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TERCERA
PARTE |
ORÁCULO
SOBRE LA SALUD MESIÁNICA
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Capítulo 30 |
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Castigo
y perdón |
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1 |
Llegó
a Jeremías palabra de Yavé, diciendo: |
2 |
Así
dice Yavé, Dio de Israel: Escribe en un libro todo cuanto
yo te he dicho, |
3 |
porque
he aquí que vienen días — oráculo de
Yavé — en que haré volver los desterrados de
mi pueblo, Israel y Judá, y los haré tornar a la tierra
que di a sus padres, y la poseerán. |
4 |
Estas
son las palabras que ha pronunciado Yavé sobre Israel y Judá. |
5 |
Pues
así dice Yavé: Oímos gritos de terror, de espanto,
no de paz. |
6 |
Preguntad
y ved: ¿Es que paren los varones? ¿Por qué,
pues, veo a todos los varones con las manos en los lomos como en
parto, demudados y amarillos todos sus rostros? |
7 |
¡Ay!
¡Es el día grande! No hay nada igual a él. Tiempo
de angustia para Jacob, pero de él le vendrá la salvación. |
8 |
Y sucederá
que en ese día — oráculo de Yavé de los
ejércitos — quebraré el yugo de sobre su cuello
y romperé sus coyundas, |
9 |
y no
serán más siervos de extranjeros, sino que servirán
a Yavé, su Dios, y a David, su rey, que yo los suscitaré. |
10 |
Y tú,
siervo mío Jacob, no temas, oráculo de Yavé;
no tiembles, Israel, porque voy a liberarte de la tierra lejana,
y a tu descendencia de la tierra de cautividad. Jacob tornará
y vivirá tranquilo y seguro, sin que nadie le perturbe. |
11 |
Porque
yo estoy contigo — oráculo de Yavé — para
salvarte; yo llevaré a la ruina a todos los pueblos entre
los que te dispersé, pero a ti no te arruinaré, sino
que te castigaré con moderación, no te dejaré
impune. |
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Herida
y curación |
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12 |
Así,
pues, dice Yavé: Es incurable tu herida, tu llaga sin remedio. |
13 |
No
hay para tu úlcera remedio, no tienes curación |
14 |
Todos
tus amadores te han olvidado, no preguntan por ti, pues yo te herí
como hiere un enemigo, con cruel castigo, por tus grandes maldades,
por la magnitud de tus pecados. |
15 |
¿A
qué gritas por tu herida? Es incurable tu mal. Por tus grandes
maldades, por la magnitud de tus pecados, te he tratado así. |
16 |
Pero
todos los que te devoraron serán devorados, tus enemigos
irán todos al destierro. Tus saqueadores serán saqueados,
y tus expoliadores serán expoliados. |
17 |
Ciertamente
te restituiré a la salud, pues voy a sanar tus heridas —
oráculo de Yavé — , porque te llamaron la “desterrada,”
Sión, de quien nadie se cuida. |
18 |
Así
dice Yavé: He aquí que voy a restablecer los tabernáculos
de Jacob, y me compadeceré de sus tiendas, y se reedificará
la ciudad sobre su teso de ruinas, y el palacio se asentará
en su debido lugar. |
19 |
Y saldrán
de ellos cantos de alabanza y voces de los que se alegran, y los
multiplicaré, y no serán disminuidos; los engrandeceré,
y no serán empequeñecidos. |
20 |
Y serán
sus hijos como en el pasado, y su congregación estará
firme ante mí, y castigaré a todos sus opresores. |
21 |
Y su
jefe saldrá de ella misma, de en medio de ella saldrá
su soberano, y yo le haré acercarse y se allegará
