Capítulo
19 (cont.) |
|
Entrada triunfal en Jerusalén
|
|
19 |
29 |
Al
acercarse a Betfagé y Betania, en el monte llamado de los
Olivos, envió a dos de sus discípulos, |
30 |
diciéndoles:
Id a la aldea de enfrente, y, entrando en ella, hallaréis
un pollino atado, que todavía no ha sido montado por nadie;
desatadlo y traedlo. |
31 |
Y
si alguno os dijere: ¿Por qué lo soltáis? diréis así: El Señor
tiene de él necesidad. |
32 |
Fueron
los enviados y lo hallaron así como les había dicho. |
33 |
Desatando
ellos el pollino, les dijeron sus amos: ¿Por qué desatáis
el pollino? |
34 |
Les
respondieron: El Señor tiene necesidad de él. |
35 |
Lo
llevaron a Jesús, y, echando sus mantos sobre el pollino,
montaron a Jesús. |
36 |
Según
El iba, extendían sus vestidos en el camino. |
37 |
Cuando
ya se acercaba a la bajada del monte de los Olivos, comenzó
la muchedumbre de los discípulos a alabar alegres a Dios a
grandes voces por todos los milagros que habían visto, |
38 |
diciendo:
¡Bendito el que viene, el Rey, en nombre del Señor! ¡Paz en
el cielo y gloria en las alturas! |
39 |
Algunos
fariseos de entre la muchedumbre le dijeron: Maestro, reprende
a tus discípulos. |
40 |
El
contestó y dijo: Os digo que, si ellos callasen, gritarían
las piedras. |
|
|
|
El
llanto sobre Jerusalén |
|
|
41 |
Así
que estuvo cerca, al ver la ciudad, lloró sobre ella, diciendo: |
42 |
¡Si
al menos en este día conocieras lo que hace a la paz tuya!
Pero ahora está oculto a tus ojos. |
43 |
Porque
días vendrán sobre ti, y te rodearán de trincheras tus enemigos,
y te cercarán, y te estrecharán por todas partes, |
44 |
y
te abatirán al suelo a ti y a los hijos que tienes dentro,
y no dejarán en ti piedra sobre piedra por no haber conocido
el tiempo de tu visitación. |
|
|
|
Expulsión
de los vendedores |
|
|
45 |
Entrando
en el templo, comenzó a echar a los vendedores, |
46 |
diciéndoles:
Escrito está: Y será mi casa casa de oración; perovosotros
la habéis convertido en cueva de ladrones. |
47 |
Enseñaba
cada día en el templo; pero los príncipes de los sacerdotes
y los escribas, así como los primates del pueblo, buscaban
prenderle, |
48 |
y
no sabían qué hacer, porque el pueblo todo estaba pendiente
de El escuchándole. |
|
|
Capítulo
20 |
|
Origen
de los poderes de Jesús |
|
|
1 |
Aconteció
uno de aquellos días que, enseñando El al pueblo en el templo
y evangelizándolo, se presentaron los príncipes de los sacerdotes
y los escribas con los ancianos, |
2 |
y
le dirigieron la palabra, diciendo: Dinos con qué poder haces
estas cosas o quién te ha dado ese poder. |
3 |
Tomando
la palabra, les dijo: También quiero yohaceros una pregunta;
decidme, pues: |
4 |
El
bautismo de Juan, ¿procedía del cielo o de los hombres? |
5 |
Ellos
comenzaron a cavilar entre sí, diciéndose: Si decimos: Del
cielo, dirá: ¿Por qué no habéis creído en él? |
6 |
Si
decimos: De los hombres, todo el pueblo nos apedreará, porque
está persuadido de que Juan era un profeta. |
7 |
Así,
respondieron que no sabían de dónde procedía. |
8 |
Jesús
les dijo: Pues tampoco os digo yo con qué poder hago estas
cosas. |
|
|
|
Parábola
de los viñadores |
|
|
9 |
Y
comenzó a decir al pueblo esta parábola: Un hombre plantó
una viña y la arrendó a unos viñadores y se partió de viaje
para largo tiempo. |
10 |
Al
tiempo oportuno envió un siervo a los viñadores para que le
diesen de los frutos de la viña; pero los viñadores le azotaron
y le despidieron con las manos vacías. |
11 |
Volvió
a enviarles otro siervo, y a éste también le azotaron, le
ultrajaron y le despacharon de vacío. |
12 |
Aún
les envió un tercero. Y también a éste le echaron fuera después
de haberle herido. |
13 |
Dijo
entonces el amo de la viña: ¿Qué haré? Enviaré a mi hijo amado;
