|
APERTURA UNIFICADORA DE LA EPÍSTOLA DE SANTIAGO
SEGUNDA PARTE
“Si
un buey acornea a un hombre o a una mujer y se sigue la muerte, el BUEY será lapidado,
no se comerá su carne, y el dueño será quito. Pero, si ya de antes el BUEY y
acorneaba, y, requerido el dueño, no lo tuvo encerrado, el BUEY será lapidado
si mata a un hombre o a una mujer, pero el dueño será también reo de muerte. Si
en vez de la muerte le pidieren al dueño un precio como rescate de la vida,
pagará lo que se le imponga”.
“Si uno pecare por ignorancia, haciendo sin
darse cuenta algo de lo prohibido por Yavé, contrayendo reato y llevando sobre
sí la iniquidad, traerá al sacerdote un carnero sin defecto del ganado, según
la cuantía del pecado. El sacerdote le expiará por el pecado cometido por
ignorancia, y le será perdonado. Este es sacrificio por el delito, pues se hizo
reo de delito contra Yavé”
En
Pentecostés, el día en que en forma de Lenguas de Fuego el Pensamiento de CRISTO
entró en los Apóstoles, la Ignorancia en la que hasta entonces habían vivido
los Discípulos, causa de su estampida la
Noche de la Captura de su Maestro, se disipó. Habían creído en ÉL por sus Obras,
y si ÉL no hubiese llenado la región con
las Obras de SU FE, la única verdad es que en ÉL no hubiese sido creído nadie.
De no
haber sido por Sus Obras la “Doctrina del reino de los cielos” hubiese quedado
reducido a una simple Filosofía Moral, que el tiempo se hubiese encargado de
reducir a polvo en el viento. Ante la
visión de las Obras del hijo del Hombre, hijo de Adán, hijo de David, a los
Discípulos no les cupo otra Confesión que “Tú eres el Hijo del Señor Dios
vivo”. Confesión natural extraída de los sentidos. Nada por lo que asombrarse.
“Los
ciegos ven, los cojos andan, los mudos hablan, los sordos, oyen, los
paralíticos se levantan, y hasta los muertos resucitan”.
¡Creer
o no creer!
Sus
Obras, manifestación del paso de un Ser Todopoderoso por la línea del Tiempo
del Género Humano, no le cedía espacio a la Duda : ¡Con ÉL o contra ÉL!
Ambos, Amigos y Enemigos, se situaron en el campo de
batalla según la Interpretación que cada uno hizo de Sus Obras. Para los Amigos
que el hijo del Hombre había venido para
reclamar el Trono de David; para los Enemigos era todo lo contrario, el Mesías,
a la vez que se declaraba Hijo del SEÑOR
DIOS, YAVÉ, se negaba a ser proclamado Rey de Israel y dirigir ese Todopoder contra Roma.
La
Verdad es que ninguno, ni Amigos ni Enemigos, conocía Su Pensamiento. ¿Adónde
iba? ¿Qué estaba buscando? ¿Qué pretendía? ¿Qué estaba haciendo? ¿Por qué
estaba buscando la Muerte? ¿Por qué declararle la Guerra al Templo? Roma era el
Enemigo, ¿por qué Jerusalén?
La
Ignorancia de todos sobre el Pensamiento de Cristo era absoluta. SU lazo con
los hombres era de Amor con los Amigos, y de Odio con los Enemigos. Pero ni los
unos ni los otros conocían su Pensamiento. ÉL estaba más allá de la
inteligencia de todos.
Dios
dijo “Haya Luz”, y la Luz se hizo; pero no había en este Mundo quien
comprendiese cómo Dios hizo la Luz.
La
Ignorancia y la Fe vivían juntas. Por la Ignorancia la Fe era conducida a la
corrupción, y la corrupción era respondida acorde a la Ley.
Era
la Historia del Israel Bíblico. Dios existe, pero nadie podía entender qué estaba pasando, por qué
siendo Todopoderoso y Omnipotente ese Dios permanecía ajeno a la Tragedia del
Género Humano. El Pueblo de Abraham se
mantenía en la Fe por Terror a las consecuencias de la corrupción natural a la
Ignorancia. Durante mil quinientos años las Caídas del Pueblo Bíblico en la
Corrupción habían sido castigadas acorde a la Ley. ¿Cuál era el Pensamiento de
ese Jesús de Nazaret sobre Dios y el Hombre?
El
Pensamiento del Templo era conocido. La Ley de Moisés era el Camino, apartarse
de sus lindes era respondido con el Látigo.
