza le dice, pero no esa Cabeza del sacerdote, que él lo era, sacerdote, y que es Cristo Jesús; Zwinglio sólo escuchaba lo que su propia cabeza le decía porque él daba por supuesto que su Cabeza era Cristo, y en definitiva él era Cristo; y siendo su cabeza la del Cristo todo el mundo debía escucharle a él, porque cual Cristo lo estuvo, él también estaba en comunicación directa con Dios. No sabemos por cuál línea, pero se entiende que Zwinglio sólo quería escuchar lo que su cabeza tenía que decirle porque su cabeza era Cristo, y Cristo le decía que tenía que destruir a la Iglesia Católica y condenar a muerte a todos los católicos… si no se ponían de rodillas ante él. Al final de sus tesis, ya lo veremos, el “divino Cristo Suizo” rebaja la pena de muerte a la condena de ser reducidos los católicos a la condición de perros abandonados en las calles… en ejercicio de caridad cristiana hacia esos herejes no reciclables.

De donde se ve que el Sembrador Maligno Suizo daba por supuesto o bien que su cabeza era la de un dios, ergo: infalible y omnisciente, o bien que alguien le hablaba a su cabeza y él escuchaba y seguía la palabra de la Voz que le entraba por esa cabeza. Según su parecer ,el obrar neciamente de la Curia procedía de no escuchar la voz de quien le hablaba a su cabeza y le decía lo que debía hacer. Esa Voz era la única que él quería escuchar, y siendo él el mensajero de esa “Voz Oculta” que a nadie más que a él le hablaba, todo el mundo debía escucharle a él para obrar rectamente. Porque:

13.-Oyéndola, se aprende a conocer la voluntad de Dios en forma clara y precisa, y gracias al Espíritu de Dios el hombre es atraído hacia Dios y transformado en ÉL.

Observemos que no dice “leyéndola”. Zwinglio insiste: “oyéndola”.

Oyendo la Voz que le hablaba a su cabeza Zwinglio se sentía en comunicación directa y viva con Dios, quien le daba a conocer su voluntad, que era destruir la Fe Católica y ese Evangelio de la Iglesia Romana que durante 16 siglos, comenzando su Viaje desde y por el propio Jesucristo, se había extendido por todas las naciones del Viejo Mundo y en esos días ponía sus pies en el Nuevo.

Los pies de la Iglesia son los pies de Jesucristo, y en aquel Siglo por fin los ponía en el Nuevo Mundo, de cuyas plantas nacieron las iglesias de la América Latina. ¿Acaso estaban ciegos aquéllos Reformadores, o no querían ver el Milagro del Descubrimiento del Nuevo Mundo?

¿Pero de qué evangelio estaban hablando aquéllos siervos del Enemigo de Cristo? ¿De verdad creyeron que mientras el Señor hacía suyo el Nuevo Mundo, Dios entregaba a su destrucción el Mundo que tanto trabajo le costara levantar de las ruinas del Imperio Romano?

La Voz que les hablaba directamente a los Reformadores y Divinos y los ponía en comunicación directa con ese “Dios Oculto” del que recibían su Orden: destruir la Casa de Cristo en la Tierra, ¿no era la Voz de aquella Serpiente que con su veneno convenció a Eva a decantarse por la Guerra una vez disfrutado del Amor?

14.- Por esta razón todos los cristianos deberían poner su máxima atención en que en todo el mundo sea predicado únicamente el Evangelio.

En el Evangelio está escrito que la Iglesia edificada por el Espíritu Santo de los Apóstoles es la Esposa del Señor, Ese Jesús del que se dice que su Espíritu es el de la Profecía. y cerrando Dios su Libro. una vez revelado que el Hijo de Dios es Dios Verdadero de Dios Verdadero: se cerró la Edad de los Profetas. Ya nunca jamás conocería el Mundo otro Profeta.

Este es el Evangelio de los Apóstoles que la Iglesia heredó. Y vivió en el conocimiento verdadero de que los Milagros y los Profetas pertenecían a la Biblia. En adelante era el espíritu de inteligencia en el Hombre el que debía luchar por la Civilización y la salvación del género humano. Lucha que no estaría exenta de tensiones y revoluciones, que ya se manifestaron en la Edad de los Apóstoles. San Pedro el primero en manifestarlo cuando dejó escrito “vuestra Fe probada, más preciosa que el oro, que se corrompe aunque acrisolada por el fuego”. Corrupción de la que la Historia de las Iglesias hace maravilla por su continuidad “para alabanza, gloria y honor de Jesucristo”, su Fundador, el mismo que abriendo su Fundación profetizó que su Casa sería expuesta a la prueba de maremotos, terremotos, tormentas, diluvios y toda suerte de tragedias, en cuya Victoria se celebrarían en alabanzas su gloria y su honor. 

¿Acaso no sabían esto quienes tenían, como el Suizo, comunicación directa con Dios?

Declarándose Infalibles y Omniscientes, pues si su Cabeza era Cristo y Cristo es Dios, siendo ellos su cuerpo participaban de su Infalibilidad y Omnisciencia, según lo dice la lógica, ¿no sabían Ellos leer con “la razón clara” lo que le había sido dado a conocer Dios Padre a su Hijo, y para los Oyentes devenía en Profecía, a saber, que su Iglesia, su Casa en la Tierra, la que ÉL construiría, sería expuesta a toda clase de enemigos que se alzarían a muerte para echar abajo sus muros, saquear sus tesoros y reducir a escombros el Edificio del Nuevo Templo?

La Historia del Cristianismo, de la Civilización Cristiana, de Europa y del Mundo estaba escrita. La Memoria de los 16 siglos pasados desde la Encarnación y la Resurrección hasta los días de la Siembra Maligna estaban registradas y abiertas su lectura a todas las universidades europeas. Bastaba abrir esos libros para ver en qué manera y de qué forma la Casa fundada por Jesucristo había sido expuesta hasta entonces a ataques mortales de necesidad. Todos los estudiantes de Teología del momento estaban al corriente de la Historia de la Iglesia y de la Civilización Europea desde el Siglo de Cristo al Siglo de los Reyes Católicos. Creer que lo que no consiguiera el Imperio Romano ni el Imperio Musulmán durante siglos pudiera conseguirlo la Liga de las Naciones Protestantes sólo le cabía en la cabeza al Diablo. Obviamente por necesidad el Príncipe de la Muerte debía hacer lo que le era natural, destruir la Casa de su Enemigo, Jesucristo. Su Demencia no tenía cura. Creyó que podría poner de rodillas a Dios sobre el cadáver de su hijo Adán, después creyó que podría poner de rodillas a su Hijo delante de los reinos de este mundo, y seguía creyendo que podría destruir la Casa de Dios en la Tierra mediante la División Fratricida de las naciones europeas gracias a la Reforma. Todo natural en quien, por voluntad propia, había elegido ser príncipe en el Infierno antes que Ciudadano en el Reino de Dios, y se negó, como todos los hijos de Dios hicieron, a poner su corona a los pies del trono de Dios, abdicando en Honor de la Gloria del Hijo Unigénito y Primogénito de YAVÉ DIOS PADRE, Nuestro Rey Jesucristo; pero absolutamente antinatural en quienes siendo hijos de hombres y mujeres se pusieron como objetivo de sus existencias destruir lo indestructible: La Casa que el Hijo de Dios le edificó a su Padre en la Tierra. Esta demencia, creer que podrían retar a Dios y a su Hijo, fue la que el “Dios Oculto” de Lutero le comunico a sus “apóstoles del Odio a Muerte”. Demencia contagiosa que se expandió por todas las naciones europeas. La Semilla dio su fruto, y produjo la Guerra de los 30 Años, herida incurable que, siempre abierta, acabaría conduciendo a las naciones a la Guerra Mundial Absoluta, de la que esperaba obtener el Príncipe del Infierno la destrucción del Género Humano.

El “Dios Oculto” necesitaba mantener escondida su verdadera naturaleza a los ojos de sus siervos. Cegados éstos por la gloria de quienes conseguirían vencer al Hijo de Dios destruyendo lo que Él creó, siguieron adelante sin pararse a comprender que Caín era el Modelo de cristiano que estaban implementando a medida que desplazaban más y más a Cristo de la conciencia de Europa.

Buscando la salvación de unos pocos, la de los Elegidos por Dios para el Cielo, predestinados DESDE ANTES DE LA ETERNIDAD PARA LA VIDA ETERNA en el Paraíso, trabajaron para la destrucción de muchos.

15.- Porque nuestra salvación consiste en creer en el Evangelio y, por el contrario, nuestra condenación consiste en la incredulidad. Y es que el Evangelio contiene claramente toda la verdad.

Y la Verdad, toda la Verdad y nada más que la Verdad es ésta: Que el Señor, Cristo Jesús, es el Esposo de la Iglesia Católica. Y quien se alza contra la Esposa se alza contra su Esposo.

¿Acaso no está escrito? ¿O será que el Suizo no sabía leer? Porque escrito está: “Donde hay Testamento es necesaria la muerte del Testador”. De donde la pregunta siguiente: Quién no tiene Esposa ni Hijos ni familiares a los que dejar Herencia ¿qué Testamento debe firmar?

Luego si hay Testamento y hay Muerte del Testador, hay Esposa y Descendencia. La primera a la manera que estuvo Cristo en Eva, y la segunda a la manera que lo estuvo Isaac en Sara.

Sobre la primera dijo Dios: “No prevalecerán contra Ella las puertas del Infierno”, y sobre el segundo: “Se adueñarán de las puertas de sus enemigos”.

Quien testa es Dios, y como desde el Principio existe el Fin, la Esposa como la Descendencia estaban en Presente en el Ser del Esposo aunque en el Tiempo fuese Futuro.

Destruir a la Madre en la Esposa era destruir a su Descendencia. El fuego de la Voz del “Dios Oculto” que les hablaba a los Reformadores en sus cabezas tenía este destino: Matando a la Esposa el Diablo mataría en las entrañas a esa Descendencia nacida para vencer a todos sus enemigos, y cuyo Nacimiento “la creación entera aguardaba expectante”

Lejos estaban los Reformadores de este Evangelio del Espíritu Santo “hablado en privado entre los perfectos”.

16.-En el Evangelio y del Evangelio se aprende que las doctrinas y los preceptos humanos no ayudan en absoluto para salvación.

Contra esta Voz del “Dios Oculto” de los Reformadores basta traer al frente la Voz del Dios Visible, cuando dijo y dice: “Si no vierais las Obras que hago en nombre de mi Padre no creeríais”.

¿Veis en qué manera las obras son necesarias para la Salvación de las almas?

Cristo no vino a salvarse a sí mismo, sino a salvar a los demás. Cristiano es aquel que sigue su Ejemplo y acorde a su Evangelio realiza obras a Imagen y semejanza de las del hijo del Hombre en beneficio de la salvación de las almas de quienes no lo han conocido, y de quienes aún no creen. Quien niega el Valor de las obras realizadas en Cristo para la Salvación del Género Humano niega a Dios, rechaza a Cristo y se convierte en un Anticristo.

Cristo no necesitó de obra alguna para ser salvado. El Cristiano no necesita de las obras propias para ser salvado, ha sido salvado por las obras de Jesucristo. Siendo Su proyección en la carne, el Cristiano vive según el mismo Principio de la salvación por las obras realizadas por el Hijo de Dios en el Hombre. Este es el Evangelio del Espíritu Santo. Es el Evangelio de la Iglesia desde su Nacimiento. Y será su Evangelio por la eternidad.

Dicho esto: ¿Cómo podía al anticristo sonarle a Palabra de Dios la Carta de Santiago Apóstol? : “La Fe sin las obras de Cristo es fe muerta”.

¿Qué obras son esas sino? : “Dad de comer al hambriento, vestid al desnudo, cuidad a los enfermos, socorred a los huérfanos y viudas, no matéis, no adulterareis, no envidiéis, no juzguéis a vuestro prójimo, perdonad, amad a vuestros enemigos, no robes, no testifiques en falso, ama la paz y la justicia, sed misericordiosos, amad a Dios sobre todas las cosas y a vuestro prójimo como a vosotros mismo, honra a tu padre y a tu madre, santifica el domingo, ama a tus hermanos, conduce a la Fe a tus hijos…”

Este es el Evangelio de la Iglesia, heredado de su Esposo y defendido y expandido por las cuatro regiones de la Tierra. Cada cual responde de sus obras.

Si por ellas se pierden las almas, por ese delito serán juzgados, sean papas, cardenales u obispos.

Si por tus obras salvas el alma de tu prójimo, por su alma serás honrado y alabado delante de Dios.

Y si por la salvación de un alma son borrados los muchos pecados de un hombre, así está escrito, y acorde a esta Palabra seremos juzgados todos los hombres, Siervos como pueblo de Dios, la realidad es obvia: Por la condenación de tu prójimo a causa de tus obras, pensamientos y palabras serás condenado tú. La sentencia contra ésos que pierden a los demás y se creen blindados por la Fe está escrita: “Apartaos de mí obradores de iniquidad”. Que cada cual pues se juzgue a sí mismo antes de ser levantado de entre los muertos.

Y bienaventurado aquel a quien el Señor no le imputa delito.

 

CAPÍTULO CUATRO

Zwinglio dixit:

a) son las autoridades civiles y no el obispo quienes deben detentar el poder aun en materias espirituales; y la Biblia, y sola ella, ha de trazar la pauta de la reorganización de toda la vida ciudadana.

Tras leer esta programa lapidario contra la Libertad Social, el Crecimiento de la Civilización y el derecho del Creador a dirigir su Creación en el Tiempo acorde a su Sabiduría y Amor por la Vida que Él mismo crea, todo lo que queda es quemar las 67 Tesis de este autor demente que quiso encerrar al Género Humano entre las pastas de un Libro cuyo Fin Sagrado es levantarle la cabeza al Hombre, dirigirlo a su Creador, y ahí cumple y consuma la Biblia su función Divina.

Una vez el Creador y su Creación unidos por el Amor a la Vida de ambos, la Biblia alcanza su Gloria, su Maravilla, su Divinidad. Porque no es sólo Dios quien ama la Vida del Hombre, sino el Hombre quien ama la Vida de Dios. El Amor del Creador a su Creación y de la Creación a su Creador es una Fuerza Viva de Poder eterno e infinito. Quien ama al Creador y odia su Creación es enemigo de ambos. Una persona que pretende levantar un Muro intraspasable entre Creador y Creación, haciendo de la Biblia ese Muro, ese hombre no viene de Dios, ni habla en nombre de nuestro Creador, ese hombre es un pobre diablo que en alguna parte de su recorrido existencial perdió los papeles y para compensarlo reclamó Poder Absoluto, pidiendo para él ese Poder que le corresponde a la Iglesia en el terreno del Espíritu.

“A las autoridades civiles, dice, les corresponde la Autoridad sobre el Espíritu”. Este pobre diablo, consciente de que nunca podría detentar ese Poder Espiritual que le pertenece a Cristo y sólo a Cristo, siendo Jesús su Cabeza y la Iglesia Católica su Cuerpo, quiere alzarse con ese Poder mediante un golpe de estado religioso contra la Autoridad Civil. Y una vez encumbrado en ella reclamar la Autoridad de Cristo para desde el Poder de la espada condenar a muerte a todo el que se oponga a su Teocracia.

Esta es la Lectura del Programa del Reformador Suizo. No hay otra. Lo dice letra por letra, su Intención era ser un dios, y conocedor del bien y del mal, ser igual a los dioses de los que hablándole a Eva quiso la Serpiente que Adán fuese.

El Suizo no se corta un pelo, pero lo que más admira es ver la brutalidad de sus paisanos alpinos, quienes teniendo este programa anticristiano delante de sus ojos se pasaron a su bando y se entregaron a la guerra civil, emulando a Caín.

Se entiende que para alcanzar este poder, ser un dios, el Suizo debiera lanzar un ataque frontal contra quien recibió de Dios la Autoridad en el terreno religioso en el seno del mundo cristiano. Su siguiente tesis lo confirma:

17.- Cristo es el eterno y único Sumo Sacerdote. De esto colegimos que quienes se han proclamado «Sumos Sacerdotes» no solamente se oponen a la gloria y el poder de Cristo, sino que incluso le desechan.

Volvemos a lo mismo. ¿Si el Sumo Sacerdocio, su propiedad existencial, cual se ve en el Templo del Jerusalén Bíblico, se basa en ser el único sacerdote que se acerca a Dios, a quién otro le podía corresponder este Sumo Sacerdocio Eterno sino a quien está en Dios, su Hijo Amado? 

Por Naturaleza Divina Jesucristo es, en este orden, Sumo Pontífice Eterno. Pero los hombres, creemos, tal vez los Protestantes no lo son, somos mortales. No que nuestro espíritu pueda morir, pues habiendo sido Creados a la Imagen y Semejanza del Hijo de Dios participamos en su Inmortalidad mediante la Vida Eterna. De haber sido Aarón de la misma Naturaleza Divina que Jesucristo el sumo sacerdocio hubiese sido suyo forever. Pero, siendo la Religión una Adoración perpetua de Dios, a sumo sacerdote muerto, sumo sacerdote puesto por el Templo. O en caso contrario la Adoración Perpetua de la Creación a su Creador sería liquidada, y el pueblo se hundiría en la condición de las bestias. Con el traspaso del Templo de Jerusalén a Roma la Naturaleza Sagrada de la Religión permanece, y la Adoración Perpetua, por la Naturaleza del Sumo Pontífice, Jesucristo, adquiere la propiedad de la Vida eterna.

Este Sucesión de Jesús a San Pedro y de San Pedro al Obispo de Roma no anula ni le roba al Hijo de Dios su Naturaleza de Sumo Pontífice Eterno, porque esto sería afirmar que el Hijo de Dios ya no podría presentarse ante su Padre, argumento satánico en el que ni siquiera me detendré. Siendo Cristo Jesús el Sumo Pontífice del Nuevo Templo, su Naturaleza Divina se abre al Sacerdocio Universal Cristiano, de manera que todos los Obispos, lo mismo el de Roma que sus hermanos en el Templo, forman parte de su Cuerpo, y en razón de la Visibilidad de esta Naturaleza Universal de su Sumo Pontificado Eterno el hijo de Dios levanta a Pedro como Sucesor en el Cargo de “Sumo Sacerdote” que ostentó Aarón delante de Israel a fin de que la Renovación del Género Humano sea Visible ante las naciones de la Tierra y del Cielo por la Redención de Cristo.

Zwinglio habló mentira porque venía del padre de todas las mentiras para hablar en su nombre y destruyendo la Sucesión atacar el Templo de Dios al dejarlo sin Sumo Sacerdote de la Adoración Perpetua del Hijo de Dios. Pues en efecto, Aarón se presentaba delante de Dios en persona, pero San Pedro su Sucesor en la Adoración de Dios se presenta delante del Hijo de Dios, de donde se ve que la Gloria de Jesucristo no sólo no es disminuida sino ensalzada delante de toda la Creación. Por eso todos los Poderes del Cielo, como vemos en el Epílogo del Libro de Dios, la Biblia, proclaman la Gloria del Cordero de Dios, es decir, de su Hijo.

Cuando el Suizo dice que desechan la gloria de Cristo quienes son llamados “sumos sacerdotes” por los Poderes de la Iglesia, el Suizo habló mentira, estaba mintiendo, y habló mentira porque su fuente fue el padre de toda mentira.

San Pedro y sus sucesores (Sumos Sacerdotes) responden ante Jesucristo (Sumo Pontífice Universal Eterno), y nadie sino Jesucristo permanece de pie delante de YAVÉ DIOS PADRE.

La Adoración del Hijo por el Padre deviene en el Templo Católico: Adoración por el Hijo y el Padre. Como Jesucristo ama a Dios con Amor de Hijo, la Iglesia ama a Jesucristo con Amor de Esposa, de esta forma el Amor es el Vínculo Todopoderoso y Eterno que engendra el Misterio de la Trinidad, donde el Padre es YAVÉ DIOS, Señor de los Profetas de Israel, el Hijo es Jesús, Señor de la Iglesia, y el Espíritu Santo es Cristo, cuyo Cuerpo es la Iglesia. Y siendo Jesús y Cristo la misma Persona, que todos conocemos como Dios Hijo Unigénito, el Sacerdocio Católico se levanta en la Eternidad para la Adoración Perpetua del Hijo de Dios, pues “quien no adora al Hijo no adora al Padre que le envió”.

Una mentira no puede sostenerse en pie sino es apoyándose en otras mentiras. La siguiente lo demuestra:

18.- Cristo se sacrificó a sí mismo una vez y su sacrificio vale eternamente como actuante y expiatorio y acontecido por los pecados de todos los creyentes. Esto permite reconocer que la misma misa no es ningún sacrificio, sino un memorial del sacrificio y, a la vez, la confirmación de la redención que Cristo ha realizado en bien nuestro.

Cristo fue sacrificado por Dios, su Cordero Expiatorio: y fue ofrecido por los pecados del Mundo cometidos en la Ignorancia de la Naturaleza Íntima de los Acontecimientos anteriores a la Creación de nuestro Universo que desencadenaron, Traición de Satán mediante, la Caída del Primer Hombre.

