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EL
LIBRO DE NEHEMIAS
Capítulo
1 |
Plegaria
de Nehemías por los hijos de Israel |
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1 |
Palabras
de Nehemías, hijo de Helcías:En el mes de Casleu del año veinte,
estando yo en Susa, en la capital, |
2 |
llegaron
de Judá Jananí y uno de mis hermanos con algunos otros. Yo les
pregunté por los judíos que habían sido libertados, los restos
de la cautividad y por Jerusalén. |
3 |
Ellos
me respondieron: “Los restos de la cautividad están en la provincia
en gran miseria y afrenta. Las murallas de Jerusalén están todavía
en ruinas, y sus puertas quemadas por el fuego.” |
4 |
Cuando
oí esto sentéme y lloré, y estuve por muchos días desolado.
Ayuné y oré ante el Dios de los cielos, |
5 |
diciendo:
“Ruégote, Yavé, Dios de los cielos, Dios grande y terrible,
que guardas tu alianza y haces misericordia con los que te aman
y guardan tus mandatos: |
6 |
Que
esté atento tu oído y abiertos tus ojos para escuchar la oración
que tu siervo te dirige ahor, día y noche, por tus siervos los
hijos de Israel, confesando los pecados de Israel, nuestros
pecados contra ti, porque yo y la casa de mi padre hemos pecado, |
7 |
te
hemos ofendido y no hemos guardado los mandamientos, las leyes
y los preceptos que tú prescribiste a Moisés, tu siervo. |
8 |
Acuérdate
de estas palabras que tú mandaste decir a Moisés, tu siervo:
Si pecareis, Yo os dispersaré entre los pueblos; |
9 |
pero
si os volvéis a mí y guardáis mis mandamientos y los ponéis
por obra, aunque hubiereis sido desterrados a los confines de
la tierra, de allí os reuniré yo y os volveré al lugar que he
elegido para hacer residir en él mi nombre. |
10 |
Son
tus siervos, son tu pueblo, que redimiste tú con tu gran poder
y tu fuerte mano, |
11 |
¡Oh
Señor! Que esté atento tu oído a la plegaria de tu siervo y
a la de los siervos tuyos que desean temer tu nombre. Concede
ahora próspero suceso a tu siervo y haz que halle yo gracia
a los ojos de este hombre”; pues servía yo entonces de
copero al rey. |
Capítulo 2 |
Artajerjes
da permiso a Nehemías para ir a reedificar a Jerusalén |
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1 |
En
el mes de Nisán del año veinte del rey Artajerjes, estando ya
el vino delante de él, tomé el vino y se lo ofrecí al rey. Jamás
había yo aparecido triste en su presencia, |
2 |
pero
aquel día me dijo: “¿Por qué estás con tan mala cara?
Enfermo no estás; no puede ser, pues, sino alguna pena de tu
corazón.” Yo entonces me atemoricé sobremanera, |
3 |
y
respondí al rey: “¡Viva el rey eternamente! ¿Cómo no va
a estar triste mi rostro cuando la ciudad donde están los sepulcros
de mis padres está en ruinas, y quemadas por el fuego sus puertas?” |
4 |
Y
me dijo el rey: “¿Qué es lo que quieres?” Yo, rogando al rey
de los cielos, |
5 |
respondí
al rey: “Si al rey le pareciera bien y hallara gracia
tu siervo ante ti, que me mandaras a Judá, a la ciudad de los
sepulcros de mis padres, para reedificarla” |
6 |
El
rey, a cuyo lado estaba sentada la reina, me dijo: “¿Cuánto
durará tu viaje?¿Cuándo estarás de vuelta?” Plugo al rey
dejarme partir, y yo le señalé tiempo. |
7 |
Después
dije al rey: “Si al rey le parece bien, que se me den
cartas para los gobernadores del otro lado del río, para que
me permitan pasar y entrar en Judá; |
8 |
y
otra carta para Asaf, guardabosques del rey, para que me facilite
maderas y viguería para las puertas de la ciudadela vecina a
la casa, para las murallas de la ciudad para la casa que yo
he de habitar.” Dióme el rey estas cartas pues la buena
mano de mi Dios estaba sobre mí. |
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Llegada
a Jerusalén |
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9 |
Presénteme
a los gobernadores del otro lado del río y les entregué las
cartas del rey, que había hecho que me acompañasen dos jefes
del ejército y alguna gente de a caballo. |
10 |
Cuando
lo supieron Sambalat, joronita, y Tobías, siervo amonita, disgustóles
en extremo que viniese un hombre para procurar el bien de los
hijos de Israel. |
11 |
Llegué
a Jerusalén y estuve allí tres días; pasados los cuales, |
12 |
me
levanté de noche con algunos hombres, sin decir a nadie lo que
mi Dios me había puesto en el corazón hacer por Jerusalén. No
llevaba conmigo bestia alguna de carga; sólo mi propia cabalgadura. |
13 |
Salí
de noche por la puerta del Valle y me dirigí hacia la fuente
del Dragón y la puerta del Muladar, mirando las murallas de
Jerusalén, en ruinas, y sus puertas, consumidas por el fuego. |
14 |
Seguí
a la puerta de la Fuente y al estanque del Rey, y no había por
allí sitio por donde pasar la cabalgadura en que iba. |
15 |
Subí,
todavía de noche, por el torrente e inspeccioné la muralla.
Luego volví a entrar por la puerta del Valle, estando así de
vuelta. |
16 |
Los
magistrados no sabían adonde había ido y qué era lo que había
hecho. Hasta entonces no había dicho nada a los judíos, ni a
los sacerdotes, ni a los jefes, ni a los magistrados, ni a ninguno
de los que llevaban la dirección de los negocios. |
17 |
Entonces
yo les dije: “Bien veis el lamentable estado en que nos hallamos.
Jerusalén está destruida y sus puertas consumidas por el fuego.
Vamos, pues, a reedificar las murallas de Jerusalén, y no estemos
más en el oprobio.” |
18 |
Les
conté cómo la buena mano de mi Dios había estado sobre mí y
las palabras que el rey me había dirigido; y entonces dijeron:
“¡Andando, a edificarla!” Y tomaron resueltamente
esta buena determinación. |
19 |
Cuando
lo supieron Sambalat, joronita; Tobías, siervo amonita, y Guesem,
árabe, se burlaban de nosotros y nos menospreciaron. Nos dijeron:
“¿Qué es lo que hacéis ahí? ¿Os rebeláis contra el rey?” |
20 |
Y yo les di esta respuesta: “El Dios de los cielos nos
hará salir con nuestra empresa. Nosotros, sus siervos, nos levantaremos
y haremos la edificación. Vosotros no tenéis parte, ni derecho,
ni recuerdos en Jerusalén.” |
Capítulo
3 |
Reparación
de las murallas de Jerusalén |
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1 |
Eliasib,
sumo sacerdote, se levantó con sus hermanos los sacerdotes y
edificaron la puerta de las Ovejas; la consagraron y pusieron
las puertas, desde la torre de Meá hasta la torre de Jananeel. |
2 |
A
continuación de Eliasib edificaron los hombres de Jericó, y
a continuación de éstos edificó Zacur, hijo de Irnn. |
3 |
Los
hijos de Sena edificaron la puerta del Pescado y la cubrieron,
pusieron las puertas, los cerrojos, los goznes. |
4 |
Al
lado de ellos trabajó en las reparaciones Meremot, hijo de Urías,
hijo de Acus, y al lado de éstos reconstruyó Mesulam, hijo de
Berequías, hijo de Mesezabel; y al lado de éstos restauró Sadoc,
hijo de Baana. |
5 |
Inmediatos
a ellos restauraron los tecuitas, aunque sus nobles no doblaron
su cerviz al servicio de su señor. |
6 |
La
puerta Vieja la restauraron Joyada, hijo de Pasea, y Mesulam,
hijo de Besodías; la ensamblaron y pusieron a las puertas sus
cerrojos y sus goznes. |
7 |
Junto
a éstos reedificaron Melatías, gabaonita, y Jadón, meronotita;
y los hombres de Gabón y Misfa trabajaron cerca del gobernador
de este lado del río. |
8 |
Junto
a ellos trabajó Uziel, hijo de Jarayas, de los fundidores, y
a su lado Ananías, de los perfumistas; reconstruyeron Jerusalém
hasta la muralla ancha. |
9 |
A
continuación de éstos trabajó Refaías, hijo de Hur, jefe de
la mitad del distrito de Jerusalém |
10 |
A
continuación trabajó enfrente de su casa Jedaya, hijo del Jaromaf,
y a su lado Jatús, hijo de Jesabnia. |
11 |
Otra
porción de la muralla y la torre del horno fue reparada por
Malquiya, hijo de Jarim, y Jasub, hijo de Pajat Moab. |
12 |
A
continuación de ellos trabajó con sus hijos Salum, hijo de Jalojes,
jefe de la otra mitad del distrito de Jerusalén. |
13 |
Janum
y los habitantes de Zanoaj repararon la puerta del Valle, la
edificaron; pusieron las puertas, los cerrojos y los goznes.