a mí, pues ¿quién, si no, intentaría
acercarse a mí? Oráculo de Yavé. |
22 |
Y vosotros
seréis mi pueblo, y yo seré vuestro Dios. |
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La tempestad
y la calma |
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23 |
He
aquí que el huracán de la ira divina se desencadena
y una tempestad se desata y descargará sobre la cabeza de
los malvados. |
24 |
No
volverá atrás la cólera de Yavé hasta
ejecutar y cumplir los designios de su corazón. Vosotros
los conoceréis al fin de los tiempos. |
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Capítulo 31 |
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1 |
En
aquel tiempo — oráculo de Yavé — seré
el Dios de todas las tribus de Israel, y ellos serán mi pueblo. |
2 |
Así
dice Yavé: Halló gracia en el desierto el pueblo escapado
de la espada; se fue a su reposo Israel. |
3 |
Desde
lejos se le hizo ver Yavé. Con amor eterno te amé,
por eso te he mantenido con favor. |
4 |
De
nuevo te edificaré y serás edificada, virgen de Israel. |
5 |
Todavía
volverás a adornarte con tus tímpanos y saldrás
en alegres danzas. Todavía plantarás viñas
en las alturas de Samaria, y los que las planten las gozarán. |
6 |
Porque
vienen días en que los atalayas clamarán en el monte
de Efraím: ¡Levantaos y subamos a Sión, a Yavé,
nuestro Dios! |
7 |
Pues
así dice Yavé: Exultad por Jacob con alegría,
gritad loores a la primera de las naciones, publicad, alabad y exclamad:
Yavé ha salvado a su pueblo, a los restos de Israel. |
8 |
He
aquí que los voy a hacer venir de la tierra del aquilón,
y los reuniré de los extremos de la tierra, entre ellos al
ciego y al cojo, a la embarazada y a la recién parida juntamente.
¡Qué gran comunidad la que vuelve! |
9 |
Salieron
entre llantos, y los guiaré con consolaciones; yo los guiaré
a las corrientes de las aguas, por caminos llanos para que no tropiecen,
pues yo soy el Padre de Israel, y Efraím es mi primogénito. |
10 |
Oíd,
naciones, la palabra de Yavé, dadla a conocer a las lejanas
islas, y decid: El que dispersó a Israel lo congrega y lo
protege como el pastor a su rebaño. |
11 |
Pues
Yavé ha redimido a Jacob, le rescató de mano más
fuerte que él. |
12 |
Vienen
dando gritos de júbilo por las alturas de Sión, afluyendo
para gozar de los bienes de Yavé: el trigo, el vino, el aceite,
los corderos y los terneros; y será su alma como jardín
regado, y no volverán a languidecer. |
13 |
Entonces
la virgen danzará alegre en el corro, jóvenes y viejos,
todos juntos; trocaré en júbilo su tristeza, los consolaré
y convertiré su pena en alegría. |
14 |
Saciaré
a los sacerdotes de la grosura de las víctimas, y se hartará
mi pueblo de mis bienes, oráculo de Yavé. |
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Dolor y consuelo |
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15 |
Así
dice Yavé: Una voz se oye en Ramá, un lamento, amargo
llanto. Es Raquel que llora a sus hijos y rehúsa consolarse
por sus hijos, pues ya no existen. |
16 |
Así
dice Yavé: Cese tu voz de gemir, tus ojos de llorar, porque
hay compensación a tus penas. |
17 |
Hay
aún esperanza para tu porvenir, oráculo de Yavé.
Volverán tus hijos a su territorio. |
18 |
Oigo
a Efraím lamentarse: “Tú me has castigado y
yo recibí la reprensión como novillo indómito.
