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LA
BIBLIA
EPÍSTOLAS DE SAN PABLO
Segunda
Carta a los Corintios
Capítulo
1 |
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Salutación |
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1 |
Pablo,
por la voluntad de Dios apóstol de Jesucristo, y el
hermano Timoteo, a la iglesia de Dios en Corinto, con
todos los santos de toda la Acaya: |
2 |
sea
con vosotros la gracia y la paz de parte de Dios, nuestro
Padre, y del Señor Jesucristo. |
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Consuelos
de Dios |
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3 |
Bendito
sea el Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre
de las misericordias y Dios de todo consuelo, |
4 |
que
nos consuela en todas nuestras tribulaciones para que
podamos consolar nosotros a todos los atribulados con
el consuelo con que nosotros mismos somos consolados
por Dios. |
5 |
Porque
así como abundan en nosotros los padecimientos de Cristo,
así por Cristo abunda nuestra consolación. |
6 |
Pues
si somos atribulados, es para vuestro consuelo y salud;
si somos consolados, es por vuestro consuelo, que se
muestra eficaz en la tolerancia de los mismos trabajos
que nosotros padecemos; |
7 |
y
es firme nuestra esperanza en vosotros, sabiendo que
así como participáis en nuestros padecimientos, así
también participaréis en los consuelos. |
8 |
No
queremos, hermanos, que ignoréis la tribulación que
nos sobrevino en Asia, pues fue muy sobre nuestras fuerzas,
tanto que desesperábamos ya de salir con vida. |
9 |
Aún
más, temimos como cierta la sentencia de muerte, para
que no confiásemos en nosotros mismos, sino en Dios,
que resucita a los muertos, |
10 |
que
nos sacó de tan mortal peligro y nos sacará. En El tenemos
puesta la esperanza de que seguirá sacándonos, |
11 |
cooperando vosotros con la oración a favor nuestro,
a fin de que la gracia que por muchos se me concedió,
sea de muchos agradecida por nuestra causa. |
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PRIMERA
PARTE |
APOLOGÍA
DEL APÓSTOL |
Capítulo
1 |
|
La
sinceridad de San Pablo |
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12 |
Pues
ésta es nuestra gloria, el testimonio de nuestra conciencia
de que no en sabiduría carnal, sino en la santidad y
sinceridad de Dios, en la gracia de Dios, nos hemos
conducido en el mundo, y más especialmente entre vosotros. |
13 |
No
os escribimos sino lo que habéis leído y os es conocido,
y espero que hasta el fin lo conoceréis, |
14 |
así
como nos habéis también en parte conocido que somos
vuestra gloria, como sois vosotros la nuestra, en el
día de nuestro Señor Jesucristo. |
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|
El
plan de su viaje |
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15 |
En
esta confianza quise ir primero a veros, para que tuvieseis
una segunda gracia, |
16 |
y
pasando por vosotros, ir a Macedonia, y de nuevo desde
Macedonia volver por ahí y ser por vosotros encaminado
hacia Judea. |
17 |
Al
proponerme esto, ¿obré a la ligera? O lo que yo me he
propuesto, ¿me lo propuse llevado de sentimientos humanos,
de manera que haya en mí Sí, sí y No, no? |
18 |
Dios
me es fiel testigo de que nuestra palabra con vosotros
no es Sí y No. |
19 |
Porque
el Hijo de Dios, Cristo Jesús, que os hemos predicado
yo, Silvano y Timoteo, no ha sido Sí y No,
antes ha sido Sí en El. |
20 |
Cuantas
promesas hay de Dios son en El Sí; y por El
decimos amén para gloria de Dios. |
21 |
Es
Dios quien a nosotros y a vosotros nos confirma en Cristo,
nos ha ungido, |
22 |
nos
ha sellado y ha depositado las arras del Espíritu en
nuestros corazones. |
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|
Por
qué no fue a Corinto |
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23 |
Pongo
a Dios por testigo sobre mi alma de que por consideración
con vosotros no he ido todavía a Corinto. |
24 |
No
porque pretendamos dominar sobre vuestra fe, sino porque
queremos contribuir a vuestro gozo por vuestra firmeza
en la fe.
