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EL POLITIKOM

 

 

 

 

CAPÍTULO SÉPTIMO

SEPARACIÓN DE GOBIERNO Y ESTADO

 

El Género Humano, en tanto que Mundo, lleva en estado de Guerra Civil aproximadamente unos 5.000 años. Los ideólogos de la Guerra como instrumento legítimo de la Selección Natural, arma a la que no debe renunciar la especie del Fuerte y que consiste en el derecho a la aniquilación en masa, cuando proceda, selectivamente siempre, del Débil, en razón, sea del Estado sea de la Supervivencia del individuo o de la especie, y que la Ciencia del Siglo XX impuso como Ley Universal: expuso a nuestro Mundo a las Guerras Mundiales consecuentes.

Punto Primero

El fin, la meta, el objetivo de una Civilización es su proyección a la Inmortalidad. Esto implica que la Guerra es el enemigo número uno de esta proyección natural a la existencia misma de la Civilización.

Nada excusa el origen de la Guerra. ¡La Guerra es siempre el efecto de una locura! Y sea científico, sea político, el que la defienda, el uno como el otro ambos son dos locos defendiendo una maldad injustificable. Ni desde la Ciencia ni desde la Política puede justificarse el Genocidio en la Razón de Estado.

La Cuestión es cómo alcanzar la Inmunización Absoluta e Invencible de la Civilización frente a la Guerra Civil y la Guerra Internacional.

Punto Segundo

La Guerra presupone una parálisis de las fuerzas intelectuales y tecnológicas de la Civilización respecto a su proyección al Tiempo. La Guerra es el triunfo de las bestias políticas y la animalización doméstica de una Sociedad-ganado. Ahora bien, la Historia es la memoria de la lucha constante y sin cuartel entre sociedades-ganados siguiendo a sus líderes-bestias por las llanuras de los siglos contra las fuerzas de la Civilización.

Para inmunizar al Género Humano contra la Guerra, en consecuencia, parece evidente que la primera medida es la formación del Ser en el Hombre, comenzando por extirpar de su cerebro el implante del materialismo científico del XX, por el que el ser se ve a sí mismo como un animal, y, por consiguiente, él mismo justifica el trato animal que recibe del Poder en función de que ese es el trato que se merece todo animal doméstico.

Pero el hombre como bestia doméstica (votante-contribuyente, cuyo derecho es votar y cuyo deber es pagar, y ahí limita su relación con el disfrute de los bienes de la Civilización), ese animal doméstico es el oncogen, el virus letal de la Paz en el cuerpo de la Civilización, que el animal político tiende a cultivar y cultiva a fin de mantener su status de bestia-líder.

La contradicción surge cuando el cultivo se descontrola y conduce a la bestia a la Guillotina, de cuyo descontrol está repleto de ejemplos el libro de la Historia.

Punto Tercero

“El día que de él comas, ciertamente morirás”. Tenemos por tanto que la Pena de Muerte es reservada exclusivamente para todo hombre y sujeto que use la Guerra como instrumento de Poder.

La Caída -por parte del Hombre- no fue más que la instrumentalización de la Guerra como medio natural de proyección de la Civilización a todo el Género Humano. Estando los pueblos de aquella Primera Civilización disfrutando de distintos estadios de Desarrollo Intelectual, como se ve por la Arqueología y la Historia de las Civilizaciones, prohibió Dios, bajo Pena de Muerte, estableciendo esta Condena por la Eternidad, cualquier intento de usar la Fuerza de la Guerra al servicio de la integración de los pueblos en el Curso de la Civilización.

También observamos que la Pena de Muerte fue levantada por Cristo respecto a toda acción humana, permaneciendo, sin embargo, la Prohibición contra la Guerra, de esta manera estableciendo Dios en Derecho la Legitimidad la Sentencia contra la Fuerza como Medio de Civilización.

La Guerra es, desde el Derecho Divino, un Delito contra la Humanidad y su Creador. Y todo aquel que la declara, sin ser su fundamento la Defensa de la Paz Universal en respuesta a la Agresión genocida de un gripo de Poder, comete Delito contra la Vida, y la sentencia es Pena de Muerte.

Punto Cuarto

La experiencia dice que el origen de la Guerra se halla en la subordinación del Estado al Gobierno. La necesidad de inmunizar a la Civilización contra la Guerra, conociendo la Causa del Mal, no puede ser más directa: Separación de Estado y Gobierno.

Siendo la Defensa la función histórica de los Ejércitos un Estado Mayor sólo puede moverse legítimamente, sin cometer delito contra la Humanidad, y caer bajo Pena de Muerte, fundando su Movimiento en una Razón, no de Estado sino, de Defensa Nacional, que responde autónoma y directamente a cualquier agresión extranjera, y no obedece ninguna orden de Gobierno alguno sujeto a Interés Político.

Cualquier Movimiento contra la Nación, cuya Vida protege, por parte de ese Estado Mayor es un Delito contra la Humanidad, y su pena es de Muerte; utilizar la Guerra, en su forma Civil, contra la Vida de la Nación, es cometer delito contra la Paz, y el delito es de Muerte.

Punto Quinto

La fundación de un Estado Mayor implica a los Ejércitos en una misión de Paz entre los límites de la administración territorial que es la Nación. De manera que la existencia espontánea, posterior a la fundación de dicha Administración Nacional, entre cuyos límites se produce el fenómeno destructor de la Paz que se llama Separatismo, si pacífico implica al administrador político, y si violento a los cuerpos de Defensa de la Nación.