a lo menos a éste le respetarán. |
14 |
Pero,
en viéndole los viñadores, se hablaron unos a otros, diciendo:
Este es el heredero; matémosle y será nuestra la heredad. |
15 |
Y,
arrojándole fuera de la viña, le mataron. ¿Qué hará, pues,
con ellos el amo de la viña? |
16 |
Vendrá
y hará perecer a esos viñadores y dará la viña a otros. Oyendo
lo cual, dijeron: No ocurra tal. |
I7 |
El,
fijando en ellos su mirada, les dijo: Pues ¿qué significa
aquello que está escrito: La piedra que reprobaron los edificadores,
ésa ha venido a ser cabecera de esquina? |
18 |
Todo
el que cayere contra esa piedra se quebrantará, y aquel sobre
quien ella cayere quedará aplastado. |
|
|
|
El
tributo al Cesar |
|
|
19 |
Los
escribas y príncipes de los sacerdotes quisieron echarle mano
en aquella hora, porque conocieron que a ellos iba dirigida
aquella parábola; pero temieron al pueblo. |
20 |
Quedándose
al acecho, enviaron espías, que se presentaron como hombres
justos, para sorprenderle en su doctrina, de manera que pudieran
entregarle a la autoridad y poder del gobernador. |
21 |
Le
preguntaron diciendo: Maestro, sabemos que hablas y enseñas
con rectitud y no tienes miramientos, sino que enseñas según
la verdad los caminos de Dios. |
22 |
¿Nos
es lícito a nosotros pagar tributo al César? |
23 |
Viendo
El su malicia, les dijo: |
24 |
Mostradme
un denario. ¿De quién es la efigie y la inscripción que tiene?
Dijeron: Del César. |
25 |
Y
El les respondió: Pues dad al César lo que es del César y
a Dios lo que es de Dios. |
26 |
No
pudiendo sorprenderle en sus palabras delante del pueblo,
y maravillados de su respuesta, callaron. |
|
|
|
La
resurrección de los muertos |
|
|
27 |
Se
acercaron algunos saduceos, que niegan la resurrección, y
le preguntaron, |
28 |
diciendo:
Maestro, Moisés nos ha prescrito que, si el hermano de uno
viniere a morir con mujer, pero sin hijos, su hermano tome
la mujer para dar descendencia a su hermano. |
29 |
Pues
había siete hermanos, y el primero tomó mujer y murió sin
dejar hijos. |
30 |
También
el segundo |
3l |
y
el tercero tomaron la mujer, e igualmente los siete, y no
dejaron hijos y murieron. |
32 |
Por
fin, murió también la mujer. |
33 |
En
la resurrección, ¿de cuál de ellos será mujer? Porque los
siete la tuvieron por mujer. |
34 |
Díjoles
Jesús: Los hijos de este siglo toman mujeres y maridos. |
35 |
Pero
los juzgados dignos de tener parte en aquel siglo y en la
resurrección de los muertos, ni tomarán mujeres ni maridos, |
36 |
porque
ya no pueden morir y son semejantes a los ángeles e hijos
de Dios, siendo hijos de la resurrección. |
37 |
Pues
que han de resucitar los muertos, el mismo Moisés lo da a
entender en el pasaje de la zarza, cuando dice: El Señor,
Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacob. |
38 |
Dios
no es Dios de muertos, sino de vivos, porque para El todos
viven. |
39 |
Tomaron
entonces la palabra algunos escribas y dijeron: Maestro, muy
bien has dicho. |
40 |
Porque
ya no se atrevían a proponerle ninguna cuestión. |
|
|
|
El
origen del Mesías |
|
|
41 |
Entonces
les dijo El: ¿Cómo dicen que el Mesías es hijo de David? |
42 |
Pues
el mismo David dice en el libro de los Salmos: “Dijo el Señor
a mi Señor: Siéntate a mi diestra |
43 |
hasta
que ponga a tus enemigos por escabel de tus pies.” |
44 |
Pues
si David le llama Señor, ¿cómo es hijo suyo? |
45 |
Oyéndole
todo el pueblo, dijo a sus discípulos: |
46 |
Guardaos
de los escribas, que gustan de ir vestidos de largas túnicas,
y buscan los saludos en las plazas, y los primeros asientos
en las sinagogas, |
47 |
mientras
devoran las casas de las viudas y hacen ostentación de largas
oraciones. Estos tendrán un juicio más severo. |