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LA HISTORIA DIVINA DE JESUCRISTO
 

EL LIBRO DE LAS INTRODUCCIONES A LA BIBLIA

 

INTRODUCION AL EVANGELIO DE SAN MATEO

I

ORIGEN DE LA DOCTRINA DE CRISTO

 

 

Mateo era hijo de Alfeo y “publicano”, recaudador de las contribuciones que Roma imponía al pueblo judío. Cuando está ejerciendo su oficio, Cristo lo llama al apostolado y fue hecho apóstol. Su “telonio” lo tenía en Cafarnaúm. Allí debió de conocer a Cristo, y probablemente había presenciado algún milagro. En el primer evangelio se le llama Leví.

Dicho esto, una vez se abre su Evangelio se le localiza a Mateo, a primer golpe de vista, al lado de la Fuente de la que él bebe su Relato de la Infancia de Jesús. La Genealogía de Jesús que el Evangelista nos presenta es la Genealogía de María, hija de Jacob de Nazaret, hijo de Abiud, hijo de Zorobabel, hijo de Salomón, rey, hijo de David, rey, genealogía de la que se desprende el Derecho de Jesús a la Corona de David, y de aquí que la Introducción Oficial a este Evangelio concluya diciendo que la intención del Evangelista era demostrar que Jesús fue el Mesías.

Esta Genealogía no estuvo jamás en las manos de los Sumos Sacerdotes de Jerusalén por las razones presentadas en La Historia Divina de Jesucristo, Libro Primero, El Corazón de María.

La Sabiduría del Creador del Universo en relación al Futuro de su Reino selló una Estrategia de Batalla Final frente al Enemigo de su Creación a cuyas líneas maestras nadie, excepto sus Siervos los Profetas, tuvieron acceso. El Silencio de Dios sobre las Razones que elevaron la Necesidad de la Muerte de Cristo sobre el sufrimiento pasajero del Género Humano siguió persistiendo tras la Resurrección. Los Apóstoles, aunque viviendo en pleno conocimiento de esas Razones, debían limitarse a un TOTUS TUU sin condiciones ni discusiones. Les pertenecían en cuerpo y alma a su Señor y debían vivir como Discípulos de su Maestro, limitándose a la Doctrina de la Palabra que habían recibido de la Boca de Jesús. Se les pedía un TOTUS TUU absoluto, perfecto. Debían seguir siendo en cuerpo y alma la Voz del Mesías entre los hombres. Por esta razón los detalles humanos sobre la Familia de Jesús, ya durante su Infancia como durante su Juventud, no eran del asunto de los historiadores de las cosas de los hombres. Sí era del interés de todos el Conocimiento de la Genealogía de la Madre por la que su hijo recibía la Herencia de David, su padre bíblico. La Fuente de la que bebe el Evangelista es la propia Madre, de cuya Mano recibe el Rollo Genealógico que Zorobabel trajo de la Cautividad Babilónica y su hijo Abiud pasó a su heredero, este al suyo, hasta llegar a Jacob, padre de María, que a su vez debería pasarle la Herencia a su Primogénito, y así hasta que llegase el día del Mesías. El Mesías vino a ser Jesús, el hijo de María.

Es un hecho que el fracaso de los historiadores para penetrar en la Estructura de los Acontecimientos narrados en los Evangelios viene de querer aplicarle a la Historia Divina los principios científicos debidos a las ciencias históricas que tratan sobre las cosas de los hombres. Al hacerlo se olvidaron que la Estrella de la Historia del Cristianismo no es un Napoleón ni un Alejandro; fue el Hijo de Dios, Dios Hijo Unigénito, quien se hizo hombre. No es un hombre nacido de varón quien asume el papel estelar del hijo de Eva que había de enfrentarse a duelo a muerte con el asesino de su esposo Adán. Para nada, el Papel de la Estrella del Duelo a Muerte entre Cristo y el Diablo, encuentro profetizado desde el mismo día de la Caída de Adán, le fue entregado a Dios Hijo Unigénito, quien, en tanto en cuanto Primogénito de la Casa de los hijos de Dios estaba en su Derecho de asumir dicho Papel Estelar. Ni tampoco el Director y Productor de la Historia de ese Duelo a Muerte fue un Banquero, o una Corte de príncipes del Dinero. Para nada. Fue Dios, el Señor del Infinito y de la Eternidad, el Creador del Reino de las Galaxias en Persona quien Escribió el Guión que se Elegido había de Vivir. No era un Guión para un hijo de varón. El Enemigo al que tenía que enfrentarse al hijo de Eva era el mismo Satán, una criatura creada antes de la Creación de nuestro Mundo, una criatura de otro mundo cuya existencia se contaba por miles de millones de años, y que siendo hijo de Dios formó parte de la monarquía de dioses que al principio de los tiempos tutelaron el viaje del Homo Sapiens desde sus lugares de origen hasta Mesopotamia de las Cuatro Regiones donde tuvo su fundación el Reino del Primer Hombre. La Batalla que se iba a celebrar entre Cristo y el Diablo era un Duelo a Muerte entre dioses; y el campo de Batalla elegido era Israel.

¿A qué, pues, perderse en esos detalles en los que los historiadores de las cosas de los hombres gustan perderse, y enzarzarse en discusiones para necios? Los historiadores británicos, al servicio de sus majestades satánicas, siempre de rodillas, gustaban ligar al trono a un príncipe por su aspecto físico, y en opinión de tales vasallos la nobleza viene con la belleza y el porte. Como si por tener un grano en la oreja …  Napoleón dejase de ser tan Napoleón. El absurdo elevado a su enésima potencia. Si Jesucristo fue más o menos chato, o más o menos bajito, ¿qué? ¿La Grandeza del espíritu se mide por la estatura del cuerpo? En opinión de los historiadores oficiales de las cosas de los reyes, de la lectura de sus biografías, la respuesta es un sí. ¿Y que si Santiago y los hermanos de Jesús fueron más o menos tontos y menos o más guapos? ¿Qué tenía que ver tales detalles con el Acontecimiento para la Eternidad del Nacimiento del Dia de Yavé, “día de venganza y cólera, día de justicia”: y de victoria”, el Día en el que el hijo del Hombre, hijo de María, hijo de Sara, hijo de Eva, levantaría su Brazo, “el Brazo de Yavé”, y dejándolo caer contra la Serpiente Antigua, le aplastaría la Cabeza al Diablo?

