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CAPÍTULO
OCTAVO
ONTOLOGÍA
DE LA FAMILIA
I
Aproximación
al problema
La
naturaleza de la relación entre el hombre y la mujer tiene dos enfoques. Por el
primero, el uso del otro y el disfrute del individuo sobre la importancia del
otro, éste otro relegado a una mera función de manipulación por el que la
persona deviene una cosa, y la relación humana se transforma, en este orden, en
la manipulación de un objeto cualquiera con funciones específicas, y por este
tipo de relación el hombre y la mujer devienen simples mecanismos de
satisfacción de un instinto desprovisto de todo tipo de ley natural y no sujeto
a ninguna razón social fuera de la inmanente a la satisfacción personal del
instinto bajo cuya ley vive el individuo, sea hombre o mujer. El adolescente se
mueve sobre esta línea de comportamiento, aunque sin conocimiento de causa y
efecto, y sujeto su comportamiento a la evolución de la personalidad, aún no
consumada, en orden a cuyo crecimiento los valores del efecto de la relación
entre el hombre y la mujer no se dan en su plenitud.
En la
adolescencia al amor es un juego no establecido sobre una relación dada y
sujeta a ley, no hay Derecho y Deber. Durante esta etapa de crecimiento físico
terminal y de desarrollo intelectual en evolución germinal la naturaleza de la
relación entre él y ella se ajusta a un modelo u otro de comportamiento acorde
el patrón social determinativo de la familia de la que proceden. Y el derecho y
el deber a que se somete la relación entre ellos durante la adolescencia queda
establecido por las leyes sociales reguladora de los límites de la libertad
individual y patrocinadora del respeto entre los individuos, hombre y mujer. El
término de esta fase de desarrollo del individuo en tanto que ser no se produce
al pie de una única puerta, sino que tiene varias: 1.-el celibato sacerdotal,
2.-el celibato no sacerdotal, y 3.-el matrimonio.
Fenomenología
de la cuestión
Digamos
pues, una vez dentro, que son muchas las causas determinantes de la
transformación de dos personas maravillosas a sus ojos un día, en dos puros
monstruos. Este será el otro tipo de enfoque desde el que debe procederse al
estudio de la naturaleza de la relación sexual entre la pareja humana.
Por regla
general, y sin detenernos en las excepciones, mirando más al futuro que al
pasado, pero tomando el pasado como lección y materia desde la que extraer las
conclusiones pertinentes y necesarias para aplicar al presente, la relación
sexual ha sido establecida por la Naturaleza del Universo con un sentido
teleológico definido y específico, a saber, la procreación de la especie humana
en el seno de una organización familiar no creada por la especie y sí dada por
las leyes de la Naturaleza creadora del Hombre. Aquí podemos criticar la
sabiduría de la ley natural para inmiscuirse en la vida humana y mandar la
Naturaleza al cuerno. ¡La demencia tiene muchas formas y sus ramificaciones
llegan hasta los congresos, las academias, y por todas las esferas de la
sociedad planta trono y cátedra¡
En esta
sección la crítica no es nada y sí el fenómeno consumado de la existencia de
una ley natural cuyas implicaciones extiende el universo de sus consecuencias
sobre todas las especies de la Tierra, sujetando la reproducción de toda clase
de vida a su ley y mandato. Creer que el hombre en tanto que especie viviente
está fuera de la ley universal natural es, en sus raíces, tronco y
ramificaciones, el principio de una demencia, y su efecto: establecer una ley
que anule la ley natural, es el imperio de esa demencia sobre el individuo, él
y ella.
La
trascendencia del conocimiento de esta ley natural cuyo gobierno sobre la vida
en la Tierra desde el principio de la Historia hasta nuestros días es una
corona de éxitos, es de una importancia histórica incalificable, y su
ignorancia una de las causas por las que esas dos personas maravillosas en su
día, al siguiente se transforman en monstruos para sí mismos. No en vano ni con
ánimo de sentar sabiduría vuelvo a esta Cuestión del Divorcio, enfocando su
fenomenología desde el principio, pues para que exista divorcio debe darse
primero un Matrimonio. Y será sobre éste donde deba ejercerse cualquier estudio
que conduzca a la estructura cardiaca del Divorcio como puerta de salida a una
situación cuyo control escapó a los dos individuos y se abrió a una psicopatología
cultivadora del monstruo en el ser, que, dando fruto, llega al terrorismo de
género.
El Divorcio,
en definitiva, como una puerta a la luz después de una relación basada en sus
orígenes en el amor, y no al infierno de quien se ve o se sabe impotente para
no poner el pie jamás al otro lado de esa puerta de tinieblas tras la que el
individuo no puede controlar el odio y procede a cultivar en su corazón el
monstruo, es el punto de vista desde el que se contempla este estudio.
