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EL
LIBRO DE ESTER
PROLOGOMENOS |
Mardoqueo.
Su Sueño |
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1 |
El
año segundo del reinado del gran Artajerjes, el primero de Nisán,
tuvo un sueño Mardoqueo, hijo de Jair, hijo de Semeí, hijo de
Quis, de la tribu de Benjamín, |
2 |
judío,
que moraba en la ciudad de Susa, varón ilustre, que servía en
la corte del rey. |
3 |
Era
de los cautivos que Nabucodonosor, rey de Babilonia, había llevado
en cautiverio de Jerusalén con Jeconías, rey de Judá. |
4 |
He
aquí su sueño: |
5 |
Soñó
que oía voces y tumultos, truenos, terremotos y gran alboroto
en la tierra, cuando dos grandes dragones, prestos a acometerse
uno a otro, dieron fuertes rugidos, |
6 |
y
a su voz se prepararon para la guerra todas las naciones de
la tierra, a fin de combatir contra la nación de los justos. |
7 |
Fue
aquel día, día de tinieblas, de obscuridad, de tribulación y
de angustia, de oprobio y de turbación grande sobre la tierra. |
8 |
Toda
la nación justa se turbó ante el temor de sus males, y se disponía
a perecer. |
9 |
Pero
clamaron a Dios, y a su clamor una fuentecilla se hizo un río
caudaloso, |
10 |
de
muchas aguas, y apareció una lumbrerita que se hizo sol, y fueron
ensalzados los humildes y devoraron a los gloriosos. |
11 |
Mardoqueo, levantándose, luego de haber visto el sueño sobre
lo que Dios se proponía ejecutar, lo guardó en su corazón y
a toda costa quería penetrar su sentido, hasta que llegó la
noche.
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Conjuración
contra el rey denunciada por Mardoqueo |
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1 |
Moraba
Mardoqueo en el palacio con Gabata y Tarra, eunucos del rey,
guardas del palacio, |
2 |
y
se enteró de sus planes y penetró sus proyectos, averiguando
que trataban de apoderarse del rey Artajerjes, y los denunció
al rey. |
3 |
Mandó
éste interrogar a los eunucos, que, habiendo confesado, fueron
condenados a muerte. |
4 |
Para
conservar la memoria de estos sucesos, mandó el rey ponerlos
por escrito, y el mismo Mardoqueo escribió un relato sobre ellos. |
5 |
Por
el servicio prestado ordenó el rey dar a Mardoqueo un cargo
en el palacio y le otorgó otras mercedes. |
6 |
Pero Amán, hijo de Hamedata, agagita, que gozaba de gran crédito
ante el monarca, buscaba cómo perder a Mardoqueo y a su pueblo
por la delación de los eunucos del rey. |
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Capítulo
1 |
Gran
festín de Asuero |
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1 |
En
tiempo de Asuero, el Asuero que reinó desde la India hasta la
Etiopía sobre ciento veintisiete provincias, |
2 |
mientras
se sentaba sobre su trono real en Susa, la capital, |
3 |
el
año tercero de su reinado dio un festín a todos sus príncipes
y servidores. Los comandantes del ejército de los persas y de
los medos, los grandes y los jefes de las provincias, se reunieron
en su presencia, |
4 |
y
él hizo muestras de la espléndida riqueza de su reino y de la
brillante magnificencia de su grandeza durante muchos días, |
5 |
durante
ciento ochenta días. Pasados éstos, el rey dio a todo el pueblo
de Susa, la capital, desde el más grande hasta el más pequeño,
un festín, que duró siete días, en los jardines del palacio
real. |
6 |
Cortinajes
blancos, verdes y azules pendían de columnas de mármol, sujetos
con cordones de lino y de púrpura a anillos de plata. Lechos
de oro y de plata estaban sobre un pavimento de pórfido, alabastro,
mármoles de varios colores y nácar. |
7 |
Servíase
el vino en vasos de oro de diversas configuraciones, y se servía
con real abundancia, gracias a la generosidad del rey; pero
a nadie se le obligaba a beber, |
8 |
pues
había mandado el rey a todas las gentes de su casa que se hiciese
conforme a la voluntad de cada cual. |
9 |
También
la reina Vasti dio un festín a las mujeres en el palacio real
del rey Asuero. |
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|
Desobediencia
de la reina Vasti y su desgracia |
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10 |
El
día séptimo, alegre por el vino el corazón del rey, mandó éste
a Mahuman, Bizta, Harbona, Bigta, Abagta, Zetar y Carcas, los
siete eunucos que servían ante el rey Asuero, |
11 |
que
trajeran a su presencia a la reina Vasti, con su real corona,
para mostrar a los pueblos y a los grandes su belleza, pues
era de hermosa figura; |
12 |
pero
la reina se negó a venir con los eunucos, y el rey se irritó
mucho y se encendió en cólera. |
13 |
Preguntó
el rey a los sabios conocedores del derecho, pues era éste el
modo de tratar ls negocios antes los conocedores de las leyes
y del derecho, |
14 |
de
los cuales tenía junto a sí a Carsena, Setar, Admata, Tarsis,
Meres, Marsena y Memucan, siete príncipes de Persia y de Media,
