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CAPÍTULO
SÉPTIMO
SEPARACIÓN
DE GOBIERNO Y ESTADO
El Género Humano, en tanto
que Mundo, lleva en estado de Guerra Civil Universal aproximadamente unos 6.000
años. Los ideólogos de la Guerra como instrumento legítimo de la Selección
Natural, privilegio al que no debe renunciar la familia del Fuerte, el derecho
a la aniquilación en masa, cuando proceda, selectivamente siempre, del Débil,
en razón, sea del Estado, sea de la Supervivencia del individuo, y que la
Ciencia del Siglo XX impuso como Ley General: expuso a nuestro Mundo a las
Guerras Mundiales consecuentes. La Necesidad de alzarnos en comunión con la Paz
y por la Vida sobra resaltarla en este Día que amanece al son de los tambores
de Guerra Mundial Última. Estos tambores suenan porque los fundamentos históricos y sociales que arrastraron a las
naciones a devorarse mutuamente en el Siglo XX, como lo hicieron sus padres en
el XIX, sus abuelos en el XVIII, sus bisabuelos en el XVII, sus tatarabuelos en
el XVI, etcétera etcétera, permanecen. Ha evolucionado la Tecnología de Destrucción
de masas. Desde la quijada de asno usada por Caín para matar a su hermano Abel
hasta la quijada nuclear de Rusia para cometer el genocidio de Ucrania el fundamento
del Homicidio a gran escala tiene el mismo principio que el cometido individualmente: La Sed de Poder y el Hambre
de riquezas de una Dinastía Familiar, de un Partido Político. Riquezas y Poder unidas
a la misma moneda se transforman en sus esencias para devenir las dos caras patológicas
de una misma moneda. El Verdadero Poder no tiene nada que ver con las Riquezas;
la verdadera Riqueza no tiene nada que ver con el Poder. ¿Acaso para edificar
universos le compra Dios estrellas en el mercado de las galaxias? El Poder es Sabiduría
al Servicio de la Paz entre los pueblos y las naciones; la Riqueza es Participación
en la Creación de bienes al Servicio de la Salud del cuerpo y de la mente de todos
los seres humanos. Definitivamente todo ser humano debe entender que no hay
Ciencia fuera de la Ciencia de la Vida, el resto es Tecnología. Podemos existir
sin Tecnología, no podemos vivir sin Salud. Cuando todo ser humano entienda
esto, las maquinas no son ciencia, son Tecnología; que la invasión de la Tecnología
en la Ciencia significa la conversión del ser humano en un producto de consumo para
el enriquecimiento de las Industrias de la Muerte; cuando todo el mundo
entienda esto entonces todo el mundo se levantará para , bajo de pena de muerte
contra quien reabra el Negocio de la Muerte, separar la Ciencia al servicio de
la Tecnología y poner la Tecnología al servicio de la Vida. Desde el primer
reino fundado en la Mesopotamia del Edén el hombre y la mujer eligieron la Muerte
como medio de integrar a todas las familias de la Tierra entre sus fronteras:
eligieron la Ley de la Guerra a la Ley de la Paz. Desde entonces todos los pueblos,
burros tropezando a placer en la misma piedra, entre la Guerra y la Paz eligieron la Muerte de todos, la Guerra el medio
para alcanzar un estadio de Civilización fundado en el Poder y las Riquezas con
licencia para matar. La Oposición entre este tipo de Estado Político y el Concepto
Divino de Civilización Universal atrajo sobre el horizonte del Género Humano la
Destrucción Masiva de toda tipo de vida en la Tierra. No que Dios la provoque, el
fuego se hizo en el bosque, y el infierno plantó su tienda, Ayer, en la
demencia de las Familias Dinásticas; Hoy, en los Partidos Políticos. Dicen que
la Necesidad de la Licencia para matar se corresponde a la Necesidad de la Paz.
Pero lo que nos cuenta la Historia es todo lo contrario, ellos son las causas
de las Guerras que llenan las páginas del Libro de la Historia de las Naciones.
La Sed de Poder de unos y el hambre de Riquezas de los otros se acuestan juntos
en la cama donde Venus y Marte engendraron
a Satanás. Confiar en los adoradores de la Justificación del del Mal como medio
para alcanzar el Bien es poner el cuello en el lazo del ahorcado. Religiones y
sistemas políticos que defienden la Necesidad de la Muerte, por guerra civil o
martirio, del vecino, su prójimo, son producto del carbol maldito y conducen las fuerzas históricas a un mismo punto: La
Guerra Mundial. Nuestro Deber para con las generaciones nacidas de nuestro ser tiene
que centrarse en blindar a las generaciones contra la tentación de caer en la Concepción del Poder y la Riqueza como
arma de definición del Fuerte, (el Rico)
en cuyas manos la Muerte ha puesto la Vida
de los Débiles (los Pobres). ¡Gloria a Darwin y su evangelio de la Necesidad de aplastar a los pueblos en
bien del dominio de la Casta Pura e Inmaculada de los sabios de las Repúblicas
Socialistas del Siglo XXI! En esa vasija es donde el Pilatos de la Edad Moderna,
el Ateo Científico, se lava las manos de los genocidios que sus amos han protagonizado contra las naciones. ¿Y no
serán juzgados por Dios a la manera que lo fue el Imperio Romano por haber puesto
su firma en la Pena de muerte del Primero
de los Cristianos, Cristo Jesús en persona? Tomemos pues al toro por los
cuernos y juzguémoslo acorde a la ley: “Si el toro acorneó anteriormente, sea
la bestia exterminada”.
Punto Primero
El fin, la meta, el
objetivo de una Civilización es su proyección a la Inmortalidad. Esto implica
que la Guerra sea el enemigo número uno de esta proyección natural a la
existencia misma de la Civilización.
Nada excusa el origen de
la Guerra. ¡La Guerra es siempre efecto de una locura! Sea científico, sea
político, sea religioso, sea quien sea el que la defienda, los unos como los otros
ambos son homicidas defendiendo una maldad injustificable. Ni desde la Ciencia
ni desde la Política ni desde las Religión puede justificarse el Crimen y el
Genocidio como Razón de Estado.
La Cuestión es cómo
alcanzar la Inmunización Absoluta e Invencible de la Civilización de la
Plenitud de las Naciones frente a la Guerra, Civil o Internacional.
Punto Segundo
La Guerra presupone una
parálisis de las fuerzas intelectuales de la Civilización respecto a su
proyección en el Tiempo. La Guerra es el triunfo de la bestia política, la
animalización doméstica del Hombre y su internamiento en una Sociedad ideada para
una especie concreta de Ganado, el animal racional humano.