Filogénesis
de la Reproducción y Origen de la Familia Sapiens
La primera
causa determinante de la sustitución de la reproducción de la especie, base de
la existencia, por la reproducción del divorcio, agente destructor de la propia
especie en su razón de sus efectos psicopatológicos sobre la progenie, la
tenemos en la ausencia total de una Educación sobre el significado de la
Reproducción de la especie humana dentro del marco de la Naturaleza.
En una
sociedad gobernada por los principios de la razón del animal político, tal cual
tenemos como hábitat natural al alba de este Siglo y Milenio, no sólo el
comportamiento sexual de la especie humana se establece sobre una alienación
respecto a la ley natural a la que obedecen todas las bestias, sino que se
rompe el modelo natural animal y se interpone uno nacido de la esclavitud y la
servidumbre del hombre al hombre, bajo cuyo imperio el monstruosismo de las clases monárquicas y teocráticas de la Antigüedad humillaron al hombre y
a la mujer mediante la desposesión de todos sus valores naturales y
ontológicos, transformando el ser humano en un simple objeto sin
individualidad, personalidad, derecho ni existencia consciente acorde a la ley
de la Libertad Universal.
Subyugado el
ser humano por el monstruosismo teocrático de las
monarquías de la Antigüedad, y el salvajismo inherente a la pasión bélica de
sus dinastías, en perpetuo estado de delito contra la humanidad, el
comportamiento sexual de la especie humana acabó asumiendo lo que en su día fue
una humillación y un delito contra la Naturaleza como un comportamiento social,
procediendo el monstruosismo monárquico y teocrático
a crear el Tercer Sexo.
Fueron,
pues, las clases monárquicas y teocráticas de la Antigüedad, que persistieron
en su existencia hasta nuestros días, las que, con su degeneracionismo de clase, impusieron un Modelo Sexual no Natural en el que la Ley del Universo
fue desterrada de la Sociedad Humana y vino a ser sustituida por una ley
antinatural que le impone a la Reproducción de la Especie un Modelo no escrito
en la filogénesis de la Humanidad.
Las
consecuencias de una ley basada en un delito contra la Humanidad se manifiestan
en la reproducción del fracaso, a escala universal, de la Familia, creación
natural del Universo, estructura espacio-temporal en cuya materia la Vida echó
sus raíces en la búsqueda de la Creación de la Inteligencia, la dinámica de
cuyo proceso de búsqueda llevaba en su filogénesis ese Modelo de Reproducción
que llamamos la Familia. Es este Modelo de Familia Natural el que ha sido
atacado y está siendo demolido por aquélla Ley nacida de un Delito contra la
Humanidad, que las dinastías y las teocracias persistentes en la Tierra
patrocinan y defienden en base a la necesidad de mantener su status quo, “más
allá de la Ley”, sobre el que deben responder ante el tribunal de la Historia.
La
Reproducción del Género Humano, pues, se basa en el principio de la evolución
de la Inteligencia de la Vida sobre una plataforma de generaciones en el
Tiempo, al servicio de cuya Ley la Naturaleza trajo a luz la Familia Sapiens.
La creación de este Modelo implicaba una Filogénesis Antropológica del
comportamiento reproductor del Hombre, fruto de la cual vino a ser el Modelo de
Sociedad Nuclear en cuyo seno se realiza la Herencia de la Inteligencia
Adquirida de una generación a otra, sobre esta Dinámica Universal levantando la
Sabiduría Creadora ese maravilloso edificio que es la Civilización. Este Modelo
Antropológico sobre el que la Inteligencia Sapiens fue posible y desde cuyo
suelo emergió en la Historia la Primera Civilización, base de la etapa final de
la Consciencia y la Memoria de la Humanidad, fue el Modelo contra el que las
clases monárquicas y teocráticas de la Antigüedad se lanzaron sin piedad ni
misericordia, declarándose fuera de la Ley, y en estado existencial perpetuo de
Delito contra la Humanidad.
Fue en
aquella tierra delictiva donde surgió el Tercer Sexo, producto de la
esclavitud, el imperio y el terror de las dinastías bélicas, y un modelo de
familia no filogenético, alienado de una base antropológica, impuesto por el
terror, cuyas manifestaciones fueron:
1.-la
poligamia,
2.-el
sacrificio humano de los hijos a los dioses de la Guerra,
3.-el
machismo monárquico,
4.-la hembra
putativa aristocrática,
5.-y la
prostitución teocrática connatural al paganismo.