Hicieron además mil codos de muralla, hasta la puerta del Muladar. |
14 |
Malquiya,
hijo de Recab, jefe del distrito de Bet Maquerem, reedificó
la puerta del Muladar, poniendo sus puertas, sus cerrojos y
sus goznes. |
15 |
Salum,
hijo de Col José, jefe del distrito de Misfa, reconstruyó la
puerta de la Fuente, la levantó, la cubrió, puso las puertas
con sus cerrojos y sus goznes. Construyó además el muro de la
piscina de Siloé, cerca del jardín del rey, hasta la escalinata
que baja de la ciudad de David. |
16 |
Después
de él, Nehemías, hijo de Azbuc, jefe de la mitad del distrito
de Bet Sur, trabajó en las reparaciones hasta enfrente de los
sepulcros de David, y hasta delante de la piscina, que había
sido artísticamente construida, y hasta el cuartel. |
17 |
Después
de él trabajaron los levitas, Rehú, hijo de Bani y a su lado
trabajaba Jasabías, jefe de la mitad del distrito de Queila. |
18 |
Después
de él sus hermanos, Bimú, hijo de Jenadad, jefe de la otra mitad
del distrito de Queila; |
19 |
y
al lado de éste, Ezer, hijo de Josué, jefe de Misfa, reparó
otra porción de la muralla frente al arsenal, hacia el ángulo. |
20 |
Después
de él, Baruc, hijo de Zabal, reparó otra porción, desde el ángulo
hasta la entrada de la casa de Eliasib, sumo sacerdote. |
21 |
Después
de él reparó Meremot, hijo de Uría, hijo de Hacos, otra sección,
desde la entrada de la casa de Eliasib hasta el extremo de ella. |
22 |
Después
de él trabajaron en la reparación los sacerdotes de la hoya
del Jordán, |
23 |
y
después de ellos Benjamín y Asub, enfrente de sus casas. Después
de éstos, Azarías, hijo de Maasías hijo de Ananía, reparó lo
cercano a su casa. |
24 |
Después
de él Binuí, hijo de Jenadad, reparó otra sección, desde la
casa de Azarías hasta la vuelta del ángulo. |
25 |
Palal,
hijo de Uzai, construyó lo de delante del ángulo y la torre
que hay en el saliente, sobre lo alto del palacio real en el
patio de la prisión. Después de él trabajó Padayas, hijo de
Paros. |
26 |
Los
netineos que habitan el Ofel trabajaron hasta enfrente de la
puerta de las Aguas, a oriente, y la torre en saliente. |
27 |
Después
de ellos los tecuitas repararon otra porción, frente a la gran
torre en saliente, hasta el muro del Ofel. |
28 |
A
partir de la puerta de los Caballos, los sacerdotes trabajaron
en la reparación, cada uno frente a su casa. |
29 |
Después
de ellos trabajó Sadoc, hijo de Immer, delante de su casa; y
después de él Semeyas, hijo de Secanías, guarda de la puerta
de Oriente. |
30 |
Después
de él reparó Jananías, hijo de Selemías, y Janún, hijo de Salaf,
otra sección, y después de éste, Mesulam, hijo de Baraquías,
reparó delante de su vivienda. |
31 |
Después
reparó Malaquías, de entre los orífices, hasta la casa de los
netineos y de los comerciantes lo de frente a la puerta de Mifcad
y hasta la cámara alta del ángulo. |
32 |
Entre
la cámara alta del ángulo y la puerta de las Ovejas trabajaron
los orífices y los mercaderes. |
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Prosiguen
los trabajos a pesar de los obstáculos |
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33 |
Cuando
supo Sambalat que estábamos reconstruyendo la muralla, se enojó
mucho y se encolerizó. Burlábase de los judíos, |
34 |
diciendo
ante sus hermanos y ante los soldados de Samaria: “¿Para
qué trabajan estos impotentes judíos? ¿Acaso van a dejarlos
hacer? ¿Van a sacrificar? ¿Van a terminar? ¿Van a resucitar
las piedras enterradas bajo montones de escombros y consumidas
por el fuego ?” |
35 |
Y
Tobías, el amonita, que estaba junto a él, decía: “Ya
pueden edificar. Una zorra que con ellos se lance, derribará
la muralla de piedra.” |
36 |
Escucha,
¡oh Dios nuestro!, cuántos nos menosprecian, y haz que sus insultos
recaigan sobre sus cabezas, y dalos al pillaje en una tierra
de cautiverio. |
37 |
No
perdones su iniquidad y que no se borre delante de ti su pecado,
porque injurian a los que están edificando. |
38 |
Reedificamos,
pues, la muralla, quedando del todo acabada hasta la mitad de
su altura, y el pueblo se animó para el trabajo. |
Capítulo
4 |
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1 |
Pero
Sambalat, Tobías, los árabes, los amonitas y los de Azoto se
enfurecieron sobre manera al saber que la reparación de las
murallas avanzaba y que comenzaban a cerrarse las brechas, |
2 |
y
todos a una se confabularon para venir a atacar a Jerusalén
y hacer el daño posible. |
3 |
Nosotros
rogarnos a nuestro Dios, y pusimos una guardia que de día y
de noche vigilara, para defendernos de sus ataques. |
4 |
Sin
embargo, Judá decía: “Ya faltan las fuerzas a los acarreadores,
y el escombro es todavía mucho; no podemos acabar la muralla.” |
5 |
Mientras
que los enemigos decían: “Nada sabrán y nada verán hasta
que lleguemos en medio de ellos y los matemos, y así haremos
que cesen las obras.” |
6 |
Los
judíos que entre ellos habitaban, vinieron diez veces para advertirnos
de todos los lugares de donde venían a nosotros. |
7 |
Por
eso puse detrás de las murallas al pueblo por familias, todos
con sus espadas, sus lanzas y sus arcos. |
8 |
Fui a ver, y levantándome, dije a los jefes y a los magistrados
y al resto del pueblo: “¡No los temáis! Acordaos del Señor,
grande y terrible, y luchad por vuestros hermanos, por vuestros
hijos y vuestras hijas, por vuestras mujeres y vuestras casas.” |
9 |
Cuando
supieron los enemigos que estábamos apercibido frustró Dios
su consejo, y volvimos todos a continuar la muralla cada uno
en su trabajo. |
10 |
Desde
entonces, la mitad de los míos trabajaba, y la otra mitad estaba
sobre las armas con las lanzas los escudos, los arcos y las
corazas. Los jefes estaban detrás de toda la casa de Judá. |
11 |
Los
que construían la muralla y los que cargaban y acarreaban las
cargas, trabjaban con una mano y tenían una arma en la otra; |
12 |
todos,
mientras trabajaban, tenían las espadas ceñidas a sus lomos.
