CRISTO RAUL DE YAVÉ Y SIÓN |
LA BIBLIA SOLARespuesta de un hijo de Dios a la Declaración de Guerra de Westminster contra la Unidad de la Plenitud de las Naciones CristianasPRIMERA PARTEEL ARGUMENTO DEL DIABLO
CAPÍTULO
PRIMERO
DE
LAS SAGRADAS ESCRITURAS
C.W.- Aunque la luz de
la naturaleza, las obras de la creación y providencia manifiestan la bondad, la
sabiduría y el poder de Dios de tal manera que los seres humanos no tienen
excusa delante de Dios…
C.R.- Sí tienen excusa los seres humanos
delante de Dios; pues si no la tuvieran no hubiese tenido sentido la Justicia
por la Fe ni la Justificación de los pecados por la Gracia. Fue porque Dios
excusó la ignorancia de nuestros padres en la Caída de Adán que levantó Dios la
Cruz de la Redención, en la que todos quedaron justificados de su ignorancia y
de su incredulidad en la existencia de un Dios Creador, Señor del Infinito y de
la Eternidad, Padre de un Hijo de su misma Naturaleza, Increado, no creado, Luz
de Luz, Dios de Dios, etcétera.
Afirmar que los hombres
“no tienen excusa” es negarle a la Cruz Virtud y Sabiduría, y reducir la
Redención por la Sangre del Cordero de Dios a un acto de aburrimiento
innecesario acometido por Dios con el solo fin de atormentar a sus hijos,
echándoselos a los leones por comida, y a los Romanos para diversión en sus
macabros espectáculos cirquenses.
De no haber tenido
excusas los hombres para ser justificados por Dios ¿por qué iba a justificar
Dios a los hombres? ¿Para matar el tiempo? En absoluto, pues todo hombre fue
condenado por el pecado de un solo hombre y de aquí que un solo hombre cargase
con la culpa de todos los hombres, a fin de que en su Justicia todos los
hombres fuesen excusados de sus crímenes y se reconciliasen con Dios, su
Creador, en la Gracia de quienes han sido liberados del Poder de la Ignorancia
y de la esclavitud a la Muerte, a la que fueron todos los hombres entregados
como esclavos por efecto de la Transgresión de un solo hombre, aquel Adán, padre
de Set, padre de Noé, padre de Abraham, padre de Israel, padre de David, padre
de Jesús, hijo de María, hija de Eva, mujer de Adán, rey, cuya corona bajó del
Cielo y por cuya Transgresión fue abandonado el Género Humano a la Ignorancia y
a la Muerte.
¿Qué Justicia sería la
de Dios si condenando a todo un mundo por la Desobediencia de un sólo hombre no
justificase los delitos de todos los hombres cometidos a efectos de la
maldición que les tocó vivir por el Crimen de un único hombre?
Pero si hubo Redención
hubo Justificación, y si hubo Justificación los hombres tenían que ser
excusados. Necesidad que el Hijo de Dios recogió en sus manos y ofreciéndose
como Cordero de Dios, según la Ley de Moisés sobre los pecados cometidos en
Ignorancia, derramando su Sangre excusó a todos los hombres, limpiándolos de
sus delitos y reconciliándolos con Dios.
Error terrible de
Principio por tanto el de esta afirmación. Porque, según sabemos Hoy, después
de la Manifestación del Hijo de Dios, ni la Creación ni la Naturaleza fueron ni
son suficientes para dar a conocer esta Paternidad Divina sobre un Hijo de sus
propias Entrañas Increadas. Es únicamente mediante la Revelación Divina que el
Hombre alcanza este Conocimiento. Y pues que Dios quiso edificar este
Conocimiento en Hechos, nos dio la Visión de ese Hijo en Carne y Hueso a fin de
que teniéndolo entre nosotros mediante sus Obras, Obras de Dios, los hombres
quedásemos establecidos sobre esta Realidad Divina.
C.W.- … sin embargo,
éstas no son suficientes para dar aquel conocimiento de Dios y de su voluntad
que es necesario para la salvación …
C.R.-Negando lo anterior afirma lo contrario
el Confesor. Si primero dice que son suficientes las obras naturales divinas,
ahora dice que son incompetentes para delinear el camino de la salvación. De
donde se ve las tinieblas de la que parte su confesión.
Es sabido que la
existencia de un Dios Todopoderoso ha sido sentida y vivida por todos los
pueblos del género humano desde el principio de los tiempos. No hay pueblo, por
muy atrasado que viva o haya vivido en el terreno de la civilización, que no
haya adorado a un dios todopoderoso, y no haya vivido bajo una religión
extraída de la experiencia de los sentidos racionales humanos. Pues Dios
articula su creación de manera que por los sentidos se despierte la
inteligencia a Su existencia.
Desde que el hombre tiene uso de razón, desde
la Polinesia hasta las heladas tierras del Norte del Canadá, desde las estepas
hasta los desiertos, todos los pueblos del género humano comenzaron su andadura
en la civilización de la mano de un Dios. Negar este hecho es negar la
existencia de la civilización. Sin embargo este sentido racional no es
suficiente para penetrar en la Vida Divina y conocer a Dios más allá de sus
Atributos. La Creación habla de su Creador, pero del Dios en ese Creador sólo
Dios puede hablar. Tanto es así que aun los Judíos conociendo a Dios desconocieron
la existencia de este Hijo Todopoderoso, Increado, no creado, de la misma
Naturaleza que el Padre, de quien el propio YAVÉ DIOS dice “TÚ ERES DIOS”.
Efectivamente, si la
Creación se bastase sola para descubrir a la razón natural la existencia de
este Hijo Todopoderoso, quien con su Poderosa Palabra creó la Luz y la separó
de las Tinieblas, ningún hombre sería sujeto de justificación y excusa. Pero
puesto que todos los hombres, incluyendo a los hijos de Abraham, fueron apartados
de esta revelación, todos los hombres tuvieron Necesidad de ser excusados,
justificados y redimidos por los crímenes cometidos en su Ignorancia. De donde
se ve que el confesor no sabía de lo que estaba hablando, ni habló bajo
Inspiración Divina, pues Dios no puede engañar a nadie, ni promover error en
nadie. Él es la Verdad, la Mentira no tiene en El parte. Él es Sabiduría, la
Ignorancia no tiene en su Mente arte. El arte engañoso es el de este Confesor
al hablar de Dios y hacer olvidar al lector que hablar de Dios olvidando hablar
de su Hijo es cometer delito contra la Divinidad del Padre y del Hijo.
CW.- … Por lo tanto,
agradó al Señor, en diferentes épocas y de diversas maneras, revelarse a sí
mismo y declarar su voluntad a su iglesia…
C.R.- ¿Iglesia? ¿Pero la
Iglesia existió antes de Jesucristo? ¿En qué libro se declaró YAVÉ DIOS Cabeza
de la Religión Judía a la manera que Jesús lo hizo respecto a la Religión de
Cristo?
La Iglesia es el Cuerpo
de Cristo, quien es su Cabeza. Está escrito. Y está escrito con la tinta de la
sangre del Pueblo del Cordero de Dios que le siguió al Martirio. Si la Religión
Judía hubiese sido una Iglesia entonces Dios en Persona hubiese sido su Cabeza
y en consecuencia la Destrucción del Templo de Jerusalén hubiese sido imposible
de acometer, y el acto de su destrucción hubiese sido una Rebelión Satánica de
parte del Hijo contra el Padre. Acusación que fuera, en definitiva, la que fue
lanzada contra Jesús por parte del Templo de Jerusalén.
Sin embargo la Religión Judía fue fundada
sobre un Pacto entre Dios y los hijos de Israel por el que mientras los hijos
de Abraham se mantuviesen en la Ley, vivirían por la Ley, pero ese Pacto
quedaría roto en el momento en que la parte humana hiciese de la Ley un
escándalo para Dios. Escándalo que se consumó en los días de Herodes bajo el
Imperio de Roma.
La Iglesia fue fundada
sobre una Alianza Eterna entre los hombres y Dios en razón de la cual Dios no
romperá jamás su Alianza con Cristo. En nombre de Dios firmó su Hijo Jesús,
Unigénito en razón de su Naturaleza Divina, Primogénito en razón del Amor del
Creador por su Creación, sobre la que no solo extiende su Reino sino también su
Paternidad.
En nombre del hombre
firmó Cristo, el hijo de David, hijo de Adán.
La Alianza se selló por
la parte de Dios con la Cruz de su Hijo; por la parte humana con la sangre de
los hijos de Abraham quienes uniéndose a Cristo derramaron la suya en Signo
Sempiterno de Fidelidad.
¿De qué Iglesia, pues,
estaba hablando el Confesor? ¿Acaso los sacerdotes cristianos son profetas? ¿Es
que los pastores cristianos resucitan muertos, y separan aguas de ríos y mares?
Llamar a la religión
fundada sobre la ley de Moisés Iglesia es acusar a Jesús, Fundador de la
Iglesia de Cristo, de Rebelión abierta contra la Iglesia de Dios, y admitir por
bueno el juicio contra Él por los Judíos cuando le acusaron de ser un hijo de
Satanás. Es decir, lo que Satanás buscó al engañar a Eva, dividir al Padre y al
Hijo, es lo que hacía Jesús, desde esta óptica del Confesor, al echar abajo el
Templo de Jerusalén y levantar un Nuevo Templo sobre Fundamentos Nuevos.
Suponiendo que la
religión judía fue fundada sobre los fundamentos de la Iglesia Cristiana. Pero
no lo fue. Y como no lo fue, se entiende que el Confesor desprecie a la Iglesia
fundada por Jesús y se dé a fundar una nueva acorde a sus propios pensamientos
de lo que debe ser una Iglesia, que según su visión no tiene en absoluto que
ver con Dios como Cabeza del Cuerpo de los Siervos y Pastores del Señor, de
cuya Divinidad se alimentan y en virtud de la cual el Templo de Cristo, aunque
se corrompe, como dijo San Pedro, es indestructible en virtud de quien es su
Cabeza y la Fuente de su Existencia. Tal cual se ha demostrado durante los
pasados Milenios.