La Revelación de la Concepción de Jesús fue un secreto que su Madre guardó en su Corazón todos los días de su vida; ya conté en El Corazón de María que la Madre abre su Corazón a los Discípulos durante la Noche que precede a la Mañana de la Resurrección. Pentecostés ya vivido, el Relato de la Encarnación del Hijo de Dios es asumido con toda naturalidad por el Evangelista. El Evangelista cuenta la Historia Divina tratada en su Evangelio sin pararse a considerar la Opinión o la Necesidad que tendrán los lectores de que se les explique por qué Dios tenía que enviar a su Hijo Amado, nada más ni nada menos que a su Amadísimo Hijo, el Hijo de sus entrañas increadas, para que lo crucificasen, y precisamente para que lo crucificasen. El Silencio es de Ley. La Fe es lo que procede. Si el Señor guardó Silencio, ¿quiénes eran sus siervos para romperlo? ¿O iban a cometer el mismo Delito de Desobediencia que Adán, su padre en la carne por Abraham? Obediencia sin límites. Sumisión ante la Sabiduría del Señor Dios Creador del Cosmos y de todo lo que existe sin mover un músculo. ¿Qué es el hombre para atreverse a corregir a su Creador? ¿Quién se cree que es el hombre, llame como se llame, para quitarle o añadirle una simple coma a una línea escrita por el Padre de la Creación?

El Texto del Evangelio sigue el mismo Principio Divino que vemos en el Génesis: Dios dice, Dios hace. La Palabra de Dios es Dios. Dios, en la Persona del Hijo, se ha encarnado por obra y gracia del Espíritu Santo en el seno de la Virgen María, la Virgen de las Profecías, Madre del Mesías, Madre de Cristo, el Emmanuel de las Escrituras. Y punto. ¿Quién es el ignorante que le discutirá a Dios su Poder para realizar esa Obra Maravillosa? Poner en Duda el Poder Infinito de Dios es Negar la Existencia de la Veracidad Divina. La Virgen de la Profecía está más allá de la Duda: “Hágase en mí según tu Palabra”, y así lo estará desde entonces y para siempre todo el que se confiesa Cristiano. Y quien no lo confiesa, no es Cristiano. Quien no cree en este Poder de Dios para Obrar la Encarnación de su Hijo sólo encontrará en el Evangelio una Moral Cristiana, Modelo de Ley Moral insuperable y prototipo de todos los códigos morales modernos en los que las leyes beben para fundar sus Códigos. El Evangelista antepone el Poder y la Sabiduría de Dios a cualquier Principio Moral a fin de dejar claro y patente que la Ley no es un invento del hombre sino la expresión humana de la Ley que gobierna la Creación y es sostenida por el Creador a fin de mantener su Reino por la Eternidad sobre la Roca de la Verdad. Sin Verdad no hay Justicia, sin Justicia no hay Paz, y sin Paz ¿dónde está la Libertad? Y esta Verdad es superior a la concepción de la existencia de Dios por el hombre en cuanto una necesidad moral. La Existencia de Dios en cuanto Idea y la Vida de Dios en cuanto Ser Creador investido de Poder Infinito para producir las Obras que en su Sabiduría se plantea, son dos realidades que pueden acabar enfrentándose en un duelo a muerte, tal como vemos en este Evangelio. Dios no sólo existe, Dios reina. La Aceptación del Poder Infinito de Dios como Realidad que supera el Entendimiento de la Criatura, sea humana o de cualquier otra Creación, es Vital. Por esto el Evangelio abre su Puerta con esta Declaración de Fe sin límites que en la Respuesta de la Madre cobra Vida.

La Intención del Evangelista fue mostrar que Jesús es el Mesías de las Escrituras, cierto. Pero más allá de su puño y letra estaba quien movía su pluma para ponernos a todos delante de la Puerta de la Fe: Creer o no creer en Su Poder Infinito es nuestra Llave a la Ciudadanía de su Reino, por la cual y en la cual todo hombre recibe el Derecho a la Vida en su Mundo por la eternidad de las eternidades que la Creación tiene por delante.

 

II

EL ESPÍRITU DE LAS BIENAVENTURANZAS

 

La Palabra de Dios es Eterna. ¿Quién no sabe esto? Más allá de este alimento que en la infancia de nuestra Fe comimos con deleite, ya hombres tenemos que descubrir en la Palabra, como zarza que nunca se consume, la fuente de esta incombustibilidad. Tenemos que descubrir a Dios.

En las palabras descubrimos la verdadera personalidad del que habla. Aunque se utilice la palabra como máscara de dicha personalidad, los hechos descubren la falsedad y nos abren los ojos a la visión del verdadero rostro de quien tiene en la Mentira su ciencia, su arte y desgracia.

En el caso de la Palabra de Jesús el descubrimiento que Él nos hace es el de la Personalidad de Dios. No puede ser Eterna su Palabra y ser Dios un farsante. La Palabra es Eterna no porque Dios sea Eterno sino porque su Personalidad lo es. Que Dios es Eterno no hace falta descubrirlo. Lo que sí entra en el terreno de la inteligencia es la eternidad de su Personalidad.

Descubrimiento que se abre a la Inteligencia en la Palabra y Hechos de Jesús y nos afirma en la Veracidad de la Personalidad de ese Dios que dice de sí mismo “YO SOY EL QUE SOY”.

La Afirmación no es sólo rotunda, es Eterna. De aquí que digamos que su Palabra es Eterna, pues en ellas y mirando en su Interior descubrimos esa Personalidad que se nos revela en su Palabra. Y no sólo mediante la Palabra que viene del Cielo y se reveló en los profetas, la Palabra se hizo Hombre.

Dios no sólo nos descubrió su Personalidad sino que la vistió de nuestra carne. Hombres y mujeres, niños y niñas, ancianos y ancianas, oídme:  “YO SOY ASI”. Punto. “EL QUE SOY”. Hoy, Mañana, “Siempre seré el Mismo”. No cabe discusión sobre : ¿y si mañana dejas de ser Amor y te conviertes en un Dios Odioso?

No ha lugar a este Pensamiento. Dios Hijo se hace Hombre y da Testimonio sobre la Eternidad de la Personalidad Eterna de Dios Padre. “YO SOY EL QUE SOY, YO SOY ETERNO”. Mañana, y Siempre por la Eternidad será Dios EL QUE ES.

Nos puede gustar EL QUE ES; o podemos rechazar AL QUE SOY, como lo hizo Satanás  y sus aliados, enemigos del QUE ERA y dice de Sí Mismo “YO SOY EL QUE SOY”, pero nuestro gusto o disgusto no va a mover un solo milímetro a Dios de su Personalidad. Dios es Dios y su Personalidad ha sido forjada en la Eternidad.

Dios se ama a sí mismo. Es la Ley de la Vida, amarse a sí mismo. Amarse a sí mismo es amar la Vida. Este Amor conduce por naturaleza al Amor a la Vida de los demás, a la Vida de todos y de todas las cosas.

En este Dios el Amor es tan poderoso como su propio Ser, y por eso se dice “Dios es Amor”. El Amor en Dios deviene Dios, se hace Dios, el Amor a la Vida es elevado a la propia condición Divina.

Ese Amor se hace Hombre para que lo toquemos, lo vivamos, lo entendamos. Lo amemos. Dios no nos odia, Dios no odia su Creación. La ama. Es su PASIÓN. La Pasión de Dios es su Creación. Ser el Creador de todas las cosas es su Vida. En su Creación pone Su vida. El Creador se derrama en su Creación, le transmite todo ese Amor, le inyecta ese espíritu creativo que a Él lo anima, sin el que Él no podría entender su Propia Existencia. La Creación es Pasión. Y esta Pasión viene del amor al Espíritu Creador que vive en El y ha encontrado en el Ser Divino su Templo, su Fortaleza, su Casa, su Mundo, su Universo, su Cosmos.