Yo tenía junto a mí al trompeta; |
13 |
y
dije a los jefes, a los magistrados y al resto del pueblo: “La
obra es mucha y extensa y estamos en la muralla apartados, lejos
unos de otros; |
14 |
cuando
oigáis, pues, la trompeta, reuníos, y nuestro Dios combatirá
por nosotros.” |
15 |
Seguimos,
pues, trabajando en la obra, teniendo la mitad de nosotros la
lanza en la mano desde el levantarse de la aurora hasta el salir
de las estrellas. |
16 |
Al
mismo tiempo dije también al pueblo: “Que cada uno con
su criado pase la noche en Jerusalén, haciendo así de noche
centinela y trabajando de día en la obra” |
17 |
Ni
yo, ni mis hermanos, ni mis mozos, ni la gente de guardia que
me seguía, nos desnudábamos, pues cada uno tenía su arma a la
derecha. |
Capítulo 5 |
Quejas
del pueblo contra la codicia de los grandes. Intervención y
desinterés de Nehemías |
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1 |
Alzáronse
entre las gentes del pueblo y sus mujeres muchas quejas contra
sus hermanos judíos. |
2 |
Unos
decían: “Nosotros, nuestros hijos y nuestras hijas, somos
muchos y tendremos que venderlos por trigo para poder comer
y vivir.” |
3 |
Otros
decían: “Tenemos que empeñar nuestros campos, nuestras
viñas y nuestras casas por trigo a causa del hambre.” |
4 |
Otros
decían: “Hemos tenido que pedir a usura dinero sobre nuestros
campos y nuestras viñas para pagar los tributos del rey; |
5 |
nuestra
carne es, sin embargo, como la carne de nuestros hermanos, y
nuestros hijos son como sus hijos; pero tenemos que sujetar
a servidumbre a nuestros hijos y a nuestras hijas, y algunas
de nuestras hijas lo están ya, sin que tengamos con qué rescatarlas,
por estar nuestras tierras y nuestras viñas en poder de otros.” |
6 |
Yo
me enojé en gran manera al oír estos clamores y estas quejas. |
7 |
Pensando,
resolví reprender a los grandes y a los magistrados, y les dije:
“¡Cómo! ¿Prestáis a usura a vuestros hermanos?”
Y reuní una gran asamblea contra ellos, |
8 |
y
dije: “Nosotros, según nuestras facultades, hemos rescatado
a nuestros hermanos los judíos, vendidos a las gentes, ¿y ahora
venderíais vosotros mismos a vuestros hermanos, y éstos serán
vendidos a nosotros?” Callaron, no teniendo nada que responder. |
9 |
Yo
añadí: “Lo que hacéis no está bien. ¿No marcharéis en
el temor de nuestro Dios, para no ser el oprobio de las gentes
enemigas nuestras?” |
10 |
“También
yo, mis hermanos y mis servidores les hemos prestado dinero
y trigo. Vamos a perdonarles lo que nos deben. |
11 |
Devolvedles
hoy mismo sus campos, sus viñas, sus olivares y sus casas, y
restituidles el uno por ciento del dinero, del trigo, del vino
y del aceite que les habéis exigido como interés.” |
12 |
Ellos
dijeron: “Se los devolveremos y no les exigiremos nada. Haremos
como tú dices.” Llame entonces a los sacerdotes, y delante de
ellos les hice jurar que harían así. |
13 |
Yo
sacudí mi manto, diciendo: “Que así sacuda Dios fuera
de esta casa y de sus bienes al que no cumpla su palabra; y
que así sea, el que tal haga, sacudido y vacío.” Y toda
la asamblea respondió “Amén,” y alabaron a Yavé.
El pueblo hizo conforme a esto. |
14 |
Desde
el día en que el rey me puso por gobernador de la tierra de
Judea, del año veinte al año treinta y dos del rey Artajerjes,
durante doce años ni yo ni mis hermanos habíamos vivido de las
rentas del gobernador. |
15 |
Antes
de mí, los gobernadores anteriores abrumaban al pueblo, tomando
de él pan y vino por valor de cuarenta siclos de plata, y sus
servidores mismos oprimían al pueblo. Yo, por temor de Dios,
no hice así. |
16 |
Antes
bien, he trabajado en la construcción de estas murallas, no
hemos adquirido campo alguno y todos mis servidores a una estaban
a la obra. |
17 |
Tenía
a mi mesa ciento cincuenta hombres, judíos y magistrados, a
más de los que a nosotros venían de los pueblos de en derredor. |
18 |
Cada
día se me aderezaba un buey, seis ovejas elegidas y aves, y
cada diez días vino en abundancia. A pesar de esto, yo no he
reclamado los derechos de gobernador, porque la servidumbre
del pueblo era grave. |
19 |
Acuérdate
de mí para bien, Dios mío, y de cuanto yo hice por este pueblo. |
Capítulo
6 |
Nuevas
dificultades |
|
|
1 |
Todavía
no había acabado yo de poner las puertas, cuando Sambalat, Tobías,
Guesem, el árabe, y los otros enemigos nuestros supieron que
había reconstruido la muralla sin que ya quedara brecha, aunque
todavía no se habían puesto las hojas de las puertas. |
2 |
Entonces
Sambalat y Guesem mandaron a decirme: “Ven, y entrevistémonos
en los pueblos del valle del Ono.” Ellos tenían pensado
hacerme mal. |
3 |
Yo
les mandé emisarios, diciendo: “Estoy ocupado en la grande
obra, y no puedo ir, porque tendría que interrumpirla para verme
con vosotros.” |
4 |
Por
cuatro veces me pidieron lo mismo, y siempre les di la misma
respuesta. |
5 |
La
quinta vez me mandó Sambalat el mismo mensaje por medio de un
servidor suyo, que traía en la mano una carta abierta. |
6 |
En
ella estaba escrito: “Corre entre las gentes el rumor de que
tú y los judíos pensáis rebelaros, y que con este fin construís
las murallas. Tú vas a ser, según se dice, su rey, |
7 |
y
tienes ya profetas que prediquen de ti por Jerusalén, diciendo:
“Rey en Judá.” Esto seguramente llegará a oídos
del rey. Ven, pues, y hablemos.” |
8 |
Entonces
yo le mandé a decir: “No hay nada de lo que dices; eres
tú quien lo inventas” |
9 |
Pues
todos querían asustarnos, creyendo que así dejaríamos los trabajos;
por eso yo me di a la obra con más ardor todavía. |
10 |
Fui
luego en secreto a casa de Semeyas, hijo de Delayas, hijo de
Metabeel, que estaba impedido, y me dijo: “Vamos juntos
a la casa de Dios, y cerraremos las puertas del templo, porque
van a venir a matarte; esta noche vendrán a darte muerte” |
11 |
Yo
le contesté: “¿Huir un hombre como yo? ¿Un hombre como
yo entrar en el templo para salvar la vida? No entraré.” |
12 |
Entonces
conocí que no era Dios quien le enviaba, sino que me aconsejaba
esto porque Sambalat y Tobías le habían agnado con dinero, |
13 |
y
creían que así yo me atemorizaría y seguiría su consejo, cometiendo
un pecado que podrían aprovechar para infamarme y cubrirme de
oprobio. |
14 |
Acuérdate,
Dios mío, de Tobías y de Sambalat y de sus obras. Acuérdate
también de Naadía la profetisa, y de los otros profetas que
procuraban atemorizarme. |
15 |
La
muralla quedó terminada el día veinticinco del mes de Elul,
en cincuenta y dos días; |
16 |
y
cuando todos nuestros enemigos lo supieron, todas las gentes
que habitaban en torno nuestro entraron en temor y experimentaron
una gran humillación, teniendo que reconocer que la obra se
había llevado a cabo por la voluntad de Dios. |
17 |
Había
también entonces grandes de Judá que mandaban frecuentemente
cartas a Tobías,y las recibían de éste, |
18 |
pues
muchos de Judá se habían conjurado con él, por ser yerno de
Secanías, hijo de Araí, y haber tomado su hijo Jojanán por mujer
la hija de Mesulam, hijo de Baraquías. |
19 |
Hablaban
bien de él en mi presencia y le iban a contar lo que yo decía,
y Tobías escribía sus cartas con el fin de atemorizarme. |
Capítulo
7 |
Censo
de los israelitas que volvieron a la tierra de Judá con Zorobabel |
|
|
1 |
Cuando
estuvo terminada la muralla y hube puesto las puertas, hice
la revisión de los porteros, los cantores y los levitas. |
2 |
Di
mis órdenes a Jananí, mi hermano, y a Jananías, jefe de la ciudadelas
de Jerusalén, hombre superior a muchos por su fidelidad y por
su temor de Dios, |
3 |
y
les dije: “Las puertas de Jerusalén no han de abrirse hasta
que caliente el sol, y se cerrarán, echando los cerrojos en
presencia vuestras, y los habitantes de Jerusalén harán la guardia
cada uno en su puesto delante de su casa.” |
4 |
La
ciudad era espaciosa y grande, pero estaba poco poblada y había
muchas casas sin reedificar. |
5 |
Mi
Dios me puso en el corazón reunir a los grandes, a los magistrados
y al pueblo para hacer el censo. Hallé un registro genealógico
de los primeros que habían vuelto, y vi escrito en él lo siguiente: |
6 |
“Estos
son los hijos de la provincia (Judea) que subieron del destierro,
los que había llevado cautivos Nabucodonosor, rey de Babilonia,
y volvieron a Jerusalén y a Judá, cada uno a su ciudad. |
|
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|
Lista
de las familias que volvieron con Zorobabel |