El Estado Mayor no puede intervenir en una lucha independista espontánea sin abrir una brecha entre la Ley y el Delito; máxime cuando el propio crecimiento de la Humanidad se mueve sobre una dinámica de transformación constante de las sociedades. Ahora bien, si un levantamiento separatista se produce bajo una declaración de guerra y reclama una Mesa Organizada Militarmente, se habla de Guerra Civil, y aunque focalizada, el Estado Mayor, cumpliendo con su Deber de defender la Vida del Pueblo al que sirve, está legitimado para actuar conjuntamente con los Cuerpos de Seguridad del Estado. Y los declarantes de la Mesa del Estado de Guerra contra la Nación quedan sujetos a la Ley de la Guerra, su Pena es de Destierro si no hubo sangre, si la hubo: de Muerte.

En cuanto a la Libertad, y como queda reflejado en el Caso Checoslovaquia y el Ejemplo de Canadá, el Referéndum del Pueblo con diferencias separatistas es de Derecho y debe procederse tal cual, sin miedo a la partición de fronteras ni pánico al efecto; la Libertad implica la elección para convivir de acuerdo a las mismas leyes o separarse y proceder a vivir a la luz de la Paz, y allá que cada cual se atenga a las consecuencias determinadas por sus decisiones. Lo contrario es, como en un matrimonio mal avenido, dirigir la convivencia hacia la tragedia, en este caso la dictadura de la minoría sobre la mayoría.

Punto Sexto

Siendo la Pena de Muerte un caso excepcional trascendente se entiende que el tribunal Penal Internacional es Organismo competente para su aplicación, a la par que se comprende que cualquier otra materia no es de su competencia, y únicamente debe entender de la Agresión contra la Humanidad, a fin de no convertir un Tribunal de tal Trascendencia en un corral de gallinas y proceder el poder político a su inutilización mediante la estrategia de inundar de trabajo el juzgado, política que los gobiernos corruptos utilizan creando leyes paralizantes en las que en una u en otra es imposible que no caiga el ciudadano un día sí y al siguiente también.

Ahora bien, si el Poder de un Juicio Final Internacional no va acompañado de una Decisión implicativa para los Estados Miembros el Tribunal queda reducido a una mera figura lava-conciencias, caso por ejemplo de la Sentencia del Tribunal contra el Presidente de Sudán.

El Poder de Juicio Final debe implicar a todos los Miembros Nacionales, y someter a obediencia al Derecho Internacional al Estado al que se le pide la entrega del Sujeto Convicto y proceder a la expulsión -caso negativo- de todo su cuerpo diplomático de los Estados Miembros; amén de la orden de detención instantánea del Convicto donde y cuando se le encuentre fuera de sus fronteras.

Punto Séptimo

La naturaleza de la Justicia Universal tiene por sustancia y esencia la inmunización de la Civilización frente al Infierno de la Guerra. Cuando el amor por la Paz Universal ha sido vencido en el sujeto o Estado y se ha dado paso a la locura de la pasión por la Guerra, mediante el temor a un Tribunal con Poder Supremo contra los Hombres de Guerra: sean políticos, militares o particulares se establece un Edificio de Paz todopoderoso el choque contra cuyos muros condena al Transgresor a la ruina.

La implicación en el Establecimiento de la Justicia Universal por parte de la Plenitud de las Naciones inmuniza a sus Estados frente a la Guerra Civil dado que hace de la Paz Universal competencia de la Plenitud de las Naciones, y estando sujetos todos los Estados a la Ley Internacional la Detención contra los Golpistas es Directa y “legitima” la Intervención de los Gobiernos Miembros contra el Gobierno Golpista, cuyos autores pasan automáticamente a la competencia del Tribunal, único competente para determinar la Pena de Muerte acorde a la sangre derramada.

Punto Octavo

El Ser Humano comienza con la Palabra y obtiene su naturaleza de la Palabra. Y cualquier uso de la Fuerza Animal da por muerto el Ser en el Individuo y en la Nación.

El empleo de la Fuerza es la negación del Ser, y conduce a su pérdida en el individuo. La Civilización, siendo el Hábitat Natural del Ser, debe proceder frente a semejantes respuesta a la manera que se trata con las bestias asesinas que han probado la sangre y se ha engendrado en ellas la pasión por la Guerra como medio de establecerse en el Poder.

La existencia y constitución de la Civilización tiene su raíz y su savia racional en la Palabra; la Palabra es el único instrumento válido para la solución de los problemas, a todos los niveles, y no hay nivel fuera del Poder de la Palabra. Todos los Seres estamos desnudos frente a todos, y nos sentamos todos alrededor de la mesa de la Civilización como quien no tiene brazos para coger un arma ni pies para hacerse zancadillas, y desde esta realidad estamos sujetos, con todo el amor infinito a la Paz, a hablar hasta que se nos quede la boca seca.

¡La Tierra está llena de agua! Bebamos y volvamos a empezar.

En consecuencia:

La misión de todo soldado en situación de violación de la Paz, sea Civil o Internacional es:

levantarse en amas y detener a los mandos superiores inmediatos,

proceder al levantamiento en todos los cuarteles nacionales,

proseguir con la detención de los mandos mayores en rebelión contra la Ley de la Paz, y continuar hasta la detención de todo el Estado Mayor y el Consejo de Ministros del que depende la Ley de la Guerra;

si hay sangre, esa sangre sobre sus cabezas, que procedan los tribunales, y haya Elecciones Generales.

 

Naturaleza del Poder Político

 

El origen del Poder Político tiene sus fundamentos en la Historia Universal, pero para comprender su Naturaleza basta decir que su Origen es la Sociedad. Y siendo la Familia el Principio Natural de la Sociedad Histórica se entiende por lógica que todo ataque contra la estructura de la Familia Natural es un ataque destructor contra los fundamentos históricos de la Sociedad.

