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cristoraul.org " El Vencedor Ediciones"
LA HISTORIA DIVINA DE JESUCRISTO

 

LIBRO PRIMERO EL CORAZÓN DE MARÍA

 

CAPÍTULO SEGUNDO

YO SOY EL ALFA Y LA OMEGA HISTORIA DE JESUS DE NAZARET

 

PRIMERA PARTE

LA SAGA DE LOS RESTAURADORES

 

3

Los Magos de Oriente

 

El odio al Asmoneo se transmitió de sinagoga en sinagoga. Una sinagoga le pasó la consigna a la otra y en menos tiempo de lo que el Asmoneo hubiera querido el orbe entero estuvo al tanto de sus hazañas.

“Ligeras son en verdad las alas de Mercurio, alteza” vinieron a quitarle la preocupación sus perros de la guerra. A consuelo de tontos, lágrimas de cocodrilos, decía el proverbio. El hecho es que el odio de los jerusaleños contra el Asmoneo voló con alas ligeras de una esquina a la otra del mundo judío. Cómo no, la noticia llegó también a la sinagoga madre, la Gran Sinagoga de Oriente, la sinagoga más vieja del universo. Aunque fundada por el profeta Daniel en la Babilonia de siempre, la Babilonia de las leyendas, la Babilonia clásica de los antiguos, con el cambio de los tiempos y las transformaciones del mundo la Gran Sinagoga de Oriente cambió de ubicación. Al tiempo presente los Magos de Nabucodonosor se habían desplazado a la capital de un emperador que no conoció la gloria de los Caldeos ni le interesaba los fantasmas de Akkad, Ur, Lagash, Umma y demás ciudades eternas de la Edad de los Héroes y los dioses, cuando criaturas de otros mundos hallaron hermosas las hembras humanas y contra prohibición divina cruzaron su sangre con ellas, cometiendo contra las leyes de la Creación pecado inolvidable, crimen que se castiga con el destierro del cosmos entero. Alejandro Magno, como todos sabéis, echó abajo aquella Babilonia de las Leyendas. Su sucesor en el trono de Asia, Seleuco I “el invencible”, debió pensar que no merecía la pena reconstruir sus muros y en su lugar se construyó una ciudad enteramente nueva. Siguiendo la moda de la época la llamó Seleucia; y del Tigris por estar a las orillas del río del mismo nombre. Obligados por el nuevo rey de reyes los habitantes de la Vieja Babilonia cambiaron de domicilio y vinieron a poblar la Nueva. De buen grado o a fuerza de decreto es el dilema. Pero conociendo la estructura de aquél mundo uno se puede permitir el lujo de creer que el cambio de domicilio se hizo sin más protestas que las de aquellos a los que se les negó el permiso de residencia. Al construir Seleucia del Tigris su fundador apartó de su Ciudad los elementos persas no purgados por Alejandro Magno. Medida que, como comprenderéis, benefició a las familias judías que a la sombra de la aristocracia persa dirigió el Comercio entre el Oriente Lejano y el Imperio. Protegidos de los Aqueménidas y expertos conocedores de todas las funciones de gobierno, los judíos alcanzaron en el imperio persa una posición social relevante, hasta el punto de suscitar la envidia de un sector de la aristocracia. La Biblia nos cuenta cómo el complot de este sector contra los judíos parió la primera solución final, abortada milagrosamente por la ascensión al trono de la reina Ester. Este trance superado la naturaleza siguió su curso. Los descendientes de la generación de la reina Ester se dedicaron al Comercio, y llegaron a ser con el tiempo los verdaderos intermediarios entre el Oriente y el Occidente. Cuando Alejandro echó abajo la Babilonia persa las familias judías quedaron libres de la sujeción al amo aqueménida. Alejando fue sucedido en el gobierno de Asia por su general Seleuco I el Invencible. Con el cambio de amo la situación de los judíos mejoró. Lo único que Seleuco les exigió a los residentes de Seleucia del Tigris fue que se dedicasen a los negocios y no se metiesen en Política. Eliminada la competencia persa, solos al frente del comercio entre el Oriente y el Occidente, a la altura del siglo en el que nos encontramos, Primero antes del Nacimiento, las familias hebreas que habían sobrevivido a las transformaciones de los dos siglos pasados llegaron a enriquecerse enormemente. (No olvidemos que las minas del rey Salomón tuvieron su fuente en el control del comercio entre el Oriente y el Occidente. Hacia esta zona los Liberados de Ciro dirigieron su talento. Tanto más cuanto que la reconstrucción de Jerusalén y la compra pacífica de la tierra perdida habrían de costarles montañas de plata. Como todos sabemos el Diezmo debido por todo hebreo al Templo era un deber sagrado. Desaparecido el Templo dejó de tener sentido ese Diezmo. Pero al ser reconstruido y entrar en funcionamiento una vez más la necesidad de hacerle llegar a Jerusalén ese Diezmo Universal exigió el Nacimiento de una sucursal recaudadora, la Sinagoga.

