| cristoraul.org//El Vencedor Ediciones | 
|  | 
 |  | |
|  
                 
 
 CAPÍTULO
		  SEXTO
		      ONTOLOGIA
		  Y ORIGEN DEL ABSOLUTISMO
		      I
		       El origen de
		  la Guerra es el Deseo de Poder Absoluto; y el medio de darle realización a este
		  Deseo es el Crimen. La experiencia, que no nos falta en este asunto de la
		  Ciencia del bien y del mal, así lo testifica poniendo ante el tribunal de la
		  Historia el Fratricidio de Caín contra Abel como ejemplo visible de la Matanza
		  que en sus días se realizara y desencadenó el Fin de la Primera Edad del
		  Hombre.
		   Son ya
		  múltiples los testimonios de fuentes escritas no bíblicas, y que no conocieron
		  la Biblia, las que saliendo de la tumba han abierto la Memoria de la
		  Civilización a una Tragedia que marcó un Antes y un Después en la Historia del
		  Género Humano. Se entiende que el Ateísmo Científico, ya consolidado, hiciese
		  todo lo posible por silenciar la voz de los muertos, máxime cuando la Ciencia
		  en su conjunto había cambiado la Doctrina de la Igualdad de los Derechos
		  Divinos del Hombre por la Teoría de la División de la Raza Humana en dos
		  especies, la del Pobre y la del Rico, en términos darwinistas: Fuertes y
		  Débiles. Evangelio Darwinista que vino a darle respuesta al Dilema del Poder de
		  Dios y la Tragedia del Género Humano. Pues si por un lado vino a justificar con
		  su Hipótesis el Derecho de las clases gobernantes al Poder Absoluto, en un
		  principio desde la Reforma Anglicana declarando Divino el Trono del Imperio
		  Británico, más tarde en base a la Doctrina Ideológica de la Selección Natural
		  vino a absolver el Crimen en el ejercicio del Poder en razón de la Ley de la
		  Naturaleza.
		   El evangelio
		  darwinista vino a darle nueva forma al derecho Divino de las Coronas
		  Protestantes: Derecho al Crimen de Estado, y a la Guerra como instrumento de su
		  mantenimiento en Bien de la Civilización.
		   La
		  Malignidad del Evangelio Darwinista consumó su Opera Magna en la Segunda Guerra
		  Mundial. Pero digamos en descargo de la carga latente de hiperfascismo que Darwin dibujó en su Teoría de la Evolución, que el pobre hombre, siendo por
		  su background un nacionalista, defensor a ultranza de
		  la tendencia imperialista en boga en la Civilización Británica de su época, el
		  derecho de la Corona Británica a aplastar a las naciones en el ejercicio de su
		  Poder Divino sobre la Vida y la Muerte fue para Darwin una realidad natural.
		  Predeterminado su pensamiento por esta tara mental del nacionalismo
		  imperialista británico era lógico que su inteligencia fuese impotente para
		  abstraerse del problema de la Naturaleza de su Siglo y, esclavo de su Cuna no
		  viese ninguna violación de la Ley Natural en el Poder Absoluto, que le convenía
		  a la Corona: por Orden Divino no... pero sí por Selección Natural.
   ¿A quién le
		  extraña que la Corona elevase a su nuevo profeta al altar de los Lores?
		   No vamos a
		  entrar ahora en la participación del Ateísmo Científico en el conjunto de
		  causas que acumulándose arrastraron a las naciones del Siglo XX al campo de las
		  Guerras Mundiales. La participación ideológica del Ateísmo Científico en sus
		  formas distintas de materialismo fue masiva.
		   Rastrear
		  cada una de las piezas de la cadena en este momento y lugar nos alejaría del
		  verdadero epicentro del que partiera esta investigación en busca de la
		  respuesta a la Crisis de Esquizofrenia Suicida que el Género Humano lleva
		  experimentando desde hace seis mil años. Lo que nos interesa Hoy a nosotros es
		  cómo abolir la herencia del Poder Absoluto, que jamás ha sido abortada sino
		  pasada de unas manos a otras; y legar a los Generaciones que nos sucederán una
		  Civilización Universal, Libre, fundada no en el Miedo al Genocidio que es la
		  Guerra, sino en el Derecho del Hombre a Vida y a la Paz.
