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SEGUNDA
PARTE
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VATICINIO
SOBRE LA RUINA DE JERUSALÉN Y DE JUDÁ
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Capítulo 21 |
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La
destrucción del reino |
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1 |
Palabra
de Yavé que llegó a Jeremías cuando el rey
Sedecías le envió a Pasjur, hijo de Malaquías,
y a Sofonías, sacerdote, hijo de Maasías, para que
le dijeran: |
2 |
Consulta
a Yavé acerca de nosotros, pues Nabucodonosor, el rey de
Babilonia, nos hace la guerra. Quizá haga Yavé con
nosotros según todos sus prodigios, y (aquél) tenga
que retirarse de nosotros. |
3 |
Y Jeremías
les respondió: “Así diréis a Sedecías: |
4 |
Esto
es lo que dice Yavé, Dios de Israel: He aquí que yo
haré volver las armas que lleváis en vuestras manos,
con las cuales peleáis contra el rey de Babilonia y los caldeos,
que os asedian fuera de las murallas, y las reuniré en medio
de esta ciudad. |
5 |
Y yo,
yo mismo lucharé contra vosotros con mano extendida, con
poderoso brazo, con ira, cólera e indignación grandes. |
6 |
Y heriré
a los moradores de esta ciudad, hombres y animales, y morirán
de una gran peste. |
7 |
Y después
de esto — oráculo de Yavé —, a Sedecías,
rey de Judá, y a sus servidores y al pueblo, a cuantos en
esta ciudad se salven de la peste, de la espada y del hambre, los
pondré en manos de Nabucodonosor, rey de Babilonia, y en
manos de sus enemigos y en manos de los que buscan su vida, que
los pasarán a filo de espada sin compasión, sin piedad,
sin misericordia. |
8 |
Y a
ese pueblo le dirás: Así habla Yavé: Mirad,
os doy a elegir entre el camino de la vida y de la muerte. |
9 |
Los
que se queden dentro de esta ciudad, morirán por la espada,
por el hambre y por la peste. Los que se salgan y se entreguen a
los caldeos que os cercan, vivirán, y tendrán por
botín la vida salva. |
10 |
Porque
he puesto mi rostro sobre esta ciudad para mal, no para bien —
oráculo de Yavé —, y la haré caer en
manos de Nabucodonosor, rey de Babilonia, que la dará al
fuego.” |
11 |
Y a
la casa del rey de Judá (di): Oíd la palabra de Yavé, |
12 |
casa
de David: Así dice Yavé: Haced de mañana justicia,
librad al expoliado de la mano del opresor, no sea que brote como
fuego mi ira y se encienda, y no haya quien la apague, por la maldad
de vuestras obras. |
13 |
He
aquí que a ti me dirijo, morada del valle, roca de la llanura
— oráculo de Yavé —. A vosotros que decís:
¿Quién descenderá sobre nosotros y quién
penetrará en nuestras guaridas? |
14 |
Yo
os daré la paga según el fruto de vuestras obras —
oráculo de Yavé — , y prenderé fuego
a su bosque y devorará todos sus alrededores. |
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Capítulo 22 |
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Amonestación
a la familia real |
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1 |
Así
dice Yavé: Baja a la casa del rey de Judá y pronuncia
allí estas palabras: |
2 |
Dirás,
pues: Oye la palabra de Yavé, rey de Judá, que te
sientas en el trono de David, tú, tus servidores y tu pueblo,
los que entráis por estas puertas. |
3 |
Así
dice Yavé: Haced derecho y justicia, librad al expoliado
de la mano del opresor y no vejéis al extranjero, al huérfano
y a la viuda; no hagáis violencia y no derraméis en
este lugar sangre inocente. |
4 |
Si
fielmente cumplís estos mandatos, entrarán por las
puertas de esta casa reyes que se sienten en el trono de David,
montados en carros y caballos, ellos, sus servidores y su pueblo. |
5 |
Pero,
si no oís estas palabras, por mí mismo lo juro, oráculo
de Yavé, que este palacio se trocará en ruinas. |
6 |
Pues
así dice Yavé del palacio del rey de Judá:
Eres para mí como (el monte) de Galaad, (como la) cumbre
del Líbano. Ciertamente te haré un desierto, ciudad
inhabitada. |
7 |
Yo
consagraré contra ti devastadores, cada uno con sus armas,
y talarán tus cedros más selectos y los arrojarán
al fuego. |
8 |
Y pasarán
muchas gentes ante esta ciudad, y se dirán unos a otros:
“¿Por qué ha tratado así Yavé
a esta gran ciudad?” |
9 |
y dirán:
“Porque abandonaron la alianza de Yavé, su Dios, y
adoraron dioses ajenos y les sirvieron.” |
10 |
No
lloréis por el muerto ni hagáis duelo por él.
