LA HISTORIA DIVINA DE JESUCRISTO | cristoraul.org |
CREACION DEL UNIVERSO SEGUN EL GÉNESIS |
ANTIGUO TESTAMENTO - PENTATEUCO
DISCURSO PRIMERO
1
Proemio
2. a diez jornadas
de camino de Horeb a Cadesbarne por el camino de los montes
de Seir.
3. El año cuarenta,
el undécimo mes, el día primero del mes, habló Moisés a los
hijos de Israel de todo aquello que Yavé le mandara hacer respecto
de ellos
4. después de haber
sido derrotados Seón, rey de los amorreos, que habitaba en Hesebón,
y Og, rey de Basán, que habitaba en Astarot y Edraí.
5. Al lado de allá
del Jordán, en tierra de Moab, púsose Moisés a inculcarles esta
ley, y dijo:
6. Yavé, nuestro Dios,
nos habló en Horeb, diciendo: Ya habéis morado bastante
en este monte.
7. Ea, levantad el campamento;
id a las montañas de los amorreos y de todos sus otros habitantes:
al Arabá, a la montaña, a la Sefelá, al Negueb, a las costas
del mar, a la tierra de los cananeos y al Líbano hasta el gran
río, el Eufrates.
8. Yo os entrego esa
tierra; id y tomad posesión de la tierra que a vuestros padres
Abraham, Isaac y Jacob juró Yavé darles, a ellos y a su descendencia
después de ellos.
9. Entonces os hablé
así: Yo no puedo por mí solo soportaros.
10. Yavé, vuestro Dios,
os ha multiplicado, hasta el punto de ser hoy tan numerosos
como las estrellas del cielo.
11. Que Yavé, Dios
de vuestros padres, os multiplique mil veces más y os bendiga,
como Él os ha prometido.
12. Pero ¿cómo soportar
yo por mí solo vuestra carga, vuestro peso y vuestras lides?
13. Elegid de vuestras
tribus hombres sabios, inteligentes, probados, para que yo los
constituya sobre vosotros.
14. Y vosotros me respondisteis: Está bien lo que nos mandas hacer.
15. Entonces tomé yo
de los principales de vuestras tribus, hombres sabios y probados,
y los constituí en vuestros cabos, jefes de millar, de centena,
de cincuentena y de decena y magistrados en vuestras tribus.
16. Al mismo tiempo
di a vuestros jefes este mandato: Oíd a vuestros hermanos,
juzgad según justicia las diferencias que pueda haber entre
ellos o con los extranjeros.
17. No atenderéis en
vuestros juicios a la apariencia de las personas; oíd a los
pequeños como a los grandes, sin temor a nadie, porque de Dios
es el juicio; y si alguna causa halláis demasiado difícil, llevádmela
a mí para que yo la conozca.
18. Entonces os mandé
cuanto en esto habíais de hacer.
En Cadesbarne
19. Partidos de Horeb,
atravesamos todo el vasto y horrible desierto que habéis visto,
en dirección a las montañas de los amorreos, como nos lo había
mandado Yavé, nuestro Dios, y llegamos a Cadesbarne.
20. Entonces os dije:
Habéis llegado ya a las montañas de los amorreos, que Yavé,
nuestro Dios, va a daros.
21. Mira: Yavé, tu Dios,
te da en posesión esa tierra; sube y apodérate de ella, conforme
a la promesa que te ha hecho Yavé, Dios de tus padres. No temas,
no te acobardes.
22. Pero os presentasteis
a mí todos para decirme: Mandemos por delante hombres que nos
exploren la tierra y nos informen acerca del camino por donde
debemos subir y de las ciudades adonde hemos de llegar.
23. Parecióme bien la
propuesta, y tomé de entre vosotros doce, uno por cada tribu.
24. Partieron, y después
de atravesar la parte montuosa llegaron al valle de Escol y
lo exploraron.
25. Recogieron frutos
de los de la tierra para traérnoslos, y nos dijeron en su reato:
Es una buena tierra la que nos da Yavé, nuestro Dios.
26. Sin embargo, vosotros
os negasteis a subir y fuisteis rebeldes a las órdenes de Yavé,
vuestro Dios.
27. Murmurasteis en
vuestras tiendas, diciendo: Nos odia Yavé, y por eso nos ha
sacado de Egipto para entregarnos en manos de los amorreos y
destruirnos.