		       Basta
		  estudiar la estructura del mundo tal cual se nos presenta a la inteligencia y
		  seguir la línea de caída de los pueblos en el Absolutismo para encontrar la
		  diana hacia la que dirigir la flecha del pensamiento, mirando a cortarle a todo
		  hombre, sea quien sea, el acceso al Poder como trampolín a la Dictadura y la
		  Tiranía.
		   II
		       La realidad
		  es firme en su argumento: “La estructura del mundo es el reflejo de nuestro
		  pensamiento”.
		   NO es un
		  contrasentido afirmar que el Pensamiento es el origen de la Idea que mueve las
		  fuerzas de la Historia, y desplegando su Brazo le da forma a una Civilización.
		  La Sociedad es el campo de acción donde esa Fuerza le da cuerpo material al
		  Pensamiento Creador. Sea éste del Hombre sea de Dios el resultado final
		  dependerá siempre de la Idea productora que interviniendo en la Sociedad la
		  mueve hacia la realización de esa Civilización que vive en Semilla en el
		  Pensamiento.
		   El Poder de
		  la Inteligencia está en promover este acoplamiento del Pensamiento con la
		  Sociedad como Materia sobre la que proyectar las Fuerzas necesarias para
		  levantar el Edificio entre cuyas dimensiones se desenvolverá en el Tiempo la
		  Civilización que vive en el Espíritu Creador.
		   El Juego de
		  fuerzas, que hemos observado en la Historia Universal escrita, se desenvuelve
		  en una lucha real entre Dios y el Hombre por implantar cada cual su Idea de lo
		  que debe ser la Civilización. Parece ser una Contradicción que la Criatura se
		  alce contra su Creador y le quiera imponer a su Creación un Civilización acorde
		  al Pensamiento que sobre sí y su universo tiene el Hombre.
		   En fin, esta
		  dialéctica pertenece al terreno de la Historia del Cristianismo, y creo haber
		  penetrado en su dimensión en la Historia Divina de Jesucristo con suficiente
		  garantía de haberle dado respuesta a esta cuestión. No hay necesidad pues
		  necesidad de perderse en una discusión metafísica sobre la conexión invencible
		  entre pensamiento-idea-sociedad desde el punto de vista de la interrelación del
		  Hombre con Dios. Así que descendamos a tierra firme y mejor sigamos la Palabra
		  de la Sabiduría “al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”.
		   Ya con los
		  pies en el suelo del día a día podemos afirmar con pleno convencimiento y sin
		  ningún prejuicio que la existencia de la Ideología, como ente filosófico
		  creador, unas veces para bien, otras para mal, es un hecho universal que
		  determina la naturaleza de las fuerzas bajo cuyos principios - ora políticos,
		  ora religiosos, económicos o científicos - son gobernadas las naciones.
		   Las palabras
		  sobran cuando el discurso proviene de los hechos. Pero aquí podríamos descender
		  a los bajos estratos de la dialéctica y liarnos a bocados con sus principios.
		   Ha sido el
		  método, la costumbre, el instrumento de guerra o como quiera llamársele,
		  adoptado por los pensadores de todos los tiempos refutar los sistemas para
		  abrirle camino al propio. Es un método puritano tan manido que la sola idea de
		  echar mano de su recurso sería por mi parte una manera de esquivar la cuestión
		  sobre la relación entre pensamiento y estructura social. Basta decir que no
		  existiendo el pensamiento en ninguna especie, fuera del Hombre, es natural que
		  la Civilización sea privativa de la Vida que sí tiene en el Pensamiento su
		  naturaleza. Hablamos de nosotros, el Hombre.
		   La
		  importancia de la naturaleza del Pensamiento, en consecuencia, emerge de esta
		  exclusividad universal que priva a toda especie de cualquier manifestación
		  organizativa sujeta a leyes no autómatas - tipo instinto - y deviene exclusiva
		  de la especie inteligente en cuyo cuerpo la Vida alcanza su apogeo al ser ella
		  misma Vida que deviene Ser.