¿Acaso un Cordero puede sacrificarse a sí mismo? ¿No le corresponde a su Señor y Dueño realizar ese Sacrificio?

Evidentemente, siendo un Cordero Espiritual, Jesús hubiese podido negarse a ser ese Cordero ofrecido por Dios en expiación de los pecados del Mundo cometidos en la Ignorancia. Que tuvo este Poder de Libre Albedrío lo vemos en el Huerto de Getsemaní, donde Jesús abre su Corazón y le pide a su Padre que si podía pasar de aquella Copa, que se lo permitiese. Mas en su Adoración Eterna de Dios se inclina delante de su Padre y ofrece su Sangre para que por su Sangre sea consumada la Redención de la Transgresión de Adán, cometida en su Ignorancia, pues de no haber habido Ignorancia no hablara el Espíritu Santo de Transgresión sino de Traición a la manera de la de Satán.

No ofreció Cristo su Sangre por los creyentes y sólo y únicamente POR LOS CREYENTES. Esto sí es “desechar la Gloria de Jesucristo”. Dios ofreció su Cordero por los pecados de todo el mundo, pues todos los hombres fueron encerrados en el Pecado por la Ignorancia, y en razón de esta Ignorancia todos son redimidos. 

Así que miente el autor suizo cuando afirma que Dios sacrificó Su Cordero en bien de los creyentes. Esta mentira Desecha el Poder Universal de la Redención de Dios, quien comprendió en su Gloria a todo el mundo. El Espíritu Santo lo afirma a pecho descubierto: “Tanto amó Dios al mundo que le dio a su Hijo Amado para que se salve”. El Espíritu Santo no miente. El reformador sí miente cuando afirma que la redención por la Sangre del Cordero de Dios se derramó exclusivamente a la salud de los elegidos protestantes. Diciendo esto el Reformador desprecia a Dios, desecha la Gloria de su Hijo y ataca frontalmente al Espíritu Santo.

Pero rápidamente la serpiente oculta en el Reformador se pone la máscara, y dice:

19.-Cristo es el único Mediador entre Dios y nosotros.

¡Aleluya! Europa descubría las Américas, el Cuarto de los Nuevos Apóstoles encargados de sembrar el nuevo evangelio descubría la piedra filosofal que le permitiría a su “Dios Oculto” destruir la Casa que Jesucristo y sus Hermanos Edificaron.

El Orgullo, dice Dios, es el principio del pecado. Los reformadores eran dioses y se presentaban delante de Dios sin pedir permiso ni llamar a la puerta. Según su doctrina Cristo es una Persona y Jesús es otra. Cristo no es Jesús, afirman. Cristo no es Dios, dicen. Así que no siendo Jesús el Cristo no necesitaban de Jesús para llegar a Dios. Así, afirmando a Cristo negaban a Jesús, a quien apartan de en medio en su camino a Dios.

Mas por el Espíritu Santo sabemos esto:

El Hijo es Dios,

el Hijo es Jesús,

y Jesús es el Cristo.

Cristo es Dios.

¿En qué demencia argumentativa estaba atrapando este siervo del Sembrador Maligno al pueblo suizo? ¿Acaso alguien cree que la Semilla del Sembrador Maligno sería un grano se cizaña diferente a la Mentira?

Dios estableció a su Sumo Sacerdote, primero Aarón, hasta que llegase Cristo, y después a Jesús, para permanecer por la Eternidad en su Presencia, y éstos apóstoles del evangelio de la Mentira dicen que no necesitan a nadie para presentarse delante de Dios. ¡¡Qué orgullo infernal, tener en la sangre de Satán el corazón!!

Pretenden presentarse delante de Dios de igual a igual, usar a Cristo como portero encargado de anunciar su entrada en el Santuario Santísimo, en el Tabernáculo del Todopoderoso Señor del Infinito y de la Eternidad, Creador del Cosmos y de todos los Mundos que llenan su Reino del Cielo. ¡Cómo se puede ser tan bruto!

En fin:

20.- Dios quiere concedernos todas las cosas en el nombre de Cristo y de esto se deduce que tampoco necesitamos de otro Mediador en el Más Allá.

Del bruto es la brutalidad. El Reino de Dios, dice este bruto, no está basado en un Edificio Social cuya Núcleo de Poder Universal es la Corona de su Hijo. “Para nada”, dice este cuarto apóstol del evangelio de la Mentira. El Creyente Suizo y sus colegas protestantes entrarán en el Templo del Altísimo delante de cuya Presencia el mismo Cosmos dobla rodillas, y charla que te charla con el propio Dios Hijo Unigénito chocarán la mano del Creador del Universo.

La demencia se seguía poniendo nombres. En esta ocasión se dio el de Zwinglio. Y con este nombre firma que “Cristo no vive en Nosotros”, Cristo es un Mediador en cuyo Nombre nos es concedido absolutamente todo. Y si todo, que Jesús se quite de en medio, todos a invadir Su Ciudad, y a bajarlo de su Trono. No hay más autoridad que la del Pueblo.

Amén.

Con su aleluya:

21.- Si aquí, en este mundo, oramos los unos por los otros, lo hacemos confiando en que solamente por Cristo todo nos será concedido.

No oréis por los enemigos, (están todos predestinados a la hoguera del infierno), ni por los pecadores (lo están porque son unos pecadores), ni por los que no creen para que crean (no creen porque así lo ha establecido Dios desde la eternidad y no vais a ir en contra del decreto del Todopoderoso); orad por los unos por los otros, todos santos, todos maravillosos, todos dioses.

“Hipócritas, si no superáis la justicia de los fariseos no entrareis en el reino de Dios”. La Sangre de Cristo no fue derramada por todos los hombres, sólo por vosotros, los Creyentes, pues antes de que existiera el Pecador de Adán ya estaba predispuesta la Sangre del Cordero de Dios para que en ella cocinaseis la carne de vuestros enemigos: ¡esos papistas inmundos!

22.- Cristo es nuestra justicia y de ello colegimos que nuestras obras, siempre que sean buenas, es decir, realizadas en Cristo, son buenas obras; pero no lo son si las realizamos por cuenta propia.

¿Cristo es vuestra justicia? ¿Vosotros sacrificasteis al Cordero de Dios? ¿Vosotros lo enviasteis del Cielo para que en su Sangre el amor de Dios por el Mundo entero se manifestase? ¿Y cómo es que siendo vosotros ese Dios que es Amor en vosotros el Amor se convirtió en Odio?

La Historia de los crímenes de los Reformadores está escrita. Que Dios creó al Hombre a la imagen y semejanza de su Hijo, también. ¿Quién fue el Original a cuya imagen y semejanza los Reformadores cometieron sus matanzas, sus genocidios contra los campesinos, sus crímenes contra sus oponentes? ¿Fue Jesucristo ese Original? ¿O lo fue Satán, padre de toda mentira y de los Homicidios cometidos en la Tierra desde la Caída a nuestros días?

La hipocresía de los reformadores fue absoluta. Afirmaron que sus crímenes y homicidios estaban hechos en Cristo. Afirmaron que Cristo asesinó a sus enemigos, mató a sus oponentes, derramó sangre a raudales, y, siguiendo Su Ejemplo, ellos fielmente le dieron gloria sobre los cadáveres de sus enemigos papistas.

Pero en la tesis siguiente la hipocresía se hace divina:

23.- Cristo dejó a un lado el provecho y las glorias de este mundo y de ello deducimos que aquellos que en nombre de Cristo atesoran riquezas, le perjudican sobremanera; porque le invocan como pretexto de su avaricia y arbitrariedad.

¿Estaba hablando de Suiza?

Y a la hipocresía se le suma la imbecilidad más patológica cuando escribe:

24.- Como ningún cristiano está obligado a hacer obras no ordenadas por Dios… puede tomar en cualquier tiempo los alimentos que le plazcan. Y de esto deducimos que el permiso del gustar del queso y la mantequilla son un engaño papista.

No sé por qué cuerno agarrar a este toro. Si hubiese sido Minotauro, merecería la pena la aventura. Pero era cabra, de las que dan queso y mantequilla. Hasta en la sopa veían al diablo, pero no era el diablo, era el Papa.

¡Qué locura!

25.- El cristiano no depende de fechas o lugares determinados, sino al contrario. Por consiguiente, quienes señalan fechas y lugares privan al cristiano de su libertad.

Tanta estupidez puede conmigo. Baste a cada día su afán. La moraleja de esta tesis: Todos a trabajar los siete días de la semana, los 354 días del año, y maldito el que se mueva de su lugar y se regale una peregrinación a Santiago, a Jerusalén, a Roma, a la China. Y maldito el que descanse en Navidad, Semana Santa, y fiestas religiosas de guardar. Todos esclavos, hasta la muerte.

Aleluya.

 

CAPÍTULO CINCO

 

El Pensamiento es la fuente de la que procede la energía que mueve los labios para producir eso que llamamos “la Palabra”. Todos los mamíferos tienen boca y garganta, pero el único mamífero en el que se manifiesta este Poder, “la Palabra”, es en el ser humano. Quiero decir, la existencia de la Palabra no tiene que ver tanto con el hecho de tener boca y garganta, y sí tiene que verlo todo con el cerebro del Mamífero Sapiens, en el que las cuerdas vocales se desarrollan con un solo fin, darle al Pensamiento “poder de manifestación”. Este Poder es “la Palabra”.

Este “hecho”: la Palabra como Poder Natural del Ser Humano, fue el Verdadero Descubrimiento del Mundo Griego Clásico. Desde Solón a Aristóteles la Palabra experimentó una evolución maravillosa, única en la Historia del Mundo Antiguo, en la que el Poder del Pensamiento se hizo Realidad y conformó la estructura de la Sociedad y del Estado. La base de aquel Acto Histórico que le marcó a la Civilización su rumbo en dirección al Nacimiento del Cristianismo basó su Potencia en lo que hoy llamamos Real Politik. O lo que es lo mismo, el Pensamiento Individual y del Cuerpo Social Clásico no estaban encajonados entre las los Muros de una Ideología. Esta Libertad les permite a los pensadores abrirle horizonte a su Pensamiento y entre todos determinar la dirección de los acontecimientos que nos toca vivir y poner en activo

El Mundo Griego fue una Sociedad creada por y para Políticos Filósofos. Por el contrario el Mundo Romano basó su Poder no tanto en el Pensamiento cuanto en la Fuerza de la Espada. Donde el Mundo griego puso el Pensamiento el Mundo Romano puso la Espada, la Palabra tenía que servir a la Espada.

Observando la evolución desde la Roma Antigua a la República observamos que el Crecimiento del Estado Romano se basó en la lucha por el Derecho. Todas las revoluciones de la Edad Medieval Romana se basaron en la conquista de la Igualdad de Derechos entre las clases sociales. A la altura de la Edad Imperial Romana la Palabra se limitó a servir al Imperium de la Espada.

Con el Cristianismo renace el Pensamiento como fuente de la Palabra. “La Palabra es Dios”. Dios se hace la Fuente de la que procede el Pensamiento. Se me dirá que este Renacimiento fue de necesidad. Contra la Espada desenvainada en la mano del César, el Cristiano tuvo que hacer de la Palabra su “espada”.

Esta Revolución fue la que activó el Hijo de Dios. El Poder del Hombre no está en la espada, está en su Palabra. La palabra es lo que define al Hombre. Y fue por esto que los Padres de la Iglesia y los Historiadores del Cristianismo vieron en la Victoria de la Civilización Clásica la Preparación del Advenimiento de Cristo. 

En adelante en la Guerra entre el Paganismo y el Cristianismo éste le opondría a la Fuerza de la Espada el Poder de la Palabra. Los Padres de la Iglesia Católica no cejaron hasta que el Paganismo cayó a sus pies, y Dios, como Fuente del Pensamiento Humano, fue reconocido por la Civilización como la Fuente Única que le abre al Pensamiento del Hombre un Horizonte sin límites.

Esta fue la Esperanza que animó el espíritu Cristiano, y en San Agustín encontró la manifestación más visible del Pensamiento Cristiano, a saber,  vencer sin la espada a todos los sistemas ideológicos que bajo una máscara religiosa pretendieron encadenar el pensamiento de los hombres a los muros de sus intereses privados. En términos literarios se conoce más las Confesiones y la Ciudad de Dios que los escritos de guerra contra el paganismo en los que basó su gloria esta Columna del Templo Cristiano.

Vinieron las Invasiones y la Caída de la Civilización a los pies del caballo de Atila. La Civilización encontró su refugio en los brazos de la Iglesia. El Derecho, la Teología, el Estado, encontraron en Ella su Cueva de Invierno donde pasar la Larga Noche que se avecinaba hasta su Renacimiento. El advenimiento de Santo Tomás fue el canto del Gallo de la Mañana que anuncia el nuevo Día. Desde las cumbres del Cielo, Dios había abierto su Pensamiento con la Fuerza de un río que bajando de altas cumbres al tocar el valle extiende majestuoso su caudal, vivificando campos secos y baldíos. La Palabra y Dios se hicieron Hombre una vez y para siempre. Había que seguir bebiendo de ese Río de la Vida de la Inteligencia Divina, porque en sus aguas tiene el Pensamiento toda Ciencia y Sabiduría.

Ésta es la Doctrina Cristiana por excelencia: “Dios es la Fuente, Principio y Origen del Pensamiento Cristiano”. “La Palabra y sólo la Palabra es la esencia y la sustancia del Ser Humano”. “El recurso a la espada es un acto de Negación de Dios, por el que se niega que el Hombre haya sido creado a su Imagen y Semejanza”.

La cuestión que aquí nos llama a refutar las tesis de este apóstol del Evangelio de la Mentira, que el Protestantismo hizo suyo, es la siguiente: ¿Qué “Dios” fue la Fuente del Pensamiento Protestante?

Desde el primer momento el primero de los Cuatro Apóstoles del Evangelio de la Reforma le reveló al mundo que su Fuente era un “Dios Oculto”. Ahora bien, vemos que Dios no se oculta jamás del Hombre sino que se descubre en la Plenitud de su Amor y Poder a quien le busca.

¿Quién fue ese “Dios Oculto” de los Apóstoles del Evangelio de la Reforma? ¿En cuáles de los hijos de Dios, tanto Apóstoles como Padres de la Iglesia, leemos que Dios Padre sea un “Dios Oculto”? ¿En cuáles de los hijos de Dios en los que el Verdadero Espíritu del Hijo de Dios vivió leemos que Ellos llamasen a la Espada para vencer al anticristianismo en el que se encerró el Paganismo?

Si pues Dios engendra a todos sus hijos acorde a la Imagen y Semejanza de su Unigénito ¿cómo es que los Apóstoles del Evangelio de la Iglesia Católica prefirieron morir a matar, y en cambio los Apóstoles del Evangelio de la Reforma eligieron matar a morir?

“Por sus Obras los conoceréis”. Y éstas se refieren a la Palabra. Porque si la Palabra es la Manifestación mediata del Pensamiento, las Obras son el resultado final de su existencia. De manera que quien no vive como Cristo, no es de Cristo, y quien mata, como el Diablo mató a Adán, es de Satán. En esto no hay términos medios. Entre morir o matar la elección es la de Cristo.

Como dije antes, la historia de los homicidios de los Apóstoles del Evangelio de la Reforma están escritos. Sabemos que sus discípulos usando las Universidades intentaron borrarlos y justificarlos en la identificación de la Iglesia con el Anticristo, la Babilonia del Apocalipsis, etcétera, palabras muy propias del Sembrador Maligno, fuente de Odio sin límites de cuyas aguas bebieron sus siervos como si leche fuese. Si había que prenderle fuego al mundo, adelante.

Entrando ya en materia, observamos además que todos los Apóstoles del Evangelio de la Reforma fueron hijos de la burguesía del momento. Sin ser la élite del Renacimiento, que ninguno de ellos conoció, ni tampoco del Humanismo, aunque el Humanismo los jaleara, los Cuatro Apóstoles de la Reforma Maligna se alimentaron de la inteligencia más actual del momento, pan reservado para los poderosa naciente clase burguesa. Engordados con ese pan manipularon a las masas analfabetas del momento. La ignorancia, en este caso de los pueblos alpinos, se nos descubre en su discapacidad intelectual para analizar unas tesis en las que Zwinglio desplegó su Odio contra la Iglesia fundada por Cristo, de cuyo análisis hubiesen podido descubrir la identidad del Dios Oculto al que tanto el Suizo como el Alemán sirvieron. 

Es de retórica acusar al enemigo de los males en los que el acusador se gloría. La mejor defensa ha sido de siempre el contraataque acusando al enemigo de padecer los males de los se le acusan. Puesto que nadie mejor que el propio acusado conoce la intimidad de los males de los que se le acusa nadie mejor que él para desplegar esos males en toda su virulencia contra quien se siente escandalizado.

Zwinglio, lo mismo que Lutero, hizo de esta regla su altar mayor. Leamos su Vigésimo Sexta Oración Sagrada:

26.- Lo que más desagrada a Dios es la hipocresía. Por lo tanto, todo cuanto el hombre haga para aparentar ser mejor que los demás es pura hipocresía y merece ser puesto en entredicho. En esto van incluidos los hábitos o ropajes, los signos (cruces, etcétera) cosidos a la vestimenta, la tonsura, etc.

¿Ser mejor que los demás es ser hipócrita? ¿El corredor que corre, en cualquier rama de las ciencias, de las artes, del derecho, de la Religión, para ser el mejor delante de los tribunales de los hombres y de Dios, es un hipócrita?

Ya con estas dos cuestiones no merece la pena siquiera seguir comentando la hipocresía que extiende Zwinglio. Pero concedamos. ¿Qué es la Creación y la Civilización sino un movimiento de superación constante en el Tiempo y el Espacio? Ser mejor cuando lo que se ve es malo o peor, es un Deber Sagrado.

Nadie puede ser mejor que Dios pero todos tenemos el deber de ser mejor que quienes nos precedieron porque todos estuvieron encadenados a la Mentira, a la Corrupción y a la Ignorancia. “Ser mejor” en el campo del Bien es un Deber Cristiano. Hay que ser mejor Papa, mejor Obispo, mejor Creyente, mejor Pensador, mejor Político, mejor Científico, mejor Defensor de los derechos del Hombre, de la Vida. ¿Es esto ser hipócrita?

El hipócrita de Zwinglio blinda su hipocresía tras la máscara de las vestiduras. Bien sabemos que a nadie le deseamos la suerte del Diablo, pero no podemos permitir que la Semilla de los Apóstoles del Evangelio de la Reforma siga en activo. Este es el Día en el que se hará Viva la Profecía: “El Señor le dirá a sus siervos: Recoged la Cizaña y reunidlas en haces para quemarla”.

Ser mejor “en el campo del Bien” es el Motor de la Civilización. Esta Tesis no sólo va contra Cristo y la Iglesia sino que ataca a la propia Civilización. No menos que la siguiente proclama anticristiana:

27.- Todos los cristianos son hermanos de Cristo y hermanos entre sí y ninguno debe considerarse superior a otros delante de Dios. Esto quiere decir que las Órdenes Religiosas, las sectas y los movimientos revolucionarios cristianos no tienen razón de ser.

Mentira. El Evangelio del Espíritu Santo es que todos los Cristianos somos hijos de Dios, de donde la segunda parte de la primera frase no tiene sentido, pues Dios ama a todos sus hijos con amor de Padre. Pero Dios a unos los engendró para ser los Hermanos de Cristo, (sus Apóstoles) y a Ellos los sentó a su lado como los Ministros Todopoderosos de su Reino; a otros los hace sacerdotes y les da el espíritu de Esposa para que vivan sempiternamente en la Adoración a Dios, a otros los hace hijos del Rey para trabajar en su Casa en la Libertad que viene del Amor a su Padre, y a todos nos hace Ciudadanos de su Reino para disfrutar y gozar de la Libertad sin límites de quienes vivimos para disfrutar de la vida de los hijos de Dios y Ciudadanos de su Reino.

En cuanto a la segunda frase, el siervo maligno vuelve a repetir su ataque contra la Civilización.

El Cristianismo es Revolución en esencia y sustancia. En el seno de la Historia de la Civilización Jesucristo es la Revolución. Condenados a vivir por la Espada, el ser humano fue rescatado para la Palabra que viene del Pensamiento de Dios. La Inteligencia Divina se derrama en el Hombre y lo dirige hacia las Ciencias, las Artes, el Derecho, siempre en avance, siempre en lucha, siempre victorioso. Es en la Era de Cristo donde tienen lugar todas las revoluciones que han hecho del Mundo Contemporáneo el que es, y es en este Campo donde sigue viviendo el Espíritu de la Revolución Cristiana que marcó un Antes y un Después. Todos, incluso los enemigos, han sido vencidos por la Era de Cristo. ¿De qué estaba hablando entonces este Apóstol de la Mentira?

¿Innecesarias, dice, que fueron las Órdenes religiosas Medievales en las que el Tesoro de las Letras encontró Refugio?

¿No fueron ellas las que recogieron el testigo del Apostolado y llevaron el Evangelio a las regiones europeas aún salvajes? Los Anskar, Bonifacio, Francisco de Asís, etcétera, ¿fueron innecesarios? ¿Lo serían los que le sucedieron y llevaron el Evangelio a las Américas y al Lejano Oriente?