La estructura social de la Familia Natural se repite en todas las especies de la Era Mamífera acorde a un Prototipo de distribución de funciones existenciales entre las partes integrantes y componentes de la Familia. Para determinar el Origen del Poder Político es necesario, pues, determinar el Origen de la Familia

La Familia surge como efecto natural de la estructura de la Vida. El Fundamento reproductor Heterosexual Patriarcal (padre-madre) sobre el que la Vida en la Tierra se mueve determina la Naturaleza Histórica de la Unión de los Dos Sexos en una Unidad Social regulada por la Ley de la Protección Mutua en el seno de los fundamentos filogenéticos del Ser.

Por su Origen filogenético materializado en la Civilización la Familia Natural es la Escuela Natural en la que el Individuo adquiere todos los atributos connaturales a una Participación activa dentro de una Sociedad más compleja en razón del número de sus miembros.

De donde se entiende que toda transformación subjetiva de este Prototipo Natural en el que la Vida se fundamenta para proyectarse en el Tiempo es un atentado directo, más o menos masivo, contra el Futuro mismo de la Existencia de la Sociedad.

La destrucción de la Sociedad puede proceder de distintos flancos.

La anulación de la Función Materna durante el Periodo de Lactancia, un año, en razón de la necesidad de supervivencia del núcleo heterosexual en el seno de una selva de intereses políticos en pugna, que sacrifica el Modelo Natural en el altar de la necesidad material al ídolo del Consumo de Tecnología Basura -móvil o fija- es un ataque frontal contra el desarrollo Social de la Infancia.

La corrección de esta distorsión, devolviendo a la Naturaleza su Ley, la liberación de la madre de la actividad extrafamiliar durante el Año de Lactancia, es y supone un regreso del Ser Humano a la Ley de la Naturaleza, y siendo el Ser la base del Futuro esta Ley es de superior potencia a cualquier ley política derivada de las estructuras económicas y administrativas sujetas a cambio y modificación.

Pues el Poder Político tiene por dimensión de trabajo existencial la creación del concierto en el aparente caos de una sociedad compleja en constante movimiento, la complejidad de cuyo movimiento procede de su continuo crecimiento. Pero ahí empieza y acaba el Poder Político, y cuando el Poder Político rompe sus límites y busca suplir a la Ley Natural: el Poder Político se declara fuera de la Ley de la Naturaleza y deviene el Enemigo Público Número Uno de la Sociedad Histórica.

El Poder Político, en consecuencia, no estando fundada la Familia sino en la Ley de la Naturaleza, atenta contra la Sociedad Universal, o Civilización, cuando interviene en la Estructura de la Familia, sea para destruir su Esencia de Distribución de funciones existenciales, sea cuando pretende crear un nuevo modelo familiar en base a consideraciones meramente económicas que no conllevan ninguna función Natural en cuanto a Deberes Procreadores y sólo prima en tales asociaciones no heterosexuales los Derechos Económicos.

Ahora bien, vemos que la Ley de la Naturaleza “NO” ha establecido el Origen de la Familia sobre razones económicas y “SÍ” sobre la Protección por parte del Núcleo Procreador sobre la Vida Procreada.

En este orden podemos decir que el uso del sexo de cada individuo y la manera de usar su cuerpo es asunto personal, mientras no atente contra las leyes, pero cualquiera sea el modelo a que se atenga la estructura del comportamiento sexual individual: la Familia, habiendo sido ordenada por la Ley Natural, es Sagrada por Universal, y cualquier Violación de sus Fundamentos Históricos es un atentado contra la Vigencia de la Ley Natural en el seno de la Sociedad Universal, o Civilización.

Dos primeras conclusiones:

Liberación de la Madre del Trabajo durante el Año de Lactancia como prioridad histórica de la Sociedad,

y abrogación de la denominación de cualquier tipo de Asociación Sexual no- Procreativa como Familia.

La Familia sólo tiene una Razón de Ser: la Procreación y Protección de la Vida Procreada. Y en consecuencia la denominación de “Familia” para una asociación sexual ajena a esta Razón de Ser es un rechazo a la Universalidad de Ley Natural.

Esto en cuanto a la relación entre la Civilización y la Naturaleza.

 

Razón de ser del Poder Político

 

El Principio de la Sociedad es, en efecto, la Familia. Y el Origen de la Familia es, como se ve en el Universo Mamífero, la Naturaleza. Y siendo la Ley Natural la causa de la Familia entendemos por qué el Modelo Humano alzó el Futuro de nuestra especie sobre las demás y determinó y extendió ante nuestro Género lo que llamamos la Civilización.

Y es en este contexto final donde entra en juego el Poder Político, de manera que, siendo la Familia es el Principio de la Sociedad, esta Sociedad ya formada por Ley Natural es el Origen del Poder Político, que surge a fin de extender la ley natural al conjunto social, determinando el comportamiento de dicha Sociedad a partir del de la Familia Natural.

El Poder Político surge, así, para mantener los efectos de la Ley Natural sobre la Sociedad en cuanto una Gran Familia, en el seno de la cual la Familia como ente nuclear conserva todas sus prerrogativas naturales, que devienen Ley a título Universal con objeto de que esas prerrogativas sean el Modelo de comportamiento de la Sociedad, y de aquí que el Poder Político se establezca sobre los pilares de la Fraternidad, la Igualdad y la Libertad, que son las prerrogativas naturales entre hermanos, extendidas ahora a lo universal.

La Civilización es, pues, una Fraternidad Universal fundada sobre la Ley Histórica de Protección Mutua y Distribución de Actividades entre sus Miembros, a imagen y semejanza del Modelo Natural de la Familia. Son los Valores de este Modelo Natural los que le hacen de savia a la Civilización, y le procuran al árbol de sus Leyes su Esencia y Sustancia.