		   Fuera de las
		  contradicciones y frente a la estructura de un mundo que nos viene dado,
		  tenemos muchas maneras de actuar sobre la estructura social de las naciones. La
		  Historia está llena de ejemplos respecto a la acción basada en la Fuerza. Pero
		  solamente en los últimos siglos el Pensamiento vino a formar parte de la Razón
		  Creadora de la Civilización.
		   Aunque el
		  pensamiento viniera actuando desde milenios atrás de siempre estuvo sometido a
		  la Fuerza de las armas, y, consecuentemente, el pensamiento utilizó la fuerza
		  de las armas, generando el concepto de Revolución como método de actuación
		  sobre la estructura del mundo.
		   Pero el
		  ideal utópico de la Inteligencia es el Pensamiento Libre de cualquier Fuerza
		  Privadora de Vida como instrumento y método de transformación de las
		  estructuras sociales. De donde nace el concepto de Diálogo como Parlamento.
		   III
		       La
		  experiencia, ésa realidad que nos viene impuesta y observamos en toda su
		  extensión sobre la faz de nuestro mundo, tiene por vocación denigrante
		  aborrecer el pensamiento no sujeto a ideologías presupuestas, y por fin: hacer
		  del hombre un esclavo del pensamiento escrito, comentado y transmitido bajo
		  decreto a las generaciones, entre las que nosotros mismos somos una de tantas.
		   Ahora bien,
		  Dios creó al hombre desnudo, y no precisamente para que el macho y la hembra
		  hiciesen del sexo el tope de la experiencia que puedan vivir. Contrariando a
		  tanto beato y demás torpes, la desnudez del hombre se refería a su “no posesión
		  de armas de guerra”, y, lo que es más trascendente, “a su ignorancia sobre la
		  ciencia de la guerra”. Ignorancia maravillosa por la que la Palabra y el
		  Diálogo fue el instrumento de acción de las primeras familias y sus creaciones.
		   Es verdad
		  que en las cavernas y primeras habitaciones humanas las pinturas reflejan el
		  conocimiento del arco y de las flechas. Como no es mentira que en esas mismas
		  proyecciones de la mentalidad humana de nuestros primeros orígenes esas flechas
		  jamás tuvieran al hombre por diana, y sí las bestias.
		   Arcos y
		  flechas, cuchillos y hachas prehistóricas no fueron armas de guerra y sí
		  instrumentos necesarios para la existencia de las primeras sociedades
		  naturales. El alto grado de composición pictórica alcanzado en las cavernas
		  murales negaría esta afirmación y afirmaría la negación establecida mediante la
		  representación del hombre como enemigo, algo que sólo se produciría en lo que
		  llamamos propiamente Historia, y era desconocido en la Prehistoria: “la
		  Guerra”.
		   Y porque era
		  desconocida la Ciencia de la Guerra, o Ciencia del Bien y del Mal, el arte
		  prehistórico ejerció su mano situando al hombre frente a la naturaleza, y jamás
		  al hombre frente al hombre.
		   Ya sabemos
		  que, posteriormente, y apenas a un paso en el tiempo, las grandes mentes de la
		  ciencia, utilizando la técnica de lavado de cerebro, borraron del Pasado del
		  Hombre su verdadera Memoria e instalaron en su Mente una Historia de las Edades
		  Prehistóricas escrita en las cloacas del Poder, dentro de cuya estructura el
		  hombre fue una bestia para el hombre desde que la bestia se hizo hombre.
		   Habría mil
		  formas de refutar esta perversión del conocimiento científico, jamás avalado
		  por los Hechos, impuesta a la Historia en base a la mediocridad del intelecto
		  científico de los dos últimos siglos pasados. Este Siglo se encargará de poner
		  a secar los cerebros lavados. Así que sigamos.
		   IV
		       Pensar no lo
		  es todo, pero es lo máximo, y de aquí que la ruina de las sociedades y la
		  destrucción de las civilizaciones procediesen como efecto del embrutecimiento
		  del cerebro humano. Sin ir más lejos no olvidemos que el mecanismo de todo
		  poder, independientemente de su cobertura democrática, tiene en la anulación
		  del pensamiento, mediante la imposibilidad de ejercerlo en base a la
		  esclavización del hombre al trabajo, su aliado dantesco.