28. ¿Adónde vamos a
subir? Nuestros hermanos nos han acobardado al decirnos: Es
una gente más numerosa y de mayor estatura que nosotros; son
grandes sus ciudades, y las murallas de éstas se alzan hasta
el cielo, y hasta hemos visto allí hijos de Enac.
29. Yo os dije: No os
acobardéis, no les tengáis miedo;
30. Yavé, vuestro Dios,
que marcha delante de vosotros, combatirá El mismo por vosotros,
según cuanto por vosotros a vuestros mismos ojos hizo en Egipto
31. y en el desierto,
por donde has visto cómo te ha llevado Yavé, tu Dios, como lleva
un hombre a su hijo, por todo el camino que habéis recorrido
hasta llegar a este lugar.
32. Con todo, vosotros
ni por esto confiasteis en Yavé, vuestro Dios,
33. que delante de vosotros
marchaba por el camino buscándoos los lugares de acampamento,
en fuego durante la noche, para mostraros el camino que habíais
de seguir, y en nube durante el día.
34. Yavé oyó el rumor
de vuestras palabras, y, montando en cólera, juró, diciendo:
35. Ninguno de los hombres
de esta perversa generación llegará a la buena tierra que yo
juré dar a vuestros padres,
36. excepto Caleb, hijo
de Jefoné; éste la verá, y yo le daré a él y a sus hijos la
tierra que él ha pisado, porque ha seguido fielmente a Yavé.
37. Yavé se irritó también
contra mí por vosotros, y dijo: Tampoco tú entrarás en ella.
38. Josué, hijo de Nun,
tu lugarteniente, entrará; fortalécele, porque él ha de poner
a Israel en posesión de esa tierra.
39. Y vuestros niños,
de quienes habéis dicho que serían presa del enemigo; vuestros
hijos, que no distinguen hoy todavía entre el bien y el mal,
serán los que entren; a ellos se la daré y ellos la poseerán.
40. Vosotros volveos
y partid por el desierto camino del mar Rojo.
41. Vosotros respondisteis,
diciéndome: Hemos pecado contra Yavé; queremos subir y combatir
como Yavé, nuestro Dios, ha mandado; y, ciñéndoos vuestras armas,
os dispusisteis inconsideradamente a subir a la montaña.
42. Yavé me dijo: Diles:
No subáis y no combatáis, porque yo no iré en medio de vosotros;
no os hagáis derrotar por vuestros enemigos.
43. Yo os lo dije; pero
vosotros no me escuchasteis, os resististeis a las órdenes de
Yavé, y fuisteis tan presuntuosos, que os empeñasteis en subir
a la montaña.
44. Entonces los amorreos,
que habitan en esas montañas, salieron contra vosotros y os
persiguieron como persiguen las abejas; os derrotaron en Seir
hasta Jorma.
45. Vinisteis y llorasteis
ante Yavé; pero Yavé no escuchó vuestra voz, no os dio oídos.
46. Así estuvisteis
tanto tiempo en Cades, todo el tiempo que allí habéis morado.
2
A
través del desierto
1. Mudando de dirección, partimos por el desierto camino del
mar Rojo, como Yavé me lo había ordenado; y anduvimos largo
tiempo dando vueltas en torno a las montañas de Seir.
2. Yavé me dijo:
3. Harto tiempo habéis estado rodeando estas montañas; volved
a tomar la dirección norte.
4. Da esta orden al pueblo: Vais a pasar por las fronteras
de vuestros hermanos los hijos de Esaú, que habitan en Seir.
Ellos os temerán; pero guardaos bien
5. de tener querellas con ellos, porque yo no os daré nada
de su tierra, ni siquiera lo que puede pisar la planta de un
pie. Yo he dado a Esaú las montañas de Seir en posesión.
6. Compraréis de ellos a precio de plata los alimentos que
comáis y aun el agua que bebáis;
7. porque Yavé, tu Dios, te ha bendecido en todo el trabajo
de tus manos y te ha provisto en tu viaje por este vasto desierto,
y ya desde cuarenta años ha estado contigo Yavé, sin que nada
te haya faltado.
8. Pasamos, pues, flanqueando a nuestros hermanos los hijos
de Esaú, que habitan en Seir, camino del Arabá a Elat y a Asiongaber,
y, dando vuelta, avanzamos por el camino del desierto de Moab.