Conviérteme y yo me convertiré, pues tú eres
Yavé, mi Dios.” |
19 |
Porque
después de mi defección me he arrepentido; luego que
entré en mí, heríme el muslo. Estoy confuso
y avergonzado, pues llevo sobre mí el oprobio de mi mocedad. |
20 |
¿No
es Efraím mi hijo predilecto, mi niño mimado? Pues
cuantas veces trato de amenazarle, me acuerdo de él; por
eso se conmueven mis entrañas por él, y tengo que
tener piedad de él, oráculo de Yavé. |
21 |
Ponte
hitos, alza jalones, pon toda atención en la calzada, el
camino que antes recorriste. Vuelve, virgen de Israel, retorna a
estas tus ciudades. |
22 |
¿Hasta
cuándo has de andar titubeando, hija descarriada? Pues hará
Dios una cosa nueva en la tierra: la hembra rodeará al varón. |
23 |
Así
dice Yavé de los ejércitos, Dios de Israel: Todavía
se dirán estas palabras en la tierra de Judá y sus
ciudadades cuando yo haga volver a sus cautivos: “Bendígate
Yavé, sede de justicia, monte de santidad". |
24 |
Pues
habitarán en ella Judá y todas sus ciudades juntamente,
los agricultores y los pastores de rebaños. |
25 |
Porque
yo saciaré a toda alma desfallecida y hartaré a toda
alma languideciente. |
26 |
Por
esto, al despertar y ver, me fue dulce mi sueño. |
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|
Restauración |
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27 |
He
aquí que vienen días — oráculo de Yavé
— en que yo sembraré la casa de Israel y la casa de
Judá de simiente de hombres y de simiente de animales, |
28 |
y sucederá
que lo mismo que velé sobre ellos para arrancar y destruir,
para arruinar y devastar, así velaré sobre ellos para
edificar y plantar, oráculo de Yavé. |
29 |
En
esos días no se dirá más: “Los padres
comieron agraces y los hijos sufrieron la dentera,” |
30 |
sino
que cada uno morirá por su propia iniquidad. Quien coma el
agraz, ése sufrirá la dentera. |
31 |
He
aquí que vienen días — oráculo de Yavé
— en que yo haré alianza con la casa de Israel y la
casa de Judá, |
32 |
no
como la alianza que hice con sus padres cuando, tornándolos
de la mano, los saqué de la tierra de Egipto, pues ellos
quebrantaron mi alianza y yo los rechacé— oráculo
de Yavé — . |
33 |
Porque
ésta será la alianza que yo haré con la casa
de Israel después de aquellos días, oráculo
de Yavé: Yo pondré mi ley en su interior y la escribiré
en su corazón, y seré su Dios, y ellos serán
mi pueblo. |
34 |
No
tendrán que enseñarse unos a otros ni los hermanos
entre sí, diciendo: “Conoced a Yavé,”
sino que todos me conocerán, desde los pequeños a
los grandes, oráculo de Yavé, porque les perdonaré
sus maldades y no me acordaré más de sus pecados. |
35 |
Así
dice Yavé: Yo he puesto al sol para que luzca de día,
las leyes a la luna y a las estrellas para que luzcan de noche;
el que conturba el mar y hace bramar sus olas tiene por nombre Yavé
de los ejércitos. |
36 |
Si
dejaran de regir estas leyes ante mí — oráculo
de Yavé — , también cesará la descendencia
de Israel de ser ante mí una nación por siempre. |
37 |
Así
dice Yahvé: Si pueden medirse arriba los cielos y descubrirse
por abajo los fundamentos de la tierra, entonces repudiaré
yo a toda la descendencia de Israel por lo que han hecho, oráculo
de Yavé. |
38 |
He
aquí que vienen días — oráculo de Yavé
— en que será edificada para Yavé la ciudad
desde la torre de Jananeel hasta la puerta del Ángulo, |
39 |
y saldrá
derecho el cordel de medir hasta la colina de Gareb, y dando vuelta
después hacia Goa, |
40 |
todo
el valle de los cadáveres y de la ceniza y todos los campos
hasta el torrente de Cedrón, hasta la esquina de la puerta
de los Caballos, hacia oriente, serán consagrados a Yavé,
y no serán ya jamás destruidos y devastados. |
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Capítulo 32 |
|
La
compra del campo |
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1 |
Palabra
que fue dirigida a Jeremías de parte de Yavé el año
décimo de Sedecías, rey de Judá, que fue el
año dieciocho de Nabucodonosor. |
2 |
Entonces
el ejército del rey de Babilonia cercaba a Jerusalén,
y el profeta Jeremías estaba encerrado en el atrio de la
guardia del palacio del rey de Judá, |
3 |
pues
Sedecías, el rey de Judá, le había encarcelado,
diciéndole: ¿Por qué profetizas asegurando
que Yavé dice que entregará la ciudad en manos del
rey de Babilonia, que la tomará, |
4 |
y Sedecías,
rey de Judá, no escapará a las manos de los caldeos,
sino que será entregado en manos del rey de Babilonia y hablará
con él boca a boca, y sus ojos verán sus ojos, |
5 |
y llevará
a Sedecías a Babilonia, y allí estará hasta
que le visite -oráculo de Yavé-, y aunque hagáis
la guerra a los caldeos, no tendréis éxito? |
6 |
Y afirmó
Jeremías: Se me ha dirigido la palabra de Yavé, diciendo: |
7 |
He
aquí que Janameel, hijo de Sellum, tu tío, vendrá
a decirte: Cómprame el campo que tengo en Anatot, pues a
ti te corresponde adquirirlo por razón de rescate. |
8 |
Vino,
pues, a mí Janameel, el hijo de mi tío, según
lo que me había dicho Yavé, al atrio de la guardia,
y me dijo: Cómprame el campo de Anatot, en tierra de Benjamin,
pues te corresponde su posesión por razón de rescate.
