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LA BATALLA FINAL:DIOS, EL HOMBRE Y EL ÚLTIMO ENEMIGO : LA MUERTE
Cristo Raúl de Yavé y Sión.
TERCERA PARTE
LA VICTORIA DEL HIJO DE DIOS, JESUCRISTO, FUENTE DE LA INVENCIBILIDAD DE SU CASA
Nadie puede destruir lo que Dios ha creado. Nadie puede abolir lo que Dios ha decretado. “La Palabra de Dios, el Verbo, es Dios”. A estas alturas de nuestra Era no es necesario regresar a la papilla Teológica con la que Dios formó el Pensamiento de su Iglesia. Y la Iglesia administró al Pueblo cristiano naciente. “Dios dice, y así se hace”. Tampoco se trata de Tiranía, Despotismo, Terrorismo. Muy lejos de Dios el pensamiento satánico del Abogado del Diablo, de nombre Juan Calvino. La Veracidad Divina del Creador está edificada sobre el Conocimiento hasta el Infinito de las Ciencias de la Creación de Galaxias, Universos y Mundos. Es lo que llamamos Omnisciencia. Esta Omnisciencia es el Fundamento de la Omnipotencia y Todopoder Creador de Dios. Por el otro lado llamamos Presciencia al Conocimiento que procede de una Experiencia establecida sobre la Eternidad Existencial de Su Persona en los Espacios Infinitos; en virtud de esta experiencia Dios puede determinar la serie de acontecimientos efectos de una causa concreta. ¡Causa-Efecto! Dios no es un Mago. Su experiencia Existencial y su Inteligencia Cognitiva le permiten ver el Futuro desde la Creación y desde la Expectación. Si se hace esto, se sucede aquello. En consecuencia si le abres la Puerta al Pecado, es decir, a la Rebelión contra la Ley del Creador, Origen de la Vida y del Universo, sobre cuya Dimensión descansa la Estructura del Tiempo, la serie de acontecimientos que le sigue arrastra al Rebelde a su destrucción. “Si comes, morirás”. Dios no condena, da a conocer el
Futuro de todo Mundo que se separa de su Creador y quiere configurar su
universo acorde a su pensamiento.
Podríamos abrir aquí un dialogo sobre la razón por la
que el Mundo creado es el más perfecto y bueno, infinitamente superior,
siempre, a la idea que cualquier inteligencia pueda hacerse sobre la
Configuración de ese Mundo en orden a su permanencia en la Vida eterna.
Podíamos…
pero sería el primer paso hacia la Rebelión. Sujetar la Sabiduría de quien ha
ordenado el Cosmos entero con el Fin de elevar la Vida a su Naturaleza Eterna
sería sentar a Dios en el banquillo del juicio. Sería… elevarse sobre la
Inteligencia del Creador del Universo. Sería… de la locura hacer Sabiduría.
Mientras
no conocimos a Dios, sino en referencia a su Todopoder y Omnipotencia, base de todas las religiones anteriores y posteriores al
Cristianismo, cupo en nosotros, los
hombres, un juicio sobre la Naturaleza y
la Sabiduría Divina. Mas una vez Encarnado Dios en el Hijo de la Virgen María
de Nazaret, y habiéndosenos revelado como AMOR, o sea, sabiendo positivamente
que DIOS es AMOR, cualquier pensamiento que cruce la línea entre el Creador y
su Mundo sobre la base del juicio a su Creación abre un camino hacia la autodestrucción. Este camino fue el que
abrió para sí y los suyos aquellos hijos de Dios que liderados por Satán
pusieron en Juicio la Bondad y
Perfección del Sistema Social Universal por Dios establecido en orden a la Vida
eterna de toda Su Casa.
El
Paraíso de Dios no es un Zoológico en el que sus hijos y sus pueblos somos
especímenes biológicos de un coleccionista de Mundos. Dios es Padre. Se declara
Padre y extiende esta realidad Viva sobre todos los Pueblos de su Reino, a
quienes elevándonos a la Ciudadanía nos abre su Ser para tener en su
Omnisciencia y Sabiduría nuestra Libertad y Felicidad.