Nada hay en Dios odioso, o que lo haga odioso. Quien no concibe el Odio no puede hacerse odioso.

Sí puede Dios ser odiado. Y lo es por quien ve en el Amor una propiedad odiosa. Pero quienes vemos en el Amor a la Vida, a la propia y a la ajena, una propiedad maravillosa, amamos sobre todas las cosas a quien ha elevado nuestra Vida a su propia Naturaleza eterna.

Ahora llega el momento de la Convivencia con este Ser Todopoderoso ante cuya Voz y cuyo Brazo el Cosmos se despliega siguiendo la Voluntad de su Sabiduría. Nada hace El que tenga conexión con la Destrucción. Su Pasión por la creación es infinita. Tiempo y Espacio son una sola cosa con El. Haciéndose El una sola cosa con la Sabiduría Increada, la Eternidad y el Infinito en Ella se han unido a Él para formar la trilogía sobre la que se ha fundado la Creación. 

Este Creador tiene una Personalidad fortísima, tan fuerte que es Eterna. Ama lo que ama y odia lo que odia. En Él No hay términos medios. La Justicia  está sobre todo el mundo, sin excepciones, sin privilegios, sin acepciones. No cabe en su Mente ni concibe su Pensamiento un status quo de privilegio para unos Ciudadanos de su creación y la ausencia de esos mismos privilegios para los demás. La Libertad es Gloria pura. Es un alimento preparado para todos los seres. Por igual.

Dios ama lo que ama, la Paz, la Justicia, la Verdad, la Incorruptibilidad, la Sinceridad, la Amistad, la Inteligencia.

Y odia la Mentira, la Traición, la Manipulación, la Guerra, la Corrupción.

NO hay un término medio en su Ser, esa tierra de nadie en la que el Bien y el Mal se abrazan y pactan convivir en condiciones especiales. Ni hijo, ni siervo, ni hermano ni vecino. Nadie está más allá de la Justicia, nadie puede pisar la verdad, nadie  puede blindar su corrupción. Hacer esto es exponerse a declararle la Guerra, y Dios no concibe otra guerra que el destierro de su Creación.

Descubrir esta Personalidad Veraz y Auténtica del Ser Creador que nos ha llamado a convivir con El en su reino Eterno es fundamental para todos. Por esto y conociendo las circunstancias que el Género Humano ha estado atravesando por razones que se les escapaba a nuestros padres según la carne, quiso que su Palabra se hiciese Hombre para como a Hombre pudiésemos escucharla en forma de Doctrina. Y que al ser su Hijo Eterno quien nos diese esta Doctrina la acojamos como Eterna.

Recordar la estancia del Hijo de Dios entre los hombres es el núcleo de la existencia de nuestra Civilización. Aunque algunas naciones aun dividan su Tiempo en Eras, el Universo mide su Edad por el Antes y el Después de Cristo. Todas esas eras pasarán en este Siglo, pero la Era de Cristo permanecerá por la Eternidad; de la misma manera que permanece nuestra Fecha de Nacimiento y borrarla de nuestra memoria es un imposible, así el Nacimiento de Cristo es nuestro Nacimiento como Civilización.

Antes de El éramos Nada, animales racionales luchando por la supervivencia; desde su Nacimiento somos Todo, hijos de Dios con la puerta de la Eternidad abierta. ¡Cómo pues pasar de largo por este mundo sin abrir el corazón al tesoro de la Doctrina en la que se nos descubre Dios en Persona!

Recreemos para nosotros, en nuestra intimidad, aquéllos momentos para la Eternidad. La Creación entera fue Testigo y por la Eternidad recordará el Acontecimiento de la Encarnación de la Palabra de Dios. Y consumó Dios su Discurso de Descubrimiento de su Personalidad creándole a esta Memoria un Templo Vivo en el que por siempre vivirá este Acontecimiento Divino. Y le dio un Nombre : “Iglesia Católica y Apostólica”. (En la que El mismo se abrió su Corazón para que lo viésemos en su plenitud, y viéndolo dijeron quienes gozaron del Acontecimiento: “DIOS es AMOR”)

Nada recordaríamos si Ella no hubiese andado sobre el fuego, domado a los leones, y desde el foso de las Persecuciones sus Oraciones no hubiesen vencido a los Milenios y llegado a nosotros. Ella es Nuestra Madre. Y sin Ella la Fe no existiría en el Mundo, Ella estuvo al principio, y sin Ella no existiría nada de lo que existe en el Mundo.

Hablamos porque Ella nos ha enseñado a hablar. Pensamos porque Ella nos ha enseñado a pensar. Amamos porque ella nos ha comunicado su Amor. Porque Dios la amó, nos ama Dios, y quien no la ama a Ella no ama a Dios, su Creador y Padre, porque todos somos hijos de su Esposo el Señor Jesús, pero Ella tiene por Padre a Dios, Padre de su Esposo, de quien el mismo Señor Jesús dijo: “El Padre es Mayor que Yo”.

Quien no ama la Creación Viva de Dios: la Iglesia Católica, la Esposa que le dio Dios a su Hijo, no ama ni al Padre ni al Hijo.

Por Ella y en Ella nos ha llegado a nosotros, los hijos de Dios, la promesa de la Invencibilidad que nos eleva a la gloria de la libertad de los hijos de Dios para alegría de la plenitud de las naciones. En Ella hemos encontrado la Vida, en su Señor descubrimos a nuestro Padre que está en los cielos, y ¿quién es el que teniendo por Padre a semejante Maestro, Dios Hijo en persona hecho hombre, no acude a beber de su Palabra para fortificar su Espíritu?

Recordar la Gesta del padre de uno es honrarlo. Pues así dice la Ley Eterna : “Honrarás a tu padre y a tu madre”. Hijos de Dios, de la Casa de Cristo, ¿cómo honrar al padre y deshonrar a la madre? ¿Quién es el bruto ignorante que estando su padre de viaje se levanta contra su madre y sus hermanos, les escupe, los somete a todo tipo de vejaciones y cree que al regresar el esposo y padre no se levantará en cólera para castigar al hijo rebelde que se atrevió a  vejar a su esposa amada y madre de sus hijos?

Muchos leen pero no todos entienden que la Palabra es Dios y se hizo hombre para que descubriésemos esa personalidad de quien dijo y dice de Sí Mismo “YO SOY EL QUE SOY”. Manipular esta Palabra es tirar barro sobre la Visión del Creador que se abre a los ojos de su Creación. No es desde el Poder ni desde la pasión por el oro, sino desde el Amor de hijo a Padre que el Pensamiento debe abrirse para ver el Corazón de Dios. Con estos ojos vemos a Nuestro Creador subirse a un Monte, y viendo a la Muchedumbre sentarse, y sus discípulos a su alrededor, abriendo su Boca, habló:

 

“Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.

 

Dios bendice, no condena. Dios bendice, no maldice. Pero Dios enseña. Por esto escribe  el Espíritu Santo : “Los enseñaba”.