		   El trabajo
		  es necesario, porque el hombre en tanto que ser es un ente creativo y creador
		  que necesita expresarse actuando sobre la materia, pero cuando el trabajo
		  deviene una cadena al muro de la supervivencia el trabajo es una maldición. De
		  aquí que conociendo esta ley Dios hablase en su Juicio descubriéndole al mundo,
		  una vez que el mundo eligió sobre ser Palabra ser Fuerza, la consecuencia de su
		  elección: “Te ganarás el pan con el sudor de tu frente, y cuando labres la
		  tierra te dará abrojos y espinas”.
		   Al igual que
		  antes se interpreta la Desnudez desde la carne, contra la bendición a la
		  reproducción Natural ya escrita, interpretando esta nueva sentencia desvían los
		  genios de las interpretaciones el espíritu hacia la materia, salvando a la
		  inteligencia de cualquier patología maligna a revertir sus efectos destructores
		  sobre la Historia de la Vida en la Tierra.
		   La lógica
		  elemental no se cansa de tomarnos por tontos y como tal nos trata creyéndonos
		  perdidamente idiotas por ser incapaces de comprender que quien es Espíritu no
		  puede, bajo ningún concepto, reducir su Pensamiento y palabra a la Materia, y
		  diciendo te dará “espinas y abrojos” se estaba refiriendo al efecto final del
		  trabajo de la Inteligencia Racional cuando corta sus raíces con la Inteligencia
		  Creadora y se declara libre para crearse un mundo y universo a su medida. Dios
		  simplemente se limita a conceder lo que se le quita. Y allá cada cual con el
		  fruto de su locura.
		   Cada siglo
		  tuvo la suya. La del XX fue la de producir “abrojos y espinas” hasta hacer del
		  hombre un monstruo. Llámese Stalin, llámese Hitler, la Ciencia fue su madre
		  putativa.
		   Tenemos
		  entonces dos realidades, las dos monedas de una misma cara. El trabajo como
		  expresión del desarrollo creativo de la inteligencia del ser humano, inherente
		  a su propia existencia; y el pensamiento como expresión creadora de la
		  inteligencia.
		   Mediante el
		  trabajo el hombre actúa en la Sociedad como Individuo personalizado; mediante
		  el pensamiento el hombre actúa en el conjunto de la Civilización. De una forma
		  natural digamos que con el Trabajo transformamos el Espacio Social en el que
		  nos movemos, y con el Pensamiento actuamos sobre el Tiempo que nuestra
		  Civilización se labra en el Universo.
		   Cuando el
		  ser se fija en el espacio, haciendo del trabajo y su actividad el absoluto, la
		  sociedad se condena a la oscuridad de la ceguera del que no dirige el curso de
		  su actuación sobre las fronteras del tiempo y hace del aquí y del ahora su
		  todo, abandonando el futuro a las fuerzas caóticas inherentes a la locura de la
		  negación del ser.
		   Es decir,
		  somos inteligentes por naturaleza; el Tiempo no puede ser desligado del
		  Espacio, o lo que es lo mismo, el trabajo del pensamiento.
		   Un hombre
		  que piensa y no trabaja no es un sabio, es un esclavista; y uno que trabaja y
		  no piensa es un esclavo. El futuro inmediato de la Historia del Hombre tiene en
		  el encuentro de este equilibrio su próximo salto.
		   Diferenciemos,
		  consecuentemente, entre Poder absoluto y Poder Natural.
		   V
		       El Poder
		  Absoluto procede de la negación de la Palabra a la Sociedad sobre la razón que
		  procede de las armas.
		   El Poder
		  Natural es aquel basado en el Diálogo de la Palabra y establece sus
		  conclusiones sobre el Pensamiento; y Diálogo realizado entre hombres desnudos,
		  es decir, voluntaria y libremente acogidos a la afirmación de la Palabra como
		  Camino y la negación al recurso de la Fuerza, negación que deviene Ley, tal que
		  el tiempo para el Diálogo es “todo el del mundo” y la acción estructural tiene
		  su curso en el Pensamiento de la Sociedad.
