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cristoraul.org//El Vencedor Ediciones

EL POLITIKOM

 

 

CONCLUSIÓN

LA MAGISTRATURA DE LA CIENCIA DEL BIEN Y DEL MAL

 

No hay conclusiones. El Mundo sigue abierto al Futuro. Los retos de cada Siglo, de cada Milenio son realidades que cada Generación deberá afrontar desde la Inteligencia que mira al Interés Universal acorde al espíritu jesucristiano en el que nuestro pensamiento político, histórico, científico, religiosa, moral ha sido formado. El Interés del Individuo está sometido al Universal. Somos semejantes de Dios; somos el reflejo vivo de Su Alma Social. Desde esta Verdad Eterna comprendemos que desde el momento que un hombre, un grupo de Poder, un Partido Político, una Sociedad secreta, una institución religiosa, etcétera, pone el universo de las Relaciones de la Sociedad a sus pies para satisfacción de sus propios instintos y pasiones egocéntricas en pro de investirse de Privilegios que sitúen a ese individuo, grupo, partido, secta, o institución, mas allá de la Justicia, desde este momento el letal Virus de la corrupción comienza su andadura hacia su meta: La Dictadura, la Tiranía, la Teocracia y finalmente la Guerra.

Seis mil años viviendo en el infierno capacita al hombre para abstraer conclusiones finales sobre la naturaleza de las leyes que rigen el comportamiento de los vivientes bajo el imperio de la Ciencia del Bien y del Mal.

Seis mil años de experiencia sufriendo este infierno que la corrupción de querer situarse más allá de la justicia universal trajo sobre todos los habitantes de la Tierra, seis mil años son suficientes para armarse de valor y alzarse contra todo tirano, dictador, corrupto y ególatra demente que en nombre de una revolución hecha a su medida únicamente pretende enmascarar su conquista satánica del status de los dioses del infierno.

No podemos permanecer viviendo de rodillas ante la Muerte. El Miedo a la Muerte es el principio de todas las dictaduras, y tiranías. Tan malo es el Crimen del Dictador como la Cobardía del Ciudadano.

Así pues, no hay conclusiones sino en relación a los problemas del momento.

Cada generación tiene los suyos y cada siglo debe responder a sus problemas de acuerdo al mismo espíritu que conduce a la Humanidad de Siglo en siglo hasta alcanzar la Paz Mundial sobre las bases de la Verdad y de la Justicia, nunca sobre los pilares malignos de la dictadura de las leyes políticas y la tiranía de los intereses individuales.

En este orden bueno es afirmar que el Poder Político en un mundo regido por la ley del Bien y del Mal tiene su Origen en el Crimen, y su Razón, teniendo por medio el Asesinato, tiene por Fin la ruina del pueblo sobre el cadáver de quienes se oponen a la ejecución del delito sin cuya consumación no se puede acceder al Poder.

El Episodio de Caín y Abel es la Lección Suprema Número Uno que Dios nos pone delante de la cara para el que tenga ojos vea el Origen y Razón del Poder en su naturaleza más sórdida y repugnante, el asesinato del propio hermano como resultado de la oposición de éste a secundar los planes del aspirante a salvador del mundo.

La función y misión de todo hombre es, en consecuencia, deduciendo de seis mil años de Fratricidio Universal Ininterrumpido es abolir el Poder fundado sobre este Delito. Un Poder Político que no tiene por Principio y Fin la Fraternidad Universal Divina sino que por desplazamiento criminal del Derecho Natural se alza sobre la Ley de las Armas, ese Poder es Asesino, Parricida, Matricida, Fratricida, Homicida, ese Poder es, en definitiva: un Delito contra la Humanidad, ese es un Poder que nace en la corrupción para conducir al Mundo a su destrucción total.

No hay excusa, no hay justificación, no hay razonamiento ni discurso que valga en defensa de ese Poder; el Poder en cuanto que justifica el Delito, y quiere hacer del Delito el medio necesario para un fin que trasciende al propio Delito, ese Poder es en sí un Delito contra la Naturaleza de la Vida.

