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Libro
Primero de los LOS MACABEOS
INTRODUCCIÓN |
Capítulo
1 |
Alejandro
Magno |
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Alejandro,
hijo de Filipo, macedonio, y el primero que reinó en Grecia,
partiendo del país de Macedonia, venció a Darío, rey de los
persas y los medos, y reinó en lugar suyo. Luego
de esto combatió muchas batallas, expugnó muchas fortalezas
y dio muerte a reyes de la tierra. Atravesándola hasta sus confines, se apoderó de los despojos
de muchas naciones, y la tierra se le rindió. Su corazón se engrió y se llenó de orgullo. Juntó poderosos
ejércitos, sometió
a su imperio regiones y pueblos y los soberanos le pagaron tributo. Después
de todo cayó en el lecho y vio que se moría. Llamando
a sus oficiales, los nobles que con él se habían criado desde
su juventud, dividió aún en vida su reino entre ellos. Había reinado Alejandro doce años cuando le arrebató la muerte. En
su lugar entraron a reinar sus generales, los
cuales, en cuanto él murió, se ciñeron diadema, y sus hijos
después de ellos durante muchos años, multiplicándose los males
en la tierra.
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Antíoco
IV |
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De
ellos brotó aquella raiz de pecado Antíoco Epifanes, hijo del
rey Antíoco, que estuvo en Roma como rehén y se apoderó del
reino el año 137 de la era de los griegos. Salieron
de Israel por aquellos días hijos inicuos que persuadieron al
pueblo, diciendo: “Ea, hagamos alianza con las naciones
vecinas, pues desde que nos separamos de ellas nos han sobrevenido
tantos males"; y
a muchos les pareció bien aquellos discursos. Algunos
del pueblo ofreciéronse a ir al rey, el cual les dio facultad
para seguir las instituciones de los gentiles. En
virtud de esto, levantaron en Jerusalén un gimnasio, conforme
a los usos paganos; se
restituyeron los prepucios, abandonaron la alianza santa, haciendo
causa común con los gentiles, y se vendieron al mal. Una vez que Antíoco se consolidó en el reino, concibió el propósito
de adueñarse de Egipto, a fin de reinar sobre las dos naciones. Entró en él con un poderoso ejército, con carros, elefantes
y jinetes y con una gran flota, e hizo la guerra a Tolomeo, rey de Egipto. Atemorizado éste,
huyó ante él, y fueron muchos los que cayeron heridos. Antíoco
se apoderó de las ciudades fuertes de Egipto y volvió cargado
de despojos. El
año 143, después de haber vencido a Egipto, Antíoco vino contra
Israel y
subió a Jerusalén con un poderoso ejército. Entró altivo en el santuario, arrebató el altar de oro, el candelabro
de las luces con todos sus utensilios, la mesa de la proposición,
las tazas de las libaciones, las copas, los incensarios, la
cortina, las coronas, y arrancó todo el decorado de oro que
cubría el templo. Se apoderó asimismo de la plata, del oro y de los vasos preciosos,
y se llevó los tesoros ocultos que pudo hallar, y con todo se
volvió a su tierra. Hicieron sus gentes gran matanza y profirieron palabras insolentes. Un
gran duelo se levantó en Israel y en todos sus lugares, y se lamentaron los príncipes y ancianos; las doncellas y los
jóvenes perdieron su vigor y palideció la belleza de las mujeres. Todos
los novios entonaron lamentaciones e hicieron duelo los que
se sentaban en el lecho nupcial. Se conmovió por la consternación de sus moradores, y toda la
casa de Israel quedó cubierta de confusión. Pasados dos años,envió el rey al jefe de los tributos a las
ciudades de Judá y a Jerusalén con numerosas tropas. y
con falsía les habló palabras de paz, en las que ellos creyeron. Pero
de repente se arrojó sobre la ciudad, causando en ella gran
estrago y haciendo perecer a muchos del pueblo de Israel. Saqueó la ciudad y la incendió, y destruyó sus casas y los muros
que la cercaban. Llevaron cautivas a las mujeres y a los niños y se apoderaron
de los ganados. Edificaron en torno a la ciudad de David un muro alto y fuerte
y torres también fuertes, convirtiéndola en ciudadela. La
guarnecieron de gentes impías, hombres malvados, que en ella
se hicieron fuertes. La aprovisionaron de armas y vituallas, y juntando los despojos
de Jerusalén, los depositaron en ella, viniendo a ser para la
ciudad un gran lazo. Fue una asechanza para el santuario, una grave y continua amenaza
para Israel. Derramaron sangre inocente en torno al santuario y lo profanaron. A causa de ello huían los moradores de Jerusalén, que vino a
ser habitación de extraños. Se hizo extraña a su propia prole,
y sus hijos la abandonaron. Su
santuario quedó desolado como el desierto; sus fiestas se convirtieron
en duelo; sus sábados en oprobio, y en desprecio su honor. A la medida de su gloria creció su deshonra, y su magnificencia
se volvió en duelo.
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La
persecución religiosa
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El rey Antíoco publicó un decreto en todo su reino de que todos
formaran un solo pueblo, dejando cada uno sus peculiares leyes.
Todas las naciones se avinieron a la disposición del rey. Muchos
de Israel se acomodaron a este culto, sacrificando a los ídolos
y profanando el sábado. Por medio de mensajeros, el rey envió
a Jerusalén y a las ciudades de Judá órdenes escritas de que
todos siguieran aquellas leyes, aunque extrañas al país; que
se suprimiesen en el santuario los holocaustos, el sacrificio
y la libación; que se profanasen los sábados y las solemnidades;
que se contaminase El santuario y el pueblo santo; que se edificasen
altares y santuarios e ídolos y se sacrificasen puercos y animales
impuros; que dejasen a los hijos incircuncisos; que manchasen
sus almas con todo género de impureza y de abominación, de suerte
que diesen al olvido la Ley y mudasen todas sus instituciones,
y que quien se negase a obrar conforme a este decreto del rey
fuera condenado a muerte. Tal fue el decreto publicado en todo
el reino. En todo Israel instituyó inspectores, y a las ciudades
de Judá les dio la orden de que sacrificasen cada una por sí,
ciudad por ciudad. Se les unieron muchos del pueblo, todos los
que abandonaron la Ley. Fueron grandes los males que cometieron
en la tierra, obligando a los verdaderos israelitas a ocultarse
en todo género de escondrijos. El día quince del mes de Casleu
del año 145 edificaron sobre el altar la abominación de la desolación,
y en las ciudades de Judá de todo alrededor edificaron altares;
ofrecieron incienso en las puertas de las casas y en las calles,
y los libros de la Ley que hallaban los rasgaban y echaban al
fuego.A quien se le hallaba con un libro de la alianza en su
poder y observaba la Ley, en virtud del decreto real se le condenaba
a muerte. Así hacían a Israel, a cuantos habitaban en sus ciudades,
un mes y otro mes. El veinticinco del mes sacrificaron en el
ara levantada sobre el altar de los holocaustos. Las
mujeres que circuncidaban a sus hijos eran asesinadas, según
el decreto, y
los niños colgados por el cuello. Saqueaban las casas y daban
muerte a quienes se habían circuncidado.
Muchos en Israel se mantuvieron fuertes en su resolución de
no comer cosa impura, prefiriendo morir a contaminarse con los
alimentos y profanar la santa alianza, y por ello murieron. Muy
grande fue la cólera que descargó sobre Israel.
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PRIMERA
PARTE
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Capítulo
2 |
MATATÍAS |
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Por
entonces se levantó Matatías, hijo de Juan, hijo de Simeón,
sacerdote, de los hijos de Joarib, de Jerusalén, que habitaba
en Modín. Tenía cinco hijos: Juan, apellidado Caddis; Simón, llamado Tasi;Judas,
apellidado Macabeo; Eleazar, apellidado Abarán, y Jonatán, llamado Apfos. Y viendo las abominaciones cometidas en Judá y en Jerusalén, dijo:
“¡Ay de mí! ¿Por qué nací yo, para ver la ruina de mi pueblo
y la ruina de la Ciudad Santa, obligado a habitar aquí , cuando
está en poder de los enemigos y el santuario en poder de extraños? Su pueblo ha sido tratado
como un infame; sus
vasos preciosos llevados en botín; sus niños, muertos en las
plazas, y sus jóvenes, caídos al filo de la espada enemiga. ¿Qué nación no se ha adueñado de su reino y no se ha apoderado
de sus despojos? Todo
su ornato le fue arrebatado, y la que era libre fue hecha esclava. Y
ved cómo nuestro santuario, que era nuestro honor y nuestra
gloria, está desolado, profanado por las gentes. ¿Para
qué vivir?”.
Rasgaron Matatías y sus hijos sus vestiduras y se vistieron
de saco e hicieron gran duelo. En tanto, llegaron a la ciudad de Modín los delegados del rey,
forzando a la apostasía mediante la ofrenda del incienso. Muchos
israelitas les obedecían, mientras Matatías y sus hijos se mantenían
apartados. Los
enviados del rey, dirigiéndose a Matatías, le dijeron: “Tú
eres príncipe e ilustre y grande en esta ciudad , apoyado por
muchos hijos y parientes; acércate,
pues el primero y haz conforme al decreto del rey, como hacen
todas las naciones, los hombres de Judá y los que quedaron en
Jerusalén. Y seréis tú y tu casa de los amigos del rey, y seréis
enriquecidos, tú y tus hijos, de plata y oro y muchas mercedes”. A
lo que contestó Matatías, diciendo en alta voz: “Aunque
todas las naciones que forman el imperio abandonen el culto
de sus padres y se sometan a vuestros mandatos, yo y mis hijos y mis hermanos viviremos en la alianza de nuestros
padres. Líbrenos Dios de abandonar la Ley y sus preceptos. No
escucharemos las órdenes del rey para salimos de nuestro culto
ni a la derecha ni a la izquierda.”Apenas
había terminado de hablar, cuando en presencia de todos se acercó
un judío para quemar incienso en el altar que había en Modín,
según el decreto del rey. Al
verlo Matatías, se indignó hasta estremecerse; y llevado de
justa indignación , fue corriendo y lo degolló sobre el altar. Al
mismo tiempo mató al enviado del rey, que obligaba a sacrificar,
y destruyó el altar. Así mostró su celo por la Ley, como había hecho Fines con Zambri,
el hijo de Salom.
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La
sublevación |
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Alzó
luego el grito Matatías en la ciudad, y dijo: “¡Todo el
que sienta celo por la Ley y sostenga la alianza, sígame!”. Y
huyeron él y sus hijos a los montes, abandonando cuanto tenían
en la ciudad.Entonces
muchos que suspiraban por la justicia y la equidad bajaron al
desierto, para
habitar allí, así ellos como sus hijos y sus mujeres y sus ganados,
puesla persecución había llegado al colmo. Y así que llegó a noticia de los enviados del rey y de las fuerzas
que había en Jerusalén, en la ciudad de David, que aquellos
hombres, desobedeciendo el decreto del rey, habían bajado para
esconderse en el desierto, y que muchos los habían seguido, los sorprendieron; y acampando enfrente de ellos, se dispusieron
a atacarles en día de sábado. Y les decían: “Basta con lo hecho hasta aquí. Salid y
cumplid el decreto del rey, y viviréis.” Ellos contestaron: “No saldremos ni haremos lo mandado
por el rey, profanando el sábado.” En seguida los acometieron, y
ellos no les respondieron, ni les lanzaron una piedra, ni taparon
sus escondrijos, diciendo: “Muramos todos en nuestra inocencia, y el cielo y
la tierra serán testigos de que injustamente nos hacéis morir.” Y,
acometidos en día de sábado, murieron ellos, sus mujeres, sus
hijos y sus ganados, hasta mil hombres. Guando Matatías y sus amigos lo supieron, se dolieron grandemente, pero
dijeron: “Si todos hacemos como nuestros hermanos han hecho,
no combatiendo contra los gentiles por nuestras vidas y nuestras
leyes, pronto nos exterminarán de la tierra.” Y
tomaron aquel día esta resolución: Todo hombre, quienquiera
que sea, que en día de sábado viniese a pelear contra nosotros,
será de nosotros combatido, y no nos dejaremos matar todos,
como nuestros hermanos, en sus escondrijos.”
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Los
asideos |
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Entonces
se unió a ellos un grupo de asideos, israelitas, valientes,
todos adictos a la Ley. Cuantos
buscaban escapar a la persecución se unían a ellos, acrecentándose
así sus fuerzas, hasta
formar un ejército, con el cual hirieron a los pecadores en
su ira y a los impíos en su furor. Los restantes buscaban su
salud entre los gentiles. Recorrieron
Matatías y sus amigos las ciudades, destruyendo altares y obligando a circuncidar a cuantos niños encontraban incircuncisos
en los confines de Israel. Perseguían a los rebeldes a la Ley
, y su fuerza crecía cada vez más. Defendían
la Ley contra los gentiles y los reyes y no se doblegaban ante
los pecadores. Acercándose el fin de los días de Matatías, dijo éste a sus
hijos:
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Testamento
de Matatías |
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“Al
presente triunfa la soberbia y el castigo, es tiempo de ruina
y de furiosa cólera. Hijos
míos, mostraos celadores de la Ley y dad la vida por la alianza
de nuestros mayores. Acordaos
de las hazañas de vuestros padres en sus días y alcanzaréis
gran gloria y nombre eterno. ¿No fue Abraham hallado fiel en la tentación, y le fue imputado
a justicia? En
el tiempo de la tribulación, José guardó la Ley, y vino a ser
señor de Egipto. Fines,
nuestro padre, por su gran celo recibió la promesa del sacerdocio
eterno. Josué,
por la observancia de la Ley, llegó a ser juez de Israel. Caleb, por su testimonio ante el pueblo, recibió la heredad
de la tierra. David, por su misericordia, heredó el trono real por los siglos
de los siglos. Elías,
por su gran celo de la Ley, fue arrebatado al cielo. Ananías, Azarías y Misael, por su fe, fueron librados del fuego. Daniel,
por su inocencia, fue libertado de la boca de los leones. Recorred
de este modo todas las generaciones, y veréis cómo ninguno que
confía en Dios es confundido. No
temáis las amenazas de este malvado, porque su gloria se volverá
en estiércol y en gusanos. Hoy
se engríe, pero mañana no será hallado, porque se habrá vuelto
al polvo y se habrán disipado sus planes.Vosotros,
hijos míos, cobrad ánimo, combatid varonilmente por la Ley,
que con esto vendréis a ser gloriosos. Yo
sé que Simón, vuestro hermano, es hombre de consejo; oídle siempre,
y sea él vuestro padre. Judas
el Macabeo es fuerte y vigoroso desde su mocedad; que sea el
capitán del ejército y quien dirija la guerra contra las naciones. Atraed a vosotros a todos los cumplidores de la Ley y tomad
severa venganza de los ultrajes a vuestro pueblo. Dad a los gentiles su merecido y atended a la observancia de
los preceptos de la Ley.” Y, bendiciéndoles, fue a reunirse con sus padres. Murió
el año 146, y los hijos le sepultaron en el sepulcro de sus
padres, en Modín, y todo Israel hizo por él gran duelo.
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SEGUNDA
PARTE
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Capítulo
3 |
JUDAS
MACABEO |
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Le
sucedió Judas, apellidado Macabeo, a quien apoyaron sus hermanos y cuantos habían seguido a su
padre y combatían alegremente los combates de Israel. Y dilató la gloria de su pueblo y, como héroe se vistió la coraza,
y se ciñó sus armas para guerrear, y trabó batallas, protegiendo
con su espada al campamento. Por sus hazañas se asemejó al león y al cachorro que ruge en
busca de la presa. Persiguió
en sus escondites a los impíos y entregó a las llamas a los
perturbadores de su pueblo. Los
impíos se sobrecogieron de miedo ante él, los obradores de la
iniquidad se turbaron. En sus manos llegó a buen término la
salud. Dio en qué entender a muchos reyes y fue el regocijo de Jacob
con sus hazañas. Por los siglos perdurará su memoria en bendición. Recorrió
las ciudades de Judá, exterminó a los impíos de ellas y alejó
de Israel la ira. Llegó
su nombre hasta los confines de la tierra y reunió a los dispersos.