		   Identificamos
		  aquí la actitud del sujeto absolutista. Y siendo la Historia Universal rica en
		  memorias no nos será muy difícil concebir que el sujeto absoluto tiende por
		  inercia mental, superior a sus propias fuerzas, investirse de todos los poderes
		  de quien ejerce la Fuerza del Estado para imponerle a la Sociedad su
		  Pensamiento sobre lo que sea la Civilización.
		   Sin ir más
		  lejos, pero alzando la vista a las alturas, el Dilema entre Dios y el Hombre
		  pasó a ser el dilema entre hombres y hombres.
		   Si en un
		  principio fue el Hombre quien se levantó para reclamarle a Dios su derecho a
		  ser independiente y crearse una Sociedad a su medida, este dilema pasó después
		  a levantarse entre hombres y hombres, cada cual luchando por imponer su ley en
		  la selva de sus ideas geniales sobre lo que debe ser una Civilización a la
		  propia medida del pensamiento de cada cual.
		   La demencia
		  es visible. La Civilización se convirtió en un traje que cada cual cortaba para
		  vestirse de ser divino gobernando por Decreto el movimiento de la Sociedad
		  sobre la que se alzaría como Poder Absoluto. “YO SOY EL ESTADO: YO y sólo YO
		  poseo la inteligencia, el genio y la sabiduría de dirigir la Historia de la
		  Sociedad”. Declaración usada desde los más lejanos milenios por los más
		  diferentes nacionalismos como puente hacia la divinización del Poder.
		   No en vano
		  conociendo Dios esta estructura histórica, repetida en el universo una vez y
		  otra, y aceptando el hecho inevitable del deseo irreprimible del Hombre de
		  vivir en un mundo a su medida, cediendo a su deseo le anunció su final: “Polvo
		  eres y al polvo volverás”. La Caída de civilizaciones y sociedades en el polvo
		  de la Historia confirma la Sabiduría Divina.
		   VI
		       La Lección
		  que la Historia universal de las civilizaciones desaparecidas nos suministra no
		  tiene desperdicio.
		   En las
		  sociedades absolutistas de los siglos pasados la Jefatura del Estado y la
		  Dirección de todos los cuerpos policiales, amén del gobierno de todas las
		  estructuras de la Sociedad Nacional, eran la propiedad del sujeto absolutista.
		  Y estas propiedades le venían por derecho divino, la sangre azul, en un
		  principio, y por el Derecho Darwinista del evangelio del Fuerte, finalmente.
		   En las
		  sociedades del Siglo XX aquel absolutismo devino Figura y se hizo legal en la
		  persona del Jefe del Estado de la República. La República Socialista es aquel
		  sistema de Gobierno en el que la jefatura de Estado pierde el ornamento de
		  metal sobre su cabeza. El resto del cuerpo sigue siendo Absoluto.
		   Por lo que
		  sabemos y la observación no desmiente, la única república no absolutista fue
		  aquella en la que los fundamentos cristianos permanecieron sobre las ideologías
		  de turno. Dígase Francis o Estados Unidos.
		   En las demás
		  repúblicas el Absolutismo no desapareció, sino que se adaptó a la época
		  corriente. Pero el fin que se le debe dar al Absolutismo no es su adaptación:
		  es su abolición.
		   Mutándose
		  para permanecer activo, el Presidencialismo Republicano del Socialismo
		  Ideológico devino el producto final de aquella Adaptación de la bestia
		  absolutista a las circunstancias sociales represoras de su realización, y desde
		  esta nueva posición celebró sus orgías bélicas arrastrando a las naciones al
		  campo de las Guerras Mundiales.
		   No importa,
		  pues, la bondad de las personas; la maldad de la posición sobre la que se
		  establece el pensamiento en base a la Fuerza que da el Poder sobre los cuerpos
		  de los Estados es la diana contra la que lanzar con toda su Potencia el Ser de
		  nuestro Pensamiento. ¿Por qué aspira un sujeto a la Dirección Omnipotente de
		  los ejércitos y cuerpos policiales sino en razón de la necesidad que tiene de
		  establecer su voluntad, contra la Naturaleza de la propia Sociedad, sobre la
		  Fuerza del Miedo y las armas y el Terror a políticas de Bienestar Social como
		  principio de un Mundo Feliz?
