CRISTO RAUL DE YAVÉ Y SIÓN |
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CONTRA EL ANTICRISTO
CONTRA CALVINO Y EL CALVINISMO. REFUTACIÓN DEL SÍNODO DE DORT
EL
ADVENIMIENTO DE LA REBELIÓN PROTESTANTE
Políticamente
estudiado el origen de la Reforma, e incluyendo la Religión como parte de la
Historia, puedo decir que Iglesia y Estado han sido los dos pilares originales
sobre las que se fundó la Civilización Europea. Reduciendo el origen de la
Reforma a asuntos netamente humanos, producto de los errores y aciertos de las
generaciones que la precedieron y causaron la División del Norte contra el Sur,
Rebelión política enmascarada en razones religiosas; sociológicamente estudiada
de esta manera, la Reforma fue un fraude. La predominancia del factor político,
del Estado sobre la Iglesia, en la dirección del movimiento histórico descubrió
su impronta en la Guerra de los 30 Años.
Cierto,
la Reforma como movimiento religioso fue un concepto pedido a grito pelado por
las iglesias europeas desde el Gran Cisma de AVIÑÓN, y siendo rechazada “la
reforma moral de los obispos” por la iglesia italiana, y porque ese “grito” fue
rechazado elevó dicha “necesidad” a la esfera de lo utópico, sueño inalcanzable
para quienes, escandalizados por la transformación de la iglesia italiana en un
Poder Temporal en competición con los reyes de Europa, vieron frustradas
aquellas aspiraciones a una “Reforma Moral” del Alto Clero Europeo.
La
Reforma de los Miembros de la Iglesia se produjo. Pero se produjo sólo y
únicamente en respuesta a la Rebelión Política del Centro y Norte Europeo
contra la Intromisión como Poder Político del Papado en el Gobierno de los
reinos hasta entonces bajo la Autoridad Espiritual de la Iglesia Católica. Las
transformación de esa Autoridad Legítima por la iglesia cardenalicia italiana
en un Poder Político Internacional, con aspiraciones determinantes en la
políticas de los reyes, fue una mecha pidiendo fuego a la altura del nacimiento
del Siglo XVI. Desde el instante en que alguien le acercara la antorcha a esa
mecha el descontento reventaría y haría saltar por los aires la Legitimidad de
la Autoridad Espiritual del Papado, que pasaría ipso facto a los reyes. Sin
esta Explosión Política, que la Historia conoce como “la Reforma” la
rebelión doctrinal luterana nunca hubiese pasado de ser una lucha entre
sotanas. La astucia de Lutero fue comprender que sin ganarse al Poder
Político para su causa su destino sería el de Savonarola, Huss y tantos otros que creyeron poder hacer girar de
miedo la cabeza del Alto Clero Italiano y sus ramas europeas, todas íntimamente
enlazadas a la red que el Alto Clero Italiano había tejido en las naciones
sujetas a la Autoridad Medieval Pontificia.
En
nada, por ejemplo, cuando nace el Siglo de la Reforma, se diferenciaba la
conducta moral de los príncipes y la de los obispos alemanes. Así que, sin
treinta monedas de plata a cambio aquellos príncipes no hubiesen movido un dedo
para salvar al Savonarola Alemán de la
hoguera. El mérito de Lutero estuvo en comprenderlo y ofrecerles a cambio todos
los bienes de la Iglesia Católica. En este sentido Lutero fue un ladrón de
almas, y como tal llamaba al Poder político a bendecir su asalto a la Iglesia
entrando no por la Puerta sino por la ventana, desde donde les abriría la
puerta y les entregaría el tesoro de las iglesias.
La
“Reforma” como tal, según ha pasado a los libros de la Historia, no existió.
Lutero encendió la mecha de una Rebelión Política enmascarando su causa en
razones religiosas.
Dicho
esto tenemos que viajar por los siglos y deshacer los mitos que los victoriosos
Rebeldes tejieron en las redes universitarias bajo su bandera con el fin de
ocultar la Verdadera Naturaleza de la División Fratricida de una Europa que
había caminado junta, aunque con sus más y sus menos, por la carretera de los
1200 años que transcurrieron desde el concilio de Nicea hasta el Concilio de
Trento.
Los
libros de la Historia Universal, aun cuando quieran ignorar la existencia del
Cristianismo como el Poder Espiritual Creador de la Civilización Europea, de la
cual surgió el Mundo Moderno, si no por honor profesional al menos sí por deber
académico, y aun cuando lo hagan a regañadientes, se ven oprimidos y
tiránicamente obligados a hablar de la existencia de esa Fuerza Colosal, la
Iglesia Católica, que sacó a la Civilización de la Barbarie y la puso a
las puertas del Renacimiento.
Los
historiadores contemporáneos a fin de no ser tachados de conservadores suelen
achicar la influencia del Catolicismo en la Creación del Renacimiento hasta
convertirla en una línea casi invisible, que de todos modos, siempre según sus
eminencias universitarias, sí que fue, la Iglesia Católica, la causa
todopoderosa de las Edades Oscuras. La contradicción no le supone a la mediocridad
intelectual de los historiadores académicos ningún complejo.
Según
los tales, el Cristianismo fue un cero a la izquierda en la creación de las
fuerzas determinantes de la explosión renacentista, pero sí que fue un poder
oscuro omnipotente bajo cuya influencia maligna la civilización se mantuvo en
las edades medievales más de lo que Europa se mereció. Poder del que, de no
haberla liberado la Rebelión Protestante, Europa posiblemente nunca hubiese
escapado de la “Red Demoníaca de la Gran Ramera Católica” (un lenguaje muy de
discípulos de Jesucristo, por supuesto, que sigue la norma “Ama a tus
enemigos”).
Y
dice y enseñan esos intérpretes de la Historia Europea del Siglo XVI, en esa
frustración desesperada suya de quien esperando un Novel a la Mediocridad
Absoluta y Discapacidad Intelectual más servil a los interese políticos de las
iglesias protestantes se han visto relegados a la posición de eternos
aspirantes, que su palabra va a Misa, y si no va se extermina la Misa, porque
el verdadero Origen de la Verdad no es el Templo sino la Universidad.
El
Hecho Histórico innegable es que la Iglesia Católica, y durante los
primeros dieciséis siglos del Cristianismo decir Catolicismo era decir Europa,
durante esos dieciséis siglos el Cristianismo no conoció jamás la Paz. Desde su
inicio fue perseguido por los Judíos. Desde su Infancia fue atacado sin tregua
ni cuartel por el Imperio Romano. Nació al aire libre y se crió en las Catacumbas. Cuando se echó a andar no tuvo
miedo al Martirio. La Civilización fue sometida a una transfusión de sangre
vivificadora, según ya se le anunciara a Europa: “El primer Hombre fue alma
viviente: el último, espíritu vivificador”.
La
sangre católica regó un cuerpo que estaba muriendo bajo la presión de los
siglos, lo reavivó, lo conquistó, y le dio las fuerzas para mantenerse vivo
bajo la Gran Bestia que se avecinaba desde el Lejano Oriente, y venía a no
dejar piedra sobre piedra. Pero durante esos siglos de preparación para el día
después de la Caída del Imperio, que ya esperaban, y sabían que habría de
suceder, pues así se les dijo: “Apartaos de la Gran Babilonia, la Ramera que
comercia con todas las naciones de la Tierra”; mientras esperaban que la Caída
del Imperio Romano sucediese, pues la Palabra es Dios, y Dios dice y así se
hace, los enemigos le salieron a la Iglesia Católica de sus propias filas.
Levantaba Ella una piedra y le salía otro enano mental con complejo divino
elegido para ser el próximo Obispo de Roma, y si no ¡le metía fuego al mundo!
La
Historia de las batallas contra los “elegidos” que durante seis siglos libró la
Iglesia Católica están escritas. Judaísmo, Gnosticismo, Pelagianismo,
Maniqueísmo, Arrianismo… No quiero polemizar, levantar tumbas, invocar
fantasmas. Para todo hay un tiempo. Conste afirmar la Palabra de su Fundador :
“Si a mí me han perseguido, a vosotros y también, porque como yo no soy de este
mundo tampoco vosotros, por amor a mí, lo sois”. Innecesario decir que
esas Palabras no se circunscribieron a sus Doce Apóstoles; la Iglesia Católica
y el Cristianismo estaban comprendidos en su profecía. Pero no ya sólo para
aquéllos siglos. La Iglesia Católica y el Cristianismo están siendo perseguidos
al día de Hoy, XXI siglos después, delante de nuestros ojos. Y sin embargo la
Palabra sigue siendo Dios: “No somos de este Mundo”, ergo: “Por esto el Mundo
(n)os odia”.
Ésta
ha sido la Doctrina de los Santos desde que los Apóstoles delante de sus
verdugos confesaron “Sí, Creemos en el Hijo de Dios, que se encarnó en la
Virgen María, murió y Resucitó al tercer Día, y está sentado a la Derecha de
Dios como Rey, Señor y Juez, y vendrá juzgar a vivos y muertos”. Por
repetir esa misma Confesión de los Santos están siendo asesinados Hoy Día miles
de Cristianos en numerosas naciones que piden la Tolerancia para sus religiones
en nuestras tierras mientras en las de ellos masacran a nuestros hermanos sin
misericordia ni piedad.
“Dios
juzgará a vivos y muertos”.
Lo
creímos Ayer, lo creemos Hoy, sin la Iglesia Católica no existiría ni
Cristianismo contra el que Rebelarse ni Fe con la que hacerse rico mediante la
predicación protestante. La Negación de los Historiadores Contemporáneos y de
los Políticos Vivos que se tragan sin ahogarse el elefante de la Persecución
contra los Cristianos mientras se ahogan con el mosquito de la Crítica contra
los Verdugos, es la contraria a esta Afirmación Divina : Fuera de la Iglesia
Católica no hay Salvación..
Esto
expuesto, a saber, que la Cristiandad hubiese vivido en una paz
armoniosa y felicidad edénica desde su Fundación al Siglo XVI, se entiende que
la Rebelión Protestante, y la División Fratricida del Norte Protestante contra
el Sur Católico, fue un Capítulo más en el Gran Libro de su Historia. Tanto las
naciones europeas como sus iglesias vivieron esos 16 siglos bajo constante
estado de exterminio y sufrimiento civil interno. Si recogemos la
dialéctica propia de aquellos tiempos y volvemos a comparar a la Iglesia con
una Barca, no nos equivocamos diciendo que esa Barca estuvo siempre en
peligro de hundimiento. Ni nos engañamos al comparar ese peligro con el
Capítulo de Jesucristo en “la barca” con sus Apóstoles. De no haber estado Él
allí, con Ellos, la barca se hubiese hundido. Pero Él estaba con Ellos.