9. Entonces me dijo Yavé: No hostiguéis a los moabitas y no
trabéis lucha con ellos, pues no he de darte nada de su tierra
en posesión; he dado a los hijos de Lot el Ar en posesión.
10. Antes habitaron allí los emitas, pueblo
grande, numeroso, de alta talla, como los enaquitas;
11. también ellos, como los enaquitas,
pasaban por refaítas, pero los moabitas les daban el nombre
de emitas.
12. Por lo contrario, en Seir habitaban
antes los joritas; pero los hijos de Esaú los desposeyeron,
y, exterminándolos, se establecieron en su tierra, como lo hace
Israel en la tierra de su posesión que le da Yavé.
13. Ahora, pues, levantaos y atravesad
el Zared. Y atravesamos el torrente Zared.
14. El tiempo que duraron nuestras marchas
desde Cadesbarne al torrente Zared fue de treinta y ocho años,
hasta que hubo desaparecido toda la generación de hombres de
guerra de en medio del campamento, como Yavé se lo había jurado.
15. La mano de Yavé pesó sobre ellos en
el campamento, hasta hacerlos desaparecer a todos.
16. Cuando la muerte hubo hecho desaparecer
de en medio del pueblo a todos aquellos hombres de guerra,
17. me habló Yavé, diciendo:
18. Hoy vas a pasar la frontera de Moab,
el Ar, y vas a acercarte a los hijos de Ammón, pero sin pasar
sus confines.
19. No los ataques y no les hagas la guerra,
porque yo no he de darte en posesión nada de la tierra de los
hijos de Ammón. Se la he dado toda en posesión a los hijos de
Lot.
20. También era tenida esta tierra por
tierra de Reafaím; habitaron antes allí los refaím, que
los amonitas llamaban zomzomim;
21. pueblo grande, numeroso, de alta talla,
como los enaquim. Yavé los destruyó ante los amonitas, que los
expulsaron y se establecieron en su tierra.
22. Lo mismo hizo Yavé por los hijos de
Esaú, que habitaban en Seir, destruyendo ante ellos a los jorreos;
los expulsaron y se establecieron en su lugar hasta el día de
hoy.
23. Los heveos, que habitaban en cortijos
hasta Gaza, fueron destruidos por los caftorim, que, salidos
de Caftor, se establecieron en su lugar.
24. Levantaos, pasad el torrente del Arnón;
yo entrego en tus manos a Seón, rey de Hesebón, amorreo, con
su tierra; comienza la conquista, hazle la guerra.
25. Aquel día comienzo a extender el terror
y el miedo a ti entre los pueblos que hay bajo el cielo; al
oír hablar de ti temblarán y sentirán espanto ante tu presencia.
Victoria sobre Seón y Og y conquista de sus territorios
27. Déjame atravesar tu territorio; seguiré
siempre el camino, sin apartarme ni a la derecha ni a la izquierda;
28. me venderás por dinero los víveres
que coma, y por dinero me darás el agua que beba; déjame sólo
atravesar a pie,
29. como lo han hecho ya los hijos de
Esaú, que habitan en Seir, y los moabitas, que habitan en el
Ar, hasta que, a través del Jordán, llegue a la tierra que Yavé,
nuestro Dios, nos da.
30. Pero Seón, rey de Hesebón, no quiso
dejarnos pasar por su territorio, porque Yavé, tu Dios, hizo
inflexible su espíritu y endureció su corazón para entregarle
en tus manos, como hoy lo está.
31. Yavé me dijo: Comienzo
ya por entregarte a Seón y su tierra. Emprende la conquista para apoderarte de
ella.
32. Salió Seón a nuestro encuentro con
toda su gente para darnos la batalla en Jasa.
33. Yavé, nuestro Dios, nos lo entregó,
y le derrotamos a él, a sus hijos y a todo su pueblo.
34. Tomamos todas sus ciudades y dimos
al anatema todos sus lugares de habitación, hombres, mujeres
y niños, sin dejar con vida uno solo.
35. Sólo tomamos para nosotros los ganados
y los despojos de las ciudades que habíamos conquistado.
36. Desde Aroer, que está al borde del
valle del Arnón, y desde las ciudades que están en el valle
hasta Galaad, no hubo ciudad suficientemente fuerte para poder
resistirnos; Yavé, nuestro Dios, nos las entregó todas.