A ser Pobres de espíritu.  A ser mansos. A llorar. A tener hambre y sed de justicia. A ser misericordiosos. A ser limpios de corazón. A ser pacíficos. A padecer persecución por la justicia. A soportar insultos y maldiciones y persecución por causa de su nombre.

Doctrina Divina abierta a la interpretación de cada cual. Pues quien lee tiene su propia mente. Doctrina interpretada por los santos que en el Espíritu vivieron la Doctrina del Reino de Dios que el propio Dios puso en la Boca de su Hijo. Pues antes de enviarle de su Mundo al nuestro se la dio a conocer, y encarnándose se hizo Hombre en Él, que por esto se dice : “La Palabra  se hizo Hombre, y la Palabra es Dios”, pues quien la trajo al Mundo era Dios Hijo. Doctrina para muchos dura de entender. Para otros tan clara como el agua cristalina que baja de las montañas que tocan el cielo.

No todos entienden esta Pobreza de Espíritu que se gana la bendición divina. Y que podríamos incluso traducir a la perfección llamando a Sócrates a que nos repitiese su Declaración de Pobreza “Sólo sé que no sé nada”.

¡Cómo atreverse a plantarse delante de Dios sin esta pobreza del que ante Dios ¿qué es lo que él sabe?! ¿De qué Poder puede preciarse el hombre ante este Creador a quien siguen las galaxias como rebaños a su pastor y protegidas de todo lobo por su Honda Todopoderosa se internan en montes lejanos sin miedo a perderse en el Infinito? Desnudo creó Dios al Hombre. El Poder, la Inteligencia, los Vestidos que lo hacen hermoso no proceden de la tierra, sino de su Espíritu. Todos somos pajarillos que vuelan en el Tiempo. Aspiramos a renacer como Fénix en el Paraíso de nuestro Creador; es el sentido de nuestra existencia. Poder, Ciencia, todo viene de Dios. ¿Quién se atreverá a callar a Dios? ¿Quién es el bruto ignorante que teniendo a Dios por Maestro se va a buscar maestros entre los hombres? No somos nada sin él; con Él lo somos todo. Somos esa Muchedumbre que se sienta a los pies del Hijo de Dios.

En el Principio nos dio Dios a sus hijos por Maestros, por dioses nacionales, pero al Final nos dio, no a una nación sino a todas, a su propio Hijo Unigénito. Le dio a Israel a Moisés por Maestro hasta la llegada del hijo del Hombre, el hijo de Eva que recogería el Cetro de su padre Adán y le partiría la cabeza al asesino que matándole, le abrió a la Muerte la puerta del mundo. Nacido Éste quiso Dios glorificar a su Hijo dándole el Reino de la Tierra y del Cielo, a la par que declaraba vana toda doctrina de los hombres sobre la Divinidad, y alzaba la de su Hijo como la única Verdadera religión a la luz de cuya Doctrina vive toda la Creación.

La muchedumbre se sienta. Callamos. Oímos. Amamos. Comemos y bebemos su Palabra. Él es la Puerta del Paraíso. Él es la Fuente de toda Ciencia y Conocimiento, de todo Poder y Justicia, de todo Derecho y Sabiduría. Es el Dios que dijo “Hagamos al Hombre a nuestra Imagen y a nuestra Semejanza”. Él es la Imagen a la que todos los hijos de Dios fueron formados por Dios Padre de todos.

No tenemos nada fuera de su Imagen en nosotros. Él es Todo en nosotros, nuestra Ciencia y nuestra Futuro vienen de Él. Toda ciencia tiene un límite. Todo Poder un muro. El abre la Inteligencia de su Creación a Dios, El derriba los muros que la Civilización no puede superar. No hay que renunciar. Hay que sentarse entre la Muchedumbre. Ser uno más. Él da. Lo que buscamos está en Él. Pero primero está el alimento del Espíritu y luego el del cuerpo. Si no te sientas, no comerás de los panes y los peces. Si no buscas en El la respuesta que persigues no encontrarás la llaves que te permitirán cerrar tu ciencia. No está lejos de ti ese descubrimiento. Insiste. Sin impaciencia. Quien te creó y te ama te conducirá a la meta. No sabes nada. Todo lo que sabes viene de Él. Descansa, siéntate. Escucha, ama. Cuando te levantes lo harás con el secreto más recóndito, que recogerás tú por amor a todos, en su Nombre, para que todos glorifiquen su Nombre y en su Nombre todo el Género Humano encuentre a su Creador y Rey, ese Jesús que está en lo alto del monte, rodeado de sus Discípulos íntimos, hablándole a la muchedumbre, hablándonos a nosotros, la muchedumbre:

 “Bienaventurados los mansos, porque ellos poseerán la tierra”.

¿Qué es la mansedumbre? ¿Es contraria a la inteligencia? ¿Es un degradante de la libertad?

La oveja mansa se deja llevar por su pastor sin preocuparse siquiera de adónde va. Su pastor la ha conducido siempre a buenos pastos y jamás la ha abandonado en los riscos, expuesta a los lobos. Su pastor chifla y ella va adonde su pastor la conduce sin que sus músculos se resistan, al contrario, alegres se mueven y  alegre sigue al rebaño, porque sabe el rebaño que su pastor es su señor.

¿Quién le tiene miedo a Dios? El Temor que pide la Ley no es el Miedo a Dios. El Temor del Espíritu es esa fuerza que crea pánico en el que ama ante la idea de la pérdida del ser que ama y por el que es amado. Este es el Temor que pide la Ley. Este Temor es engendrado por el Amor. Viene con el Amor. Pues la perfección del Amor está en el Conocimiento del Ser Amado. Quien ama de verdad con amor verdadero ama a la Persona que vive en aquel que ama. Amar al Amado es amar su Personalidad. No se puede amar a Dios por Temor a su Omnipotencia y Todopoder y odiar su Personalidad. Se puede. Es lo que hizo la parte de la Casa de sus hijos que se alzó contra su Personalidad, Fuente de su Ley y Justicia. En este caso el Temor se perdió en base a que el Amor de Padre sería superior al Poder de la Ley. Error Maligno. Ahora bien, el Temor es tan Verdadero cuanto lo es la Personalidad Eterna de Dios.

El Padre y Dios son la misma Persona. No se puede dividir en Él ambas realidades. Quien ama al Padre ama a Dios. No se puede pretender disminuir a Dios para que aumente el Padre. La Personalidad en Dios es Indivisible. El Padre y el Creador son el mismo Dios. En el Amor a este Dios el Temor se hace perfecto por en cuanto diluye el Miedo y todopoderiza la Filiación, que deviene Verdadera por el Amor del Creador a su Creación, quien responde a nuestro amor con Amor de Padre.