Efectos
monstruosos que heredó el Ateísmo y mediante la Ciencia le dio forma a lo que
fue, a los ojos de la Naturaleza Creadora y del Creador del Universo, un
Delito, naciendo de esta manera el Ateísmo Científico, es decir, el monstruosismo como Modelo de Comportamiento Sexual-Social.
Tales son
los orígenes en la Formación de la Inteligencia Humana de la ausencia total y
absoluta de cualquier referencia a una Educación Sexual basada en una
Filogénesis de la Reproducción del Género Humano y una Antropología de la
Familia Sapiens, sustituyendo esta carencia, los unos mediante la teoría de la
semilla que se posa en el pico de una cigüeña, y los otros mediante la
programación política de la Sexualidad Humana. Si los primeros basan su
inocencia en que hasta las ratas saben cómo se mete y se saca, los otros hacen
basar su adopción del monstruosismo legado por la
Antigüedad en razones de libertades políticas, siendo los primeros más buenos y
los segundos más malos, pero ambos sin entrar en el problema de la Familia como
Modelo Sapiens no creado por el Hombre y única estructura válida ante la Naturaleza,
cuyo transgresión implica, efectivamente, la extinción de la especie, de aquí
que el Creador del Universo le anunciara al Primer Hombre que se levantó contra
la Ley Natural las consecuencias de su delito, diciendo: “Polvo eres y al polvo
volverás”.
Este Modelo
Natural basado en la Filogénesis de la Reproducción Sapiens es el que heredó la
Familia Cristiana, si bien, como efecto de la pervivencia en el Cristianismo de
las Monarquías y su modelo delictivo de comportamiento sexual, quedó sujeto a
las perturbaciones connaturales a la delictividad extemporánea de las dinastías europeas.
La
Educación Sexual
Tenemos,
pues, que para establecer una ciencia del comportamiento sexual dentro de
una Sociedad sujeta a Ley, debemos basar sus principios en la Naturaleza y no
en los efectos sobre el cuerpo de la Civilización del imperio fratricida que
ejercieron las dinastías de la Antigüedad y sumiera al Mundo en el infierno de
una Guerra Civil Perpetua.
Pero si al
Conocimiento científico del Origen de la Sexualidad Reproductora Específica y
la Adopción por el Cristianismo del Modelo de Familia Sapiens no le sumamos la
Consciencia de la estructura de la Ley que rige los Deberes y derechos de los
miembros de la Familia, incluyendo la propia ley del Divorcio, provocamos una
situación de esperpento. Vemos en el día a día que la juventud sale de la
escuela con mucha experiencia sobre el mete y saca y ninguna sobre la
definición de las complicaciones ulteriores a que se expone por el Matrimonio,
llegando a las puertas del Divorcio sin conocimiento de sus secuelas, razones,
batallas y provocaciones criminales a que da lugar la contienda.
NO vamos a
decir que el legislador y el educador se confabularon para bendecir el infierno
y arrojar a la juventud en las manos del demonio del odio predecesor del
divorcio. La estructura de la Formación Humana, aun cuando hemos dejado atrás
la Edad Atómica, sigue anclada en la estructura medieval, que no rompió la Edad
Moderna, limitándose ésta a sumarle al Quadrivium las nuevas
ciencias, sin entrar jamás en el Problema de la Familia como Núcleo sin el cual
la existencia de la especie humana se hunde en el proceso de su extinción, por
un medio o por otro. Al muerto, una vez muerto, lo mismo le da si lo mataron
con veneno anti ratas o con veneno contra reyes. No es cuestión, pues, de
perderse en buscar culpables. Pues en el matrimonio, como en la vida, no
hay un único culpable.
Desgraciadamente
y he aquí el origen del terrorismo de género, o violencia de género, según
quien la ejecute se llama, la culpabilidad de la ruptura del matrimonio recae
exclusiva, total y absolutamente en él. De aquí que la injusticia, investida de
justicia, actúe como una máquina y viole el espíritu de la Ley al
preestablecer un juicio deliberado sobre una situación sujeta a los tribunales.
Porque como bien sabe hasta el más asesino un juicio cuyo tribunal ya está
preestablecido en su sentencia no es justicia, es una farsa y en el mundo real
esta farsa consta como terrible delito. Terriblemente lo que en el mundo real
es un delito en el mundo del divorcio es ley. Y de aquí su consecuencia, el
terrorismo de género.
El fin
metafísico de la Educación Sexual comienza en la Formación de la Personalidad
del Individuo, pero el principio de ésta exige la abrogación de semejante ley
criminal impuesta a la Civilización por las dinastías delictivas que desde la
Antigüedad han impuesto a la Civilización un Modelo de Comportamiento Sexual y
Familiar en esencia y sustancia demoledor del Modelo Sapiens que la Naturaleza
trajo a luz, fruto de una evolución creadora, germen de la Vida Inteligente
sobre la Tierra.