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Capítulo
2 |
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1 |
He
hecho propósito de no ir otra vez a vosotros en tristeza. |
2 |
Porque
si yo os contristo, ¿quién va a ser el que a mí me alegre
sino aquel que se contriste por mi causa? |
3 |
Y
esto mismo os escribí para que cuando vaya no tenga
que entristecerme de lo que debiera alegrarme, confiando
en todos vosotros, pues mi gozo es también el vuestro. |
4 |
Os
escribí en medio de una gran tribulación y ansiedad
de corazón con muchas lágrimas, no para que os entristezcáis,
sino para que conozcáis el gran amor que os tengo. |
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|
Perdón
al rebelde |
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5 |
Si
alguno me contristó, no me contristó a mí, sino en cierto
modo para no exagerar, a todos vosotros. |
6 |
Bástele
a ése la corrección de tantos, |
7 |
pues
casi habríamos de perdonarle y consolarle, para que
no se vea consumido por excesiva tristeza. |
8 |
Por
eso os ruego que públicamente le ratifiquéis vuestra
caridad, |
9 |
pues
para esto os escribo, a fin de conocer vuestra probada
virtud, a ver si sois obedientes en todo. |
10 |
Y
al que vosotros algo perdonéis, también le perdono yo,
pues lo que yo perdono, si algo perdono, por amor vuestro
lo perdono en la presencia de Cristo, |
11 |
para
no ser víctimas de los ardides de Satanás, ya que no
ignoramos sus propósitos. |
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|
Sucesos
gratos para San Pablo |
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12 |
Habiendo
ido a Tróade para anunciar el evangelio de Cristo, no
obstante hallar una puerta abierta en el Señor, |
13 |
no
tuve reposo en mi espíritu por no haber encontrado allí
a Tito, mi hermano; y despidiéndome de ellos, partí
para Macedonia. |
14 |
Con
todo, doy gracias a Dios, que nos hace triunfar en Cristo, y por
nosotros manifiesta en todo lugar el aroma de su conocimiento; |
15 |
porque
somos para Dios suave olor de Cristo en los que se salvan
y en los que se pierden; |
16 |
en
éstos, olor de muerte para muerte; en aquéllos, olor
de vida para vida. Y para esto, ¿quién es suficiente? |
17 |
Porque
no somos como muchos, que trafican con la palabra de
Dios, sino que sinceramente, como de Dios, hablamos
delante de Dios en Cristo. |
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Capítulo
3 |
|
Las
cartas comendaticias |
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|
1 |
¿Vamos
a comenzar de nuevo a recomendarnos a nosotros mismos?
¿Tenemos necesidad, como algunos, de cartas de recomendación
para con vosotros de nosotros? |
2 |
Nuestra carta
sois vosotros mismos, escrita en nuestros corazones,
conocida y leída de todos los hombres, |
3 |
pues
notorio es que sois carta de Cristo, expedida por nosotros
mismos, escrita no con tinta, sino con el Espíritu de
Dios vivo; no en tablas de piedra, sino en las tablas
de carne que son vuestros corazones. |
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|
Pablo,
ministro de la nueva alianza |
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4 |
Tal
es la confianza que por Cristo tenemos en Dios. |
5 |
No
que nosotros seamos capaces de pensar algo como de nosotros
mismos, que nuestra suficiencia viene de Dios. |
6 |
El
nos capacitó como ministros de la nueva alianza, no
de la letra, sino del espíritu, que la letra mata, pero
el espíritu da vida. |
7 |
Pues
si el ministerio de muerte escrito con letras sobre
piedras fue glorioso, hasta el punto de que no pudieran
los hijos de Israel mirar el rostro de Moisés a causa
de su resplandorevanecente de su rostro, |
8 |
¡cuánto
más no será glorioso el ministerio del espíritu! |
9 |
Si
el ministerio de condenación es glorioso, mucho más
glorioso será el ministerio de la justicia. |
10 |
Y
en verdad, en este aspecto aquella gloria deja de serlo
comparada con esta otra eminente gloria. |
11 |
Porque
si lo que se desvanece fue glorioso, ¿cuánto más lo
será lo que permanece? |
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|
La
libertad cristiana |
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12 |
Teniendo,
pues, tal esperanza, procedemos con plena libertad, |
13 |
y
no como Moisés, que ponía un velo sobre su rostro para
que los hijos de Israel no miraran al término que se
desvanece. |
14 |
Pero
sus entendimientos estaban embotados, y hasta hoy existe
el mismo velo en la lectura del Antiguo testamento sin
renovarse, porque sólo con Cristo desaparece. |
15 |
Hasta
el día de hoy, siempre que leen a Moisés, el velo persiste
tendido sobre sus corazones; |
16 |
mas
cuando se vuelvan al Señor, será corrido el velo. |
17 |
El
Señor es espíritu, y donde está el espíritu del Señor