que asistían al rey y ocupaban el primer rango en su reino, |
15 |
qué
ley habría de aplicarse a la reina Vasti por no haber hecho
lo que el rey le había mandado por medio de los eunucos. |
16 |
Memucan
respondió ante el rey y los príncipes: “No es sólo al
rey a quien ha ofendido la reina Vasti; es también a todos los
príncipes y a todos los pueblos de todas las provincias del
rey Asuero, |
17 |
porque
lo hecho por la reina llegará a conocimiento de todas las mujeres
y será causa de que menosprecien a sus maridos, pues dirán:
El rey Asuero mandó que llevasen a su presencia a la reina Vasti,
y ella no fue; |
18 |
y
desde hoy las princesas de Persia y de Media que sepan lo que
ha hecho la reina se lo dirán a todos los príncipes del rey,
y de aquí vendrán muchos desprecios y mucha cólera. |
19 |
Si
al rey le parece bien, haga publicar e inscribir entre las leyes
de los persas y de los medos, con prohibición de traspasarlo,
un real decreto mandando que la reina Vasti no parezca más delante
del rey Asuero, y dé el rey la dignidad de reina a otra que
sea mejor que ella. |
20 |
El
edicto del rey será conocido en todo su reino, que tan grande
es, y todas las mujeres honrarán a sus maridos, desde el más
grande hasta el más pequeño.” |
21 |
Aprobó
el rey este parecer e hizo lo que le aconsejara Mamucan, |
22 |
mandando cartas a todas las provincias del reino, a cada una
según su escritura y a cada pueblo según su lengua, en las que
se mandaba que todo hombre había de serel amo en su casa y que
se divulgase esto entre todos los pueblos. |
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Capítulo
2 |
Ester,
reina |
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1 |
Después
de esto, cuando ya se calmó la cólera del rey, pensó en Vasti
y en lo que ésta había hecho y en la decisión que respecto de
ella se había tomado. |
2 |
Los
servidores del rey le dijeron: “Búsquense para el rey
jóvenes vírgenes y bellas, |
3 |
poniendo
el rey en todas las provincias de su reino comisarios que hagan
reunir todas las jóvenes vírgenes y de bella presencia en Susa,
la capital, en la casa de las mujeres, bajo la vigilancia de
Hegue, eunuco del rey y guarda de las mujeres, que les dará
lo necesario para ataviarse, |
4 |
y
que la joven que más agrade al rey sea la reina en lugar de
Vasti”. Aprobó el rey ese parecer y se hizo así. |
5 |
Había
en Susa, la capital, un judío llamado Mardoqueo, hijo de Jair,
hijo de Semeí, hijo de Quis, del linaje de Benjamín, |
6 |
que
había sido deportado de Jerusalén entre los cautivos llevados
con Jeconías, rey de Judá, por Nabucodonosor, rey de Babilonia, |
7 |
y
había criado a Hedisa, que es Ester, hija de su tío, pues no
tenía padre ni madre. La joven era bella de talle y de hermosa
presencia y había sido adoptada por Mardoqueo cuando se quedó
sin padre y sin madre. |
8 |
Cuando
se publicó la orden del rey y su edicto, al ser reunidas en
Susa, la capital, jóvenes en gran número, bajo la vigilancia
de Hegue, fue también tomada Ester y llevada a la casa del rey
bajo la vigilancia de Hegue, guarda de las mujeres. |
9 |
La
joven le agradó y halló gracia a sus ojos, y él se apresuró
a proveerla de todo lo necesario para su adorno y subsistencia,
y le dio siete doncellas escogidas de la casa del rey, y la
aposentó con éstas en el mejor departamento de la casa de las
mujeres. |
10 |
Ester no dio a conocer ni su pueblo ni su nacimiento, pues Mardoqueo
le había prohibido que lo declarase, |
11 |
Todos
los días iba y venía Mardoqueo al vestíbulo de la casa de las
mujeres para saber cómo estaba Ester y cómo la trataban. |
12 |
Después
de haber estado ya doce meses, conforme a la ley de las mujeres,
ungiéndose seis meses con óleo y mirra y otros seis con los
aromas y perfumes de uso entre las mujeres, cuando le llegaba
el turno era llevada cada joven a la presencia del rey. |
13 |
Así
iba cada una a la presencia del rey, y cuando pasaba de la casa
de las mujeres a la casa del rey, se le dejaba llevar cuanto
ella quería; |
14 |
iba
allá por la tarde, y a la mañana siguiente pasaba a la segunda
casa de las mujeres, bajo la vigilancia de Saasgaz, eunuco del
rey y guarda de las concubinas. No volvía ya más a la presencia
del rey, a menos que éste la desease y fuese nominalmente llamada. |
15 |
Cuando
le llegó el turno para ir al rey, Ester, hija de Abigaíl, tío
de Mardoqueo, el que la había adoptado por hija, de presentarse
al rey, no pidió nada más que aquello que le había indicado
el eunuco real, Hegue, encargado de guardar las mujeres. Halló
Ester gracia a los ojos de cuantos la miraban. |
16 |
Fue
conducida Ester a la presencia del rey Asuero, a la casa real,
el mes décimo, que es el mes de Tebet, en el año séptimo de
su reinado. |
17 |
El
rey amó a Ester más que a todas las otras mujeres, y halló ésta
gracia y favor ante él más que ninguna otra de las jóvenes.