No hay en Dios ninguna mancha. No hay en su pensamiento ningún “Dios Oculto”. Dios mira a su Creación cara a cara, nos abraza como padre a sus hijos. La Confianza en su Sabiduría y su Amor por Su Creación son los Pilares de la Vida eterna del Reino de
su Hijo Amado, del que somos Ciudadanos de Pleno Derecho.
¿Por
qué Satán y sus aliados no quisieron aceptar este Reino?
La
Respuesta viene de Dios: Porque todos somos Ciudadanos sujetos a los mismos
Derechos y Deberes ante la Ley. NO hay Privilegios, NO hay Inmunidades, NO hay
Aforamientos. Todos somos hijos de Dios, todos somos Ciudadanos de su Reino.
En
cuanto hijos de Dios tenemos en nuestro Padre Divino absolutamente toda la
Libertad de quien tiene por Padre al Señor del Universo, y todo nos pertenece
porque todo le pertenece a Él, nuestro Padre, y disfrutamos de todo lo que es
Suyo con la Gracia de quienes son amados por, y aman a, su Padre Eterno.
En tanto que Ciudadanos todos somos Iguales ante Dios, todos vivimos a la Luz de la misma Justicia Universal y Código de Ley Sempiterna. Todos los Ciudadanos del Reino del Hijo de Dios, independientemente del Mundo de Origen en el espacio y el Tiempo, vivimos a la Luz de esta misma Justicia y Ley. “Mismos Derechos, mismos Deberes”. NO hay naciones, la Creación entera es una sola Nación, un único Pueblo Universal, una sola Alma, un único Espíritu. Todos los Pueblos de la Creación somos Ramas del mismo
Árbol de la Vida. Siervos del Señor, o hijos del Rey, la Ley y la Justicia es
la misma. NO hay una Ley para el siervo y otra para el hijo. “El que come,
muere”.
Quien
se separa de Dios, camina hacia las Tinieblas. Quien juzga Su Ley, se condena a sí mismo. La
Justicia del Creador tiene su Fuente en la Verdad de la Vida en el Cosmos.
Separarse de esta Verdad es abandonar la Vida y alinearse con la Muerte, cuyo fin
es la destrucción de la Creación.
Esta
es la Voz de la Sabiduría que desde Dios, su Señor, se despliega en su Creación
y se expresa por la boca de su Criatura. El Amor a la Vida lo es todo. Y la
Vida es el Hijo de Dios.
Así
que regresamos al Siglo XVI.
1
Como
dije en la HISTORIA DIVINA la Necesidad de la Liberación del Diablo,
profetizada en el Apocalipsis en relación al Tiempo, y en el Evangelio a la
Intención, tuvo dos vertientes.
Por
la una, Dios quería hacerle ver a su Creación que el Odio del Rebelde contra
su Espíritu era infinito. Por sí mismo había elegido vivir en el Infierno a
existir en el Paraíso. Todo lo que había hecho Dios, como Padre y Señor,
para corregir la pasión del Rebelde por la Guerra se había estrellado contra ese Odio hacia Su Justicia y Su Ley,
fundamentos de la Igualdad de todos los seres.
Por la otra, la Reclamación de, en base a ser hijos de Dios, querer estar más allá de la Ley, adquirir un status quo de dioses inmunes a la Justicia, haciendo de este Aforamiento la fuente de todo Delito y Crimen, abierta la Puerta de la Guerra como parte de esa Inmunidad, aunque Negada por Dios Padre y expuesta la Reincidencia a Destierro Eterno : no sirvió para nada. Mil Años de
Encadenamiento no le habían servido al Rebelde de reflexión sobre su
locura, y para Arrepentimiento. La Casa entera de Dios, aunque no pidiera ver esta
Realidad, era bueno que la viera con sus propios ojos. En aquel que fuera un
hijo de Dios no existía ya un átomo de
su Origen. Hizo su Elección el día que se alzó contra el Primer Hombre y retó a
Dios a engendrar un hijo de Dios bajo las condiciones infernales que la Muerte
extendería sobre la Tierra.
Retando
a Dios firmó Sentencia de Destierro contra sí mismo.
2
Con
la Encarnación de su Hijo, “Dios con Nosotros”, la Creación del Hombre a la
imagen y semejanza de Dios: Cristo Jesús, comenzó su andadura. Los Cielos y la
Tierra se abrían a una Nueva Era. “He aquí que creo unos Nuevos Cielos y una
Nueva Tierra”, ergo: un Hombre Nuevo.