Entendi, pues, que era palabra de Yavé, |
9 |
y compré
el campo a Janameel, mi primo de Anatot, pagándole diecisiete
siclos de plata. |
10 |
Hice
el contrato por escrito, lo sellé, tome testigos y pesé
la plata en la balanza, |
11 |
y recibi
el contrato de venta sellado y el acta de las estipulaciones abierta, |
12 |
y se
lo entregaré todo a Baruc, hijo de Nerías, hijo de
Maasías, en presencia de Janameel, mi primo, y de los testigos
que habían firmado el contrato y de todos los judíos
que se hallaban en el atrio de la guardia. |
13 |
Y delante
de todos di a Baruc esta orden: |
14 |
Asi
dice Yavé de los ejércitos, Dios de Israel: Toma esos
documentos, ese contrato de venta, el sellado y el abierto, y mételos
en un recipiente de barro cocido para que puedan conservarse largo
tiempo. |
15 |
Porque
asi dice Yavé de los ejércitos, Dios de Israel: Todavía
se comprarán en esta tierra campos y viñas. |
|
|
|
Oración
del profeta |
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|
16 |
Después
de haber entregado el contrato de venta a Baruc, hijo de Nerías,
dirigí a Yavé esta oración: |
17 |
¡Ah
Señor, Yavé! Tú has hecho los cielos y la tierra
con tu gran poder y tu brazo extendido. ¡Nada es difícil
a ti! |
18 |
Tú
eres el que haces gracia a millares y quien retribuye la culpa de
los padres sobre el seno de los hijos después de ellos, el
Dios grande, el fuerte, cuyo nombre es Yavé de los ejércitos; |
19 |
grande
en el consejo, poderoso en la obra, cuyos ojos están abiertos
para ver los caminos de los hijos de los hombres y dar a cada uno
según su camino y según el fruto de sus obras; |
20 |
el
que hizo maravillas y portentos en la tierra de Egipto hasta el
día de hoy en Israel y en los (otros) hombres, y te has hecho
un nombre, como lo es en el día de hoy; |
21 |
y sacaste
a Israel, tu pueblo, de la tierra de Egipto, en medio de maravillas
y portentos, con mano fuerte y brazo tendido y en medio de gran
pavor, |
22 |
y les
diste esta tierra que prometiste dar a sus padres, tierra que mana
leche y miel, |
23 |
y,
entrados en ella, la poseyeron, pero ellos escucharon tu voz ni
anduvieron en tu ley, y no hicieron lo que mandaste hacer, y has
llamado contra ellos esta desventura. |
24 |
He
aquí que ya tocan a la ciudad los terraplenes para tomarla,
y la ciudad será presa de los caldeos, que la combaten con
la espada, el hambre y la peste, y como tú anunciaste, así
ha sucedido, bien lo ves tú. |
25 |
Y ahora,
cuando la ciudad va a caer en manos de los caldeos, me dices, ¡oh
Yavé!: “Compra el campo y toma testigos.” |
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|
Respuesta de Yavé al profeta |
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26 |
Y fue
palabra de Yavé a Jeremías, diciendo: |
27 |
Mira,
yo soy Yavé, Dios de toda carne. ¿Hay algo difícil
para mí? |
28 |
Por
eso así dice Yavé: He aquí que entregaré
esta ciudad en manos de los caldeos y en manos de Nabucodonosor,
rey de Babilonia, que la tomará, |
29 |
y vendrán
los caldeos, que atacarán esta ciudad, y le pegarán
fuego y la quemarán; quemarán las casas en cuyos terrados
quemaban incienso a Baal y ofrecían libaciones a los dioses
extraños para irritarme, |
30 |
pues
lo mismo los hijos de Israel que los hijos de Judá no hacen