Puso la corona real sobre su cabeza y la hizo reina en lugar
de Vasti. |
18 |
El
rey dio un festín a todos sus príncipes y a sus servidores,
un festín en honor de Ester, y dio alivio a las provincias e
hizo mercedes con real liberalidad. |
19 |
Cuando
por segunda vez reunieron a las jóvenes estaba Mardoqueo sentado
a la puerta del rey. |
20 |
Ester
no había dado a conocer su nacimiento ni su pueblo, porque se
lo había prohibido Mardoqueo, y seguía cumpliendo las órdenes
de Mardoqueo tan fielmente como cuando estaba bajo su tutela. |
21 |
En
aquel mismo tiempo, cuando Mardoqueo se sentaba en la puerta
del rey, Birgán y Teres, dos eunucos del rey, dejándose llevar
de un movimiento de ira, quisieron poner su mano sobre el rey
Asuero. |
22 |
Mardoqueo
tuvo conocimiento de ello e informó a la reina Ester, que se
lo comunicó al rey de parte de Mardoqueo. |
23 |
Averiguada
la cosa y hallada cierta, los dos eunucos fueron colgados de
una horca, escribiéndose el caso en el libro de las crónicas
delante del rey. |
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Capítulo
3 |
Amán,
favorito del rey |
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|
1 |
Después
de esto, el rey Asuero elevó al poder a Amán, hijo de Hamedata,
agagita, ensalzándole y poniendo su silla sobre la de todos
los príncipes que estaban con él. |
2 |
Todos
los servidores del rey que estaban a la puerta del palacio doblaban
ante Amán la rodilla y se prosternaban ante él, pues tal era
la orden del rey; pero Mardoqueo no doblaba sus rodillas ni
se prosternaba, |
3 |
y
los servidores del rey que estaban a la puerta dijeron a Mardoqueo:
“¿Por qué traspasas la orden del rey?”. |
4 |
Y
como se lo repitiesen todos los días y él no les hiciese caso,
se lo comunicaron a Amán, para ver si Mardoqueo persistía en
su resolución, pues les había dicho que era judío. |
5 |
Viendo
Amán que Mardoqueo no doblaba la rodilla y no se prosternaba
ante él, se llenó de furor; |
6 |
pero,
teniendo en poco poner su mano sobre Mardoqueo solamente, pues
ya le habían dicho a qué pueblo pertenecía, quiso destruir al
pueblo de Mardoqueo, a todos los judíos que habitaban en el
reino de Asuero. |
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|
El
decreto de exterminio contra los judíos |
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|
7 |
El
mes primero, que es el mes de Nisán, en el duodécimo año del
rey Asuero, se echó el pur, es decir, la suerte, ante
Amán, de día en día y de mes en mes, hasta que salió el mes
duodécimo, que es el mes de Adar. |
8 |
Dijo
entonces Amán al rey: “Hay en todas las provincias de
tu reino un pueblo disperso y separado de todos los otros pueblos,
que tiene leyes diferentes de las de todos los otros y no guarda
las leyes del rey. No conviene a los intereses del rey dejarlos
en paz. |
9 |
Si
al rey le parece bien, escríbase orden de exterminarlos, y yo
pesaré diez mil talentos de plata en manos de los superintendentes
de la hacienda para que se ingresen en el tesoro real.” |
10 |
Entonces
el rey se quitó de la mano su anillo y se lo entregó a Amán,
hijo de Hamedata, agagita, enemigo de los judíos, |
11 |
y
le dijo: “La plata que ofreces sea para ti, y para ti también
ese pueblo, para que hagas con él lo que bien te parezca.” |
12 |
Fueron
entonces llamados los secretarios del rey, el día trece del
mes primero, y se escribió todo lo que ordenaba Amán a los sátrapas
del rey, a los gobernadores de todas las provincias y a los
jefes de todos los pueblos, a cada provincia según su escritura
y a cada pueblo según su lengua. Se escribió en nombre del rey
Asuero y se sellaron las cartas con el anillo del rey. |
13 |
Fueron
mandadas las cartas, por medio de los correos a todas las provincias
del rey, ordenando destruir, hacer perecer y matar a todos los
judíos, jóvenes y viejos, niños y mujeres, en un solo día, el
día trece del duodécimo mes, que es el mes de Adar, y que sus
bienes fuesen dados al pillaje. |
14 |
Las
cartas encerraban una copia del edicto, que debía publicarse
en cada provincia, invitando a los pueblos a estar apercibidos
para aquel día. |
15 |
Los correos partieron apresuradamente, según la orden del rey.