Llorad amargamente por el que se va, porque no volverá más
ni verá la tierra en que nació. |
11 |
Porque
así dice Yavé de Sellum, hijo de Josías, rey
de Judá, que sucedió a su padre, Josías, y
que salió de este lugar: No volverá ya más; |
12 |
morirá
en el lugar a que ha sido llevado cautivo y no volverá a
ver más esta tierra. |
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Contra
el rey Joaquim |
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13 |
¡Ay
del que edifica su casa sin justicia, sus salones altos sin derecho,
haciendo trabajar a su prójimo de balde, sin darle el salario
de su trabajo! |
14 |
El
que dice: Voy a hacerme una casa espaciosa, con amplias salas, de
rasgadas ventanas, con artesonados de cedro, pintados de rojo. |
15 |
¿Reinas,
acaso, para rivalizar en obras de cedro? ¿No comía
y bebía tu padre y hacía derecho y justicia, y todo
le iba bien? |
16 |
Hacía
justicia al pobre y al desvalido, y todo le iba bien. ¿No
es esto conocerme?, oráculo de Yavé. |
17 |
Pero
tú no tienes ojos ni corazón más que para buscar
tu interés, para derramar sangre inocente, para oprimir y
hacer violencia. |
18 |
Por
eso así dice Yavé de Joaquim, hijo de Josías,
rey de Judá: No le lamentarán: ¡Ay hermano!
¡Ay hermana! No le plañirán: ¡Ay Señor!
¡Ay majestad! |
19 |
Sepultura
de asno será la suya, arrastrado y tirado fuera de las puertas
de Jerusalén. |
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Contra la ciudad y contra Jeconías |
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20 |
Sube
al Líbano y grita, y sobre Basán alza tu voz, y clama
desde Abarim, pues todos tus amantes han sido destruidos. |
21 |
Te
hablé en tiempo de tu prosperidad, y tú dijiste: No
escucharé. Este ha sido tu proceder desde tu mocedad: no
escuchaste mi voz. |
22 |
A todos
tus pastores, el viento los apacentará, y tus amantes serán
llevados cautivos. Entonces te avergonzarás y sonrojarás
por todas tus maldades. |
23 |
Tú,
que te asientas en el Líbano y anidas en los cedros, ¡cómo
gemirás cuando te sobrevengan dolores, torturas como de parto! |
24 |
Por
mi vida — oráculo de Yavé — que, si fuera
Jeconías, hijo de Joaquim, rey de Judá, el anillo
de mi mano derecha, de allí lo arrancaría. |
25 |
Yo
te entregaré en manos de los que buscan tu vida, en manos
de aquellos a quienes temes, en manos de Nabucodonosor, rey de Babilonia;
en manos de los caldeos; |
26 |
y te
arrojaré a ti y a la madre que te engendró a tierra
extraña en que no nacisteis, y allí moriréis. |
27 |
Pero
a esta tierra que con toda su alma querrán volver, no volverán. |
28 |
¿Es,
pues, este hombre, Jeconías, un utensilio despreciable y
quebrado, un vaso que a nadie agrada? ¿Por qué han
sido rechazados él y su progenie, y arrojados a tierra a
ellos desconocida? |
29 |
¡Tierra,
tierra, tierra!, oye la palabra de Yavé. |
30 |
Así
dice Yavé: Inscribid a ese hombre: “Sin hijos, varón
que no prosperará en sus días,” pues no logrará
de su estirpe un varón que se siente en el trono de David
y reine sobre Judá. |
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Capítulo 23 |
|
Contra
los pastores de Israel |
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1 |
¡Ay
de los pastores que hacen perecer y destrozan el rebaño de
mi pastizal! -Oráculo de Yavé-. |
2 |
Por
eso así dice Yavé, Dios de Israel, de los pastores
que apacientan a mi pueblo: Vosotros habéis dispersado mi
grey, la habéis descarriado y no habéis cuidado de
ella. He aquí que voy a visitaros por la maldad de vuestras
obras — oráculo de Yavé. |
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|
Promesa
de restauración |
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3 |
Yo
mismo reuniré los restos de mi rebaño de todas las
tierras en que los he dispersado, y los volveré a sus prados,
y fructificarán y se multiplicarán. |
4 |
Y suscitaré
sobre ellos pastores que los apacienten, y ya no habrán de
temer más ni angustiarse ni afligirse — oráculo
de Yavé. |
5 |
He
aquí que vienen días — oráculo de Yavé
— en que yo suscitaré a David un vástago justo,
y reinará como rey prudentemente, y hará derecho y
justicia en la tierra. |
6 |
En
sus días será salvado Judá, e Israel habitará
confiadamente, y el nombre con que le llamarán será
éste: “Yavé (es) nuestra justicia.” |
7 |
Por
eso he aquí que vendrán días — oráculo
de Yavé — en que no se dirá ya: “Vive
Yavé, que subió de la tierra de Egipto a los hijos
de Israel,” |
8 |
sino
más bien: “Vive Yavé, que sacó y trajo
al linaje de la casa de Israel de la tierra del aquilón y
de todos los países a que los arrojó, y los hizo habitar
en su propia tierra.” |
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Contra
los profetas |
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9 |
A los
profetas: Se me parte mi corazón dentro de mí, se
estremecen todos mis huesos, estoy como un hombre ebrio y cual varón
dominado por el vino ante Yavé y sus santas palabras, |
10 |
pues
la tierra está llena de adúlteros; a causa de la maldición,
la tierra está en duelo; se han secado los oasis del desierto;
corren tras la maldad, y su fuerza es la injusticia. |
11 |
Pues
aun los profetas mismos y los sacerdotes son unos impíos;
hasta en mi casa he hallado sus perversidades, oráculo de
Yavé. |
12 |
Por
eso sus caminos se les van a tornar resbaladeros en medio de tinieblas.