Ahora bien, la Historia es
la Memoria de la lucha constante y sin cuartel entre sociedades-ganados siguiendo
a sus líderes-bestias por las llanuras de los siglos, contra las fuerzas de una
Civilización Mundial operante desde la Genética, movida hacia un Estadio Final
de una existencia Humana definida por “Inteligencia sin límites a la imagen y
semejanza de la Divina”.
Para inmunizar al Género
Humano contra la Guerra, en consecuencia, parece evidente que la primera medida
es la formación del Ser del Espíritu de Inteligencia en el Hombre, comenzando
por extirpar de su cerebro el implante del materialismo científico del Siglo XX,
por el que el ser se ve a sí mismo como un animal, y, por consiguiente, él
mismo justifica el trato animal que recibe del Poder en función de que ése es
el trato que se merece todo animal doméstico.
El hombre-individuo-pueblo
como bestia doméstica (votante-contribuyente, cuyo derecho es votar, cuyo deber
es pagar, y ahí se limita su relación con el disfrute de los bienes de la
Civilización), ese animal doméstico es el oncogen,
el virus letal de la Paz en el cuerpo de la Civilización, que el animal
político tiende a cultivar y cultiva a fin de mantener su status de
bestia-líder.
La contradicción surge
cuando el cultivo se descontrola y conduce a la bestia a la Guillotina, de cuyo
descontrol está repleto de ejemplos el libro de la Historia.
Punto Tercero
“El día que de él comas,
ciertamente morirás”. Tenemos por tanto que la Pena de Muerte es reservada
exclusivamente para todo hombre y sujeto que use la Guerra como instrumento de
Poder.
La Caída -por parte del
Hombre- no fue más que la instrumentalización de la Guerra como medio natural
de proyección de la Civilización a todo el Género Humano. Estando los pueblos
de aquella Primera Civilización disfrutando de distintos estadios de Desarrollo
Intelectual, como se ve por la Arqueología y la Historia de las Civilizaciones,
prohibió Dios, bajo Pena de Muerte, estableciendo esta Condena por la
Eternidad, cualquier intento de usar la Fuerza de la Guerra al servicio de la
integración de los pueblos en el Curso de la Civilización.
También observamos que la
Pena de Muerte fue levantada por Cristo respecto a toda acción humana,
permaneciendo, sin embargo, Su Prohibición contra la Guerra, de esta manera
estableciendo Dios en Derecho la Legitimidad de la Sentencia contra la Guerra
como Medio de Civilización.
La Guerra es, desde el
Derecho Universal, un Delito contra el Hombre y su Creador. Y todo aquel que la declara, sin
ser su fundamento la Defensa de la Paz en respuesta a la Agresión genocida de
un grupo de Poder, comete Delito contra la Vida; la sentencia contra ese
enemigo del Hombre y de Dios es el Destierro de la Vida.
Punto Cuarto
La experiencia dice que el
origen de la Guerra se halla en la subordinación del Estado al Gobierno. La
necesidad de inmunizar a la Civilización contra la Guerra, conociendo la Causa
del Mal, no puede ser más directa: Separación de Estado y Gobierno.
Siendo la función
histórica de los Ejércitos la Defensa de los Pueblos confiados entre las
fronteras de su Nación: el Estado Mayor sólo puede moverse legítimamente, sin
cometer delito contra la Humanidad, y caer bajo Pena de Muerte, fundando su
Movimiento en una Razón, no de Estado sino, de Defensa Nacional, que responde
autónoma y directamente a cualquier agresión extranjera, y no obedece ninguna
orden de Gobierno alguno sujeto a Interés Político.
Cualquier Movimiento
contra la Nación, cuya Vida protege, por parte de ese Estado Mayor es un Delito
contra la Vida, y su pena es de Muerte; utilizar la Guerra, en su forma Civil,
contra la Vida de la Nación, es cometer delito contra la Paz: la sentencia contra
este el delito es Destierro de la Vida.
Punto Quinto
La fundación de un Estado
Mayor implica a los Ejércitos en una misión de Paz Constante entre los límites
de la administración territorial que es la Nación. De manera que la existencia
espontánea, posterior a la fundación de dicha Administración Nacional, entre
cuyos límites se produce el fenómeno destructor de la Paz que se llama
Separatismo, si pacífico implica al administrador político, y si violento a los
cuerpos de Defensa de la Nación.
El Estado Mayor no puede
intervenir en una lucha social política espontánea sin abrir una brecha entre
la Ley y el Delito; máxime cuando el propio crecimiento de la Humanidad se
mueve sobre una dinámica de transformación constante de las sociedades.
Ahora bien, si un
levantamiento separatista fundado en el Odio contra sus semejantes produce una declaración de
guerra y reclama una Mesa Organizada Militarmente, se habla de Guerra Civil, y
aunque focalizada, el Estado Mayor, cumpliendo con su Deber de defender la Vida
del Pueblo al que sirve, está legitimado para actuar conjuntamente con los Cuerpos
de Seguridad del Estado. Y los declarantes de la Mesa del Estado de Guerra
contra la Nación quedan sujetos a la Ley de la Guerra, su Pena es de Destierro
si no hubo sangre, si la hubo: de Destierro de la Vida.
El Gobierno Político que alimenta una Guerra
Civil, estableciendo una Ley de Odio tras la cual se blinda el Odio del Separatismo
hacia sus vecinos, y paraliza al Estado hundiéndolo en la incumplimiento de su
Deber, la Unidad y la Paz de la Nación: una vez la mecha preparada tiene el Deber
de levantarse, y declarar Enemigo de la Nación
al Partido Político y Organizaciones Sociales que ven en la Guerra Civil la palanca hacia la consumación de su existencia en el Odio hacia
la Nación que les dio la vida en la Historia.
Una Nación no es un grano
en el culo de un Continente, es el fruto de Siglos y Milenios de forja de un carácter
específico, en el caso Occidental: regado por el espíritu de la Ley Cristiana, cuyas propiedades: Fraternidad, Igualdad y Libertad
no pudieron realizarse durante las Edades Anteriores a la Moderna, y tampoco
alcanzó su meta durante los siglos inmediatos que nos
han precedido. La Guerra de los Treinta
Años fue el fracaso de la Civilización Cristiana Medieval para establecer el Edificio de la Civilización sobre
esos pilares. Las Guerras Mundiales fueron el fracaso estrepitoso de las filosofías
y sistemas sociales modernos para hacer sin la Iglesia lo que las Iglesia no pudo
con los reyes: Elevar la inteligencia a
las alturas de la ciudadanía del Reino de Dios.
En cuanto a la Libertad, y
como queda reflejado en el Caso de Checoslovaquia y el Ejemplo de Canadá, el
Referéndum del Pueblo con diferencias separatistas es de Derecho, y debe
procederse tal cual, sin miedo a la partición de fronteras ni pánico al efecto.