La función principal y trascendente del Poder Político es, en este orden, la defensa de este Modelo Natural, con objeto de que sus Valores: Fraternidad, Igualdad y Libertad, se mantengan inconmovibles con independencia de las transformaciones tecnológicas debidas a una Sociedad Compleja en crecimiento constante en el Tiempo, y, a la vez, estos Valores Universales, elevados desde la Ley de la Naturaleza a la Ley del Espíritu, no puedan ser demolidos en razón de intereses temporales subjetivos con origen en la rebelión contra la Ley Natural como Principio de la Familia Histórica, en el seno de cuyo Modelo crecieron y se forjaron dichos Valores Universales.

Cuando el Poder Político rompe la Protección de la Sociedad a la Familia Histórica e irrumpe en sus prerrogativas Naturales para formar el Ser en valores exclusivos de ese Poder, el Poder Político atenta contra el Futuro de la Sociedad al alzarse en rebelión contra la Ley Natural en el seno de la cual tienen su Principio dichos Valores Universales, y su justificación de la destrucción de este Valor Universal de la mayoría natural en defensa de una minoría circunstancial es un discurso suicida que aboga por el fin de la Civilización, pues se comprende que no es la mayoría la que debe plegarse al valor de la minoría sino al contrario.

Ahora bien, observamos que el Poder Político en rebelión contra la Ley Universal tiende a dividir en minorías a fin de proceder a una mayoría constituida por minorías, estableciendo sobre la suma de las minorías el aplastamiento de la mayoría, procediendo ¿democráticamente? a cultivar el fin suicida al que arribaron tantas civilizaciones que hicieron su camino bajo el golpe del látigo del imperium de una minoría.

Esto en cuanto a la Razón de ser del Poder Político.

Pero observamos una ruptura histórica de la Ley Histórica el efecto de la cual transformó el Poder Político en Imperium, y por este Imperium la Sociedad dejó de ser garante de la Ley de la Familia para convertirse en una entidad organizada bajo el peso de una minoría homicida y criminal.

La Arqueología y la Biblia -aunque cada una por su lado- dicen que este paso suicida tuvo origen en Mesopotamia. La Arqueología no entra en las causas de aquélla Caída y expone las ruinas, y la Biblia no entra en los efectos y expone las causas de la ruptura de la Ley Natural bajo la que había comenzado su andadura histórica la Primera Civilización.

El resultado de aquella ruptura fue el Fratricidio, y con el fratricidio la pérdida de la Igualdad y de la Libertad.

Privada de los fundamentos de la Ley de la Familia Natural la Civilización devino un agente destructor de la Humanidad y la Sociedad.

Este fue, en definitiva, el drama al que condujo la Caída Bíblica al mundo de Adán, y que traducido al castellano significó el uso de la fuerza como vehículo de extensión de la Civilización, a lo que se opuso Abel, prototipo de la Resistencia de su tiempo, y contra cuya resistencia Caín, el Imperium, dejó caer la bomba atómica de su tiempo, una simple mandíbula de asno.

Digamos que la historia de la fuerza desde entonces a nuestros días ha experimentado muchas transformaciones, pero su sentido es el mismo, el sometimiento de unos a la Civilización de los otros o la muerte. Y en tanto que esta ley de la Fuerza siga existiendo -sea empleando la Guerra como medio de Pacificación o el terrorismo como medio de Conversión- el Poder Político y el Crimen irán unidos a la manera que la mandíbula del asno al brazo de Caín.

En este orden, el Fin Dialéctico del Socialismo era la conquista del Poder para arrancarle del brazo a Caín la mandíbula del asno, pero una vez hecho esto: el Socialismo rompió el discurso de la Dialéctica para devenir Demagogia, que como todo el mundo sabe es lo que usaban los aspirantes a tiranos contra los dictadores.

El tirano, en efecto, usa la irrenunciable pasión por la libertad para vencer al dictador, y una vez vencido usar la mandíbula del Imperium contra el pueblo sobre cuyas espaldas se subiera al trono del que bajara al dictador. A esto se le llama Demagogia.

Luego el origen de la esclavitud se halla en el momento en que el Poder Político transformó sus prerrogativas sociales en instrumento al servicio de una causa con origen en una ideología personal, individual o propia de un partido.

La Libertad, por tanto, no reside en el Poder, sino en el Ser, y todo discurso del Poder sobre la Libertad en el seno de una Democracia es de Demagogia. Y esto sin privar a ese mismo canto, si contra una Tiranía, del dulce encanto de la Sabiduría.

Esto en cuanto a la relación entre la Libertad y el Poder Político.

 

Relación de los Poderes

 

La naturaleza política del Poder podemos resolverla tomando como Origen su Principio Social, o sea, la Familia, y no como metáfora sino como fundamento histórico. El comportamiento de la familia ante a una fuente de subsistencia, frente a la cual la relación viene determinada por la fraternidad, la igualdad y la libertad, es el comportamiento que hereda el Poder Político, y por el cual deviene garante de la preservación del Principio Natural en el terreno de la Sociedad.

Comparando los Bienes de una Sociedad con un árbol y a la nación en su conjunto con una familia, digamos que el Poder Político tiene la función de impedir que ningún miembro de la familia haga suyo el árbol común del que depende la subsistencia de toda la familia.

Digamos, pues, que Imperio es toda estructura gobernada por una élite -sea de sangre azul, o de sangre “roja”, pero siempre a sangre fría- que se sitúa más allá de la ley. En este orden efecto, el Parlamento de los Estados Unidos de Europa, es el Imperium de una élite que no se sujeta a la Ley de ningún Estado y le impone la suya a todos los Estados Miembros. Que este Imperium proceda de una raíz democrática no anula la ley de la Historia, y contra la Sabiduría dirige el curso de la Civilización Comunitaria hacia su Caída. Pues la Historia, como el Tiempo, no perdona.