		   La Sabiduría
		  que habla con la Lengua de la Experiencia y trabaja con la ciencia de la Vida
		  nos dice en su Libro que es la propia figura de Jefe del Estado la que se opone
		  a la Libertad del Ser y se levanta entre el Presente y el Futuro para someter
		  la Sociedad al pensamiento de un grupo.
		   Esta Figura
		  del Pasado es la heredera directa del Poder Absoluto de los antiguos
		  emperadores y reyes sobre la Paz y la Guerra, que es, desde el pensamiento del
		  Ser, la negación del acceso del hombre a su propia naturaleza, por en cuanto al
		  ser dejada la Inteligencia en manos de un individuo y su grupo de Poder, esta
		  represión de la Voluntad del cuerpo social deviene una violación de la
		  Inteligencia del hombre en tanto que Ciudadano de una Sociedad que trasciende
		  la Identidad Nacional y dirige el curso de la Historia de todas las naciones al
		  encuentro de su Unidad en el Hombre en tanto que Ser Universal.
		   Contra esta
		  perversión milenaria de la Identidad Humana por la República Ideológica y la
		  Estructura Monárquica se estrelló la convivencia pacífica de las naciones
		  durante el siglo pasado, y ponen en peligro la Paz y la Libertad en nuestro
		  Siglo.
		   Mientras
		  estas dos figuras, la Democracia Presidencialista, con Poder sobre la Paz y la
		  Guerra, y la Corona Constitucional con atribuciones de Jefatura de Estado,
		  sigan existiendo: el Pensamiento humano y la Civilización seguirán moviéndose a
		  golpe de revoluciones.
		   La desnudez
		  de todo Gobierno y la exaltación de la Palabra como Ley Suprema descansa su
		  Valor Todopoderoso en la Separación entre Gobierno y Estado, plataforma de
		  encuentro del que nos separa la Figura del Jefe de Estado, de un sitio, y la
		  República Socialista Ideológica, del otro.
		   De la
		  realización de esta Separación durante nuestro Siglo dependerá la supervivencia
		  de nuestra Civilización tal como la concebimos en nuestro Pensamiento, basada
		  en la Libertad y la Paz para disfrute de las generaciones que nos sucederán,
		  nacidas de nuestras carnes, y formadas para mantener separadas la Fuerza y la
		  Palabra.
		   VII
		       El Ejército,
		  tomado en tanto que concepto, tiene por función la Custodia de un territorio, y
		  esta Custodia tal que ningún Ejército viole las fronteras sujetas a su
		  Custodia, y bajo ningún concepto no dándose esta violación el Ejército pase al
		  otro lado de las fronteras bajo su Custodia.
		   En este
		  sentido el Ejército es el Derecho a la defensa de la Vida de un Pueblo en tanto
		  que Nación. No representa ninguna Fuerza Geno-Homicida sino la expresión real
		  de un Derecho.
		   Desde esta
		  plataforma el Ejército no sale jamás de sus cuarteles. Desde este principio
		  afirmamos la imposibilidad invencible de un golpe de Estado. Los Parlamentos
		  resuelven los problemas mediante la palabra, y sólo mediante la Palabra.
		   Y las
		  Naciones sus diferencias mediante el Diálogo, y sólo mediante el Diálogo.
		   Este
		  Principio determina la Separación del Cuartel del Parlamento, del Militar del
		  Político. Y de aquí que la conexión entre Gobierno y Ejército, mediante
		  adscripción de Partido, se comprenda como violación del Deber Militar de la
		  defensa de la Paz en el territorio sujeto a su Derecho de intervenir contra los
		  procesos creadores de Guerra Civil; dejación de funciones causante directa del
		  cese de Contrato entre el individuo y el Estado.
		   Y en el
		  caso del político, si encontrado en causa potencial de delito por asociación
		  criminal con vistas a la sublevación y consumación de golpe de Estado como
		  promotor de Guerra Civil, el Derecho se hace Deber para que la Paz brille sobre
		  la demencia del Poder Absoluto disfrazado de democracia del Bienestar Social
		  para un Mundo Feliz.
