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LA
BIBLIA
EPÍSTOLAS DE SAN PABLO
Primera
Carta a los Corintios
Capítulo
1 |
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Salutación |
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1 |
Pablo,
por la voluntad de Dios llamado a ser apóstol de Cristo
Jesús, y Sóstenes, hermano, |
2 |
a
la iglesia de Dios en Corinto, a los santificados en
Cristo Jesús, llamados a ser santos, con todos los que
invocan el nombre de nuestro Señor Jesucristo en todo
lugar, suyo y nuestro: |
3 |
La
gracia y la paz de parte de Dios, nuestro Padre, y del
Señor Jesucristo. |
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Acción
de gracias por los dones concedidos a los corintios |
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4 |
Doy
continuamente gracias a Dios por vosotros debido a la
gracia que os ha sido otorgada en Cristo Jesús, |
5 |
porque
en El habéis sido enriquecidos en todo: en toda palabra
y en todo conocimiento, |
6 |
en
la medida en que el testimonio de Cristo ha sido confirmado
entre vosotros; |
7 |
así
que no escaseéis en don alguno mientras esperáis la
manifestación de nuestro Señor Jesucristo, |
8 |
que
a su vez os confirmará hasta el fin para que seáis irreprensibles
en el día de nuestro Señor Jesucristo. |
9 |
Pues
fiel es Dios, por quien habéis sido llamados a participar
con Jesucristo, su Hijo y Señor nuestro. |
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Exhortación
a la caridad |
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10 |
Os
ruego, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo,
que todos habléis igualmente y no haya entre vosotros
cismas, antes seáis concordes en el mismo pensar y en
el mismo sentir, |
11 |
Esto,
hermanos, os lo digo porque he sabido por los de Cloe
que hay entre vosotros discordias, |
12 |
y
cada uno de vosotros dice: Yo soy de Pablo, yo de Apolo,
yo de Cefas, yo de Cristo. |
13 |
¿Está
dividido Cristo? ¿O ha sido Pablo crucificado por vosotros
o habéis sido bautizados en su nombre? |
14 |
Doy
gracias a Dios de no haber bautizado a ninguno de vosotros,
si no es a Crispo y a Gayo, |
15 |
para
que nadie pueda decir que habéis sido bautizados en
mi nombre. |
16 |
También
bauticé a la casa de Estéfana; mas fuera de éstos no
sé de ningún otro. |
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|
La
sabiduría del mundo y la de Dios |
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17 |
Que
no me envió Cristo a bautizar, sino a evangelizar, y
no con sabiduría dialéctica, para que no se desvirtúe
la cruz de Cristo; |
18 |
porque
la doctrina de la cruz de Cristo es necedad para los
que se pierden, pero es poder de Dios para los que se
salvan. |
19 |
Según que está escrito: “Perderé la sabiduría de los
sabios y anularé la prudencia de los prudentes.” |
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PRIMERA
PARTE |
REPRENSIÓN
A LOS CORINTIOS |
Capítulo
1 |
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20 |
¿Dónde
está el sabio? ¿Dónde el letrado? ¿Dónde el disputador
de este mundo? ¿No ha hecho Dios necedad la sabiduría
de este mundo? |
21 |
Pues
por cuanto no conoció en la sabiduría de Dios el mundo
a Dios por la humana sabiduría, plugo a Dios salvar
a los creyentes por la locura de la predicación. |
22 |
Porque
los judíos piden señales, los griegos buscan sabiduría,
|
23 |
mientras
que nosotros predicamos a Cristo crucificado, escándalo
para los judíos, locura para los gentiles, |
24 |
mas
poder y sabiduría de Dios para los llamados, ya judíos,
ya griegos. |
25 |
Porque
la locura de Dios es más sabia que los hombres, y la
flaqueza de Dios, más poderosa que los hombres. |
26 |
Y
si no, mirad, hermanos, vuestra vocación; pues no hay
entre vosotros muchos sabios según la carne, ni muchos
poderosos, ni muchos nobles. |
27 |
Antes
eligió Dios la necedad del mundo para confundir a los
sabios y eligió Dios la flaqueza del mundo para confundir
a los fuertes; |
28 |
y
lo plebeyo del mundo, el desecho, lo que no es nada,
lo eligió Dios para anular lo que es, |
29 |
para
que nadie pueda gloriarse ante Dios. |
30 |
Por
El sois en Cristo Jesús, que ha venido a seros, de parte
de Dios, sabiduría, justicia y santificación, y redención,
|
31 |
para que, según está escrito, “el que se gloríe, se
gloríe en el Señor.” |
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Capítulo
2 |
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El
modo y el fin de la evangelización de Pablo |
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1 |
Yo,
hermanos, llegué a anunciaros el testimonio de Dios
no con sublimidad de elocuencia o de sabiduría, |
2 |
que
nunca entre vosotros me precié de saber cosa alguna,
sino a Jesucristo, y éste crucificado. |
3 |
Y
me presenté a vosotros en debilidad, temor y mucho temblor;
|
4 |
mi
palabra y mi predicación no fue en persuasuvos discursos
de sabiduría, sino en la manifestación del Espíritu
y del poder, |
5 |
para
que vuestra fe no se apoye en la sabiduría de los hombres,
sino en el poder de Dios. |
6 |
Hablamos,
sin embargo, entre los perfectos, una sabiduría que
no es de este siglo ni de los príncipes de este siglo,
abocados a la destrucción; |
7 |
sino
que enseñamos una sabiduría divina, misteriosa, escondida,
predestinada por Dios antes de los siglos para nuestra
gloria; |
8 |
que
no conoció ninguno de los príncipes de este siglo; pues
si la hubieran conocido, nunca hubieran crucificado
al Señor de la gloria. |
9 |
Pero,
según escrito está: “Ni el ojo vio, y ni el oído oyó,
ni vino a la mente del hombre lo que Dios ha preparado
para los que le aman.” |
10 |
Pues
Dios nos la ha revelado por su Espíritu, que el espíritu
todo lo escudriña, hasta las profundidades de Dios. |
11 |
Pues
¿qué hombre conoce lo que en el hombre hay sino el espíritu
del hombre, que en él está? Así también las cosas de
Dios nadie las conoce sino el Espíritu de Dios. |
12 |
Y
nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino
el Espíritu que viene de Dios, para que conozcamos los
dones que Dios nos ha concedido. |
13 |
De
éstos os hemos hablado, y no con estudiadas palabras
de humana sabiduría, sino con palabras aprendidas del
Espíritu, adaptando a los espirituales las enseñanzas
espirituales, |
14 |
pues
el hombre animal no percibe las cosas del Espíritu de
Dios; son para él locura y no puede entenderlas, porque
hay que juzgarlas espiritualmente. |
15 |
Al
contrario, el espiritual juzga de todo, pero a él nadie
puede juzgarle. |
16 |
Porque ¿quién conoció la mente del Señor para poder
enseñarle? Mas nosotros tenemos el pensamiento de Cristo.