Dios
no era amado, Dios era temido; no con el Temor de quien es sacudido por la pérdida
del Amor del ser amado, sino con el Temor que procede del Terror al Juez
implacable que deja caer el látigo de la
Ley sobre las espaldas del transgresor,
sea familiar o extraño.
Esto
era lo que, según el entendimiento del Templo, estaba haciendo el hijo de David
en persona: apartarlos del Camino de la Ley, conducirlos a un Nuevo Castigo. SI
se dejaban llevar por Él el Castigo sería terrible. ¿Qué estaba haciendo Ése
que le devolvía la vista a los ciegos, la palabra a los mudos, el movimiento a
los paralíticos y hasta levantaba a los muertos?...
La
Ignorancia sobre el Pensamiento de Cristo era absoluta. Ni Amigos ni Enemigos
comprendían hasta qué punto la Persona que tenían delante era EL HIJO DE DIOS.
De
golpe, de la noche a la mañana, Dios hace una Obra Maravillosa, remate de la
Obra que anunciara a sus profetas diciendo : “Si os la contara no lo
creeríais”.
El
Pensamiento de Cristo, como si se tratase del agua contenida en un vaso que
es pasada a otro, entra en el Ser de los
Discípulos, y por Obra y Gracia de Dios son engendrados los Apóstoles. En un
flash de Tiempo el Espíritu de Sabiduría del Hijo de Dios entra en los
Discípulos de Cristo y devienen una sola cosa con Dios.
El
Fuego reduce a cenizas la Ignorancia, el Viento del Espíritu volatiza la Duda,
la Luz de la Verdad bate las Tinieblas, donde antes hubo un Cristo Jesús en ese
Momento nacen Doce.
El
Pensamiento Íntimo de Aquel Ser Divino que estuvo entre Ellos desplegando su Todopoder, por su Obas engendrando en Ellos Sula Fe; ése
Pensamiento se hace el de Ellos. Y con Su Pensamiento, su Cruz.
ÉL se
los anuncio y no lo comprendieron, serían perseguidos hasta la Muerte. Entonces
no comprendieron, de pronto supieron por qué sería así, sabían por qué que iban
a morir. Y lo más trascendental para el Futuro del Género Humano y de la Creación
entera: Estaban dispuestos a Morir.
La
opción contraria no les cabía en el Alma. La Razón era ésta:
El
Hijo glorificó a su Padre negando que
Dios hubiese tenido parte alguna en la Caída.
Contra
la Defensa que Satanás hizo de sí mismo en el Juicio inmediato tras la
Resurrección, según se nos reveló en el Apocalipsis, afirmando Satanás que
Dios escribió el Guión de la Caída del Hombre desde la Eternidad, no siendo él más que un peón en el
ajedrez Divino; contra este Defensa esgrimida por Satanás delante del Tribunal
Divino, el Hijo de Dios afirmó con y desde su Cruz que su Padre (aunque era
verdad que ese “BUEY” había acorneado antes) jamás de los jamases concibió
semejante Maldad.
Dios
no podía siquiera imaginar que una criatura pudiese atreverse a retar a Muerte a su Creador. No le cupo en el Ser
semejante locura. ¿Puede concebir el león ser retado a muerte por un ratón? O
¿el elefante ser retado a muerte por una hormiga? La Ley no fue dada para ser
causa de Tentación; fue estableció con el Santo Fin de levantar un Muro entre
Dios como Juez y Dios como Creador. Es decir, para que el Transgresor no invoque
al Padre contra el Juez.
La Ley,
en efecto, es la Expresión Viva del Amor del Creador por su Creación. Por el
AMOR todo es de quien es Amado. Por el AMOR todo lo que le pertenece a Dios le
pertenece a sus hijos.
Por
AMOR el Creador hace partícipe de su Naturaleza a su Creación entera. Estableciendo
la Ley creyó Dios que aquel “BUEY” dejaría de acornear para siempre jamás.
¿Puede ser acusado el AMOR de creer que el ser amado responderá al AMOR con
AMOR? ¿Pecó Dios de Amor de Padre?
La
Defensa Maligna de Satanás, a saber: culpar a Dios de Ocultarse para limpiarse
las manos en la Traición del Judas de los hijos de Dios, recogida más tarde por
Calvino y sus “apóstoles anticristianos”, fue rechazada desde la Cruz por quien
conocía a Dios como se conocía a sí mismo.