37. Pero no te acercaste a la tierra de
los hijos de Ammón, ni a ningún lugar de la orilla derecha del
torrente Jaboq, ni a las ciudades de la montaña, ni a ninguno
de los lugares de que Yavé, nuestro Dios, te había prohibido
apoderarte.
3
2. Yavé me dijo: No le temas; le he entregado en tus manos
a él, a todo su pueblo y su territorio; trátalo como trataste
a Seón, rey de los amorreos, que habitaba en Hesebón.
3. Y Yavé, nuestro Dios, entregó también en nuestras manos
a Og, rey de Basán, con todo su pueblo, y los derrotamos hasta
destruirlos,
4. devastando todas sus ciudades, sin quedar lugar de habitación
que nos escapara; sesenta ciudades, toda la región de Argob,
el reino de Og, en Basán.
5. Todas estas ciudades, que estaban amuralladas con muy altas
murallas, con puertas y cerrojos, sin contar las ciudades abiertas,
que eran en gran número,
6. las dimos al anatema, como habíamos hecho con Seón, rey
de Hesebón, dando al anatema ciudades, hombres, mujeres y niños,
7. pero conservamos para nosotros todo el ganado y el botín
de las ciudades.
8. Tomamos, pues, entonces a los dos reyes de los amorreos
toda la tierra del lado de allá del Jordán, desde el torrente
del Arnón hasta el monte Hermón.
9. Los sidonios al Hermón le llaman Sarión, y los amorreos
Sanir.
10. Todas las ciudades del llano, todo
Galaad y todo Basán, hasta Seija y Edraí, capitales del reino
de Og, en Basán,
11. pues Og, rey de Basán, era el único
que de la raza de los refaím quedaba; su lecho, lecho de hierro,
se ve en Rabat, de los hijos de Ammón, largo de nueve codos,
y de cuatro codos ancho, codos humanos.
Distribución de lo conquistado
13. Di a la mitad de la tribu de Manasés
el resto de Galaad y toda la parte de Basán que pertenecía al
reino de Og; toda la región de Argob, todo el Basan, todo lo
que hoy se llama tierra de Refaím.
14. Jair, hijo de Manasés, obtuvo toda
la región de Argob hasta la frontera de los gesuritas y de los
macatitas, y dio su nombre a los burgos de Basán, llamados hasta
hoy Javot-Jair (Burgos de Jair).
15. A Maquir le di Galaad;
16. a los rubenitas y a los gaditas les
di una parte de Galaad y hasta el torrente Arnón, sirviendo
de límite el medio del valle y hasta el torrente de Jaboq, frontera
de los hijos de Ammón,
17. como también el Arabá, con
el Jordán por límite, desde Queneret hasta el mar del Arabá,
el mar de la Sal, al pie de las faldas del Pasga, a oriente.
18. Entonces os di yo esta orden: Yavé,
vuestro Dios, os ha dado esa tierra para que sea posesión vuestra;
y vosotros todos, hombres robustos, marcharéis delante de vuestros
hermanos los hijos de Israel;
19. sólo vuestras mujeres, vuestros niños
y vuestros ganados yo sé que tenéis muchos ganados se quedarán
en las ciudades que os he dado
20. hasta que Yavé conceda quieta morada
a vuestros hermanos, como a vosotros, y tomen también ellos
posesión de la tierra que Yavé, vuestro Dios, les da al otro lado del Jordán. Volveréis entonces cada uno a la
heredad que os he dado.
21. Entonces di también órdenes a Josué,
diciendo: Con tus ojos has visto todo lo que Yavé, vuestro Dios,
ha hecho con esos dos reyes; así hará Yavé también a todos los
reinos contra los cuales vas a marchar.
22. No los temas, que Yavé, vuestro Dios,
combate por vosotros.
Moisés privado de entrar en la tierra prometida
24. ¡Señor, Yavé! Tú has comenzado a mostrar
a tu siervo tu grandeza y tu potente brazo; pues ¿qué Dios hay,
ni en los cielos ni en la tierra, que pueda hacer las obras
que tú haces y tan poderosas hazañas?
25. Déjame, te pido, atravesar para que
pueda ver la excelente tierra del lado de allá del Jordán, esas
hermosas montañas y el Líbano.
26. Pero Yavé, como fuera de sí, por causa
vuestra no me escuchó, antes bien me dijo: Basta, no vuelvas
a hablarme de eso;
27. sube a la cima del monte Pasga y dirige
tus ojos hacia el occidente, el septentrión, el mediodía y el
oriente, y contempla con tus ojos, pues no has de pasar este
Jordán.