El
Pecado había consumado su efecto y había conducido al Hombre Viejo, nacido de
Adán, a su Destrucción.
Por
el Pecado esperaba el Diablo conducir al Hombre Nuevo, nacido de Cristo
Jesús, a su Destrucción. Mejor aún,
destruyendo a la Madre de cuyas entrañas había de ser engendrada ese Hombre,
como aborto que no ve la Vida este Hombre perecería en el seno de su Madre, la
Iglesia Católica.
Empresa
Maligna en verdad.
3
Volviendo
a la Historia del Cristianismo, los hechos hablan. Nada ni nadie ha podido
destruir lo que el Hijo de Dios edificó. Durante Mil años la Casa que el Hijo
de Dios edificó fue expuesta a Diluvios de persecuciones civiles, Terremotos de
invasiones, Maremotos de odio genocida, Tsunamis de corrupción interna... Y
nada. Todo para nada. Durante Mil Años la Casa que el Hijo de Dios edificó se
mantuvo firme. Durante Mil Años la Muerte, cabalgando sobre el Pecado al que
fue entregado el mundo, se estrelló contra los Muros de la Iglesia Católica, fundada por Dios
y edificada por su Hijo.
Al término del Primer Milenio, Iglesia de Cristo, su Esposa Católica, había quedado establecida
sobre Fundamentos Invencibles. La Raíz de su Fuerza era la Palabra de Dios, su
Señor. Ni Persecuciones, ni Invasiones, ni Divisiones Internas, ni Corrupción sacerdotal, ninguna fuerza pudo
echar abajo una sola piedra del Edificio por el Hijo de Dios levantado. ¿Acaso
no fue vencida la Muerte con la Resurrección?
Si el
Diablo quería destruir lo que la Muerte no pudo, el Sembrador Maligno
necesitaba una estrategia diferente. ¿Qué le es más natural a una bestia que
llamar a sus filas a otras bestias.
¿Quién
fue Miguel Cerulario? : Un Criminal frustrado que
huyendo del castigo se refugió en un convento?
¿Quiénes
fueron los Hohenstaufen: aquellos Fredericos y
Enriques Alemanes que se juraron hacer de la Esposa del Señor la Concubina de
su Imperio Sacro? : Animales sin cerebros movidos por el espíritu del Pecado...
la pasión por el poder sin límites... ser dioses más allá de la Ley y de la
Justicia.
Si el
Diablo quería destruir la Descendencia heredera del testamento de su Padre
matando a la Esposa en cuyo seno latía la Vida de esa Descendencia, el Diablo tendría
que Sembrar la Cizaña Maligna de la División de las iglesias, y esto a pesar, y
aunque en esto viera su propia destrucción, al haber sido profetizado este
Movimiento por su Enemigo: Nuestro Padre que está en los Cielos, Jesucristo.
Quien
no había podido ser vencida en Mil años y había humillado a su Enemigo durante la
Lucha de las Investiduras no podría ser vencida a cara descubierta. Si los
Obispos hubiesen tenido los ojos
abiertos habrían visto al Diablo cara a cara en el Cisma del 1054 y la demencia
de los Enriques Alemanes. Pero los
Obispos, tras la victoria de los Mil Años, vivían el sueño que los Apóstoles
vivieron durante los Tres Años que el Hijo de Dios estuvo entre ellos, hasta
aquella Noche en que las Tinieblas se arrojó sobre ellos y los dejó congelados
en la Horas de las Tinieblas.
Establecidos
en la Invencibilidad de la Casa del Hijo de Dios los Obispos cerraron los ojos
a la Palabra de su Señor : “El Diablo será Liberado en el Segundo Milenio de mi
Era. Vigilad, manteneos alerta…”
La
Confianza en la Invencibilidad les mantuvo los ojos cerrados.
¿Acaso
la Primera Pornocracia no tuvo su Fuente y Fuerza en
el Diablo?
Siendo su Fuente ¿¡cómo podía ser liberado
quien estaba libre!?
Cultivar
esa Confianza sería la ruina de la Esposa de su Enemigo. Mantenerse Oculto,
sembrar su Cizaña Maligna hasta que el tiempo de la Siembra llegase sería su
estrategia desde la Caída de los Hohenstaufen hasta la Rebelión Protestante,
que enmascararía bajo el Titulo de LA REFORMA.