En
este orden divino la Rebelión Luterana se puede comparar a la de quien desde la
playa contempla cómo esa Barca es zarandeada por las olas, e ignorante en su
malicia y odio de que quien duerme tan campante sobre las redes de aquellos
pescadores era, es, y será eternamente: ni más ni menos que el Todopoderoso
Hijo de Dios, Creador de la Luz del Génesis, espera que la barca se hunda y
salta y grita de alegría.
Hoy,
cinco siglos más tarde, después de haber sufrido la Guerra Civil del Caín
Protestante contra el Abel Católico en la Llamada Guerra de Exterminio de los
Treinta Años, no parece que esa Barca Católica se haya hundido. “Hombres de poca
Fe: Judíos, Romanos, Bárbaros, Hunos, Musulmanes, Turcos, y vosotros mismos
como un Caín al rojo vivo sediento de SANGRE CATÓLICA, ¿aún creéis que el Hijo
de Dios va a saltar de esa Barca y dejar que los Pescadores se ahoguen?”
Generación
rebelde, Arrio, un siervo de Satanás que no podía aceptar la Verdad que la
Creación entera clama con Aleluya todopoderoso: “Tú eres el Hijo Vivo de
Dios”, fue vuestro padre. Desechasteis la Fe y abrazasteis la Razón.
Arrio fue
el primer cristiano protestante. “Jesucristo no fue más que otro hombre, más
santo, más bueno, más perfecto, adornado de todas las virtudes de los dioses,
pero un hombre al fin y al cabo” dijo el Anticristo.
La
Razón Sola no puede entender la Confesión de la Fe: “Una Virgen dará a Luz y su
Hijo será llamado Dios con Nosotros”. Por esto fue la Fe, no la Razón, la que
conquistó al Imperio.
Y
vosotros, generación rebelde, discípulos de Arrio, quisisteis conquistar a
la conquistadora invocando a vuestra diosa: “La Razón Sola”. Y como vuestro maestro
hundió al Viejo Imperio en una guerra civil religiosa, así vosotros hundisteis
al Nuevo Imperio en vuestra guerra civil religiosa. ¡De tal palo tal astilla!
Un
Capítulo más que abristeis en el Gran Libro de la Historia Universal del
Cristianismo. Que aún continúa, pero cuyo Fin ya está escrito; “Hombres de
poca Fe”, hablándole a los vientos la mar se calmó. Ese será vuestro Fin. Y
este vuestro Epitafio: Lucharon contra las Puertas a las que Dios bendijo,
diciendo: “Las fuerzas del Infierno se estrellarán contra tus muros”.
Mas
aunque nacidos para fracasar, el destino al que se acogió aquella generación
rebelde, la Predestinación por encargo de la Eternidad, los arrastró a seguir
jaleando lo Imposible, que Aquel que dormía tan feliz en la Barca no se
despertase. ¡Esperanza de necios! El Maestro siempre estuvo allí. Constantino,
Clodoveo, Carlos Martel, Pelayo, Carlo Magno… Orígenes, San Agustín, los Crisóstomos… el Rey de Europa siempre estuvo ahí,
siempre fue y será “Dios con Nosotros”.
Quien
por tanto cree que la Iglesia Católica, contra la que aquella generación
rebelde se levantó en Guerra Fratricida, vivió durante 16 siglos muriéndose de
risa al sol de una Paz interminable, este pobre ignorante padece la posesión de
un cerebro aquejado de una discapacidad intelectual motriz muy perniciosa.
Quien
enseña la Historia de la Civilización alienando Estado e Iglesia olvida que la
Religión Católica tiene por Rey y Sumo Pontífice Universal a la misma
Persona: “Jesucristo, Dios con Nosotros”.
El
Enfrentamiento a muerte entre Estado e Iglesia que la Rebelión Protestante
apadrinó fue, a corto plazo, el principio y el origen de las guerra de los
Treinta Años, y, a largo plazo, de las Guerras Mundiales. El Odio que Lutero,
Calvino y sus hermanos de armas sembraron en las Naciones Europeas perduró
durante los cinco siglos siguientes, y envenenó las Relaciones Políticas entre
los Estados Europeos hasta arrastrarlos a la Orgía de las Guerras Mundiales,
desatadas en Europa y extendidas al resto del mundo.
INTRO
Desde
su mismo principio el espíritu de división y de odio hacia los Católicos, el
origen de cuyas familias consta en el Libro de la Vida del Cristianismo desde
sus orígenes, el Protestantismo expandió su círculo de odio y homicidio a las
corrientes reformadoras nacidas de su Semilla Maligna. La Biblioteca de la
Historia Universal del Cristianismo recoge en sus libros las guerras de
condenas que los “nuevos santos” europeos firmaron en nombre de su
Buena Nueva Buena Nueva contra la Doctrina del Espíritu Santo.
Habiendo sido el Origen del Protestantismo la semilla de la División entre las
naciones europeas apenas los príncipes alzaron vallas alrededor de esos
campos de Cizaña el odio que hasta entonces fue canalizado contra la Iglesia
Católica, una vez encerrado entre los muros nacionales se volvió contra los
mismos en quienes el espíritu santo de la Unidad Universal del Cristianismo en
el Dios Amor había sido expulsado y acogido en su lugar el espíritu de la
división maligna del Dios Oculto de Lutero y del Dios Terror de Calvino.
Los
sínodos y las condenas que los unos a los otros se lanzaron a la cara,
enviándose al infierno entre ellos como si ellos hubiesen desplazado de su
Gloria al Juez Universal, Todopoderoso y Omnipotente, Nuestro Rey Jesucristo, y
por derecho de Predestinación Absoluta ellos hubiesen sido elevados al Trono
del Hijo de Dios, están escritos y han sido recogidos en Artículos y Capítulos
del tipo este de Sínodo Confesional de Dort.
Ya
digo, sus guerras, luteranos contra anabaptistas, puritanos contra anglicanos
viejos, de todos contra todos por la Supremacía Absoluta de la Teocracia
Intelectual del Espíritu Anticristiano, están recogidas en los libros de la
Biblioteca de la Historia Universal del Cristianismo; libros que sus sucesores
en el Dios Terror Calvinista y el evangelio del Odio Luterano se han guardado
muy bien de regalarles a rebaños de cuyas lanas viven como dioses a cargo de la
Ignorancia patriota de sus rebaños de infelices.
El
Ser Humano, el Hombre Cristiano no tiene más Patria que el Reino de Dios. Todo
lo que anule esta Afirmación viene del Anticristo.
No
es por tanto, en este Análisis Jesucristiano de
los Artículos Dortianos, de mi interés describir
los genocidios y los homicidios que en nombre del “DIOS AMOR” acometieron
los padres de la Reforma; ese Dios, nuestro Dios, juzgará acorde a su
Omnisciencia y Sabiduría a todos los que despreciando Su Oración por la Unidad
Universal de su Pueblo se rebelaron contra su Corazón y sin Temor de YAVÉ DIOS,
su Padre Eterno y Creador del Cosmos, mancharon su Nombre y su Gloria con sus
crímenes y sus guerras.
La
Doctrina del Dios Amor está escrita. El Árbol de la Vida da la Fruta de la Paz,
sin la cual toda la Creación se hunde en el Polvo. El Árbol de la Muerte produce
la Guerra, comiendo la cual toda vida se hunde en el Infierno. “Por los frutos
pues los conoceréis”.
Por
los frutos conocemos a cada cual, quién es quién y qué es qué. El que esté
ciego, que permanezca en su ceguera. El que quiera ver, que vea, que para eso
vino el Hijo de Dios, nuestro Creador, para devolvernos la Inteligencia.
El
fruto del Árbol de la Reforma fue la Guerra de los Treinta Años, y quien quiera
someterse a Juicio Final que se someta; no echaremos una lágrima por los que
sean expulsados de la Creación, ni miraremos para atrás para conocer su
infierno: Cada cual se predestina a la Vida o a la Muerta por sus Palabras y
Pensamientos. Y esto también está escrito : YO no juzgo a nadie, cada uno se
juzga a sí mismo por sus obras.
La
Cuestión de la Predestinación del Dios Terror Calvinista– fue el Punto que se
trató en la Ciudad de Dordrecth entre los
“nuevos santos” Holandeses y sus hermanos europeos. Tuvo lugar este “Juicio”-
que ellos enmascararon bajo la máscara de “sínodo”- entre el 13 de
noviembre de 1618 y el 9 de mayo de 1619.
La
Guerra Fratricida Mundial Cristiana ya había sido declarada y los millones de
seres humanos que la Muerte iba a segar hasta llegar a los cinco millones ya
había comenzado su cuenta. Este genocidio fratricida no era óbice para que los
sembradores malignos, que ahora recogían su cosecha entre las naciones
europeas, siguiesen entre ellos devorándose con sus juicios anticristianos,
nacidos del espíritu de división, enemigo del Espíritu de Unidad que encontró
su Templo en los Apóstoles, y éstos le edificaron un Templo de Piedra entre
cuyos Muros esa Unidad viviese por los siglos de los siglos.
Cegados
por el Odio Luterano, su paso por la tinieblas dirigidos por el Dios Terror
Calvinista, los sembradores malignos siguieron juzgándose entre ellos
de espaldas a la Gran Tragedia de la División de las iglesias, cuyo Fruto, la
Guerra entre hermanos, ellos devoraron a manos llenas en la creencia diabólica
de ser el Homicidio de Caín contra su hermano Abel de la voluntad Divina.
Fue
el caso que de aquella raíz maligna calvinista surgió una rama que no podía
admitir en toda su extensión esa Predestinación Calvinista Teocrático
Absolutista que convertía a Dios Padre en la Fuente y el Origen de cuya
Voluntad Criminal surgió el Fratricidio Cainita. El disidente, una especie de
nuevo demonio, al tenor del juicio de los santos holandeses, se
llamaba Arminio. No fue aquel Arminio un predicador de esa Paz y
Amor que se hizo Hombre en Jesucristo y llenando el Ser de sus Discípulos abrió
una Nueva Era en la Tierra. Para nada. Arminio simplemente quiso
corregir esa visión de Dios como una fuente de Terror a fin de que poniéndole
la máscara del Amor la Guerra Cainita de los Treinta Años se hiciese por Amor y
no por Odio.