El Temor a Dios es la expresión de este Amor Verdadero entre Creador y Creación. No existe el Miedo. La Creación sigue a su Creador con la mansedumbre alegre del rebaño de galaxias que se extienden por los horizontes infinitos  movidas por la Fuerza de su Creador Eterno. No hay destrucción. No hay Miedo a la Muerte. No hay miedo al engaño. El Pastor Divino no conduce a su Rebaño al precipicio. No nos ha llamado al Monte para precipitarnos en los infiernos. Nos sentamos en Muchedumbre a su alrededor porque vemos su Corazón. Por nosotros está dispuesto a subir a la Cruz. Es su forma de decirle a su Creación, a nosotros la Muchedumbre de los seres creados, “El Amor de Dios por vosotros vence a la Muerte. No tengáis miedo a vivir eternamente. Dios es Amor. El Amor del Creador por su Creación es Eterno. No penséis en que no podéis comprender la Eternidad. No tenéis que comprenderla, tenéis que vivirla. Miradme a mí, que soy manso de corazón. Habéis sido creados a mi Imagen y Semejanza. No le tengáis Miedo a Dios. Venid todos a su Reino, su Paraíso, su Universo. Sólo vida, y vida abundante os aguarda. Venid conmigo. No me tenéis miedo a mí, no le tengáis Miedo a Dios. No os preocupéis por lo que será de vosotros en la Eternidad”.

Descartes, y con él la Edad Moderna, despreciaron la pobreza de espíritu y expulsó la mansedumbre del corazón humano. La Duda sobre la Personalidad Inmutable Divina desplazó el temor Natural al Amor Verdadero y trajo el Miedo a ese Dios Todopoderosos contra el que el Dios Oculto del protestantismo lanzó aquel Exorcismo de la Predestinación ad eternum según cuya doctrina satánica nada tienen que temer de dicho Dios Diabólico quienes se llevan la parte de Caín.

Lo cual nos pone delante de la realidad. Mansedumbre respecto a Dios, hasta el infinito, pero existen los lobos. Éstos se visten de pastores para engañar al rebaño y darse el festín con las ovejas más rollizas. Es lo que hizo Satanás en el Edén, vestirse de Enviado de Dios para  anunciarles a Adán y Eva el fin de la Prueba, no comer del Árbol de la ciencia del bien y del mal, cuyo fruto es la Guerra. De entonces en adelante la Guerra sería el caballo de batalla sobre el que extenderían su reino a las Cuatro Regiones de la tierra. El engaño condujo a la Guerra Fratricida Civil. Acontecimiento que se repitió en la Historia del Protestantismo. Engañados los Cristianos por los Pastores del Diablo las naciones hermanas se lanzaron a devorarse en la Guerra de los Treinta Años.

Cierto, y he aquí el Juicio del Espíritu, el Señor juzgará a los siervos indignos acorde a sus acciones. Los pastores que debían cuidar el rebaño de las naciones celebraron orgía en la Ciudad llamada Eterna. De haber esos pastores estado despiertos y vigilantes, y no consumiendo sus horas en tinieblas, esos lobos con pieles de pastores no hubiesen consumado su delito. Por este delito los siervos indignos serán juzgados tan duramente como los que sirvieron al Diablo, el señor de los lobos. Pues unos, por activa, y otros por pasiva, todos sirvieron al mismo señor de las tinieblas.

Dicho esto, entendida la Mansedumbre como Amor Verdadero al Espíritu de Dios, nuestro Maestro sigue hablándonos:

“Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados”.

Bendición sobre bendición. Llorar por la impotencia es mejor que declararse por la venganza. Sufrir por la injusticia recibida es mejor que el odio. El dolor si no es dejado libre endurece el corazón y la carne deviene piedra. ¿No lloró acaso Dios la Pasión de su Hijo cuando sus lágrimas cayeron sobre el Templo, partió en dos su cúpula y aplastó a quienes matando a su Hijo creyeron encontrar refugio en la Casa del Padre cuyo Hijo habían asesinado? A la demencia le sumaron locura. Por esto maldijo Dios, Señor de Moisés y Padre de Jesucristo, a quien se atreva a reedificar ese Templo.

Esto dice el Espíritu “No pongas Jerusalén tu mano sobre esas piedras. Lo que Dios maldijo no te atrevas a bendecirlo tú, Israel. Lo que el Santo de Abraham destruyó sólo el Diablo puede atreverse a reedificarlo. La Iglesia Católica levantará Templo y con su Bendición será Israel redimido de su Gran pecado. Ora y conviértete al Rey, el Hijo de  tu Dios, Señor de Moisés, Amigo de tu padre Abraham”.

¿Lloran las piedras? El firmamento abrió sus compuertas y se tragó un mundo. Las nubes siguieron su camino y el sol volvió a lucir su estrella. Los volcanes abren su boca, entierran ciudades y hunden islas en los abismos. La tierra se calma y los océanos la gozan. No sufren injusticia. No tienen corazón para ser traspasados, ni alma para ser abierta en canal. Llorar la soledad, la ausencia, es cosa de los vivos.

¿Lloran las bestias por la cierva que está siendo devorada por la leona? ¿Se inquietan los búfalos por sus hijos atrapados en las mandíbulas de los cocodrilos? Las lágrimas son de los seres creados a la Imagen y Semejanza de Dios. Quien no llora deviene un monstruo. Su corazón se convierte en una piedra. Mata sin pestañear; ya no es un humano, es una bestia. Comete genocidio sin dejar de dormir; renunció a la Humanidad, es una bestia inmunda. Dios no permitirá su existencia en su creación. Será desterrada de su Universo. Esta es la personalidad de Dios. Dios no ordena la Muerte de los Infieles, es el Diablo quien inspira a matar a quienes no creen en lo que tú crees. Poderoso es Dios para hacer que de la piedra surjan las aguas de esas lágrimas que elevan hasta la vida eterna. Quien no se sienta en la Muchedumbre a los pies del Hijo de Dios, no verá el Paraíso.

El Consuelo no es del Odio ni de la Venganza, sino de Dios. Si no lloramos cómo seremos consolados. Si no lloramos cómo sentiremos el dolor ajeno. No somos los únicos que somos traspasados, abiertos en canal; somos muchos, somos la Muchedumbre. ¿No llegan acaso al Cielo las lágrimas de sus hijos y de su pueblo, esta Muchedumbre que ha desterrado de su ser el odio y la venganza y pide a sus pies el consuelo de la Justicia y de la Paz? ¡Dios es Padre! No se burla de las lágrimas de sus hijos. En la justicia, no en el Odio y la Venganza, seremos consolados. La Palabra de Dios es firme:

“Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán hartos”

Si, la muchedumbre estamos hambrientos y sedientos de justicia. Nos han expoliado, nos ordeñan como si fuéramos propiedad ajena, nos han liberado rodeándonos con cadenas, comemos pan duro y agua envenenada, tenemos que mendigar nuestros derechos, luchar por nuestras más elementales libertades, nos las quitan a punta de pistola, de ejércitos, de decretos malvados, tiranos y psicópatas que se hacen con el Poder y gobiernan como si fuesen demonios  reedificando el infierno perdido en nuestra Tierra. Nuestros estómagos son pozos secos que no ven el agua y el pan de la alegría desde hace milenios. Nuestra Alma está seca y canija como esqueleto de ermitaño a cuya cueva no llega visitante. Arrasada por siglos de injusticia más parece el retrato de un fantasma que el de un hijo de Dios.

