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ESDRAS
PRIMERA
PARTE |
LA
VUELTA DE LOS PRIMEROS CAUTIVOS |
Capítulo
1 |
Da
Ciro libertad a los judíos para volver a Jerusalén |
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1 |
El
año primero de Ciro, rey de Persia, para que se cumpliese la
palabra de Yavé por boca de Jeremías, profeta, excitó Yavé el
espíritu de Ciro, rey de Persia, que hizo pregonar de palabra
y por escrito por todo su reino: |
2 |
“Así
dice Ciro, rey de Persia: Yavé, Dios de los cielos, me ha dado
todos los reinos de la tierra y me ha mandado que le edifique
casa en Jerusalén en Judá. |
3 |
¿Quién
hay entre vosotros de todo su pueblo? Sea Dios con él y suba
a Jerusalén, que está en Judá, y edifique la casa a Yavé, Dios
de Israel; El es el Dios que está en Jerusalén. |
4 |
Y
en todo lugar donde habiten restos del pueblo de Yavé, ayúdenles
las gentes del lugar con plata, oro, utensilios y ganados, con
dones voluntarios para la casa de Yavé, que está en Jerusalén.” |
5 |
Levantáronse
entonces los jefes de las familias de Judá y de Benjamín, los
sacerdotes y levitas, y todos aquellos cuyo espíritu despertó
Dios, para subir a edificar la casa de Yavé que está en Jerusalén. |
6 |
Todos
los que habitaban en derredor suyo les dieron objetos de plata
y oro, utensilios, ganados y cosas preciosas, a más de los dones
voluntarios. |
7 |
El
rey Ciro dovolvió los utensilios de la casa de Yavé, que Nabucodonosor
había llevado de Jerusalén y puesto en la casa de sus dioses. |
8 |
Ciro,
rey de Persia, hizo que los sacara Mitrídates, tesorero, que
se los entregó a Sesbasar, príncipe de Judá. |
9 |
He
aquí la lista de ellos: treinta fuentes de oro, mil fuentes
de plata, veintinueve cuchillos, |
10 |
treinta
tazas de oro, cuatrocientas diez tazas de plata y otros mil
vasos del segundo orden. |
11 |
Los
objetos de oro y plata eran en número de cinco mil cuatrocientos.
Sesbasar lo llevó todo de Babilonia a Jerusalén a la vuelta
de la cautividad. |
Capítulo
2 |
Los
israelitas que volvieron a Judá con Zorobabel |
|
|
1 |
Estos
son los de la provincia que volvieron del destierro, de los
que había llevado cautivos a Babilonia Nabucodonosor, rey de
Babilonia, y tornaron a Jerusalén y a Judá, cada uno a su ciudad. |
2 |
Partieron
con Zorobabel: Josué, Nehemías, Seraya, Raelayas, Mardoqueo,
Bilsán, Mispar, Bigvaí, Rajum y Baana. Número de los hijos del
pueblo de Israel: |
3 |
Hijos
de Paros, dos mil ciento setenta y dos. |
4 |
Hijos
de Sefatías, trescientos setenta y dos. |
5 |
Hijos
de Araj, setecientos setenta y cinco. |
6 |
Hijos
de Pajat Moab, de los hijos de Josué y de Joab, dos mil ochocientos
doce. |
7 |
Hijos
de Elam, mil doscientos cincuenta y cuatro. |
8 |
Hijos
de Zatu, novecientos cuarenta y cinco. |
9 |
Hijos
de Zacai, setecientos sesenta. |
10 |
Hijos
de Baní, seiscientos cuarenta y dos. |
11 |
Hijos
de Bebaí, seiscientos veintitrés. |
12 |
Hijos
de Azgad, mil doscientos veintidós. |
13 |
Hijos
de Adonicam, seiscientos sesenta y seis. |
14 |
Hijos
de Bigvaí, dos mil cincuenta y seis. |
15 |
Hijos
de Adín, cuatrocientos cincuenta y cuatro. |
16 |
Hijos
de Ater, de Ezequías, noventa y ocho. |
17 |
Hijos
de Besaí, trescientos veintitrés. |
18 |
Hijos
de Jora, ciento doce. |
19 |
Hijos
de Jasún, doscientos veintitrés. |
20 |
Hijos
de Gibar, noventa y cinco. |
21 |
Hijos
de Betlehem, ciento veintitrés. |
22 |
De
las gentes de Netofá, cincuenta y seis. |
23 |
De
las gentes de Anatot, ciento veintiocho. |
24 |
Hijos
de Asmavet, cuarenta y dos. |
25 |
Hijos
de Quiriat-Yearim, Quefira y Beerot, setecientos cuarenta y
tres. |
26 |
Hijos
de Rama y Gueba, setecientos veintiuno. |
27 |
De
las gentes de Mijmas, ciento veintidós. |
28 |
De
las gentes de Bétel y Hai, doscientos veintitrés. |
29 |
Hijos
de Nebo, cincuenta y dos. |
30 |
Hijos
de Magbis, ciento cincuenta y seis. |
31 |
Hijos
del otro Elam, mil doscientos cincuenta y cuatro. |
32 |
Hijos
de Jarim, trescientos veinte. |
33 |
Hijos
de Lod, Jadid y Ono, setecientos veinticinco. |
34 |
Hijos
de Jericó, trescientos cuarenta y cinco. |
35 |
Hijos
de Senaa, tres mil seiscientos treinta. |