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Capítulo
3 |
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Divisiones
en la iglesia de Corinto |
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1 |
Y
yo, hermanos, no pude hablaros como a espirituales,
sino como a carnales, como a niños en Cristo. |
2 |
Os
di a beber leche, no os di comida, porque aún no lo
admitíais. Y ni aún ahora la admitís, |
3 |
porque
sois todavía carnales. Si, pues, hay entre vosotros
envidias y discordias, ¿no prueba esto que sois carnales
y vivís a lo humano? |
4 |
Cuando
uno dice: Yo soy de Pablo, y otro: Yo de Apolo, ¿no
procedéis a lo humano? |
5 |
Pues
¿qué es Apolo y qué es Pablo? Ministros según lo que
a cada uno ha dado el Señor, por cuyo ministerio habéis
creído. |
6 |
Yo
planté, Apolo regó; pero quien dio el crecimiento fue
Dios. |
7 |
Ni
el que planta es algo ni el que riega, sino Dios que
da el crecimiento. |
8 |
El
que planta y el que riega son iguales; cada uno recibirá
su recompensa conforme a su trabajo. |
9 |
Porque
nosotros sólo somos cooperadores de Dios, y vosotros
sois arada de Dios, edificación de Dios. |
10 |
Según
la gracia de Dios que me fue dada, yo, como sabio arquitecto,
puse los cimientos, otro edifica encima. Cada uno mire
cómo edifica, |
11 |
que
cuanto al fundamento, nadie puede poner otro sino el
que está puesto, que es Jesucristo. |
12 |
Si
sobre este fundamento uno edifica con oro, plata, piedras
preciosas o maderas, heno, paja, |
13 |
su
obra quedará de manifiesto, pues en su día el fuego
lo revelará y probará cuál fue la obra de cada uno.
|
14 |
Aquel
cuya obra subsista recibirá el premio, |
15 |
y
aquel cuya obra sea abrasada sufrirá el daño; él, sin
embargo, se salvará, pero como quien pasa por el fuego.
|
16 |
¿No
sabéis que sois templo de Dios y que el Espíritu de
Dios habita en vosotros? Si alguno destruye el templo
de Dios, Dios le aniquilará. |
17 |
Porque
el templo de Dios es santo, y ese templo sois vosotros. |
18 |
Nadie
se engañe; si alguno entre vosotros cree que es sabio
según este siglo, hágase necio para llegar a ser sabio. |
19 |
Porque
la sabiduría de este mundo es necedad ante Dios. Pues
escrito está: “El caza a los sabios en su astucia.”
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20 |
Y
en otra parte: “El Señor conoce cuan vanos son los planes
de los sabios.” |
21 |
Nadie,
pues, se gloríe en los hombres, que todo es vuestro;
|
22 |
ya
Pablo, ya Apolo, ya Cefas; ya el mundo, ya la vida,
ya la muerte; ya lo presente, ya lo venidero, todo es
vuestro; |
23 |
y vosotros de Cristo, y Cristo de Dios. |
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Capítulo
4 |
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1 |
Es
preciso que los hombres vean en nosotros a los ministros
de Cristo y a los administradores de los misterios de
Dios. |
2 |
Por
lo demás, lo que en los dispensadores se busca es que
sean fíeles. |
3 |
Cuanto
a mí, muy poco se me da de ser juzgado por vosotros
o de cualquier tribunal humano, que ni aun a mí mismo
me juzgo. |
4 |
Cierto
que de nada me arguye la conciencia, mas no por eso
me creo justificado; quien me juzga es el Señor. |
5 |
Tampoco,
pues, juzguéis vosotros antes de tiempo, mientras no
venga el Señor, que iluminará los escondrijos de las
tinieblas y hará manifiestos los propósitos de los corazones,
y entonces cada uno tendrá la alabanza de Dios. |
6 |
Esto,
hermanos, lo he dicho por vía de ejemplo de mí y de
Apolo, os lo aplico a vosotros, para que en nosotros
aprendáis lo de “no ir más allá de lo que está escrito”
y que nadie por amor de alguno se infle en perjuicio
de otro. |
7 |
Porque
¿quién es el que a ti te hace preferible? ¿Qué tienes
que no hayas recibido? Y si lo recibiste, ¿de qué te
glorías, como si no lo hubieras recibido? |
8 |
¿Ya
estáis llenos? ¿Ya estáis ricos? ¿Sin nosotros habéis
logrado el reino? ¡Ojalá que lo hubierais logrado, para
que también nosotros con vosotros reináramos! |
9 |
Porque,
a lo que pienso, Dios a nosotros, los apóstoles, nos
ha asignado el último lugar, como a condenados a muerte,
pues hemos venido a ser espectáculo para el mundo, para
los ángeles y para los hombres. |
10 |
Hemos
venido a ser necios por amor de Cristo, vosotros sabios
en Cristo; nosotros débiles, vosotros fuertes; vosotros
ilustres, nosotros viles. |
11 |
Hasta
el presente pasamos hambre, sed y desnudez, somos abofeteados
y andamos vagabundos, |
12 |
y
penamos trabajando con nuestras manos; afrentados, bendecimos,
y perseguidos, lo soportamos; |
13 |
difamados,
consolamos; hemos venido a ser hasta ahora como desecho
del mundo, como estropajo de todos. |
14 |
No
escribo esto para confundiros, sino para amonestaros,
como a hijos míos carísimos. |
15 |
Porque
aunque tengáis diez mil pedagogos en Cristo, pero no
muchos padres, que quien os engendró en Cristo por el
Evangelio fui yo. |
16 |
Os
exhorto, pues, a ser imitadores míos. |
17 |
Por
esto os envié a Timoteo, que es mi hijo muy amado y
fiel en el Señor, que os traerá a la memoria mis caminos
en Cristo Jesús y cuál es mi enseñanza por doquier en
todas las iglesias. |
18 |
Como
si yo no hubiese ya de ir a vosotros, así se han hinchado
algunos. |
19 |
Pues
iré, y muy pronto, si el Señor quisiere, y entonces
conoceré no las palabras de los que se hinchan, sino
su poder, |
20 |
que
no está en palabras el reino de Dios, sino en el poder.
|
21 |
¿Qué
preferís? ¿Que vaya a vosotros con la vara o que vaya
con amor y espíritu de mansedumbre?
|
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Capítulo
6 |
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1 |
¿Y
osa alguno de vosotros que tiene un litigio con otro
acudir en juicio ante los injustos y no ante los santos? |
2 |
¿Acaso
no sabéis que los santos han de juzgar al mundo? Y si
habéis de juzgar al mundo, ¿seréis incapaces de juzgar
esas otras causas más pequeñas? |
3 |
¿No
sabéis que hemos de juzgar aun a los ángeles? Pues mucho
más las cosas de esta vida. |
4 |
Guando
tengáis diferencias sobre estas cosas de la vida, poned
por jueces a los más despreciables de la Iglesia. |
5 |
Para
vuestra confusión os hablo de este modo. ¿No hay entre
vosotros ningún prudente capaz de ser juez entre hermanos? |
6 |
En
vez de esto, ¿pleitea el hermano con el hermano, y esto
ante los infieles? |
7 |
Ya
es una mengua que tengáis pleitos unos con otros. ¿Por
qué no preferís sufrir la injusticia? ¿Por qué no el
ser despojados? |
8 |
Y
en vez de esto sois vosotros los que hacéis injusticias
y despojaís, y esto con hermanos. |
9 |
¿No
sabéis que los injustos no poseerán el reino de Dios?