28. Manda a Josué, infúndele valor y fortaleza,
pues él es quien lo pasará a la cabeza de este pueblo y le pondré
en posesión de la tierra que tú no puedes más que ver.
29. Nos quedamos, pues, en el valle, frente
a Bet-Fogor.
4
Exhortación a la obediencia a la Ley
2. No añadáis nada a lo que yo os prescribo, ni nada quitéis,
sino guardad los mandamientos de Yavé, vuestro Dios, que yo
os prescribo.
3. Con vuestros ojos habéis visto lo que hizo Yavé por lo
de Baal Fogor. A cuantos se fueron tras Baal Fogor los exterminó
Yavé, vuestro Dios, de en medio de vosotros.
4. Por lo contrario, vosotros, los que fuisteis fieles a Yavé,
vuestro Dios, estáis todavía vivos todos.
5. Mirad: Yo os he enseñado leyes y mandamientos, como Yavé,
mi Dios, me los ha enseñado a mí, para que los pongáis por obra
en la tierra que vais a entrar para poseerla.
6. Guardadlos y ponedlos por obra, pues en ellos está vuestra
sabiduría y vuestro entendimiento a los ojos de los pueblos,
que, al conocer todas estas leyes, se dirán: Sabia e inteligente
es, en verdad, esta gran nación.
7. Porque ¿cuál es, en verdad, la gran nación que tenga dioses
tan cercanos a ella como Yavé, nuestro Dios, siempre que le invocamos?
8. Y ¿cuál la gran nación que tenga leyes y mandamientos justos,
como toda esta Ley que yo os propongo hoy?
9. Cuida, pues, con gran cuidado no olvidarte de cuanto con
tus ojos has visto y no dejarlo escapar de tu corazón por todos
los días de tu vida; antes bien, enséñaselo a tus hijos y a
los hijos de tus hijos.
10. Acuérdate del día en que estuviste
ante Yavé, tu Dios, en Horeb; cuando Yavé me dijo: Convoca al
pueblo a asamblea para que yo le haga oír mis palabras y sepan
temerme todos los días de su vida sobre la tierra y se lo enseñen
a sus hijos.
11. Vosotros os acercasteis, quedándoos
en la falda del monte, mientras éste ardía en fuego, cuyas llamas
se elevaban hasta el corazón del cielo: tiniebla, nube y obscuridad.
12. Entonces os habló Yavé de en medio
del fuego, y oísteis bien sus palabras, pero no visteis figura
alguna; sino sólo una voz.
13. Os promulgó su alianza y os mandó
guardarla: los diez mandamientos, que escribió sobre las tablas
de piedra.
14. Y a mí me mandó entonces Yavé que
os enseñase las leyes y mandatos que habéis de guardar en la
tierra que vais a pasar para poseerla.
15. Puesto que el día en que os habló
Yavé de en medio del fuego, en Horeb, no visteis figura alguna,
16. guardaos bien de corromperos haciéndoos
imagen alguna tallada ni de hombre ni de mujer,
17. ni de animal ninguno de cuantos viven
sobre la tierra, ni de ave que vuela en el cielo,
18. ni de animal que repta sobre la tierra,
ni de cuantos peces viven en el agua, debajo de la tierra;
19. ni alzando tus ojos al cielo, al sol,
a la luna, a las estrellas, a todo el ejército de los cielos,
te engañes, adorándolos y dándoles culto, porque es Yavé, tu
Dios, quien se los ha dado a todos los pueblos de debajo los
cielos.
20. Pero a vosotros os tomó Yavé y os
sacó del horno de hierro de Egipto para que fuerais el pueblo
de su heredad, como lo sois hoy.
21. Yavé se irritó contra mí por causa
vuestra, y juró que yo no pasaría el Jordán y no entraría en
la buena tierra que Yavé, tu Dios, te da en heredad.
22. Voy a morir en esta tierra sin pasar
el Jordán; vosotros lo pasaréis y poseeréis esa buena tierra.
23. Guardaos, pues, de olvidaros de la
alianza que Yavé, vuestro Dios, ha hecho con vosotros y guárdate
de hacerte imagen esculpida de cuanto Yavé, tu Dios, te ha prohibido,
24. porque Yavé, tu Dios, es fuego abrasador,
es un Dios celoso.