La Libertad implica la elección para convivir de acuerdo a las mismas leyes o
separarse y proceder a vivir a la luz de la Paz, y allá que cada cual se atenga
a las consecuencias determinadas por sus decisiones. Lo contrario es, como en
un matrimonio mal avenido, dirigir la convivencia hacia la tragedia, en este
caso la dictadura de la minoría sobre la mayoría.
Punto Sexto
Siendo la Pena de Muerte
un caso excepcional trascendente se entiende que el tribunal Penal
Internacional es Organismo competente para su aplicación, a la par que se
comprende que cualquier otra materia no es de su competencia, y únicamente debe
entender de la Agresión contra la Humanidad, a fin de no convertir un Tribunal
de tal Trascendencia en un corral de gallinas, y proceder el poder político a
su inutilización mediante la estrategia de inundar de trabajo el juzgado,
política que los gobiernos corruptos utilizan creando leyes paralizantes en las
que en una u en otra es imposible que no caiga el ciudadano un día sí y al
siguiente también.
Ahora bien, si el Poder de
un Juicio Final Internacional no va acompañado de una Decisión Ejecutiva para
los Estados Miembros: el Tribunal queda reducido a una simple lavadora de conciencias,
caso por ejemplo de la Sentencia del Tribunal contra el Presidente de Sudán.
El Poder de Juicio Final
debe implicar a todos los Miembros Nacionales, y someter a obediencia al
Derecho Internacional al Estado al que se le pide la entrega del Sujeto
Convicto y proceder a la expulsión -caso negativo- de todo su cuerpo
diplomático de los Estados Miembros; amén de la orden de detención instantánea
del Convicto donde y cuando se le encuentre fuera de sus fronteras.
Punto Séptimo
La naturaleza de la
Justicia Universal tiene por sustancia y esencia la inmunización de la
Civilización frente al Infierno de la Guerra.
Cuando el amor por la Paz
Universal ha sido vencido en el Individuo y el Estado, y se ha dado paso a la
locura de la pasión por la Guerra, mediante el temor a un Tribunal con Poder
Supremo sobre toda vida: sean políticos, militares o particulares, se establece
un Edificio de Paz todopoderoso el choque contra cuyos muros condena al
Transgresor a la ruina.
La implicación en el
Establecimiento de la Justicia Universal por parte de la Plenitud de las
Naciones inmuniza a sus Estados frente a la Guerra Civil dado que hace de la
Paz Universal competencia de la Plenitud de las Naciones, y estando sujetos
todos los Estados a la Ley Internacional: la Detención contra los Golpistas deviene
Directa, y “legitima” la Intervención de los Gobiernos Miembros contra el
Gobierno Golpista, cuyos autores pasan automáticamente a la competencia del
Tribunal, único competente para determinar la Pena de Destierro de la Vida
acorde a la sangre derramada.
Punto Octavo
El Ser Humano comienza con
la Palabra y obtiene su naturaleza de la Palabra. Y cualquier uso de la Fuerza
Animal da por muerto el Ser en el Individuo y en la Nación.
El empleo de la Fuerza es
la negación del Ser, y conduce a su pérdida en el individuo. La Civilización,
siendo el Hábitat Natural del Ser, debe proceder frente a semejantes respuesta
a la manera que se trata con las bestias asesinas que han probado la sangre y
se ha engendrado en ellas la pasión por la Guerra como medio de establecerse en
el Poder.
La existencia y
constitución de la Civilización tiene su raíz y su savia racional en la
Palabra; la Palabra es el único instrumento válido para la solución de los
problemas, a todos los niveles, y no hay nivel fuera del Poder de la Palabra.
Todos los Seres estamos desnudos frente a todos, y nos sentamos todos alrededor
de la mesa de la Civilización como quien no tiene brazos, para coger un arma,
ni pies, para hacerse zancadillas, y desde esta realidad estamos sujetos, con
todo el amor infinito a la Paz, a hablar hasta que se nos quede la boca seca.
¡La Tierra está llena de
agua! Bebamos y volvamos a empezar.
En consecuencia:
La misión de todo soldado
en situación de violación de la Paz, sea Civil o Internacional es:
levantarse en armas y
detener a los mandos superiores inmediatos,
proceder al levantamiento
en todos los cuarteles nacionales,
proseguir con la detención
de los mandos mayores en rebelión contra la Ley de la Paz, y continuar hasta la
detención de todo el Estado Mayor y el Consejo de Ministros del que depende la
Ley de la Guerra;
si hay sangre, esa sangre
sobre sus cabezas, que procedan los tribunales, y haya Elecciones Generales.
Naturaleza del Poder
Político
El origen del Poder
Político tiene sus fundamentos en la Historia Universal, pero para comprender
su Naturaleza basta decir que su Origen es la Sociedad. Y siendo la Familia el
Principio Natural de la Sociedad Histórica se entiende por lógica que todo ataque
contra la estructura de la Familia Natural es un ataque destructor contra los
fundamentos históricos de la Sociedad.
La estructura social de la
Familia Natural se repite en todas las especies de la Era Mamífera acorde a un
Prototipo de distribución de funciones existenciales entre las partes
integrantes y componentes de la Familia. Para determinar el Origen del Poder Político
es necesario, pues, determinar el Origen de la Familia.
La Familia surge como
efecto natural de la estructura de la Vida. El Fundamento reproductor
Heterosexual Patriarcal (padre-madre) sobre el que la Vida en la Tierra se
mueve determina la Naturaleza Histórica de la Unión de los Dos Sexos en una
Unidad Social regulada por la Ley de la Protección Mutua en el seno de los
fundamentos filogenéticos del Ser.
Por su Origen filogenético,
materializado en la Civilización, la Familia Natural es la Escuela Natural en
la que el Individuo adquiere todos los atributos connaturales a una
Participación activa dentro de una Sociedad cada vez más compleja.
De donde se entiende que
toda transformación subjetiva de este Prototipo Natural, en el que la Vida se
fundamenta para proyectarse en el Tiempo, es un atentado directo, más o menos
masivo, contra el Futuro mismo de la Existencia de la Sociedad.
La destrucción de la
Sociedad puede proceder de distintos flancos.
La anulación de la Función
Materna durante el Periodo de Lactancia, un año, en razón de la necesidad de
supervivencia del núcleo heterosexual en el seno de una selva de intereses
políticos en pugna, que sacrifica el Modelo Natural en el altar de la necesidad
material al ídolo del Consumo de Tecnología Basura -móvil o fijo- es un ataque
frontal contra el desarrollo Social de la Infancia.