Acorde a esta Perversión de la Naturaleza Social del Estado, Caín mató a su hermano. Abel se oponía, se opone y se opondrá por la Eternidad a todo Poder político establecido sobre una Ley justificadora del Delito y Crimen de Estado.

Fue contra esta sangre de Fidelidad al Derecho Natural Divino del Hombre que creció el Estado Antiguo, ese Estado que se alzó contra el Nuevo Abel, quien venciendo al otro Caín de la manera revolucionaria más increíble de creer nos llenó de su espíritu de lucha, resistencia y victoria. Sobre estas nuevas bases vino a luz el Mundo Cristiano que extendiendo sus ramas ha cubierto las cuatro esquinas de la Tierra.

Sin embargo, como la cabra vuelve al monte, el hombre vuelve a los campos de la Guerra en la creencia de hallar en la Muerte la Respuesta a los problemas que la Naturaleza le presenta a la hora de someterse en todo al Bien Universal. En su ignorancia el Hombre Moderno no quiso ver que la Libertad sólo se realiza en el Marco de la Ley implícita en la Naturaleza Divina del Universo, que la Naturaleza Social del Hombre no es una conquista del Hombre sino la Victoria del Creador sobre la Materia, a la que comunicándole su Alma la eleva a su Espíritu para la transfiguración sempiterna de su Criatura en hijo de Dos.

Contra su Origen Cristiano el Estado Moderno mantuvo la Razón de Estado Medieval como Necesidad. En lugar de abolir el Crimen como Razón de Estado cubrió este Delito Maligno inventando una Institución Secreta de Inteligencia al Servicio de la Seguridad Nacional.

Esta perversión de la Naturaleza del Estado nos pone delante la Necesidad de la Separación de Gobierno y Estado a fin de que por el Gobierno sea abolida esa Necesidad y por el Estado sea regulado el Gobierno a fin de que no pueda usar los poderes del Estado para encubrir crímenes de ninguna naturaleza.

Aun así observamos que incluso permaneciendo esta Razón delictiva las diferencias estructurales entre los Estados se distancia acorde a su aproximación al Derecho Cristiano.

En las naciones de base histórica cristiana se ha luchado por una separación legal de poderes entre Política y Religión, cada cual ocupándose de su esfera, la Política de la materia y sus necesidades, y la Iglesia del espíritu y las suyas, gracias a la cual el Estado ha sido amputado de toda Razón justificativa del Crimen como necesidad estructural de Supervivencia.

Observamos que en las Naciones donde Poder y Estado son una sola cosa, tipo Socialista, el Crimen de Estado sigue siendo una Necesidad legal, aunque aplicada selectivamente; y dentro de los Estados Socialistas tenemos el caso extremo de China, Tiranía del Poder Absoluto ejercido contra la Aspiración Democrática de un pueblo impotente para sacudirse el Yugo de la Dictadura Socialista, como ya se viera en la Plaza de Tiananmen; desde la China Absolutista Posmaoista hasta el Socialismo del XXI hay un largo trecho, porque si en el caso chino se fue de una teocracia infernal repugnante, legitimadora de la Revolución Maoísta, en el caso de Venezuela, Bolivia y vecinos, tenemos la degeneración de Estados Democráticos en Dictaduras Socialistas, así invirtiendo el camino de la evolución de lo mejor a lo peor "en nombre del pueblo". Que una Democracia en vías de evolución determine su lucha contra las fuerzas del Poder mediante el Poder Absoluto es una demencia que conduce de lo imperfecto a la ruina tipo castrista.