Pero dice el Espíritu: “En las alturas los panaderos han metido en el horno las masas. Las palas ya meten sus manos en el fuego. Viene el pan calentito, recién salido de los hornos de la Justicia Divina.  

Los ejércitos del Rey Eterno se despliegan por las naciones. Unos al norte, otros al sur, otros al Este, otros al Oeste. Tienen los cestos llenos. Recogerán panes que no se pudieron comer de tanta que será la comida que el Cielo le servirá a la Tierra”.

Siglos de espera. Mi espíritu se conmueve. Ha llegado el Día. Toda la Noche los panaderos amasaron, metieron fuego en los hornos, sacaron panes, almacenaron. A la espera del Alba, cuando la estrella de la Mañana se queda sola y anuncia el nacimiento del nuevo día. El Señor ordena, ¡que se distribuya el pan entre la Muchedumbre de las naciones. Que no les falte, que se sacien, dejadlas comer, es mi Pueblo!

Tendremos justicia forjada en la Eternidad Divina. Los Derechos Humanos del Hombre son los Derechos de los hijos de Dios. Presta está la tierra a tragarse a quienes la riegan con la sangre de Abel; el firmamento está de rodillas pidiéndole a su Señor que lo deje llover hasta ahogar en sus aguas a quienes contaminan su ser con el incienso de sus genocidios. El Sol baja la cabeza ante su Creador y las mismas estrellas  cierran sus pupilas  porque no pueden soportar ya más ver la Tierra convertida en un Infierno. La Creación entera ha llorado la desgracia del Género Humano soportando la presencia en su  cuerpo de quienes habiendo sido creados para tocar las estrellas han preferido ser gusanos corrompiendo el ser de la vida en la Tierra. Amigos, hermanos, naciones todas, pueblos de en las distancia, islas en los océanos, volved, venid al Monte, venid a la Muchedumbre, a alimentarnos con el Pan que da vida eterna.

“Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia”.

Perdonemos a nuestros enemigos, hagamos las paces con quienes nos atravesaron el corazón y traspasaron las almas. Socorramos a los pobres liberándolos de las manos de los tiranos, echemos abajo a los dictadores, combatamos a los genocidas. ¿Vemos un genocidio y nos quedamos con las manos cruzadas? ¿A la dictadura de un malvado le damos la espalda? ¿A las voces de socorro les respondemos con un “morid malditos”?

¿Esa es la Misericordia de los divinos? ¿No tenéis crímenes de los que responder?

Mi Espíritu se me revuelve en el alma porque sentencias  eternas con golpean los muros de los continentes. Temblad ante el Día cuando el Señor se vista la Toga del Juez Universal y llamando nación por nación os pida cuenta de las espaldas que volvisteis, de las manos que cruzasteis y de las palabras con las que bendijisteis el asesinato en masa de pueblos enteros.

¿Pediréis misericordia? No la tuvisteis.

Están mis ojos saciados de los crímenes que permitisteis, de los genocidios que no combatisteis, de las guerras que bendijisteis. ¿Quién alzará su voz para pedir misericordia para quien no la tuvo? ¿Quién se lamentará por el Juicio que despreciasteis?

Reducís la misericordia a repartir las migajas que se os caen de las mesas, como si los pueblos fuésemos perros. Haced Misericordia si buscáis Misericordia. Combatid al tirano, derribad al dictador, y entonces Dios se glorificará en su Pueblo, porque ama su Espíritu y no ve en su Ser mal alguno.

Somos la Muchedumbre. Y a nosotros se nos ha dado el Poder de ser los ejércitos del Rey. Su Voluntad es Santa, no vemos en su Creación nada Malo. Su Palabra es Doctrina de Vida Eterna, a la que nos acogemos hoy, mañana y siempre. Y por la eternidad estaremos sentados a sus pies con el alma abierta a sus Palabras:

“Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios”.

 ¿Quién es el que está sucio de corazón sino el que ve en Dios un Ser Maligno que a unos crea para ser pasto del infierno y a otros para ser sus verdugos? ¿No dijo acaso nuestro Maestro Eterno? :  “Si no os hacéis como niños no entraréis en el reino de los cielos”. ¿Ve algún mal el niño en sus padres? ¿No los ama a pesar de todo y sobre todo?

He aquí que al Cielo ha llegado la acusación de los Abogados del Diablo que vistiéndose de pastores llamaron a la rebelión contra Cristo, pidiendo la Destrucción de su Casa y acusando a Dios de ser peor que el Diablo, un Creador enloquecido por la Eternidad que crea a unos para el Infierno y a otros para el Paraíso.

Gente de corazón sucio, enemigos del Amor Divino que a todos llama a su Reino, justifican su Odio en la perversión de siervos indignos, contra cuya indignidad en profecía viva escenificada, ni el Mismo Hijo Unigénito de Dios se atrevió a rechazar la elección de Pedro como Obispo Guardián de la Doctrina Divina.

Lo que se consiguió robando no se justifica sino devolviendo lo robado, así está escrito en la Ley, “pagarás según el valor de lo robado”.

Dios es vuestro Acusador, ¿cómo escaparéis a su sentencia contra vuestra acusación de ser Dios el autor intelectual de la Caída de Adán? ¿Os atreveréis a llamar a Dos como testigo contra Dios?

Sucio como el fondo del infierno tenía Lutero el Corazón, más negro aún Calvino, y para rematar la creación del monstruo de muchas cabezas, el de Enrique VIII y sus hija era el del mismo Satanás. ¿Y os atreveréis a mantener lo robado en base a vuestro Poder? Al que no restituya el Señor lo arrojará fuera de su  Casa. He aquí lo que he me dice mi Padre, vuestro Señor, “Al que no doble las rodillas delante de la Voluntad de Dios, les serán cortadas las piernas”.

Dios es Amor, también es un Fuego que no se consume contra los que blasfeman su Nombre acusándole de ser el Autor de la Caída. Estamos en Guerra con la Muerte. Satanás le abrió la puerta y extendió delante de Adán la alfombra roja del Infierno. ¿Cómo bajar la espada, cuando es masacrado el Pueblo? ¿Cómo dejar el hacha que ha sido dejada  en el Tronco cuando el enemigo arrasa la casa? El Rey del Cielo se ha vestido de Guerra hasta los dientes. Sus r cubren la extensión de la Tierra prestos a la Orden de Ataque Final. Así dice el Espíritu : Será buscado el Mal y no será encontrado, los años del Hombre serán un paseo por la Eternidad, la lloverá la Bendición sobre la tierra y producirá para cinco veces el mundo. Este será el fruto de la Victoria para todos los hombres. Buscarán al dictador y no lo hallarán, al tirano y no será hallado, al corrupto y habrá desaparecido como especie maligna en extinción a la que le llegó su tiempo. Y vosotros, hijos de Dios, Muchedumbre, celebrareis la Victoria el Día en que las armas sean depuestas y  las armaduras reposen a los pies de la Paz. Y diréis con vuestro Padre el Rey:

 “Bienaventurados los pacíficos, porque ellos serán llamados hijos de Dios”.