La corrección de esta
distorsión, devolviendo a la Naturaleza su Ley, la liberación de la madre de la
actividad extrafamiliar durante el Año de Lactancia, es y supone un regreso del
Ser Humano a la Ley de la Naturaleza, y siendo el Ser la base del Futuro esta
Ley es de superior potencia a cualquier ley política derivada de las
estructuras económicas y administrativas sujetas a cambio y modificación.
Pues el Poder Político
tiene por dimensión de trabajo existencial la creación del concierto en el
aparente caos de una sociedad compleja en constante movimiento, la complejidad
de cuyo movimiento procede de su continuo crecimiento. Pero ahí empieza y acaba
el Poder Político, y cuando el Poder Político rompe sus límites y busca suplir
a la Ley Natural: el Poder Político se declara fuera de la Ley de la Naturaleza,
deviene el Enemigo Público Número Uno de la Sociedad Histórica.
El Poder Político, en
consecuencia, no estando fundada la Familia sino en la Ley de la Naturaleza,
atenta contra la Sociedad Universal, o Civilización, cuando interviene en la
Estructura de la Familia, sea para destruir su Esencia de Distribución de funciones
existenciales, sea cuando pretende crear un nuevo modelo familiar en base a
consideraciones meramente económicas que no conllevan ninguna función Natural
en cuanto a Deberes Procreadores y sólo prima en tales asociaciones no
heterosexuales los Derechos Económicos.
Ahora bien, vemos que la
Ley de la Naturaleza “NO” ha establecido el Origen de la Familia sobre razones
económicas y “SÍ” sobre la Protección por parte del Núcleo Procreador sobre la
Vida Procreada.
En este orden podemos
decir que el uso del sexo de cada individuo y la manera de usar su cuerpo es
asunto personal, mientras no atente contra las leyes, pero cualquiera sea el
modelo a que se atenga la estructura del comportamiento sexual individual: la Familia,
habiendo sido ordenada por la Ley Natural, es Sagrada por Universal, y
cualquier Violación de sus Fundamentos Históricos es un atentado contra la
Vigencia de la Ley Natural en el seno de la Sociedad Universal, o Civilización.
Dos primeras conclusiones:
Liberación de la Madre del
Trabajo durante el Año de Lactancia como prioridad histórica de la Sociedad,
y abrogación de la
denominación de cualquier tipo de Asociación Sexual no- Procreativa como
Familia.
La Familia sólo tiene una
Razón de Ser: la Procreación y Protección de la Vida Procreada. Y en
consecuencia la denominación de “Familia” para una asociación sexual ajena a
esta Razón de Ser es un rechazo a la Universalidad de Ley Natural.
Esto en cuanto a la
relación entre la Civilización y la Naturaleza.
Razón de ser del Poder
Político
El Principio de la
Sociedad es, en efecto, la Familia. Y el Origen de la Familia es, como se ve en
el Universo Mamífero, la Naturaleza. Y siendo la Ley Natural la causa de la
Familia entendemos por qué el Modelo Humano alzó el Futuro de nuestra especie sobre
las demás y determinó y extendió ante nuestro Género lo que llamamos la
Civilización.
Y es en este contexto
final donde entra en juego el Poder Político, de manera que, siendo la Familia el
Origen de la Sociedad, esta Sociedad ya formada por Ley Natural es el Principio
del Poder Político, que surge a fin de extender la ley natural al conjunto
social, determinando el comportamiento de dicha Sociedad a partir del de la
Familia Natural.
El Poder Político surge,
así, para mantener los efectos de la Ley Natural sobre la Sociedad en cuanto
una Gran Familia, en el seno de cuya Familia el Individuo, como ente nuclear,
conserva todas sus prerrogativas naturales, que devienen Ley a título Universal
con objeto de que esas prerrogativas sean el Modelo de comportamiento de la
Sociedad, y de aquí que el Poder Político se establezca sobre los pilares de la
Fraternidad, la Igualdad y la Libertad, que son las prerrogativas naturales
entre hermanos, extendidas ahora a lo universal.
La Civilización es, pues,
una Fraternidad Universal fundada sobre la Ley Histórica de Protección Mutua y
Distribución de Actividades entre sus Miembros, a imagen y semejanza del Modelo
Natural de la Familia. Son los Valores de este Modelo Natural los que le hacen
de savia a la Civilización, y le procuran al árbol de la Vida sus Leyes, su
Esencia y Sustancia.
La función principal y
trascendente del Poder Político es, en este orden, la defensa de este Modelo
Natural, con objeto de que sus Valores: Fraternidad, Igualdad y Libertad, se
mantengan inconmovibles con independencia de las transformaciones tecnológicas
debidas a una Sociedad Compleja en crecimiento constante en el Tiempo, y, a la
vez, estos Valores Universales, elevados desde la Ley de la Naturaleza a la Ley
del Espíritu, no puedan ser demolidos en razón de intereses temporales
subjetivos con origen en la rebelión contra la Ley Natural como Principio de la
Familia Histórica, en el seno de cuyo Modelo crecieron y se forjaron dichos
Valores Universales.
Cuando el Poder Político
rompe la Protección de la Sociedad a la Familia Histórica e irrumpe en sus
prerrogativas Naturales para formar el Ser en valores exclusivos de ese Poder,
el Poder Político atenta contra el Futuro de la Sociedad al alzarse en rebelión
contra la Ley Natural en el seno de la cual tienen su Principio dichos Valores
Universales, y su justificación de la destrucción de este Valor Universal de la
mayoría natural en defensa de una minoría circunstancial es un discurso suicida
que aboga por el fin de la Civilización, pues se comprende que no es la mayoría
la que debe plegarse al valor de la minoría sino al contrario.
Ahora bien, observamos que
el Poder Político en rebelión contra la Ley Universal tiende a dividir en
minorías a fin de proceder a una mayoría constituida por minorías,
estableciendo sobre la suma de las minorías el aplastamiento de la mayoría,
procediendo ¿democráticamente? a cultivar el fin suicida al que arribaron
tantas civilizaciones que hicieron su camino bajo el golpe del látigo del imperium de una minoría.
Esto en cuanto a la Razón
de ser del Poder Político.
Pero observamos una
ruptura histórica de la Ley Histórica el efecto de la cual transformó el Poder
Político en Imperium, y por este Imperium la Sociedad dejó de ser garante de la Ley de
la Familia para convertirse en una entidad organizada bajo el peso de una
minoría homicida y criminal.
La Arqueología y la Biblia
-aunque cada una por su lado- dicen que este paso suicida tuvo origen en
Mesopotamia. La Arqueología no entra en las causas de aquélla Caída y expone
las ruinas, y la Biblia no entra en los efectos y expone las causas de la ruptura
de la Ley Natural bajo la que había comenzado su andadura histórica la Primera
Civilización.