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7 |
Partieron
con Zorobabel: Josué, Nehemías, Azarías, Raamías, Najamaní,
Mardoqueo, Bilsán, Misperet, Bigbaí, Nahúm y Baana. Número de
los hombres del pueblo de Israel: |
8 |
Hijos
de Paros, dos mil ciento setenta y dos. |
9 |
Hijos
de Sefatías, trescientos sesenta y dos. |
10 |
Hijos
de Araf, seiscientos cincuenta y dos. |
11 |
Hijos
de Pajat Moab, de los hijos de Josué y de Joab, dos mil ochocientos
dieciocho, |
12 |
Hijos
de Elam, mil doscientos cincuenta y cuatro. |
13 |
Hijos
de Zatu, ochocientos cuarenta y cinco. |
14 |
Hijos
de Zacai, setecientos sesenta. |
15 |
Hijos
de Baní, seiscientos cuarenta y ocho. |
16 |
Hijos
de Bebaí, seiscientos veintiocho. |
17 |
Hijos
de Azgad, dos mil trescientos veintidós. |
18 |
Hijos
de Adonicam, seiscientos sesenta y siete. |
19 |
Hijos
de Bigbaí, dos mil sesenta y siete. |
20 |
Hijos
de Adín, seiscientos cincuenta y cinco. |
21 |
Hijos
de Ater de Jejisquía, noventa y ocho. |
22 |
Hijos
de Jasún, trescientos veintiocho. |
23 |
Hijos
de Besai, trescientos veinticuatro. |
24 |
Hijos
de Jarif, ciento doce. |
25 |
Varones
de Gabaón, noventa y cinco. |
26 |
Varones
de Betlehem y de Netofá, ciento ochenta y ocho |
27 |
Varones
de Anatot, ciento veintiocho. |
28 |
Varones
de Betazmavet, cuarenta y dos. |
29 |
Varones
de Quiriat-Yerarim, Quefira y Beerot, setecientos cuarenta y
tres |
30 |
Varones
de Rama y Gabba, seiscientos veintiuno. |
31 |
Varones
de Micmas, ciento veintidós. |
32 |
Varones
de Bétel y de Hai, ciento veintitrés. |
33 |
Hijos
de Nebo, de Magbis, cincuenta y dos, |
34 |
Hijos
de la otra Elam, mil doscientos cincuenta y cuatro. |
35 |
Hijos
de Jarim, trescientos veinte. |
36 |
Varones
de Jericó, trescientos cuarenta y cinco. |
37 |
Varones
de Lod, de Jadid y Ono, setecientos veintiuno. |
38 |
Hijos
de Senaa, tres mil novecientos treinta. |
39 |
Sacerdotes:
Hijos de Idayas, de la casa de Josué, novecientos setenta y
tres. |
40 |
Hijos
de Immer, mil cincuenta y dos. |
41 |
Hijos
de Pasjur, mil doscientos cuarenta y siete. |
42 |
Hijos
de Jarim, mil diecisiete. |
43 |
Levitas:
Hijos de Jesúa, de Cadmiel, de Baní, de Hodavías, setenta y
cuatro. |
44 |
Cantores:
Hijos de Asaf, ciento cuarenta y ocho. |
45 |
Porteros:
Hijos de Salum, hijos de Ater, hijos de Talmán, hijos de Acub,
hijos de Jatita, hijos de Sobaí, ciento treinta y ocho. |
46 |
Netineos:
Hijos de Sija, hijos de Jasufa, hijos de Tabaot, |
47 |
hijos
de Queros, hijos de Sia, hijos de Padón, |
48 |
hijos
de Lebana, hijos de Jegaba, hijos de Acub, hijos de Jabag, hijos
de Salmeí, |
49 |
hijos
de Janón, hijos de Guedel, hijos de Gajar; |
50 |
hijos
de Rehaya, hijos de Rasín, hijos de Necada, |
51 |
hijos
de Gasam, hijos de Uza, hijos de Fasea, |
52 |
hijos
de Besaí, hijos de Asna, hijos de Mehunim, hijos de Nefisim, |
53 |
hijos
de Bacbuc, hijos de Jacufa, hijos de Jarjur, |
54 |
hijos
de Basut, hijos de Mejidas, hijos de Jarsa, |
55 |
hijos
de Barcos, hijos de Sisera, hijos de Temaj, |
56 |
hijos
de Nesiaj, hijos de Jatifa. |
57 |
Hijos
de los siervos de Salomón: hijos de Sotaí, hijos de Hasoforet,
hijos de Perida, |
58 |
hijos
de Jaala, hijos de Darcón, hijos de Guidel, |
59 |
hijos
de Sefatías, hijos de Jatil, hijos de Poqueret-Asebasim, hijos
de Ammón. |
60 |
Todos
los netineos e hijos de los siervos de Salomón, trescientos
noventa y dos. |
61 |
Estos
son los que subieron de Telmelaj, Teljarsa, Querub Addón e Immer,
y no pudieron probar la casa de sus padres ni su linaje, y si
eran de Israel: |
62 |
hijos
de Delayas, hijos de Tobías, hijos de Necoda, seiscientos cuarenta
y dos. |
63 |
Y
de los sacerdotes, hijos de Abaías, hijos de Hacos, hijos de
Barzilai, que tomó mujer de las hijas de Barzilai, galadita,
y se llamó con el nombre de ellas. |
64 |
Estos
buscaron su registro en las genealogías, y no se halló, y fueron
privados del sacerdocio, |
65 |
y
les mandó el Tirsata que no comiesen de las cosas santas hasta
que hubiese sacerdote con urim y tummim. |
66 |
La
comunidad toda era de cuarenta y dos mil trescientos sesenta, |
67 |
sin
contar sus siervos y siervas, que eran siete mil trescientos
treinta y siete, habiendo entre ellos doscientos cuarenta y
cinco cantores y cantoras. Sus caballos eran setecientos treinta
y seis; sus mulos, doscientos cuarenta y cinco; |
68 |
sus
camellos, cuatrocientos treinta y cinco, y sus asnos, seis
mil setecientos veinte. |
69 |
Algunos
de los príncipes de las familias dieron para las obras. El Tirsata
dio para el tesoro mil dáricos de oro, cincuenta tazones y treinta
vestiduras sacerdotales; |
70 |
y
de los príncipes de las familias dieron para el tesoro de la
obra veinte mil dáricos de oro y dos mil doscientas minas de
plata; |
71 |
y
lo que dio el resto del pueblo fueron veinte mil dáricos de
oro, dos mil minas de plata y sesenta y siete vestiduras sacerdotales. |
72 |
Habitaron los sacerdotes, los levitas, los cantores, los porteros,
los netineos y todo Israel en sus ciudades. Llegado el séptimo
mes ya estaban los hijos de Israel en sus ciudades. |
Capítulo
8 |
Esdras
lee al pueblo el libro de la Ley |
|
|
1 |
Llegado
el séptimo mes, los hijos de Israel estaban ya en sus ciudades;
y entonces todo el pueblo, como un solo hombre, se reunió en
la plaza que hay delante de la puerta de las Aguas, y dijeron
a Esdras el escriba que llevase el libro de la Ley de Moisés,
dada por Yavé. |
2 |
Esdras
el sacerdote llevólo ante la asamblea, compuesta de hombres
y mujeres, de cuantos eran capaces de entenderla. Era esto el
día primero del mes séptimo. |
3 |
Esdras
estuvo leyendo el libro desde la mañana hasta la tarde en la
plaza que hay delante de la puerta de las Aguas, y todo el pueblo
seguía con atención la lectuira del libro de la Ley. |
4 |
Estaba
Esdras, escriba, sobre un estrado de madera que se alzó con
esta ocasión; y estaban junto a él, a su derecha, Matatías,
Semeyas, Ananías, Urías, Helcías y Maasías, y a su izquierda,
Jssdaya, Misael, Malquiya, Asum, Jasbadana, Zacarías y Mesulam. |
5 |
Abrió
Esdras el libro, viéndolo todos, por estar él más alto que todo
el pueblo, y todo el pueblo estaba atento. |
6 |
Bendijo
entonces Esdras a Yavé, Dios grande, y todo el pueblo alzando
las manos, respondió: “Amén, amén”; y, postrándose,
adoraron a Yavé rostro a tierra. |
7 |
Josué,
Bani, Serebías, Janún, Acub, Sebtaí, Odias, Maasías, quelita,
Azarías, Josabad, Janán y Pelaya, levitas, explicaban la Ley
al pueblo atento. |
8 |
Leía
el libro de la Ley de Dios clara y distintamente, entendiendo
el pueblo lo que se le leía. |
9 |
Nehemías,
gobernador; Esdras, sacerdote y escriba, y los levitas que hacían
al pueblo la explicación, dijeron a todo el pueblo: “Hoy
es día consagrado a Yavé, vuestro Dios; no os entristezcáis
ni lloréis,” pues todo el pueblo lloraba oyendo las palabras
de la Ley. |
10 |
Y
luego les dijo: “Id y comed manjares grasos, y bebed licores
dulces, y mandad parte a los que no han preparado, pues hoy
es día consagrado al Señor; y no os entristezcáis, porque la
alegría de Yavé es vuestra fortaleza.” |
11 |
Los
levitas hacían callar al pueblo, diciendo: “Callad, que
hoy es día santo, y no os entristezcáis.” |
12 |
Fuese
todo el pueblo a comer y a beber, y a enviar porciones,
gozando de gran alegría, porque había entendido lo que se le
había enseñado. |
13 |
El
segundo día, los jefes de familia de todo el pueblo, los sacerdotes
y los levitas se reunieron con Esdras, escriba, para oir la
explicación de las palabras de la Ley; |
14 |
y
hallaron que en la Ley que había dado Yavé por mano de Moisés
estaba escrito que los hijos de Israel habitasen en cabañas
en la solemnidad del mes séptimo, |
15 |
y
proclamaron esta publicación por todas las ciudades de Jerusalén,
diciendo: “Subid a los montes y traed ramas de acebuche,
ramas de arrayán, ramas de palmera y de todo árbol frondoso,
para hacer las cabañas, como está mandado.” |
16 |
Salió,
pues, el pueblo todo, y, trayéndolas, hicieron cabañas, unos
en sus terrados, otros en sus patios y en los atrios de la casa
de Dios, en la plaza de la puerta de las Aguas y en la plaza
de la puerta de Efraím, |
17 |
y
todos los de la comunidad que volvieron de la cautividad hicieron
cabañas y habitaron en ellas, cosa que no habían hecho los hijos
de Israel desde los días de Josué, hijo de Nun, hasta entonces.