está la libertad. |
18 |
Todos nosotros, a cara descubierta, reflejamos como
espejos la gloria del Señor y nos transformamos en la
misma imagen, de gloria en gloria, como movidos por
el espíritu del Señor. |
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Capítulo
4 |
|
Pablo,
heraldo de la verdad |
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|
1 |
Por
esto, investidos de este ministerio por la misericordia
de que fuimos objeto, no desfallecemos, |
2 |
sino
que, desechando los tapujos vergonzosos, no procediendo
con astucia ni falsificando la palabra de Dios, manifestamos
la verdad y nos recomendamos nosotros mismos a toda
humana conciencia ante Dios. |
3 |
Si
nuestro evangelio queda encubierto, es para los que
van a la perdición, para los incrédulos, |
4 |
cuya
inteligencia cegó el dios de este siglo para que no
brille en ellos la luz del Evangelio, de la gloria de
Cristo, que es imagen de Dios. |
5 |
Pues
no nos predicamos a nosotros mismos, sino a Cristo Jesús,
Señor; y cuanto a nosotros, nos predicamos siervos vuestros
por amor de Jesús. |
6 |
Porque Dios, que dijo: "Brille la luz del seno de las
tinieblas", es el que ha hecho brilar la luz en nuestros
corazones para hacer resplandecer la ciencia de la gloria
de Dios en el rostro de Cristo. |
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|
Debilidad
y fortaleza de los ministros del Evangelio |
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|
7 |
Pero
llevamos este tesoro en vasos de barro para que la excelencia
del poder sea de Dios y no parezca nuestra. |
8 |
En
todo apremiados, pero no acosados; perplejos, pero no
desconcertados; |
9 |
perseguidos,
pero no abandonados; abatidos, pero no aniquilados, |
10 |
llevando
siempre en el cuerpo el suplicio mortal de Cristo, para
que la vida de Jesús se manifieste en nuestro tiempo. |
11 |
Mientras
vivimos estamos siempre entregados a la muerte por amor
de Jesús, para que la vida de Jesús se manifieste también
en nuestra carne mortal. |
12 |
De
manera que en nosotros obra la muerte; en vosotros,
la vida. |
13 |
Pero
teniendo el mismo espíritu de fe, según lo que está
escrito: “Creí, por eso hablé”; también nosotros creemos,
y por esto hablamos; |
14 |
sabiendo
que quien resucitó al Señor Jesús, también con Jesús
nos resucitará y nos hará estar con vosotros; |
15 |
porque
todas las cosas suceden por vosotros, para que la gracia
difundida en muchos acreciente la acción de gracias
para gloria de Dios. |
16 |
Por
lo cual no desmayamos, sino que mientras nuestro hombre
exterior se corrompe, nuestro hombre interior se renueva
de día en día. |
17 |
Pues
por la momentánea y ligera tribulación nos prepara un
peso eterno de gloria incalculable, |
18 |
y no ponemos nuestros ojos en las cosas visibles, sino
en las invisibles; pues las visibles son temporales;
las invisibles, eternas. |
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|
Capítulo
5 |
|
La
esperanza de los ministros del Evangelio |
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|
1 |
Pues
sabemos que, si la tienda de nuestra mansión terrena
se deshace, tenemos de Dios una sólida casa, no hecha
por mano de hombres, eterna en los cielos. |
2 |
Gemimos
en esta nuestra tienda, anhelando sobrevestirnos de
aquella nuestra habitación celestial, |
3 |
supuesto
que seamos hallados vestidos, no desnudos. |
4 |
Pues
realmente, mientras moramos en esta tienda, gemimos
oprimidos, por cuanto no queremos ser desnudados, sino
sobrevestidos, para que nuestra mortalidad sea absorbida
por la vida. |
5 |
Y
es Dios quien así nos ha hecho, dándonos las arras de
su Espíritu. |
6 |
Así
estamos siempre confiados, persuadidos de que mientras
moramos en este cuerpo, estamos ausentes del Señor, |
7 |
porque
caminamos en fe y no en visión, |
8 |
pero
confiamos y quisiéramos más partir del cuerpo y morar
junto al Señor. |
9 |
Por
esto, presentes o ausentes, consideramos como un honor
serle gratos, |
10 |
puesto
que todos hemos de comparecer ante el tribunal de Cristo
para que reciba cada uno según lo que hubiere hecho
por el cuerpo, bueno o malo. |
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|
La
conducta de San Pablo |
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|
11 |
Sabedores,
pues, del temor del Señor, hacemos por sincerarnos ante
los hombres, que a Dios bien de manifiesto le estamos;
espero también que estaremos patentes en vuestra conciencia, |
12 |
No
es que otra vez pretenda recomendarnos ante vosotros,
sino daros ocasión para gloriaros en nosotros, a fin
de que tengáis qué responder a los que ponen la gloria
en lo exterior y no en lo interior. |
13 |
Porque,
si nos hacemos el loco, es por Dios; si nos mostramos
juiciosos, es por vosotros. |
14 |