36 |
Sacerdotes:
Hijos de Jedaya, de la casa de Jesúa, novecientos setenta y
tres. |
37 |
Hijos
de Immer, mil cincuenta y dos. |
38 |
Hijos
de Pasjur, mil doscientos cuarenta y siete. |
39 |
Hijos
de Jarim, mil diecisiete. |
40 |
Levitas:
Hijos de Jesúa y de Cadmiel, de los hijos de Hodavías, setenta
y cuatro. |
41 |
Cantores:
Hijos de Asaf, ciento veintiocho. |
42 |
Porteros:
Hijos de Salum, hijos de Ater, hijos de Talmón, hijos de Acub,
hijos de Jetita, hijos de Sobaí, todos ciento treinta y nueve. |
43 |
Netineos:
Hijos de Sija, hijos de Jasufa, hijos de Tabaot, |
44 |
hijos
de Queros, hijos de Sía, hijos de Fadón, |
45 |
hijos
de Lebana, hijos de Jagaba, hijos de Acub, |
46 |
hijos
de Jagab, hijos de Sanlaí, hijos de Janón, |
47 |
hijos
de Guidel, hijos de Gajar, hijos de Reaya, |
48 |
hijos
de Resín, hijos de Necoda, hijos de Gazam, |
49 |
hijos
de Uza, hijos de Paseaj, hijos de Besaí, |
50 |
hijos
de Asena, hijos de Meunim, hijos de Nefasim, |
51 |
hijos
de Bacbuc hijos de Jacufá, hijos de Jarjur, |
52 |
hijos
de Baslut, hijos de Mejida, hijos de Jarsa, |
53 |
hijos
de Barcos, hijos de Sisera, hijos de Tamaj, |
54 |
hijos
de Nesiaj, hijos de Jatifa. |
55 |
Hijos
de los siervos de Salomón: hijos de Sotaí, hijos de Soferet,
hijos de Peruda, |
56 |
hijos
de Jaala, hijos de Darcón, hijos de Guidel, |
57 |
hijos
de Sefatías, hijos de Jatil, hijos de Pogueret Asebaim,
hijos de Ami. |
58 |
Todos
los netineos e hijos de los siervos de Salomón, trescientos
noventa y dos. |
59 |
Estos
son los que subieron de Tel Melaj, Tel Harsa, Querub, Addán
e Immer, sin poder dar razón de su casa paterna y de su estirpe
para probar que eran de Israel. |
60 |
Hijos
de Delaya, hijos de Tobías, hijos de Necoda, seiscientos cincuenta
y dos. |
61 |
Y
de los hijos de los sacerdotes, hijos de Abaya, hijos de Cos,
hijos de Barzilai, que tomó por mujer a una de las hijas de
Barzilai, galadita, y fue llamado con el nombre de ellos; |
62 |
éstos
buscaron sus registros genealógicos, pero no los hallaron, y
fueron excluidos del sacerdocio, |
63 |
y
el gobernador les prohibió comer las cosas santas mientras un
sacerdote no consultase los urim y tummim. |
64 |
La
comunidad toda entera era de cuarenta y dos mil trescientas
sesenta personas, |
65 |
sin
contar los siervos y siervas, en número de siete mil trescientos
treinta y siete. Entre ellos había trescientos cantores y cantoras. |
66 |
Tenían
setecientos treinta y seis caballos, doscientos cuarenta y cinco
mulos, |
67 |
cuatro
cientos treinta y cinco camellos y seis mil setecientos veinte
asnos. |
68 |
Muchos
de los jefes de familias, al llegar a la casa de Yavé en Jerusalén,
hicieron ofrendas voluntarias para la casa de Yavé, para reedificarla
en el lugar en que había estado. |
69 |
Dieron
para el tesoro de la obra, según sus medios, sesenta y un mil
dáricos de oro, y cinco mil minas de plata, y cien túnicas sacerdotales. |
70 |
Los
sacerdotes y levitas y las gentes del pueblo, los cantores,
los porteros y los netineos se establecieron en sus ciudades.
Todo Israel habitó en sus ciudades. |
Capítulo
3 |
Restauración
del altar y del culto |
|
|
1 |
Llegado
el séptimo mes, los hijos de Israel que estaban ya en sus ciudades
se reunieron como un solo hombre en Jerusalén. |
2 |
Josué,
hijo de Josadac, con sus hermanos, los sacerdotes, y Zorobabel,
hijo de Saaltiel, con sus hermanos, se levantaron para edificar
el altar del Dios de Israel y ofrecer sobre él el holocausto,
como está prescrito en la Ley de Moisés, hombre de Dios. |
3 |
Asentaron
el altar sobre sus cimientos, aunque había que temer de los
pueblos vecinos, y ofrecieron en él holocaustos a Yavé, el holocausto
de la mañana y el de la tarde. |
4 |
Celebraron
la fiesta de los Tabernáculos, como está escrito; ofrecieron
día por día holocaustos, según el número prescrito para cada
día. |
5 |
Después
siguieron ofreciendo el holocausto perpetuo, los holocaustos
de los novilunios y los de todas las solemnidades consagradas
a Yavé, y los de todos aquellos que hacían ofrendas voluntarias
a Yavé. |
6 |
Comenzaron
a ofrecer holocaustos desde el día primero del mes séptimo.