Hubo gran alegría. |
18 |
Esdras
leyó en el libro de la Ley de Dios cada día, desde el primero
hasta el último. Celebraron la solemnidad siete días, y al octavo
tuvieron gran asamblea, según lo prescrito. |
Capítulo
9 |
Ayuno
y confesión de los pecados del pueblo |
|
|
1 |
El
día veinticuatro del mismo mes se reunieron los hijos de Israel
en ayuno, vestidos de saco y cubiertos de polvo. |
2 |
Ya
la estirpe de Israel se había apartado de todos los extranjeros,
y puestos en pie confesaron sus pecados y las iniquidades de
sus padres. |
3 |
En
pie, cada uno en su lugar, se leyó en el libro de la Ley de
Yavé, su Dios, cuatro veces en el día, y otras cuatro veces
en el día confesaron y adoraron a Yavé. |
4 |
Luego
los levitas Josué, Baní, Gadmiel, Sebanías, Buni, Serebías,
Baní y Quenani se levantaron sobre la grada de los levitas y
clamaron en voz alta a Yavé, su Dios. |
5 |
Dijeron
los levitas Josué, Cadmiel, Baní, Jesabanías, Serebías, Odias,
Sebanías y Patajya: “Levantaos, bendecid a Yavé, vuestro
Dios, por los siglos de los siglos. Bendito sea su glorioso
nombre sobre toda alabanza y bendición.” |
|
|
|
PLEGARIA DE LOS LEVITAS |
|
|
6 |
Tú,
¡oh Yavé!, eres único; tú hiciste los cielos y los cielos de
los cielos y toda su milicia; la tierra y cuanto hay en ella;
los mares y cuanto en ellos hay; tú das vida a todas las cosas,
y los ejércitos de los cielos te adoran. |
7 |
Tú
eres, ¡oh Yavé!, el Dios que eligiste a Abram, y le sacaste
de Ur Casdim, y le diste el nombre de Abraham. |
8 |
Hallaste
fiel su corazón ante ti e hiciste con él alianza de darle la
tierra del cananeo, del jeteo, del amorreo, del fereceo, del
jebuseo y del guergueseo, de dársela a su descendencia, y cumpliste
tu palabra, porque eres justo. |
9 |
Tú
miraste la aflicción de nuestros padres en Egipto y oíste su
clamor en el mar Rojo. |
10 |
Tú
obraste prodigios y maravillas contra el faraón, contra sus
siervos y contra todo el pueblo de su tierra, porque sabías
con cuánta crueldad los habían tratado, y engrandeciste tu nombre
como lo es hoy. |
11 |
Tú
dividiste el mar ante ellos, y pasaron por en medio de él a
pie enjuto, y a sus perseguidores los arrojaste a lo profundo,
como cae una piedra en el abismo. |
12 |
Tú
en columna de nubes los guiaste de día, y en columna de fuego
de noche, para alumbrar el camino que habían de seguir. |
13 |
Tú
descendiste sobre el monte Sinaí, y hablaste desde el cielo,
y les diste juicios justos, leyes de verdad y mandamientos. |
14 |
Tú
les diste a conocer tu santo sábado, y por Moisés, tu siervo,
les prescribiste mandamientos, preceptos y Ley. |
15 |
Tú
les diste en su hambre pan del cielo, y en su sed hiciste que
el agua brotara de la roca. Tú les pusiste en posesión de la
tierra que, alzando tu mano, prometiste darles. |
16 |
Pero
nuestros padres fueron soberbios, y endurecieron su cerviz,
y no guardaron tus mandamientos. |
17 |
No
quisieron oír, no se acordaron de las maravillas que tú habías
hecho por ellos; antes, con dura cerviz y en rebelión, pensaron
en elegir caudillo para volverse a su servidumbre. Pero tú eres
Dios de perdones, clemente y piadoso, tardo a la ira y de mucha
misericordia, y no los abandonaste. |
18 |
Y
cuando se hicieron un becerro fundido y dijeron: He ahí tu Dios,
que te ha sacado de Egipto, y cometieron grandes abominaciones, |
19 |
tú,
con todo, por tu mucha misericordia, no los abandonaste en el
desierto, y la columna de nube no se apartó de ellos de día,
para guiarlos por el camino, ni la columna de fuego de noche,
para alumbrarles en el camino por donde habían de ir. |
20 |
Tú
les diste tu buen espíritu, para enseñarlos, y no retiraste
de su boca el maná, y les diste agua en su sed.