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Sus
primeras victorias |
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Apolonio
reunió a las naciones, y vino con gran ejército parra hacer
la guerrra contra Israel. Así
que lo supo Judas, le salió al encuentro, derrotó y le dio muerte;
cayeron muchos y huyeron los demás. Se apoderó de sus despojos y de la espada de Apolonio, de la
cual se sirvió en la guerra todos los días de su vida. Cuando llegó a oídos de Serón, jefe del ejército de Siria, que
Judas había juntado gente y que una muchedumbre de fieles a
la Ley combatía a su lado, se
dijo: “Me haré famoso y ganaré gloria en el reino combatiendo
a Judas y a los suyos, que desprecian los decretos del rey.” Y preparada la segunda expedición, salió y subió con poderoso
ejército, al cual se unieron los impíos para apoyarle y tomar
venganza de los hijos de Israel. Llegaban
hasta la subida de Betorón, donde les salió al paso Judas con
una pequeña tropa. Esta, viendo el ejército que venía contra ellos, dijo a Judas:
“¿Cómo podremos nosotros, tan pocos, luchar contra tan
poderosa muchedumbre, y menos estando, como estamos hoy, extenuados
por el ayuno?” Pero
Judas les contestó: “Fácil cosa es entregar una muchedumbre
en manos de pocos, que para el Dios del cielo no hay diferencia
entre salvar con muchos o con pocos; y
no está en la muchedumbre del ejército la victoria en la guerra;
del cielo viene la fuerza. Estos llegan contra nosotros llenos de orgullo e impiedad para
apoderarse de nosotros, de nuestras mujeres e hijos, y saquearnos, mientras
que nosotros luchamos por nuestras vidas y por nuestras leyes. Dios
los aplastará a nuestros ojos; no tengáis miedo de ellos.” Así que acabó de hablar, los acometió con decisión, derrotando
enteramente a Serón y a su ejército. Los
persiguió Judas por la bajada de Betorón hasta el llano, quedando
en el campo unos ochocientos hombres y huyendo los demás a tierra
de los filisteos. Con esto, el espanto y el miedo a Judas y a sus hermanos se
apoderó de las naciones vecinas. La
fama de su nombre llegó hasta el rey, y en todas las naciones
se contaban sus batallas.
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Se
preparan más duros combates |
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El
rey Antíoco, en teniendo noticia de estos sucesos, se encendió
en ira, y dio orden de juntar todas las fuerzas del reino, un
ejército poderosísimo. Abrió sus tesoros y pagó la soldada a su ejército por un año,
ordenando que estuviesen preparados para todo evento. Viendo el rey que sus tesoros habían quedado exhaustos y que
los tributos eran escasos por las disensiones y las calamidades
que él había traído sobre la tierra, en su empeño de suprimir
las leyes que habían estado en uso desde los días antiguos, temió
no tener, como otras veces le había sucedido, para los gastos
y los donativos, que solía repartir con más larga mano y mayor
prodigalidad que sus antecesores. En
este grave aprieto, resolvió ir a Persia a cobrar los tributos
de las provincias y reunir mucho dinero.
Dejó a Lisias, hombre ilustre y de linaje real, al frente de
los negocios del reino desde el Eufrates hasta los confines
de Egipto, y
con el encargo de velar por su hijo Antíoco hasta su vuelta. Puso a su disposición la mitad de su ejército y los elefantes,
encomendándole la ejecución de sus planes, y sobre todo lo de
Judea y Jerusalén. Debía
enviar contra ellos el ejército, aplastar y destruir la fuerza
de Israel y las reliquias de Jerusalén, hasta borrar de la tierra
su memoria,e
instalar extranjeros en sus confines, distribuyéndoles la tierra
por suerte. La
otra mitad del ejército la llevó consigo el rey, que partió
de Antioquía, la capital de su reino, el año 147, y atravesando
el Eufrates, se dirigió hacia las regiones altas. Luego eligió Lisias a Tolomeo, hijo de Dorimeno; a Nicanor y
a Gorgias, varones valerosos de entre los amigos del rey; y
envió con ellos cuarenta mil hombres y siete mil caballos para
invadir Judea y arrasarla, según el mandato del rey. Partieron
con todo su ejército y vinieron a acampar cerca de Emaús, en
la llanura. Cuando
los mercaderes de la región tuvieron noticia de su llegada,
tomaron muchísima plata, oro y siervos y vinieron al campamento
para comprar los hijos de Israel por esclavos. También se agregaron
a ellos fuerzas procedentes de Idumea y de la tierra de los
filisteos. Viendo Judas y sus hermanos que las calamidades se multiplicaban
y que los ejércitos acampaban en sus confines, y conocedores
de las órdenes dadas por el rey de destruir y exterminar al
pueblo, se dijeron unos a otros: “Defendamos a nuestro pueblo
contra esos planes de destrucción y luchemos por nuestra nación
y por el santuario”, y
resolvieron disponerse a la guerra, orando y pidiendo a Dios
clemencia y misericordia. Jerusalén
estaba despoblada como un desierto; no había quien de sus hijos
entrase o saliese. Su santuario estaba conculcado, y los hijos
de los extranjeros moraban en la ciudadela. Era ésta albergue
de los gentiles; el gozo de Jacob había desaparecido, y habían
enmudecido la flauta y la cítara. Se reunieron y vinieron a Masfa, frente a Jerusalén, pues en
otro tiempo había sido Masfa un lugar de oración para Israel; y ayunaron aquel día, se vistieron de saco, pusieron ceniza
sobre sus cabezas, rasgaron sus vestiduras y
extendieron el libro de la Ley, buscando en él lo que los gentiles
preguntan a las imágenes de sus ídolos. Trajeron
los vestidos sacerdotales, las primicias y los diezmos, e hicieron
venir a nazareos que habían cumplido los días de su consagración, y
a voces clamaron al cielo, diciendo: “¿Qué vamos a hacer
con éstos y adonde vamos a llevarlos? Porque tu santuario está hollado y profanado; tus sacerdotes,
en luto y humillación,y
ahora los gentiles se han reunido contra nosotros para destruirnos.
Tú sabes las cuentas que echan sobre nosotros. ¿Cómo
podremos hacerles frente si tú no nos ayudas?” Y tocaron las trompetas y clamaron a grandes voces. Después de esto instituyó Judas jefes del pueblo, de millares,
centenas, cincuentenas y decenas, y
dijeron a los que edificaban casas, a los que habían tomado
mujer, a los que habían plantado una viña y a los tímidos que
se volvieran cada uno a su casa, conforme a la prescripción
de la Ley, y,
levantando el campo, vinieron a ponerse al sur de Emaús. Dijo
Judas a los suyos: “Preparaos y portaos como valientes,
prontos a luchar mañana temprano contra estas gentes que se
han reunido contra nosotros para destruirnos y destruir nuestro
santuario. Mejor es morir combatiendo que contemplar las calamidades de
nuestro pueblo y del santuario. En
todo caso, hágase la voluntad del cielo.”
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Capítulo
4 |
Nuevas
victorias |
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Gorgias,
tomando cinco mil infantes y mil jinetes escogidos, levantó
el campo por la noche con
el propósito de atacar al ejército judío y derrotarlo por sorpresa.
Llevaban por guías hombres de la ciudadela. Tuvo
de ello noticias Judas, y con sus valientes movió también el
campo para atacar a los del rey que estaban junto a Emaús, en tanto que el grueso del ejército andaba aún disperso, lejos
del campamento. Llegó
Gorgias al campo de Judas por la noche; y no hallando a nadie,
los buscaba por los montes, diciendo: “Estos han huido
de nosotros.” En cuanto fue de día apareció Judas en el llano con tres mil
hombres, que no tenían los escudos ni las espadas que deseaban. Vieron
el campamento de los gentiles, fuerte, atrincherado, rodeado
de la caballería, formado por hombres diestros en la guerra. Dijo
Judas a los que le acompañaban: “No temáis a esa muchedumbre,
ni su ímpetu os acobarde. Recordad cómo fueron salvados nuestros padres en el mar Rojo
cuando el faraón los perseguía con su ejército. Levantemos
al cielo nuestra voz, en la esperanza de que se compadezca de
nosotros y, acordándose de la alianza con nuestros padres, aplaste
hoy ante nuestros ojos este campamento, y conocerán
todas las gentes que hay quien rescata y salva a Israel.” Alzando los enemigos sus ojos, vieron que venían a atacarlos y
salieron al campo para combatirlos. Los soldados de Judas tocaron
las cornetas, y
se trabó la lucha, siendo derrotados los gentiles, que luego
se dieron a huir por el llano. Fueron
perseguidos hasta Guezer, los llanos de Idumea, de Azoto y de
Jamnia; los rezagados cayeron todos al filo de la espada, quedando
en el campo hasta tres mil de ellos. Volviendo
Judas con su ejército de perseguirlos, dijo a los suyos: “No
codiciéis los despojos, que tenernos ante nosotros el peligro, pues
Gorgias está con su ejército en los montes próximos. Por el
momento haced frente a los enemigos y combatid contra ellos;
después ya podréis tomar los despojos con seguridad.”Estaba
aún Judas diciendo esto, cuando apareció, saliendo del monte,
una división de Gorgias; la
cual, al ver cómo los suyos habían vuelto las espaldas y ardía
en llamas el campamento, porque el humo que se veía daba bien
a entender lo sucedido, se
llenó de miedo, y más viendo al ejército de Judas en el llano,
en orden de batalla. Todos
se dieron a huir hacia la tierra de los filisteos. Judas entonces se volvió y recogió el botín del campamento,
donde tomaron mucho oro y plata, y telas de jacinto y de púrpura
marina, y grandes riquezas. A su vuelta elevaban al cielo cánticos y bendiciones al Señor:
“Porque es bueno, porque es eterna su misericordia.” En
aquel día obtuvo Israel una gran victoria. Cuantos extranjeros se salvaron llegaron a anunciar a Lisias
lo sucedido, y éste, al oír las noticias, se quedó consternado y abatido,
porque las cosas no habían sucedido en Israel como el rey se
lo había ordenado. Al año siguiente organizó un ejército de sesenta mil hombres
y cinco mil caballos para acabar totalmente con los judíos. Vino por Idumea y acampó en Betsur. Para hacerles frente sólo
disponía Judas de diez mil hombres. A
la vista de tan fuerte ejército, oró, diciendo: “¡Bendito
seas, Salvador de Israel, que quebrantaste el ímpetu del gigante
por mano de tu siervo David y entregaste el campamento de los
filisteos en poder de Jonatán, hijo de Saúl, y de su escudero! Da
este campo a manos de tu pueblo Israel y queden avergonzados
su ejército y su caballería. Infúndeles
miedo, abate la presuntuosa confianza en su fortaleza y avergüéncense
de su derrota. Derrótalos por la espada de los que te aman y entonen cánticos
de loor todos los que conocen tu nombre.” Vinieron
a las manos, cayeron del ejército de Lisias cinco mil hombres. Al
ver Lisias la derrota de su ejército y la audacia del de Judas
y cómo estaban dispuestos a vivir o morir gloriosamente, partió
para Antioquía y reclutó mercenarios para acrecentar su ejército
con el propósito de volver contra Judas.
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Restablecimiento
del culto |
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Judas
y sus hermanos se dijeron: “Nuestros enemigos están derrotados;
subamos, pues, y purifiquemos el santuario y restablezcamos
el culto.” Y,
juntando el ejército, subieron al monte de Sión. Al
ver el santuario desolado, profanado el altar, quemadas las
puertas, la hierba crecida en los atrios como en un bosque o
en un monte, y las habitaciones destruidas, rasgaron
sus vestiduras y alzaron gran llanto, se pusieron ceniza sobre
su cabeza, se
postraron en tierra, tocaron las trompetas de señales y clamaron
al cielo. Luego ordenó Judas que algunos tuvieran en jaque a los de la
ciudadela mientras purificaban el santuario. Eligieron
sacerdotes irreprochables, amantes de la Ley,los
cuales purificaron el templo y echaron las piedras del altar
idolátrico en lugar inmundo. Deliberaron
qué harían del altar de los holocaustos, que había sido profanado, y
les pareció buen consejo destruirlo, por cuanto los gentiles
lo habían profanado, y
depositar las piedras en el monte del templo, en lugar conveniente
hasta que viniese un profeta que diese oráculo sobre ellas. Tomaron luego piedras sin labrar, conforme prescribe la Ley;
y edificaron un altar nuevo sobre el modelo antiguo; repararon
el santuario y el interior del templo, purificaron los atrios, hicieron
nuevos vasos sagrados e introdujeron el candelabro, el altar
de los perfumes y la mesa del templo. Quemaron
incienso en el altar, encendieron las lámparas del candelabro,
que lucieron en el templo; colocaron
los panes sobre la mesa y colgaron las cortinas. De esta manera
dieron fin a la obra. En la mañana del día veinticinco del mes noveno, que es el de
Casleu, del año 148, se levantaron de madrugada y ofrecieron el sacrificio prescrito por la Ley en el nuevo
altar de los holocaustos que habían construido. Precisamente
en la misma hora y día en que lo habían profanado los gentiles
fue renovado con cánticos, cítaras, arpas y címbalos. Todo el pueblo se postró sobre su rostro, adorando y elevando
sus bendiciones al cielo, que les había dado tan feliz suceso. Durante
ocho días celebraron la renovación del altar, y con alegría
ofrecieron los holocaustos y sacrificios de acción de gracias
y alabanza. Adornaron
la fachada del templo con coronas de oro y escudos y restauraron
las portadas y las cámaras y les pusieron puertas. Fue muy grande la alegría del pueblo por haber borrado el oprobio
de los gentiles. Finalmente
mandaron Judas y sus hermanos y toda la asamblea de Israel celebrar
los días de la renovación del altar a su tiempo, de año en año,
por ocho días, desde el veinticinco del mes de Casleu, con alegría
y regocijo. Por
aquel mismo tiempo levantaron en torno del monte Sión muros
altos y torres para que no pudieran los gentiles hollarlo como
habían hecho antes; pusieron en él una guarnición que lo defendiera. Fortificaron
asimismo a Betsur para protegerla y que el pueblo tuviera una
defensa por el lado de Idumea.
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Capítulo
5 |
Guerra
contra los pueblos vecinos |
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1 |
Cuando
las naciones de alrededor oyeron que el altar había sido reedificado
y restaurado como antes el santuario, se enfurecieron sobremanera,
|
2 |
y
decidieron destruir a los de la raza de Jacob que vivían en
medio de ellos, comenzando a ejecutar matanzas y destrucciones
en el pueblo.
|
3 |
Comenzó
Judas por hacer la guerra a los hijos de Esaú, y se apoderó
de Acrabatane, en Idumea, desde donde hostigaban constantemente
a Israel. Les infligió una gran derrota, humillándolos y llevándose
sus despojos.
|
4 |
Se
acordó de la maldad de los hijos de Bayán, que tendían lazos
y emboscadas en los caminos.
|
5 |
Les
obligó a encerrarse en sus torres, los cercó y, dándolos al
anatema, puso fuego a las torres, que ardieron con todos los
que en ellas había.
|
6 |
Pasó
a los hijos de Ammón, y se encontró con un ejército fuerte y
un pueblo numeroso, y a Timoteo por jefe.
|
7 |
Tuvo
con ellos muchos encuentros, hasta que los derrotó y deshizo
totalmente.
|
8 |
Se
apoderó de Jazer y sus aldeas y se volvió luego a Judea.
|
9 |
Los
gentiles de Galaad se conjuraron contra los israelitas que moraban
en su territorio, con el propósito de aniquilarlos, pero ellos
huyeron a la fortaleza de Diatema.
|
10 |
Escribieron
a Judas y a sus hermanos, diciéndoles: “Se han juntado
contra nosotros las naciones de nuestro contorno, que se proponen
destruirnos;
|
11 |
están
dispuestas a venir y apoderarse de la fortaleza en que nos hemos
refugiado; tienen a Timoteo por jefe de su ejército.
|
12 |
Ven,
pues, y líbranos de sus manos, porque muchos de los nuestros
han caído ya,
|
13 |
y
todos nuestros hermanos de la región de Tobi han sido muertos
y robadas sus mujeres, sus hijos y sus bienes, pereciendo allí
unos seis mil hombres.”
|
14 |
Estaban
leyendo estas cartas, cuando llegaron, rasgadas las vestiduras,
otros mensajeros de Galilea,
|
15 |
los
cuales comunicaron que se habían juntado contra ellos gentes
de Tolemaida, y de Tiro, y de Sidón, y de los gentiles de toda
la Galilea, para aniquilarlos.
|
16 |
Cuando
Judas y el pueblo oyeron semejantes noticias, se reunió una
gran asamblea, y deliberaron sobre lo que habían de hacer por
sus hermanos, que se hallaban en grave aprieto, combatidos por
los gentiles.
|
17 |
Dijo
Judas a Simón, su hermano: “Toma gente contigo y ve a
librar a nuestros hermanos de Galilea; yo y mi hermano Jonatán
iremos a Galaad.”
|
18 |
A
José, el de Zacarías, y a Azarías les dejó por jefes del pueblo
con el resto del ejército para la defensa de Judea,
|
19 |
dándoles
esta orden: “Quedaos al frente del pueblo, pero no trabéis
lucha con los gentiles hasta nuestra vuelta.”