Rodead a la Paz con vuestras vidas. Le levantareis una Fortaleza de muros indestructibles, inexpugnables, por cuyas puertas un ejército invencible desplegará sus alas hasta cubrir toda la Tierra. Terror del que odia la Justicia, Gloria de quienes aman la verdad y tienen en la Liberad entre hermanos su gozo y dicha.

¿Le declaráis la Guerra a Dios y os reunís en vuestras iglesias para celebrar vuestra victoria? Temblad, dice el Espíritu, porque como se rompió la cúpula del Templo de Jerusalén en dos y aplastó a todo el que se rebeló contra su Hijo, así romperá Dios vuestras templos y los que estéis dentro seréis aplastados en pago por vuestro delito de Desobediencia.

Salid y venid a la Muchedumbre de los hijos de Dios, doblad vuestras rodillas, sentaos, no somos Nada, Él es Todo. Vuestras oraciones lejos de este Monte son polvo en el viento, hojas dispuestas a caer, ser barridas, almacenadas y perecer bajo el fuego. Ofendisteis a la Esposa del Señor y os lazasteis como Caín para matar a vuestros hermanos Católicos. El Señor ha llegado. Las trompetas llaman a Juicio. Pero ha querido Dios hacer aguardar al tribunal para que los acusados se arrepientan y se ejerza sobre vosotros, hijos de la Rebelión, Misericordia y Paz. Acogeos a la Obediencia a su Voluntad o disponeos a ser juzgados por todos los males que la Rebelión de los siervos del Diablo desató contra Europa y el Mundo.

Paz para todos. Pero sabed que estamos en estado de Guerra. La Muerte y el Diablo tienen contados sus días y proceden a devastar las naciones con todas sus fuerzas.

Según vuestra Obediencia así cosechareis Infierno o Gloria.

Si a Dios, la Unidad Eterna os será gloria. Si al Diablo, señor de vuestros maestros, cosechareis en este siglo destrucción en las tinieblas y en el Día del Juicio quedareis expuestos a la Sentencia Final del Rey Todopoderoso contra cuya Casa os alzasteis acusando a su Padre de ser el Autor Intelectual de la Caída del Mundo.

¿Por qué os creéis más que hombres¿ ¿Quién os dio el poder de creeros divinos? ¿Lo conquistasteis con Amor o con Fuego¿? ¿Creasteis vuestra gloria sobre la Misericordia o sobre el Odio contra vuestros hermanos? ¿Cuáles son los fundamentos de vuestros templos,  Paz sobre Paz a pesar de las discrepancias, los errores, los pecados y los delitos o el Odio, padre de la Guerra, os hizo ser el primero a coger la primera piedra¿ ¿Qué hicisteis, convertir el Celo en Espada de Muerte? ¿Por una mujer os dejasteis conducir al abismo? Por la necesidad de hembra se metió a siervo del Diablo el Alemán; por  repudio a otra, se declaró rey del infierno el Inglés. ¿Y os llamáis divinos?

Mi Padre, vuestro Señor, os llamará a Juicio en respuesta a las almas que desde la muerte que les disteis le piden Justicia.

La Guerra del Hombre es la de Dios, y la Guerra de Dios no es contra el Hombre, sino contra la Muerte. Venid y doblad las rodillas, sentaos entre la Muchedumbre, todos somos la Muchedumbre, todos creación suya, a la que vino a Formarnos a su Imagen y Semejanza. Miraros al espejo y ved si veis en vuestras almas el reflejo de la Suya. Perseguisteis, no fuisteis los perseguidos. El tiempo corre, dejad vuestro orgullo hundirse en la memoria de los siglos, y venid sentaos y oíd. No leáis, escuchad:

“Bienaventurados los que padecen persecución por la justicia, porque suyo es el reino de los cielos”.

Nadie se engañe. No os engañéis, quien se levanta contra Dios y se hace perseguir por su Justicia no es de Dios, sino del Diablo. Romper la Ley y acusar después a la Justicia de persecución es un discurso maligno. El Juez Eterno no aceptará jamás caer en esta Trampa retórica.

Es bendecido quien es perseguido por la injusticia que desde el Poder se viste de justicia para imponer su corrupción y pervertir a la justicia. Llevamos dentro una Justicia que viene del Cielo y mira al Futuro, siempre puliendo los defectos y abriéndose campo a la perfección del Derecho Universal Divino de los Ciudadanos del Reino de Dios.

En frente y contra nosotros tenemos una Injusticia que desde la justificación del Crimen de Caín ha perfeccionado sus mecanismos de perversión y malignidad para hacer pasar su Injusticia por Justicia y esclavizar a todo hombre a sus leyes perversas.

La Creación camina hacia el Encuentro de la Justicia Divina, a cuya Luz vivirá y crecerá la Vida por la Eternidad. El Camino se abrió en vida con la Apertura de la Ley de Dios a todas las naciones. Era un Camino que Aquel que estaba en la cima del Monte, viendo a la Muchedumbre, contemplaba abiertamente.

La Fundación del Cristianismo, empezando por su al reino de Dios no iba a ser un camino de rosas.   

No lo fue Ayer, no lo es Hoy para millones de seres humanos que están siendo perseguidos por la misma Fe que condujo a Aquella Muchedumbre al foso de los leones y a andar sobre el fuego de las Cruces. Y que serán siendo perseguidas  mientras los pastores se preocupan de amasar fortunas y vivir sus vidas ajenas a la Batalla Final en que la Guerra entre Cristo y el Diablo ha entrado definitivamente y por fin.

Los ejércitos del Rey están desplegados. Dios los mueve. Nuestro Enemigo no es el Hombre, es la Muerte. Por las bocas de los ignorantes se manifiestan la Muerte y su Príncipe. Pero ya les queda poco, el tiempo se agota, la Corona del Universo reclama la Tierra para su Trono.

Quienes han de perder coronas y tesoros tienen que decir lo que a sus amos les deben, hablar lo que sus amos les pongan en sus lenguas.

Los hijos de Dios no le deben nada a nadie. Todo es de Dios. Desde los Hielos de los Polos a las arenas de los  Desiertos, desde los bosques tropicales a las llanuras verdes, desde las mesetas a europeas a las americanas, desde las sabanas africanas a las grandes cordilleras así áticas y americanas, todo le pertenece al Rey del Universo. Y reclama su Propiedad.

Dios es invencible. Tenemos la Promesa Todopoderosa que le hizo a su Hijo : “Tu Descendencia se apoderará de las puertas de sus enemigos”. Cayó la descendencia de Abraham para que comprendiésemos que no era a su descendencia a quien hablaba, sino a la de Cristo.

El viento aúlla en la tormenta, la mar golpea  con mano poderosa la costa, el firmamento hace oír sus rayos y sus truenos. A Dios nada le inmuta. El Vencedor sigue su camino hacia la Victoria. Las palabras vanas se las lleva el viento. Pero la de Dios vela en las alas de los Milenios hasta llegar a la puerta de los Herederos de su promesa. SU Palabra es firme:

“Bienaventurados seréis cuando os insulten y persigan y con mentira digan contra vosotros todo género de mal por mí”.