¿Quién se creyó ser este Zwinglio para decirle a Dios lo que era o no era necesario para el Bien de la Salvación del Género Humano?

Y sin embargo, en su siguiente oración, diciendo “justo es todo lo que Dios ha permitido y no ha prohibido”, el hipócrita se niega a sí mismo: niega enseguida lo que acaba de negar.

28.-Justo es todo lo que Dios ha permitido y no ha prohibido. Por consiguiente, el matrimonio es cosa lícita para todos los hombres.

Pues si Dios permitió la creación y existencia de las órdenes religiosas, de las que se sirvió para expandir su Evangelio, hechos escritos en los libros de Historia, ¿quién es quién, llámese como se llame, para abolir lo que Dios bendijo?

Y es que cuando la Hipocresía y el Orgullo van juntos de la mano no se puede esperar nada bueno. A quien bendice le toca dar por finalizada la ocasión, y quien quita a Dios y maldice lo que Él bendijo, lo hace a nombre propio y deberá responder delante de Dios de su maldición contra lo que Dios puso en Movimiento.

En la Civilización dos son las Fuerzas Motoras que actúan en su seno, Dios y el Diablo.

Quien ama a Dios, ama su Creación; quien odia su Creación, ama al Diablo. No hay otra regla, “con Dios o contra Dios”.

En cuanto al Matrimonio de los Sacerdotes la controversia vino de un alma hipócrita: Dios bendijo la Procreación y la Multiplicación de las familias humanas antes de llamar a Adán y Eva. Primero Bendice y luego Engendra. Adán fue el Primer Hombre que llamó Padre a Dios, el Primer Hombre al que Dios llamó “hijo mío”. Su Nacimiento no se produjo por Encarnación sino por la Bendición. El Sexo Reproductor fue bendición para todas las familias humanas. Así que el Primer Hombre, contrariamente al Evangelio de la Reforma, que recogió el Judaísmo contra el que Jesucristo se levantó, no cayó por la Concupiscencia. Estando bendito el Acto Sexual reproductor no podía ser la Carne bajo la Ley de la bendición la causante de la Maldición. Hacer de la Concupiscencia, que surge tras la Caída, la raíz del Pecado que se mereció la Maldición, doctrina judía que la Reforma hizo suya, es Negar a Cristo y rechazar a Jesús.

Observamos que siendo la Muerte de Jesucristo Prototipo de la Muerte de Adán, por proyección divina vemos en la Virginidad del Hijo de María el Discurso de Dios sobre la Causa de la Caída de Adán, su hijo menor, que en nada y para nada tuvo que ver con esa Concupiscencia que hallando campo en los Reformadores los arrastró en este terreno a resucitar de su tumba la doctrina judía sobre el Origen del Pecado de Adán. Si el Amor era y es el fruto del Árbol de la Vida, la Guerra es y era el fruto del Árbol de la ciencia del bien y del mal, del que comiendo, siendo natural a la Guerra la Muerte, moriría el que comiese; hecho que el Hijo de Dios dejó claro cuando le dice a Pedro “El que a hierro mata, a hierro muere”.

El matrimonio le es cosa lícita a todos los hombres y mujeres en razón de la Bendición de Dios: “Procread y multiplicaos y henchid la Tierra”. Si alguno sabe cómo podía operarse esta Multiplicación sin el concurso del Acto Sexual reproductor, que lo diga.

Nacidos Adán y Eva de sus padres vivieron bajo la Ley de la Bendición, no de la Concupiscencia. Ésta entra en el mundo como efecto de la Caída.

Ahora bien, ¿condenaban los Reformadores a Jesucristo por su Virginidad Sagrada y lo despreciaban por no acogerse a la Ley de la Bendición?

Parece más que evidente que en Jesucristo tiene el Género Humano ese Modelo Original Divino en el que se cumple “Hagamos al Hombre a nuestra Imagen y a nuestra Semejanza”: Sin embargo en Jesucristo tenemos al Todopoderoso Dios Hijo Unigénito. Y únicamente a un demente puede ocurrírsele ser quien ÉL es: Sacerdote, Rey, Señor, y Juez Universal. Desde el principio el Espíritu Santo dijo que Dios a unos los hace sacerdotes, a otros maestros, sabios, etcétera. Y en ser lo que es cada cual encuentra su felicidad. El Sacerdote tiene en la Virginidad de Cristo su Modelo. El Sacerdocio Católico es un Pueblo aparte, como lo fuera la Casa de Aarón entre las Tribus de Israel; Dios aparta y reserva el Sacerdocio Cristiano para la Adoración de su Hijo, y por este deviene Inmaculado a la Imagen y Semejanza de su Señor.

No menos verdad es que el Espíritu Santo dijo: “Quien se abrase, que se case”. Mas hacer de esta Ley de Misericordia una Ley de Maldición contra el Sacerdocio Católico es Maldecir al Señor a cuya Imagen y semejanza engendró Dios a la Iglesia Sacerdotal. Ergo, los Apóstoles del evangelio de la reforma odiaron a Cristo y amaron al Diablo, su verdadero señor, cuya única meta es la destrucción de la Casa de quien le aplastó la cabeza, nuestro Rey y Padre Jesucristo.

29.-… y de aquí colegimos que aquellos que se denominan «clérigos» pecan si habiendo advertido que Dios no admite su continencia no la remedian casándose.

El hipócrita tiene en la hipocresía su gloria, y habla del Dios al que no ama, y porque no LE ama descubre que no LE conoce, pues quien conoce a Dios LE ama por razón natural de su alma. Y desde su maldad, (pues nadie que se llame cristiano puede justificar sus pecados en la ignorancia una vez producida la Redención), y pretendiendo darse de sabio da por maligno a Dios al acusarle de llamar al Sacerdocio para después despreciar a quien llama en razón de la Virginidad a que fue llamado.

Incontinencia se refiere al estado civil o casado del que teniendo libre acceso a la acción natural se mantiene por voluntad -o por circunstancias- ajeno al contacto con el otro sexo. Llamar a la Virginidad Consagrada de Cristo “incontinencia” es poner en boca propia las palabras del Diablo, y maldecir a Dios por haberle dado al Hombre el Poder y la Fuerza de ser Semejante a Cristo en el Sacerdocio Divino, al que se consagra libremente en el uso de la plenitud de sus facultades físicas y mentales.

Mas quien no es nacido de este Espíritu y se declara sacerdote opera como aquel maldito hijo de Dios que haciéndose pasar por Enviado de Dios Padre arrastró al Primer Hombre a la Muerte.

La Virginidad de Cristo es de sus Sacerdotes, pues siendo ÉL su Cabeza y Ellos su Cuerpo, en todo son Una sola cosa, la Esposa y el Esposa, unidos en Santo Matrimonio sempiterno por Dios. Tal fue la Doctrina del Espíritu Santo. Así que ¿de qué estaba hablando este necio? cuando escribía:

30.- Quienes hacen voto de castidad realizan una promesa ingenua o neciamente. Y por eso los que tales votos hacen obran alevosamente para con los hombres piadosos.

¿Quién se creía ser este necio para entrar en el reino de Dios, callar al Rey y a Dios, su Padre, y decirles a la cara lo que debe ser y lo que no debe ser, lo que es bueno o lo que es malo, lo que es pecado o lo que es cristiano?

¿Cómo aquella nación de guerreros admirados en Europa pudieron llegar a ser tan cobardes como para ponerse de rodillas delante de un hipócrita de esta especie?

Todos los historiadores que merecieron ser llamados maestros en esta Ciencia han observado la Incontinencia Concupiscente de los Reformadores. Lutero, Enrique VIII, Calvino, Zwinglio, fueron invenciblemente dominados por la fuerza sexual, que ellos levantaron hasta el extremo de convertirla en la razón de sus vidas, la causa por la que prenderle fuego al mundo entero.

El Voto de Castidad es un acto de renuncia temporal que puede ser terminado a voluntad en bien de la salvación del alma. Cualquiera puede hacer un Voto de Castidad en razón de una causa humana o sagrada. Nada hay de malo en ello. Ni por contraerlo ni por superarlo, cum laude o sin cum laude. “El que se abrase, que se case”, que su miedo a reconocer su debilidad no se lleve su alma por delante. Dios ama a todos sus criaturas, unas son más fuertes y otras más débiles, lo que cuenta es su Amor de Padre.

El Voto de Castidad es un Acto que se contrae voluntariamente y queda sujeto a la razón natural. La Virginidad del Sacerdote es un Acto de Llamada de Dios por el que el Hombre nace del Espíritu de Santidad de su Señor para vencer y ser invencible.

Desgraciadamente el Sacerdocio Medieval arrastró a la Aristocracia a apoderarse de la Casa del Señor, encerrar a la Esposa de Cristo en las mazmorras de sus maldades, y no pararon hasta expulsarla de su Casa y apropiarse de sus bienes. Los Apóstoles del Evangelio de la Reforma se unieron a aquella Aristocracia Malvada y sirviendo al Enemigo de Cristo les abrieron la Puerta a aquella banda de ladrones que no dudaron en levantar el hacha de Guerra y sacrificar en el campo de batalla los millones de seres sepultados a sus Credos Malignos desde aquel 1517 al 1647.

La fama de violador que persiguió a Zwinglio se merecía bien la muerte de todos los testigos que pudieran levantar su voz contra su conducta perversa y malvada.  

SEGUNDA PARTE

LA DOCTRINA DE LA EXCOMUNICACIÓN

 

Dice el Evangelio del Espíritu Santo que a la edad de 12 años Jesús se presentó en el Templo con la sana intención de descubrirse y ser investido como rey acorde a su herencia Davídica. Sigue el Espíritu Santo escribiendo posteriormente sobre la Necesidad de la Muerte de Cristo, ya profetizada por Dios desde los días de ese mismo rey David cuya Corona fue a reclamar el Niño Jesús al Templo. La conclusión de ambos Capítulos nos conduce a la Palabra que Dios le dirige a su Hijo desde su Libro, cuando escribe: “No seas como caballo sin brida”, de donde se ve que antes que su Hijo viniese del Cielo ese Padre ya había visto esta irrupción en el Templo de su Hijo Jesús. Hasta ese punto conocía Dios a su Hijo. Y porque le conocía ÉL podía predecir que Su irrupción en la Historia de nuestro Mundo se realizaría bajo el signo de la Cólera contra el enemigo del Hombre. Jesús entra en nuestro mundo, acorde a lo Escrito, como Rey de reyes y Señor de señores sobre su Caballo de Guerra, y dispuesto a lanzarse contra los ejércitos del Enemigo de su Padre. No era ése el Plan de Salvación Universal que Dios concibió tras la Caída.

Pero más allá de este detalle el punto en el que debemos fijarnos tratando el Capítulo del Niño en el Templo se refiere a su Edad. El Niño tenía 12 años. Ya de por sí un fenómeno extraño, que los niños abriesen la boca delante de los Ancianos, y más extraño aún que se le permitiese hablar entre los Ancianos del Templo, es el punto sobre el que debemos centrar nuestra inteligencia. Ciertamente a partir de los 14 años los hijos de Israel eran considerados adultos. Y como adultos se les permitía hablar delante de los Adultos. Estamos hablando en caso de que a los 14 años, la edad legal en la que el Israelita adquiría su mayoría de edad delante de su pueblo, tuviese algo que decir. No se registró jamás caso semejante y precisamente esta excepcionalidad fue la que le permitió hacer uso de la Palabra al hijo de José y María.

De esta Libertad que Jesús hizo uso entendemos dos cosas:

La primera que por su físico todos los Ancianos y presentes dieron por descontado que ese Niño había cumplido los 14 años.

La Segunda: que se le permitiese seguir hablando nos descubre el Hecho que el hijo de María y José fue a revelarles, que Él era el Mesías, Él venía de Dios, su Padre, y conocía todas las cosas. Y acorde a su Inteligencia hablándoles de las cosas del Cielo y de la Tierra los dejó a todos boquiabiertos hasta el punto de permitirle un Tercer Día, en el que habiéndoles demostrado que Él era el hijo de David de las Escrituras, debían tomar la Decisión Final de investirle como el Heredero Legítimo del Reino de Israel.

Ya conté en La Historia Divina de Jesucristo en qué manera aquél Fenómeno llamó la atención del mismo Simeón que le tuvo en sus brazos apenas recién nacido, y lleno del Espíritu Santo vino al Templo a decirle al Hijo de Dios que proclamarse rey de Israel acorde a las leyes de los hombres no era la Voluntad de Dios, su Padre. Era Él, el Hijo de Dios, quien debía retirarse hasta que la Plenitud de los tiempos llegase, pues la Necesidad de la Muerte del Cordero de Dios era de Ley.

Quiero decir, durante la Gran Batalla que la Esposa del Señor … discurseado por el Espíritu Santo en el Templo, y ante el que se inclinó Jesús en Obediencia a Dios Padre, de cuyas cosas fuera a ocuparse… olvidando que no hay dos personas, un Cristo por aquí y un Jesús por allá, los teólogos de los primeros siglos cayeron en la herejía porque quisieron poner a Jesús en un sitio y a Cristo en otro: mientras afirmaban que las Escrituras son la Fuente única del Pensamiento Cristiano, se sacaron los ojos y donde se está escrito y se lee que Cristo es el Nuevo Nombre de Jesús, y de aquí que hablemos de Jesucristo, y el Espíritu Santo para reafirmar este Nombre Nuevo dado por Dios a su Hijo le llama Cristo Jesús; contra la Escritura siguieron viendo en el Mesías y Redentor dos personas, Cristo por un lado y Jesús por el otro. Esta Razón Herética es la que rescató el Diablo de la tumba en la que la enterrara la Iglesia por Designio del Espíritu Santo, y acorde a esta fuente anticristiana observamos en todas las tesis de los Apóstoles del Evangelio Maligno de la Reforma Protestante que todos ellos hablaban siempre de Cristo, pero que de Jesús se servían sólo de referencia, olvidando que Cristo es el Nombre Nuevo que le dio Dios a su Hijo Jesús, de manera que de no haber habido Jesús no hubiera podido nacer el Cristo.

Sabemos por la Doctrina de nuestra Santa Madre Iglesia Católica que el Hijo y el Espíritu Santo se hicieron un único Ser. Porque antes de su Encarnación se puso en Duda que el Espíritu Santo del Padre viviera en el Hijo. Más aún, toda la Tama de la Caída, la Traición de Satán y sus aliados en el Homicidio de Adán, hijo de Dios, tuvo en esta Duda su fuente. ¿Cuál sería la respuesta del Hijo Amado de su Padre a la Prohibición y Pena de Muerte correspondiente contra todo el que hiciese de la Guerra, Fruto del Árbol Prohibido, su pan de cada día?

La Creación entera mantuvo durante los próximos milenios su corazón en un puño, el aliento contraído hasta ahogársele el pulso, a la espera de la respuesta del Hijo Amado de su Padre. La RESPUESTA de Jesús la conocemos, y fue decir delante de Cielo y Tierra: “YO SOY JESUCRISTO, quien me ve a mí ve al Padre”. De aquí que la Iglesia escribiese: El Espíritu Santo es Dios. Ergo: El Hijo es Dios, el Padre es Dios; dos Personas, un Único Dios Verdadero.

Borrando esta Unidad Perfecta entre el Padre y el Hijo en el Espíritu Santo, en razón de lo cual todo lo que viene de Dios viene del Hijo, Unidad cuya Inteligencia no fue entendida por la Iglesia de Bizancio, que quiso en su orgullo para llegar a Dios quitar de en medio a su Hijo, siguiendo cuya regla herética, que le costara a la Iglesia ortodoxa Bizantina su Destrucción, el nuevo evangelio protestante, más sutil en su potencia retórica, repitió el mismo argumento pero separando a Jesús de Cristo, de tal forma que el hombre tiene por Modelo a Cristo, el hombre, pero no a Jesús, el Hijo de Dios, olvidando de esa manera maligna que no hay división en el Hijo, pues ÉL es Jesucristo.

Es por esto que en sus Tesis se habla siempre de Cristo, pero nunca, o lo menos posible, de Jesucristo. Esta razón herética la hemos visto en las Tesis precedentes del apóstol protestante suizo, y la seguiremos encontrando en nuestro camino como piedra maligna cuya naturaleza es hacernos caer a los pies del Sembrador Maligno.

Siguiendo con su evangelio herético el sembrador suizo de la Cizaña del Odio en cuyas ramas permanecería Europa hasta la Segunda Guerra Mundial, escribe en su 31 tesis:

31.-La excomunión no puede ser dictada por una sola persona, sino por la Iglesia, es decir, por la comunión de aquellos con quienes convive el posible excomulgado juntamente con el que vigila, o sea, el pastor.

El Origen de la Excomunión reside en el Testamento del Señor a su Esposa, a quien le da el Poder de “perdonar los Pecados”. Las palabras son: “Lo que ates en la Tierra será atado en el Cielo, y lo que desates en la Tierra será desatado en el Cielo”. De donde se ve la Unidad que Dios engendra entre Esposo y Esposa, que los Apóstoles del Evangelio de los Santos traducirá en la Unidad entre Cuerpo y Cabeza. Cual Cuerpo y Cabeza son una sola realidad, así entre el Señor y su Casa.

Este Poder Supremo le es dado al Jefe de los Pastores de sus Rebaños, San Pedro. No sin antes Unir a todos sus Hermanos en el Sacerdocio a Él, Jefe de todos. Y será por esto que la Excomunión en la Historia es firmada y sellada por el Sucesor de San Pedro pero en la Unidad con todos sus Hermanos en el Sacerdocio Pastoral. Y solamente es firmada contra quien haciendo del Poder del Perdón de los pecados su panacea cae en el delito del templo que Dios destruyó. A saber, “pago el precio del delito antes de cometerlo, y, con el precio, compro el perdón”.

La Hipocresía Maligna en la que se instaló el Templo Antiguo no podía ser más escandalosa. No sólo delante de Dios, sino también delante de los hombres, como se ve en el episodio de Antíoco IV Epífanes. Porque independientemente de la malignidad en la reacción del Seleúcida, la repugnancia que a los pueblos gentiles le provocó la existencia de un sacerdocio que se proclamaba santo y único verdadero entre las naciones, y ver que entre esos santos se devoraban vivos por ser el administrador del tesoro del Templo…

Luego el Poder de Atar y Desatar, es decir, de la Excomunión, siendo Sentencia que liga al Cielo con la Tierra, al Señor con el Jefe de sus Pastores, pues es a San Pedro y a sus Hermanos en la Jefatura del Cuerpo Pastoral a quien se le Lega este Poder Infinito, de ser puesto en las manos de cada pastor daría como efecto la desintegración absoluta de ese Cuerpo, pues una vez que cada uno se sirviera de un Poder que ata a la Eternidad cada cual lo usaría acorde a sus intereses y nunca a los de Dios, que es la Salvación del Género Humano.

De otro lado observamos que al Legarle este Poder a Pedro lo hace el Señor en cuanto Jefe de sus Pastores, es decir, este Poder de Atar y Desatar, la Excomunión, se refiere exclusivamente a la Actividad Pastoral, es decir, a la Unidad de la Doctrina del Evangelio que bajó del Cielo para la Salvación de la Tierra. De donde se ve que la siguiente tesis no bajó de Jesucristo, que en ningún caso fue el “Dios Oculto” de la Reforma. Leamos

32.- Solamente puede ser castigado con la excomunión quien cause escándalo pública y notoriamente.

El Despotismo tiránico que reclama para sí el autor de estas tesis no tiene límites. Pretende hacer del pecado de los hombres causa de Condenación Eterna. Pide para sí este apóstol de la Cizaña maligna el Poder de condenar a muerte aquí en la Tierra por pecados que el Sacerdote de Cristo tiene el Poder de absolver, y quiere condenar al Infierno a quien por pecados de conducta, que no se refieren a la doctrina pastoral, por la Absolución sacerdotal son perdonados.

Zwinglio aleja al rebaño de Jesucristo de sus Pastores legítimos y le niega al Hijo de Dios el Poder de Absolver o Condenar a los hombres en razón de sus pecados cometidos no contra la Doctrina que vino del Cielo sino contra sus propias almas. 

La Excomunión se refiere a la Sentencia de Dios contra Satán y sus hermanos en la rebelión contra el Espíritu de la Doctrina Divina sobre la Igualdad en la Fraternidad de todos sus hijos. El Perdón de los pecados se refiere a las ofensas que por nuestra conducta nos causamos un mal contra nosotros mismos. Y por esto vemos que la Excomunión en la Historia de la Iglesia se produce siempre en respuesta a las doctrinas teológicas que pretendieron suplantar o modificar la Doctrina del Cielo. Jamás se firmó contra los pecados a los que todos estamos sometidos por las circunstancias del mundo. Estos pecados dependen de la absolución del pastor de casa. La Excomunión sólo puede venir del Pastor de los pastores en comunión con sus hermanos en la Preservación Apostólica sempiterna de la Doctrina de Jesucristo. De manera que quien sea levantado en el Día del Juicio bajo esa Sentencia será sentenciado por ella a la sentencia contra Satanás.