En las naciones donde el Islam tiene el Poder el Crimen es parte del Estado y el asesinato selectivo, por razones religiosas o políticas, es condición natural a cumplir en orden a su supervivencia. De manera que si en los Estados Socialistas, sin renunciar el Poder al Crimen como Razón Política, el Crimen de Estado está compungido porque no puede manifestarse en la plenitud de su sentido en orden a la repugnancia que se va operando en el seno del Pueblo, cuya aspiración a la Democracia crece imparable, aunque reprimida; observamos que en las Naciones Islámicas, siendo la Democracia contraria al Crimen de Estado, el Estado es Criminal por Naturaleza Religiosa; y siendo la Democracia el Estado en que el Crimen Político y Religiosa es un delito, es sólo natural que la Democracia y el Estado Islámico se hallen siempre y eternamente atrapados en el Episodio de Caín y Abel. Mientras Abel, el pueblo, se mantenga de rodillas ante Caín, el Poder, el Crimen de Estado es innecesario, pero desde el momento que Abel intenta levantarse: Caín no duda en coger el hueso del asno y partirle la cabeza a Abel, como se ha visto últimamente en la Revolución Verde de Irán y en la revolución del Pueblo contra el Poder en Indonesia.

Aquella Revolución de la Primavera Árabe habla mejor que escribo.

Así pues, la misma Ley que puso en escena el Crimen como condición necesaria para el acceso al Poder, sigue operativa en las naciones donde el Poder, alcanzado mediante crimen, necesita del Crimen como Razón de Supervivencia.

No es en vano que habiendo el Cristianismo alcanzado su posición en la Civilización sin haber utilizado el Crimen como Medio, allí donde crece el Cristianismo haya crecido la Democracia, y una vez nacida, conviviendo con el Cristianismo, el Pueblo por propia inercia evolutiva tienda a la Supresión del Crimen como Razón de Estado.

Y viceversa, habiendo sido el Estado Cristiano el campo donde el árbol de la Democracia echó raíces y creciera hasta alcanzar la evolución que se observa en los Estados Europeos, la batalla por la extinción del Cristianismo por parte del Poder Socialista, condición necesaria para su perpetuación en el Poder, denuncia la existencia de una Razón Dictatorial que, no pudiendo simplemente asesinar a Abel, busca su muerte mediante medios más sutiles.

Observamos que Socialismo es igual a ruina.

Esta Ley, que causó la Caída de la famosa Unión Soviética, y siguiendo su obra, fue la Ley que condujo a la ruina a Hungría, Yugoslavia, Checoslovaquia, Rumanía, Bulgaria... es la Ley que ha conducido a las naciones del Socialismo del Siglo XXI a su actual miseria. Después de 30 años de Poder Socialista ¿qué se podía esperar en el futuro de Grecia sino la ruina? Exceptuando un paréntesis democrático, lo mismo podemos decir de España, ¿qué se podía esperar en el futuro de España tras treinta años de Socialismo si no la ruina?

La Ley es obvia, allá donde se implanta el Socialismo crece la ruina; allá donde se implanta el Islam, la Democracia aborta.

Así pues, seis mil años de vivencia en el infierno es todo un curso en la Ciencia del Bien y del Mal que, siguiendo la inteligencia natural, debiera haber hecho de todo hombre, varón o fémina, un verdadero catedrático en la materia. Lamentablemente observamos todo lo contrario, es decir, que cada persona actúa como si el mundo hubiera nacido con él y la Historia no tuviera nada que ver con su presente y su futuro.

En otro contexto a esta desconexión de la Memoria con la Consciencia se le llama esquizofrenia.

No en vano toda organización que busca el Poder tiende a provocar este proceso esquizoide durante el Periodo de Crecimiento de la Inteligencia Natural, que provoca mediante la supresión de la Ciencia Histórica de la Educación Escolar, y cuando semejante supresión acusa al Poder, reduciéndola a su mínima expresión.

Del otro lado, creando este abismo entre Presente e Historia Universal, el Poder intensifica la implantación de la Memoria Histórica, levantando entre el Presente y el Futuro un Muro contra cuya dureza se rompe la cabeza la Democracia. En este juego de intereses individuales el hombre se queda, como dice el proverbio, bailando en la cuerda floja.