El edicto se publicó en Susa, la capital; y mientras el rey
y Amán bebían, estaba la ciudad de Susa consternada. |
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Capítulo
4 |
Consternación
de los judíos |
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1 |
Cuando
supo Mardoqueo lo que pasaba, rasgó sus vestiduras, se vistió
de saco y se cubrió de ceniza, y se fue por medio de la ciudad,
dando fuertes, dolorosos gemidos, |
2 |
y
llegó hasta la puerta del rey, pues no era a nadie lícito entrar
vestido de saco. |
3 |
En
todas las provincias dondequiera que llegó la orden del rey
y su edicto hubo entre los judíos gran desolación, y ayunaron,
lloraron y clamaron, acostándose muchos sobre la ceniza y vestidos
de saco. |
4 |
Las
doncellas de Ester y sus eunucos vinieron a decírselo. La reina
se quedó muy atemorizada y mandó vestidos a Mardoqueo para que
se los pusiese; pero él se negó a aceptarlos. |
5 |
Entonces
llamó Ester a Hatac, uno de los eunucos que había puesto cerca
de ella el rey, y le mandó que fuera a preguntar a Mardoqueo
qué era aquello y de dónde venía. |
6 |
Fue
Hatac a Mardoqueo, a la plaza de la ciudad, delante de la puerta
del rey; |
7 |
y
Mardoqueo le contó lo que pasaba y le dio noticia de la suma
que Amán había ofrecido entregar al tesoro del rey en pago del
exterminio de los judíos. |
8 |
Diole también copia del edicto que se había publicado en Susa
para exterminarlos, a fin de que se la enseñase a Ester y le
diese cuenta de todo, y mandó a Ester presentarse al rey para
pedirle gracia y pedirle por su pueblo. |
9 |
Fue
Hatac y comunicó a Ester lo que le había dicho Mardoqueo. |
10 |
Ester
encargó a Hatac que fuera a decir a Mardoqueo: |
11 |
“Todos
los servidores del rey y todo el pueblo de las provincias del
rey saben que hay una ley que castiga con pena de muerte a cualquiera,
hombre o mujer, que entre al rey al atrio interior sin haber
sido llamado; sólo se libra de la muerte aquel a quien el rey
tiende su cetro de oro, y yo no he sido llamada por el rey desde
hace treinta días.” |
12 |
Cuando
recibió Mardoqueo la contestación de Ester, |
13 |
mandó
que le respondieran: “No vayas a creer tú que serás la
única en escapar entre los judíos todos por estar en la casa
del rey, |
14 |
porque
si ahora callas y el socorro y la liberación viniera a los judíos
de otra parte, tú y la casa de tu padre pereceríais. ¿Y quién
sabe si no es precisamente para un tiempo como éste para lo
que tú has llegado a la realeza?” |
15 |
Ester
mandó decir a Mardoqueo: |
16 |
“Ve
y reúne a los judíos todos de Susa y ayunad por mí, sin comer
ni beber por tres días, ni de noche ni de día. Yo también ayunaré
igualmente con mis doncellas, y después iré al rey, a pesar
de la ley, y si he de morir, moriré.” |
17 |
Mardoqueo
se fue e hizo lo que Ester le había mandado. |
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|
Capítulo
5 |
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|
1 |
Al
tercer día, Ester se vistió sus vestiduras reales y se presentó
en el atrio interior de la casa, delante del aposento del rey.
Estaba éste sentado en su real trono, en el palacio real, enfrente
de la entrada; |
2 |
y
cuando vio a la reina Ester en pie, en el atrio, halló ésta
gracia a sus ojos y tendió sobre ella el rey el cetro de oro
que tenía en su mano, |
3 |
y
le dijo: “¿Qué tienes, reina Ester, y qué es lo que quieres?