La Gran Sinagoga de Oriente, dirigida por los Magos de Babilonia, fue creada para ser la central desde donde el diezmo de todas las sinagogas dependientes del Imperio Persa sería canalizado hacia Jerusalén. Mientras mejor les fuera a todas las sinagogas más caudaloso sería el río de oro que, bien en metal bien en especias -oro, incienso y mirra - desembocaría en el Templo. La paz universal era del interés judío en la medida que garantizaba las comunicaciones entre todas las partes del imperio. Los años de la conquista griega y las posteriores décadas de guerra civil entre los generales de Alejandro fue un obstáculo que frenó esa afluencia de oro y especias que todos los años solían llevar los Magos a Jerusalén. Sin embargo en lo que tuvo de trágico para el Templo el cierre de ese suministro dorado le fue recompensado a Jerusalén cuando al convertirse Alejandría del Nilo en ciudad imperial desde su Sinagoga nació un nuevo afluente de capital sagrado. Es decir, pasase lo que pasase el Templo siempre ganaba; y ocurriesen los cambios políticos que ocurriesen los Magos de Oriente siempre llegaban a la Ciudad Santa con su cargamento de oro, incienso y mirra). En su día, en la comunidad judía de Seleucia del Tigris la noticia de la guerra de independencia de los Macabeos levantó un clamor profético espontáneo. Desde las distancias, la Gran Sinagoga de Oriente llevaba siglos esperando esa señal. Por fin había llegado el Día anunciado por el ángel al profeta Daniel. Tres siglos se habían pasado esperando este momento, tres siglos se habían diluido al otro lado del orto del tiempo, tres siglos largos, infinitos, esperando esta Hora de Liberación Nacional. La profecía de Daniel había pendido sobre el horizonte de la Sinagoga de los Magos de Oriente como una espada loca por entrar en batalla.

“La visión de las tardes y las mañanas es verdadera” decía, “guárdala en tu corazón porque es para mucho tiempo”.

“El carnero de los dos cuernos que has visto es el rey de Grecia, y el gran cuerno entre sus ojos es su rey: al romperse le saldrán en su lugar cuatro cuernos. Los cuatro cuernos serán cuatro reinos, mas no de tanta fuerza como aquél”.

¿No se cumplió la profecía cuando Alejandro Magno acorneó al rey de Persia y Media y se perfeccionó cuando a su muerte sus generales se dividieron el imperio, resultando de la guerra de los Diadocos la formación de cuatro reinos? La profecía de la conquista del imperio del Persa por el Heleno cumplida, el entusiasmo que despertó entre los jóvenes de la Nueva Babilonia el Alzamiento Macabeo fue tan intenso en pasión como grande fue en los jefes de su Sinagoga el deseo de volver a ser jóvenes para empuñar la espada y seguir a la victoria al campeón que Dios les había suscitado. También en Alejandría del Nilo, en Sardes, en Mileto, en Atenas y en Regio Calabria, allá donde una sinagoga echó raíces y prosperó, allá que los jóvenes se enrolaron y sus mayores los equiparon para la gloria. ¡Larga vida a Israel! Con esta proclama respondían los valientes al grito de guerra del Macabeo: “A mí los de Yavé”. La victoria final de los Macabeos, por muy anunciada proféticamente que les resultara desde un principio, no dejó de ser celebrada por los judíos como si jamás nadie se las hubiera avanzado. Los hermanos Macabeos cayeron, como todo el mundo sabe, pero sus hazañas fueron escritas en el Libro de los libros para que sus nombres permaneciesen para siempre en la memoria de los siglos.

 

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EL CORAZÓN DE MARÍA. HISTORIA DE JESUS. LA SAGA DE LOS RESTAURADORES.4. Partido Saduceo versus Sindicato Fariseo

 

LA HISTORIA DIVINA DE JESUCRISTO