Innecesario decir que un Poder tan infinito que implica a la Eternidad no podía ser dejado en las manos de un Individuo, y de aquí que el Señor ligara a San Pedro como Jefe de sus Hermanos en el Espíritu, a la vez que a todos les daba por Comunicación ese Poder que los une a Jesucristo y hacen de Ellos en ÉL un Único Ser con Dios.

Para desgracia de los suizos el Poder Absoluto de un Tirano le fue otorgado a Zwinglio y Calvino, quienes no dudaron en condenar a muerte a todos los que se opusieron a su Siembra Maligna, por cuya doctrina anticristiana se merecieron la Excomunión que el Espíritu Santo lanzó contra los Enemigos de la Doctrina de Jesucristo

 

TERCERA PARTE

LA SEGUNDA MUERTE: INFIERNO Y PURGATORIO

 

57.- La verdadera Sagrada Escritura nada sabe de un Purgatorio después de la muerte. 58-. El juzgar sobre los muertos le corresponde exclusivamente a Dios. 59.- Cuanto menos Dios nos ha dado a conocer de estas cosas tanto más hemos de guardarnos de intentar saber algo acerca de ellas”…

La Tragedia que la Caída del primero de los hijos de Dios nacidos en la Tierra exportó a todos los hombres, con su Transgresión abriéndole a la Muerte la puerta del Futuro de las naciones, (en las mitologías de nuestros antiguos recogido este acontecimiento como Caja de Pandora,) fue una tragedia de enormidad tan absoluta que el Cosmos entero se vio arrastrado al filo del Abismo de su Destrucción. La elevación del Homo Sapiens a la Filiación Divina se hizo desde un estado natural de alta dimensión sobre cuyo terreno el Hombre plantó sus pies como señor entre y sobre todas las bestias y todas las especies vivas. Su corazón y su mente tocaban las estrellas cuando los hijos de Dios “no de esta creación” (en términos modernos científicos: seres inteligentes de otros mundo), bajaron del Cielo, se acercaron a los Hombres y sembraron en sus alma la Semilla de la Inmortalidad. Nada había que hacer para recibir la Inmortalidad de la que ellos mismos ya disfrutaban, era un Regalo de Dios a sus hijos, del Creador de los Cielos a los hijos de la Tierra. Estas palabras: Infierno, Purgatorio, no entraban en el Vocabulario de aquellos hijos de Dios, ni en el Diccionario de los hijos de los hombres.

Con la Coronación del Primer Hombre que llamó Padre a Dios y quien de Dios recibió su Nombre Nuevo: Adán, la Muerte quedó atrás. La Inmortalidad era un Hecho. No había marcha atrás. La pérdida de la Inmortalidad sólo podía venir como efecto de una Rebelión contra la Ley del Reino de Dios. Obviamente en el corazón y la mente de la Generación de Adán, hijo de Dios, rey, semejante Transgresión no le entraba en la cabeza, su Mundo era una Creación Maravillosa y el Futuro de su Reino era Divino.

Pero no sólo en el Vocabulario y el Diccionario de los hijos de Dios, incluyendo a nuestro Adán, las palabras Purgatorio e Infierno no cabían: en el Ser de uno de entre todos ellos, cuyo Nombre era Jesús, y cuya Cabeza vestía la Corona del Rey de reyes y Señor de señores de todos los hijos de Dios, cada uno rey de su Mundo, semejantes Palabras no existían siquiera en gestación.

¿El Infierno, qué era eso? Y sin embargo en la Sentencia que Su Padre Amado firmó contra Satán, la cabeza de la Serpiente, se dicta el Destierro por la Eternidad de la Creación de Dios. ¿Adónde iría este Condenado? ¿A qué lugar de las Tinieblas Exteriores que rodean al Cosmos será desterrada la Serpiente Satánica por siempre jamás? ¿Por qué esa Sentencia tan dura? ¿Qué estaba sucediendo? ¿Qué había sucedido? ¿Por qué no tenía Perdón haber tentado a Adán? ¿Qué evento se había producido para ser comprendido en el término de Imperdonable por la Eternidad ante los ojos de Dios, que es Amor? ¿Qué había hecho Satán para merecer del Padre Amado semejante Condena de Destierro por la Eternidad de los términos del Cosmos?

En La Historia Divina de Jesucristo narré la Historia de las Guerras de los hijos de Dios durante los Días de la Creación y cómo queriendo Dios Padre darle un Fin a aquella Situación revolucionó el Acto Creador mirando a la Participación de todos sus hijos en el Espíritu del Creador. No fue en vano que los condujo a todos al otro lado de las Fronteras del Campo de las Galaxias y les descubrió el Abismo cubierto por las Tinieblas producto de su destrucción del Cosmos Increado por ÉL mismo. Estas Tinieblas cubren el Infinito en las tres dimensiones naturales. En su Centro el Cosmos Creado por Dios se expande como un océano animado de existencia propia duplicando sus dimensiones por la Eternidad. En el Exterior a estas Costas la materia está muerta, un cosmos reducido a escombros extiende su cementerio hasta el infinito. ¿Cómo sería ser arrojado a ese Abismo cubierto por las Tinieblas, cayendo eternamente hasta poner los pies en el Infinito?

El Terror se apoderó de los hijos de Dios. La palabra Infierno entró en el Diccionario de aquéllos por cuya causa se vio obligado Dios Padre a enfrentarles a una Condena de Destierro de esa Naturaleza. En la del Primogénito de todos esta palabra no halló casa; Su Corazón y su Mente estaba en la Creación de la Tierra, y diciendo “HAYA LUZ”, la luz se hizo, acontecimiento que he narrado en el Libro Tercero de la Historia Divina de Jesucristo.

Una vez separada la Tierra de las Tinieblas y creada la Bóveda de las Constelaciones, Dios cerró la Historia de las Guerras de sus hijos levantando la Ley de la Prohibición, bajo Pena de Muerte, es decir, de Destierro Eterno de su Creación, contra quien se levantase contra su Imperio y se atreviese a comer de la Fruta del Árbol de la Ciencia del bien y del mal, esto es, hacer de la Guerra un modus vivendi.

Pasó lo que pasó. Y todos sabemos lo que pasó.

Creyendo aquellos hijos rebeldes (sobre quienes le dijo Dios a Moisés que se acostaron con las hijas de los hombres y de ellas parieron a los héroes de muy antiguo, produciendo del cruce de razas de distintas creaciones los consiguientes males correspondientes); en la creencia de que el Amor de Padre en Dios sería más fuerte en el Creador que el Juez en Dios, se alzaron contra la Ley, y usaron al primer Hombre como hacha de guerra. Cuando el Hombre comprende esto, su manipulación, en su desesperación implora Venganza a Dios, y Dios, como Padre y como Juez, no sólo la concede sino que jura Sentencia de Destierro Eterno contra “aquella generación de hijos rebeldes”.

El Antiguo Testamente registra los Acontecimientos de la Guerra entre Dios y esos hijos rebeldes por evitar que llegase a reunirse este Tribunal en el que la Sentencia sería Firmada Oficialmente. La salvación del Homicida y Fratricida Satanás estaba en vencer al hijo de Eva por cuya mano Dios dría satisfacción a la Venganza clamada por Adán.

Ya sabemos lo que pasó. La Venganza se consumó. El Tribunal del Cielo, bajo la Presidencia del Juez, Dios Padre, se reunió, como vemos en el Apocalipsis, y la Sentencia fue firmada. El Mundo Antiguo fue juzgado. La Palabras que de sus profetas se realizó. El Primer Juicio y la Primera Muerte alcanzaron a las naciones del mundo antiguo.

Pero la Sentencia Final de ese Mundo fue dejada en las Manos del Hijo de Dios, Jesucristo.

Luego, cerrando la cuestión del Purgatorio, las Naciones del Mundo Antiguo juzgadas por aquel Tribunal presidido por Dios Padre, duermen en su temblor a la espera de la Celebración del Juicio Final, en el que la Segunda Muerte les alcanzará o….

Tremenda Responsabilidad la que Dios depositó en su Hijo Amado: Condenar a Destierro Eterno a un Mundo cuya Herencia fue el Pecado, y arrojado a los pies de los caballos de la Muerte vio su alma transformada en campo maldito en cuyo suelo la Cizaña Maligna del Odio encontró suelo bendito y parió el árbol de la Guerra.

Sin embargo Su Padre no podía ni quería dejarle de dar a conocer a su Hijo Amado la verdadera Dimensión Monstruosa de la Prisión en la que serían encerrados en el Infinito por la Eternidad los hijos de la Tierra que fuesen condenados a la Segunda Muerte. Este Juicio Final sería Suyo.

El Juicio celebrado contra los hijos “no de esta creación” ya estaba sellado. Y aunque liberado el Maligno durante un tiempo en la Tierra, la Sentencia de Destierro Eterno era Irrevocable y se cumpliría a su tiempo.

Esto dicho, ¿puede un Juez ser Perfecto si no conoce la naturaleza de la Condena que dicta?

He aquí por tanto que quiso Dios conducir de la Mano a su Hijo Amado para que conociese la Naturaleza de ese Infierno, natural al Destierro de la Creación por la Eternidad. Y he aquí por lo que el Espíritu Santo que vino del Hijo, en Nombre de Dios, bajó como Lengua de Fuego y les comunicó a sus hermanos, nuestros Apóstoles, el Conocimiento que vive en su Espíritu, y viviendo desde entonces en Ellos los condujo a vivir y morir por la Salvación del Género Humano.

Al irse Ellos su Sabiduría, hablada en privado entre los perfectos, permaneció en sus últimos discípulos, y engendró en la Iglesia el Concepto de Infierno y Purgatorio, sobre los cuales no teniendo Imagen Perfecta, pero siendo su Raíz de naturaleza Divina, permanece a través de las generaciones para que todos luchemos por conquistar el Corazón de este Juez Universal, pues la Vida en la Inmortalidad está en las Manos de nuestro Salvador, Señor, Rey y Padre, y las almas de nuestro prójimo en las nuestras, con nuestras obras, de pensamiento, palabra y acción, buscando conquistarlas para el Amor de Dios.

Cuando la Reforma y sus insensatos apóstoles escribieron que…

“La verdadera Sagrada Escritura nada sabe de un Purgatorio después de la muerte. El juzgar sobre los muertos le corresponde exclusivamente a Dios. Cuanto menos Dios nos ha dado a conocer de estas cosas tanto más hemos de guardarnos de intentar saber algo acerca de ellas”…

… no hablaba en ellos el Espíritu que descendió de Dios, Padre e Hijo, y desde Pentecostés extendió su Mensaje de Salvación Universal por toda la Tierra.

El Mundo Antiguo, en la dimensión de la Primera Muerte aguarda el Juicio Final en el que se decidirá su Absolución o su Segunda Muerte: reunirse con el Maligno en el Infierno. Hasta este Juicio ha querido Dios que la Plenitud de las Naciones se levante e inclinando su Rodilla ante el Juez Universal implore Misericordia para un Mundo arrojado al Imperio de la Muerte por la Maldad de quienes habiendo alcanzado la Vida Eterna prefirieron vivirla sin Dios a vivirla a la Luz de su Ley.

Que siervos corruptos y malvados usasen sus obispados y papados para comprar esa salvación con metal, aprovechándose de la ignorancia de los pueblos, no le quita ni le añade nada al Acontecimiento del Sueño en que esperan la Segunda Muerte quienes vivieron el Primer Juicio. No conocieron al Redentor y durmieron en sus faltas. Este mismo Redentor será quien los levante para dar a conocer su Sentencia Final.

Quiera Dios que hallemos Gracia a sus ojos y la Plenitud de las Naciones vengamos a ser Un solo Pueblo, y Unidos en un solo Reino Divino alcancemos la Victoria más Maravillosa a que podemos aspirar: Conquistar el Corazón de nuestro Creador para que su Palabra, origen de la Vida del Ser Humano, en su Misericordia le dé al Género Humano, su Creación, la Vida Eterna en su Absolución.

 

CUARTA PARTE.

EL CONFLICTO DE LAS DOS AUTORIDADES : LA CIVIL Y LA ECLESIÁSTICA

I

Delante de Dios no hay necesidad de abrir el libro de la vida de quienes diciendo venir en Su Nombre con los frutos de sus obras demuestran la falsedad de su pretendido origen. Desde que la Inteligencia en su forma primaria de Filosofía se elevó el pensamiento analítico, los pensadores fuimos potenciados por el espíritu cristiano para concentrar nuestra fuerza en las palabras y sin necesidad de penetrar en la vida íntima de sus autores, resolver la Verdad que proyectaron sobre la Historia.

Nadie debe olvidar que todo lo que se hace en el Presente repercute en el Futuro. Caminamos y vivimos en la Dimensión de la Historia Universal. Una obra escrita permanece dando su fruto en el Tiempo. A la Inteligencia que mana de Dios le toca entrar en su núcleo y ver su naturaleza. Si su fruto es el Odio y la Guerra, esa obra no viene de Dios; si es de Paz y Fraternidad, su Origen está en el Creador de toda Vida.

Así pues, y aunque en la cuestión de la vida íntima de Zwinglio, como en las vidas de los demás apóstoles de la Rebelión Protestante, los intereses de sus herederos predominasen sobre la Verdad, transmitiendo al mundo unas biografías en las que la paja fue arrojada y se nos presentó a los sembradores de los Odio y de las Guerras que sembraron Europa en los siglos XVI y XVII como mensajeros del Amor Divino; esta manipulación perversa de la verdad Histórica dejada por ahora de lado, el hecho fundamental sobre el Origen de sus Declaraciones Históricas, si de Jesucristo o del Maligno, sin necesidad de echar mano de esos cuentos para discapacitados intelectuales que son las biografías oficiales de Martín Lutero, Enrique VIII, Calvino y Zwinglio, por las palabras solas podemos abrirnos paso hasta ese núcleo y determinar la verdadera fuente de la que manaron.

Los frutos están contenidos en las semillas. Las semillas son el origen de dichos frutos. Independientemente de la mano que firme sus declaraciones llevan en su seno una realidad histórica propia: abrir la cáscara y ver el núcleo que hace de esa semilla un germen maligno o divino es la función de todo espíritu de Inteligencia.

Fuese Zwinglio o cualquier otro sujeto quien firmase las palabras que siguen, siendo la autoría un asunto intrascendente en la relación a sus frutos, basta confrontarlas con la Sabiduría por Dios desplegada en su Hijo para quitarle la máscara al cordero y ver en su monstruosa realidad al lobo.

Leamos:

34.- El boato que ostentan las «autoridades eclesiásticas», como suele decirse, no tiene ningún fundamento en la doctrina de Cristo; 35. pero, por el contrario, las autoridades civiles y seculares tienen poder y fundamento en la doctrina y los hechos de Cristo. 36. Ese poder autoritativo que pretende ejercer la autoridad eclesiástica le pertenece, en realidad, a las autoridades seculares, siempre que éstas sean cristianas.

En la primera frase, la 34, el autor se viste de beato invocando la sencillez de los Apóstoles. Innecesario decir que la Rebelión Protestante se basó en una Corrupción de los Siervos de la Esposa del Señor, corrupción visible a todos los ojos y expuesta al escándalo en la contiende de Savonarola contra Alejandro VI. De tontos es decir que de haberse el Colegio de los Pastores Romanos sometido a la Reforma que el Espíritu Santo le pidió en los Concilios de Basilea y Constanza dicha situación de corrupción perversa no hubiese degenerado en la Pornocracia de los Obispos de finales del XV y principios del XVI. Más de necios es todavía creer que aquella Pornocracia fue exclusiva de la Curia Italiana. La Pornocracia de los Obispos Alemanes superó con creces a la de los Obispos Italianos. Lutero hubiera debido quitarse la Viga del ojo antes de escandalizarse por la paja en el ojo ajeno. Pero nadie es perfecto cuando el verdadero motor de su vida es la ambición. Ambición de ir a más que en Lutero tocó techo con su puesto de Profesor Universitario, y en el caso de Zwinglio con su puesto de párroco alpino. ¡Demasiada estrecha la camisa para tanto músculo!

El boato de las «autoridades eclesiásticas», no fue en absoluto un invento del Obispado. Vino con la propia Civilización Medieval. El Vestido y sus adornos descubría la posición de cada cual en una Sociedad Medieval estructurada en tres clases perfectamente delimitadas, a las que luego se uniría la Burguesía, viniendo con ella a luz la Edad Moderna. Cada cual se metía en el corsé natural que le correspondía a la posición social propia de la época. Un rey sin su corona no era un rey; un obispo sin su mitra no era un obispo. Los gremios obreros tenían igualmente su propia parafernalia. La única clase social exenta de todo boato externo era la clase pobre; es decir, la inmensa mayoría.

Aun en nuestros días la vestimenta marca la posición social. Un militar sin su gorro no se entiende. Un juez sin su toga no es de justicia. Un Papa sin su anillo no es Obispo de Roma.

Sobra decirlo pero hay que decirlo: De aquella disposición contra natura a hacer del oro y la plata el fundamento de la posición social vino la corrupción en todas las clases sociales del Medioevo. Los hombres perdieron el sentido divino de su existencia. Despreciaron la función providencial de su Labor en la Sociedad, donde nadie es más que su prójimo porque cada cual tiene su labor providencial gracias a la cual la Sociedad entera crece como árbol, fuerte, sano y robusto.

El mal no nació en las autoridades eclesiásticas; se impuso en la Civilización durante la última etapa del Imperio Romano, y fue recogido por el Imperio Bizantino, que cultivó este boato en la Corte Constantinopolitana hasta hacer de él una ciencia, la más sagrada de las artes.

No observamos en la época del Obispado Romano de Gregorio I el Grande semejante boato a la Bizantina. El rastreo de la caída del Obispado Italiano en esa curva de corrupción se detecta en el Siglo X cuando las Familias Aristocráticas Italianas hicieron suyo el Obispado; acción que más tarde las grandes familias alemanas imitarían y conducirían al grado de perversión que descubrimos en la Alemania de Lutero.

Protesta, por consiguiente, muy loable contra el boato de las autoridades eclesiásticas por Mandato Divino obligadas a la Sencillez Apostólica, para la cual no existe el oro sino Jesucristo, su Señor, de quien le viene la Grandeza y la Autoridad.

Pero si a esta protesta contra el boato de las autoridades eclesiásticas se hubiese cernido esta tesis nada podría decirse contra su autor. Desgraciadamente el autor suizo utilizó este defecto, natural a todas las clases altas de su tiempo, para enseguida lanzar un ataque frontal contra la Iglesia. Y decir contra la Esposa es decir contra Su Esposo, Cristo Jesús, su Cabeza, ¿o es que se le puede romper a una persona una pierna y no ofender a su cabeza?

Habló el cordero, enseguida habló el lobo, diciendo:

pero, por el contrario, las autoridades civiles y seculares tienen poder y fundamento en la doctrina y los hechos de Cristo.

La astucia de la Serpiente es venenosa. Quiere hacer creer que la autoridad eclesiástica tiene su Poder y Fundamento en el boato de la Vestimenta y no en Cristo, y que habiendo despreciado este Fundamento Divino las autoridades eclesiásticas pasaron a basar su Poder y fundamento en ese boato. Lo cual es una falsedad absoluta.

El fundamento y poder de la Autoridad Eclesiástica es Cristo. Que el obispo lleve oro o no lleve ni le añade ni le quita nada a la Autoridad que recibe de Cristo, y solamente un bárbaro y un ignorante pueden creer que una mano con Anillo es más preciosa que la Mano Desnuda de Cristo.

La causa de la Rebelión legítima contra el boato de los Siervos de Cristo tuvo lugar cuando ellos mismos dieron de lado la Mano Desnuda de Cristo y prefirieron la mano con anillo. Aquí sí hubo legitimidad para una Protesta. Pero usar esta legitimidad para cortarle la Mano a Cristo únicamente podía tener su Fuente en el Maligno. 

La segunda parte de la Sentencia, las autoridades civiles y seculares tienen poder y fundamento en la doctrina y los hechos de Cristo, es de niños de teta. Basta recordar lo escrito: “Dad al César lo que es del Cesar y a Dios lo que es de Dios”

Mas lo que este Rebelde pretendió fue quitarle a Dios lo suyo, y en consecuencia escribió inmediatamente:

Ese poder autoritativo que pretende ejercer la autoridad eclesiástica le pertenece, en realidad, a las autoridades seculares, siempre que éstas sean cristianas.

Ignoro si quien lee esta Tesis tiene inteligencia o es simplemente un repetidor de doctrinas que le llegan y toda su existencia se reduce a servir de esclavo a un poder cuyo fundamento es la destrucción de la Edificación por Dios de un Templo para la Adoración de su Hijo.

La Negación de la Doctrina de Cristo que Zwinglio hace es Absoluta. El Rechazo a la Palabra Divina que ordena la existencia de ambos poderes, el Civil y el Eclesiástico, en Coexistencia Cristiana Pacífica, es Total.

Zwinglio estaba llamando a la Teocracia, y aunque se negó a que se refiriera su doctrina a la de Lutero, en este Capítulo ambos fueron hermanos de armas al servicio del Sembrador Maligno. Únicamente al Maligno podía ser el Origen de una Doctrina por la que se Niega el Evangelio de Jesucristo, que ordena la Coexistencia de ambos Poderes.