No os engañéis: ni los fornicarios, ni los idólatras,
ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los sodomitas,
|
10 |
ni
los ladrones, ni los avaros, ni los ebrios, ni los maldicientes,
ni los rapaces poseerán el reino de Dios. |
11 |
Y
algunos esto erais, pero habéis sido lavados; habéis
sido santificados, habéis sido justificados en el nombre
del Señor Jesucristo y por el Espíritu de nuestro Dios. |
12 |
“Todo
me es lícito,” pero no todo conviene. “Todo me es lícito,”
pero yo no me dejaré dominar de nada |
13 |
“Los
manjares para el vientre, y el vientre para los manjares”;
pero Dios destruirá el uno y los otros. El cuerpo no
es para la fornicación, sino para el Señor, y el Señor
para el cuerpo; |
14 |
y
Dios, que resucitó al Señor, nos resucitará también
a nosotros por su poder, |
15 |
¿No
sabéis que vuestros cuerpos son miembros de Cristo?
¿Y voy a tomar yo los miembros de Cristo para hacerlos
miembros de una meretriz? De ningún modo. |
16 |
¿No
sabéis que quién se allega a una meretriz se hace un
cuerpo con ella? Porque serán dos, dice, en una carne. |
17 |
Pero
el que se allega al Señor se hace un espíritu con El.
|
18 |
Huid
la fornicación. Cualquier pecado que cometa un hombre,
fuera de su cuerpo queda; pero el que fornica peca contra
su propio cuerpo. |
19 |
¿O
no sabéis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu
Santo, que está en vosotros y habéis recibido de Dios,
y que, por tanto, no os pertenecéis? |
20 |
Habéis sido comprados a precio. Glorificad, pues, a
Dios en vuestro cuerpo.
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|
SEGUNDA
PARTE |
RESPUESTA
A LAS CUESTIONES DE LOS CORINTIOS |
Capítulo
7 |
|
Acerca
del matrimonio |
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1 |
Comenzando
a tratar de lo que me habéis escrito, bueno es al hombre
no tocar mujer; |
2 |
mas
por evitar la fornicación, tenga cada uno su mujer y
cada una tenga su marido. |
3 |
El
marido otorgue lo que es debido a la mujer, e igualmente
la mujer al marido. |
4 |
La
mujer no es dueña de su propio cuerpo, es el marido;
e igualmente el marido no es dueño de su propio cuerpo,
es la mujer. |
5 |
No
os defraudéis uno al otro, a no ser de común acuerdo
por algún tiempo, para daros a la oración, y de nuevo
volved a lo mismo, a fin de que no os tiente Satanás
de incontinencia. |
6 |
Esto
os lo digo condescendiendo, no mandando. |
7 |
Quisiera
yo que todos los hombres fueran como yo; pero cada uno
tiene de Dios su propio don; éste, uno; aquél, otro. |
8 |
Sin
embargo, a los no casados y a las viudas les digo que
les es mejor permanecer como yo. |
9 |
Pero
si no pueden guardar continencia, cásense, que mejor
es casarse que abrasarse. |
10 |
Cuanto
a los casados, precepto es no mío, sino del Señor, que
la mujer no se separe del marido, |
11 |
y
de separarse, que no vuelva a casarse o se reconcilie
con el marido y que el marido no repudie a su mujer.
|
12 |
A
los demás les digo yo, no el Señor, que si algún hermano
tiene mujer infiel y ésta consiente en cohabitar con
él, no la despida. |
13 |
Y
si una mujer tiene marido infiel y éste consiente en
cohabitar con ella, no lo abandone. |
14 |
Pues
se santifica el marido infiel por la mujer y se santifica
la mujer infiel por el marido. De otro modo, vuestros
hijos serían impuros y ahora son santos. |
15 |
Pero
si la parte infiel se separa, que se separe. En tales
casos no está esclavizado el hermano o la hermana, pues
Dios nos ha llamado a la paz. |
16 |
¿Qué
sabes tú, mujer, si salvarás a tu marido; y tú, marido,
si salvarás a tu mujer? |
17 |
Pero
cada uno ande según el Señor le dio y según le llamó.
Y esto lo mando en todas las iglesias. |
18 |
¿Ha
sido uno llamado en la circuncisión? No disimule el
prepucio. ¿Ha sido llamado en el prepucio? No se circuncide. |
19 |
Nada
es la circuncisión, nada el prepucio, sino la guarda
de los preceptos de Dios. |
20 |
Cada
uno permanezca en el estado en que fue llamado. |
21 |
¿Fuiste
llamado en la servidumbre? No te dé cuidado, y aun,
pudiendo hacerte libre, aprovéchate más bien de tu servidumbre. |
22 |
Pues
el que, siervo, fue llamado por el Señor, es liberto
del Señor, e igualmente el que, libre, fue llamado,
es siervo de Cristo. |
23 |
Habéis
sido comprados a precio; no os hagáis siervos de los
hombres. |
24 |
Hermanos:
persevere cada uno ante Dios en la condición en que
por El fue llamado. |
25 |
Acerca
de las vírgenes no tengo precepto del Señor; pero puedo
dar consejo, como quien ha obtenido del Señor la gracia
de ser fiel. |
26 |
Creo,
pues, que por la instante necesidad es bueno que el
hombre sea así. |
27 |
¿Estás
ligado a una mujer? No busques la separación. ¿Estás
libre de mujer? No busques mujer. |
28 |
Si
te casares, no pecas; y si la doncella se casa, no peca;
pero tendréis así que estar sometidos a la tribulación
de la carne, que quisiera yo ahorraros. |
29 |
Dígoos,
pues, hermanos, que el tiempo es corto. Sólo queda que
los que tienen mujer vivan como si no la tuvieran; |
30 |
los
que lloran, como si no llorasen; los que se alegran,
como si no se alegrasen; los que compran, como si no
poseyesen, |
31 |
y
los que disfrutan del mundo, como si no disfrutasen,
porque pasa la apariencia de este mundo. |
32 |
Yo
os querría libres de cuidados. El célibe se cuida de
las cosas del Señor, de cómo agradar al Señor. |
33 |
El
casado ha de cuidarse de las cosas del mundo, de cómo
agradar a su mujer, |
34 |
y
así está dividido. La mujer no casada y la doncella
sólo tienen que preocuparse de las cosas del Señor,
de ser santas en cuerpo y en espíritu. Pero la casada
ha de preocuparse de las cosas del mundo, de agradar
al marido. |
35 |
Esto
os lo digo para vuestra conveniencia, no para tenderos
un lazo, sino mirando a lo que es decoroso y fomenta
el trato asiduo con el Señor si distracción. |
36 |
Si
alguno estima indecoroso para su hija doncella dejar
pasar la flor de la edad y que así deba ocurrir, haga
lo que quiera; no peca; que la case. |
37 |
Pero
el que firme en su corazón, no necesitado, sino libre
y de voluntad, determina guardar virgen a su hija, hace
bien. |
38 |
Quien,
pues, casa a su hija doncella hace bien, y quien no
la casa hace mejor. |
39 |
La
mujer está ligada por todo el tiempo de vida de su marido;
mas una vez que se duerme el marido, queda libre para
casarse con quien quiera, pero en el Señor. |
40 |
Más
feliz será si permanece así, conforme a mi consejo,
pues también creo tener yo el espíritu de Dios. |
|
|
Capítulo
8 |
|
Acerca
de la carne sacrificada a los ídolos |
|
|
1 |
Cuanto
a lo de las carnes sacrificadas a los ídolos, sabemos
que todos tenemos ciencia. Pero la ciencia hincha; sólo
la caridad edifica. |
2 |
Si
alguno cree saber algo, aún no sabe como conviene saber;
|
3 |
pero
el que ama a Dios, ése es conocido por El. |
4 |
Pues
bien: acerca del comer las carnes sacrificadas a los
ídolos, sabemos que el ídolo no es nada en el mundo
y que no hay más Dios que uno sólo. |
5 |
Porque
aunque algunos sean llamados dioses, ya en el cielo,
ya en la tierra, de manera que haya muchos dioses y
muchos señores, |
6 |
para
nosotros no hay más que un Dios Padre, de quien todo
procede y para quien somos nosotros, y un solo Señor,
Jesucristo, por quien son todas las cosas y nosotros
también. |
7 |
Pero
no todos saben esto; habituados de antiguo a los ídolos,
comen esas carnes como realmente sacrificadas al ídolo,
y su conciencia se mancha por su flaqueza. |
8 |
Pero
no es la comida la que nos hace aceptos a Dios, y ni
por abstenernos escasearemos ni por comer abundaremos. |
9 |
Mas
cuidad de que esa vuestra facultad no sea tropiezo para
los débiles. |
10 |
Porque
si alguno te viere a ti, que tienes ciencia, sentado
a la mesa en un santuario de ídolos, en la flaqueza
de su conciencia, ¿no se creerá inducido a comer las
carnes sacrificadas a los ídolos? |
11 |
Entonces
perecerá por tu ciencia el hermano flaco por quien Cristo
murió. |
12 |
Y
así, pecando contra los hermanos e hiriendo su conciencia
flaca, pecáis contra Cristo. |
13 |
Por lo cual, si mi comida ha de escandalizar a mi hermano,
no comeré carne jamás por no escandalizar a mi hermano.