Todavía, sin embargo, no se habían puesto los cimientos de la
casa de Yavé. |
|
|
|
Comienza
la obra del templo |
|
|
7 |
Dieron
dinero a los canteros y a los carpinteros, y comida, bebida
y aceite a los sidonios y a los tirios, para que trajesen maderas
de cedro del Líbano, según había dispuesto en cuanto a esto
Ciro, rey de Persia. |
8 |
El
año segundo después de la llegada a la casa de Yavé, a Jerusalén,
el segundo mes, Zorobabel, hijo de Saaltiel; Josué, hijo de
Josadac, con el resto de sus hermanos los sacerdotes y los levitas,
y todos los otros que habían venido de la cautividad, se pusieron
a la obra y encargaron a los levitas de veinte años arriba la
vigilancia de los trabajos de la casa de Yavé. |
9 |
Josué,
con sus hijos y sus hermanos; Cadmiel, con sus hijos hijos de
Hodavías; los hijos de Jenadad, con sus hijos y sus hermanos
los levitas, se dispusieron todos a una a vigilar a los que
trabajaban en la casa de Dios. |
10 |
Cuando
los obreros pusieron los cimientos de la casa de Yavé, asistieron
los sacerdotes revestidos, con trompetas, y los levitas, los
hijos de Asaf, con címbalos para alabar a Dios, según la ordenación
de David, rey de Israel, |
11 |
y
cantaban alabando y confesando a Yavé: “Porque es bueno,
porque es eterna su misericordia para Israel.” Todo el
pueblo lanzaba gritos jubilosos, alabando a Yavé, porque se
ponían los cimientos de la casa de Yavé. |
12 |
Muchos
de los sacerdotes y levitas y de los jefes de familias, ya ancianos,
que habían conocido la casa primera, lloraban en voz alta al
ver poner los cimientos de esta obra, mientras que los demás
gritaban jubilosos, |
13 |
no
pudiendo distinguirse en el pueblo entre el clamor de los gritos
de alegría y el de los llantos, porque clamaba el pueblo con
júbilo, y el ruido se oía hasta lejos. |
Capítulo
4 |
Interrupción
de la obra en el templo |
|
|
1 |
Cuando
los enemigos de Judá y Benjamín supieron que los vueltos de
la cautividad estaban reedificando el templo de Yavé, Dios de
Israel, |
2 |
legáronse
a Zorobabel y a los jefes de familia y les dijeron: “Queremos
cooperar con vosotros en la reconstrucción, porque también nosotros
buscamos a vuestro Dios, y a él sacrificamos desde los días
de Asaradón, rey de Asiría, que aquí nos trajo.” |
3 |
Dijéronles
Zorobabel, Josué y los demás jefes de familia de Israel: “No
conviene que juntos edifiquemos la casa de nuestro Dios; hemos
de ser nosotros solos quienes la edifiquemos a Yavé, Dios de
Israel, pues así lo ha mandado el rey Ciro, rey de Persia.” |
4 |
Entonces
las gentes de aquella tierra intimidaron al pueblo de Judá,
queriendo impedir la construcción; |
5 |
y
ganándose con dinero algunos consejeros de la corte, procuraron
hacer fracasar su propósito durante todo el reinado de Ciro,
rey de Persia, hasta el reinado de Darío, rey de Persia. |
|
|
|
Interrupción
de las obras de la ciudad |
|
|
6 |
En
el reinado de Asuero, al comienzo de él, escribieron una acusación
contra los moradores de Judá y de Jerusalén; |
7 |
y
en tiempos de Artajerjes, Bislam, Mitrídates, Tabeel y el resto
de sus colegas escribieron a Artajerjes, rey de Persia. La carta
fue traducida al arameo y transcrita con caracteres arameos. |
8 |
Rehum,
el gobernador, y Simsaí, secretario, escribieron a Artajerjes,
rey de Persia, acerca de Jerusalén, esta carta: |
9 |
“Rehum,
gobernador; Simsaí, secretario, y el resto de sus colegas, los
jueces y los oficiales persas y los hombres de Erec, de Babilonia,
de Susa, de Deha, de Elam |
10 |
y
de otros pueblos que el grande y glorioso Asnapar trasladó y
estableció en la ciudad de Samaria y otros lugares del lado
de acá del río,” etc. |
11 |
He
aquí la copia de la carta que mandaron al rey Artajerjes: “Tus
siervos, las gentes del lado de acá del río, etc. |
12 |
Sepa
el rey que los judíos que de ahí salieron y han llegado entre
nosotros a Jerusalén, están reedificando la ciudad rebelde y
rnala, alzando sus murallas y restaurando los cimientos. |
13 |
Que
sepa, pues, el rey que, si esta ciudad es reedificada y reconstruidas
sus murallas, no pagarán tributo, ni impuesto, ni derecho de
peaje, y que de ello se ha de resentir el real tesoro. |
14 |
Ahora,
pues, como nosotros comemos la sal del palacio y no creemos
conveniente que el rey sea menospreciado, mandamos al rey esta
información; |
15 |
que
se investiguen los libros de las historias de tus padres, y
en ellos verás que esta ciudad es una ciudad rebelde, funesta
para los reyes y sus provincias, y que ya de antiguo se movieron
en ella revueltas, habiendo sido por esto destruida. |
16 |
Hacemos
saber al rey que, si esta ciudad se reedifica y se levantan
sus murallas, perderás con esto mismo tus posesiones del lado
de acá del río.” |
17 |
Respuesta
que mandó el rey a Rehum, gobernador; a Sirnsaí, secretario,
y al resto de sus colegas que habitaban en Samaria y otros lugares
del lado de acá del río: “Salud, etc. |
18 |
La
carta que nos habéis enviado ha sido exactamente leída en mi
presencia. |
19 |
Di
orden de que se hicieran investigaciones, y ha sido hallado
que ya de antiguo esa ciudad se rebeló contra los reyes y que