Observamos que si bien al principio en Israel existieron ambos poderes, Rey y Sacerdote, al final de su historia el pueblo Judío no reconoció más que una Autoridad : la Teocracia del Templo, en cuya Autoridad se delegó el Poder Civil y el Poder Religioso. Esa Teocracia fue la que causó el enfrentamiento a muerte con el Poder Seleúcida, y determinó la Independencia con los Macabeos, para regresar a la Teocracia en su forma Monárquica con los Asmoneos.

Dios no podía permitir semejante invasión de un Poder por el otro, y decretó la destrucción del Templo de Jerusalén.

Con el Advenimiento de Jesucristo se procede a la Separación de ambos Poderes, que para siempre permanecerán en Coexistencia en el seno del Reino de Dios, hablando para la Eternidad, y quedaría sujeto en la Tierra a los conflictos naturales hasta que finalmente se llegase a esa Coexistencia, enriquecedora para ambos Poderes, el Civil y el Eclesiástico.

Vemos cómo la Historia de estos Dos Milenios pasados ha sido una Transcripción de estas luchas anunciadas en la Doctrina de Jesucristo. El Capítulo de la Reforma Protestante significó una Negación de la Doctrina Jesucristiana a favor del Poder Civil, y queriendo hacer de la Esposa de Cristo una esclava al servicio de los príncipes de este mundo, y porque lo hizo, la Reforma degeneró inmediatamente en una Rebelión contra Dios: Padre e Hijo.

Los genocidios contra los Católicos acometidos por las teocracias monárquicas protestantes, una imitación de la Teocracia Asmonea elevada al modelo imperial, están escritos; su delirium tremens final fue la Guerra de los Treinta Años; sin embargo la Apoteosis Suprema Protestante no se realizaría sino en el siglo XX, en el que los Odios sembrados en aquellos dos siglos protestantes dieron por fin su fruto maligno infernal: las Guerras Mundiales.

A estas alturas de la Historia cualquier lector ve que la Separación de los dos Poderes, el Civil y el Eclesiástico, y su Coexistencia Pacífica al Servicio de las Naciones son la Base y el Fundamento de nuestra Civilización Cristiana. La Historia les ha demostrado a las naciones de Origen Teocrático Protestante que aquella Aniquilación de los Dos Poderes Divinos, el Civil y el Eclesiástico, ni tiene ni tuvo ni tendrá más sentido que la Destrucción de la Civilización.

La ambición de Zwinglio y sus hermanos de armas por ser algo más que un profesor de teología y un sacerdote de parroquia los condujo a la perdición.

II

Hablar de Poder Civil o Secular y del Poder Eclesiástico nos implica en el Conocimiento Verdadero de la Estructura del Reino de Dios en la Eternidad, Modelo de toda estructura social en el Universo. Pero registremos su negación antes de proceder. Escribió Zwinglio:

37.- Todos los cristianos sin excepción deben obediencia a la autoridad secular, 38.- mientras ella no ordene cosas que vayan contra Dios. 39.- Por eso, las leyes de la autoridad secular en su totalidad han de estar en conformidad con la voluntad de Dios, de modo que protejan al oprimido, aunque éste no levante la voz.

 

Resolviendo en positivo lo negativo podemos decir:

“Todo cristiano le debe obediencia a la autoridad eclesiástica… siempre que no vaya contra la Autoridad Civil creada por Dios… de manera que procediendo ambas de Dios y estando ordenadas para la coexistencia fraterna para la Paz de las Naciones ambas están sujetas al mismo Espíritu Social Creador de la Civilización… que delega en la Autoridad Civil la Administración de la Justicia y en la Autoridad Eclesiástica la defensa de la Verdad Divina”.

Lo contrario: anular una de las dos Autoridades levantadas por Dios para el Bien de Su Reino, es un acto maligno cuyo fruto es la Guerra.

Así es, todo hombre es ciudadano del reino de Dios y como tal, independientemente de su posición social, pertenezca a la autoridad civil o eclesiástica, toda conducta está sujeta a la Justicia, y viceversa, el pensamiento de todos está sujeto a la Verdad Divina, de manera que quien se cree más allá de la Justicia, por pertenecer al cuerpo eclesiástico, como quien se cree no sujeto a la Verdad Divina, por pertenecer al cuerpo civil: ambos son reos de delito delante de Dios. Pues la Justicia sin la Verdad es la puerta a la corrupción, a la dictadura y finalmente a la guerra civil. Y la Verdad sin la Justicia conduce al despotismo teocrático de quien se sitúa más allá del bien y del mal, y creyéndose igual a Dios con su patología maligna pervierte la Imagen de Dios en el Hombre.

Que a la autoridad civil o secular le corresponda ordenar las leyes acorde a la Voluntad de Dios, como dice el Rebelde suizo, cuando ha sido abolida la Autoridad eclesiástica en la que esa Verdad Divina vive y se manifiesta, y esto independientemente de la conducta de sus representantes, en esto siguiendo siempre la Sabiduría Jesucristiana: “Haz lo que dicen, pero no imites lo que hagan”; seguir esta tesis de concentración de las dos Autoridades Divinas por anulación de una es levantar la Bandera de la Rebelión contra el Creador del Reino de su Hijo, quien ha dispuesto una Autoridad Religiosa Universal o Católica y una Autoridad Secular o Civil, haciendo descansar en una la Verdad y en otra la Justicia. El fruto de la Coexistencia de ambas es la Paz Jesucristiana, es decir, sostenida por el Rey y Sumo Pontífice Universal: Jesucristo, en quien ambas Autoridades se sustentan.

Por consiguiente, reducir ambas Autoridades a Una, es alzarse en Rebelión Abierta contra la Corona del Hijo de Dios, el Único en quien ambas Autoridades pueden existir y teniendo en EL su Tronco y su Fuente ambas disfruten de la Vitalidad de su Naturaleza Divina.

La malignidad del Rebelde suizo se descubre en su siguiente e tesis, cuando escribe:

40.- Solamente la autoridad civil tiene el derecho de condenar a muerte sin provocar la ira de Dios. Pero puede sentenciar a muerte únicamente a aquellos que pública y notoriamente escandalicen contra lo que Dios ha ordenado.

Tesis en la que se ve la Abolición de la Doctrina de Jesucristo, quien abrogó la Pena de Muerte diciendo:

“Habéis oído que se dijo a los antiguos: No matarás; el que matare será reo de juicio”. Pero yo os digo que todo el que se irrita contra su hermano será reo de juicio, el que le dijere “raca” será reo ante el sanedrín y el que le dijere “loco” será reo de la gehenna de fuego. Si vas, pues, a presentar una ofrenda ante el altar y allí te acuerdas que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí tu ofrenda ante el altar, ve primero a reconciliarte con tu hermano y luego vuelve a presentar tu ofrenda. Muéstrate, conciliador con tu adversario mientras vas con él por el camino, no sea que te entregue al juez, y el juez al alguacil, y seas puesto en prisión. Que en verdad te digo que no saldrás de allí hasta que pagues el último centavo”.

Doctrina en la que se ve cómo la Justicia es levantada entre hombre y hombre, y se deja la Pena de Muerte al Tribunal de Dios, de manera que aquí en la Tierra el espíritu de la Fraternidad sea el tribunal entre el ofendido y ofensor, y el tribunal de justicia el que determine la causa dada la imposibilidad de reconciliación. Tribunal Civil que es desposeído del Poder sobre la Vida, que únicamente le corresponde a Dios, por cuya desposesión y reversión al Creador de la Vida la Condena de Muerte queda abolida.

Restableciendo la Pena de Muerte como Poder Divino en las manos de la Autoridad Secular los rebeldes protestantes, jurando venir de Dios, se levantaron contra la Doctrina de su Hijo, quedando así condenados ante Dios al seguir el ejemplo de Satanás, cuya Rebelión tuvo por causa el rechazo de la Corona de Jesucristo.

No es en vano observar que en las naciones europeas finalmente ganadas para la doctrina católica la Pena de muerte viniese a ser abolida y permaneciese en las naciones donde la Rebelión Protestante se erigió en Templo de la Autoridad Secular.

Mas donde realmente se descubre el espíritu maligno, que en Zwinglio fue su fuente, es en la segunda parte de su tesis, en la que dice que la Autoridad Secular debe alzarse como brazo armado contra quienes se opongan a su doctrina rebelde. Copiemos:

… Pero puede sentenciar a muerte únicamente a aquellos que pública y notoriamente escandalicen contra lo que Dios ha ordenado.

Primero dice que únicamente la Autoridad Civil tiene el Poder Legítimo paras condenar a muerte, con lo que rechaza cualquier juicio contra él por hereje; e inmediatamente dice que ese Poder Civil debe ser usado contra los herejes que rechacen su Reforma Protestante. De donde se entiende que quien dictará qué sea o no sea escándalo contra lo que Dios ha ordenado será él; él Zwinglio, será Dios en la Tierra por un día, y será él, el Dios suizo, quien decretará quien debe morir y quien debe vivir acorde a su doctrina de lo que sea o no escándalo para Dios, ergo, para él.

El cielo que Zwinglio le puso el techo de su ambición fue el trono de Dios. Él y sólo él decretaría la Abolición de la Iglesia Milenaria Cristiana y se erigía como el Dios cuya Palabra sería la Fuente sobre la que descansaría la Vida y la Muerte en los territorios idólatras que le proclamarían su dios en la Tierra.

En este espíritu maligno seguía avanzando hacia la suplantación del Hijo de Dios en el Trono de su reino, diciendo:

41.- Si en forma justa la autoridad civil aconseja y ayuda, consejo y ayuda de que rendirá cuentas ante Dios, está también obligada a proporcionar el sustento corporal de quienes hayan sido por ella juzgados. 42.- Mas si, por el contrario, las autoridades civiles actúan al margen de la regla de Cristo es la voluntad de Dios que sean destituidas. 43.- Resumiendo: El mejor y más firme gobierno legislativo es el que rige conforme a la voluntad de Dios, mientras que el peor y más débil gobierno es el que actúa sólo conforme a su propio arbitrio.

Siendo la pretensión de su ambición ser ese que dictaría qué es la voluntad de Dios o qué no es la voluntad de Dios, tras echar mano de su veneno amable y generoso que cuida de los condenados, inmediatamente levanta la bandera de la rebelión a muerte contra quienes se opusiesen a su doctrina divina; caso de dejarse destituir voluntariamente todos tan amigos, caso contrario hierro y fuego, que si el Alemán estuvo dispuesto a prenderle fuego al mundo entero en defensa de su verdad, el Suizo no lo iba a estar menos.

La tercera proposición permanece en la misma onda maligna. El, Zwinglio, es el intérprete de la voluntad de Dios, ergo, el mejor gobierno será el que se administre de acuerdo a su criterio, y el que no, al infierno. ¡Un santo el hombre! Y cual santo, siguió:

44.- Los verdaderos adoradores invocan a Dios en espíritu y en verdad sin jactarse delante de los hombres. 45.- Los hipócritas realizan sus obras para que los hombres las vean; pero ahora ya reciben su recompensa. 46-. Así pues, los cánticos en el templo y el predicar mucho, pero sin devoción y solamente para ganar dinero, son cosas hechas buscando la alabanza de los hombres o por mero afán de lucro.

Quien pretendía ser un dios, para hacerlo debería robarle al Hijo de Dios sus palabras. Lo cual nos dice que habiendo sido esas palabras repetidas durante 1.600 años hasta hacerse aburrido el oírlas, que sonasen nuevas en las orejas suizas, no queriendo calificarlas de orejas de burro, sí nos descubre el nivel de analfabetismo en que los Alpes vivían en aquellos días. Analfabetismo que de un lado nos explica la discapacidad intelectual necesaria para que esta semilla maligna encontrase tierra fértil. Y del otro lado nos  descubre la naturaleza de la cama de corrupción sobre cuyo colchón se había echado a dormir el Colegio de los Pastores del Rebaño del Señor. De no haber dejado de cumplir con sus obligaciones de Vigilancia estos sembradores del evangelio del Odio no hubiesen encontrado terreno donde plantar sus Guerras de Religión.

Pero ese Sueño de los Obispos fue ya anunciado por el Hijo de Dios Jesucristo en la Parábola de la Cizaña Maligna y luego confirmado por ÉL mismo como Profeta Divino en su Apocalipsis, avisándoles que el Diablo sería Liberado en el Segundo Milenio.

Mas el Tiempo para los mortales tiene un valor distinto al valor que se sostiene por la Eternidad. Si para Dios un siglo es un día, para nosotros un siglo es una vida. Y si para aquel que es Indestructible los avatares de las guerras de los siglos son episodios cortos, a quien le basta un virus para ser destruido: una sola línea de ese episodio puede ser una eternidad sufrida. Fue por esto que quiso Dios que su Hijo viese esta realidad humana sujeta a la Ley de la Muerte. Pues ¿cómo poder depositar en las manos de quien no ha sufrido en su propio Ser esta Realidad el Poder del Juicio Universal Final?

En esto sucede lo que con todas las cosas y todos sabemos por experiencia. Ya lo decimos todos, no sabemos lo que es el dolor de la pérdida de un ser queridísimo hasta que la padecemos nosotros mismos; hasta entonces observamos a los que la sufren como si fuesen seres de otro mundo; de repente la muerte pega en tu puerta y se te cae ese mundo tuyo tan perfectamente blindado contra el dolor de los otros.

No quiso Dios que su Hijo se sentase en el Tribunal del Juicio Universal sin conocer qué es la Vida del Hombre sujeto a la Ley de la Muerte. Y de aquí que el Espíritu Santo dijese que “quiso Dios perfeccionar a su Hijo”, llevarlo a la Perfección. Pues si antes dice Dios: “YO SOY DIOS y no será Formado otro después de Mí”, revelando así como Padre que su Hijo no pasará por el Camino que Él vivió hasta SER EL QUE ES, esta Determinación Eterna no implica que su Formación como Rey, Señor y Juez fuese a quedar fuera del Amor del Padre que educa a su Hijo para su Bien y el Bien de todo su Reino.

Y a la vez haciéndole Hombre nos encarnó en vivo al Hombre que El creó al Principio y en orden a cuya Existencia creó los Cielos y la Tierra. De manera que no puede haber Hombre si no es a la Imagen y Semejanza de su Hijo, y en este orden la Educación de todos los pueblos debe dirigir su Edificio a la Formación de este Hombre, Imagen y Semejanza del Hijo de Dios, en cada uno de nosotros. Pues en quien Dios ve a su Hijo, Dios ve a un hijo, y por este Amor disfruta de la Naturaleza de quien es hijo de Dios a la Imagen que lo es su Hijo, por quien y en quien participa de la Vida según su Naturaleza Indestructible.

Esta es la Doctrina con la que el Espíritu Santo revolucionó la Historia, echó las bases de nuestra Civilización, la impregnó de su Indestructibilidad y le comunicó su Invencibilidad. Si nosotros no podemos ver la Imagen del Hijo de Dos en este Zwinglio, ¡cómo podrá ver Dios en él a su Hijo Amado!

Basta leer la siguiente tesis para verlo así:

47.- Todo hombre debe preferir dejarse matar antes que escandalizar al cristiano o hacerle caer en desgracia.

De donde uno se pregunta: Pues que él escandalizó a la cristiandad entera, ¿por qué no se dejó matar y en vez de sacrificarse, siguiendo el ejemplo de Jesucristo, prefirió matar a todo el que se le opusiese?

¿Eso es lo que hizo Jesucristo: matar a sus enemigos?

Los crímenes de los Suizos están escritos, y aunque justificados en que ésa era la Voluntad de Dios, matar a todo el que se opusiese a sus ambiciones de ser “como los dioses”, el Día en que sean llamados ante el Tribunal de su Hijo responderán de sus delitos. Porque “Pedro, el que a hierro mata, a hierro muere”.  

QUINTA PARTE

LA INSTITUCION DIVINA DE LA CENA SAGRADA DEL SEÑOR Y REY JESUCRISTO

 

Pues si tanto amó Dios al mundo que le dio a su Hijo para que todo el que crea en El no perezca, sino que tenga la vida eterna en el Amor a su Hijo; tanto amó el Hijo a Dios y al mundo que no dudó en sacrificarse como Cordero para que en su Sangre todos hallasen en Él la Puerta a la Vida Eterna abierta.

Y de no haberse Sacrificado como Cordero nadie hubiese sido salvado. De no haber amado ese Hijo a Dios con fuerza infinita su Juicio caería sobre todos los hombres sin ofrecer misericordia ni tener piedad en razón de la ausencia total y absoluta de Esperanza de hallar en Dios un Corazón Tierno y un Espíritu lleno de Compasión por la Tragedia del Género Humano.

Este Corazón y este Espíritu es el que el Hijo de Dios descubrió en su Padre y conquistado por su Ternura y Compasión le glorificó delante del Cielo y de la Tierra poniendo su Vida en sus Brazos.

Por esto dice el Salvador abriendo la Sagrada Cena:

Padre, llegó la hora; glorifica a tu Hijo,

para que el Hijo te glorifique,

según el poder que le diste sobre toda carne,

para que a todos los que tú le diste les dé El la vida eterna.

Esta es la vida eterna,

que te conozcan a ti, único Dios verdadero,

y a tu enviado Jesucristo.

Y en verdad la Imagen que se tenía de Dios en el mundo de los Hebreos era la de un Legislador Todopoderoso y Duro la Transgresión de cuya Palabra acarreaba la correspondiente Pena. El Poder de Dios, no su Amor, era la pantalla que les cegaba los ojos.

La experiencia milenaria les había endurecido a los hijos de Abraham el corazón y la mente haciéndoles imposible a Judíos y Paganos ver en Dios a ese Maravilloso Creador de Cielos y Tierra; Cielos y Tierra en los que la Manifestación de su Amor por la Creación se hace visible y llama a todas las Criaturas a su Paraíso.

Para esto, para descubrirnos ese Corazón Divino en el Todopoderoso Creador del Cosmos, nos envió Dios a su Hijo, quien siendo el Hijo de sus entrañas conocía esas entrañas como propias. Fue por ello que Judíos y Paganos, ambos forjados en el fuego de los milenios de las Guerras de los imperios, teniendo todos una piedra por corazón, el Amor de Dios no podía penetrar en ese escudo sangriento detrás del que todos se protegían de la Maldición, que sobre todas las naciones pesaba desde los días de la Caída del primero de los reinos que conociera la Tierra.

Romper ese escudo, echar abajo ese Muro, hacer que la Verdadera Luz del Conocimiento Verdadero del Creador Divino llenase el vacío y exterminase las tinieblas de la ignorancia que la Muerte había sembrado en todos los corazones del mundo, esta Victoria únicamente el Hijo de Dios podía entregársela a ese Padre Amadísimo Suyo, por Amor al cual ponía en sus Brazos su Gloria, la Gloria del Rey de reyes y Señor de señores de su Imperio.

No es en vano pues que conociendo este Amor Todopoderoso, de Hijo a Padre, Jesucristo dijera:

Ahora tú, Padre, glorifícame cerca de ti mismo

con la gloria que tuve cerca de ti antes que el mundo existiese.

Gloria, en efecto, que vemos restituida y multiplicada delante del Cielo cuando todos los Poderes de la Casa del Creador del Universo y del Cosmos proclamaron con una sola Voz:

Al que está sentado en el Trono y al Cordero,

la bendición, el honor, la gloria y el imperio

por los siglos de los siglos

Así pues, El Padre sienta al Hijo en su trono como Dios y Señor, de manera que la Adoración debida al Padre sea la debida al Hijo, y quien no adora al Hijo no adora a ese Padre que le sentó a su Diestra para recibir la Misma Adoración y Gloria que el Dios Creador de los Nuevos Cielos y la Nueva Tierra, Señor del Infinito y de la Eternidad.

Es pues la Cena del Señor la Conmemoración de la Victoria que revolucionó y reestructuró el Universo tal cual si a partir de Su Victoria hubiese sido fundado de nuevo y desde ella reconfigurada en un Espíritu Maravilloso la Creación: Hacer del Amor del Creador a su Hijo Jesucristo el Fundamento de la existencia de todas las cosas.

Y quien no ama al Hijo de Dios no ama a su Padre, y no entrará en su Paraíso, pues solamente los Ciudadanos de su Reino, cuyo Rey Universal Sempiterno es ese Hijo, Jesucristo, entrarán en el Paraíso de Dios y disfrutarán de la Vida eterna.

Aquellos pues que abominaron y abominan de la Cena del Señor, la MISA CATÓLICA, y declararon y declaran la Misa ser una Abominación se Rebelan contra esta Victoria, y porque condujeron a los Creyentes a las puertas del Infierno por esta Rebelión responderán ante el Juez Universal, ese Jesucristo en cuyo nombre, según ellos, abolieron la Misa y la declararon un Invento de su Esposa, la Santa MADRE Iglesia Católica.