Serán empujados y caerán, pues voy a hacer venir sobre
ellos males el año en que serán visitados, oráculo
de Yavé. |
13 |
En
los profetas de Samaría vi yo la insensatez: profetizaban
en nombre de Baal y descarriaron a mi pueblo, Israel. |
14 |
Pero
en los profetas de Jerusalén he visto algo horrendo: adulterio
y andar tras la mentira, y fortalecen las manos de los perversos
para que nadie se convierta de sus maldades. Todos ellos han venido
a serme como Sodoma, y sus habitantes como Gomorra. |
15 |
Por
eso así dice Yavé de los ejércitos acerca de
los profetas: He aquí que les daré a comer ajenjo
y les daré a beber agua envenenada, porque de los profetas
de Jerusalén ha salido la corrupción para todo el
país. |
16 |
Así dice Yavé de los ejércitos: No escuchéis
las palabras de los profetas: os engañan; lo que os dicen
son visiones de su imaginación, no procede de la boca de
Yavé. |
17 |
Dicen
a los que se burlan de la palabra de Yavé: “Paz, tendréis
paz”, y a todos los que siguen la obstinación de su
corazón les dicen: “No vendrá sobre vosotros ningún
mal”. |
18 |
Mas
¿quién asistió al consejo de Yavé, vio
y oyó su palabra? ¿Quién ha prestado atención
a su palabra y le oyó? |
19 |
He
aquí que se desencadena el torbellino de la ira de Yavé
y una tormenta furiosa descarga sobre la cabeza de los impíos. |
20 |
No
retrocederá la ira de Yavé hasta que ejecute y cumpla
los designios de su corazón. |
21 |
Yo
no enviaba a los profetas, y ellos corrían; no les hablaba,
y ellos profetizaban. |
22 |
Si
han asistido a mi consejo, que hagan oír mis palabras a mi
pueblo y lo conviertan de su mal camino y de sus perversas obras. |
23 |
¿Soy
yo por ventura Dios sólo de cerca? — oráculo
de Yavé —. ¿No lo soy también de lejos? |
24 |
Por
mucho que uno se oculte en escondrijos, ¿no le veré
yo? — oráculo de Yavé — . ¿No lleno
yo los cielos y la tierra? — oráculo de Yavé. |
25 |
Yo
he oído lo que decían los profetas que en mi nombre
profetizaban mentiras y decían: “He tenido un sueño,
he tenido un sueño.” |
26 |
¿Hasta
cuándo ha de haber en el corazón de los profetas vaticinios
falsos, profetizando los engaños de su corazón? |
27 |
Pretenden
que mi pueblo olvide mi nombre con sus sueños, que unos a
otros se van contando, como se olvidaron sus padres de mi nombre
por Baal. |
28 |
El
profeta que tiene un sueño, que lo cuente como sueño,
y el que tenga mi palabra, que pregone mi palabra fielmente. ¿Qué
tiene que ver la paja con el grano? — oráculo de Yavé. |
29 |
¿No
es mi palabra como el fuego — oráculo de Yavé
— y cual martillo que tritura la roca? |
30 |
Por
eso heme aquí contra los profetas — oráculo
de Yavé — que se roban unos a otros mis palabras. |
31 |
He
aquí que estoy contra los profetas — oráculo
de Yavé — que gastan sus lenguas pronunciando: “Oráculo.” |
32 |
Contra
los profetas que sueñan mentiras — oráculo de
Yavé —, y, contándolas, descarrían a
mi pueblo con sus mentiras y sus jactancias, siendo así que
yo no los he enviado, no les he dado misión alguna, y no
han sido de provecho a este pueblo — oráculo de Yavé. |
33 |
Y
cuando te pregunte este pueblo, o un profeta, o un sacerdote, diciendo:
¿Cuál es la carga (oráculo) de Yavé?
les responderás: Vosotros sois la carga de Yavé, y
yo os arrojaré, oráculo de Yavé. |
34 |
Y al
profeta, al sacerdote, al pueblo que diga: “Carga de Yavé,”
yo le pediré cuenta a él y a su casa. |
35 |
Así
habéis de deciros unos a otros, compañeros y hermanos:
¿Qué ha respondido Yavé? ¿Qué
ha dicho Yavé? |
36 |
No
se mentará ya la “carga de Yavé,” porque
para cada cual la “carga” será su propia palabra,
pues habéis pervertido la palabra del Dios vivo, Yavé
de los ejércitos, nuestro Dios. |
37 |
Así
dirás al profeta: ¿Qué te ha respondido Yavé?
¿Qué ha dicho Yavé? |
38 |
Y
si decís: “Carga de Yavé,” entonces así
dice Yavé: Porque habéis dicho esa palabra: “Carga
de Yavé,” habiéndoos yo enviado a decir: No
digáis “carga de Yavé,” |
39 |
por
eso he aquí que yo os levantaré y os arrojaré
de mi presencia a vosotros y a la ciudad que a vosotros y a vuestros
padres di, |
40 |
y
os entregaré a eterno oprobio, a eterna vergüenza, que
jamás será olvidada. |
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Capítulo 24 |
|
Los
higos simbólicos |
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1 |
Mostróme
Yavé dos cestos de higos delante del templo de Yavé.