|
20 |
Tomó
Simón tres mil hombres para ir a Galilea, y Judas ocho mil para
ir a Galaad.
|
21 |
Partió
Simón para Galilea, y después de muchos encuentros con los gentiles,
los derrotó y persiguió hasta las puertas de Tolemaida,
|
22 |
quedando
en el campo unos tres mil de los gentiles y apoderándose Simón
de sus despojos.
|
23 |
Tomó
luego a los que moraban en Galilea y en Arbata, con sus mujeres,
hijos y cuanto tenían, y los trajo con júbilo a Judea. |
24 |
Judas
el Macabeo y Jonatán, su hermano, atravesaron el Jordán y caminaron
durante tres días por el desierto,
|
25 |
encontrándose
con los nabateos, que los recibieron amigablemente y les contaron
cuanto a sus hermanos había sucedido en la región de Galaad,
|
26 |
y
cómo muchos de ellos se hallaban prisioneros en Bosora, en Bosor,
en Alema, en Casfor, en Maqued y en Carnaím, ciudades todas
fuertes y grandes;
|
27 |
que
también en las demás ciudades de Galaad había prisioneros, y
habían ordenado los enemigos para el día siguiente atacar las
plazas fuertes, tomarlas y acabar con todos los judíos en un
solo día.
|
28 |
Judas,
con su ejército, atravesando el desierto, llegó de improviso
a Bosora, se apoderó de la ciudad, pasó al filo de espada a
todos los varones, se adueñó de todos sus despojos y la puso
fuego.
|
29 |
Levantando
el campo por la noche, marchó hacia la fortaleza de Diatema.
|
30 |
Al
amanecer alzó los ojos y vio una muchedumbre innumerable con
escalas y máquinas de guerra dispuesta a atacar y tomar la fortaleza.
|
31 |
Entendió
Judas que el ataque comenzaba, y oyó que de la ciudad subía
al cielo un gran griterío y sonido de trompetas.
|
32 |
Dijo
entonces a los de su ejército: “Luchad hoy por vuestros
hermanos.”
|
33 |
Y
en tres secciones se dirigieron por la espalda, tocando las
trompetas y clamando a Dios en oración.
|
34 |
34
Cuando el ejército de Timoteo se dio cuenta de que era el Macabeo,
emprendieron la fuga. Les infligió una gran derrota, quedando
aquel día en el campo hasta ocho mil hombres.
|
35 |
Luego
se volvió Judas contra Masfa, la atacó, adueñándose de ella,
matando a todos sus hombres, tomando sus despojos y entregando
la ciudad a las llamas.
|
36 |
Partiendo
de allí, tomó a Casfor, Maqued, Bosor, con las demás ciudades
de Galaad.
|
37 |
Después
de esto juntó Timoteo otro ejército y vino a acampar enfrente
de Rafón, del otro lado del torrente.
|
38 |
Envió
Judas a explorar el campo, y le trajeron estas noticias: “Se
han juntado con Timoteo todos los gentiles de alrededor, y forman
un ejército muy grande.
|
39 |
Además,
han tomado a sueldo a los árabes como auxiliares, y están acampados
del otro lado del torrente, prontos a venir contra ti.”
Salió Judas al encuentro de ellos.
|
40 |
Timoteo
había dado estas instrucciones a sus capitanes: “Si al
llegar Judas al torrente le permitiéramos pasar hasta nosotros,
no podríamos resistirle, porque tiene una fuerza incontrastable;
|
41 |
mas,
si por temor acampara al otro lado del torrente, iremos contra
él y le venceremos.”
|
42 |
Cuando
Judas se acercó al torrente, detuvo a los intendentes del ejército
y les dio esta orden: “No permitáis que se quede nadie
en el campo; que vayan todos a luchar.”
|
43 |
Y
atravesó el primero contra los enemigos, y todo el pueblo en
pos de él. Fueron deshechos los gentiles, que tiraron las armas
y huyeron al santuario de Carnaím.
|
44 |
Pero
los de Judas se apoderaron de la ciudad y pusieron fuego al
santuario, que ardió con todos los que en él había. Así fue
abatida Carnaím, sin que los enemigos pudieran hacer frente
a Judas.
|
45 |
Juntó
Judas a todos los israelitas que moraban en Galaad, desde el
pequeño hasta el grande, a sus mujeres e hijos y su hacienda,
una muchedumbre muy grande, para traerlos a la tierra de Judá.
|
46 |
Al
llegar a Efrón, ciudad grande y muy fuerte en la entrada de
un desfiladero, no podían desviarse ni a la derecha ni a la
izquierda, sino que habían de pasar por en medio de ella.
|
47 |
Los
de la ciudad se encerraron, y muraron a cal y canto las puertas.
Les envió Judas un mensaje de paz,
|
48 |
diciéndoles:
“Permitidnos atravesar por vuestra tierra camino, de la
nuestra; nadie os molestará; sencillamente pasaremos a pie.”
Pero no quisieron abrirle.
|
49 |
Ordenó
Judas entonces pregonar en todo el campo que hiciesen todos
alto en el sitio en que estaban.
|
50 |
Los
hombres de guerra tomaron posiciones y atacaron a la ciudad
todo aquel día y la noche siguiente, hasta que se rindió.
|
51 |
Pasó
al filo de la espada a todos los varones, arrasó la ciudad y
se apoderó de sus despojos, atravesándola luego por encima de
los cadáveres.
|
52 |
Pasado
el Jordán, llegaron a la gran llanura de Betsán.
|
53 |
Judas,
que mandaba la retaguardia, iba exhortando al pueblo todo el
camino hasta llegar a la tierra de Judá.
|
54 |
Con
gran gozo y alegría subieron al monte de Sión y ofrecieron holocaustos
por no haber caído ninguno de ellos y haber vuelto todos en
paz.
|
55 |
En
los días en que Judas y Jonatán estaban en Galaad, y Simón en
Galilea, frente a Tolemaida,
|
56 |
llegaron
a oídos de José, el de Zacarías, y Azarías, jefes del ejército,
las hazañas y las batallas que llevaban a cabo,
|
57 |
y se dijeron: “Hagamos también nosotros célebre nuestro
nombre peleando contra las naciones de alrededor.”
|
58 |
Y
dieron orden al ejército que con ellos tenían de emprender la
marcha hacia Jamnia.
|
59 |
Pero
les salió al paso Gorgias con su gente,
|
60 |
que
derrotaron a José y Azarías, persiguiéndolos hasta los confines
de Judea. Dos mil hombres cayeron aquel día del pueblo de Israel.
Acaeció este gran descalabro
|
61 |
por
no haber obedecido a Judas y a sus hermanos, creyéndose capaces
de grandes hazañas.
|
62 |
Pero
no eran ellos de la raza a que fue dado salvar a Israel.
|
63 |
Por
el contrario, el heroico Judas y sus hermanos alcanzaron gran
gloria ante Israel y ante todos los pueblos a cuyos oídos llegó
su fama,
|
64 |
y
en medio de aclamaciones todos los rodeaban.
|
65 |
Partieron
luego Judas y sus hermanos en campaña contra los hijos de Esaú
hacia el mediodía, y se apoderaron de Hebrón y de sus aldeas,
destruyeron su fortaleza y quemaron las torres de su recinto.
|
66 |
En
seguida se dirigió contra la tierra de los filisteos, atravesando
por Maresa.
|
67 |
Cayeron
aquel día en la batalla algunos sacerdotes que inconsideradamente
salieron a luchar queriendo dar pruebas de su valentía.
|
68 |
Se
dirigieron luego a Azoto, en tierra de filisteos, y destruyó
sus altares, quemó las estatuas de sus dioses y se volvió a
la tierra de Judá.
|
|
|
Capítulo
6 |
Muerte
de Antíoco Epifanes |
|
|
1 |
Atravesaba
el rey Antíoco las regiones altas de Persia, cuando tuvo noticia
de Elimaida, ciudad célebre por su riqueza de plata y oro. |
2 |
Había
en ella un templo extraordinariamente rico, en el cual se guardaban
armaduras de oro, corazas y armas que había dejado allí Alejandro
el de Filipo, rey de Macedonia, el primero que reinó sobre los
griegos.
|
3 |
Llegado
a ella, intentó apoderarse de la ciudad, pero no pudo, porque,
conocidos sus propósitos en la ciudad,
|
4 |
le
resistieron con las armas, viéndose forzado a retirarse huyendo,
para volverse con gran pena a Babilonia.
|
5 |
En
Persia le alcanzó un correo, que le dio a saber cómo los ejércitos
enviados a tierra de Judea habían sido derrotados; que Lisias
había ido contra ella
|
6 |
con
un ejército fuerte si los hay y había huido ante los judíos,
que se habían hecho muy fuertes en armas y soldados con el botín
grande que habían cogido a los ejércitos por ellos vencidos;
|
7 |
que
habían destruido la abominación levantada por él sobre el altar
de Jerusalén y habían cercado de altos muros el santuario, como
antes estaba, y la ciudad de Betsur.
|
8 |
Cuando
recibió estas noticias, quedó aterrado e intensamente conmovido;
tanto, que cayó en el lecho enfermo de tristeza al ver que los
sucesos no habían correspondido a sus deseos.
|
9 |
Pasó
allí muchos días, porque la tristeza se renovaba sin cesar,
y hasta creyó morir.
|
10 |
Haciendo
llamar a sus amigos, les dijo: “Huye de mis ojos el sueño
y mi corazón desfallece por la preocupación,
|
11 |
pensando
en qué tribulación y tempestad me hallo, yo tan bueno, tan amado
por mi suave gobierno.
|
12 |
Pero
ahora me acuerdo de los males que hice en Jerusalén, de los
utensilios de oro y plata que de allí tomé, de los habitantes
de Judea que sin causa exterminé.
|
13 |
Ahora
reconozco que por esto me han sobrevenido tantas calamidades
y que de mi gran tristeza moriré en tierra extraña.
|
14 |
Y llamando a Filipo, uno de sus amigos, le instituyó por regente
de todo el reino, |
15 |
entregándole
la diadema, el manto real y el anillo, y encargándole la tutela
y educación de Antíoco, su hijo, hasta ponerlo en el trono.
|
16 |
Murió
Antíoco allí el año 149.
|
17 |
Al
saber Lisias la muerte del rey, entronizó en lugar del padre
a Antíoco, su hijo, a quien de joven había educado, y le apellidó
Eupator.
|
|
|
|
Expedición
de Antíoco Eupator y paz con los judíos
|
|
|
18 |
Entretanto
los de la ciudadela tenían a Israel asediado en el santuario,
molestándoles de continuo y apoyando la causa de los gentiles.
|
19 |
Judas
resolvió quitarlos de en medio, y para ello convocó a todo el
pueblo para cercarlos en forma
|
20 |
Concentradas
las tropas, pusieron el cerco el año 150 y construyeron ballestas
y máquinas.
|
21 |
Pero
algunos de los cercados salieron y, juntándose con ellos otros
de los impíos de Israel, se dirigieron al rey en queja, diciendo:
“¿Cuándo será que hagas justicia y defiendas a nuestros
hermanos?”
|
22 |
Nosotros
con gusto nos hemos sometido a tu padre y obedecimos sus decretos,
viviendo según sus disposiciones,
|
23 |
y
ahora los hijos de nuestro pueblo se han vuelto contra nosotros
y tienen cercada la ciudadela.
|
24 |
A
más de esto, a cuantos caen en sus manos los matan y saquean
sus bienes.
|
25 |
Y
no sólo contra nosotros han alzado la mano, sino contra los
pueblos limítrofes.
|
26 |
Ahora
mismo están acampados contra la ciudadela en Jerusalén, con
el intento de apoderarse de ella, y han fortificado el templo
y la ciudad de Betsur,
|
27 |
y
si no les tomas la delantera, harán cosas mayores y no podrás
dominarlos.”
|
28 |
El
rey se irritó al oír estas noticias y convocó a todos sus amigos,
a los capitanes de su ejército y de la caballería. |
29 |
Hasta
de los otros reinos y de las islas del mar le vinieron tropas
mercenarias.
|
30 |
Alcanzó
el número de sus fuerzas a cien mil hombres de a pie, veinte
mil de a caballo y treinta y dos elefantes adiestrados para
la guerra;
|
31 |
todos
los cuales, llegando por la Idumea, acamparon enfrente de Betsur
y la combatieron por largo tiempo con máquinas; pero los cercados
hicieron una salida, y, luchando valientemente, les prendieron
fuego.
|
32 |
Judas
levantó el cerco que tenía puesto a la ciudadela y vino a acampar
junto a Betzacaría, enfrente del campamento del rey.
|
33 |
Este
se levantó de madrugada y, moviendo el campo a toda prisa, se
dirigió por el camino de Betzacaría. Dispuestas las fuerzas
para la batalla, dio con las cornetas la señal de atacar.
|
34 |
Los
elefantes, a los que habían emborrachado con zumos de uvas y
moras para excitarlos a la pelea,
|
35 |
fueron
distribuidos por las falanges, colocando al lado de cada elefante
mil hombres protegidos con cotas de malla y con yelmos de bronce
en la cabeza, y a más quinientos caballos escogidos
|
36 |
precedían
a la bestia dondequiera que iba y la acompañaban, sin apartarse
de ella.
|
37 |
Sobre
éstas iban montadas fuertes torres de madera, bien protegidas
y sujetas al elefante, y en cada una dos o tres hombres valerosos,
que combatían desde las torres, y su indio conductor.
|
38 |
El
resto de la caballería lo colocó a la derecha y a la izquierda,
en las dos alas del ejército, para hostigar al enemigo y proteger
las falanges.
|
39 |
En
cuanto el sol comenzó a brillar sobre los escudos de oro y bronce,
brillaron los montes con ellos y resplandecían como llamas de
fuego.
|
40 |
Una
gran parte del ejército del rey se desplegó en los montes altos,
otra en el llano, y todos iban con paso seguro y buen orden.
|
41 |
Los
judíos quedaron espantados al oír el estruendo de tal muchedumbre,
el marchar de aquella masa y el chocar de sus armas. Era a la
verdad un ejército extremadamente grande y poderoso.
|
42 |
Se
acercó Judas con el suyo, se trabó la lucha, y cayeron del ejército
del rey seiscientos hombres.
|
43 |
Eleazar,
hijo de Savarán, vio una de las bestias protegidas con coraza
regia que superaba a todas las otras, y, pareciéndole que debía
ser la del rey,
|
44 |
se
propuso salvar a su pueblo y hacerse un nombre eterno.
|
45 |
Lleno
de valor, corrió por en medio de la falange hacia ella, matando
a derecha y a izquierda y haciendo que todos se apartasen de
él.
|
46 |
Llegado
al elefante, se puso debajo de él y le hirió. Cayó el elefante
encima de él, y allí mismo murió.
|
47 |
Viendo
los judíos la gran fuerza del rey y el empuje de su ejército,
se retiraron jacia Jerusalén.
|
48 |
Los
del rey los siguieron, entraron en Judea y acamparon contra
el monte de Sión.
|
49 |
El
rey había hecho paces con los de Betsur, que salieron de la
ciudad por no tener ya vituallas para prolongar más la resistencia,
pues aquel año era año de reposo para la tierra.
|
50 |
Ocupó
el rey Betsur y puso guarnición en ella para defenderla.
|
51 |
Durante
mucho tiempo estuvo acampado contra el santuario, y puso allí
ballestas, máquinas y lanzafuegos, catapultas, escorpiones para
lanzar dardos y honderos.
|
52 |
Los
judíos, por su parte, construyeron máquinas contra las máquinas
enemigas y lucharon durante muchos días,
|
53 |
pero
escaseaban los víveres en sus almacenes por ser el año séptimo,
y los que se habían refugiado en Judea huyendo de los gentiles
habían consumido los restos de las reservas,
|
54 |
y
como el hambre se había apoderado de ellos, dejaron en el santuario
una poca gente, y los demás se dispersaron, yendo cada uno a
su hogar.
|
55 |
Supo
en esto Lisias que Filipo, a quien el rey Antíoco antes de morir
había encomendado la crianza de su hijo Antíoco hasta instalarle
en el trono,
|
56 |
había
vuelto de Persia y de Media, y con él las tropas del rey, y
que pretendía apoderarse del gobierno del reino.
|
57 |
Dióse
prisa entonces Lisias a volverse, diciendo al rey, a los generales
del ejército y a la tropa: “De día en día perdemos fuerzas,
escasean las provisiones, y la plaza que combatimos es muy fuerte,
y debemos ocuparnos en las cosas del reino.