La Ley es lógica: donde no existe cultivo de la Inteligencia se produce por fuerza la cosecha del Votante Basura, que es aquel incapaz de relacionar las leyes de la Historia, que son las conclusiones de la experiencia, con el Presente y sus circunstancias. ¿Existe una sola nación islámica donde gobernando el Corán reine la Ley de la Democracia? ¿Existe una sola nación que tras treinta años de Poder Socialista no haya sucumbido en la ruina? La Ruina o la Dictadura Criminal, es la salida a la que conduce todo Estado sometido al Socialismo; ejemplos de ruina, Grecia, y de Dictadura, Cuba.

Luego volviendo a la magistratura que concede seis mil años de vivencia en el infierno de la Ciencia del Bien y del Mal, el hombre, varón o fémina, que busca un mundo para sus hijos donde la Ley sea la de la Vida, tiene por tarea no tocar jamás ninguna de las ramas del Árbol de la Ciencia del Bien y del Mal, sea Socialista o Islámica, a la vez que tiene por trabajo perfeccionar el Estado Democrático mediante la evolución de toda su estructura hasta la supresión total y definitiva del Estado como Razón de Gobierno.

El Estado no tiene por naturaleza su uso para el aplastamiento de las fuerzas opositoras por parte del Gobierno de turno; el Estado tiene la función histórica de impedir que el Gobierno de cambio pise las Leyes, y los gobernantes perviertan las Leyes en orden a la Involución de la Civilización de lo mejor a lo peor; es decir, el Futuro de la Civilización pasa por la Separación de Estado y Gobierno, dos dimensiones paralelas que coexisten pero no deben mezclarse.

Observamos, hablando para la Civilización Cristiana, que donde el Estado queda esclavizado al Gobierno por Ley, la Corrupción Política y la Perversión de los Gobiernos por los poderes económicos internacionales y nacionales conduce al Estado a una intensificación de sus capacidades represoras, justificando el Gobierno el abandono de la Herencia Democrática conseguida durante decenios en la necesidad de salir de la ruina, a que el Pueblo fue conducido por ese mismo Poder que se quiere ahora alzar como salvador de la Nación sobre la que trajera semejante ruina.

Es, por tanto, un “fenómeno” leer las declaraciones de los gobernantes ruineros, proclamando querer erigirse en los salvadores de la ruina que ellos mismos provocaron, caso Griego-Español. Pegan la puñalada y exigen ser el médico que cure y cierre la herida, y quien le niegue el deber que les asiste de curar al moribundo es un enemigo de la Democracia.

Si el “fenómeno” es este tipo de gobernante, no menos “fenómeno” es un votante incapaz de relacionar puñal con herida, Judas con treinta monedas de plata.

Difícil se hace, por consiguiente, para quien ama la Historia como fuente de la Memoria Universal, asimilar la esquizofrenia intelectual que pregona el Poder, Socialista o Islámico, como condición necesaria para la preservación del Orden y el Progreso del Estado. No es el Estado el que debe progresar, es la Nación la que debe evolucionar desde un estado salvaje, bárbaro, racional, a uno intelectual, en lo material y en lo espiritual, donde el Poder no existe como Medio ni como Fin sino como Principio del Ser Humano, y este Principio basado en la Palabra, que se hace Ley para hacer de cada hombre ley en sí mismo; y acorde a esta Evolución crece el Estado para mantener siempre el Gobierno dentro de las Leyes. De donde lo contrario, la Corrupción y la ruina de los Estados procede de la creación de leyes por parte de los Gobiernos que miran exclusivamente a la legalización de las actitudes y comportamientos delictivos de los Poderes, sean Políticos, Religiosos o Económicos.