Fue después de haber llevado cautivos Nabucodonosor, rey
de Babilonia, a Jeconías, hijo de Joaquín, rey de
Judá; a los príncipes de Judá y a los herreros
y carpinteros de Jerusalén, a Babilonia. |
2 |
Uno
de los cestos tenía higos muy buenos, como brevas, pero el
otro tenía higos muy malos, tan malos que de malos no podían
comerse. |
3 |
Me
dijo Yavé: ¿Qué es lo que ves, Jeremías?
Yo le respondí: Higos. Los buenos son muy buenos; pero los
malos, tan malos que de malos no pueden comerse. |
4 |
Y me
fue dirigida palabra de Yavé: |
5 |
Así
dice Yavé, Dios de Israel: Como a esos higos buenos, así
miraré a los cautivos de Judá, que para su bien he
arrojado de este lugar a la tierra de los caldeos. |
6 |
Pondré
sobre ellos mis ojos para bien, y los haré volver a esta
tierra, los edificaré y no los destruiré, los plantaré
y no los arrancaré, |
7 |
y les
daré un corazón para que reconozcan que yo soy Yavé,
y ellos serán mi pueblo y yo seré su Dios, pues se
convertirán a mí de todo corazón. |
8 |
Y de
los higos malos, que de malos no pueden comerse, de éstos
dice Yavé: Así haré yo de Sedecías,
rey de Judá, y de sus grandes y del resto de Jerusalén
que quedaron en esta tierra, y de los que habitan en el país
de Egipto. |
9 |
Los
haré objeto de terror y desventura para todos los reinos
de la tierra, el oprobio, el proverbio, la irrisión y la
maldición en todos los lugares adonde los arrojaré, |
10 |
y
mandaré contra ellos la espada, el hambre y la peste, hasta
que desaparezcan de la tierra que les di a ellos y a sus padres. |
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Capítulo 25 |
|
Anuncio
de la cautividad |
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1 |
Palabra
de Yavé que acerca del pueblo todo de Judá llegó
a Jeremías el año cuarto de Joaquim, rey de Judá,
es decir, al año primero de Nabucodonosor, rey de Babilonia, |
2 |
y que
pronunció el profeta Jeremías a todo el pueblo de
Judá y a todos los habitantes de Jerusalén, diciendo: |
3 |
Desde
el año trece de Josías, hijo de Ammón, rey
de Judá, hasta el día de hoy, veintitrés años
ya, he recibido la palabra de Yavé, y os la he predicado
pronto y reiteradamente, y no habéis escuchado. |
4 |
Os
envió Yavé todos sus siervos los profetas una y otra
vez, y tampoco escuchasteis, no les disteis oídos |
5 |
cuando
decía: Convertios de vuestros malos caminos y de vuestras
malas obras, y habitaréis la tierra que Yavé os dio
a vosotros y a vuestros padres por eternidad de eternidades. |
6 |
No
os vayáis tras de los dioses ajenos para servirles y adorarlos.
No provoquéis mi cólera con las obras de vuestras
manos, y no vendrá el mal sobre vosotros. |
7 |
Pero
no me escuchasteis — oráculo de Yavé —,
provocándome con las obras de vuestras manos para vuestro
mal. |
8 |
Por
eso, así dice Yavé de los ejércitos: Porque
no habéis escuchado mis palabras, |
9 |
he
aquí que convocaré todas las tribus del aquilón
— oráculo de Yavé —, a Nabucodonosor,
rey de Babilonia, mi siervo, y los haré venir contra esta
tierra, y contra sus habitantes, y contra todas las naciones que
la rodean, y los destruiré y los convertiré en desolación,
objeto de burla y en ruinas eternas. |
10 |
Haré
desaparecer de ellos los cantos de alegría, las voces de
gozo, el canto del esposo y el canto de la esposa, el ruido de la
muela y el resplandor de las antorchas. |
11 |
Y toda
esta tierra será ruina y desolación, y servirán
las gentes estas al rey de Babilonia setenta años. |
12 |
Y al
cabo de setenta años, yo pediré cuentas al rey de
Babilonia y a la nación aquella — oráculo de
Yavé — de sus maldades, y a la tierra de los caldeos,
y la convertiré en eterna desolación. |
13 |
Y haré
venir sobre aquella tierra todo lo que anuncié, todo lo que
está escrito en este libro, lo que profetizó Jeremías
contra todos los pueblos. |
14 |
Porque
también ellos serán sojuzgados por otros pueblos grandes
y por reyes poderosos, y yo les retribuiré según su
merecido, según las obras. |
|
|
|
El
cáliz de la ira de Yavé |
|
|
15 |
Porque
así me dijo Yavé, Dios de Israel: Toma de mi mano
esta copa de espumoso vino y házselo beber a todos los pueblos
a los que yo te he enviado. |
16 |
Que
beban, que se tambaleen, que enloquezcan ante la espada que yo arrojaré
en medio de ellos. |
17 |
Y tomé
la copa de la mano de Yavé y la di a beber a todas las naciones
a las que me envió Yavé: |
18 |
a Jerusalén
y a todas las ciudades de Judá, a sus reyes, a sus príncipes,
para hacer de ellos ruina, desolación, burla y maldición,
como es hoy. |
19 |
Al
faraón, rey de Egipto; a sus servidores y a sus príncipes
y a todo su pueblo; |
20 |
a todos