La
caridad de Cristo nos constriñe, persuadidos como lo
estamos de que, si uno murió por todos, luego todos
son muertos; |
15 |
y
murió por todos para que los que viven no vivan ya para
sí, sino para aquel que por ellos murió y resucitó. |
16 |
De
manera que desde ahora a nadie conocemos según la carne;
y aun a Cristo, si le conocimos según la carne, ahora
no lo conocemos así. |
17 |
De
suerte que el que está en Cristo se ha hecho criatura
nueva, y lo viejo pasó, se ha hecho nuevo. |
18 |
Mas
todo esto viene de Dios, que por Cristo nos ha reconciliado
consigo y nos ha confiado el ministerio de la reconciiación. |
19 |
Porque,
a la verdad, Dios estaba en Cristo reconciliando al
mundo consigo y no imputándole sus delitos, y puso en
nuestras manos la palabra de reconciliación. |
20 |
Somos,
pues, embajadores de Cristo, como si Dios os exhortase
por medio de nosotros. Por Cristo os rogamos: Reconciliaos
con Dios. |
21 |
A
quien no conoció el pecado, le hizo pecado por nosotros
para que en El fuéramos justicia de Dios. |
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Capítulo
6 |
|
Descripción
de la conducta de San Pablo |
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1 |
Cooperando,
pues, con El, os exhortamos a que no recibáis en vano
la gracia de Dios, |
2 |
porque
dice: “En el tiempo propicio te escuché y en el día
de la salud te ayudé.” Este es el tiempo propicio, éste
el día de la salud. |
3 |
En
nada demos motivo alguno de escándalo, para que no sea
objeto de befa nuestro ministerio, |
4 |
sino
que en todo nos acreditemos como ministros de Dios;
en mucha paciencia, en tribulaciones, en necesidades,
en apremios, |
5 |
en
azotes, en prisiones, en tumultos, en fatigas, en desvelos,
en ayunos, |
6 |
en
santidad, en ciencia, en longanimidad, en bondad, en
Espíritu Santo, en caridad sincera, |
7 |
en
palabras de veracidad, en el poder de Dios, en armas
de justicia ofensivas y defensivas, |
8 |
en
honra y deshonra, en mala o buena fama; cual seductores,
siendo veraces; |
9 |
cual
desconocidos, siendo bien conocidos; cual moribundos,
bien que vivamos; cual castigados, mas no muertos; |
10 |
como
contristados, aunque siempre alegres; como mendigos,
pero enriqueciendo a muchos; como quienes nada tienen,
poseyéndolo todo. |
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|
Desahogos
del corazón de San Pablo |
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|
11 |
Os
abrimos, ¡oh corintios!, nuestra boca, ensanchamos nuestro
corazón; |
12 |
no
estáis al estrecho en nosotros, lo estáis en vuestras
entrañas; |
13 |
pues
para corresponder de igual modo, como a hijos os hablo,
ensanchaos también vosotros. |
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Huida
de la sociedad pagana |
|
|
14 |
No
os unáis en yunta desigual con los infieles. ¿Qué consorcio
hay entre la justicia y la iniquidad? ¿Qué comunidad
entre la luz y las tinieblas? |
15 |
¿Qué
concordia entre Cristo y Belial? ¿Qué parte del creyente
con el infiel? |
16 |
¿Qué
concierto entre el templo de Dios y los ídolos? Pues
vosotros sois templo de Dios vivo, según Dios dijo:
“Yo habitaré y andaré en medio de ellos, y seré su Dios
y ellos serán mi pueblo. |
17 |
Por
lo cual, salid de en medio de ellos y apartaos, dice
el Señor; y no toquéis cosa inmunda, y yo os acogeré |
18 |
y seré vuestro padre, y vosotros seréis mis hijos y
mis hijas, dice el Señor todopoderoso.”
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Capítulo
7 |
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1 |
Pues
que tenemos estas promesas, carísimos, purifiquémonos
de toda mancha de carne y de espíritu, acabando la obra
de la santificación en el temor de Dios. |
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Gozo
de San Pablo |
|
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2 |
Dadnos
cabida en vuestros corazones; a nadie hemos agraviado,
a nadie hemos perjudicado, a nadie hemos explotado. |
3 |
No
lo digo para condenaros, que ya antes os he dicho cuán
dentro de nuestro corazón estáis para vida y para muerte. |
4 |
Tengo
mucha confianza con vosotros; tengo en vosotros grande
motivo de gloria, estoy lleno de consuelo, reboso de
gozo en todas nuestras tribulaciones. |
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|
Elogios
de los corintios |
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5 |
Pues
aun llegados a Macedonia, no tuvo nuestra carne ningún
reposo, sino que en todo fuimos atribulados, luchas
por fuera, por dentro temores. |
6 |
Pero
Dios, que consuela a los humildes, nos consoló con la
llegada de Tito, |
7 |
y
no sólo con su llegada, sino también con el consuelo
que él tuvo por causa vuestra, al anunciarnos vuestra
ansia, vuestro llanto y vuestro celo por mí, con lo