Pero
dejemos que otra mano escriba sobre el meollo de la Cuestión de Los
Cánones de Dort, también, antiguamente
Titulados: La Decisión del Sínodo de Dort sobre
los Cinco Principales Puntos de Doctrina en Disputa en los Países Bajos
“La
Decisión del Sínodo de Dort en los Cinco
Principales Puntos de Doctrina en Disputa en los Países Bajos es popularmente
conocido como Los Cánones de Dort. Consiste en
declaraciones de doctrina adoptada por el gran Sínodo de Dort el cual se reunió en la ciudad de Dordrecht en 1618-1619. Aunque este fue un sínodo
nacional de las Iglesias reformadas de los Países Bajos, tenía un carácter
internacional, ya que estaba compuesto no solamente de delegados Holandeses
sino además de veintiséis delegados de otros ocho países.
El
Sínodo de Dort fue convocado con el fin de
solucionar una seria controversia en las iglesias Holandesas iniciadas por el
surgimiento del Arminianismo.
Jacobo Arminio, un teólogo profesor en la Universidad Leiden, cuestionó la
enseñanza de Calvino y sus seguidores en un número de puntos importantes.
Después de la muerte de Arminio, sus seguidores presentaron sus posiciones
en cinco de estos puntos en la “Protesta de 1610”. En este documento o en
escritos tardíos más explícitos, los Arminianos enseñaron
que la elección estaba basada en fe prevista, que la expiación fue universal,
que la depravación es parcial, que la gracia es resistible, y la posibilidad de
una caída de la gracia. En los Cánones, el Sínodo de Dort rechazó
estas posiciones y proclamó la doctrina Reformada en estos puntos : la elección
incondicional, la expiación limitada, la depravación total, la gracia
irresistible, y la perseverancia de los santos.
Los
Cánones tienen un carácter especial como decisión judicial en los puntos
doctrinales en disputa durante la controversia Arminiana.
Los
Cánones además tienen un carácter limitado en que estos no cubren la totalidad
de la doctrina, sino hace foco en los cinco puntos de doctrina en disputa. Cada
uno de los puntos principales consiste en una parte positiva y una parte
negativa, la primera siendo la exposición de la doctrina reformada sobre el
tema y la segunda una repudiación (reprobación o rechazo) de los errores
correspondientes. Aunque en forma estos son realmente cuatro puntos, hablamos
propiamente de cinco puntos, porque los Cánones fueron estructurados para
corresponder a los cinco artículos de la protesta de 1610. Los puntos
principales tres y cuatro fueron combinados en uno, siempre siendo designados
como puntos principales III/IV.”
Los
cinco puntos arminianos que desataron la
Ira de los Calvinistas Holandeses, de la raza Superior de los Elegidos de la
Nueva Cristiandad de los Santos, empoderada por su Dios Terror para matar a
Abel sin causarles aquel viejo problema de conciencia que al Caín de la Biblia
le causó el matar a su hermano, son los siguientes:
1.-
Libre albedrío o habilidad humana. Aunque la naturaleza humana fue totalmente
afectada por la caída, sin embargo, Dios en su gracia capacita la voluntad del
pecador para que libremente se arrepienta y crea, o rehúse hacerlo. Cada pecador,
capacitado por la gracia de Dios, tiene libertad para creer o rehusar creer, y
su destino eterno depende de cómo use dicha libertad. La libertad con la que
Dios capacita al hombre caído, consiste en poder escoger libremente entre el
bien y el mal en la esfera de lo espiritual. El pecador puede cooperar con el
Espíritu de Dios y ser regenerado o resistir la gracia de Dios y perderse para
siempre. El pecador necesita la asistencia del Espíritu Santo, pero no tiene
que ser regenerado por el Espíritu antes de que pueda creer, ya que la fe es un
don de Dios que el hombre puede recibir o rechazar libremente, y precede al
nuevo nacimiento. La fe es un don de Dios; y el hombre lo puede recibir y
ejercer para vida eterna, o rechazarlo para condenación.
2.-
Elección condicional. Dios escogió para salvación, antes de la fundación del
mundo, a todas aquellas personas que, asistidas por su gracia habilitadora,
creen en Cristo. Esto se debe al hecho de que Dios vio de antemano que dichos
individuos habrían de responder positivamente a su llamado, arrepintiéndose y
creyendo en Cristo. Dios escogió solo a aquellos que él vio de antemano que
voluntariamente creerían en el evangelio, asistidos por su gracia resistible.
3.-
Redención universal o expiación general. La obra redentora de Cristo brinda a
todos los hombres la oportunidad de ser salvos, y garantizó la salvación de
todos los que habían creído y preservado hasta la muerte de Cristo, y también
garantizó la salvación de todos los que habrían de creer y perseverar después
de la muerte de Cristo. A pesar de que Cristo murió por todos los hombres, solo
los que creen en él son salvados. Su muerte es suficiente para la salvación de
todos los hombres, pero solo eficaz en los que creen.
4.-
El Espíritu Santo puede ser resistido eficazmente. Él Espíritu Santo convence
de pecado al mundo, y hace todo lo que se ha determinado para traer a cada
pecador a la salvación. El llamado del Espíritu, sin embargo, puede ser
resistido, ya que el hombre es hecho libre por la gracia de Dios. El Espíritu
no regenera al pecador hasta que éste cree; la fe (que es un don de Dios que el
hombre puede recibir o rechazar libremente) precede al nuevo nacimiento. Dios
ha determinado que su llamado, a través del Espíritu Santo, pueda ser libre y
voluntariamente aceptado o resistido. El Espíritu Santo obra eficazmente
trayendo a Cristo sólo a aquellos que no le resisten. El Espíritu no imparte
vida hasta que el pecador responde, arrepintiéndose y creyendo voluntariamente
en Cristo. Dios, por tanto, ha determinado que Su gracia no actúe de forma
irresistible; sino que la misma puede ser resistida por el hombre.
5.-
El caer de la gracia o el perder la salvación. Algunos arminianos creen
que el ser humano, una vez salvo, no perderá su salvación y otros piensan que
la salvación pueda perderse por no perseverar en la fe.
A
vista de pájaro Arminio y sus fieles mantuvieron la postura de su
Profeta Calvino. Pero siendo el espíritu de la División la madre del
Protestantismo y no aceptando el Valor Universal de la Doctrina del Espíritu
Santo que mantuvo, alimentó e hizo crecer la Inteligencia de Europa en el seno
de la Sabiduría de Jesucristo, sin por esto dejar nosotros de distinguir entre
Doctrina y Conducta; alimentados por el mismo espíritu de la división maligna,
como se ve en sus frutos criminales, contra los que no se levantaron en
absoluto aún viendo cómo los campos de
Europa estaban siendo regados con la sangre de sus hijos a la salud de aquel
Lutero Malvado y Perverso que dijera que estaba dispuesto a meterle fuego a la
Cristiandad y al mundo entero si no se aceptaba su Evangelio; delante los
frutos de sus doctrinas, el grito de guerra de las fuerzas del infierno
devorando familias y pueblos, este Sínodo de Nicea Calvinista no se reunió
para escandalizarse por los frutos de sus palabras y pensamientos. Para
nada. Se reunieron porque entre ellos se abrió una brecha que ponía en cuestión
el Deber y el Derecho de los Protestantes a matar en masa a todos los Católicos
y a cualquiera que se opusiese a sus principios teológicos.
Esa
brecha había que cerrarla. No se podía poner en Duda el Derecho y el Deber a la
Guerra Santa Protestante, llamada de los Treinta Años, que acababa de empezar,
y de la que esperaban cosechar la Destrucción de la Casa edificada por Aquel
Sabio llamado Jesucristo.
Ellos
eran la Fuerza Bruta Bestial que, lanzada contra ese Edificio que había
resistido durante 16 Siglos toda clase de ataques monstruosos, y ninguno había
podido echar abajo sus Muros, lograría lo que ninguna de esas fuerzas
predecesoras pudo hacer : Echar al suelo el Edificio creado por
Jesucristo, la Casa de su Esposa, la Iglesia Católica.
Ellos sí
lo harían.
Este
fue el fin buscado por el Sínodo de Dort ante
la oportunidad que la Guerra de los Treinta Años le ponía delante: la
destrucción de la Casa edificada por Jesucristo, sobre cuyos ataques EL mismo,
en calidad de Dios Hijo, lo dejó en claro diciendo que el Edificio que en
su Sabiduría iba a construir en Unión con su Padre sería expuesto a
Prueba. Esta sería la Gran Prueba Final, la que atacaría el Edificio
desde dentro.
Los
“predestinados a ser los actores de esa Prueba Final” pensaron y creyeron que
la Victoria sería de ellos; la Iglesia Católica sería en breve Historia, un
cuento de viejas en la Nueva Biblioteca Universal de la Nueva Era que acababa
de comenzar en Europa; y sobre sus ruinas el Origen de la Reforma quedaría
establecido en Dios. LO contrario , que la Iglesia Católica sobreviviese a una
Destrucción Dirigida por Dios significaría que el Origen de la Reforma era el
Anticristo. Ergo, la Guerra que acababa de comenzar no se detendría hasta
reducir a ruinas el Edificio de la Iglesia Católica; por consiguiente había que
llamar a todos al Martirio como puerta al Paraíso.
Este
era el espíritu de los Congregados en el Sínodo Niceano de
los Calvinistas de aquella Nueva Europa de los Santos, a construir por la Nueva
Raza Superior desde la Eternidad Elegidos, que finalmente en la Alemania de
Hitler encontraría su encarnación perfecta.
El
análisis de las conclusiones que componen estos Artículos o Capítulos
únicamente pueden realizarse desde el espíritu de inteligencia que viene de la
Sabiduría de Dios, cuyo Espíritu de Unidad Eterna se nos Reveló: “El que ve al
Hijo ve al Padre”. Ergo, quien desprecia a Jesucristo, desprecia a Dios. Y
mutando mutandis, quien rechaza seguir los Principios de la Doctrina del Amor,
rechaza el Evangelio del Espíritu Santo: “Amarás a Dios sobre todas las cosas y
a tu prójimo como a tí mismo”. Si
declararle la guerra al Prójimo, al hermano, es cosa de este Principio de Vida
Eterna, que cada cual lo juzgue. A mí me toca hacer lo que Dios quiere,
que es traer a luz la Mentira y el Veneno de la Serpiente en las doctrinas del
Protestantismo.
Vistos
los cinco artículos arminianos causantes de
la necesidad de convocar una reunión tipo niceana que
atajase el mal: permitir que el Amor socavase el Odio, fuerza mayor impulsora
de la Guerra en desarrollo; pasemos a la respuesta de Artículos de la
Raza Superi de los Nuevos Elegidos de Dios para destruir la
Casa que su Hijo edificó en la Tierra.
DE
LA DOCTRINA DE LA DIVINA ELECCION Y REPROBACION.