4
La
Necesidad de fundar el Futuro sobre el Amor a la Vida determinó tanto la Muerte
de Cristo cuanto la Liberación del Diablo al principio del Segundo Milenio de
nuestra Era. Abierta la Causa se sigue el encadenamiento de acontecimientos
debido a ella como Efectos. De no haber existido Necesidad de Redención la
serie de Acontecimientos vividos por el Cristianismo no hubiese procedido. Pero
Dios vio la Necesidad.
La
Batalla Final entre la Muerte y la Vida no podía ser dejada para mañana. La Creación
tenía que Desterrar de su Cuerpo esa Fuerza Cósmica Increada que usando el
Pecado se introduce en el mundo y lo arrastra a su autodestrucción.
No
basta que el Creador se vista de Salvación por Amor a su Creación. Es la propia
Creación la que debe abrazarse a su Creador y doblar sus rodillas ante su Ley,
no por Miedo sino por Amor a su Creador.
Es lo
que vino a engendrar su Hijo en nosotros todos, el Amor a Dios, su Padre.
Sabemos
que por el Temor a YAVÉ DIOS el pueblo de Abraham no pudo abrazarse a Dios como
hijo que corre a los brazos de su Padre; y esta fue su Ruina. Dios no busca ser
adorado en base a la Fuerza de su Brazo; su Corazón es el Tesoro a conquistar
por su Creación, la puerta que responde con un “hijo mío”, y su Llave es un: “Padre”.
El Diablo abominó de esta Realidad y una vez Liberado traía a la Tierra un único propósito, destruir al Género Humano, llevarse al Infierno de su Destierro Eterno al mayor número posible de naciones. La División de las iglesias europeas abriría la Guerra Religiosa Civil sin cuartel de la que el Diablo obtendría el fruto preciado del ODIO sin fronteras temporales entre las naciones cristianas. Sentándose en el trono de los reyes protestantes bajo la apariencia de un Mundo Moderno, Satán resucitaría de la tumba el imperio de los reinos de la Antigüedad sobre los que una vez tuvo todo el Poder y en su Demencia puso a los pies de Jesucristo. La Reforma le quitaría el Poder sobre las naciones cristianas a Jesucristo y se lo entregaría al Diablo. El Odio
cosechado por las Guerra Santa de los Treinta Años permanecería vivo y se erigiría como Muro
tras la solidez de cuyas paredes el Diablo seguiría Oculto a la espera del
momento de arrastrar a todas las
naciones al campo de las Guerras Mundiales.
La
Miseria que la Rebelión Protestante trajo a Europa no es necesario recrearla.
Pero
¿qué fue la Reforma? ¿Por qué la llamo Rebelión?
La Respuesta viene de Dios. 5 Elegido Pedro por el propio Dios Padre para ser el
jefe de sus hermanos los Obispos, ¿quiénes se creyeron los reformadores
rebeldes para condenar a quien ni el mismo Dios Hijo juzgó por sus Negaciones?
De todos modos la Identidad del Dios Oculto de la Reforma se ve en la demencia de por esas Negaciones de los sucesores de San Pedro declararse en Guerra Santa contra la Esposa del Señor, pues si el Siervo es indigno de su Trabajo está sujeto a contrato y este contrato queda roto en respuesta del Espíritu Santo a la indignidad de ese siervo indigno. Pero la Jefatura del Obispo Romano viene de Dios Padre y fue confirmada por Dios Hijo, de manera que si el hombre usa su Contrato para por sus crímenes alejar al Pueblo de su Creador, el Espíritu permanece pero el siervo es arrojado fuera del Templo. Savonarola en este orden, fue asesinado siguiendo la Indignidad del siervo; no pidiendo la Muerte de la Iglesia sino la expulsión del siervo indigno que vistiéndose de ángel de luz sirvió al Diablo, en la boca de Savonarola, con sus defectos humanos, puso el Espíritu Santo sus palabras, que por no ser oídas fue el sonido de la trompeta final anunciando la Guerra Fratricida entre las naciones europeas bajo la bandera de la guerra Santa del Diablo contra Cristo. Lógico que, mientras el Diablo le abría a su siervo el camino hacia el Trono del Imperio Británico, el
Diablo llamara Anticristo a su Enemigo.
