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CUARTA
PARTE |
POSTREROS
VATICINIOS Y SUERTE DEL PROFETA
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Capítulo 34 |
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El
destino de Sedecías |
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1 |
Palabra
de Yavé que recibió Jeremías mientras Nabucodonosor,
rey de Babilonia, con todo su ejército y todos los reinos
de la tierra sometidos a su dominación y todos sus pueblos,
atacaba a Jerusalén y a todas sus ciudades. |
2 |
Así
dice Yavé, Dios de Israel: Ve a Sedecías, rey de Judá,
y dile: Así dice Yavé: He aquí que voy a entregar
esta ciudad en manos del rey de Babilonia, que le pegará
fuego, |
3 |
y tú
no escaparás de sus manos, sino que serás hecho prisionero
y le serás entregado, y verás con tus ojos al rey
de Babilonia, y te hablará boca a boca, y serás llevado
a Babilonia. |
4 |
Oye,
pues, ¡oh Sedecías, rey de Judá!, lo que dice
Yavé: Esto es lo que te dice a ti: No morirás a la
espada, |
5 |
morirás
en paz, y como se quemaron perfumes (en los funerales de) tus padres,
los reyes que te han precedido, así se quemarán también
en los tuyos, y se te harán lamentaciones: ¡Ay señor!,
pues yo soy quien lo digo, oráculo de Yavé. |
6 |
El
profeta dijo todo esto a Sedecías, rey de Judá, en
Jerusalén, |
7 |
mientras
el ejército del rey de Babilonia estaba atacando a Jerusalén
y a las otras ciudades de Judá que no se habían rendido,
a Lakis y Azeqah, pues sólo ellas habían quedado entre
las ciudades amuralladas de Judá. |
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Quebrantamiento
de la ley de la servidumbre |
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8 |
Palabra
de Yavé que recibió Jeremías después
de haber hecho el rey Sedecías un convenio con todo el pueblo
de Jerusalén |
9 |
de
que se publicara la manumisión, dejando cada uno libres a
sus esclavos y esclavas hebreos, hombres y mujeres, a fin de que
no fuera retenido como esclavo ningún judío o judía
por un hermano suyo. |
10 |
Todos
los magnates y todo el pueblo, que habían aceptado este convenio,
consintieron en libertar cada uno a sus esclavos y esclavas y no
retenerlos en la esclavitud; consintieron y los libertaron; |
11 |
pero
se arrepintieron luego, y reclamaron los esclavos y esclavas que
habían liberado y los obligaron de nuevo a ser esclavos y
esclavas. |
12 |
Recibió,
pues, Jeremías palabra de Yavé, diciendo: |
13 |
Así
dice Yavé, Dios de Israel: Yo hice con vuestros padres un
pacto al tiempo que los saqué de Egipto, de la casa de la
esclavitud, diciéndoles: |
14 |
al
fin del año séptimo, cada uno dará libertad
al hermano hebreo que se le haya vendido; te servirá durante
seis años, pero luego le liberarás; pero vuestros
padres no me obedecieron, no me dieron oídos. |
15 |
Vosotros
hoy os habéis convertido y habéis hecho bien a mis
ojos, proclamando la sumisión de vuestros hermanos, y habéis
hecho ese pacto en mi presencia, en la casa en que se invoca mi
nombre; |
16 |
luego
os habéis vuelto atrás, habéis profanado mi
nombre, habéis vuelto a retraer cada uno a sus siervos y
siervas que habíais liberado, reduciéndolos de nuevo
a la servidumbre y haciéndolos vuestros esclavos y esclavas. |
17 |
Por
eso, así dice Yavé: Vosotros no me habéis escuchado,
proclamando cada uno la manumisión de su hermano y de su
prójimo; he aquí que yo os proclamo la manumisión
— oráculo de Yavé — para la espada, para
la peste y para el hambre, y haré de vosotros objeto de terror
para todos los reinos de la tierra, |
18 |
y haré
de los que han quebrantado mi pacto y no han guardado las palabras
de la alianza que ante mí sellaron como el becerro que partieron
en dos mitades, entre cuyos trozos pasaron. |
19 |
Los
grandes de Judá, los grandes de Jerusalén, los eunucos,
los sacerdotes y todo el pueblo de esta tierra pasarán por
entre las partes del becerro, |
20 |
y los
entregaré en manos de sus enemigos, en las manos de los que
buscan sus vidas, y sus cadáveres serán pasto de las
aves del cielo y de las bestias de la tierra; |
21 |
y a
Sedecías, rey de Judá, y a sus príncipes, los
entregaré en manos de sus enemigos, en manos de los que de
muerte los persiguen, en manos del rey de Babilonia, que de vosotros
se ha retirado. |
22 |
He
aquí que les daré orden — oráculo de
Yavé — y los haré volver a esta ciudad, y la
combatirán y la tomarán y la incendiarán, y
haré de las ciudades de Judá un desierto, y no habrá
quien las habite. |
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Capítulo 35 |
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La
fidelidad de los Recabitas a sus leyes |
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1 |
Palabra
que Jeremías recibió de Yavé en tiempo de Joaquim,
hijo de Josías, rey de Judá: |
2 |
Anda
y vete a casa de los recabitas. Habíales y tráelos
a la casa de Yavé, a una de las cámaras, y dales a
beber vino. |
3 |
Yo
tomé a Jazanías, hijo de Jeremías, hijo de
Jabasinías; a sus hermanos y a todos sus hijos y a toda la
familia de los recabitas, |
4 |
y los
introduje en el templo, en la cámara de los hijos de Janán,
hijo de Jegdelías, hombre de Dios, que está junto
a la cámara de los príncipes, debajo de la de Mahasías,
hijo de Sallum, el guardia del vestíbulo. |
5 |
Y puse
ente los recabitas jarras y copas llenas de vino, diciéndoles:
“Bebed vino.” |
6 |
Pero