|
|
|
Capítulo
9 |
|
|
1 |
¿No
soy yo libre? ¿No soy apóstol ¿No he visto a Jesús nuestro
Señor? ? ¿No sois vosotros mi obra en el Señor? |
2 |
Si
para otros no soy apóstol, a lo menos para vosotros
lo soy, pues sois el sello de mi apostolado en el Señor. |
3 |
Y
he aquí mi defensa contra todos cuando me discuten:
|
4 |
¿Acaso
no tenemos derecho a comer y beber? |
5 |
¿No
tenemos derecho a llevar en nuestras peregrinaciones
una mujer hermana, igual que los demás apóstoles y los
hermanos del Señor y Cefas? |
6 |
¿O
acaso solamente yo y Bernabé no tenemos derecho a no
trabajar? |
7 |
¿Quién
jamás milita a sus propias expensas? ¿Quién planta una
viña y no come de su fruto? ¿Quién apacienta un rebaño
y no toma de su leche? |
8 |
Y
esto, no sólo según el común sentir de los hombres,
la misma Ley dice también esto. |
9 |
Porque en la Ley de Moisés está escrito: “No pongáis
bozal al buey que trilla.” ¿Es que Dios se ocupa de
los bueyes? |
10 |
¿No
es más bien por nosotros por quienes lo dice? Por nosotros,
sin duda, se escribió que debe arar con esperanza el
que ara y trilla el que trilla, en espera de la participación. |
11 |
Si
sembramos en vosotros bienes espirituales, ¿qué mucho
que recojamos bienes materiales? |
12 |
Si
otros tienen derecho a participar en vuestros bienes,
¿no lo tendremos más nosotros? Pero no hemos hecho uso
de este nuestro derecho; antes todo lo hemos soportado
para no poner obstáculo alguno al Evangelio de Cristo. |
13 |
¿Pero
no sabéis que los que ejercen las funciones sagradas
comen del santuario, y los que sirven al altar, del
altar participan? |
14 |
Pues
así ha ordenado el Señor a los que anuncian el Evangelio:
que vivan del Evangelio. |
15 |
Pero
yo no hago uso de este derecho. Ni escribo esto ahora
para hacerlo valer. Mejor me fuera morir antes que privarme
de esta mi gloria. |
16 |
Porque,
si evangelizo, no es para mí motivo de gloria, sino
que se me impone como necesidad. ¡Ay de mí si no evangelizare! |
17 |
Si
de mi voluntad lo hiciera, tendría recompensa; pero
si lo hago por fuerza, es como si ejerciera una administración
que me ha sido confiada. |
18 |
¿En
qué está, pues, mi mérito? En que al evangelizar lo
hago gratuitamente, sin hacer valer mis derechos por
la evangelización. |
19 |
En
que, siendo del todo libre, me hago siervo de todos
para ganarlos a todos, |
20 |
y
me hago judío con los judíos para ganar a los judíos.
Con los que viven bajo la Ley me hago como si yo estuviera
sometido a ella, no estándolo, para ganar a los que
bajo ella están. |
21 |
Con
los que están fuera de la Ley me hago como si estuviera
fuera de la Ley, para ganarlos a ellos, no estando yo
fuera de la Ley de Dios, sino bajo la ley de Cristo.
|
22 |
Me
hago con los flacos flaco para ganar a los flacos; me
hago todo para todos para salvarlos a todos. |
23 |
Todo
lo hago por el Evangelio, para participar en él. |
24 |
¿No
sabéis que los que corren en el estadio todos corren,
pero uno solo alcanza el premio? Corred, pues, de modo
que lo alcancéis. |
25 |
Y
quien se prepara para la lucha, de todo se abstiene,
y eso para alcanzar una corona corruptible; mas nosotros
para alcanzar una incorruptible. |
26 |
Y
yo corro, no como a la ventura; así lucho no como quien
azota al aire, |
27 |
sino que castigo mi cuerpo y lo esclavizo, no sea que,
habiendo sido heraldo para los otros, resulte yo descalificado.