|
58 |
Tendamos,
pues, la mano a estos hombres, hagamos las paces con ellos y
con todo su pueblo,
|
59 |
y
convengamos en que vivan según sus leyes, como antes. Precisamente
a causa de estas leyes que nosotros hemos pretendido abrogar,
se han irritado y han hecho todo esto.”
|
60 |
Fue
bien acogida la propuesta por el rey y los generales, y enviaron
mensajeros de paz a los judíos, que la aceptaron.
|
61 |
El
rey y los generales les juraron, y en virtud de esto salieron
de la fortaleza.
|
62 |
Entró
el rey en el monte de Sión, y, viendo lo fuerte del sitio, quebrantó
el juramento que había hecho y mandó destruir el muro que lo
cercaba.
|
63 |
Luego se apresuró a partir, y, volviéndose a Antioquía, halló
a Filipo dueño de la ciudad y la atacó, logrando apoderarse
de ella por la fuerza.
|
|
|
Capítulo
7 |
Báquide
y Alcimo, en Judá |
|
|
1 |
El
año 151 salió de Roma Demetrio, hijo de Seleuco, con unos cuantos
hombres, y desembarcó en una ciudad marítima, logrando ser en
ella reconocido por rey.
|
2 |
Al
entrar en el palacio real de sus padres, el ejército se apoderó
de Antíoco y de Lisias para entregárselos.
|
3 |
Al
saberlo, dijo: “No quiero ni ver su cara.”
|
4 |
Las
tropas los mataron, y así se sentó Demetrio en su trono real.
|
5 |
Luego
se llegaron a él todos los malvados e impíos de Israel, con
Alcimo a la cabeza, que pretendía el sumo sacerdocio;
|
6 |
y
presentaron al rey muchas acusaciones contra el pueblo, diciendo:
“Judas y sus hermanos han dado muerte a todos tus amigos,
y a nosotros nos han expulsado de nuestra tierra.
|
7 |
Te
rogamos envíes una persona de tu confianza que vaya y vea todos
los estragos que nos han causado a nosotros y al territorio
del rey y que los castigue a ellos y a cuantos les prestan auxilio.”
|
8 |
Eligió
el rey a Báquides, uno de sus amigos, que gobernaba 1 a región
del otro lado del río, hombre grande en el reino y fiel al soberano;
|
9 |
y
le envió en compañía del impío Alcimo, a quien instituyó sumo
sacerdote, mandándole que tomara venganza de los hijos de Israel.
|
10 |
Partieron
con un gran ejército, y, llegados a la tierra de Judá, enviaron
mensajeros a Judas y a sus amigos con palabras engañosas de
paz,
|
11 |
a
las que ellos no dieron crédito porque veían el gran ejército
que traían.
|
12 |
Acudieron
a Alcimo y a Báquides muchos escribas reclamando justicia;
|
13 |
y
los asideos, que son los primeros entre los hijos de Israel,
fueron a pedirle le paz;
|
14 |
porque
se decían: “Es un sacerdote del linaje de Arón el que
ha llegado con las tropas; no nos engañará.”
|
15 |
En
efecto, les habló palabras de paz y les juró diciendo: “No
os haremos mal ni a vosotros ni a vuestros amigos.”
|
16 |
Con
esto le creyeron; pero prendió a sesenta de ellos, y en un solo
día les dio muerte, según lo que está escrito:
|
17 |
“Las
carnes de tus santos y su sangre derramaron en torno de Jerusalén,
y no había quien los enterrase.”
|
18 |
El
miedo y el espanto se apoderó de todo el pueblo, porque se decían:
“No hay verdad ni justicia, pues han violado los compromisos
y juramentos que habían hecho.”
|
19 |
Báquides,
saliendo de Jerusalén, vino a acampar en Bezeta, y mandó prender
a muchos de los que habían desertado de él y a algunos del pueblo,
y los mató, arrojándolos a una gran cisterna. |
20 |
Puso
luego la tierra en manos de Alcimo, con tropas para auxiliarle,
y se volvió al rey.
|
21 |
Alcimo
luchaba por asegurarse en el pontificado,
|
22 |
juntándose
a él todos los perturbadores de su pueblo, que se apoderaron
de la tierra de Judea y causaron a Israel muchos daños.
|
23 |
Así
que vio Judas los grandes males que Alcimo y los suyos traían
sobre los hijos de Israel, mayores que los causados por los
gentiles,
|
24 |
se
puso en campaña, y, recorriendo toda la tierra de Judea, castigó
a los apóstatas, que cesaron de andar por ella.
|
25 |
Alcimo,
viendo que Judas y los suyos se hacían poderosos, y conociendo,
por otra parte, que él no era capaz de hacerles frente, se volvió
al rey, acusándoles de muchos crímenes.
|
26 |
Envió
el rey a Nicanor, uno de sus capitanes más ilustres y enemigo
jurado de Israel, encargándole la destrucción del pueblo.
|
27 |
Llegó
Nicanor a Jerusalén con un poderoso ejército y envió a Judas
y a sus hermanos engañosos mensajes de amistad,
|
28 |
diciéndoles:
“No haya lucha entre nosotros; yo iré a ti con poca gente;
nos veremos y hablaremos como amigos”
|
29 |
Vino,
en efecto, a Judas y se saludaron amistosamente; pero los enemigos
estaban dispuestos a prenderle,
|
30 |
Mas
conociendo Judas que venían a él con engaño, temió y no quiso
volver a verle más.
|
31 |
Nicanor,
cuando vio descubiertos sus planes, salió a combatir contra
Judas cerca de Cafarsalama.
|
32 |
El resultado de la lucha fue que cayesen de las tropas de Nicanor
unos cinco mil hombres, huyendo los demás a la ciudad de David.
|
33 |
Después
de estos sucesos subió Nicanor al monte de Sión, y salieron
del templo los sacerdotes y los ancianos del pueblo para saludarle
amigablemente y mostrarle los holocaustos que se ofrecían por
el rey.
|
34 |
Pero
él, burlándose de ellos, los escarneció y profanó los holocaustos
con altivez,
|
35 |
y,
airado, juró, diciendo: “Si Judas no se me entrega y su
ejército no se me rinde ahora, cuando vuelva victorioso daré
al fuego este templo.” Y partió lleno de cólera.
|
36 |
Salieron
los sacerdotes, y de pie, frente al altar y al templo, clamaron,
diciendo:
|
37 |
“Tú,
Señor, que has elegido esta casa para que en ella fuese invocado
tu nombre y fuese casa de oración y de plegaria para tu pueblo,
|
38 |
toma
venganza de este hombre y de su ejército, y caiga al filo de
la espada. Acuérdate de sus blasfemias y no permitas que salgan
con sus intentos.”
|
39 |
Partió
Nicanor de Jerusalén y asentó su campo en Betorón, donde se
le agregó un cuerpo de sirios.
|
40 |
En
tanto, estaba Judas en Adasa con tres mil hombres, y, orando,
dijo:
|
41 |
“Señor,
cuando los mensajeros del rey de Asiria blasfemaron, un ángel
tuyo vino e hirió a ciento ochenta y cinco mil de ellos.
|
42 |
Aplasta
así hoy a este ejército ante nosotros y que al verle castigado
por su maldad reconozcan todos que fue por haber amenazado tu
santuario.”
|
43 |
Los
ejércitos vinieron a las manos el día trece del mes de Adar,
quedando derrotado el de Nicanor y cayendo él mismo el primero
en la lucha.
|
44 |
Cuando
el ejército se dio cuenta de que Nicanor había caído, arrojó
las armas y huyó.
|
45 |
Los
persiguieron una jornada de camino, desde Adasa hasta Gazer,
tocando detrás de ellos las cornetas.
|
46 |
De
todas las aldeas próximas de Judea salían para acosarlos; y,
luchando contra ellos, los mataron al filo de la espada, sin
que quedase ni uno solo.
|
47 |
Se
apoderaron de sus despojos y de su botín y cortaron a Nicanor
la cabeza y la mano derecha, que orgullosamente había alzado
contra Jerusalén.
|
48 |
El pueblo se alegró extraordinariamente y celebraron aquel día
con gran regocijo,
|
49 |
y
acordaron celebrarlo cada año el mismo día trece de Adar.
|
50 |
Por algún tiempo gozó de paz la tierra de Judá.
|
|
|
Capítulo
8 |
Embajada
a Roma |
|
|
1 |
Llegó
a oídos de Judas la fama de los romanos, de que eran muy poderosos,
se mostraban benévolos con todos los que se adherían a ellos
y con quienes a ellos venían hacían alianza y amistad.
|
2 |
Le
contaron de sus guerras y de las hazañas que habían realizado
en la Galacia, apoderándose de ella y sometiéndola a tributo;
|
3 |
cuanto
habían hecho en España, apoderándose de las minas de oro y plata
que allí hay y adueñándose de toda la tierra con su prudencia
y paciencia,
|
4 |
no
obstante estar este país muy alejado de ellos; y cómo a los
reyes que desde los confines de la tierra habían ido contra
ellos los habían derrotado, infligiéndoles tan gran descalabro,
que los restantes les pagaban tributo cada año.
|
5 |
Y
que a Filipo y a Perseo, reyes de Macedonia, y a los emás que
se levantaron contra ellos los habían derrotado en guerra y
los habían subyugado,
|
6 |
y
a Antíoco el Grande, rey de Asia, que estuvo en guerra con ellos
y que tenía ciento veinte elefantes y caballería y carros y
ejército muy numeroso, le habían vencido
|
7 |
y
cogido prisionero, imponiéndole un gran tributo a él y a los
que en el reino le sucedieron, obligándole a dar rehenes
|
8 |
y
a ceder la Jonia, la Media y la Lidia, esto es, sus mejores
provincias, que aquéllos cedieron al rey Eumenes.
|
9 |
Los
griegos quisieron ir contra ellos y aniquilarlos; pero, en cuanto
les fue conocido el propósito,
|
10 |
enviaron
contra ellos un general que los combatió, cayendo de los griegos
muchos en el campo, siendo llevados cautivos las mujeres y los
hijos, saqueados los bienes, subyugada la tierra, destruidas
las fortalezas y reducidos a servidumbre hasta hoy.
|
11 |
A
los demás reinos e islas, cuantos se les opusieron, totalmente
los subyugaron.
|
12 |
Pero
a sus aliados y amigos que en ellos confían les guardan fidelidad,
y así habían logrado dominar los reinos próximos y remotos.
Cuantos saben de su fama los temen,
|
13 |
y
cuantos son por ellos ayudados para reinar, reinan, y a los
que no quieren los destituyen, y así han adquirido gran poder.
|
14 |
Entre
ellos nadie lleva diadema ni viste púrpura para engreírse con
ella.
|
15 |
En
vez de esto se ha creado un senado, y cada día deliberan trescientos
veinte senadores, que de continuo miran por el bien del pueblo
y por su buen gobierno.
|
16 |
Cada
uno encomienda a uno solo el mando y el dominio de toda su tierra,
y todos obedecen a este único, sin que haya entre ellos envidias
ni celos.
|
17 |
Eligió
Judas a Eupolemo, hijo de Juan, hijo de Acco, y a Jasón, hijo
de Eleazar, y los envió a Roma para hacer con ellos amistad
y alianza,
|
18 |
librándose
así del yugo del reino griego, pues veían que el designio de
éste era someter a Israel a servidumbre.
|
19 |
Llegaron
a Roma después de un largo viaje, entraron en el senado y, tomando
la palabra, dijeron:
|
20 |
“Judas
Macabeo, sus hermanos y el pueblo de los judíos nos envían para
hacer con vosotros alianza de paz y pedir que nos inscribáis
en la lista de vuestros aliados y amigos.”
|
21 |
Estas
palabras fueron bien recibidas.
|
22 |
He
aquí ahora la copia de la epístola que escribieron en tablas
de bronce y que enviaron a Jerusalén para que les fuese memorial
de paz y de alianza:
|
23 |
“Salud
a los romanos y al pueblo judío por mar y por tierra para siempre
y que la espada y el enemigo estén siempre lejos de ellos.
|
24 |
Si
el pueblo de los romanos fuera el primero atacado o lo fuese
alguno de sus aliados en todo su imperio,
|
25 |
el
pueblo de los judíos les prestará auxilio, según las circunstancias
lo dicten, con plena lealtad.
|
26 |
Al
enemigo no le dará ni suministrará trigo, armas, plata ni naves.
Esta es la voluntad de los romanos, y guardarán este convenio
sin compensación ninguna.
|
27 |
Asimismo,
si primero el pueblo judío es atacado, los romanos le ayudarán
lealmente, según las circunstancias lo dicten,
|
28 |
y
al enemigo no le darán ni trigo, ni armas, ni plata, ni naves.
Tal es la voluntad de los romanos.
|
29 |
Conforme
a estas condiciones se conciertan los romanos con el pueblo
judío.
|
30 |
Si
después de este acuerdo unos y otros quisieren añadir o quitar
alguna cosa, podrán hacerlo a voluntad, y lo añadido o quitado
será o dejará de ser valedero.
|
31 |
Cuanto
a los daños que les ha causado el rey Demetrio, ya hemos escrito
a éste diciendo: ¿Por qué impones tan pesado yugo sobre nuestros
amigos y socios los judíos?
|
32 |
Si vuelven a quejársenos de ti, les haremos justicia haciéndote
la guerra por mar y por tierra.”
|
|
|
Capítulo
9 |
Báquides
otra vez en Judea. Muerte de Judas |
|
|
1 |
Cuando
Demetrio supo que Nicanor y su ejército habían caído en la batalla,
volvió a enviar por segunda vez a Báquides con Alcimo a tierra
de Judá, a la cabeza del ala derecha de su ejército.
|
2 |
Tomaron
el camino que llega a Galilea y acamparon en Masalot de Arbela,
apoderándose de ella y matando a muchos.
|
3 |
En
el mes primero del año 152 asentaron su campo enfrente de Jerusalén;
|
4 |
pero
veinte mil hombres de infantería y dos mil caballos se dirigieron
a Berea.
|
5 |
Entre
tanto, Judas había acampado en Laisa con tres mil hombres escogidos,
|
6 |
los
cuales, viendo la muchedumbre del ejército, temieron sobremanera,
huyendo muchos del campo y no quedando de todos más que ochocientos.
|
7 |
Viendo
Judas que el campo había quedado desierto y que, sin embargo,
la batalla era inminente, se sintió aplanado, porque no le quedaba
tiempo para volverlos a juntar,
|
8 |
y,
sintiendo que se le rompía el corazón, dijo a los que le quedaban:
“Ea, vayamos al enemigo, a luchar contra él.”
|
9 |
Querían
ellos disuadirlo, diciendo: “No podremos; mejor nos sería
conservar ahora nuestra vida y volver luego con nuestros hermanos;
entonces podremos combatirlos; por ahora somos muy pocos.”
|
10 |
Pero
Judas contestó: “Dios me libre de hacer tal cosa, de huir
ante ellos. Si nuestra hora ha llegado, muramos valerosamente
por nuestros hermanos y no empañemos nuestro honor.”
|
11 |
En
esto el campo enemigo se movió y ellos le hicieron frente. La
caballería se dividió en dos partes; los honderos y los arqueros
del ejército, todos hombres valientes, se adelantaron, ocupando
la primera fila.
|
12 |
Estaba
Báquides en el ala derecha, e hizo, al sonido de las cornetas,
avanzar la falange, dividida en dos cuerpos.
|
13 |
Los
de Judas dieron también la señal, y la tierra tembló al estruendo
de los ejércitos. La batalla fue encarnizada y duró desde la
mañana hasta la tarde.
|
14 |
Vio
Judas que Báquides, con el núcleo más fuerte de su ejército,
estaba en el ala derecha, y juntando a los más animosos,
|
15 |
se
echó con ellos sobre el enemigo, derrotándolo y persiguiéndolos
hasta el pie de la montaña.
|
16 |
Los
del ala izquierda, viendo derrotada y en huida la derecha, pudieron
perseguir a Judas y a los suyos por la espalda.
|
17 |
La
lucha se agravó, cayendo muchos de una y otra parte.
|
18 |
Cayó
también Judas, y los restantes huyeron.
|
19 |
Jonatán
y Simón tomaron a Judas, su hermano, y le dieron sepultura en
el sepulcro de sus padres, en Modín.
|
20 |
Le
lloraron, y todo Israel hizo por él gran duelo, y por muchos
días hicieron luto, diciendo:
|
21 |
"Cómo
ha caído el valiente, el salvador de Israel!”
|
22 |
Por
lo demás, la historia de las guerras de Judas, sus hazañas,
su magnanimidad, son demasiado grandes para ser escritas.
|
|
|
TERCERA
PARTE |
Capítulo
9 |
JONATÁN,
SUCESOR DE JUDAS
|
|
|
23 |
Muerto
Judas, cobraron ánimo los apóstatas en todo el territorio de
Israel y levantaron cabeza los obradores de la iniquidad.
