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LA HISTORIA DIVINA DE JESUCRISTO

 

 

LIBRO PRIMERO EL CORAZÓN DE MARÍA

 

CAPÍTULO SEGUNDO

YO SOY EL ALFA Y LA OMEGA HISTORIA DE JESUS DE NAZARET

 

Cuarta Parte - La Hija de Salomón

 

18

JACOB DE NAZARET. PADRE DE MARIA, HIJO DE SALOMON REY, ABUELO DE JESUCRISTO

 

La primera vez que Cleofás vio a Jacob se llevó una sorpresa.

Jacob era un hombre joven. Lo más característico del hijo de Matán era su sonrisa siempre a flor de piel. A veces el natural alegre de Jacob confundía a quien no lo conocía. De alguien que llevaba solo la propiedad de su padre todo el mundo se esperaba un hombre serio, mandón, cortante incluso. También Cleofás, sin saber por qué ni cómo, pensando en el hijo de Matán también él se hizo esa idea sobre cómo sería Jacob. Cuando lo vio por primera vez se llevó una sorpresa bastante grata. La idea preconcebida que se había hecho durante todo ese día sobre el heredero del Cigüeñal se derrumbó en cachos nada más ponerle Jacob el ojo encima.

El punto que ya no le hizo tanta gracia -al Doctor de la Ley que Cleofás era- fue la soltería del hijo de Matán. Cualquier otro hombre a su edad ya sería padre.

Ante el comentario Jacob se rió con ganas. Pero en fin, Cleofás no había venido a Nazaret a hacer de Celestina. Si el muchacho era raro eso era asunto de su padre.

En buena parte Jacob le recordaba a su hija Ana. Como ella o se casaba por amor o nada. Por lo demás, insisto, la impresión que Cleofás tuvo de Jacob fue excelente. En cuanto al punto de la ascendencia davídica de los dueños del Cigüeñal, si hijo de David de palabra o de hecho ¿qué le iba a él en ello de todos modos? ¿Había sido enviado a Nazaret a investigar la falsedad o la veracidad de la ascendencia davídica de Matán y su hijo? Por supuesto que no.

Total, la reconstrucción de la sinagoga de Nazaret empezó su andadura. No se trataba solamente de reconstruir muros. Una vez el edificio acabado y adornado por dentro y por fuera había que poner en funcionamiento el culto. Su misión era ésa, dejar la sinagoga en funcionamiento para la llegada del doctor de la Ley al que él le entregaría las llaves de la sinagoga al término de su mandato.

Esta obligación no le privaba de las vacaciones debidas.

No lo sabía Cleofás, pero en Jerusalén había quien se moría por verle regresar. De haberlo sabido tal vez otro gallo hubiera cantado y la historia que sigue no hubiera sido vivida nunca. Afortunadamente la Sabiduría juega con el orgullo humano y lo vence sirviéndose de la ignorancia de los sabios para a la vista de todos glorificar la omnisciencia divina.

Y llegó la Pascua. Como todos los años que la paz lo permitía el abuelo Matán y su hijo Jacob bajaban a Jerusalén a hacer las ofrendas por las purificaciones de sus pecados, rendir el diezmo al Templo y festejar la mayor de las fiestas nacionales.

La Pascua judía conmemoraba la noche aquélla en que mientras el ángel mataba a todos los primogénitos de los egipcios los hebreos en sus casas comían un cordero, cena que repetirían en memoria perpetua de la salvación de Dios durante todos los años de su vida.

El abuelo Matán recordaba haber asistido a Jerusalén para la fecha desde que tenía uso de razón. O sea, aunque Cleofás no hubiera estado en Nazaret él y su hijo habrían bajado a Jerusalén. Pero ya que tanto Cleofás como Matán iban a hacerlo era justo que lo hiciesen juntos.

Al llegar a Jerusalén Cleofás se negó en rotundo a aceptar la idea de Matán. Nada, que al hombre se le había metido en la cabeza pasar la fiesta en una tienda de campaña, a las afueras de Jerusalén, como todo el mundo. Era la costumbre. Para las fechas Jerusalén parecía una ciudad asediada, rodeada de tiendas de campaña por todas partes.

Cleofás se cerró en banda. Bajo ningún concepto estaba dispuesto a permitir que su anfitrión pasara la fiesta al raso teniendo él en la ciudad santa una casa en la que cabía el pueblo de Nazaret entero.

La excusa que le dieron Matán y su hijo -“si lo trataban tal cual en Nazaret no era por interés, lo que hacían lo hacían de corazón, sin esperar nada a cambio”-excusa tan inocente no les sirvió de nada. A Cleofás la única palabra que le valía era el sí.

“¿Vas a maldecir mi casa a los ojos del Señor por tu orgullo, Matán?”, enojado con la negativa a aceptar su invitación le soltó Cleofás. Matán se rió y dio su brazo a torcer.

Ignoraba Cleofás, como ya he dicho antes, el nerviosismo con el que esperaban a Matán y su hijo en Jerusalén. E ignoraba Cleofás, con aún más razón porque era cosa de Dios, que al invitar a Jacob a su casa le traía a su hija Ana el hombre de sus sueños de regalo de Pascua.

Una vez Matán y su hijo instalados en la casa de Cleofás, concluidas las presentaciones, Zacarías y el abuelo Matán entraron en conversaciones privadas. Conociendo a nuestro Zacarías no es difícil adivinar qué iba buscando ni qué tipo de rodeos se marcó para llevar al padre de Jacob al tema que le tenía a su Saga el alma en vilo. En este capítulo no vamos ni siquiera a intentar reproducir una conversación entre algo más que un mago y un hombre de campo sin oficio en las artes del Logos. Donde sí voy a centrar el punto de mira es en el pálpito de aquella Isabel cuando puso sus ojos la primera vez en el hijo de Matán.

Isabel aprovechó la conversación entre hombres para coger del brazo al joven y envolverlo en su gracia. Desde el primer momento que Isabel vio al hijo de Matán le entró en el alma un rayo de luz sobrenatural, algo que ella no podía explicar en palabras pero que la impulsaba a hacer lo que hacía como si la propia Sabiduría le hubiera susurrado al oído sus planes; y ella, encantada de ser su confidente, hacía como que renunciaba a su cuerpo y capitulaba su dirección en favor de su divina cómplice.

Sonrisa sobre sonrisa, la del hombre joven frente a la de la belleza madura, Isabel cogió a Jacob del brazo, lo apartó de la mirada de los hombres, y le presentó la joya de su casa, su sobrina Ana.

 

19.

ANA, MADRE DE MARIA DE NAZARET. SOBRINA NIETA DE ISABEL LA DE ZACARIAS, PADRE DE JUAN EL BAUTISTA

 

EL CORAZÓN DE MARÍA. HISTORIA DE JESUS DE NAZARET.

Cuarta Parte.

La Hija de Salomón

 

 

 

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