se dio a la sedición y a la revuelta. |
20 |
Hubo
en Jerusalén reyes poderosos, dueños de toda la tierra del lado
de allá del río, a los que se pagaba tributo, impuesto y derecho
de peaje. |
21 |
Por
consiguiente, mando que cesen los trabajos de esas gentes, para
que esa ciudad no sea reconstruida sin una autorización mía. |
22 |
No
dejéis de poner en esto gran diligencia, no sea que el mal aumente,
con perjuicio de los reyes.” |
23 |
En
cuanto la copia de esta carta del rey Artajerjes fue leída ante
Rehum, gobernador; Saimsaí, secretario, y sus colegas, fueron
éstos apresuradamente a Jerusalén a los judíos e hicieron cesar
los trabajos por la fuerza |
|
|
|
Se
reanuda la reconstrucción del templo |
|
|
24 |
Entonces
se pararon las obras de la casa de Yavé en Jerusalén, quedando
interrumpidas hasta el año segundo del reinado de Darío, rey
de Persia. |
Capítulo
5 |
|
|
1 |
Ageo,
profeta, y Zacarías, hijo de Ido, profeta, hablaron en nombre
de Dios a los judíos que había en Judá y en Jerusalén; |
2 |
y
entonces Zorobabel, hijo de Saaltiel, y Josué, hijo de Josadac,
se levantaron y comenzaron a edificar la casa de Dios en Jerusalén. Con
ellos estaban los profetas de Dios que los asistían. |
3 |
Vinieron
entonces a ellos Tatnaí, gobernador del lado de acá del río;
Setar-Boznaí y sus colegas, y les dijeron: “¿Quién os
ha dado autorización para levantar esta casa y levantar estos
muros?”; y preguntaron: “¿Cuáles son los nombres
de los que construyen este edificio?” |
4 |
Entonces
les respondieron, dándoles los nombres de los que hacían la
reconstrucción. |
5 |
Pero
los ojos de Dios estaban sobre los ancianos de los judíos, y
se permitió que continuasen las obras mientras se consultaba
al rey Darío, hasta que se recibiese de él carta acerca de esto. |
6 |
He
aquí copia de la carta que al rey Darío mandaron Tatnaí, gobernador
del lado de acá del río; Setar-Boznaí y sus colegas los persas,
que habitaban del lado de acá del río. |
7 |
Le
enviaron una relación en estos términos: “Al rey Darío,
salud. |
8 |
Comunicamos
al rey que hemos ido a la provinvia de Judá, a la casa del Dios
grande. Está construyéndose en piedras talladas, y se colocan
las maderas en los muros y el trabajo se hace rápidamente y
adelanta en sus manos. |
9 |
Hemos
preguntado a los ancianos y les hemos hablado así: “¿Quién
os ha dado autorización para edificar esta casa y levantar estos
muros?” |
10 |
Les
hemos preguntado también los nombres para dártelos a conocer,
y hemos puesto por escrito los nombres de los que están al frente
suyo. |
11 |
He
aquí la respuesta que nos dieron: “Nosotros somos servidores
del Dios de los cielos y de la tierra y estamos reconstruyendo
la casa que fue construida muchos años ha. Un gran rey de Israel
la edificó y la terminó. |
12 |
Pero
luego que nuestros padres irritaron al Dios de los cielos, él
los entregó en manos de Nabucodonosor, rey de Babilonia, el
caldeo, que destruyó esta casa y llevó cautivo el pueblo a Babilonia. |
13 |
Pero
el año primero del reinado de Ciro, rey de Babilonia, el rey
Ciro dio la orden de reedificar esta casa de Dios, |
14 |
y
el mismo rey Ciro sacó del templo de Babilonia los utensilios
de oro y plata que Nabucodonosor había tomado del templo de
Jerusalén, llevándolos al templo de Babilonia, e hizo que fueran
entregados al llamado Sesbasar, que nombró gobernador, |
15 |
diciéndole:
Torna esos utensilios y ve a llevarlos al templo de Jerusalén,
y que la casa de Dios sea reconstruida en su mismo lugar. |
16 |
Este
mismo Sesbasar vino y puso los cimientos de la casa de Dios
en Jerusalén; desde entonces está reconstruyéndose y no se ha
terminado. |
17 |
Ahora,
pues, si al rey le parece conveniente, que se hagan investigaciones
en la casa de los tesoros del rey de Babilonia para ver si hubo
una orden del rey Ciro para la reconstrucción de esta casa de
Dios en Jerusalén y que el rey nos transmita luego su voluntad
en este asunto.” |
Capítulo
6 |
|
Edicto
de Darío |
|
|
1 |
Entonces
el rey Darío dio orden de hacer investigaciones en las casas
de los archivos, donde se depositaban los tesoros, en Babilonia; |
2 |
y
se encontró en Ecbatana, capital de la provincia de Media, un
rollo en que estaba escrito lo que sigue: |
3 |
“El
año primero del rey Ciro ha dado el rey Ciro esta orden respecto
de la casa de Dios de Jerusalén: Que la casa sea reconstruida
para ser un lugar en que se ofrezcan sacrificios, y que tenga
sólidos fundamentos. Tendrá
sesenta codos de alto, sesenta de ancho |
4 |
y
tres hiladas de piedra tallada y una de madera nueva, siendo
abonado el importe por la casa del rey. |
5 |
Además,
los utensilios de oro y de plata que Nabucodonosor sacó del
templo de Jerusalén, trayéndolos a Babilonia, serán devueltos
y llevados al templo de Jerusalén, al lugar donde estaban, y
depositados en la casa de Dios.” |
6 |
“Por
tanto, Tatnaí, gobernador del otro lado del río; Setar-Boznaí,
y vuestros colegas de Afarsac, que habitáis al lado de allá
del río, alejaos de ahí |
7 |
y
dejad que prosigan los trabajos de esa casa de Dios y que el
gobernador de los judíos y los ancianos de los judíos la reconstruyan
en su lugar. |