La MISA CATÓLICA fue inaugurada como Institución Sagrada por el Hijo Todopoderoso de Dios, Jesucristo, cuya Voz Omnipotente fue obedecida por los Cielos y la Tierra, y siendo reconocida por la Palabra del Hijo del Señor: Espacio, Tiempo y Materia se ordenaron según su Palabra acorde a la Sabiduría Omnisciente de su Padre.

La Cena Sagrada fue el Canto de una Victoria Eterna que la Creación entera celebró con Alegría infinita y será Celebrada por la Eternidad por todos los que le aman. Quien no celebra esta Victoria no entrará en el Paraíso de Dios. Porque aunque la Esperanza de Salvación Universal es la Gracia del Padre al Género Humano, el Espíritu Santo no dudó en decir: “Esperanza que se ve no es Esperanza”. Palabra que los Enemigos de la Esposa del Señor conjuraron y se rebelaron contra su Sabiduría sembrando en los corazones y las mentes la Cizaña de la “Salvación por Predestinación” y por la “Fe sola”, tal cual aunque siendo discípulos del Diablo por el conocimiento racional de ser Cristo hijo de Dios, Jesús debe quitarse de en medio y dejar pasar al Paraíso incluso a los “que violen a la Madre de la Iglesia, Santísima Virgen María”.

Contra la Sabiduría de Dios que nos llama a mantenernos en lucha constante por la salvación propia y de todos, creyéndose vencedores del Diablo y la Muerte esos rebeldes que se levantan contra el Hijo de Dios invocando a Cristo, conducen a los que le siguen a las puertas de su Condenación eterna. Pero la Puerta a la Vida eterna del Paraíso es la Victoria de Jesucristo, cuya Gloria se celebra en el Acto Sagrado de La Misa Católica, y el que abomina de este Acto de Alegría abomina de Dios.

El Juicio del Rey sobre todos los que fuisteis y permanecéis desligados de esta Victoria es de Condenación. Cada hijo conoce a su padre, y como tal os digo que si no aborrecéis a quienes os condujeron a las puertas del infierno, y permanecéis declarando ser la Misa una abominación, no entraréis en el Reino de mi Padre. El Reino del Hijo de Dios es reino de Alegría y Honor, Dignidad, Fuerza y Sabiduría, en palabras de Dios:

de poder, riqueza, sabiduría, fortaleza, honor, gloria y bendición.

Teniendo pues en el Tesoro de la Palabra Escrita, que nos ha legado por Revelación la Joya del Conocimiento Pleno de la Naturaleza de Aquel que se sienta a la Diestra de Dios como Rey Todopoderoso, ¿quiénes fueron ésos y quiénes son éstos los que aún, sabiendo que Dios ha glorificado a su Hijo Amado hasta sentarlo en su trono, se atrevieron a confesar y confiesan para su Condenación Eterna y de los que les siguen a las Puertas del Infierno, las siguientes palabras?:

50.- Sola y exclusivamente Dios mismo perdona los pecados por Cristo Jesús, nuestro Señor. 51.- Quien permita a la criatura humana perdonar pecados despoja a Dios de su gloria para dársela a lo que no es Dios. Esto es en el fondo pura idolatría. 52.- De aquí que la confesión de los pecados hecha ante un sacerdote o simplemente ante el prójimo no deba considerarse como perdón de los pecados, sino como solicitar prudente y buen consejo.

Necios, hijos de una piedra, de inteligencia pervertida que sólo reconocéis ser verdad lo que brilla con el color de las piedras, hijos de bárbaros sin amor a la Civilización ni a vuestro prójimo, menos que vuestros padres de las cavernas y más animales que los salvajes contra los que decretasteis exterminio en nombre de vuestras confesiones malignas, puesto que como esos animales que repiten mecánicamente las palabras que se les enseñan así vosotros los versículos de la Biblia, sin entendimiento para comprender lo que con vuestros labrios pronunciáis, ¿no habéis leído nunca lo que está escrito? :

“Lo que atéis en la Tierra será atado en el Cielo”.

¿Acaso por unos siervos indignos, que serán juzgados por sus delitos, puede ser abolido el Poder del Hijo de Dios? ¿Queréis destronar al Todopoderoso Hijo del Creador del Cosmos en base a vuestra perversa adoración sin límites hacia las piedras?

¿No sabéis que el Perdón de los pecados le fue dado por Dios a Aarón y sus hermanos y sólo ellos podían perdonar las ofensas contra el Cielo y la Tierra mediante un sacrificio sangriento, y que ese Poder no podía ser abolido por la indignidad de los siervos sino sólo por Dios?

¿En qué entonces revolucionó el Hijo de Dios la Religión sino en que mediante el Sacrificio de un Cordero Divino: permaneciendo el Poder se abolió la Necesidad de sangre animal?

¿Acaso sois bestias sin inteligencia? ¿No leísteis nunca lo que está escrito? :

“A quien le falte sabiduría pídasela a Dios”.

Pero vosotros ya erais sabios, y para alcanzar la suprema felicidad sólo os faltaba el Poder, ¿y de quién obtenerlo sino quitándoselo al Todopoderoso Hijo de Dios?

Vuestra locura corría pareja con vuestra ambición, así os lo hará saber mi Padre el día que os llame a juicio para escándalo de esos apóstoles vuestros que pretendieron abolir la Gloria de Dios cruzándole la cara a su Hijo con el guante de la Fe Predestinada desde la Eternidad para vuestra salvación y condenación de los demás. 

Como bestias sin inteligencia esta osadía maligna os alucinó el cerebro sin sesos que heredasteis de vuestros padres, y aplaudisteis el orgullo de aquellos santones siervos del Diablo que osaron abolir todo lo que el Hijo de Dios y su Padre edificaron para la Salvación de todos los hombres.

Pero he aquí que el que no quiera Salvación, así se haga su voluntad y siga a Satanás al Destierro, elegido por voluntad propia en nombre de su Orgullo.

Mirad su locura, ¡un puñado de barro aspirando a sentarse en el Trono de su Creador! Responderos a vosotros mismos, ¿no es locura envidiar a Dios? ¿Qué tipo de patología se le debe diagnosticar a quien sueña con arrebatarle al Hijo de Dios su Gloria?

El Hijo de Dios da y vosotros le decís: ¿Vade Retro Jesucristo?

¿Acaso sois más grandes y sabios que el Todopoderoso Hijo Unigénito del Creador del Cosmos quien sabiéndose negado por Pedro no se atrevió ni por asomo a poner en duda la Sabiduría de su Padre Omnisciente?

Sin embargo vosotros no sólo pusisteis en duda esa Sabiduría delante de la cual el Espacio, el Tiempo y la Materia se arrodillan, sino que en desprecio a los Sucesores de aquel Pedro le negasteis y le negáis a Dios el Poder de mantener su Elección. ¿Qué le responderéis al Hijo de Dios cuando os llame a Juicio, que Él es el culpable de vuestro delito por no haberle quitado a Pedro su Gloria el día que le negó?

Hijos de la Reforma, vuestra madre fue una perra bárbara que se prostituyó en los montes y en los bosques con los que las violaban ¿y vinisteis hablando de Santidad, vosotros bastardos habidos en la cama de una zorra?

Desde el principio negasteis al Hijo de Dios y no parasteis de alzaros contra su Corona hasta por fin declararos reyes sobre sus pueblos y señores sobre sus rebaños. Celebrasteis vuestras orgias en guerras malditas en cuyos ríos de sangre metisteis el cáliz que repartisteis hasta emborrachar entre vuestros adoradores. El Juicio de mi Padre sobre vuestras congregaciones será el del fuego sobre los valles secos.

Vuestros pecados son como una cordillera que baja hasta los infiernos. Mientras subís buscando destronar al Rey de la Eternidad, os hundís hasta los abismos donde tiene su trono Satanás. Así me ha dicho mi Dios, el Rey: “Les he dado un tiempo, tú, hijo, levanta la Voz y que escuchen el cuerno de la salvación hasta que se dé la orden de cerrar las puertas, las vírgenes que no sean halladas dentro serán entregadas a las tinieblas”.

La Gloria del Hijo es la Gloria del Padre y como el Padre le dio a Aarón y sus hermanos el Poder de perdonar los pecados, sacrificio sangriento mediante, así el Hijo se la dio a Pedro y sus hermanos, pues Nada hace el Hijo que no le sea mostrado por el Padre, y el Padre le muestra al Hijo todo lo que hace, y según le ve hacer al Padre así hace el Hijo.

Por esto hubo un Juicio del Mundo Antiguo, y acorde a esa Ley habrá un Juicio Final. Y el que se crea limpio de todo pecado que se presente delante de ese Hijo Todopoderoso a quien su Padre le muestra el Hecho de ser Dios. El que no se crea un dios, y no padezca la locura de Satán, creerse capaz de medirse a un duelo con el Rey del Universo, que corra y se agarre a un hermano de Pedro y le pida la absolución.

La Santa Madre Iglesia tiene abierta las Puertas del Cielo y el que no entre por ella no conocerá la Luz del Paraíso de Dios.

¿Qué deciros? ¿NO leísteis lo que está escrito?:

Yo les he dado tu palabra, y el mundo los aborreció,

porque no eran del mundo, como yo no soy del mundo.

Hijos de bárbaros sin cerebro de hombres a la imagen y semejanza de los hijos de Dios, el Mandamiento lo cumplisteis, y os será reconocido delante del tribunal de Dios, “Honrad a vuestros padres” y en honor a ellos, como ellos aborrecieron a los Apóstoles, así vosotros los aborrecisteis en sus sucesores. Vuestros padres os arrancarán el corazón y os maldecirán por haberos rebelado contra quien tiene el Poder de Salvarlos y por vuestro Orgullo maldito los condenasteis sin remisión.

Este Apóstol suizo, como el Alemán y el Inglés y el otro Suizo serán llamados a Juicio, acusados de venir de Satanás para conducir a las naciones a las puertas del Infierno.

“El que esté limpio de pecado que tire la primera piedra”. El que no, que corra, porque hay en la Tierra quien tiene las Llaves del Cielo. Pues si grande es el delito por haber aborrecido a quien os dio a conocer la Palabra de Dios, aún más grande se hace el delito por haber roto la Unidad que en el Día de su Victoria el Creador de la luz que le da vida a vuestros ojos le pidió a su Padre, diciendo:

Pero no ruego sólo por éstos, sino por cuantos crean en mí por su palabra,

para que todos sean uno, como tú, Padre, estás en mí y yo en ti,

para que también ellos sean en nosotros,

y el mundo crea que tú me has enviado.

Vuestro pecado no es únicamente de ruptura de Unidad, vuestro delito es sin límites, pues por vuestra División le habéis cerrado el Camino a la Puerta de la Vida eterna a quienes por vuestra división despreciaron la Salvación en el Nombre de ese Señor al que decís adorar. La Condena de esos desgraciados pesa sobre vuestras cabezas, y el día que caiga y os aplaste no conoceréis otra luz que la de la gloria de Satanás en los infiernos.

Yo, hijo de Dios, celebro la Gloria de mi Rey y al Cielo levanto mi Canto. Qué bello fue tu Victoria, qué delicia de los sentidos tener tu Corona delante. Como Oveja que corre tras su Pastor, como guerrero que salta a la orden de su Rey, como pajarillo que hace su nido en las ramas del Árbol de la vida, a nada le temo, nada me asusta, nada me inquieta. Tu Nombre es la fuerza de todas las criaturas del Paraíso de tu Dios, en tu Trono tienen todos los Ciudadanos de tu reino su Alegría y su Libertad. Mi Felicidad es completa.

Tú, Rey, el Amor de Dios te rodea, sus Brazos son tu Gloria, sus Ojos la fuente de tu Paz. ¿Qué queréis con nosotros, hijos del Odio, adoradores de las piedras, señores de la guerra? No necesitamos nada, lo tenemos todo. Vuestras pasiones y vuestras ambiciones son ríos que van a parar al mar de los muertos. Sois fantasmas del Pasado, cadáveres escapados de las fosas que se niegan a ser desterrados del valle de los vivos. No hay lugar para vosotros en la casa de la Alegría. Odiáis la Paz y amáis las Riquezas.

La Igualdad que viene del Amor a Dios y al prójimo os detesta. Es para vosotros como ramera con enfermedad mortal el gozo de la Fraternidad en Dios, nuestro Creador. Sois dioses, queréis vivir como dioses, y como dioses estáis dispuestos a matar a todo el que se levante contra vuestra gloria mortal. 

Pero yo he oído de Dios mi Rey una Voz llamando a la Celebración de una Victoria que la Eternidad ha acogido entre sus brazos, y como madre que adora a su pequeño lo arrulla con besos que no se agotan jamás, así el Hijo de Dios es su Niño, su Gloria, y he aquí que todos los pueblos de la Creación corren a unirse a la Conmemoración de la Fundación del Reino de Dios.

La Creación ha aguardado expectante esta Fiesta por siglos y siglos. Ya nadie se acordará del Juicio. Las lágrimas serán de gozo. Las palabras de dicha. De los Desterrados no se hará mención. No vivirán sino en la memoria de los Santos.

Somos pajarillos en las orillas del Río de la Vida. ¿Qué tiene que ver con nosotros la ambición y la pasión de esos locos que sueñan con sentarse en el Trono del Hijo de Dios? Abrid las alas, amigos, levantad el vuelo, hermanos, el Paraíso no tiene fin y dondequiera que vayamos seremos bienvenidos. Todos somos Uno. Una misma Creación. Ciudadanos del Reino del Hijo de Dios.

Mis pecados ya los lavé. Eran rojos como la grana y ahora mi alma luce blanca como la lana. Jesucristo es la Puerta del Paraíso y la Llave la tiene su Esposa, la Santa Madre Iglesia Católica. La llaman el Perdón de los Pecados. Lo que Ella desata en la Tierra queda desatado en el Cielo.

“Padre, he pecado de pensamiento palabra y omisión”… 

“Yo te absuelvo en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo”...

“Amén”.

Es el Poder que Dios les ha dado a sus siervos. Pero el que esté limpio de pecado que tire la primera piedra. Aquella que ha sido acusada de Adulterio es la Esposa del Señor. ¡Dios los coja confesados!

Y baste a cada día su afán.

 

SEXTA PARTE

 

LA NATURALEZA SAGRADA DEL SACERDOCIO A LA IMAGEN Y SEMEJANZA DE CRISTO

 

53.- Si alguien ha acumulado bienes de fortuna por medios injustos, dichos bienes no deben servir para beneficio de los templos, los conventos, los frailes o las monjas, sino que deben ser destinados a personas indigentes, o sea, necesitadas.

Es por tanto evidente que la Justicia es cosa de Dios, y creo que fue su Hijo, es decir, Padre e Hijo, quienes dijeron que muchos se sentarán en el reino de Dios mientras otros que creían tener asegurado su sitio en la Mesa del Cielo serán expulsados. “Pues los hijos del mundo son más listos que los hijos de la Fe”. Dicho esto, comencemos.

Lo primero es que toda riqueza que procede del crimen es un delito delante del Tribunal de Dios. A Dios no se le soborna. Dios no se deja comprar. Al contrario, quien lo intenta o cree que puede, profundiza en su delito. Así que lo primero que se debe hacer es no buscar la riqueza por medio ilícitos en los que la sangre y el delito sean sus raíces. Matar con una mano y querer ser absuelto por la otra, mientras la mano sangrienta permanece en su curso, es imperdonable delante de Dios. 

No fue absuelto de sus crímenes San Pablo sino porque la mano criminal dejó su tarea homicida y se puso al servicio de la Vida. Creer que se puede seguir matando y al mismo tiempo sirviendo a Dios no es propio de los Santos, es cosa de bestias. Y las bestias no tienen parte en la Mesa de Dios, porque en ésta sólo se sienta la Creación a la Imagen y Semejanza del Hijo de Dios, el Modelo Sempiterno desde el que toda Imagen adquiere su existencia. Y no creemos que esa conducta, con una mano me condeno y con la otra me salvo, fuese lo que vimos en ese Hijo.

Observamos que esta conducta fue la propia del Templo Antiguo, en el que el homicidio premeditado se pagaba por adelantado, y con el sacrificio de un animal el verdugo se pagaba la absolución. La perfección maligna de ese sistema causó que Dios abominase del Templo de Salomón y ordenase la destrucción del Sacerdocio aaronita.

Luego venir diciendo que es absuelto de sus delitos quienes con una mano se enriquecen mediante el crimen y el delito en tanto que dejen a favor de los pobres el fruto de su conducta malvada, es sin duda alguna restaurar en sus funciones el Templo Antiguo. La Reforma niega a Cristo y resucita a Aarón.

La Santidad basa su Principio en el Nacimiento del Espíritu de Cristo en el hombre.

En verdad comete un crimen inmundo quien habiendo sido engendrads para mantener en vida el Modelo a cuya Imagen y Semejanza debemos todos ser edificados, haciendo lo contrario de lo que se debe se convierte en escándalo de muchos. “Por vuestra culpa es blasfemada la Gloria de Dios”, y no se entiende que quien así hace crea que podrá sentarse en la Mesa del Paraíso, lo mismo sacerdote que hijo de Dios, pues toda la Creación entera, sin excepción entre unos y otros, ni por origen ni por Oficio, estamos sujetos a la Ley Universal del Espíritu Creador por el que todos, sin excepción, somos Ciudadanos del Reino de su Hijo, y como tales Ciudadanos vivimos a la luz de la misma Justicia y Ley.

Querer ser la excepción a esta Ley fue la Causa de la rebelión de la casa de los hijos de Dios liderada por Satán, sobre los cuales dijo Moisés: “Generación de hijos rebeldes…”

La Justicia de Dios no se compra ni se vende. Los muchos crímenes no pueden ser absueltos por Cristo en base a treinta monedas de plata. Y no porque Cristo no tenga el Poder, sino porque su Espíritu es el de Dios, y Dios ha hecho de su Verbo la Ley.

Únicamente abandonando el camino del delito y el crimen como medio de conseguir riquezas puede el hombre presentarse delante de su Juez confiando en alcanzar la Gracia del Perdón. Y mientras se permanece en el delito, querer buscar la Gracia mediante el ofrecimiento del fruto de la sangre, sea al templo o a los pobres, como sugiere el autor de esta Tesis, no salva al delincuente de su condenación.

Esta salvación, que la Reforma levanta, niega el Nuevo Templo y Restaura el Templo Antiguo.

Otra cosa será que, en base a la maldad de unos siervos que eligieron el camino de Judas al de los Discípulos, y por la participación en esa conducta maligna, la Reforma hiciese una causa bellis para levantarse en Rebelión contra quien conociendo las Negaciones de Pedro bendijo la Elección de Dios. Bendición que ese Hijo ya anunció al decir que su Padre era mayor que Él. Contrariamente a esta Declaración los Reformadores se levantaron para declararse Superiores al Hijo de Dios. ¿A quién le extraña, pues, que de esa semilla naciera el Nazismo?

La Doctrina Divina dice que únicamente abandonando el camino del delito puede el hombre reconciliarse con su Creador y presentarse delante del Tribunal de su Hijo con la esperanza de recibir la Gracia de la Absolución Final.

Lo que le conviene por tanto a ese hombre que ganó sus riquezas de forma ilícita es ganarse el perdón haciendo de esa riqueza la llave a su silla en la Mesa del Paraíso, o sea, haciéndola en vida llover sobre quienes tienen necesidad de quien les proteja frente a quienes siendo lo que él fue no tienen intención de acogerse a la Gracia de la Fe.

Ahora bien es evidente que quien premeditadamente se entrega a este camino se condena a sí mismo, pues querer usar la Gracia de Dios para sembrar el mundo de sangre y desolación en las almas no es propio de Cristo. Y precisamente es esta puerta de hipocresía maligna la que abre la Reforma, o como diría su primer apóstol: 

“!Peca, mata, asesina, roba, viola, y viola incluso a la madre de Dios, porque la Sangre de Cristo lava todos tus delitos y crímenes”.

Si esto vine de Dios o del Diablo que cada cual lo defina.

Yo sólo sé, porque en su espíritu de Inteligencia me ha engendrado quien me ha concebido para Dios, que sobre los tales pesa la Condenación escrita para Satán. Quien premeditadamente busca las riquezas ilícitas la esperanza puesta en que comprará su Juicio haciendo revertir parte en los pobres, o en el Templo, es objeto de Condenación delante de Dios. Y como todos sabemos, el Hijo hace lo que el Padre le muestra, y lo que el Padre le ha mostrado es lo que El hace. Como Dios es Incorruptible, así su Hijo. ¿A quién le extraña pues que la nación de Suiza, fundada sobre este evangelio maligno, se haya convertido en la tesorería de la riqueza establecida sobre el Crimen y el Delito? Pues que vive de la Sangre Inocente, esa Sangre Inocente se levantará en el Juicio para condenar a la nación establecida sobre ese fundamento maligno. 

55. Quien diga que al hombre arrepentido no le es perdonado este o aquel pecado; quien tal cosa diga no obra en lugar de Dios ni de Pedro, sino de Satanás.