Dos, por
consiguiente, son las grandes esferas que debe cubrir una Educación Sexual del
Individuo. La primera el Conocimiento científico de la Filogénesis del Sapiens
y su Modelo Natural de Reproducción. Y la segunda el Matrimonio como Ley. Y una
tercera en la que no hemos entrado aún, la Ontología del Ser, tanto en lo que
concierne al Desarrollo de la Personalidad del Individuo dentro del Matrimonio
como en lo que concierne a la Psicología de la Formación del ser dentro de la
Familia. Área ésta que si, hablando de las dos primeras observamos el mutis,
sobre ésta tercera es la Nada la que predomina. De tal manera que no sólo se
adentra el individuo en el matrimonio sin conocimiento de la naturaleza del
proceso del divorcio, sino lo que es más terrible y trágico, sin conocimiento
de ninguna clase sobre lo que es el Ser, la Formación del Ser y la Psicología
de la Familia, tomando como núcleos de ciencia el padre, la madre y los hijos.
¿A quién le
extraña que dada la complejidad de la Inteligencia y la absoluta carencia de
una Ciencia de la Familia el fracaso del Matrimonio no sea una cuestión sino un
Problema?
Dios
y la Ciencia del bien y del mal.
El asco, la
repugnancia, el odio, el desprecio total, el rechazo absoluto, la indignación
suprema invencible, el juicio de Dios contra la Ciencia del bien y del mal, es
decir, la ley por la que la injusticia de sociedades privadas y secretas se
alzan como poder legislativo, administrativo y ejecutivo, la corrupción como
modus vivendi político, el poder sobre la vida y la muerte como privilegio
fundamental de la clase dirigente, y en fin, todo lo que le es natural al
sistema bajo cuyas ruedas delictivas el Género Humano ha hecho su camino desde
Adán a nuestros días; ése odio invencible de Dios contra dicha ley asesina,
maligna, en base a la cual unos pocos se visten de justicia y verdad para
con su mentira y su injusticia llevar a todo un mundo al status quo de Guerra
permanente como medio perfecto de asentar su dominación per seculam seculorum; ese asco,
indignación, repugnancia de Dios hacia una ley que consagra en el orden natural
el derecho de esa clase a aplastar, pisar, demoler, arruinar, masacrar impunemente;
este odio Divino es el espíritu santo que rige el futuro del Universo, y ante
la obstinación suicida de su criatura, incapaz de comprender de dónde le viene
a Dios ese odio tan definitivo, concreto, arrollador, invencible, tan grande
que no perdonó ni a su mismo Adán cuando transgredió la Ley, y porque la
necesidad de poner sobre la mesa la causa y el origen de esta imposible
convivencia del espíritu de Dios con la Ciencia del bien y del mal, determinó
el Juicio por el que la Creación viviría en la carne del Género Humano esa
causa que encontró en Dios tierra buena y dio por fruto un amor incontrolable
hacia la Verdad como principio y fundamento de la convivencia entre seres
inteligentes, una pasión salvaje por la Justicia como núcleo indestructible de
toda Civilización nacida para crecer eternamente, un sentido cósmico de la Paz
como fuerza basada en un Derecho Universal al disfrute de la Libertad y la
Vida.
Y puesto a
elegir entre ambas opciones, la de devenir la Cabeza de una estructura social
maligna gobernada por una cúpula más allá del bien y del mal, o ser la Cabeza
de una Civilización gobernada por una Ley Todopoderosa que somete a todo
individuo, sea el que sea, a su Justicia, Dios eligió la segunda opción con la
fuerza invencible de quien su odio hacia la opción de la Ciencia del bien y del
mal es irreconciliable, en lo absoluto, con su amor hacia el Derecho a la
Libertad de todos los seres, en lo perfecto. Y su opción devino tan categórica
que al mismo que castigó acorde a la Ley de su pueblo, porque siguió la
Ley hasta las últimas consecuencias, lo elevó a la Cabeza de esa Civilización
en razón de la cual El abrió la Creación a la Vida Inteligente a su Imagen y
Semejanza, pues siendo todopoderoso para vencer a todos sus enemigos y alzarse
sobre la Ley, por amor a la Ley puso el sumun de su fuerza a los pies de la
Ley… ¿Pero adónde nos conduce todo esto, que es doctrina vieja de cristianos
antiguos?
Nos conduce
al término del Juicio por el que nuestro Género devino el espectáculo del
universo, o sea: a emitir nuestro Juicio sobre la Ciencia maldita que Dios
quiso ocultarle a su Creación entera, y en razón de cuya Ignorancia una
criatura repugnante y asquerosa se creyó tan astuta como para hacer que el
Hombre, ignorante de la existencia de esta Ley asesina, cayera.