En definitiva el Templo de Cristo fue fundado
sobre una Alianza sempiterna; el de Jerusalén en cambio lo fue sobre un Pacto,
condicionado a la obediencia de los hijos de Israel, que le dejaba a Dios las
manos libres para dar por liquidado dicho Pacto en cuanto la Infidelidad derramase
el vaso de Su paciencia. Como así fue. Y fue así, porque Dios nunca se
estableció como Cabeza de los sacerdotes del Templo de Jerusalén: en cambio la
Iglesia nació cuando Dios, en la persona de su Hijo, se declaró la Cabeza de
los Sacerdotes del Templo Cristiano. Así pues, el Confesor firmante habló
falazmente de Dios y de la Iglesia. Veamos que tiene que decir aun sobre este
particular
C.W.- … Luego para la
mejor preservación y propagación de la verdad, y para el establecimiento y
consuelo más seguros de la iglesia contra la corrupción de la carne, la malicia
de Satanás y del mundo, le agradó también poner por escrito dicha revelación,
en forma completa....
C.R.- Es evidente de la
lectura de este párrafo que el Confesor no conocía a Dios según Dios se conoce
a Sí Mismo, pues si hubiera tenido el Conocimiento Verdadero del Hijo de Dios
no hubiese confundido nunca “el agrado” con ¡la NECESIDAD!, que es el núcleo
desde el que, consumada la Caída, Dios genera todos los procesos históricos con
miras a la Revolución Biohistórica que anunció al
decir “He aquí que hago unos Nuevos Cielos y una Nueva Tierra”.
La Caída del Hombre fue
un Acontecimiento de alcance cósmico de tales dimensiones que Dios se replanteó
los fundamentos de su Creación y se dispuso a Reconfigurar toda la estructura
de Su relación con Sus Criaturas. La Caída fue una Declaración de Guerra. La
Cruz no fue un Teatro. Fue el resultado de un Duelo a muerte entre dos formas
de ver la Creación. Satanás defendía la evolución del Reino de los hijos de
Dios hacia un Olimpo de dioses instalados más allá del bien y del mal. Dios se
negaba a dar su bendición a semejante locura.
¿Qué tenía que decir su
Hijo Amado? ¿En qué bando se situaría? ¿Sucumbiría el hijo de Adán, hijo de
David, a la tentación de la Fruta Prohibida: la Guerra?
Dios no dudó nunca de la Respuesta del Hijo
nacido de sus entrañas increadas; y de aquí que anunciase desde el principio el
final.
El Libro de Dios es un
Libro de Guerra Total contra el Diablo, el Infierno y la Muerte. Quienes lo
leen con ojos de hombres en los que no vive el espíritu del Hijo sucumben a la
tentación de Satanás. La Guerra de los 30 Años fue la Caída de Adán recreada en
vivo para nuestros tiempos. Ya lo dijo el Espíritu Santo, “CRISTO, prototipo de
ADÁN”, mas al que no tiene inteligencia no le sirve
de nada la verdad.
C.W.- … por todo lo cual las Santas Escrituras
son muy necesarias…
C.R.- ¿Para qué? le
preguntaremos al Confesor, ¿para conocer la Naturaleza de la Guerra entre Dios
y la Muerte que hizo de la Tierra su campo de batalla? ¿O para manipular a los
ignorantes y edificar sobre su ignorancia una nueva religión que usando el nombre
de Dios en vano no tiene otra naturaleza que sostener una corona humana sobre
un pueblo liberado de su libertad y hecho de nuevo esclavo de una voluntad no
humana?
C.W.- … y tanto más
cuanto que han cesado ya los modos anteriores por los cuales Dios reveló su
voluntad a su Iglesia…
C.R.- La respuesta final
del Confesor es neta. Afirmándose en la naturaleza eclesiástica del templo de
Jerusalén anula la Alianza de Cristo y propone otra con Dios, sin Cristo. Pues
si la Iglesia no es más que un pacto entre Dios y los hombres, ¿qué necesidad
hay de Cristo una vez que una nación se ofrece para pactar con Dios en nombre
de su reina? ¿Es acaso el rey y la reina de Inglaterra inferior al hijo de un
Carpintero?
Habiendo aceptado de la
mano de un Carpintero un Nuevo Pacto ¿por qué iba a rechazar Dios un Pacto
entre reyes, sin Cristo?
Tremenda la declaración
final de este capítulo: “Dios ha muerto”. A título de comunicación, se le
declara caput.
Dios no se manifiesta. Dios no se revela. End of the story. Dios
nos ha dado a los hombres un Libro y allá que hasta el Día del Juicio Final cada
cual se busque la vida.
La declaración no puede ser más anticristiana.
El Confesor declara rota toda Comunicación con Cristo, la Cabeza de la Iglesia,
Dios. Y sin embargo no es un hipócrita. Es únicamente lógico que declarando no
ser la Iglesia una Unión Espiritual entre Dios y el Hombre por el que Dios
deviene su Cabeza y el Sacerdote su Cuerpo, ni siendo la Nueva Iglesia que el
Confesor edifica de esta naturaleza, clara y libremente manifiesta que en
adelante la Comunicación con el Señor queda rota y todos deben atenerse a las
Escrituras. Resumiendo que la letra no mata. Y que Jesús mintió.
CAPÍTULO
SEGUNDO
LA
CUESTIÓN DEL CANON DE LAS ESCRITURAS SAGRADAS
Escribiendo su Confesión
tras mojar la pluma en la sangre de miles de vidas humanas sacrificadas en las
Islas a su divinidad, el Confesor continúa:
C.W.- Bajo el nombre de
Santas Escrituras o Palabra de Dios escrita están contenidos todos los libros
del Antiguo y Nuevo Testamentos, todos los cuales fueron dados por inspiración
de Dios para que sean la regla de fe y vida. Estos libros son: Antiguo
Testamento Génesis Éxodo Levítico Números Deuteronomio Josué Jueces Ruth I
Samuel II Samuel I Reyes II Reyes I Crónicas II Crónicas Esdras Nehemías
TOBIAS Y JUDIT. NO
Esther
I MACABEOS y II
MACABEOS. NO
Job Salmos Proverbios
Eclesiastés Cantar de los Cantares
SABIDURIA. ECLESIASTICO. NO
Isaías Jeremías
Lamentaciones
BARUC. NO
Ezequiel Daniel Oseas
Joel Amos Abdías Jonás Miqueas Nahum Habacuc Sofonías Hageo Zacarías Malaquías Nuevo Testamento Los
Evangelios: Mateo Marcos Lucas Juan Los Hechos de los Apóstoles Epístolas de
San Pablo: Romanos I Corintios II Corintios Gálatas Efesios Filipenses
Colosenses I Tesalonicenses II Tesalonicenses I Timoteo II Timoteo Tito Filemón
Hebreos Epístola de Santiago I y II de San Pedro I , II , y III de San Juan La
Epístola de San Judas Apocalipsis
C.R.- El Confesor, de
una inteligencia muy fina, capaz de extraer de las Minas de la Inteligencia
Divina piedrecitas sueltas con las que construir su propia Sagrada Escritura,
pasó de largo por el EPILOGO del Libro de Dios, donde está escrito:
APOCALIPSIS. Está
escrito: “Y me dijo: Estas son las palabras fieles y verdaderas, y el Señor,
Dios de los espíritus de los profetas, envió su ángel para mostrar a sus
siervos las cosas que están para suceder pronto. He aquí que vengo presto.
Bienaventurado el que guarda las palabras de la profecía de este libro. Y yo,
Juan, oí y vi estas cosas. Cuando las oí y ví, caí de
hinojos para postrarme a los pies del ángel que me las mostraba. Pero me dijo:
No hagas eso, pues soy consiervo tuyo, y de tus hermanos los profetas, y de los
que guardan las palabras de este libro; adora a Dios. Y me dijo: No selles los
discursos de la profecía de este libro, porque el tiempo está cercano. El que
es injusto continúe aún en sus injusticias, el torpe prosiga en sus torpezas,
el justo practique aún la justicia y el santo santifíquese más. He aquí que
vengo presto, y conmigo mi recompensa, para dar a cada uno según sus obras: Yo
soy el alfa y la omega, el primero y el último, el principio y el fin.
Bienaventurados los que lavan sus túnicas para tener derecho al árbol de la
vida y a entrar por las puertas que dan acceso a la ciudad. Fuera perros,
hechiceros, fornicarios, homicidas, idólatras y todos los que aman y practican
la mentira.
Yo, Jesús, envié a un ángel para testificaros
estas cosas sobre las iglesias. Yo soy la raíz y el linaje de David, la
estrella brillante de la mañana. Y el Espíritu y la Esposa dicen: Ven. Y el que
escucha diga: Ven. Y el que tenga sed, venga, y el que quiera tome gratis el
agua de la vida.
Yo atestiguo a todo el
que escucha mis palabras de la profecía de este libro que, si alguno añade a
estas cosas, Dios añadirá sobre él las plagas escritas en este libro; y si
alguno quita de las palabras del libro de esta profecía, quitará Dios su parte
del árbol de la vida y de la ciudad santa que están escritos en este libro.
Dice el que testifica estas cosas: Sí, vengo pronto. Amén. Ven, Señor Jesús”
Ahora veamos de qué
“libro” está hablando el Hijo de Dios. El Confesor y con él todos los
Confesores dieron por sentado que ese “libro” al que Dios Unigénito hace
referencia es el Apocalipsis. Error. Grave Error. Error maligno, error en la
raíz de las guerras, epidemias y hambres que asolaron Alemania y las tierras
protestantes en cumplimiento de la profecía dispuesta por el Señor en
Revelación a su Siervo y hermano, San Juan.
A fin de darle cuerpo a
esta verdad me manifiesto. El Libro de Dios, universalmente conocido como “la
Biblia”, es un grito de Victoria que recoge el Espíritu Santo, se lo entrega
Sellado a la Esposa del Vencedor en la Promesa Todopoderosa del Nacimiento de
un Heredero quien por la Gracia de su Padre, el Señor Jesús, abriría ese Sello
y en Obediencia a Dios leería su Contenido al mundo para su Conversión al Rey,
Jesucristo.