|
21 |
Los
sustentaste por cuarenta años en el desierto, y nada les faltó,
y no se envejecieron sus vestidos ni se hincharon sus pies. |
22 |
Tú
les diste reinos y pueblos y les distribuiste sus regiones,
señalando a cada uno su porción y poseyeron la tierra de Seón,
rey de Hesebón, y la tierra de Og, rey de Basán. |
23 |
Tú
multiplicaste sus hijos como las estrellas del cielo, y los
introdujiste en la tierra de que dijiste a sus padres que entrarían
a poseerla. |
24 |
Vinieron
los hijos, y la poseyeron, y humillaste delante de ellos a los
moradores de la tierra, entregándolos en sus manos, y a sus
reyes, y a los pueblos de la tierra, para que hicieran con ellos
lo que quisieran. |
25 |
Y
tomaron sus ciudades fuertes y su tierra pingüe, y heredaron
casas llenas de toda suerte de bienes, cisternas hechas, viñas
y olivares y muchos árboles frutales, y comieron y se hartaron
y engordaron, y se deleitaron con tu gran bondad. |
26 |
Pero
te irritaron rebelándose contra ti, y echaron tu Ley a sus espaldas;
y mataron a tus profetas, que los reprendían para convertirlos
a ti, e hicieron grandes abominaciones. |
27 |
Los
entregaste en manos de sus enemigos, que los afligieron; y clamaron
a ti en el tiempo de su aflicción, y tú desde los cielos los
oíste, y, según tus muchas misericordias, los libraste dándoles
libertadores que los salvasen de las manos de sus enemigos. |
28 |
Pero
en cuanto quedaban en paz se volvían para hacer lo malo a tus
ojos, y los dejaste en manos de sus enemigos, que los dominaban,
y de nuevo convertidos clamaban otra vez a ti; y tú desde los
cielos los oías y, según tus misericordias, los libraste muchas
veces. |
29 |
Los
amonestaste para que se volviesen a tu Ley; pero ellos en su
soberbia no escucharon tus mandamientos y pecaron contra tus
juicios — los juicios que, si los sigue el hombre, vivirá
—, y tuvieron hombros rebeldes, y endurecieron su cerviz
y no obedecieron. |
30 |
Los
soportaste largos años, amonestándolos con tu espíritu, y no
le dieron oídos. Y entonces los entregaste en manos de pueblos
extraños; |
31 |
pero,
en tu gran misericordia, no los consumiste del todo ni los abandonaste,
porque eres un Dios clemente y misericordioso. |
32 |
Ahora,
pues, Yavé, Dios nuestro, Dios grande, fuerte, terrible, que
guardas la alianza y la misericordia, no tengas en poco todas
las aflicciones que nos han alcanzado a nosotros, a nuestros
reyes, príncipes, sacerdotes y profetas, a nuestros padres y
a todo tu pueblo desde los días de los reyes de Asiria hasta
el día de hoy. |
33 |
Pero
tú has sido justo en todo lo que sobre nosotros ha venido, tú
has obrado justamente, mientras nosotros hicimos el mal |
34 |
y
nuestros reyes, príncipes, sacerdotes y nuestros padres no pusieron
por obra tu Ley y no atendieron a tus mandamientos, a tus testimonios
y a tus protestas; |
35 |
y
en su reino, en medio de los muchos bienes que les concediste
en la espaciosa y pingüe tierra que les diste, no te sirvieron,
no se convirtieron de sus malas obras; |
36 |
y
hoy somos siervos en la tierra que diste a nuestros padres para
que comiesen sus frutos y sus bienes. |
37 |
Ella
multiplica sus productos para los reyes que por nuestros pecados
has puesto sobre nosotros, que se enseñorean de nuestros cuerpos,
de nuestras bestias, conforme a su voluntad; y estamos en gran
angustia.” |
Capítulo
10 |
Renovación
de la alianza |
|
|
1 |
Por
todo esto, nosotros hacemos hoy una fiel alianza y la escribimos,
signada por nuestros príncipes, nuestros levitas y nuestros
sacerdotes. |
2 |
Los
que firmaron con sus sellos fueron: Nehemías el gobernador,
hijo de Helcías; Sedecías, |
3 |
Serayas
Azarías, Jeremías, |
4 |
Pasjur,
Amarías, Malaquías, |
5 |
Jatús,
Sebanías, Maluc, |
6 |
Jarín,
Meremot, Obadías, |
7 |
Daniel,
Guinetón, Baruc, |
8 |
Mesulam,
Abías, Minyamín, |
9 |
Maasías,
Bilgai y Semeyas. Estos sacerdotes. |
10 |
Levitas:
Josué, hijo de Azanías; Binuí, de los hijos de Jenadad; Cadmiel |
11 |
y
sus hermanos; Sebanías, Odias, Quelita, Pelayas, Jonán, |
12 |
Mica,
Rejob, Jasabías, |
13 |
Zacur,
Serebías, Sebanías, |
14 |
Odias,
Baní y Beninu. |
15 |
Cabezas
del pueblo: Paros, Pajat-Moab, Elam, Zatu, Baní, |
16 |
Buní,
Azgab, Babai, |
17 |
Adonías,
Bigval, Adim, |
18 |
Ater,
Jelisquía, Azur, |
19 |
Odias,
Jasum, Besai, |
20 |
Jarif,
Anatot, Nebaí, |
21 |
Magpías,
Mesulam, Jezir, |
22 |
Mesezabeel,
Sadoc, Jadúa, |
23 |
Pelatías,
Janán, Ananías, |
24 |
Hoseas, Jonanías, Jasub, |
25 |
Halojes,
Pilja, Sobec, |
26 |
Rejum,
Jesabna, Maaseas, |
27 |
Ajías,
Janán, Anán, |
28 |
Maluc, Jarim, Baana. |
29 |
Y
el resto del pueblo, los sacerdotes y los levitas, porteros
y cantores, los netineos y todos los que se habían apartado
de los pueblos de la región volviendo a la Ley de Dios, sus
mujeres, sus hijos y sus hijas y todos cuantos tenían conocimiento
y discreción, |
30 |
se
adhirieron a sus hermanos sus príncipes, y convinieron en la
protestación y el juramento de andar en la Ley de Dios, que
dio por mano de Moisés, su siervo, y guardar y cumplir los mandamientos
de Yavé, nuestro Señor, y sus juicios y preceptos; |
31 |
de
no dar nuestras hijas a los pueblos de aquella tierra, ni tomar
sus hijas para nuestros hijos; |
32 |
de
no comprar nada en día de sábado, en día santificado, de las
mercaderías y comestibles que en sábado trajesen a vender los
pueblos de la tierra; de liberar la tierra el año séptimo y
remitir toda deuda. |
33 |
Impusimos,
además, por ley la carga de contribuir cada año con un tercio
de siclo para la obra de la casa de nuestro Dios, |
34 |
para
los panes de la proposición, para la ofrenda perpetua y para
el holocausto continuo, el de los sábados, el de los novilunios
y el de las solemnidades, para las santificaciones y sacrificios
expiatorios por Israel y para toda la obra de la casa de nuestro
Dios. |
35 |
Echamos
también suertes entre los sacerdotes, los levitas y el pueblo,
sobre la ofrenda de la leña, y para traerla a la casa de nuestro
Dios, en tiempos determinados cada año, para quemarla sobre
el altar de Yavé, nuestro Dios, según está prescrito; |
36 |
de
traer cada año las primicias de nuestra tierra y las primicias
de los frutos de nuestros árboles a la casa de Yavé, así como
los primogénitos de nuestros hijos y de nuestras bestias, como
está escrito en la Ley; |
37 |
y
de traer los primogénitos de nuestras vacas y de nuestras ovejas
a la casa de nuestro Dios, a los sacerdotes que ministran en
la casa de nuestro Dios; |
38 |
de
traer las primicias de nuestras masas y nuestras ofrendas, y
del fruto de todo árbol, del vino, del aceite, a los sacerdotes,
a las cámaras de la casa de nuestro Dios, y el diezmo de nuestra
tierra a los levitas; y de que recibirían los levitas las décimas
de nuestras labores en todas las ciudades. |
39 |
De
que estaría el sacerdote hijo de Arón con los levitas cuando
los levitas recibieran el diezmo, y que los levitas llevarían
el diezmo del diezmo a la casa de nuestro Dios, a las cámaras
de la casa del tesoro, |
40 |
pues
a las cámaras han de llevar los hijos de Israel y los hijos
de Leví la ofrenda del grano, del vino y del aceite, y allí
han de estar los vasos del santuario y los sacerdotes que ministran,
los porteros y los cantores, no abandonando la casa de nuestro
Dios. |
Capítulo
11 |
Nueva
repartición de los habitantes en el territorio |
|
|
1 |
Residían
en Jerusalén los príncipes del pueblo, pera el resto del pueblo
echó suertes para traer de cada uno de diez uno a Jerusalén,
a la ciudad santa, quedando lo otros nueve en las ciudades. |
2 |
Bendijo
el pueblo a todos los que voluntariamente se prestaron a quedarse
en Jerusalén. |
3 |
Estos
son los principales de la provincia que habitaron en Jerusalén.