1.-
Puesto que todos los hombres han pecado en Adán y se han hecho culpables de
maldición y muerte eterna, Dios, no habría hecho injusticia a nadie si hubiese
querido dejar a todo el género humano en el pecado y en la maldición, y
condenarlo a causa del pecado, según estas expresiones del Apóstol: ...Para que
toda boca se cierre y todo el mundo quede bajo el juicio de Dios... por cuanto
todos pecaron, y están destituidos de la Gloria de Dios (Rom. 3:19,23). Y:
Porque la paga del pecado es la muerte... (Rom. 6:23).
La
Mentira mana de la primera frase. Lo cual es natural, un río infectado sin
afluentes que lo alimenten ni aportaciones externas que lo infecten tiene en su
Fuente el origen del Veneno que porta. Si todos los hombres se hubiesen
hecho culpables de maldición y condenación eterna la Redención y la
Salvación hubiesen sido y serían un ataque de Dios contra su propia Divinidad.
Leyendo
se observa que en el momento en que Dios dicta Sentencia contra el
Primer Hombre: la Condena es Temporal, y es Dios mismo quien llama a la
Redención cuando, es decir, a la Libertad y la Bendición, cuando aún
Cristo estaba en las entrañas de Eva, y este Redentor y Salvador a una
distancia de miles de años de Adán.
¿De
qué condena y maldición ad infinitum et ad eternum estaba
hablando este Sínodo? ¿Se refería a la Historia de la Caída tal cual fue
escrita por Dios, el pueblo de Israel nos transmitió y la Iglesia Católica ha
mantenido en su pureza original; o se refería el Autor Dortiana a
una Historia que ellos se inventaron y para la necesitaban desplazar al Dios de
Cristo y elevar en su lugar al Dios de Calvino?
El
Verbo es Dios, y el Verbo es la Palabra de Dios. Luego Dios no puede
maldecir a condenación eterna y más tarde levantar esa Sentencia sin tirar
la Gloria de su Palabra por los suelos, de tal manera que de hacerlo la
Doctrina de Cristo “Sea tu Sí, sí; y tu NO, no”: quedaría por esta
disposición antinatural sin realidad Divina.
Desde
el mismo Principio la Escritura Sagrada es: “Dijo Dios, y así se hizo”. De aquí
que el Espíritu Santo escribiera: La Palabra es Dios.
De
haber maldecido al Hombre a condenación eterna esa Sentencia no hubiese podido
ser levantada sin tirar Dios la Gloria de su Verbo al viento de las
circunstancias. De hecho vemos que la Sentencia a condenación eterna
contra Satán, “la serpiente antigua”, permanece. Y por la misma razón. La
Palabra de Dios es Dios. Este es el Misterio en la Sabiduría del Verbo Divino.
Que vemos en vivo en Dios Hijo, el Verbo encarnado. Jesús dice y así se hace.
Levanta a los paralíticos, devuelve la vista, hace caminar a los cojos, da el
habla y el oído, y resucita a los muertos. Su Palabra es Dios.
Por
consiguiente, de haber maldecido Dios al Hombre a condenación eterna, como
afirma en su Confesión el Anticristo Dortiano,
no hubiese podido haber Redención ni Salvación. Y por el contrario,
de haber abolido Dios lo que su Palabra firmó, la condenación a
eternidad de Satán hubiese podido ser levantada.
Inútil
decir que matando a Cristo es lo que esperaba conseguir Satán. Condenado a
serle aplastada la cabeza por el Redentor, hijo de Adán, en el caso de que esta
Victoria no hubiese podido ser alcanzada, la Palabra de dios hubiese dejado de
ser Dios y Satán hubiese encontrado en esa Caída del Verbo su Salvación.
Más
inútil aún es recalcar la demencia maligna por la estaba poseído. Que una
simple criatura pueda poner de rodillas a su Creador, Dios, es demencia maligna
absoluta irredimible.
Dicho
esto, descubierta la Mentira y la Falacia anticristiana en la primera frase,
siendo la primera palabra que sale de esa boca dortiana una
declaración anticristiana, ¿¡qué necesidad hay de seguir adelante, navegando
por estas aguas tenebrosas!? La maldad de esta afirmación es anticristiana en
cuanto que destroza la Imagen de Dios, Creador y Padre, Juez Incorruptible de
Sabiduría Infinita cuya Omnisciencia le permite escudriñar las causa y las
razones con el fin de poder establecer un Juicio basado en la Verdad de los
Hechos. Cuando dice: Dios, no habría hecho injusticia a nadie si hubiese
querido dejar a todo el género humano en el pecado y en la maldición… el
Sínodo está negando a Jesucristo, la Luz de la que nos vino a todos la Justicia
de la Redención . Y lo que es más grave: Está negando que Dios sea Amor y el Amor
sea Dios.
Lo
cual se entiende, pues quien no pudo entender, o no puede entender la Doctrina
del Verbo Divino, no puede comprender qué se quiere decir cuando se dice “Dios
es Amor”. Y es en esta Dimensión del Amor que el Creador se abre a su Creación,
Dios se sienta como Padre entre sus Hijos, y nos ama con corazón de Padre.
Afirmar pues de este Padre en quien el Amor es Dios que lo mismo puede darle a
un hijo miseria que darle gloria, según su capricho, es negar esta Fundamento
de la Doctrina de la Salvación, es echar abajo la Columna del Templo, de ese
Templo del que el Hijo de Dios dijo : “Hacedlo, en tres días lo reconstruiré”.
Ay
de aquellos que lo hicieron.
Se
entiende entonces que en quienes estuvieron movidos por el Odio, y el único fin
de su Rebelión era alcanzar el Poder, la Imagen del Dios Amor que Jesucristo
encarnó no encontrara compatibilidad a ser asumida por la declaración de Guerra
Total y Absoluta hasta el último hombre que las iglesias calvinistas y sus
hermanas luteranas le declaraban a la Iglesia Católica.
NO
se puede creer y predicar el Amor y a la vez declarar y bendecir la Guerra, por
esta bendición devenida Guerra Santa.
El
Dios de Jesucristo, que toma como propia la Caída de su hijo Adán y jura
por la Gloria de su Nombre que el Homicida se encontrará con la horma de su
zapato el día de la Venganza; un Dios que se ve afectado por la Muerte de su
hijo Adán, ese Dios “no podía cuadrar” en aquel Dios “que no tiene pasiones” de
la Reforma, y hoy dice Sí y mañana dice No, su Infinito Poder la dimensión de
relación con su Creación. Porque si Dios pusiera un pie en esta dimensión,
seria Dios mismo quien arrojaría su gloria al barro.
La
Dignidad de Dios, Creador del Cosmos, cuya relación es con el Infinito y la
Eternidad, no puede concebir otra Relación con su Criatura Viva que en la
dimensión del Amor. En ésta, Dios se hace Hombre, se hace Amigo, se hace
Esposo, se hace Padre.
Y
este Artículo niega precisamente ese Amor Todopoderoso que se enciende como
Fuego y hablando desde el Fuego dice “Yo soy el que soy”. Palabra en la que la
Dignidad Divina se sitúa en la Eternidad y el Infinito. No es el Hombre el que
se hace Dios, es Dios quien se hace Hombre… por AMOR.
Se
niega en este Artículo ese Fuego en el que la Dignidad de Dios se manifiesta en
forma de, Zarza y que viene a Nosotros con su Hijo, pues : “El Celo por tu Casa
me consume”.
En
este articulado maligno la imagen de Dios es la de un Tirano Todopoderoso que
lo mismo devora un mundo que lo deja a vivir. Al Dios de Calvino le da
igual todo; Él está más allá de todo y de todos. Que su hijo pequeño Adán fue
acuchillado por la espalda, ¿y qué? ¿Lo fue acaso Él, Dios? ¿Puede ser Dios
traspasado su pecho por la lanza de la Traición?
Dios,
no habría hecho injusticia a nadie si hubiese querido dejar a todo el género
humano en el pecado y en la maldición… manifiesta este siervo del
Anticristo. ¿Así pues, la Redención no estaba basada en la Justicia?
Según
esta confesión maligna, la Redención se basó en el capricho de un Tirano
Omnipotente que mata el tiempo creando a uno para ser la víctima y al otro para
ser su verdugo.
El
Dios Amor de Jesucristo y sus Apóstoles, según este santo dortiano, fue una burla, una mentira, un camelo. La
Justicia de la Redención fue una Mentira, un teatro.
Según
este artículo La Biblia entera fue una mascarada, un baile de carnaval en el
que Dios se puso la Máscara de un Rey cuyo Reino tiene en la Justicia sus Fundamentos,
Piedra Incorruptible e Indestructible de su Civilización, cuando la verdad fue
que Dios produjo la Caída y contrató al asesino y a su víctima para que
interpretasen la Caída. Mayor aberración anticristiana no puede ser concebida.
Dios
es Poder, dice Calvino. Dios no es Amor. Dios es Poder Infinito, y Poder a la
imagen y semejanza del Poder de los reyes de la Tierra. Al igual que éstos
están más allá de la Ley, y la Justicia es su Palabra, así Dios hace con su
Poder lo que le da la gana, sin estar fundada su Voluntad en Espíritu de
Justicia alguno. El espíritu que mueve a Dios, según este Artículo, es el de un
Déspota de Poder Infinito, que hace con su Poder lo que le da la gana; sujetar
su Brazo a la Fuerza Animal propia de un Ser Inferior, esa Fuerza que movió a
Jesucristo, y que se llama el AMOR, no es propio de la Dignidad del Dios dortiano.
Pero
el hipócrita Dortiano en su envidia del
santo niceano no tiene reparos en hacer de
la Palabra del Amor una lanza con la que destrozarle el pecho al
Cristiano:
II. Pero, en esto se mostró el amor de Dios para con nosotros, en que Dios envió a Su Hijo unigénito al mundo... para que todo aquel que en El cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.
O
sea, el hipócrita dortiano dice que el
habernos dado a su Hijo fue una decisión basada en el capricho de su Poder. Y
para darle la máscara al diablo con el que ocultarle el rostro, ciega al
ignorante animal al que va dirigida esta Cizaña, diciendo que nos envió a su
Hijo para que veamos en ÉL el “Amor”.
¡Cómo
se come esto! Muy sencillo: Mato por Amor a Dios. Hago la Guerra por amor a
Cristo.
¿Cómo
puede conjugarse la Justicia de la Redención en Jesucristo, en la que Dios
reconoce la Ignorancia del Adán de un sitio, y acepta Su Responsabilidad en la
Traición de Satán por el otro?, porque Dios conocía que aquella Bestia había
acorneado antes, y según la Ley de un lado debía sacrificar a la Bestia, y del
otro ofrecer un Cordero Inmaculado en expiación de la Ignorancia de su Víctima,
nosotros, el Género Humano.