La Guerra entre la
Muerte y Dios se había consumado. La Guerra del Infierno contra el Paraíso
había sido ganada por el Hijo para Dios. Había sido la esperanza del Diablo,
príncipe del Infierno, “la serpiente Antigua”, Satanás, que el Hijo de Dios se
sintiese “tentado” y sumándose a su guerra de conversión del Imperio de Dios en
un Olimpo de dioses más allá del Bien y del Mal, la Conversión del Hijo de Dios
al Satanismo forzase a Dios Padre a bendecir dicha revolución diabólica en
virtud de la cual todos los Pueblos de la Creación, presentes y futuros,
quedarían a merced de las pasiones de los hijos de Dios, desde entonces
investidos con el poder de dioses, ergo para disfrutar de Libertad Absoluta y
jugar con los reinos como peones en el ajedrez de sus entretenimientos.
Esperanza diabólica vana.
Ni como hombre ni como
hijo de Dios, Jesús, Rey de reyes y Señor de señores del Imperio de Dios, se
sumaría al Eje del Dragón de cuya boca maligna salió el fuego que encendió
entre los hermanos la Guerra y devoró el Paraíso hasta convertirlo en el
Infierno que el Género humano ha vivido desde aquel día terrible en que una
criatura desnuda en las ciencias y las artes de la guerra fue engañada y
arrastrada en su ignorancia a declararle la guerra al Espíritu Santo.
La Respuesta del Hijo de
Dios fue firme, contundente, final: Antes la muerte que asociar su Nombre a
semejante Crimen Inmundo.
El Hecho es que siendo
Dios verdadero de Dios Verdadero, YAVÉ DIOS, su Padre, Señor de Moisés, no
albergó ni partícula de Duda sobre la Respuesta de su Hijo Unigénito al Reto
que le había puesto sobre la mesa a la Casa de Dios aquel hijo Rebelde que se atrevió
a declararle la Guerra a su Creador. Mas era necesario que toda la Casa de Dios
en su plenitud viese y oyese esa respuesta. Y no solo la oyese sino que el Hijo
la llevase a hechos.
Es fácil decir “antes
muerto” que subirse a la Cruz. Elegir dejar la Corona de su Imperio Universal
en las manos de su Padre Eterno a ser Emperador Todopoderoso sobre una casa de
dioses demoníacos para quienes la vida de los pueblos no sería sino ejércitos
de soldaditos de plomo, esta Elección necesitaba verla la Casa de Dios.
¿Subiría el Hijo de Dios a la Cruz?
¿Gritaría el Hijo de
Dios, quien jamás había conocido Sufrimiento ni Dolor, por su Padre protegido
de todo Mal desde su Nacimiento en la Eternidad, ese “NUNCA JAMÁS” que con
todas sus almas y sus corazones los hijos de Dios esperaban oír? ¿Se oiría ese
Grito de Victoria desde la Cruz?
Sí, se oyó este Canto:
Gloria al Hijo de Dios por la Eternidad de las eternidades, Gloria al Padre de
semejante Hijo Digno Hijo de su Corazón y su Espíritu ¿Quién sino TÚ, Rey
Divino, será el destinatario de la adoración de la Creación entera? Así lo ha
querido tu Padre en su Exaltación de Amor Infinito por tu Corazón Sin Mancha,
Roca Indestructible más fuerte y bella que el Diamante. Que te adoren todos los
pueblos con la Adoración debida al Señor de la Eternidad y del Infinito,
Creador de las galaxias sin número que pueblan el Cosmos y las estrellas
innumerables que pueblan los Cielos. Y sea maldito, desterrado de Su Presencia
por la Eternidad quien no doble sus Rodillas ante TU TRONO, Rey y Señor, TÚ,
Jesucristo.
Necios Confesores ¡cómo
os atrevisteis a tocar el Libro de Dios con vuestras manos llenas de sangre, la
sangre de vuestros hermanos! Pecado terrible fue y sigue siendo el vuestro, os
atrevisteis a arrancarle capítulos enteros al Libro de Dios, pues os dijisteis,
“no están escritos por Dios, son únicamente de Inspiración Divina, los hombres
son su autor. Ea, pues, arranquemos lo que queramos y
creémonos una biblia a nuestra medida”.
Más os hubiese valido
arrancaros las manos, y hasta los ojos y las orejas que haber puesto vuestros
sentidos sobre el Libro que Dios escribió con la sangre de sus profetas y selló
con la de su propio Hijo. Durante quince siglos la Esposa de Cristo guardó en
su regazo, como se guarda el tesoro más valioso del mundo, el Libro de Dios,
Obra Divina. La defendió con su vida. Os la comunicó de palabra, os la
transmitió libremente. No quitó ni añadió tilde al Texto. Según el pueblo
cristiano fue creciendo en inteligencia, el Espíritu Santo en sus Siervos los Obispos
os transmitió las enseñanzas necesarias para seguir navegando por los siglos.
¿Y decís que el Espíritu Santo dejó de hablar al reunirse en el Cielo con su
Señor el último de los Siervos?
Negáis a Dios. Vuestra
Ignorancia no tiene cura. Os bañasteis en la sangre de vuestra locura,
creísteis que el Hijo de Dios bendecía vuestras guerras y vuestras masacres,
vuestros genocidios contra quienes os precedieron en la Fe. Devorasteis la mano
que os dio a comer el Cuerpo y la Sangre de Cristo. ¿No oís el Grito de
Victoria desde la Cruz? ¿Oís la voz de la creación y no oís la Voz de su
Creador?
Hipócritas, adoradores
de coronas a las que para justificar vuestra demencia investís de la dignidad
divina que le corresponde sólo a quien es la Cabeza de la Iglesia Universal,
Jesucristo, cuyo Nombre Sagrado pusisteis en vuestras bocas, para escándalo del
Cielo y de la Tierra, mientras con vuestras manos apuñalabais por millones a
los hijos de Europa. ¿Creéis que vais a escapar al Juico del Señor gloriándoos
de haber matado en su Nombre a sus pueblos de la Tierra?
Confuso estoy por la
Bondad sin límites del Creador de todas las cosas, pues donde hubiera debido
pagar con extinción y regreso al polvo en precio a las obras, después de haber
dividido las iglesias y haberlas entregado a la Guerra, abre Hoy su Boca y os
llama a Obediencia.
En lugar de abriros las
puertas del Abismo y arrojaros a las Tinieblas del Destierro eterno de su
Creación, he aquí que os abre la Puerta de su Reino y desde la Torre os llama a
correr y entrar antes que sus siervos salgan a quemar los campos donde la
Cizaña será atada en haces. Deponed vuestro orgullo, arrodilláis ante el Rey y
Señor Jesucristo.
Esta es la Confesión
sempiterna de la Creación de Dios: “No tenemos más Rey y Señor que el Hijo de
Dios, aquí en la Tierra y allí en el Cielo”.
Rico en perdón es el
Hijo de aquel Señor de Moisés quien en su Misericordia soportó los delitos y
transgresiones de su Pueblo Israel durante siglos y siglos. Pero no juguéis a
los dados. No sea que derramada su Paciencia se derrame sobre vosotros la
Destrucción que por hacer eso sufrió el Pueblo de Jacob.
El Canon de las Sagradas
Escrituras fue legado por el Espíritu Santo a la Iglesia Católica. La BIBLIA no
es un libro escrito por Hombres bajo inspiración Divina. Dios en persona lo
escribió, el hombre por pluma mediante. Apartad vuestras manos del Libro de
Dios, vuestras manos están llenas de sangre. Desde el Génesis, su Prólogo,
hasta el Apocalipsis, su Epílogo, la Obra es Divina por Naturaleza de su Autor.
No reconoce Dios por Obra suya libro otro alguno, ni escrito por cristianos ni
fuera de la cristiandad. Libros inspirados por Voluntad suya son los libros de
los llamados “Padres de la Iglesia”, sus santos. Todos ellos ordenados por su
Espíritu en razón de la inteligencia de los tiempos para guiar a los pueblos
cristiano por la carretera de los siglos. A nadie le dio Dios el Poder de abrir
la Puerta tras la que encerró su Libro sino al heredero de su Hijo, quien
habría de heredar el Poder de abrir su Contenido y darlo a conocer a las
naciones en el tiempo señalado para la Manifestación de la gloria de la
libertad de los hijos de Dios, de la Descendencia de Cristo. Nacido este Día,
la Lectura del Testamento Sellado con la Sangre del Testador Divino, ese Contenido
ha sido abierta desplegado, el acceso tiene por Puerta “LA HISTORIA DIVINA DE
JESUCRISTO”.
Así, pues, respondido el
error, fuente de tinieblas, con la luz que viene de la inteligencia según Dios,
cierro aquí este Capítulo.
CAPÍTULO
TERCERO
LA
SALVACION POR LA BIBLIA SOLA
CW.-Los Apócrifos no
siendo de inspiración divina, no son parte del canon de la Biblia, y por tanto
no tienen autoridad en la Iglesia de Dios, ni deben ser aprobados o usados de
otra manera que como escritos humanos”.
C.R.-Y seguimos. Si
hablando de las Sagradas Escrituras en el anterior apartado el Confesor se
atrevió a usar la espada para mutilar el Libro Divino en razón del terror que
su espada infundía a los hombres, haciéndolo sin ninguna otra razón más que su
deseo de imponer su voluntad, en este apartado se atreve a alzar la espada del
terror, que con tanta generosidad el pueblo Irlandés probó hasta el genocidio,
contra la Iglesia Madre de todas las iglesias, esa misma que con tanta
paciencia sufrió a sus propios siervos durante siglos.