¿Qué orgullo
hay en medir fuerzas con un niño? ¿Y qué ciencia hay en creerse capaz de retar
a Dios a un duelo a muerte? La locura es el núcleo en el que tiene su
irradiación criminal la mente que ama lo que Dios odia y desprecia lo que Dios
ama. Y al afirmar esto no lo hago como quien tiene la caca en las piernas y se
muere de terror ante el Poder de Dios. La Verdad es Verdad con Dios y sin Dios,
pero con Dios se ha hecho invencible y elevado a la Gloria de lo que nace para
ser eterno.
La
abstracción del Hecho es, por consiguiente, de necesidad, a fin de siendo
nuestra carne la que ha sufrido el terrible dilema final en el que Dios y su
Creación fueron atrapados, nosotros, en cuanto espíritus inteligentes,
observemos la Historia de nuestro Mundo como quienes también hemos sido
puestos, como si no la hubiésemos vivido en nuestra carne, alrededor de la mesa
a fin de elegir entre la Ley como Fundamento de la Civilización o la Fuerza que
procede de un Grupo de Poder cuyo principio es el dominio del mundo, y tiene en
la Guerra su ley. La elección es cosa de cada cual.
Nadie puede
decir que ignora qué sea la Ciencia del bien y del mal. Nadie puede decir que
ignora el contenido y la forma de una ley que establece el derecho de unos
pocos a aplastar y esclavizar al universo entero en base a un cierto derecho
natural. La elección es cosa de cada cual.
Sin ir más
lejos y dejarnos de demonologías para idiotas, una parte de la Casa del propio
Dios rechazó la Ley del Espíritu Creador y abogó por la transformación de la
Cúpula Dirigente del Reino de Dios en un Olimpo de dioses todos y cada uno de
ellos más allá del bien y del mal, inmunes ante la Ley y responsables solo ante
Dios. Discurso que pretendió matar al Juez en Dios y suplantarlo por el Padre.
La respuesta de Dios a esta inmensa manipulación de su Verdad está escrita con
la sangre de Cristo en las Crónicas de la Historia del Género Humano. Nada hay
que añadir o quitar al respecto; lo que cabe y se nos deja es sacar las
conclusiones, tomar una decisión final y poner sobre la mesa nuestra elección
entre la Ley de la Vida y la Ley de la Muerte.
Y desde esta
elección final es natural que quien elige la opción del Diablo actúe en
consecuencia, y busque la instauración de un modelo de Sociedad de Poder en la
cúpula de una Civilización Mundial dominada por la ley de su imperio, donde el
derecho tiene por núcleo la voluntad de ese grupo.
Creado el
Hombre a imagen y semejanza de Dios se supone que el Hombre debe quitar la
Voluntad de Dios y poner la suya. Tarde o temprano, por imposición o
alegremente, la esclavitud, patrocinada por este Neo-Imperio, lenta pero
inexorablemente, y utilizando la Guerra como catalizador acelerante del proceso
de toma del Poder Mundial, tiene que forjar su Imperio Global mediante la
destrucción de la fuerza oponente y la asimilación de las fuerzas competentes.
Es la conclusión lógica a la que llega toda inteligencia que adopte la defensa
de sus privilegios e intereses como origen de su ley y rechace por enemiga de
sus intereses y privilegios la Ley Universal del Universo.
Pero esto no
es nada nuevo, esto es lo que el Diablo y su Infierno buscaron y no obtuvieron
de Dios y condujo a la Creación a los pies de la Cruz de Cristo Jesús. Es más,
yo diría que hay que ser un poco tarado para, teniendo delante la Historia de
nuestro Mundo, creer que esta tendencia es algo Nuevo, o, yéndonos al otro
extremo, esta tendencia sea una paranoia de ciertos intelectuales de nuestros
días. Digamos que lo que diferencia a la tendencia actual de las fuerzas que
buscaron lo mismo en otros tiempos es la necesidad de moverse en la oscuridad.
Antiguamente
el dominio universal se buscaba a la luz del día y nadie ocultaba que el
imperio era su objetivo. Hoy día esta manifestación a las orejas de todos los
que no están sordos es imposible, tanto más cuanto hasta los sordos de hoy
saben leer los labios.
Ahora bien,
tampoco decimos nada nuevo cuando simplemente nos limitamos a constatar la
existencia de una realidad que hunde sus raíces en los milenios. Lo que
diferencia nuestra posición de las posiciones que tuvieron las generaciones de
los otros siglos no es la realidad, sino el conocimiento de la realidad. Y lo
que nos hace encrucijada histórica es que se ha dejado en nuestra boca la
decisión final hacia la que ha tendido la Historia de la Humanidad en los
últimos seis milenios. O sea: Con Dios, o contra Dios y con el Diablo.