El arrepentimiento que no pide la Gracia de Cristo, es decir del Perdón de Dios, que sólo Dios puede ofrecer, al no recibir la Gracia de la Absolución Divina, la sola que libera al alma de los frutos del delito, no puede operar la resurrección del hombre al que mató el delito. Por lo tanto, yo, hijo de Dios, afirmo, contra este apóstol de Satanás, que el Arrepentimiento que no se confirma en el Perdón de Cristo, que vive en el Templo de su Esposa, queda expuesto a Juicio. Porque quien no acepta ni quiere el Perdón de Cristo en la Tierra no puede esperar la Gracia de la Absolución Eterna delante del Juez que como hombre rechazó.

El Arrepentimiento es la Llamada de Dios al Templo, donde vive Cristo, para recibir su Perdón, gratuitamente, en razón del Poder que le dio Dios a su Siervo, el Nuevo Sacerdocio instaurado por el mismo Jesús, su Sumo Pontífice Universal Sempiterno, quien siendo la Iglesia su Cuerpo, toda Ella participa de su Poder, concedido por Dios a Él, su Esposo y Señor.

Sin el Arrepentimiento la Gracia es semilla que cae en tierra estéril, ciertamente. Pues quien busca el Perdón de Cristo sin arrepentirse de su delito descubre ante Dios que permanecerá en su comportamiento, y por la constancia en su delito se hace abominable a su Justicia, de manera que engañando al Siervo no engaña a su Señor, que será quien le juzgará finalmente, y ante Su Presencia deberá responder de la constancia en el delito.

Al Siervo de Cristo le corresponde administrar su Gracia. Es a su Señor a quien Dios ha investido de su Gloria poniendo en sus Manos el Señorío sobre toda su Creación. Sin embargo, Dios no ha creado al Diablo, ergo: los siervos del Sembrador Maligno no son su Creación. De no caer de rodillas ante Cristo todo hombre se expone a la Condenación de “esa generación de hijos rebeldes” de la que habló Moisés, y nosotros sabemos que fueron hijos de Dios, Satán su Jefe, quienes creyendo que podrían poner de rodillas a Dios en base a su Amor de Padre, fueron imitados por sus discípulos de la Reforma, quienes, ganados para el Infierno, creyeron que podrían poner de rodillas a Cristo en base al Conocimiento de ser Jesús el Hijo de Dios.

La Lógica de la Reforma fue maligna porque tomándole al Hijo la Palabra, cuando dice que “el que cree en Él no es juzgado sino que pasa a la vida eterna”, ellos le cogieron la palabra y predicaron que independientemente de los crímenes y genocidios y guerras fratricidas libre y voluntariamente acometidas, mientras se confiese que Jesús es el Señor anulan el Poder de Dios para juzgar al Mundo. Esta Lógica fue la que condujo a aquella generación de hijos rebeldes, “no de esta creación” como dijo luego San Pablo, a declararle la Guerra a Dios en la creencia que el Amor del Padre por sus hijos anularía en Dios su Justicia.

De nada vale el arrepentimiento, entonces, si no es confirmado por el Sacerdote de Cristo, que vive en el Templo de su Esposa. El Arrepentimiento sin la Gracia del Perdón, que llueve sobre el alma la Reconciliación con Dios, su Creador, no da el fruto del Amor por el que la Vida eterna entra en el ser y le levanta la cabeza delante de su Rey Divino.

Esta Verdad Eterna la prueba la alta criminalidad que los Reformadores pusieron en acto, el fruto de cuya doctrina fue el Diluvio de Sangre que cayó sobre las naciones de Europa.

Concluyendo, el Arrepentimiento no conduce a la Vida eterna si no recibe la Gracia del Perdón de Cristo. El hombre no puede perdonarse a sí mismo ni perdonar a sus semejantes en lo que atañe a la vida eterna. El hombre no es el Señor de la vida eterna, es Jesucristo, a quien Dios ha sentado como Rey Todopoderoso en el Trono de su Reino

56. Quien solamente por dinero perdone ciertos pecados hace causa común con Simón y Balaam y es un verdadero apóstol del diablo.

La blasfemia en esta tesis es manifiesta. “Gratis lo recibís, dadlo gratuitamente”. El Perdón de Cristo es ofrecido gratuitamente por sus sacerdotes.

Al Primero de todos los Sacerdotes del Nuevo Templo, Jesús, lo vemos perdonando los pecados sin pedir nada a cambio excepto aquel “Vete y No peques más”. Ya vemos que acorde a la perversión de la Ley del Templo Antiguo, quien acababa de pagar su absolución por un delito cometido con la sangre de un cordero apenas el sacrificio consumado le pagaba al sacerdote la compra de otro cordero a fin de absolverse del próximo delito. Esta abominación es la que Dios anunció que echaría abajo y fue la abominación contra la que su Hijo se levantó y le puso fin.

La Santidad no está en perdonar la multitud del pecado sino en que se cumpla la Palabra: “Vete y no peques más”. De manera que quien perdona la multitud del pecado al pecador labra su condenación tanto como el mismo bruto que confía en salvarse haciendo del Perdón de Cristo una panacea del crimen.

Acusar a Cristo de vender su Perdón es blasfemar contra Dios. Y esto lo hace exclusivamente el Diablo y sus apóstoles.

Manipular la cuestión de las Indulgencias para Negar el Poder de Cristo fue una Rebelión en toda regla contra el Señor del que decían que mientras pronunciasen su Nombre podrían ser más malos que el mismo Satanás: porque habiendo dado Dios su Palabra de que quien creyese en su Hijo Jesús pasa de la Tierra al Cielo sin sufrir la criba del Juicio Final, manteniendo en los labios Ese Nombre burlan a quien lleva ese Nombre y habiendo dicho su Padre eso : ¡su Hijo no puede decir palabra contra ellos!

La Malignidad diabólica de la lógica de la Reforma se manifestó en su clímax supremo en la Guerra de los Treinta años, pero no alcanzó su éxtasis glorioso sino con la Segunda Guerra Mundial.

Las Indulgencias no miraron al Perdón de Cristo a los vivos. Y por tanto que sus siervos perdonen los pecados, haciendo lo que es debido, es independiente de que el pecador quiera satisfacer su delito haciendo del fruto de su pecado una ofrenda a Cristo. Será Dios, en su Hijo, quien juzgue a todos, siervos, hijos y pueblo. Ni el siervo puede dejar de administrar el Perdón, ni el pueblo dejar de pedir esa Gracia. Quien quiera usarla para burlarse de Dios, con Dios se enfrentará tras su Muerte. A ningún hombre le toca juzgar a nuestros semejantes, cuanto menos juzgar a Cristo.

60. No considero sea malo el que una persona atribulada ruegue por los muertos la gracia de Dios. Pero determinar que se ruegue en determinada fecha y con afán de lucro no es humano, sino diabólico.

La primera pregunta que unos se hace leyendo esta tesis, como las otras, es la siguiente: ¿Pero quienes se creyeron que fueron ellos, los malamente llamados Reformadores, para juzgar 16 siglos de lucha cristiana por superar la ignorancia, salir de la barbarie y seguir haciendo el camino a la perfección de quienes son conscientes de que han nacido para ser el Reflejo Vivo de la Imagen del Hijo de Dios delante de todos los hombres?

Leyendo las obras de aquellos reformadores uno se queda maravillado porque siendo lo contrario a la Imagen Viva de ese Hijo, como se ve por sus guerras, sus odios sangrientos y sus condenas criminales contra quienes no tuvieron su Lógica, aun siendo ellos lo contrario a aquel Jesús en el que el Amor en la Defensa a la Verdad y la Paz, haciendo de la Palabra su única Fuerza; aun siendo su antítesis, predicando el Odio, el Crimen, el Pecado, y las Guerra de exterminio de sus enemigos, aun así exigieron ser llamados DIVINOS, y ser tenidos por SANTOS. 

Dice este hipócrita: No considero sea malo el que una persona atribulada ruegue por los muertos la gracia de Dios.

¿Y quién se creía que era él para determinar delante de Dios lo que es bueno y lo que es malo? ¿Tiene el Creador que ponerse de rodillas delante de su Creación? Precisamente esto es lo que quiso hacer Satán. Y creyendo que jugando con el Amor de Dios en tanto que Padre podría conseguirlo se conjuró ad eternum a rebelión abierta contra su Espíritu. Lo vemos en el encuentro de Jesús con ese Satán. “Adórame de rodillas y te daré todos los reinos del mundo”.

Es lo que hizo Enrique VIII, ponerse de rodillas delante de Satán y aceptar de su mano el Imperio que Jesús rechazó. Porque sabemos que Su Imperio se lo otorgó Dios a los Reyes Católicos. Ni a Inglaterra, ni a Francia ni a Alemania. Estas tres naciones se rebelaron contra el Imperio de Dios en lucha contra el Imperio que el Infierno levantó para destruir a Cristo en la Tierra mientras la Reforma lo mataba en el Hombre.

Así que ¿quiénes fueron estos hipócritas que abominaron de sus padres y vinieron a prohibirnos a todos tener a los nuestros en nuestras oraciones y pensando en que todos hemos sido expuestos a la Ley de la Muerte : rogarle a Dios por sus almas?

¿Quién son estos hipócritas para imponer su ley de abominación hacia sus padres y blasfemar contra la Iglesia por determinar actos que sólo les competen a los hijos de quienes tenemos a nuestros progenitores durmiendo a la espera del Juicio de la Eternidad? ¿Acaso queremos ver a nuestros padres condenados al Destierro de la Creación? Parece ser que estos hipócritas con el alma dura como una roca salida de las entrañas del fuego de la tierra no permanecen en el amor a sus padres, y abominando de quienes les dieron el ser una vez que los entierran borran de sus corazones su existencia.

Corazones perversos forjados en las fraguas del Odio de la Reforma contra Cristo y su Esposa no dudaron en invocar sobre ellos la Maldición de Dios sobre quienes arrancan de su Libro parte o capítulo:

“Yo atestiguo a todo el que escucha mis palabras de la profecía de este libro que, si alguno añade a estas cosas, Dios añadirá sobre él las plagas escritas en este libro; y si alguno quita de las palabras del libro de esta profecía, quitará Dios su parte del árbol de la vida y de la ciudad santa que están escritos en este libro”.

Estos hipócritas, hijos de bárbaros en guerra con la Civilización Cristiana desde su mismo origen católico romano, para justificar su maldad arrancaron del Libro de Dios partes y capítulos enteros, entre ellos el de los Macabeos, sin el cual es imposible comprender los Prolegómenos finales de la Prehistoria del Cristianismo, de un sitio, y de la Oración por los padres que duermen, del otro. ¿No está escrito acaso? :

“Honrarás a tu padre y a tu madre”.

Y también:

“NO he venido a abrogar la Ley”.

Pero estos hipócritas SÍ vinieron a abrogarla, y negando la Oración por los padres que duermen negaron el Honor y la Honra debida a quienes nos pusieron en el Camino de la vida eterna y por ellos pedimos a corazón abierto a quien nos ama como Padre Nuestro que como Juez tenga Misericordia de los pecados que expuestos todos a la Ley de la Ciencia del Bien y del Mal todos, ellos y nosotros, cometemos.

Cada cual, por consiguiente, conoce a aquel que sirve, ¿y quién mejor puede conocer a su padre que un hijo?

No fue siervo de Dios y menos un hijo quien escribió: Pero determinar que se ruegue en determinada fecha y con afán de lucro no es humano, sino diabólico.

El siervo conoce a su Señor, y el hijo a su Padre. Si al Señor y Padre lo acusaron de tener demonio y servir al diablo, ¡qué se podía esperar de los siervos de Satanás!

Justo lo siguiente:

61.- La Sagrada Escritura nada sabe de ese carácter especial que finalmente se han apropiado los sacerdotes.

Niega que Cristo sea Jesús. Y aun siendo Jesús Dios Verdadero de Dios Verdadero, niega que Cristo, el Sumo Pontífice del Nuevo Sacerdocio, Cabeza de la Iglesia de los Sacerdotes, de quien recibe el sacerdote su Realidad; niega que este Sacerdocio tenga carácter especial alguno.

Niega que la Sagrada Escritura hable de este Nuevo Templo, de este Nuevo Sacerdocio.

¿Quién sino Satanás puede negar lo que el Espíritu Santo escribe en su Carta a los Hebreos? ¿Quiénes sino apóstoles de Satanás pueden negar que Cristo es la Cabeza de la Iglesia y que siendo ÉL el Sumo Pontífice del Nuevo Templo su Cuerpo es un cuerpo de sacerdotes a Su Imagen y Semejanza?

En esta Tesis no sólo se niega que Cristo sea Jesús, se niega que Jesús sea el Cristo, el Sumo Pontífice Divino que Dios le ha dado a su Nuevo Templo, y de cuyo Carácter Especial, “dice el ignorante”, recibe su Ser todo su Cuerpo.

La Sagrada Escritura está impregnada de la Venida de este Cristo, del que en el Cielo como en la Tierra nadie, excepto los confidentes de Dios, sabían quién sería. Ni el mismo Satán, ese que se presentaba delante de Dios como quien anda por casa, lo sabía, de aquí que cuando se encuentra con el Hijo de Eva no tiene ni idea de que está delante de Jesús, el Hijo Primogénito de Dios, a quien él, Satán, conocía como el Rey de reyes y Señor de señores del Imperio del Cielo en cuanto él mismo, Satán, fue príncipe de ese Reino y tuvo por Rey de reyes a ese mismo Jesús. El Maligno no tenía ni idea de quién era en verdad Ése que le dijo “VADE RETRO SATANÁS”.

El Cristo, que por la carne debía nacer de una hija de Eva, fue Encarnado por el Todopoderoso Hijo Unigénito del Señor y Creador del Cosmos. Antes de empezar el Duelo de la Venganza el homicida de Adán ya estaba muerto. No lo sabía y se creía que se estaba enfrentando a un hombre nacido como otro cualquiera. Y sin embargo la Ley era clara:

“De la sangre de un hijo de Dios, Dios reclamará Venganza de la mano de otro hijo de Dios”.

He ahí el Misterio de la Encarnación.

Así pues, de haber sido elevado al Sumo Pontificado Universal Cristiano un hombre nacido de la carne de otro hombre, el cuerpo sacerdotal católico no hubiese podido participar del Carácter Sagrado de quien por el Amor de Dios a su Creación vino a recibir como Nombre Nuevo : “Cristo”.

Porque tanto amó Dios al mundo que nos dio a su Hijo para que por El fuésemos salvados. Y tanto amó el Hijo a su Padre que tomó para sí ese Nuevo Nombre, para que en su Sangre, la Sangre de Cristo, su Sangre, recibiese su Cuerpo Sacerdotal el Carácter Sagrado del Poder de Perdonar los Pecados, el Poder más grande que existe sobre la faz la Tierra, pues es el Poder de Dios de atar en el Cielo lo que se ata en la Tierra, y desatar en el Cielo lo que se desata en la Tierra.

Negando al Cuerpo de Cristo este Poder, la Reforma negó que Cristo fuese Jesús, y que no siendo Jesús el Cristo: el poder de perdonar los pecados es cosa de hombres, no de Dios. Por lo que la Confesión queda abolida como Sacramento y la Gracia que viene del Perdón Divino es despreciada y blasfemada como una Abominación.

Lo dicho, de tal señor tales siervos. Si el señor llamó al Esposo hijo de Satanás, ¿qué no iban llamar a la Esposa los siervos de ese señor maligno?

Del Poder de Dios nadie se apropia. Dios los da a los que ama para que manifestar su Amor a todas sus criaturas.

49.- El mayor escándalo que conozco es que se prohíba casarse a los clérigos y, en cambio, se les permita, si abonan dinero, tener trato con rameras.

Condenar por un hombre a toda su generación es creerse Dios Todopoderoso y Omnisciente. Querer maldecir a toda una Civilización en crecimiento de despegue de la Barbarie más profunda por una época de corrupción es de Juez Inmisericorde, de Historiador sin humanidad.

Es por tanto curioso que en la época del célebre Humanismo surgiesen la corriente más deshumanizadora y deshumanizante conocida hasta entonces en la Civilización Cristiana, que hizo del hombre la bestia más peligrosa, y en camino de convertirse en la bestia más letal que conocerían los siglos por venir. No menos curioso es que los líderes del Humanismo no se alzasen para desenmascarar a tales maestros del Odio, del Crimen y de la Guerra Santa.

En esta Tesis este apóstol de la Reforma, siguiendo la doctrina de sus hermanos en Satanás, niega una vez más a Cristo como Cabeza de la Iglesia, niega que la Iglesia sea Creación de Dios.

Niega la Doctrina del Espíritu Santo, desde San Pedro y San Pablo hasta San Agustín y Santo Tomás.

Niega que Cristo sea la Encarnación del Espíritu Santo, que vive en el Padre y en el Hijo.

Y niega la Creación a la Imagen y Semejanza de Dios. En este caso la Creación del Sacerdocio Cristiano a la Imagen de Cristo Jesús, Sumo Pontífice, a cuya Imagen y Semejanza es engendrado en el hombre el Sacerdocio Católico.

La Imagen es el Modelo desde el que se engendra el Reflejo que le da vida al hombre. Habiendo Dios dispuesto que el Modelo del Nuevo Sacerdocio fuese el Sacerdocio de Cristo Jesús, la Virginidad de Cristo es parte del Carácter de su Cuerpo por Dios engendrado para la Adoración de su Hijo delante de la Creación entera. Pues la Adoración que el Hijo le entrega al Padre, en cuerpo y alma, es la Adoración que su Esposa le ofrece a Dios en su Señor y Esposo.

El Rechazo a la Virginidad del Sacerdote es el rechazo a la Omnisciencia, Todopoder y Sabiduría de Dios Padre e Hijo que han dispuesto la Creación Sobrenatural de este Cuerpo Santo en el que la Veracidad de Dios en el Hijo y del Hijo en Dios queda establecida delante de toda la Creación para que la Mentira no vuelva jamás a encontrar en su Reino tierra fértil.

El Sacerdocio Católico un Cuerpo Consagrado, Sobrenaturalmente engendrado en la Concepción Virginal de Cristo, nacido para ser el Templo Vivo en el que la Veracidad Divina del Hijo, cuya puesta en Duda niega la Veracidad del Padre, esté presente por la Eternidad delante de todos los Pueblos de la Creación.

La Iglesia Sacerdotal Católica, a la Imagen y Semejanza de su Cabeza Sagrada, es el Templo de la Veracidad Divina.

Negar esta Sobrenaturaleza Sagrada que hace del Sacerdote el Templo Vivo del Espíritu Santo, es negar el Poder de Dios para engendrar este Cuerpo Sobrenatural que en alma y cuerpo le pertenece a su Señor.

Lo demás, que haya quienes se queman y es necesario dejarles que se casen, sin ser excluidos del Pueblo de Dios pero sin participar de la Plenitud de Cristo, ya fue dicho por el Espíritu Santo. Lo otro, que quienes se queman se declaren Enemigos del Modelo Divino que le ha dado Dios al Cuerpo Sacerdotal de Cristo, esto es una Abominación que no viene de Dios sino del Diablo.

Así que quienes caen tentados por la Serpiente y quieren justificar su Debilidad blasfemando del Nombre de la Esposa del Señor sepan que le declaran la Guerra a la Creación de Dios, quien dispuso que el Sacerdote Cristiano tuviese en el Sacerdocio de Cristo Jesús su Modelo Vivo.

Todo lo que sea salirse de este Modelo no viene de Dios.

La Ordenación Divina mira a la Eternidad, no queda disuelta una vez pasada la Tierra. El Sacerdote en la Tierra permanece Sacerdote en el Cielo: Templo Vivo del Espíritu Santo en el que se manifiesta la Veracidad de la Naturaleza Divina de Jesucristo, Rey y Señor.

Efectivamente, el que se abrase, que se case, pero no exija seguir participando de la Plenitud de Cristo. Ahora bien, quien por Amor a Dios quiere seguir trabajando para la Salvación de todos, tiene en el Señor un Rey que por siempre le amará como a Ciudadano de su Reino.

Lo otro, que unos siervos ofendan su Oficio, y sean escándalo para el pueblo, esto no le quita nada a la Creación de Dios, y sólo a ellos se les debe imputar sus delitos. Ningún cristiano puede ni debe sentir amenazada su Fe y la Fuerza de su Esperanza en razón de una corrupción aislada, máxime cuando ya el Espíritu Santo nos dijo que la Fe, aunque acrisolada, se corrompe. Esto hablando de aquellos en quienes se corrompe, pues si fuera en todos no existiríamos ninguno de nosotros.

Asistimos en nuestro tiempo a la lucha entre esa corrupción y la santidad. Que la Victoria sea del Señor, no lo debemos dudar. Quienes deben temblar son aquellos que han usado el Oficio como Muralla tras las que esconder sus crímenes.

Así que si malo es ofender a Cristo imitando a los peores hombres, peor es levantarse contra Dios y rechazar a Cristo como Modelo del Sacerdocio Cristiano. Estos tendrán y tendréis que responder delante Dios cuando seáis llamados a Juicio.

Quiera Dios que os coja confesados, porque de la Unidad que rompisteis tendréis que responder de las innumerables almas que escandalizadas por vuestras guerras y crímenes fueron alejadas de la Puerta de la Vida Eterna.