|
24 |
Hubo
por aquellos días un hambre grandísima y el pueblo se pasó a
ellos.
|
25 |
Escogió
entonces Báquides hombres impíos y los estableció por señores
de la tierra.
|
26 |
Buscaban
éstos insistentemente el paradero de los amigos de Judas y los
llevaban a Báquides, que los castigaba y escarnecía.
|
27 |
Fue
ésta una gran tribulación en Israel, cual no se vio desde el
tiempo en que no había entre ellos profetas.
|
28 |
Reuniéronse
entonces todos los amigos de Judas y dijeron a Jonatán:
|
29 |
“Desde
que murió tu hermano Judas no apareció ninguno semejante a él
capaz de hacer frente a los enemigos, a Báquides y a los perseguidores
de nuestro pueblo.
|
30 |
Pero
hoy te elegimos en su lugar para que seas nuestro jefe y capitán,
para que nos lleves a nuestras batallas.”
|
31 |
Aceptó
Jonatán el mandato, y ocupó desde entonces el puesto de Judas,
su hermano.
|
32 |
Cuando
Báquides tuvo noticia de ello, le buscó para darle muerte.
|
33 |
Mas,
sabiéndolo Jonatán, su hermano Simón y sus parciales, huyeron
al desierto de Tecua y acamparon junto a las aguas de la cisterna
de Asfar.
|
34 |
Súpolo
Báquides en un día de sábado, y vino con todo su ejército al
otro lado del Jordán.
|
35 |
Envió
Jonatán a su hermano por jefe de una tropa, y rogó a los nabateos,
sus amigos, les permitieran dejar a su custodia el bagaje, que
era mucho.
|
36 |
Pero
salieron de Madaba los hijos de Jambri y se apoderaron de Juan
y de cuanto llevaba y se partieron con ello.
|
37 |
Llegó
a Jonatán y a Simón, su hermano, la nueva de que los hijos de
Jambri celebraban una solemne boda con gran pompa y conducían
desde Nadabat la novia, hija de uno de los magnates de Canán.
|
38 |
Y
acordándose de su hermano Juan, salieron, se ocultaron al abrigo
de un monte;
|
39 |
alzaron
los ojos y vieron una caravana regocijada y numerosa. Era el
novio, que con sus amigos y hermanos salían al encuentro de
la novia con panderos, instrumentos músicos y muchas armas.
|
40 |
Lanzándose
fuera de su escondite, los de Jonatán los atacaron, quedando
heridos muchos y huyendo los restantes al monte, apoderándose
los vencedores de todos los despojos.
|
41 |
Las
bodas se convirtieron en llanto; el sonido de la música, en
lamentaciones;
|
42 |
y
tomada venganza de la sangre de su hermano, se volvieron a la
ribera pantanosa del Jordán.
|
43 |
Supo
el suceso Báquides, y en día de sábado vino con mucha fuerza
hasta las márgenes del Jordán.
|
44 |
Dijo
entonces Jonatán a los suyos: “Ea, luchemos por nuestra
vida. No es hoy como ayer y anteayer.
|
45 |
El
peligro nos acosa por delante y por detrás; ahí y allí, las
aguas del Jordán, las márgenes pantanosas y el bosque; no hay
escape.
|
46 |
Clamad,
pues, al cielo para que os salve de vuestros enemigos.”
Trabóse la batalla.
|
47 |
Alzó
Jonatán para herir a Báquides; pero éste retrocedió, esquivando
el golpe.
|
48 |
Salvaron
Jonatán y los suyos el Jordán, pasando a nado a la ribera opuesta;
pero los enemigos no atravesaron el Jordán para perseguirlos.
|
49 |
Aquel
día cayeron como unos mil hombres de los de Báquides.
|
50 |
Vuelto
éste a Jerusalén, edificó ciudades fuertes en Judea, la fortaleza
de Jericó, la de Emaús, la de Betorón, la de Betel, la de Tamnata,
la de Faratón y la de Tefón, con muros altos y puertas y cerrojos,
|
51 |
poniendo
en ellas guarnición para hacer la guerra a Israel.
|
52 |
Fortificó
asimismo las ciudades de Betsur y Gazer y la ciudadela y puso
guarniciones y las abasteció de víveres.
|
53 |
Tomó
luego a los hijos de los principales del país como rehenes y
los recluyó en la ciudadela de Jerusalén.
|
54 |
El
año 153, el mes segundo, ordenó Alcimo derribar el muro del
atrio interior del santuario, destruyendo la obra de los profetas.
Comenzó a ejecutarlo,
|
55 |
pero
le sobrevino un ataque apoplético y quedaron suspendidas las
obras. Se le cerró y paralizó la boca, de modo que no pudo ya
hablar palabra ni disponer de su casa. Murió Alcimo en medio
de grandes tormentos.
|
56 |
Luego
que Báquides vio muerto a Alcimo, se volvió al rey,
|
57 |
y la tierra de Judea gozó de paz por dos años.
|
58 |
Entonces
todos los apóstatas tomaron de común acuerdo esta resolución:
“Jonatán y los suyos viven muy tranquilos y confiados;
pues bien, hagamos venir a Báquides y en una noche los prenderemos
a todos.”
|
59 |
Fuéronse
a Báquides con este consejo.
|
60 |
Y
en efecto, se dispuso a venir con mucha fuerza. En secreto envió
cartas a todos sus parciales de Judea para que prendieran a
Jonatán y a los suyos, lo que no pudieron hacer por haber llegado
tal designio a conocimiento de ellos.
|
61 |
Lejos
de eso, cogieron ellos presos a unos cincuenta hombres de la
tierra, cabecillas de aquella conjura, y les dieron muerte.
|
62 |
Luego,
Jonatán y Simón, con los suyos, se retiraron a Betbasí, en el
desierto; levantaron sus ruinas y la fortificaron.
|
63 |
Informado
Báquides de esto, reunió toda su gente y avisó a los de Judea.
|
64 |
Vino
a acampar enfrente de Betbasí, y durante muchos días la atacó
con máquinas de guerra.
|
65 |
Jonatán
dejó en la ciudad a su hermano Simón y él salió al campo con
pocos.
|
66 |
Derrotó
a Odoaren y a sus hermanos y a los hijos de Fasirón en sus tiendas,
y luchando comenzó a crecer en fuerza.
|
67 |
Simón
y los suyos salieron de la ciudad, pusieron fuego a las máquinas
|
68 |
y
atacaron a Báquides, a quien causaron una gran derrota; le pusieron
en grave aprieto, haciendo fracasar con sus planes su expedición.
|
69 |
El
se enfureció contra los impíos que le habían aconsejado ir a
Judea, hizo dar muerte a muchos de ellos y resolvió volverse
a su tierra.
|
70 |
Así
que Jonatán tuvo noticia de ello, le envió embajadores para
concertar la paz y hacerle entrega de los prisioneros.
|
71 |
Asintió
a ello Báquides y aceptó las proposiciones, jurando no causarle
mal alguno en todos los días de su vida.
|
72 |
Hízole
entrega de los prisioneros que antes había tomado de la tierra
de Judá y partió para su tierra, no volviendo más a los confines
de Judea.
|
73 |
Cesó
la guerra en Israel, y Jonatán estableció su residencia en Majmas,
donde comenzó a gobernar al pueblo y exterminar a los impíos
de Israel.
|
|
|
Capítulo
10 |
Prosperidad
de Jonatán con ocasión de la guera civil siria |
|
|
1 |
El
año 160, Alejandro, hijo de Antíoco Epifanes, se alzó en armas
y se apoderó de Tolemaida, siendo bien acogido y reconocido
como rey.
|
2 |
Informado
de ello el rey Demetrio, juntó muchas tropas y salió a campaña
contra él.
|
3 |
Al
mismo tiempo envió Demetrio a Jonatán cartas amistosas con promesas
de engrandecimiento,
|
4 |
porque
se decía: “Apresurémonos a hacer las paces con él antes
que las haga con Alejandro contra nosotros,
|
5 |
acordándose
de todos los males que le hemos hecho a él, a sus hermanos y
a su pueblo.”
|
6 |
Le
dio autoridad para juntar ejército, fabricar armas; le prometió
que le contaría entre sus aliados y le devolvería los rehenes
que tenía en la ciudadela.
|
7 |
Vino
Jonatán a Jerusalén y leyó las cartas en presencia del pueblo
y de los que se hallaban en la ciudadela.
|
8 |
Un
gran temor se apoderó de todos cuantos oyeron que el rey le
daba autoridad para juntar ejército.
|
9 |
Los
de la ciudadela le devolvieron los rehenes, que él entregó luego
a los padres de éstos;
|
10 |
y
estableciendo su residencia en Jerusalén, comenzó luego a restaurarla
y renovarla.
|
11 |
Mandó
a los obreros construir los muros y rodear el monte de Sión
de un muro de sillares, para mayor fortaleza, como se hizo.
|
12 |
Huyeron
todos los extranjeros que había en la fortaleza edificada por
Báquides
|
13 |
y
abandonó cada uno el lugar en que vivía para irse a su tierra.
|
14 |
Sólo en Betsur quedaron algunos de los que habían abandonado
la Ley y los preceptos, porque les servía de refugio. |
15 |
Pero
al saber el rey Alejandro las promesas que Demetrio había hecho
a Jonatán, y asimismo las guerras, las hazañas que éste y sus
hermanos habían realizado y los trabajos que habían pasado,
|
16 |
se
dijo: “¿Podremos encontrar otro hombre como éste? Hagámosle
nuestro amigo y aliado.”
|
17 |
Y
le escribió una carta, cuyo tenor era el siguiente:
|
18 |
“El
rey Alejandro a nuestro hermano Jonatán, salud.
|
19 |
Hemos
oído de ti que eres hombre de valor y muy digno de ser amigo
nuestro.
|
20 |
Hoy
te constituímos, pues, sumo sacerdote de tu nación y te concedemos
el título de amigo del rey — y le envió un vestido de
púrpura y una corona de oro — para que mires por nuestros
negocios y guardes nuestra amistad.”
|
21 |
Vistióse
Jonatán la túnica santa en el mes séptimo del año 160, en la
fiesta de los Tabernáculos; alistó tropas y fabricó armas en
gran cantidad.
|
22 |
Oído
esto por Demetrio, se entristeció mucho y dijo:
|
23 |
“¿Qué
es lo que hemos hecho, que Alejandro se nos ha anticipado en
hacer amistad con los judíos para ganarse su apoyo?
|
24 |
Les
escribiré yo con palabras persuasivas, ofreciéndoles ventajas
y mercedes para que se hagan auxiliares míos.”
|
25 |
Efectivamente,
les envió una carta del tenor siguiente: “El rey Demetrio,
al pueblo de los judíos, salud.
|
26 |
Con
gran alegría hemos sabido que os habéis mantenido fieles a nuestra
alianza y habéis perseverado en nuestra amistad y no os habéis
unido a nuestros enemigos.
|
27 |
Perseverad,
pues, en vuestra fidelidad a nosotros, y os recompensaremos
con grandes mercedes por lo que hiciereis en favor nuestro.
|
28 |
Os
condonaremos las deudas y os haremos muchas mercedes.
|
29 |
Desde
luego, declaro a todos los judíos exentos de tributos y del
impuesto de la sal y del tributo de las coronas.
|
30 |
El
tercio de la cosecha y la mitad de la de los árboles frutales,
que a mí me toca percibir, renuncio de hoy en adelante a percibirlo
en la tierra de Judá y en los tres distritos a ella anejos,
tomados de Samaria y de Galilea, desde hoy para siempre.
|
31 |
Jerusalén
será ciudad santa y exenta, igual que su territorio, de diezmos
y tributos.
|
32 |
Renuncio
también a la autoridad sobre la ciudadela de Jerusalén, y hago
de ella entrega al sumo sacerdote, que pondrá allí los hombres
que él escogiere para su guarnición.
|
33 |
Todos
los judíos que hayan sido llevados cautivos de tierra de Judá
a cualquier parte de mi reino, los doy por libres gratuitamente,
y todos quedarán exentos de tributos, aun de los de ganados.
|
34 |
Todas
las fiestas, los sábados, las neomenias, los días señalados
y los tres días que preceden y siguen a las fiestas, serán días
de exención y de franquicia para todos los judíos de mi reino.
|
35 |
Nadie
tendrá autoridad para intentar contra ellos acción judicial
ni molestarlos en cualquier negocio.
|
36 |
De
los judíos serán incorporados al ejército del rey hasta treinta
mil hombres, dándoseles el sueldo como a todas las demás tropas
del rey,
|
37 |
y
de ellos serán puestos en las grandes fortalezas del rey, y
asimismo nombrados para los negocios del reino que exigen confianza.
De ellos serán sus jefes y vivirán según sus leyes, como lo
ha dispuesto el rey en la tierra de Judá.
|
38 |
Y
los tres distritos tomados a las regiones de Samaria e incorporados
a Judea lo serán de modo que formen una sola circunscripción
y no obedezcan a otra autoridad que a la del sumo sacerdote.
|
39 |
De
Tolemaida y su distrito hago obsequio al santuario de Jerusalén
para sufragar los gastos del mismo.
|
40 |
Doy
cada año quince mil siclos de plata, pagaderos de los derechos
del rey en los lugares que nos pertenecen.
|
41 |
Todo
el sobrante que los empleados del fisco no hayan entregado,
como en los años anteriores, desde ahora lo destino a las obras
del templo.
|
42 |
Y
los cinco mil siclos de plata que cada año percibíamos de los
tributos del templo, también los condonamos y se los damos a
los sacerdotes que ejercen las funciones sagradas.
|
43 |
Cuantos
se acojan al templo de Jerusalén y a todo su recinto, deudores
de los impuestos reales o de cualquier otra deuda, quedarán
libres, y también cuanto tenga en mi reino.
|
44 |
Los
gastos para edificar y restaurar el templo serán pagados de
la hacienda real.
|
45 |
Los gastos para la edificación de los muros de Jerusalén y las
fortificaciones de su recinto correrán también por cuenta del
rey, y asimismo la edificación de las murallas en Judea.”
|
46 |
Cuando
Jonatán y el pueblo oyeron estas palabras, no las creyeron ni
las aceptaron, acordándose de los grandes males que había causado
en Israel y cuánto los había atribulado,
|
47 |
y
se decidieron en favor de Alejandro, que les había hecho proposiciones
de paz, y así le prestaron auxilio todo el tiempo.
|
48 |
Reunió
el rey Alejandro grandes fuerzas y asentó su campo enfrente
del de Demetrio.
|
49 |
Trabaron
la batalla los dos reyes, y huyó el ejército de Demetrio perseguido
por Alejandro, que quedó vencedor.
|
50 |
La
batalla fue encarnizada y duró hasta la puesta del sol, cayendo
en aquel día el rey Demetrio.
|
51 |
Después
de esto, Alejandro envió mensajeros a Tolomeo, rey de Egipto,
diciéndole:
|
52 |
“Vuelvo
a mi reino, he logrado sentarme en el trono de mis padres y
recobrar el gobierno después de derrotar a Demetrio y apoderarme
de nuestra tierra.
|
53 |
Trabada
la batalla, fue vencido él y su ejército, y nos hemos sentado
en el trono de su reino.
|
54 |
Hagamos,
pues, alianza; dame tu hija por mujer, y seré tu yerno, y tanto
a ti como a ella os daré presentes dignos de ti”.
|
55 |
El
rey Tolomeo le respondió diciendo: “Dichoso el día en
que has vuelto a la tierra de tus padres y te sentaste en el
trono real.
|
56 |
Con
gusto haré lo que me dices. Ven a mi encuentro a Tolemaida,
para que nos veamos y te haga yerno mío, según tú deseas.”
|
57 |
Partió
de Egipto Tolomeo con su hija Cleopatra, y llegaron a Tolemaida
el año 162.
|
58 |
El
rey Alejandro le salió al encuentro, Tolomeo le dio su hija
Cleopatra, y celebraron en Tolemaida las bodas con gran magnificencia,
como de reyes.
|
59 |
El
rey Alejandro escribió a Jonatán que viniese a su encuentro.
|
60 |
Vino
con grande pompa a Tolemaida, se entrevistó con los dos reyes
y les hizo obsequios de oro y plata; también a sus cortesanos
les hizo muchos regalos, ganándose con ello su favor.
|
61 |
Vinieron
apóstatas, mandados de Israel, para acusarle, pero el rey no
los atendió,
|
62 |
antes
mandó quitar a Jonatán sus vestidos y vestirle de púrpura, como
se hizo. Le sentó el rey a su lado
|
63 |
y
dijo a sus grandes: “Salid con él por medio de la ciudad
y pregonad que nadie se atreva a acusarle sobre ningún negocio
y que nadie por ninguna causa le moleste.”