¿Quién le haría de almohadilla a la CEE una vez convertida en los E.U.E.?

El heredero del Zar Rojo está a la espera del hundimiento de la Comunidad Europea en la creencia de que fue el peso de la estructura internacional que Moscú se echó a la espalda, y no la traición de los Soviets a su Dialéctica, la causa de la ruina del Imperio Comunista.

El Islam confía en que la profundización de la Crisis Económica, alentada por el petróleo, determinará la Caída de la Democracia Europea.

¿Quién más espera como buitre repartirse los despojos? Y sin embargo el destino de todo Imperio es su Caída. ¿Quién está, en consecuencia, financiando la creación de un Super-Parlamento Europeo con funciones imperiales?

Hasta aquí en cuanto a la Naturaleza del Poder Político.

 

El Reto del Siglo XXI

 

Como ya vengo diciendo el Futuro es nuestro, pero el Mañana es de Dios, y en este orden, dejando la especulación sobre a quién le pertenece el Mañana, pues ¿quién sabe cómo será el mundo en el siglo XXV?, pero siendo propio del Ser moverse en el Tiempo, y asumiendo estos límites por los que las fuerzas del Individuo se centran en la  esfera de su dimensión social, donde su Futuro se realiza y lo llama a la acción, y tomando esta consciencia como punto de arranque, digamos que la Crisis Mundial, que es crisis de Civilización, tiene su etiología en una relación antinatural entre el Estado y el Hombre.

De haberse producido la relación Estado-Hombre dentro de una Estructura Ontológica serían distintos los fundamentos de la realidad a estas alturas de la Historia.

La ausencia de relación Creadora entre el Estado y el Ser es uno de los pilares que están haciendo temblar la Civilización, y que de no proceder a su corrección acabará finalmente por hundirla.

El punto básico que está haciendo que se tambalee todo el edificio de la Civilización consiste en la Manipulación de ese Periodo Ontológico en el que la Fuerza Creativa del Ser en su Juventud da paso y se transforma en la Energía Creadora de la Sabiduría que procede de la Experiencia de muchas décadas en la Vida. Las fuerzas de este asalto contra el Ser tienen su estrategia de acción en la transformación de la Juventud en un producto de Consumo, y la acción estatal respecto a este estado Ontológico es la que le corresponde al del pañuelo que se usa y se tira.

El Fundamento de un Edificio Social con Aspiración de crecimiento sano y alegre, dinámico y fructífero, tiene en la Sabiduría que procede de la experiencia su columna vertebral. El Estado Moderno tiene por función exprimir al hombre, chuparle la sangre, y cuando ya no le queda fuerzas: arrojarlo al basurero. Pero es de cajón que sin Juventud No hay Estado, ni Civilización, ni nada que se le parezca.

De manera que en un Nuevo Modelo de Relación Estado-Hombre, donde la Realización del Ser es su Meta. Y dado que sin Juventud no existe Mundo, y porque la Juventud es la Fuerza del Mundo, es sólo natural que una vez ofrecida esa Fuerza la Civilización responda poniendo a los pies y en las manos del Ser todos sus beneficios.

Traducido esto al momento actual digamos que a estas alturas la Sociedad hubiera debido estar articulada para volver a encontrarse con el Ser, al que financiara en la flor de su Juventud, y al que vuelve mirando ahora no a su Fuerza, sino a su Sabiduría. Es ese momento en el que se produce la entrada en la Tercera Edad, que la Civilización debiera poner en las manos del Ser una nueva cantidad, multiplicada por las décadas, promoviendo de esta manera no la retirada del Ser de la Actividad sino su integración en la Civilización desde una nueva perspectiva.

En números reales digamos que es solo de Justicia que al término del Periodo Activo, y al principio del Periodo Pasivo, la Familia, entendida como la Pareja Creadora de Juventud del Futuro, ya Presente, reciba de la Sociedad una cantidad decisiva, para que en su experiencia la administre acorde a la Sabiduría: para el disfrute del Ser en el Espacio y del Fruto de su Carne y Sangre en el Tiempo.

Observamos, en consecuencia, que al haber tenido el Estado en la Juventud un Producto de Consumo y de extracción de Fuerza sin compensación de ninguna clase, excepto el aparcadero en una Tercera Edad privada de todo disfrute de su experiencia y Sabiduría, y enajenada del Cultivo de su Sangre en el Tiempo por impotencia de medios, y lo mismo la Democracia que la Dictadura tienden a imponer esta Sociedad contra el desarrollo y Madurez del Ser como Manifestación Suprema de la Creación, era sólo lógico que más tarde o menos temprano un Mundo basado en semejante Fundamentos emprendiese una cuesta abajo sin retorno.

Pero digamos que el Mundo ha entrado en esta Fase Final no por voluntad propia. Observamos que lo mismo los sistemas de izquierdas que los de derechas tienden indefectiblemente a la perpetuación del Estado como Ente Supremo de Regulación del Pensamiento y Subordinación del Ser al sistema animal de conversión del Hombre en una bestia productora de la sangre que el Poder requiere para mantenerse “forever young”.

Obviamente doy por descontado que nadie creerá que una Sociedad pueda fundarse sobre Periodos Ontológicos, y asumo que el Poder tiene en esta Incredulidad, para dar lugar al Nacimiento y Creación de una Civilización fundada sobre el Ser, su Arma letal. Pero este Siglo dirá si la Posibilidad se hizo real o devino un pensamiento sin futuro.

En cuanto a lo que vemos, la ausencia de esta Arquitectura ha sido el caldo de cultivo donde la locura, la violencia, la dictadura, el imperio y la corrupción alimentadora de las infinitas guerras que hemos vivido, en cuanto Humanidad, encontró su criadero.