El resultado de aquella
ruptura fue el Fratricidio, y con el fratricidio la pérdida de la Igualdad y de
la Libertad.
Privada de los fundamentos
de la Ley de la Familia Natural la Civilización devino un agente destructor de
la Humanidad y de la Sociedad.
Este fue, en definitiva,
el drama que condujo la Caída Bíblica al mundo de Adán, y que traducido al
castellano significó el uso de la fuerza como vehículo de extensión de la
Civilización, a lo que se opuso Abel, prototipo de la Resistencia de su tiempo,
y contra cuya resistencia Caín, el Imperium,
dejó caer la bomba atómica de su tiempo, una simple mandíbula de asno.
Digamos que la historia de
la Fuerza desde entonces a nuestros días ha experimentado muchas
transformaciones, pero su sentido es el mismo, el sometimiento de unos a la voluntad
de otros, o la muerte. Y en tanto que esta ley de la Fuerza siga existiendo
-sea empleando la Guerra como medio de Pacificación, o el terrorismo como medio
de Conversión- el Poder Político y el Crimen irán unidos a la manera que la
mandíbula del asno al brazo de Caín.
En este orden, el Fin
Dialéctico del Socialismo era la conquista del Poder para arrancarle del brazo
a Caín la mandíbula del asno, pero una vez hecho esto: el Socialismo rompió el
discurso de la Dialéctica para devenir Demagogia, que como todo el mundo sabe
es lo que usaban los aspirantes a tiranos contra los dictadores.
El tirano, en efecto, usa
la irrenunciable pasión por la libertad para vencer al dictador, y una vez
vencido usar la mandíbula del Imperium contra
el pueblo sobre cuyas espaldas se subiera al trono del que bajara al dictador.
A esto se le llama Demagogia.
Luego el origen de la
esclavitud se halla en el momento en que el Poder Político transformó sus
prerrogativas sociales en instrumento al servicio de una causa con origen en
una ideología personal, individual, propia de un partido.
La Libertad, por tanto, no
reside en el Poder, sino en el Ser, y todo discurso del Poder sobre la Libertad
en el seno de una Democracia es Demagogia. Y esto sin privar a ese mismo canto,
si contra una Tiranía, del dulce encanto de la Sabiduría.
Esto en cuanto a la
relación entre la Libertad y el Poder Político.
Relación de los Poderes
La naturaleza política del
Poder podemos resolverla tomando como Origen su Principio Social, o sea, la
Familia, y no como metáfora sino como fundamento histórico. El comportamiento
de la familia ante a una fuente de subsistencia, frente a la cual la relación
viene determinada por la fraternidad, la igualdad y la libertad, es el
comportamiento que hereda el Poder Político, y por el cual deviene garante de
la preservación del Principio Natural en el terreno de la Sociedad.
Comparando los Bienes de
una Sociedad con un árbol y a la nación en su conjunto con una familia, digamos
que el Poder Político tiene la función de impedir que ningún miembro de la
familia haga suyo el árbol común del que depende la subsistencia de toda la
familia.
Digamos, pues, que Imperio
es toda estructura gobernada por una élite, sea de sangre azul, o de sangre
“roja”, pero que siempre a sangre fría se sitúa más allá de la ley. En este
orden, el Parlamento de los Estados Unidos de Europa, es el Imperium de una élite que no se sujeta a la Ley de
ningún Estado y le impone la suya a todos los Estados Miembros. Que este Imperium proceda de una raíz democrática no anula la
ley de la Historia, y contra la Sabiduría dirige el curso de la Civilización
Comunitaria hacia su Caída. Pues la Historia, como el Tiempo, no perdona.
¿Quién le hará de
almohadilla a la CEE una vez convertida en los E.U.E.?
El heredero del Zar Rojo
está a la espera del hundimiento de la Comunidad Europea en la creencia de que
fue el peso de la estructura internacional que Moscú se echó a la espalda, y no
la traición de los Soviets a su Dialéctica, la causa de la ruina del Imperio
Comunista.
El Islam confía en que la
profundización de la Crisis Económica, alentada por el petróleo, determinará la
Caída de la Democracia Europea.
¿Quién más espera como
buitre babeando por los despojos? Y sin embargo el destino de todo Imperio es
su Caída. ¿Quién está, en consecuencia, financiando la creación de un
Super-Parlamento Europeo con funciones imperiales?
Hasta aquí en cuanto a la
Naturaleza del Poder Político.
El Reto del Siglo XXI
Como ya vengo diciendo el
Futuro es nuestro, pero el Mañana es de Dios, y en este orden, dejando la
especulación sobre a quién le pertenece el Mañana, pues ¿quién sabe cómo será
el mundo en el siglo XXV?, pero siendo propio del Ser moverse en el Tiempo, y
asumiendo estos límites por los que las fuerzas del Individuo se centran en
la esfera de su dimensión social, donde su Futuro se realiza y lo
llama a la acción, y tomando esta consciencia como punto de arranque, digamos
que la Crisis Mundial, que es crisis de Civilización, tiene su etiología en una
relación antinatural entre el Estado y el Hombre.
De haberse producido la
relación Estado-Hombre dentro de una Estructura Ontológica serían distintos los
fundamentos de la realidad a estas alturas de la Historia.
La ausencia de relación
Creadora entre el Estado y el Ser es uno de los pilares que están haciendo
temblar la Civilización, y que de no proceder a su corrección acabará
finalmente por hundirla.
El punto básico que está
haciendo que se tambalee todo el edificio de la Civilización consiste en la
Manipulación de ese Periodo Ontológico en el que la Fuerza Creativa del Ser, en
su Juventud, da paso y se transforma en la Energía Creadora de la Sabiduría que
procede de la Experiencia de muchas décadas en la Vida. Las fuerzas de este
asalto contra el Ser tienen su estrategia de acción en la transformación de la
Juventud en un producto de Consumo, y la acción estatal respecto a este estado
Ontológico es la que le corresponde al del pañuelo que se usa y se tira.
El Fundamento de un
Edificio Social con Aspiración de crecimiento sano y alegre, dinámico y
fructífero, tiene en la Sabiduría que procede de la experiencia su columna
vertebral. El Estado Moderno tiene por función exprimir al hombre, chuparle la
sangre, y cuando ya no le queda fuerzas: arrojarlo al basurero. Pero sin
Juventud No hay Estado, ni Civilización, ni nada que se le parezca.
De manera que en un Nuevo
Modelo de Relación Estado-Hombre, donde la Realización del Ser es su Meta, y
dado que sin Juventud no existe Mundo, y porque la Juventud es la Fuerza del
Mundo, es sólo natural que una vez vivificada esta Fuerza la Civilización
responda poniendo a los pies y en las manos del Ser todos sus beneficios.