|
64 |
Cuando
sus acusadores vieron los honores públicos que se le hacían
y le vieron vestido de púrpura, huyeron todos.
|
65 |
Le
honró mucho el rey, y le inscribió en el número de sus primeros
amigos y le nombró general y gobernador de provincia.
|
66 |
Después
de lo cual volvió Jonatán a Jerusalén en paz y contento.
|
67 |
El
año 165, Demetrio, hijo de Demetrio, vino de Creta a la tierra
de sus padres.
|
68 |
En
cuanto Alejandro lo supo, volvió a Antioquía muy contrariado.
|
69 |
Demetrio
nombró gobernador de Celesiria a Apolonio, que juntó un poderoso
ejército, y vino a acampar en Jamnia, desde donde envió recado
a Jonatán, diciéndole:
|
70 |
"¿Vas
a ser tú el único que te levantas contra nosotros, y voy a ser
yo objeto de risa y burla por causa tuya? ¿Por qué presumes
hacerte fuerte en los montes contra nosotros?
|
71 |
Si
tanto confías en tus fuerzas, desciende al llano y midamos las
armas, que conmigo está la fuerza de las ciudades.
|
72 |
Pregunta
y sabrás quién soy yo y quiénes los que me prestan auxilio,
los cuales dicen que no podrás mantenerte a pie firme entre
nosotros, y que por dos veces fueron vencidos tus padres en
esta tierra.
|
73 |
No
podrás sostener el empuje de mi caballería y de mi ejército
en campo abierto, donde no hay piedras, ni guijarros, ni lugar
a donde huir.”
|
74 |
Cuando
Jonatán oyó las bravatas de Apolonio, se llenó de indignación
y, escogiendo diez mil hombres, salió de Jerusalén, llevando
consigo a Simón, su hermano.
|
75 |
Acampó
frente a Jope, que le cerró las puertas, porque había en ella
una guarnición de Apolonio. Pero la atacaron,
|
76 |
y,
atemorizados los ciudadanos, le abrieron las puertas, quedando
Jonatán dueño de Jope.
|
77 |
Así
que Apolonio tuvo noticia del suceso, sacó al campo tres mil
caballos y una poderosa fuerza de infantería,
|
78 |
y
siguió el camino de Azoto, fingiendo pasar de largo frente a
Jope, pero se volvió en seguida a la llanura, muy confiado en
la numerosa caballería que tenía. Jonatán salió contra él hacia
Azoto, y se trabó la lucha.
|
79 |
Apolonio
había dejado emboscados mil caballos.
|
80 |
Supo
Jonatán la asechanza que detrás de sí tenía, y aunque unos y
otros cercaron el campo y estuvieron lanzando flechas contra
el pueblo desde la mañana hasta la noche,
|
81 |
el
pueblo se mantuvo firme, según las órdenes de Jonatán, hasta
que la caballería se fatigó.
|
82 |
Luego
movió Simón sus fuerzas y atacó a la falange, y como la caballería
estaba ya agotada, los derrotaron y pusieron en fuga.
|
83 |
La
caballería se dispersó por la llanura, huyendo hacia Azoto,
y se refugiaron en el templo de Dagón, su ídolo, para salvarse.
|
84 |
Jonatán
prendió fuego a Azoto y a las ciudades cercanas, se apoderó
de sus despojos y dio a las llamas el templo de Dagón, abrasando
a los que en él se habían refugiado.
|
85 |
El
número de los que perecieron por la espada y por el incendio
subió a ocho mil.
|
86 |
De
allí levantó el campo Jonatán y se vino hacia Ascalón, cuyos
moradores salieron a recibirle con gran honor.
|
87 |
Jonatán
se volvió a Jerusalén con los suyos, cargados de despojos.
|
88 |
Cuando
estos sucesos llegaron a oídos del rey Alejandro, concedió nuevos
honores a Jonatán,
|
89 |
le
envió la fíbula de oro, como es costumbre darla a los parientes
de los reyes, y le dio Acarón con todos sus términos en posesión.
|
|
|
Capítulo
11 |
La
traición de Tolomeo contra Alejandro |
|
|
1 |
El
rey de Egipto juntó grandes fuerzas, como las arenas del mar,
y muchas naves con el intento de apoderarse por engaño del reino
de Alejandro y agregarlo a su propio reino.
|
2 |
Con
pretextos de paz se encaminó a Siria, abriéndosele las puertas
de las ciudades y saliendo todos a recibirle, pues era orden
del rey Alejandro que le saliesen al encuentro, como a suegro
suyo.
|
3 |
Así
que Tolomeo entraba en las ciudades, ponía en ella guarniciones.
|
4 |
Al
entrar en Azoto le enseñaron el templo de Dagón incendiado,
la ciudad y sus cercanías destruidas, arrojados en el campo
los cadáveres y al borde de los caminos los montones de los
que habían caído en la batalla.
|
5 |
Contáronle
lo que había hecho Jonatán, con el fin de hacérsele odioso,
pero el rey callaba.
|
6 |
Vino
Jonatán al encuentro del rey en Jope con gran aparato, se saludaron
y durmieron allí.
|
7 |
Jonatán le acompañó luego hasta el río llamado Eleutero, y luego
se volvió a Jerusalén.
|
8 |
El
rey Tolomeo se adueñó de todas las ciudades de la costa hasta
Seleucia del Mar, meditando perversos planes contra Alejandro.
|
9 |
Envió
embajadores a Demetrio, diciéndole: “Ven, hagamos alianza,
y te daré mi hija, la que tiene Alejandro, y reinarás sobre
el reino de tus padres.
|
10 |
Me
pesa haberle dado mi hija, pues ha buscado asesinarme.”
|
11 |
Y
con calumnias procuraba hacerle odioso, por codicia de su reino.
|
12 |
Al
fin le quitó la hija y se la dio a Demetrio, rompiendo con Alejandro
y haciendo manifiestas sus enemistades.
|
13 |
Entró
Tolomeo en Antioquía y se ciñó a su cabeza dos coronas: la de
Asia y la de Egipto.
|
14 |
Hallábase
por aquellos días el rey Alejandro en Cilicia, por haberse rebelado
los de aquellos lugares,
|
15 |
cuando
oyó que su suegro venía contra él en son de guerra. Tolomeo
sacó su ejército y le fue al encuentro con poderosas fuerzas
y le puso en huida.
|
16 |
Huyó
Alejandro a la Arabia en busca de refugio, mientras que el rey
Tolomeo quedó triunfante.
|
17 |
El
árabe Zabdiel cortó la cabeza a Alejandro y se la envió a Tolomeo.
|
18 |
Tres
días más tarde moría el rey Tolomeo, y los suyos, que estaban
en las fortalezas, perecían a mano de los moradores de las mismas.
|
19 |
Y
así reinó Demetrio el año 167. |
|
|
|
Siguen
las prosperidades de Jonatán
|
|
|
20 |
Por
aquellos días reunió Jonatán a los hombres de Judea para tomar
la ciudadela de Jerusalén, contra la cual construyó muchas máquinas
de guerra.
|
21 |
Pero
algunos de los impíos, enemigos de su propia nación, se fueron
al rey y le informaron de cómo Jonatán tenía asediada la fortaleza.
|
22 |
Oído
lo cual, se irritó, y, viniendo a Tolemaida, escribió a Jonatán
que levantase el cerco de la ciudadela y viniera a su encuentro
a toda prisa para conferir con él en Tolemaida.
|
23 |
Recibido
el mensaje, Jonatán ordenó continuar el asedio, y se rodeó de
algunos ancianos de Israel y sacerdotes, y resolvió aventurarse
al peligro.
|
24 |
Tomando
consigo plata, oro, un vestido y otros muchos presentes, fue
a ver al rey a Tolemaida, hallando en él buena acogida,
|
25 |
no
obstante que algunos impíos de su nación le acusaban.
|
26 |
Hizo
el rey según lo que habían hecho sus antecesores, honrándole
en presencia de todos sus enemigos.
|
27 |
Lo
confirmó en el sacerdocio y en cuantos honores tenía de antes
y le hizo inscribir en el número de sus primeros amigos.
|
28 |
Jonatán
solicitó del rey que hiciese libres de tributos la Judea y las
tres toparquías de Samaría, prometiéndole en cambio trescientos
talentos.
|
29 |
Asintió
el rey, y de todas estas cosas escribió a Jonatán una carta
del tenor siguiente:
|
30 |
“El
rey Demetrio a Jonatán, su hermano, y a la nación de los judíos,
salud.
|
31 |
Os
enviamos, para que de ello os informéis, copia de la carta que
hemos escrito a Lástenes, nuestro pariente, acerca de vosotros:
|
32 |
El
rey Demetrio a Lástenes, su padre, salud.
|
33 |
Hemos
resuelto favorecer a la nación de los judíos, nuestros amigos,
que nos han sido fieles.
|
34 |
Les
confirmamos, pues, la posesión de los territorios de la Judea
y de los tres distritos de Aferema, Lida y Ramata, que fueron
desprendidos de Samaria e incorporados a Judea. Todos los sacrificadores
de Jerusalén quedan exentos del tributo que el rey recibía antes
de ellos cada año de los frutos del campo y de los árboles.
|
35 |
Igualmente
los restantes tributos que nos pagaban, de los diezmos, de las
salinas y de las coronas, que nos pertenecen, desde ahora
|
36 |
se
los condonamos todos, y serán anulados desde ahora para siempre.
|
37 |
Así,
pues, haced una copia de este decreto y entregádsela a Jonatán
para que se deposite en el monte santo y en lugar visible.” |
38 |
Viendo
el rey Demetrio que había llegado a dominar el reino y nadie
se le oponía, disolvió su ejército, enviándolo a sus casas,
excepto las fuerzas extranjeras que había reclutado en las islas
de las gentes. Esto le atrajo la enemiga de cuantos habían pertenecido
al ejército de sus padres.
|
39 |
Trifón,
que había sido antes de los parciales de Alejandro, cuando vio
que las tropas murmuraban contra Demetrio, se dirigió al árabe
Emalcue, que criaba a Antíoco, hijo de Alejandro, niño todavía,
|
40 |
apremiándole
para que se lo entregase, a fin de sentarlo en el trono de su
padre. Le comunicó cuanto había hecho Demetrio y el descontento
de su ejército contra él, y permaneció allí bastantes días.
|
41 |
Entre
tanto, envió Jonatán al rey una súplica para que retirase la
guarnición de la ciudadela de Jerusalén y de las otras fortalezas,
porque hostigaban a Israel.
|
42 |
Respondió
Demetrio a Jonatán, diciéndole: “No sólo esto te haré
a ti y a tu pueblo, sino que os colmaré de honores cuando llegue
la ocasión propicia.
|
43 |
Por
el momento me harías un gran favor enviándome algunas tropas
auxiliares, porque mi ejército está disuelto.”
|
44 |
Accedió
Jonatán, mandándole a Antioquía tres mil hombres escogidos,
de cuya llegada se alegró mucho el rey.
|
45 |
Amotináronse
contra él los de la ciudad, en número de ciento veinte mil,
pretendiendo matarle.
|
46 |
Se
recluyó él en su palacio, mientras los ciudadanos ocupaban las
calles de la ciudad y comenzaban el asalto.
|
47 |
Llamó
el rey en su auxilio a los judíos, que acudieron luego, se distribuyeron
por la ciudad
|
48 |
y
mataron aquel día hasta cien mil hombres, incendiaron la ciudad
y la saquearon. Así libraron al rey.
|
49 |
Cuando
vieron los de la ciudad que los judíos eran dueños de ella a
su arbitrio, perdieron el ánimo, y, suplicantes, clamaron al
rey, diciendo.
|
50 |
“Perdónanos
y haz que cesen ya los judíos de combatir contra nosotros y
contra la ciudad.”
|
51 |
Y
depusieron las armas e hicieron la paz. Los judíos adquirieron
grande gloria ante el rey y ante todo su reino y volvieron a
Jerusalén cargados de botín.
|
|
|
|
Nuevas
victorias de Jonatán
|
|
|
52 |
Sentóse
Demetrio en su trono, y la tierra calló ante él.
|
53 |
No
cumplió el rey lo que había prometido, y se enajenó a Jonatán,
porque, además de no corresponder a los beneficios que le había
hecho, le molestaba mucho.
|
54 |
Después
de estos sucesos volvió Trifón con el niño Antíoco, a quien
proclamó rey, ciñéndole la corona.
|
55 |
Luego
se juntaron a él todas las tropas que Demetrio había licenciado
e hicieron a éste la guerra, obligándole a huir derrotado.
|
56 |
Trifón
se apoderó de los elefantes y ocupó Antioquía.
|
57 |
Antíoco
el joven escribió a Jonatán, diciéndole: “Yo te confirmo
en el sumo sacerdocio y te constituyo sobre las cuatro ciudades,
y serás de los amigos del rey.”
|
58 |
Y
le envió vajilla de oro, dándole el derecho de beber en vaso
de oro, de vestir púrpura y llevar la fíbula de oro.
|
59 |
A
Simón, su hermano, le instituyó general desde la Escalera de
Tiro hasta los confines de Egipto.
|
60 |
Partió
Jonatán y recorrió las ciudades del lado de acá del río, y se
le incorporaron todas las tropas auxiliares de Siria. Vino a
Ascalón, y le hicieron los de la ciudad un recibimiento muy
honroso.
|
61 |
De
allí pasó a Gaza, que le cerró sus puertas, pero él la asedió
e incendió los arrabales, saqueándolos.
|
62 |
Entonces
los de Gaza le pidieron la paz, que les fue otorgada, dándole
en rehenes los hijos de sus jefes, que envió a Jerusaíén, y
atravesó la tierra hasta llegar a Damasco.
|
63 |
En
esto tuvo noticias Jonatán de que algunos generales de Demetrio
habían llegado a Cades de Galilea con grandes fuerzas con el
propósito de apartarle de toda intervención en el gobierno.
|
64 |
Dejando
a su hermano Simón en Judá, les salió al paso.
|
65 |
Simón
fue contra Betsur; la combatió muchos días, teniéndola cercada,
|
66 |
hasta
que pidieron la paz, que les otorgó. Los arrojó de allí, apoderándose
de la ciudad y poniendo guarnición en ella.
|
67 |
Entre
tanto acampó Jonatán con su ejército junto a las aguas de Genesaret,
y muy de madrugada se puso en marcha hacia la llanura de Asor,
|
68 |
donde
encontró al ejército extranjero, que había puesto una emboscada
en los montes. Se trabó la batalla,
|
69 |
y
los emboscados salieron de la celada,
|
70 |
y
los de Jonatán huyeron, no quedando a su lado sino Matatías,
hijo de Absalón, y Judas, hijo de Calfi, capitanes del ejército.
|
71 |
Jonatán
entonces rasgó sus vestiduras, se echó tierra sobre la cabeza
y oró.
|
72 |
Volvió
luego a la lucha contra los enemigos, los derrotó y puso en
fuga.
|
73 |
Viendo
esto los que de los suyos huían, se volvieron de nuevo a él,
y todos a una los persiguieron hasta Cades, hasta su campo,
donde hizo alto.
|
74 |
Cayeron de los extranjeros aquel día unos tres mil hombres.