Nadie tiene la culpa, y el que la tuvo ya fue redimido, así que lo que nos queda es la Acción. Pensar la Posibilidad de la Articulación de una Sociedad Mundial basada en estos Periodos Ontológicos tal que las Columnas de todo el Edificio, creer en el Poder del Hombre para hacer posible esta Evolución Trascendente y Decisiva de su Civilización, es dar el Primer Paso hacia su Construcción.

Y sobre la marcha ya iremos viendo cómo vamos solucionando los problemas que han de salirnos al paso, especialmente si no olvidamos que estamos caminando al filo del precipicio.

En cuanto a la que nos preocupa observemos que la estructura del Ser sobre la que se basó el Estado Moderno tuvo en un Modelo Animal del Hombre su prototipo, y que, superado una vez, y en vía de superación final ya, extendiéndose el periodo de existencia del Ser de la media de medio siglo al siglo, y buscando la realización de los 120 años naturales propuesto por Dios, todo el Sistema de Relaciones Humanas debe transformarse con objeto de articular el Estado y la Sociedad acorde a esta Nueva Dimensión que nos espera al otro lado del Salto Evolutivo que estamos a punto de dar, si no voluntariamente sí, al menos, provocado a la fuerza por la situación mundial en que nos encontramos.

Una cosa es conceptuar la Existencia tomando la vida media del hombre moderno: medio siglo, y otra muy diferente partir de un Ser cuya vida media natural es un Siglo. Es todo el Edificio el que debemos transformar con objeto de que la existencia de la Civilización prosiga sobre Fundamentos Ontológicos.

Es porque el Estado Moderno, democrático o dictatorial, de izquierdas o de derechas es lo mismo, no puede concebir la existencia de un Hombre dotado de una Vida Media Natural de un Siglo, que su Sistema se hunde y produce la Guerra como medio de liberación de la insoportable masa humana para el mantenimiento de la cual no tiene fuerzas, tal como se hiciera en las Guerras Mundiales.

Este Estado Moderno, incapaz de sostener una Sociedad libre de Enfermedades, de Locura, de Criminalidad y de Suicidio, es, sin quererlo pero por inercia, el que tiende a la perpetuación de la Guerra como Medio de Liberación de sus fuerzas, y promueve la Impotencia de las energías de la Civilización a fin de perpetuar el status quo de las Familias Salvajes que se han repartido el Poder y aspiran al Control de todos los Medios de Nutrición y Producción del Mundo.

Incapaz el Poder Moderno de concebir una Sociedad Humana Libre de Enfermedades tiene que promover la Enfermedad a la vez que proceder a una cura, eliminando en el proceso una gran masa humana.

Verdad rotunda y tremenda que vemos en la Asociación Estado-Tabaco, donde si por un lado se busca la cura del Cáncer y las enfermedades asociadas al tabaco, por otro se promueve el Cáncer mediante su Monopolio sobre la Tabacalera y la Libertad de los Productores para poner en circulación un producto que atenta malignamente contra la Salud.

El mismo elemento de Asociación Criminal lo encontramos en la legislación sobre el Alcohol, un producto altamente tóxico que atenta contra la salud mental del ser humano y su relación familiar y social, pero que es promovido por el Estado Moderno a fin de mediante sus consecuencias eliminar esa masa humana cuyo crecimiento hundiría el sistema sobre el que basa su Poder.

El Delirium Tremens del fracaso del Estado Moderno es la necesidad de la Guerra como medida final a que es conducido por su impotencia para transformarse y su incapacidad para dar vía libre a un Modelo Humano cuya Vida Media es de un Siglo.

El reto, por tanto, que tenemos por delante y en cuya plataforma se jugará la Civilización su Futuro en este Siglo XXI, es, como decía el poeta, de Ser o no Ser.

 

Ciencia del Bien y del Mal

 

El Mundo sigue abierto al Futuro. Los retos de cada Siglo, de cada Milenio son realidades que cada Generación debe afrontar desde la Inteligencia que mira al Interés Universal. Somos semejantes de Dios; somos el reflejo vivo de Su Alma Social. Desde esta Verdad comprendemos que desde el momento en que un hombre, un grupo de Poder, un Partido Político, una Sociedad secreta, una institución religiosa, etcétera, pone el universo de las Relaciones de la Sociedad a sus pies para satisfacción de sus propios instintos y pasiones, desde este momento el letal Virus de la Corrupción comienza su andadura hacia su meta: La Dictadura, la Tiranía, la Teocracia y finalmente la Guerra.

Seis mil años viviendo en el infierno capacita al hombre para abstraer conclusiones finales sobre la naturaleza de las leyes que rigen el comportamiento de los vivientes bajo el imperio de la Ciencia del Bien y del Mal.

Seis mil años de experiencia sufriendo el infierno de la que corrupción de querer situarse más allá de la justicia universal trajo sobre todos los habitantes de la Tierra, seis mil años son suficientes para armarse de valor y alzarse contra todo tirano, dictador, corrupto y ególatra demente que en nombre de una revolución hecha a su medida únicamente pretende enmascarar su conquista del status de dioses.

No podemos permanecer viviendo de rodillas ante la Muerte. El Miedo a la Muerte es el principio de todas las dictaduras, y tiranías. Tan malo es el Crimen del Dictador como la Cobardía del Ciudadano.

No hay conclusiones sino en relación a los problemas del momento. Cada generación tiene los suyos y cada siglo debe responder a sus problemas de acuerdo al mismo espíritu que conduce a la Humanidad de Siglo en siglo hasta alcanzar la Paz Mundial sobre las bases de la Verdad y de la Justicia, nunca sobre los pilares malignos de la dictadura de las leyes políticas y la tiranía de los intereses individuales.