8 |
Esta
es la orden que os doy acerca de lo que debéis hacer, respecto
de esos ancianos de los judíos, para la construcción de esa
casa de Dios. |
9 |
El
costo, tomado de la hacienda del rey, proveniente de los tributos
de la parte de allá del río, será íntegramente pagado a esos
hombres, para que no haya interrupciones. |
10 |
Lo
necesario para los holocaustos al Dios de los cielos: novillos,
carneros, corderos, trigo, sal, vino y aceite, será entregado,
a petición suya, a los sacerdotes de Jerusalén, día por día
y sin falta, para que ofrezcan sacrificios de grato olor al
Dios de los cielos y rueguen por la vida del rey y la de sus
hijos.” |
11 |
Y
ésta es la orden que doy acerca de cualquiera que traspasare
este mandato: Se arrancará de su casa una viga, que se alzara,
para colgarle en ella, y su casa será convertida en un montón
de escombros. |
12 |
Que
el Dios que hace residir su nombre en ese lugar derribe a todo
rey y todo pueblo que tienda su mano para traspasar mi mandato,
destruyendo esa casa de Dios en Jerusalén. Yo, Darío; yo he
dado esta orden. Que sea puntualmente cumplida.” |
13 |
Tatnaí,
gobernador de la parte de acá del río; Setar-Boznaí y sus colegas,
se conformaron puntualmente a esta orden que les mandó el rey
Darío; |
14 |
y
los ancianos de los judíos prosiguieron con buen suceso la reconstrucción,
según las profecías de Ageo, profeta, y de Zacarías, hijo de
Ido; y terminaron la reconstrucción, según la orden del
Dios de Israel y las de Ciro y Darío. |
15 |
La
casa fue terminada el día tercero del mes de Adar del año sexto
del reinado de Darío. |
|
|
|
Dedicación
del templo y celebración de la Pascua |
|
|
16 |
Los
hijos de Israel, los sacerdotes y levitas y los demás que habían
venido de la cautividad, hicieron con gozo la dedicación de
esta casa de Dios, |
17 |
ofreciendo
en la dedicación de esta casa de Dios cien novillos, doscientos
carneros y cuatrocientos corderos; y corno víctimas expiatorias
por todo Israel, doce machos cabríos, según el número de las
tribus de Israel. |
18 |
Establecieron
a los sacerdotes según sus clases y a los levitas según sus
divisiones para el servicio de Dios en Jerusalén, como está
escrito en el libro de Moisés. |
19 |
Los
hijos de la cautividad celebraron la pascua el día catorce del
mes primero. |
20 |
Los
sacerdotes y los levitas se purificaron todos a una y todos
estaban puros, e inmolaron los levitas la pascua para todos
los hijos de la cautividad, para sus hermanos los sacerdotes
y para sí mismos. |
21 |
Los
hijos de Israel que habían vuelto de la transmigración comieron
la Pascua con todos aquellos que se habían apartado de las inmundicia
de las gentes de aquella tierra y se habían unido a ellos para
buscar a Yavé, el Dios de Israel. |
22 |
Celebraron
con alegría la fiesta de los panes ácimos durante siete días,
pues los había regocijado Yavé, disponiendo al rey de Persia
a apoyarlos en la obra de la casa de Yavé, Dios de Israel. |
SEGUNDA
PARTE |
SEGUNDA
CARAVANA DE REPATRIADOS Y REFORMAS DE ESDRAS |
Capítulo
7 |
|
Llegada
de Esdras a Jerusalén |
|
|
1 |
Después
de esto, en el reinado de Artajerjes, rey de Persia, vino Esdras,
hijo de Serayas, hijo de Azarías, hijo de Helcías, |
2 |
hijo
de Salum, hijo de Sadoc, hijo de Ajitub, |
3 |
hijo
de Amarías, hijo de Azarías, hijo de Merayot, |
4 |
hijo
de Zarajías, hijo de Uzi, hijo de Buqui, |
5 |
hijo
de Abisúa, hijo de Fines, hijo de Eleazar, hijo de Aarón, sumo
sacerdote. |
6 |
Venía
de Babilonia, y era un escriba muy versado en la ley de Moisés,
dada por Yavé, Dios de Israel; y como estaba sobre él la mano
de Yavé, su Dios, el rey le otorgó todo cuanto le pidió, |
7 |
Muchos
de los hijos de Israel, de los sacerdotes y levitas, de los
cantores, de los porteros y de los netineos, vinieron también
a Jerusalén el año séptimo del rey Artajerjes. |
8 |
Llegó
Esdras a Jerusalén el mes quinto del año séptimo del rey. |
9 |
Habiendo
salido de Babilonia el día primero del primer mes, llegó a Jerusalén
el día primero del quinto mes, estando sobre él la mano de su
Dios, |
10 |
porque
Esdras había dispuesto su corazón para poner por obra la Ley
de Yavé y enseñar en medio de Israel sus mandamientos y preceptos. |
11 |
He
aquí la copia de la carta entregada por el rey Artajerjes a
Esdras, sacerdote y escriba, versado en los mandamientos y las
leyes de Yavé a Israel: |
12 |
“Artajerjes,
rey de reyes, a Esdras, sacerdote y escriba, versado en la ley
del Dios de los cielos, salud. |
13 |
He
dado la orden de dejar partir a todos los del pueblo de Israel,
de sus sacerdotes y sus levitas, que hay en mi reino que estén
dispuestos a ir contigo a Jerusalén. |
14 |
Tú
eres enviado del rey y de sus siete consejeros para inspeccionar
a Judá y a Jerusalén respecto de la Ley de tu Dios, que está
entre tus manos, |
15 |
y
para llevar allá el oro y la plata que el rey y sus consejeros
han ofrecido generosamente al Dios de los cielos, cuya casa
está en Jerusalén; |
16 |
toda
la plata y el oro que puedas reunir en Babilonia, con las ofrendas
voluntarias hechas por el pueblo y los sacerdotes a la casa
de Dios en Jerusalén. |
17 |
Cuidarás