Punto
Primero
Si con Dios:
abolición de
todas las sociedades secretas privadas, desmantelación de toda organización estatal con poder para matar que tiene en la violación de
la Ley y del Derecho su principio de existencia. Puesto que su origen es un fin
criminal, justificado en la antigua divinidad de los monarcas, doctrina en boga
hasta nuestros días y a cuyo compendio se le ha sacrificado miles de millones
de vidas, la necesidad es obvia y su aplicación requiere de una actuación
inmediata, porque siendo el instrumento armado de quienes jamás pondrán sus
privilegios y sus intereses al Bien de la Humanidad, por naturaleza de su
decisión criminal tienen que usar ese brazo para destruir a cualquiera que se
les oponga, necesidad que sólo puede prosperar mediante el enfrentamiento a
muerte entre el Pueblo y la clase dirigente. Ahora bien, si la parte del pueblo
es la del cobarde, ¿quién impedirá que la lógica alcance su fin?
Si con el
Diablo:
Toda
Inmunidad para el Crimen debe serle otorgada a los cuerpos secretos del Estado
a fin de por la Muerte conjurar la ruina del Derecho en la nación y en el mundo
e instaurar una Civilización fundada en la superioridad de clase de su cúpula
dirigente.
La
coherencia con el propio espíritu es una lógica natural que debe aplicarse a sí
y a su colectivo quien y quienes quieran tomar la decisión de impedir que el
Supremo Acto al que ha tendido la Historia del Género Humano en los últimos
milenios alcance su Escena Final. Nada hay más lógico para cualquier Grupo que
pretenda implantar su Voluntad a nivel Mundial que la limitación de los
Derechos Civiles, la absolutización del Derecho Universal y la extensión del
Poder para Matar selectivamente y a discreción mediante dichos cuerpos secretos
estatales.
Que quienes
opten por la elección del Diablo actúen en consecuencia es tan natural como que
caiga la nieve en invierno. La tendencia inercial de quienes creen ser semilla
de dioses nacidos para dominar es la del Imperio. No es nada nuevo, basta abrir
el Libro de la Historia Universal para verlo. No es acusar a nadie el sacar de
la Ciencia del bien y del mal las conclusiones y principios sobre cuyos
mecanismos se mueve la máquina de su infierno.
Que cada
cual se mire al espejo y vea en qué lugar se ha situado, pues como el Diablo
supo engañar al Hombre más grande de su tiempo, y desde entonces se viste de
toda clase de luces, puede que uno, creyendo que está por la Ley de Dios,
resulte que es un puro instrumento del Diablo. El Juicio Final no se ha dado
aún, porque para que se dé debe darse Elección consciente. Nadie se equivoque
pues. Una vez terminado el “Curso de Ciencia del bien y del mal”, el Creador
regresa para retomar lo que estaba haciendo, ¿y quién podrá resistir su
Omnisciencia?
Punto
Segundo.
Si con Dios:
Abolición de
toda Inmunidad para todo individuo, bajo toda circunstancia, y sujeción de todo
hombre a la Ley de Responsabilidad sobre sus actos, sea quien sea, ocupe el
cargo que ocupe.
La Justicia
es todopoderosa y a su llamada desde el hombre más poderoso de una nación hasta
el más humilde de esa misma nación acuden, ambos sujetos a las mismos deberes y
derechos. Cualquier excepcionalidad que prive a la Justicia de su todopoder es un golpe de Estado contra la Ley y el Derecho.
El Futuro
tiene por norma el crecimiento del Bien y la consecuente potencialización de
todos los sistemas internos de protección de la Vida; la Inmunidad, creando
islas de salvación donde los ladrones de las Riquezas de las Naciones se
refugian, es una aberración contra la Justicia, y su efecto, la ceguera, es la
tiniebla que inundando los Parlamentos los convierten en guaridas de los más
temibles delincuentes.
La decisión
es de cada cual. Dios tomó la suya y abominó de esta Excepcionalidad que es la
Inmunidad del Sujeto frente a la Justicia que le reclama responsabilidad sobre
sus actos. No hay mayor derecho de propiedad intelectual que el que une al
Hombre y sus Actos, Pensamientos y palabras.