los advenedizos, a todos los reyes de la tierra de Us y a todos
los reyes de la tierra de los filisteos: a Ascalón, a Gaza,
a Ecrón y al resto de Asdod; |
21 |
a Edom,
a Moab y a los hijos de Ammón; |
22 |
a todos
los reyes de Tiro, a todos los reyes de Sidón y a los reyes
de las islas que están pasado el mar; |
23 |
a Dedán,
a Tema, a Buz, a todos los que se rapan las sienes; |
24 |
a todos
los reyes de Arabia y a todos los monarcas de occidente que habitan
en el desierto; |
25 |
a todos
los reyes de Zimrí, a todos los reyes de Elam y a todos los
reyes de Media; |
26 |
a todos
los reyes del norte, próximos y lejanos, y a todos los reinos
de la tierra que habitan la superficie del suelo; y el rey de Sesac
beberá después de ellos. |
27 |
Y les
dirás: Así dice Yavé de los ejércitos,
Dios de Israel: Bebed, embriagaos, vomitad y caed para no levantaros
ante la espada que yo echaré entre vosotros. |
28 |
Y si
rehusaren tomar de tu mano la copa y beber de ella, les dirás:
Así dice Yavé de los ejércitos: Tendréis
que beber, |
29 |
porque
si yo, al desatar el mal, he comenzado por la ciudad en que se invoca
mi nombre, ¿ibais a quedar vosotros impunes? No quedaréis,
pues que llamaré a la espada contra todos los moradores de
la tierra — oráculo de Yavé de los ejércitos. |
30 |
Y tú
les profetizarás todas estas palabras, diciéndoles:
Ruge Yavé desde lo alto, desde su santa morada lanza su voz,
ruge fuertemente contra su pradería, lanza el grito de los
lagareros contra todos los moradores de la tierra. |
31 |
Llega
su estrépito hasta los confines de la tierra, porque juzgará
Yavé a las gentes, y será este juicio contra toda
carne; los malvados los entregó al filo de la espada, oráculo
de Yavé. |
32 |
Así
dice Yavé de los ejércitos: He aquí que el
mal pasará de nación en nación; un fortísimo
huracán se desencadenará desde los extremos de la
tierra, |
33 |
y habrá
heridos de Yavé en ese día del uno al otro cabo de
la tierra. No serán llorados, no serán recogidos ni
sepultados; quedarán como estiércol sobre la faz de
la tierra. |
34 |
Ululad,
pastores, y clamad, y encenizaos, mayorales de la grey, porque ha
llegado el día de vuestra matanza y caeréis como carneros
selectos. |
35 |
No
habrá posibilidad de huir para los pastores, ni salvación
para los mayorales de la grey. |
36 |
Gritos
de espanto de los pastores, clamores de los mayorales de la grey,
porque ha devastado Yavé sus pastizales. |
37 |
Han
enmudecido las pacíficas praderas ante el furor de la ira
de Yavé. |
38 |
Ha
abandonado como león joven su guarida, pues ha sido devastada
su tierra ante la espada destructora, ante el furor de su ira. |
|
|
Capítulo 26 |
|
Quieren
condenar a Jeremías a muerte |
|
|
1 |
Al
principio del reinado de Joaquim, hijo de Josías, rey de
Judá, llegó a Jeremías esta palabra de Yavé: |
2 |
Así
dice Yavé: Ve a ponerte en el atrio de la casa de Yavé
y habla (a las gentes de) todas las ciudades de Judá, que
vienen a prosternarse en la casa de Yavé, todas las palabras
que yo te he ordenado decirles, sin omitir nada. |
3 |
Tal
vez te escuchen y se conviertan cada uno de su mal camino, y me
arrepienta yo del mal que por sus malas obras había determinado
hacerles. |
4 |
Diles:
Así dice Yavé: Si no me escucháis, caminando
según la ley que os he dado, |
5 |
y escuchando
las palabras de mis siervos los profetas, que yo os he enviado desde
muy temprano y repetidamente y que habéis desoído, |
6 |
yo
haré de esta casa lo que hice de Silo, y de esta ciudad haré
la maldición de todos los pueblos de la tierra. |
7 |
Y los
sacerdotes, los profetas y todo el pueblo oyeron a Jeremías
decir estas palabras en la casa de Yavé. |
8 |
Y cuando
acabó Jeremías de hablar todo lo que Yavé le
ordenara al pueblo, los sacerdotes y los profetas y todo el pueblo
le prendieron, diciendo: ¡Vas a morir! |
9 |
¿Por
qué profetizas en nombre de Yavé, diciendo: Como Silo
será esta casa, y esta ciudad quedará asolada y sin
moradores? Y se reunió en torno a Jeremías todo el
pueblo que había en la casa de Yavé. |
10 |
Y oyendo
estas cosas los magistrados de Judá, subieron del palacio
del rey a la casa de Yavé y se pusieron a la entrada de la
puerta nueva del templo. |
11 |
Y los
sacerdotes y profetas hablaron a los magistrados de Judá
y a todo el pueblo, diciendo: Reo es de muerte este hombre por haber
profetizado contra esta ciudad lo que vosotros mismos habéis
oído. |
12 |
y dijo
Jeremías a los magistrados y a todo el pueblo: Yavé
me ha mandado profetizar contra esta casa y contra esta ciudad todo
lo que habéis oído. |
13 |
Ahora
bien, enmendad vuestros caminos y vuestras obras y escuchad la voz
de Yavé, vuestro Dios, y se arrepentirá Yavé