Aunque fuera la mitad de mi reino, te sería otorgada.” |
4 |
Ester
respondió: “Si al rey le place, venga hoy el rey con Amán
a un festín que yo le he preparado.” |
5 |
El
rey dijo: “Id a llamar a Amán, como lo desea Ester.” Fue el
rey con Amán al festín que había preparado Ester, y durante
él |
6 |
dijo
el rey a Ester: “¿Qué es lo que pides? Todo te será concedido.
¿Qué deseas? Aunque fuera la mitad de mi reino, la tendrías.” |
7 |
Ester
respondió: “He aquí lo que pido y lo que deseo: |
8 |
Si
he hallado gracia a los ojos del rey y si place al rey concederme
mi petición y satisfacer mi deseo, que vuelva el rey con Amán
al banquete que yo les prepararé, y mañana yo daré la respuesta
al rey según su mandato.” |
9 |
Amán
salió aquel día gozoso y lleno de contento su corazón; pero
cuando vio a la puerta del rey a Mardoqueo, que no se levantó
ni se movió a su paso, se llenó de ira contra Mardoqueo. |
10 |
Supo,
sin embargo, contenerse, y se fue a su casa. Luego mandó a buscar
a sus amigos y a Zeres, su mujer; |
11 |
y
Amán les habló de la grandeza de sus riquezas, del número de
sus hijos, de todo cuanto había hecho el rey para engrandecerle
dándole el primer lugar, por encima de los jefes y los servidores
del rey. |
12 |
Y
añadió: “Sólo a mí también ha invitado la reina Ester
al banquete que ha dado al rey, y me ha invitado además para
mañana en su casa con el rey. |
13 |
Pero
todo esto no es nada para mí mientras vea a Mardoqueo el judío
sentado a la puerta del rey.” |
14 |
Zeres, su mujer, y todos sus amigos le dijeron: “Prepara
una horca de cincuenta codos de alta, y mañana por la mañana
pide al rey que sea colgado en ella Mardoqueo, y luego te irás
satisfecho al festín con el rey.” Agradó a Aman el consejo
y mandó preparar la horca. |
|
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Capítulo
6 |
Honores
concedidos a Mardoqueo y humillación de Amán |
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|
1 |
Aquella
noche, no pudiendo el rey conciliar el sueño, hizo que le llevaran
el libro de los anales, las crónicas; y leyéndolas ante el rey, |
2 |
hallóse
escrito lo que había revelado Mardoqueo, descubriendo que Bigtán
y Teres, los dos eunucos del rey, guardias del atrio, habían
querido llevar su mano sobre el rey Asuero. |
3 |
El
rey preguntó: “¿Qué honores y distinciones se han concedido
por esto a Mardoqueo?” “Ninguna ha recibido,”
respondieron los servidores. |
4 |
Entonces
dijo el rey: “¿Quién está en el atrio?” Amán había
venido al atrio exterior de la casa para pedir al rey que mandara
colgar a Mardoqueo de la horca que le había preparado. |
5 |
Los
servidores le respondieron: “Ahí está Amán en el atrio.”
Y dijo el rey: “Que entre.” |
6 |
Entró
Amán, y el rey le dijo: “¿Qué ha de hacerse con aquel
a quien el rey quiere honrar?” Amán se dijo a sí mismo:
“¿A quién otro ha de querer honrar el rey?” |
7 |
Y
contestó: “Para honrar a quien el rey quiere honrar, |
8 |
habrán
de tomarse las vestiduras reales que se viste el rey, y el caballo
en que el rey cabalga, y la corona real que ciñe su cabeza, |
9 |
y
dar el vestido, el caballo y la corona a uno de los más nobles
príncipes del rey, para que vistan a aquel a quien el rey quiere
honrar, y, llevándole en el caballo por la plaza de la ciudad,
vayan pregonando ante él: Así se hace con el hombre a quien
el rey quiere honrar.” |
10 |
El
rey dijo a Amán: “Toma luego el vestido y el caballo,
como has dicho, y haz eso con Mardoqueo, el judío que se sienta
a la puerta del rey. No omitas nada de cuanto has dicho.” |
11 |
Tomó
Amán el vestido y el caballo, vistió a Mardoqueo y le paseó
a caballo por la plaza de la ciudad, gritando delante de él:
“Así se hace con el hombre a quien el rey quiere honrar.” |
12 |
Volvióse
Mardoqueo a la puerta del rey, y Amán se fue corriendo a su
casa desolado y cubierta la cabeza. |
13 |
Contó
Amán a Zeres, su mujer, y a todos sus amigos todo lo que le
había sucedido, y sus amigos y Zeres, su mujer, le dijeron:
“Si el Mardoqueo ese, delante del cual has comenzado a
caer, es de la raza de los judíos, no le vencerás; antes de
cierto sucumbirás ante él.” |
14 |
Y cuando todavía estaba ella hablando, vinieron los eunucos
del rey y se lo llevaron apresuradamente a Amán al festín que
Ester había preparado. |
|
|
Capítulo
7 |
Amán,
acusado por Ester, es condenado a muerte |
|
|
1 |
Fueron
el rey y Amán al banquete a casa de Ester. |
2 |
El
segundo día dijo el rey a Ester otra vez durante el festín:
“¿Cuál es tu petición, reina Ester? Te será concedida.