Porque
ese “BUEY” había acorneado antes, y se le pedía a su “DUEÑO” : la Muerte del
“BUEY”, y “EL RESCATE DE LA VIDA”, el mismo Hijo de Dios ofreció la Suya para Exculpar a su Padre en la “NECESIDAD DE
LA CAÍDA”; y ofreciéndose como “PRECIO DE RESCATE IMPUESTO AL DUEÑO”, estableció
sobre su Cruz LA INOCENCIA DE DIOS en la Trama conductora del Hombre a su
Transgresión.
Del
otro lado, ofreciéndose ese Mismo Hijo de Dios, Jesús, como Cordero Inmaculado
por el Pecado del Hombre, cometido en la Ignorancia de la Ciencia del Bien y
del Mal, sobre Su Sangre estableció Cristo que de haber conocido el Hombre la
naturaleza de la Fruta Prohibida antes se hubiera arrancado el Brazo que
alargar su mano a una Eva seducida por Satanás, por cuya Seducción vino la
Maldición al Mundo, y la Muerte hizo de la Tierra su campo de Guerra,
convirtiendo el Paraíso en un Infierno.
Glorificado
Dios por su Hijo delante de toda su Casa, Dios glorificó a su Hijo poniendo en su Boca el Verbo del Juez del Juicio Final, con el
Poder de Absolución Universal sobre el Género Humano.
Dios,
en efecto, nos ha dado una Esperanza de
Salvación Universal, Causa Suprema del Cristianismo cuyo Fundamento se basa en el
Amor de Dios al Hombre, y del Hombre a Dios, la Manifestación Sublime de este
Amor del Hombre a su Creador su Obediencia a su Verbo,
su
Verbo es Ley,
el
Verbo es Dios,
la
Ley es el Verbo,
la
Ley es Dios.
Dicho
esto, instalados en el Conocimiento del Pensamiento de Cristo, Santiago, el
Hermano del Señor, le escribe a todos los Cristianos como quien teniendo el
Pensamiento de Jesús es una sola cosa con ÉL, porque en ÉL vive Cristo.
Luego
ya tenemos situado al Autor. Nos hemos desplazado a Pentecostés. Dios remató su
Obra; volcó el Pensamiento de su Hijo en sus Discípulos, deviniendo cada uno de
ellos Su Imagen y Semejanza. El Pedro que unos días ante negó a su Maestro, es
liberado de las cadenas de la Ignorancia y su Ser se convierte en la Voz de la
Sabiduría. Lo tenemos hablando a los miles de hombres y mujeres que gozaron de
la Bondad del Hijo de Dios, los cientos y miles de sordos, mudos, ciegos,
paralíticos, leprosos que ÉL sanó, y que a la noticia de la Crucifixión
respondieron viniendo de todas partes de la Región buscando conocer la Verdad.
La
Verdad era aún más hermosa. ÉSE que les devolvió la vista, el habla, el oído,
las piernas… había Resucitado y estaba a la Diestra de Dios Padre.
Los
primeros miles de Cristianos surgieron de la noche a la mañana. Indudablemente
todos ellos serían Testigos Vivos en la Hora de la Gran Persecución. Todavía no
había sonado. No estaba lejos. La Obra de los Apóstoles consistía en mantener
vivo el espíritu de la Fe, siempre preparados para la Parusía, es decir, la primera Hora del Día de la Gran
Persecución Anticristiana; ellos serían la Primicia.
La
palabra del Hijo del Trueno a ese Rebaño nacido para caminar alegre al Matadero no podía ora que
la que procede del Amor, y nos descubre su ternura.
Sabéis, hermanos míos carísimos, que todo hombre debe ser pronto para
escuchar, tardo para hablar, tardo para airarse, porque la cólera del hombre no
obra la justicia de Dios.
El
Ejemplo de esta Verdad no tenían que ir
a buscarlo muy lejos, estaba en sus corazones. Era el propio Jesús, AQUEL Jesús
que sin pedirles nada a cambio les devolvió la vista, el oído, el habla, el
movimiento. Y a nosotros, Cristianos del Siglo XXI, Inteligencia y
Entendimiento, Fortaleza y Amor a Dios.
Conociendo
la Ignorancia en la que ha vivido el Género Humano durante tantos milenios no
es la Cólera lo que nos conviene; pues si por la Cólera hubiese de ser salvado
el Mundo ya todas las naciones estarían gozando de las mieles de la Restauración
del Hombre en la vida de los hijos de Dios.