que creció más mi gozo. |
8 |
Porque
si con la epístola os entristecí, no me pesa. Y si estaba
pesaroso viendo que aquella carta, aunque por un momento,
os había contristado, |
9 |
ahora
me alegro, no porque os entristecisteis, sino porque
os entristecisteis para penitencia. Os contristasteis
según Dios, para que no recibieseis daño alguno de nuestra
parte. |
10 |
Pues
la tristeza según Dios es causa de penitencia saludable,
de que jamás hay por qué arrepentirse; mientras que
la tristeza según el mundo produce la muerte. |
11 |
Ved
cuánta solicitud os ha causado esa misma tristeza según
Dios, y qué excusas, qué enojos, qué temores, qué deseos,
qué celo y qué vindicaciones. Totalmente limpios os
habéis mostrado en este asunto. |
12 |
Pues
si yo os escribí, no fue por el que cometió el agravio
ni por el que lo recibió, sino para que se manifestase
vuestra solicitud por nosotros delante de Dios. |
13 |
Con
esto nos hemos consolado. Y a este consuelo nuestro
vino a unirse el extremado gozo de Tito, cuyo espíritu
habéis todos confortado. |
14 |
Que
si en algo me glorié con él de vosotros, no he quedado
confundido, sino que así como en todo os habíamos hablado
verdad, así era también verdadero nuestro gloriarnos
con Tito. |
15 |
Y
su cariño por vosotros se ha acrecentado viendo vuestra
obediencia y el temor y temblor con que le recibisteis. |
16 |
Me
alegro de poder en todo confiar en vosotros. |
|
|
SEGUNDA
PARTE |
LA
COLECTA PARA LOS FIELES DE JERUSALÉN |
Capítulo
8 |
|
Generosidad
de los macedonios |
|
|
1 |
También
quiero, hermanos, haceros conocer la gracia que Dios
ha hecho a las iglesias de Macedonia, |
2 |
que
la gran tribulación con que han sido probados abundó
en gozo, y su extremada pobreza se convirtió en riqueza
de su liberalidad. |
3 |
Doy
testimonio de que, según sus facultades y aun por encima
de sus facultades, de iniciativa propia, |
4 |
instantemente nos rogaban que les hiciésemos la gracia de participar
en el servicio a favor de los santos: |
5 |
y
no como esperábamos, sino que a sí mismos se entregaron,
primeramente al Señor y luego a nosotros, por la voluntad
de Dios. |
6 |
Así que encargué a Tito que, según había comenzado,
así también hiciese entre vosotros esta obra de beneficencia. |
|
|
|
Invitación
a los corintios |
|
|
7 |
Y
así como abundáis en todo, en fe, en palabra, en ciencia,
en toda obra de celo y en amor hacia nosotros, así abundéis
también en esta obra de caridad. |
8 |
No
os lo digo como imponiéndoos un precepto, sino en vista
de la solicitud de otros y para que probéis lo sincero
de vuestra caridad. |
9 |
Pues
conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo que,
siendo rico, se hizo pobre por amor nuestro, para que
vosotros fueseis ricos por su pobreza; |
10 |
y
os aconsejo esto por conveniros así, ya que no sólo
fuisteis los primeros en ralizarlo, sino también en
quererlo desde el año anterior. |
11 |
Acabad,
pues, ahora vuestra obra, a fin de que, según la prontitud
de la voluntad, así sea el llevarlo a cabo según vuestras
facultades. |
12 |
Cuando
está pronta la voluntad, se acepta en la medida de lo
que se tiene, no de lo que no se tiene, |
13 |
porque
no se trata de que para otros haya desahogo y para vosotros
estrechez, sino de que ahora, con equidad, |
14 |
vuestra
abundancia alivie la escasez de aquéllos, para que asimismo
su abundancia alivie vuestra penuria, de manera que
haya equidad, |
15 |
según está escrito: “Ni el que recogió mucho abundaba,
ni el que recogió poco estaba escaso.” |
|
|
|
Envía
a Tito |
|
|
16 |
Y gracias sean dadas a Dios, que puso en el corazón de
Tito esta solicitud por vosotros, |
17 |
pues
no sólo acogió nuestro ruego, sino que, solícito, por
propia iniciativa, partió a vosotros. |
18 |
Y
con él enviamos a otro hermano, cuyo elogio en la predicación
del Evangelio está difundido por todas las iglesias; |
19 |
y
no sólo esto, sino que también fue elegido por las iglesias
para compañero nuestro de viaje en esta obra de beneficencia,
administrada por vosotros para gloria del mismo Señor
y para responder a nuestra prontitud de ánimo, |
20 |
evitando
que nadie nos vitupere en esta colecta que promovemos. |
21 |
Pues
procuramos hacer el bien, no sólo ante Dios, sino también
ante los hombres. |
22 |
Enviamos
con ellos a nuestro hermano, cuya solicitud tenemos
bien probada con frecuencia en muchos negocios, y ahora
se ha mostrado muy solícito por la gran confianza que
tiene en vosotros. |
23 |
Por
lo que hace a Tito, es mi compañero y cooperador entre
vosotros; cuanto a nuestros hermanos, enviados son de
las iglesias, gloria de Cristo. |
24 |
Hacen demostración de vuestra caridad y probad ante
todas las iglesias que tenemos motivos de gloriarnos
de vosotros ante ellos.