¿Qué es lo que deseas? Aunque fuera la mitad de mi reino, la
tendrías.” |
3 |
La
reina Ester respondió: “Si he hallado gracia a tus ojos,
¡oh rey!, y si el rey lo cree bueno, concédeme la vida mía:
he ahí mi petición, y salva a mi pueblo: he ahí mi deseo. |
4 |
Porque
estamos vendidos yo y mi pueblo para ser exterminados, degollados,
aniquilados. Si siquiera fuéramos vendidos por esclavos y siervos,
me callaría, aunque no compensaría el enemigo al rey el perjuicio
que le haría.” |
5 |
Tomó
el rey Asuero la palabra y dijo a Ester: “¿Quién es y
dónde está el que eso se propone hacer?” |
6 |
Y
Ester le respondió: “El opresor, el enemigo, es Amán,
ese malvado.” Amán se sobrecogió de terror ante el rey
y la reina. |
7 |
El
rey, en su ira, se levantó y se salió del banquete para ir al
jardín del palacio, y Amán se quedó para pedir la gracia de
la vida a la reina Ester, porque veía bien que su pérdida estaba
resuelta en el ánimo del rey. |
8 |
Cuando
volvió el rey del jardín del palacio a la sala del banquete,
vio a Amán, que se había precipitado hacia el lecho sobre el
cual estaba Ester, y dijo: “¡Qué! ¿Será que pretende también
hacer violencia a la reina en mi casa, en el palacio?”
En cuanto salieron estas palabras de la boca del rey, cubrieron
el rostro de Amán; |
9 |
y
Harbona, uno de los eunucos, dijo en presencia del rey: “En
casa de Amán hay una horca, alta de cincuenta codos, que Amán
ha preparado para Mardoqueo, el que habló para bien del rey.”
El rey dijo: “Que cuelguen de ella a Amán.” |
10 |
Y fue colgado Amán de la horca que él había preparado para Mardoqueo,
y se aplacó la ira del rey. |
|
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Capítulo
8 |
Edicto
a favor de los judíos |
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|
1 |
Aquel
mismo día, el rey Asuero dio a Ester la casa de Amán, el enemigo
de los judíos; y Mardoqueo fue presentado al rey, pues le había
dado a conocer Ester el parentesco que a él le unía. |
2 |
Quitóse
el rey el anillo que había retirado a Amán y se lo dio a Mardoqueo.
Ester, por su parte, estableció a Mardoqueo en la casa de Amán. |
3 |
Volvió
después Ester a hablar al rey y, echándose a sus pies llorando,
le suplicó impidiera los efectos de la maldad de Amán, agagita,
y la realización de sus proyectos contra los judíos. |
4 |
El
rey tendió a Ester el cetro de oro, y ésta se levantó, quedándose
en pie delante del rey, |
5 |
y
le dijo: “Si al rey le place y si le parece justo mi ruego,
y si soy grata a sus ojos, escriba revocando las cartas inspiradas
por Amán, hijo de Hamedata, agagita, y escritas por él para
exterminar a los judíos que hay en todas las provincias del
rey; |
6 |
porque
¿cómo podría yo ver que el infortunio alcanzara a mi pueblo?