La
Cólera no condujo a los Rebeldes del Protestantismo sino a la Condenación que
procede de quien le declara la Guerra a sus hermanos. Siendo la Guerra Santa
una Abominación a los ojos de Dios, la Declaración Luterana de Muerte a los
Católicos, implícita “en su voluntad de prenderle fuego al mundo en defensa de
su pensamiento”, cual Satanás redivivo prefiriendo vivir en el Infierno de la Muerte a vivir en el Paraíso de
Dios, fue un ejercicio anticristiano de Cólera que lejos de Obrar la Reforma de
la Moral Cristiana el fruto que produjo fue la perversión Fratricida
Extrema de la Guerra de Genocidio contra
los Campesinos, la Guerra de los 30 años, pasando por las guerras de religión
de Francia, guerras en el origen de todas las Grandes Plagas que desolaron las casas de los supervivientes desde
Inglaterra a España, desde Italia a Alemania.
Es
por la Sabiduría que viene del Espíritu que se resuelven las diferencias entre hermanos, y no por la Cólera de Caín.
Sólo Dios es santo, sólo Dios es omnisciente, sólo Dios conoce todas las cosas.
Quien ejerce la Cólera por Discurso se declara Santo, Dios Omnisciente.
Todos
somos débiles, todos somos pequeños, todos somos una gran nada que deviene una
gran realidad por el Amor del Creador a su Creación.
La
Cólera es Enemiga del Creador de todos. El Odio es su sangre, y su sangre es
veneno. A la Paz no se llega por el camino de la Mentira. A la Guerra sí se
llega por el sendero de la Cólera.
Se
cree quien acusa a sus semejantes de no doblar sus rodillas ante su palabra,
que él es omnisciente, y que quien no le escucha es enemigo de su sabiduría, y
sobre él lanza los rayos de su cólera pidiendo su destrucción a los fanáticos
que le siguen.
Historia
del Mundo está llena de hombres y
mujeres infalibles prestos a pegarle fuego a las naciones en defensa de su
verdad. Olvidan que la verdad es Universal. Y lo más importante, que la Verdad
es el Hijo de Dios.
Por
esto, deponiendo toda sordidez y todo resto de maldad, recibid con mansedumbre
la palabra injerta en vosotros, capaz de salvar vuestras almas.
Pero
parece evidente que en su Ignorancia los poderes religiosos desplazaron la
PALABRA por los RITOS, la DOCTRINA por los SACRAMENTOS, la SABIDURÍA por las TRADICIONES,
de esta forma permitiendo que el Sacramento anulase la Necesidad de la Palabra.
Esto
hizo que el Clamor por Reforma de las
Naciones cristianas se hiciera leyenda, de manera que cuando surgió el Siglo
XVI, habiéndose transformado la Corrupción del Cuerpo Cardenalicio Obispal
Romano en un Imperio Teocrático en Declive, esta línea de Conducta Perversa por
la que la Palabra fue sustituida por Tradiciones, Sacramentos y Ritos, fue causa entre los hombres de una
Rebelión Fratricida.
Siendo
verdad que los Rebeldes habrán de sentarse en el banquillo de los Acusados, no
menos es cierto que quienes dijeron ser
“sus siervos”, por su Perversa Conducta creadores de aquel grito de Cólera,
responderán delante del Hijo de Dios sentándose igualmente en el Banquillo de
los Acusados para dar cuenta de sus delitos contra el Sacerdocio de Cristo.
Delante
de la Justicia Divina no hay siervos ni hijos. Toda criatura está sujeta a la
Ley.
Y la
Ley es la Palabra de Dios, Padre e Hijo. Cristo no vino a Anular la Ley de
Dios, sino a cumplirla. La Ley permaneció; el Templo, no. Así, la Palabra
permanece, pero el hombre permanece o pasa dependiendo de si permanece en la
Palabra o no.
Así
Ayer, cuando el Hijo del Trueno alimentaba la Fe para que la Cosecha de las
Primicias fuese abundante y buena; así Hoy, la Doctrina de la Palabra es la
misma:
Ponedla en práctica y no os contentéis sólo con oírla, que os engañaría; pues
quien se contente con sólo oír la palabra, sin practicarla, será semejante al
varón que contempla en un espejo su rostro natural, y apenas se contempla, se
va y al instante se olvida de cómo era; mientras que quien atentamente
considera la ley perfecta, la de la libertad, ajustándose a ella, no como
oyente olvidadizo, sino como cumplidor, éste será bienaventurado por sus obras. Si alguno cree ser religioso y no refrena su lengua, sino
que engaña a su corazón, su religión es vana. La práctica religiosa pura e
inmaculada ante Dios Padre es ésta: visitar a los huérfanos y a las viudas en
sus tribulaciones y guardarse incontaminado frente al mundo.
|