|
|
|
Capítulo
9 |
|
Motivos
de la colecta |
|
|
1 |
Cuanto
al servicio en favor de los santos, no es necesario
que yo os escriba; |
2 |
conozco
vuestra pronta voluntad, que es para mí motivo de gloriarme
de vosotros ante los macedonios, pues Acaya está apercibida
desde el año pasado y vuestro celo ha servido de estímulo
a la mayor parte. |
3 |
A
pesar de esto, envío a los hermanos para que el haberme
gloriado de vosotros ante ellos no resulte fallido en
este asunto y que, según he dicho estéis dispuestos, |
4 |
no
sea que al llegar los macedonios conmigo os encuentren
desprevenidos, y quedemos confundidos nosotros, por
no decir vosotros, en este negocio. |
5 |
Por
eso he creído necesario rogar a los hermanos que anticiparan
el viaje y preparasen de antemano vuestra prometida
bendición, y con esta preparación resulte obra de liberalidad
y no de mezquindad. |
6 |
Pues
os digo: El que escaso siembra, escaso cosecha; el que
siembra con largura, con largura cosechará. |
7 |
Cada
uno haga según se ha propuesto en su corazón, no de
mala gana ni obligado, que Dios ama al que da con alegría. |
8 |
Y
poderoso es Dios para acrecentar en vosotros todo género
de gracias, para que, teniendo siempre y en todo lo
bastante abundéis en toda buena obra, |
9 |
según
que está escrito: “Con largueza repartió, dio a los
pobres; su justicia permanecerá para siempre.” |
10 |
El que da la simiente al que siembra y el pan para comer,
suministrará y multiplicará vuestra sementera, y acrecentará
los frutos de vuestra justicia.
|
11 |
Y
en todo seréis enriquecidos en toda liberalidad, que
por nuestra mediación produzca acción de gracias a Dios. |
12 |
Pues
el ministerio de este servicio no sólo remedia la escasez
de los santos, sino que se desborda en múltiples acciones
de gracias a Dios, |
13 |
por
cuanto, experimentando este servicio, glorifican a Dios
por vuestra sumisa confesión del Evangelio de Cristo
y por la largueza de vuestra comunión con ellos y con
todos, |
14 |
y
asimismo por su oración por vosotros, a quienes aman
a causa de las gracias eminentes de Dios en vosotros. |
15 |
Gracias
sean dadas a Dios por su inefable don. |
|
|
TERCERA
PARTE |
DEFENSA
DEL OFICIO APOSTÓLICO |
Capítulo
10 |
|
Pablo
se defiende |
|
|
1 |
Yo,
pues, el mismo Pablo, que presente soy humilde entre
vosotros, pero ausente soy atrevido con vosotros, |
2 |
os
ruego, por la mansedumbre y la bondad de Cristo, que,
cuando esté presente, no tenga que atreverme con la
energía con que pienso resueltamente obrar con algunos
que nos tienen como si procediésemos según la carne. |
3 |
Pues,
aunque caminamos en la carne, no militamos según la carne; |
4 |
porque
las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas
por Dios para derribar fortalezas, destruir sofismas |
5 |
y
toda altanería que se levante contra la ciencia de Dios
y doblegar todo pensamiento a la obediencia de Cristo, |
6 |
prontos
a vengar toda desobediencia cuando se completare vuestra
obediencia. |
|
|
|
Hará
valer su autoridad |
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7 |
Sólo
consideráis las cosas superficialmente. Si alguno confía
en que es de Cristo, piense también que, como él lo
es, así lo somos nosotros. |
8 |
Porque,
aunque con exceso me gloríe yo de la autoridad que me
dio el Señor para edificación y no para destrucción
vuestra, no por eso me avergonzaré. |
9 |
Para
que nadie crea que pretendo amedrentaros con las cartas. |
10 |
Porque
hay quien dice que las cartas son duras y fuertes, pero
la presencia corporal es poca cosa y la palabra, menospreciable. |
11 |
Piense
ese tal que cuales somos ausentes por las cartas, tales
seremos presentes de obra. |
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Motivos
de gloria de San Pablo |
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12 |
Porque
no osamos igualarnos o compararnos con los que a sí
mismos se recomiendan; mas midiéndose a sí mismos y
tomándose a sí mismos por medida, no tienen juicio. |
13 |
Nosotros no nos gloriamos desmedidamente, sino según
la regla que Dios nos ha dado por medida para llegar
aun hasta vosotros. |
14 |
Porque
no nos salimos fuera de los límites prescritos, como
si no llegásemos hasta vosotros, pues hasta vosotros
llegamos los primeros en el Evangelio de Cristo. |
15 |
No
gloriándonos desmedidamente de trabajos ajenos, sino
esperando que, creciendo vuestra fe, crezcamos más y
más entre vosotros, conforme a nuestra medida, |
16 |
evangelizando
a los que están más allá de vosotros, no para gloriarnos
en regla ajena de lo ya laborado. |
17 |
El
que se gloría, que se gloríe en el Señor. |
18 |
Pues
no es el que a sí mismo se recomienda quien está probado,
sino aquel a quien recomienda el Señor. |
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Capítulo
11 |
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Pablo