Si con el
Diablo:
La
absolutización de la Inmunidad del Individuo ante la Ley, y consagración del
derecho al delito y el crimen de ese individuo o grupo mediante la alienación
de su persona o colectivo del deber de responder de sus actos ante la Justicia,
y la extensión de esta excepcionalidad, en sus días monárquica, es la
consecuencia natural de quien elige la existencia en un sistema social basado
en la ley para todos y el delito para unos pocos como medio de vida. Es más, lo
contrario, que se extienda la Impunidad-Inmunidad y no se extienda con él la
corrupción, el delito y el crimen es una parodia de la inteligencia política,
que únicamente un idiota integral puede asumir como realidad necesaria y
connatural al sistema democrático por el que se bendice en unos pocos lo que en
todos es castigado con las penas más severas.
Ahora bien,
lo natural a quien aboga por el privilegio al delito para la clase dirigente y
defiende este privilegio como signo de clase dirigente, lo natural es que no
sólo defienda y abogue por este delito contra la Naturaleza de la Ciencia
Política sino que irrumpa en todos los estratos de la Justicia y desplace la
oposición mediante la suplantación en sus cúpulas de peones esclavos
perfectamente lobotomizados para elevar a categoría
de institución natural el delito que representa semejante Artículo Constitucional
sobre la Inmunidad de Reyes, Presidentes, Parlamentos y Diplomáticos. Y lo
contrario, que quien se decide por un modelo social basado en el Poder en
cuanto Juego democrático, actúe dejando a la Justicia lo que es de la
Justicia es, por incongruente, la estupidez más grande concebible. Mientras más
firme es la decisión de integrarse en esa clase privilegiada sujeta al “derecho
de los dioses” más contundente es la irrupción de dicho partido en la esfera de
la Justicia, derrumbando todos los soportes de la legalidad independiente y
anatematizando toda oposición a su fuerza. Es cosa de lógica. Lo contrario
sería una aberración de inconsecuencia con la propia política de
excepcionalidad establecida por la cúpula dirigente del Partido.
“Por las
obras pues los conoceréis”. Según sea el gato será rana o sapo. Si esa
demolición de la independencia de los cuerpos de la Justicia se produce,
sabemos que la irrupción de un Grupo Absolutista totalitario y con fines
delictivos se ha introducido en el Estado y pretende formalizar un golpe
mediante la perversión de la propia estructura del Derecho. ¿Por qué un Partido
irrumpe en la Justicia sino promover el Delito como ley natural de la clase
política? La elección es cosa de cada cual. El Curso de Ciencia del bien y del
mal ha llegado a su término.
Punto
Tercero.
Si con Dios:
Abolición
del Poder de la Guerra y la Paz en manos de un único individuo y su grupo
dirigente exclusivo, y sujeción de este Poder a la Nación, a cuya Ley y sólo a
su Voz se debe sujetar el Movimiento de las Fuerzas de Defensa de la Nación.
¿No es esta la tendencia histórica que ha escrito sus páginas en nuestra carne?
¿En qué ha cambiado si el Poder de la Guerra y la Paz pasa de una cabeza a
otra?
Al abolir
toda Corona y poner sobre la de su Hijo la Corona Universal, Dios le arrancó a
todos los Gobiernos de su Reino este Poder, limitando su Acto a la Defensa. El
Poder de la Guerra y la Paz en manos de un hombre o de un grupo es un delito
contra el Futuro de la Humanidad. Y en consecuencia quien está por la Ley tiene
en la abrogación de dicho Poder su objetivo necesario y su meta inmediata.
Prohibimos
la Guerra mediante la prohibición a nosotros mismos de llevar adelante
cualquier tipo de Violencia contra nuestros vecinos, sean amigos o enemigos.
El derecho a
la Defensa, en su forma de Deber, es el Poder que Dios ha puesto en manos de
las Naciones, a su vez alienando el movimiento de los Ejércitos al servicio del
interés de un grupo, sea el que sea, componente de una Nación. La Prohibición
de la Guerra es, en consecuencia, su derivación natural.
La
Prohibición que Dios decretara sobre el Árbol de la Ciencia del bien y del mal
iba dirigida contra la Guerra, su fruto.
Si con el
Diablo:
Consagración
del Poder de la Guerra y la Paz en las manos de un individuo y su colectivo,
abandonando la Paz de la Nación y del Género Humano a los pies de los intereses
del colectivo que representa ese individuo, cuyo poder lo elevó a esa posición
a fin de servir los intereses malignos de ese colectivo. ¡Qué más lógico! El
que odia la Paz y pone sobre la Libertad los intereses en los que se basan sus
privilegios de clase, debe, por lógica, hacer de la Guerra su modus vivendi, su
instrumento de imperio, su sistema de defensa mediante el ataque contra los
hijos de Dios, según lo que está escrito: Bienaventurados los pacíficos, porque
ellos serán llamados hijos de Dios. Lo otro, esperar que quien despreciando la
Ley de la Libertad y de la Vida pone sus privilegios de clase sobre la Ley, y
se dedique a hacer lo contrario de lo que por inercia hace, sembrando guerra
como medio de mantener sus privilegios y camino hacia su imperio, es de una
incoherencia tal que habría que estar discurseando con un verdadero idiota para
siquiera meterse uno en una mala película de réplica y contrarréplica.