En este orden bueno es afirmar que el Poder Político en un mundo regido por la ley del Bien y del Mal tiene su Origen en el Crimen, y su Razón, teniendo por medio el Asesinato, tiene por Fin la ruina del pueblo sobre el cadáver de quienes se oponen a la ejecución del delito sin cuya consumación no se puede acceder al Poder.

El Episodio de Caín y Abel es la Lección Suprema Número Uno que Dios nos pone delante de la cara para el que tenga ojos vea el Origen y Razón del Poder en su naturaleza más sórdida y repugnante, el asesinato del propio hermano como resultado de la oposición de éste a secundar los planes del aspirante a salvador del mundo.

La función y misión de todo hombre, deduciendo de seis mil años de Fratricidio Universal Ininterrumpido, es abolir el Poder fundado sobre este Delito.

Un Poder Político que no tiene por Principio y Fin la Fraternidad Universal sino que se alza sobre la Ley del “Yo Soy el Gobierno, Yo soy el Estado”, es un Poder Asesino, Parricida, Matricida, Fratricida, Homicida, ese Poder es, en definitiva: un Delito contra la Humanidad, es un Poder que nace en la Corrupción para conducir a la Nación a la Tiranía.

No hay excusa, no hay justificación, no hay razonamiento ni discurso que valga en defensa de ese Poder; el Poder en cuanto que justifica el Delito, y quiere hacer del Delito el medio necesario para un fin que trasciende al propio Delito, ese Poder es en sí un Delito contra la Naturaleza de la Vida.

Esta perversión de la Naturaleza del Estado nos pone delante la Necesidad de la Separación de Gobierno y Estado a fin de que por el Gobierno sea abolida esa Necesidad y por el Estado sea regulado el Gobierno a fin de que no pueda usar los poderes del Estado para encubrir crímenes de ninguna naturaleza.

Observamos que en las Naciones donde Poder y Estado son una sola cosa, tipo Socialista, el Crimen de Estado sigue siendo una Necesidad legal.

En las naciones donde el Islam tiene el Poder el Crimen es parte del Estado y el asesinato selectivo, por razones religiosas o políticas, es condición natural a cumplir en orden a su supervivencia.

De manera que si en los Estados Socialistas, sin renunciar al Crimen como Razón Política, el Crimen de Estado está compungido porque no puede manifestarse en la plenitud de su sentido en orden a la repugnancia que se va operando en el seno del Pueblo, cuya aspiración a la Democracia crece imparable, aunque reprimida.

Observamos que, en las Naciones Islámicas, siendo la Democracia contraria al Crimen de Estado, el Estado es Criminal por Naturaleza Religiosa; y siendo la Democracia el Estado en que el Crimen Político y Religiosa es un delito, es sólo natural que la Democracia y el Estado Islámico se hallen siempre y eternamente atrapados en el Episodio de Caín y Abel.

La Revolución de la Primavera Árabe habla mejor que escribo.

Así pues, la misma Ley que puso en escena el Crimen como condición necesaria para el acceso al Poder, sigue operativa en las naciones donde el Poder, alcanzado mediante crimen, necesita del Crimen como Razón de Supervivencia.

No es en vano que habiendo el Cristianismo alcanzado su posición en la Civilización sin haber utilizado el Crimen como Medio, allí donde crece el Cristianismo haya crecido la Democracia, y una vez nacida, conviviendo con el Cristianismo, el Pueblo por propia inercia evolutiva tienda a la Supresión del Crimen como Razón de Estado.

Y viceversa, habiendo sido el Estado Cristiano el campo donde el árbol de la Democracia echó raíces y creció hasta alcanzar la evolución que se observa en los Estados Europeos, la batalla por la extinción del Cristianismo por parte del Poder Socialista, es condición sinequanon para su perpetuación en el Poder.

Después de 30 años de Poder Socialista ¿qué se podía esperar en el futuro de Grecia sino la ruina?

La Ley es obvia, allá donde se implanta el Socialismo crece la ruina; allí donde se implanta el Islam, la Democracia aborta.

Así pues, seis mil años de vivencia en el infierno es todo un curso en la Ciencia del Bien y del Mal que, siguiendo la inteligencia natural, debiera haber hecho de todo hombre, varón o fémina, un verdadero catedrático en la materia. Lamentablemente observamos todo lo contrario, es decir, que cada persona actúa como si el mundo hubiera nacido con él y la Historia no tuviera nada que ver con su presente y su futuro.

Esta desconexión de la Memoria con la Consciencia se le llama esquizofrenia.

No en vano toda organización que busca el Poder tiende a provocar este proceso esquizoide durante el Periodo de Crecimiento de la Inteligencia Natural. Creando un abismo entre Presente e Historia Universal, el Poder intensifica la implantación de una Memoria Histórica Artificial, levantando entre el Presente y el Futuro un Muro contra cuya dureza se rompe la cabeza la Realidad. En este juego de intereses individuales el hombre se queda, como dice el proverbio, bailando en la cuerda floja.

La Ley es lógica: donde no existe cultivo de la Inteligencia se produce por fuerza la cosecha del Votante Basura, que es aquel incapaz de relacionar las leyes de la Historia, que son las conclusiones de la experiencia, con el Presente y sus circunstancias.

¿Existe una sola nación islámica donde gobernando el Corán reine la Ley de la Democracia?

¿Existe una sola nación que tras treinta años de Poder Socialista no haya sucumbido en la ruina?

La Ruina y la Tiranía es la salida a la que conduce todo Estado sometido al Socialismo; ejemplos de ruina, Grecia, y de Tiranía, Cuba.