¿Cómo podría ver el exterminio de mi raza?” |
7 |
El
rey Asuero dijo a la reina Ester y al judío Mardoqueo: “Yo
he dado a Ester la casa de Amán y él ha sido colgado de la horca
por haber extendido su mano contra los judíos. |
8 |
Escribid,
pues, en favor de los judíos lo que bien os parezca, en nombre
del rey, y selladlo con el anillo del rey, porque edicto escrito
en nombre del rey y sellado con el anillo del rey no puede ser
revocado.” |
9 |
Fueron
entonces llamados los secretarios del rey, el día veintitrés
del mes tercero, que es el mes de Siyán; y se escribió, conforme
a lo que fue ordenado por Mardoqueo, a los judíos, a los sátrapas,
a los gobernadores y a los jefes de las ciento veintisiete provincias,
desde la India a la Etiopía, a cada provincia según su escritura
y a cada pueblo según su lengua, y a los judíos según su escritura
y su lengua. |
10 |
Se
escribió en nombre del rey Asuero y se selló con el anillo del
rey. Enviáronse las cartas por correos montados en ligeros caballos
procedentes de los potreros reales. |
11 |
Se
daba a los judíos, en cualquier ciudad en que estuviesen, permiso
para reunirse y defender su vida, y para destruir, matar y exterminar
a todos aquellos, con sus niños y mujeres, de cada pueblo y
de cada provincia, que tomaran las armas para atacarlos, y para
dar sus bienes al pillaje; |
12 |
y
esto en un solo día, en todas las provincias del rey Asuero,
el día trece del duodécimo mes, que es el mes de Adar. |
13 |
Estas
cartas contenían una copia del edicto que había de publicarse
en cada provincia, e informaban a todos los pueblos de que los
judíos estarían aquel día prestos a vengarse de sus enemigos. |
14 |
Los
correos partieron en seguida con toda prisa por la posta según
la orden del rey. El edicto fue publicado también en Susa, la
ciudadela. |
15 |
Mardoqueo
salió de la casa del rey vestido con un vestido regio azul y
blanco, con una gran corona y un manto de lino y de púrpura. |
16 |
Hubo
para los judíos luz y alegría, gozo y honra. La ciudad de Susa
lanzaba gritos de regocijo, |
17 |
y en cada provincia y en cada ciudad, por dondequiera que llegaron
la orden del rey y su edicto, hubo entre los judíos gozo y regocijo,
banquetes y fiestas; y muchas de las gentes de los pueblos de
las regiones se hicieron judíos, porque se había apoderado de
ellos el temor a los judíos.
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Capítulo
9 |
Venganza
de los judíos |
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1 |
Al
duodécimo mes, que es el mes de Adar, el día trece del mes,
el día en que debía cumplirse el edicto del rey y en que los
enemigos de los judíos habían pensado dominarlos, fue lo contrario
lo que sucedió, y los judíos dominaron a sus enemigos. |
2 |
Reuniéronse
los judíos en sus ciudades, en todas las provincias del rey
Asuero, para poner la mano sobre todos aquellos que buscaban
su perdición; y nadie pudo resistirlos, porque el temor de ellos
se había apoderado de todos los pueblos. |
3 |
Y
todos los jefes de las provincias, los sátrapas, los gobernadores
y los funcionarios del rey, apoyaron a los judíos, por el temor
que les inspiraba Mardoqueo, |
4 |
pues
era Mardoqueo poderoso en la casa del rey, y su fama se esparció
por todas las provincias, porque se hacía de día en día más
poderoso. |
5 |
Los
judíos hirieron a espada a todos sus enemigos, los mataron y
los hicieron perecer, y trataron como quisieron a los que les
eran hostiles. |
6 |
En
Susa, la ciudadela, mataron los judíos, haciéndolos perecer,
a quinientos hombres, |
7 |
y
degollaron a Parsandata, Dalfon, Asfata, |
8 |
Porata,
Adalía, Aridata, |
9 |
Parmasta,
Arisai, Aridai y Baizata, |
10 |
los
diez hijos de Amán, hijo de Hamedata, el enemigo de los judíos;
pero éstos no se dieron al pillaje. |
11 |
Llegó
aquel día a conocimiento del rey el número de los muertos en
Susa, la capital; |
12 |
y
el rey dijo a Ester: “Los judíos han matado y hecho perecer
en Susa, la capital a quinientos hombres y a diez hijos de Amán.
¿Qué habrán hecho en el resto de las provincias del rey? ¿Qué
más pides? ¿Qué más quieres? Se te concederá, lo tendrás.” |
13 |
Ester
respondió: “Si al rey le parece bien, que les sea permitido
a los judíos de Susa obrar también mañana conforme al edicto
de hoy y que se cuelgue en la horca a los diez hijos de Amán.” |
14 |
El
rey mandó que así se hiciera, y se publicó el edicto en Susa. |
15 |
Los
judíos de Susa se reunieron de nuevo el día catorce del mes
de Adar, y mataron en Susa a trescientos hombres; pero tampoco
se dieron al pillaje. |
16 |
Los
otros judíos que había en las provincias del rey se reunieron
y defendieron su vida; y se procuraron reposo librándose de
sus enemigos, y mataron a setenta y cinco mil, pero no se dieron
al pillaje. |
17 |
Esto
sucedió el día trece del mes de Adar. Los judíos se aquietaron
el catorce, haciendo de él un día de banquetes y regocijo. |
18 |
Los