Si el Confesor hubiese
sido un Historiador de las escuelas británicas posteriores, conquistadoras del
respeto de todas las inteligencias libres, independientes y sanas, abierta a la
discusión académica sobre la naturaleza divina o no divina de los dos Libros de
los Macabeos, por ejemplo, desde esta óptica de quien pretende glorificar al
Autor Sagrado contra quienes abusando de su posición en el clero hubiesen
impuesto unos libros apócrifos, cosa que nunca tuvo lugar, si este hubiese sido
el caso la discusión hubiese quedado para ser tratada. ¿Pero quiénes fueron esos
que se atrevieron a quitarle la Palabra al Espíritu Santo que en el Concilio de
Nicea, bajo el Poder de Constantino el Grande, siervo de Dios en lo temporal,
reuniendo Dios a todos sus santos estableció el Canon de su Libro para ser
sellado por la Eternidad?
No fueron Historiadores
de las escuelas de Oxford y Cambridge quienes en nombre de las ciencias
históricas se atrevieron a discutirle al Espíritu Santo qué sentido tiene
incluir el Libro de Judit en las Sagradas Escrituras. No, para nada, era una
escuela de terroristas avezados en la guerra y el crimen, y he aquí la
abominación: en nombre de Dios. Negando la Sacralidad de Macabeos, Judit,
Tobías, Sabiduría y Eclesiástico, el Confesor y su banda de terroristas se
atrevía a invadir las puertas del Concilio de Nicea y bajo pena de muerte
amenazar al mismo Dios. Horror de horrores, se atrevió Satanás a declararle la
guerra a Dios Padre y a Dios Hijo porque no le gustaba la Ley de Paz universal
y de Justicia Inmaculada e Inmarcesible que el Espíritu Santo encarna, y estos
bárbaros hijos de bárbaros, sin cerebro excepto para matar, asesinar, devastar,
aterrorizar, borrachos de sangre, enloquecidos por la carne humana que habían devorado,
se atrevían a seguir la conducta del Diablo y querían poner a Dios de rodillas
delante de sus Confesión o no quedaría cabeza sobre hombro, escandalizando al
Cielo en nombre de Dios.
Entonces, hijos de la
Confesión del 1647, confesadlo delante de todo el Cielo y del Rey, ¿erró el
Espíritu Santo en el Concilio de Nicea? ¿No estuvo presente el Espíritu Santo
en el Concilio de Nicea? ¿El Señor es entonces un mentiroso, un impostor, y
diciendo “Donde quiera que estéis vosotros estaré yo”, estando allí sus
Discípulos, sus Siervos, no estaba Él allí presente? ¿Negáis que el Concilio de
Nicea fuera reunido por Dios para sellar su Libro? Hablad, aun estáis a tiempo.
¿No sabéis que quien niega al Espíritu Santo niega al Hijo y al Padre? Y
vosotros pueblo necio sin cerebro para las cosas de la salvación de vuestras
almas, que las dejáis en las manos de ladrones de almas al servicio del Diablo,
¿qué texto manipula el Confesor para apoyar su abominación? ¡A San Pedro! Dice
el Espíritu Santo: porque la profecía no ha sido jamás proferida por humana
voluntad, sino que, llevados del Espíritu Santo, hablaron los hombres de parte
de Dios. Y uno se pregunta ¿y qué tiene que ver esto con los libros profanados?
¿Acaso Sansón fue profeta? ¿Lo fue Josué? ¿Lo fue Jefté?
¿Y por qué aparcáis de las obras de Salomón el Libro de la Sabiduría mientras
absolvéis la vida del Libro de los Proverbios? ¿No habéis leído las profecías
del Libro de la Sabiduría relatando la Venida del Mesías y los Dolores de sus
Discípulos, plus la Gloria de su recompensa en Dios? ¿O es profecía lo que os
interesa a vosotros y lo que no os interesa simplemente lo borráis? ¿Ser
profeta o no serlo era la puerta de la Biblia? ¿Entonces por qué le perdonáis
la vida a la reina Ester?
Pero vuestra ignorancia
sobrepasa, oh divinos, vuestra estupidez, pues una línea antes el mismo
Espíritu que escribiera la línea que le robasteis, escribió: “Pues debéis ante
todo saber que ninguna profecía de la Escritura es objeto de interpretación
propia personal”. El Confesor no solo interpretó las escrituras proféticas sino
que se levantó para exorcizar el espíritu de quien dijo de Sí mismo “El
espíritu del Señor es el espíritu de profecía”, y siendo Cristo y Jesús la
misma Persona, y Jesucristo es Dios Hijo, siendo el espíritu de Cristo y el
espíritu de Dios una sola realidad, ergo, el espíritu de YAVÉ, ¿no habéis
pecado al negar que el Espíritu Santo cerrara el Canon de su Libro, el Libro de
Dios, en el Concilio de Nicea?
¿Los Capítulos del Libro
de Dios unos deben ser usados como escritos humanos y los otros como de Dios
porque vosotros lo decís? ¿Juzgáis la Acción de Dios en su Pueblo de Israel en
razón de vuestra ignorancia y maldad? Pues si de ignorancia fuimos todos
liberados por la Fe ¿de dónde procede la vuestra?
¿Manipuláis los textos
Divinos a fin de proclamaros divinos vosotros? ¿No habéis oído que el Juicio
del Señor comenzará por sus siervos y los pastores que dirigieron las almas de
su pueblo al abismo? Negando la Autoridad del Espíritu Santo que en el Concilio
de Nicea selló el Canon de las Sagradas Escrituras os condenáis a vosotros
mismos. Y confesando que: La autoridad de
las Sagradas Escrituras, por la cual deben ser creídas y obedecidas, no depende
del testimonio de ningún ser humano o iglesia, sino enteramente de Dios (quien
es la Verdad en sí mismo), el autor de ellas, y por lo tanto deben ser
recibidas porque son la Palabra de Dios. Afirmando esto no únicamente
negáis que el Espíritu Santo estuviese presente en el Concilio de Nicea sino
que ahora os proclamáis Dioses y en nombre de la Autoridad que la espada del
terror os confiere negáis que las Sagradas Escrituras deban ser recibidas de
las manos de la Iglesia Milenaria que el Señor Jesús fundó y los Apóstoles
edificaron derramando su sangre y la del Pueblo Católico Romano de Italia,
Francia, España, Grecia, y las naciones entonces dependientes del Imperio, que
de aquí viene lo de “Iglesia Católica Romana”.
¿Negáis contra las
Escrituras Sagradas que el Señor fundara Iglesia alguna y que los Apóstoles no edificaran
iglesia? ¿Despreciáis el Testimonio de los cientos de miles de corderos
inmaculados sacrificados en los teatros romanos para que el Género Humano
resurgiera de sus cenizas cual ave fénix para no volver a morir ya jamás?
Necios, cuando decís que
la autoridad de las Escrituras no depende de ningún testimonio anuláis:
1º. el valor sagrado del
Testimonio de los Mártires que ofrecieron sus vidas en Testimonio de la
Resurrección de Jesucristo, sin cuya Resurrección no habría Sagradas
Escrituras.
2º. Reducís a nada el
Testimonio del Espíritu Santo en sus hijos y siervos.
3º. Reducís a nada el
Testimonio de los Apóstoles y de los Santos durante 1600 años.
Pues que como los loros sin inteligencia
repiten palabras que no entienden, así vosotros. ¿Acaso no os enseñaron a
repetir lo que Dios Padre dijo?: “Vosotros sois mis Testigos”. ¿Y un Testigo
qué es, cerebros borrachos de egolatrismo?
¿Un Testigo no es
alguien que da un Testimonio sobre un acontecimiento? ¿Y qué Mayor Acontecimiento
ha vivido la Humanidad que la Resurrección del Hijo de Dios? ¿No la anuncio Yavé Dios diciendo? : “He aquí que voy a hacer una Obra que
si os la contaran no os la creeríais” .Y conociendo la dureza del mundo caído
en las tinieblas dice “Vosotros sois mis Testigos”, porque si no los presentara
¡cómo creería el mundo el Acontecimiento!
Y vosotros, borrachos de
ego, ¿abomináis de la Llamada Divina, así anulando su Juicio en la afirmación
de un orgullo pervertido que le niega a Dios la Necesidad de la Sangre de
aquellos Testigos? Tan bárbaro aquel Franco que en su orgullo dijo: “Si mis
Francos hubiesen estado allí no te hubiesen crucificado”, Señor”, como este Britón que niega la necesidad del Testimonio de los Santos;
y sin embargo el Franco habló por amor; este Anglicano, que devoraba a su
propio pueblo, ¡cómo había de tenerlo! Y así continua diciendo:
C.W. - El testimonio de
la iglesia puede movernos e inducirnos a tener una estimación alta y
reverencial por las Santas Escrituras. Asimismo, constituyen argumentos por los
cuales ellas evidencian abundantemente, por sí mismas, ser la Palabra de Dios:
el carácter celestial de su contenido, la eficacia de su doctrina, la majestad
de su estilo, la armonía de todas sus partes, el propósito de todo su conjunto
(que es dar toda gloria a Dios), la plena revelación que hacen del único camino
de la salvación del ser humano, las muchas otras incomparables excelencias y su
total perfección. Sin embargo, nuestra completa persuasión y seguridad de su
infalible verdad y de su autoridad divina, proviene del Espíritu Santo que obra
en nuestro interior, dando testimonio en nuestros corazones mediante la Palabra
y con la Palabra.
C.R.- En efecto, primero
niega la Existencia del Espíritu Santo en los Santos y anula su Testimonio en
los Santos Padres de las iglesias durante XVII siglos; de repente el Espíritu
Santo es patrimonio de la espada y el testimonio que ofrece el Confesor es el
terror de su espada contra quien se atreva a discutir su irrefutable lógica.
Veamos la nueva estructura de
El Espíritu Santo es
Dios,
ellos tienen el Espíritu
Santo, que obra en su Interior,
ellos tienen a Dios.
Ergo la conclusión:
ellos son “Divinos”
Y “Divinos” se llamaban
entre ellos, y como “Divinos” exigían que se les tratara. La pena de muerte
contra los disidentes Católicos Romanos, y la expropiación de todos sus bienes,
estaba servida. Y desde este carácter divino, una vez anulada la Validez del
Testimonio de los Santos de las iglesias durante los 1600 años pasados, los
“Divinos” se confirmaban de Necesidad para mantener los rebaños de los fieles
en la Comunión de la Fe. Es decir, quitaban rey para poner rey. Pero de necios
no tenían ni un pelo, no le daban la corona a nadie, se la repartían entre
ellos. Leamos el argumento para validar semejante golpe de Estado contra el
Reino de Dios.