del mal que había determinado haceros. |
14 |
En
cuanto a mí, en vuestras manos estoy; haced conmigo lo que
os parezca bueno y recto. |
15 |
Pero
sabed bien que, si me matáis, será sangre inocente
que echaréis sobre vosotros, sobre esta ciudad y sobre sus
habitantes, porque en verdad he sido enviado a vosotros por Yavé
para deciros todo esto. |
16 |
Y dijeron
los magistrados y todo el pueblo a los sacerdotes y los profetas:
No es reo de muerte este hombre por hablarnos en nombre de Yavé,
nuestro Dios. |
17 |
Y,
alzándose algunos de los ancianos de la tierra, dijeron a
todo el pueblo allí congregado: |
18 |
Miqueas
de Morasti profetizó en tiempo de Ezequías, rey de
Judá, y habló a todo el pueblo de Judá: Así
dice Yavé de los ejércitos: Sión será
arada como campo de labor, Jerusalén será un montón
de ruinas, y el monte del templo será una selva. |
19 |
¿Le
hicieron acaso matar Ezequías, rey de Judá, y todo
(el pueblo de) Judá? ¿No temieron más bien
a Yavé y le aplacaron, y se arrepintió Yavé
del mal que había pronunciado contra ellos? ¿Vamos
a echar nosotros sobre nuestra alma un crimen tan grande? |
20 |
Y hubo
también un hombre de los que profetizaban en nombre de Yavé,
Urías, hijo de Semaya, de Quiriat-Yearim, que profetizó
contra esta ciudad y esta tierra lo mismo que Jeremías. |
21 |
Al
oír el rey Joaquim, sus guardias y sus ministros lo que decía,
quiso el rey matarle, y, oyéndolo Urías, temió
y huyó a Egipto; |
22 |
pero
el rey Joaquim envió a Egipto emisarios, a Elnatán,
hijo de Agbor, y a otros que le acompañaron a Egipto, |
23 |
y,
sacando a Urías de Egipto, le condujeron al rey Joaquim,
que le hizo matar a espada, arrojando su cadáver a la fosa
común. |
24 |
En
favor de Jeremías intervenía Ajicam, hijo de Safan,
para evitar que fuese entregado en manos del pueblo para matarle. |
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Capítulo 27 |
|
El
yugo extranjero |
|
|
1 |
A principios
del reinado de Joaquim, hijo de Josías, rey de Judá,
llególe a Jeremías de parte de Yavé esta palabra,
diciendo: |
2 |
Así
dice Yavé: Hazte unas coyundas y un yugo y póntelas
al cuello, |
3 |
y
manda a decir al rey de Edom, al rey de Moab, al rey de los hijos
de Ammón, al rey de Tiro y al rey de Sidón, por los
embajadores que han venido a tratar con Sedecías, rey de
Judá, a Jerusalén, |
4 |
que
digan a sus señores: Así dice Yavé de los ejércitos,
Dios de Israel: Esto habéis de decir a vuestros señores: |
5 |
Yo,
con mi gran poder y la fuerza de mi brazo, he hecho la tierra, al
hombre y a los animales que hay sobre la haz de la tierra, y la
doy a quien quiero. |
6 |
Ahora
he dado todas estas tierras en poder de mi siervo Nabucodonosor,
rey de Babilonia, y aun las bestias del campo las he puesto a su
servicio, |
7 |
y habrán
de estarle sometidas todas las naciones a él, a su hijo y
al hijo de su hijo, hasta que venga el tiempo también para
su tierra y la sojuzguen pueblos poderosos y reyes grandes. |
8 |
Al
pueblo y al reino que no quiera someterse a Nabucodonosor, rey de
Babilonia, y no dé su cuello al yugo del rey de Babilonia,
le visitaré yo con espada, hambre y peste — oráculo
de Yavé — hasta someterlo a su poder. |
9 |
No
escuchéis, pues, a vuestros profetas, a vuestros adivinos,
a vuestros soñadores, a vuestros agoreros y a vuestros encantadores,
que os dicen: No os veréis sometidos al rey de Babilonia. |
10 |
Porque
es mentira lo que os profetizan para que seáis alejados de
vuestra tierra y yo os disperse y perezcáis, |
11 |
Al
pueblo que dé su cuello al yugo del rey de Babilonia y se
le someta, le dejaré en su tierra — oráculo
de Yavé — y la cultivará y habitará en
ella. |
12 |
Y a
Sedecías, rey de Judá, le hablé de todo esto,
diciéndole: Dad vuestro cuello al yugo del rey de Babilonia,
someteos a él, a su pueblo, y viviréis. |
13 |
¿Para
qué morir tú y tu pueblo de espada, hambre y peste,
como dijo Yavé respecto del pueblo que no se someta al rey
de Babilonia? |
14 |
Y no
escuchéis a los profetas que os dicen: “No os veréis
sometidos al rey de Babilonia,” pues lo que os profetizan
es mentira. |
15 |
Porque
no los he enviado yo — oráculo de Yavé —
, aunque ellos mentirosamente profetizan en mi nombre, y serán
causa de que yo os disperse y perezcáis vosotros y los profetas
que os profetizan. |
16 |
Y a
los sacerdotes y a todo este pueblo les hablé, diciendo:
Así dice Yavé: No escuchéis lo que os profetizan
vuestros profetas, diciendo: “He aquí que los vasos
de la casa de Yavé van a ser devueltos de Babilonia ahora
en seguida,” porque os profetizan mentira. |
17 |
No
los escuchéis, someteos al rey de Babilonia y viviréis.