Traducido esto al momento
actual digamos que a estas alturas la Sociedad hubiera debido estar articulada
para volver a encontrarse con el Ser, al que financiara en la flor de su
Juventud, y al que vuelve mirando ahora no a su Fuerza, sino a su Sabiduría. Es
este momento en el que se produce la entrada en la Tercera Edad, que la
Civilización debiera poner en las manos del Ser una nueva cantidad,
multiplicada por las décadas, promoviendo de esta manera no la retirada del Ser
de la Actividad sino su integración en la Civilización desde una nueva
perspectiva.
En números reales digamos
que es solo de Justicia que al término del Periodo Activo, y al principio del
Periodo Pasivo, la Familia, entendida como la Pareja Creadora de Juventud del
Futuro, ya Presente, reciba de la Sociedad una cantidad decisiva, para que en
su experiencia la administre acorde a la Sabiduría: para el disfrute del Ser en
el Espacio y del Fruto de su Carne y Sangre en el Tiempo.
Observamos, en
consecuencia, que al haber tenido el Estado en la Juventud un Producto de
Consumo y de extracción de Fuerza sin compensación de ninguna clase, excepto el
aparcadero en una Tercera Edad privada de todo disfrute de su experiencia y
Sabiduría, y enajenada del Cultivo de su Sangre en el Tiempo por impotencia de
medios, y lo mismo la Democracia que la Dictadura tienden a imponer esta
Sociedad contra el desarrollo y Madurez del Ser como Manifestación Suprema de
la Creación, era sólo lógico que más tarde o menos temprano un Mundo basado en
semejante Fundamentos emprendiese una cuesta abajo sin retorno.
Pero digamos que el Mundo
ha entrado en esta Fase Final no por voluntad propia. Observamos que lo mismo
los sistemas de izquierdas que los de derechas, todos tienden indefectiblemente
a la perpetuación del Estado como Ente Supremo de Regulación del Pensamiento y
Subordinación del Ser al sistema animal de conversión del Hombre en una bestia,
productora de la sangre que el Poder requiere para mantenerse “forever young”.
Obviamente doy por
descontado que nadie creerá que una Sociedad pueda fundarse sobre Periodos
Ontológicos, y asumo que el Poder tiene en esta Incredulidad su Arma letal.
Pero este Siglo dirá si la Posibilidad se hizo real o devino un pensamiento sin
futuro.
En cuanto a lo que vemos,
la ausencia de esta Arquitectura ha sido el caldo de cultivo donde la locura,
la violencia, la dictadura, el imperio y la corrupción alimentadora de las
infinitas guerras que hemos vivido, en cuanto Humanidad, encontró su criadero.
Nadie tiene la culpa, y el
que la tuvo ya fue redimido, así que lo que nos queda es la Acción. Pensar la
Posibilidad de la Articulación de una Sociedad Mundial basada en estos Periodos
Ontológicos, tal que las Columnas de todo el Edificio crean en el Poder del
Hombre para hacer posible esta Evolución Trascendente y Decisiva de su
Civilización, es dar el Primer Paso hacia su Construcción.
Y sobre la marcha ya
iremos viendo cómo vamos solucionando los problemas que han de salirnos al
paso, especialmente si no olvidamos que estamos caminando al filo del
precipicio.
En cuanto a la que nos
preocupa, observamos que la estructura del Ser sobre la que se basó el Estado
Moderno tuvo en un Modelo Animal del Hombre su prototipo, y que, superado una
vez, y en vía de superación final ya, extendiéndose el periodo de existencia
del Ser de la media de medio siglo al siglo, y buscando la realización de los
120 años naturales propuesto por Dios, todo el Sistema de Relaciones Humanas
debe transformarse con objeto de articular el Estado y la Sociedad acorde a
esta Nueva Dimensión que nos espera al otro lado del Salto Evolutivo que
estamos a punto de dar, si no voluntariamente sí, al menos, provocado a la
fuerza por la situación mundial en que nos encontramos.
Una cosa es conceptuar la
Existencia tomando la vida media del hombre moderno: medio siglo, y otra muy
diferente partir de un Ser cuya vida media natural es un Siglo. Es todo el
Edificio el que debemos transformar con objeto de que la existencia de la Civilización
prosiga sobre Fundamentos Ontológicos.
Es porque el Estado
Moderno, democrático o dictatorial, de izquierdas o de derechas es igual, son
lo mismo, no puede concebir la existencia de un Hombre dotado de una Vida Media
Natural de un Siglo, que su Sistema se hunde y produce la Guerra como medio de
liberación de la insoportable masa humana, para liberarse de la cual no tiene
fuerzas, tal como se hiciera en las Guerras Mundiales.
Este Estado Moderno,
incapaz de sostener una Sociedad de vocación eterna: libre de Enfermedades, de
Locura, de Criminalidad y de Suicidio, es, sin quererlo pero por inercia, es el
que tiende a la perpetuación de la Guerra como Medio de Liberación de sus
fuerzas, y promueve la Impotencia de las energías de la Civilización a fin de
perpetuar el status quo de las Familias Salvajes que se han repartido el Poder
y aspiran al Control de todos los Medios de Nutrición y Producción del Mundo.
Incapaz el Poder Moderno
de concebir una Sociedad Humana Libre de Enfermedades tiene que promover la
Enfermedad a la vez que proceder a una cura, eliminando en el proceso una gran
masa humana.
Verdad rotunda y tremenda
que vemos en la Asociación Estado-Tabaco, donde si por un lado se busca la cura
del Cáncer y las enfermedades asociadas al tabaco, por otro se promueve el
Cáncer mediante su Monopolio sobre la Tabacalera y la Libertad de los Productores
para poner en circulación un producto que atenta malignamente contra la Salud.
El mismo elemento de
Asociación Criminal lo encontramos en la legislación sobre el Alcohol, un
producto altamente tóxico que atenta contra la salud mental del ser humano y su
relación familiar y social, pero que es promovido por el Estado Moderno a fin de
mediante sus consecuencias eliminar esa masa humana cuyo crecimiento hundiría
el sistema sobre el que basa su Poder.
El Delirium Tremens del
fracaso del Estado Moderno es la necesidad de la Guerra como medida final a que
es conducido por su impotencia para transformarse y su incapacidad para dar vía
libre a un Modelo Humano cuya Vida Media es de un Siglo.
El reto, por tanto, que
tenemos por delante y en cuya plataforma se jugará la Civilización su Futuro en
este Siglo XXI, es, como decía el poeta, de Ser o no Ser.