		   VIII
		       La Policía,
		  en cuanto concepto, es el cuerpo social orientado hacia la lucha contra el
		  Crimen, y su sujeción a un Gobierno temporal es una violación de su naturaleza
		  en la medida que su esclavitud al Poder le impide ejercer su función con las
		  garantías de Libertad natural a su trabajo. Desde este principio la utilización
		  del cuerpo policial contra las manifestaciones del Pueblo en el ejercicio de la
		  Palabra: es un delito contra la propia estructura social de la Nación, y su
		  transformación en un cuerpo represor, no mediando la violencia del pueblo en la
		  manifestación de su humanidad, es un delito contra la Sociedad.
		   De donde se
		  ve que la Policía tiene por Deber luchar contra el Crimen y cualquier
		  desviación de este Deber de trabajo, cargando sobre el Pueblo, es causa de cese
		  de contrato entre el individuo y el Estado, y determina la criminalidad del
		  Gobierno en funciones de mediar sangre en la perversión de las funciones.
		   La Policía
		  no sale jamás de sus centros de trabajo sino en cumplimiento del Deber para el
		  que es contratado su cuerpo, la lucha contra el crimen, aislado u organizado, y
		  jamás en violación de este Contrato. Mediante este principio el abismo entre
		  Parlamento y Pueblo queda abolido y la manifestación de la Palabra de la Nación
		  sobrepuesta a la tendencia del absolutismo del Poder que utiliza la represión
		  sangrienta y violenta contra el ejercicio de la Humanidad natural al ser.
		   IX
		       Resumiendo:
		  Basta estudiar la estructura del mundo tal cual se nos presenta a la
		  inteligencia y seguir la línea de caída de los pueblos en el Absolutismo para
		  encontrar la diana hacia la que dirigir la flecha del pensamiento, mirando a
		  imposibilitar a todo hombre, sea quien sea, el acceso al Poder como palanca a
		  la creación de un Dictadura encubierta y de una Tiranía basada en el Bien del
		  Pueblo. La sola exposición de esta política establece que el hombre es un
		  discapacitado Intelectual incapaz de gobernarse a sí mismo.
		   De donde se
		  entiende que el primer paso hacia la Paz Universal es la abrogación de la
		  figura del Jefe del Estado. Sea monárquico o democrático, religioso o
		  ideológico todo Jefe de Estado es en potencia el enemigo de la Paz.
		   No hay
		  excusa que sirva de justificación a la hora de coexistir frente a una figura
		  que, sirviéndose de las circunstancias, puede proceder libremente a la
		  instauración de la Tiranía y la Dictadura.
		   La Memoria
		  de la Civilización, que llamamos Historia del Género Humano, o Universal, según
		  el punto de vista del historiador, nos presenta infinitos casos de paso de los
		  dictadores en potencia a dictadores en acto utilizando este paso por el que se
		  lleva a la transfiguración de una persona en una Figura. Y que, entretanto no
		  se ha producido el milagro, el sujeto se las arregla para mantener su
		  apariencia de cordero, máscara que se quita cuando es demasiado tarde y el lobo
		  que se escondía detrás del cordero de Ayer devino el Dictador y Tirano de Hoy.
		  Quien, por supuesto, excusará y justificará su Delito en la Necesidad de
		  combatir el Fascismo de la Oposición ...
		   La Demagogia
		  es tan vieja como la Democracia.
		   Pero lo que
		  verdaderamente alucina es cómo siendo tan vieja los pueblos siguen cayendo en
		  su telaraña.
		   La Historia
		  es la que testifica en contra de la Figura del Jefe de Estado, legado de
		  Monarquías Absolutas, cuya pervivencia es un Peligro constante para la
		  Civilización al hacer imposible la Regulación del Movimiento del Ejército de
		  acuerdo a la Ley para la que ha sido creado: Protección de las Fronteras bajo
		  su Custodia y prohibición de avance sobre las mismas contra otra Nación
		  viviendo bajo la Bandera de la Paz.
		   No estando
		  sujeto el Ejército a ninguna otra Ley es imposible que la Democracia degenere
		  en Dictadura por en cuanto la coronación de ésta necesita del Ejército, y
		  estando Libre el Ejército de cualquier participación en la Dinámica de la
		  Política: la salida del Cuartel del Ejército es un Delito contra la Nación que
		  aquéllos que lo realizan acometen exponiéndose a las consecuencias debidas a la
		  Amenaza de Guerra Civil.