ellos me contestaron: No bebemos vino, pues Jonadab, hijo de Recab,
nuestro padre, nos mandó: No bebáis vino jamás,
ni vosotros ni vuestros hijos, |
7 |
ni
construyáis casas, ni hagáis siembras, ni plantéis
ni poseáis viñas, sino que habitaréis en tiendas
todo el tiempo de vuestra vida, para que viváis muchos días
sobre la tierra en la que sois peregrinos. |
8 |
Nosotros
hemos obedecido a la voz de Jonadab, hijo de Recab, nuestro padre,
en cuanto nos mandó no beber vino en los días de nuestra
vida, ni nosotros, ni nuestras mujeres, ni nuestros hijos, ni nuestras
hijas, |
9 |
y no
edificar casas, y no tenemos viñas ni campos de sembradura, |
10 |
sino
que habitamos en tiendas, como lo mandó Jonadab, nuestro
padre. |
11 |
Pero
cuando Nabucodonosor, rey de Babilonia, subió a nuestra tierra,
nos dijimos: Vamos a refugiarnos en Jerusalén para escapar
al ejército de los caldeos y al ejército de Aram,
y venimos a habitar en Jerusalén. |
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|
La infidelidad de los judíos |
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12 |
Y dirigió
Yavé la palabra a Jeremías, diciendo: |
13 |
Así
dice Yavé de los ejércitos, Dios de Israel: Ve y di
a los hombres de Judá y a los habitantes de Jerusalén:
¿No aprenderéis a obedecer mis palabras? Oráculo
de Yavé. |
14 |
Las
palabras de Jonadab, hijo de Recab, son obedecidas: mandó
a sus hijos no beber vino, y no lo han bebido hasta hoy, cumpliendo
el mandato de su padre, y yo os he hablado tantas y tantas veces,
y no me habéis obedecido. |
15 |
Os
he enviado una y otra vez a mis siervos los profetas para deciros:
Convertíos de vuestros malos caminos, enmendad vuestras obras
y no os vayáis tras de los dioses ajenos para darles culto,
y habitaréis la tierra que os he dado a vosotros y a vuestros
padres; pero no me habéis dado oídos, no me habéis
obedecido. |
16 |
Los
recabitas han obedecido a lo que les mandó su padre, pero
este pueblo no me ha obedecido a mí. |
17 |
Por
eso, así dice Yavé de los ejércitos, Dios de
Israel: Yo haré venir sobre Judá y sobre todos los
habitantes de Jerusalén todos los males con que los he amenazado,
pues les he hablado, y no me han oído; los he llamado, y
no me han respondido. |
18 |
Pero
al clan de los recabitas les dijo Jeremías: Por haber obedecido
al mandato de Jonadab, vuestro padre, cumpliendo cuanto os mandó, |
19 |
por
eso así dice Yavé de los ejércitos, Dios de
Israel: No dejará de haber siempre ante mi presencia un varón
de la estirpe de Jonadab, hijo de Recab, que me sirva. |
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Capítulo 36 |
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Lectura,
ante el pueblo y los grandes, del libro de las profecías
de Jeremías |
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1 |
El
año quinto de Joaquim, hijo de Josías, rey de Judá,
recibió Jeremías palabra de Yavé, diciéndole: |
2 |
Toma
un volumen y escribe en él todo cuanto yo te he dicho contra
Jerusalén, y contra Judá, y contra todas las naciones
desde el día en que te hablé en tiempo de Josías
hasta hoy, |
3 |
a ver
si, oyendo la casa de Judá todos los males que yo pienso
traer sobre ella, se convierte cada uno de sus malos caminos, y
yo les perdonaré sus iniquidades y pecados. |
4 |
Llamó,
pues, Jeremías a Baruc, hijo de Nerías, y escribió
éste en un volumen, dictándole Jeremías, todas
las palabras que Yavé le había dicho. |
5 |
Y le
dijo Jeremías a Baruc: Yo estoy impedido de poder ir a la
casa de Yavé; |
6 |
vete,
pues, tú y en el libro que a mi dictado has escrito lee las
palabras de Yavé, oyendo el pueblo en el templo en un día
de ayuno y oyendo todos los que vienen de todo Judá y de
sus ciudades, |
7 |
a ver
si acaso sus oraciones llegan a la presencia de Yavé y se
convierte cada uno de sus malos caminos, porque grande es el furor
y la indignación con que amenaza Yavé a este pueblo. |
8 |
Hizo,
pues, Baruc, hijo de Nerías, lo que había mandado
Jeremías, profeta, y leyó en el libro las palabras
de Yavé en la casa de Yavé. |
9 |
Sucedió,
pues, el año quinto de Joaquim, hijo de Josías, rey
de Judá, en el mes noveno, que se promulgó un ayuno
a todo el pueblo de Jerusalén y a todos cuantos venían
a Jerusalén de las ciudades de Judá, |
10 |
y leyó
Baruc el libro de los sermones de Jeremías en el templo,
en la cámara de Gamarías, hijo de Safán, escriba,
en el vestíbulo superior, a la entrada de la Puerta Nueva
del templo, oyendo todo el pueblo. |
11 |
Y habiendo
oído Miqueas, hijo de Gamarías, hijo de Safán,
las palabras de Yavé del libro, |
12 |
bajó
al palacio del rey, a la cámara del escriba, donde se hallaban
todos los grandes: Elisama, escriba; Dalaías, hijo de Semeía,
y Elnatán, hijo de Ajabor, y Gamarías, hijo de Safán,
y Sedecías, hijo de Ananías, y todos los dignatarios, |
13 |
y les
comunicó Miqueas todo lo que había oído leer
a Baruc del volumen ante el pueblo. |
14 |
Mandaron,
pues, todos los magnates a Judí, hijo de Natanías,
hijo de Selemías, hijo de Cusí, para decir a Baruc:
Ven y trae el volumen que has leído al pueblo. Tomó,
pues, Baruc el volumen y vino con él a ellos, |
15 |
que
le dijeron: Siéntate y léenos eso a nosotros, y se
lo leyó Baruc. |
16 |
Cuando
oyeron, pues, todo aquello, mostráronse unos a otros atónitos,
y dijeron a Baruc: Tenemos que comunicar esto al rey, |
17 |
y le
dijeron: Indícanos cómo has escrito tú esto. |
18 |
Baruc
les dijo: El me dictaba todas estas palabras de su propia boca,