C.W.- La totalidad del
consejo de Dios concerniente a todas las cosas necesarias para su propia gloria
y para la fe, vida y salvación del ser humano, está expresamente expuesto en
las Escrituras, o por buena y necesaria consecuencia puede deducirse de ellas,
a las cuales nada debe añadirse en ningún tiempo ya sea por nuevas revelaciones
del Espíritu o por tradiciones humanas. Sin embargo, reconocemos que la
iluminación interna del Espíritu es necesaria para una comprensión salvífica de
las cosas reveladas en ellas. Reconocemos también que hay algunas
circunstancias concernientes a la adoración de Dios y al gobierno de la
Iglesia, comunes a todas las acciones y sociedades humanas, que deben ordenarse
conforme a la luz de la naturaleza y la prudencia cristiana, según las reglas
generales de la Palabra, las cuales siempre han de ser obedecidas.
C.R.- No pretendían echar
abajo la iglesia, pretendían que el monopolio de la obediencia pasara de los
Obispos y de los santos a ellos personalmente. Ellos eran los nuevos apóstoles,
los nuevos discípulos, y ay de quien se atreviera a llevarles la contraria. Si
la Iglesia Católica Romana gobernó los Rebaños con puño de hierro, el Confesor
seguiría la política del hijo de Salomón: “el meñique de mi mano es más grande
que el puño de mi padre”.
¿Broma? Ninguna. Estamos
hablando de Oliver Cromwell, un monstruo iluminado que se creía predestinado y
elegido por Dios para exterminar a todos los católicos de las Islas Británicas.
Fuego y terror fueron su argumento divino. Con esta autoridad el Confesor
seguía celebrando su demencia, diciendo:
C.W.- Todas las cosas en
las Escrituras no son igualmente evidentes en sí mismas, ni igualmente claras
para todos. Sin embargo, todas aquellas cosas que son necesarias obedecer,
creer y observar para la salvación están claramente propuestas y expuestas en
uno u otro lugar de las Escrituras, para que no sólo los eruditos, sino también
los que no son eruditos lleguen a una comprensión suficiente de ella mediante
el debido uso de los medios ordinarios.
C.R.- Y digo yo, as,
cómprese cada uno una biblia y mande al infierno todas las iglesias, destruya
todos los templos y cada cual se monte su altar en su casa, y siga la fe de
acuerdo a sus santas molleras. Es lo que se deriva de su declaración. Si de lo
que se trata es de la salvación de cada cual y nadie puede contribuir a esta
salvación porque todo está escrito, ¿por qué la necesidad de “los Divinos”, de
sus iglesias, de sus crímenes contra quienes prefieren salvarse en comunidad y
tener pastores que en sus momentos de debilidad sustenten la confianza en Dios?
Estamos ante un
hipócrita forjado en los campos de batalla para quien la vida humana valía
menos que una rata. Nadie tiene necesidad de iglesia porque la BIBLIA SOLA se
basta para operar la salvación del alma, pero ay de quien se salga de la
confesión de los Divinos.
Para el protestantismo
Continental la “Fe sola” se basta. Pero el hipócrita luterano no echó abajo
todas las iglesias, dejó que cada cual se las arreglase con su “fe sola”, que
la “Fe sola” le salvaría; el hipócrita luterano echó a los sacerdotes católicos
del templo para tener él el monopolio de los sacramentos, a los que redujo en
número, como el buen abogado frustrado que fue Lutero, para que la operación no
se descubriera.
El hipócrita isleño
declara que “la Biblia sola” es necesaria para la salvación, pero no desmonta
todo el negocio ni echa abajo los templos, para nada. Su hipocresía es malvada,
pero el negocio de los sacramentos es opíparo; el hipócrita confesor no aspira
a echar abajo los templos y fundar una nueva religión ajena a todas las
instituciones oficiales establecidas por el Espíritu Santo a través y a lo
largo de 17 siglos. Su intención era quedarse con el negocio, y tenía para
hacerlo suyo por la espada del Terror, que el Dios que es Amor le puso en sus
manos, según su psicopatología avanzada, para exterminar a todos los Católicos.
Dicho esto, el
hipócrita, después de anular toda la Obra de Dios Padre e Hijo fundadas en el
Testimonio de la Iglesia Católica desde sus Orígenes hasta ese año 1647, y para
subsistir por la Eternidad, llama a la masa de ignorantes que de rodillas se
pusieron una vez ante su ídolo, Enrique VIII; otra vez ante su diosa, Isabel I,
y ahora se debía tirar al suelo ante el nuevo Dios de los Britones:
Oliver Cromwell y su ejército para el Nuevo Orden Mundial. Que se les
manifiesta como Dios, diciendo
C.W.- El Antiguo
Testamento fue escrito en el idioma hebreo (que era la lengua del pueblo de
Dios desde tiempos muy antiguos) y el Nuevo Testamento fue escrito en el idioma
griego (que era un idioma muy conocido por todas las naciones de aquel
entonces). El Antiguo Testamento en hebreo y el Nuevo Testamento en griego,
siendo directamente inspirados por Dios y conservados puros en todos los tiempos
por su singular cuidado y providencia, son por lo tanto auténticos. Por esta
razón, en toda controversia religiosa, la iglesia debe apelar a ellos. El
pueblo de Dios tiene derecho a las Escrituras y también tiene interés en ellas.
Es más, se le ha ordenado leerlas y escudriñarlas en el temor de Dios. Pero
como los idiomas originales de las Escrituras no son conocidos por todo el
pueblo de Dios, éstas deben traducirse al idioma vernáculo de toda nación a
donde lleguen. Esto tiene como finalidad que la Palabra de Dios more
abundantemente en todos, para que adoren a Dios de manera aceptable, y para que
tengan esperanza mediante la paciencia y el consuelo que dan las Escrituras.
C.R.- En verdad Dios
tiene toda la culpa de lo que pasa en el mundo, de la Caída del Imperio Romano,
del advenimiento de los bárbaros, de no haber sido inventada la imprenta sino
hasta el siglo XVI y ser tan costosos los libros que sólo los reyes y los ricos
podían permitirse tener una Biblia en casa. ¿O acaso no es Dios Todopoderoso y
Omnisciente? ¿Por qué permitió tanto mal tanta ignorancia?
¿Pero cómo acusar a Dios
sin invitar a ser despedazado? Para eso creó Dios la Iglesia, para llevar sobre
sus hombros la Cruz de todos los males de este mundo, y cuando hay que buscar
un culpable dirigir la culpa contra Ella. ¡Qué harían los malvados si la
Iglesia Católica responsable de todos los males del cosmos no existiera! El
hipócrita era un monstruo, pero no un tonto.
C.W.-La regla infalible
de la interpretación de la Escritura es la Escritura misma. Por tanto, cuando
hay duda acerca del total y verdadero sentido de algún texto (el cual no es
múltiple sino único), debe investigarse y entenderse mediante otras partes que
hablen más claramente.
C.R.-Dios no existe. La
metafísica de la Escritura no está en despertar la inteligencia para pedirle a
Dios más inteligencia. Para nada. Dios nos dio los Divinos para que le dejasen
en paz. Amén. Así que:
C.W.- El Espíritu Santo,
que habla en la Escritura, y de cuya sentencia debemos depender, es el único
Juez Supremo por quien deben decidirse todas las controversias religiosas, y
por quien deben examinarse todos los decretos de los concilios, las opiniones
de los antiguos escritores, las doctrinas humanas y las opiniones individuales.
C.R.- Y el Espíritu
Santo que estaba en ellos, y el Espíritu Santo es Dios, y el Espíritu Santo
eran ellos. Ellos… ellos eran Dios. Ellos “eran LOS DIVINOS”.
Y aquí cerramos esta Cuestión afirmando que el
Canon de las Sagradas Escrituras fue sellado en el Concilio de Nicea durante el
reinado de Constantino el Grande, siervo de Dios. Que el Testimonio de los
Santos y de los Padres de la Iglesia es necesario para la Salvación pues en
ellos el Espíritu Santo ha estado con su Pueblo desde la Resurrección hasta
entonces, desde entonces hasta nuestros días, y desde nuestros días estará con
NOSOTROS hasta el fin de los tiempos, realidad divina que el Confesor niega al
decir que la BIBLIA SOLA SALVA. Y negando la Presencia sempiterna del Espíritu
Santo en la Iglesia y sus Pueblos, niega al Hijo de Dios, niega su Divinidad,
niega su Veracidad, niega que su palabra sea Dios, niega que El haya estado con
Nosotros. Y negando que haya estado con nosotros niega al Padre que nos dio a
su Hijo para que estuviese con Nosotros como Dios Amado a quien acudir como
Padre Nuestro, Rey, Señor, Maestro, Salvador, Héroe y Creador Nuestro, en una
Palabra que Él sea DIOS CON NOSOTROS.
Terrible será el Juicio
de este Señor Jesús cuando llame a los siervos indignos que mancharon con sus
obras su Nombre entre los hombres, y aunque en su Defensa invoquen su Fidelidad
intachable a la Doctrina del Espíritu Santo, terrible ha de ser el fuego por el
que serán pasados. Pero vosotros ¿qué defensa abriréis ante ese mismo Espíritu
Santo que negasteis aquí en la Tierra al afirmar que la BIBLIA SOLA basta para
la salvación?
¿Subiréis al Cielo como
Satanás para destronar al Espíritu Santo porque tenéis la Biblia? ¿O no
leísteis nunca que Cristo es la Cabeza de la Iglesia? ¿Si despreciáis el Cuerpo
no despreciáis la Cabeza? ¿Si maldecís a la Esposa Amada no maldecís a su
Esposo? ¿Y teniendo hijo pretendéis que el hijo del Señor se calle ante
vosotros? Mas la Voluntad de Dios es la que rige su Casa y es de esa Voluntad
que en la Obediencia sea vuestra Maldad olvidada.