En las ciudades de Judá habitaba cada uno en su posesión. De
Israel, de los sacerdotes, los levitas, los netineos y los hijos
de los siervos de Salomón, |
4 |
habitaron
en Jerusalén hijos de Judá y hijos de Benjamín: Hijos de Judá:
Ataya, hijo de Uzías, hijo de Zacarías, hijo de Amarías, hijo
de Sefatías, hijo de Mahalaleel, hijo de los hijos de Fares; |
5 |
Maasías,
hijo de Baruc, hijo de Coljose, hijo de Jayas, hijo de Adías,
hijo de Joyarib, hijo de Zacarías, hijo de Siloní. |
6 |
Todos
los hijos de Fares que moraron en Jerusalén fueron cuatrocientos
setenta y ocho hombres fuertes. |
7 |
Hijos
de Benjamín: Salu, hijo de Mesulam, hijo de Joed, hijo de Pedaías,
hijo de Colayas, hijo de Maasías, hijo de Itiel, hijo de Isaías, |
8 |
y
sus hermanos, valientes guerreros,
novecientos veintiocho. |
9 |
Joel,
hijo de Zicri, era su prefecto, y Judas, hijo de Senuá, el segundo
en la ciudad. |
10 |
Sacerdotes:
Jedayas, hijo de Joyarib; Joaquim,
|
11 |
Serayas,
hijo de Helcías, hijo de Mesulam, hijo de Sadoc, hijo de Merayot,
hijo de Ajitub, príncipe de la casa de Dios, |
12 |
y
sus hermanos, ocupados en el servicio de la casa, ochocientos
veintidós; Adayas, hijo de Jerojam, hijo de Pelayas, hijo de
Amsí, hijo de Zacarías, hijo de Pasjur, hijo de Malaquías, |
13 |
y
sus hermanos príncipes de las familias, doscientos cuarenta
y dos. Amasai, hijo de Azarael, hijo de Azjai, hijo de Mesilemot,
hijo de Immer, |
14 |
y
sus hermanos, hombres de gran vigor, ciento veintiocho, de los
cuales era jefe Zabdiel, hijo de Guedolim. |
15 |
Levitas:
Semeyas, hijo de Jasub, hijo de Azricam, hijo de Jasabías, hijo
de Buní; |
16 |
Sabtaí
y Jozabad, de los príncipes entre los levitas, sobrestantes
de la obra exterior de la casa de Dios; |
17 |
Matamas,
hijo de Mica, hijo de Zabdí, hijo de Asaf, el primero, el que
dirigía las alabanzas y la acción de gracias al tiempo de la
oración; Bacbuquías, el segundo de entre sus hermanos; y Abda,
hijo de Samúa, hijo de Galaad, hijo de Jedutún. |
18 |
Todos
los levitas en la ciudad santa fueron doscientos ochenta y cuatro. |
19 |
Porteros:
Acub, Taimán y sus hermanos, guardas de las puertas, ciento
setenta y dos. |
20 |
El
resto de Israel, de los sacerdotes y de los levitas, en todas
las ciudades de Judá, cada uno en su heredad.
|
21 |
Los
netineos habitaban en el Ofel, y sus jefes eran Sija y Guispa. |
22 |
El
jefe de los levitas en Jerusalén era Uzi, hijo de Baní, hijo
de Jasabías, hijo de Matanías, hijo de Mica, de los cantores,
hijos de Asaf, en la casa de Dios, |
23 |
porque
había acerca de ellos una ordenación especial del rey y se les
había asignado un salario fijo por cada día. |
24 |
Petayas,
hijo de Mesezabeel, de los hijos de Zera, hijo de Judá, era
comisario del rey para todos los negocios del pueblo. |
25 |
En
cuanto a las aldeas y sus tierras, alguno de los hijos de Judá
habitaron en Cariatarbé y sus suburbios, en Dibón y los suyos
y en Jacabseel y los suyos. |
26 |
En
Josuá, Molada, Betfale, |
27 |
Hasar
Sual, Bersabé y en sus aldeas; |
28 |
en
Siceleg y Mecana y sus aldeas; |
29 |
en
Enrimón, Sarea, Jarmut, |
30 |
Zanoaj,
Adulam y sus aldeas; en Laquis y sus tierras y en Azecá y sus
aldeas. Habitaban desde Berseba hasta el valle de Hinnón. |
31 |
Los
hijos de Benjamín, desde Gueba, en Micmas, Aya, Bétel y sus
aldeas; |
32 |
en
Antot, Nob, Ananía, |
33 |
Jasor,
Rama, Guitaim, |
34 |
Jadid,
Seboím, Nabalat, |
35 |
Lod
y Ono, en el valle de los Artesanos. |
36 |
Hubo
algunos levitas que se unieron a Benjamín, aunque pertenecían
a los repartimientos de Judá. |
Capítulo
12 |
Enumeración
de los sacerdotes y levitas |
|
|
1 |
Estos
son los sacerdotes y levitas que subieron con Zorobabel, hijo
de Saaltiel, y con Josué: Serayas, Jeremías, Esdras, |
2 |
Amarías,
Maluc, Jatus, |
3 |
Secanías,
Rejum, Meremot, |
4 |
Ido,
Fuinetón, Abías, |
5 |
Minyamin,
Maadas, Bilgá, |
6 |
Semeyas,
Joyarib, Jedayas, |
7 |
Salu,
Amoc, Helcías, Jedayas. Estos eran los príncipes de los sacerdotes
y sus hermanos en los días de Josué. |
8 |
Levitas:
Jesuá, Banuí, Cadmiel, Serebías, Judá y Matanías, que con sus
hermanos dirigía el canto de las alabanzas; |
9 |
Bacbuquías
y Uní con sus hermanos, cada cual en su ministerio. |
10 |
Jesuá
engendró a Joaquín, Joaquín engendró a Eliasib, Eiasib engendró
a Joyada, |
11 |
Joyada
engendró a Jonatán y Jonatán engendró a Jadúa. |
12 |
En
los días de Joaquín, los sacerdotes cabezas de familias eran:
de Serayas, Merayas; de Jeremías, Jananías; |
13 |
de
Esdras, Mesulam; de Amarías, Jojanán; |
14 |
de
Melicu, Jonatán; de Sebanías, José; |
15 |
de
Jarim, Adna; de Merayot, Elcaí; |
16 |
de
Ido, Zacarías; de Guinetón, Mesulam; |
17 |
de
Abías, Zicri; de Minyamin y Moadías, Piltaí; |
18 |
de
Bilgá, Samúa; de Semeyas, Jonatán; |
19 |
de Jojarib, Metenaí; de Idayas, Uzi; |
20 |
de
Salaí, Caleí; de Amoc, Eber; |
21 |
de
Helcías, Josabías; de Jedayas, Natanael. |
22 |
En
los días de Eliasib, Joyada, Jojanán y Jadúa, los levitas jefes
de familias y los sacerdotes fueron inscritos hasta el reinado
de Darío, persa. |
23 |
Los
jefes de familias de los hijos de Leví se inscribieron en el
libro de los anales hasta el tiempo de Jojanán, hijo de Eliasib. |
24 |
Eran
los jefes de los levitas: Jasebía, Serebía, Jesúa, hijo de Cadmiel,
y sus hermanos, que cada uno según su rango cantaban las alabanzas
y ensalzaban el poder de Dios, según la ordenación prescrita
por David, hombre de Dios, y servían por turno. |
25 |
Matanías,
Bacbuquías, Ovedías, Mesulam,
Taiman y Acub eran los guardas de las puertas y de los vestíbulos
de las puertas. |
26 |
Estos
lo eran en tiempo de Joaquín, hijo de Josué, hijo de Josedec,
en tiempo de Nehemías, gobernador, y de Esdras, sacerdote y
escriba. |
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Dedicación
solemne de las murallas de Jerusalén |
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27 |
Para
la dedicación del muro de Jerusalén fueron llamados los levitas
de todos sus lugares, para venir a Jerusalén a celebrar la dedicación
y la fiesta con alabanzas y cánticos, címbalos, salterios y
cítaras; |
28 |
reuniéronse,
pues, los hijos de los cantores, lo mismo los de la campiña
alrededor de Jerusalén como los de las aldeas de Netofá, |
29 |
de
Bet Guilgal y de los campos de Gueba y Azmavet, pues los cantores
se habían edificado aldeas en los alrededores de Jerusalén. |
30 |
Purificáronse
los sacerdotes y levitas y purificaron al pueblo, las puertas
y el muro. |
31 |
Hice
luego subir al muro a los príncipes de Judá y los dividí en
dos grandes coros que fueran en procesión: uno por la mano derecha,
sobre el muro hacia la puerta de la Escombrera; |
32 |
tras
éste iban Osías y la mitad de los príncipes de Judá, |
33 |
Azarías,
Esdras, Mesulam, |
34 |
Judá,
Benjamín, Semeyas y Jeremías; |
35 |
y
de los hijos de los sacerdotes, con las trompetas, Zacarías,
hijo de Jonatán, hijo de Semeyas, hijo de Matanaías, hijo de
Mica, hijo de Zacur, hijo de Asaf, |
36 |
y
sus hermanos, Semeyas, Azarael, Milalai, Gilabai, Maai, Natanael,
Judá y Janani, con los instrumentos músicos de David, hombre
de Dios, y Esdras, escriba, delante de ellos; |
37 |
a
la puerta de la Fuente subieron de frente las escaleras de la
ciudad de David, por la subida al palacio de David y hasta la
puerta de las Aguas, al oriente. |
38 |
El
segundo coro iba por la izquierda, y yo en pos de él con la
mitad de los príncipes del pueblo, sobre el muro, por encima
de la torre del horno, hasta la muralla Ancha, |
39 |
y
luego por la puerta de Efraím, la puerta Nueva, la puerta del
Pescado, la torre de Jananael y la torre de Meá, hasta la puerta
de las Ovejas, haciendo estación a la puerta de la Custodia. |
40 |
Pararon
ambos coros en la casa de Dios, y yo con la mitad de los magistrados, |
41 |
y
los sacerdotes Eliacim, Maasías, Minyamim, Mica, Elyoenai, Zacarías
y Ananías, con trompetas; |
42 |
y
Maasías, Semeyas, Eleazar, Usí, Joyanán, Malquías, Elam y Ezer.