y yo lo escribía con tinta en el libro. |
19 |
Y dijeron
los magnates a Baruc: Ve y escóndete, y que se esconda también
Jeremías, sin que sepa nadie dónde estáis. |
|
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|
Lectura
ante el rey |
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20 |
Ellos
se fueron al rey, al atrio, dejando el volumen en la cámara
de Elisama, escriba, y dijeron al rey lo que pasaba. |
21 |
Mandó
el rey a Judí que llevara el volumen, y éste lo tomó
de la cámara de Elisama y lo leyó en presencia del
rey y en presencia de todos los dignatarios que estaban junto a
él. |
22 |
Estaba
el rey en las habitaciones de invierno; era el noveno mes, y tenía
delante de sí un brasero encendido, |
23 |
y,
según iba leyendo Judí tres o cuatro columnas, lo
iba rasgando (el rey) con el cuchillo del escriba, y lo arrojaba
al fuego del brasero, hasta que lo quemó todo. |
24 |
No
temieron ni rasgaron sus vestiduras ni el rey ni sus cortesanos
que oyeron todas aquellas palabras. |
25 |
Sin
embargo, Elnatán, Dalaías y Gamarías rogaron
al rey que no quemara el volumen; pero éste no les oyó, |
26 |
y mandó
el rey a Jeremiel, hijo de Amelec, y a Sarayas, hijo de Ezriel,
y a Selemías, hijo de Abdeel, que apresaran a Baruc, escriba,
y a Jeremías, profeta; pero Yavé los ocultó. |
27 |
Después
que el rey quemó el volumen de los sermones de Jeremías
que había escrito Baruc al dictado de aquél, recibió
Jeremías palabra de Yavé, que le dijo: |
28 |
Toma
un nuevo volumen y escribe en él todos los sermones anteriores
que había en el primero, que quemó Joaquim, rey de
Judá, |
29 |
y a
Joaquim, rey de Judá, le dirás: Así dice Yavé:
Tú has quemado aquel volumen, diciendo: ¿Por qué
has escrito esto anunciando que vendrá el rey de Babilonia
y devastará esta tierra, no dejando en ella hombre ni jumento? |
30 |
Pues
así dice Yavé contra Joaquim, rey de Judá:
No tendrá descendiente que le suceda en el trono de David,
y su cadáver será arrojado al calor del día
y al frío de la noche, |
31 |
y le
pediré cuenta a él y a su descendencia y a sus siervos
de sus iniquidades, y traeré sobre ellos, y sobre los habitantes
de Jerusalén, y sobre los hombres de Judá, todos los
males que les he anunciado y ellos no han querido oír. |
32 |
Tomó,
pues, Jeremías otro volumen y se lo dio a Baruc, hijo de
Nerías, escriba, el cual escribió de boca de Jeremías
todos los sermones que quemó Joaquim, rey de Judá,
y se añadieron todavía otros muchos como aquéllos. |
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Capítulo 37 |
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Consulta
de Sedecías y respuesta de Jeremías |
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1 |
Reinó
Sedecías, hijo de Josías, en lugar de Jeconías,
hijo de Joaquim. Fue Nabucodonosor, rey de Babilonia, quien le hizo
rey de la tierra de Judá. |
2 |
Y no
obedecieron él, sus siervos y el pueblo de la tierra a las
palabras que había hablado Yavé por medio de Jeremías,
profeta, |
3 |
y envió
el rey Sedecías a Jucal, hijo de Selemías, y a Sofoías,
hijo de Mahasías, sacerdote, a Jeremías, profeta,
diciéndole: Ruega por nosotros a Yavé, nuestro Dios. |
4 |
Y Jeremías
andaba libremente entre el pueblo, pues todavía no le habían
encarcelado. |
5 |
Salió
entonces de Egipto el ejército del faraón, y, al saber
la nueva, los caldeos que asediaban a Jerusalén se retiraron
de allí. |
6 |
Y recibió
Jeremías, profeta, palabra de Yavé, diciéndole: |
7 |
Así
dice Yavé, Dios de Israel: Decid al rey de Judá que
os ha mandado a preguntarme: He aquí que el ejército
del faraón que ha venido en socorro vuestro se tendrá
que volver a su tierra de Egipto, |
8 |
y volverán
los caldeos a combatir esta ciudad, y la tomarán e incendiarán. |
9 |
Así
dice Yavé: No os engañéis a vosotros mismos,
diciéndoos: “Se irán los caldeos de nosotros,”
porque no se irán. |
10 |
Pero,
aunque destrozarais a todo el ejército caldeo que lucha contra
vosotros y no quedasen de él más que algunos heridos,
éstos saldrían de sus tiendas y pegarían fuego
a esta ciudad. |
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|
Encarcelamiento
de Jeremías |
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11 |
Cuando
se había retirado de Jerusalén el ejército
caldeo por la venida del ejército del faraón, |
12 |
salía
Jeremías de Jerusalén para ir a tierra de Benjamín
a hacer una partición en medio del pueblo; |
13 |
pero,
al llegar a la puerta de Benjamín, el jefe de la guardia,
llamado Jerías, hijo de Selamías, hijo de Ananías,
apresó a Jeremías, diciendo: ¡Tú vas
a pasarte a los caldeos! |
14 |
Jeremías
respondió: Mentira, no voy a pasarme a los caldeos. Pero
no escuchó Jerías a Jeremías, y, arrestándole,
le condujo a los jefes, |
15 |
que,
airados contra Jeremías, le hicieron azotar y encerrar en
la cárcel que había en la casa de Jonatán,
escriba, de la cual habían hecho prisión. |
16 |
Y entró
Jeremías y fue metido en una cisterna abovedada, y estuvo
allí mucho tiempo. |
17 |
Mandó
a buscarle el rey Sedecías, y le preguntó en secreto
en el palacio: ¿Hay palabra de Yavé? |
18 |
Sí,
la hay, contestó Jeremías: Serás entregado
en manos del rey de Babilonia. Y dijo Jeremías al rey Sedecías:
¿Qué pecado he cometido yo contra tí, contra
tus cortesanos y contra tu pueblo, para que me hayáis metido
en la cárcel? |
19 |
Dónde
están ahora vuestros profetas, que os profetizaban diciendo:
No vendrá el rey de Babilonia contra vosotros y contra esta
tierra? |
20 |
Óyeme,
pues; ¡oh rey, mi señor! te lo ruego; acoge mi súplica
y no me vuelvas a la prisión de la casa de Jonatán,
escriba, porque moriré allí. |
21 |
Mandó,
pues, el rey Sedecías que fuese llevado al vestíbulo
de la guardia y se le diese cada día una torta de pan de
la calle de los Horneros, mientras no faltase del todo el pan en
la ciudad. Así quedó Jeremías en el vestíbulo
de la guardia. |
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Capítulo 38 |
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1 |
Oyeron
Safatías, hijo de Matán; Guedelías, hijo de
Pasjur; Jucal, hijo de Selemías, y Pasjur, hijo de Melquías,
que Jeremías decía delante de todo el pueblo: |
2 |
Así
dice Yavé: Todos cuantos se queden en esta ciudad morirán
de espada, de hambre y de peste; el que huya a los caldeos vivirá
y tendrá la vida por botín. |
3 |
Así
dice Yavé: Con toda certeza, esta ciudad caerá en
manos del ejército del rey de Babilonia, que la tomará. |
4 |
Y dijeron
los magnates al rey: Hay que matar a ese hombre, porque con eso
hace flaquear las manos de los guerreros que quedan en la ciudad,
y las de todo el pueblo, diciéndoles cosas tales. Este hombre
no busca la paz de este pueblo, sino su mal. |
5 |
Díjoles
el rey Sedecías: En vuestras manos está, pues no puede
el rey nada contra vosotros. |
6 |
Prendieron,
pues, a Jeremías y le metieron en la cisterna de Melquías,
hijo del rey, que está en el vestíbulo de la cárcel,
bajándole con cuerdas a la cisterna, en la que no había
agua, aunque sí lodo, y quedó Jeremías metido
en el lodo. |
7 |
Oyó
Abdemelec, etíope, eunuco de la casa real, que habían
metido a Jeremías en la cisterna. El rey estaba entonces
en la puerta de Benjamín. |
8 |
Salió
Abdemelec del palacio, y fue a decir al rey: |
9 |
Rey,
mi señor, han hecho mal esos hombres tratando así
a Jeremías, profeta, metiéndole en la cisterna para
que muera allí de hambre, pues no hay ya pan en la ciudad. |
10 |
Mandó
el rey a Abdemelec el etíope, diciéndole: Toma contigo
tres hombres y saca de la cisterna a Jeremías antes de que
muera. |
11 |
Tomando,
pues, consigo Abdemelec a los hombres, se dirigió al ropero
del palacio, y tomó de allí unos cuantos vestidos
usados y ropas viejas, que con cuerdas se hizo llegar a Jeremías
en la cisterna. |
12 |
Y dijo
Abdemelec el etíope a Jeremías: Ponte estos trapos
y ropas viejas debajo de los sobacos, sobre las cuerdas. Hízolo
así Jeremías, |
13 |
y sacaron
con las cuerdas a Jeremías de la cisterna, y quedó |
|
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|
Último
coloquio de Jeremías con el rey Sedecías |
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14 |
El
rey Sedecías mandó buscar a Jeremías y le hizo
llevar junto a la tercera entrada del templo, y allí le dijo:
Voy a preguntarte una cosa. No me ocultes nada. |
15 |
Dijo
Jeremías a Sedecías: Si te la digo, me harás
matar; y si te doy un consejo, no lo seguirás. |
16 |
Hizo,
pues, en secreto Sedecías a Jeremías este juramento:
Vive Yavé, que nos ha dado la vida a nosotros, que no te
daré la muerte y que no te entregaré a esos que buscan
tu vida. |
17 |
Dijo
entonces Jeremías a Sedecías: Así dice Yavé
de los ejércitos: Si sales y vas a entregarte a los jefes
del rey de Babilonia, salvarás tu vida, y esta ciudad no
será dada a las llamas, te salvarás tú y tu
familia; |
18 |
pero,
si no sales a entregarte a los jefes del rey de Babilonia, caerá
esta ciudad en manos de los caldeos, que la incendiarán,
y tú no te escaparás de sus manos. |
19 |
Y dijo
el rey Sedecías a Jeremías: Temo que me entreguen
a los judíos que se han pasado a los caldeos, y aquéllos
me escarnezcan. |
20 |
Contestóle
Jeremías: No te entregarán. Oye lo que te digo de
parte de Yavé, y te saldrá bien y vivirás. |
21 |
Y si
no quieres salir, mira lo que me ha mostrado Yavé: |
22 |
Todas
las mujeres que han quedado en el palacio serán llevadas
a los jefes del rey de Babilonia, y he aquí que dirán:
“¡Te han engañado y te han vendido tus amigos,
han hundido en el lodo tus pies, te volvieron la espalda!” |
23 |
Y todas
las mujeres y tus hijos serán llevados a los caldeos, y tú
no escaparás a sus manos, sino que serás entregado
al rey de Babilonia, y esta ciudad será incendiada. |
24 |
Dijo,
pues, el rey Sedecías a Jeremías: Que nadie sepa nada
de esto, y no morirás. |
25 |
Si
saben los magnates que he hablado contigo y vienen a decirte: Cuéntanos
lo que has dicho al rey, no nos ocultes nada; si no, te mataremos,
y dinos lo que el rey te ha dicho, |
26 |
les
responderás: He suplicado al rey que no me haga volver a
la casa de Jonatán, pues moriría allí. |
27 |
Vinieron,
en efecto, los magnates a Jeremías y le preguntaron; y él
les dijo lo que el rey había mandado decir, y le dejaron,
pues nada se había sabido. |
28 |
Quedó
Jeremías en el vestíbulo de la guardia hasta el día
en que fue tomada Jerusalén. |
|
|
Capítulo 39 |
|
Suerte
de Sedecías y del pueblo |
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|
1 |
Y sucedió
que fue tomada Jerusalén. El año noveno de Sedecías,
rey de Judá, en el décimo mes, vino Nabucodonosor,
rey de Babilonia, con todo su ejército a Jerusalén
y la sitió, |
2 |
y el
año undécimo de Sedecías, el cuarto mes, se
abrió la brecha, |
3 |
y penetraron
en la ciudad los jefes del rey de Babilonia y ocuparon la puerta