Jonatán se volvió a Jerusalén.
|
|
|
Capítulo
12 |
Embajadas
a Roma y Esparta |
|
|
1 |
Viendo
Jonatán que las circunstancias le eran favorables, escogió algunos
hombres y los envió a Roma para concertar y renovar la alianza
de amistad con los romanos.
|
2 |
Y
a los espartanos y a otros pueblos envió también cartas sobre
lo mismo.
|
3 |
Partiendo
para Roma, y entrando en el senado, dijeron: “Jonatán,
sumo sacerdote, y la nación de los judíos nos envían para renovar
con vosotros la antigua amistad y alianza.”
|
4 |
Y
les fueron entregadas cartas para las autoridades de cada lugar
a fin de que pudieran volver en paz a la tierra de Judá.
|
5 |
He
aquí la copia de las cartas que Jonatán escribió a los espartanos:
|
6 |
“Jonatán,
sumo sacerdote, y el senado de la nación, y los sacerdotes,
y todo el pueblo de los judíos, a los de Esparta, sus hermanos,
salud.
|
7 |
Ya
antes recibió Onías, sumo sacerdote, de Ario, vuestro rey, cartas
en que decía que sois hermanos nuestros, como lo certifica la
adjunta copia.
|
8 |
Onías
acogió con gran honor al mensajero, y recibió letras en las
que claramente se hablaba de alianza y amistad.
|
9 |
Nosotros,
aunque nada necesitamos, pues tenemos nuestra confianza en las
Escrituras santas que poseemos,
|
10 |
hemos
resuelto enviaros quien renueve con vosotros la fraternidad
y amistad, a fin de no hacernos extraños a vosotros, pues han
transcurrido ya muchos años desde vuestra embajada,
|
11 |
En
todo tiempo, en las solemnidades y en los restantes días no
hemos cesado de hacer memoria continua de vosotros en los sacrificios
que ofrecemos y en nuestras oraciones, pues es justo y razonable
acordarse de los hermanos.
|
12 |
Nos
alegramos de vuestra prosperidad.
|
13 |
Cuanto
a nosotros, han sido muchas las tribulaciones que nos han sobrevenido
y muchas las guerras que nos han hecho los reyes vecinos.
|
14 |
No
quisimos en ellas molestaros, ni a los demás aliados y amigos,
|
15 |
porque
contamos con la ayuda que nos viene del cielo, y con ella nos
hemos librado de nuestros enemigos, y éstos fueron humillados.
|
16 |
Hemos
elegido a Numenio, hijo de Antíoco, y Antípatro, hijo de Jasón,
a quienes enviamos a los romanos para renovar la antigua amistad
y alianza,
|
17 |
y
les hemos dado el encargo de acercarse a vosotros y saludaros
y entregaros nuestras letras, para renovar la alianza y fraternidad.
|
18 |
Esperamos
que nos contestéis favorablemente.
|
19 |
La
carta enviada por vosotros era del tenor siguiente: |
20 |
“Ario,
rey de los espartanos, a Onías, sumo sacerdote, salud.
|
21 |
Hemos
hallado en documentos escritos que los espartanos y los judíos
son hermanos unos y otros del mismo linaje de Abraham.
|
22 |
Desde
que esto supimos, juzgamos que hacéis bien en darnos cuenta
de vuestra prosperidad.
|
23 |
Nosotros
a la vez os correspondemos. Vuestros ganados, vuestra hacienda,
es nuestra, y la nuestra, vuestra es. Por eso he dado orden
de comunicaros esto.”
|
24 |
Tuvo
Jonatán noticia de que los capitanes de Demetrio habían vuelto
contra él con fuerzas mayores que antes,
|
25 |
y
salió de Jerusalén a su encuentro, a la región de Hamat, porque
no quiso darles lugar a que invadiesen la tierra.
|
26 |
Los
exploradores enviados a espiar el ejército enemigo volvieron
con la noticia de que tenían orden de caer sobre ellos aquella
noche.
|
27 |
Así
que se puso el sol, ordenó Jonatán a los suyos velar y estar
sobre las armas, prontos a entrar en batalla durante la noche,
y puso centinelas alrededor del campo.
|
28 |
Cuando
los contrarios se dieron cuenta de que Jonatán y los suyos estaban
preparados para la lucha, temieron, perdieron el ánimo, encendieron
fuego en su campamento y se retiraron.
|
29 |
No
lo advirtieron Jonatán y los suyos hasta la madrugada, engañados
con la vista de los fuegos encendidos.
|
30 |
Los
persiguió Jonatán, pero no les dio alcance, porque había atravesado
el río Eleutero.
|
31 |
Entonces
se volvió contra los árabes llamados zabadeos, a los que derrotó,
tomándoles despojos.
|
32 |
Poniéndose de nuevo en marcha, vino a Damasco, atravesando todo
el territorio.
|
33 |
Simón,
entre tanto, se había puesto en marcha, llegando hasta Ascalón
y a las próximas fortalezas; se volvió luego hacia Jope y la
tomó,
|
34 |
porque
había oído que querían entregar la fortaleza a los parciales
de Demetrio, y puso allí guarnición para conservarla en su poder.
|
35 |
Vuelto
Jonatán, convocó a los ancianos del pueblo y tomó con ellos
la resolución de edificar fortalezas en Judea,
|
36 |
de
levantar los muros de Jerusalén, de erigir un muro fuerte entre
la ciudadela y la ciudad, a fin de separar aquélla de ésta y
aislarla para que los de allí no pudiesen comprar ni vender
en ésta.
|
37 |
Reunidos
los obreros para edificar la ciudad, se vino al suelo un trozo
de muralla que da al valle del este, y lo restauraron, dándole
el nombre de Cafenata.
|
38 |
Simón
edificó también Adida, en la Sefela, y la fortificó y puso puertas
y cerrojos.
|
|
|
|
Prisión
traidora de Jonatán
|
|
|
39 |
Trataba
Trifón de apoderarse del reino de Asia y ceñirse la diadema,
quitando de en medio al rey Antíoco.
|
40 |
Pero
temiendo que se le opusiera Jonatán y le hiciera la guerra,
buscaba un medio de apoderarse de él y darle muerte. Con este
propósito se puso en camino de Betsán.
|
41 |
Salióle
al encuentro Jonatán con cuarenta mil hombres escogidos para
la lucha, y llegó a Betsán.
|
42 |
Cuando
Trifón vio que Jonatán venía con tanta fuerza, temió poner manos
en él,
|
43 |
le
acogió muy honrosamente, le presentó a todos sus amigos y le
hizo muchos obsequios, ordenando a su ejército que le obedeciese
como a él mismo.
|
44 |
Dijo
luego a Jonatán: “¿Por qué molestar a todo el pueblo,
no habiendo guerra entre nosotros?
|
45 |
Mándalos
a sus casas, dejando contigo unos cuantos que te acompañen,
y vente conmigo a Tolemaida. Te la entregaré con las demás fortalezas
y pondré a tus órdenes el resto del ejército y los oficiales
del rey. Hecho esto, yo me volveré, que sólo para eso he venido.”
|
46 |
Dióle
fe Jonatán e hizo según le decía, licenciando su ejército, que
se volvió a la tierra de Judá.
|
47 |
Sólo
se reservó tres mil hombres, de los que dejó dos mil en Galilea,
llevándose consigo sólo mil.
|
48 |
En
cuanto Jonatán entró en Tolemaida, los tolemenses cerraron las
puertas, le prendieron a él y a los que le acompañaban y los
asesinaron.
|
49 |
Luego
Trifón envió su ejército y su caballería a la Galilea y a la
gran llanura para aniquilar a todos los parciales de Jonatán.
|
50 |
Supieron
que había sido preso y muerto Jonatán y los que le acompañaban,
y unos a otros se animaron para salir a campaña para combatir.
|
51 |
Al
ver sus perseguidores cuán resueltos estaban a luchar por su
vida, se volvieron.
|
52 |
Se
fueron sin ser molestados a la tierra de Judá y lloraron a Jonatán
y a los suyos, temiendo mucho por sí. Todo Israel hizo gran
duelo.
|
53 |
Entonces
todas las naciones vecinas se propusieron aniquilarlos, diciéndose:
“Ya no tienen caudillo que los proteja; luchemos, pues,
contra ellos y borremos su memoria de entre los hombres.”
|
|
|
CUARTA
PARTE |
Capítulo
13 |
SIMÓN
PRÍNCIPE DEL PUEBLO JUDÍO |
|
|
1 |
Oyó
Simón que había reunido Trifón un poderoso ejército para venir
contra la tierra de Judá y aplastarla;
|
2 |
y
viendo al pueblo lleno de espanto y de temor, subió a Jerusalén
y reunió al pueblo.
|
3 |
Los
alentó, diciendo: “Ya sabéis lo que yo, mis hermanos y
la casa de mi padre hemos hecho por las leyes y el santuario,
las guerras y las angustias que hemos soportado.
|
4 |
Por
esta causa, que es la de Israel, dieron la vida todos mis hermanos,
quedando yo solo.
|
5 |
No
quiera Dios que en esta hora de tribulación rehúya el peligro
por amor de la vida, que no valgo yo más que mis hermanos,
|
6 |
antes
tomaré la defensa de mi nación y del santuario, de nuestras
mujeres e hijos, ahora que, llevadas del odio, se han juntado
todas las naciones para aplastarnos.”
|
7 |
Se
enardeció el pueblo al oír estas palabras,
|
8 |
y
a grandes voces respondió, diciendo: “Sé nuestro caudillo
en lugar de Judas y de Jonatán, tu hermano.
|
9 |
Combate
nuestras batallas; cuanto nos digas lo haremos.”
|
10 |
Juntando
todos los hombres de guerra, se dio prisa a concluir los muros
de Jerusalén, que quedó fortificada toda en derredor,
|
11 |
Envió
a Jonatán, hijo de Abesalón, con bastante fuerza a Jope, que
echó de allí a los que la guarnecían, quedándose en ella.
|
12 |
Trifón
salió de Tolemaida con un poderoso ejército para invadir la
Judea, llevando consigo a Jonatán preso.
|
13 |
Simón
acampó en Adida, frente a la llanura.
|
14 |
Al
conocer Trifón que habían nombrado a Simón caudillo en lugar
de su hermano Jonatán y que estaba pronto a trabar batalla,
le envió mensajeros,
|
15 |
diciendo:
“Hemos detenido a tu hermano a causa de la deuda que tenía en
el tesoro real por los cargos que desempeñaba.
|
16 |
Envía,
pues, cien talentos de plata y a dos de sus hijos como rehenes,
por que al ser libertado no se rebele contra nosotros, y le
dejaremos libre.”
|
17 |
Aunque
entendía Simón que hablaban con engaño, envió el dinero y los
dos niños, por no concitar contra sí la enemiga del pueblo,
que podría decir:
|
18 |
“No
ha enviado el dinero y los niños, y por eso pereció Jonatán.”
|
19 |
Así,
pues, envió los niños y los cien talentos; pero Trifón, faltando
a su palabra, no puso en libertad a Jonatán.
|
20 |
Trifón emprendió luego la marcha para invadir la tierra y devastarla.
Para ello, rodeando, vino a Adora; pero Simón, con su ejército,
le salía al encuentro dondequiera que él iba.
|
21 |
Los
de la ciudadela enviaron mensajeros a Trifón, rogándole que
se diera prisa a venir en su socorro por el desierto y les trajese
víveres.
|
22 |
Preparó
Trifón toda su caballería para llegar aquella noche, pero no
pudo a causa de la mucha nieve que había caído. Llegó a Galaad,
|
23 |
y
en Bascama dio muerte a Jonatán, que fue sepultado allí.
|
24 |
Después Trifón dio la vuelta y se volvió a su tierra.
|
25 |
Mandó
Simón por los restos de su hermano Jonatán, y les dio sepultura
en Modín, la ciudad de sus padres.
|
26 |
Todo
Israel hizo por él gran duelo y le lloró muchos días.
|
27 |
Edificó
Simón sobre los sepulcros de sus padres y hermanos un monumento
de piedras labradas por una y otra cara, alto y visible desde
muy lejos.
|
28 |
Encima
levantó siete pirámides, unas enfrente de otras, dedicadas a
su padre, a su madre y a sus cuatro hermanos.
|
29 |
Las
asentó sobre sus basas y las rodeó de grandes columnas, y puso
en ellas panoplias, naves esculpidas, que pudieran ser vistas
de todos los que navegaban por el mar.
|
30 |
Ese sepulcro que erigió en Modín perdura hasta el día de hoy.
|
31 |
Trifón,
que procedía dolosamente con el joven Antíoco, acabó por darle
muerte,
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32 |
se
declaró rey en su lugar y ciñó la diadema del Asia, trayendo
con esto una gran calamidad sobre la tierra.
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Simón
consolida la libertad nacional
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33 |
Simón
edificó las fortalezas de Judea, las rodeó de altas torres y
muros fuertes, les puso puertas y cerrojos y las proveyó de
vituallas.
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34 |
Envió
algunos hombres escogidos al rey Demetrio, pidiendo que concediera
al país la remisión de los tributos, por cuanto los actos de
Trifón habían sido actos de saqueo.
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35 |
Contestó
el rey Demetrio a estas peticiones enviándo-les letras del tenor
siguiente:
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36 |
“El
rey Demetrio a Simón, sumo sacerdote y amigo de los reyes, y
a los ancianos y a la nación judía, salud.
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37 |
Hemos
recibido la corona de oro y la palma que nos habéis enviado,
y estamos dispuestos a hacer con vosotros una paz definitiva
y a escribir a los intendentes reales que os condonen las deudas.
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38 |
Todo
cuanto hemos pactado con vosotros sea firme, y las fortalezas
que habéis edificado sean vuestras.
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39 |
Os
perdonamos también las faltas y las ofensas cometidas hasta
este día, y la corona que debéis, y si algún tributo se cobraba
en Jerusalén, ya no se cobre.
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40 |
Si
algunos de vosotros estáis dispuestos a alistaros en nuestro
ejército, podéis hacerlo, y que reine entre nosotros la paz.”
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41 |
El
año 170 quedó Israel libre del yugo de los gentiles,
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42 |
y
comenzaron a encabezarse así los documentos y contratos: “El
año primero de Simón, gran pontífice, general y caudillo de
los judíos.”
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43 |
En
los días aquellos acampó Simón contra Gazer, y la cercó con
sus fuerzas, construyó máquinas de asedio y las aproximó a la
ciudad, acometiendo una de las torres y apoderándose de ella.
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44 |
Invadieron
la ciudad los que estaban en la máquina, produciéndose en aquélla
gran conmoción.
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45 |
Los
de la ciudad subieron a las murallas con sus mujeres e hijos,
rasgadas las vestiduras, y a grandes voces clamaban pidiendo
a Simón la paz,
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46 |
y
le decían: “No obres con nosotros según merecen nuestras
maldades, sino según tu misericordia.”
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47 |
Simón
se dejó aplacar y suspendió las hostilidades contra ellos, pero
expulsó a los de la ciudad, purificó las casas en que había
ídolos, y así hizo su entrada en ella en medio de cánticos y
bendiciones.
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48 |
Después
de limpiarla de toda impureza, instaló en ella gente observante
de la Ley, la fortificó y construyó allí para él una morada.
|
49 |
Los
de la ciudadela de Jerusalén no podían salir de ella, ni entrar
en la región para comprar o vender, y pasaban mucha escasez,
pereciendo de hambre muchos de ellos.
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50 |
Clamaron
a Simón en demanda de paz, y él se la otorgó, echándolos de
allí y limpiando la ciudadela de impurezas.
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51 |
El
día veintitrés del mes segundo del año 171 entró en ella con
cánticos, palmas y acompañamiento de cítaras, címbalos y arpas,
con himnos y cánticos, porque había sido aplastado un gran enemigo
de Israel.
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52 |
Estableció
que cada año se solemnizara este día con regocijo.
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53 |
Fortificó
el monte del templo, que está próximo a la ciudadela, y habitó
allí él con los suyos.
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54 |
Viendo Simón que Juan, su hijo, era hombre animoso, le hizo
jefe de todas las tropas, con residencia en Gazer.
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Capítulo
14 |
Prosperidad
de Simón |
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1 |
El
año 172 reunió el rey Demetrio sus tropas y se puso en marcha
hacia la Media en busca de recursos para hacer la guerra a Trifón.
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2 |
Sabido
por Arsaces, rey de Persia y de Media, que Demetrio había invadido
su territorio, mandó a su encuentro a uno de sus generales con
el encargo de cogerle vivo.
|
3 |
Partió
éste y derrotó a Demetrio, haciéndole prisionero y llevándole
a Arsaces, que le encarceló.
|
4 |
Disfrutó
de paz la tierra de Judá toda la vida de Simón, que procuró
la prosperidad de su pueblo; a todos fue grato su gobierno y
gozó de fama todos los días de su vida.
|
5 |
Y
añadió a esta gloria la toma de Jope para puerto, teniendo así
entrada a las islas del mar.
|
6 |
Extendió
los términos de su nación y mantuvo el dominio de su tierra.
|
7 |
Redimió
muchos cautivos, se adueñó de Gazer, de Betsur y de la ciudadela.
Quitó de ella las impurezas y no hubo quien le resistiera.
|
8 |
Cultivaban
en paz la tierra, y la tierra daba sus cosechas, y los árboles
del campo sus frutos.
|
9 |
Los
ancianos se sentaban en las plazas, todos hablaban de las prosperidades
de la tierra, y los jóvenes vestían como traje de honor el traje
de guerra.
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10 |
Abasteció
las ciudades y las puso en estado de defensa. Llegó la fama
de su nombre hasta los extremos confines de la tierra.
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11 |
Hizo
reinar la paz en toda la tierra y gozó Israel de gran bienestar.
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12 |
Cada
uno se sentaba bajo su parra y su higuera y nada había que les
causara temor.
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13 |
Desapareció
de la tierra el que les hacía la guerra y en sus días fueron
vencidos reyes.
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14 |
Dio
seguridad a los humildes de su pueblo, tuvo celo por la Ley
y desterró a todos los impíos y malvados.