Esta
es la Doctrina de la Justicia del Amor, movida por la cual el Todopoderoso Hijo
de Dios, ese Dios cuya gloria este hipócrita calvinista manchó con la sangre de
su hermano Católico, y porque la Justicia es el Fundamento del Espíritu de
Dios, Jesucristo se arrodilló ante el Creador del Cosmos, su Padre, y
ofreciéndose como su Cordero Expiatorio en su Sangre echó abajo el Muro entre
Dios y el Hombre, estableciendo la Inocencia de Dios en la formación de la
Traición de la Serpiente y la Ignorancia del Hombre sobre el conocimiento del
verdadero Rostro de Satán.
Fue
el Amor del Dios como Padre el que se encendió sobre el cadáver de su hijo
pequeño, el Género Humano, y haciéndose Fuego devorador extendió al Infinito y
la Eternidad la Condena contra el Homicida y Enemigo de su Espíritu. Este
es el Fuego que consumía a su Hijo y extendiendo su Corazón al Cielo le abrió
la Puerta al Género Humano a su Paraíso... POR AMOR.
El
Fratricida, avezado en el Crimen más abominable que existe, matar a su hermano,
retuerce la Palabra de la Vida para justificar su Guerra Santa a Muerte y
bendecir el Odio como Fuerza de Genocidio, por Dios, según él, ordenado desde
la Eternidad; genocidio santo al que los Elegidos son llamados con llamada
irresistible. Negarse a matar a Abel es Rebelión abierta contra ese Dios los
fundamentos de cuya Justicia son su propio Capricho; capricho basado en su
Poder Infinito, Déspota tanto más absoluto cuanto que su Poder es Infinito,
Poder que hace del Dios Justo de la Biblia una quimera, y de la Biblia misma un
libro inmundo apto sólo para esclavos adoradores del Terror como camino a
la supervivencia en la eternidad.
Todo
hombre que no vea en la Justicia el Fundamento del Espíritu de la Salvación,
hasta el punto que podemos decir a boca llena y pecho abierto: “Dios es
Justicia”, y por contra base su Fe en el Terror a un Ser Todopoderoso que
exige matar al hermano como puerta al paraíso, venga de donde venga ese hombre,
ese hombre no entrará en el Paraíso de Dios.
Insisto:
Dios es Amor, la Relación de Dios en tanto que Poder es con el Espacio, la
Materia y el Tiempo, es decir, con el Cosmos... Todo hombre que se pone en un
estado de relación de Dios en la dimensión del Poder es un hombre que ha
perdido el juicio, no está en sus cabales. Esa es la relación en la que
quisieron plantarse aquellos hijos Rebeldes liderados por Satán. Dios, en su
Amor de Creador, intentó hablarles como Padre: “Ninguna Criatura puede pararse
delante de Dios, su Creador, de igual a igual”. Y les dio, a todos, a ellos y a
nosotros, y permanecerá por la Eternidad, una Ley Omnipotente que alejándonos
de esa dimensión nos acerca a su Corazón, y diciendo “NO comas, porque
morirás”, quiso dejar establecido este Principio Ontológico Vital Universal. Es
en el Amor de Padre que las Criaturas alcanzamos nuestra Plenitud y hallamos la
Vida eterna en el Corazón de este Creador Maravilloso que ha Vencido a la
Muerte y superado la Inmortalidad revistiendo a su Creación de vida eterna a la
Imagen y Semejanza de su Hijo.
Bendito
sea Dios, porque haciéndonos Familiar de su Hijo a todos nos ha hecho hijos de
Dios, y siendo Familia de su Hijo participamos de la Vida de este Hijo
Todopoderoso y Eterno del que decimos, “Dios Verdadero de Dios verdadero”.
Es
el Amor pues el Origen de la Redención, y la posibilidad declarada en el
Artículo de entrada: Dios pudo o no pudo.. es un escándalo maligno delante
del Espíritu Santo de Dios.
Es
por tanto que el siguiente enunciado es cizaña maligna. Porque habiendo sido
dado el Evangelio del Amor y habiendo sido anunciado a todas las naciones
durante 16 siglos, viene este pobre ignorante a llamar a la Predicación de
este “nuevo evangelio” en el que el Hijo, que es Amor, no es nada y sólo Dios,
que es Poder, lo es todo.
Jesucristo
es licenciado. Sólo Dios es importante. Pero veamos cómo manipula la Palabra de
Dios y la pone al servicio del Diablo.
A
fin de que los hombres sean traídos a la fe, Dios, en su misericordia,
envía mensajeros de esta buena nueva a quienes le place y cuando Él
quiere; y por el ministerio de aquellos son llamados los hombres a conversión y
a la fe en Cristo crucificado. ¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han
creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quién no han oído? ¿Y Cómo predicarán si no
fueren enviados?.
“Esta
buena nueva” dice el dortiano niceano. Dios, dice, ha abolido la Buena Nueva de su Hijo:
“Dios es Amor”.
La
Buena Nueva Jesucristiana es declarada obsoleta por
el Sínodo Conciliar Calvinista. La Nueva Buena
Nueva es: “Dios es Poder”.
Y
este Poder es causa de Terror para todos. Terror ante el que sólo se puede
sobrevivir extirpando de la Fe el AMOR, a fin de que ocupe su lugar la
Raza Superior de los Predestinados, empoderados para Matar a todos quienes no
se pongan de rodillas delante de esta Nueva Buena Nueva.
Y
siguiendo con el Poder a Capricho, Dios elige para ser sus nuevos apóstoles a
quien Él le da la gana.
NO
hay engendramiento por el Espíritu a la imagen y semejanza de Jesucristo en sus
Apóstoles. Ahora el Nuevo Modelo de Apóstol es “el niceano dortiano”. Jesucristo ha pasado, el Apostolado tocado por
Dios a la Imagen y Semejanza de su Hijo queda abolido, disuelto. Jesucristo no
es el Modelo de nada ni de nadie. El Nuevo Hombre Protestante es creado a
la imagen y semejanza de Calvino, de Lutero, de Enrique VII, de Zwinglio. Ellos son el Modelo Divino a cuya Imagen y
Semejanza ha dispuesto Dios, siguiendo esta nueva buena nueva, es
decir, este nuevo evangelio, que el Nuevo Hombre sea creado.
El
Hombre Católico, ése que tuvo a Jesucristo por Modelo Divino a cuya Imagen y
Semejanza somos creados, ese Modelo es declarado pasado. Una Nueva Buena
Nueva, un Nuevo Evangelio, produce un Nuevo Hombre, el Hombre Superior,
Predestinado por Dios para ser el Verdugo de su hermano Católico; éste debe
morir, dar paso al Nuevo Hombre.
Una
Nuevo Evangelio requiere una nueva iglesia, una nueva religión. La Iglesia
Católica edificada por Jesucristo debe ser destruida, demolida, abatida. Por
eso la Guerra que había comenzado era Santa. Ningún protestante calvinista
debía sufrir problema de conciencia ante la Guerra Civil Europea en curso.
Dios,
ese Dios que es Poder, la había escrito desde la Eternidad, el Tiempo había
llegado y el Verdugo Calvinista debía alzar el hierro y cortarle la cabeza, no
sólo la oreja, al Hombre Católico. Porque la Ley Jesucristiana.
“Pedro, guarda la espada que el que a hierro mata a hierro muere”, esta Ley
había sido abolida. La Ley Nueva era: “Mata hasta que no quede ni un enemigo
vivo”.
Lutero
puso su Ley : “Peca hasta que te salga el pecado por los ojos”.
Calvino
impuso la suya: “Mata a hierro a los predestinados a morir, porque Tú eres el
Verdugo, eres el brazo de Dios en la Tierra, y ¿quién puede resistirse a Dios
Todopoderoso? Haz tu trabajo, sé fiel, sé obediente, mata hasta que tu cuerpo
se ahogue en sangre, la sangre de tus enemigos católicos”.
Eran
los primeros días de la Guerra de los Treinta Años. Había que sostener el Brazo
Fratricida, darle fuerzas, alimentar sus músculos, vestir su conciencia de
bestialismo absoluto.
Porque
de lo contrario:
La
ira de Dios está sobre aquellos que no creen este Evangelio. Pero los que lo
aceptan, y abrazan a Jesús el Salvador, con fe viva y verdadera, son librados
por Él de la ira de Dios y de la perdición, y dotados de la vida eterna.
En
efecto, si ponemos Mahoma donde este concilio calvinista pone Jesús, se verá
que está llamando al Homicidio Santo como puerta al Paraíso, es decir, está
llamando al Martirio a sus fieles: “Si aceptas esta Nueva Buena y mueres
matando al Enemigo Católico : eres un Mártir, y a los Mártires por la Causa de
este Nuevo Evangelio les reserva Dios el Paraíso”.
Los
Treinta Años de producción en masa de Mártires estaban servidos.
Pero
observamos que este Mártir es el Anti-Mártir Cristiano. El Mártir Cristiano era
aquél que sacrificaba su Vida en Nombre de la Fe. No se escuchó jamás en
toda la Historia del Cristianismo Ante-Protestante que un asesino fuese llamado
Mártir. Este tipo de Mártir ha sido propio del Islam. Morir matando al Enemigo
Cristiano era la puerta del Paraíso en el Imperio Islámico. Sigue siendo la
puerta del Paraíso en la Yihad Contemporánea. En el Espíritu de Jesucristo este
tipo de Mártir no tenía cabida en su Reino; todos los Mártires Cristianos
eligen Morir a Matar.
En
este Nuevo Evangelio Calvinista la elección es la contraria : Matar es la
Puerta del Paraíso de Dios.
Con
esta Elección y Llamada al Fratricidio se ve que el Concilio de Dort fue el Concilio del Anticristo.
“La
ira de Dios está sobre aquellos que no creen este Evangelio…”
La
causa o culpa de esa incredulidad, así como la de todos los demás pecados, no
está de ninguna manera en Dios, sino en el hombre. Pero la fe en Jesucristo y
la salvación por medio de Él son un don gratuito de Dios; como está escrito:
Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de nosotros, pues es
don de Dios (Ef. 2:8). Y así mismo: Porque a vosotros os es concedido a causa
de Cristo, no sólo que creáis en El... (Fil. 1:29).
Se
ve que el espíritu dortiano fue maestro en
la manipulación de la palabra escrita. No acaba la frase de Pablo a los Filipenses,
donde se lee:
“Porque
os ha sido otorgado no sólo creer en Cristo, sino también padecer por El,
sosteniendo el mismo combate que habéis visto en mí y ahora oís de mí”.