|
|
|
Capítulo
10 |
|
La
historia de Israel, enseñanza de los fieles |
|
|
1 |
No
quiero, hermanos, que ignoréis que nuestros padres estuvieron
todos bajo la nube, que todos atravesaron el mar |
2 |
y
todos siguieron a Moisés bajo la nube y por el mar;
|
3 |
que
todos comieron el mismo pan espiritual y todos bebieron
la misma bebida espiritual, |
4 |
pues bebían de la roca espiritual que los seguía, y
la roca era Cristo; |
5 |
pero
Dios no se agradó de la mayor parte de ellos, pues fueron
postrados en el desierto. |
6 |
Esto
fue en figura nuestra, para que no codiciemos lo malo,
como lo codiciaron ellos; |
7 |
no
os hagáis idólatras, como algunos de ellos, según está
escrito: “Se sentó el pueblo a comer y beber y se levantaron
para danzar.” |
8 |
Ni
forniquemos, como algunos de ellos fornicaron, cayendo
veintitrés mil en un día. |
9 |
Ni
tentemos al Señor, como algunos de ellos le tentaron
y perecieron por las serpientes. |
10 |
Ni
murmuréis, como algunos de ellos murmuraron, acabando
a manos del exterminador. |
11 |
Todas
estas cosas les sucedieron a ellos en figura y fueron
escritas para amonestarnos a nosotros, para quienes
ha llegado el fin de los tiempos. |
12 |
Así,
pues, el que cree estar en pie, mire no caiga; |
13 |
no os ha sobrevenido tentación que no fuera humana,
y fiel es Dios, que no permitirá que seáis tentados
sobre vuestras fuerzas, antes dispondrá con la tentación
el éxito para que podáis resistirla. |
14 |
Por
lo cual, amados míos, huid la idolatría. |
15 |
Os
hablo como a discretos. Sed vosotros jueces de lo que
os digo: |
16 |
El
cáliz de bendición que bendecimos, ¿no es la comunión
de la sangre de Cristo? Y el pan que partimos, ¿no es
la comunión del cuerpo de Cristo? |
17 |
Porque
el pan es uno, somos muchos un solo cuerpo, pues todos
participamos de ese único pan. |
18 |
Mirad
al Israel carnal. ¿No participan del altar los que comen
de las víctimas? |
19 |
¿Qué
digo, pues? ¿Que las carnes sacrificadas a los ídolos
son algo o que los ídolos son algo? |
20 |
Antes
bien, digo que lo que sacrifican los gentiles, a los
demonios y no a Dios lo sacrifican. Y no quiero yo que
vosotros tengáis parte con los demonios. |
21 |
No
podéis beber el cáliz del Señor y el cáliz de los demonios.
No podéis tener parte en la mesa del Señor y en la mesa
de los demonios. |
22 |
¿O
queremos provocar la ira del Señor? ¿Somos acaso más
fuertes que El? |
23 |
“Todo
es lícito,” pero no todo conviene; “todo es lícito,”
pero no todo edifica. |
24 |
Nadie busque su provecho, sino el de los otros. |
25 |
Todo
cuanto se vende en el mercado, comedlo sin inquirir
su origen por motivos de conciencia, |
26 |
porque
del Señor es la tierra y cuanto la llena. |
27 |
Si
alguno de los infieles os invita y vais, comed de todo
lo que os sirvan sin pregfuntar nada por motivos de
conciencia. |
28 |
Pero
si alguno os dijere: Esto fue inmolado en el templo,
no comáis, por el que lo indicó y por la conciencia.
|
29 |
No
digo por la tuya, sino por la del otro. Pero ¿por qué
ha juzgarse mi libertad por la conciencia ajena? |
30 |
Si
yo con agradecimiento participo, ¿por qué he de ser
reprendido por aquello mismo de que doy gracias? |
31 |
Ya
comáis, ya bebáis o ya hagáis alguna cosa, hacedlo todo
para gloria de Dios, |
32 |
y
no seáis objeto de escándalo ni para judíos, ni para
griegos, ni para la Iglesia de Dios; |
33 |
como procuro yo agradar a todos en todo, no buscando
mi conveniencia, sino la de todos para que se salven.
|
|
|
Capítulo
11 |
|
La
mujer en la iglesia |
|
|
1 |
Sed
imitadores míos, como yo lo soy de Cristo. |
2 |
Os
alabo de que en todo os acordéis de mí y retengáis las
tradiciones que yo os he transmitido. |
3 |
Pues
bien: quiero que sepáis que la cabeza de todo varón
es Cristo, y la cabeza de la mujer, el varón, y la cabeza
de Cristo, Dios. |
4 |
Todo
varón que ora o profetiza velada la cabeza, deshonra
su cabeza. |
5 |
Y
toda mujer que ora o profetiza velada la cabeza, deshonra
su cabeza; es como si se rapara. |
6 |
Si
una mujer no se cubre, que se rape. Y si es indecoroso
para una mujer cortarse el pelo o raparse, que se vele. |
7 |
El
varón no debe cubrir la cabeza, porque es imagen y gloria
de Dios; mas la mujer es gloria del varón, |
8 |
pues
no procede el varón de la mujer, sino la mujer del varón; |
9 |
ni
fue creado el varón para la mujer, sino la mujer para
el varón. |
10 |
Debe,
pues, llevar la mujer la señal de la sujeción por respeto
a los ángeles. |
11 |
Pero
ni la mujer sin el varón, ni el varón sin la mujer,
en el Señor. |
12 |
Porque
así como la mujer procede del varón, así también el
varón viene a la existencia por la mujer, y todo viene
de Dios. |
13 |
Sed
vosotros jueces: ¿Es decoroso que ore a Dios descubierta
la mujer? |
14 |
¿Y
no os enseña la misma naturaleza que el varón se afrenta
si deja crecer su cabellera, |
15 |
mientras
que la mujer se honra dejándola crecer? Es que el cabello
le ha sido dado por velo. |
16 |
Si a pesar de esto, alguno gusta de disputar, nosotros
no tenemos tal costumbre, ni tampoco las iglesias de
Dios. |
|
|
|
Sobre
el modo de celebrar los ágapes |
|
|
17 |
Y
al recomendaros esto, no puedo alabar que vuestras reuniones
sean no para bien, sino para daño vuestro. |
18 |
Pues
primeramente oigo que al reuniros hay entre vosotros
escisiones, y en parte lo creo, |
19 |
pues
es preciso que entre vosotros haya facciones, a fin
de que se destaquen los de probada virtud entre vosotros. |
20 |
Y
cuando os reunís no es para comer la cena del Señor,
|
21 |
porque
cada uno se adelanta a tomar su propia cena, y mientras
uno pasa hambre, otro está ebrio. |
22 |
Pero
¿es que no tenéis casas para comer y beber? ¿O en tan
poco tenéis la iglesia de Dios, y así avergonzáis a
los que no tienen? ¿Qué voy a deciros? ¿Os alabaré?
En esto no puedo alabaros. |
23 |
Porque
yo he recibido del Señor lo que os he transmitido, que
el Señor Jesús, en la noche en que fue entregado, tomó
el pan, |
24 |
y
después de dar gracias, lo partió y dijo: Esto es mi
cuerpo, que se da por vosotros; haced esto en memoria
mía. |
25 |
Y
asimismo, después de cenar, tomó el cáliz, diciendo:
Este es el cáliz de la Nueva Alianza en mi sangre; cuantas
veces lo bebáis, haced esto en memoria mía. |
26 |
Pues
cuantas veces comáis este pan y bebáis este cáliz, anunciáis
la muerte del Señor hasta que El venga. |
27 |
Así,
pues, quien come el pan y bebe el cáliz del Señor indignamente,
será reo del cuerpo y de la sangre del Señor. |
28 |
Examínese,
pues, el hombre a sí mismo, y entonces coma del pan
y beba del cáliz; |
29 |
pues
el que come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe
su propia condenación. |
30 |
Por
esto hay entre vosotros muchos flacos y débiles, y muchos
dormidos. |
31 |
Si
nos juzgásemos a nosotros mismos, no seríamos condenados.