Ciencia del Bien y del Mal
El Mundo sigue abierto al
Futuro. Los retos de cada Siglo, de cada Milenio, son realidades que cada
Generación debe afrontar desde la Inteligencia que mira al Interés Universal.
Somos semejantes de Dios; somos el reflejo vivo de Su Alma Social. Desde esta
Verdad comprendemos que desde el momento en que un hombre, un grupo de Poder,
un Partido Político, una Sociedad secreta, una institución religiosa, etcétera,
pone el universo de las Relaciones de la Sociedad a sus pies para satisfacción
de sus propios instintos y pasiones, desde este momento el letal Virus de la
Corrupción comienza su andadura hacia su meta: La Dictadura, la Tiranía, la
Teocracia y finalmente la Guerra.
Seis mil años viviendo en
el infierno capacita al hombre para abstraer conclusiones finales sobre la
naturaleza de las leyes que rigen el comportamiento de los vivientes bajo el
imperio de la Ciencia del Bien y del Mal.
Seis mil años de
experiencia sufriendo el infierno de corrupción más allá de la justicia, seis
mil años son suficientes para armarse de valor y alzarse contra todo tirano,
dictador, corrupto y ególatra demente que en nombre de una revolución hecha a
su medida únicamente pretende enmascarar su conquista del status de un dios a
la imagen y semejanza de Satanás.
No podemos permanecer
viviendo de rodillas ante la Muerte. El Miedo a la Muerte es el principio de
todas las dictaduras y tiranías. Tan malo es el Crimen del Dictador como la
Cobardía del Ciudadano.
No hay conclusiones sino
en relación a los problemas del momento. Cada generación tiene los suyos y cada
siglo debe responder a sus problemas de acuerdo al mismo espíritu que conduce a
la Humanidad de Siglo en siglo hasta alcanzar la Paz Mundial sobre las bases de
la Verdad y de la Justicia, nunca sobre los pilares malignos de la dictadura de
las leyes políticas y la tiranía de los intereses individuales.
En este orden bueno es
afirmar que el Poder Político en un mundo regido por la ley del Bien y del Mal
tiene su Origen en el Crimen, y su Razón, teniendo por medio el Asesinato,
tiene por Fin la ruina del pueblo sobre el cadáver de quienes se oponen a la ejecución
del delito sin cuya consumación no se puede acceder al Poder.
El Episodio de Caín y Abel
es la Lección Suprema Número Uno que Dios nos pone delante de la cara para el
que tenga ojos vea el Origen y Razón del Poder en su naturaleza más sórdida y
repugnante, el asesinato del propio hermano como resultado de la oposición de
éste a secundar los planes del aspirante a salvador del mundo.
La función y misión de
todo hombre, deduciendo de seis mil años de Fratricidio Universal
Ininterrumpido, es abolir el Poder fundado sobre este Delito.
Un Poder Político que no
tiene por Principio y Fin la Fraternidad Universal sino que se alza sobre la
Ley del “Yo Soy el Gobierno, Yo soy el Estado”, es un Poder Asesino, Parricida,
Matricida, Fratricida, Homicida, ese Poder es, en definitiva: un Delito contra
la Humanidad, es un Poder que nace en la Corrupción para conducir a la Nación a
la Tiranía.
No hay excusa, no hay
justificación, no hay razonamiento ni discurso que valga en defensa de ese
Poder; el Poder en cuanto que justifica el Delito, y quiere hacer del Delito el
medio necesario para un fin que trasciende al propio Delito, ese Poder es en sí
un Delito contra la Naturaleza de la Vida.
Esta perversión de la
Naturaleza del Estado nos pone delante la Necesidad de la Separación de
Gobierno y Estado a fin de que por el Gobierno sea abolida esa Necesidad y por
el Estado sea regulado el Gobierno a fin de que no pueda usar los poderes del
Estado para encubrir crímenes de ninguna naturaleza.
Observamos que en las
Naciones donde Poder y Estado son una sola cosa, tipo Socialista, el Crimen de
Estado sigue siendo una Necesidad legal.
En las naciones donde el
Islam tiene el Poder, el Crimen es parte del Estado y el asesinato selectivo,
por razones religiosas o políticas, es condición natural a cumplir en orden a
su supervivencia.
De manera que en los
Estados Socialistas, sin renunciar al Crimen como Razón Política, el Crimen de
Estado está compungido porque no puede manifestarse en la plenitud de su
sentido en orden a la repugnancia que se va operando en el seno del Pueblo,
cuya aspiración a la Democracia crece imparable, aunque reprimida.
Observamos que, en las
Naciones Islámicas, siendo la Democracia contraria al Crimen de Estado, el
Estado es Criminal por Naturaleza Religiosa; y siendo la Democracia el Estado
en que el Crimen Político y Religioso es un delito, es sólo natural que la
Democracia y el Estado Islámico se hallen siempre y eternamente atrapados en el
Episodio de Caín y Abel.
La Revolución de la
Primavera Árabe habla mejor que escribo.
Así pues, la misma Ley que
puso en escena el Crimen como condición necesaria para el acceso al Poder,
sigue operativa en las naciones donde el Poder, alcanzado mediante crimen,
necesita del Crimen como Razón de Supervivencia.
No es en vano que habiendo
el Cristianismo alcanzado su posición en la Civilización sin haber utilizado el
Crimen como Medio, allí donde crece el Cristianismo haya crecido la Democracia,
y una vez nacida, conviviendo con el Cristianismo, el Pueblo por propia inercia
evolutiva tienda a la Supresión del Crimen como Razón de Estado.
Y viceversa, habiendo sido
el Estado Cristiano el campo donde el árbol de la Democracia echó raíces y
creció hasta alcanzar la evolución que se observa en los Estados Europeos, la
batalla por la extinción del Cristianismo por parte del Poder Socialista, es
condición sine qua non para su perpetuación en el Poder.
Después de 30 años de
Poder Socialista ¿qué se podía esperar en el futuro de Grecia sino la ruina?
La Ley es obvia, allá
donde se implanta el Socialismo crece la ruina; allí donde se implanta el
Islam, la Democracia aborta.
Así pues, seis mil años de
vivencia en el infierno es todo un curso en la Ciencia del Bien y del Mal que,
siguiendo la inteligencia natural, debiera haber hecho de todo hombre, varón o
fémina, un verdadero catedrático en la materia. Lamentablemente observamos todo
lo contrario, es decir, que cada persona actúa como si el mundo hubiera nacido
con él y la Historia no tuviera nada que ver con su presente y su futuro.
Esta desconexión de la
Memoria con la Consciencia se le llama esquizofrenia.