La
interpretación es clara y cristalina; no permite desinformación. La Fe y la
Renuncia a la Violencia es un cuerpo que no admite fractura. El origen es la
Cruz. No porque los siglos pasen se abole la Ley del Espíritu. La Fe nace para
luchar contra la Ley del Mundo con el Ejemplo de Jesucristo. San Pablo está
siguiendo ese Camino porque es el Único Camino a la Puerta del Paraíso. Y ese
Camino es el que todo Hombre de Fe, arriesgando su Vida, es el que elige desde
el momento que se declara hijo de Dios a la imagen y semejanza de su Hijo
Jesucristo.
Este
Concilio pone en su boca el Nombre del Hijo de Dios en vano. Y lo que es más
terrible, lo invoca para armar el Brazo Fratricida cuya sangre le servirá al
Mártir Calvinista para pagar al Cancerbero su entrada en el Paraíso.
Y
citando a San Pablo el Dortiano vuelve a
retorcer la Verdad ocultando el espíritu del que nace la Letra. Pues San Pablo
dice:
“Pues
de gracia habéis sido salvados por la fe, y esto no os viene de vosotros, es
don de Dios”,
verdad
divina, pero inmediatamente afirma:
“no
viene de las obras, para que nadie se gloríe; que hechura suya somos,
creados en Cristo Jesús, para hacer buenas obras, que Dios de antemano preparó
para que en ellas anduviésemos”.
De
donde se ve que Lutero fue un siervo del Anticristo, ídem Calvino su hermano de
armas.
En
verdad la Redención es Obra de Dios para la Salvación del Hombre, y una vez
vivo el Cristiano este hace Obras a la Imagen de Jesucristo en la esperanza de
que como por las Obras de Jesucristo creyeron sus Discípulos, por las obras del
Cristiano crean quienes no han conocido aún lo bueno que es ser hijos de Dios.
De
manera que la Fe vino por las obras de Dios para engendrar al Cristiano y una
vez engendrado el Cristiano éste prosigue la Obra de la Salvación del Género
Humano haciendo Obras a la Imagen y Semejanza de Jesucristo, obras que no son
realizadas para la salvación propia, que ya ha sido realizada por Dios, porque
Jesucristo no necesitaba ser salvados por las obras que El realizaba, las hacía
para nuestra Salvación, y así siguiendo su ejemplo las Obras de Jesucristo en
nosotros son para nuestro prójimo testimonio del Amor de Dios y Fuerza de
Salvación realizadas en nosotros por Dios para la salvación de la Plenitud de
las Naciones.
Quien
niega el Valor de estas Obras niega a Jesucristo. Quien niega a Jesucristo hace
lo contrario, y en lugar de Morir elige Matar, ese es el anticristo.
EXPLOSIÓN
DE LA PRIMERA GUERRA FRATRICIDA EUROPEA, COMÚNMENTE LLAMADA DE LOS TREINTA
AÑOS
La
Guerra de Treinta Años fue la última lucha que sostuvo la Reforma. La
Guerra tuvo cuatro fases: Periodo palatino, 1619-1623). Periodo
danés, (1625-1629). Periodo sueco (1630-1632). Periodo
francés (1635-1648). En ellas y durante ellas el elector Palatino,
Dinamarca, Suecia y Francia se repartieron sucesivamente el papel principal.
Fue poco a poco que la Guerra se fue complicando hasta acabar integrando en su
campo de sangre a todas las naciones europeas del momento. Las causas motoras
que hicieron que se prolongase hasta hacerse indefinida en la mente de los
habitantes vivos que la sufrieron fueron:
Primera, la
estrecha unión de las dos ramas de la casa de Austria y del partido católico;
el partido contrario, movido por “el Espíritu de la División”, no era
homogéneo.
Y
segunda, la inacción de la Inglaterra, la intervención tardía de Francia, la
debilidad material de Dinamarca y de Suecia, entre otras.
La
crueldad de aquella Guerra Religiosa que se cobró entre 4 y 5 millones de
hombres, plus mutilados, viudas y huérfanos, se debió en su sustancia a que los
ejércitos participantes no fueron milicias feudales contratadas o llamadas
para una batalla o una acción específica; aquéllos fueron ejércitos
permanentes, cuya profesionalidad sus soberanos no podían mantener; ergo, se
veían obligados, con la bendición de sus contratantes, a vivir a expensas de
los países en los que se instalaban. Es decir, vivieron a expensas de la ruina
de los países; violaciones, confiscaciones, asesinatos, vejaciones... Ante esa
situación de miseria y violencia creada contra ellos, los campesinos
prefirieron ser soldados a ser las víctimas de esos ejércitos; y se dieron a
vender su fuerza al servicio del primer ejército que les pagase, sin
importarles la bandera. El resultado fue la creación de dos ejércitos sin
patria recorriendo el territorio alemán bajo la obediencia de enemigos a cuál
de ellos con un proyecto más fantástico de victoria y conquista; no ya los
reyes, también los propios particulares se entregaron a la ensoñación de ser
emperadores en sus propias parcelas.
Bajo
la tormenta que ella misma creó, Alemania vivió bajo el ojo del huracán de
sangre sin temor de Dios y sin consciencia de que su sangría era la
consecuencia de su propia lucha anticristiana contra la Europa Milenaria.
Movida por el Espíritu de Rebelión contra la Civilización, fuerza constante de
ese pueblo desde su entrada en la Historia bajo el nombre de los Bárbaros, y
que permanecería activa hasta el Tercer Reich, una vez pasado el periodo de Paz
de sesenta años que Europa disfrutara, con sus más y sus menos, el Espíritu
Bárbaro inmortal alemán despertó de su silencio bajo la nueva forma del
Espíritu de División, regresando el Alemán a lo que más le gustaba al Bárbaro,
hacer la Guerra. Vuelve a levantar la Bandera Anti-Católica y llama a todas las
naciones al campo de batalla. Lógicamente hubo una nueva serie de hechos, pero
siempre parte integrante de la misma cadena de sucesos creadora del
Espíritu de División Protestante.
A
la altura del 1618, Felipe II era historia. Tras su muerte quedó asentada la
Paz en Europa. Sea porque la evolución de Solimán el Magnífico presionase a la
Casa de Austria para mantener un status quo protestante-católico en equilibrio,
sea porque, como se llegase a sospechar, el propio Maximiliano II (1555-1576)
fue protestante de corazón, el hecho fue que la mano tendida hacia el
Protestantismo desequilibró esa balanza y le dio alas a una corriente
fundamentalista interna que se mantuvo quieta a la espera de que ese equilibrio
se rompiera.
Rodolfo
II, sucesor de Maximiliano, del que se dijo que era un idiota, y a quien la
Alquimia le apasionaba más que la política, pero menos que la corona, devoto de
la astrología, sobre cuyo tema, tan profundamente científico, gustaba de hablar
con Tycho Brahe, entre otros charlatanes, brujos, magos, titiriteros
de la palabra e imbéciles de todos los colores; despreocupado aquel Rodolfo II,
Emperador de las Necedades, de las labores del Gobierno en aquellos tiempos de
pasiones silenciadas a la espera del momento de gritar la palabra de entre
las palabras la más hermosa en la garganta de un pueblo bárbaro: GUERRA,
los yihadistas protestantes aprovecharon la idiotez del emperador y
su corte de necios para cerrar lazos entre ellos, y crear bajo cuerda una Liga
entre Austria, Hungría y Bohemia, que debería hacer regresar al Dios de los
Bosques Negros de su Tumba para, en su forma de Dios Oculto de Lutero y Dios
Terror de Calvino, abiertamente expandir su estrella de destrucción por las
naciones europeas al grito de Muerte al Catolicismo.
Rodolfo
II el Necio favoreció esa causa. Su sucesor en el imperio y hermano, Matías, no
pudo evitar lo que se preveía inevitable.
El
imperio en su conjunto respiraba el fuego de la Guerra. Los Protestantes
seguían soñando con el imperio universal luterano-calvinista, y aprovechándose
de las circunstancias conquistaron para su causa los territorios de Aquisgrán
y Donawerth, a la par que retaban al emperador a
mantener sus privilegios en sus dominios.
La
lucha por la sucesión de Cleves y de Juliers entre
protestantes y católicos, y la deposición del Arzobispo de Colonia, en suma a
otros estallidos locales, complicó la convivencia pacífica disfrutada durante
los últimos sesenta años. El Imperio se dividió definitivamente en dos
facciones conjuradas a muerte.
Enrique
IV el Francés, el de París bien vale una Misa, amigo que era de los
Protestantes, se disponía a echarle leña al fuego invadiendo Alemania cuando
fue asesinado (1610). Digamos también que La Noche de San Bartolomé de 1572 y
la Matanza de Protestantes en Francia fue un escándalo a nivel internacional
europeo que puso a los Protestantes del Imperio en pie de guerra; lo que había
pasado en Francia podía pasarle a ellos en cualquier momento; no se podía
permitir que los Católicos recuperasen fuerzas. De aquí sus movimientos hacia
una defensa armada capaz de pasar a la Ofensiva al menor grito de guerra
de la Liga Protestante.
Matías
(1612-19) con el imperio heredó sus conflictos internos. Conflictos que no supo
atajar de raíz. De hecho un año antes de su muerte el grito de Guerra de la
Liga Secreta Protestante llamó a filas a todos los Nuevos Santos.
Bohemia,
lo que es hoy la República Checa, en protesta por la elección de Fernando II
como rey (1618) se sublevó en defensa de su Religión. La orden del nuevo rey de
parar la construcción en masa de templos protestantes desató la ira de los
Nuevos Santos. El 23 de Mayo del 1618 los representantes de la
aristocracia, galvanizados por el conde de Thurn,
capturaron a dos gobernadores imperiales, Jaroslav Martinitz y Wilhelm Slavata,
junto con su secretario Philip Fabricius, en el castillo de Hradcany, en Praga, y los arrojaron por las ventanas, a
pesar de lo cual cayeron suavemente sobre un montón de estiércol que había en
el foso del castillo. Slavata se desmayó,
pero ninguno de ellos quedó herido de gravedad. Los bohemios pretendieron que era una costumbre antigua de su país arrojar por la ventana a los ministros
prevaricadores. Levantaron tropas, y no queriendo reconocer por sucesor de
Matías a Fernando II, “discípulo de los jesuitas”, le dieron la corona a
Federico V, elector palatino, yerno del rey de Inglaterra, y sobrino del
gobernador de Holanda.