de adquirir con ese dinero novillos, carneros, corderos y cuanto
es necesario para las ofrendas y las libaciones, que ofrecerás
sobre el altar de la casa de vuestro Dios en Jerusalén, |
18 |
y
con el resto de la plata y del oro harás lo que mejor te parezca
a ti y a tus hermanos, conforme a la voluntad de vuestro Dios. |
19 |
Deposita
ante Dios en Jerusalén los utensilios que se te entregan para
el servicio de la casa de tu Dios |
20 |
y
saca de los tesoros del rey lo que sea necesario para las otras
expensas que has de hacer para la casa de tu Dios. |
21 |
Yo,
el rey Artajerjes, doy orden a todos los tesoreros de la parte
de allá del río de entregar íntegramente a Esdras, sacerdote
y escriba, versado en la ley del Dios de los cielos, todo lo
que él os pidiere, |
22 |
hasta
cien talentos de plata, cien coros de trigo, cien batos de vino, cien batos de aceite y sal a discreción. |
23 |
Que
todo cuanto está mandado por el Dios de los cielos se haga puntualmente
para la casa del Dios de los cielos, para que no venga su cólera
sobre nuestro reino, sobre el rey y sobre sus hijos. |
24 |
Os
hacemos saber que no podrá ser impuesto tributo, ni gabela,
ni derecho de peaje a ninguno de los sacerdotes, levitas, cantores,
porteros y netineos ni a ningún servidor de esa casa de Dios. |
25 |
Y
tú, Esdras, según la sabiduría que de Dios tienes, establece
jueces y magistrados que administren justicia a todo el pueblo
del otro lado del río, a todos los que conocen la Ley de tu
Dios, y enséñasela a los que no la conocen. |
26 |
Cualquiera
que no guarde puntualmente la ley de tu Dios y la ley del rey
será condenado a muerte, a destierro, a multa o a prisión.” |
27 |
Bendito
Yavé, Dios de nuestros padres, que ha dispuesto el corazón del
rey a glorificar así la casa de Yavé en Jerusalén |
28 |
y
que me hizo objeto de la benevolencia del rey, de sus consejeros
y de todos sus poderosos jefes. Fortalecido
por la mano de mi Dios, que estaba sobre mí, reuní a los jefes
de Israel para que partieran conmigo. |
Capítulo
8 |
|
Los
compañeros de Esdras |
|
|
1 |
He
aquí los jefes de familias y las genealogías de los que subieron
conmigo de Babilonia en el remado de Artajerjes: |
2 |
de
los hijos de Fines, Gersón; de los hijos de Itamar, Daniel;
de los hijos de David, Jatús; |
3 |
de
los hijos de Secanías y de los hijos de Paros,
Zacarías, y con él ciento cincuenta varones registrados; |
4 |
de
los hijos de Pajat Moab, Elyoenai, hijo de Zazajías, y con él
doscientos varones; |
5 |
de
los hijos de Zatú, Secanías, hijo de Yacaziel, y con él trescientos
varones; |
6 |
de
los hijos de Adín, Ebed, hijo de Jonatán, y con él cincuenta
varones; |
7 |
de
los hijos de Elam, Isaías, hijo de Atalía, y con él setenta
varones; |
8 |
de
los hijos de Sefatías, Zebadías, hijo de Micael, y con él ochenta
varones; |
9 |
de
los hijos de Joab, Abdías, hijo de Jejiel, y con él doscientos
dieciocho varones; |
10 |
de
los hijos de Baní, Selomit hijo de Josifía, y con él ciento
sesenta varones; |
11 |
de
los hijos de Bebaí, Zacarías, hijo de Bebaí, y con él veintiocho
varones; |
12 |
de
los hijos de Azgad, Jojanán, hijo de Acatán, y con él ciento
diez varones; |
13 |
de
los hijos de Adonicam, los últimos; he aquí los nombres: Elifelet,
Jeuel, Semeyas, y con ellos sesenta varones; |
14 |
de
los hijos de Bigvaí, Utaí y Zabub, y con ellos sesenta varones. |
15 |
Los
reuní cerca del río que corre hacia Ahavá, y acampamos allí
tres días; y habiendo buscado entre el pueblo y los sacerdotes,
no hallé ninguno de la casa de Leví. |
16 |
Entonces
llamé a los jefes Eliezer, Ariel, Semeyas, Jarib, Elnatán, Jarid,
Zacarías y Mesulam, y a los instructores Yoyanib y Elnatán, |
17 |
y
los mandé al jefe Ido, que habitaba en Casifía, poniendo en
su boca lo que habían de decir a Ido y a sus hermanos los netineos
que había en Casifía, para que nos mandasen servidores para
la casa de nuestro Dios. |
18 |
Como
estaba con nosotros la buena mano de nuestro Dios, nos trajeron
a Serebía, hombre de sentido, de entre los hijos de Majlí, hijo
de Leví, hijo de Israel, y con él sus hijos y sus hermanos,
en número de dieciocho; |
19 |
Jasabía,
y con él Isaías, de entre los hijos de Merarí, sus hermanos
y sus hijos, en número de veinte; |
20 |
y
de entre los netineos, que David y los jefes habían puesto al
servicio de los levitas, doscientos veinte netineos, todos designados
por sus nombres. |
21 |
Allí,
cerca del río Ahavá, publiqué un ayuno de penitencia ante nuestro
Dios, para implorar de él un feliz viaje para nosotros, para
nuestros hijos y para toda nuestra hacienda. |
22 |
Me
hubiera avergonzado de pedir al rey una escolta y caballería
para protegernos del enemigo durante el camino, pues habíamos
dicho al rey: “La mano de nuestro Dios está para bien
de ellos sobre cuantos le buscan” |
23 |
Por
eso ayunamos e invocamos a nuestro Dios, y El nos escuchó. |
24 |
Elegí
doce jefes de los sacerdotes: Serebía, Jasabía y diez de sus
hermanos. |
25 |
Pesé
delante de ellos la plata, el oro y los utensilios donados en
ofrenda para la casa de nuestro Dios por el rey, sus consejeros