y los predicadores, sus émulos |
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1 |
¡Ojalá
soportéis un poco mi demencia! Pero soportadla; |
2 |
porque
os celo con celo de Dios, pues os he desposado a un
solo marido para presentaros a Cristo como casta virgen. |
3 |
Pero
temo que como la serpiente engañó a Eva con su astucia,
también corrompa vuestros pensamientos, apartándolos
de la sinceridad y de la santidad debidas a Cristo. |
4 |
Porque
si viniese alguno predicando a otro Jesús que el que
os hemos predicado, o dándoos otro Espíritu que el que
os ha sido dado, u otro evangelio que el que habéis
recibido, lo soportaríais de buen grado. |
5 |
Pero
yo creo que en nada soy inferior a esos preclaros apóstoles, |
6 |
y
aunque imperio de palabra, no de ciencia, pues en todo
y siempre la hemos manifestado entre vosotros. |
7 |
¿O
es que he cometido un pecado humillándome a mí mismo,
para que vosotros fueseis ensalzados, predicándoos gratuitamente
el Evangelio de Dios? |
8 |
Despojé
a otras iglesias, recibiendo de ellas estipendio para
serviros a vosotros; |
9 |
y
estando entre vosotros y hallándome necesitado, a nadie
fue gravoso, pues a mis necesidades subvinieron los
hermanos venidos de Macedonia; y en todo momento me
guardé y me guardaré de seros gravoso. |
10 |
Y por la verdad de Cristo que está en mí, que esta gloria
no sufrirá mengua en las regiones de Acaya. |
11 |
¿Por
qué? ¿Porque no os amo? Eso Dios lo sabe. |
12 |
Lo
que yo ahora hago, también lo haré en lo futuro para
cortar toda ocasión a los que la buscan de hallar en
qué gloriarse igual que nosotros. |
13 |
Pues
esos falsos apóstoles, obreros engañosos, se disfrazan
de apóstoles de Cristo; |
14 |
y
no es maravilla, pues el mismo Satanás se disfraza de
ángel de luz. |
15 |
No
es, pues, mucho que sus ministros se disfracen de ministros
de la justicia; su fin será el que corresponde a sus
obras. |
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|
San
Pablo, superior a sus émulos |
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16 |
Una
vez más os digo que nadie me tenga por insensato, y
en todo caso, toleradme como insensato, permitiéndome
que un poco me gloríe. |
17 |
Lo
que voy a decir no lo digo según el Señor, sino como
en locura, en este supuesto de la jactancia. |
18 |
Puesto
que muchos se glorían según la carne, también yo me
gloriaré. |
19 |
Pues
con gusto soportáis a los insensatos, siendo vosotros
sensatos. |
20 |
Soportáis
que os esclavicen, que os devoren, que os engañen, que
se engrían, que os abofeteen. |
21 |
Con
sonrojo mío lo digo, como si nos hubiéramos mostrado
débiles. En aquello en que cualquiera ose gloriarse,
en locura lo digo, también osaré yo. |
22 |
¿Son
hebreos? También yo. ¿Son israelitas? También yo. ¿Son
descendencia de Abraham? También yo. |
23 |
¿Son
ministros de Cristo? Hablando locamente, más yo: en
trabajos, más; en prisiones, más; en azotes, mucho más;
en peligros de muerte, muchas veces. |
24 |
Cinco
veces recibí de los judíos cuarenta azotes menos uno. |
25 |
Tres
veces fui azotado con varas, una vez fui apedreado,
tres veces padecí naufragio, un día y una noche pasé
en los abismos; |
26 |
muchas
veces en viaje me vi en peligros de ríos, peligros de
ladrones, peligros de mi linaje, peligros de los gentiles,
peligros en la ciudad, peligros en el desierto, peligros
en el mar, peligros entre los falsos hermanos, |
27 |
trabajos
y fatigas en prolongadas vigilias muchas veces, en hambre
y sed, en ayunos frecuentes, en frío y desnudez; |
28 |
esto
sin hablar de otras cosas, de mis cuidados de cada día,
de la preocupación por todas las iglesias. |
29 |
¿Quién
desfallece que no desfallezca yo? ¿Quién se escandaliza
que yo no me abrase? |
30 |
Si
es menester gloriarse, me gloriaré en lo que es mi flaqueza. |
31 |
Dios
y Padre del Señor Jesucristo, que es bendito por los
siglos, sabe que no miento. |
32 |
En
Damasco, el etnarca del rey Aretas puso guardia en la
ciudad de los damascenos para prenderme, |
33 |
y por una ventana, en una espuerta, fui descolgado por
el muro, y escapé a sus manos.
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Capítulo
12 |
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|
1 |
Si
es menester gloriarse, aunque no conviene, vendré a
las visiones y revelaciones del Señor. |
2 |
Sé
de un hombre en Cristo que hace catorce años — si en
el cuerpo no lo sé; si fuera del cuerpo, tampoco lo
sé, Dios lo sabe — fue arrebatado hasta el tercer cielo; |
3 |
y
sé que este hombre — si en el cuerpo o fuera del cuerpo,
no lo sé, Dios lo sabe — |
4 |
fue
arrebatado al paraíso y oyó palabras inefables que el
hombre no puede decir. |
5 |
De
tales cosas me gloriaré, pero de mí mismo no he de gloriarme,
si no es de mis flaquezas. |
6 |
Si
quisiera gloriarme, no haría el loco, pues diría verdad.