Luego volviendo a la magistratura que concede seis mil años de vivencia en el infierno de la Ciencia del Bien y del Mal, el hombre, varón o fémina, que busca un mundo para sus hijos donde la Ley sea la de la Vida, tiene por tarea no tocar jamás ninguna de las ramas del Árbol de la Ciencia del Bien y del Mal, sea Socialista o Islámica, a la vez que tiene por trabajo perfeccionar el Estado Democrático mediante la evolución de toda su estructura hasta la supresión total y definitiva del Estado como Razón de Gobierno.

El Gobierno no tiene por privilegio el uso del Estado para el aplastamiento de las fuerzas opositoras; el Estado tiene la función histórica de impedir que el Gobierno pise las Leyes; es decir, el Futuro de la Civilización pasa por la Separación de Estado y Gobierno, dos dimensiones paralelas que coexisten pero no deben mezclarse.

Observamos, que donde el Estado queda esclavizado al Gobierno por Ley, la Corrupción Política y la Perversión de los Gobiernos por los poderes económicos internacionales y nacionales conduce al Estado a una intensificación de sus capacidades represoras, justificando el Gobierno el abandono de la Herencia Democrática conseguida durante decenios en la necesidad de salir de la ruina, a que el Pueblo fue conducido por ese mismo Poder que se quiere ahora alzar como salvador de la Nación sobre la que trajera semejante ruina.

Es, por tanto, un “fenómeno” leer las declaraciones de los gobernantes proclamando querer erigirse en los salvadores de la ruina que ellos mismos provocaron. Pegan la puñalada y exigen ser el médico que cure y cierre la herida, y quien le niegue el deber que les asiste de curar al moribundo es un enemigo de la Democracia.

Si el “fenómeno” es este tipo de gobernante, no menos “fenómeno” es un votante incapaz de relacionar puñal con herida, y a Judas con treinta monedas de plata.

Difícil se hace, por consiguiente, para quien ama la Historia como fuente de la Memoria Universal, asimilar la esquizofrenia intelectual que pregona el Poder, Socialista o Islámico, como condición necesaria para la preservación del Orden y el Progreso del Estado.

No es el Estado el que debe progresar, es la Nación la que debe evolucionar desde un estado salvaje, bárbaro, racional, a uno intelectual, en lo material y en lo espiritual, donde el Poder no existe como Medio ni como Fin sino como Principio del Ser Humano, y este Principio basado en la Palabra, que se hace Ley para hacer de cada hombre ley en sí mismo; y acorde a esta Evolución crece el Estado para mantener siempre el Gobierno dentro de las Leyes.

De donde lo contrario, la Corrupción y la ruina de los Estados procede de la creación de leyes por parte de los Gobiernos que miran exclusivamente a la legalización de las actitudes y comportamientos delictivos de los Poderes, sean Políticos, Religiosos o Económicos.

Ya vemos, siguiendo el Curso sobre Ciencia del Bien y del Mal que Dios tuvo que abrir contra su Voluntad, haciendo de nuestro mundo el libro donde leer, escrito con nuestra sangre, por qué Dios abolió todo Poder y declaró el Fin de toda Corona y Señorío, estableciendo un Estado Universal, Único y Todopoderoso, es decir, Incorruptible, permaneciendo el Gobierno de cada Nación distinto de este Estado y a la vez sujeto a la Ley de dicho Gobierno Universal.

En una superficie de referencia más cercana, por hablar a lo humano, el Estado es al Gobierno lo que el esqueleto al cuerpo humano. La persona tiene la libertad de movimiento para dirigir su existencia hacia aquello que le sugiera su deseo de vida; y sin embargo la persona no tiene ningún dominio ni poder sobre su esqueleto. El Estado, (esqueleto), siguiendo esta ley de vida, no tiene la misión de reprimir o imponerle al Gobierno (el cuerpo) la dirección de su movimiento; y viceversa, el Gobierno no puede manipular la estructura del Estado, y cuando lo hace entra en la Nación la Corrupción y la Ruina que conduce a la Dictadura, y por la Dictadura, a la Guerra Civil.

La actuación biohistórica de Gobierno y Estado en coexistencia “inseparable” pero “separada” es lo que determina la Inmunización de la Sociedad, la Nación y la Civilización contra la Corrupción, la Dictadura y la Guerra. Y siguiendo esta Ley ha querido Dios disponer que su Reino se rija por esta “separación-inseparable” entre Estado y Gobierno. Lo que a toda criatura le compete es asimilar lo que Dios dispone a las estructuras que le son propias.

Obviamente todo Poder Político o Religioso que busque su propio Interés, no otro que su Supervivencia en el Privilegio, ha de levantarse contra esta Separación de Estado y Gobierno; ahora bien, si Abel era santo y prefirió, como Cristo, dejarse matar antes que responderle a la violencia con violencia, el Derecho a la defensa de la Vida es superior al martirio cuando no existe causa de crucifixión y el que está dispuesto al crimen se ha puesto más allá de toda capacidad de redención; o como reconoce la Carta Fundacional de la Democracia: la Nación, el Pueblo y el Estado tienen el Deber de levantarse contra el Gobierno cuando quiere usar el Poder como plataforma hacia la Dictadura mediante la ruina de la Economía Nacional.

Observamos en el comportamiento de las clases políticas cómo la Crisis Económica Global está siendo usada para la creación de Figuras Totipotentes, cuyos poderes especiales atentan contra la evolución de la Civilización. La respuesta de la alianza entre los poderes políticos y económicos a los problemas urgentes que la propia evolución promueve, no es sino la necesidad de dotar a la Democracia de “poderes especiales”, a la salud de los cuales la Libertad de expresión y de Movimiento son sacrificadas en aras “de la Libertad, el Orden y la Paz”.

 

CAPÍTULO OCTAVO

ONTOLOGÍA DE LA FAMILIA

 

 

 

EL POLITIKOM

 

 

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