¿Por qué esta ciudad ha de venir a ser un desierto? |
18 |
Y si
en verdad son profetas, si tienen palabra de Yavé, que intercedan
ante Yavé de los ejércitos para que los vasos que
todavía quedan en el templo y en el palacio del rey de Judá
y en Jerusalén no sean llevados también a Babilonia. |
19 |
Porque
así dice Yavé de los ejércitos acerca de las
columnas, del mar de bronce, de los basamentos y de los demás
utensilios que todavía quedan en esta ciudad, |
20 |
y no
han sido llevados por Nabucodonosor a Babilonia al llevar cautivos
de Jerusalén a Babilonia a Jeconías, hijo de Joaquim,
rey de Judá, y a todos los notables de Judá y de Jerusalén. |
21 |
Pues
así dice Yavé de los ejércitos, Dios de Israel,
de los utensilios que aún quedan en la casa de Yavé
y en el palacio del rey de Judá y en Jerusalén: |
22 |
A Babilonia
serán llevados, y allí estarán hasta el día
en que los visite — oráculo de Yavé —
y los haré traer y restituir a este lugar. |
|
|
Capítulo 28 |
|
Audacia
de Ananías |
|
|
1 |
Y sucedió
en aquel mismo año, al comienzo del reinado de Sedecías,
rey de Judá, en el año cuarto, en el quinto mes, que
Ananías, hijo de Azur, profeta de Gabaón, me dijo
en la casa de Yavé delante de los sacerdotes y de todo el
pueblo: |
2 |
Así
dice Yavé de los ejércitos, Dios de Israel: He roto
el yugo del rey de Babilonia. |
3 |
Al
cabo de dos años haré volver a este lugar todos los
utensilios de la casa de Yavé que de este lugar se llevó
Nabucodonosor, rey de Babilonia, transportándolos a Babilonia, |
4 |
y a
Jeconías, hijo de Joaquim, rey de Judá, y todos los
cautivos de Judá llevados a Babilonia, los haré retornar
a este lugar — oráculo de Yavé — , porque
quebraré el yugo del rey de Babilonia. |
5 |
Y dijo
Jeremías, profeta, al profeta Ananías, delante de
los sacerdotes y de todo el pueblo que estaban en la casa de Yavé: |
6 |
Así
sea, hágalo Yavé; que mantenga Yavé tu palabra
que has vaticinado, haciendo volver a este lugar de Babilonia los
utensilios de la casa de Yavé y a todos los cautivos. |
7 |
Pero
oye lo que delante de todo el pueblo voy a decirte: |
8 |
Los
profetas que desde antiguo antes de mí y antes de ti fueron,
profetizaron a numerosos países y a grandes reinos la guerra,
la desventura y la peste. |
9 |
El
profeta que profetiza paz, por el cumplimiento de su profecía
habrá de ser tenido por profeta, enviado en verdad por Yavé. |
10 |
Tomó
entonces el profeta Ananías el yugo del cuello de Jeremías,
profeta, y lo rompió, |
11 |
diciendo
delante de todo el pueblo: Esto dice Yavé: “Así
romperé yo dentro de dos años el yugo de Nabucodonosor,
rey de Babilonia, de sobre el cuello de todos los pueblos.”
Y el profeta Jeremías se fue por su camino. |
12 |
Después
que Ananías, profeta, había roto el yugo de sobre
el cuello del profeta Jeremías, tuvo éste palabra
de Yavé, diciendo: |
13 |
“Ve
y dile a Ananías: Así dice Yavé: Has roto un
yugo de madera. En su lugar yo haré un yugo de hierro, |
14 |
pues
así dice Yavé de los ejércitos, Dios de Israel:
Yugo de hierro pondré yo sobre la cerviz de todos estos pueblos,
para que estén sometidos a Nabucodonosor, rey de Babilonia,
y le servirán; aun los mismos animales del campo se los he
dado a él. |
15 |
Y dijo
el profeta Jeremías a Ananías, profeta: Escucha, pues,
Ananías: No te ha enviado a ti Yavé, y tú estás
dando a este pueblo falsas esperanzas; |
16 |
por
eso así dice Yavé: He aquí que voy a quitarte
de sobre la haz de la tierra; este mismo año morirás
por haber predicado la rebelión contra Yavé. |
17 |
Y
murió el profeta Ananías en ese mismo año,
en el séptimo mes. |
|
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Capítulo 29 |
|
La
cautividad será larga |
|
|
1 |
Estas
son las palabras de la carta que desde Jerusalén envió
Jeremías profeta al resto de los ancianos de la cautividad,
a los sacerdotes, a los profetas y a todo el pueblo que de Jerusalén
había llevado Nabucodonosor a Babilonia, |
2 |
después
de haber salido Jeconías, el rey, la reina, los eunucos,
los notables de Judá y de Jerusalén, los herreros
y los carpinteros, |
3 |
(llevada)
por mano de Elasa, hijo de Safán, y de Gamarías, hijo
de Helcías, a quienes mandó Sedecías, rey de
Judá, a Babilonia a Nabucodonosor, rey de Babilonia. Decía: |
4 |
Así
dice Yavé de los ejércitos, Dios de Israel, a todos
los cautivos que yo he desterrado de Jerusalén a Babilonia: |
5 |
Construid
casas y habitadlas, plantad huertos y comed sus frutos. |
6 |
Tomad
mujeres y engendrad hijos e hijas. Dad mujeres a vuestros hijos,
y maridos a vuestras hijas, y tengan hijos e hijas; multiplicaos
allí en vez de disminuir. |
7 |
Procurad
la prosperidad de la ciudad adonde os he deportado y rogad por ella
a Yavé, pues su prosperidad será vuestra prosperidad. |
8 |
Porque
así dice Yavé de los ejércitos, Dios de Israel:
No os dejéis engañar por vuestros profetas que habitan
entre vosotros y por vuestros adivinos. No escuchéis su sueño. |
9 |
Porque
mienten cuando os profetizan en mi nombre. Yo no los he enviado.