que había en Susa, que se habían reunido el trece y el catorce,
se aquietaron el quince, haciendo de él un día de banquetes
y regocijo. |
19 |
Por
eso los judíos del campo, que habitan ciudades no amuralladas,
hacen del día catorce del mes de Adar un día de banquete y de
fiesta, en que se mandan presentes los unos a los otros. |
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La
fiesta de los "purim" |
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20 |
Mardoqueo
escribió estas cosas y envió cartas a los judíos de todas las
provincias del rey Asuero, cercanas y lejanas, |
21 |
mandándoles
celebrar todos los años el día catorce y el quince del mes de
Adar, |
22 |
como
días en que habían obtenido el reposo, librándose de sus enemigos,
y celebrar el mes en que su tristeza habíase convertido en alegría,
y su desolación en regocijo; y de hacer de estos días, días
de festín y de alegría, en que se mandan presentes los unos
a los otros y se distribuyen dones a los indigentes. |
23 |
Los
judíos se comprometieron a hacer lo que habían comenzado ya
y les mandaba Mardoqueo; |
24 |
porque
Amán, hijo de Hamedata, agagita, enemigo de todos los judíos,
había concebido el proyecto de exterminarlos y había echado
el pur, es decir, la suerte, para matarlos y exterminarlos; |
25 |
pero,
habiéndose presentado Ester al rey, mandó el rey por escrito
hacer recaer sobre la cabeza de Amán el maligno proyecto que
él había hecho contra los judíos, y le colgó de la horca a él
y a sus hijos. |
26 |
Por
eso se llaman estos días purim, del nombre de pur.Conforme
al contenido de esta carta, según lo que ellos mismos habían
visto y les había sucedido, |
27 |
los
judíos tomaron por ellos, por su descendencia y por todos aquellos
que a ellos se unieron, la resolución y el compromiso irrevocable
de celebrar cada año estos dos días al modo y al tiempo prescritos. |
28 |
Estos
días habían de ser celebrados y recordados de generación en
generación, en cada familia, en cada provincia y en cada ciudad,
y estos días de purim no habían de ser jamás abolidos
entre los judíos, ni borrado su recuerdo entre sus descendientes. |
29 |
La
reina Ester, hija de Abigail, y el judío Mardoqueo escribieron
con instancia a los judíos por segunda vez para confirmar su
carta acerca de los purim, |
30 |
y
se mandaron cartas a todos los judíos, a las ciento veintisiete
provincias del rey Asuero. Contenían palabras de paz y fidelidad,
prescribiendo los días de purim al tiempo fijado, |
31 |
como
el judío Mardoqueo y la reina Ester los habían establecido,
para ellos y para toda su posteridad, y añadiendo prescripciones
de ayunos y lamentaciones. |
32 |
Así,
la orden de Ester confirmó la institución de los purim,
y esto fue escrito en el libro. |
|
|
Capítulo
10 |
Colofón |
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1 |
El
rey Asuero impuso un tributo a la tierra y a las islas del mar. |
2 |
Todos
los hechos concernientes a su poderío y sus hazañas y los pormenores
de la grandeza a que elevó a Mardoqueo, ¿no están escritos en
el libro de las crónicas de los reyes de los medos y de los
persas? |
3 |
Pues
el judío Mardoqueo era el primero después del rey Asuero, muy
considerado entre los judíos y amado de la muchedumbre de sus
hermanos; |
4 |
buscó
el bien de su pueblo y habló para el bien de su raza. |
5 |
Y
dijo Mardoqueo: “Del Señor viene esto. Recuerdo, en efecto,
el sueño que acerca de estos sucesos tuve, de los cuales ninguno
ha quedado sin cumplimiento: |
6 |
la
fuentecilla que se convirtió en río de muchas aguas y la lucecita
convertida en sol. El río es Ester, a quien el rey tomó por
esposa, haciéndola reina. |
7 |
Los
dos dragones éramos yo y Amán, |
8 |
y
las naciones son las que se juntaron para acabar con el nombre
judío. |
9 |
Mi
pueblo es este mismo Israel, los que clamaron a Dios y fueron
salvos. Salvó el Señor a su pueblo y nos sacó de todos estos
males, haciendo señales y prodigios grandes, cuales no se vieron
entre las naciones. |
10 |
Por
esto estableció dos suertes: una para el pueblo de Dios y otra
para todas las otras naciones. |
11 |
Y
estas dos suertes han llegado a su hora y tiempo, es decir,
en el día del juicio delante de Dios. |
12 |
Y
se acordó el Señor de su pueblo y salió por la causa de su heredad. |
13 |
Por
esto serán celebrados por ellos estos días en el mes de Adar,
los días catorce y quince del mes, con grande concurso, alegría
y exaltación, delante de Dios, de generación en generación para
siempre, en el pueblo de Israel.” |
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Suscripción |
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El
año cuarto del reinado de Tolomeo y Cleopatra, Dositeo, que
se decía sacerdote y levita, y Tolomeo, su hijo, trajeron la
presente epístola sobre los purim, que dicen ser auténtica
y haber sido traducida por Lisímaco el de Tolomeo, vecino de
Jerusalén. |
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