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15 |
Restauró
la gloria del santuario y aumentó los vasos sagrados.
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16 |
Había
llegado a Roma y Esparta la noticia de la muerte de Jonatán,
de la que se dolieron mucho.
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17 |
Pero
al saber que Simón, su hermano, le había sucedido en el sumo
sacerdocio y que mandaba en la tierra y en sus ciudades,
|
18 |
le
escribieron la renovación de la amistad y la alianza antes hecha
con Judas y Jonatán, sus hermanos, en placas de bronce,
|
19 |
que
fueron leídas en Jerusalén en la asamblea del pueblo. He aquí
la copia de las letras enviadas por los espartanos:
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20 |
“Los
príncipes y la ciudad de Esparta, a Simón, sumo sacerdote, y
a los ancianos, y a los sacerdotes, y a todo el pueblo de los
judíos, sus hermanos, salud.
|
21 |
Los
mensajeros que habéis mandado a nuestro pueblo nos han dado
noticias de vuestra gloria y honor, y de ello nos alegramos
sobremanera.
|
22 |
Hemos
registrado en las deliberaciones del pueblo lo siguiente: Numenio,
hijo de Antíoco, y Antípatro, hijo de Jasón, legados de los
judíos, han llegado a nosotros para renovar la antigua amistad.
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23 |
El
pueblo resolvió recibir honrosamente a los mensajeros y depositar
una copia de su discurso entre los documentos públicos para
que el pueblo espartano guarde memoria de ello. Y hemos enviado
una copia de esto a Simón, sumo sacerdote.”
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24 |
Después de estos sucesos envió Simón a Numenio a Roma para renovar
la alianza con los romanos, mandando por él, como presente,
un escudo de oro de mil minas de peso. |
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|
|
Simón,
reconocido príncipe del pueblo
|
|
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25 |
Cuando
el pueblo oyó tales cosas, se dijeron: “¿Qué gracias podemos
dar a Simón y a sus hijos?
|
26 |
Porque
valerosamente han combatido contra los enemigos de Israel, tanto
él como sus hermanos y toda su familia, y han afianzado nuestra
libertad.” Y grabaron en placa de bronce, que colgaron
de columnas en el monte de Sión,
|
27 |
la
siguiente escritura: “El día dieciocho del mes de Elul
del año 172, el año tercero del pontificado de Simón, príncipe
del pueblo de Dios,
|
28 |
en
la asamblea general de los sacerdotes y del pueblo, de los príncipes
y ancianos de la nación, se hizo saber esto: En las muchas guerras
que ha habido en nuestras tierras,
|
29 |
Simón,
hijo de Matatías, de los hijos de Joarib, así como sus hermanos,
se expusieron al peligro e hicieron frente a los adversarios
de su nación por la conservación del santuario y de la Ley,
y ganaron grande gloria para su pueblo.
|
30 |
Jonatán
los congregó y fue sacerdote hasta que se reunió con sus padres.
|
31 |
Resolvieron
entonces los enemigos invadir la tierra, devastarla y hacerse
dueños del santuario;
|
32 |
pero
se levantó Simón y salió a la defensa de su pueblo, y con grandes
expensas suyas armó a los valientes de su nación y les pagó
la soldada.
|
33 |
Fortificó
las ciudades de Judea y a Betsur, en sus confines, donde antes
dominaban las armas de los enemigos. Puso allí guarnición judía,
|
34 |
fortificó
a Jope, junto al mar, y a Gazer, en los confines de Azoto, en
la que antes habitaban los enemigos, e instaló en ellas judíos
y los proveyó de cuanto era necesario para su defensa.
|
35 |
Viendo
el pueblo la conducta de Simón y la gloria que se proponía dar
a su nación, le hicieron su caudillo y sumo sacerdote en premio
de haber realizado todas estas proezas y de la justicia y fidelidad
que ha guardado a su pueblo, procurando por todos los medios
el engrandecimiento de éste.
|
36 |
En
sus días todo prosperó, y los gentiles fueron exterminados de
la tierra, y en la misma Jerusalén, los que ocupaban la ciudad
de David, que habían convertido en ciudadela, de donde hacían
salidas, profanando los alrededores del santuario, con gran
perjuicio de su santidad.
|
37 |
Instaló
allí judíos, la fortificó para seguridad de la tierra y de la
ciudad y dio mayor altura a las murallas de Jerusalén.
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38 |
Por
todo esto, el rey Demetrio le confirió el sumo sacerdocio,
|
39 |
y
le inscribió en el número de sus amigos y le otorgó grandes
honores,
|
40 |
pues
supo que los judíos eran tenidos por los romanos como amigos,
aliados y hermanos, y habían sido acogidos con honor los legados
de Simón.
|
41 |
Los
judíos y sacerdotes resolvieron instituir a Simón por príncipe
y sumo sacerdote por siempre, mientras no aparezca un profeta
digno de fe,
|
42 |
y
por su caudillo, que defienda el santuario, e instituya inspectores
de obras, gobernadores de la tierra, capitanes de las tropas
y alcaides de las fortalezas;
|
43 |
que
cuide de las cosas sagradas; que sea de todos obedecido; que
se inscriban en su nombre todos los documentos públicos en la
tierra; vista de púrpura y lleve la fíbula de oro.
|
44 |
A
nadie será lícito, ya del pueblo, ya de los sacerdotes, traspasar
ninguna de estas disposiciones ni contravenir a lo que por él
fuere ordenado, o convocar en la tierra asamblea sin su consentimiento,
ni vestir la púrpura ni llevar la fíbula de oro.
|
45 |
El
que traspasare estas disposiciones o violare alguna de ellas,
incurrirá en castigo.”
|
46 |
Todo
el pueblo aprobó conferir a Simón estos poderes y honores, y
convino en que él obrase conforme a ellos.
|
47 |
Aceptó
Simón, agradecido, el sumo sacerdocio y ser caudillo y jefe
de los judíos y de los sacerdotes, ejerciendo el mando supremo.
|
48 |
Mandaron
que esto se escribiera en láminas de bronce y se pusiese en
el atrio del templo en lugar visible y que una copia de lo mismo
se depositase en el tesoro del templo a disposición de Simón
y de sus hijos.
|
|
|
Capítulo
15 |
Reconocimiento
de esta situación por las naciones extranjeras |
|
|
1 |
Antíoco,
hijo del rey Demetrio, envió desde las islas del mar cartas
a Simón, sumo sacerdote y jefe de los judíos, y a toda la nación.
|
2 |
Era
el contenido de las cartas del tenor siguiente: “El rey
Antíoco a Simón, sumo sacerdote y jefe de la nación judía, salud.
|
3 |
Como
quiera que hombres malvados se hayan apoderado del reino de
nuestros padres, es mi voluntad recobrarlo y restablecerlo en
su forma antigua, para lo cual he reunido un ejército numeroso
y equipado de naves de guerra.
|
4 |
Me
propongo desembarcar y perseguir a los que han arruinado el
reino y asolado sus ciudades.
|
5 |
Te
ratifico, pues, todas las exenciones que te han hecho los reyes
mis predecesores y todas las mercedes que te han otorgado.
|
6 |
Te
permito acuñar moneda propia para tu tierra.
|
7 |
Que
Jerusalén y su santuario sean libres; que cuantas armas has
fabricado y cuantas fortalezas has levantado y posees queden
en tu poder;
|
8 |
que
todas las deudas al tesoro real y cuanto en adelante hubiere
de percibir el rey te sea por siempre condonado.
|
9 |
Y
cuando nos hubiéremos apoderado del reino, os honraremos, a
ti y a tu nación y al templo, tan magníficamente, que vuestra
gloria se extenderá por toda la tierra.”
|
10 |
El
año 174 Antíoco se puso en marcha hacia su reino, y todas las
tropas se declararon por él, de suerte que muy pocas fueron
las que le quedaron a Trifón.
|
11 |
Perseguido
por el rey Antíoco, vino huyendo hasta Dora del Mar.
|
12 |
Vio
entonces cuántos males se le venían encima, pues las tropas
le habían abandonado.
|
13 |
Acampó
el rey Antíoco contra Dora con ciento veinte mil hombres y ocho
mil caballos.
|
14 |
Cercaron
la ciudad por mar y por tierra y la estrecharon, de suerte que
nadie podía salir ni entrar en ella.
|
15 |
En esto llegó de Roma Numenio y los que con él habían ido, trayendo
copia de cartas escritas a los reyes y a las naciones, del tenor
siguiente:
|
16 |
“Lucio,
cónsul de los romanos, a Tolomeo, salud.
|
17 |
Han
venido a nosotros embajadores de los judíos, aliados y amigos
nuestros, enviados por Simón, sumo sacerdote, y por la nación
de los judíos, para renovar la antigua amistad y alianza,
|
18 |
y
han sido portadores de un escudo de oro de mil minas de peso.
|
19 |
En
virtud de esto nos ha parecido bien escribir a reyes y naciones
que no les causen ningún mal, ni les hagan la guerra ni a sus
ciudades ni a su tierra, ni presten auxiio a quienes los combatan.
|
20 |
Nos
pareció igualmente bien recibir de ellos el escudo.
|
21 |
Si,
pues, hombres malhechores, huyendo de ellos, se refugiaran entre
vosotros, entregadlos a Simón, sumo sacerdote, para que los
castigue según la ley.”
|
22 |
En
la misma forma escribieron al rey Demetrio, a Atalo, a Ariarates,
a Arsaces
|
23 |
y
a todas las naciones: a Lampsaco, a los espartanos, a Delos
y a Mindo, a Sición, a Caria, a Samos, a Panfilia, a Licia,
a Halicarnaso, a Rodas, a Fasélida, a Cos, a Side, a Arados,
a Cortina, a Gnido, a Chipre y a Cirene.
|
24 |
Y
copia de estas cartas se la enviaron a Simón, sumo sacerdote.
|
25 |
Como
hemos dicho, el rey Antíoco acampó enfrente de Dora la Nueva
y la estrechó, y construyó máquinas de guerra, quedando Trifón
cercado, sin poder entrar ni salir.
|
26 |
Simón
envió en ayuda del rey dos mil hombres escogidos y plata y oro
y mucho material de guerra.
|
27 |
No
quiso él recibirlos, antes bien revocó cuanto había pactado
antes y rompió con él.
|
28 |
Mandó
a Atenobio, uno de sus amigos, para tratar con él y decirle:
“Vosotros retenéis a Jope y a Gazer y la fortaleza de
Jerusalén, ciudades de mi reino;
|
29 |
habéis
devastado sus territorios y causado grandes daños a la tierra
y os habéis adueñado de muchos lugares de mi reino.
|
30 |
Entregad,
pues, luego las ciudades que habéis ocupado y los tributos de
que os habéis apoderado fuera de los confines de la Judea;
|
31 |
de
no hacerlo, pagaréis por ello quinientos talentos de plata,
y por los perjuicios causados y por los tributos de las ciudades
percibidos, otros quinientos talentos; y si no, iré y os haremos
la guerra.”
|
|
|
|
Antíoco
VII Sidetes se vuelve contra Simón
|
|
|
32 |
Llegado
Atenobio, amigo del rey, a Jerusalén, vio la magnificencia de
Simón, su vajilla de oro y plata y la numerosa servidumbre,
y quedó maravillado. Oído el mensaje del rey,
|
33 |
respondió
Simón: “No hemos tomado tierra ajena, ni de bienes ajenos
nos hemos apoderado, sino de la heredad de nuestros padres,
de la que sin justicia nuestros enemigos se habían adueñado.
|
34 |
Aprovechando
la ocasión, hemos recobrado la heredad de nuestros padres.
|
35 |
Cuanto
a Jope y a Gazer, que reclamáis, hacían a nuestro pueblo grandes
males y asolaban la tierra; por ellas daremos cien talentos.”
Atenobio no le respondió palabra,
|
36 |
pero
se volvió furioso al rey y le comunicó las palabras de Simón,
su magnificencia y todo cuanto había visto. Airóse el rey con
gran ira.
|
37 |
Entre
tanto, Trifón, embarcado en una nave, huyó a Ortosiada.
|
38 |
El
rey instituyó a Cendebeo general de la costa, poniendo en su
mano fuerzas de infantería y caballería,
|
39 |
con
el encargo de acampar frente a Judea y edificar a Cedrón y fortificar
sus puertas, a fin de hostigar al pueblo de Israel. El rey se
fue en persecución de Trifón.
|
40 |
En
cuanto Cendebeo llegó a Jamnia, comenzó a molestar al pueblo,
invadiendo la Judea, haciendo cautivos y muertos. Edificó a
Cedrón,
|
41 |
y en ella colocó caballería e infantería para hacer incursiones
por Judea, como se lo había ordenado el rey.
|
|
|
Capítulo
16 |
|
1 |
Subió
Juan de Gazer y comunicó a su padre lo que Cendebeo estaba haciendo.
|
2 |
Llamó
entonces Simón a sus dos hijos mayores, Judas y Juan, y les
dijo: “Yo y mis hermanos y la casa de mi padre hemos combatido
por Israel desde nuestra juventud hasta el presente, y nuestros
esfuerzos han sido tan felices, que logramos la libertad de
Israel.
|
3 |
Al
presente yo estoy ya viejo; pero vosotros, por la misericordia
de Dios, estáis en buena edad; tomad mi puesto y el de mi hermano
y salid a luchar por nuestra nación, y que la ayuda del cielo
sea con vosotros.”
|
4 |
Eligieron
de la gente de todo el territorio los hombres más aguerridos
y caballería, hasta veinte mil, y partieron contra Cendebeo,
pernoctando en Modín.
|
5 |
Puestos
en marcha muy de mañana hacia la llanura, vieron un poderoso
ejército de infantería y caballería que les venía al encuentro.
Sólo un torrente había de por medio.
|
6 |
Se
detuvo enfrente de ellos Juan con sus hombres; y viendo que
los suyos temían atravesar el torrente, lo hizo él el primero;
y sus hombres, viéndole, lo siguieron.
|
7 |
Dividió
su gente, colocando la caballería en medio de los infantes,
porque la caballería de los contrarios era muy numerosa.
|
8 |
Resonaron
las trompetas sagradas, y Cendebeo y su ejército quedaron deshechos,
cayendo muchos de ellos y huyendo los restantes a la fortaleza.
|
9 |
Quedó
herido Judas, el hermano de Juan; pero éste persiguió a los
enemigos hasta llegar a Cedrón, que Cendebeo había edificado,
|
10 |
y
huyeron hasta las torres que hay en el territorio de Azoto,
que Juan dio al fuego, cayendo de los enemigos hasta tres mil
hombres, y se volvió victorioso a Judá.
|
|
|
|
Muerte
alevosa de Simón
|
|
|
11 |
Tolomeo,
hijo de Abubos, comandante del campo de Jericó, tenía mucha
plata y oro,
|
12 |
y
era yerno del sumo sacerdote.
|
13 |
Se
engrió tanto, que quiso hacerse dueño de la tierra, para lo
cual resolvió quitar a traición la vida a Simón y a sus hijos.
|
14 |
Visitaba
Simón las ciudades del territorio a fin de proveer a sus necesidades,
y bajó a Jericó con Matatías y Judas, sus hijos, el año 177
en el mes undécimo, que es el mes de Sabat.
|
15 |
Los
recibió el hijo de Abubos con perfidia en una fortaleza pequeña
llamada Doc, que él había levantado. Les ofreció un gran banquete,
pero ocultó a siete hombres,
|
16 |
que,
cuando Simón y sus hijos estaban ebrios, a una señal de Tolomeo
se levantaron y, tomando las armas, dieron sobre Simón, matándole
a él, a sus hijos y a algunos de su séquito,
|
17 |
cometiendo
una gran traición y devolviendo mal por bien.
|
18 |
Luego
escribió Tolomeo al rey para que enviase tropas en su auxilio,
a fin de poner en su mano la tierra y las ciudades.
|
19 |
Envió
otros a Gazer para que se apoderasen de Juan, y escribió a los
oficiales de éste pidiéndoles que se pasasen a él, que les daría
plata y oro y regalos.
|
20 |
Mandó
otros para que se apoderasen de Jerusalén y del monte del templo.
|
21 |
Pero
alguno se adelantó a comunicar a Juan, en Gazer, cómo habían
sido muertos su padre y sus hermanos, y que habían mandado quien
lo matase a él.
|
22 |
Quedó
fuera de sí al oír tales noticias, y, prendiendo a los que venían
a él para darle muerte, los mató, pues sabía lo que intentaban.
|
23 |
Los
demás sucesos de Juan, sus guerras y las hazañas que realizó,
los muros que levantó y sus obras todas,
|
24 |
escritas
están en los anales de su pontificado, desde el día en que fue
hecho sumo sacerdote después de su padre.
|
|
|
|
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