Lo lógico en
el Diablo es sembrar en el infierno, y no hay nada malo en ello, Dios no ve
malo en ello, simplemente que se vaya al Infierno y allí siembre tantas como se
le antoje. Tiene la eternidad para plantar tantas como produzca. ¿No es
Dios consecuente consigo mismo?
Punto Cuarto
Si con Dios:
Abolición de
la Pena de Muerte y abrogación del Poder de la Vida en las manos de un
individuo. El Poder sobre la Vida y la Muerte sólo le corresponde a Dios.
Si con el
Diablo:
Absolutización
del Poder sobre la Vida y la Muerte en las manos del Poder dirigente y sus
miembros, y extensión de la Pena de muerte a los delitos indicados por ese
grupo de intereses, sean religiosos, económicos o políticos.
Punto Quinto
Si con Dios:
Separación
de Gobierno y Justicia en el seno del Estado. ¿Pues cómo perseguirá la Ley al
criminal si éste se esconde en el Gobierno, siendo el Gobierno el verdadero amo
de la Justicia?
Si con el
Diablo:
Sujeción de
la Ley y la Justicia al Gobierno, ¿pues cómo si no podrían el criminal y el
delincuente burlar la responsabilidad debida a sus actos si no existiera un
Parlamento dentro de cuyas puertas la Ley no tiene jurisdicción?
Punto
Séptimo
Si con Dios:
Limitación
de los poderes del Gobierno en el Estado en razón de los Deberes
administrativos y sólo en torno a los Derechos que adquiere en función de su
naturaleza administrativa del Estado, siendo uno el administrador y otro el
dueño de aquello que es administrado. El dueño del Estado es la Nación, y el
Administrador es el Gobierno. Es por tanto el Dueño quien formula las funciones
del Administrador, y no al contrario, pues si el Gobierno deviene dueño
absoluto de la propiedad de la Nación, por este hecho es expropiado el Pueblo
de la Nación de sus derechos.
Si con el
Diablo:
Poder
absoluto al Gobierno de la Nación para expropiar al Pueblo de su derecho sobre
el Estado, y usar el Poder del Estado para imponer la ley de ese Gobierno
con total y absoluta impunidad, el crimen por ley, y el pueblo por enemigo
sobre el que descargar el delito de apropiación del Estado por ese Gobierno.
Conclusión
La
experiencia es la madre de la ciencia, y en verdad que lo es. Y el conocimiento
el padre de la inteligencia, tan verdad ésta como la otra. Y de aquí que todo
Gobierno fundado en la opción de la Ciencia del bien y del mal tienda a limitar
la experiencia del hombre a los clásicos y estúpidos elementos de “alcohol,
sexo y drogas”, y podar el cúmulo de conocimiento que un hombre puede absorber
mediante la manipulación de todos los estados de enseñanza, cuyo supremo estado
final es la conversión de la Formación de la Inteligencia humana en un proceso
de aprendizaje profesional, cualificado o no, es absolutamente igual.
La primera
de las funciones de la Pedagogía es el cultivo de la Inteligencia humana y su
fruto el amor del Hombre por el Conocimiento. Pero seguir esta ley Divina
significaría poner delante de la urna un votante con personalidad intelectual
propia, inmanipulable por los mass media, libre de toda obediencia a cualquier
organización política, dotado de un juicio cuya base es la Historia Universal
como Memoria Crítica, de una Inteligencia activa y dinámica que se mueve dentro
de unos horizontes abiertos a los límites naturales que le impone a nuestro
conocimiento la eventualidad del tiempo; y éste tipo de votante, por reflejo
animal, es el enemigo número uno de cualquier Poder que tenga en la Ley de la
selva política su hábitat y su status quo. Mas este es el fin natural de la
Enseñanza, y de aquí que todos los Gobiernos busquen la demolición de este
Método y lo suplante con reformas de enseñanza cuyo objetivo es la
búsqueda y crianza de un votante superidiotizado por
los mass media, absolutamente lobotomizado por una experiencia cuyo horizonte es el alcohol, el sexo, las drogas,
cualquiera sea el muro que sirva para apartar al Hombre de su verdadero Valor
Universal: La Inteligencia.
CAPÍTULO NOVENOEL
FUTURO DE LA LEY INTERNACIONAL
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