|
32 |
Mas
juzgados por el Señor, somos corregidos para no ser
condenados con el mundo. |
33 |
Así
pues,
hermanos míos, que cuando os juntéis para comer, os
esperéis unos a otros. |
34 |
Si
alguno tiene hambre, que coma en su casa, que no os
reunáis para vuestra condenación. Lo demás lo dispondré
cuando vaya. |
|
|
Capítulo
12 |
|
Sobre
los dones espirituales |
|
|
1 |
No
quiero, hermanos, que ignoréis lo tocante a los dones
espirituales. |
2 |
Sabéis
que, cuando erais gentiles, os dejabais arrastrar hacia
los ídolos mudos; |
3 |
por
lo cual os hago saber que nadie, hablando en el Espíritu
de Dios, puede decir: “Anatema sea Jesús”, y nadie puede
decir “Jesús es el Señor”, sino en el Espíritu Santo. |
4 |
Hay
diversidad de dones, pero uno mismo es el Espíritu.
|
5 |
Hay
diversidad de ministerios, pero uno mismo es el Señor. |
6 |
Hay
diversidad de operaciones, pero uno mismo es Dios, que
obra todas las cosas en todos. |
7 |
Y
a cada uno se le otorga la manifestación del Espíritu
para común utilidad. |
8 |
A
uno le es dada por el Espíritu la palabra de sabiduría;
a otro la palabra de ciencia, según el mismo Espíritu;
|
9 |
a
otro, fe en el mismo Espíritu; a otro, don de curaciones
en el mismo Espíritu; |
10 |
a
otro, operaciones milagrosas; a otro, profecía; a otro,
discreción de espíritus; a otro, diversidad de lenguas;
a otro, interpretación de lenguas. |
11 |
Todas estas cosas las obra el único y mismo Espíritu,
que distribuye a cada uno según quiere. |
12 |
Porque
así como, siendo el cuerpo uno, tiene muchos miembros,
y todos los miembros del cuerpo, con ser muchos, son
un cuerpo único, así es también Cristo. |
13 |
Porque
también todos nosotros hemos sido bautizados en un solo
Espíritu, para constituir un solo cuerpo, y todos, ya
judíos, ya gentiles, ya siervos, ya libres, hemos bebido
del mismo Espíritu. |
14 |
Porque
el cuerpo no es un solo miembro, sino muchos. |
15 |
Si
dijere el pie: Porque no soy mano no soy del cuerpo,
no por esto deja de ser del cuerpo. |
16 |
Y
si dijere la oreja: Porque no soy ojo no soy del cuerpo,
no por esto deja de ser del cuerpo. |
17 |
Si
todo el cuerpo fuera ojos, ¿dónde estaría el oído? Y
si todo él fuera oídos, ¿dónde estaría el olfato? |
18 |
Pero
Dios ha dispuesto los miembros en el cuerpo, cada uno
de ellos como ha querido. |
19 |
Si
todos fueran un miembro, ¿dónde estaría el cuerpo? |
20 |
Los
miembros son muchos, pero uno solo el cuerpo. |
21 |
Y
no puede el ojo decir a la mano: No tengo necesidad
de ti. Ni tampoco la cabeza a los pies: No necesito
de vosotros. |
22 |
Aún
hay más: Los miembros del cuerpo que parecen más débiles
son los más necesarios; |
23 |
y
a los que parecen más viles los rodeamos de mayor honor,
y a los que tenemos por indecentes los tratamos con
mayor decencia, |
24 |
mientras
que los que de suyo son decentes no necesitan de más.
Ahora bien, Dios dispuso el cuerpo dando mayor honor
al que carecía de él, |
25 |
a
fin de que no hubiera escisiones en el cuerpo, antes
todos los miembros se preocupen por igual unos de otros. |
26 |
De
esta suerte, si padece un miembro, todos los miembros
padecen con él; y si un miembro es honrado, todos los
otros a una se gozan. |
27 |
Pues
vosotros sois el cuerpo de Cristo y sus miembrosparciales. |
28 |
Y
Dios los estableció en la Iglesia, primero apóstoles,
luego profetas, luego doctores, luego el poder de los
milagros, las virtudes; después, las gracias de curación,
de asistencia, de gobierno, los géneros de lenguas.
|
29 |
¿Son
todos apóstoles? ¿Son todos profetas? ¿Son todos doctores?
¿Tienen todos el poder de hacer milagros? |
30 |
¿Tienen
todos la gracia de curaciones? ¿Hablan todos en lenguas?
¿Todos interpretan? |
31 |
Aspirad a los mejores dones. Pero quiero mostraros un
camino mejor.
|
|
|
Capítulo
13 |
|
La
caridad |
|
|
1 |
Si
hablando lenguas de hombres y de ángeles, no tengo caridad,
soy como bronce que suena o címbalos que retiñe. |
2 |
Y
si teniendo el don de profecía y conociendo todos los
misterios y toda la ciencia, y tanta fe que trasladase
los montes, si no tengo caridad, no soy nada. |
3 |
Y
si repartiere toda mi hacienda y entregare mi cuerpo
al fuego, no teniendo caridad, nada me aprovecha. |
4 |
La
caridad es longánime, es benigna; no es envidiosa, no
es jactanciosa, no se hincha; |
5 |
no
es descortés, no busca lo suyo, no se irrita, no piensa
mal; |
6 |
no
se alegra de la injusticia, se complace en la verdad;
|
7 |
todo
lo excusa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo tolera.
|
8 |
La
caridad jamás decae; las profecías desaparecen, las
lenguas cesarán, la ciencia se desvanecerá. |
9 |
Conocemos
sólo en parte y profetizamos también parcialmente; |
10 |
cuando
llegue lo perfecto desaparecerá lo parcial. |
11 |
Cuando
yo era niño hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba
como niño; |
12 |
cuando
llegué a ser hombre, me despojé de las niñerías. Ahora
vemos por un espejo y oscuramente, pero entonces veremos
cara a cara. Al presente conozco sólo parcialmente,
pero entonces conoceré como soy conocido. |
13 |
Ahora permanecen estas tres cosas: la fe, la esperanza,
la caridad; pero la más excelente de ellas es la caridad.
|
|
|
Capítulo
14 |
|
El
don de lenguas y el de profecías |
|
|
1 |
Esforzaos
por alcanzar la caridad, aspirad a los dones espirituales,
sobre todo al de profecía; |
2 |
porque
el que habla en lenguas habla a Dios, no a los hombres,
pues nadie le entiende, diciendo su espíritu cosas misteriosas; |
3 |
mas
el que profetiza habla a los hombres para su edificación,
exhortación y consolación. |
4 |
El
que habla en lenguas se edifica a sí mismo; el que profetiza
edifica a la Iglesia. |
5 |
Yo
veo muy bien que todos vosotros habléis en lenguas,
pero mejor que profeticéis; pues mejor es el que profetiza
que el que habla en lenguas, a menos que también interprete
para que la Iglesia reciba edificación. |
6 |
Ahora
bien, hermanos, si yo fuere a vosotros hablando en lenguas,
¿qué os aprovecharía, si no os hablase con revelación,
o con ciencia, o con profecía, o con doctrina? |
7 |
Las
cosas inanimadas, por ejemplo, la flauta o la cítara,
que producen también sonidos, si no los producen con
distinción, ¿cómo se conocerá lo que con la flauta o
la cítara se toca? |
8 |
Como
también, si la corneta diera un toque indefinido, ¿quién
se prepararía para la lucha? |
9 |
Así
también vosotros, si con el don de lenguas no proferís
un discurso inteligible, ¿cómo se sabrá lo que decís?