y sus jefes y por todos los de Israel que habían sido hallados, |
26 |
y
puse en sus manos seiscientos cincuenta talentos de plata, utensilios
de plata por cien talentos, cien talentos de oro, |
27 |
veinte
copas de oro por valor de mil dáricos y dos vasos de un hermoso
bronce bruñido tan precioso como el oro. |
28 |
Luego
les dije: “Vosotros estáis consagrados a Yavé; estos utensilios
son cosas santas, y esta plata y este oro son ofrenda voluntaria
hecha a Yavé, el Dios de vuestros padres. |
29 |
Velad
y guardadlos hasta que los peséis ante los jefes de los sacerdotes
y levitas y ante los jefes de las familias de Israel en Jerusalén,
en las cámaras de la casa de Yavé.” |
30 |
Los
sacerdotes y levitas recibieron a peso la plata, el oro y los
utensilios para llevarlos a Jerusalén, a la casa de nuestro
Dios. |
31 |
Partimos
del río de Ahavá, para dirigirnos a Jerusalén, el día doce del
mes primero. La mano de Dios fue con nosotros y nos preservó
de ataques de enemigos y de toda emboscada durante el camino. |
32 |
Llegamos
a Jerusalén y descansamos tres días; |
33 |
el
cuarto día pesamos en la casa de nuestro Dios la plata, el oro
y los utensiios, y lo entregamos todo a Merimot, hijo de Urías,
sacerdote, que tenía consigo a Eleasar, hijo de Fines y con
ellos los levitas Josabad, hijo de Josué, y Noadías, hijo de
Biní. |
34 |
Después
de recontarlo y repesarlo todo, se puso por escrito el peso
total. |
35 |
Los
hijos de la cautividad vueltos del destierro ofrecieron en holocausto
al Dios de Israel doce novillos por todo Israel, noventa y seis
carneros, setenta y siete corderos y doce machos cabríos, como
víctimas expiatorias, todo en holocausto a Yavé. |
36 |
Transmitieron
las órdenes del rey a los sátrapas del rey y a los gobernadores
del lado acá del río, y éstos honraron al pueblo y a la casa
de Dios.” |
Capítulo
9 |
|
Aflicción
de Esdras por los matrimonios con mujeres extranjeras, y sus
plegarias |
|
|
1 |
Después
de todo esto se me acercaron los jefes, diciendo: “El
pueblo de Israel, los acerdotes y levitas no han estado
apartados de las gentes de esta tierra e imitan sus abominaciones,
as de los cananeos, jeteos, fereceos, jebuseos, amonitas, moabitas,
egipcios y amorreos; |
2 |
pues
han tomado de entre ellos mujeres para sí y para sus hijos,
han mezclado su raza santa con la de las gentes de esta
tierra. Los
jefes y magistrados han sido los primeros en cometer este pecado.” |
3 |
Al
oír esto rasgué mis vestiduras, mi manto, y me arranqué cabellos
de mi cabeza y de mi barba, y me senté,desolado. |
4 |
Juntáronse
conmigo todos los temerosos de las palabras del Dios de Israel
por la prevaricación de los hijos de la cautividad. Yo estuve desolado hasta el sacrificio de la tarde; |
5 |
y
luego, al tiempo de la ofrenda de la tarde, me levanté de mi
humillación y, con mis vestidos y mi manto rasgados póstreme
de rodillas y, tendiendo a Yavé, mi Dios, mis manos, dije: |
6 |
¡Dios
mío! Estoy confuso y avergonzado, Dios mío, y no me atrevo a
levantar a ti mi rostro, porque nuestras iniquidades se han
multiplicado por encima de nuestra cabeza, y nuestros delitos
suben hasta el cielo. |
7 |
Desde
los días de nuestros padres hasta hoy hemos sido muy culpables;
y por nuestras iniquidades, nosotros, nuestros reyes y nuestros
sacerdotes hemos sido entregados a las manos de los reyes extranjeros,
a la espada, a la cautividad, al saqueo, a la vergüenza que
cubre nuestro rostro. |
8 |
“Con
todo, Yavé, nuestro Dios, acaba de hacer con nosotros misericordia,
dejándonos un resto de libertad y dándonos refugio en su lugar
santo, para hacer brillar nuestros ojos y darnos un poco de
vida en nuestra servidumbre; |
9 |
porque
esclavos somos pero, en medio de nuestra esclavitud, Dios no
nos ha abandonado. Nos
ha conciliado la benevolencia de los reyes de Persia conservándonos
la vida para que pudiéramos edificar la casa de nuestro Dios,
levantando sus ruinas y dándonos un refugio seguro en Judá y
en Jerusalén. |
10 |
¿Qué
podemos, pues, decir después de todo esto, oh Dios nuestro?
Pues hemos abandonado tus mandamientos, |
11 |
los
que nos prescribiste por medio de tus siervos los profetas,
diciendo: La tierra que vais a poseer es una tierra manchada
por las abominaciones de los pueblos de esas regiones, que del
uno al otro cabo la han llenado de sus inmundicias; |
12 |
no
deis vuestras hijas a sus hijos, ni toméis sus hijas para vuestros
hijos, ni os cuidéis nunca de su prosperidad ni de su bienestar,
y así vendréis a ser fuertes y comeréis lo mejor de los frutos
de la tierra, y la dejaréis a vuestros hijos en heredad para
siempre. |
13 |
Después
de todo lo que nos ha sucedido por nuestras maldades y grandes
pecados que hemos cometido, porque tú, Dios nuestro, no nos
has castigado en proporción de nuestras iniquidades, |
14 |
¿vamos
a comenzar de nuevo a traspasar tus mandamientos, a emparentar
con esos pueblos abominables? ¿No se ensañaría contra nosotros
tu cólera hasta destruirnos del todo, sin dejar ni resto ni
escape? |
15 |
Yavé,
Dios de Israel: Tú eres justo, pues que hemos quedado hoy un
resto de escapados. Henos
aquí ante ti como culpables, sin poder por eso permanecer en