CAPÍTULO
CUARTO
LA
NATURALEZA DE LA SANTISIMA TRINIDAD
No hay palabra en este
mundo que pueda hacer comprender en un solo sonido el infierno que un frustrado
abogado alemán desencadenó sobre las naciones de Europa. O tal vez sí la hay.
Decir “Hitler” es decir “Lutero”. Los frutos de la revolución Hitleriana y los
de la Reforma Luterana sólo se distancian en la medida de tiempo durante las
cuales entregaron Europa al Infierno. Los divinos luteranos, calvinistas y
sectas de fanáticos tan versadas en Sagradas Escrituras, pero tan ocupadas en
devorar las naciones europeas sembrando guerras sangrientas como jamás se
vieron entre cristianos, seguidas de hambrunas que solo en Francia masacraron
dos millones de criaturas, tales divinas eminencias y sacros intelectos no
tuvieron nunca tiempo de leer lo que Dios Padre habló en boca de Dios Hijo y
Dios Espíritu Santo escribió para que nadie se guiara por otra Filosofía que
por la de las Obras: “Por las Obras los conoceréis”. Esta fue la Palabra que
Lutero abolió y la Reforma hizo suya levantando el hacha de guerra contra la
Filosofía de las Obras por Dios firmada.
Apenas la Declaración de
Guerra asumida como Santa, la Teología Protestante comenzó a dar sus frutos:
sus Obras fueron una cadena de guerras sin fin que desde la Masacre de los
Campesinos a la Guerra de los Ochenta Años sembró Europa de Horror y Miseria,
tales como la Guerra de los 30 Años, la Guerra Civil Británica llamada de los
Tres Reinos: Inglaterra, Escocia e Irlanda; la Guerra Civil de Francia llamada
de la Fronda; guerras en honor de los tres dioses de la Reforma : Lutero,
Calvino y Enrique VIII, de cuyos tronos la Gran Plaga del 1665 de Londres, la
Gran Plaga de Sevilla del 1649, y la Gran Hambruna de Francia del 1699, con la
que se cerró el Siglo, fueron sus frutos más selectos, sus Obras más sagradas.
En los dos siglos de la
Reforma fueron sacrificados al Moloc de la Teología de los Ciegos, “La Fe sola
y la Biblia sola!”, la terrorífica cifra de docenas de millones de vidas. Sobre
aquel cementerio de horror y terror la Revolución Industrial que conduciría a
la Burguesía al Poder hizo su andadura hacia las Guerras Mundiales. Los
padrinos de aquellos males, mientras nadaban en aquel océano de sangre, se
tomaron un respiro para escribir esta Confesión Maligna, que no buscaba ponerle
un fin a tanta miseria sino todo lo contrario, bendecir sus obras infernales
antes de lanzarse de nuevo al mar de sangre en creciente que aún se avecinaba.
Sin alma ni corazón de ninguna clase aquella banda de criminales se atrevió a
decir:
C.W.- Hay un solo Dios,
vivo y verdadero, quien es infinito en su ser y perfección, un Espíritu
purísimo, invisible, sin cuerpo, partes o pasiones. Es inmutable, inmenso,
eterno, incomprensible, todopoderoso, sapientísimo, santísimo, totalmente libre
y absolutísimo. Hace todas las cosas según el consejo
de su propia inmutable y justísima voluntad para su propia gloria. Es amorosísimo, benigno, misericordioso, paciente, abundante
en bondad y verdad. Perdona la iniquidad, la transgresión y el pecado y es
galardonador de aquellos que le buscan diligentemente. Además, es justísimo y
terrible en sus juicios, que detesta todo pecado, y que de ninguna manera
declarará como inocente al culpable.
C.R.- Tal firma el
Diablo.
Con el primer párrafo: Hay un solo Dios, vivo y verdadero, quien es
infinito en su ser y perfección, un Espíritu purísimo, invisible, sin cuerpo,
partes o pasiones… El Confesor Niega que el Hijo sea Dios, niega que Dios
estuviese en la Tierra, niega que el Jesús sea Cristo de quien dice el Espíritu
Santo que es la Cabeza de la Iglesia, su Cuerpo. ¿Puede Dios negarse a sí
mismo?
Con el segundo párrafo: Es inmutable, inmenso, eterno,
incomprensible, todopoderoso, sapientísimo, santísimo, totalmente libre y absolutísimo. Hace
todas las cosas según el consejo de su propia inmutable y justísima voluntad
para su propia gloria… el Confesor niega al Dios que dijo “Hagamos al
Hombre a nuestra Imagen y Semejanza”. Y negándole al Hombre la posibilidad de
Comprensión de su Creador, niega a Dios y a la Biblia misma, niega a Cristo y
niega al cristiano toda posibilidad de ser hijo adoptivo verdadero de Dios.
Ergo:
Niega a los Apóstoles
Filiación Divina Adoptiva Verdadera;
niega la palabra de
Cristo cuando los eleva a su propia Filiación.
Niega que el Espíritu
Santo prometido les enseñase todas las cosas, según la Palabra del Señor:
“Cuando El venga os lo dará a conocer todo”.
Con este segundo Párrafo
el Confesor se declara Anticristiano, enemigo declarado de Jesucristo, cuyo
Nombre usa exclusivamente para justificar su Confesión monstruosa, cuyo Nombre
no ha invocado aún ni ha puesto en su boca.
Con el tercer párrafo: Es amorosísimo,
benigno, misericordioso, paciente, abundante en bondad y verdad… el
Confesor se lava las manos llenas de sangre y se limpia las quijadas llenas de
carne humana hablando de Amor quien era Odio puro… …hablando de benignidad y
misericordia quien tenía por norma la Crueldad y la Maldad más absoluta contra
el enemigo, con su conducta despreciando al Cristo y al Dios que dijo y dice
“Amad a vuestros enemigos” ¿cómo podía casarse la Iglesia Puritana con ese
Cristo?.. …hablando de paciencia y abundancia de bondad y verdad ¿se estaba
aplicando el hipócrita el cuento?
¡Qué Paciencia tuvo Dios
con la Isla de los santos!, ¡con cuánta bondad desplegó sobre Irlanda su
verdad…
Pero el Hipócrita no era
tonto, por esto con el Cuarto Párrafo se perdona a sí mismo sus crímenes,
diciendo: Perdona la iniquidad, la
transgresión y el pecado y es galardonador de aquellos que le buscan
diligentemente… no duda en calificarse de inicuo, transgresor y pecador,
pues es discípulo de la doctrina de aquel Lutero que confesaba a boca llena: “Peca, peca, viola si quieres a la misma
Madre de Cristo, que la Fe sola en la sangre de Cristo absuelve todos tus
crímenes”. Dos siglos llevaban violando a todas las mujeres de Europa,
matando a tantos hombres como las fuerzas se lo permitieron…. en el nombre del Dios que perdona toda
iniquidad, toda transgresión, todo pecado. Amén.
Con el Quinto Párrafo
borda la locura genocida más absoluta sin complejos ni prejuicios de ninguna
clase: Además, es justísimo y terrible en
sus juicios, que detesta todo pecado, y que de ninguna manera declarará como
inocente al culpable… Ergo, era Dios quien movía su mano para devorar a
todos los pecadores y sobre ellos hacer caer sobre sus cabezas su terribilísimo
juicio por la mano de Cromwell y su Nuevo Modelo de Ejercito de Divinos
conjurados en Guerra Santa Mundial contra todo Viviente que se moviese en las
Islas y contra todo Católico allá donde se encontrasen por el mundo.
En efecto, únicamente desde
el Terror a aquella banda de sangrientos Confesores, reeditando los 30
Artículos de la Iglesia Anglicana Terrorista de Isabel I, en suma a la
ignorancia absoluta del pueblo británico, que la acogía o era decapitado, puede
explicarse que una Negación que el Diablo firmó fuese asumida por Inspiración
Divina, pues de esto es de lo que se trata.
Si en el primer Capítulo
el Autor de esta Confesión abole toda Autoridad Eclesiástica Católica y
proclama la Biblia como Inspirada, en este Capítulo invoca esta Autoridad para
poner a la altura el Libro de Dios y su Confesión.
¡Horror, el hombre se
pone a la altura de Dios! Y amenaza: Dios es Invisible, pero yo soy Visible y
tengo la Espada del Terror en mi mano. ¿Quién quiere probar su hoja?
Ignorante, suicida
conduciendo su alma al abismo y forzando al pueblo británico a seguirle o
perder la vida, vuelve a abrir la boca para echar fuego por su garganta,
diciendo:
C.W.- Dios tiene, en sí
mismo y por sí mismo, toda vida, gloria, bondad y bienaventuranza. Él es el
único todosuficiente, en y por sí mismo, no teniendo
necesidad de ninguna de sus criaturas hechas por Él, ni derivando gloria alguna
de ellas, sino que manifiesta su propia gloria en ellas, por ellas, hacia ellas
y sobre ellas. Él es la única fuente de toda existencia, de quien, por quien y
para quien son todas las cosas; teniendo el más soberano dominio sobre ellas
para hacer por medio de ellas, para ellas o sobre ellas todo lo que a Él le
plazca. Todas las cosas están abiertas y manifiestas ante su vista; su
conocimiento es infinito, infalible, independiente de toda criatura de tal
manera que para Él nada es contingente o incierto. Él es santísimo en todos sus
consejos, en todas sus obras y en todos sus mandamientos. A Él son debidos toda
adoración, servicio y obediencia que a Él le place requerir de los ángeles, de
los seres humanos y de toda criatura.