Seríais como quien habla al aire. |
10 |
Tantas
hablas como hay en el mundo y no hay quien no tenga
la suya. |
11 |
Pero
si no conozco la significación de las voces, seré para
el que me habla un bárbaro, y el que me habla será para
mí un bárbaro. |
12 |
Así,
puesto que estáis ávidos de espíritus, procurad abundar
en ellos para edificación de la Iglesia. |
13 |
Por
eso, el que habla en lenguas, ore para poder interpretar.
|
14 |
Porque
si oro en lenguas, mi espíritu ora, pero mi mente queda
sin fruto. |
15 |
¿Qué
hacer, pues? Oraré con el espíritu y oraré también con
la mente; salmodiaré con el espíritu, pero salmodiaré
también con la mente. |
16 |
Pues
si tú das gracias a Dios en espíritu, ¿cómo podrá decir
amén a tu acción de gracias el que está en
la categoría de hombre privado? Porque no sabe lo que
dices. |
17 |
Tú
muy bien darás gracias, pero el otro no se edifica.
|
18 |
Doy
gracias a Dios de que hablo en lenguas más que todos
vosotros; |
19 |
pero
en la iglesia prefiero hablar diez palabras con sentido
para instruir a otros, a decir diez mil palabras en
lenguas. |
20 |
Hermanos,
no seáis niños en el juicio, sed párvulos sólo en la
malicia, pero adultos en el juicio. |
21 |
Está
escrito en la Ley: “En lenguas extrañas y con labios
de extranjeros hablaré a este pueblo, y ni aún así me
escucharán", dice el Señor. |
22 |
De
suerte que las lenguas son señal no para los creyentes,
sino para los incrédulos, mientras que la profecía no
es para los infieles, sino para los creyentes. |
23 |
Supongamos,
pues, que la iglesia toda se halla reunida en un lugar
y que todos hablan en lenguas; si entraren no iniciados
o infieles, ¿no dirían que estáis locos? |
24 |
Pero
si, profetizando todos, entrare algún infiel o no iniciado,
se sentirá argüido de todos, juzgado por todos; |
25 |
los
secretos de su corazón quedarán de manifiesto, y cayendo
de hinojos, adorará a Dios, confesando que realmente
está Dios en medio de vosotros. |
26 |
¿Qué,
pues, decir, hermanos? Que cuando os juntéis, tenga
cada uno su salmo, tenga su instrucción, tenga su revelación,
tenga su discurso en lenguas, tenga su interpretación,
pero que todo sea para edificación. |
27 |
Si
algunos han de hablar en lenguas, sean dos o a lo más
tres, por turno, y uno interprete. |
28 |
Si
no hubiere intérprete, cállese y hable para sí mismo
y para Dios |
29 |
Cuanto
a los profetas, que hablen dos o tres, y los otros juzguen.
|
30 |
Y
si, hablando uno, otro que está sentado tuviere una
revelación, cállese el primero, |
31 |
porque
uno a uno podéis profetizar todos, a fin de que todos
aprendan y todos sean exhortados. |
32 |
El
espíritu de los profetas está sometido a los profetas,
|
33 |
porque
Dios no es Dios de confusión, sino de paz. Como en todas
las iglesias de los santos, |
34 |
las
mujeres cállense en las asambleas, porque no les toca
a ellas hablar, sino vivir sujetas, como dice la Ley.
|
35 |
Si
quieren aprender algo, que en casa pregunten a sus maridos,
porque no es decoroso para la mujer hablar en la iglesia.
|
36 |
¿Acaso
creéis que la palabra del Señor ha tenido origen en
vosotros o que sólo a vosotros ha sido comunicada? |
37 |
Si
alguno cree ser profeta o espiritual, reconocerá que
esto que os escribo es precepto del Señor. |
38 |
Si
alguno lo desconoce, será él desconocido. |
39 |
Así
que, hermanos míos, aspirad al don de profecía y no
estorbéis hablar en lenguas; |
40 |
pero hágase todo con decoro y orden. |
|
|
Capítulo
15 |
|
La
resurrección |
|
|
1 |
Os
doy a conocer, hermanos, el Evangelio que os he predicado,
que habéis recibido, en el que os mantenéis firmes, |
2 |
y
por el cual sois salvos si lo retenéis tal como yo os
lo anuncié, a no ser que hayáis creído en vano. |
3 |
Pues
a la verdad os he transmitido, en primer lugar, lo que
yo mismo he recibido, que Cristo murió por nuestros
pecados, según las Escrituras; |
4 |
que
fue sepultado, que resucitó al tercer día, según las
Escrituras, |
5 |
y que se apareció a Cefas, luego a los Doce. |
6 |
Después
se apareció una vez a más de quinientos hermanos, de
los cuales muchos permanecen todavía, y algunos durmieron; |
7 |
luego
se apareció a Santiago, luego a todos los apóstoles;
|
8 |
y
después de todos, como a un aborto, se me apareció también
a mí. |
9 |
Porque
yo soy el menor de los apóstoles, que no soy digno de
ser llamado apóstol, pues perseguí a la Iglesia de Dios.
|
10 |
Mas
por la gracia de Dios soy lo que soy, y la gracia que
me confirió no resultó vana, antes me he afanado más
que todos ellos; pero no yo, sino la gracia de Dios
conmigo. |
11 |
Pues, tanto yo como ellos, esto predicamos y esto habéis
creído. |
12 |
Pues
si de Cristo se predica que ha resucitado de los muertos,
¿cómo entre vosotros dicen algunos que no hay resurrección
de los muertos? |
13 |
Si
la resurrección de los muertos no se da, tampoco Cristo
resucitó. |
14 |
Y
si Cristo no resucitó, vana es nuestra predicación,
vana nuestra fe. |
15 |
Seremos
falsos testigos de Dios, porque contra Dios testificamos
que ha resucitado a Cristo, a quien no resucitó, si
en verdad los muertos no resucitan. |
16 |
Porque
si los muertos no resucitan, ni Cristo resucitó; |
17 |
y
si Cristo no resucitó, vana es vuestra fe, aún estáis
en vuestros pecados. |
18 |
Y
hasta los que murieron en Cristo perecieron. |
19 |
Si sólo mirando a esta vida tenemos la esperanza puesta
en Cristo, somos los más miserables de todos los hombres. |
20 |
Pero
no, Cristo ha resucitado de entre los muertos como primicia
de los que duermen. |
21 |
Porque
como por un hombre vino la muerte, también por un hombre
vino la resurrección de los muertos. |
22 |
Y
como en Adán hemos sido muertos todos, así también en
Cristo somos todos vivificados. |
23 |
Pero
cada uno en su propio rango: las primicias, Cristo;
luego, los de Cristo, cuando El venga; |
24 |
después
será el fin, cuando entregue a Dios Padre el reino,
cuando haya destruido todo principado, toda potestad
y todo poder. |
25 |
Pues
preciso es que El reine hasta poner a todos sus enemigos
bajo su pies. |
26 |
El
último enemigo destruido será la muerte, |
27 |
pues
ha puesto todas las cosas bajo sus pies. Cuando dice
que todas las cosas están sometidas, es evidente que
excepto aquel que sometió todas las cosas; |
28 |
antes,
cuando le queden sometidas todas las cosas, entonces
el mismo Hijo se sujetará a quien a El todo se lo sometió,
para que sea Dios todo en todas las cosas. |
29 |
Por
otro lado,
¿qué sacarán los que se bautizaron por los muertos?