		   X
		       La Sociedad,
		  en cuanto Civilización, está expuesta a transformaciones constantes, derivadas
		  de su progreso y avance en el conocimiento de las fuerzas del Universo, que
		  aplicadas a la Tecnología ponen sobre la mesa problemas nuevos, para solucionar
		  los cuales están los Gobiernos. Estas respuestas se basan en la inteligencia y
		  estando la inteligencia humana expuesta a la dinámica del error y el acierto,
		  el síndrome del Poder Absoluto tiene por manifestación querer imponer la
		  voluntad personal a toda costa, revistiéndose de la figura de Poder Absoluto:
		  es decir, amenazando con Guerra Civil y Dictadura en caso de reprobación de
		  dicha Voluntad Personal. La manifestación de cuyo síndrome es el Gobierno por
		  Decreto. Figura de Gobierno que le ha sido propia a los reyes, dictadores y
		  tiranos de todas las épocas.
		   La Necesidad
		  Histórica de abolir la Figura del Jefe de Estado y desligar el Gobierno del
		  Estado es, como se ve de los Hechos, vital. Es esta Figura, representada ayer
		  por las coronas, con su Orden Divino, y al presente por el sistema
		  presidencialista democrático, basado en el Orden Natural - dicen -, la cueva
		  donde el dragón de la Guerra y el basilisco de la Dictadura crecen y se
		  mantienen a la expectativa hasta la Hora de escupir por su boca el Fuego del
		  Horror.
		   Ahora bien,
		  el Absolutismo político necesita esta Figura a fin de imponer, vía democrática,
		  el interés de Partido, y emplear el discurso de la Guerra Civil como
		  instrumento de imposición de la voluntad de quien, por el miedo, impone la
		  infalibilidad de su respuesta a los problemas nuevos que, como se ve, la
		  Civilización pone sobre la mesa según las generaciones se van sucediendo.
		   Nada más
		  contrario a la Inteligencia del Hombre Libre que la aceptación de esta
		  Infalibilidad Política, y nada más natural a la misma que la identificación de
		  dicha Mentalidad con la de un Dictador en potencia que se está labrando su
		  camino hacia la Tiranía sobre la Teoría Delictiva de la justificación que le
		  presta -según su doctrina - el Fascismo de la Oposición.
		   Pero
		  cualquiera sea el juego que el Futuro depare a nuestros descendientes se
		  entiende que roto el acceso del Gobierno al Estado, que reposa exclusivamente
		  en su Estado Mayor, la vía hacia la Dictadura queda imposibilitada y será el
		  propio intento el que acuse al Gobierno de turno del Crimen consecuente en
		  razón de lo avanzado del golpe de estado que se pretende dar causando entre la
		  Cúpula del Ejército división ideológica de naturaleza cualquiera.
		   El Ejército
		  obedece exclusivamente a la Ley de la Paz y Defensa de las Fronteras asignadas
		  a su Custodia; y, en lo Internacional, a lo que disponga la Alianza
		  Internacional de las Naciones, a cuyo Consejo de la Plenitud de las Naciones,
		  deberá el Cuerpo de los Estados Mayores de dicha Alianza su Obediencia en lo
		  concerniente a las Fuerzas De Pacificación Universal.
		   Sólo sobre
		  esta base el Futuro de la Civilización abrirá a nuestros hijos y los hijos de
		  sus hijos un camino por el horizonte de los siglos, cuyos meandros y destinos
		  desconecten desde Hoy y para siempre la posibilidad de la Caída del Género
		  Humano en un Nuevo Fratricidio a nivel nacional o mundial. Cómo llegar a este
		  punto de partida es el problema.
		   El principio
		  es, sin duda alguna, la abolición de la Figura del Jefe de Estado y la adopción
		  del Ejército de la Custodia de las Fronteras de la Nación, y esta Custodia
		  establecida sobre la Ley de la Paz.
		   
		   CAPÍTULO
		  SÉPTIMO
		  SEPARACIÓN
		  DE GOBIERNO Y ESTADO
	          
 | |||
|  | 
 |  | 
|  |  |  |