Fue
en este ambiente envenenado que todas las fuerzas de los Predestinados a ser el
Verdugo de sus hermanos europeos, desde la Eternidad por el Dios de Oculto de
Calvino y Lutero llamados a decapitar al Cuerpo de Cristo, convocaron un Sínodo
tipo Niceano, en el que la Guerra Total fue
coordinada, aunque escondida su naturaleza secreta de Mítin bajo
la redacción de estos Artículos, cuya esencia, nacida del Espíritu de la
División, descubren la sustancia anti-Jesucristiana que estaban expandiendo por Europa.
Jesucristo,
hijo de Dios, el Modelo Divino a cuya Imagen y Semejanza el Hombre ha sido
creado, fue repudiado definitivamente. La Enseñanza de Jesucristo fue
despreciada y alzada sobre su Doctrina la Interpretación Subjetiva e Individual
de la Biblia, que hace innecesaria incluso la Existencia de Dios.
La
Fe sola, la Biblia, sola, el Hombre solo, esta fue la cadena evolutiva del
pensamiento protestante que hizo imposible la Paz y arrastró a todos a la
Guerra Total.
Y
parece evidente que habiendo rechazado a Jesucristo como Modelo Espiritual, a
cuya Imagen y Semejanza nace el Hombre, se rechazase a los Padres y Doctores de
la Iglesia, cuyas manos, movidas por el Espíritu Santo, dejaron en escrito todo
lo referente al Conocimiento Perfecto del Hijo de Dios y la Sabiduría de la
Salvación. A ellos hubiesen debido los pueblos leer para resolver las dudas y
esclarecer las obscuridades de los tiempos. Los Reformadores manipularon,
usaron y aprovecharon el tardío invento de la Imprenta para expulsar de la
Conciencia Cristiana a los Padres y Doctores de la Iglesia y ponerse ellos en
su lugar. De manera que para cuando la Imprenta se generalizó y los libros
Patrísticos pudieron ser de uso público las mentes de los pueblos ya
estaban preformadas para el rechazo absoluto y total de todos los Padres y
Doctores de la Iglesia, quienes abominando de la Guerra y del Fratricidio
fueron condenados al Ostracismo Literario por los Apóstoles de la Guerra del
Nuevo Evangelio Luterano, Anglicano, Calvinista.
El
Sínodo de Dort fue el Desprecio Final al
Espíritu Santo, su expulsión de la Conciencia de las naciones europeas.
Todos debían acogerse a la Nueva Buena Nueva del Dios Terror que crea
a Verdugos y a Víctimas, y ellos, los Protestantes, debían sentirse
glorificados por haber sido Predestinados a ser ese: el Verdugo de sus hermanos,
y no las víctimas.
Dios,
como vemos en su Libro, habla muy poco. Tanto es así que el Milagro entre los
milagros el más grande es el fenómeno de una Doctrina que apenas si cabe en
diez páginas elevada al pináculo de la Sabiduría más Perfecta y Pura jamás
dada. Todos los sabios y aspirantes a santos creadores de religiones y de
iglesias, filósofos y científicos de todas las épocas, delante de este fenómeno
se quedaron perplejos e incapaces de creer que este Milagro tenga soporte real
eligieron darle la espalda. La Ignorancia se viste de muchos pellejos. El
Soporte Material Real Universal de ese Milagro es la Iglesia Católica. Por esto
no hay Salvación fuera de Ella.
Contrariamente
a nuestro Creador y Maestro Divino, quienes le despreciaron y creyeron que
podrían tejer una Doctrina infinitamente más perfecta y pura que la Suya,
discapacitados para tener inteligencia echaron mano de la Biblia para suplir su
demencia, y afirmando una Mentira la rodearon de docenas de frases
lapidarias, en la creencia que en el mucho hablar está la gracia.
Por
esto Cada Artículo de esta Confesión de Fe Anticatólica, que nace en el Seno
del Delito contra la Humanidad, elevando a una Raza Superior hasta el Tercer
Reich, que luego entre ellos se matarán hasta devorarse sus almas; extiende su
Desgracia sobre puntos y puntos en los que atrapar en su Red de División a los
Ignorantes.
Caín
tiene que matar a Abel, es la Confesión de Fe que impone el Primer Artículo, y
la Negación de Caín a hacerlo enciende la Ira de Dios y la Condena al Infierno
contra el infiel.
Esta
es la Conclusión del Artículo Primero de los Nuevos Santos Apóstoles del Nuevo
Evangelio Luterano Calvinista. Tras los cinco puntos analizados el Confesor
continúa con su manipulación anti-apostólica de los
Textos del Espíritu Santo. Y aquí, y dado que la redundancia no beneficia sino
a los Necios, y a fin de usar con ellos la Caridad cristiana que consiste en
descubrirles la Mentira en la que han vivido por Terror a la Espada de sus
Pastores pasaré al Segundo Artículo de este
Manifiesto Yihadista llamando a todos los Fieles a la Guerra Santa
contra la Fe Católica, Natural al Mundo Europeo desde hacía dieciséis siglos.
DE
LA DOCTRINA DE LA MUERTE DE CRISTO Y DE LA REDENCION DE LOS HOMBRES POR ESTE
Dios
es no sólo misericordioso en grado sumo, sino también justo en grado sumo. Y su
justicia (como Él se ha revelado en Su Palabra) exige que nuestros pecados,
cometidos contra Su majestad infinita, no sólo sean castigados con castigos
temporales, sino también castigos eternos, tanto en el alma como en el cuerpo;
castigos que nosotros no podemos eludir, a no sea que se satisfaga plenamente
la justicia de Dios.
En
este Artículo y sus puntos correspondientes el Confesor se acoge a la Doctrina
de los Santos Católicos que forjaron la Teología de la Iglesia, política
dialéctica que se observa en las otras Confesiones de aquellos tiempos, cuando
tras imponer el Nuevo Evangelio cada una de las Confesiones enseguida se acoge
al credo Católico por excelencia a fin de enmascarar el verdadero rostro detrás
de sus Ofrendas, el rostro de ese Dios Oculto que movía los hilos para conducir
a la Civilización Europea a su ruina.
Evidentemente
a quien no tiene inteligencia, es analfabeto, nunca ha leído la Biblioteca de
los Santos, esta acción vírica de extracción del Núcleo de la Verdad Católica
para implantarlo en la Semilla Maligna de la División de las iglesias, por
naturaleza de su discapacidad intelectual debía parecerle, e incluso debe
parecerle, un fenómeno divino. El Hecho es que los pueblos en los que fue
sembrada la Semilla Maligna de la División de las iglesias fueron pueblos
analfabetos, pueblos que en su vida tuvieron una Biblia en sus manos y menos
aún, como digo, acceso a la Biblioteca de los Santos. No digo esto para
condenarlos, sino para comprenderlos. Es fácil manipular a quien no tiene
conocimiento en la materia de la que se está tratando. Conscientes de este Hecho
los Líderes de la Rebelión Protestante crearon sus propias biblias, y
levantando a su alrededor “los Muros de la Biblia Sola” prohibieron el Acceso
de esos pueblos, una vez la Imprenta generalizada, a la Biblioteca de los
Santos Pares y Doctores de la Iglesia Católica precisamente por eso: porque
fueron Católicos, y todos los Católicos fueron demonios, predestinados por Dios
al Infierno.
No
hay nada peor que un ignorante que hace Sabiduría de su Ignorancia. Hacerle
entender que es un esclavo al servicio de unos amos que han venido su alma al
diablo, y él es una de esas treinta monedas de plata, puede resultar agotador.
Sin
embargo y aun buscando en el Credo Católico su legitimación teológica, el
Confesor Dortiano no puede, dado su origen
calvinista, darle la gloria de REDENTOR a Jesucristo, esa Gloria ante la que el
Cielo entero lo proclama Digno del trono de Dios, y de aquí que en este
siguiente punto trate a JESUCRISTO de MEDIADOR.
Mas,
puesto que nosotros mismos no podemos satisfacer y librarnos de la ira de Dios,
por esta razón, movido Él de misericordia infinita, nos ha dado a Su Hijo
unigénito por MEDIADOR, el cual, a fin de satisfacer por nosotros,
fue hecho pecado y maldición en la cruz por nosotros o en lugar nuestro.
En
esta sentencia no sólo se desprecia la Gloria del Redentor Inmaculado, sino que
dice que fue hecho Pecado y Maldición. Pues si “fue hecho” es que fue
un Pecador, y si “fue hecho” Maldición es que fue un Maldito.
Evidentemente
la fuente de quien así habla del Redentor Inmaculado sólo puede ser el
Anticristo, la raíz de cuya Rebelión fue la Envidia de este Redentor,
Inmaculado desde la Eternidad en razón del Espíritu de su
Padre. Decir que los pecados hechos en Adán exigen ser castigados con
castigos temporales, y también con castigos eternos, tanto en el alma como en
el cuerpo, es un Insulto Absoluto y Una Ofensa Inmunda contra la
Naturaleza de Dios Padre, Insulto y Ofensa que nos descubren la Absurda
Sabiduría y Completa Ignorancia del Confesor Dortiano sobre
el Conocimiento Verdadero del Hijo de Dios, que de haber leído a los
Doctores y Padres de la Iglesia hubiera podido alcanzar y con esta
realización haberse privado de verse ahora en ese cuadro de los que
cometieron pecados contra Su majestad infinita.
Majestad
Infinita que en los labios y las manos de este Confesor no tiene ningún
significado y viene vacío de todo contexto espiritual. Porque parece más que
evidente que la Ofensa contra Dios del ANTICRISTO no fue contra su Majestad
sino contra su Amor de Padre. Creer que un padre humano pueda por una Ofensa de
su hijo pequeño llegar a torturarlo hasta la muerte, no es únicamente patético,
es además inhumano. Así que si nosotros, padres, siendo malos e imperfectos, ni
en un momento de locura nos dejaríamos llevar por la ofensa de nuestro pequeño
al extremo demoníaco de torturarlo por vida y rematar la crueldad con su
muerte, ¿quién es este Confesor que ofende a Dios afirmando que Dios es ese
Padre de crueldad infinita capaz de lo más terrible?
La
respuesta es obvia, sólo quien cree que Dios es Terror y su fuente de
inspiración es el Anticristo puede afirmar de la Paternidad Divina semejante
blasfemia inmunda.
Jesucristo
vino a mostrarnos en su Persona a ese Padre de Amor Infinito por sus hijos,
viviendo con el Corazón atravesado por la Injusticia que está sufriendo su
Creación, pero contra la que no puede hacer sino lo que hace mirando al Futuro
de la Eternidad de todos sus hijos. Ese Amor entró tan adentro en el Mundo
Apostólico que hizo de las lágrimas de dolor lágrimas de alegría, y del
sufrimiento la raíz de todas las Virtudes del Hombre. El Amor a Dios superó al
Temor de Dios; por el Amor el Temor se hizo perfecto.