C.R.- Aquí el Confesor
bendice en su boca lo que Dios maldice por la boca de los Santos desde Orígenes
hasta Santo Tomás. Esgrimiendo la espada del Terror, en pleno conocimiento de
estar tratando con un pueblo aterrorizado al punto que ni remotamente se le
ocurriría levantarle la voz a quien se atrevía a cortarle la cabeza al rey, el
Confesor suelta su parrafada sin alma ni corazón ni espíritu como lo haría
cualquier pagano hablando de Zeus, de Odín, o de cualquiera de los dioses de la
Antigüedad. Y después de repetir la confesión pagana más universal desde los
tiempos antiguos sobre la imagen de la Divinidad, el Confesor no tiene reparos
en tratar de discapacitados intelectuales a todos los británicos de su época, y
de las postreras. Y quienes después de haberle negado cualquier Autoridad a
aquel Concilio de Nicea en el que el Espíritu Santo selló el Canon de las
Sagradas Escrituras, ahora lo hace suyo en lo que atañe al Misterio de la
Santísima Trinidad.
“El ladrón no entra por
la Puerta, sino por la Ventana, y viene a robar”. En este caso, el alma.
Durante 17 siglos Europa
repitió con boca unánime la Declaración de Fe de la Iglesia Católica. En este
año del 1647 el Confesor se santifica robándole a la Esposa de Cristo su
herencia: La Doctrina Divina sobre la Unidad de Dios Padre y de Dios Hijo en el
Espíritu Santo.
C.W.- En la unidad de la
Divinidad hay tres personas, de una misma sustancia, poder y eternidad: Dios
Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo. El Padre no es engendrado ni procede de
nadie. El Hijo es eternamente engendrado del Padre, y el Espíritu Santo procede
eternamente del Padre y del Hijo.
C.R.- Pero a diferencia
del sonido de la Declaración de la Unidad Divina en boca de los Santos que la
Revelaron, en la boca de este Confesor suena a herejía pagana. Un discípulo de
Satanás pone en su boca la palabra del Espíritu Santo, se viste de Luz para
santificar sus masacres, frutos infernales de la doctrina de la Reforma. ¿A
quién le extraña que el Diablo le sacara los ojos a sus adoradores no viesen los
frutos de su Reforma?
CAPÍTULO
QUINTO
EL
ABOGADO DEL DIABLO
Entramos en la cueva del
Abogado del Diablo, del enemigo de Espíritu Santo, de Dios y del Hombre, de
Cristo y de la Iglesia, de la Justicia y de la Verdad. Entramos en la mente
maligna de un banda de terroristas, genocidas y asesinos que buscaron
justificar sus crímenes y su genocidio, su maldad y su perversa conducta
homicida en la Voluntad Inmutable, Irresistible y Todopoderosa de un Dios de
Terror quien por ese Poder Eterno decide establecer que el Terrorista es un
santo y su víctima leña para el fuego del infierno; un Dios de Horror y Muerte
que establece que la Vida es un circo, un teatro de terrores, una farsa archicriminal con un guión establecido desde su Irresistible Voluntad Terrorista, la participación en el
cual nadie puede dejar de actuar y vivir su parte; ni el elegido para el Genocidio
y esparcir el Terror, y reunir la leña para el fuego del inferno, ni la víctima
creada para sufrir el horror y vivir en el terror del que en esta vida es
torturado hasta la muerte y en la otra es torturado por la eternidad en el
infierno.
Aquí el león, según esta
Confesión del Abogado de Satanás queda exculpado de todo delito y es Dios
proclamado solemnemente, entre los aullidos de un pueblo de brutos ignorantes,
y por universidades tan grandiosas como Cambridge y Oxford jaleados, como el
único Culpable y Autor Intelectual verdadero de todo el Terror y el Horror que
ha padecido el Género Humano desde la Traición del Judas del Cielo.
Es escandaloso hasta la
incredulidad ver cómo grandes intelectuales criados en universidades tan
célebres, las estrellas de cuyos discípulos han llenado la Ciencia de gloria
universal, a la hora de tocar el Alma del Ser Humano se convierten en los
cobardes más abyectos, y eligieron ser brutos y bestias sin cerebro, pero
vivos, a sabios muertos. Ta es la estirpe de la raza de los Britones.
Gente malvada y bruta que llevaron el Genocidio contra el Irlandés a las
Américas y allá donde plantaron sus tiendas no dejaron ser humano vivo. El Robo
fue su Bandera. El Delito constante contra la Humanidad, su verdadera patria.
Loco es aquel que ignora que el papado del
Siglo XV y de principios del XVI se bañó en el estiércol de la negación de la
Doctrina de los Siervos de Cristo. Pero loco hasta la absoluta demencia es
quien condena a Cristo por perdonar el pecado de Negación de San Pedro y se
levanta contra el Hijo de Dios justificando su Rebelión en la Voluntad
Irresistible de su Padre Eterno.
He aquí la Sentencia
contra el Dios que es Amor. Donde se escribió Amor el Britón escribió Terror. Dice en su demencia:
C.W.- Dios, desde toda
la eternidad, por el sapientísimo y santísimo consejo de su propia voluntad,
ordenó libre e inmutablemente todo lo que acontece; pero de tal manera que Él
no es el autor del pecado, ni violenta la voluntad de las criaturas, ni quita
la libertad o contingencia de las causas secundarias, sino que más bien las
establece.
C.R.- ¿Dónde están los
filósofos, los lógicos, los dialécticos, los Retóricos, los Oradores, los
cultivadores del Pensamiento y sus leyes; de la Palabra y sus reglas? No los
busquéis en Inglaterra, ni en Escocia, allí solo hay ladrones, enemigos de la
Verdad y del Amor, planificadores de guerras mundiales en pro de la hegemonía
de sus Majestades Satánicas. Dice el confesor que una persona planea hasta el
detalle todo lo que va a acontecer, escribe el guión antes de que ni siquiera se levante el escenario; y afirma el Confesor que de
lo que sucederá en ese Escenario el Autor Intelectual y productor de todo el guión es inocente.
Ese “Dios Oculto”, que
es Terror, quien no sólo planea el Guión desde la
Eternidad proclamándose su Autor Intelectual, sino que siendo el Creador de
todos los actores y del mismo escenario es Autor y Productor al mismo tiempo,
(Autor Intelectual y productor de la Tragedia del Género Humano), señoras y
señores, según este Confesor, es inocente de toda sangre.
¿Dónde están los jueces,
dónde los legisladores, dónde los defensores del Derecho Universal Humano, y
amadores de una Justicia Inmarcesible, Incorrupta? No los busquéis en la Isla
donde la Justicia bendice el Crimen y sirve a la Casa de sus Majestades
Satánicas justificando sus Genocidios y sus Crímenes en la Voluntad
Irresistible de un Dios cuyo Terror se extiende por el Infinito y toda criatura
tiene en su Eterno Decreto de Terror la plena justificación a todos sus
Delitos.
Una vez más: Hijos de
gente malvada y perversa que se dio por Oficio la defensa de Satanás, si con
los siglos habéis aprendido Justicia y entendéis qué es el Amor, leed la
primera premisa en Defensa de Satanás
C.W.- Dios, desde toda
la eternidad, por el sapientísimo y santísimo consejo de su propia voluntad,
ordenó libre e inmutablemente todo lo que acontece; pero de tal manera que Él
no es el autor del pecado, ni violenta la voluntad de las criaturas, ni quita
la libertad o contingencia de las causas secundarias, sino que más bien las
establece.
C.R.- Quien establece lo
que acontece es el Autor Intelectual de lo acontecido, es la Cabeza del crimen
acometido, ¿o la Justicia humana no distingue entre el brazo ejecutor y la
cabeza autora intelectual de la acción cometida?
Ante la Justicia: ¿Quién
es más culpable de la acción: el brazo ejecutor que movido por ignorancia o
fuerza irresistible la lleva a cabo, o quien movió ese brazo mediante la
producción de todas las causas cuyo efecto irresistible fue esa acción llevada
a juicio?
Obviamente el brazo
ejecutor no puede ser redimido sin sufrir la pena debida al delito consumado.
¿Pero qué justicia es esa que condena al ignorante y absuelve al autor
intelectual productor del delito? ¿Ese es el Dios de Jesucristo? ¿Ese es el
Dios que es Amor de los Apóstoles?
¿Fuimos enseñados a amar
a Dios por su Justicia o en razón del terror que produce su Poder Infinito?
He aquí pues que viene
un Nuevo Evangelio:
“Dios es Terror, el Terror a su Poder es la Fuente
desde la que mana toda su Justicia”. después de declarar Autor a Dios de todo
el infierno que vive el Género Humano desde que Adán fue asesinado por Satanás,
llega en su ignorancia sangrienta a justificar a Dios por su Impotencia para
contravenir las cosas que van a pasar, Él mismo una marioneta de su Poder
Infinito. Pero silencio: Tiene la palabra el Abogado del Diablo:
C.W.- Aunque Dios sabe
todo lo que podría o puede acontecer bajo todas las condiciones posibles; sin
embargo, no ha decretado nada porque lo previó como futuro, o como aquello que
acontecería bajo tales condiciones.
C.R.- En su Ignorancia
Maligna el Confesor primero declara haber sido ordenado todo desde la
Eternidad, y ahora afirma que Dios no tiene necesidad de decretar nada porque
conociéndolo todo se limita a ser el espectador
de lux a quien le resbala absolutamente todo. Guión,
actores, Escenario, no le importa absolutamente nada ni nadie. Dios no siente
pasión, Dios no tiene pasiones. Tiene por Corazón una roca de hielo forjada a
temperatura cero absoluto. Por mente tiene una roca de basalto en la que no
penetra emoción de clase ninguna. Lo calcula todo sin inmutarse, lo produce
todo sin causarle ni alegría ni tristeza. Dios no siente pasión. Dios No es
Padre. Dios no es Hijo. Dios no es Espíritu Santo. Dios es Terror. Es la razón
por la que se le adora. Lo adoras o mueres. El Confesor tiene la espada para
ejecutar tu muerte. ¡De rodillas ante el Dios que es Terror! ¡Muerte al Dios
que es Amor! El Amor es para los Débiles, para los Católicos. Todos deben
morir. Todos han sido creados para ser ejecutados. Y el Confesor es la espada
ejecutora, porque:
C.W.- Aunque Dios sabe
todo lo que podría o puede acontecer bajo todas las condiciones posibles; sin
embargo, no ha decretado nada porque lo previo como futuro, o como aquello que
acontecería bajo tales condiciones.