6 Esperar que donde la Muerte fracasara fuese a triunfar un simple príncipe nacido de las entrañas del Odio de Satán contra la Esposa de su Enemigo, retrata la Naturaleza de “la Razón Clara” de su padrino alemán y del Argumento teológico de las Instituciones Cristianas del Abogado Suizo del Diablo. El Anticristo pasó bajo estas dos jambas y cruzando la Puerta se sentó en el Trono del Imperio con un solo Fin : Destruir la Casa que el Hijo de Dios edificó; y en su ayuda invocó a todos los reyes del Norte, que juntos se lanzaron contra el Rey del Sur en Batalla Fratricida. Derribar la Casa de Dios en la Tierra era el objetivo.
Inútil pero necesario repetirlo: Solo Dios puede destruir lo que Dios creó. Y quiso Dios, para que en su Cólera el Fuego de su celo por su Espíritu no se alzase a la manera que lo hizo contra el Templo de Jerusalén, unir su Hijo a este Nuevo Templo, de manera que al hacerlo Cuerpo de su Hijo por la Indignidad de los siervos no fuese condenada la Esposa del Señor, y Madre de su Descendencia. Alzarse contra
esta Madre y Esposa por el pecado de unos siervos indignos fue el Delito de la Reforma,
del que tendrán que responder en Juicio Final delante de este Esposo y Padre, Rey
y Señor.
7
La
Estructura de la Batalla del “Santo Anticristo Divino” contra la Civilización
Católica Europea ya la combatió Dios con su Presciencia adelantándose al Movimiento
del Diablo y su madre la Muerte liberando de la Esclavitud y elevando a la cabeza de su Reino a la más pequeña de
todas las naciones europeas, España.
Forjada
España en la Lucha contra la Muerte durante los últimos Doce siglos, puso Dios en
las manos de sus reyes Católicos la Vara del Poder Imperial, con la que se enfrentaría
a los ejércitos de la Muerte, y a sus pies los tesoros del Nuevo Mundo para financiar
su Guerra contra el Diablo.
Mientras
la Batalla contra la Muerte era ganada en el Viejo Mundo, el espacio que perdía
para su Reino el Señor en Europa, era ganado con creces en los territorios del
Nuevo Mundo, en el que España engendró para su Dios naciones con sus iglesias. Naciones e iglesias que
en su día, tras el necesario periodo Civilizador, entrarían en la Batalla Final
que el Reino del Hijo de Dios libraría contra la Obra del Diablo en el Género
Humano.
8
Fracasada
la Destrucción de la Casa Fundada por Jesucristo, la Santa Madre Iglesia Católica,
en cuyo seno espiritual latía la Vida de la Descendencia de su Señor, pero establecida
la División de las Iglesias en el Odio entre las naciones cristianas, el Diablo miraba a las Guerras Mundiales, en cuyos
campos buscaría reducir la vida en la Tierra a polvo.
Igualmente
en su Presciencia ya Dios había suscitado en el Nuevo Mundo el Nacimiento de un
Nueva Nación a cuyas Manos traspasaría la vara del Poder que una vez fuera puesta
en las manos de España. Desgajada esta Rama de Europa y plantada en el Nuevo
Mundo, crecido este nuevo árbol en los fuegos de las guerras de independencia y
civil, Dios hizo de los Estados Unidos de América el Brazo con el que golpearía
a los ejércitos que la Muerte y su príncipe de las Tinieblas desatarían en Guerra sin
Cuartel, Ateísmo Científico y Comunismo mediante, hasta la Destrucción de la Civilización
Universal Cristiana.
9 El Segundo Milenio pasó. Dos Mil Años después la Casa que Dios fundó, y su Hijo Amado edificó, habiendo sido sometida a pruebas de Destrucción sin igual, permanece en pie, y la Esposa que había de engendrarle, de su seno Espiritual, Descendencia, ha dado a luz. La Palabra del
Señor es el corazón que anima a su
Descendencia: “Que no sea hallado lugar para Satán en la Tierra”.
Destruir
la Obra que el Diablo levantó es Deber de todos los hijos de Dios.
C.R.Y&S
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