Ya vemos, siguiendo el Curso sobre Ciencia del Bien y del Mal que Dios tuvo que abrir contra su Voluntad, haciendo de nuestro mundo el libro donde leer, escrito con nuestra sangre, por qué Dios abolió todo Poder y declaró el Fin de toda Corona y Señorío, estableciendo un Estado Universal, Único y Todopoderoso, es decir, Incorruptible, permaneciendo el Gobierno de cada Nación distinto de este Estado y a la vez sujeto a la Ley de dicho Estado.

De aquí que la Democracia Perfecta es aquella que se rige por la Ley del Estado Divino, cuya Ley es Incorruptible, y mira a la Paz y la Libertad de todas las Naciones, dejando en las manos de cada Gobierno la proclamación de las leyes que surgen a raíz de las circunstancias que la evolución de la propia Civilización sugiere. Separando Dios de esta manera Estado y Gobierno ha creado una Dimensión de Comportamiento donde el Estado Divino, al mirar exclusivamente a la Paz y la Libertad, y no cediendo estas competencias a ningún Gobierno Local, todo movimiento hacia la Guerra y la Dictadura es eliminado de raíz.

En una superficie de referencia más cercana, por hablar a lo humano, el Estado es al Gobierno lo que el esqueleto al cuerpo humano. La persona tiene la libertad de movimiento para dirigir su existencia hacia aquello que le sugiera su deseo de vida; y sin embargo la persona no tiene ningún dominio ni poder sobre su esqueleto. El Estado, (esqueleto), siguiendo esta ley de vida, no tiene la misión de reprimir o imponerle al Gobierno (el cuerpo) la dirección de su movimiento; y viceversa, el Gobierno no puede manipular la estructura del Estado, y cuando lo hace entra en la Nación la Corrupción y la Ruina que conduce a la Dictadura, y por la Dictadura, a la Guerra Civil.

La actuación biohistórica de Gobierno y Estado en coexistencia “inseparable” pero “separada” es lo que determina la Inmunización de la Sociedad, la Nación y la Civilización contra la Corrupción, la Dictadura y la Guerra. Y siguiendo esta Ley ha querido Dios disponer que su Reino se rija por esta “separación-inseparable” entre Estado y Gobierno. Lo que a toda criatura le compete es asimilar lo que Dios dispone a las estructuras que le son propias.

Obviamente todo Poder Político o Religioso que busque su propio Interés, no otro que su Supervivencia en el Privilegio, ha de levantarse contra esta Separación de Estado y Gobierno; ahora bien, si Abel era santo y prefirió, como Cristo, dejarse matar antes que responderle a la violencia con violencia, el Derecho a la defensa de la Vida es superior al martirio cuando no existe causa de crucifixión y el que está dispuesto al crimen se ha puesto más allá de toda capacidad de redención; o como reconoce la Carta Fundacional de la Democracia: la Nación, el Pueblo y el Estado tienen el Deber de levantarse contra el Gobierno cuando quiere usar el Poder como plataforma hacia la Dictadura mediante la ruina de la Economía Nacional.

Observamos en el comportamiento de las clases políticas cómo la Crisis Económica Global está siendo usada para la creación de Figuras Totipotentes, cuyos poderes especiales atentan contra la evolución de la Civilización. La respuesta de la alianza entre los poderes políticos y económicos a los problemas urgentes que la propia evolución promueve, no es sino la necesidad de dotar a la Democracia de “poderes especiales”, a la salud de los cuales la Libertad de expresión y de Movimiento son sacrificadas en aras “de la Libertad, el Orden y la Paz”.

Pero los tiempos nos están para brevas, en el horizonte se arremolinan nubes, bajo nuestros pies la tierra tiembla, y todo lo que se le ocurre a los poderes de este mundo es que miremos a los cielos, adonde van a enviar escuadrones suicidas a Marte, del que bajan sondas fantasmas tipo Hayabusa; mientras tanto se reparten entre ellos el tesoro de las naciones, y por dinero destruyen la Naturaleza con la impunidad del que puede callar al hombre más poderoso del planeta con un cheque de 20 Mil Billones de dólares sobre la mesa y otro en blanco bajo cuerda.

 

 

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