del medio: Nergalsareser, Samgar-Nebo, Sarsakim, “rabsaris”;
Nergalsareser, “rabmag,” y todos los otros jefes del
rey de Babilonia. |
4 |
Al
verlos Sedecías, rey de Judá, y todos sus hombres
de guerra, huyeron, saliendo de noche de la ciudad por el camino
del jardín real, por la puerta de entre los dos muros, y
se dirigieron hacia el Arabá. |
5 |
El
ejército de los caldeos los persiguió, y alcanzó
a Sedecías en las estepas de Jericó, llevándole
preso a Nabucodonosor, rey de Babilonia, que estaba en Ribla, en
la tierra de Jamat. El rey de Babilonia pronunció contra
él su sentencia. |
6 |
Hizo
matar en Ribla a los hijos de Sedecías, a la vista de éste;
dio muerte a los nobles de Judá, |
7 |
e hizo
sacar los ojos a Sedecías y le cargó de cadenas para
llevarlo a Babilonia. |
8 |
Los
caldeos prendieron fuego al palacio real y a las otras casas y arrasaron
las murallas de Jerusalén. |
9 |
El
resto de los habitantes que había quedado en la ciudad, los
huidos que se habían pasado a los caldeos y todo el resto
del pueblo, los deportó a Babilonia Nabuzardán, jefe
de la guardia. |
10 |
A los
pobres del pueblo, que no tenían nada, los dejó Nabuzardán,
jefe de la guardia, en la tierra de Judá, y les dio viñas
y campos de labor. |
|
|
|
Jeremías,
en libertad |
|
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11 |
Nabucodonosor,
rey de Babilonia, había dado orden a Nabuzardán, jefe
de su guardia, respecto de Jeremías, diciéndole: |
12 |
Préndele
y mira por él y no le hagas mal alguno, sino que haz con
él según te diga. |
13 |
Y Nabuzardán,
jefe de la guardia, y Nabusezbán, “rabsaris”;
Negalsareser, “rabmag,” y todos los otros jefes del
rey de Babilonia, |
14 |
mandaron
sacar a Jeremías del vestíbulo de la guardia y se
lo encomendaron a Godolías, hijo de Ajicam, hijo de Safan,
para que le llevase a su casa, y quedó habitando en medio
del pueblo. |
15 |
Jeremías
había recibido palabra de Yavé, mientras estaba preso
en el vestíbulo de la guardia, diciéndole: |
16 |
Ve
y di a Abdemelec el etíope: Así dice Yavé de
los ejércitos, Dios de Israel: Yo cumpliré mis palabras
sobre esta ciudad, para su mal, no para su bien; esto sucederá
a tus propios ojos en ese día. |
17 |
Entonces
yo te libraré — oráculo de Yavé —
y no serás entregado en manos de los hombres a quienes temes. |
18 |
Yo
te salvaré y no caerás a la espada, y será
salva tu vida, porque confiaste en mí. Oráculo de
Yavé. |
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Capítulo 40 |
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Godolías,
gobernador de la tierra |
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1 |
Palabra
de Yavé que recibió Jeremías después
que Nabuzardán, jefe de la guardia, le dejó ir de
Rama, donde le halló cargado de cadenas en medio de los cautivos
de Jerusalén y de Judá que iban deportados a Babilonia. |
2 |
El
jefe de la guardia real dijo a Jeremías: Yavé, tu
Dios, había amenazado con males este lugar, |
3 |
y los
ha traído sobre él, como lo anunció, porque
habéis pecado contra Yavé y no habéis escuchado
su voz; por eso os ha sucedido esto. |
4 |
Y ahora
he aquí que te quito hoy las cadenas de tus manos; si quieres
venir conmigo a Babilonia, ven, que yo miraré por ti; pero,
si te desagrada venir conmigo a Babilonia, déjalo; tienes
la tierra toda a tu disposición. Ve a donde mejor te parezca. |
5 |
Y como
aún no se decidiera a volver, vuélvete (le dijo) a
Godolías, hijo de Ajicam, hijo de Safán, a quien ha
hecho el rey de Babilonia gobernador de las ciudades de Judá,
y habita con él en medio del pueblo, o vete a donde tú
mejor quieras. Diole también el jefe de la guardia provisiones,
le hizo regalos y le despidió. |
6 |
Vino,
pues, Jeremías a Godolías, hijo de Ajicam, que residía
en Misfa, y habitó con él en medio del pueblo que
había quedado en la tierra. |
7 |
Cuando
todos los jefes de tropas que se habían dispersado por la
campiña supieron, ellos y sus hombres, que el rey de Babilonia
había hecho gobernador de la tierra a Godolías, hijo
de Ajicam, encomendándole los hombres, las mujeres y niños
y los pobres de la tierra que no habían sido deportados a
Babilonia, |
8 |
vinieron
a Godolías, en Misfa, Ismael, hijo de Natanías; Yojanán
y Jonatán, hijos de Carcaj; Serayas, hijo de Tanjumet; los
hijos de Efay, de Netofá, y Jezonías, hijo del Mahakatí,
ellos y sus hombres, |
9 |
y los
conjuró Godolías, hijo de Ajicam, hijo de Safán,
a ellos y a sus compañeros: “No temáis servir
a los caldeos; habitad en la tierra, servid al rey de Babilonia,
y os reportará bien. |
10 |
Yo
me quedo en Misfa para representar al país ante los caldeos
que vengan a nosotros, pero vosotros haced la vendimia, recoged
las mieses y el aceite y guardadlos en vuestros recipientes, y quedaos
en las ciudades que habitáis,” |
11 |
También
todos los judíos que estaban en Moab, entre los hijos de
Ammón, en Idumea y en todas las otras regiones, al oír
que el rey de Babilonia había dejado un resto de Judá
y que les había dado por gobernador a Godolías, hijo
de Ajicam, hijo de Safán, |
12 |
volvieron
de todas las regiones en que se habían dispersado, y vinieron
a la tierra de Judá, a Godolías, en Misfa, y recogieron
vino y mieses en gran abundancia. |
13 |
Pero
vinieron a Godolías, en Misfa, Yojanán, hijo de Qareaj,
y todos los jefes del ejército que se habían dispersado
por la campiña, |
14 |
y le
dijeron: “¿Sabes que Baalís, rey de los hijos