Los cantores cantaban alto, dirigidos por Jisrajías. |
43 |
Sacrificáronse
aquel día muchas víctimas y se hicieron grandes regocijos, porque
había dado Dios al pueblo un gran motivo de alegría. Regocijáronse
también las mujeres y los muchachos, oyéndose de lejos el alborozo
de Jerusalén. |
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Restablecimiento
de los diezmos |
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44 |
Por
entonces fueron puestos comisarios de las cámaras, de las despensas,
de las ofrendas, de las primicias y de los diezmos, para recibir
de los campos y de las ciudades las porciones legales para los
sacerdotes y levitas; porque estaba muy gozoso Judá de que los
sacerdotes y los levitas estuvieran en sus puestos, |
45 |
observando
cuanto concierne al servicio de Dios y a las purificaciones,
y de que los cantores y porteros cumpliesen sus funciones según
la ordenación de David y de Salomón, su hijo; |
46 |
pues,
desde el tiempo de David y de Asaf, ya de antiguo había jefes
de cantores y se cantaban cantos de alabanza y de acción de
gracias en honor de Dios. |
47 |
Todo
Israel, en los días de Zorobabel y en los días de Nehemías,
daba las porciones de los cantores y de los porteros, cada cosa
en su día. Dábanse a los levitas las cosas consagradas, y los
levitas daban a los hijos de Arón la parte de las cosas consagradas. |
Capítulo
13 |
Varios
abusos corregidos por Nehemías |
|
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1 |
Leíase
un día, en el libro de Moisés, al pueblo, y salió el lugar en
que se mandaba que los amonitas y los moabitas no debían entrar
jamás en la comunidad de Dios, |
2 |
por
no haber salido a recibir a los hijos de Israel con el pan y
el agua, antes haber incitado contra ellos a Balaam para que
los maldijera, aunque nuestro Dios volvió la maldición en bendición. |
3 |
Como
oyeron esta Ley, luego fue apartado de Israel todo extranjero. |
4 |
Antes
de esto, Eliasib, sacerdote, siendo superintendente de las cámaras
de la casa de nuestro Dios y habiendo emparentado con Tobías, |
5 |
había
cedido a éste una gran cámara, en la cual se guardaban antes
las ofrendas, los perfumes, los vasos y el diezmo del trigo,
del vino y del aceite, mandado a dar a los levitas, a los cantores
y a los porteros, y la ofrenda de los sacerdotes. |
6 |
Mas
entonces no estaba yo en Jerusalén, pues fue el año treinta
y dos de Artajerjes, rey de Babilonia; yo fui al rey, y al cabo
de algún tiempo pedí y obtuve del rey volver a Jerusalén, |
7 |
donde
supe el mal que había hecho Eliasib en favor de Tobías, haciendo
para él cámara en los atrios de la casa de Dios; |
8 |
y
me dolió en gran manera; y echando fuera de la cámara todo cuanto
pertenecía a Tobías, |
9 |
mandé
que purificasen la cámara y volviesen a poner en ella las cosas
de la casa de Dios, las ofrendas y los perfumes. |
10 |
Supe
asimismo que no se habían dado a los levitas sus porciones y
que los levitas y cantores habían tenido que retirarse cada
uno a su heredad,
|
11 |
Reprendí
a los magistrados y dije: “¿Por qué ha estado abandonada
la casa de Dios?” Y reuniendo a los levitas y cantores,
los restituí cada uno a su puesto. |
12 |
Todo
Judá trajo el diezmo del trigo, del vino y del aceite a los
almacenes, |
13 |
y
puse por intendentes en ellos a Selemías, sacerdote, y a Sadoc,
escriba; y de los levitas, a Pedayas, y como adjunto, a Janán,
hijo de Zacur, hijo de Matanías, que tenían reputación de fieles.
Ellos fueron los encargados de hacer la distribución a sus hermanos. |
14 |
Acuérdate
de mí, ¡oh Dios!, por todo esto, y no olvides el bien que hice
a la casa de mi Dios y en orden a la observancia. |
15 |
Por
aquellos días vi en Judá que algunos pisaban en sus lagares
el sábado y acarreaban haces, cargaban asnos con vino, con uvas,
con higos y toda suerte de cargas, y los traían a Jerusalén
en día de sábado. Los advertí acerca del día en que vendían
sus mercancías. |
16 |
Había
también tirios que traían el pescado y toda clase de mercancías,
vendiéndolas a los hijos de Judá en Jerusalén el día del sábado. |
17 |
Reprendí
a los magistrados de Judá y les dije: “¿Qué es esto tan
malo que hacéis, profanando así el día de sábado? |
18 |
¿No
es eso lo que hicieron vuestros padres, y por eso trajo nuestro
Dios sobre nosotros y sobre esta ciudad tantos males? ¿Y vosotros
acumuláis ira contra Israel profanando el sábado?” |
19 |
Mandé,
pues, que al oscurecer antes del sábado cerrasen las puertas
de Jerusalén y que no las abriesen hasta después del sábado.
Puse a las puertas algunos de mis servidores, para que en día
de sábado dejasen entrar carga alguna; |
20 |
y
así se quedaron una y dos veces fuera de Jerusalén los mercaderes,
que vendían toda suerte de mercancías. |
21 |
Yo
les advertí, diciendo: “¿Por qué pasáis la noche delante
de la muralla? Si otra ves lo hacéis, os mandaré prender.”
Y ya no vivieron más en día de sábado. |
22 |
Entonces
mandé a los levitas que se purificasen y que viniesen a guardar
las puertas para santificar el día de sábado. También por eso
acuérdate de mí, Dios mío, y perdóname según la muchedumbre
de tu misericordia. |
23 |
Vi
asimismo por aquellos días judíos que habían tomado mujeres
de Azoto, de Amón y de Moab, |
24 |
cuyos
hijos por mitad hablaban azoteo o la lengua de este o el otro
pueblo, y no sabían hablar judío. |
25 |
Yo
les reprendí y los maldije, hasta golpeé a algunos y les arranqué
los pelos, y los conjuré en nombre de Dios, diciendo: “No
daréis vuestras hijas a sus hijos ni tomaréis sus hijas para
vuestros hijos o para vosotros. |
26 |
¿No
pecó por esto Salomón, rey de Israel? Aunque no hubo en la muchedumbre
de las gentes rey semej ante a él, que era amado de su Dios,
y fue puesto por El rey sobre todo Israel, aun a él le hicieron
pecar las mujeres extranjeras. |
27 |
¿Vamos,
pues, a consentir, sabiéndolo, que vosotros cometáis ese gran
mal de prevaricar contra nuestro Dios tomando mujeres extranjeras?” |
28 |
Uno
de los hijos de Joyada, hijo de Eliasib, sumo sacerdote, era
yerno de Sambalat, joronita, y por eso le arrojé lejos de mí. |
29 |
Acuérdate de ellos, Dios mío, de los que contaminan el sacerdocio
y el pacto del sacerdocio y de los levitas. |
30 |
Por
eso los limpié de todo lo extranjero y puse a sacerdotes y levitas
por clases, cada uno a su obra, |
31 |
y
para la ofrenda de la leña en los tiempos señalados y para las
primicias. ¡Acuérdate de mí, Dios mío, para bien! |
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