más que el mal a mis ojos desde su juventud, pues los hijos
de Israel no hacen más que irritarme con las obras de sus
manos, oráculo de Yavé. |
31 |
Objeto
de ira y de furor ha sido siempre para mí esta ciudad desde
el día en que fue edificada hasta hoy para que la haga desaparecer
delante de mí, |
32 |
por
el mal que los hijos de Israel y los hijos de Judá han hecho
para irritarme, ellos, sus reyes y sus príncipes, sus sacerdotes,
sus profetas, las gentes de Judá y los habitantes de Jerusalén. |
33 |
Me
han vuelto la espalda en vez de darme la cara; yo los he amonestado
desde muy temprano y sin cesar, pero ellos no han querido oír
ni recibir la corrección. |
34 |
Han
puesto sus abominaciones hasta en la casa en que se invoca mi nombre,
profanándola. |
35 |
Han
edificado los lugares altos de Baal que se hallan en el valle de
Ben-Hinón, para pasar (por el fuego) a sus hijos y a sus
hijas en honor de Moloc, cosa que yo nunca les maridé ni
nunca me propuse. ¡Cometer abominaciones semejantes y hacerse
Judá reo de tal crimen! |
36 |
Por
eso dice ahora Yavé, Dios de Israel, de esta ciudad de la
que vosotros decís: Ha sido entregada en manos del rey de
Babilonia por la espada, por el hambre y por la peste. |
37 |
He
aquí que los reuniré de todos los países en
que los dispersé en mi cólera, en mi indignación
y en mi furor, y los haré volver a este lugar para que en
él habiten seguros. |
38 |
Ellos
serán mi pueblo y yo seré su Dios. |
39 |
Yo
les daré un solo corazón, un solo camino, para que
siempre me teman y siempre les vaya bien, a ellos y a sus hijos
después de ellos. |
40 |
Y haré
con ellos una alianza eterna de no dejar de hacerles bien, y pondré
mi temor en su corazón para que no se aparten de mí, |
41 |
y me
gozaré en ellos al hacerles bien, y los plantaré firmemente
en esta tierra con todo mi corazón y toda mi alma. |
42 |
Porque
así dice Yavé: Como he traído sobre este pueblo
todos estos grandes males, así traeré sobre ellos
todo este bien que digo de ellos, |
43 |
y habrá
todavía poseedores de esta tierra, que vosotros decís
desierta, por rio quedar en ella hombre ni bestia y haber sido entregada
en manos de los caldeos. |
44 |
Se
comprarán campos, dando por ellos el precio en plata; se
harán contratos escritos, se sellarán y se aducirán
testigos en tierra de Benjamín, en las ciudades de Judá,
en las de la montaña, y en las del llano, y en las del mediodía,
porque yo haré volver a sus desterrados, oráculo de
Yavé. |
|
|
Capítulo 33 |
|
Restauración |
|
|
1 |
Fue
dirigida la palabra de Yavé a Jeremías por segunda
vez mientras estaba preso en el atrio de la guardia, diciéndole: |
2 |
Así
dice Yavé, el que ha hecho la tierra y la ha formado y afirmado;
Yavé es su nombre. |
3 |
Llámame
y yo te responderé, y te comunicaré cosas grandes
y ocultas que tú no conoces, |
4 |
pues
así dice Yavé, Dios de Israel, de las casas de esta
ciudad y de los palacios de los reyes de Judá, destruidos
para servir de baluartes para resistir a los caldeos, |
5 |
llenándose
con los cadáveres de los hombres que yo herí en mi
furor y en mi indignación, ocultando mi rostro a esta ciudad
por todas sus maldades. |
6 |
He
aquí que yo les restituiré la salud, los sanaré
y les descubriré abundancia de paz y de verdad; |