de Ammón, ha mandado a Ismael, hijo de Natanías, para
darte muerte?” No lo creyó Godolías, hijo de
Ajicam. |
15 |
Y Yojanán,
hijo de Qareaj, llevó aparte a Godolías y le dijo:
“Yo iré y mataré a Ismael, hijo de Natanías,
sin que nadie lo sepa; no te mate él a ti y se dispersen
todos los judíos que se han reunido en torno tuyo y perezcan
los restos de Judá.” |
16 |
Y le
contestó Godolías, hijo de Ajicam: “No hagas
eso, pues lo que dices de Ismael es falso.” |
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Capítulo 41 |
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Asesinao
de Godolías |
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1 |
Y sucedió
que el séptimo mes vino Ismael, hijo de Natanías,
hijo de Elisama, de sangre real, de los magnates de la corte, con
otros diez a Godolías, hijo de Ajicam, en Misfa, y comieron
juntos en Misfa. |
2 |
Y se
levantó Ismael, hijo de Natanías, y con él
los diez que le acompañaban, y mataron a Godolías,
hijo de Ajicam, hijo de Safán, al que había puesto
de gobernador de la tierra el rey de Babilonia, |
3 |
y mataron
también a todos los judíos que le acompañaban
en Misfa, y a los caldeos que se encontraban allí. |
4 |
Al
segundo día de haber muerto Godolías, sin que nadie
lo supiera todavía, |
5 |
vinieron
unos hombres de Siquem, de Silo y de Samaria, ochenta en número,
rasurada la barba, rasgadas las vestiduras e incisas las carnes,
que traían en sus manos oblaciones e incienso para ofrecerlos
en el templo de Yavé. |
6 |
Salióles
al encuentro Ismael, hijo de Natanías, de Misfa. Iban llorando,
y, al llegar a ellos, les dijo: Venid a ver a Godolías, hijo
de Ajicam. |
7 |
Cuando
estuvieron en medio de la ciudad, los mató Ismael con los
que le acompañaban, arrojándolos a la cisterna. |
8 |
Hubo
entre ellos diez que dijeron a Ismael: No nos mates, que tenemos
en el campo gran cantidad de trigo y de cebada, de aceite y de miel.
Dejólos y no los mató con los demás. |
9 |
La
cisterna en que arrojó Ismael todos los cadáveres
de los hombres a quienes mató es una gran cisterna que hizo
construir el rey Asa cuando se defendía de Baasa, rey de
Israel. Esta es la que llenó de cadáveres Ismael,
hijo de Natanías. |
10 |
Llevó
cautivo Ismael a todo el resto del pueblo que se hallaba en Misfa,
a las hijas del rey y a todo el pueblo que en Misfa había
quedado, al cual había dado Nabuzardán, jefe de la
guardia real, por gobernador a Godolías, hijo de Ajicam.
Ismael, hijo de Natanías, se los llevó cautivos hacia
la tierra de los hijos de Ammón. |
11 |
Yojanán,
hijo de Qareaj, y los jefes de tropas que con él estaban,
supieron todo el mal que había hecho Ismael, hijo de Natanías, |
12 |
y,
tomando todos sus hombres, salieron en persecución de Ismael,
hijo de Natanías, y le alcanzaron cerca del gran estanque
de Gabaón. |
13 |
Todo
el pueblo que estaba con Ismael se alegró al ver a Yojanán,
hijo de Qareaj, y los jefes de tropas que le acompañaban, |
14 |
y todo
el pueblo que Ismael llevaba a Misfa dio la vuelta y se fue con
Yojanán, hijo de Qareaj. |
15 |
Ismael,
hijo de Natanías, con otros ocho, huyó delante de
Yojanán, y se refugió entre los hijos de Ammón. |
16 |
Tomaron,
pues, Yojanán, hijo de Qareaj, y todos los jefes de tropas
que le acompañaban, a todo el resto del pueblo que Ismael,
hijo de Natanías, había llevado de Misfa después
de haber matado a Godolías, hijo de Ajicam; hombres y mujeres,
niños y eunucos que había traído de Gabaón, |
17 |
y se
volvieron, deteniéndose en los apriscos de Kimham, cerca
de Belén, para desde allí dirigirse a Egipto, |
18 |
huyendo
de los caldeos, a quienes temían por haber matado Ismael,
hijo de Natanías, a Godolías, hijo de Ajicam, puesto
por el rey de Babilonia como gobernador del país. |
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Capítulo 42 |
|
Consulta
a Jeremías sobre la huída a Egipto |
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1 |
Todos
los jefes de las tropas, Yojanán, hijo de Qareaj; Jezonías,
hijo de Osaías, y todo el pueblo, chicos y grandes, se acercaron
a Jeremías |
2 |
y le
dijeron: Acepta nuestro ruego y pide por nosotros a Yavé,
tu Dios; por todos estos restos, pues de muchos hemos quedado pocos,
como tú ves. |
3 |
Que
Yavé, tu Dios, nos dé a conocer el camino que debemos
seguir y lo que hemos de hacer. |
4 |
El
profeta Jeremías les dijo: Os oigo, y pediré por vosotros
a Yavé, vuestro Dios, según vuestros deseos. Todo
cuanto me responda Yavé os lo comunicaré, sin ocultaros
nada. |
5 |
Y ellos
dijeron a Jeremías: Sea Yavé contra nosotros testigo
verdadero y fiel si no hiciéramos en todo según la
palabra que Yavé, tu Dios, te mande para nosotros. |
6 |
Bueno
o malo, seguiremos el mandato de Yavé, a quien te enviaremos
para que nos suceda bien, obedeciendo a la voz de Yavé, nuestro
Dios.
|
7 |
Pasados
diez días, recibió Jeremías palabra de Yavé; |
8 |
y llamó
a Yojanán, hijo de Qareaj, y a todos los jefes de tropas
que con él estaban, y a todo el pueblo, chicos y grandes, |
9 |
y les
dijo: Así dice Yavé, Dios de Israel, a quien me habéis
mandado para presentarle vuestros ruegos: |
10 |
“Si
os quedáis tranquilos en esta tierra, yo os edificaré
y no os destruiré, os plantaré y no os arrancaré,
pues me pesa ya del mal que os he hecho, |
11 |
No os dé miedo
el rey de Babilonia, a quien teméis; no temáis de
él — oráculo de Yavé — , pues
yo estoy con vosotros para salvaros y libraros de sus manos.