No en vano toda
organización que busca el Poder tiende a provocar este proceso esquizoide
durante el Periodo de Crecimiento de la Inteligencia Natural. Creando un abismo
entre Presente e Historia Universal, el Poder intensifica la implantación de
una Memoria Histórica Artificial, levantando entre el Presente y el Futuro un
Muro contra cuya dureza se rompe la cabeza la Realidad. En este juego de
intereses individuales el hombre se queda, como dice el proverbio, bailando en
la cuerda floja.
La Ley es lógica: donde no
existe cultivo de la Inteligencia se produce por fuerza la cosecha del Votante
Basura, que es aquel incapaz de relacionar las leyes de la Historia, que son
las conclusiones de la experiencia, con el Presente y sus circunstancias.
¿Existe una sola nación
islámica donde gobernando el Corán reine la Ley de la Democracia?
¿Existe una sola nación
que tras treinta años de Poder Socialista no haya sucumbido en la ruina?
La Ruina y la Tiranía es
la salida a la que conduce todo Estado sometido al Socialismo; ejemplos de
ruina, Grecia, y de Tiranía, Cuba.
Luego volviendo a la
magistratura que concede seis mil años de vivencia en el infierno de la Ciencia
del Bien y del Mal, el hombre, varón o fémina, que busca un mundo para sus
hijos donde la Ley sea la de la Vida, tiene por tarea no tocar jamás ninguna de
las ramas del Árbol de la Ciencia del Bien y del Mal, sea Socialista o
Islámica, a la vez que tiene por trabajo perfeccionar el Estado Democrático
mediante la evolución de toda su estructura hasta la supresión total y
definitiva del Crimen de Estado como Razón de Gobierno.
El Gobierno no tiene por
privilegio el uso del Estado para el aplastamiento de las fuerzas opositoras;
el Estado tiene la función histórica de impedir que el Gobierno pise las Leyes;
es decir, el Futuro de la Civilización pasa por la Separación de Estado y
Gobierno, dos dimensiones paralelas que coexisten pero no deben mezclarse.
Observamos, que donde el
Estado queda esclavizado al Gobierno por Ley, la Corrupción Política y la
Perversión de los Gobiernos por los poderes económicos internacionales y
nacionales conduce al Estado a una intensificación de sus capacidades
represoras, justificando el Gobierno el abandono de la Herencia Democrática
conseguida durante decenios en la necesidad de salir de la ruina, a que el
Pueblo fue conducido por ese mismo Poder que se quiere ahora alzar como
salvador de la Nación sobre la que atrajera semejante ruina.
Es, por tanto, un
“fenómeno” leer las declaraciones de los gobernantes proclamando querer
erigirse en los salvadores de la ruina que ellos mismos provocaron. Pegan la
puñalada y exigen ser el médico que cure y cierre la herida, y quien le niegue
el deber que les asiste de curar al moribundo es un enemigo de la Democracia.
Si el “fenómeno” es este
tipo de gobernante, no menos “fenómeno” es un votante incapaz de relacionar
puñal con herida, y a Judas con treinta monedas de plata.
Difícil se hace, por
consiguiente, para quien ama la Historia como fuente de la Memoria Universal,
asimilar la esquizofrenia intelectual que pregona el Poder, Socialista o
Islámico, como condición necesaria para la preservación del Orden y el Progreso
del Estado.
No es el Estado el que
debe progresar, es la Nación la que debe evolucionar desde un estado salvaje,
bárbaro, racional, a uno intelectual, en lo material y en lo espiritual, donde
el Poder no existe como Medio ni como Fin sino como Principio del Ser Humano, y
este Principio basado en la Palabra, que se hace Ley para hacer de cada hombre
ley en sí mismo; y acorde a esta Evolución crece el Estado para mantener
siempre el Gobierno dentro de las Leyes.
De donde lo contrario, la
Corrupción y la ruina de los Estados: procede de la creación de leyes por parte
de los Gobiernos que miran exclusivamente a la legalización de las actitudes y
comportamientos delictivos de los Poderes, sean Políticos, Religiosos o
Económicos.
Ya vemos, siguiendo el
Curso sobre Ciencia del Bien y del Mal, que Dios tuvo que abrir, contra su
Voluntad, hacer de nuestro mundo el libro donde leer, escrito con nuestra
sangre, por qué Dios abolió todo Poder y declaró el Fin de toda Corona y
Señorío, estableciendo un Estado Universal, Único y Todopoderoso, es decir,
Incorruptible, permaneciendo el Gobierno de cada Nación distinto de este Estado
y a la vez sujeto a la Ley de dicho Gobierno Universal.
En una superficie de
referencia más cercana, por hablar a lo humano, el Estado es al Gobierno lo que
el esqueleto al cuerpo humano. La persona tiene la libertad de movimiento para
dirigir su existencia hacia aquello que le sugiera su deseo de vida; y sin
embargo la persona no tiene ningún dominio ni poder sobre su esqueleto. El
Estado, (esqueleto), siguiendo esta ley de vida, no tiene la misión de reprimir
o imponerle al Gobierno (el cuerpo) la dirección de su movimiento; y viceversa,
el Gobierno no puede manipular la estructura del Estado, y cuando lo hace entra
en la Nación la Corrupción y la Ruina que conduce a la Dictadura, y por la
Dictadura, a la Guerra Civil.
La actuación biohistórica de Gobierno y Estado en coexistencia
“inseparable” pero “separada” es la que determina la Inmunización de la
Sociedad, la Nación y la Civilización contra la Corrupción, la Dictadura y la
Guerra.
Obviamente todo Poder
Político o Religioso que busque su propio Interés, no otro que su Supervivencia
en el Privilegio, ha de levantarse contra esta Separación de Estado y Gobierno;
ahora bien, si Abel era santo y prefirió, como Cristo, dejarse matar antes que
responderle a la violencia con violencia, el Derecho a la defensa de la Vida es
superior al martirio cuando no existe causa de crucifixión y el que está
dispuesto al crimen se ha puesto más allá de toda capacidad de redención; o
como reconoce la Carta Fundacional de la Democracia: la Nación, el Pueblo y el
Estado tienen el Deber de levantarse contra el Gobierno cuando quiere usar el
Poder como plataforma hacia la Dictadura mediante la ruina de la Civilización.
Observamos en el
comportamiento de las clases políticas cómo la Crisis Económica Global está
siendo usada para la creación de Figuras Totipotentes, cuyos poderes especiales
atentan contra la evolución de la Civilización. La respuesta de la alianza
entre los poderes políticos y económicos a los problemas urgentes que la propia
evolución promueve, no es sino la necesidad de dotar a la Democracia de
“poderes especiales”, a la salud de los cuales la Libertad de expresión y de
Movimiento son sacrificadas en aras “de la Libertad, el Orden y la Paz”.
CAPÍTULO
OCTAVO
ONTOLOGÍA
DE LA FAMILIA
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