7 |
yo
haré volver a los cautivos de Judá y a los de Israel
y los reconstruiré como al principio, y los limpiaré
de todas las iniquidades que contra mí cometieron, |
8 |
y les
perdonaré todas las culpas y todas sus rebeliones contra
mí, |
9 |
y será
para mi renombre, alegría, alabanza y magnificencia entre
todos los pueblos de la tierra, que oirán todo el bien que
yo les haré y temblarán y se turbarán de tanto
bien y de tanta paz como yo les daré. |
10 |
Así
dice Yavé: Todavía en estos lugares de que vosotros
decís: Son un desierto sin hombres y sin bestias; en las
ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén, sin
habitantes, sin bestias, |
11 |
se
oirán voces de júbilo y voces de alegría, los
cantos del esposo y los cantos de la esposa, voces que cantarán:
“Alabad a Yavé de los ejércitos, porque es bueno,
porque es eterna su misericordia,” y de los que llevan al
templo sus oblaciones, porque yo haré volver a los desterrados
de esta tierra como estaban antes, oráculo de Yavé. |
12 |
Así
dice Yavé de los ejércitos: Todavía habrá
en estos lugares desiertos, sin hombres ni bestias, y en todas sus
ciudades, majadas, donde los pastores apriscarán a sus rebaños; |
13 |
en
las ciudades de la montaña, en las del llano y en las del
mediodía, en la tierra de Benjamín y en torno a Jerusalén,
y en las ciudades de Jerusalén, todavía pasará
el ganado bajo la mano del que lo cuenta, oráculo de Yavé. |
|
|
|
Reino
eterno y perpetuo sacerdocio |
|
|
14 |
He
aquí que vienen días — oráculo de Yavé
— en que yo cumpliré la buena palabra que yo he pronunciado
sobre la casa de Israel y sobre la casa de Judá. |
15 |
En
esos días y en ese tiempo, yo suscitaré a David un
renuevo de justicia que hará derecho y justicia sobre la
tierra. |
16 |
En
esos días será salvado Judá, y Jerusalén
habitará confiadamente, y se llamará “Yavé,
justicia nuestra.” |
17 |
Porque
así dice Yavé: No faltará a David un varón
que se siente sobre el trono de la casa de Israel. |
18 |
Y a
los sacerdotes levitas no les faltará tampoco varón
a mi servicio que ofrezca holocausto y queme la ofrenda y sacrifique
todos los días. |
19 |
Y recibió
Jeremías palabra de Yavé, diciendo: |
20 |
Así
dice Yavé: Si rompéis mi pacto con el día y
mi pacto con la noche, para que no sea día y noche a su debido
tiempo, |
21 |
entonces
se romperá mi pacto con David, mi siervo, para que no tenga
hijo que reine sobre su trono, y mi pacto con los levitas sacerdotes,
mis ministros. |
22 |
Como
no pueden contarse las milicias celestes ni las arenas del mar,
así multiplicaré yo la descendencia de David, mi siervo,
y a los levitas, mis ministros. |
23 |
Y recibió
Jeremías palabra de Yavé, diciendo: |
24 |
¿No
ves lo que dicen estas gentes?: “Las dos familias que eligió
Yavé, las dos las ha repudiado,” y desprecian a mi
pueblo por no ser ya a sus ojos una nación. |
25 |
Así
dice Yavé: Si no he hecho yo pacto con el día y con
la noche, ni he dado leyes a los cielos y a la tierra, |
26 |
entonces
repudiaré yo a la descendencia de Jacob y de David, mi siervo,
prohibiendo tomar de su progenie jefes para la raza de Abraham,
de Isaac, de Jacob, pues yo haré volver a mis cautivos, tendré
piedad de ellos. |
|
|
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