|
12 |
Os
otorgaré misericordia y se apiadará de vosotros y
os dejará en vuestra tierra. |
13 |
Pero
si decís: No queremos seguir en esta tierra, y no escucháis
la voz de Yavé, vuestro Dios, |
14 |
diciendo:
Nos iremos a la tierra de Egipto, donde no veremos ya la guerra
ni oiremos el sonido de la trompeta y no habrá falta de pan,
allí habitaremos, |
15 |
entonces,
resto de Judá, escuchad la palabra de Yavé: Así
dice Yavé de los ejércitos: Si volvéis vuestros
ojos a Egipto para iros allá y habitar en él, |
16 |
la
espada que teméis os alcanzará sobre la tierra de
Egipto; el hambre que receláis os sobrevendrá en Egipto
y os hará morir allí. |
17 |
Y todos
cuantos vuelvan el rostro hacia Egipto para ir a habitar allí,
morirán de espada, de hambre y de peste; ni uno solo escapará
ni se librará del mal que yo haré venir sobre ellos, |
18 |
porque
así dice Yavé de los ejércitos, Dios de Israel:
Lo mismo que ha estallado mi cólera y mi furor contra los
habitantes de Jerusalén, así estallará mi furor
contra vosotros si os vais a Egipto, y seréis objeto de execración,
de horror, de maldición y de oprobio, y no veréis
más esta tierra. |
19 |
He
aquí la palabra de Yavé para vosotros, resto de Judá:
No vayáis a Egipto. Sabed que yo os lo advierto hoy solemnemente. |
20 |
Ciertamente
os engañáis a vosotros mismos. Me habéis mandado
a Yavé, nuestro Dios, diciendo: Intercede por nosotros cerca
de Yavé, nuestro Dios. Todo lo que diga Yavé, nuestro
Dios, comunícanoslo, y nosotros lo haremos. |
21 |
Yo
os lo hago saber hoy, y vosotros no escucháis la voz de Yavé,
nuestro Dios, lo que me ha encargado deciros. |
22 |
Sabed,
pues, que certísimamente moriréis de espada, de hambre
y de peste en el lugar adonde queréis iros a habitar. |
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Capítulo 43 |
|
Huida
a Egipto contra la voluntad del profeta |
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1 |
Sucedió,
pues, que, cuando Jeremías acabó de hablar a todo
el pueblo las palabras de Yavé, su Dios, todo cuanto Yavé,
su Dios, le había encargado decirles, |
2 |
Azarías,
hijo de Mahasías; Yojanán, hijo de Qareaj, y todos
los hombres soberbios, dijeron a Jeremías: Es mentira lo
que dices, no te ha enviado Yavé, nuestro Dios, para decirnos:
No vayáis a habitar en Egipto. |
3 |
Es
Baruc, hijo de Nerías, que te incita contra nosotros para
entregarnos a los caldeos, para que nos den muerte o nos deporten
a Babilonia. |
4 |
De
este modo, Yojanán, hijo de Qareaj; todos los jefes y todo
el pueblo, desoyeron la orden de Yavé de quedarse en la tierra
de Judá. |
5 |
Y Yojanán,
hijo de Qareaj, y todos los jefes de tropas tomaron a los restos
de Judá que habían vuelto de las regiones todas en
que se habían dispersado para habitar en la tierra de Judá, |
6 |
los
hombres, las mujeres, los niños, las hijas del rey y todos
cuantos Nabuzardán, jefe de la guardia real, había
dejado con Godolías, hijo de Ajicam, hijo de Safán,
y a Jeremías profeta, y a Baruc, hijo de Nerías, |
7 |
y entraron
en Egipto, desoyendo la voz de Yavé, y llegaron a Tafnis. |
8 |
Y recibió
Jeremías palabra de Yavé en Tafnis, diciéndole: |
9 |
Toma
con tu mano unas piedras grandes y mételas en un mortero
en el empedrado, junto a la entrada de la casa del faraón
en Tafnis, en presencia de los judíos. |
10 |
Y diles:
Así dice Yavé de los ejércitos, Dios de Israel:
Yo mandaré a buscar a Nabucodonosor, rey de Babilonia, mi
siervo, que asentará su trono sobre estas piedras que acabo
de colocar y extenderá sobre ellas su tapiz. |
11 |
Vendrá
y batirá la tierra de Egipto: los que a la muerte, a la muerte;
los que al cautiverio, al cautiverio; los que a la espada, a la
espada. |
12 |
Y pegará
fuego a los templos de los dioses de Egipto, y los abrasará,
y los conducirá cautivos, y despiojará la tierra de
Egipto como despioja el pastor su zamarra, y saldrá de allí
en paz. |
13 |
Y romperá
los obeliscos del templo del Sol en Egipto, y quemará los
templos de los dioses de Egipto |
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Capítulo 44 |
|
Idolatría
y su castigo |
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1 |
Palabra
que fue dirigida a Jeremías respecto de todos los judíos
que habitaban en tierra de Egipto, en Migdol, Tafnis, Menfis y en
la región de Pairos. |
2 |
Así
dice Yahvé de los ejércitos, Dios de Israel: Vosotros
habéis visto todos los males que yo he traído sobre
Jerusalén y sobre todas las ciudades de Judá, desiertas
hoy, sin que nadie las habite, |
3 |
por
las iniquidades que cometieron, provocando mi ira y yéndose
a ofrecer incienso a los dioses ajenos, que no conocían ni
ellos ni sus padres. |
4 |
Yo
os mandé repetidamente a mis siervos los profetas, diciéndos:
No hagáis esas abominaciones que detesto. |
5 |
Y no
obedecieron ni dieron oídos, convirtiéndose de sus
maldades y dejando de ofrecer incienso a los dioses ajenos. |
6 |
Y estalló
mi cólera y se encendió mi furor sobre las ciudades
de Judá y en las plazas de Jerusalén, convertidas
en desierto y devastación, como hoy están. |
7 |
Ahora,
pues, así dice Yavé de los ejércitos, Dios
de Israel: ¿Por qué cometéis contra vosotros
mismos ese gran mal de hacer que perezcan hombres y mujeres, niños,
de en medio de Judá, sin que quede resto alguno de vosotros, |
8 |
provocándome
con las obras de vuestras manos, ofreciendo incienso a los dioses
ajenos en la tierra de Egipto, que habéis venido a habitar,