Oráculo de Yavé. |
10 |
Pues
así dice Yavé: Cuando se cumplan los setenta años
de Babilonia, os visitaré y mantendré para con vosotros
mi palabra venturosa de volveros a este lugar. |
11 |
Pues
yo conozco mis designios para con vosotros — oráculo
de Yavé —, designios de paz y no de desventura, de
daros un porvenir y una esperanza. |
12 |
Me
llamaréis y vendréis a suplicarme, y yo os escucharé;
me buscaréis y me hallaréis. |
13 |
Me
buscaréis y me hallaréis si me buscareis de todo corazón. |
14 |
Y me
dejaré hallar de vosotros — oráculo de Yavé
—; yo haré volver a vuestros desterrados, y os reuniré
de entre todos los pueblos y de todos los lugares a que os arrojé
— oráculo de Yavé — y os haré volver
a este lugar de que os eché. |
15 |
Como
vosotros decís: Yavé nos ha suscitado profetas en
Babilonia, |
16 |
pues
así dice Yavé del rey que se sienta en el trono de
David y de todo el pueblo que mora en esta ciudad, vuestros hermanos,
que no salieron con vosotros al destierro. |
17 |
Así
dice Yavé de los ejércitos: He aquí que yo
mandaré contra ellos la espada, el hambre y la peste; los
tornaré en higos que de malos no pueden comerse, |
18 |
y los
perseguiré con la espada, el hambre y la peste, y los haré
objeto de terror para todos los reinos de la tierra, maldición,
espanto, ludibrio y oprobio entre todos los pueblos a los que los
arrojaré, |
19 |
por
no haber escuchado mis palabras — oráculo de Yavé
—, que muy pronto y reiteradamente les anuncié por
mis siervos los profetas, a quienes yo envié y no los escucharon
— oráculo de Yavé. |
20 |
Vosotros,
pues, todos los cautivos que yo he llevado de Jerusalén a
Babilonia, oíd la palabra de Yavé: |
21 |
Así
dice Yavé de los ejércitos, Dios de Israel, a Acab,
hijo de Qolayah, y a Sedecías, hijo de Masayah, que mentirosamente
os profetizan en mi nombre: He aquí que yo les entregaré
en manos de Nabucodonosor, rey de Babilonia, que los ajusticiará
a vuestros ojos, |
22 |
y quedará
de ellos, entre los cautivos de Judá que están en
Babilonia, la maldición: “¡Haga contigo Yavé
como con Sedecías y Acab, a quienes asó al fuego el
rey de Babilonia!” |
23 |
Por
haber hecho iniquidades en Israel, haber adulterado con las mujeres
de sus prójimos y haber hablado mentirosamente en mi nombre,
sin que yo les mandara. Yo lo sé y lo atestiguo. Oráculo
de Yavé. |
|
|
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Contra Semeyas |
|
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24 |
Y a
Semeyas el nejlamita dile: Así dice Yavé de los ejércitos,
Dios de Israel: |
25 |
Por
cuanto tú has mandado en tu nombre cartas a todo el pueblo
de Jerusalén, y a Sofonías, hijo de Masayah, sacerdote,
y a todos los sacerdotes, diciéndoles: |
26 |
Yavé
te ha hecho sacerdote en lugar del sacerdote Yoyadah, para que,
como prefecto, vigiles en el templo de Yavé a todo demente
que quiera hacer el profeta y lo hagas encadenar y poner en el cepo. |
27 |
Ahora,
pues, ¿por qué no has reprendido a Jeremías
el de Anatot, que anda profetizando entre vosotros? |
28 |
Pues
hasta nos ha enviado un mensaje a nosotros a Babilonia, diciendo:
“Eso será largo. Construid casas y habitadlas, plantad
huertos y comed sus frutos.” |
29 |
Y el
sacerdote Sofonías leyó a Jeremías profeta
esta carta, |
30 |
y Yavé
habló a Jeremías, diciéndole: |
31 |
Manda
a decir a todos los cautivos: Esto dice Yavé sobre Semeyas
el nejlamita: Por haberos profetizado Semeyas sin que yo le haya
enviado, y haberos hecho concebir falsas esperanzas, |
32 |
por
eso dice Yavé: He aquí que yo castigaré a Semeyas
el nejlamita y a su descendencia. No tendrá descendencia
que habite en medio de este pueblo y vea el bien que yo haré
a mi pueblo — oráculo de Yavé — , por
haber predicado la rebeldía contra Yavé. |
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