SÉPTIMA PARTE

LA DOCTRINA DEL ANTICRISTO

¿Qué es el Evangelio? ¿Es la palabra de un hombre que se decide a moralizar por propia cuenta y riesgo y en su propio nombre sobre la conducta moral de los demás hombres? ¿Fue Jesucristo una nueva especie de Sócrates?

Las preguntas de esta especie podrían almacenarse en nuestra mente. De hecho todas las respuestas que se buscaron y se hallaron fuera de la Doctrina de la Iglesia Católica Apostólica Romana se dieron a título particular, porque tomaron al Héroe del Evangelio por un santo más, un hijo de Dios como otro cualquiera, o un sabio como tantos otros con un mensaje particular y una visión muy concreta de lo que es el hombre.

En los casos más psicodélicos lo vieron como un mago, una especie de curandero, un brujo y hasta un siervo de Satanás. El Espíritu Santo cortó de raíz esas visiones que convertían a Jesucristo a sus intereses y pensamientos, olvidando, unos por necedad y otros por estupidez, que no es Dios quien debe servir al Hombre sino el Hombre quien es llamado a servir a Dios.

Cuando el autor de estas 67 Tesis escribe:

48.- Si alguien por debilidad o ignorancia se siente escandalizado, no se le debe dejar en su debilidad o ignorancia, sino que es preciso fortalecerle, a fin de que no considere pecado lo que no es pecado.

Escribiendo esto el autor, el suizo Zwinglio, olvida que está hablando porque existe Jesucristo y al hablar de esta forma se está refiriendo al Evangelio, reduciendo a ambos a la categoría de simples productos de la realidad humana.

El Evangelio no es un producto humano, ni Jesucristo fue, ni es ni será una producción del hombre. Jesucristo no fue un santón, ni un mago, ni un sabio al estilo de los hombres. El Evangelio de Jesucristo no es un Diálogo platónico, ni un tratado filosófico. Y quien olvida esto cae en el abismo en el que cayeron los Reformadores; abismo de necedad, ignorancia y estupidez en el que estas tesis se hundieron y arrastraron con él a los analfabetos, brutos y en potencia, fratricidas en los que esa potencia se hizo acto, como bien la Historia de los siglos XVI y XVII demuestran y ponen en evidencia.

El Evangelio tiene su Origen en la Boca de Dios Padre. Jesucristo, su Hijo, no paraba de decirlo, su Padre lo había enviado para darnos a conocer la Doctrina de su Padre, que Él había escuchado de su Boca y había guardado en su Ser durante los años de su vida en la Tierra.

El Evangelio no es invento del pensamiento del propio Jesucristo. EL Evangelio no es un compendio mortal revolucionario que rompe con la moral veterotestamentaria. Dios le da un Cuerpo a su Doctrina, la hace Hombre. Cristo Jesús es esa Doctrina hecha Hombre, que habla con palabras de Hombre para que todos los hombres la escuchen.

“El Verbo se ha hecho carne,

y el Verbo es la Palabra de Dios”.

Jesucristo es el Templo Vivo en el que la Palabra de Dios vivió desde que le enviara a nuestro Mundo para darnos a conocer la Doctrina de la Vida Eterna. Y antes de irse el Hijo le edificó a la Palabra de su Padre un Cuerpo Vivo en el que esa Doctrina vivirá para siempre por la Eternidad: es la Iglesia Católica, su Cuerpo, su Esposa, cuya Doctrina será el Evangelio de Dios aquí en la Tierra y en la eternidad en el Cielo.

Diciendo lo que el Suizo dijo arriba, el autor rompe con Dios y con su Hijo, reduce la Doctrina Divina a mera doctrina de hombres y desde esa posición se alza como superior al propio Jesucristo, a quien quita de en medio para ponerse él.

La Doctrina de Dios Padre es la Doctrina de su Hijo: la Doctrina de Padre e Hijo es la Doctrina que vive en la Iglesia, entre los hombres aquí en la Tierra, y entre los hijos de Dios en el Mundo del que bajó Jesucristo, Rey y Señor sobre todos los pueblos de la Creación de Dios.

Como hombre, sin invocar al Espíritu de Dios, y hablando para hombres sobre la conducta moral, las palabras del Suizo ni quitan ni añaden absolutamente nada al Evangelio, es el sonido de un perro flauta que busca fama y a través de la fama Poder para hacer lo que de siempre han hecho los poderosos, vivir a costa del sudor de los demás. ¡Nada que objetar! Cada cual, dentro de la Ley Natural, es libre para, sin salirse de la conducta cristiana entre cuyos principios se dice vivir, aspirar a ser más perfecto. El Problema surge cuando se pretende apartar la Doctrina de la Eternidad, dada por Dios para todos los pueblos de su Reino y sus hijos, y sentar cátedra desde el Trono del Hijo de Dios, que es lo que hace en Suizo en estas Tesis, para su Mal y el Mal de quienes le siguieron.

Lo que es Pecado y lo que no es Pecado está Legislado en el Evangelio. Cualquiera que pretende añadirle a sus Principios Divinos sus propios axiomas morales se rebela contra el Supremo Legislador del Universo, cuya Ley tiene su Origen en el Amor por su Creación.

Extraña forma fue la de los Reformadores de ser la Manifestación Viva de ese Amor del Creador …. llamando a la destrucción criminal de todos los Católicos. Por este Delito tendrán que responder ante el Tribunal del Hijo de Dios.

De las Guerras que proclamaron contra sus hermanos de Europa aquéllos Reformadores y príncipes que se declararon cabezas de las iglesias nacionales, y desde ese status de divinidades entre hombres se alzaron contra la Esposa de Cristo, ellos y sus pueblos tendrán que rendir cuantas delante de un tribunal en cuya Ley el “NO comas, que el día que comieres, morirás”, es Ley Sagrada. Porque aquéllos orgullosos hijos de bárbaros aun conociendo que el Hijo de Dios prefirió morir a matar, no siguieron Su ejemplo; prefirieron seguir el ejemplo de Caín, ser discípulo de Satanás y matar a su propio hermano.

Nosotros sabemos que Dios es Amor, y Dios vive en Jesucristo. Y no hay en este mundo ni la habrá en el mundo eterno quien nos aparte de su Doctrina de Fraternidad sin límites entre todos los pueblos de la Creación. Y cualquiera que siembre en el Reino de Dios la Semilla del Odio a su prójimo es Enemigo de Dios y de su Creación.

Somos Creación de Dios, hijos del Barro, que por su Infinito Poder ha levantado ÉL hasta hacernos partícipes de su Naturaleza Eterna, y por su Amor de Padre Creador somos sostenidos en la Eternidad de su Paraíso. Y cualquiera que levante el hacha de guerra contra su prójimo es reo de Juicio.

Así pues, siguiendo con su Complejo patológico de Superioridad Moral, no sobre los hombres, sino sobre el propio Dios Hijo Unigénito, Creador y Padre Muestro, Jesucristo, el Suizo siguió escribiendo:

54.- Cristo ha soportado todos nuestros dolores y padecimientos. Quien atribuya a los actos de penitencia lo que sólo es de Cristo yerra y ofende a Dios.

De donde vemos que uno que no reconocía al Todopoderoso Hijo Unigénito del Creador del Cosmos y Señor de la Eternidad, YAVÉ DIOS, como Verbo de Dios, su DOCTRINA HECHA CARNE, anula con su Demencia Maligna la Palabra de ese Hijo : “Vete y no peques más”.

Al contrario, siguiendo un Reformador a otro, queda abolida la Penitencia y en su lugar se alza la Nueva Ley: “Peca, peca, peca, hasta que te salga por los ojos el pecado, pues por la Fe todas tus inmundicias son absueltas por el Poder de la Sangre de del Cordero de Dios”.

Y esta inmunda doctrina satánica se levanta como Reforma contra la Sabiduría del Espíritu Santo que llama a todos a Resurrección por la Gracia del Bautismo operada en el Alma y Ser de todos los hombres.

La Doctrina es firme. La Penitencia es el Acto de la Voluntad por el que la caída en la Ofensa a Dios, a sus hijos y a los hombres queda desterrada del alma. Nacida en esta Doctrina, la Iglesia Amada de su Señor absuelve del Pecado, y le abre por la Penitencia la Puerta de quien gustando lo bueno que es su Salvador, y el Amor que sobre su corazón en cuanto Dios Hijo reposa, se vuelve con todas sus fuerzas para corregir sus pasos y seguir tras las huellas de quienes desbrozaron el campo y abrieron el Camino al Paraíso.

Olvidando esta Doctrina, pero conociendo a los brutos de los Alpes, el Suizo se atrevió a hablar de Penitencia anulando la Doctrina del Espíritu Santo, y siguiendo el ejemplo de sus hermanos de armas en la Siembra Maligna de la Guerra Fratricida Internacional Europea, la de los 30 Años, quienes por “la Fe sola” se abrían a todos los delitos, delitos a imputar a la Sangre de Cristo, este Zwinglio abolía la Necesidad de la Penitencia como acto personal de superación de la debilidad : en la Promesa de resistir la Tentación y no rendirse jamás ante el Pecado.

Dice el siervo del Sembrador Maligno que la fuerza del Cristiano no vale para nada, que seguir la Doctrina del “Vete y no peques más” no fue una institución Divina. Al contrario, la Gloria de la Sangre de Cristo se manifiesta, según aquellos siervos del Maligno, en volver a pecar, y pecar y pecar, sin Temor ninguno al Juicio de Dios, porque la Sangre de Cristo le perdona al Bautizado todos los crímenes a cometer después del Bautismo.

Jesucristo dijo “Vete y no peques más”. Los Reformadores dijeron: NO seáis idiotas, ese Judío fue un chalado, iros y volved a pecar, cuanto más, mejor. Porque mientras más pequéis más se manifiesta la grandeza del Poder de la redención”.

Así hasta Adolfo Hitler.

Quien peca y no hace Penitencia, es decir, no pone delante de Dios firme propósito de voluntad de no volver a caer en el abismo que lo condujo a la Confesión, se expone al Juicio por Rebelión contra la Doctrina del Evangelio.

A saber: el Bautismo es una Resurrección a una Vida Nueva que engendra en la Creación un Hombre Nuevo en el que el Pecado, (la Ofensa a Dios, a los hijos de Dios y a los hombres) queda desterrada por la eternidad. El que Resucita por la Fe muere para el Pecado, hace de la palabra de su Dios, “Vete y no peques más” su Ley, y tiene por Ley su Palabra: “NO comas, el día que comas, morirás”.

Así pues, quienes habiendo sido Resucitados a la Vida Eterna creen que la Fe los inmuniza contra el Fruto del Árbol Maldito, que es el Odio, puerta al Fratricidio y la Guerra, se une a Satanás.

A quienes os dejasteis seducir por la Doctrina del Anticristo, quiera Dios cogeros confesados y superada la Penitencia con Victoria en el Día del Juicio, porque de otro modo se os juzgará conforme al Tentador Maligno, a quien os entregasteis en este mundo a cambio de fama y gloria.

Los que tenéis inteligencia, juzgad si hay alguna en la siguiente tesis:

62.- La Sagrada Escritura tampoco reconoce otros sacerdotes fuera de aquellos que predican el Evangelio.

¿Qué está diciendo? ¿Qué el sacerdocio no es una Obra de Dios Padre e Hijo? ¿Qué el Sacerdocio de Jesucristo no fue Elección Santísima de Dios? ¿Que el Evangelio no es otra cosa que una Moral Humana y en consecuencia puede cualquiera hacerla suya y desarrollarla acorde a su entendimiento y tiempo?

¿Entonces el más perverso y maligno puede predicar lo que lee y por esa predicación ser llamado Sacerdote a la Imagen y Semejanza de Cristo?

¿Quiere decir que no fue Instaurado un Nuevo Templo tras la Destrucción del Antiguo y que cada cual puede erigir el suyo? Y que, ergo: ¿la Iglesia no fue Obra de Dios Padre, y no habiéndolo sido cualquiera puede crear su propia iglesia una vez que Jesucristo hizo lo propio?

¿Acaso no anunció Dios antes de que sucediera la Obra Maravillosa que iba a realizar, tal que si se la contase a quienes no la conocieron no podrían creerse la Obra que iba a hacer?

¿Qué parte de la Fundación del Cristianismo desde la Encarnación a la Resurrección no entra dentro de aquella Obra Maravillosa de la que la Iglesia Católica ha sido Testigo desde el Principio a nuestros días y seguirá siéndolo por la Eternidad? ¿Rechaza el Reformador la Encarnación, la Necesidad de la Elección del Hijo de sus Entrañas Increadas para realizar esa Obra Maravillosa que siendo ese Hijo “Dios Verdadero de Dios Verdadero” le tocaba a Él en persona realizarla en Unión con su Padre?

Levanta Dios el Modelo del Nuevo Sacerdocio, a Cristo Jesús, ¿y el Reformador rechaza este Modelo Divino?

¿No fueron elegidos uno por uno todos los Predicadores del Evangelio por Dios en Persona? ¿Rechaza el Reformador la Necesidad de la Elección Divina para el Sacerdocio a la Imagen y Semejanza de Cristo Jesús, el Sumo Pontífice del Nuevo Templo para la Adoración de Dios Padre?

Luego ¿Dios fue un Idiota absoluto, porque habiendo podido dejar la predicación en las manos de cualquiera, alienando de su Obra su Amor de Padre, entregó su Hijo a los lobos?

Las consecuencias de esta tesis eran inmundas, y su malignidad se desplegó sobre los campos europeos haciendo diluviar sobre sus pueblos una guerra mundial abominable, por la que tendrán que responder todos los príncipes y los Reformadores delante del Tribunal Final del Todopoderoso Hijo de Dios.

Pero, el Reformador no era un Idiota, aunque afirma serlo Dios cuando escribe:

63.- Acerca de estos últimos ordena que se les honre, o sea, que se les proporcione lo necesario para su sustento.

Como predicador de la Reforma, no del Evangelio, el Suizo quería vivir del sudor ajeno. Y vivir como se merecía un Divino Predicador de la Reforma protestante. Y como se vio, y sabemos que cualquiera podía declararse “divino predicador del nuevo evangelio del odio contra el hermano católico”, Caín vino a ser el Maestro a seguir, el Modelo del Nuevo Sacerdocio Protestante.

En fin, el Infierno acepta en su reino a todos los predicadores de las maravillas de la Guerra; mientras más veneno en sus bocas, más grandes y gloriosos.

Así que desplegando el Infierno la bondad de su veneno, regresa el Reformador a tirar en el barro la Doctrina de Dios, Padre e Hijo, reduciéndola a una simple filosofía moral, diciendo:

64.- A todos cuantos reconozcan sus errores no hay que castigarles, sino dejarlos que vivan y mueran en paz, y por lo que respecta a los ingresos que como sacerdotes venían disfrutando, mírese esta cuestión con cristiana caridad.

Como buen Suizo, para quien el Oro era la Madre del Cordero de la Reforma, al sacerdote católico, si se reciclaba y dejaba de ser basura a la imagen y semejanza de Cristo, no había necesidad de matarlo, bastaba con dejarle que se muriera en paz, y una vez expulsado de su Oficio tampoco había que dejarle morirse como a perro abandonado en la calle, como buenos cristianos practicantes de la nueva caridad reformada, a ese hereje confeso bastaría con echarle el pan duro que les sobraría a los “nuevos predicadores divinos”, “cuestión de caridad cristiana”.

Al que no se reciclase, como lo contrario del Anticristo es Cristo, y de la Vida es la Muerte: la tumba es lo que le convenía.

No debía olvidar el predicador del Evangelio del Odio que es Dios, según su Doctrina Maligna, quien desde la Eternidad decreta la muerte y la vida de todos, y siendo Él el único Culpable de la Muerte de todos, a ÉL y sólo a ÉL se le debe imputar el Crimen contra los Católicos, de manera que el que muere lo hace porque ésa es su parte en el Teatro de la Salvación, y quien mata no comete crimen sino que se revela en él la mano de Dios para la gloria de sus siervos cainitas.

Así que:

65.- Por lo que atañe a aquellos que no reconozcan sus errores, ya Dios los juzgará conforme a su justicia divina. En consecuencia, no deben aplicárseles castigos corporales, a no ser que se comporten tan desconsideradamente que no haya modo de tratarlos de otra forma.

A medida que el Lobo se va acercando al término de su “predicación” se va quitando la pelliza de oveja y comienza a soltar por su Boca el Veneno de la Serpiente que condujo al Género Humano a la Ruina con aquellas palabras malditas: “NO, no, que seréis como los dioses, conocedores de la ciencia del bien y del mal”. Traduciendo. El que no hace la Guerra no puede sentirse como un dios. Es en la Guerra y por la Guerra donde el hombre es elevado a la condición de los dioses.

Innecesario decir que Jesucristo, rechazando ese Fruto Maldito, dejó de ser “un dios”, estado eterno que los Reformadores alcanzaron gracias a su Guerra de Odio a Muerte contra los Católicos.

Y obviando esta Realidad dice el predicador del Infierno que Dios juzgará a quienes se resistieron a comer de aquella fruta maldita y en lugar de proclamarse Rey se dejó conducir al Matadero del Calvario y de los Circos Romanos. El Reformador aplaude a Caín y escupe sobre el cadáver de Abel. Satanás era su Maestro.

En fin, no bastándole quitar sacerdocio y empujar a Cristo fuera de su camino, se levanta como profeta también:

66.- Ahora ya han de humillarse todos los jerarcas eclesiásticos y levantar la cruz de Cristo en lugar de alzar el arca del dinero. Si así no lo hacen, se hundirán; porque el hacha ya está puesta junto a las raíces del árbol.

En efecto, la Declaración de Guerra contra el Sacerdocio a la Imagen y Semejanza de Cristo Jesús ya había sido firmada por Alemania y los países de su órbita. Ahora le tocaba ser firmada por Suiza y Francia. La Guerra era inevitable. El hacha ya había sido alzada para destruir el Árbol de la Vida de la Iglesia Católica. El Reino Unido, Alemania y los Países Bajos, los Países Escandinavos y Centroeuropeos, todos unidos, con Suiza y Francia, contra el Sacerdocio a la Imagen y Semejanza de Cristo; ni Dios podría impedir que la Liga de las Naciones Protestantes en una Guerra de Treinta Años echase abajo lo que a ÉL le costó dieciséis largos siglos levantar.

Tanto trabajo para nada. Tantos mártires ¿para qué?

Ellos, el Cuerpo del Anticristo, cuya Cabeza era Satanás, el Diablo, la serpiente antigua, el Dragón que aterrorizó el Imperio del Paraíso de Dios en Dos Guerras Universales antes de la Creación de nuestro Mundo, ellos, los Reformadores y sus príncipes, iban a conseguir echar abajo el Templo Vivo del Espíritu Santo de donde se expandió hacia todas las naciones de la Tierra el Nombre del Hijo Unigénito y Primogénito de Dios: Jesucristo.

67.- Si alguno desea discutir conmigo acerca de los intereses sobre el préstamo, el diezmo, los niños sin bautizar o la Confirmación, me ofrezco gustoso a dar respuesta. Pero que nadie intente discutir conmigo esgrimiendo argumentos sofísticos o aduciendo charlatanerías humanas, sino que de antemano reconozca la Sagrada Escritura por único juez, a fin de que se encuentre la verdad o se mantenga en pie, si, como espero, ya ha sido hallada. Amén. ¡Que Dios sea con nosotros! Amén.

Jesucristo es el MAESTRO UNIVERSAL de todos los hijos de Dios. ¿Acaso discutió ÉL con Satanás?

Sus Discípulos en el Espíritu de inteligencia, formados a su Imagen y Semejanza, no discutimos con los siervos de Satanás.

 

CONCLUSIÓN

 

El que quiera salvarse, que se arrepienta y haga Confesión y Penitencia, pues para esto ha dado Dios a conocer su Voluntad de unificación de todas las iglesias, para que todas las iglesias hagan Confesión y Obedeciendo a Dios corran y dejando atrás las doctrinas con las que fueron engañados por el Diablo, a quien acogieron como Maestro y Señor, se hagan una sola cosa con la Iglesia Católica, Tronco del Árbol de la Vida, cuyo fruto es la Fe de Jesucristo, cuya Doctrina se reduce a un único Principio: “Ama a Dios sobre todas las cosas, y al prójimo como a ti mismo”. Porque el que Odia al prójimo no ama a Dios, y quien no ama a Dios no entrará en el Paraíso.

El que se quiera exponer al Juicio del Todopoderoso Hijo Unigénito de Dios, que se exponga. Pero recuerde la Doctrina de Dios:

“Señor hicimos en tu nombre muchos milagros”.

La Respuesta fue:

“Apartaos de mí, hacedores de maldad,

iros al Infierno con el Diablo”

El que ama a Dios, ama a su prójimo. Y el Odio es lo contrario al Amor.

Dios es Amor, pero también es un Fuego que en su Celo por su Creación devora todo lo que se acerca para destruirla.

NO hay Salvación para las iglesias fuera de la Obediencia a la Voluntad Unificadora de Dios. Las “vírgenes” que no sean halladas dentro de la Casa del Esposo, sirviendo a la Esposa del Señor, no entrarán en el Paraíso de Dios.