Conminaciones
25. Cuando tengáis hijos e hijos de vuestros
hijos y ya de mucho tiempo habitéis en esa tierra, si corrompiéndoos
os hacéis ídolos de cualquiera clase, haciendo el mal a los
ojos de Yavé, vuestro Dios, y provocando su indignación,
26. yo invoco hoy como testigos a los
cielos y a la tierra, de cierto desapareceréis de la tierra
de que, pasado el Jordán, vais a posesionaros; no se prolongarán
en ella vuestros días; seréis enteramente destruidos.
27. Yavé os dispersará entre las gentes,
y sólo quedaréis de vosotros un corto número en medio de las
naciones a que Yavé os arrojará.
28. Allí serviréis a sus dioses, obra
de las manos de los hombres, de madera y de piedra, que ni ven,
ni oyen, ni comen, ni huelen.
29. Allí buscaréis a Yavé, vuestro Dios,
y le hallaréis si con todo tu corazón y con toda tu alma le
buscas.
30. En medio de tus angustias, cuando
todo esto haya venido sobre ti, en los últimos tiempos, te convertirás
a Yavé, tu Dios, y le oirás;
31. porque Yavé, tu Dios, es misericordioso.
No te rechazará ni destruirá del todo, ni se olvidará de la
alianza que a tus padres juró.
32. Pregunta a los días que te han precedido,
desde aquel en que Dios creó al hombre sobre la tierra, y desde
el uno al otro cabo de los cielos si se ha visto jamás cosa
tan grande ni se ha oído nada semejante.
33. ¿Qué pueblo ha oído la voz de su Dios
hablándole en medio del fuego como la has oído tú, quedando
con vida?
34. Jamás probó un dios a venir a tomar
por sí un pueblo de en medio de pueblos a fuerza de pruebas,
de señales y prodigios, de lucha, mano fuerte y brazo extendido,
de tremendas hazañas, como las que hizo por vosotros en Egipto
Yavé, vuestro Dios, viéndolas tú con tus mismos ojos.
35. A ti se te hicieron ver para que conocieras
que Yavé es en verdad Dios y que no hay otro Dios más que Él.
36. Desde el cielo te habló para enseñarte,
y sobre la tierra te ha hecho ver su gran fuego, y de en medio
del fuego has oído sus palabras.
37. Porque amó a tus padres, eligió después
de ellos a su descendencia; y con su asistencia, con su gran
poder, te sacó de Egipto,
38. arrojó de ante ti a pueblos más numerosos y más fuertes que tú, para darte entrada
en su tierra y dártela en heredad, como hoy lo ves.
39. Reconoce, pues, hoy y revuelve en
tu corazón que Yavé sí que es Dios arriba, allá en los cielos,
y abajo, aquí sobre la tierra, y que no hay otro sino El.
40. Guarda sus leyes y sus mandamientos
que hoy yo te prescribo, para que seas feliz, tú y tus hijos
después de ti, y permanezcas largos años en la tierra que te
da Yavé, tu Dios.
Ciudades de refugio al lado allá
del Jordán
42. que sirviesen de refugio al homicida
que hubiera matado involuntariamente a su prójimo, sin ser antes
enemigo suyo; para que, refugiándose en una de ellas, tuviera
salva la vida:
43. Bosor, en el desierto, en la altiplanicie,
para los rubenitas; Ramot, en Galaad, para los gaditas, y Golán,
en Basan, para los manaseítas.
Moisés recapitula la promulgación
de la ley
44. Esta es la Ley que Moisés puso ante
los ojos de los hijos de Israel.
45. Estos son los estatutos, leyes y mandamientos
que Moisés había dado a los hijos de Israel, a su salida de
Egipto,
46. al otro lado del Jordán, en el valle
que hay frente a Bet-Peor, en la tierra de Seón, rey de los
amorreos, que habitaba en Hesebón y había sido derrotado por
Moisés y los hijos de Israel a su salida de Egipto.
47. Se apoderaron de su tierra y de la
de Og, rey de Basan, dos de los reyes de los amorreos, que habitaban
al otro lado del Jordán, al oriente;
48. su territorio se extendía desde Aroer,
a orillas del torrente del Amón, hasta el monte Siryon,
49. con todo el Araba, que es el Hermón, del otro lado del Jordán, al oriente, hasta el mar del Araba, al pie del Pasga.
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