C.R.- Ergo, sin disponer
Dios ha dispuesto ser el Impotente. No puede hacer nada por impedir que las
cosas sucedan. Nno puede dejar que las cosas dejen de
suceder, ni tiene tampoco poder para determinar nada; es el propio escenario el
que a sí mismo se produce y escribe guión. Dios no es
Creador de nada ni de nadie. Dios se limita a justificar el guión,
a observar el escenario en el que los acontecimientos sucederán sin necesidad
de su beneplácito y complacencia. Sabe de antemano que dos y dos son cuatro, ve
al cazador y ve a la presa, es omnipotente y es todopoderoso para decidir si
hay guerra o hay paz, y todo lo que hace Dios es quedarse de brazos cruzados y
dejar que los acontecimientos sucedan porque si entra en el escenario Él mismo
entrará en el juego y será una pieza más, un peón en el tablero sobre la mesa
del Cosmos. Y Él mismo debería preguntarse ¿quién creó esta mesa, quién ha
dispuesto este tablero? No es su mesa, no es su tablero, como cualquier maestro
del ajedrez sabe lo que va a pasar dependiendo de los movimientos y se limita a
dejar que la partida se juegue. La pregunta que viene es letal: ¿Qué hacía su
Hijo entrando en el tablero? ¿Todo una mentira? ¿Dios no interviene entre la
presa y el cazador porque Dios es Amor? ¿Esto es el Cristianismo?
No no,
por supuesto que no, el Confesor tiene una Respuesta mejor:
C.W.- Por el decreto de
Dios, y para la manifestación de su gloria, algunos seres humanos y ángeles son
predestinados y pre-ordenados para vida eterna, y otros pre-ordenados para
muerte eterna.
C.R.- El Confesor afirma
de nuevo lo que negara de la primera afirmación. Primero afirma de Dios que Él
es el Autor Intelectual y productor Material de todos los Crímenes y Genocidios
y Guerras y Enfermedades y Males que ha sufrido el Género Humano desde su
Creación. En seguida niega que haya necesidad de decreto eterno alguno porque
los acontecimientos que tienen lugar en el Cosmos suceden con Él o sin Él; su
Poder se limita a conocer lo que pasará si X vale 3, si Z vale 7 y alfa es
igual a pi menos beta.
Su posición es la del
observador de un acontecimiento cuántico, si interviene provoca una distorsión
de los parámetros naturales, de manera que todo lo que puede hacer para ser
infalible es dejar que las leyes naturales sigan su camino. Puede predecir
mientras se mantenga en el plano de la observación.
Al final Dios no es Amor
ni Terror, es un cero a la izquierda. Su oportunidad para no ser ese cero le es
otorgada por una Fuerza Cósmica Superior que le permite -Dios coja confesados a
estos Abogados del Diablo cuando sean llamados a Juicio- eligiendo quién vive y
quién muere.
C.W.- Por el decreto de
Dios, y para la manifestación de su gloria, algunos seres humanos y ángeles son
predestinados y pre-ordenados para vida eterna, y otros pre-ordenados para
muerte eterna.
C.R.- ¿Estáis leyendo el
Evangelio del Diablo? Dios no ordena nada, su relación con el Cosmos es el de
un sabio cuya larga experiencia con las leyes de su materia le permite predecir
qué pasará si este o el otro movimiento tiene lugar. La Gloria de Dios se
limita a usar su Poder para el Terror. Esta es toda su parte en el Cosmos;
elegir quien Mata y quién es Asesinado, quién es la presa y quién es el
cazador. El Diablo es inocente. Satanás fue elegido para ser el cazador y
Cristo para ser la presa.
No hay Justicia, la Redención
fue una farsa, la Caída fue un teatro, el Cristianismo es una Mentira. La única
verdad es que Dios es Terror en razón de su Omnipotencia al servicio de una
Fuerza Cósmica que lo supera y cuenta con su Corazón de Hielo Absoluto para
producir sus Obras Universales. Pero no solo Satanás es un peón en el juego de
un Poder Infernal al que el mismo Dios se somete como “el que Elige a los
actores”:
C.W.- Estos ángeles y
seres humanos así predestinados y preordenados, están
particular e inmutablemente designados, y su número es tan cierto y definido,
que no se puede aumentar ni disminuir.
C.R.- ¿Dónde queda la
persecución de los criminales de Guerra? ¿Qué sentido tiene la justicia y la
ley si todos los seres humanos y todas las criaturas del cosmos somos peones en
un juego maligno del que nadie puede escapar del rol que se le asigna por
nacimiento? Esto, ladies and gentleman, es el Anticristianismo más absoluto
conocido: La Libertad de Nacimiento en el Espíritu que Cristo nos predicó y nos
metió en el alma es todo una mentira. Según este evangelio maligno todos
nacemos para ser marionetas sin voluntad movidas por los hilos de unas fuerzas
cósmicas que no podemos comprender.
Todos, ángeles rebeldes
y hombres, Caín y Abel, todos tenemos en común ser esclavos. Y no del Dios que
es Amor, del Dios de Jesucristo: todos somos esclavos de la Muerte, unos como
cazadores y otros como presas. Y ahora, siguiendo su propósito asesino, el
Confesor anticristiano se absuelve de sus genocidios y sus crímenes diciendo:
C.W.- Dios, según su
eterno e inmutable propósito, y el consejo secreto y beneplácito de su
voluntad, los ha escogido en Cristo para gloria eterna, antes que fueran
puestos los fundamentos del mundo, por su pura y libre gracia y amor, sin la
previsión de la fe o buenas obras, o la perseverancia en ninguna de ellas, o de
cualquier otra cosa que haya en las criaturas, como condiciones o causas que le
muevan a ello, y todo para la alabanza de la gloria de su gracia.
C.R.- ¡Señor! ¿Qué punto de ignorancia puede
alcanzar una mente con tal de justificar sus crímenes? ¿Qué nivel de cobardía
puede admitir un pueblo para vivir de rodillas delante de semejantes monstruos
genocidas?
¿Qué automutilación de
la inteligencia pudieron las universidades británicas de aquella época llegar a
consumar con tal de conservar la cabeza sobre las espaldas? Respondan: ¿Qué
diferencia hay entre aquel Dios Oculto de Lutero, Enrique VIII, Calvino y
Cromwell, fundando su religión sobre millones de seres humanos masacrados en
nombre de ese Dios de Terror y Muerte, y el Dios de Mahoma que ordenó el
exterminio de todos los no creyentes?
Y sin embargo menos
culpable fueron éstos por en cuanto no conocieron a Cristo ni fundaron sobre su
nombre el Exterminio de los Católicos, sus hermanos que vivían entre ellos.
Despreciaron el ejemplo de Abel y siguieron el ejemplo de Caín, pero.. ¡lo
hicieron por decreto divino!
C.W.- Puesto que Dios ha
designado a los elegidos para gloria, así también, por el eterno y más libre
propósito de su voluntad, ha ordenado todos los medios para ello. Por lo cual,
los que son elegidos, estando caídos en Adán, son redimidos por Cristo, son
eficazmente llamados a la fe en Cristo por su Espíritu que obra a su debido
tiempo, son justificados, adoptados, santificados y por su poder son guardados
para salvación por medio de la fe. No hay otros que sean redimidos por Cristo,
eficazmente llamados, justificados, adoptados, santificados, y salvos, sino
solamente los elegidos.
C.R.- La Ignorancia del
Confesor no tiene límites. Dios lo elige para acometer el genocidio y la
masacre de los hermanos católicos. Se atreve a compararse a los Apóstoles.
Tiene un Nuevo Evangelio. Niega la esencia y la sustancia de la Redención.
Condena a Cristo. Se rebela contra el Espíritu Santo, confiesa que Dios es
Terror. Niega que Dios sea Amor. La Redención es un Teatro llamando a los
cazadores para reunirse y lanzarse contra las presas.
Según esta Confesión,
Cristo fue un peón en el tablero de ese Poder Cósmico aliado del propio Dios
llamando a los suyos. Y ahora, el Dios de Cristo elegía a Cromwell para ser su
espada, su profeta, su mano ejecutora, su brazo asesino.
C.W.- Al resto de la humanidad por su pecado,
agradó a Dios pasarla por alto y destinarla a deshonra e ira, según el
inescrutable consejo de su propia voluntad, por el cual extiende o retiene
misericordia como a Él le place para la gloria de su poder soberano sobre las
criaturas, para la alabanza de su gloriosa justicia.
C.R.- ¿Habla de justicia
un genocida, criminal de sus propios hermanos que no tuvo misericordia ni
conoció la piedad ni amó la compasión? El Terror era su Dios. Con Lutero el
Dios Oculto permaneció Oculto, a Cromwell, como antes a Moisés, el Dios Oculto
se le mostraba cara a cara. Cromwell era el Nuevo Josué del Nuevo Pueblo Elegido.
Todo el que no aceptase su
Nueva Doctrina quedaba sentenciado a muerte. Su ejército no debía tener
remordimiento de conciencia ni padecer dolor moral. Era el brazo ejecutor del
Dios de la Eternidad quien disponía la muerte de todos los infieles católicos y
de todos los salvajes allá donde existiesen.
En efecto:
C.W.- La doctrina de
este alto misterio de la predestinación debe tratarse con especial prudencia y
cuidado, para que los seres humanos al prestar atención a la voluntad de Dios
revelada en su Palabra, y al rendir obediencia a ella, por la certeza de su
vocación eficaz, estén seguros de su elección eterna. Así que esta doctrina
debe ser motivo de alabanza, reverencia y admiración a Dios, y de humildad,
diligencia y abundante consuelo a todos los que sinceramente obedecen el
Evangelio.
C.R.- Y a quien no
doblase sus rodillas, el profeta y su ejército de elegidos para ser cazadores
estaban ahí para, humildemente, cortarles las piernas. Amen. Amén
SEGUNDA PARTELA PROVIDENCIA DE DIOS EN LA CAÍDA Y EN LA IGLESIA ACORDE A LA ASAMBLEA DE DIVINOSCRYS5/6/20
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