tu presencia.” |
Capítulo
10 |
|
Expulsión
de las mujeres extranjeras |
|
|
1 |
Mientras
que Esdras lloraba postrado ante la casa de Dios y hacía esta
plegaria y esta confesión, habíase reunido junto a él una gran
muchedumbre de gentes de Israel: homes, mujeres, niños y todos
derramaban abundantes lágrimas. |
2 |
Entonces
Secanías, hijo de Jejiel, de entre los hijos de Elam, tomando
la palabra, dijo a Esdras: “Hemos pecado contra Dios tomando
mujeres extranj eras de entre los pueblos de esta tierra, pero
Israel no queda por esto sin esperanza. |
3 |
Hagamos
pacto con nuestro Dios de echar a todas esas mujeres y a los
nacidos de ellas, según el parecer de mi señor y de cuantos
temen los mandamientos de nuestro Dios, y que se cumpla a Ley. |
4 |
Levántate,
pues, ya que esto cosa tuya es. Nosotros seremos contigo. Ten valor, y a la obra.” |
5 |
Levantóse
Esdras e hizo jurar a los jefes de los sacerdotes, de los levitas
y de todo Israel que harían lo que se acababa de decir, y ellos
lo juraron. |
6 |
Después
se retiró Esdras de la casa de Dios y se fue a la cámara de
Jojanán, hijo de Elíasib; pero no comió allí pan ni bebió agua,
porque estaba en gran desolación por el pecado de los hijos
de la cautividad. |
7 |
Se
publicó por Judá y Jerusalén a todos los hijos de la cautividad
que se reuniesen en Jerusalén, |
8 |
y
que, si alguno no se presentaba dentro de los tres días, conforme
al acuerdo de los príncipes y de los ancianos, le fuesen confiscados
todos sus bienes, y él excluido de la congregación de los hijos
de la cautividad. |
9 |
Todos
los hombres de Judá y Benjamín se reunieron en Jerusalén dentro
de los tres días. Era el día veinte del noveno mes, y todo el
pueblo estaba en la plaza de la casa de Dios temblando con motivo
de aquel negocio y a causa de la lluvia. |
10 |
Levantóse
Esdras, sacerdote, y dijo: “Habéis prevaricado tomando
mujeres extrañas, añadiendo prevaricaciones a la iniquidad de
Israel. |
11 |
Dad
ahora gloria a Yavé, el Dios de vuestros padres, y cumplid su
voluntad. Apartaos de los pueblos de esta tierra y de las mujeres
extrañas.” |
12 |
Toda
la asamblea respondió a una y en alta voz: “Hágase así,
conforme a tu palabra. |
13 |
Pero
como el pueblo es muy numeroso y está el tiempo de lluvias,
no siendo posible permanecer al descubierto; y como, además,
no es cosa de un día o dos, por ser muchos los que de nosotros
han pecado en esto, |
14 |
que
sean nuestros jefes los que en lugar de la asamblea toda se
queden; y a todos los que de nuestras ciudades han tomado mujeres
extrañas, les hagan venir en tiempos determinados con los ancianos
y los jueces de cada ciudad, hasta que la encendida cólera de
nuestro Dios se aparte de nosotros en cuanto a esto.” |
15 |
Jonatán,
hijo de Azael, y Jajzía, hijo de Tecua, apoyados por Mesulam
y por Sabtaí, levitas, fueron los únicos que se opusieron a
este parecer. |
16 |
Pero
los hijos de la cautividad obraron según se les había dicho.
Se eligió a Esdras, sacerdote, y a algunos de los jefes de
las casas paternas, todos designados por sus nombres, y éstos
se sentaron para resolver el asunto el día primero del mes décimo. |
17 |
El
día primero del mes primero acabaron de juzgar a todos los que
habían tomado mujeres extrañas. |
18 |
De
entre los sacerdotes fueron hallados que habían tornado mujeres
extrañas: de los hijos de Josué, hijo de Josadac, y sus hermanos:
Maasías, Eliezer, Jarib y Godolías, |
19 |
que
se comprometieron, dando su mano, a echar a sus mujeres y a
ofrecer un carnero por su pecado; |
20 |
de
los hijos de Immer, Jananí y Zebadías; |
21 |
de
los hijos de Jarim, Maasías, Elías, Semeyas, Jejiel y Ozías; |
22 |
de
los hijos de Pasur, Elyoenai, Maasías, Ismael, Natanael, Jozabad
y Elasa. |
23 |
De
entre los levitas, Jozabad, Simeí, Quelaya, que es quelita;
Petajya, Judá y Eliezer. |
24 |
De
entre los cantores, Elíasib. De entre los porteros, Salum, Telem
y Urí. |
25 |
De
entre los hijos de Israel: de los hijos de Paros, Ramia, Jiziya,
Malquiya, Miyamim, Eleazar, Malquiya y Benaya; |
26 |
de
los hijos de Elam, Matanías, Zacarías, Jejiel, Abdí, Jeremot
y Elías; |
27 |
de
los hijos de Zatu, Elyoenai, Elíasib, Matanía, Jere-mot, Zabad
y Aziza; |
28 |
de
los hijos de Bebaí, Jojana, Ananías, Jabdu y Atlaí; |
29 |
de
los hijos de Baní, Mesuíam, Maluc, Adaya, Jasub, Seal y Jerirnot; |
30 |
de
los hijos de Pajat, Moab, Adna, Quelal, Banayas, Masías, Matanías,
Besaleel, Biní y Manases; |
31 |
de
los hijos de Jarim, Eliezer, Jisjiya, Malquiya, Semeyas, Simeón, |
32 |
Benjamín,
Maluc y Semaría; |
33 |
de
los hijos de Jasum, Matnaí, Matata, Zabad, Elifelet, Jeremaí,
Manases y Semeí; |
34 |
de
los hijos de Baní, Madaí, Amram, Uel, |
35 |
Benayas,
Bedia, Queluyas, |
36 |
Vania,
Meremot, Elíasib, |
37 |
Matanías,
Matnaí, Jasaí; |
38 |
Baní,
Biní, Semeí, |
39 |
Selemías,
Natán, Adayas, |
40 |
Macnadbaí,
Sasaí, Saraí, |
41 |
Azareel,
Selamías, Semarías, |
42 |
Salum,
Amarías y José; |
43 |
hijos
de Nebo, Jeiel, Matatías, Zabad, Zebina, Jadar, Joel y Banayas. |
44 |
Todos
éstos habían tomado mujeres extranjeras y muchos tenían ya hijos
de ellas. |
|
|