Si en ninguna manera resucitan los muertos, ¿por qué
se bautizan también ellos? |
30 |
Y
nosotros mismos, ¿por qué estamos en peligro a todas
horas? |
31 |
Os
aseguro, hermanos, por la gloria que en vosotros tengo
en Cristo Jesús, nuestro Señor, que cada día estoy en
trance de muerte. |
32 |
Si
por solos motivos humanos luché con las fieras en Efeso,
¿qué me aprovechó, si los muertos no resucitan?; comamos
y bebamos, que mañana moriremos. |
33 |
No
os engañéis. Las conversaciones malas estragan las buenas
costumbres. |
34 |
Desembriagaos,
como es justo, y no pequéis, porque algunos viven en
la ignorancia de Dios. Para vuestra confusión os lo
digo. |
35 |
Pero
dirá alguno: ¿Cómo resucitan los muertos? ¿Con qué cuerpo
vuelven a la vida? |
36 |
¡Necio!
Lo que tú siembras no revive si no muere. |
37 |
Y
lo que siembras no es el cuerpo que ha de nacer, sino
un simple grano, por ejemplo, de trigo, o algún otro
tal. |
38 |
Y
Dios le da el cuerpo según ha querido, a cada una de
las semillas el propio cuerpo. |
39 |
No
es toda carne la misma carne, sino que una es la de
los hombres, otra la de los ganados, otra la de las
aves y otra la de los peces. |
40 |
Y
hay cuerpos celestes y cuerpos terrestres, y uno es
el resplandor de los cuerpos celestes y otro el de los
terrestres. |
41 |
Uno
es el resplandor del sol, otro el de la luna y otro
el de las estrellas, y una estrella se diferencia de
la de otra en el resplandor. |
42
|
Pues
así en la resurrección de los muertos. Se siembra en
corrupción y resucita en incorrupción |
43 |
Se
siembra en vileza y se levanta en gloria. Se siembra
en flaqueza y se levanta en poder. |
44 |
Se
siembra cuerpo animal, y se levanta un cuerpo espiritual.
Pues si hay un cuerpo animal también lo hay espiritual. |
45 |
Que
por eso está escrito: “El primer hombre, Adán, fue hecho
alma viviente”; el último Adán, espíritu vivificante.
|
46 |
Pero
no es primero lo espiritual, sino lo animal; después
lo espiritual. |
47 |
El
primer hombre fue de la tierra, terreno; el segundo
hombre fue del cielo. |
48 |
Cual
es el terreno, tales son los terrenos; cual es el celestial,
tales son los celestiales. |
49 |
Y
como llevamos la imagen del terreno, llevaremos también
la imagen del celestial. |
50 |
Pero
yo os digo, hermanos, que la carne y la sangre no pueden
poseer el reino de Dios, ni la corrupción heredará la
incorrupción. |
51 |
Voy
a declararos un misterio: No todos dormiremos, pero
todos seremos transformados. |
52 |
En
un instante, en un abrir y cerrar de ojos, al último
toque de la trompeta — pues tocará la trompeta — , los
muertos resucitarán incorruptos y nosotros seremos transformados. |
53 |
Porque
es preciso que lo corruptible se revista de incorrupción
y que este ser mortal se revista de inmortalidad. |
54
|
Y
cuando este ser corruptible se revista de incorruptibilidad
y este ser mortal se revista de inmortalidad, entonces
se cumplirá lo que está escrito: |
55 |
“La
muerte ha sido absorbida por la victoria. ¿Dónde está,
muerte, tu victoria? ¿Dónde está, muerte, tu aguijón?”
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56 |
El
aguijón de la muerte es el pecado, y la fuerza del pecado
la Ley. |
57 |
Pero
gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por
nuestro Señor Jesucristo. |
58 |
Así, pues, hermanos míos muy amados, manteneos firmes,
inconmovibles, abundando siempre en la obra del Señor,
teniendo presente que vuestro trabajo no es vano en
el Señor. |
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EPÍLOGO |
Capítulo
16 |
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La
colecta en favor de los fieles de Jerusalén |
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1 |
Cuanto
a la colecta en favor de los santos, haréis según lo
que dispuse en las iglesias de Galacia. |
2 |
El
día primero de la semana, cada uno ponga aparte en su
casa lo que bien le pareciere, de modo que no se hagan
las colectas cuando yo vaya. |
3 |
Y
cuando llegue yo, aquellos que tengáis a bien, los enviaré
yo con cartas para llevar vuestro obsequio a Jerusalén. |
4 |
Y
si pareciese bien que también vaya yo, irán conmigo. |
5 |
Yo
iré hacia vosotros después de atravesar la Macedonia,
pues tengo el propósito de pasar por Macedonia, |
6 |
y
podrá ser que me detuviese entre vosotros y aun que
pasara ahí el invierno, para que luego me encaminéis
a donde fuere. |
7 |
No
quiero ahora veros de paso; espero más bien permanecer
algún tiempo entre vosotros, si el Señor lo permitiere. |
8 |
Me
quedaré en Efeso hasta Pentecostés, |
9 |
porque
se me ha abierto una puerta grande y eficiente, aunque
hay muchos adversarios. |
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Encargos,
exhortaciones y saludos |
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10 |
Si
llega Timoteo ahí, mirad que no se sienta acobardado
entre vosotros, porque trabaja en la obra del Señor,
igual que yo. |
11 |
Que
nadie, pues, le tenga en poco, y encaminadle en paz
para que venga a mí, pues le espero con los hermanos. |
12 |
Cuanto
al hermano Apolo, mucho le encarecí que se llegara a
vosotros con los hermanos; pero no quiso en modo alguno
ir ahora; irá cuando tenga oportunidad. |
13 |
Velad
y estad firmes en la fe, obrando varonilmente y mostrándoos
fuertes. |
14 |
Que
todas vuestras obras sean hechas en caridad. |
15 |
Un
ruego voy a haceros, hermanos: Vosotros conocéis la
casa de Estéfana, que es la primicia de Acaya y se ha
consagrado al servicio de los santos. |
16 |
Mostraos
deferentes con ellos y con todos cuantos, como ellos,
trabajan y se afanan. |
17 |
Me
alegré de la llegada de Estéfana, de la de Fortunato
y de la de Acaico, porque han suplido vuestra falta.
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18 |
Han
traído la tranquilidad a mi espíritu y al vuestro. Quedadles,
pues, reconocidos. |
19 |
Os
saludan las iglesias de Asia. También os mandan muchos
saludos en el Señor Aquila y Frisca, con su iglesia
doméstica. |
20 |
Os
saludan todos los hermanos. Saludaos mutuamente con
el ósculo santo. |
21 |
El
saludo es de mi mano, Pablo. |
22 |
Si
alguno no ama al Señor, sea anatema. Maran atha. |
23 |
La
gracia del Señor Jesús sea con todos vosotros. |
24 |
Mi amor está con todos vosotros en Cristo Jesús.
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