y desaparezcáis y seáis maldición y oprobio
de todas las gentes de la tierra? |
9 |
¿Habéis,
por ventura, olvidado las iniquidades de vuestros padres, de los
reyes de Judá, de vuestros magnates, las vuestras y las de
vuestras mujeres, las cometidas en la tierra de Judá y en
las calles de Jerusalén? |
10 |
No
se han arrepentido todavía hoy. No han tenido temor ni han
seguido mis preceptos, los que os di a vosotros y a vuestros padres. |
11 |
Por
tanto, así dice Yavé de los ejércitos, Dios
de Israel: Yo volveré a vosotros mi rostro para mal y exterminaré
a todo Judá, |
12 |
y tomaré
a los restos de Judá que volvieron su rostro a Egipto para
venir a habitar en él, y perecerán todos en tierra
de Egipto, caerán por la espada, morirán de hambre
desde el más pequeño hasta el más grande, morirán
de espada y de hambre, y serán execración, asombro,
maldición y oprobio. |
13 |
Yo
ajustaré cuentas a los que habitan en tierra de Egipto, como
las ajusté a los de Jerusalén, por la espada, por
el hambre y por la peste. |
14 |
No
habrá fugitivos ni supervivientes de los restos de Judá
venidos a habitar en Egipto que vuelvan a la tierra de Judá,
objeto de las ansias de su alma, a la que querrían volver
para habitar, si no es algún fugitivo. |
15 |
Entonces
todos los hombres, sabedores de que sus mujeres ofrecían
incienso a los dioses ajenos, y todas las mujeres, reunidos en gran
asamblea, y todos los del pueblo que habitaban en Egipto, en la
región de Pairos, respondieron a Jeremías: |
16 |
No
te escucharemos en lo que nos dices en nombre de Yavé, |
17 |
sino
que persistiremos en hacer todo cuanto nos venga en boca, quemando
incienso a la reina del cielo y ofreciendo libaciones, como antes
hemos hecho e hicieron nuestros padres, nuestros reyes y nuestros
magnates en las ciudades de Judá y en las plazas de Jerusalén,
viéndonos entonces hartos de pan y felices, sin experimentar
la desdicha, |
18 |
mientras
que, desde que dejamos de quemar incienso a la reina del cielo y
ofrecerle libaciones, carecemos de todo y nos consume la espada
y el hambre. |
19 |
Y si
nosotros quemamos incienso a la reina del cielo y le ofrecemos libaciones,
¿es acaso sin nuestros maridos como hacemos las tortas para
ofrecerlas a su imagen y hacerle las libaciones? |
20 |
Y dijo
Jeremías a todo el pueblo, a los hombres y a las mujeres,
a todos los que así le habían respondido: |
21 |
¡Qué!
El incienso que en las ciudades de Judá y en las plazas de
Jerusalén quemasteis vosotros, vuestros magnates y todo el
pueblo, vuestros padres y vuestros reyes, ¿no lo ha recordado
Yavé y no lo ha tenido presente? |
22 |
No
podía ya soportar Yavé la malicia de vuestras perversidades
y vuestras abomina¬ciones, y por eso vuestra tierra ha sido
convertida en un desierto inhabitado, hecha horror y maldición
como está hoy. |
23 |
Por
haber quemado incienso a los ídolos, pecando contra
Yavé, sin oír su voz ni seguir su ley, sus preceptos
y sus amonestaciones, por eso han venido sobre vosotros todos esos
males que hoy padecéis. |
24 |
Dijo,
pues, Jeremías a todo el pueblo y a todas las mujeres: Oíd
la palabra de Yavé todos los de Judá que habitáis
en la tierra de Egipto: |
25 |
Así
dice Yavé de los ejércitos, Dios de Israel. Vosotros
y vuestras mujeres lo decís con vuestra boca y lo haréis
con vuestras manos; decís: Cumpliremos los votos que hemos
hecho de quemar incienso a la reina del cielo y ofrecerle libaciones.
Ciertamente los cumpliréis, ciertamente los pondréis
por obra. |
26 |
Oíd,
pues, la palabra de Yavé los de Judá que habitáis
en Egipto: Yo juro por mi gran nombre — oráculo de
Yavé — que no será ya más pronunciado
mi nombre por boca de ningún hombre de Judá, diciendo:
¡Viva el Señor, Yavé, en toda la tierra de Egipto! |
27 |
Yo
velaré sobre ellos para mal, no para bien, y todos los varones
de Judá que habitan en tierra de Egipto serán consumidos
por la espada y por el hambre hasta que perezcan del todo, |
28 |
y los
que escapen a la espada volverán de la tierra de Egipto a
la tierra dé Judá, muy pocos en número, y los
restos de Judá que han entrado en tierra de Egipto sabrán
qué palabra es la que se cumple, si la mía o la suya. |
29 |
Y he
aquí la señal — oráculo de Yavé
— de que yo os pediré cuentas en este lugar y de que
se realizará mi palabra contra vosotros para vuestro mal. |
30 |
Así
dice Yavé: Yo entregaré al faraón Hofra, rey
de Egipto, en manos de sus enemigos, en manos de los que buscan
su vida, como entregué a Sedecías, rey de Judá,
en manos de Nabucodonosor, rey de Babilonia, su enemigo, que buscaba
su vida. |
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Capítulo 45 |
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Palabras
del Señor a Baruc |
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1 |
Palabra
que dijo Jeremías, profeta, a Baruc, hijo de Nerías,
cuando escribía estas cosas al dictado de Jeremías,
el cuarto año de Joaquim, hijo de Josías, rey de Judá. |
2 |
Así
dice Yavé, Dios de Israel, a ti Baruc: |
3 |
Tú
dices: ¡Ay mísero de mí, que Yavé no
hace más que añadir dolor a mi dolor! ¡Me canso
de gemir, y no hallo reposo! |
4 |
Así
dice Yavé: Dile esto: He aquí que lo que yo había
edificado lo destruyo, lo que había plantado lo arranco,
y esto en todo el país. |
5 |
Y tú
pides para ti grandes cosas. No las pidas, pues mientras yo hago
venir males sobre toda carne, te dejo a ti salva la vida dondequiera
que vas. |
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