Este
Confesor, como todos sus hermanos en la Nueva Buena Nueva, se quedó
con el Temor en su forma de Terror y despreció el Amor “al Prójimo como a tí mismo”. Desde el momento que el Protestantismo se
hizo Calvinista ese Amor se hizo Odio, y hecho, el Cristiano se hizo
Anticristiano.
Cuando
se dice que Dios engendra a unos para el Cielo y a otros para el Infierno se
está cometiendo un pecado contra la Majestad Infinita de Dios Padre e Hijo.
Todo
lo que pueda decir de más este Confesor en defensa de este Articulo es darle
orejas al Diablo mismo.
CONCLUSIÓN
El
Sínodo de Dort, celebrado en el primer año de la
Guerra de los Treinta Años no fue un Concilio Universal de la Iglesia, fue un
Mitin Anticristiano en pro de la Continuación de la Guerra Anticatólica hasta
la Victoria Total de las Fuerzas protestantes unidas en Liga Fratricida. El
llamamiento era claro y firme: Todos los Protestantes tenían el Deber, siendo
los Elegidos por Predestinación a la Vida Eternas de alzarse en Armas
y Sacrificar sus Vidas a la Causa de la Destrucción de la Iglesia Católica,
siendo el Martirio la Llave que les abriría la Puerta del Paraíso.
La
Piedra ANGULAR DE ESTE SÍNODO fue el Dios Oculto de Lutero, quien se quitó la
Máscara en Calvino y se mostró como Poder Infinito, frente al que nada ni nadie
puede resistirse, y habiendo Decretado la Destrucción de la Fe Católica quien
se resistiese al Martirio sería conocería Su Ira, y comprendería en el tormento
de los infiernos lo que pasa cuando el Amor se Transfigura en Terror.
Todos
los Artículos de este Confesión, enmascarados en una respuesta universal del
Calvinismo Fundamentalista a la disidencia puntual arminiana,
tenían por horizonte mantener viva la Declaración de Guerra Santa Protestante,
llamando al Martirio a millones de campesinos y príncipes de todas las naciones
de la Liga.
EPÍLOGO
ESPECIAL
Luego
visto que la Ignorancia fue la madre del cordero, hablando entre hermanos, y
porque hubo Ignorancia hubo Redención, donde vemos que se cumple el dicho
anterior, y pues que la Ignorancia sobre aquéllas cosas de las que el hijo de
Dios dijo que si no se entendía de las cosas de la Tierra menos se iba a
entender entonces las del Cielo, Razón por la que obedeciendo a su Padre
mantuvo el Silencio sobre ambas cosas, las del Cielo y las de la Tierra, que
Hoy ya estás escritas y descritas en LA HISTORIA DIVINA DE JESUICRISTO, y
porque el Silencio de Dios, a raíz de la Caída se ha mantenido a pesar de su
Amor, pero en razón de Su Sabiduría en pro de la Salvación Universal, en cuyos
presupuestos no constaba la Vida del Hombre exclusivamente, sino la de toda su
creación, y porque ese Silencio fue mantenido tanto por el Hijo como por el
Espíritu Santo, vemos que el Mundo siguió moviéndose bajo la Ley del Árbol
de la Ciencia del bien y del mal, cuyo fruto, la Guerra, han comido todas las
naciones hasta nuestros días.
Se
comprende que conociendo la Preocupación de su Padre por el Futuro de la
Creación, nuestro Rey, Jesucristo, consciente de la perpetuación de ese
Silencio hasta ese Día en que la Libertad de los hijos de Dios se despertaría
en el Hombre, viese la División de las iglesias aún antes de que éstas se
echasen a andar por la carretera de los siglos. Tanto en la Parábola de la
Cizaña como en el de las Vírgenes vemos esa Preocupación Suya, sobre la
cual no dejó de hablarle a sus Hermanos los Apóstoles fin de que sus Palabras
llegasen a Sus siervos, los Obispos, y se mantuvieran alerta y vigilantes
contra la Siembra de la Cizaña Maligna de la División. Sobre la cual, una vez
Restaurado en su Gloria, le comunicó a su Hermano San Juan el Acontecimiento
por Dios ordenado en el Primer Juicio contra el Mundo Antiguo y los Rebeldes,
no de este Mundo, de Prisión y Liberación del Diablo; con esto dando a conocer
que el Maligno una vez liberado comenzaría su Siembra de la división de las iglesias.
Razón de más para estar atentos y vigilantes y no echarse a dormir en la gloria
de los laureles de la Victoria sobre todos los enemigos que la Muere le
suscitaría a la Iglesia Católica.
Al
comenzar el Segundo Milenio la Victoria de la Iglesia era absoluta. Nadie en la
Civilización, exceptuando a la nación alemana se le ocurría levantarse contra
el Obispado Católico y convertirlo en su Criado al servicio de su
Imperio. Dios levantó a Gregorio VII para calmar las aguas. Pero esto
no quita que el Cisma de Orientes e hubiese consumado y con él la Caída del
Imperio que se separó de la Civilización Europea para seguir su camino y
preferir vivir bajo el Yugo del Islam a compartir los males y los bienes con su
hermana Católica. Y pues que eso eligieron los Griegos, eso tuvieron: la
esclavitud bajo el Yugo del Islam.
EL
Espíritu de Jesús es el espíritu de la Profecía. Está escrito. Aunque
hubiesen pasado mil años y pasasen otros quinientos la Gran Siembra de la
división de las iglesias por el Anticristo tendría lugar. A pesar de los
pesares y sabiendo San Pedro que la Fe sin la el Conocimiento de todas las
cosas se corrompe, como así ha sido y sea visto en las distintas etapas de la
Noche de los Obispos, a la altura de principios del Siglo XVI esa corrupción
volvió a manifestarse de una forma virulenta escandalosa, a la que, aunque
clamaba al Cielo, y fueron muchos los santos y santas que pidieron la reformas
de los Costumbres y Conductas, el Papado, los obispos y cardenales les hicieron
oídos sordos.
Cierto
que Savonarola fue demasiado lejos, pero nunca tan
lejos como delante del Señor llegaron los crímenes de aquéllos contra los que
su Voz se dejó oír. Los crímenes sin número que el Papado del Siglo XV
puso a los pies de Dios justifican a Savonarola delante
del Juez del Universo. El hombre nunca buscó la destrucción de la iglesia ni la
renovación de la Doctrina, pues lo que Dios ha Escrito la sola idea de
interpretarla a tenor de la mentalidad de los siglos es cosa del Anticristo.
Dios dice y así se hace; Dios habla y todo el mundo escucha. Punto. Cualquier
palabra que pretenda corregir a Dios es Rebelión; no porque si la Injusticia
viniese de Dios: por Terror a Dios debiese el hombre doblar las rodillas, sino
porque conociendo que Dios es Amor su Aliento es de Vida. Y la sola idea
de hacer que ese Aliento pase por el filtro de la Interpretación es cosa
del Maligno, y el Maligno es el Anticristo.
Nadie
puede Juzgar a sus semejantes. El Juicio es cosa de Dios, y Dios lo ha puesto
en las Manos de su Hijo para que siendo este Hijo el Origen de nuestro amor a
Dios nos presentemos ante El con la confianza de quien teniendo en El a un
Padre Maravilloso confiemos que su Juicio será de Bondad y Misericordia para un
Mundo que entregado a la Ley dela Guerra desde su Infancia fue atrapado en
las redes de la Muerte y conducido a su Destrucción por quien prefirió ser
Príncipe de las Tinieblas a hijo de la Luz.
En
su Amor por su Creación, el Creador y Padre de Jesucristo que no pudiendo
romper su Silencio en razón de la Necesidad de la Muerte de su Cordero, quiso
establecer un Día en el que ese Silencio cesaría y su Espíritu de Inteligencia
se abriese a todas las iglesias y la Plenitud de las naciones, de manera que
siendo absoluta la Siembra de la Cizaña, las Vírgenes tuviesen quien saliendo
en su búsqueda, cargado del Aceite del Conocimiento de la verdad de todas las
cosas, las del Cielo y las de la Tierra, se las ofreciese a las Necias para que
no fuesen a comprar lo que se les daría gratis, y siguiendo a sus hermanas
Prudentes todas entrasen en la Casa del Señor tas la cual cerradas la Puertas,
el Anticristo no volvería entrar en sus pensamientos y mentes.
Ese
Día ha nacido. Es la Obra Maravillosa de ese Dios que por Amor a su
Creación sufrió en su Ser la Cruz de sus hijos.
Escrita
LA HISTORIA DIVINADE JESUCRISTO y llamada las Necias a Prudencia con este
CONTRA EL ANTICRISTO, ese Día se manifiesta para la Salvación de todas las
iglesias y de la Plenitud de las naciones del Género Humano.
No
mire el Lector, pues, que en el Celo por la verdad mis palabras hayan sido
duras. El metal que choca con el metal en plena Batalla Final suena duro.
NO podría ser de otra forma. No es la imperfección del hombre la que cuenta,
sino el Amor de Dios que en la debilidad de su Creación se manifiesta para
llama a todas las iglesias a la Unidad por el Anticristo rota.
MI
esperanza es la esperanza de mi creador, que todas las iglesias hagan la
Voluntad de , y la esperanza del Anticristo, que la División se consume en la
Destrucción de la Casa del Señor en la Tierra. Esperanza demencial, La Palabra
de Dios es todopoderosa: La iglesia que no obedezca permanecerá fuera en las tinieblas.
La
virgen necia que no tome del Aceite que el hijo de su Señor le ofrece en nombre
de Jesucristo se perderá en las tinieblas y dejará de ser en el siglo que viene
y por los siglos de los siglos.
Por
lo demás, yo tengo Palabra de mi Dios y Padre, y EL me ha dicho: “YO SOY LA
RESPUESTA”, así que quien quiera saber si hablo según EL me ha dado a hablar o
hablo de mí mismo que se dirija a EL y EL le responderá. El responde de su
hijo. Yo sólo soy su Creación. En hacer su Voluntad está la Salvación de todos,
pero también la de cada uno.
Pues
más allá de lo que cada UNO SOMOS, TODOS SOMOS Ciudadanos de su Reino, no hay
uno más ESPECIAL que otro ni otro más COMÚN, todos somos UNO, el
HOMBRE. La Ley es la misma para todos.
Y
esta Ley es la Palabra de Dios
“UNIFÍQUENSE
TODAS LAS IGLESIAS EN UNA SOLA Y UNICA”
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