Me abstengo, no obstante, para que nadie juzgue de mí
por encima de lo que en mí ve y oye de mí, |
7 |
y
a causa de la excelsitud de las revelaciones. Por lo
cual, para que yo no me engría, fueme dada un aguijón
de carne, un ángel de Satanás, que me abofetea para
que no me engría. |
8 |
Por
esto rogué tres veces al Señor que se retirase de mí, |
9 |
y
El me dijo: Te basta mi gracia, que en la flaqueza llega
al colmo el poder. Muy gustosamente, pues, continuaré
gloriandome en mis debilidades para que habite en mí
la fuerza de Cristo. |
10 |
Por lo cual me complazco en las enfermedades, en los
oprobios, en las necesidades, en las persecuciones,
en los aprietos, por Cristo; pues cuando parezco débil,
entonces es cuando soy fuerte. |
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|
|
San
Pablo defiende su conducta en Corinto |
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|
11 |
He
hecho el loco; vosotros me habéis obligado. Porque necesitaba
ser recomendado de vosotros, pues en nada fui inferior
a los más eximios apóstoles, aunque nada soy. |
12 |
Las
señales de apóstol se realizaron entre vosotros en mucha
paciencia, en señales y prodigios y milagros. |
13 |
Pues
¿en qué habéis sido inferiores a las otras iglesias
sino en que no os fui gravoso ? Perdonadme este agravio. |
14 |
He
aquí que por tercera vez estoy para ir a vosotros, y
no os seré gravoso; porque no busco vuestros bienes,
sino a vosotros; pues no son los hijos los que deben
atesorar para los padres, sino los padres para los hijos. |
15 |
Yo
de muy buena gana me gastaré y me desgastaré por vuestra
alma, aunque, amándoos con mayor amor, sea menos amado. |
16 |
Bien,
en nada os fui gravoso, pero en mi astucia os cacé con
engaño. |
17 |
¿Os
he explotado acaso por medio de alguno de los que os
envié? |
18 |
Yo
animé a Tito a ir y envié con él al hermano; ¿acaso
Tito os explotó ? ¿No procedimos ambos según el mismo
espíritu? ¿No seguimos los mismos pasos? |
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|
Temores
de San Pablo |
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19 |
Hace
tiempo creéis que nos justificamos ante vosotros. No;
ante Dios, en Cristo, hablamos; todo, carísimos, es
para vuestra edificación, |
20 |
pues
temo que cuando vaya no os halle cual querría y no me
halléis vosotros cual querríais; temo que haya contiendas,
envidias, iras, ambiciones, detracciones, murmuraciones,
engreimientos, sediciones; |
21 |
que al llegar de nuevo, sea de Dios humillado ante vosotros
y tenga que llorar por muchos de los que antes pecaron
y no hicieron penitencia de su impureza, de su fornicación
y de su lascivia.
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Capítulo
13 |
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Hará
valer su autoridad |
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1 |
Por
tercera vez voy a vosotros: Por el testimonio de dos
o de tres es firme toda sentencia. |
2 |
Os
lo he dicho ya, y ahora de antemano lo repito ausente,
como cuando por segunda vez estuve presente, y declaro
a los que han pecado y a todos los demás que, cuando
otra vez vuelva, no perdonaré; |
3 |
puesto
que buscáis experimentar que en mí habla Cristo, que
no es débil para con vosotros, sino fuerte en vosotros. |
4 |
Porque,
aunque fue crucificado en su debiidad, vive por el poder
de Dios. Y así somos nosotros débiles en El, pero vivimos
con El para vosotros por el poder de Dios. |
5 |
Examinaos
a vosotros mismos si estáis en la fe, probaos a vosotros
mismos. ¿No reconocéis que Jesucristo está en vosotros?
A no ser que estéis reprobados. |
6 |
Pero
confío que conoceréis que nosotros no estamos reprobados, |
7 |
y rogamos a Dios que no hagáis ningún mal, no para que
nosotros aparezcamos calificados, sino para que vosotros
practiquéis el bien y nosotros seamos descalificados; |
8 |
pues
nada podemos contra la verdad, sino en favor de la verdad. |
9 |
Nos
gozamos siendo nosotros débiles y vosotros fuertes.
Lo que pedimos es vuestra perfección. |
10 |
Por
eso os escribo esto ausente, para que presente, no necesite
usar de la severidad según la autoridad que el Señor
me confirió para edificar, no para destruir. |
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|
CONCLUSIÓN |
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11 |
Por
lo demás, hermanos, alegraos, perfeccionaos, exhortaos,
tened un mismo sentir, vivid en paz, y el Dios de la
caridad y de la paz será con vosotros. |
12 |
Saludaos
mutuamente en el ósculo santo. Todos los santos os saludan. |
13 |
La
gracia del Señor Jesucristo, y la caridad de Dios, y
la comunicación del Espíritu Santo sean con todos vosotros. |
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