¿Acaso el enemigo tiene palabras amables para su enemigo? Estamos en estado de Guerra contra la Muerte y el Príncipe de las Tinieblas. El Rey lo está, lo está todo su Reino. ¿Quién es el bruto ignorante que va a la guerra esperando recibir rosas y claveles del enemigo?

Hasta la Victorias, sin darle oídos a  los gritos, hasta la victoria sin recular un sólo paso. El decreto de Dios ha sido dado, lo llevo en mi Espíritu : “Sea expulsado el Diablo de la Tierra”. Y mi mano está presta para escribir “Y así se hizo”.

La Muerte ha extendido su mano sobre toda la Tierra, su príncipe eleva sus peones sobre las naciones, sus siervos los gobiernan como soldaditos de plomo, son muñecos movidos por los hilos del titiritero. Se creen alguien, están ciegos, no le ven a sus amos el rostro tras la máscara. Sus fuerzas se lanzan contra nosotros, la Muchedumbre, en la creencia animal de poder extirpar nuestra Fe de la faz del Universo. Leen pero no entienden, oyen pero no comprenden, el lenguaje suyo es el de las bestias de muy antiguo, depredar, robar, aniquilar, destruir, elevar su gloria sobre la miseria de los pueblos. Hablan de libertad mientras  forjan argollas y cadenas. Se esconden en  habitaciones cerradas para tramar sus pasos de hundimiento de das naciones. Caminan hacia su ruina envueltos en risas alegres y discursos  de desprecio y odio hacia todo el que vive la libertad y reclama dirigir su existencia acorde al derecho.

No saben que ha llegado el Fin de los tiempos. Creen que no llegaría nunca. Que las maldiciones y sus insultos, sus vejaciones y sus gritos acobardaría el corazón de los herederos de la Invencibilidad de Dios. La Sabiduría es nuestra Reina, el Amor a la Vida es nuestra Fuerza. El Rey nos ha vestido para la Victoria con la Gloria de su Libertad.

Dice el Espíritu : “Estáis todos muertos. Levantaos y venid al Monte. Sois la Muchedumbre”:

 “Alegraos y regocijaos, porque grande será en los cielos vuestra recompensa, pues así persiguieron a los profetas que hubo antes de vosotros!”

El que hable como si no hablara, el que calle como si hablara. Las piernas recorren el Camino, la Palabra de Dios avanza al encuentro de su Destino : Extender la Ciudadanía del Reino de Dios sobre la Plenitud de las naciones, y este Día ha llegado.

Bendito sea Dios y su Hijo, bendita aquella Muchedumbre que arrojada al foso de los leones no gritó de espanto, colgadas de cruces como teas para la diversión de la Bestia Romana entonaron cantos. ¿Cómo no heredar ellos el Reino de Dios y ser los más grandes entre todos los hombres? ¿Qué hubiera sido de nosotros si ellos se hubiesen acobardado ante sus enemigos y negando a su Rey por miedo a la Muerte nos hubiesen privado de la Esperanza de Salvación Universal que hemos heredado de Dios por Amor a Ellos? Gloria eterna al Rey y a Aquella Muchedumbre de hombres y mujeres, niños y niñas, ancianos y ancianas en los que el Amor al Espíritu de Dios que de sí mismo dice:  “YO SOY EL QUE SOY”,  superó todo Miedo a la Eternidad y venció el temor a perder a quien por Ellos  se desprendió de su Divinidad y se hizo Hombre para decirles: Estáis  a Dios, vuestro Señor. Este es Dios, y Dios está loco por vosotros.  Venid a Mí. Y os daré la vida eterna”. ¿Quién sino el propio Hijo de Dios o engendrar en su la Creación este Amor por su Dios, su Padre, vencedor del Miedo a la Muere, conquistador del Temor a la Eternidad? El Amor del Creador por su Creación se hizo Hombre para que  pudiese su Criatura verlo, tocarlos, sentirlo, gozarlo, amarlo sin límites, más allá de la muerte. ¿Qué gloria podía otorgarle Dios a quien le conquistó el Corazón de su Creación? Heredero Suyo le pertenecía todo por ser su Hijo. Pero siendo Dios eterno su Herencia permanecía en Potencia mientras Dios viviese; quiso Dios glorificar a este Hijo sentándole en su Trono como Heredero Vivo en Acto, y delante de toda su Creación le declaró Rey Universal Sempiterno y Juez Universal Todopoderoso. Su Palabra es Dios. Su Libertad para gobernar su Reino es la Gloria del propio Dios. En Él está toda la Esperanza de Salvación del Ser Humano. Y esta Esperanza está en el Amor de Dios a su Hijo, ¿si por amor al Hombre nos lo entregó, por Amor a su Hijo qué no entregará Dios?

Ya la anunció por los Profetas: “Oh Rey, lo ha puesto todo el Señor Dios en tus manos, te ha declarado Señor sobre toda su Creación, a tus pies ha puesto toda Criatura”. Y la Iglesia Católica lo confirmó diciendo : “Eres Dios Verdadero de Dios Verdadero”.

De su Palabra depende la Salvación de todo el Género Humano. Y de la Obediencia a su Corona el Futuro de esta Salvación. Esta es la Palabra del Espíritu, la Doctrina del Reino delos cielos:

No creó Dios al Hombre para ser pasto de una Traición. ¿De la Infancia al Infierno? Adán era sólo un Niño. No estuvo jamás en la Mente y el Corazón del Creador de los Cielos y de la Tierra conducir al Género Humano a esta Tragedia. ¿Qué padre que ama a su hijo lo expulsa de su casa, siendo un Niño, y lo expone en su Infancia a un mundo sujeto a la ley de la selva? ¿Quién culpará a Dios, Creador Todopoderoso, de no haber podido creer que una criatura suya se atreviese a declararle la Guerra a su Espíritu? ¿Se para a pensar el elefante en la posibilidad de una declaración de guerra contra él por una colonia de hormigas? ¿El león se inquieta por la presencia del cervatillo? Fue su corazón de Padre el desgarrado por la Traición a su Voluntad de una parte de sus hijos. Levantó Dios la Ley del Destierro Eterno de su Creación contra quienes su Voluntad ponen la suya en su lugar y pretenden dirigir la Historia del Universo acorde a sus planes e intereses. “El que coma, morirá” Palabra de Dios.

Muerte para el que se declara en Guerra contra su hermano, su prójimo y su vecino.

Muerte para el que se levanta como Dictador sobre el pueblo y sujeta su libertad a la suya propia.

Muerte para el que se declara rey contra la Corona del Rey de la Eternidad.

La Ley es la Palabra de Dios 

La Palabra de Dios es Dios,

La Ley es Dios.

 

INTRODUCCIÓN AL EVANGELIO DE SAN MARCOS

Origen del Poder de los Apóstoles

 

 

 
LA HISTORIA DIVINA DE JESUCRISTO